domingo, 3 de marzo de 2019

9 La Nueva Evangelización del Nuevo Mundo



La Nueva Evangelización del Nuevo Mundo

(La Escuela de Salamanca y su proyección en Filipinas)





Introducción

La vocación misionera del Nuevo mundo encontró fuerte respaldo en las Órdenes religiosas y entre ellas figura en un lugar esencial la dominicana. Los dominicos tienen un lugar privilegiado en la evangelización de Asia y Filipinas los misioneros dominicanos muchos formados en el convento de Salamanca, escribirán una página imborrable en la evangelización de Filipinas, Japón, Vietnam, China[1].

El convento de los dominios de San Esteban y en concreto la Escuela de Salamanca va a tener una enorme importancia en la Evangelización del Nuevo mundo y del Extremo Oriente. Muchos de los que allí estudiaron fueron misioneros en Filipinas y mártires en Japón, Vietnam o China.

El Padre Fray Diego Aduarte[2]  registra esta epopeya misionera en el Extremo Oriente. El presente estudio se basa principalmente en las notas recogidas por el historiador en su Historia de la Provincia del Santo Rosario que condensan los cincuenta primeros años de la fundación de esa primera provincia en Filipinas. El P. Aduarte fue testigo de la mayor parte de los sucesos que recoge en su historia[3].

Queremos sobre todo paliar la leyenda negra de los abusos que se cometieron para resaltar aquí la tremenda fe, el celo misionero, la extrema observancia y abnegada caridad y el afán incontenible de aquellos intrépidos misioneros. Según narra Legazpi no era el dominio material lo que movía a tal ardua empresa sino la conquista espiritual de las almas para llevarlas el Santo evangelio y hacerles partícipes de la luz de Cristo.[4]

Es innegable la gesta heroica que realizaron estos primeros misioneros que como refleja la historia del P. Aduarte en menos de una centuria colocaron a Filipinas en un estado de civilización intelectual y espiritual que la puso en la cabecera de los demás pueblos de Oriente. Estos fundaron no solo iglesias y conventos sino escuelas, hospitales, orfanatorios, colegios y universidades.

No fue el destino sino la Providencia que quiso que alguien nacido en Salamanca y tan vinculado a los dominicos de San Esteban desde la infancia terminara de misionero en Filipinas. Para se trata de descubrir mis raíces misioneras en estos grandes misioneros del pasado tratando de seguir hoy sus huellas.




1. La Escuela de Salamanca y un nuevo paradigma

La Escuela de Salamanca irrumpe en un contexto abrupto de luchas y divisiones a nivel interno y externo de la Iglesia. Al explosionar la crisis de la Reforma protestante pone en tela de juicio los presupuestos y la constitución interna de la institución eclesiástica. En el orden político los enfrentamientos entre los príncipes cristianos nunca habían sido tan intensos ni adquirido tan amplias proporciones. Irrumpe las guerras por todos los países de Europa. El imperio turco se encuentra en el cenit de su poderío expansionista. El descubrimiento del Nuevo Mundo pide un cambio de paradigma para que no se trasporten las mismas guerras y divisiones a los nuevos pueblos. En este contexto desolador también irrumpe la figura de Carlos I que se propugna como el nuevo Cesar del magno imperio de la cristiandad para dar unidad a tantas divisiones.

Si la revolución Luterana denuncia la corrupción y degradación de la institución eclesiástica también en el orden teológico se cuestiona la tradición   con el luteranismo, nominalismo y escotismo[5]. La Escuela de Salamanca va jugar un papel muy importante en todo este escenario tan hostil para promover un nuevo paradigma y una reforma a nivel interno de la iglesia católica. La figura de Francisco Vitoria y sus discípulos juegan un papel preponderante en el Concilio de Trento y en un nuevo paradigma que haga frente a los nuevos retos de la nueva evangelización del Nuevo Mundo. Francisco de Vitoria con una mentalidad abierta a los nuevos signos de los tiempos y una fuerte motivación conciliadora en este ambiente tenso surge con una inquietud renovadora poniendo en juego todos los elementos que se habían venido asimilando hasta entonces. De un paradigma basado en un sistema de principios rígidos se abre a nuevos planteamientos que fundamentaran la dignidad y la defensa de la persona humana sea cual fuere su raza o condición.

En un ambiente dialéctico donde unos defendían al Emperador y otros a los príncipes o el papa, enfrentándose guibelinos y güelfos la Escuela de Salamanca no defiende ni el poder jerárquico temporal o papal ni el imperialismo del Emperador que aspiraba a heredar el Imperio. Defienden el derecho de la condición humana como imago Dei que arranca de Dios supremo Juez y propugnan el llamado Ius gentius, derecho de gentes que reconoce y defiende los derechos de los indígenas. Se niegan a que tanto el Papa como el Emperador puedan creerse los dueños patrimoniales del mundo y defienden a los indígenas como dueño de sus tierras. El descubrimiento no da derecho a la conquista o al dominio[6]. La evangelización no puede imponerse a la fuerza sino debe respetar la libertad de las personas. Estos principios defendidos por Francisco Vitoria fueron refrendados por su condiscípulo Domingo de Soto en su obra De justicia et jure, defendiendo y argumentando que el poder proveniente de Dios reside en el pueblo. También Fernando Vázquez de Menchaca influenciado por Vitoria y Soto defendió la libertad de los mares como principio primario del derecho de gentes y se opuso a todo monopolio de estos. Entre los más cualificados representantes de la Escuela de Salamanca destacan Diego de Covarrubias, Bartolomé de Carranza, Melchor Cano, Gregorio López, Domingo Báñez, Francisco Suarez, Antonio de Córdoba, Juan de la Peña.




2. Paralelismo de la nueva evangelización de América y Filipinas

Como es de suponer todo el contexto que se dio en la evangelización del Nuevo Mundo se trasladó a la evangelización de las Indias. Al igual que la Escuela de Salamanca proporcionó figuras insignes de la nueva evangelización en América de igual manera lo hizo en Filipinas y el nuevo extremo Oriente. El descubrimiento de las Américas fue sin duda la causa del nacimiento de un nuevo paradigma en la evangelización con un nuevo ardor y celo apostólico al igual que el resurgir del derecho de gentes y el derecho internacional que sostuviera el derecho de los indios y regulase los excesos de los encomendadores.

De los profesores, misioneros y altos funcionarios que pasan a las Indias durante el periodo de transición (1534-1580), 182 han sido identificados como discípulos directos de los maestros de la Universidad de Salamanca, aproximadamente 113 cumplieron altas funciones del Imperio o de la Iglesia, 33 fueron obispos, 35 profesores, 125 misioneros. Muchos de ellos recorrieron amplias regiones de las Indias, 135 desarrollaron funciones e gobierno o labor pastoral. El seguimiento de las actas y de los grados han permitido registrar 88 títulos universitarios obtenidos en Salamanca lo que supone el 48 % del total de los alumnos salmantinos emigrados a las Indias.

Como se dio el resurgir de nuevas universidades en América hijas de la de Salamanca como en Santo Domingo, Lima, Méjico, se dio en Filipinas con la Universidad de Santo Tomás todas ellas siguiendo el modelo salmantino[7].

Como se dio en América las insignes figuras de Bartolomé de las Casas, Juan Ginés de Sepúlveda, Juan de Zumárraga, Vicente Valverde, Tomás de Berlanga, Bartolomé de Carranza, Alonso de Veracruz Bartolomé Frías de Albornoz, Bartolomé de Ledesma Juan de Lorenzana y Domingo de Santo Tomás, etc, de la misma forma en Filipinas fueron figuras relevantes el P. Salazar, P. Miguel de Benavides, el P. Juan de Castro, el P. Pedro de Bolaños junto al P. Alonso Jiménez y Domingo de Nieva, el P. Marcos de Soria y el P. Juan de Castro, el P. Juan Maldonado y Pedro Rodríguez todos ellos junto con muchos otros pasaron por Salamanca.



2 Las expediciones de la primera generación de los misioneros dominicos

En la primera expedición, sería la expedición de los iniciadores, partieron en 1579 fueron 19 padres entre otros: Domingo de Salazar, Pedro Benavides, Francisco Solano, Pedro Ibáñez, Cristóbal de Salvatierra, Antonio de Larralde (Salamanca)[8]. La figura más importante de la expedición era fray Domingo de Salazar, hijo del convento de San Esteban de Salamanca. Salió vía Méjico con la primera misión con 18 padres. La mayoría de ellos mueren en alta mar víctimas de la peste. Los restantes deciden interrumpir su viaje y quedarse en Méjico. Domingo de Salazar hace entrada en Manila acompañado de un solo hermano dominico Fray Cristóbal de Salvatierra. En septiembre de 1581 llega la primera expedición con Domingo Salazar que sería el primer obispo de Manila. Con Salazar llegaban los primeros jesuitas y el dominico Fray Cristóbal de Salvatierra, único superviviente de una gran expedición de dominicos. Salazar convoca una primera Junta en 1582 y después el primer sínodo para dar solución entre otros el problema de los tributos.

II En la segunda expedición, sería propiamente  la expedición de los fundadores, partieron en 1586 de 40 padres fueron entre otros: Crisóstomo, Castro, Juan de Urrutia, Diego de Soria, Alonso Jiménez, Bernardo Navarro, Juan Ormaza, Juan Maldonado, Pedro Bolaños, Pedro de Soto, Pedro Flores (Salamanca), Ambrosio Bueno (Peña de Francia) y otros. Esta segunda expedición obedece al deseo de Salazar y Cristóbal de llevar a cabo la fundación de la nueva Provincia. Esta, por así decir, sería la expedición fundacional. Partieron los religiosos de Castilla en mayo de 1586 y continuaron su viaje llenos de mil júbilos y alegrías, después de mil peripecias el 17 de julio de1586 se embarcaron en Cádiz rumbo a Filipinas vía Méjico (Veracruz). Allí fray Crisóstomo y Castro hubieron de reagruparse y organizar los que estaban dispuesto a continuar a Filipinas, continuaron el viaje 20 padres. El día de Santiago arrivaron a Manila. El padre Juan Crisóstomo que había sido nombrado vicario general renuncia a su cargo en favor del padre Castro. El padre Miguel de Benavides sería el fundador de la primera universidad en Manila.

III En la tercera expedición de 1594 fueron 25 padres entre otros: Juan de la Vega (Salamanca). Esta sería la primera de las cuatro expediciones con rumbo a Siam y Camboja donde los dominicos prestaban servicios como capellanes. La Provincia del Rosario quiso que esta expedición sirviera para expandir su misión en el continente asiático. Fue un fallido intento y hubo numerosas bajas entre ellas Fray Juan Maldonado y Pedro Labastida.

IV En la cuarta expedición de 1595 fueron 25 padres entre otros: Alonso Navarro, Simón de San Judas (Salamanca). Se abren nuevos ministerios con el fin de evangelizar a los chinos residentes en las periferias de Manila en el barrio de Binondo. Fue como un ensayo para más tarde abrirse al continente chino. Con más padres se abren nuevas misiones en Cagayán al extremo norte de la isla de Luzón.

V En la quinta expedición de 1596 fueron en la Nave de Cristóbal de Zuleta 29 padres Entre otros: Francisco de Uribe, Juan de Velasco (Salamanca) y en la Nave de Juan Martín Villacan 30 padres. Gracias al refuerzo de esta expedición se funda la nueva misión de Japón en el reino de Sutzuma en la isla de Kiunshu como una nueva vicaría de la que se pondría al frente el padre Francisco Morales como primer Vicario.




3. Figuras reseñas de este primer tiempo, los primeros fundadores.

P. Domingo de Salazar OP llegó con el P. Salvatierra en 1581. Natural de Álava tomó el hábito en el convento de San Esteban en 1546. Fue contemporáneo de los famosos catedráticos de Prima de la ilustre Universidad de Salamanca, los Padres Maestros Domingo Báñez y Bartolomé de Medina[9]. Oyendo de la nueva evangelización de la Nueva España se alistó para Méjico. Pasó 40 años en América donde se ganó el sobrenombre de Defensor de los indios. En 1579 fue consagrado primer obispo de Filipinas y enviado para que organizase esa Iglesia. Dispuso el Primer Sínodo de Filipinas que duró mucho tiempo y dio mucho fruto. Se ganó el calificativo del verdadero Bartolomé de las Casas de los filipinos. El sería el verdadero promotor de la Provincia de Nuestra Señora del Rosario a la que tenía gran devoción.

P. Cristóbal de Salvatierra compañero de Domingo de Salazar y gobernador de su obispado. Fue como Domingo hijo insigne del convento de San Esteban e Salamanca. Salió de su convento con el deseo de ser uno de los primeros fundadores para la Nueva provincia del Rosario. Fue parte de la primera expedición de la que solo sobrevivieron ellos dos. Unos por enfermedad otros se quedaron en Méjico. Junto el obispo Domingo ejerció el Oficio de Provisor y gobernador del obispado actuando como Juez eclesiástico para amparar a los indios de los excesos de los encomendadores. Era muy caritativo en especial con los indios más necesitados. Murió de ama en el Hospital de los Sangleyes.

P. Juan Crisóstomo fue el encargado de fundar la nueva Provincia del Rosario en 1582 y encargado de reunir la primera misión de 30 dominicos. El P. Juan Crisóstomo fue el encargado de fundar la nueva Provincia del Rosario en 1582 y encargado de reunir la primera misión de 30 dominicos. El P. Crisóstomo no pudo embarcar con estos primeros misioneros y tuvo que esperar a la segunda misión compuesta por 40 dominicos. Esta llegó a Cavite en julo de 1587 víspera de la fiesta de María Magdalena. Como Vicario General convocó el Primer Capítulo Provincial para elegir a los nuevos definidores y vicarios. La primera acción fue aceptar las Ordenaciones que se hicieron en Méjico.

P. Miguel de Benavides fue participe de esta misión junto el P. Juan de Castro y uno de los primeros fundadores. Tomó el hábito y profesó en el convento de San Pablo en Valladolid. Tuvo por maestro al P. Domingo Báñez del que fue discípulo[10]. Cuando se enteró que buscaban religiosos para la fundación de la nueva provincia del Santo Rosario en Filipinas dejó las aulas y los grados y se alistó. Fue nombrado en el Primer Capítulo Predicador General designado Predicador General lector del nuevo convento. Luego más tarde fue nombrado Vicario General y sería el fundador de la Universidad de Santo Tomás. Fue el primer Obispo de Pangasinán. Pr muerte del arzobispo de Manila tuvo que acudir a esta ciudad y le nombraron arzobispo

P Juan de Castro fue nombrado por el P. Juan Crisóstomo vicario. Había sido dos veces provincial. Este debido a su gran edad procuró excusarse, pero siendo reconocida por todos su santidad y prudencia y tan amado por todos finalmente accedió al pedido que se le hacía y tomo el mando de aquella primera Después del primer capítulo fu designado a Pangasinán con el P. Marcos de Soria

P. Pedro de Bolaños fue participe también de esta misión. Fue destinado junto al P. Alonso Jiménez y Domingo de Nieva a Bataán. Era este padre muy devoto del convento de Nuestra Señora de la Peña de Francia cuando se enteró de que se alistaban para ir a la nueva provincia de Filipinas y China. La llamada a una reformación para tal empresa le sonó de Dios y alentado por la Virgen se alistó para tan magna empresa aún a pesar de ser de avanzada edad. Se le animó diciendo que importaba más religiosos mayores observantes probados en virtud que jóvenes de buenos principios.

P. Juan Cobo se integró a la misión de Filipinas. Viajó a Filipinas y se detuvo en la Nueva España un año para atender a negocios de importancia. Por reprender al Virrey vino desterrado a Filipinas. Llegado a Manila se le confió el ministerio de los chinos. Se esmeró en aprender la lengua y predicó a los chinos con gran fruto. A él se debe también la construcción de un hospital para chinos. Preparó la embajada de Japón. Después de tener éxito u embajada volvió de Japón para dar cuenta de lo tratado con el Emperador al que causó gran impresión.





4. El nuevo espíritu, un nuevo celo y ardor apostólico

Hubo todo un gran esmero en seleccionar la admisión de aquellos que iban a misionar a las Indias.
Existe un documento inédito que da cuenta de los requisitos que se exigían a los misioneros que se embarcaban a tan magna empresa[11]. El criterio de elección. Han de estar dispuestos a sacrificarse en todo el trabajo de evangelización incluyendo desacomodos del viaje, el riesgo de salud iba acompañado con la determinación firme de cumplir la regla en perpetua penitencia y oración y pobreza.  Todos ellos se esforzaron en aprender nuevas lenguas y construir con sus manos sus moradas siguiendo en todo el ejemplo de los primeros apóstoles. Para que si la doctrina no moviera los corazones lo movieran el testimonio de la vida a todos aquellos que los vieran. Es por este motivo que los fundadores y formadores durante estos primeros cincuenta años vivieron una vida ejemplar y no solo ellos sino los cristianos por ellos formados tuvieran tanto parecido con los cristianos de la Iglesia primitiva.

La reseña histórica del P. Diego de Aduarte nos habla de que en esta generación se dio una nueva conversión. Esta conversión se dio tanto en España en los conventos de la orden como en la nueva provincia de Santiago de Méjico. En España alentó a este nuevo espíritu el P. Juan Crisóstomo en Méjico el P. Domingo de Betanzos renunció a aceptar el Obispado de Guatimala para alistarse como pobre ministro y predicador del evangelio de estas Islas Filipinas. Según nos narra el P. Aduarte en lo referente al P.  Juan Crisóstomo convocado para fundar la nueva Provincia en Filipinas después de las diligencias hechas en Roma se desanimó en España pero l Señor puso en su alma un deseo tan fervoroso que sin poderle resistir determinó volver a la Corte a trata sobre la fundación y echó ver que era la mano de Dios la que obraba y comenzó a convocar religiosos para esta empresa y esta nueva Provincia. En la convocatoria avisaba de la gran reformación y rigor con que la Provincia se había de fundar[12].



5. La primera redada, la expedición fundacional

Al tener en mente la fundación de la nueva Provincia para a conversión de Filipinas y la gran China convenía mantener muy vivo el fervor y la reforma de la propia vida como el Señor dispuso que los apóstoles no ejercieran tal oficio hasta que fueron llenos del Espíritu Santo. De entre los primeros religiosos que se presentó voluntario fue el P. Juan de Castro que fue dos veces Provincial de Guatimala y entonces se encontraba en el convento de San Pablo de Burgos. A él le siguieron el P. Miguel de Benavides, el P. Antonio de Arcediano, el P. Juan de Ormaza, el P. Pedro de Soto, el P. Miguel de Berreza, el P. Juan de Ozeda y el diácono Domingo de Nieva y el P. Juan Maldonado que después fue santo mártir. Todos ellos dieron su consentimiento el día de todos los Santos[13]. Partieron para tan gran empresa de Castilla en mayo de 1586 y comenzaron su viaje llenos de júbilo cantando himnos, letanías, salmos y salves. En el camino leían libros devotos y se caracterizaban por su devoción, pobreza, abnegación y humildad. Todo lo confiaban a nuestra Señora del Rosario. El P. Juan Crisóstomo no pudo embarcarse en la expedición que saldría de Sevilla poniendo al frente al P. Juan de Castro nombrado vicario.

6. Los sólidos fundamentos de tan magna obra

Para fundar la nueva Provincia del Santo Rosario en Filipinas el Padre Vicario Juan de Castro estando en Méjico antes de partir para Filipinas aprovechó para dar unas ordenaciones generales para asegurar así el sólido fundamento de tan gran empresa[14]. Se volvía a insistir que para convertir a los infieles y sacarlos de las tinieblas de sus errores era necesario sumar a la buena doctrina la buena vida. La ley evangélica no debe ir escrita en tablas de piedra sino en los corazones[15]. Para llevar a los indígenas a Cristo vayamos con un espíritu fervoroso de oración y llevemos siempre mortificados y rendidos nuestros cuerpos con penitencias y ayunos. 

Se buscó tener uniformidad en todo tanto en la cantidad como en la calidad del modo de rezar, las celebraciones, las ceremonias, las iglesias, el porte y el vestido. Para que reluzca la doctrina evangélica es preciso evitar enredos con los negocios del mundo, cortando pláticas profanas, evitando novedades y huyendo de palabras ociosas para tratar de condimentar la sal de la sabiduría evangélica. Los ánimos entregados a las cosas mundanas distraen mucho del recogimiento y la oración. Al menos hemos de reservar dos horas cada día a la oración mental y divina contemplación.



7. La llegada a Filipinas de este renuevo

Tras un largo periplo lleno de adversidades llegados a Méjico se quedaron allí nueve meses. Allí algunos murieron el P. Miguel de Berreaza, el P. Francisco Navarro, el P. Pedro Flores en la flor de su edad, nueve se quedaron en Méjico por enfermedad y algunos nuevos se prestaron para la magna empresa[16]. Los que quedaron en esta primera criba fueron dieciocho. Quince se embarcaron vía Manila. Y por Macán (la actual Macao) fueron para China el P. Alonso Delgado, el P. Bartolomé López y el P. Antonio de Arcediano[17]. Para fundar allí la nueva Provincia. El P. Juan Crisóstomo quedó tullido en una cama, el P. Juan Deza se quedó para atenderle y el P. Juan Cobo para concluir unos negocios de importancia. Así que fueron quince los que se embarcaron para Filipinas. Legaron después de muchos trabajos y tormentas al puerto de Cavite en la víspera de María Magdalena. Entraron en la ciudad de Manila el día el apóstol Santiago donde les recibió el gobernador y capitán general Dr. Santiago de Vera y el obispo Fr. Domingo de Salazar.

Después de un tiempo se le encomendó a este renuevo la provincia de Pangasinán que por ser todos infieles había bien en qué trabajar. Allí por así decir se concentraban los trabajos mayores que nadie quería. Indios ariscos venidos de Bataán, chinos sangleyes que venían de sus tierras a contrataciones en granjerías muy grandes y mercaderes ocupados en oficios mecánicos. Pero el nuevo grupo que venía de refresco lo tomó como para bien ocuparse en los trabajos mayores. El P. Vicario General se quedó para construir un convento en Manila para la conversión de los chinos. El P. Fray Diego de Soria sería el primer prelado con título de vicario del nuevo convento[18].



8. El modo de vivir de los misioneros.

Después de que en Méjico se dieran las Ordenaciones Generales para que esta obra fuese bien fundada con mucho acuerdo, consejo y oración los misioneros empezaron su labor apostólica con gran celo y piedad en un gran espíritu de oración penitencia y pobreza[19]. Según el espíritu del fundador debían tratar siempre de Dios dentro y fuera de casa, fieles al rezo de las Horas[20]. Debían vestir hábitos pobres. Ninguno tuviese aún para su uso cosa alguna propia sino es el breviario, su cuaderno de oración y algún libro de devoción. En las celdas no se permite más que una imagen siendo todas iguales ya sean prelados o súbditos[21]. No debían aceptar cosa alguna particular que no fuera para uso común de la Provincia. Entre las casas también debían compartir sus bienes (dineros, libros, ornamentos, etc) y ofrecerlos a quien tuvieran más necesidad.

Los misioneros no solo seguían al pie de letra las constituciones, sino que incluso las traspasaban. Renunciaron a dormir con colchones para dormir sobre una tabla y un petate o esterilla[22]. La historia habla de que dado que las nuevas fundaciones eran pequeñas y expuestas a n tener el respaldo de las grandes de las provincias de España o de Europa, y el riesgo de quedar tan a desmano, lo mucho que la observancia de estas Ordenaciones para la Nueva Provincia para que la obra tuviera fruto como obra divina[23]. Los misioneros deseosos de servir al Señor y abrazar este ministerio de los indios hicieron todos gran alabanza del fruto que daba seguir estas Ordenaciones de la Nueva Provincia del santo Rosario[24].

El obispo de Macao da un maravilloso testimonio de lo que el vio en Filipinas y luego informo en el capítulo General de la orden en Paris y que se reflejó en las actas: “Con gran gozo hemos sido informados que nuestra Provincia del Santísimo Rosario de Filipinas ha hecho y hace cada día grandes frutos en la conversión de sus gentes. Está en la Provincia muy en su vigor la observancia regular y aún pequeñita en el número de religiosos se ha extendido larga y anchamente en sus ramas, aún a los reinos de Japón y de China. Muestra de ello son que algunos japoneses recién convertidos estaban tan crecidos en caridad que murieron por ella”[25].



9. Los primeros frutos en la vicaría de Bataan

Al partido de Bataán envió por vicario al P. Juan de Santo Tomás con otros tres compañeros el P. Alonso Jiménez, el P. Pedro Bolaños y el P. Domingo de Nieva. Fue esta misión la primera en realizarse en 1587. No habían tenido estos pueblos ministros de asiento sino itinerantes, los misioneros franciscanos y agustinos habían previamente trabajado, pero se habían retirado por la falta de ruto. Los pocos indios que entonces tenían unos setecientos vecinos repartidos por treinta pueblos les costaba mucho perseverar. Supuso mucho trabajo, no había camino abierto de un pueblo a otro y parecía no haber fuerza para todos. Los que se habían bautizado muchos recibieron el bautismo sin instrucción, unos encubrían su bautismo y otros se comportaban como cristianos recibiendo sacramentos sin haberse bautizado. Tuvieron que aprender la lengua para desenredar los engaños predicar e instruir a los indios. Se deja así entender la ardua tarea de trabajar con gente en principio ruda que tenían el bautismo como maldición, (según decían las sacerdotisas catalonas o anitoan)

El P. Vicario Juan de Santo Tomás y el P. Domingo de Nieva consiguieron pronto el contento de los indios que cobraron gran afición a los misioneros por su buen ejemplo y buenas obras. Iban a visitar de pueblo en pueblo ya lloviera o tronara por caminos sinuosos embarrados. El P. Pedro Bolaños de más de sesenta años con su benevolencia y virtud ganó los ánimos e muchos indios. Para atraer a los mayores comenzó por los niños ayudándoles a leer a rezar y a cantar. Visitaba a los enfermos y sin descanso se entregaba a toda clase de trabajos hasta que extenuado cayó enfermo y murió en el convento de San Francisco en Manila por aún no estar fundado el nuestro. El P. Juan de la Cruz les vino a ayudar. Pronto por ser mozo aprendió la lengua y comenzó a tratar a los indos y hacerles enmendar de sus vicios[26]. Fomentaron la libertad de los esclavos, deshicieron entuertos de bandos, corrigieron los excesos de los usureros y difundieron el buen trato con los pobres y maltratados.



10. Los primeros frutos en la provincia de Pangasinán

Para la provincia de Pangasinán nombro por vicario al P. Bernardo Navarro con cinco compañeros los padres Juan de Castro (sobrino del Vicario General), Gregorio de Ochoa, Pedro de Soto, Marcos de San Antonio y Juan de la Cruz. Llegaron en 1587 y un español encomendero llamado Jimenez del Pino les cedió una casa algo estrecha. Pasaron al principio mucha hambre y trabajos. Cuando llegaron al lugar estaban los indios dados a la idolatría[27]. Tan solo en Lingayen donde existía alcalde Mayor habían podido perseverar agustinos y trataban a los padres con más respeto. Si al principio los indios no veían la hora de echarlos fuera, los frailes pronto se adaptaron al lugar y a sus gentes. Por espacio de tres años padecieron toda clase de adversidades. Durante cinco meses cayeron enfermos. Al ver los indios su modo de vivir y la paciencia en sus trabajos comenzaron a ablandarse ya creer en lo que les decían. Una de las cosas que más influyó es el fomentar el aspecto celebrativo de las fiestas de Pascua y de Navidad al igual que la devoción al Rosario. Mucho avance espiritual logró el P. Pedro de Soto y el P. Juan de Santo Domingo cuando estuvo en Magaldán y luego sufrir el martirio en Japón. Allí se dio la conversión del gran principal llamado Casipit (luego tomó el nombre de Pedro), su  mujer Lalo (que tomó el nombre de Gracia) y sus tres hijas que tomaron los nombres de María Inés y Ana al igual que toda la familia que era muy grande. De opositores se convirtieron en grandes promotores y benefactores.

El primer obispo fue el P. Miguel de Benavides quien informo al Papa Clemente de la labor realizada por los frailes[28]. Fue tan grande el espíritu de reforma que trajeron los frailes dominicos que pronto se dejó ver en el cambio de costumbres y mudanza de la vida. Así lo atestigua el Capitán Chacón que gobernaba la provincia de Nueva Segovia que según él la ciudad de Manila parecía vida de monasterio por la devoción y el recogimiento y la forma en que vivían los vecinos en particular las mujeres[29]. Aunque eran pocos los religiosos su testimonio era tan grande que hacían como si fueran muchos. Los fieles acudían a los oficios divinos y eran aventajados en virtud y dados a la oración. Estimaban a los frailes y los querían por guías de sus almas. Luego más tarde visitó la provincia el P. Juan Cobo de gran eficacia apostólica.





11. Los mártires dominicos de Pangasinán

Mártires de la primera generación (1587-1687):

Beato Angel Ferrer Orsucci (1575-1622)

Nació el 8 de Mayo de 1575 en Lucas, Toscana, (Italia) en una familia de noble abolengo. Entró en la Orden dominicana en la Abadía de San Román tomando el nombre de Angelo. Completó allí los estudios de Filosofía y continuó Teología en Santa María de Quercia en Viterbo. Fue ordenado sacerdote en 1597 y continuó sus estudios en Sta María Minerva en Roma. De allí se trasladó a Valencia para alistarse en la misión de las Indias en el lejano Oriente. Después de un año de preparación se embarcó para Manila l 30 de abril de 1602. Fue el primer dominico destinado a la provincia de Cagayan donde aprendió la lengua nativa y empezó su trabajo pastoral. En 1604 fue trasladado a Tulag y fue superior del convento de Lubo. Dos años después se trasladó a Nueva Segovia. Su salud empezó a deteriorarse y fue enviado a la provincia de Bataan donde se repuso y aprendió en dialecto local. De 1610 a 1612 fue Vicario Provincial de Pangasinan de 1610 a 1612. 

En este año fue nombrado Superior de la casa de San Jacinto de Méjico. En 1615 volvió a Manila con un numeroso grupo de misioneros guiados por el P. Diego Aduarte. En 1616 fue nombrado Superior en Abucay, Bataan. Sintió un gran deseo de ir a Japón y obtuvo el permiso del Provincial. Fue enviado con el P. Juan Martínez en Julio de 1618. Los dos llegaron a Nagasaki el 13 de agosto cuando la persecución a los cristianos se recrudecía. Fueron escondidos en casa de uno de los convertidos cristianos, Cosmas Takeya donde empezaron a estudiar el japonés. El 13 de diciembre de 1618 los Padres Orsucci y Martínez fueron arrestados junto con quienes los protegían. En prisión soportaron numerosos tormentos. Allí hizo amistad con un jesuita Charles Spinola. Fue quemado vivo en 1622. El Papa Pio XII lo beatificó el 7 de julio de 1867 con otros 205 mártires de Japón entre los que se encuentran el beato Alfonso Navarrete.

Beato Juan Martínez de Santo Domingo (1577-1619)

Nació en Manzanal de los Infantes, Zamora, (España), en 1577. De joven fue estudiante en la Universidad de Salamanca. Allí entró en el Convento de San Esteban de la orden dominicana. Hizo su profesión el 24 de diciembre de 1594.después de su ordenación sacerdotal se presentó voluntario para la misión en China en el lejano Oriente. Salió de España el 21 de junio de 1601 y llegó a Manila vía Méjico el 30 de Abril de 1602. Poco después de su llegada en 1588 fue asignado a la casa de Santo Domingo en Abucay en la provincia de Bataan. Después de su trabajo apostólico durante seis años volvió a Manila y le nombraron superior de la casa de San juan de Letrán donde fue Comisario del santo Oficio. En 1612 fue asignado a Mangaldan en la provincia de Pangasinán donde los misioneros eran muy activos. Allí aprendió su dialecto. Fue asignado para trabajar con los chinos de Binondo a las afueras de Manila en 1614. Vivió en la casa de San Gabriel y allí empezó sus estudios de chino. 

Cuando la Provincia del Santo rosario decidió abrir una misión en Corea se la confiaron al P. Martínez  para que fuera con otros dos frailes. Partieron de Manila el 15 de Julio de 1618 y llegaron a Nagasaki el 13 de agosto. La misión en Corea no llego a materializarse. Sus dos compañeros regresaron a Manila pero el P. Juan Martinez permaneció en Japón. Entonces junto con el P. Angelo aprendió japonés. El 13 de diciembre ambos fueron arrestados y llevados al gobernador de Nagasaki. Allí en la prisión tuvo que pasar por horribles pruebas. Si no fuera por su fuerte fe hubiera desesperado. Enfermó y murió en la prisión el 19 de marzo de 1619. Es el noveno mártires beatificados de los 205 mártires de Japón. Fue beatificado el 7 de julio de 1867 por el Papa Pío IX.

Beato Fr Alonso de Mena Navarrete  (1578-1622)

Natural de Logroño el 3 del 2 de 1587. Toma el hábito en el convento de San Esteban, Salamanca donde profesa en 1594. En Filipinas es asignado a Binondo, suburbio de Manila, entre los chinos. Fue elegido para fundar la misión de Japón donde logra permiso para fundar la iglesia de Hizen en 1606. En Nagasaky se ocupó de auxiliar a los cristianos perseguidos procedentes de Hizen. Fue denunciado y hecho prisionero. Es llevado a la isla de Ikinoshima y después trasladado a la cárcel de Omura. Allí padeció grandes quebrantos y enfermedades quedando medio ciego. Fue finalmente quemado vivo a fuego lento en Nagasaki en 1622 y beatificado n 1867.

Santo Domingo Ibánez de Erquiza (1589-1633)

Nació en Régil, Giupuzcoa, (España), el 8 de febrero de 1589. Hizo sus votos perpetuos en la Orden de Predicadores en 1605 en el Convento de San Telmo en San Sebastián. Llegó a Filipinas en 1611. Su primer destino fue en Binalatongan (ahora San Carlos), entonces el centro de la misión de los padres dominicos. Allí estuvo desde 1612 a 1616 y después fue destinado al Convento de Santo Domingo en Manila y nombrado profesor de Teología en el Colegio de Santo Tomás (ahora Universidad de Santo Tomás) desde 1621 a 1622. Después fue enviado a Japón en 1623 cuando era consciente de la violenta persecución que acontecía bajo el reino del emperador Shogun Tokugawa Hidetada (1579-1632). 

Fue nombrado Vicario Provincial de la misión. Compartió su misión con compañeros misioneros agustinos, jesuitas y recoletos. Durante diez años vivió en la clandestinidad viajando cuando estaba nevando o lloviendo bajo toda clase de inclemencias por caminos sinuosos soportando dolorosas situaciones. Se destacó en su celo pastoral por los cristianos perseguidos confortándoles y administrando los sacramentos. Fue ayudado por San Francis Shoyemon (+1633) un laico japonés que le servía de catequista y traductor y que luego pasó a ser hermano cooperador dominico mientras estaba en prisión. En julio de 1633 fue arrestado y puesto en prisión en Nagasaki. El 13 de agosto fue sometido a la tortura de horca y hoya (fue colgado de pies y sumergido repetidamente en un pozo hasta la muerte). Murió el 14 se Agosto después de desangrarse y ahogarse hasta el último aliento. Fue el primero en recibir el martirio entre los dieciséis mártires de Nagasaki. Fue beatificado por el Papa Juan Pablo II en Manila el 18 de Febrero de 1981 (la primera beatificación hecha fuera de Roma). Fue canonizado por el mismo papa seis años después en Roma el 8 de octubre de 1987 con sus 16 compañeros mártires junto con San Lorenzo Ruiz.


Mártires de la segunda generación:

San Francisco Gil de Frederich (1702-1745)

Nació en Tortosa, Tarragona (España), en diciembre de 1704 perteneciente a una noble familia. Sus padres le instruyeron con una esmerada educación y a la temprana edad de dieciséis años entró religioso y profesó en la Orden Dominicana en 1718. Estuvo de Maestro de novicios y después de estudiar Filosofía y Teología obtuvo el grado de Lector. Se embarcó para la misión en Filipinas en 1730 Su primer destino fue en Binalatongan (ahora San Carlos) desde 1731 a 1733. Fue nombrado Secretario de la Provincia y colaborador del Prior Provincial desde 1733 a 1735. Se ofreció voluntario para la misión en Tonkin (Vietnam). Fue admitido el 10 de enero después de insistir al Padre Provincial y fue enviado el14 de Marzo de 1735. 

Después de estudiar la lengua nativa en Trunglinh durante cuatro meses ejerció una ardua labor pastoral durante dos años a pesar de las persecuciones a las que estaban sometidos los cristianos. Misionó en los distritos de Ke-men, Bac-trach y Cao-mai dentro de la Prefectura de Chan-dinh y Vutien. Fue perseguido y tras pasar escondido en las montañas fue hecho prisionero el 3 de octubre de 1737 cuando acababa de celebrar la misa y llevado en cadenas como el botín más codiciado del Reino. Fue condenado a la muerte de degüello en 1738. A pesar de duros tormentos en la prisión durante siete años con toda clase de vejaciones continuó su labor infatigable en la prisión convirtiéndola en un centro de misión. Administró la Penitencia a 3.767 personas, bautizó 112, dio la unción a 88. El 22 de enero después de renunciar pisar el crucifijo y la imagen de la Virgen fue decapitado a la edad de 43 junto con el P. Mateo Alonso de Liciniana. Fue beatificado por el Papa pio X en mayo de 1906 y canonizado por Juan Pablo II en Junio de 1988 junto San Vincent Liem de la Paz y compañeros mártires de Vietnam.

Santo Domingo Henares (1765-1838)

Nacido en Baena, Córdoba, (España), el 19 de diciembre de 1765. Recibió el hábito de dominico el 30 de agosto de 17883 en el convento de Santo Domingo de Guadix en Santa Cruz la Real de Granada. A la edad de sólo 19 fue incorporado a la Provincia del Santo Rosario. Dos años después de su profesión fue para Manila en 1786. Recién recibir el acolitado estudió Teología en la Universidad de Santo Tomás donde consiguió el grado de Lector en 1789. Fue ordenado sacerdote en Vigan, Ilocos Sur y celebró su primera misa en Lingayen, Pangasinán en 1789. Pocos años después e su ordenación fue asignado a la misión de Tonkin (Vietnam) el 20 de septiembre de 1789. En su camino hacia Macao recibió como compañero al P. Ignacio Delgado que se le juntó en su viaje a Cochinchina y Malaca. Llego a su destino en Tokin el 10 de octubre de 1790. Después de estudiar la lengua se dedicó al apostolado en la dificultosa misión. Fuenombrado pro Vivario Provincial de la misión y Vicario General. 

Fue nombrado vicario apostólico coadjutor y obispo titular de Fez (África) el 8 de septiembre de 18000 por el Papa Pio VII. Fue consagrado al episcopado por su hermano el obispo Ignacio Delgado en Phu-Nhay. Fue respetado entre los Mandarin por sus conocimientos en Medicina, Astronomía y otras ciencias. En tiempos del emperador Ming-Mang, “el Nerón vietnamita” fue arrestado el 8 de junio de1838 y después decapitado el 25 de Julio de 1838. Fue beatificado por el Papa León XIII el 27 de mayo de 1900 y canonizado por el Papa Juan Pablo II el 19 de Junio de 1988 junto San Vincent Liem de la Paz y compañeros mártires de Vietnam.

Santo Mateo Alonso de Liciciana (1702-1745)

Natural de Nava del Rey, Valladolid, donde nació el 26 del 11 de 1702. Ingresó en la Orden y profesó en el convento de Santa Cruz de Segovia en 1723. Llegado a Filipinas fue destinado a la Universidad de Santo Tomás de Manila y después aprobado para las misiones de Tonkin en 1730. Llegó a Tonkin en 1730. En 1732 hizo entrada en Trun-ling y empezó a aprender la lengua del país. En 1733 empezó a padecer persecución. En 1743 le arrestaron y clavaron una lanza. Fue conducido a la corte de Namdinh y desde allí trasladado a Hanoi y encarcelado. Fue condenado al degüello y luego le conmutaron la pena por cadena perpetua. Allí se encontró con su hermano Federich para gran consuelo espiritual de ambos. Juntos fueron degollados en 1745, ambos tenían 43 años de edad. Los cristianos recogieron los cadáveres y los sepultaron en la Iglesia de Luc-thuy-ha. Fue beatificado en 1906 y canonizado en 1988



12. La proyección en China y el resto del Oriente

No olvidemos que el principal motivo de la fundación de la Provincia del Rosario fue la misión en China. Filipinas fue por así decir la plataforma desde donde se extendió la evangelización en el Lejano Oriente.  

El trabajo con los chinos comenzó apenas llegaron a Manila. Los padres Miguel Benavides y Juan Cobo aprendieron chino y empezaron a trabajar con ellos. Trabajaron en Tondo Baybay y Parián donde se dieron conversiones maravillosas. Prepararon su primer viaje a China en 1590 con unos chinos que les acompañase llamados Francisco y Tomás Seiguán. Cuando llegaron a puerto fueron descubiertos y maniatados llevados a la ciudad de Hayteng donde fueron encarcelados. Sometidos a juicio después de muchas audiencias les mandaron de vuelta a Manila.

El obispo Salazar pide con insistencia que fueran frailes al Japón y que hubiera comunicación entre Filipinas y Japón que haría mucho bien. En 1602 se funda la misión de Japón en el reino de Sutzuma, en la isla de Kiushu. Se nombra Vicario de aquella nueva Vicaría al P. Francisco Morales. En 1614 empiezan las grandes y crueles persecuciones contra los cristianos en Japón, que durarán 25 años. De 1617 a 1637 treintaidós frailes dominicos de diversas nacionalidades dan testimonio de su fe con el martirio acompañados de gran número de terciarios, cofrades y simples fieles escribiendo una de las páginas más gloriosas del martirologio cristiano de todos los tiempos[30]. En los 35 años que duró la misión en Japón solo un fraile dominico murió de muerte natural, todos los demás fueron mártires. A partir de 1640 la misión dominicana de Japón se cerró por más de dos siglos[31].

La Provincia señaló al P. Iñigo de Santa María por vicario y por compañeros a los Padres Jerónimo de Belén y Alonso de Santa Catalina para Camboja. El P. Iñigo era compañero del P. Miguel de Benavides. Era hijo del convento de San Esteban de Salamanca y vino a esta nueva provincia del Rosario casi de los primeros enviados por la buena diligencia del obispo Salazar. Navegando de Camboja a Manila muere el P. Iñigo y el P. Alonso en Camboja. Quedó solo un fraile en Camboja entre grandes peligros sin atreverse a bautizar por no tener licencia del Rey y finalmente regresó a Manila hasta que las cosas prometieran más estabilidad.

En 1626 se abre la misión de Formosa en Taiwan, con los padres Francisco Mola y Jerónimo Morer, dándole el rango de Vicaría[32]. Desde esta misión se dieron los pasos para fundar en la China Continental en 1631. Esta misión durará solamente hasta 1642. Por último, cabe destacar también la presencia dominicana en el norte de Vietnam (Tunkin, Tun-King). Fue una misión gloriosa generosamente regada con sangre dominicana. Vietnam al igual que China estuvo organizada bajo un solo Vicariato pasando luego a formar tres Oriental, Central y Septentrional. Muchos fueron los misioneros testigos de la fe que murieron por la fe y pueden ser considerados mártires.



13. La sangre de los mártires semillas de nuevas generaciones
Aunque en la actualidad los dominicos no llevan ninguna parroquia en Pangasinán salvo el santuario de Managoag convertida en Basílica Minor asociada a la Basílica Mayor de Santa María la Mayor en Roma, la fecundidad de su obra queda probada por la cantidad de hermanas dominicas que trabajan en la diócesis hoy día se encuentran diversas comunidades y órdenes religiosas pertenecientes al miso árbol de la Orden Dominicana[33]. En el santuario de Managoag los padres Dominicos tienen también su noviciado y casa de formación. Son numerosos los novicios y sigue su presencia teniendo una enorme irradiación en el contexto de la Iglesia filipina.






APENDICE I

Mártires agustinos recoletos en Pangasinán
Los Beatos Francisco de Jesús y Vicente de San Antonio están entre los once Agustinos Recoletos que fueron elevados a los altares. La diócesis de Alaminos celebra la fiesta de los dos mártires el 1 de septiembre.

Beato Francisco de Jesús (1590-1632)
Hijo de Pedro Terrero y María Pérez fue bautizado el 2 de junio de 1590 en Villamediana, Palencia, (España). A la edad de ocho años quedó huérfano. Se encargó de él su tío cura y estudió latín y Humanidades en Palencia y desde allí fue a estudiar a Valladolid entre 1612 y 1614 para obtener el grado de Derecho canónico. Entró en la orden de los agustinos recoletos en el convento de San Nicolás en Valladolid y cambió su nombre a Francisco de Jesús cuando profeso en 1615. Fue ordenado sacerdote en 1618. Se embarcó para las misiones en el lejano Oriente en 1619 y llegó a Manila el 16 de agosto de 1620. Fue asignado a Masinloc, (Zambales). En 1622 fue trasladado a Bolinao, Pangasinán y estuvo allí hasta el 2 de Septiembre de 1622 cuando regresó a Manila. Allí fue sub prior del convento hasta febrero del 1623. Entonces dejó Manila para volver a Bolinao con su asistente el P. Vicente de San Antonio.

 El 23 de abril de 1623 partió para Japón con otros ocho misioneros, cuatro dominicos, dos agustinos y dos franciscanos. Llegaron a Satsuma el 20 de junio y de allí se dirigieron a Nagasaki el 14 de Octubre. Allí estudió japonés y recorrió numerosos lugares predicando y administrando sacramentos. Después de seis años viviendo en la clandestinidad fue capturado en Yokinawa el 18 de noviembre de 1629 junto con su asistente el P. Vicente. Ambos fueron encarcelados primero en la prisión de Omura y después en Nagasaki. Los dos fueron llevados a las aguas de sulfuro de Unzen en Arima. Allí fueron torturados. El P. Francisco fue sumergido en las aguas siete veces y el P. Vicente cinco. Finalmente, ambos fueron quemados vivos el 3 de Septiembre de 1632. Fueron beatificados con otros 202 mártires de Japón por el papa Pio XII el 7 de Julio de 1867.

Beato Vicente de San Antonio (1590-1632)

Nació en Carvalho en la Albufera, cerca de Faro, (Portugal entonces perteneciente a España) en 1590. Sus padres fueron Antonio y Catalina. Estudió en Lisboa donde demostró tener grandes dotes para la música. Se ordenó sacerdote el 18 de febrero de 1617. Se embarcó para las islas Canarias y continuó hasta Méjico donde se adhirió a la misión de los agustinos recoletos para Filipinas. Decidió entrar en la orden y recibir el hábito el 21 de septiembre de 1621. Llegó a Manila en Julio de 1622. En septiembre hizo profesión en el monasterio de los Agustinos Recoletos en Intramuros. Se le asignó acompañar al P. Francisco de Jesús en la misión a Japón en 1623. Los dos dejaron Manila para Bolinao, Pangasinan el 16 de febrero de 1623. El convento se quemó apenas llegaron y pronto se embarcaron para Japón. Vivió en Japón en la clandestinidad durante seis años. Vicente fue capturado en Hirashima el 24 de noviembre de 1629 un poco después de que el P. Francisco fuera descubierto. Los dos sufrieron grandes torturas en las prisiones de Omura y Nagasaki durante tres años. Junto su hermano Francisco fue ejecutado en Nagasaki. Fueron quemados el 3 de septiembre de 1632 y beatificados por el Papa Pio IX el 7 de julio de 1867.





APENDICE II

Breve relación de los mártires asociados:
I Representantes de la primera generación (1587-1687)
1619 Juan Martín de Santo Domingo mártir en Japón, tormentos, cárcel; beatificado
1622 Otros mártires en Japón              Luis Flores, fuego lento; beatificado
                                                             Francisco de Morales, fuego lento; beatificado
                                                             Angelo Ferrer Orsucci, fuego lento; beatificado
                                                             Alfonso de Menay Navarrete, fuego lento; beatificado
                                                             José Salvanés de San Jacinto; fuego lento; beatificado
                                                             Jacinto Orfanel, fuego lento; beatificado
Tomás Zumarraga, degollado; beatificado
Tomás del Rosario, fuego lento; beatificado
Mancio de Santo Tomás, fuego lento; beatificado
Domingo Ngata del Rosario, degollado; beatificado
Alejo N., fuego lento; beatificado
Domingo N., fuego lento; beatificado

1633 Otros mártires en Japón             Domingo Ibáñez de Erquiza, horca y fosa; beatificado
                                                            Lucas Alonso del Espíritu Santo, horca y fosa; beatificado
Jacobo Kyushei Gorobioye Tomonaga; horca y fosa; beatificado
Mateo Kokioye del Rosario; horca y fosa; beatificado
Francisco Shoyemon, horca y fosa; beatificado

II Representantes de la segunda generación (1687-1787)
1745 mártires en Tonkin (Vietnam)          Francisco Gil de Federich, decapitado; beatificado
                                                                   Mateo Alonso de Liciana, decapitado; beatificado

1838 otros mártires en Tonkin                    Domingo de Henares, decapitado; beatificado
                                                                                Ignacio Delgado, decapitado; beatificado
                                                                                José Fernandez, decapitado; beatificado
                                                                                Vicente Yen, decapitado; beatificado
                                                                                Pedro Tu, decapitado; beatificado
                                                                                Domingo Nguyen, decapitado; beatificado




BIBLIOGRAFIA

Fr. Fray Diego Aduarte, O.P., Histoia de la Provincia del Santo Rosario de la Orden de Predicadores en Filipinas, Japón y China, Manila, Colegio de Santo Tomás, 1640
Fr Eladio Neira O.P., Heraldos de Cristo en los Reinos del Oriente, Roma 1986
Fr Diego Aduarte O.P., Historia de la Provincia del Santo Rosario de la Orden de Predicadores en Filipinas, Japón y China, CSIC, Departamemnto de Misionología, Madrid 1962
Fr Hilario Ocio O.P. y Heladio Neira O.P., Misioneros Dominicos en el Extremo Oriente 1587-1835, Manila, Filipinas 2000
Fr Manuel Gonzalez Pola O.P., La Evangelización de los Dominicos en Filipinas, Studium V. 32
Fr Miguel Angel Medina O.P., La Primera Comunidad de Dominicos en Filipinas y la defensa de los derechos naturales,Ciencia Tomista V. 116
Fr. Antonio M. Molina O. P., Dimensión cultural de la evangelización de los Dominicos en Filipinas, Studium, V. 27
Fr Roberto B. Andre O.P., Estado de los Dominicos en Filipinas, Or Philippiniana Sacra, V. 44
Fr José Barrado Barquilla O.P., Misioneros Dominicos en América y Filipinas, Archivo dominicano, V. 14
Fr. Alberto E. Ariza O.P., Misioneros Dominicos en América y Filipinas  en el SXVI, Libro 271
Historiadores Dominicos Pro Quinto Centenario de la Evangelización en el Nuevo Mundo, Los Dominicos y el Nuevo Mundo, Actas del II Congreso Internacional, Salamanca 1989
Historiadores Fonseca, Payo, Piñeiro, Pedro O.P., Historia de los Dominicos en Filipinas y Misiones en Oriente,  Libro 27122212 ROJA





[1] En un principio la fundación de la nueva provincia del Santísimo Rosario tenía como objetivo primario la evangelización de China como puede verse en las Letras para su fundación del Rvmo P. Mtro. General del 14 de julio de 1582
[2] Nació en Zaragoza en 1586 se alistó en Filipinas en 1594 y fue nombrado Obispo de Nueva Segovia en 1632 donde falleció santamente
[3] Fray Diego Aduarte, OP, Histoia de la Provincia del Santo Rosario de la Orden de Predicadores en Filipinas, Japón y China, Manila,  Colegio de Santo Tomás, 1640
[4] La Leyenda negra ha querido desfigurar la realidad histórica poniendo como relieve los excesos de los conquistadores y no la valentía y audacia de los misioneros. No se conquistaron a los indígenas por la fuerza de las armas sino por la dulce persuasión del evangelio inscrito en las vidas de aquellos primeros misioneros que sellaron muchos con la sangre del martirio.
[5] A partir de la irrupción del nuevo humanismo surgen movimientos encabezados por figuras como Juan Mair, Jacobo Almain, Luis Vives, Juan de Celaya, Erasmo de Roterdam.
[6] El fin no podía justificar los medios. No se podía repetir la conversión forzada de los moriscos y por tanto no era lícito que se castigase a los indígenas, eran personas libres y no estaban sometidos ni al Emperador ni al Papa.
[7] Otras influencias fueron a través del Real y Supremo Consejo de las Indias que elabora y redacta leyes, emite informes y organiza e interviene en las Juntas de Burgos, Valladolid, Salamanca y Madrid para dirigir la política en defensa de los indígenas. Este organismo estuvo formado por juristas que se formaron en la Universidad de Salamanca.
[8] P. José Mª Vargas, Lista de los religiosos que pasaron al Nuevo Mundo de 1492 a 1600
[9] Padres Maestros ambos pertenecientes a la Escuela de Salamanca y discípulos del Maestro Francisco de Vitoria
[10] El P. Domingo Bañez era como hemos dicho maestro de Teología de la Escuela de Salamanca.
[11] Relación del P. Juan Crisóstomo contenida en las Ordenaciones Generales de la Orden. Los primeros misioneros ansiosos de extender el evangelio dejaron púlpitos y universidades en España para ser admitidos en esta nueva Provincia y anunciar la Buena Nueva en los dilatados imperios de Filipinas, Japón o la China.
[12] Historia de la Provincia p. 22
[13] Esta sería la primera redada del P. Juan Crisóstomo del convento de San Pablo al que luego se agregó el P. Andrés de Almaguer del colegio de San Gregorio y los padres P. Alonso Jimenez, Bartolomé López y Juan de Hururtia del convento de San Esteban de Salamanca. Del convento de Nuestra Señora de la Peña de Francia el P, Alonso Delgado y el P. Bolaños. En total fueron veinticuatro los designados en el Real Consejo de las Indias
[14] Estas Ordenaciones habían sido seguidas en la Provincia de Méjico y habían visto el fruto tan bueno que daban. Estas cosas son las que con el favor de Dios ponemos para que las guardemos como firmes y verdaderos fundamentos.  Historia de la Provincia p. 44
[15] Lucid y echad los rayos de vuestra luz de modo que viendo las gentes vuestras buenas obras glorifiquen en vosotros a Jesucristo.
[16] Estos debían ser voluntarios probados, para el P. Vicario solo los muy voluntarios eran aptos para predicar el Evangelio en Filipinas y la China. Habían de estar dispuestos a vivir con pobreza, áspera vida y trabajos
[17] Este último que fue por Prelado fue muy versado en letras estuvo seis años en Goa impartiendo Teología en el Colegio de Santo Tomás. Volvió a España e impartió Teología en el Convento de San Esteban en Salamanca.
[18] El convento se mantenía no con rentas ni posesiones sino a base de limosnas para vivir de la Providencia. Entre los benefactores se encontraban Doña Ana de Vera, Doña Marina de Céspedes y otras pudientes señoras. Historia de la Provincia p. 61-62
[19] Debían hacer penitencia todos los días después de la oración de Maitines, disciplina durante un Miserere. Historia de la Provincia p. 96
[20] Debían de dedicar a la oración mental dos horas al día una después de Maitines y otra a la una antes del rezo de las Vísperas. Historia de la Provincia p. 96
[21] No había de haber diferencia en la celda del Provincial que en la e cualquier hermano. Historia de la Provincia, p. 96
[22] Los misioneros firmaron todos seguir las Ordenaciones Generales y las Constituciones como un arancel común como se confirmó en el Primer Capítulo Generall de la Provincia en Manila.Para los nuevos conventos de particular reformación se ha de mirar ue sean voluntarios.
[23] Cap XVII de la Historia de la Provincia
[24] Entre los numerosos testimonios que acreditaban este nuevo fervor está el primer obispo de China el P. Jun Pinto, Historia de la Provincia, p. 100-101
[25] Capitulo general de la Orden que tuvo lugar en 1611 en París.
[26] Uno de los vicios más comunes y heredado de sus mayores era el beber.
[27] Como sucedió en Bataan no sembraban en vacío pues habían trabajado ya franciscanos.
[28] “En la provincia de Pangasinán después de once años que vinieron los frailes se ha efectuado una gran conversión en la población”. Historia de la Provincia, p. 131
[29] Era tal la reforma de vida que se generó alrededor del convento de Santo Domingo en Manila que se decía que la vida de la ciudad se había convertido en la vida de un monasterio. Historia de la Provincia p. 62
[30] Las vidas de los mártires se encuentran registradas en las notas necrológicas Nomina defunctorum de las Actas ACPPSR, 1619.
[31] La misión se intentó abrir sin éxito en varias ocasiones desde Filipinas.
[32] Al cumplirse los 50 años de la fundación de la Provincia cuenta esta con ocho vicarías, incluyendo Japón, Formosa y China. Juan Pinto visitando la ciudad de Manila dio cuenta de ello.
[33] El año pasado se celebraron diversas ponencias con motivo del 800 aniversario de la Orden