viernes, 17 de marzo de 2023

THE MYSTERY OF MAN

  

The Mystery of Man

(Una obra sobre el hombre de la Sábana Santa)


 


 

 Introducción

Este 15 de marzo se dio por clausurada la exposición que bajo el título de “The Mystery of Man” se ha llevado a cabo en la Catedral de Salamanca. Una exposición que ha atraído a más de 70.000 visitantes lo que da cuenta del enorme interés que ha suscitado.

Nos acercamos a celebrar la Semana Santa donde los cristianos de todos los rincones del mundo nos reuniremos para conmemorar el Misterio Pascual, la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor, el centro de nuestra fe. En la antesala de la Pasión Pilato saca al lisostrotos un hombre despojado de toda gloria y honor para entregarlo a las multitudes para que decidan por su suerte. Lo presenta diciendo “Aquí tenéis al hombre”. En ese hombre, Jesús de Nazaret se iba a desvelar el misterio del hombre y de Dios.



THE MYSTERY OF MAN

En realidad, el hombre sigue siendo un desconocido para el hombre mismo. Muchos son los interrogantes y los desequilibrios que fatigan al mundo moderno. Son muchas las paradojas y las contradicciones, muchos los elementos que se combaten en el propio interior del hombre. A fuer de criatura, el hombre experimenta múltiples limitaciones; se siente, sin embargo, ilimitado en sus deseos y llamado a una vida superior. Atraído por muchas solicitaciones, tiene que elegir y que renunciar. Más aún, como enfermo y pecador, no raramente hace lo que no quiere y deja de hacer lo que querría llevar a cabo. Por ello siente en sí mismo la división, que tantas y tan graves discordias provoca en la sociedad.

Son muchos los que, tarados en su vida por el materialismo práctico, no quieren saber nada de la clara percepción de este dramático estado, o bien, oprimidos por la miseria, no tienen tiempo para ponerse a considerarlo. Otros esperan del solo esfuerzo humano la verdadera y plena liberación de la humanidad y abrigan el convencimiento de que el futuro del hombre sobre la tierra saciará plenamente todos sus deseos. Y no faltan, por otra parte, quienes, desesperando de poder dar a la vida un sentido exacto, alaban la insolencia de quienes piensan que la existencia carece de toda significación propia y se esfuerzan por darle un sentido puramente subjetivo. Sin embargo, ante la actual evolución del mundo, son cada día más numerosos los que se plantean o los que acometen con nueva penetración las cuestiones más fundamentales: ¿Qué es el hombre? 

Cree la Iglesia que Cristo, muerto y resucitado por todos, da al hombre su luz para descubrir su vocación, destino y misión en esta tierra. La Iglesia cree que la clave, el centro y el fin de toda la historia humana se halla en su Señor y Maestro. Afirma además la Iglesia que bajo la superficie de lo cambiante hay muchas cosas permanentes, que tienen su último fundamento en Cristo, quien existe ayer, hoy y para siempre. Bajo la luz de Cristo, imagen de Dios invisible, primogénito de toda la creación, el Concilio habla a todos para esclarecer el misterio del hombre. 

En realidad, el misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado. Porque Adán, el primer hombre, era figura del que había de venir, es decir, Cristo nuestro Señor, Cristo, el nuevo Adán, en la misma revelación del misterio del Padre y de su amor, manifiesta plenamente el hombre al propio hombre y le descubre la sublimidad de su vocación. (Constitución Gadium et Spes del Vaticano II. 10, 21)

Muchos son los que han querido indagar en la identidad del hombre Jesús de Nazaret. Unos queriendo rescatar su legado otros, detractores, queriendo borrarlo de la historia. No fue un super hombre, no fue un mito, tampoco fue un simple héroe, fue y es el Hijo de Dios vivo. No se trata de una persona muerta, se trata de alguien que resucitó y sigue vivo. Alguien que cambió el destino de la historia humana.

No se puede probar su resurrección a través de datos simplemente científicos. Se trata de una cuestión de fe. Pero hay signos evidentes que dan certeza de este evento sobrenatural. La Sábana Santa es un vestigio que siga abriendo interrogantes a los más incrédulos. La Sábana que envolvió el cuerpo de Jesús se conserva aún intacta. Es una sábana de lino, de 4,36m de largo y 1,10m de ancho. Sobre ella se ven enseguida, además de las dos líneas oscuras y de los triángulos blancos, signos de quemaduras (un incendio en 1532), las huellas de una imagen - frontal y dorsal - de un hombre muerto por crucifixión.

Esta exposición ha sido una ocasión única para acercarse al misterio de este Hombre, el Hombre de la Sábana Santa. Sin renunciar a su explicación científica, ofreciendo a nuestros visitantes numerosos elementos para tratar de alguna manera desvelar el misterio de este hombre: Jesús de Nazaret.

 


1.  La exposición “The Mystery of Man” en la Catedral de Salamanca 

En una de las más emblemáticas catedrales de España, la de Salamanca, fue abierta el 13 de octubre de 2022 la exposición de la obra de arte hiperrealista y volumétrica “The Mystery Man”, fruto del estudio de la Sábana Santa. Un trabajo de más de 15 años realizado por artistas españoles.

La Catedral de Salamanca ya ofreció con anterioridad dos exposiciones de “Las Edades del Hombre” y ahora ofrece esta exposición como algo nuevo y novedoso. La ciudad acoge desde mediados de octubre la exposición “The Mystery Man”, en la Catedral nueva. Tras su paso en primicia mundial por Salamanca, viajará por los cinco continentes. La exposición “The Mystery Man” girará en torno a la figura de Jesucristo y está basada en el estudio de la Sábana Santa, de una forma nunca antes representado.

En la Catedral de Salamanca se muestra una obra de arte hiperrealista y volumétrica del cuerpo de Cristo, la exposición “peregrina” que irá por los cinco continentes. La exposición está abierta a todos los públicos y muestra en 600 metros cuadrados cuatro salas que narran la pasión y muerte de Cristo, finalizando con impresionante obra del cuerpo de Jesús de Nazaret, según los datos históricos y científicos de la Sábana Santa.

La exposición ofrece una experiencia inmersiva sin precedentes para descubrir al “hombre de la Sábana Santa”. Una antología de 15 años de estudio sobre la Síndone de Turín. Esta exposición se lleva a cabo gracias a la valentía de Arti Splendore y de la Catedral de Salamanca que han apostado por el proyecto de la exposición. La exposición “The Mystery Man” es una obra realizada en calidad hiperrealista, basada en los estudios de la imagen del “hombre de la Sábana Santa”. Ha sido creada con base en estudios 3D, introduciendo minuciosamente en ella, los distintos estudios publicados sobre la Síndone a lo largo de su historia. Sangre, heridas, medidas y posición del cuerpo.

La exposición está compuesta por cuatro partes: en primer lugar, la musealización con audioguía y mostrando objetos de la historia; un video mapping enseñando de manera digital características de la Sábana Santa; y la sala inmersiva con muestra artística del rostro de Jesús; y finalmente el hiperrealismo, con el cuerpo de Jesús según las características de la Sábana Santa.  

Los 15 años de estudio sobre la Síndone (la Sábana Santa de Turín), de un grupo de artistas e investigadores culminan con una escultura hiperrealista de “El hombre de la Sábana” que los visitantes podrán disfrutar en grupos reducidos. Una reliquia a la que se atribuye haber envuelto a Jesús tras su muerte. Durante años ha ido generando numerosas preguntas a científicos y teólogos, como las incógnitas sobre cómo ha podido formarse la imagen en la tela sin pigmentos.

En 600 metros cuadrados ubicados en el trascoro de la Catedral Nueva, los visitantes de esta exposición recorrerán seis salas. La primera de ellas, sobre la figura de Jesús de Nazaret; la segunda, sobre su condena y muerte a través de varios objetos, como la cruz o las 30 monedas de Judas. Después, recorrerán un concepto más expositivo, con un sistema de audioguía para relatar toda la historia de la Sábana Santa y verlo de una manera sencilla. Además, se puede ver una sala forense y de lectura de la Sábana Santa.

Las nuevas tecnologías también están presentes con un vídeo mapping de la Sábana Santa y una sala inmersiva, donde se repasa la historia de toda la pintura cristiana y cómo ha relatado a Jesús de Nazaret. La exposición “The Mystery Man” es un recorrido histórico, arqueológico y artístico con las tecnologías más novedosas sobre Jesús de Nazaret. El broche de oro de la muestra es una representación hiperrealista y volumétrica del hombre de la Sábana Santa como nunca antes se había realizado.

El artista Álvaro Blanco, el Comisario de la Exposición The Mystery Man expresó en su inaguración: “Estamos ante una obra realizada con la técnica hiperrealista en la que se han introducido todos los detalles que salen en la Sábana Santa, si bien ha habido unos estudios anteriores y como novedad lo que tenemos es entender que la imagen de Jesús es la imagen más representada de toda la historia”

Álvaro Blanco explicó que trabajó con un grupo de artistas que buscaban “realizar una figura lo más real posible a lo que sucede en esa Sábana Santa”. Álvaro Blanco afirmó que es el trabajo de más de 15 años de estudio sobre la Sábana Santa.

Los organizadores de la muestra artística, Arti Splendore, informan que además de Salamanca esperan en los próximos meses estar presentes en otras de Europa, y de manera especial en Lisboa para la Jornada Mundial de la Juventud en el 2023, y en Roma en el 2025 en el marco del Jubileo de la Misericordia.   

La exposición que estaba prevista que permaneciera en Salamanca hasta el mes de diciembre se ha extendido hasta el próximo 15 de marzo debido a su excelente acogida. Posteriormente comenzará el recorrido por los cinco continentes. Salamanca ha sido el lugar elegido para la presentación en primicia mundial de la exposición; pero ésta peregrinará por todo el mundo. A partir de 2023 estará presente en otras ciudades de los 5 continentes. En España tras Salamanca viajará a Guadix, Granada.

La exposición “The Mystery Man”, que ha permanecido en la Catedral de Salamanca desde el 13 de octubre del 2022, ha cerrado sus puertas este miércoles 15 de marzo del 2023 con un total de 70.000 visitantes.


 


2. El misterio se ha hecho carne

El Obispo de la Diócesis de Salamanca, monseñor José Luis Retana, en el día de su inauguración expresó su parecer al visitar la exposición: “La verdad es que ponerse delante de lo que es una representación hiper realista de lo que Jesús sufrió y murió da impresión”.

Monseñor Retana aseguró que el cuerpo del hombre de la Sábana Santa puede representar “la concreción del amor de Dios que se hace carne en Jesucristo que muere, como un malhechor, como un sacrificio terrible, por nuestra salvación. No existe en el mundo un amor mayor”. 

Monseñor Retana explicó que “el misterio se ha hecho carne, pero se ha hecho carne para morir por nosotros, y resucitar después. Creo que la exposición puede ayudar a la fe de los creyentes y suscitar interrogantes a los no creyentes”.

La persona de Jesús de Nazaret sigue levantando preguntas. Si Dios se ha hecho hombre, en torno a ese hombre gira toda la condición humana. Si en cambio ese hombre no hubiera sido lo que fue y hubiera sido un embaucador o un loco media humanidad estaría perdiendo la mitad de sus vidas.

Aunque el Hijo de Dios se hiciera hombre su identidad permaneció oculta como un misterio mientras vivía. El misterio de Jesús solo se esclarece a la luz de la resurrección. Muchos le seguían cuando predicaba, pero a la mayor parte, les interesaba más los milagros que hacía que todas las palabras que salían de sus labios. De hecho incluso los que le seguían más de cerca lo abandonaron. Cuando llegó el momento de la prueba y rugió la tormenta de la persecución en la Pascua y en su Pasión tan solo su madre algunas mujeres y uno de sus discípulos lo acompañaron en su agonía. La tarde de aquel viernes cuando la losa de del sepulcro se cerró sobre su cuerpo, nadie habría dado un céntimo por su memoria. Parecía como si aquella vida se hundiera en el silencio del olvido de la noche. Pero él resucito y veinte siglos después la historia sigue girando en torno a aquel hombre.




2.1 Un interrogante que sigue abierto

2000 años después de su vida y de su muerte se siguen escribiendo libros sobre su persona. Su historia ha servido como inspiración para la mitad de todo el arte que han producido los mejores artistas. El mundo de hoy se sigue preguntando ¿Quién es ese hombre por quien tantos han muerto a quien tantos han amado, en cuyo nombre siguen creyendo?, ¿Quién es ese hombre que parece llamar a la entrega total de la vida?

El hombre de hoy parece no haber respondido a esta pregunta y quien no la responde puede estar seguro de que no ha encontrado aún el sentido de la vida. Es una pregunta que urge contestar por qué si es lo que dijo de sí mismo, o si es lo que dicen de él sus discípulos, ser hombre es algo muy distinto de lo que nos imaginamos mucho más importante de lo que creemos.

“El hombre que quiere comprenderse hasta el fondo a sí mismo, no solamente según criterios y medidas del propio ser inmediatos, parciales, a veces superficiales e incluso aparentes, debe, con su inquietud, incertidumbre e incluso con su debilidad y pecaminosidad, con su vida y con su muerte, acercarse a Cristo. Debe, por decirlo así, entrar en Él con todo su ser, debe «apropiarse» y asimilar toda la realidad de la Encarnación y de la Redención para encontrarse a sí mismo” (Juan Pablo II, Redemptor hominis 10).



 

3. EL DESARROLLO DE LA EXPOSICION: LAS SEIS SALAS:

La exposición, apoyándose en las nuevas tecnologías  se desarrolla con carácter inmersivo y  trata que el visitante haga todo un recorrido histórico, artístico y científico para irse introduciendo poco a poco en em misterio del hombre: Jesús de Nazaret. A lo largo de seis salas se desglosan los aspectos más importantes de uno de los grandes enigmas de la historia: ¿Quién era el hombre de la Sábana Santa?

El desarrollo de la exposición ofrece todo un recorrido  sobre los estudios de la Síndone, su impacto en el mundo cristiano y en la representación de la imagen de Jesús, e invita al visitante a viajar a través del tiempo y más allá de la ciencia.




3.1 Sala 1. Jesús de Nazaret

Jesús de Nazaret, se presenta como figura central del cristianismo. La imagen de Jesús ha sido representada de múltiples formas a lo largo de la Historia, manteniendo siempre su importancia como elemento central del cristianismo. Los visitantes a medida que se introducen en el recorrido de las salas podrán conocer la historia de Jesucristo y su rostro.

SALA 1:


JESUS DE NAZARET: EL PERSONAJE CENTRAL DEL CRISTIANISMO

 



            La búsqueda del Jesús histórico 

Durante siglos muchas fueron las formulaciones dogmáticas sobre el Hijo de Dios que dieron lugar a toda clase de herejías.  Hoy lo difícil no es aceptar que Cristo sea Dios, lo difícil es descubrir a Dios en su humanidad. Durante el último siglo muchos estudiosos indagaron sobre la persona Jesús de Nazaret. Muchos han intentado reconstruir con suficientes datos históricos y garantías científicas la verdadera historia del hombre Jesús de Nazaret. Aunque realmente lo que interesa no es el Jesús histórico sino el Jesús de la fe, la búsqueda del Jesús histórico es necesaria porque la predicación de la fe quiere conducir al hombre a un encuentro existencial con la persona, Jesús de Nazaret. Todos creyentes y no creyentes están invitados a hacer la experiencia de una inmersión en este misterioso personaje. Incluso el creyente no solo quiere creer en algo o en una doctrina sino en alguien y quiere saber todo lo que pueda de ese alguien.




            Los relatos evangélicos de la Pasión tienen fuentes históricas y también el sudario. 

Jesús de Nazaret no fue una invención, fue una persona histórica. Jesucristo nació en tiempos del emperador César Augusto, y murió en tiempos del emperador Tiberio. De Jesucristo nos hablan los historiadores paganos de la época. Plinio el Joven, (61-113) que fue gobernador romano de Bitinia (Asia Menor) el año 112, en carta al emperador Trajano, hablando de los cristianos que se negaban a ofrecer sacrificios al emperador, dice que «se reunían al amanecer para cantar himnos a Cristo, su Dios». 

Flavio Josefo, (37-100 dC) que participó en la guerra de los judíos entre los años 66 y 70, escribe en el año 93 del siglo I: «Por aquel tiempo apareció Jesús, hombre excepcional, si le podemos llamar hombre, pues realizó prodigios sorprendentes... Tanto entre los judíos como entre los griegos tenía muchos discípulos que le seguían. Por denuncia de los jefes del pueblo, Pilato le hizo condenar al suplicio de la cruz. Pero ello no impidió que sus discípulos continuaran amándolo como antes. A los tres días de su muerte apareció vivo». Cayo Suetonio (70-140 dC) historiador de los césares desde Augusto hasta Domiciano, en su «Vida de los doce Césares» compuesta entre los años 110 y 120 alude dos veces a los cristianos. Una en la vida de Nerón y otra en la de Claudio. También habla de los cristianos Cornelio Tácito,  gran historiador, discípulo de Plinio el Viejo. Al relatar el año 100 el incendio de Roma por orden de Nerón el año 64, dice: «... se imputó a los cristianos que toman su nombre de Cristo, el cual durante el imperio de Tiberio, había sido condenado a muerte por el Procurador Poncio Pilato». 

Según describen los evangelios tras la muerte de Jesús después de bajarlo de la cruz, lo envolvieron en una Sábana y lo pusieron en el sepulcro. (Lc 23, 33) 

Pedro y Juan se dirigieron al sepulcro. Juan llegó el primero e inclinándose para mirar, ve los lienzos en el suelo. Luego entró Pedro y vio los lienzos por el suelo y el sudario con el que habían envuelto a Jesús doblado en otra parte. (Jn 20, 3-7) 

Nuestra fe se basa en la experiencia de Cristo muerto y resucitado. La Sábana Santa no es un objeto de fe sino un vestigio del pasado que nos abre al misterio de la fe que profesamos. Los relatos evangélicos nos hablan que los apóstoles encontraron en la sepultura de Jesús una sábana en la que fue envuelto el Cuerpo de Jesús y un sudario. 

En esta sala se analiza la representación de la figura de Jesús de Nazaret en el cristianismo. La imagen de Jesús ha sido representada de múltiples formas a lo largo de la historia, manteniendo siempre su importancia como elemento central del cristianismo.




            La búsqueda de la primera imagen

El anhelo por dar con el rostro de Jesús responde a una sed profunda en el hombre y en el creyente. Señor muéstrame tu rostro. Mi alma tiene sed de Dios del Dios vivo como poder acceder al rostro de Dios. Durante siglo se prohibió cualquier representación de Dios para no caer en el culto a las imágenes pero la encarnación del Hijo de Dios marcó un verdadero hito en la historia. En Jesús de Nazaret Dios se hizo carne, tomo un rostro y quiso ser visto entre nosotros. “Pudimos contemplar su rostro lleno de gracia y de verdad” (Jn 1, 14). “A Dios nadie le vio jamás, el Hijo Único que estaba en el seno de Dios nos lo dio a conocer” (Jn 1, 18)

Muchos han sido los rostros que los artistas han plasmado de la persona de Jesús. Quizá la suma de los afanes de todos los hombres de la historia, termine por parecerse un poco a su rostro verdadero, el rostro santo que solo acabaremos de descubrir “al cruzar la otra orilla”, el rostro que demuestra que sigue valiendo la pena ser hombres, el rostro de la Santa Humanidad de nuestro Dios.

Este anhelo ha llevado a muchos a indagar sobre la primera imagen que se encontró del rostro de Jesús. Muchos se remiten a la tradición cuando su imagen quedó impresa en aquel pedazo de velo de la Verónica cuyo nombre hace relación a la verdadera imagen , el verdadero rostro de Jesús.

Esto explica que las dos reliquias más buscadas después de la muerte de Jesús fueran la sábana santa y el santo sudario que los apóstoles encontraron en el sepulcro vacío.




            El primer icono, Mandylion

Una posible historia precedente vio la Sábana Santa en Oriente, en Edesa, Constantinopla, de donde habría sido transportada en Europa durante las Cruzadas.

La primera imagen que se recoge de la imagen de Jesús es el “Mandylion”. El mandylion en griego significa tela o pañuelo. La imagen se descubrió en Edesa y era una tela pequeña , venerada por las comunidades cristianas orientales, en la que se representaba el rostro de Jesús . Se creía que la imagen era de origen milagroso y por eso se la llamó acheropita , es decir, "no hecha por manos humanas".

El mandylion se mantuvo inicialmente en Edesa de Mesopotamia (ahora Urfa , Turquía ). 

En el siglo X se trasladó a Constantinopla . Todo rastro de ella se perdió en 1204 , cuando la ciudad fue saqueada durante la Cuarta Cruzada . Algunos estudiosos creen que se trataba de la misma tela conocida hoy como la Sábana Santa de Turín

La primera mención del mandylion se remonta al siglo VI . Su origen se explica de forma legendaria: en su Historia Eclesiástica ( 325 ), Eusebio de Cesarea narra que Abgar V Ukama ("el Negro"), rey de Edesa ( 4 a. C. – 7 , 13 – 50 ), estaba enfermo; enterado de la existencia de Jesús que obraba milagros, envió un enviado para que trajera una imagen de su rostro. Esta tela con la llamativa imagen de aqueropita (es decir, "no hecho por manos humanas"), fue llevado al rey, quien después de ver el rostro de Cristo fue curado milagrosamente de la enfermedad. Entonces Abgar hizo fijar la imagen en una mesa decorada con oro.

Jesús no fue a Edesa, pero después de su Ascensión al cielo, el Apóstol Tomás fue a Edesa a predicar, enviando a uno de sus discípulos, Tadeo , en la corte del soberano para catequizarlo y bautizarlo.

Egeria, peregrina a Edesa en 384 , relata que el obispo de la ciudad, al hacerle visitar los lugares notables, la condujo hasta la Puerta de los Baluartes por donde había entrado Hannan con el rostro de Jesús.

Las primeras noticias fidedignas de la presencia del mandylion en Edesa se remontan a mediados del siglo VI . En 544 la ciudad fue sitiada por los sasánidas dirigidos por el rey Cosroe I Anushirvan : según Evagrius Scholasticus (594), la ciudad fue liberada del asedio gracias a la imagen sagrada. Incluso un himno siríaco contemporáneo considera la existencia de esa imagen milagrosa ya conocida y adquirida.

Según la tradición, el paño con la imagen acheropita de Cristo fue encontrado en un nicho dentro de un muro sobre una puerta de la ciudad. Algunos dan crédito a esta tradición, creyendo que el mandylion había sido escondido siglos antes debido a la persecución y luego olvidado; el descubrimiento puede haber ocurrido durante los trabajos de reconstrucción que siguieron a la catastrófica inundación del Daisan, la vía fluvial que cruza Edesa, que ocurrió en el año 525 . La noticia de este diluvio la da a conocer un autor de la época, Procopio de Cesarea . Muchos monumentos bíblicos fueron dañados o destruidos. Justiniano I emprendió una reconstrucción monumental de la ciudad de Constantinopla, que también benefició a la iglesia principal, Santa Sofía .

Jack Markwardt, por su parte, ha adelantado la hipótesis de que el mandylion (que identifica con la Sábana Santa ) llegó a Edesa recién en el año 540 , lo que explicaría la ausencia de noticias previas: antes de esa fecha se habría guardado en Antioquía . El transporte se habría producido cuando la ciudad, cuatro años antes que Edesa, fue atacada por Cosroe y muchos huyeron ante la inminencia del asedio.

Una pequeña capilla situada a la derecha del ábside estaba destinada al mandylion ; se guardaba en un relicario y no se exponía a la vista de los fieles.

Cuando Edesa fue ocupada por los musulmanes, el mandylion se mantuvo allí durante algún tiempo. Sin embargo, comenzaron a surgir temores por su destino; luego en 944 el bizantino domestikos (general) Juan Curcuas , a cambio de 200 prisioneros musulmanes, lo recuperó para llevárselo a Constantinopla . Aquí llegó acompañada de una multitud jubilosa y colocada con una suntuosa ceremonia por el basileus Constantine Porphyrogenitus en la Iglesia de la Virgen de Pharos (su llegada fue conmemorada en una fiesta litúrgica de aniversario, el 16 de agosto). 

En algunos cánones compuestos para esta fiesta se hace mención a la imagen y se le atribuye un poder taumatúrgico. Posteriormente el mandylion fue trasladado a Blachernes, muy cerca de la residencia imperial, para subrayar la especial veneración que le reservaban los emperadores.

Juan Damasceno (muerto en 749) menciona la imagen en su obra en defensa de las imágenes sagradas, recordando sin embargo la tradición según la cual Abgar, habiendo pedido una imagen de Jesús, obtuvo una tela en la que Jesús imprimió milagrosamente su propia imagen. La tela se describe como oblonga y no cuadrada, como afirman otras tradiciones, sin mencionar ningún plegado de la tela en sí.

En 1204 la Cuarta Cruzada terminó con el asedio y saqueo de Constantinopla, y el mandylion desapareció. Se desconoce su destino posterior.

 


3.2 Sala 2 – La condena y muerte de Jesús de Nazaret

Nos adentramos al momento culmen del misterio Pascual donde se desvelara la identidad del que osaba llamarse el Hijo de Dios. El centurión que lo ajusticiaba exclamó “verdaderamente este hombre era el Hijo de Dios”. Algunos han dicho que los evangelios no son más que un relato de la Pasión (el kerigma) con una introducción prolija. Lo que si es verdad que se construyeron a partir de este anuncio del kerigma central de la fe: “El crucificado Jesús de Nazaret, ha resucitado”.

La Pasión según los evangelistas sinópticos no es un cierre feliz de la vida de un titán asombroso, es el escándalo de un hombre que termina siendo un reo de la muerte más ignominiosa. Jesús de Nazaret aclamado por las multitudes como el Mesías esperado el Domingo de Ramos va a entrar en Jerusalén en un pollino y a cargar sobre sus hombros el peso de una cruz, penetrando por el pestilente túnel de la angustia del desamparo y de la muerte.

Los relatos evangélicos que nos habían mostrado un Cristo sereno, seguro de sí mismo, desconocedor de la duda o del miedo, entrando en la Pasión, nos va a presentar a un hombre turbado, angustiado, tembloroso incapaz de mantenerse en pie, torturado y aplastado por el dolor, sufriendo el mayor tormento. Es la narración más cruda, más dramática, más desconcertante que va a acabar con el condenado y colgado como un maldito en la cruz.

Jesús va a ser sometido al mayor escarnio, a la mayor burla, a la mayor tortura. Condenado injustamente es injuriado, escupido, abofeteado y flagelado. La flagelación era utilizada como delito para los delitos menores pero en el caso de Jesús reo de muerte como antesala y preparación para la crucifixión. En el caso de Jesús cobró tal saña que los soldados casi le infringen la muerte. Nunca se podían dar mas de 40 azotes, se daban 39 para evitar errores en la cuenta. El reo era despojado de todos sus vestidos y amarrado a una columna baja de un metro de altura en la que había unas argollas de hierro para sujetar las muñecas del castigado. Sus espaldas quedaban, así curvadas, entregadas a los golpes del látigo.

En el caso de Jesús por los estudios que se han hecho del hombre de la sabana santa se utilizaron dos tipos: el flagelum, látigo de correhuelas de cuero trenzado que cortaba finos surcos en la piel y terminaba casi por desollar la víctima, y el flagrum, aún más cruel, formado por correas y cuerdas a cuyo extremo se ataban pequeñas piezas de hueso o boas de metal. Sus golpes eran más profundos y, bajo su impacto, saltaban los pedazos de la piel y de la carne arrancados del cuerpo del golpeado. 

Así vituperado, burlado flagelado y coronado de espinas lo presenta Pilato en el lisostrotos. Aquel hombre era un guiñapo, una piltrafa, un moribundo. Trastabillaba al andar, temblaba, enmudecía como un cordero llevado al degüello. Pilato se volvió a las multitudes diciendo: “Ved. Os lo traigo aquí fuera para que conozcáis que no hallo en él delito alguno… ahí tenéis al hombre“. (Jn 19,4-5)

Sus palabras iban, sin embargo, a cruzar la historia como una profecía: Jesús era verdaderamente el hombre, el hombre verdadero. El primer brote de esa humanidad nueva que solo en él alcanzaría toda su plenitud. Aquí la divinidad parecía eclipsada y la humanidad se mostraba paradójicamente en toda su grandeza, 

Tras sufrir la flagelación y la coronación de espinas fue clavado en una cruz y sepultado. Al tercer día resucitó de entre los muertos. En esta sala se encuentran piezas arqueológicas relacionadas con ese momento histórico, como ejemplo las 30 monedas de Judas. Una sala con reproducciones de piezas históricas.

 



 

 

SALA 2: CONTEXTUALIZACIÓN HISTÓRICA

 



¿Cómo fueron los últimos días de la vida Jesús y qué ocurrió en los posteriores tras su muerte? Tras sufrir la flagelación y la coronación de espinas fue clavado en una cruz y sepultado. Al tercer día resucitó de entre los muertos. En esta sala se encuentran piezas arqueológicas relacionadas con ese momento histórico. Entre los elementos que se recogen en la exposición destacan:

-Las treinta monedas de plata, el precio con el que tasaron el prendimiento de Jesús.


-Recreación de dos tipos de “flagrum” romanos, porque la condena solía ser realizada por dos individuos colocados a la derecha y a la izquierda. Esos flagrum romanos cuentan con las bolas taxilim que era lo que golpeaba contra el reo y provocaba verdaderas lesiones.


– Recreación del Titulus Crucis que fue encontrado en Roma y en donde se recupera, con un análisis caligráfico el títulus crucis escrito en los distintos idiomas: hebreo, latín y griego.


– Colección de 8 lanzas romanas de distintos modelos, entre las que se encuentra un modelo que se corresponde con la herida que tiene el hombre de la Sábana Santa en el costado derecho, en la quinta y sexta costilla con un diámetro de unos 4 cm.


– Recreación de la Cruz, del “estípite” del patíbulo. A diferencia de lo que se ha podido representar, la Cruz no era un elemento formado completo sino que el ‘estipite’ o palo principal, estaba clavado en los puntos de ejecución, y el reo cargaba con la parte de arriba de la cruz. 

 



            La crucifixión y muerte de Jesús

 

La muerte de Jesús fue la muerte más horrorosa que pudiéramos imaginar. Una muerte horrible en la que se concentraron todos los dolores que un ser humano pude aguantar. El agotamiento de quien no había comido ni dormido desde hacía muchas horas, la brutalidad de su flagelación, el esfuerzo para transportar la cruz, la vergüenza de soportar las burlas las ignominias, las heridas de los clavos y el ahogo del cuerpo que colgado en tensión y con la pérdida de la sangre padecía una horrible sed. Algo demasiado parecido a un sacrificio macabro y horrible.

 

Jesús fue crucificado. La cruz de Jesús era de las llamadas crux immisa, en la que los dos palos se cruzaban, crux subblimis, incrustando el travesaño en una cajuela abierta en el palo vertical. Esta forma parece ser efectivamente la de Jesús puesto que se colocó una tablilla con las razones de su condena sobre la cabeza de Jesús. Esta crux sublimes estaba a un metro de altura por encima de la tierra. De aquí se desprende según los relatos evangélicos qué el soldado que ajusticiaba a Jesús le alargara la esponja con vinagre y  que colocarán en la punta de la lanza una caña para aplacar su sed y que el que traspasara su costado también utilizar a una lanza para llegar hasta él. Los reos sí sujetaban bien con clavos o con cuerdas. En el caso de Jesús todo hace suponer que se utilizaron los clavos pues tanto Pilato como los judíos deseaban que aquella muerte terminará enseguida ya que se celebraba la fiesta religiosa de la Pascua.

 

En la colina denominada "el calvario" (lugar de la calavera) tenían preparado el lugar de la ejecución. Muy probablemente los agujeros excavados en la roca dónde levantar la cruz de Jesús y la de los dos ladrones que fueron ajusticiados con Jesús estaban ya hechos y habrían sido utilizados en otras crucifixiones. El travesaño horizontal que fue el que el reo llevó en su camino antes de la crucifixión estaba tirado en tierra. Sobre él hicieron acostarse a Jesús. Ataron probablemente sus brazos cerca de la muñeca por si se resistía a la hora de clavar los clavos. Uno de los soldados puso su rodilla sobre el brazo izquierdo de Jesús cogió con ambas manos su muñeca izquierda y bastó un golpe para atravesar la muñeca clavandola al madero con un clavo. Después puso sus rodillas sobre el brazo derecho y martillo en mano clavó también su mano derecha. El travesaño con la víctima clavada debía ser izado y encajado en la hendidura del palo vertical de la Cruz. Dos soldados agarraron los extremos del travesaño con horcas de madera mientras un tercero sujetaba Jesús fuertemente por la cintura. Así le pusieron de pie sujetando su espalda contra el palo vertical y luego entre varios más lo levantaron hasta montarlo sobre el sedile. Sujetaron con clavos los dos maderos para mayor seguridad. Un soldado empujó los pies de Jesús que colgaban contra el madero y lo sujetó fuertemente a la cruz con otro clavo. Una vez que todo esto concluyó desataron las cuerdas que aún amarraban los brazos de Jesús y ahora todo el peso del cuerpo descansó sobre los clavos.

 

¿Cómo hubieran podido sospechar entender o imaginar que allí se estaba jugando la hora más alta de la historia la que cambiará el sentido del universo la que devolvería su verdadero sentido a la humanidad?

 

 


 

            La deposición en el santo sepulcro

 

Después de pedir permiso a Pilato descendieron el cuerpo de Jesús. La tarea de desclavar al río era difícil y delicada tenía que hacerse lentamente si se quería tratar con mimo al cadáver. El pequeño grupo de los amigos de Jesús procedieron comenzaron por quitarle los clavos de los pies. Tras hacerlo las dos piernas cayeron de golpe. Luego vino la tarea de desencajar el travesaño horizontal con Jesús aún clavado. Cuidadosamente lo sacaron de la muesca exterior y el cuerpo unido al travesaño, qué parecía horriblemente pesado, fue postrado al suelo. Ya en el suelo sacaron los clavos de las manos y todo el cuerpo reposó sobre la roca. Probablemente María, la madre de Jesús, recibió el cuerpo de Jesús. Se sentó en el suelo y comenzó a limpiar su rostro mientras José de Arimatea y Nicodemo lavaron también su cuerpo ensangrentado con una esponja.

 

Después lo llevaron a darle sepultura. Antes de depositar al cuerpo se procedía al rito de la unción. Por la premura de enterrar el cuerpo antes de entrar en el sábado donde estaba prohibido, se procedió con prisa. Envolvieron su cuerpo con una sábana y la cabeza con un sudario. El cuerpo de Jesús fue depositado en una tumba donde nadie había sido enterrado. Pertenecía a José de Arimatea.

 

La tumba contada con dos diminutas recamaras. La recámara exterior tenía unos dos por dos metros y enfrente de la puerta de entrada estaba una segunda cámara con una puerta de un m de altura que era la que contenía propia sepultura. En esta segunda recámara habría un nicho con el tamaño justo para poner el cuerpo del difunto. Los tres hombres que tomaron el cuerpo de Jesús, con todo el esmero y cuidado como si pudiera romperse, lo introdujeron agachándose para pasar por el orificio que comunicaba las dos cámaras.  Lo depositaron en el compartimento interior, en el nicho. El nicho estaba tallado en piedra de manera que la cabeza quedará un poco más alta que el resto del cuerpo. Lo colocaron así piadosamente con el sudario sobre el rostro cubierto de vendajes y procedieron a cerrar la puerta. Había junto a ella una especie de rueda de molino de metro y medio de diámetro y un espesor entre 20 y 25 cm estaba sentada en una ranura curva calzada poroto gran trozo de roca 1 de los hombres empujó la rueda de piedra para que otro quitara la piedra que la calzada y luego tratando de frenarla en su caída la dejaron que se deslizara por el canalillo curvo en qué se asentaba. Giró la piedra hasta cubrir completamente la puerta y de nuevo la calzaron con piedras para que no se moviera.

 

 


 

            El lugar del santo sepulcro

 

Si hay que dudar de muchas de las reliquias que se atribuye a los lugares santos parece completamente inverosímil que los primeros cristianos olvidarán o desconocieran los lugares santos donde aconteció la muerte y la resurrección de Jesús. En el año 70 cuando aconteció el sitio de Jerusalén, hola vivían aún muchos de los cristianos que habían sido testigos de la muerte de Cristo y si no pudieron impedir que Herodes Antipas construyera sobre estos lugares, sí guardaron clara memoria de ellos. 


El emperador Adriano mandó a sus ingenieros que construyeron templos y estatuas idolátricas en los sitios santos más significativos para los judíos el foro de la nueva ciudad se construyó precisamente sobre el monte calvario a una costa de tener que rellenar la zona con inmensas cargas de escombros sobre el Santo sepulcro se erigió una estatua a Júpiter y en el lugar preciso de la Cruz se alzó un monumento a Venus los esfuerzos de Adriano iban a producir el fruto contrario al pretendido en lugar de destruir la religiosidad cristiana iban a precisar para las generaciones futuras los lugares exactos de los hechos cuya memoria se trataba de borrar.


El emperador Constantino movido por la presión de su madre Santa Elena decidió, en el año 326, construir una basílica en los lugares de la crucifixión y sepultura de Cristo que los cristianos supieron recordar. El emperador mandó construir sobre el lugar de sepulcro una hermosa basílica que se llamaría Anastasis (resurrección). En el centro de esta basílica primitiva estaba el lugar del Santo Sepulcro. En lugar de la crucifixión también fue recuperado. La colina del calvario había sido cortada en forma de cubo con una cara superior de 18 por 15 pies. Más tarde ambos lugares santos quedarían incluidos en la misma basílica tal y como se conserva hoy en la basílica del Santo Sepulcro de Jerusalén.

 


3.3 Sala 3. Aparece una sábana 

En 1357 encontramos la primera referencia a la tela que ahora es conocida como la Sábana Santa de Turín. En esta sala vivirás un recorrido histórico de la reliquia, desde su descubrimiento hasta el incendio de 1997. En 1357 aparece una sábana. En esta fecha encontramos la primera referencia a la tela que ahora es conocida como la Sábana Santa de Turín.

En este espacio, el visitante puede contemplar una réplica de la cripta con holograma y la recreación del incendio de la Sábana.

APARECE UNA SÁBANA

                                


La Sabana Santa, la Síndome de Turín

La Sábana Santa de Turín es una sábana de lino, de 4,36m de largo y 1,10m de ancho en donde aparece una doble figura frontal y dorsal. El Hombre de la Síndome, que fue envuelto en la Sabana Santa con miles de años de antigüedad parece no ser otro que Jesús de Nazaret. Estudios han querido comprobarlo pero sigue en pie la cuestión. Por otra parte, la tradición atestigua según testimonios recogidos que la Síndome de Turín es la mortaja de Jesús. 






            La Sábana Santa deja al descubierto algo insólito 

La Sábana que envolvió el cuerpo de Jesús se conserva aún intacta. Sobre ella se ven además de las dos líneas oscuras y de los triángulos blancos, signos de quemaduras (un incendio en 1532), las huellas de una imagen - frontal y dorsal - de un hombre muerto por crucifixión. 

Sobre la Sabana Santa se ven enseguida, además de las dos líneas oscuras y de los triángulos blancos, signos de quemaduras.  Sin embargo, la imagen no es una pintura y ha sido dejada por el cadáver de un hombre fustigado y crucificado. Estudios realizados a partir de fotografías procesadas por ordenador han revelado que ella posee propiedades tridimensionales, que no pertenecen ni a las pinturas ni a las normales fotografías, sino que se deben a una irradiación de origen inexplicable que impresionó la imagen. La imagen no es fruto simplemente de las manchas de contacto de un cuerpo ensangrentado.  Dichas manchas darían lugar a la visión de un cuerpo deformado. El hombre impreso en la sábana es fruto una irradiación singular como la de un cuerpo emergiendo y saliendo de la sábana. Las imágenes tridimensionales, muestran lo inaudito de todo un cuerpo que tomando relieve no pierde ningún detalle fruto de un fenómeno extraordinario.

     



            Historia de la trayectoria histórica de la Sabana Santa

No se sabe con plena seguridad cuál ha sido la trayectoria histórica de la Síndome. Se ha tratado de reconstruir conforme a algunos datos cuál pudiera haber sido tal trayectoria. La Sábana Santa pudiera haber viajado de Jerusalén a Edesa, Constantinopla, Lirey, Chambéry, Vercelli y Turín.

Las primeras dataciones de la sábana santa aparecen en el año 310 cuando el Papa San Eusebio prescribe que no se celebre misa sobre el tejido de tela que envolvió el cuerpo de Cristo. Un misal mozárabe anterior al S. IV habla de las huellas en la Síndome

Un manuscrito siríaco del S V habla de la imagen de Edesa dentro de la Doctrina de Addai (Tadeo) y que fue el apóstol Judas Tadeo quien trasladó de Jerusalén a Edesa el lienzo con la imagen de Jesús impresa milagrosamente. La tradición habla de que el rey Abgar V recibe en Edesa el lienzo con el rostro de Cristo y es curado de su lepra. La imagen es colocada a la entrada de la ciudad de Edesa y salva la ciudad del asedio de los persas en 544

La tradición según la Narratio de imagine Edessana del emperador Constantino VII cuenta que el lienzo fue trasladado de Edesa a Constantinopla. Quizás para protegerlo de la lucha iconoclasta. Un documento de un monasterio del monte Athos del S. X hablan de la presencia de la Síndome en Constantinopla, la imagen era del Cuerpo de Cristo y tenía sangre. Un sermón del Referendario Gregorio en la catedral de Santa Sofía deja constancia de la llegada de la imagen a Constantinopla. Una miniatura del S.XII del códice Skylitzes deja ver la veneración de la Síndome en la catedral de Santa Sofía

En 1095 el Papa Urbano II convoca las cruzadas. Los cruzados tras el saqueo de Constantinopla en 1204 la trasladan a Jerusalén. En la Historia e la cuarta Cruzada se recoge que la Síndome se veneraba en Jerusalén. Es posible que el lienzo fuera trasladado de Jerusalén por los cruzados a otro lugar de Europa. La Síndome aparece en Francia, Lirey 1353. Godofredo I de Charny legó la Síndome a la iglesia colegiata de Lirey. Muy probablemente Godofredo la recibió de los caballeros cruzados de la orden de los Templarios.

De Lirey pasa a Saint Hipollyte en 1418 y de allí a Chambéry 1453. En este año Margarita de Charny nieta de Godofredo I la entregó a los duques de Saboya a cambio de protección. Los Saboya guardaron la Síndome en el Palacio de Chambéry. En 1532 un incendio destruyó la capilla del Palacio Ducal de Chambéry y estuvo a punto de perderse.

El lienzo se descubre en Turín en 1578. El duque Manuel Filiberto se la llevó a la nueva capital del Ducado. Se sabe que el santo arzobispo San Carlos Borromeo la veneró en Turín cuando cesó la peste en Milán. En 1694 la Sabana Santa es depositada en la Capilla de la Santa Síndome de la Catedral. En 1997 un fuego de nuevo casi la destruye, pero se logra rescatar intacta.

En 1983 el último rey de Italia Humberto II a su muerte dejó en testamento la Sabana Santa al Papa Juan Pablo II. Desde entonces pasó a ser propiedad de la Santa Sede. En los últimos cuatro siglos la Sábana Santa ha sido expuesta varias veces; la ostensión más reciente es de 1978, para los 400 años del traslado a Turín.

 



             Las ostensiones o presentaciones al púbico de la Sabana Santa

La Sabana Santa fue expuesta al público como hemos dicho en varias ocasiones durante eventos significativos como en el asedio de la ciudad de Edesa, en Jerusalén o Constantinopla. Fue venerada en el sepulcro de Jerusalén y en el templo de Santa Sofía. Durante su estancia en Lirey empiezan las ostensiones y su fama se extendió notablemente en Oriente. Durante su estancia en Turín durante el S. XX se han producido seis ostensiones. En 1931 cuando se tomaron las magníficas fotografías que dieron la vuelta al mundo. En 1933 con motivo del Año Santo de la Redención, en 1973 la primera ostensión televisiva de la historia, en 1978 recordada por la inmensa popularidad que alcanzó y las de 1998 y en el Jubileo del 2000 y el declarado Año Santo promovido por Juan Pablo II. La primera ostensión del S. XXI ha sido en el 2010. 


 

            Estudios sobre la Sabana Santa

La Sábana Santa en su trayectoria histórica sufre diversos desperfectos. En el incendio de 1532 el lienzo fue dañado en los pliegues y las clarisas de Chambéry lo restauraron en 1534. Ni las quemaduras, ni los remiendos, ni los cercos de agua que proceden seguramente de otro incidente anterior afectaron prácticamente a la imagen de la Sabana. La doble impronta ha sido inalterada a pesar de los daños sufridos.

En 1898 se toma la primera fotografía y sorprende el negativo. La Sábana Santa empezó a "sorprender" hace un siglo cuando, por primera vez, fue fotografiada por Secondo Pia, en 1898: El negativo de la fotografía mostró en detalle y con una evidencia mucho mayor que el "positivo", todos los "signos" que la Sábana Santa guardaba. 

En 1931 vuelve a ser fotografiada por Giusepe Enrie más exhaustivamente. A partir de las fotografías se llevó a cabo un estudio palinológico para descubrir la datación y formación de la imagen del lienzo. 

A finales de los años setenta un grupo de científicos de la NASA constituyeron un equipo de investigación STURP, Proyecto de Investigación sobre la Síndome de Turín. Su descubrimiento más nombrado fue que la impronta del Hombre de la Síndome contenía a una información tridimensional. Al colocar la fotografía del rostro bajo la cámara VP-8 comprobaron que la impronta del cuerpo adquiría un relieve perfectamente coherente con el de un rostro humano de tres dimensiones. De ahí pudo deducirse que la imagen de la Síndome no es una imagen hecha por contacto sino fruto de una irradiación especial.

En 1998 se somete a la prueba del Carbono 14. En 2002 se restauró de nuevo para preservarla en su estado original y eliminar los parches añadidos por las clarisas. En 2005 se publica que la prueba del C 14 se hizo sobre un remiendo y no se puede tomar por cierta su datación. Los estudios siguen abiertos y no han llegado a nada conclusivo.

 



        El problema de la datación y conformación de la imagen. Cómo y cuando se formó la imagen de la Sábana Santa

Sobre el lienzo se hallaron pólenes de flores que han ofrecido fuertes indicios de una presencia de la Sábana Santa no sólo en Europa, sino también en el cercano al Medio Oriente. Los análisis de las huellas de sangre han indicado la presencia de sangre humana, del tipo AB. Las manchas en la sábana muestran una irradiación singular producida por un fenómeno extraordinario. En 1988 fue efectuada, sobre un fragmento de la Sábana Santa, la "prueba de datación" con el método del Carbono 14. Los resultados no concuerdan del todo para aventurar a decir que es de la época en que vivió Jesús.

 



             Las quemaduras sobre el lienzo 

El lienzo presenta dos líneas oscuras paralelas longitudinales cruzadas y con 29 remiendos. Estos son la huella del incendio del 4 de diciembre de 1532 en Sainte Chapelle de Chambéry (Francia) donde era conservada en una urna de plata. El lado de la urna, en contacto con el Santo Lienzo, provocó las dos líneas carbonizadas y una gota de plata fundida perforó las varias capas de la tela. Los remiendos fueron puestos en 1534 por las hermanas Clarisas de Chambéry para tratar de preservar la Sábana Santa. 

 

 

3.5 Sala 5. Antecedentes de la imagen de Jesús

Desde hace décadas, la Síndone ha sido objeto de estudio de forenses, químicos, teólogos y demás investigadores que se han visto atraídos por el enigma de la Sábana Santa. Incluye un original pictórico de Jesús de Nazaret, sala con proyector antiguo de tela, análisis de la sábana, estudios forenses, lectura de la Síndone y creación de la imagen hiperrealista del cuerpo.




SALA 5: LA INVESTIGACIÓN PARA LA RECREACIÓN DEL CUERPO

LOS ESTUDIOS FORENSES

Esta sala forense presenta estudios médicos hechos a la Sábana Santa y su comportamiento desde el punto de vista de la Medicina forense.  

La Sábana Santa de Turín, también conocida como la Síndone, no solo despertó la curiosidad de la comunidad cristiana sino también de la científica. Por eso desde hace décadas se han llevado a cabo numerosos estudios científicos para analizar diferentes aspectos de la Síndone, como el tejido, si existían o no rastros orgánicos en ella, signos de radiación, etc. En base a todos estos resultados fue posible crear una escultura que diera vida al hombre de la Sábana Santa.




3.5 Sala 5. La imagen de Jesús a lo largo de la historia

La sala de videomaping donde se proyecta una imagen de la Sábana Santa con una extensa información para entender cómo aparece la sabana y el cuerpo que cubrió. Se trata de una sala inmersiva que recorre toda la pintura y la historia de Jesús desde el siglo I hasta la actualidad.

 

En esta sala inmersiva el visitante se verá envuelto por las representaciones de la imagen de Jesús a lo largo de la historia. La influencia de la imagen del hombre de la Sábana Santa en las representaciones artísticas queda patente en este recorrido histórico.

Espectacular sala en la que se recrean las múltiples imágenes de Jesucristo a lo largo de la historia entre las diferentes culturas



 

6. La sala del cuerpo

Sala del cuerpo, Cordero de Dios. A diferencia con otras técnicas y corrientes artísticas que aconsejan tomar perspectiva para apreciar la obra, en el hiperrealismo se anima a acercarse a lo expuesto.

SALA 6: THE MYSTERY MAN / EL CORDERO DE DIOS

 



Descubre la imponente escultura hiperrealista basada en la imagen del hombre de la Sábana Santa. Esta reproducción es el minucioso resultado de años de investigación forense, con el objetivo de dar vida al Misterio desde una perspectiva científica.

Esta experiencia culmina con una escultura hiperrealista a tamaño real basada en criterios científicos y forenses extraídos de la Síndone; de la imagen de un hombre que pudo ser Jesús tras su muerte.


 



3.6 Sala 6. El Cordero de Dios. The Mystery Man

La representación hiperrealista del hombre de la Sábana Santa es el culmen de años de investigación y creación minuciosa y rigurosa de la escultura, elaborada para dar vida al misterio a partir de la innovación y la ciencia.

Ese cuerpo está basado en el estudio de la Sábana Santa, que refleja, en palabras del responsable de la exposición, “una tortura más dura de la que siempre ha reflejado la pintura, con una muerte atroz provocada no solo por la crucifixión, sino también por la flagelación, a cargo de dos personas a 60 centímetros de su cuerpo”. Otros datos de diferentes estudios reflejan como recibió 150 impactos que le provocaron  250 heridas distribuidas por todo el cuerpo en forma de abanico.

 

Para esta muestra, los artistas que han trabajado en la escultura hiperrealista “plasman todo lo que sucede en la Sábana Santa y es una figura creada de ella”. Y para obtener las medidas del cuerpo, de 1,78 metros de altura, se han basado en los puntos sangrantes de los pies, piernas o rodillas, entre otras. Y de esta forma, “se ha reconstruido antropológicamente el cuerpo de Jesús, haciendo pruebas con volúmenes tridimensionales”, apuntaron en la presentación de la exposición.



 

 

La Sala del cuerpo, Cordero de Dios es la sala cumbre de la exposición, en ella se presenta:

 

– Recreación del Santo Sepulcro, con las medidas facilitadas por el experto Florentino Díaz. Cuenta con un holograma del posible enterramiento de Jesús y sepultura.


– Recreación de la cripta medieval en la que De Charmay dice encontrar la Sábana Santa.


– Cámara de Secundo Pía del siglo XIX. En el año 1898 se celebró una ostensión de la Sábana Santa en Turín (Italia) y Secundo Pía realizó una fotografía a la Sábana santa  en la que descubrió que la Sábana Santa es “un negativo fotográfico”.


– Mesas de estudios centradas en la investigación científica de la Sábana Santa con información sobre el trabajo que realizó el equipo STUD. Se concluyó que la sangre sí era humana pero no se conoce el modo en el que se formó la imagen ya que no cuenta con pigmentos.


– Mesa del carbono 14, en la que se afirma que la sábana podía ser del siglo XIII. La revista Nature publica que existen datos contaminados.


– Mandylion: Panel de investigación donde se plantea que si la Sábana Santa existió pudo tener otro nombre, como “Mandylión”.


– Solidus de Justiano II en pieza original que representa clarísimamente la Sábana Santa. Esta moneda según todos los numismáticos es una prueba oficial de que la sábana santa ya existía en el siglo VII ya que el numismático refleja los mechones de pelo confundidos con la sangre. 

 

La Sala del cuerpo, Cordero de Dios. A diferencia con otras técnicas y corrientes artísticas que aconsejan tomar perspectiva para apreciar la obra, en el hiperrealismo se anima a acercarse a lo expuesto. Se accederá en grupos de 15/20 personas para apreciar lo más cerca posible la obra.

 

La joya de la corona de la Sala del cuerpo, la pieza principal es una hiperrealista de Jesucristo, figura creada a partir de las heridas que se reflejan en La Síndome y por la cual se obtuvo la altura del cuerpo, de 1.78 metros. Se trata pues de una reconstrucción antropológica del cuerpo de Jesús, figura del Salvador como nunca antes se había representado. Los 150 impactos que le provocaron 250 heridas distribuidas por todo el cuerpo en forma de abanico, reflejan las señales físicas de la Pasión de Cristo y por lo tanto son reflejo del amor de Dios que se hizo carne en su Hijo que dio su vida por nuestra salvación.

Complementan la exposición dos tallas de madera de Jesús expoliado de Ricardo Flecha, así como toda una exuberante decoración ambientada en el maravilloso escenario del tras coro de la Catedral de Salamanca. 


4. La Síndone

La Sábana Santa de Turín es también conocida como Síndone. Se trata de una sarga de lino muy cara, tejida en espiga, de 430 x 110 cm.

Es una reliquia de la fe cristiana a la que se le atribuye el haber envuelto el cuerpo de Jesús de Nazaret tras su muerte. En ella aparece, aunque algo borrosa, la impronta de un hombre con signos de tormentos. A la izquierda muestra la vista frontal, y a la derecha la parte dorsal.

El tiempo también dejó su huella en las quemaduras sufridas en un grave incendio que casi destruye la tela, pero aún permite ver la imagen del cuerpo y el rostro que la iconografía ha identificado a lo largo de la historia como el de Jesús de Nazaret.

La Sábana Santa conservada en Turín sigue siendo una “provocación a la inteligencia”, como dijo San Juan Pablo II en 1998. Interroga a científicos de todo el mundo, en todos los campos.

La llamada “imagen del cuerpo” (en la región definida por las espigas del tejido, de color más oscuro) no atraviesa el tejido y solo está presente en unas decenas de micras; no tiene contorno, ni marcas de pincel ni rastros de pigmentos; no es una pintura, sino el resultado de una oxidación ácida deshidratante de las fibras de lino (cf. STURP en 1978).

En 1976, la NASA confirmó, para todo el cuerpo, esta propiedad tridimensional que no posee ninguna otra imagen en el mundo.

La ciencia forense ha demostrado que la tela, en algún momento de su historia, cubrió a un hombre que sufrió torturas, lo que coincide con los datos que transmiten los relatos evangélicos: la coronación de espinas, flagelación, crucifixión y lanzada en el costado.

Los diversos estudios realizados siguen sin poder establecer cómo pudo formarse la extraña imagen. Aún no se han explicado su carácter de negativo, las tres dimensiones y la ausencia de pigmentos.

La Síndone puede ser incompatible con alguna técnica pictórica, artística o científica. La sangre, sin embargo, sí es compatible con un cadáver humano.

En relación con la autenticidad de la Sábana Santa, Tornielli aseguró que «nunca» habrá «una respuesta científica» sobre su veracidad, porque «no es la vía que quiere Dios y siempre regala indicios y suficiente luz para ver, pero deja una parte de sombra para la libertad de los que lo quieren creer». 



Las huellas del Crucificado en la Sábana 

La imagen de la figura humana debe de ser leída como si fuera reflejada en un espejo: lo que se ve a la derecha se encuentra en realidad a su izquierda y viceversa. La huella del cuerpo humano es una imagen negativa, las impresiones y las huellas de sangre son en positivo. La imagen impresa en la Síndome refleja la ejecución de un hombre idéntica a la descrita en los evangelios. Son identificables las contusiones producidas por los azotes. Dentro de estas contusiones se pueden apreciar también diminutos arañazos desgarradores dejados por el flagrum romano.

 





 Las heridas del rostro y de la frente 

Aunque el aspecto general del rostro es de serenidad y de paz, el rostro también refleja diversas contusiones. Por las marcas del rostro se puede llegar a descubrir la presencia de sudor, lágrimas, sangre y saliva. Todo hace descubrir que el hombre de la Sábana fue sometido a un verdadero ensañamiento, lo que demuestra que fue brutalmente deformado. Destacan un enorme hinchazón en la mejilla derecha que podía haber sido fruto de un bastonazo y la rotura del cartílago nasal quizás producto de ese golpe o de una caída. Las huellas de sangre en la cabeza hacen pensar en las marcas que habría dejado una corona de espinas. La corona de espinas, presumiblemente, no sería un simple aro sino una especie de casco de ramos espinosos que cubriría toda la cabeza. 

          


 

Los regueros de sangre en el rostro 

A la derecha, para quien mira, se ven dos arroyuelos de sangre, de golpes sobre la cabeza. La interpretación aceptada por todos es que ellos salgan de una herida de punta que lesionó el tramo frontal de la arteria temporal superficial. Hacia la mitad de la frente vemos un breve chorreo de sangre venoso en forma de un tres invertido debido a la contracción, bajo el dolor muy fuerte, del músculo frontal. Se puede incluso diferenciar los regueros de sangre venosa y de sangre arterial. La épsilon de la frente sería de sangre venosa mientras que el reguero doble sobre la ceja derecha sería de sangre arterial.

 



Los regueros de sangre en los brazos 

Según las marcas de lo regueros de sangre en los brazos demuestran que el crucificado movió el cuerpo hacia arriba para poder respirar y expulsar el aire de los pulmones tratando de evitar la asfixia. Según los estudios realizados el Hombre de la Síndome no llevaba subpedaneum por lo que le era más difícil encontrar una posición de descanso muscular.

 

 

Muñeca izquierda 

El Hombre de la Síndome tiene una mano sobre otra por lo que solo se aprecia la herida de la mano izquierda. Sobre la muñeca izquierda se observa una herida de punta no ya en la palma, sino en correspondencia del espacio de Destot. El clavo penetrado en este espacio lesionó el nervio mediano, que es sensorio y motor, causando la contracción de los músculos con consiguiente flexión del pulgar en el hueco de la mano. En efecto el primer dedo no resulta sobre la tela de la Sábana Santa. El reguero del otro brazo indica que fue colocado otro clavo semejante en la mano derecha.

 


Herida en el pecho

Aparece un amplio chorreo de sangre en correspondencia de una abertura cutánea con las características de heridas de punta de corte. Esta herida se podría relacionar con el golpe de lanza del soldado romano. Se trata de una herida que ha cortado la pared torácica justificando la abundancia de la sangre salida. La hipótesis más verisímil es que después de la crucifixión se haya verificado un hemotórax, es decir el derramamiento de sangre en el canal pléurico derecho.

 


 

Las heridas del dorso 

En la impronta de la Síndome se pueden distinguir multitud de heridas dobles y paralelas que cubren el cuerpo por entero. Las marcas del dorso corresponden a las que dejarían el flagrum taxilatum, instrumento usado por los romanos para la flagelación. Sus cintas de cuero terminaban en bolitas metálicas irregulares, taxili, que desgarraban la piel al golpear. Al acabar el castigo el cuerpo debería estar, prácticamente, en carne viva. Los azotes fueron dos soldados. Los regueros muestran que el cuerpo debía estar encorvado hacia adelante. Las marcas de la espalda muestran que han sido reabiertas posteriormente por lo que parece que el hombre de la Sábana Santa ha cargado un peso que podría ser el del patibulum, el travesaño de la cruz.


 

La nuca y la parte superior de la espalda 

En la nuca hay huellas hemorrágicas que repiten la misma fisionomía de aquellas frontales, aunque sean más abundantes. Las espinas, hincadas profundamente, han probablemente lesionado unos ramos de la arteria occipital y venas más profundas del plexo vertebral posterior. Las espinas que formaban el casco puesto en la cabeza del Hombre de la Sábana Santa probablemente eran las que los botánicos conocen bajo el nombre de Zizyphus spina Christi.

 



 

Las huellas de sangre en la espalda trasversal posterior 

En la Síndome se detecta un chorreo de sangre trasversal causada por un segundo trasvase de sangre salido de una herida y un corte en el pecho. Esta sangre se ha concentrado antes bajo el codo derecho. De aquí, dividiéndose en dos regueros, ha atravesado toda la región lumbar hacia el codo izquierdo, donde se ha concentrado en una amplia mancha. El recorrido de esta sangre cadavérica muestra los movimientos de lateralidad dados a los despojos durante la preparación para el entierro. 

 



 

Heridas en las rodillas 

En la Síndome se aprecia una herida abierta y no curada en la zona de la rodilla izquierda. Lo corrobora el hecho de que se hayan encontrado en ese lugar, como en las plantas de los pies, granos microscópicos de tierra. Según los análisis esta tierra de composición rica en aragonito coincide con la tierra de Jerusalén. 


 

El pie derecho 

El pie derecho ha dejado una huella completa, mientras del izquierdo se ve el talón y el hueco plantar. 

La huella desaparece detrás del derecho. Sobre la cruz los dos pies eran entonces cruzados. El izquierdo era colocado delante y su planta apoyaba sobre el dorso del pie derecho que apoyaba directamente sobre el palo de la cruz.

 


Conclusión
 

Sin duda la exposición desarrolla toda clase de técnicas tratando de aportar luz al misterio del hombre de la Sábana Santa. La sala forense con estudios médicos hechos a la Sábana Santa, la sala videomaping donde se proyecta sobre una imagen de la Sábana Santa, la información recogida para entender cómo aparece la sabana y el cuerpo que cubrió y una sala inmersiva que recorre la historia de Jesús desde el siglo I hasta la actualidad. Mucho se dice y mucho queda por decir. Aunque quedamos abiertos al misterio ¿Qué diríamos a manera de conclusión?

La imagen del hombre de la Sabana Santa no es una pintura y ha sido dejada por el cadáver de un hombre fustigado y crucificado. La elaboración del ordenador ha revelado que ella posee propiedades tridimensionales, que no pertenecen ni a las pinturas ni a las normales fotografías. Se deben a una irradiación de origen inexplicable que impresionó la imagen. 

La imagen no es fruto simplemente de las manchas de un cuerpo ensangrentado. Dichas manchas darían lugar a la visión de un cuerpo deformado. El hombre impreso en la sábana, fruto de tal irradiación, es un cuerpo resucitado saliendo de la sábana. Las imágenes  tridimensionales, muestran lo inaudito de todo un cuerpo que tomando relieve no pierde ningún detalle. 

La imagen del hombre de la Síndome no fue no fue ni una invención, ni una creación natural o artificial, nos abre al misterio de Cristo y se ajusta a los relatos del evangelio, como dijo Juan Pablo II, espejo del Evangelio. No existen síntomas de la corrupción del cadáver. La imagen ha sido transferida en la Sabana de forma desconocida. La Síndome ha envuelto un hombre que murió exactamente como Jesús. Su cadáver salió de su mortaja de forma insólita, dejando una huella irrepetible e incomprensible para la ciencia moderna. La impronta sigue siendo un misterio y como dijo Juan Pablo II un reto para la inteligencia y la ciencia.