La Nueva Evangelización del Nuevo Mundo
(La Escuela de Salamanca y su proyección en Filipinas)
Introducción
La vocación
misionera del Nuevo mundo encontró fuerte respaldo en las Órdenes religiosas y
entre ellas figura en un lugar esencial la dominicana. Los dominicos tienen un
lugar privilegiado en la evangelización de Asia y Filipinas los misioneros
dominicanos muchos formados en el convento de Salamanca, escribirán una página
imborrable en la evangelización de Filipinas, Japón, Vietnam, China[1].
El convento de
los dominios de San Esteban y en concreto la Escuela de Salamanca va a tener
una enorme importancia en la Evangelización del Nuevo mundo y del Extremo
Oriente. Muchos de los que allí estudiaron fueron misioneros en Filipinas y
mártires en Japón, Vietnam o China.
El Padre Fray
Diego Aduarte[2] registra esta epopeya misionera en el Extremo
Oriente. El presente estudio se basa principalmente en las notas recogidas por
el historiador en su Historia de la Provincia del Santo Rosario que condensan
los cincuenta primeros años de la fundación de esa primera provincia en
Filipinas. El P. Aduarte fue testigo de la mayor parte de los sucesos que
recoge en su historia[3].
Queremos sobre
todo paliar la leyenda negra de los
abusos que se cometieron para resaltar aquí la tremenda fe, el celo misionero,
la extrema observancia y abnegada caridad y el afán incontenible de aquellos
intrépidos misioneros. Según narra Legazpi no era el dominio material lo que
movía a tal ardua empresa sino la conquista espiritual de las almas para
llevarlas el Santo evangelio y hacerles partícipes de la luz de Cristo.[4]
Es innegable
la gesta heroica que realizaron estos primeros misioneros que como refleja la
historia del P. Aduarte en menos de una centuria colocaron a Filipinas en un
estado de civilización intelectual y espiritual que la puso en la cabecera de
los demás pueblos de Oriente. Estos fundaron no solo iglesias y conventos sino
escuelas, hospitales, orfanatorios, colegios y universidades.
No fue el
destino sino la Providencia que quiso que alguien nacido en Salamanca y tan
vinculado a los dominicos de San Esteban desde la infancia terminara de
misionero en Filipinas. Para se trata de descubrir mis raíces misioneras en
estos grandes misioneros del pasado tratando de seguir hoy sus huellas.
1. La Escuela de Salamanca y un nuevo paradigma
La Escuela de
Salamanca irrumpe en un contexto abrupto de luchas y divisiones a nivel interno
y externo de la Iglesia. Al explosionar la crisis de la Reforma protestante
pone en tela de juicio los presupuestos y la constitución interna de la
institución eclesiástica. En el orden político los enfrentamientos entre los
príncipes cristianos nunca habían sido tan intensos ni adquirido tan amplias
proporciones. Irrumpe las guerras por todos los países de Europa. El imperio
turco se encuentra en el cenit de su poderío expansionista. El descubrimiento
del Nuevo Mundo pide un cambio de paradigma para que no se trasporten las
mismas guerras y divisiones a los nuevos pueblos. En este contexto desolador
también irrumpe la figura de Carlos I que se propugna como el nuevo Cesar del
magno imperio de la cristiandad para dar unidad a tantas divisiones.
Si la
revolución Luterana denuncia la corrupción y degradación de la institución
eclesiástica también en el orden teológico se cuestiona la tradición con el luteranismo, nominalismo y escotismo[5].
La Escuela de Salamanca va jugar un papel muy importante en todo este escenario
tan hostil para promover un nuevo paradigma y una reforma a nivel interno de la
iglesia católica. La figura de Francisco Vitoria y sus discípulos juegan un
papel preponderante en el Concilio de Trento y en un nuevo paradigma que haga
frente a los nuevos retos de la nueva evangelización del Nuevo Mundo. Francisco
de Vitoria con una mentalidad abierta a los nuevos signos de los tiempos y una
fuerte motivación conciliadora en este ambiente tenso surge con una inquietud
renovadora poniendo en juego todos los elementos que se habían venido
asimilando hasta entonces. De un paradigma basado en un sistema de principios
rígidos se abre a nuevos planteamientos que fundamentaran la dignidad y la
defensa de la persona humana sea cual fuere su raza o condición.
En un ambiente
dialéctico donde unos defendían al Emperador y otros a los príncipes o el papa,
enfrentándose guibelinos y güelfos la
Escuela de Salamanca no defiende ni el poder jerárquico temporal o papal ni el
imperialismo del Emperador que aspiraba a heredar el Imperio. Defienden el
derecho de la condición humana como imago
Dei que arranca de Dios supremo Juez y propugnan el llamado Ius gentius, derecho de gentes que
reconoce y defiende los derechos de los indígenas. Se niegan a que tanto el
Papa como el Emperador puedan creerse los dueños patrimoniales del mundo y
defienden a los indígenas como dueño de sus tierras. El descubrimiento no da
derecho a la conquista o al dominio[6].
La evangelización no puede imponerse a la fuerza sino debe respetar la libertad
de las personas. Estos principios defendidos por Francisco Vitoria fueron
refrendados por su condiscípulo Domingo de Soto en su obra De justicia et jure, defendiendo y argumentando que el poder
proveniente de Dios reside en el pueblo. También Fernando Vázquez de Menchaca
influenciado por Vitoria y Soto defendió la libertad de los mares como
principio primario del derecho de gentes y se opuso a todo monopolio de estos. Entre
los más cualificados representantes de la Escuela de Salamanca destacan Diego
de Covarrubias, Bartolomé de Carranza, Melchor Cano, Gregorio López, Domingo Báñez,
Francisco Suarez, Antonio de Córdoba, Juan de la Peña.
2. Paralelismo de la nueva evangelización de
América y Filipinas
Como es de
suponer todo el contexto que se dio en la evangelización del Nuevo Mundo se
trasladó a la evangelización de las Indias. Al igual que la Escuela de
Salamanca proporcionó figuras insignes de la nueva evangelización en América de
igual manera lo hizo en Filipinas y el nuevo extremo Oriente. El descubrimiento
de las Américas fue sin duda la causa del nacimiento de un nuevo paradigma en
la evangelización con un nuevo ardor y celo apostólico al igual que el resurgir
del derecho de gentes y el derecho internacional que sostuviera el derecho de
los indios y regulase los excesos de los encomendadores.
De los
profesores, misioneros y altos funcionarios que pasan a las Indias durante el
periodo de transición (1534-1580), 182 han sido identificados como discípulos
directos de los maestros de la Universidad de Salamanca, aproximadamente 113
cumplieron altas funciones del Imperio o de la Iglesia, 33 fueron obispos, 35
profesores, 125 misioneros. Muchos de ellos recorrieron amplias regiones de las
Indias, 135 desarrollaron funciones e gobierno o labor pastoral. El seguimiento
de las actas y de los grados han permitido registrar 88 títulos universitarios
obtenidos en Salamanca lo que supone el 48 % del total de los alumnos
salmantinos emigrados a las Indias.
Como se dio el
resurgir de nuevas universidades en América hijas de la de Salamanca como en
Santo Domingo, Lima, Méjico, se dio en Filipinas con la Universidad de Santo
Tomás todas ellas siguiendo el modelo salmantino[7].
Como se dio en
América las insignes figuras de Bartolomé de las Casas, Juan Ginés de Sepúlveda,
Juan de Zumárraga, Vicente Valverde, Tomás de Berlanga, Bartolomé de Carranza, Alonso
de Veracruz Bartolomé Frías de Albornoz, Bartolomé de Ledesma Juan de Lorenzana
y Domingo de Santo Tomás, etc, de la misma
forma en Filipinas fueron figuras relevantes el P. Salazar, P. Miguel de
Benavides, el P. Juan de Castro, el P. Pedro de Bolaños junto al P. Alonso Jiménez
y Domingo de Nieva, el P. Marcos de Soria y el P. Juan de Castro, el P. Juan
Maldonado y Pedro Rodríguez todos ellos junto con muchos otros pasaron por
Salamanca.
2 Las expediciones de la primera generación de los
misioneros dominicos
En la primera expedición, sería la expedición de los iniciadores, partieron
en 1579 fueron 19 padres entre otros: Domingo de Salazar, Pedro Benavides,
Francisco Solano, Pedro Ibáñez, Cristóbal de Salvatierra, Antonio de Larralde
(Salamanca)[8].
La figura más importante de la expedición era fray Domingo de Salazar, hijo del
convento de San Esteban de Salamanca. Salió vía Méjico con la primera misión
con 18 padres. La mayoría de ellos mueren en alta mar víctimas de la peste. Los
restantes deciden interrumpir su viaje y quedarse en Méjico. Domingo de Salazar
hace entrada en Manila acompañado de un solo hermano dominico Fray Cristóbal de
Salvatierra. En septiembre de 1581 llega la primera expedición con Domingo
Salazar que sería el primer obispo de Manila. Con Salazar llegaban los primeros
jesuitas y el dominico Fray Cristóbal de Salvatierra, único superviviente de
una gran expedición de dominicos. Salazar convoca una primera Junta en 1582 y
después el primer sínodo para dar solución entre otros el problema de los
tributos.
II En la segunda expedición, sería propiamente la expedición de los fundadores, partieron en
1586 de 40 padres fueron entre otros: Crisóstomo, Castro, Juan de Urrutia,
Diego de Soria, Alonso Jiménez, Bernardo Navarro, Juan Ormaza, Juan Maldonado,
Pedro Bolaños, Pedro de Soto, Pedro Flores (Salamanca), Ambrosio Bueno (Peña de
Francia) y otros. Esta segunda expedición obedece al deseo de Salazar y Cristóbal
de llevar a cabo la fundación de la nueva Provincia. Esta, por así decir, sería
la expedición fundacional. Partieron
los religiosos de Castilla en mayo de 1586 y continuaron su viaje llenos de mil
júbilos y alegrías, después de mil peripecias el 17 de julio de1586 se
embarcaron en Cádiz rumbo a Filipinas vía Méjico (Veracruz). Allí fray
Crisóstomo y Castro hubieron de reagruparse y organizar los que estaban
dispuesto a continuar a Filipinas, continuaron el viaje 20 padres. El día de
Santiago arrivaron a Manila. El padre Juan Crisóstomo que había sido nombrado
vicario general renuncia a su cargo en favor del padre Castro. El padre Miguel
de Benavides sería el fundador de la primera universidad en Manila.
III En la tercera expedición de 1594 fueron 25 padres entre otros:
Juan de la Vega (Salamanca). Esta sería la primera de las cuatro expediciones
con rumbo a Siam y Camboja donde los dominicos prestaban servicios como capellanes.
La Provincia del Rosario quiso que esta expedición sirviera para expandir su
misión en el continente asiático. Fue un fallido intento y hubo numerosas bajas
entre ellas Fray Juan Maldonado y Pedro Labastida.
IV En la cuarta expedición de 1595 fueron 25 padres entre otros:
Alonso Navarro, Simón de San Judas (Salamanca). Se abren nuevos ministerios con
el fin de evangelizar a los chinos residentes en las periferias de Manila en el
barrio de Binondo. Fue como un ensayo para más tarde abrirse al continente
chino. Con más padres se abren nuevas misiones en Cagayán al extremo norte de
la isla de Luzón.
V En la quinta expedición
de 1596 fueron en la Nave de Cristóbal de Zuleta 29 padres Entre otros:
Francisco de Uribe, Juan de Velasco (Salamanca) y en la Nave de Juan Martín
Villacan 30 padres. Gracias al refuerzo de esta expedición se funda la nueva
misión de Japón en el reino de Sutzuma en la isla de Kiunshu como una nueva
vicaría de la que se pondría al frente el padre Francisco Morales como primer Vicario.
3. Figuras reseñas de este primer tiempo, los
primeros fundadores.
P. Domingo de Salazar OP llegó con el P. Salvatierra en 1581. Natural
de Álava tomó el hábito en el convento de San Esteban en 1546. Fue
contemporáneo de los famosos catedráticos de Prima de la ilustre Universidad de
Salamanca, los Padres Maestros Domingo Báñez y Bartolomé de Medina[9].
Oyendo de la nueva evangelización de la Nueva España se alistó para Méjico. Pasó
40 años en América donde se ganó el sobrenombre de Defensor de los indios. En 1579 fue consagrado primer obispo de
Filipinas y enviado para que organizase esa Iglesia. Dispuso el Primer Sínodo
de Filipinas que duró mucho tiempo y dio mucho fruto. Se ganó el calificativo
del verdadero Bartolomé de las Casas de los filipinos. El sería el verdadero
promotor de la Provincia de Nuestra Señora del Rosario a la que tenía gran
devoción.
P. Cristóbal de Salvatierra compañero de Domingo de Salazar y
gobernador de su obispado. Fue como Domingo hijo insigne del convento de San
Esteban e Salamanca. Salió de su convento con el deseo de ser uno de los
primeros fundadores para la Nueva provincia del Rosario. Fue parte de la primera
expedición de la que solo sobrevivieron ellos dos. Unos por enfermedad otros se
quedaron en Méjico. Junto el obispo Domingo ejerció el Oficio de Provisor y
gobernador del obispado actuando como Juez eclesiástico para amparar a los
indios de los excesos de los encomendadores. Era muy caritativo en especial con
los indios más necesitados. Murió de ama en el Hospital de los Sangleyes.
P. Juan Crisóstomo fue el encargado de fundar la nueva Provincia del
Rosario en 1582 y encargado de reunir la primera misión de 30 dominicos. El P.
Juan Crisóstomo fue el encargado de fundar la nueva Provincia del Rosario en
1582 y encargado de reunir la primera misión de 30 dominicos. El P. Crisóstomo
no pudo embarcar con estos primeros misioneros y tuvo que esperar a la segunda
misión compuesta por 40 dominicos. Esta llegó a Cavite en julo de 1587 víspera
de la fiesta de María Magdalena. Como Vicario General convocó el Primer
Capítulo Provincial para elegir a los nuevos definidores y vicarios. La primera
acción fue aceptar las Ordenaciones que se hicieron en Méjico.
P. Miguel de Benavides fue participe de esta misión junto el P. Juan de
Castro y uno de los primeros fundadores. Tomó el hábito y profesó en el
convento de San Pablo en Valladolid. Tuvo por maestro al P. Domingo Báñez del
que fue discípulo[10]. Cuando
se enteró que buscaban religiosos para la fundación de la nueva provincia del
Santo Rosario en Filipinas dejó las aulas y los grados y se alistó. Fue
nombrado en el Primer Capítulo Predicador General designado Predicador General
lector del nuevo convento. Luego más tarde fue nombrado Vicario General y sería
el fundador de la Universidad de Santo Tomás. Fue el primer Obispo de
Pangasinán. Pr muerte del arzobispo de Manila tuvo que acudir a esta ciudad y
le nombraron arzobispo
P Juan de Castro fue nombrado por el P. Juan Crisóstomo vicario.
Había sido dos veces provincial. Este debido a su gran edad procuró excusarse,
pero siendo reconocida por todos su santidad y prudencia y tan amado por todos
finalmente accedió al pedido que se le hacía y tomo el mando de aquella primera
Después del primer capítulo fu designado a Pangasinán con el P. Marcos de Soria
P. Pedro de Bolaños fue participe también de esta misión. Fue
destinado junto al P. Alonso Jiménez y Domingo de Nieva a Bataán. Era este
padre muy devoto del convento de Nuestra Señora de la Peña de Francia cuando se
enteró de que se alistaban para ir a la nueva provincia de Filipinas y China.
La llamada a una reformación para tal empresa le sonó de Dios y alentado por la
Virgen se alistó para tan magna empresa aún a pesar de ser de avanzada edad. Se
le animó diciendo que importaba más religiosos mayores observantes probados en
virtud que jóvenes de buenos principios.
P. Juan Cobo se integró a la misión de Filipinas. Viajó a Filipinas
y se detuvo en la Nueva España un año para atender a negocios de importancia.
Por reprender al Virrey vino desterrado a Filipinas. Llegado a Manila se le
confió el ministerio de los chinos. Se esmeró en aprender la lengua y predicó a
los chinos con gran fruto. A él se debe también la construcción de un hospital
para chinos. Preparó la embajada de Japón. Después de tener éxito u embajada
volvió de Japón para dar cuenta de lo tratado con el Emperador al que causó
gran impresión.
4. El nuevo espíritu, un nuevo celo y ardor
apostólico
Hubo todo un
gran esmero en seleccionar la admisión de aquellos que iban a misionar a las
Indias.
Existe un
documento inédito que da cuenta de los requisitos que se exigían a los misioneros
que se embarcaban a tan magna empresa[11].
El criterio de elección. Han de estar dispuestos a sacrificarse en todo el
trabajo de evangelización incluyendo desacomodos del viaje, el riesgo de salud
iba acompañado con la determinación firme de cumplir la regla en perpetua
penitencia y oración y pobreza. Todos
ellos se esforzaron en aprender nuevas lenguas y construir con sus manos sus
moradas siguiendo en todo el ejemplo de los primeros apóstoles. Para que si la
doctrina no moviera los corazones lo movieran el testimonio de la vida a todos
aquellos que los vieran. Es por este motivo que los fundadores y formadores durante
estos primeros cincuenta años vivieron una vida ejemplar y no solo ellos sino
los cristianos por ellos formados tuvieran tanto parecido con los cristianos de
la Iglesia primitiva.
La reseña
histórica del P. Diego de Aduarte nos habla de que en esta generación se dio
una nueva conversión. Esta conversión se dio tanto en España en los conventos
de la orden como en la nueva provincia de Santiago de Méjico. En España alentó
a este nuevo espíritu el P. Juan Crisóstomo en Méjico el P. Domingo de Betanzos
renunció a aceptar el Obispado de Guatimala para alistarse como pobre ministro
y predicador del evangelio de estas Islas Filipinas. Según nos narra el P.
Aduarte en lo referente al P. Juan
Crisóstomo convocado para fundar la nueva Provincia en Filipinas después de las
diligencias hechas en Roma se desanimó en España pero l Señor puso en su alma
un deseo tan fervoroso que sin poderle resistir determinó volver a la Corte a
trata sobre la fundación y echó ver que era la mano de Dios la que obraba y
comenzó a convocar religiosos para esta empresa y esta nueva Provincia. En la
convocatoria avisaba de la gran reformación y rigor con que la Provincia se
había de fundar[12].
5. La primera redada, la expedición fundacional
Al tener en
mente la fundación de la nueva Provincia para a conversión de Filipinas y la
gran China convenía mantener muy vivo el fervor y la reforma de la propia vida
como el Señor dispuso que los apóstoles no ejercieran tal oficio hasta que
fueron llenos del Espíritu Santo. De entre los primeros religiosos que se
presentó voluntario fue el P. Juan de Castro que fue dos veces Provincial de
Guatimala y entonces se encontraba en el convento de San Pablo de Burgos. A él
le siguieron el P. Miguel de Benavides, el P. Antonio de Arcediano, el P. Juan
de Ormaza, el P. Pedro de Soto, el P. Miguel de Berreza, el P. Juan de Ozeda y
el diácono Domingo de Nieva y el P. Juan Maldonado que después fue santo
mártir. Todos ellos dieron su consentimiento el día de todos los Santos[13].
Partieron para tan gran empresa de Castilla en mayo de 1586 y comenzaron su viaje
llenos de júbilo cantando himnos, letanías, salmos y salves. En el camino leían
libros devotos y se caracterizaban por su devoción, pobreza, abnegación y
humildad. Todo lo confiaban a nuestra Señora del Rosario. El P. Juan Crisóstomo
no pudo embarcarse en la expedición que saldría de Sevilla poniendo al frente
al P. Juan de Castro nombrado vicario.
6. Los sólidos fundamentos de tan magna obra
Para fundar la
nueva Provincia del Santo Rosario en Filipinas el Padre Vicario Juan de Castro
estando en Méjico antes de partir para Filipinas aprovechó para dar unas
ordenaciones generales para asegurar así el sólido fundamento de tan gran
empresa[14].
Se volvía a insistir que para convertir a los infieles y sacarlos de las
tinieblas de sus errores era necesario sumar a la buena doctrina la buena vida.
La ley evangélica no debe ir escrita en tablas de piedra sino en los corazones[15].
Para llevar a los indígenas a Cristo vayamos con un espíritu fervoroso de
oración y llevemos siempre mortificados y rendidos nuestros cuerpos con
penitencias y ayunos.
Se buscó tener uniformidad en todo tanto en la cantidad
como en la calidad del modo de rezar, las celebraciones, las ceremonias, las
iglesias, el porte y el vestido. Para que reluzca la doctrina evangélica es
preciso evitar enredos con los negocios del mundo, cortando pláticas profanas,
evitando novedades y huyendo de palabras ociosas para tratar de condimentar la
sal de la sabiduría evangélica. Los ánimos entregados a las cosas mundanas
distraen mucho del recogimiento y la oración. Al menos hemos de reservar dos
horas cada día a la oración mental y divina contemplación.
7. La llegada a Filipinas de este renuevo
Tras un largo
periplo lleno de adversidades llegados a Méjico se quedaron allí nueve meses.
Allí algunos murieron el P. Miguel de Berreaza, el P. Francisco Navarro, el P.
Pedro Flores en la flor de su edad, nueve se quedaron en Méjico por enfermedad
y algunos nuevos se prestaron para la magna empresa[16].
Los que quedaron en esta primera criba fueron dieciocho. Quince se embarcaron
vía Manila. Y por Macán (la actual Macao) fueron para China el P. Alonso Delgado,
el P. Bartolomé López y el P. Antonio de Arcediano[17].
Para fundar allí la nueva Provincia. El P. Juan Crisóstomo quedó tullido en una
cama, el P. Juan Deza se quedó para atenderle y el P. Juan Cobo para concluir
unos negocios de importancia. Así que fueron quince los que se embarcaron para
Filipinas. Legaron después de muchos trabajos y tormentas al puerto de Cavite en
la víspera de María Magdalena. Entraron en la ciudad de Manila el día el
apóstol Santiago donde les recibió el gobernador y capitán general Dr. Santiago
de Vera y el obispo Fr. Domingo de Salazar.
Después de un
tiempo se le encomendó a este renuevo la provincia de Pangasinán que por ser
todos infieles había bien en qué trabajar. Allí por así decir se concentraban
los trabajos mayores que nadie quería. Indios ariscos venidos de Bataán, chinos
sangleyes que venían de sus tierras a contrataciones en granjerías muy grandes
y mercaderes ocupados en oficios mecánicos. Pero el nuevo grupo que venía de
refresco lo tomó como para bien ocuparse en los trabajos mayores. El P. Vicario
General se quedó para construir un convento en Manila para la conversión de los
chinos. El P. Fray Diego de Soria sería el primer prelado con título de vicario
del nuevo convento[18].
8. El modo de vivir de los misioneros.
Después de que en
Méjico se dieran las Ordenaciones Generales para que esta obra fuese bien
fundada con mucho acuerdo, consejo y oración los misioneros empezaron su labor
apostólica con gran celo y piedad en un gran espíritu de oración penitencia y
pobreza[19].
Según el espíritu del fundador debían tratar siempre de Dios dentro y fuera de
casa, fieles al rezo de las Horas[20].
Debían vestir hábitos pobres. Ninguno tuviese aún para su uso cosa alguna
propia sino es el breviario, su cuaderno de oración y algún libro de devoción.
En las celdas no se permite más que una imagen siendo todas iguales ya sean
prelados o súbditos[21].
No debían aceptar cosa alguna particular que no fuera para uso común de la
Provincia. Entre las casas también debían compartir sus bienes (dineros,
libros, ornamentos, etc) y ofrecerlos a quien tuvieran más necesidad.
Los misioneros no
solo seguían al pie de letra las constituciones, sino que incluso las
traspasaban. Renunciaron a dormir con colchones para dormir sobre una tabla y
un petate o esterilla[22].
La historia habla de que dado que las nuevas fundaciones eran pequeñas y
expuestas a n tener el respaldo de las grandes de las provincias de España o de
Europa, y el riesgo de quedar tan a desmano, lo mucho que la observancia de
estas Ordenaciones para la Nueva Provincia para que la obra tuviera fruto como
obra divina[23]. Los
misioneros deseosos de servir al Señor y abrazar este ministerio de los indios
hicieron todos gran alabanza del fruto que daba seguir estas Ordenaciones de la
Nueva Provincia del santo Rosario[24].
El obispo de
Macao da un maravilloso testimonio de lo que el vio en Filipinas y luego
informo en el capítulo General de la orden en Paris y que se reflejó en las
actas: “Con gran gozo hemos sido informados que nuestra Provincia del Santísimo
Rosario de Filipinas ha hecho y hace cada día grandes frutos en la conversión
de sus gentes. Está en la Provincia muy en su vigor la observancia regular y
aún pequeñita en el número de religiosos se ha extendido larga y anchamente en
sus ramas, aún a los reinos de Japón y de China. Muestra de ello son que
algunos japoneses recién convertidos estaban tan crecidos en caridad que
murieron por ella”[25].
9. Los primeros frutos en la vicaría de Bataan
Al partido de Bataán
envió por vicario al P. Juan de Santo Tomás con otros tres compañeros el P.
Alonso Jiménez, el P. Pedro Bolaños y el P. Domingo de Nieva. Fue esta misión
la primera en realizarse en 1587. No habían tenido estos pueblos ministros de
asiento sino itinerantes, los misioneros franciscanos y agustinos habían
previamente trabajado, pero se habían retirado por la falta de ruto. Los pocos
indios que entonces tenían unos setecientos vecinos repartidos por treinta
pueblos les costaba mucho perseverar. Supuso mucho trabajo, no había camino
abierto de un pueblo a otro y parecía no haber fuerza para todos. Los que se
habían bautizado muchos recibieron el bautismo sin instrucción, unos encubrían
su bautismo y otros se comportaban como cristianos recibiendo sacramentos sin
haberse bautizado. Tuvieron que aprender la lengua para desenredar los engaños
predicar e instruir a los indios. Se deja así entender la ardua tarea de
trabajar con gente en principio ruda que tenían el bautismo como maldición,
(según decían las sacerdotisas catalonas
o anitoan)
El P. Vicario
Juan de Santo Tomás y el P. Domingo de Nieva consiguieron pronto el contento de
los indios que cobraron gran afición a los misioneros por su buen ejemplo y
buenas obras. Iban a visitar de pueblo en pueblo ya lloviera o tronara por
caminos sinuosos embarrados. El P. Pedro Bolaños de más de sesenta años con su
benevolencia y virtud ganó los ánimos e muchos indios. Para atraer a los
mayores comenzó por los niños ayudándoles a leer a rezar y a cantar. Visitaba a
los enfermos y sin descanso se entregaba a toda clase de trabajos hasta que
extenuado cayó enfermo y murió en el convento de San Francisco en Manila por
aún no estar fundado el nuestro. El P. Juan de la Cruz les vino a ayudar.
Pronto por ser mozo aprendió la lengua y comenzó a tratar a los indos y
hacerles enmendar de sus vicios[26].
Fomentaron la libertad de los esclavos, deshicieron entuertos de bandos, corrigieron
los excesos de los usureros y difundieron el buen trato con los pobres y
maltratados.
10. Los primeros frutos en la provincia de
Pangasinán
Para la provincia
de Pangasinán nombro por vicario al P. Bernardo Navarro con cinco compañeros
los padres Juan de Castro (sobrino del Vicario General), Gregorio de Ochoa,
Pedro de Soto, Marcos de San Antonio y Juan de la Cruz. Llegaron en 1587 y un
español encomendero llamado Jimenez del Pino les cedió una casa algo estrecha.
Pasaron al principio mucha hambre y trabajos. Cuando llegaron al lugar estaban
los indios dados a la idolatría[27].
Tan solo en Lingayen donde existía alcalde Mayor habían podido perseverar
agustinos y trataban a los padres con más respeto. Si al principio los indios
no veían la hora de echarlos fuera, los frailes pronto se adaptaron al lugar y
a sus gentes. Por espacio de tres años padecieron toda clase de adversidades.
Durante cinco meses cayeron enfermos. Al ver los indios su modo de vivir y la
paciencia en sus trabajos comenzaron a ablandarse ya creer en lo que les
decían. Una de las cosas que más influyó es el fomentar el aspecto celebrativo
de las fiestas de Pascua y de Navidad al igual que la devoción al Rosario.
Mucho avance espiritual logró el P. Pedro de Soto y el P. Juan de Santo Domingo
cuando estuvo en Magaldán y luego sufrir el martirio en Japón. Allí se dio la conversión
del gran principal llamado Casipit (luego tomó el nombre de Pedro), su mujer Lalo (que tomó el nombre de Gracia) y
sus tres hijas que tomaron los nombres de María Inés y Ana al igual que toda la
familia que era muy grande. De opositores se convirtieron en grandes promotores
y benefactores.
El primer obispo
fue el P. Miguel de Benavides quien informo al Papa Clemente de la labor
realizada por los frailes[28].
Fue tan grande el espíritu de reforma que trajeron los frailes dominicos que
pronto se dejó ver en el cambio de costumbres y mudanza de la vida. Así lo
atestigua el Capitán Chacón que gobernaba la provincia de Nueva Segovia que
según él la ciudad de Manila parecía vida de monasterio por la devoción y el
recogimiento y la forma en que vivían los vecinos en particular las mujeres[29].
Aunque eran pocos los religiosos su testimonio era tan grande que hacían como
si fueran muchos. Los fieles acudían a los oficios divinos y eran aventajados
en virtud y dados a la oración. Estimaban a los frailes y los querían por guías
de sus almas. Luego más tarde visitó la provincia el P. Juan Cobo de gran
eficacia apostólica.
11. Los mártires dominicos de Pangasinán
Mártires de la primera generación (1587-1687):
Beato Angel Ferrer Orsucci (1575-1622)
Nació el 8 de
Mayo de 1575 en Lucas, Toscana, (Italia) en una familia de noble abolengo.
Entró en la Orden dominicana en la Abadía de San Román tomando el nombre de
Angelo. Completó allí los estudios de Filosofía y continuó Teología en Santa
María de Quercia en Viterbo. Fue ordenado sacerdote en 1597 y continuó sus
estudios en Sta María Minerva en Roma. De allí se trasladó a Valencia para
alistarse en la misión de las Indias en el lejano Oriente. Después de un año de
preparación se embarcó para Manila l 30 de abril de 1602. Fue el primer
dominico destinado a la provincia de Cagayan donde aprendió la lengua nativa y
empezó su trabajo pastoral. En 1604 fue trasladado a Tulag y fue superior del
convento de Lubo. Dos años después se trasladó a Nueva Segovia. Su salud empezó
a deteriorarse y fue enviado a la provincia de Bataan donde se repuso y
aprendió en dialecto local. De 1610 a 1612 fue Vicario Provincial de Pangasinan
de 1610 a 1612.
En este año fue nombrado Superior de la casa de San Jacinto de
Méjico. En 1615 volvió a Manila con un numeroso grupo de misioneros guiados por
el P. Diego Aduarte. En 1616 fue nombrado Superior en Abucay, Bataan. Sintió un
gran deseo de ir a Japón y obtuvo el permiso del Provincial. Fue enviado con el
P. Juan Martínez en Julio de 1618. Los dos llegaron a Nagasaki el 13 de agosto
cuando la persecución a los cristianos se recrudecía. Fueron escondidos en casa
de uno de los convertidos cristianos, Cosmas Takeya donde empezaron a estudiar
el japonés. El 13 de diciembre de 1618 los Padres Orsucci y Martínez fueron
arrestados junto con quienes los protegían. En prisión soportaron numerosos
tormentos. Allí hizo amistad con un jesuita Charles Spinola. Fue quemado vivo
en 1622. El Papa Pio XII lo beatificó el 7 de julio de 1867 con otros 205
mártires de Japón entre los que se encuentran el beato Alfonso Navarrete.
Beato Juan Martínez de Santo Domingo (1577-1619)
Nació en Manzanal
de los Infantes, Zamora, (España), en 1577. De joven fue estudiante en la
Universidad de Salamanca. Allí entró en el Convento de San Esteban de la orden
dominicana. Hizo su profesión el 24 de diciembre de 1594.después de su
ordenación sacerdotal se presentó voluntario para la misión en China en el
lejano Oriente. Salió de España el 21 de junio de 1601 y llegó a Manila vía
Méjico el 30 de Abril de 1602. Poco después de su llegada en 1588 fue asignado
a la casa de Santo Domingo en Abucay en la provincia de Bataan. Después de su
trabajo apostólico durante seis años volvió a Manila y le nombraron superior de
la casa de San juan de Letrán donde fue Comisario del santo Oficio. En 1612 fue
asignado a Mangaldan en la provincia de Pangasinán donde los misioneros eran
muy activos. Allí aprendió su dialecto. Fue asignado para trabajar con los
chinos de Binondo a las afueras de Manila en 1614. Vivió en la casa de San
Gabriel y allí empezó sus estudios de chino.
Cuando la Provincia del Santo
rosario decidió abrir una misión en Corea se la confiaron al P. Martínez para que fuera con otros dos frailes.
Partieron de Manila el 15 de Julio de 1618 y llegaron a Nagasaki el 13 de agosto.
La misión en Corea no llego a materializarse. Sus dos compañeros regresaron a
Manila pero el P. Juan Martinez permaneció en Japón. Entonces junto con el P.
Angelo aprendió japonés. El 13 de diciembre ambos fueron arrestados y llevados
al gobernador de Nagasaki. Allí en la prisión tuvo que pasar por horribles
pruebas. Si no fuera por su fuerte fe hubiera desesperado. Enfermó y murió en
la prisión el 19 de marzo de 1619. Es el noveno mártires beatificados de los
205 mártires de Japón. Fue beatificado el 7 de julio de 1867 por el Papa Pío
IX.
Beato Fr Alonso de Mena Navarrete (1578-1622)
Natural de
Logroño el 3 del 2 de 1587. Toma el hábito en el convento de San Esteban,
Salamanca donde profesa en 1594. En Filipinas es asignado a Binondo, suburbio
de Manila, entre los chinos. Fue elegido para fundar la misión de Japón donde
logra permiso para fundar la iglesia de Hizen en 1606. En Nagasaky se ocupó de
auxiliar a los cristianos perseguidos procedentes de Hizen. Fue denunciado y
hecho prisionero. Es llevado a la isla de Ikinoshima y después trasladado a la
cárcel de Omura. Allí padeció grandes quebrantos y enfermedades quedando medio
ciego. Fue finalmente quemado vivo a fuego lento en Nagasaki en 1622 y
beatificado n 1867.
Santo Domingo Ibánez de Erquiza (1589-1633)
Nació en Régil,
Giupuzcoa, (España), el 8 de febrero de 1589. Hizo sus votos perpetuos en la
Orden de Predicadores en 1605 en el Convento de San Telmo en San Sebastián.
Llegó a Filipinas en 1611. Su primer destino fue en Binalatongan (ahora San
Carlos), entonces el centro de la misión de los padres dominicos. Allí estuvo
desde 1612 a 1616 y después fue destinado al Convento de Santo Domingo en
Manila y nombrado profesor de Teología en el Colegio de Santo Tomás (ahora
Universidad de Santo Tomás) desde 1621 a 1622. Después fue enviado a Japón en 1623
cuando era consciente de la violenta persecución que acontecía bajo el reino
del emperador Shogun Tokugawa Hidetada (1579-1632).
Fue nombrado Vicario
Provincial de la misión. Compartió su misión con compañeros misioneros
agustinos, jesuitas y recoletos. Durante diez años vivió en la clandestinidad
viajando cuando estaba nevando o lloviendo bajo toda clase de inclemencias por
caminos sinuosos soportando dolorosas situaciones. Se destacó en su celo
pastoral por los cristianos perseguidos confortándoles y administrando los
sacramentos. Fue ayudado por San Francis Shoyemon (+1633) un laico japonés que
le servía de catequista y traductor y que luego pasó a ser hermano cooperador
dominico mientras estaba en prisión. En julio de 1633 fue arrestado y puesto en
prisión en Nagasaki. El 13 de agosto fue sometido a la tortura de horca y hoya
(fue colgado de pies y sumergido repetidamente en un pozo hasta la muerte).
Murió el 14 se Agosto después de desangrarse y ahogarse hasta el último
aliento. Fue el primero en recibir el martirio entre los dieciséis mártires de
Nagasaki. Fue beatificado por el Papa Juan Pablo II en Manila el 18 de Febrero
de 1981 (la primera beatificación hecha fuera de Roma). Fue canonizado por el
mismo papa seis años después en Roma el 8 de octubre de 1987 con sus 16 compañeros
mártires junto con San Lorenzo Ruiz.
Mártires de la segunda generación:
San Francisco Gil de Frederich (1702-1745)
Nació en Tortosa,
Tarragona (España), en diciembre de 1704 perteneciente a una noble familia. Sus
padres le instruyeron con una esmerada educación y a la temprana edad de
dieciséis años entró religioso y profesó en la Orden Dominicana en 1718. Estuvo
de Maestro de novicios y después de estudiar Filosofía y Teología obtuvo el
grado de Lector. Se embarcó para la misión en Filipinas en 1730 Su primer destino
fue en Binalatongan (ahora San Carlos) desde 1731 a 1733. Fue nombrado
Secretario de la Provincia y colaborador del Prior Provincial desde 1733 a 1735.
Se ofreció voluntario para la misión en Tonkin (Vietnam). Fue admitido el 10 de
enero después de insistir al Padre Provincial y fue enviado el14 de Marzo de
1735.
Después de estudiar la lengua nativa en Trunglinh durante cuatro meses
ejerció una ardua labor pastoral durante dos años a pesar de las persecuciones
a las que estaban sometidos los cristianos. Misionó en los distritos de Ke-men,
Bac-trach y Cao-mai dentro de la Prefectura de Chan-dinh y Vutien. Fue
perseguido y tras pasar escondido en las montañas fue hecho prisionero el 3 de
octubre de 1737 cuando acababa de celebrar la misa y llevado en cadenas como el
botín más codiciado del Reino. Fue condenado a la muerte de degüello en 1738. A
pesar de duros tormentos en la prisión durante siete años con toda clase de
vejaciones continuó su labor infatigable en la prisión convirtiéndola en un
centro de misión. Administró la Penitencia a 3.767 personas, bautizó 112, dio
la unción a 88. El 22 de enero después de renunciar pisar el crucifijo y la
imagen de la Virgen fue decapitado a la edad de 43 junto con el P. Mateo Alonso
de Liciniana. Fue beatificado por el Papa pio X en mayo de 1906 y canonizado
por Juan Pablo II en Junio de 1988 junto San Vincent Liem de la Paz y
compañeros mártires de Vietnam.
Santo Domingo Henares (1765-1838)
Nacido en Baena,
Córdoba, (España), el 19 de diciembre de 1765. Recibió el hábito de dominico el
30 de agosto de 17883 en el convento de Santo Domingo de Guadix en Santa Cruz
la Real de Granada. A la edad de sólo 19 fue incorporado a la Provincia del
Santo Rosario. Dos años después de su profesión fue para Manila en 1786. Recién
recibir el acolitado estudió Teología en la Universidad de Santo Tomás donde
consiguió el grado de Lector en 1789. Fue ordenado sacerdote en Vigan, Ilocos
Sur y celebró su primera misa en Lingayen, Pangasinán en 1789. Pocos años
después e su ordenación fue asignado a la misión de Tonkin (Vietnam) el 20 de septiembre
de 1789. En su camino hacia Macao recibió como compañero al P. Ignacio Delgado
que se le juntó en su viaje a Cochinchina y Malaca. Llego a su destino en Tokin
el 10 de octubre de 1790. Después de estudiar la lengua se dedicó al apostolado
en la dificultosa misión. Fuenombrado pro Vivario Provincial de la misión y
Vicario General.
Fue nombrado vicario apostólico coadjutor y obispo titular de
Fez (África) el 8 de septiembre de 18000 por el Papa Pio VII. Fue consagrado al
episcopado por su hermano el obispo Ignacio Delgado en Phu-Nhay. Fue respetado
entre los Mandarin por sus conocimientos en Medicina, Astronomía y otras
ciencias. En tiempos del emperador Ming-Mang, “el Nerón vietnamita” fue arrestado el 8 de junio de1838 y después
decapitado el 25 de Julio de 1838. Fue beatificado por el Papa León XIII el 27
de mayo de 1900 y canonizado por el Papa Juan Pablo II el 19 de Junio de 1988 junto
San Vincent Liem de la Paz y compañeros mártires de Vietnam.
Santo Mateo Alonso de Liciciana (1702-1745)
Natural de Nava
del Rey, Valladolid, donde nació el 26 del 11 de 1702. Ingresó en la Orden y
profesó en el convento de Santa Cruz de Segovia en 1723. Llegado a Filipinas
fue destinado a la Universidad de Santo Tomás de Manila y después aprobado para
las misiones de Tonkin en 1730. Llegó a Tonkin en 1730. En 1732 hizo entrada en
Trun-ling y empezó a aprender la lengua del país. En 1733 empezó a padecer
persecución. En 1743 le arrestaron y clavaron una lanza. Fue conducido a la
corte de Namdinh y desde allí trasladado a Hanoi y encarcelado. Fue condenado
al degüello y luego le conmutaron la pena por cadena perpetua. Allí se encontró
con su hermano Federich para gran consuelo espiritual de ambos. Juntos fueron
degollados en 1745, ambos tenían 43 años de edad. Los cristianos recogieron los
cadáveres y los sepultaron en la Iglesia de Luc-thuy-ha. Fue beatificado en
1906 y canonizado en 1988
12. La proyección en China y el resto del Oriente
No olvidemos que
el principal motivo de la fundación de la Provincia del Rosario fue la misión
en China. Filipinas fue por así decir la plataforma desde donde se extendió la
evangelización en el Lejano Oriente.
El trabajo con
los chinos comenzó apenas llegaron a Manila. Los padres Miguel Benavides y Juan
Cobo aprendieron chino y empezaron a trabajar con ellos. Trabajaron en Tondo Baybay
y Parián donde se dieron conversiones maravillosas. Prepararon su primer viaje
a China en 1590 con unos chinos que les acompañase llamados Francisco y Tomás
Seiguán. Cuando llegaron a puerto fueron descubiertos y maniatados llevados a
la ciudad de Hayteng donde fueron encarcelados. Sometidos a juicio después de
muchas audiencias les mandaron de vuelta a Manila.
El obispo Salazar
pide con insistencia que fueran frailes al Japón y que hubiera comunicación
entre Filipinas y Japón que haría mucho bien. En 1602 se funda la misión de
Japón en el reino de Sutzuma, en la isla de Kiushu. Se nombra Vicario de
aquella nueva Vicaría al P. Francisco Morales. En 1614 empiezan las grandes y
crueles persecuciones contra los cristianos en Japón, que durarán 25 años. De
1617 a 1637 treintaidós frailes dominicos de diversas nacionalidades dan
testimonio de su fe con el martirio acompañados de gran número de terciarios,
cofrades y simples fieles escribiendo una de las páginas más gloriosas del
martirologio cristiano de todos los tiempos[30].
En los 35 años que duró la misión en Japón solo un fraile dominico murió de
muerte natural, todos los demás fueron mártires. A partir de 1640 la misión
dominicana de Japón se cerró por más de dos siglos[31].
La Provincia
señaló al P. Iñigo de Santa María por vicario y por compañeros a los Padres
Jerónimo de Belén y Alonso de Santa Catalina para Camboja. El P. Iñigo era
compañero del P. Miguel de Benavides. Era hijo del convento de San Esteban de
Salamanca y vino a esta nueva provincia del Rosario casi de los primeros
enviados por la buena diligencia del obispo Salazar. Navegando de Camboja a
Manila muere el P. Iñigo y el P. Alonso en Camboja. Quedó solo un fraile en
Camboja entre grandes peligros sin atreverse a bautizar por no tener licencia
del Rey y finalmente regresó a Manila hasta que las cosas prometieran más
estabilidad.
En 1626 se abre
la misión de Formosa en Taiwan, con los padres Francisco Mola y Jerónimo Morer,
dándole el rango de Vicaría[32].
Desde esta misión se dieron los pasos para fundar en la China Continental en
1631. Esta misión durará solamente hasta 1642. Por último, cabe destacar
también la presencia dominicana en el norte de Vietnam (Tunkin, Tun-King). Fue
una misión gloriosa generosamente regada con sangre dominicana. Vietnam al
igual que China estuvo organizada bajo un solo Vicariato pasando luego a formar
tres Oriental, Central y Septentrional. Muchos fueron los misioneros testigos
de la fe que murieron por la fe y pueden ser considerados mártires.
13. La sangre de los mártires semillas de nuevas
generaciones
Aunque en la
actualidad los dominicos no llevan ninguna parroquia en Pangasinán salvo el
santuario de Managoag convertida en Basílica Minor asociada a la Basílica Mayor
de Santa María la Mayor en Roma, la
fecundidad de su obra queda probada por la cantidad de hermanas dominicas que
trabajan en la diócesis hoy día se encuentran diversas comunidades y órdenes
religiosas pertenecientes al miso árbol de la Orden Dominicana[33].
En el santuario de Managoag los padres Dominicos tienen también su noviciado y
casa de formación. Son numerosos los novicios y sigue su presencia teniendo una
enorme irradiación en el contexto de la Iglesia filipina.
APENDICE I
Mártires agustinos recoletos en Pangasinán
Los Beatos
Francisco de Jesús y Vicente de San Antonio están entre los once Agustinos
Recoletos que fueron elevados a los altares. La diócesis de Alaminos celebra la
fiesta de los dos mártires el 1 de septiembre.
Beato Francisco de Jesús (1590-1632)
Hijo de Pedro
Terrero y María Pérez fue bautizado el 2 de junio de 1590 en Villamediana,
Palencia, (España). A la edad de ocho años quedó huérfano. Se encargó de él su
tío cura y estudió latín y Humanidades en Palencia y desde allí fue a estudiar
a Valladolid entre 1612 y 1614 para obtener el grado de Derecho canónico. Entró
en la orden de los agustinos recoletos en el convento de San Nicolás en
Valladolid y cambió su nombre a Francisco de Jesús cuando profeso en 1615. Fue
ordenado sacerdote en 1618. Se embarcó para las misiones en el lejano Oriente
en 1619 y llegó a Manila el 16 de agosto de 1620. Fue asignado a Masinloc,
(Zambales). En 1622 fue trasladado a Bolinao, Pangasinán y estuvo allí hasta el
2 de Septiembre de 1622 cuando regresó a Manila. Allí fue sub prior del
convento hasta febrero del 1623. Entonces dejó Manila para volver a Bolinao con
su asistente el P. Vicente de San Antonio.
El 23 de abril de 1623 partió para
Japón con otros ocho misioneros, cuatro dominicos, dos agustinos y dos
franciscanos. Llegaron a Satsuma el 20 de junio y de allí se dirigieron a
Nagasaki el 14 de Octubre. Allí estudió japonés y recorrió numerosos lugares
predicando y administrando sacramentos. Después de seis años viviendo en la
clandestinidad fue capturado en Yokinawa el 18 de noviembre de 1629 junto con
su asistente el P. Vicente. Ambos fueron encarcelados primero en la prisión de
Omura y después en Nagasaki. Los dos fueron llevados a las aguas de sulfuro de
Unzen en Arima. Allí fueron torturados. El P. Francisco fue sumergido en las
aguas siete veces y el P. Vicente cinco. Finalmente, ambos fueron quemados
vivos el 3 de Septiembre de 1632. Fueron beatificados con otros 202 mártires de
Japón por el papa Pio XII el 7 de Julio de 1867.
Beato Vicente de San Antonio (1590-1632)
Nació en Carvalho
en la Albufera, cerca de Faro, (Portugal entonces perteneciente a España) en
1590. Sus padres fueron Antonio y Catalina. Estudió en Lisboa donde demostró
tener grandes dotes para la música. Se ordenó sacerdote el 18 de febrero de
1617. Se embarcó para las islas Canarias y continuó hasta Méjico donde se
adhirió a la misión de los agustinos recoletos para Filipinas. Decidió entrar
en la orden y recibir el hábito el 21 de septiembre de 1621. Llegó a Manila en
Julio de 1622. En septiembre hizo profesión en el monasterio de los Agustinos
Recoletos en Intramuros. Se le asignó acompañar al P. Francisco de Jesús en la
misión a Japón en 1623. Los dos dejaron Manila para Bolinao, Pangasinan el 16
de febrero de 1623. El convento se quemó apenas llegaron y pronto se embarcaron
para Japón. Vivió en Japón en la clandestinidad durante seis años. Vicente fue
capturado en Hirashima el 24 de noviembre de 1629 un poco después de que el P.
Francisco fuera descubierto. Los dos sufrieron grandes torturas en las
prisiones de Omura y Nagasaki durante tres años. Junto su hermano Francisco fue
ejecutado en Nagasaki. Fueron quemados el 3 de septiembre de 1632 y
beatificados por el Papa Pio IX el 7 de julio de 1867.
APENDICE II
Breve relación de los mártires asociados:
I Representantes de la primera generación (1587-1687)
1619 Juan Martín de Santo Domingo mártir en Japón, tormentos, cárcel;
beatificado
1622 Otros
mártires en Japón Luis
Flores, fuego lento; beatificado
Francisco de Morales, fuego lento; beatificado
Angelo Ferrer Orsucci, fuego lento;
beatificado
Alfonso de Menay Navarrete, fuego
lento; beatificado
José
Salvanés de San Jacinto; fuego lento; beatificado
Jacinto
Orfanel, fuego lento; beatificado
Tomás Zumarraga, degollado; beatificado
Tomás del Rosario, fuego lento;
beatificado
Mancio de Santo Tomás, fuego lento;
beatificado
Domingo Ngata del Rosario, degollado;
beatificado
Alejo N., fuego lento; beatificado
Domingo N., fuego lento; beatificado
1633 Otros mártires en Japón Domingo Ibáñez de Erquiza, horca y
fosa; beatificado
Lucas
Alonso del Espíritu Santo, horca y fosa; beatificado
Jacobo Kyushei Gorobioye Tomonaga; horca y
fosa; beatificado
Mateo Kokioye del Rosario; horca y fosa;
beatificado
Francisco Shoyemon, horca y fosa;
beatificado
II Representantes de la segunda generación (1687-1787)
1745 mártires
en Tonkin (Vietnam) Francisco Gil de Federich, decapitado;
beatificado
Mateo Alonso de Liciana, decapitado;
beatificado
1838 otros
mártires en Tonkin Domingo de Henares, decapitado;
beatificado
Ignacio
Delgado, decapitado; beatificado
José
Fernandez, decapitado; beatificado
Vicente
Yen, decapitado; beatificado
Pedro
Tu, decapitado; beatificado
Domingo
Nguyen, decapitado; beatificado
BIBLIOGRAFIA
Fr. Fray Diego Aduarte, O.P., Histoia
de la Provincia del Santo Rosario de la Orden de Predicadores en Filipinas,
Japón y China, Manila, Colegio de Santo Tomás, 1640
Fr Eladio Neira O.P., Heraldos
de Cristo en los Reinos del Oriente, Roma 1986
Fr Diego Aduarte O.P., Historia
de la Provincia del Santo Rosario de la Orden de Predicadores en Filipinas,
Japón y China, CSIC, Departamemnto de Misionología, Madrid 1962
Fr Hilario Ocio O.P. y Heladio Neira O.P.,
Misioneros Dominicos en el Extremo Oriente 1587-1835, Manila, Filipinas
2000
Fr Manuel Gonzalez Pola O.P., La
Evangelización de los Dominicos en Filipinas, Studium V. 32
Fr Miguel Angel Medina O.P., La
Primera Comunidad de Dominicos en Filipinas y la defensa de los derechos
naturales,Ciencia Tomista V. 116
Fr. Antonio M. Molina O. P., Dimensión
cultural de la evangelización de los Dominicos en Filipinas, Studium, V. 27
Fr Roberto B. Andre O.P., Estado
de los Dominicos en Filipinas, Or Philippiniana Sacra, V. 44
Fr José Barrado Barquilla O.P., Misioneros
Dominicos en América y Filipinas, Archivo dominicano, V. 14
Fr. Alberto E. Ariza O.P., Misioneros
Dominicos en América y Filipinas en
el SXVI, Libro 271
Historiadores
Dominicos Pro Quinto Centenario de la Evangelización en el Nuevo Mundo, Los Dominicos y el Nuevo Mundo, Actas
del II Congreso Internacional, Salamanca 1989
Historiadores
Fonseca, Payo, Piñeiro, Pedro O.P.,
Historia de los Dominicos en Filipinas y Misiones en Oriente, Libro 27122212 ROJA
[1] En un principio la fundación de la
nueva provincia del Santísimo Rosario tenía como objetivo primario la
evangelización de China como puede verse en las Letras para su fundación del
Rvmo P. Mtro. General del 14 de julio de 1582
[2] Nació en Zaragoza en 1586 se alistó
en Filipinas en 1594 y fue nombrado Obispo de Nueva Segovia en 1632 donde
falleció santamente
[3] Fray Diego Aduarte, OP, Histoia de
la Provincia del Santo Rosario de la Orden de Predicadores en Filipinas, Japón
y China, Manila, Colegio de Santo Tomás,
1640
[4] La Leyenda negra ha querido desfigurar la
realidad histórica poniendo como relieve los excesos de los conquistadores y no
la valentía y audacia de los misioneros. No se conquistaron a los indígenas por
la fuerza de las armas sino por la dulce persuasión del evangelio inscrito en
las vidas de aquellos primeros misioneros que sellaron muchos con la sangre del
martirio.
[5] A partir de la irrupción del nuevo
humanismo surgen movimientos encabezados por figuras como Juan Mair, Jacobo
Almain, Luis Vives, Juan de Celaya, Erasmo de Roterdam.
[6] El fin no podía justificar los
medios. No se podía repetir la conversión forzada de los moriscos y por tanto
no era lícito que se castigase a los indígenas, eran personas libres y no
estaban sometidos ni al Emperador ni al Papa.
[7] Otras influencias fueron a través
del Real y Supremo Consejo de las Indias que elabora y redacta leyes, emite
informes y organiza e interviene en las Juntas de Burgos, Valladolid, Salamanca
y Madrid para dirigir la política en defensa de los indígenas. Este organismo
estuvo formado por juristas que se formaron en la Universidad de Salamanca.
[8] P. José Mª Vargas, Lista de los religiosos que pasaron al Nuevo
Mundo de 1492 a 1600
[9] Padres Maestros ambos
pertenecientes a la Escuela de Salamanca y discípulos del Maestro Francisco de
Vitoria
[10] El P. Domingo Bañez era como hemos
dicho maestro de Teología de la Escuela de Salamanca.
[11] Relación del P. Juan Crisóstomo
contenida en las Ordenaciones Generales de la Orden. Los primeros misioneros
ansiosos de extender el evangelio dejaron púlpitos y universidades en España
para ser admitidos en esta nueva Provincia y anunciar la Buena Nueva en los
dilatados imperios de Filipinas, Japón o la China.
[12] Historia de la Provincia p. 22
[13] Esta sería la primera redada del P.
Juan Crisóstomo del convento de San Pablo al que luego se agregó el P. Andrés
de Almaguer del colegio de San Gregorio y los padres P. Alonso Jimenez,
Bartolomé López y Juan de Hururtia del convento de San Esteban de Salamanca.
Del convento de Nuestra Señora de la Peña de Francia el P, Alonso Delgado y el
P. Bolaños. En total fueron veinticuatro los designados en el Real Consejo de
las Indias
[14] Estas Ordenaciones habían sido
seguidas en la Provincia de Méjico y habían visto el fruto tan bueno que daban.
Estas cosas son las que con el favor de Dios ponemos para que las guardemos
como firmes y verdaderos fundamentos. Historia de la Provincia p. 44
[15] Lucid y echad los rayos de vuestra
luz de modo que viendo las gentes vuestras buenas obras glorifiquen en vosotros
a Jesucristo.
[16] Estos debían ser voluntarios
probados, para el P. Vicario solo los muy voluntarios eran aptos para predicar
el Evangelio en Filipinas y la China. Habían de estar dispuestos a vivir con
pobreza, áspera vida y trabajos
[17] Este último que fue por Prelado fue
muy versado en letras estuvo seis años en Goa impartiendo Teología en el
Colegio de Santo Tomás. Volvió a España e impartió Teología en el Convento de
San Esteban en Salamanca.
[18] El convento se mantenía no con
rentas ni posesiones sino a base de limosnas para vivir de la Providencia.
Entre los benefactores se encontraban Doña Ana de Vera, Doña Marina de Céspedes
y otras pudientes señoras. Historia de la
Provincia p. 61-62
[19] Debían hacer penitencia todos los
días después de la oración de Maitines, disciplina durante un Miserere. Historia de la Provincia p. 96
[20] Debían de dedicar a la oración
mental dos horas al día una después de Maitines y otra a la una antes del rezo
de las Vísperas. Historia de la Provincia
p. 96
[21] No había de haber diferencia en la
celda del Provincial que en la e cualquier hermano. Historia de la Provincia, p. 96
[22] Los misioneros firmaron todos
seguir las Ordenaciones Generales y las Constituciones como un arancel común
como se confirmó en el Primer Capítulo Generall de la Provincia en Manila.Para
los nuevos conventos de particular reformación se ha de mirar ue sean voluntarios.
[23] Cap XVII de la Historia de la Provincia
[24] Entre los numerosos testimonios que
acreditaban este nuevo fervor está el primer obispo de China el P. Jun Pinto, Historia de la Provincia, p. 100-101
[25] Capitulo general de la Orden que
tuvo lugar en 1611 en París.
[26] Uno de los vicios más comunes y
heredado de sus mayores era el beber.
[27] Como sucedió en Bataan no sembraban
en vacío pues habían trabajado ya franciscanos.
[28] “En la provincia de Pangasinán
después de once años que vinieron los frailes se ha efectuado una gran
conversión en la población”. Historia de
la Provincia, p. 131
[29] Era tal la reforma de vida que se
generó alrededor del convento de Santo Domingo en Manila que se decía que la
vida de la ciudad se había convertido en la vida de un monasterio. Historia de la Provincia p. 62
[30] Las vidas de los mártires se
encuentran registradas en las notas necrológicas Nomina defunctorum de las Actas ACPPSR, 1619.
[31] La misión se intentó abrir sin
éxito en varias ocasiones desde Filipinas.
[32] Al cumplirse los 50 años de la
fundación de la Provincia cuenta esta con ocho vicarías, incluyendo Japón,
Formosa y China. Juan Pinto visitando la ciudad de Manila dio cuenta de ello.
[33] El año pasado se celebraron diversas
ponencias con motivo del 800 aniversario de la Orden
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