lunes, 31 de marzo de 2025

LA SEMANA SANTA EN TIERRA SANTA

LA SEMANA SANTA 

EN TIERRA SANTA

 



INTRODUCCION

Este año jubilar 2025 se nos invita a ser peregrinos de esperanza. A pesar del conflicto entre Israel y Gaza muchos peregrinos acudirán a Jerusalén a vivir la Semana Santa en este año jubilar. Solo podemos convertirnos en testigos de esperanza si hemos vivido y experimentado la Pascua de la Muerte y Resurrección del Señor. Por eso queremos disponernos a acompañar como peregrinos el camino del Calvario que recorrió el Señor.

La primera predicación (kerigma) se centraba en los sufrimientos muerte y resurrección del Hijo de Dios. Sorprende como el relato de la Pasión es prolijo en detalles recogiendo las tradiciones más antiguas. Los evangelios sinópticos se escriben como una prehistoria de su Pasión. El final de la vida de Jesús no fue aleatorio sino una consecuencia de su vida. No murió por un error o un malentendido sino como una decisión que mantuvo y orientó toda su existencia. A Jesús no le mataron fue él quien voluntariamente entregó su vida para la redención del mundo. Como el sumo sacerdote Caifás predijo sin saber lo que decía: “Un hombre debe de morir para salvar a la nación sino para unir a los hijos de Dios dispersos” (Jn 11, 51-52)

Cristo no busca admiradores sino seguidores, imitadores. La intención de contemplar su Pasión no es para mover nuestra emoción sino para invitarnos a una nueva forma de vivir. Jesús quiere que nuestro camino de peregrinación hacia la Pascua no lo vivamos solos sino como un pueblo unido a él y los hermanos. Cristo nos ayuda a cargar con nuestra cruz que sepamos como él y con él abrazarla. Además nos invita a ser cirineos que puedan aliviar las cargas de los hermanos. “él es quien nos conforta en nuestros sufrimientos a fin de que nosotros podamos confortar a los que se sienten atribulados “ (2 Co 1, 4).

El tratar de hacer memoria de lo ocurrido teniendo como marco la ciudad Santa es tremendamente evocador. Se dice de Tierra Santa que es “el quinto evangelio”. Tierra Santa ha sido el centro mayor de peregrinaciones de todo el mundo. A partir de la paz de Constantino y después del reparto del imperio entre sus dos hijos, a Honorio le corresponde Occidente y a su hermano Arcadio Oriente con Palestina incluida. Es entonces donde se inician las peregrinaciones. 

Las peregrinaciones a “los santos lugares” dejan constancia del esfuerzo de la comunidad cristiana en recuperar los vestigios que quedaron enterrados después de la destrucción de Jerusalén para convertirlos en lugares de culto. Santa Elena, madre de Constantino lucho por tal labor. 

Grandes personajes se conocen en las filas de peregrinos a Tierra Santa, S. Jerónimo, Melitón de Sardes, Alejandro de Capadocia, Santa Elena, Eutropía. En el primer milenio, a fines del S. III en el 333 ya hay noticias de un peregrino de Burdeox,  la monja peregrina Egeria escribe un diario el “Itinerarium” donde pone por escrito lo que ella vio y sintió. A principios del segundo milenio, Pedro Diácono, a mediados del S. XI recoge en su diario “de locis santis” numerosos aspectos de esta tierra fascinante. En el S. IX los cruzados recuperan y potencian las peregrinaciones. En el S. XII peregrinaría a estas tierras San Francisco como peregrino de paz. San Ignacio de Loyola peregrina a Tierra Santa en 1523. A mediados del S. XVIII, David Roberts recoge un diario con  unos maravillosos dibujos de la Palestina de entonces. Este artículo guarda relación con otros publicados en este blog: Jerusalén la Ciudad Santa, 19, ago, 2020 y la Basílica del Santo Sepulcro, 20, sep, 2020


Rescatar la “ciudad santa” sobre la Aelia Capitolina

Sobre las ruinas de Jerusalén el emperador Adriano construye una nueva ciudad con el nombre de Colonia Aelia Capitolina. Con la estructura del castro romano la vertebraba el eje central el cardo máximus de norte a sur y el decumanus de este a oeste. Estos ejes o arterias centrales dividían la ciudad en cuatro grandes barriadas. El decumanus bordeado por doble columnata se extendía desde la actual puerta de Damasco hasta la de Sión. El quadrivium o cruce de las dos grandes arterias se hallaba hacia la ba´sura, el Hhanqa, donde se encuentra la VII Estación de la Vía Dolorosa. En la gran explanada del templo, el templo judío destruido por Tito en el año 70 fue sustituido por el templo de Zeus o Júpiter de Adriano con dos estatuas ecuestres que vio en el 333 el Peregrino de Burdeos, más tarde San Cirilo, San Jerónimo y la misma Egeria.

Al Foro y al Capitolio destruidos por Constantino en el 326 fueron sustituidos por dos edificios espléndidos: la basílica del Martyrium, la Anástasis y el patio o claustro entre las dos, ante Crucem. Más al sur, fuera del Fretenesis se levantaba una nueva iglesia, Mater Ecclesiae que acogía dentro de sí la sala alta de Pentecostés o iglesia pequeña de los Apóstoles: El Cenáculo. Levantada la basílica de la Anástasis por Constantino allí se traslada la sede del obispo Máximo con su residencia en el Monte Sión. En la Jerusalén del S. IV que conoce la peregrina Egeria estaban los cinco santuarios más importantes: el Cenáculo, el Santo Sepulcro, Getsemaní, La Ascensión y la iglesia de Eleona. El Cenáculo en el monte Sión, la santa morada se levantaba la Mater omnium ecclesiarum. Esta iglesia que conoce Egeria es la más antigua denominada Santa Sión agrandada probablemente por Cirilo de Jerusalén. Ya en tiempos de Tito destruida la ciudad se mantuvo algunas casas fuera de las murallas y entre ellas una pequeña conocida como la pequeña iglesia de Dios y que San Cirilo recuerda como la iglesia superior de los Apóstoles.




Rememorando la Pascua de Jesús

He querido hacer memoria de la “Semana Santa”, recogiendo un pasado, viviendo un presente y proyectando un futuro. Podíamos haber relatados los hechos sin más, pero nos hemos decidido finalmente a hacerlos correlativamente, volviendo a la historia, haciendo historia.

Por eso que no he querido pasar por alto lo que aquí se vivió, con lo que supuso la prehistoria antes de Jesús, la historia y vida de Jesús y la historia construida desde Jesús hasta nuestros días. Es nuestra manera de hacer memoria y de unir nuestra peregrinación a una búsqueda común de tantos hombres, de toda la humanidad.

El rememorar, hacer memoria lo considero muy importante para hacernos partícipes de un legado sumamente rico que ha perdurado a lo largo de los tiempos y que nos sitúa desde la historia de nuestros propios orígenes lo que nos hace fortalecer vivamente nuestra identidad. El cúmulo de experiencias vividas he sentido la necesidad de ordenarlas para poderlas transmitir de forma que pudieran resultar provechosas para nosotros y para otros.

Las dos semanas vividas en Tierra Santa he querido relatarlas al trasluz de la Pascua de Jesús en las dos semanas que trascurrieron, una que la precedió y la otra que la prosiguió. Así he subdividido la peregrinación en dos secciones. En la sección primera narraremos la primera semana en Jerusalén a la luz de la semana anterior a la Pascua judía lo que sería “la semana santa” y la segunda semana en Galilea a la luz de “la octava de Pascua”, semana de las apariciones. (Aunque no coincidieran las fechas cronológicamente con el calendario judío, quisimos rememorar estas fechas por lo cargadas que estaban de significado). 

Según la tradición judía las fiestas grandes duraban una semana, pero la fiesta grande de La Pascua terminaría trascurriendo a lo largo de dos semanas. La fiesta de la Pascua: Pesaj, al unirse con la de los ácimos: Matsot sería la fiesta de Pesaj-Masot que comenzaba el 8 del mes primero de Nisán con una cena introductoria de la primera semana. Teniendo como centro la Cena de Pascua la cena denominada el Seder la noche del 13 de Nisán, se prolongaba con otra semana terminando con otra comida festín el 21. Aunque nuestro viaje se realizara del 31 de Junio al 17 de Julio y no coincidiera con la fiesta de Pascua, ni la Pascua judía ni la cristiana, lo narraremos haciendo dos secciones. La primera semana en Jerusalén del 31 al 7 de Julio la ponemos en relación con la semana del calendario judío del 8 al 15 de Nisán y la segunda semana en Galilea del 8 al 15 de Julio la ponemos en relación con la segunda semana del calendario judío del 15 al 22 de Nisán. Luego dejaremos una última sección dedicada a la vida oculta de Jesús.

Sin lugar a duda Jesús antes de su Pascua mirando los peregrinos que acudían a Jerusalén a la fiesta central quiso recoger toda la historia de salvación vivida a lo largo de tantos siglos y llevar a término la deseada promesa. Qué mejor para nosotros que rememorar, recordar esa última semana para vivir esta primera nuestra recorriendo los lugares y recordando la historia escondida en ellos y volviéndola a sacarla a la luz.

Muy probablemente la cena de la Pascua de Jesús fue celebrada la noche antes de su muerte, el 14 de Nisán del año 3790 desde la fundación del mundo, según la tradicional contabilidad judía, del año 784 después de la fundación de Roma según el calendario romano. Según el tiempo de la era cristiana la muerte de Jesús habría coincidido un viernes de abril del año 30 ó 31 después de su nacimiento. 

Documentos no cristianos recogen tal suceso. El historiador judío Flavio Josefo a finales del S. I en los anales de su historia cuenta: “Pilato lo condenó a morir en cruz por instigación de las autoridades de nuestro pueblo”. También el historiador romano Tácito reseña el dato histórico de la muerte de Jesús: “Fue ejecutado bajo Tiberio por el gobernador Poncio Pilato”. La Pascua de Jesús quedará grabada en la memoria de los suyos y se irá rememorando año tras año. La celebración de la Pascua y de "la gran Vigilia madre de todas las vigilias", es narrada por uno de los primeros Padres de la Iglesia, Justino durante la mitad del S. II. San Cirilo en el S. III nos da constancia de las catequesis que empezaron a tenerse para los catecúmenos que iban a recibir el bautismo en la gran Vigilia de la Pascua en Jerusalén. Tertuliano habla de que la Vigilia Pascual que se celebraba el 14 de Nissan se dilataba en 50 días como si fuera una prolongación de la Resurrección. Notable es también el relato de la comunidad de Abitiene a principio del S. IV. Hoy en día se sigue celebrando el Sábado Santo “La Gran Vigilia de la Luz”.

La liturgia bizantina incluía una hermosa celebración que comprendía la Deposición del Señor de la Cruz y su Santo Entierro. El Sábado Santo centraba la liturgia con un día de oración ante el Santo Sepulcro como preparación de la Gran Vigilia. La Gran Vigilia de Pascua que empezaba con el rito del lucernario acababa en la mañana de Pascua en el monte de los Olivos.  A partir del 326 con Constantino se empiezan a rescatar “los Santos Lugares”. El Santo Vía Crucis arranca como una costumbre ya desde los primeros tiempos del cristianismo. Una vez establecida la paz en el imperio romano los creyentes empiezan a recobrar uno por uno todos los lugares santos y se esmeran en venerarlos y custodiarlos con todo amor. Empiezan así a darse las primeras peregrinaciones.

Cuando acudí a Jerusalén íbamos como peregrinos a intentar visitar estos “lugares santos” tratando de recuperar la fe, la vida, la historia de estos inmersos en estos lugares poniéndolos en relación con los relatos y gestos de la vida de Jesús narrados por los evangelios y por la tradición viva de los que fueron testigos predilectos. ¿Cuál fue el significado de esta Pascua para Jesús, para aquellos hombres que acompañaron a Jesús en aquellos cortos años? Que significó. ¿Qué significa para nosotros? Soy consciente que aquí se ahonda y se esconde el origen de nuestra fe, que aquí nacimos todos. 

Recuerdo la celebración de una Pascua en Taizé donde tuve la suerte de pararme un Viernes Santo ante la cruz. En esa Cruz vacía descubrí mi vida, el mundo, un mundo vacío lleno de odio y rencor, orgullo y división con tantas luchas de poder. Ante esa Cruz recibí la llamada del Señor. Ese, un mundo vacío aparentemente sin Dios, sin esperanza es precisamente el que Dios esta intentando abrazar. Tantas vidas, tantos hogares y familias, tantos pueblos donde no reina el amor, donde no reina la paz Dios mismo nos pide, nos suplica: Ábreme tu vida. Si hoy descubrieras quien viene a traer la paz (Lc19, 42 ). En esa cruz vacía alguien quiso traernos la paz acercarnos la paz a los que estábamos lejos. Hoy sigue llamando a nuestros corazones para que reine la paz.




La centralidad de la Pascua

La Pascua, la fiesta de las fiestas, es el centro de todo el año litúrgico. Todo el año litúrgico tiene como punto culminante la Pascua y hacia ella va dirigido. Celebrar el misterio de Cristo, es celebrar la vida y toda la existencia cristiana. 

La celebración de la Pascua se convierte así, en un camino hacia la Pascua definitiva y eterna. La Pascua vivida y realizada en Cristo, ha de proyectarse a toda la vida, a toda la Iglesia, a todo el mundo. La Iglesia celebra y vive el Misterio Pascual en la espera de la Pascua eterna. La celebración de la Pascua en la Iglesia se hace pues, anual, semanal, diaria y siempre cíclica. 

La Pascua anual

Una vez en el año se celebra el Santo Triduo Pascual, donde se celebra la pasión, muerte y resurrección de Cristo y que viene preparado de manera más inmediata, en el tiempo de Cuaresma y que se prolonga en la alegría de los cincuenta días sucesivos acabando en Pentecostés. Ya Tertuliano habla de que la Vigilia Pascual que se celebraba el 14 de Nissan se dilata en 50 días como si fuera una prolongación de la Resurrección, un único día de alegría Pascual.  

Más tarde, se incorporaría en el año litúrgico, la celebración de Adviento y de Navidad. La fiesta de la Natividad y la Epifanía ya se celebra en el s. III, al multiplicarse las peregrinaciones a Tierra Santa y poner de relieve los episodios de la infancia de la vida de Cristo. 

Poco a poco se fue difuminando la centralidad de la Pascua, contribuyendo estas fiestas a restar el foco de la alegría Pascual. La dilatada expansión de la celebración Pascual originó la fragmentación del Misterio de Cristo en momentos y fiestas diversas consideradas más bien como episodios y momentos autónomos, más que puestas en relación con el único Misterio de Cristo centrado en la Pascua.

El tiempo de Cuaresma se mantuvo vinculado al Misterio Pascual, como tiempo privilegiado de preparación de los catecúmenos que iban a recibir el Bautismo. Las 5 semanas de Cuaresma están distribuidas en catequesis mistagógicas que siguen toda una preparación: 1ª semana: “Las Tentaciones”: importancia y entrega de la oración cristiana por excelencia, el “Padre Nuestro”; 2ª semana: “La Transfiguración” el sentido de la cruz, 3ª semana: “La samaritana”: el sentido y la preparación del Bautismo; 4ª semana: “La curación del ciego”: Preparación para la Vigilia, significado de la luz y el cirio Pascual; 5ª semana: “La Resurrección de Lázaro”: El significado de la Pascua, de la Muerte y Resurrección de Jesús.

En el año litúrgico, donde se va celebrando los misterios de la vida de Cristo, el cristiano se pone en contacto con las realidades salvíficas de los misterios de la vida de Cristo y de su muerte gloriosa, a las que él tiene que conformar su propia vida. Durante todo el ciclo anual en el año litúrgico, la Iglesia desarrolla toda una mistagogía que gira en torno al Misterio Pascual, de esta manera la Iglesia provee a través de la gracia del año litúrgico, el cauce de la propia vida y la pedagogía perenne y programada para el pueblo de Dios de todos los tiempos y lugares de la tierra.

Los catecúmenos, elegidos para recibir el Bautismo, llamados iluminados “photizomensi”, llevaban a cabo una preparación intensa para el Bautismo. Lo mismo sucede con la preparación de los iluminados en Antioquia y Constantinopla. Así lo confirma la  rica estructura bautismal, que poco a poco, se desarrolla en la Iglesia de Roma . Las catequesis mistagógicas eran desde antiguo parte de los ritos de inicia. 

No quiero acabar este apartado sin antes dar una breve idea del año litúrgico judío: El ciclo anual judío tenía como origen y centro ante el cual giraba todo “La Gran solemnidad de la fiesta de Pascua” Pesá-Matsot: conmemoraba la salida de Egipto e iba seguida de otras tres grandes fiestas: “La fiesta de las semanas” Shavuot: que conmemoraba las 5 semanas el don la Alianza en el Sinaí; “La fiesta de las tiendas o de los tabernáculos” Sukot: que conmemoraba el tiempo de peregrinación por el desierto y finalmente “La fiesta de la Dedicación” Purim:  que conmemoraba la dedicación del Templo.  

Este año litúrgico judío tiene mucha importancia pues está a la base del año litúrgico cristiano. Así “las fiestas” se trasladarían, con la correspondiente cristianización, a nuestro año litúrgico que seguiría teniendo como centro, “La gran solemnidad de la fiesta de la Pascua”(Pesha). A ésta, la seguirían las fiestas de Ascensión y Pentecostés. Posteriormente se incluirán la Fiesta de la Dedicación seguida a la Natividad y la Epifanía como preparación previa, mientras que “la fiesta de las Tiendas”, “la de la Expiación, Yom Kippur serían sustituidas por otras fiestas específicamente cristianas: La Santísima Trinidad, Sagrado Corazón, Corpus Christi y Exaltación de la Cruz, etc.




La Pascua de Jesús dio origen a un nuevo significado

La Pascua tiene su prehistoria en un pueblo nómada y va a a cargarse de significado cuando el pueblo se asienta en la Tierra Prometida y construyen la ciudad Santa y el Templo. Se da todo un proceso de Yahvización que con Jesús cambiará radicalmente en su Cristificación. 

Hemos de retornar a la Pascua judía y su centralidad en el año litúrgico judío. Las fiestas judías solían durar una semana. Tan sólo La Gran celebración de la Pascua Pesá al unirse con la de los Ázimos Matsot se prolongaría hasta dos semanas. Así la Pascua Judía Pesá-Matsot comenzaba con una semana de preparación que se iniciaba con una comida introductoria y se prolongaba con otra semana que culminaba con otra comida sagrada y festiva. Esta semana posterior era la que se había añadido a la Pascua como fusión con la celebración de la fiesta de los Ázimos.

Ese sería el contexto de la celebración de la Pascua de Jesús y que Juan intenta reproducir con fidelidad manteniendo la estructura de la Semana Santa, que empieza con la vigilia del domingo de Ramos con la unción en Betania y la semana siguiente descrita hasta el Domingo de Resurrección. Este, el primer día de la semana, daba inicio a otra semana que acaba con la aparición a todos los discípulos reunidos, incluso Tomás, a los seis días después. 

Coincidirá que la semana de los Ácimos judía, adquiere el significado de la Octava de Pascua, como catequesis que Jesús va haciendo en la primera comunidad cristiana, como la nueva presencia entre ellos del Resucitado, sobre todo los momentos donde sentándose con ellos a la mesa parte el pan.

Siguiendo el evangelio de Juan, la primera semana (c. 1-2), hace relación a la semana de la Creación, creación del hombre y descanso. La segunda semana (c. 12-19), descrita con todo detalle sería La Semana Santa, que hace relación a la redención llevada a cabo por Cristo. La tercera semana (c.20), será la Semana de Resurrección, la Octava Pascual  que inaugura el tiempo definitivo de Cristo. Durante este tiempo hasta Pentecostés, incluyendo la octava simple, se complementaba la mistagogía de los neófitos que acababan de ser bautizados. Así, la tradición va a conservar la importancia de este tiempo, como instrucción para dar sentido y significado a los sacramentos de iniciación, que tenían como cúlmen la Eucaristía.

La conmemoración de la Semana Santa proyecta la celebración de la Pascua a todo el año. La celebración de la Eucaristía dominical en el “día del Señor” se proyecta a toda la semana y renueva con el sentido de la fiesta y el descanso el misterio de la Creación y de la Nueva Creación de Cristo resucitado, en la espera de su parusía, el definitivo “día del Señor”.

Así se fue tomando la costumbre de reunirse el primer día, después del sábado, para celebrar la Resurrección. De la primitiva celebración de la Vigilia Pascual, se pasa en el S. IV a la celebración del Triduo y la gran Semana. Destaca sobre todo la forma en que en Jerusalén ya en el S. IV se vivía toda la Semana Santa y la influencia que esto iba a tener en otras Iglesias dónde se irían trasportando sus ritos.

Justino, durante la mitad del S. II, nos ofrece la descripción de la celebración eucarística, que sigue al Bautismo de los neófitos y que se hace el Domingo, en “El día del Sol”. Siguiendo su relato, se podía ya distinguir varios momentos del rito de la celebración: Liturgia de la palabra, con las lecturas del Antiguo y Nuevo Testamento, homilía del presidente y plegaria de los fieles, abrazo de paz, presentación de los dones y plegaria eucarística, comunión eucarística y liturgia de la caridad o comunión de los bienes. Al final, la comunión eucarística es llevada a los ausentes por los diáconos y la colecta recibida, era distribuida por los mismos a aquellos que pasaban más necesidad. Notable es también el relato del martirio de la comunidad de Abitiene a principios del S. IV donde los fieles después de haber celebrado el Dominicum, la Eucaristía del “día del Señor” fueron martirizados. 




El Triduo Pascual

Los tres días del Triduo Pascual son el Viernes, el Sábado y el Domingo de Resurrección, con el prólogo de la Cena Vespertina del Señor del Jueves y la Vigilia de Pascua que con la celebración del Domingo, son el centro y la cumbre del año litúrgico .

La Vigilia Pascual sería el vértice neurálgico de toda la liturgia. Originalmente la única liturgia del Triduo Sacro era la Gran Vigilia Pascual en la que se celebraba e “transitus” de Jesucristo, de su Muerte a su Resurrección. Esta Gran Vigilia Pascual se consideraba la Vigilia madre de todas las vigilias del año.

La presencia del Triduo Pascual en la liturgia de la Iglesia se observa ya en el SII. Una controversia de no leve entidad vino a turbar la celebración Pascual. El asunto de la cronología. Las comunidades de oriente de Asia mantenían el 14 de Nisán, mientras las comunidades de occidente aguardaban para romper el ayuno a la noche del sábado posterior, al plenilunio. 

La intervención conciliadora de San Irineo puso fin a la controversia. No obstante, se fue poco a poco desdibujando la intensidad de la Vigilia, en la fragmentación del Misterio Pascual, pasando a celebrarse el Jueves, el Viernes y el Sábado anterior a la Vigilia Pascual, a la par de otro triduo posterior, para acentuar la vertiente de la Resurrección: el domingo, lunes y martes “in albis”. Así al Triduo de la Pasión se contrapone el Triduo de Resurrección.

Este sería el esquema general que la Tradición mantuvo de celebración del Triduo Pascual: El Jueves Santo, antes considerado día conclusivo de la Cuaresma, estaba caracterizado por una triple celebración: la reconciliación de los penitentes, la Misa Crismal y la conmemoración de la Institución de la Eucaristía. El Viernes Santo centraba la liturgia en la Celebración de la Muerte del Señor, con la Adoración de la Cruz. Tenía un marcado carácter penitencial y de ayuno. La liturgia bizantina incluía una hermosa celebración litúrgica que celebraba la Deposición del Señor de la Cruz y su Santo Entierro. El Sábado Santo centraba la liturgia con un día de oración ante el Sepulcro. Tenía un marcado carácter penitencial y de preparación para la Gran Vigilia. La liturgia ha hecho hincapié en profundizar también el descenso de Jesús a los infiernos. Finalmente, la Gran Vigilia de Pascua por la noche incluía el rito del fuego, la bendición del cirio, la procesión, el “exultet”, la liturgia e la palabra, la gran liturgia bautismal y la Eucaristía como centro de la Vigilia.

La celebración de la Eucaristía como Memorial de la Pascua de Cristo la refiere  un pseudo Hipólito de la siguiente manera: “Esta es la Pascua que Jesús deseaba padecer por nosotros… este era el deseo salvífico de Jesús , este su amor totalmente espiritual, mostrar el tipo por aquello que es, o sea, solo un tipo, y dar,  por el contrario a los discípulos, en su lugar, su santo cuerpo: Tomad y comed” .

Así vemos como la celebración de la Vigilia se va prolongando progresivamente con un tiempo de preparación y un tiempo de prolongación. El tiempo de preparación  más inmediato dura cuarenta horas de ayuno con sus correspondientes celebraciones durante el Viernes, Sábado y Domingo que constituyen el Triduo Pascual y que luego se extiende a toda la semana y se prolonga toda la preparación de la Cuaresma 




La vivencia de la Pascua judía en Jerusalén en tiempos de Jesús

La fiesta de La Pascua para el pueblo judío estaba cargada de significado y constituía el centro del culto y del año litúrgico. La Pascua va a sufrir todo un proceso de historización y Yahvización a lo largo de toda la historia de salvación. La Pascua era celebrada al comienzo de la primavera como el principio del año, la irrupción de la vida. 

Al principio la Pascua fue una fiesta primaveral que fue celebrada por el pueblo de pastores nómadas por el desierto. Se ofrecía un cordero como signo de los primogénitos. Más tarde, cuando el pueblo se va asentando como pueblo sedentario, se le suma la significación de acción de gracias por los primeros frutos de la tierra: los panes ácimos. La fiesta de La Pascua terminará asociándose a la fiesta de los ácimos, celebrando una gran fiesta que se alargaría por dos semanas. Será a partir del Éxodo dónde va a cobrar toda una significación nueva con un profundo significado para la teología isrealita.  

Con Moisés, como se narra en Ex 12, dónde con motivo de la décima plaga, se pedía al Faraón el permiso de salir a celebrar esta fiesta y ante la dureza del mismo, es donde Dios actuará. En aquella noche previa a la salida de Egipto, “el ángel del Señor” “pasará” salvando a los primogénitos israelitas y destruyendo a los egipcios. Es aquella noche donde el pueblo celebra la liberación de la opresión de Egipto. Más tarde se van asociando distintos significados relacionados con este hecho central. La fiesta de Pesá-Matsot se pondrá en relación con la fiesta de las semanas Shabuot, al final de la cosecha celebrando el don de la ley en el Sinaí, la fiesta de las tiendas Sukkot, después de recoger el fruto de la vid celebrando la permanencia en el desierto y la fiesta de la Dedicación Purim donde se celebraba la entrada en la tierra prometida y la dedicación del templo. 

Como se ve, todo giraba en torno a la Pascua, a la que se irían añadiendo toda una serie de significados. También la celebración de la fiesta como tal, al principio más tribal y familiar, iría tomando cada vez más un carácter nacional, sobre todo desde la reforma del rey Josías, girando toda ella entorno a Jerusalén, la ciudad santa, donde todo varón debía peregrinar para su celebración anual, y al templo que centralizaba también el culto. En tiempos de Jesús se hacía el sacrificio del cordero en el templo y se comía en las casas según la costumbre. 

Según se describe en Ex 12, la celebración empezaba con un banquete sagrado el 8 de Nissan, al tercer día se preparaba el cordero. La noche del 13, víspera de la Pascua se comía el codero. El 14 era el día de descanso de la Pascua y terminaba la fiesta. Posteriormente se prolongó durante la semana de los ácimos con otro banquete sagrado en la vigilia del 21. En la Pascua judía había una serie de elementos esenciales: El cordero Pesá, los panes ácimos matsha y las hierbas amargas maror. Se hacía memoria de la Pascua haggadah narrando los siete grandes acontecimientos salvíficos con siete copas y siete bendiciones. También se bendecían los panes y se iban intercalando los Himnos del Gran Hallel (Sal 111-113 y 136) donde se hacía alusión a todos estos hechos.

Así pues, el pueblo judío celebraba cada año la Pascua, el acontecimiento más grande de su fe. El Padre de familia se reunirá con su familia y contará a sus hijos de generación en generación como el Señor pasó por sus casas liberando a sus primogénitos de la muerte. Serían alrededor de 430 años de esclavitud los que precedieron a aquella noche de Pascua en que el Señor sacó del país de Egipto a su pueblo perseguido por los egipcios. 

El Señor los libró de sus manos abriéndoles las aguas del mar Rojo y haciéndoles pasar entre las aguas mientras los ejércitos del Faraón perecían ahogados. El Señor guio al pueblo por el desierto durante 40 años en medio de signos y prodigios proveyéndoles del mana para que no muriesen de hambre y dándoles de beber del agua de la roca para que no muriesen de sed, a fin de darles a conocer que Él les acompañaba y socorría en todo momento. 

En el monte Sinaí el Señor pactó con su pueblo una Alianza, haciéndoles el pueblo de su propiedad, entregándoles el don de la ley para que la guardasen y haciéndoles caminar como un pueblo unido hasta entrar en la tierra de promisión que mana leche y miel. Esta Pascua judía que como decíamos ya existía antes del éxodo y que dio identidad al pueblo, iba a prefigurar otra Pascua ya no temporal sino definitiva y eterna. La primera conmemoraba la momentánea preservación de la vida de los primogénitos, la segunda definitiva Alianza eterna que establecería Jesús celebra el don de la vida eterna para todos los hombres.




La vivencia de la Pascua en Jesús 

Aunque la descripción de la Pascua varía entre los sinópticos y Juan, es curioso como este último estructura todo el evangelio en torno a la Pascua y sigue un paralelismo mimético con la Pascua judía. La narración del evangelio y la Pascua viene a ser una verdadera haggadah de la Pascua cristiana. Sorprende como durante el evangelio además de hablar de la fiestas (Semanas 5,1, Tiendas 7,2, Dedicación, 7,2) presenta las tres semanas y las tres Pascuas (2,17; 6,4; 13,1 ) y hace un desarrollo de los 7 signos seguidos de sus discursos. 

Sorprende el paralelismo sobre todo cuando hace la cronología de la última semana. La semana Pascual va precedida con una cena en la víspera del Domingo de Ramos, situando la cena de Pascua un día anterior el Jueves Santo y presentando la Muerte de Jesús en la tarde del Viernes el día de la parasceve preparación del sacrificio. Sorprende igualmente la primera aparición en el cenáculo el primer día de la semana, el Domingo, inicio de esa semana de octava que termina con la última aparición en el cenáculo. 

Juan sitúa así la Pascua como centro de todo el Misterio de Cristo, en su realización histórica, en su prolongación sacramental y en su prefiguración tipológica. Jesús presentado al tercer día de la primera semana por Juan el Bautista a sus discípulos, era el Cordero de Dios, el mismo que el tercer día de la Semana Santa se presenta para ofrecerse libre y voluntariamente a su Pasión y Muerte, el mismo que el Jueves lo anuncia por primera vez a los discípulos en la Cena y el mismo ofrecido voluntariamente el Viernes Santo en la Cruz, la misma hora en que en el templo se inmolan los corderos, a los que no se debía de quebrar ningún hueso.

Así pues, Jesús de Nazaret, a sus 33 años, en plena efervescencia de la vida, después de anunciar un mensaje de salvación que conmovió a las multitudes, cuando era Poncio Pilato gobernador de Judea, provincia romana, la vigilia del 14 de Nisán del año 3790 desde la fundación del mundo, según la tradicional contabilidad judía, del año 784 después de la fundación de Roma, según el calendario romano, al celebrar el 1480 aniversario de la Pascua judía, conmemorando la independencia nacional, cuando hacía 40 años que habían perdido su soberanía por la dominación romana y todo el pueblo esperaba la llegada del Mesías para liberar al pueblo oprimido, se reunió a celebrar la Pascua con sus discípulos y aquella noche cambió el rumbo y el destino no sólo del pueblo judío sino de toda la humanidad.

Pletórico de amor, en un gesto descomunal de amor, plenamente consciente y libre para hacer lo que hacía, cambió radicalmente el sentido de la Pascua, inaugurando una Pascua eterna y definitiva que iba a traer la independencia, la liberación plena y la salvación a todos los hombres.

Jesús no inmolaba ningún cordero sino su propia vida, su propio cuerpo y su propia sangre para saldar la deuda del pecado de los hombres ante Dios Padre. Él, con su vida, traspasaba el poder del maligno y de la muerte y anunciaba la plena liberación y realización del hombre en el amor y proclamaba el evangelio y las bienaventuranzas como el camino para transformar y vencer el mal a fuerza de bien, ofreciendo el perdón y la reconciliación como mandamiento nuevo del amor y fermento del Reino, de una fraternidad universal sin acepción de personas, de raza, sexo o condición social.

Jesús de Nazaret se constituía en el nuevo pastor y guía de su pueblo, asegurándoles su presencia, su amor y su fidelidad, dándoles a comer y beber de su cuerpo y de su sangre y prometiéndoles el don de su Espíritu para guiarles hasta la vida eterna.




El primer relato de la Pasión: La Pascua Mc 14,1-16,8

Hemos escogido como base escriturística el relato de la Pasión y Pascua de Jesús en Marcos Mc14-16 por ser este el relato más antiguo de los evangelios desde donde los otros se nutren. Este relato constituye la última sección del evangelio que es no sólo la más detallada pormenorizada sino a la vez aquella hacia la cual se orienta todo el evangelio.

En efecto toda la vida de Jesús como se refleja en el evangelio se orienta a la Pascua. El acontecimiento de su Pasión muerte y resurrección que se desarrolla en el Calvario no es sino el acto final que concluye y cierra no de una manera arbitraria toda la vida de Jesús.

Sobre todo, a partir del episodio central de la confesión de Pedro, se hace más explícitamente el anuncio de su pasión muerte y resurrección indicando la clase de muerte que se esperaba: “El Hijo del hombre va a ser entregado…lo condenarán a muerte…se burlarán de él, le escupirán, lo azotarán, lo matarán y a los tres días resucitará” (Mc 10-33-34). A la confesión de su identidad como el Mesías, el Hijo de Dios vivo, Jesús no tarda en aclarar la especificidad de su mesianismo, la forma concreta en que se va a llevar a cabo la redención de los hombres.

La pasión y muerte en cruz es el cúlmen de su vida de donación y servicio. A través de su entrega, la humanidad entera será reconciliada con Dios y entrará en comunión con él restableciendo la comunión con los que estaban dispersos y divididos. Su final es la consecuencia de toda su vida y su ministerio, es decir dónde su mesianismo y ministerio queda totalmente esclarecido al igual que la identidad de su persona. Frente a la cruz el centurión pagano exclama: “verdaderamente era el Hijo de Dios” (Mc 15,39) Su identidad de “Mesías-Hijo de Dios” será tan fácilmente malinterpretada que va a ser del todo esclarecida en la donación y entrega sin límites al Padre y a los suyos hasta el punto de aceptar con total libertad y sumisión la prueba más sublime de amor como es el dar la vida por los que se ama.

La verdadera identidad del Hijo, confirmada por el Padre en la Resurrección, se dará bajo la condición de Siervo Sufriente en lo más profundo de la impotencia y del anonadamiento. No es una filiación hecha de poder y de inmortalidad sino de entrega y de amor sin reservas a Dios y a los hermanos.




La orientación de toda la vida de Jesús

La orientación de toda la vida de Jesús parece descubrirse paradójicamente en aquellos que pretenden quitarle la vida: “Un hombre debe morir para congregar a todos los hijos dispersos” (Jn 11, 51-52)

Poco antes de la Pascua el Sumo sacerdote reunido con el Consejo resuelven dar muerte a Jesús: “es mejor que un hombre muera por el pueblo, para que no perezca la nación. Jesús iba a morir para reunir y congregar en Él todos los que estaban dispersos”. Toda la orientación de la vida de Jesús parece dirigida a salvaguardar la comunión. El mismo Jesús había predicho: “El Hijo del hombre tiene que ser elevado a lo alto, cuando haya sido levantado en alto atraeré a todos hacia mi “(Cf. Jn 12 32), y toda su vida ansiaba esta hora.

El amor de Cristo, en su Misterio Pascual de muerte y resurrección, se va a convertir en la fuente de toda comunión y fraternidad. Llegó pues “la hora” que Jesús había ansiado. Un hombre debe de morir. Es muy importante remarcar cómo Jesús afronta su Pasión porque nos va a revelar su identidad de Mesías y mesianismo. Jesús habría de mostrarse como Rey mesiánico y Señor del cosmos y de la historia, pero Señor humilde y servidor de Dios y de la humanidad.

Nunca se pensó que el Mesías esperado se fuera a revelar con los rasgos descritos en el último cántico del Siervo Sufriente (Is 53, 1-12), pero así iba a suceder. La realeza de Jesús va a ser su actitud humilde de servidor que con soberana libertad, frente a las estrategias del mal, no teme a nadie ni siquiera a la muerte.

El misterio de Jesús, que se irá desvelando progresivamente durante toda su vida, se va a dar a la luz plenamente en el momento crucial en su Misterio Pascual, de su Muerte y Resurrección. Se trata de la asombrosa y dolorosa manifestación del Siervo Sufriente, que cargando con el sufrimiento de la lejanía que vive el hombre por el pecado, va a provocar la reconciliación y la máxima cercanía con Dios. Es la manifestación de la más grande declaración de amor de Dios, de un Dios tan amante de la vida del hombre que le lleva al extremo de darse así mimo para que brote su misma vida y amor en el propio hombre.

El Misterio de la Pascua es el lugar donde se revela quien es Dios, la auténtica imagen de Dios y la auténtica imagen que el hombre está llamado a ser. En el Crucificado- Resucitado se muestra al que es el Señor de la historia y de la humanidad. Si Jesús resucita es porque Dios Padre lo ha resucitado fiel a sus promesas. Jesús resucitado es el que concede su Espíritu al hombre para hacernos partícipes de su misma vida y amor. En la Pascua se nos da a conocer quiénes somos, el valor de nuestras vidas que son objeto de tal amor, tasadas y compradas con su sangre. 

A través de la Pascua Jesús nos introduce en su existencia nueva participando de su redención. Somos liberados del pecado para vivir en su amor. Es el misterio escandaloso de amor gratuito de Dios que es revelado a los pequeños y simples, a los que se encuentran en situaciones de sufrimiento y opresión y que perciben cuál es el verdadero rostro de Dios.



LA SEMANA SANTA EN LA CIUDAD SANTA 

Para el relato de la vivencia de la Semana Santa vamos a tener en cuenta distintos planos. El primer plano tomará una resonancia histórica sobre el lugar. Después una resonancia histórica sobre el como era la celebración en tiempose de la peregrina Egeria. Después las celebraciones en la Jerusalén de hoy. Por último recogemos nuestro itinerario con los lugares más destacados.



Resonancia histórica sobre Jerusalén

Jerusalén según se describe en el Talmud es la ciudad más encantadora del mundo anticipo de la celeste: “Diez medidas de belleza fueron destinadas al mundo. Nueve, le correspondieron a Jerusalén y una para el resto”. La Ciudad de la Paz, la Ciudad Santa por excelencia, tuvo la habilidad de convertirse en centro de peregrinación trascendente para las tres religiones.

Jerusalén para los judíos no cabe duda de ser la Ciudad Santa, la Ciudad de David, sede del Templo, centro de sus peregrinaciones. Como dice uno de los salmos: “Si me olvido de ti, Jerusalén, que se me paralice la mano derecha” (Sal 137,5). Para los cristianos sigue siendo por estas y otras razones la Tierra Santa y el lugar de la Pasión, muerte y Resurrección de Jesús”, el lugar santo por excelencia. Para los musulmanes  Jerusalén, es El Quds, La Santa, es junto con la Meca y Medina el lugar sagrado por excelencia. Aunque el centro principal sea en Arabia donde nace Mahoma La mezquita de la Roca se venera como el lugar donde Mahoma se traslada al cielo. Según los textos de Mahoma: “glorificado sea Él que trasladó a Su servidor en la noche desde el Inviolable Lugar de Oración, la Meca, al Lejano lugar de Oración, Jerusalén para desde allí ascender con elevación mística a los siete cielos”.

Jerusalén, como ciudad encantada, una de las ciudades más antiguas de toda la humanidad guarda tras de sí una larga historia. Enclavada en la tierra de Canaán o de Efraím, con Sicar, Bethel Gabaón era ya una población de relativa importancia cuando llegó Abrahám con sus tribus semitas en 1900 A.C. Abraham desde Bersebá, parte al país de Moriyya convocado por Dios junto al monte con su propio nombre para hacer prueba de su fe. Allí levantó un altar como agradecimiento a Dios y más tarde allí mismo se levantaría el gran templo de Jerusalén. Con Salomón Jerusalén conocería el máximo esplendor. 

Jerusalén fue proclamada capital del pueblo de Israel por el Rey David en 996 a.C. Allí construyó Salomón el primer Templo. Destruida por Nabucodonosor el rey babilónico en el 587. De esta tierra y esta ciudad serían exiliados para volver a ser reconstruida en el 445 por la fuerza mantenida por Nehemías y los profetas del exilio. Darío fue el rey benefactor que contribuyó a la reconstrucción del segundo Templo. Unos 40 años antes del nacimiento de Jesús, Herodes el Grande expandió y embelleció el segundo Templo. Después del asedio final romano en los años 70 d.C. Solimán el Magnífico vuelve a levantar sus murallas en 1542 con cuatro Kilómetros de perímetro y siete puertas. A partir de 1858 Jerusalén crece hasta rebasar el perímetro de las murallas y lograr la basta extensión que comprende hoy.

Jerusalén fue pretendida por tantos, fue conquistada 11 veces, 5 veces destruida totalmente y de nuevo reconstruida. Fue destruida en el 70 d.C. por los Romanos, de nuevo por los persas en 614, después conquistada por el Califa Omar en 637, luego conquistada nuevamente por los Selúcidas en 1072. En 1099 fue conquistada por los Cruzados, de nuevo en 1187 conquistada por el sultán Sala ed Din, luego en 1617 conquistada por los Otomanos, en 1917 tomada por el Gobierno Británico. Actualmente en Israel conviven una población de 7 millones, donde 4 son judíos, 2,7 son musulmanes, 124 mil cristianos de distintas denominaciones y 86 mil de otras minorías. Entre los cristianos se dan distintas denominaciones. La mayoría es la Iglesia Ortodoxa. Aún dentro de la Iglesia Católica coexisten distintos ritos. Semejante panorama pide un esfuerzo ímprobo de diálogo y reconciliación. 

Jerusalén aparece como dividida en reparticiones que no han llegado a reconciliarse. Las murallas abrazan cuatro barrios bien diferenciados, el armenio, el judío, el musulmán y el latino. Desde el S. XI el bario suroeste lo ocupan los armenios. En el barrio armenio se encuentra una basílica catedral de Santiago, Sede del Patriarcado armenio ortodoxo. Pudimos visitarla y nos sorprendió un icono presidiendo el iconostasio. El icono refleja el abrazo de Pedro y Andrés que nos habla de la reconciliación entre las dos iglesias Oriente y Occidente. 

El barrio sureste de los judíos se sitúa en torno el Muro de los Lamentos. El barrio tiene cuatro grandes Yeshivat, escuelas talmúdicas y numerosas sinagogas entre las que destaca la de Yohanan Ben Zakai, la cuádruple sinagoga sefardita cuyos orígenes se remontan al S. XI.

En el noreste rodeando la explanada del Templo se extiende el barrio musulmán, el más grande los cuatro. En sus calles laberínticas abundan las mezquitas con sus alminares desde los que el muecín llama cinco veces al día a la oración. Allí hay varias madrazas, escuelas coránicas.

Finalmente, al noroeste se halla el barrio latino en torno al Santo Sepulcro. En la época bizantina se cubrió de iglesias y de monasterios y en la época de los Cruzados de hospitales, hospederías y sedes episcopales. En la actualidad reside la iglesia de la Custodia franciscana.

Jerusalén es un verdadero mosaico de culturas y religiones llamadas a convivir en la Ciudad de la Paz. Levantada sobre siete colinas, con su Templo construido y destruido tantas veces, reclama la Paz, la convivencia, la reconciliación: Haya la paz en tus recintos. Que vuelva la Paz sobre el Monte Sión. (Cantos de Sión; Sal 84) 

Jerusalén fue como levantándose una y otra vez de los escombros y resistiéndose a desaparecer. Durante los largos años de dispersión el pueblo judío nunca cortó ni olvidó su lazo con esta tierra. Su larga espera en restablecer el Estado de Israel no se logró hasta 1948 no sin enfrentamientos y penosos derramamientos de sangre. En el Museo de la Historia de Jerusalén que luego tuve oportunidad de visitar en la Torre de David se muestra toda esta larga historia. Fue muy emotivo para mí tratar de recorrerla y vivenciarla como nuestra, parte de nuestra propia historia, conociendo más así nuestras raíces y nuestro propio origen: Todos uno por uno se dirán han nacido en ella (Sal 86, 5)


Resonancia histórica de Egeria

La primera descripción de la Semana Santa en Jerusalén que se tiene data de los años 381-384 en la peregrinación-itinerario de la virgen Egeria. En la descripción de la liturgia de Jerusalén que nos ha conservado Egeria en su Itinerario nos deja ver lo que se celebraba cada día de la Semana Santa denominada "Semana Mayor" en Jerusalén en el S. IV. Detenidamente se para a describir cada uno de los siete días con sus oficios de la vigilia y de la mañana. Egeria de todo quiso informar a sus hermanas y sin ella saber su alcance nos legó a nuestros días como un legado importantísimo para redescubrir las raíces de nuestra fe.

Vamos a tratar de seguir la secuencia de los días de esta "Semana Mayor" de las celebraciones que se tenían en los santos lugares de Jerusalén en este tiempo. La Semana Mayor comenzaba con el Sábado de Lázaro como Vigilia del Domingo de Ramos y terminaba con el Domingo de Resurrección. Era característico de la liturgia de Jerusalén rememorar los acontecimientos de la vida del Señor en los mismos lugares en que acontecieron. Estos lugares se agrupan en tres núcleos principales: El Monte Calvario, el Monte de los Olivos y el Monte Sión. En torno al Calvario tenemos la Cruz, La Anástasis y el Martyrium o la Iglesia Mayor. El Monte de los Olivos encierra el Eleona, donde está la Gruta en la que enseñaba el Señor a los discípulos, el Inbomon o Ascensión en la parte más alta, la Iglesia elegante o d la Agonía y la Gruta donde el Señor fue entregado. En el Monte Sión se encuentra lo que llamamos el Cenáculo, donde se conmemoran las Apariciones el domingo de Resurrección y ocho días más tarde, así como la venida del Espíritu en Pentecostés. A estos lugares más significativos se añade el Lazarion en Betania donde habitaba la familia de Lázaro y el lugar donde fue enterrado o Lazario y la Iglesia del Encuentro.

La Iglesia de Jerusalén en esta "Semana Mayor" trataba de seguir los relatos narrados de la Pasión narrados en los mismos lugares donde sucedieron. Así siguiendo los misterios de la vida de Jesús en sus lugares conmemorativos los ritos actualizaban la presencia salvífica y los fieles mantenían una profunda identificación espiritual con el misterio celebrado y recordado. La misma peregrina Egeria comenta que todo el pueblo lo vivía con un sentimiento de admirable devoción, incluso inmerso en llantos. El culmen de todo lo constituía el término de la "Semana Mayor" con la celebración de la Resurrección del Señor. Esta infundía un optimismo tal que todos sentían la celebración como una experiencia vital. La proclamación de la Muerte y Resurrección del Señor producía verdaderamente un fuerte sentimiento de dolor de gozo. Sufrimiento por la Muerte y optimismo de victoria por el anuncio de la Resurrección.



Las celebraciones en la Jerusalén de hoy

A partir de la renovación litúrgica propiciada por el Vaticano II y sobre todo desde 1997 se celebran unos oficios apropiados al día y al lugar de la celebración y que se inspiran en los textos de la liturgia de Jerusalén, propia de san Cirilo, a partir del Itinerario de Egeria.



El Sábado de Pasión. Víspera de la Semana Santa en Betania 

La preparación en el contexto más inmediato Mc 14, 1-2

Este sábado se ha dado en llamar "sábado de Lázaro, o sábado de la unción". En víspera de la celebración de la fiesta de Pascua, la fiesta más importante del año, la fiesta por excelencia del Dios liberador, se va a producir la conspiración y traición contra Jesús. Los sacerdotes y los maestros de la ley iban por fin a resolver darle muerte a Jesús y buscaban la ocasión para detenerle.

El evangelio de Mateo más desarrollado nos habla de una reunión del Consejo en el Palacio de Caifás donde finalmente se ponen de acuerdo (Cf. Mt 26,3) y donde sería con toda probabilidad, como relata Juan, que el sumo sacerdote profetiza que Jesús debía de morir por la nación para reunir a los hijos de Dios que estaban dispersos (Cf. Jn 11, 51-52)

Los jefes de los sacerdotes, ansiosos de dar muerte a Jesús, no saben como hacerlo ante la proximidad de las fiestas y antes de que ellos lleven a cabo su propósito, adelantará su entrega para que quede claro que es por su propia voluntad y no consecuencia de una estratagema

Será pues en este ambiente de contrastes, de luces y sombras, muy propio de los evangelios, donde se va a poner de manifiesto la luz.




La unción: Consolación y conspiración Mc 14,3-11

El evangelista Marcos relata con anterioridad que faltaban dos días para la fiesta de Pascua (Cf. Mc 14,1). La cronología va a ser diferente en el evangelio de Juan dónde va a situar claramente la cena de Betania seis días antes de la Pascua, lo que coincidiría en la vigilia del Domingo que daría inicio a la Semana Santa.

En medio de la turbación y del abatimiento que siente Jesús ante la proximidad de su “hora”, solamente una mujer percibe el trance y se vuelca a confortarle. Jesús es consciente del destino que le aguarda y libremente parece emprender el camino sin vuelta atrás. Se acerca, es ya inminente “la hora” de su muerte y su sepultura. Jesús consciente de su destino es asumido y aceptado en plena libertad. No es alguien que se ve arrastrado y dominado por los acontecimientos. Se acerca a los acontecimientos de una manera soberana y decidida, conscientemente optándolos y eligiéndolos con plena y soberana libertad mostrando su plena aceptación a la voluntad del Padre. 

Jesús no va sólo a su Pasión, va con los suyos. Los ha preparado para “esta hora”. Jesús va unido a todas aquellas personas con las que El ha vivido y convivido. Jesús es consciente que sus pasos, gestos y palabras, no serán del todo comprendidos pero vive con la certeza que los comprenderán más tarde.

Jesús percibe el gesto de amor de la mujer que a su vez es recriminada y la defiende y la enaltece. Jesús percibe el gesto, humilde y grande a la vez, de aquella pobre mujer que pone todo lo que tiene para suavizar el trago amargo que le toca beber a Jesús. Jesús reconoce que ese pequeño gesto tiene un valor enorme porque refleja la donación total con la que su Señor va a derramar su vida por los pecadores. En el gesto de aquella mujer, Él se identifica, dándole un alcance que ni la misma mujer podía llegar a imaginar. Jesús deja intuir el camino de la Pascua, el camino del “Siervo Sufriente”, el Dios humilde decidido a abajarse. El grande que se inclina ante el débil, el creador que se abaja a la criatura, el todopoderoso que se hace vulnerable hasta el punto de dejarse afectar y herir por la propia muerte para darnos la vida.

Lo que provoca que Jesús alabe y ensalce la obra buena de la mujer, provoca el acto de desagravio más grande por parte de uno de los discípulos: Judas y le es ocasión para ponerse de acuerdo con los enemigos de Jesús y decidir entregarlo. A Judas le escandaliza sobremanera ese Dios humilde que se hace débil y vulnerable y que se dispone a morir para salvarnos dejando al lado todo su mesianismo de gloria y poder. A Judas le escandaliza ese camino por Jesús cada vez más delineado. Los poderosos prometen a sus seguidores éxitos y les ocultan o minimizan las dificultades, en cambio Jesús pide a sus seguidores que tomen la cruz y les anuncia los dolores y sufrimientos antes de la victoria. “ Si alguno quiere venir en pos de mi, que renuncie así mismo que tome su cruz y me siga” (Mt 16,24). En la percepción de Judas la causa está perdida y va al fracaso.

El final pronosticado por Jesús como estaba profetizado, será para unos escándalo y para otros salvador. El destino de la muerte de Jesús no fue un desenlace casual o movido por las circunstancias sino la consecuencia y expresión de la orientación de toda su vida. Toda la vida de Jesús tenía como horizonte su entrega y donación total expresada en la Cruz. Ese destino cada vez más patente se vuelve insidioso y escandaloso para el discípulo que a todo trance evade la cruz.

Judas creía que la grandeza en este mundo nace del poder y de la fuerza. Creía que sólo tal poder era la fuerza revolucionadora capaz de sacar el pueblo de la opresión. Soñaba con el imperio del mundo para Jesús y sus seguidores, y ese imperio sólo era posible con el uso del poder y de la fuerza. No cabía en su mente que no es el poder sino el amor lo que prevalece en el reino de Jesús y sólo el amor por el que reina Cristo es la única forma de transformar el mundo.

Resonancia prehistórica: recordando el 8 de Nisán judío, la víspera del Domingo de Ramos de la Pascua de Jesús 

Como ya hemos dicho los judíos subían de todos lados a Jerusalén para la celebración de la Pesaj. Los historiadores de la época en que el Templo estaba construido cuentan que subían a la ciudad peregrinos provenientes de todos los rincones. Judíos originarios de los lugares más alejados acudían a Jerusalén a la Fiesta de la Pascua la central y principal de todas las fiestas de peregrinación como la oportunidad única de congregar a los judíos que habitaban en la ciudad con aquellos que vivían en la diáspora.

Los judíos que acudían peregrinos de todas partes buscaban alojamiento en los alrededores de Jerusalén, pues esta no daba para albergar a tantos. Escogían las estribaciones aledañas. Durante la Pascua se reunían alrededor de 180.000 peregrinos en Jerusalén que contaba con alrededor de 25.000 habitantes. La población se duplicaba y llegaba fácilmente a 50.000. Como no todos estos peregrinos podían alojarse en la ciudad santa acudían a las aldeas de los alrededores. Betania era una de ellas.

En este primer día comenzaban los preparativos y se tenía en la noche como inicio de la Pascua: la hag ha pesaj, una comida sagrada. También Jesús se retiró a Betania a la casa de sus amigos, María , Marta y Lázaro al que había resucitado días antes.

Betania: Beth Anyah, la casa de Ania, Anyah, de la tribu de Benjamín iba a ser para Jesús la casa de sus amigos, el lugar de la hospitalidad, de acogida, de consuelo, de afectuosa intimidad de los amigos de Jesús. El lugar del alivio y último suspiro para lanzarse a la escabrosa subida a Jerusalén donde tendría lugar la anunciada Pasión. Betania vendría a ser un verdadero rincón de descanso que frecuentó Jesús sobre todos en sus idas a Jerusalén donde la tensión circundante la hacía lugar inhóspito en lugar de amistoso. Es muy probable que toda esa semana anterior a la celebración de la Pascua Jesús la pasara en Betania con sus amigos. Aunque durante el día se dirigiera a Jerusalén las noches las debió de pasar en Betania dado que en Jerusalén por la cantidad de peregrinos que acudían era dificil encontrar sitio. Solo en el momento de preparar la Pascua busco un lugar apropiado para la celebración. 



Resonancia histórica (del diario de la peregrina Egeria)

La liturgia de la "Semana Mayor" empezaba en "el Lazario" con el solemne anuncio de la Pasión del Señor lo que constituía el inicio oficial de las fiestas pascuales. El sábado de la séptima semana de Cuaresma, la vigilia del Domingo de Ramos a la hora séptima, sobre las una de la tarde el Obispo desde el Monte Sión acudía al Lazario en procesión.  El obispo iba con los monjes y diáconos cantando himnos en oración. Llegados allí desde un lugar prominente situado a cielo abierto el Obispo tras cantar himnos y antífonas y leer algunas lecciones propias del día anunciaba el inicio proclamando el Evangelio de San Juan: “seis días antes de la Pascua llegó Jesús a Betania”. Después todos vuelven a la ciudad a la Anástasis. Aún hoy esta antigua tradición la mantienen los griegos ortodoxos.

Nuestro itinerario 1: Camino a Betania cruzando el Cedrón y el Monte Olivos. Secuencia de la jornada: Siguiendo las huellas de Jesús: La antesala de la Pasión. 

La víspera de la Semana de Pasión en Betania: Salimos de Gallicanto y pasando por el valle Cedrón nos dirigimos cruzando por el monte de los Olivos para visitar Betania y allí la tumba de Lázaro conocida como el Lazarium, y el lugar de la casa de Marta y María convertida en Iglesia al lado de la mezquita El- Uzeir.

Empezamos nuestra peregrinación partiendo de Gallicanto bajamos por las escaleras, llamadas de los Macabeos, dejando a nuestra izquierda las antiguas ruinas de la primera Sión del tiempo de David y dirigiéndonos por el valle Tiropeón trascurriendo por el valle Cedrón cruzando por el Huerto de Getsemaní subiendo al Monte de los Olivos pasando por Betfagé hasta llegar a Betania. Este recorrido fe sin duda muy transitado por Jesús. El evangelio de Lucas nos deja ver que Jesús durante aquella su última semana pasaba las noches en oración y por la mañana acudía al Templo. El Huerto de Getsemaní era un lugar donde Jesús solía retirarse en oración.



El valle Cedrón

Para empezar la peregrinación al salir de Gallicanto bajamos por las escaleras de los Macabeos dejando a un lado los restos de la antigua Citadela de David junto al estanque de Siloé tomamos la senda que trascurre por el valle de Cedrón pasando por la fuente de la Virgen. Continuamos rodeando el templo y por la parte sur giramos teniendo sobre nosotros el pináculo del templo en el ángulo sur oriental. Impresiona los enormes bloques herodianos con los que fue construida esa magna obra. El camino transcurre en medio de lugares tenebrosos. Según se baja de frente el monte del escándalo donde la tradición cuenta que Judas acabó con su vida, por el valle del Cedrón, que significa negro, sombrío también denominado de Josafat, Dios juzga,  donde desemboca el valle de Hinnon o valle de la Gehenna. A la vera del camino uno se encuentra con numeroso Mausoleos de grandes personajes, la tumba de Absalón, la tumba de Jacobo, Santiago el Menor, tumba de Zacarías, tumba Or Halam, etc. Bordeando la muralla oriental de templo numerosas tumbas de ilustres judíos. En la tradición judía querían ser enterrados cerca del muro del Templo y si fuera posible cerca de la puerta Dorada. Por esa puerta según siguen creyendo los judíos entrará el Mesías que liberará al pueblo y con Él saldrán victoriosos todos los antepasados. Todos aguardan el sonido de las trompetas al que seguirán la resurrección y el juicio final.

Este sería el recorrido inverso que haría Jesús de Betania a la entrada en Jerusalén por la que entraría como Mesías victorioso para salir, días después, despojado de toda gloria para ser crucificado fuera de las murallas. Murallas magníficas del templo que fueron destruidas por los romanos en los años 70 D.C. y levantadas de nuevo por Solimán el Magnífico en 1542. Hoy se siguen levantando muros y murallas. Yendo hacia Betania parte de la jurisdicción palestina se tiene que traspasar el gran muro de hormigón que les separa y uno es sometido a toda clase de controles. Subiendo por la empinada cuesta por el monte de los olivos va uno tomando altura hasta llegar a la cima y divisar una imponente vista sobre Jerusalén. Pronto bordeando la cima se encuentra uno con Betfagé y desde allí a solo un pequeño tramo da uno con la pequeña población de Betania. 



Meditación 1

Para esta hora he sido enviado” (Jn 12,27)

Solo descalzos podemos acercarnos al fuego de la zarza incombustible que emana del corazón de Jesús. “Un fuego he venido a render en la tierra y no he de parar hasta que arda” (Lc 12, 49). Entrar a contemplar la Semana Santa de Jesús es entrar en el corazón de Jesús y del evangelio. La Pascua era “la hora” que marca toda la vida de Jesús y a donde orienta toda su vida. En la pascua se concentra los momentos más decisivos de la vida Jesús. La Pascua constituye el Kerigma. Los evangelios no son más que un relato de la Pasión con una larga introducción. El evangelio se compuso desde la Pascua hacia atrás.

El Dios de todas las religiones es el Dios del poder. El Dios que se revela en la Pascua es el Crucificado envuelto en flaqueza y debilidad. Dios quiso salvar el mundo no a través del poder y la omnipotencia sino bajo el escándalo de la Cruz, la debilidad de todo un Dios que es más fuerte que todo poder. Como había profetizado Isaías: “Mirad a mi Siervo elevado y ensalzado muy alto. Muchos se avergonzarán de él porque no parecía hombre, ni tenía aspecto humano. Como un gusano vergüenza de la gente, desprecio del pueblo, despreciado y desecho de los hombres como un varón de dolores rodeado de sufrimientos ante el cual se ocultan los rostros” (Is 52, 13; 53,8).

Recojo una poesía de José María Pemán:

Cristo llagado de amores, yo te adoro, yo te sigo. Amor de los amores quiero partir tus dolores acogiendo la cruz contigo.

Tú rey de las bondades que mueres por tu bondad muéstranos con claridad la verdad de las verdades que está sobre toda verdad.

Quiero señor en tu encanto tener mis sentidos presos unirme a tu cuerpo Santo mojar tu rostro con llanto y secar tu llanto con besos.

Quiero aprender tus caminos para recorrer los contigo hola mis hermanos como tú me tratas amigo.

Que mi vida en ti prisionera no busque más ser el centro y en la vida bullanguera no deje que lleguen adentro las algazaras de afuera.

Que no ame la poquedad de cosas que van y vienen que guste profundidad estos amores que tienen sabores de eternidad.

Que no turbe mi conciencia la opinión del mundo necio que aprende a la escondida senda de vivir con indiferencia la adoración y el desprecio.

Que busque sanar tus heridas con ansias de amor desmedidas qué ame tu ciencia y tu luz que vaya en fin por la vida como tú estás en la Cruz.

De sangre los pies cubiertos y llegadas de amor las manos y los dos brazos abiertos para todos mis hermanos.

A ofrecerte Señor vengo mi ser mi vida mi amor me alegría imita dolor cuánto puedo ir cuánto tengo cuánto tú me has dado Señor.




Nuestro itinerario 2: El Lazarium, la tumba de Lázaro

A penas llegamos a las afueras de Betania se divisaban unas ruinas desde una pequeña colina y un palestino nos acompaño hasta la supuesta tumba de Lázaro. Los peregrinos resaltan este lugar, el Lazarium, donde se realizó el milagro. El lazarium está custodiado en la actualidad por una familia musulmana. Junto a él se alza una iglesia greco ortodoxa edificada en 1965 al oeste del sepulcro y las ruinas de la torre de los cruzados. Más al oeste están las ruinas de la Betania evangélica rodeadas por una tapia en un predio con olivos. 

La Tumba de Lázaro se encuentra situada de espaldas y a pocos metros de la casa de Marta y María. Todo el recinto se encuentra aún con excavaciones que tratan de indagar los vestigios que el paso de los siglos no pudo borrar. Junto al sepulcro se encuentra una capilla griega y la mezquita el Uzeir del S. XVI y más adelante sobre los restos de una basílica bizantina del S IV se levanta una Iglesia sobre el lugar de la casa de Marta y María. Así que nos dispusimos a visitar tan entrañable lugar para Jesús. 

Numerosas trasformaciones se fueron dando en la tumba. La peregrina Egeria ya nos habla del sepulcro de Lázaro en su Itinerarium. Ella nos describe la solemne liturgia que en l S. IV celebraba allí la iglesia de Jerusalén. Nos habla del Lazarium done celebraba sus festividades el día quinto de la octava de la Epifanía, la víspera del Domingo de Ramos, ya que seis días antes de la Pascua llegó Jesús a Betania durante la octava de Pascua.  Nos describe la peregrina Egeria como en la víspera de Ramos el archidiácono de Jerusalén invitaba a todos a peregrinar a Betania. La multitud se congregaba de modo que el lugar se llenaba de fieles. Allí se cantaban himnos y antífonas apropiadas al día. Antes de la despedida se anuncia la Pascua. Luego se volvía a la ciudad donde hacían el lucernario en la Anástasis.

En el S. XVI los musulmanes al construir la mezquita muraron la entrada que comunicaba con el sepulcro y en 1613 los franciscanos consiguieron permiso para abrir de nuevo la entrada actual desde la calle. Hoy día al sepulcro se accede a través de un muro de sillería de toscas piedras. Una tosca piedra erraba la puerta del sepulcro. A través de una angosta apertura se bajaba por unas gradas empinadas. La cámara y pre-cámara quedan bien profundas. Una enorme emoción nos causó entrar por esa puerta estrecha puerta y descender hasta la pre-cámara de la unción y la cámara mortuoria, minúsculo cubículo de dos por dos metros cuadrados por dos de alto separada por una entradita angosta. 

Allí dentro del mismo sepulcro, donde apenas cabíamos los tres, como el tiempo nos lo permitió pudimos hacer un rato de oración.




Meditación 2

Cuando llegó Jesús Lázaro llevaba ya cuatro días en el sepulcro. Betania está a unos quince estadios de Jerusalén y muchos judíos habían ido a la casa de Marta para consolarlas por la muerte de su hermano…Jesús conmovido en su interior, se acercó al sepulcro. Era una cueva cerrada con una piedra y Jesús ordenó. Quiten la piedra. (Jn 11, 1-44) 

En el silencio de aquellas oscuras paredes como calcinadas por el tiempo parecían resonar las palabras de Jesús: “yo soy la Resurrección y la vida” No teman la oscuridad de la noche crean en mí y verán la gloria de Dios. Allí salió Lázaro de las tinieblas a la luz. Allí la muerte fue vencida. Volvió a levantarse y caminar quien estaba caído y perdido volviendo a sentir lo que significa estar vivo encontrando de nuevo el fresco manantial y el Sol que nos inunda de luz. 

En una placa de la antecámara de la tumba de Lázaro se lee: “La gloria de Dios por aquellos que ponen su fe en Jesús en los tiempos de flaqueza y angustia. Ellos están seguros de que El es más fuerte que cualquier desgracia incluso la muerte misma”.

Cuán grande el deseo de Jesús que creamos en Él, “yo soy la Resurrección y la Vida, el que cree en mí vivirá para siempre”. Este milagro a las puertas de su Pasión y muerte tenía el propósito de acrecentar la fe débil de sus discípulos como un anticipo de su Resurrección.

Impresiona la fuerza de las palabras de Jesús frente a su amigo Lázaro: “sal fuera”. Lazaro no sólo se sentía atenazado y amordazado por las vendas del sudario, se encontraba en lo hondo de aquella fosa postrado sin vida. Sin embargo allí en las oquedades más lúgubres de su alma la voz del Maestro le hizo ponerse en pie y salir de la oscuridad a la luz. Recordaba para mí el trance que supuso salir de la antigua comunidad para dar inicio a esta nueva fiados de la voz del Señor.

Recojo un himno de Laudes de Pascua de la Liturgia de la Horas:

La muerte, en huida ya va malherida. Los sepulcros se quedan desiertos. 

Decid a los muertos: Renace la Vida y la muerte ya va de vencida. 

Las puertas selladas hoy son derribadas. En el cielo se canta victoria. 

Gritadle a la gloria que hoy son asaltadas por el hombre sus muchas moradas.

 


Nuestro itinerario 3: Betania la casa de Marta y María

El nombre de Betania “El Azarieh” viene del nombre árabe Lázaro. Este nombre del amigo de Jesús quedó registrado para la historia. Betfagé y Betania se han conservado como testigos fidedignos de los pasos de Jesús. 

En el S. XII en tiempos de los cruzados se construyó un monasterio Benedictino convertido luego en la Mezquita El- Uzeir o El Azarieh por los musulmanes. Este lugar tan frecuentado y tan especial por Jesús iba a ser nuestro lugar de interés en la primera jornada de esta especial semana en Jerusalén.

Betania es símbolo de hospitalidad de acogida de amistad afectuosa en los tiempos de Jesús era una aldea pequeña construida en la falda de una colina hoy en la vertiente oriental del monte de los olivos hoy qué dista algo menos de 3 km de Jerusalén hoy estaba rodeada de almendros algarrobos olivos e higueras. El peregrino olfatea en el aire los recuerdos milagrosos de la resurrección de Lázaro. Aquí vivió un hombre que murió dos veces,

A la aldea de Betania que se encuentra en la falda de una colina en la vertiente oriental del Monte de los Olivos, accedimos caminando entre olivos desde el Lazarium bajando la ladera hasta llegar a la plaza donde destaca la blanca silueta de la iglesia de Lázaro junto a la ruinas de una torre de protección cruzada. Junto a ella se observa el minarete de una mezquita y una iglesia greco ortodoxa. Arriba al oeste de una tapia habíamos dejado atrás las ruinas excavadas de la antigua Betania.

La historia de Betania comienza a la vuelta del destierro de Babilonia. La tribu de Benjamín se asentó en varias aldeas de los alrededores de Jerusalén. Una de ellas era Ananía de donde procede Beth Ananíah, Casa de Ananías. Destruida por Tito, fue renaciendo poco apoco. La primera información que se conoce del lugar nos llega por Eusebio de Cesara a principios del S. IV. A finales del S. IV San Jerónimo recoge también que allí existía una iglesia. La peregrina Egeria también en este tiempo narra que el sábado antes de la semana santa en la liturgia se recordaba la unción junto con el anuncio de la pasión. Sin duda allí va a tener lugar la unción de Jesús que curiosamente  e inusualmente se va a dar antes de su muerte. A los muertos se les ungía con perfume después de la muerte antes de enterrarlos, cosa que no pudieron hacer las mujeres el viernes santo. En el tiempo de los bizantinos se le denomina Lazarium, por el sepulcro de Lázaro.

Durante el periodo de las Cruzadas 1138 se estableció un convento Benedictino junto a la tumba de Lázaro. Aún pueden verse muchas de las ruinas de este antiguo monasterio.  Después los musulmanes tomaron posesión del santuario y lo convirtieron en una mezquita. En 1613 los franciscanos pudieron levantar la Iglesia actual adjunta a la llamada casa de Marta. En las excavaciones se descubrieron las dos iglesias anteriores.

Al frente de la iglesia en la gran laza algunos beduinos esperaban con sus camellos para brindarte excursiones a Jericó y otros lugares en caravana.

La casa de Marta y María

Jesús, nos narra el evangelista Juan, seis días antes de la Pascua se fue a Betania a la casa de Marta y María. Ellos fueron huéspedes de Jesús en numerosas ocasiones (Lc 10,38; Jn11,1; Jn 12,1) y le abrían abierto sus puertas de par en par en esta ocasión tan especial. Sus más entrañables amigos reunidos con los discípulos habían preparado una cena. 

Era la hag ha pesaj cena que abría la conmemoración de la gran semana de Pesáj. Y en esta cena un hecho tremendamente significativo. María con intuición de mujer viendo a Jesús preocupado y casi abatido por la tormenta que se avecinaba, tomando una libra de perfume de nardo puro de gran valor y unge los pies de Jesús como intuyendo lo que se avecinaba. Jesús ve en la acción de María un homenaje anticipado a su sepultura. Llama la atención que este acto supliera al embalsamiento que no pudo darse el día de la sepultura. Cuando el primer día de la después de la muerte de Jesús fueron las mujeres a embalsamar con ungüentos el cuerpo de Jesús encontrarían la tumba vacía. Jesús se adelantaba a predecir sus acontecimientos finales de una manera velada. Jesús expresa abiertamente que llega la hora de su momento final y María se da cuenta de la turbación de Jesús. Si era preciso que Jesús recorriera ese trance ella estaba dispuesta a hacérselo más llevadero.

Allí en la casa de Marta y María contiguo al Lazarium, sobre las ruinas de construcciones bizantinas que responderían al lugar de la casa de Marta y María, se levanta la nueva iglesia de San Lázaro de planta en forma de cruz griega. La iglesia recuerda más un mausoleo, sólo a través de la cúpula penetra en el interior una luz difusa que ilumina los mosaicos. Sobre el altar mayor se lee las palabras de Jesús que hacen alusión a la resurrección.

La Iglesia que custodian hoy los franciscanos fue consagrada en 1954 y se levanta sobre las ruinas de las tres basílicas anteriores. Las dos de los bizantinos, la del S. IV, destruida por un terremoto y la del S. V ampliada. Y sobre la de los cruzados del S. XII. Rodean la iglesia muros, pilares, contrafuertes, partes de los ábsides y restos de los mosaicos de los suelos y de la antigua abadía de los benedictinos. La iglesia en el interior en forma de cruz griega está iluminada por la luz que penetra por el oculus de la cúpula central. En los brazos de la cruz hay mosaicos que recuerdan los hechos de Jesús en Betania. María en casa de Simón el leproso ungiendo los pies a Jesús, María a los pies de Jesús antes de la Pasión, el encuentro de Jesús con Marta y María en las afueras del pueblo y la resurrección de Lázaro. Allí en aquel privilegiado lugar y contemplando los mosaicos nos pusimos a orar y meditar estos pasajes del evangelio.



Meditación 3

Seis días antes de la Pascua fue Jesús a Betania, donde estaba Lázaro, a quien Jesús había resucitado de los muertos. Allí lo invitaron a una cena. Marta servía y Lázaro estaba entre los invitados. María tomó una libra de un perfume muy caro, hecho de nardo puro y le ungió los pies a Jesús y luego se los secó con sus cabellos, mientras la casa se llenaba de olor del perfume (Jn 12, 1-3)

Mirando los ábsides donde se encuentran estas pinturas en mosaico que recuerdan estos finales encuentros de Jesús con sus amigos, en oración en silencio tratamos de introducirnos en los sentimientos de María y de Jesús. Jesús entró en aquella aldea y se quedó en aquella casa y con aquella mujer pasando momentos imborrables. 

María a los pies de Jesús escuchaba su Palabra y Jesús le recompensó sobremanera su actitud. Así quedaron escritas en los muros de la Iglesia estas emblemáticas palabras: “Maria optimam partem elegit quae non aufferetur ab ea”, es decir: María ha escogido la mejor parte y nadie podrá quitársela ¿Cuáles los sentimientos de aquella mujer al rozar con el corazón tan amoroso del Señor y presentir su fin? 

En este lugar que Jesús se hospeda con sus discípulos antes de su Pasión es muy posible aunque quede silenciado por los evangelios que estuviera su Madre acompañándole. Quizás no sólo en María hermana de Lázaro sino en María madre de Jesús. Como encuentra consuelo en María la amiga ni qué decir lo que podrían suponer estos momentos para la Madre y el Hijo. Serían los momentos de despedida. Que maravilloso diálogo el que se recoge en el evangelio apócrifo de María. Madre en esos momentos donde todos me abandonen e incluso se me llegue a nublar fe en la oscura noche, estate ahí conmigo. El Hijo necesitaba la fe de la madre. No me abandones amiga, quédate aquí conmigo cuando lleguen los olvidos. 

Recojo la letra de una canción de José Larralde titulada “Desde tu vida”

Un ventarrón de besos me transita desde la férrea médula del tiempo 

y en el cofre carnal se resucita el tembloroso latido del silencio, como el torrente de palabras mudas que echaron el suspiro que se inyecta, 

Alzo mi lágrima enjuagada en vida desde tu vida y por tu vida inquieta. 

Quizá fuera el excéntrico poeta que enloqueció de amor si tú no estabas, pero el amor sembró el aire y fue profeta y en esa profecía, tú me amabas. 

Tú me amabas y yo volqué mi nada sobre el vértigo del celo enloquecido, celo de  nada y de todo lo nacido desde Dios hasta el sol de la mañana, 

Cada trozo de mi sombra vana, del talismán de ti venció al receso y hoy lloro tan solo por el beso que no te di al nacer mi enamorada.



Domingo de Ramos: La entrada a Jerusalén Mc 11, 1-11

Aunque el evangelista Marcos presenta la entrada en otra sección (Mc. 1-11), no cabe duda de su interconexión. Por ello que el evangelista Juan lo inserte en el Domingo de Ramos después de la cena de Betania (Cf. Jn 12, 12-19).

Después de retirarse a Betania Jesús decide emprender su entrada a Jerusalén y hacerlo resueltamente y públicamente dando fin a todas las conjeturas que se hacían. Finalmente Jesús se adelanta hacia Jerusalén totalmente desarmado, manso y humilde sobre un burrico, aclamado por un cortejo de niños. Como había sido profetizado: “Pusiste la gloria y la alabanza en boca de los niños y de los infantes…” (Mt 21,16) y aseguraste que, aunque hicieran callar a estos, hablarían las piedras.

La humildad que preside la entrada de Jesús montado sobre la borriquilla y rodeado de toda una chiquillería y populacho agitando palmas, deja claro de que su mesianismo no será el de la imposición o la fuerza, sino el de la vía de la misericordia y de la paz.

La exclamación del “hosanna”, traducción del hebreo Yahvé salva, y el batir de las palmas o ramos de olivo iba a presagiar que de un leño, convertido en árbol de la vida, vendría la salvación, como cuando en Noé regresó la paloma con el pequeño ramo de olivo en su pico.

Este gesto como el de la unción también va ser tergiversado y malinterpretado. Para Judas, como los extremistas más radicales que querían acentuar la dimensión política del mesianismo de Jesús, la entrada en Jerusalén debía de convertirse en una verdadera ocupación y a ser mejor armada. El “hosanna” del gentío debía de expresar más un grito de guerra y de liberación final contra la opresión de los romanos que una acogida del Salvador. Estos no veían en Jesús otra cosa que un jefe nacionalista que habría de liberarlos del poder de sus enemigos los extranjeros. La fuga reiterada de Jesús cuando le querían hacer rey, y en especial esta última, debió de ser el detonante, la gota que rebosa el vaso para la decepción de Judas y de los extremistas radicales.

En el evangelio de Juan se deja ver como ante el propio templo de Jerusalén Jesús desvela que llega la hora de su muerte, esa hora tantas veces anunciada y presentida y que ahora ya es inminente. De cualquier forma no será fácil llegar a ella, no ocultará su turbación incluso miedo: “ahora mi alma se siente turbada, más qué he de decir: Padre líbrame e esta hora; al contrario aquí estoy Padre resuelto y decidido a afrontarla, pues para esto he venido” (Cf. Jn 12, 20-36)

El Monte de los Olivos

Resonancia prehistórica: recordando el 9 de Nisán judío, el Domingo de Ramos de la Pascua de Jesús) 

Siguiendo las huellas de Jesús quisimos revivir y rememorar la entrada en Jerusalén, el pórtico de la Semana de Pasión. Nos dispusimos a recorrer siguiendo las huellas de Jesús y recordando el recorrido que hiciera Jesús el Domingo de Ramos. La entrada a Jerusalén y al Templo era hecha en procesión solemne cantando himnos y cánticos de alabanza. 

Para los judíos Jerusalén y el Templo van a adquirir una centralidad única en relación a su culto y su fe. Desde el rey David se constituye como centro de Israel y centro del culto una vez levantado el templo con su hijo Salomón. Fue por disposición divina que David después de consultar a Yahvé se decide a hacerlo: Sube a una de las ciudades de Judá. David preguntó: ¿A cuál? A Hebrón y allí le ungieron como rey de Judá… Allí permaneció siete años… (Libro de Samuel, 2, 1-11)

Jesús acercándose a la Pascua y al Templo va a predecir: destruir este templo y yo en tres días lo reconstruiré. (Jn 2, 19). Jesús vendría como el Nuevo David a instaurar su Reino, a instituir una Nueva Pascua, un nuevo culto, un nuevo templo.

Pese a que el clima estaba agitado y resultaba a Jesús cada vez más difícil y arriesgado entrar en Jerusalén sin exponerse a ser apresado, Jesús decide salir de su escondite y salir a la luz para entrar abiertamente en Jerusalén con todos los peregrinos en aquella gran semana de la Pascua. Jesús se disponía a entablar la última de las batallas e ir a la conquista de Jerusalén no con armas sino totalmente desarmado con la sola fuerza de su amor montado en un asnillo hijo de animal de yugo. Sí, Jesús dispuesto a romper todos los yugos de las tremendas esclavitudes e injusticias que hemos impuesto y todos hemos caído.

Jesús tomó el camino que desciende por la vertiente oriental del Monte de los Olivos hacia la Puerta Dorada del Templo donde se profetizaba que haría su entrada triunfal el Mesías esperado.

Cuando se acercaba a Betfagé Jesús pide a sus discípulos que vayan a buscar un asnillo con la consigna de desatarlo de la puerta de donde estaba atado diciendo a su amo que el Señor lo necesitaba. Jesús que tanto había huido de grandes aclamaciones se decide a entrar abiertamente en Jerusalén sentado en un asnillo como lo describían las profecías: Alégrate hija de Sión, grita de júbilo, hija de Jerusalén, mira que tu rey viene hacia ti justo y victorioso, humilde montado sobre un asno. El suprimirá los carros de Efraím y los caballos de Jerusalén, romperá los arcos de guerra y proclamará la paz a las naciones. (Zac 9, 9-10).

Quizá el Maestro alude expresamente a ello para dar el sentido de su entrada mesiánica. Es Jesús quien toma la iniciativa de esta entrada triunfal que iba a acarrear su apresarlo y condenarlo a muerte. En su comitiva se deja rodear además de los discípulos de niños y peregrinos que empiezan a cantar y a agitar los ramos de olivos que iban tomando del borde del camino. Lo vitoreaban a su paso diciendo: Hosanna , bendito el que viene en nombre del Señor , paz en el cielo y gloria a Dios en las alturas. Aunque algunos fariseos contrarios trataban de impedirlo Jesús les responde: Les aseguro que si ellos callan, gritarán las piedras. (Lc 19, 38-39).

Verdaderamente hoy siguen hablando las piedras gritando a los cuatro vientos aquello que quisieron tantos acallar. Jesús quiso no abortar el canto jubiloso de los niños y deja que lo vitoreen con toda la fuerza para que se cumplieran así lo que decían los Salmos: De los labios de los niños de pecho has sacado tu alabanza. (Sal 8).

A continuación de esta exultación de júbilo el evangelista Lucas sitúa a la vez un llanto y lamentación sobre Jerusalén. Cuando estuvo cerca de la ciudad Jesús se puso a llorar sobre ella: Si tú también hubieras comprendido en este día el mensaje de paz. Pero ahora está oculto a tus ojos. Vendrán días desastrosos para ti, en que tus enemigos te cercarán con empalizadas, te sitiarán y te atacarán por todas partes. Te arrasarán junto con tus hijos, que están dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra. (Lc 19, 41-42) 

Resonancia histórica de Egeria. El Domingo de Ramos ayer

Hacia la hora séptima, la una de la tarde se subía a Eleona donde se cantaban himnos y antífonas y se proclamaban lecturas. De aquí se iba al Inbomon y se hacía lo mismo y se intercalaban oraciones. Llegada la hora undécima, las cinco de la tarde, se leía el texto del evangelio donde se narra la entrada de Jesús en Jerusalén seguido por los niños con ramos y palmas: “Bendito el que viene en nombre del Señor”. Terminada la lectura comenzaba la procesión que acompañaba al obispo hasta la Anástasis. El obispo iba montado en un borrico. Acompañado de la multitud iban cantando himnos y antífonas y descendiendo por el Monte de los olivos atravesando el Torrente Cedrón y entrando por la puerta de la Ciudad subían hasta la Anástasis donde concluían celebrando el lucernario.

Las celebraciones en Jerusalén hoy. El Domingo de Ramos

Todos los años se realiza la procesión de Ramos desde el santuario de Betfagé hasta la Ciudad vieja de Jerusalén, terminando en la explanada de la piscina Probática o Santa Ana. Organizada por la comunidad cristiana la preside el obispo, patriarca latino y el guardián Custodio de los Santos lugares de Jerusalén acompañado por la comunidad franciscana y peregrinos venidos de todo el mundo.

Secuencia del Domingo: 

Nuestro recorrido lo hicimos desde Betania pasando por Betfagé. Allí en la cumbre del monte de los Olivos descendimos por el Monte de los Olivos recorrimos el itinerario que se supone hizo Jesús para entrar en Jerusalén por la Puerta Dorada. En el descenso, una parada en el camino, el Dominus Flevit donde el Señor lloró sobre Jerusalén. Sin lugar a dudas el centro de la peregrinación de los judíos en la Pascua era no sólo Jerusalén la ciudad santa sino el Templo, el lugar más sagrado. Dejamos la visita al Templo para el día siguiente y visitamos por la tarde la piscina de Betsaida a las estribaciones del templo.




Nuestro itinerario 4: Betfagé, El Dominus Flevit.

Nosotros intentamos revivir lo que pudo ser esa entrada de Jesús en Jerusalén. La peregrina Egeria narra la Procesión de Ramos que se hacía partiendo de Betfagé a la Ciudad Santa el Domingo y que daba entrada a la Semana Santa: “La procesión de peregrinación de entrada solemne en Jerusalén en la Pascua de Jesús, da comienzo en Betfagé, Como la mayoría de los peregrinos hacían se encaminaban a la Ciudad Santa cantando y recitando salmos e himnos con cítaras y timbales entre medio de oraciones”. 

Betfagé 

Betfage, en hebreo Beth pa´ghe, casa de los higos verdes. Betania en hebreo Bethaniah, según el Talmud quiere decir casa de los dátiles. Jesús nos narra el enigmático pasaje de la higuera. Cuando salían de Betania vio una higuera llena de hojas y fue a ver si encontraba algo de fruto en ella y al no encontrarlo la maldijo. Sin duda Jesús atento a interpretar los signos de los tiempos quiso se vale de ese gesto para expresar la terquedad del corazón e quienes no reconocieron la venida del Mesías. También hoy nos preguntábamos ante una ciudad tan amenazada de tensión y discordia si descubriéramos quien nos trae la Paz.

Después continuamos la bajada y a media altura hicimos un nuevo descanso en la hermosa capilla del Dominus Flevit. Por una pequeña puerta se accede a un jardín muy bien cuidado que sirve de balcón para contemplar una hermosa vista de Jerusalén.

El Dominus Flevit

A mitad de camino bajando por la cuesta del Monte de los Olivos se encuentra la capilla de Dominus Flevit, el lugar donde lloró el Señor. La capilla tiene la forma de una lágrima por ello su denominación: La Lácrima. La capilla que emerge entre cipreses fue construida por los padres franciscanos en 1955 sobre las ruinas de otra bizantina del S. V. . Tiene una cúpula piriforme en forma de lágrima. En el interior sus paredes están adornadas con relieves que reproducen escenas del asedio de Jerusalén y en el fondo se pueden ver restos del ábside de los muros y n mosaico de la antigua iglesia bizantina. Allí en un mosaico aparece una gallina defendiendo a sus polluelos recordando el pasaje de Jesús. Desde el ventanal del fondo del altar con unas rejas que dejan ver un cáliz una cruz se divisa la vista que probablemente contempló Jesús de Jerusalén. Hoy sobre la explanada del templo que fue destruido se levanta la Cúpula de la Roca y detrás se deja ver la cúpula del Santo Sepulcro. Entrando en la capilla tuvimos un rato de oración intentando entrar en los sentimientos de Jesús entonces y ahora viendo la ciudad de Jerusalén.




Meditación 4

Si al menos hoy supieras reconocer y descubrieras el tiempo en que fuiste visitada por Dios y quien es el que te trae la paz (Lc 19, 44).

Lloró el que es la fuente de la alegría sobre Jerusalén prediciendo su destrucción: Preñado el corazón quien te amó con corazón ardiente lleno de pena como mendigando el corazón de su pequeña. Si no es mucho pedir: Ábreme el corazón que temo que tus viñas se cierren al dulzor de mis amores. Te sentí crecer entre mis brazos, aprendí a llorar con tus tristezas y a alegrarme de tus alegrías. Quiero detener el tiempo que se va, quedarme siempre junto a ti, amando tu eterna y gloriosa juventud. Déjame quedarme junto a ti y velar todas tus noches y días. Eres y serás siempre mía.

Que mezcla de sentimientos alberga el corazón humano y cruzan por el corazón de Jesús y por el nuestro. Jesús el loco amante amando con un corazón como el nuestro pero como incapaz de contener todo el amor que albergaba su corazón. ¿Porqué en nuestro corazón se cruzan sentimientos tan dispares y las alegrías corren y se disipan y luego para embargarnos la tristeza? Alegrías y gozos pasajeras que quisieran llevarnos hacia un gozo no pasajero, que nunca muere.

Señor Jesús pareciera que conoces las tristes penas de los cansancios y desengaños que anidan en los hombres. Nosotros cansados al fin del día, al final de nuestros días, amontonando tantas horas perdidas queremos volver a ti y entregarte nuestros anhelos y sueños. La tristeza es la muerte de las simples cosas que quedan doliendo en el corazón. Entonces comprendes la ausencia de las cosas queridas. Quédate con nosotros y no partas ahora, que tu amor es simple y las cosas simples las devora el tiempo.

Serpenteando por el camino que baja al valle Cedrón terminamos acercándonos al Templo junto a la Puerta Dorada.

Enternece sobre todo el lugar del “Dominus Flevit” donde Jesús lloró sobre Jerusalén. Al ver la ciudad lloró sobre ella diciendo: “Si al menos en este día conocieras al que te trae la paz. Pero ahora está oculto a tus ojos. Porque vendrán días sobre ti en qué te rodearán de trincheras tus enemigos y te cercarán y te asediaran por todas partes y te abatirán al suelo, a ti ya los hijos que tienes dentro y no dejarán en ti piedra sobre piedra por no haber conocido el tiempo de tu visitación” (Lc 19, 43-44)

Jesús no llora por su destino sino por el destino de Jerusalén. La ciudad es escogida por Dios, la ciudad diseñada en los cielos, donde quiso Dios que residiera su nombre y su gloria, la ciudad Santa, el lugar de salvación que era la alegría misma de Dios. Rechazaba al que venía a ella en son de paz para quedar convertida en cubil de chacales. Oh Jerusalén que matas a los profetas y asesinas a los que te son enviados. 

 


Nuestro itinerario 5: La vista del Templo, la Piscina de Bethesda.

La vista del Templo 

Desde el monte de los olivos se ve una vista majestuosa de Templo. Los peregrinos que se acercaban  por el este a través de Betania o los que venían de Galilea cruzando Jericó acudían al templo bordeando el monte de los olivos y entrando por la puerta Dorada Sha´ar Hakahamin.

Desde ambos lugares la vista del Templo era majestuosa. La parte central, el Santuario o Santo de los Santos estaba enclavado en el lugar de la Roca de la profesión de fe Abrahám, en el antiguo monte Moriah. En torno al santuario en el que únicamente los sacerdotes podían entrar para quemar los inciensos, había diferentes patios separados unos de otros por muros. Para ir desde el Santuario a la muralla exterior se pasaba masivamente por el patio de los sacerdotes donde se levantaba el altar de los sacrificios, luego por el patio de los hombres, el patio de las mujeres y finalmente por el atrio de los gentiles.

Cuando se ve a Jesús enseñando en el Templo aparece en este atrio bajo las columnatas que lo flanqueaban. Jesús aparece bajo el pórtico de Salomón, en el atrio de los gentiles (Jn 10, 23). El atrio de los gentiles estaba adornado en su parte sur por cuatro hileras de columnas corintias que constituían el pórtico real. En los otros tres lados se encontraba rodeado también por una hilera doble de columnas. El pórtico oriental se denominaba el pórtico de Salomón.

Según el mismo Jesús había predicho, el templo fue incendiado y destruido completamente en la conquista de Jerusalén por Tito en el año 70.

Para imaginarse mejor la Jerusalén del tiempo de Jesús es muy interesante visitar la gigantesca maqueta que se ha realizado.  Aparece Jerusalén con todas sus murallas. Destacan en la ciudad el segundo templo engrandecido de Herodes el Grande, el Palacio de Herodes con sus tres grandes torres: Fasael, Hípicus y Mariamne y la Fortaleza Antonia, al noroeste del Templo, residencia del procurador romano durante la pascua.

También para hacerse idea de la evolución de Jerusalén después de su destrucción en el año 70 con la nueva remodelación que impulsa Constantino construyendo las nuevas siete basílicas es muy interesante la maqueta en la época bizantina. Allí se pueden descubrir en torno al gran cardo central las basílicas de Santa María de la Probática, la Anastasis en el Santo Sepulcro, la de San Juan Bautista, La Nueva María Madre de Dios, Santa Sión, Siloam y San Petro en Gallicanto.




Las murallas y las puertas. 

Jerusalén fue amurallada en varios periodos periodos, durante el rey David en el s. X a.C, durante Herodes el grande en tiempos de Jesús y más tarde con Solimán el Magnífico entre 1537 y 1541. Tienen 34 torres almenadas y 8 puertas. Las primeras murallas del rey David rodeaban la Citadela en la colina de Ofel, al suroeste de la ciudad actual. En el S. VII con Ezequías se cerró la ciudad por el norte. Los reyes asmoneos en el S. II a. C, la prolongaron por el norte. Herodes el Grande la fortaleció embelleciendo sobremanera el área del Templo, luego Herodes Agripa su nieto construyó la tercera muralla septentrional. Todas fueron arrasadas por Tito en el año 70. Más tarde serían reedificadas por Solimán en la época turca.

La Puerta Dorada era la entrada principal. Son en realidad dos puertas alineadas de forma directa y precisa con el santuario del Templo y con la Tumba del Santo Sepulcro. Hoy día está cerrada y según los judíos será abierta el día en que el esperado Mesías entre de nuevo victorioso en la Ciudad Santa.  Junto a la gran muralla descansan las tumbas de los justos que esperan recibir la gloria del Mesías cuando vuelva.

Nosotros quedamos impactados por el contraste de de una Ciudad que llena de gloria y esplendor quedó en ruinas al cerrarle el corazón a Aquel que en son de paz en una humilde borrica prometía la paz. Para Jesús jornada que comienza lleno de alboroto y regocijo y que se torna pronto en tristeza y melancolía. El primer impulso de aclamación victoriosa pronto se torna en controversia y en pocas horas el horizonte de victoria había pasado a ser de color y sabor a muerte y aparente derrota. 

Algunos investigadores consideran que su reconversión se dio en tiempo de los califas omeyas. La puerta según las tres religiones monoteístas, judíos, musulmanes y cristianos será el escenario del Apocalipsis en la segunda venida del Mesías donde haría su entrada el día del Juicio Final. Los judíos no tardaron en conferirle a esta puerta un significado místico y la llamaron Puerta de  la Misericordia. 

En el 630 Heraclio emperador salió de Constantinopla en sus últimos días cabalgó hasta la puerta Dorada que se abrió para esta ocasión para devolver la Vera Cruz al sepulcro de Jerusalén. La catástrofe que había asolado el imperio por la invasión persa dieron pie a una variante de la visión del Apocalipsis en la que un último mesiánico emperador le entregaba el poder a Jesús que gobernaría hasta el día del juicio final.



Ruinas de la Piscina de Bethesda y la Iglesia de Santa Ana

Junto a la puerta de las Ovejas en la parte norte de templo se encontraba la Piscina de Betsata. Tenía cinco pórticos bajo los cuales yacían los enfermos que no podían entrar en el templo. Había en el lugar dos pozos. El más antiguo, situado más al norte, ya existía en el S. VIII a.C. y servía para suministrar agua al primer templo de Salomón. En el S. II d.C. fue erigido un santuario dedicado a Asclepio, dios de la medicina. En el S. V los bizantinos erigieron una basílica que fue destruida. Hoy al lado esta la iglesia de Santa Ana, que atribuyen al lugar de nacimiento de la Virgen María.

Junto a la puerta Probática o de las Ovejas Shaár HaArayot se encuentra la Piscina de Betesda, Bet Hesda, casa de la misericordia. Está en la parte noroeste de la ciudad, la piscina servía de remanente de agua para la ciudad y el Templo con el que se conectaba por un canal subterráneo. Allí tiene lugar la famosa curación del paralítico. (Jn 5, 1-9). 

La historia de este recinto aledaño al templo de Jerusalén es muy significativa. Ya en tiempos del rey Acab se construye un dique de 6 m de ancho para retener el agua de la lluvia en un estanque de 50×40 m. En el S. III siendo sumo sacerdote Simón se construye un segundo estanque de 60×50 para conducir agua al templo. Entre los años 150 a.C. al 70 d.C. encontramos un lugar de curación al este de los estanques mencionados. Se edifica una cisterna y una serie de baños en unas grutas. La más grande sirve de cisterna desde donde se conduce agua a través de pequeños canales hasta los baños. Una multitud de enfermos buscaban allí la curación, dado que no se les permitía acercarse al Templo a causa de sus enfermedades. Bajo el reinado de Herodes el grande construyó la piscina de Birket Israel, contra el muro del templo, quedando inutilizados los estanques de Betesda.

En el año 44 d.C. Herodes Agripa levantó el tercer muro de la ciudad. Se rellenaron los estanques de Betesda. Entre el 70 d.C. con la destrucción del Templo y el S. II, el lugar de curación perdió su importancia. En la época de la “Aelia Capitolina” (200-400 d.C.) se erigió un templo dedicado a Esculapio Serapis delante de los baños. En tiempos del Patriarca Juvenal (422-458) se levantó la basílica bizantina dedicada a Santa María de la Probática asociando el lugar no solo a la curación del paralítico sino al lugar que la tradición recoge como el nacimiento de María. 

En el 614 los persas causaron un gran deterioro de la basílica. El monje Modesto la restauró en tiempos de Carlomagno levantando un monasterio contiguo. De esta iglesia destruida después por el Califa Hakim, los Cruzados no encontraron más que ruinas. Los Cruzados construyeron una iglesia romana dedicada a Santa Ana, madre de María y la confiaron a una comunidad de Benedictinas. 

Después el Sultán Salah-el-Din transformo la iglesia en una escuela de derecho coránico. Sólo después de la guerra de Crimea en 1856 las autoridades otomanas permitirán la reconstrucción de la Iglesia para el culto melquita  y las excavaciones posteriores. En 1878 el santuario recuperado fue confiado a la custodia de los Padres Blancos, Misioneros de África, quienes se encargaron de la formación del clero Melquita. Más tarde los Dominicos de la Escuela Bíblica localizaron la basílica bizantina y los baños antiguos de curación.




Meditación 5

Se celebraba una fiesta e los judíos y Jesús subió a Jerusalén. Hay cerca de la puerta de las ovejas una piscina llamada en hebreo Betesda. Tiene esta cinco pórticos y en ella yacía una multitud de enfermos, ciegos cojos, paralíticos… Había allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo. Jesús lo vio tendido y le dijo ¿quieres sanar? (Jn 5, 1-9).

Betesda, Bet Hesda, la casa de la misericordia. Había allí toda clase de personas desahuciadas y que por su enfermedad como personas impuras tenían negada su acceso al templo. Allí junto a los restos de las grandes salas abovedadas contiguas a los baños nos pusimos a meditar la gran misericordia que brotaba del corazón de Jesús, fuente de la misericordia.

Afuera del templo quedaban los impuros, los pecadores. Los judíos tan aferrados al culto formal hicieron del templo el lugar restringido para las castas sacerdotales con todo un esquema teocéntrico y jerárquico vetado para los pobres y pecadores. Jesús parece con la intención de romper con todo este culto formal y ritual en la conocida expulsión del templo a los que lo habían convertido en mercado y dar acceso a los que habían quedado fuera. Betfagé fue para Jesús casa de misericordia con el gesto de querer acoger y abrazar a los más enfermos y abandonados.

A la izquierda se conserva los restos de la gran basílica bizantina de Santa María Probática convertida en mezquita. Pudimos tener allí un hermoso tiempo de oración que terminó con una entrañable visita a la Iglesia de Santa Ana la madre de Jesús quien según la tradición educó a la Virgen en el servicio del templo y de los peregrinos que acudían a él. 

Desde el principio fue venerado el lugar por los primeros cristianos sobre todo en tiempo de adversidad buscando refugio. El fondo de la piscina se encuentra a 23 metros de profundidad y en ella antiguamente se purificaban los peregrinos. Pasamos una hermosa tarde orando en el lugar y visitando la Iglesia de Santa Ana y la cripta donde durante cerca de siete siglos han acudido los peregrinos a visitar el lugar donde nació María.

Nosotros también acudimos a vos Madre de Misericordia y Madre de tantos peregrinos que acuden a ti con tantas penas, transforma el valle de la aflicción de tus hijos en puerta de esperanza.




Lunes Santo. Los preparativos. El Cenáculo en el monte Sión

Resonancia: recordando el 10 de Nisán judío, lunes santo de la Pascua de Jesús

Los judíos el 10 de Nisán comenzaban los preparativos inmediatos de la cena de Pascua según prescribía la Torah: Tome cada familia el cordero. Escojan el Cordero sin defecto y resérvenlo hasta el día 14 que lo ofrezcan en sacrificio al atardecer. Los judíos escogían en este día el cordero sin defecto que iban a sacrificar y lo reservaban cuidadosamente. Reservaban también los panes y demás ingredientes para toda esta semana y la siguiente en que cesaría toda la actividad a partir de la Fiesta Grande, la Gran solemnidad de la Pascua, solemnidad de todas las solemnidades.

Jesús manda a sus discípulos a que vayan preparando el lugar en donde quería celebrar la Pascua con sus discípulos. Probablemente desde Betania a donde habría regresado el domingo a descansar después de la agitada jornada envía Jesús a sus discípulos a Jerusalén con estas indicaciones: A la entrada a la ciudad encontrareis un hombre con un cántaro de agua seguidle. El os mostrará la sala dónde comer la Pascua. Les mostró una sala grande en un piso alto. (Lc 22, 9 - 12).

¿Cuál es esta sala, cuál este lugar tan especial para Jesús y sus discípulos? Por lo que cuenta la tradición se trata de la casa de uno de los amigos de Jesús. Se piensa en Nicodemo una persona rica y prestigiosa en Jerusalén. Junto al Monte Sión de unos 130 metros sobre el nivel del mar, en sus mismas estribaciones se localiza el Cenáculo, el lugar escogido por Jesús para celebrar la cena de Pascua. 

En la estancia superior o Cenáculo, Jesús celebra la Séder Pésaj, la Pascua Judía con sus discípulos dándole una significación totalmente nueva. Esta es La Pascua Eterna de la Nueva Alianza: Tomad y comed esto es mi Cuerpo. Estas palabras resuenan en el cenáculo donde Jesús inaugura y perpetúa para la eternidad su Pascua abriéndonos el corazón y las puertas a toda su Pasión de amor.

Resonancia histórica de Egeria. El Lunes Santo ayer

El Lunes Santo, como los demás días de la Semana Mayor, tenía la particularidad de la celebración en el Martyrium a la hora nona, las tres de la tarde, consistente en la proclamación de lecturas aptas para ese día y a ese lugar, intercalando himnos y oraciones. Desde el primer canto del gallo hasta el amanecer y a tercia y sexta se hacía lo mismo que en toda la cuaresma. 

A la hora de nona todos se reúnen en la Iglesia Mayor en el Martyrium  y se decían himnos y antífonas hasta la primera hora de la noche. Llegada la hora se concluía con el lucernario. Hecha la despedida era llevado de allí a la Anástasis con himnos. Después de entrar n la Anástasis, se decía un himno, se hacía una oración los catecúmenos eran bendecidos y se despedía a los fieles.

El Lunes Santo en tiempos de Jesús

Cuenta Lucas en su evangelio que “Jesús enseñaba en el templo durante el día y por las noches se retiraba al monte llamado de los olivos y la gente que va al templo por las mañanas temprano para escucharle” (Lc 21, 37-38)

El comienzo de la semana da a entender como el clima se iba enrareciendo y los enemigos de Jesús estaban al acecho buscando la oportunidad de prenderle, aunque no se atrevían a hacerlo en público. No obstante se va recrudeciendo la hostilidad. Un punto de inflexión es la expulsión de los mercaderes del Templo donde le recriminan con qué autoridad se atreve a hacerlo, a lo que respondía “habéis convertido la casa de mi Padre en una cueva de ladrones”. Al mismo tiempo cuestionaban con qué autoridad se ponía a enseñar allí en el Templo. Todos parecían confabularse contra él: herodianos, saduceos, escribas, sacerdotes. Jesús ataca duramente las supremas autoridades de Israel, sobre todo arremete contra los fariseos: “Ay de vosotros hipócritas, sepulcros blanqueados que ni entráis ni dejáis entrar”… “En la cátedra e Moisés se han sentado los escribas y fariseos que atan pesadas cargas sobre los hombros de los otros y no ponen un solo dedo para moverlas” (Mt 23, 1-7; 29-35)

Lunes Santo hoy

El Santo Sepulcro sigue siendo el centro de culto por excelencia. Cada día de la Semana Santa hay celebraciones en el Santo Sepulcro a las que también se unen los hermanos griegos ortodoxos y otras confesiones. Desde antiguo se conserva la tradición de vivir la noche en vigilia de oración a la que se unen los diferentes ritos.

Secuencia 6

Siguiendo las huellas de Jesús: Bordeando la puerta de Sión nos dirigimos por un estrecho callejón al corazón del monte Sión. Allí tendría lugar los preparativos de la cena pascual. El lugar de la cena, el Cenáculo en la cumbre del monte Sión. Delante de su entrada hay una plazuela con un conjunto de edificios antiguos. Desde allí se accede al piso superior donde se encuentra el venerado, Ad Coenaculum. 

Nuestro itinerario 6: El lugar del Cenáculo en la cumbre del monte Sión.

En el suroeste de la ciudad, cerca de la muralla, en el monte Sión, se encuentra el Cenáculo o Sala de la última cena. Desde el S. XII en ese lugar se alzaba una basílica. Los cruzados hicieron un edificio nuevo del que se ha salvado algunas partes de lo que quedó tras la destrucción de Saladino. En la planta baja se encuentra el sepulcro del rey David. Desde 1948 el monumento se encuentra bajo la protección israelí. 

El Cenáculo como uno de los lugares más significativos de Jerusalén por la trascendencia que tiene en la vida de Jesús y de la primera comunidad cristiana tuvo toda una serie de trasformaciones. Según consta en los evangelios y en los hechos de los apóstoles los primeros discípulos lo adoptan como el lugar donde se congregan después de la muerte de Jesús y donde Jesús se aparece a los discípulos después de su Resurrección hasta Pentecostés.

El lugar del Cenáculo en la cima del Monte Sión

En el lugar la comunidad jerosimilitana adopta una primera iglesia sinagoga, luego en la época bizantina una gran basílica, después es destruida y los cruzados rescatan el lugar y construyen la capilla que se conserva ahora. Es una estancia rectangular amplia con bóvedas ojivales sostenidas por columnas en la pared y una central que la separa en dos ambientes. Pasamos ahora a detenernos con curiosidad hasta indagar en su forma original.

El Cenáculo en el estado actual es del S. XII de la época de los Cruzados y se levanta sobre las ruinas de la antigua Iglesia bizantina denominada Santa Sión, Hagia Sión del tiempo 386-349. La Iglesia bizantina que albergó el cenáculo quedó en ruinas y fue reconstruida por los Cruzados. Estos trataron de mantener el lugar para acceso de los peregrinos lo que se hizo hasta el S XVI donde pasó a custodia de los musulmanes. Hoy en la actualidad está bajo custodia de los judíos por guardar en la parte baja el lugar de enterramiento del rey David que sigue siendo venerado. El estado judío ha suprimido todo culto tanto musulmán como cristiano.

Los primeros cristianos se instalaron en el Cenáculo del monte Sión ya en el S. I. Allí construyeron una iglesia sinagoga que se salvó gracias a estar extramuros de las destrucciones de Tito (77) y Adriano (135). La comunidad cristiana que huyó a Pella en el 66 d. C, antes de la revuelta judía y del subsiguiente asedio romano en el 70 d.C, debió de volver a este lugar donde se había conservado la cátedra de su primer obispo de Jerusalén, Santiago. 

La peregrina Egeria describe la liturgia que se celebraba en la iglesia Hagia Sión en memoria de las apariciones de Cristo después de la Resurrección y de Pentecostés. Después de su destrucción por los persas en el 614 los Cruzados recuperaron sobre las ruinas de la vieja Iglesia bizantina en el lado sud-oeste de la nave central dos capillas superpuestas. En la sala inferior llamada Galilea se remontaba el lavatorio mientras que treinta escaloncitos conducían a la sala de arriba la Hieroom Sión o Aliat Sahiun sería el Cenáculo donde se llevó a cabo la institución de la Eucaristía.

La iglesia de Santa María de Sión estaba dividida en tres naves. En el lado sudoeste de la nave central se conservaba el Coenaculum. Este estaba compuesto por dos capillas sobrepuestas y subdivididas hasta formar cuatro lugares distintos dos abajo y dos arriba.

Es interesante esta disposición porque según una tradición que concuerda con las meditaciones de Santa Catalina de Emmerick, Jesús habría celebrado la última cena en cuatro salas probablemente con cuatro grupos. En la sala alta de la derecha habría estado Jesús con los doce, en la sala contigua de arriba María con dos grupos de doce. En las dos salas de abajo estaría Natanael con otros dos grupos de doce y Elhocin con otros dos grupos. En total además de los doce apóstoles serían los setenta dos discípulos de los que habla el evangelio. 

Así es de suponer que Nicodemo, José de Arimatea algunas mujeres y sobre todo la madre de Jesús acompañarían a Jesús en momento tan significativo, lo que coincide con una hermosa costumbre de la piedad popular muy extendida en el siglo pasado que no se resigna a la idea de que María participa de algún modo de este momento culmen de la vida de Jesús y de que eligiera este lugar para residir sus últimos años hasta sus últimos días. Así la presencia de María en el cenáculo es comentada como verosímil por varios autores .

Es curioso en este sentido el paralelo del banquete de Jesús con el banquete de José con sus hermanos al volverlos a encontrar en Egipto. También allí los comensales se distribuyeron en tres mesas. José es servido por un lado, los once hermanos hebreos por otro y los convidados por otro. José asigna a los hermanos los puestos y convierte al último en primero Ellos lo ven y no comprenden, Es un gesto de preferencia al más pequeño.

También es muy interesante destacar un elemento que conserva la liturgia oriental asociado al ritual de la Pascua. En ella se realiza el ritual del lucernario que tenía la función de iluminar la Cena de la Pascua. Esta función estaba reservada a las mujeres. María , la Madre del Señor sería junto con las mujeres quien realiza el lucernario en la Cena Pascual del Señor. 

Después de todas estas reflexiones nos dispusimos a visitar estos santos lugares y en ellos saborear estos preciosos momentos de la vida de Jesús que supo preparar al detalle.




Meditación 6

El primer día de la fiesta en que se comen los panes ácimos lo discípulos le dijeron: ¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la Cena Pascual? Entonces Jesús mandó a dos de sus discípulos y les dijo. Vayan a la ciudad y es saldrá al encuentro un hombre que lleva un cántaro de agua. Síganlo hasta la casa en que entre y digan al dueño: el Maestro dice: ¿Dónde está mi pieza en que podré comer la Pascua con mis discípulos? El les mostrara en  el piso superior una sal granda preparada y dispuesta. Preparen todo para nosotros. Los discípulos se fueron, entraron en la ciudad, encontraron todo tal como Jesús había dicho y prepararon la Pascua. (Mc 14, 12-16).

Al visitar como tantos peregrinos estos lugares nos llenamos de emoción Nos fue tremendamente grato visitar los lugares aledaños al Monte Sión, la sala propiamente del Cenáculo con la subdivisión tal y como se conserva en la parte alta, la Tumba de David en la parte baja y la sala del holocausto.

La peregrina Egeria describe la liturgia que se celebra en la Iglesia sobre el Monte Sión en memoria de Pentecostés. La Paz y el gozo se vuelve sobre el Monte Sión. El Cenáculo abre sus puertas cerradas a la venida del Espíritu. Es el nacimiento de la Iglesia que se va a extender como ráfaga de viento por el mundo entero.

Estuvimos haciendo un rato de oración tanto en la salas altas como en las bajas y fue de enorme emoción. Cómo no estremecerse en el lugar donde Jesús quiso instituir la eucaristía como para perpetuar el memorial de su Pasión y Muerte y su presencia entre nosotros. Jesús inaugura una nueva Pascua, una nueva Alianza. Este mi Cuerpo, esta mi sangre derramada por todos para el perdón de los pecados.

Si bien en las salas altas al estar bajo custodia judía no dejaban celebrar eucaristía pudimos hacerlo después en una sala aledaña que tienen los franciscanos días después recordando el jueves santo. En esta jornada nos conformamos con una primera visita para ir localizando los lugares que luego visitaríamos con más detenimiento

Bajo la sala alta del cenáculo en donde uno diría que como latido salido del corazón de Jesús se respira una primavera nueva para el mundo, al contrario la parte baja al lado de la tumba de David, el memorial del holocausto Shoá, presenta como los escombros y cenizas de una historia de horror que no pudo ser sepultada y olvidada sin más.

A pesar de todas las modificaciones que ha sufrido el Cenáculo (la sala del piso superior que Jesús dispuso para vivir la Pascua con los suyos), junto con el Calvario, no hay lugar más santo. Este lugar se convertiría en el corazón de la primera comunidad donde ´los discípulos se reunían con las mujeres y la Madre de Jesús. Allí se aparece cuando estos permanecían con las puertas cerradas aterrados después de la muerte de Jesús. A ellos  se aparece y les extiende las manos y les abre su corazón comunicándoles el soplo de su Espíritu.

Yo permaneceré en medio de vosotros. Cada vez que dos o más os reunáis en mi nombre yo me haré presente en medio de vosotros. No os dejaré huérfanos. Yo estaré con vosotros hasta la consumación de los siglos (Mt 28,20). Su Iglesia, recién nacida del corazón traspasado de Cristo, no quedará huérfana.

 


Nuestro itinerario 7: La tumba de David

La tradición ha situado el lugar del cenáculo en la cumbre del monte Sión, fuera de la ciudad, a unos 130 metros de la puerta de Sión, en una zona que los mahometanos llaman Nebí Daud (el profeta David) por situar allí mismo la tumba del rey David.

Según la tradición se intentó recuperar el lugar del Cenáculo en la Basílica de la Iglesia Mater levantada por Constantino. Allí en el crucero se podía acceder al piso superior que comprendía el Cenáculo. Luego se perdió el rastro de la Iglesia y se llevaron a cabo numerosas transformaciones. Existe hoy una casa tradicional que responde al S. XIV. En su piso bajo los judíos dan culto a la tumba de David.

La tumba de David

Debajo del Cenáculo está la tumba de David. A través de un jardín enclaustrado se penetra a un pequeño recinto abovedado que es en la actualidad una sinagoga. A través de un claustro sencillo de arcos ojivales se llega a la tumba del gran Rey David. Tuvimos la oportunidad de rezar primero ante la tumba de David. La tumba está protegida por una verja que es como un enorme sarcófago revestido por un paño bordado en su parte frontal con inscripciones hebreas y la estrella de David. 

La tumba de David continúa atrayendo a miles de peregrinos. Resulta increíble el contraste con la sobriedad de la tumba y la significación y el culto que en el lugar se venera. Muchos judíos se acercan con las dos Torot preparadas para ser leídas verticalmente al estilo sefardí. Aquel Rey David fue el más grande de los reyes de Israel y a su vez también cayó en lo más bajo que un ser humano puede caer. Sin embargo, quizá ese sea su mejor ejemplo que desde su fragilidad y pecado supo levantarse y fiarse de la misericordia de Dios: “Misericordia Dios mío por tu bondad” (Sal 50, 1ss). 

“No me abandones ni me desampares Dios mío” (Sal 27, 1ss). David que venció a Goliat, el gigante pero venció una lucha de un enemigo más poderoso que él. Asistido por la gran misericordia de Dios reconoció su fragilidad y se pudo levantar de su pecado. Alternó en él la fuerza y la fragilidad, tocó lo más alto y lo más bajo y no se derrumbó. Sin duda por ello sea el antecesor del Mesías. ¿Quién es ese Mesías sino aquel ser humano y divino que nos anunciará que el mundo merece la redención? 

Después de la pequeña oración en la timba del gran rey nos dirigirnos a la sala-museo del Holocausto, Martyrium, o cámara de la destrucción. Nosotros salimos de aquel lugar muy sobrecogidos y bajamos del monte Sión hacia nuestra residencia en Gallicanto. Desde allí contemplábamos el valle de la Gehenna, que lo rodea por el oeste y por el sur. La misma palabra Gehenna, que viene de Ge Hinnon sinónimo de infierno lleva el recuerdo de tantas atrocidades. Valle de tristes recuerdos en los que reyes idólatras de Judá pasaron por el fuego a sus hijos e hijas recién nacidos (2 Rey 23; Lev 18). 




Meditación 7

Si las paredes del Cenáculo pudieran hablar nos quedaríamos estupefactos. Después de numerosas transformaciones, la última la de los caballeros del Temple, la sala según se conserva hoy no evoca ningún fervor o sentimiento especial. Es un paralelogramo dividido por dos naves por tres columnas. La decoración de las columnas y arcos que sostienen la bóveda hablan de una época ya tardía. Sin embargo hacemos el esfuerzo de volver a su estado original.

La última cena en el Cenáculo tiene un sabor agridulce. Por una parte, va a significar el momento de mayor cercanía e intimidad con sus discípulos pero por otra el momento de mayor tristeza ante la inminente traición y entrega de Judas, uno de sus íntimos. Jesús se siente turbado. Una tristeza de muerte le embarga. “Mi alma está triste hasta el punto de morir”. Jesús comenzó a ponerse triste y a sentir abatimiento (Mt 26, 37; Mc 14,33). 

Jesús abandona el Cenáculo y se dispone a cruzar el valle del Cedrón camino del huerto de Getsemaní. Parecía cernirse la oscuridad hasta el punto de ocultar pálidamente la luna. Se oían los aullidos de los chacales que merodeaban los enterramientos y los árboles proyectaban las sombras entre las antorchas que portaban en la noche.

Pasaron cerca de la casa de Caifás (Gallicanto) y se dirigieron hacia la puerta de la fuente. Dejaron el barrio de Gihon y Siloán al lado opuesto del torrente. Cruzaban la zona de cementerios cuyas lápidas se monstraban en la noche entre los musoleos (entre ellos el de Absalón el hijo de David que murió ahorcado entre las ramas mientras huía)

El Valle del Cedrón es también conocido como el valle de la Gehena. Jesús mismo se refiere a la Gehenna como al infierno, aquel lugar repelente y hediondo de muerte. Vemos a Jesús caminar cabizbajo entre las sombras de la muerte. El Maestro no se avergüenza de darnos el espectáculo de su tristeza, su dolor, su miedo, su incertidumbre. Ra como si una densa nube de turbación inundara su alma. Sentía que la prueba era algo inminente y que estaba a punto de volcarse sobre él.

Entonando los himnos del Gran Hallel Jesús y sus discípulos se disponen a afrontar el último ataque despiadado. Es la súplica del que se siente turbado y afligido que se cobija bajo las alas del Altísimo:

“Tú Señor refugio mío, alcazar mío. Bendito sea el Señor que no nos entregó en presa de sus dientes. Hemos salvado la vida como un pájaro de la trampa del cazador, la trampa se rompió y escapamos.. Nuestro auxilio nos viene del Señor” (Sal 123, 6-7)



Martes Santo. La jornada en el Templo

Resonancia: recordando el 11 de Nisán judío, martes santo de la Pascua de Jesús

El 11 de Nisán como los días previos al Sábado el pueblo judío se agolpaba por subir por la grandes escalinatas al grandioso templo que Herodes el grande se había encargado de mejorar y embellecer con el máximo esplendor.

Jesús los días anteriores a la Perásceve muy probablemente los vive por la noche en oración en el huerto de Getsemaní y por las mañanas yendo al atrio del Templo, patio de los gentiles donde concurría una gran multitud. Así lo describe el evangelista Lucas refiriéndose a los últimos días de Jesús en Jerusalén: Durante el día Jesús enseñaba en el Templo y por la noche se retiraba al monte llamado de los Olivos. Y todo el pueblo madrugaba para ir al Templo para escucharlo. (Lc 221, 37)

El Templo el recinto más santo que guardaba en su interior el Santo de los Santos. De lugar tan santo quedaban excluidos los que no lo eran los publicanos y pecadores. Era toda una secuencia de espacios o espacios restringidos de mayor a menor santidad. El Santo de los santos reservado al Sumo sacerdote, debar, el patio de los sacerdotes, hekal, el patio de los judíos, Israel,el patio de las mujeres y los niños, ulam. Por último el gran patio de los gentiles, herom, estos se conformaban en quedarse en la gran explanada de afuera rodeada de una enorme galería y un grandioso pórtico. 

La disposición del templo reflejan como radiografía la estructura socio-política-religiosa del mundo judío según la concepción concéntrica de élites y círculos de santidad. Dios es el santo, el puro, el sagrado, el perfecto y el mundo es profano, impuro, vulgar, imperfecto. Por contacto cada uno es capaz de comunicar una parte de lo que es. Dios comunica su santidad a todo el que se acerca una santidad que según uno se aleja es cada vez más tenue, difusa y débil.

Los círculos de santidad del templo se extendían a toda una cosmovisión más amplia. El Santo de los santos en el corazón del templo, el templo como el lugar más santo, en Jerusalén la ciudad santa, en Israel, la nación santa y desde ahí al resto del mundo.

Según su estado puro o impuro, el hombre puede ir avanzando en grados de santidad mientras permanezca dentro de los límites que se le asignan. Si los traspasa su impureza lo profana y se rompe el equilibrio querido por Dios.

Jesús parece interesado en invertir todos esos círculos dando especial predilección a los pecadores a las mujeres y los niños tratando de romper con las exclusiones y de incluir a todos. El Viernes Santo en el momento en que se inmolaba el Cordero pascual en el templo moría Jesús fuera del Templo y se rasgaba el velo del Templo como para dar acceso a los que no lo tenían y de expulsar del mismo a los que se habían adueñado creyéndose sus propietarios.

Los israelitas eran convocados a peregrinar a Jerusalén y allí acceder al templo. Para entrar necesitaba un sacrificio de expiación o purificación. Empezaba comprando un animal a la entrada del templo, en el patio de los gentiles. Luego entraba en el segundo recinto y pasaba al patio de Israel. Se presentaba a un sacerdote. Este le llevaba a través del patio de los sacerdotes hasta el pie del altar.

Después de haber entrado en Jerusalén, Jesús entrará en el templo en el recinto más sagrado. Arrogándose una soberanía inédita hasta entonces se pone a expulsar a los vendedores diciendo. Habéis convertido mi casa en cueva de ladrones (Lc 19, 43). Irrumpe en el templo echando a los mercaderes que se agolpaban en el patio de los gentiles y cruzando por el patio de los judíos llega hasta las clases más altas de los sacerdotes a increparles su falsedad y su impureza de corazón.

Jesús va a romper con todas estas barreras y estipulaciones formales de una santidad puramente legalista y exterior con el reclamo y la pretensión de ir a lo profundo del interior, la pureza del corazón. Jesús terminará desenmascarando a los que se creían los garantes del pueblo. Duros van a ser los siete discursos contra los maestros escribas y fariseos que en tono de desventuras opuesto a las bienaventuranzas. Jesús dirige a las clases dirigentes para derribarlas de sus tronos y que van a ocasionar la mayor discordia y oposición contra Jesús (Cf. Mt 23). 

Resonancia histórica de Egeria. El Martes Santo ayer

Se celebraba como el Lunes Santo. Después de hecha la despedida del Martyrium y de haber ido a la Anástasis a la hora duodécima, seis de la tarde, casi de noche, el pueblo iba con el obispo a Eleona. Llegados a la iglesia entraba el obispo en la Gruta, en la que solía el Señor enseñar a los discípulos, recibía el códice del evangelio y de pie leía, él mismo, las palabras del Señor: “Mirad que no os engañe nadie…”. Se terminaba con una oración, la bendición a los catecúmenos y a los fieles. Ya de noche cada cual volvía del monte a su casa.

Las celebraciones de Jerusalén hoy.  Martes Santo hoy

Al igual que el Lunes hay celebraciones en la Anástais, el Santo Sepulcro, a las que también se unen los hermanos griegos ortodoxos y otras confesiones.

Secuencia

Siguiendo las huellas de Jesús: Esta jornada la dedicaríamos a visitar el templo y sus alrededores. Desde Gallicanto nos dispusimos a visitar la explanada exterior del Templo entramos por la puerta de Sión o de los Leones cruzando por el barrio armenio para llegar hasta el muro de la parte sur del Templo conocido como el Muro de los lamentos. Desde este se accede por una rampa a la explanada interior del Templo que coincidiría con el patio de los gentiles para llegar al corazón del templo donde hoy está emplazada la sorprendente Cúpula de la Roca.

Nuestro itinerario 8: Puerta de Sión y entrada a la explanada exterior

Con gran expectación también nosotros nos disponíamos en esta jornada a adentrarnos en sus recintos. Antes de partir subiendo a la terraza de la casa de acogida en Gallicanto era impresionante la vista divisando el Templo, la cornisa del pináculo. En el centro de la explanada del Templo la Cúpula de la Roca guarda con veneración el lugar del sacrificio. En el monte santo Moria, Moriyya, la Roca donde Abraham levanta el altar del sacrificio, donde Yahveh provee. Los Santos Padres han visto en el sacrificio de Isaac la figura de la Pasión de Jesús. Después de la destrucción del Templo de Jerusalén en el año 70 d.C., la explanada del Templo quedó abandonada por los primeros cristianos que la consideraban como un lugar de maldición. Se convirtió en un lugar de escombros y basuras. Después con Constantino los cristianos levantaron la Iglesia de la Purificación en la época bizantina En el S. VI los musulmanes la vuelven a venerar como lugar sagrado, la recuperan y la hizo limpiar. El califa Omar levanta en la explanada una mezquita de madera. Después el califa Abd-el-Malik edifica la grandiosa Mezquita de l Roca. A finales del S. VII el califa Abd-el-Walid edifica la otra mezquita de El Aksa, la lejana, así llamada por referencia a Medina y a la Meca.

Los cruzados lo recuperaron en 1099 y los templarios en 1128 se trasladan a residir y custodiar el templo de Jerusalén. Se pierde su custodia en 11877 y finalmente cae en manos de los turcos y recuperado nuevamente por los musulmanes. La explanada será para los musulmanes, el Haram es Shaif, el noble recinto sagrado, para los judíos Haram es Bayit, el mote del Templo, para los cristianos, la explanada del Templo al que acudió Jesús, en definitiva el lugar sagrado para las tres grandes religiones monoteístas.

Toda la explanada es una gran terraza levantada en la ladera sur del monte Moriah donde el rey Salomón construye el primer Templo y luego es renovado y ampliado el Segundo Templo con el rey Herodes el Grande. La explanada, cerrada por enormes murallas de muros ciclópeos, ocupa una vasta extensión de 15 Ha y tiene forma rectangular de casi 5000 m. de norte a sur y de 330 m. de ancho al norte y 290 al sur.

El primer Templo de Salomón se levantó en el 975 a.C. como un majestuoso santuario que dominaba la antigua ciudadela de David que queda en la parte baja de las murallas. Fue destruido por los babilónicos en el 598 a.C. sería reconstruido en el 535 a.C. con el apoyo de Ciro y ampliado y embellecido por Herodes el Grande en el 37 a.C. llevando a cabo el más sublime de los edificios de la época. Más tarde sería destruido por Tito en el 70 d.C. Sobre su explanada en la época bizantina se levantó la Iglesia de la Purificación y cuando los árabes la conquistaron levantaron sobre la Iglesia ortodoxa la mezquita del El-Adqsa y la Cúpula de la Roca convirtiéndola en la tercera ciudad santa del Islam.

Como se puede observar desde que Abraham fuera llevado a aquel monte Moria para el sacrificio y levantó allí un altar este lugar sería el centro de culto para todo el pueblo judío y para todos los pueblos en una sucesión ininterrumpida de ocupaciones destrucciones y reconstrucciones tratando de mantener vivo el espíritu de tan santo lugar. El Templo de Jerusalén, el lugar más sagrado para las tres religiones monoteístas, judíos, musulmanes y cristianos nos remite a los orígenes de nuestra fe. En el Templo los judíos a partir de la reforma el Rey Josías con una perspectiva mesiánica y universalista llevan a cabo la unificación del culto en el templo de Jerusalén. Jerusalén quedaba constituido como el centro espiritual de todas las naciones y los antiguos santuarios israelitas fueron considerados ilegítimos. 




Meditación 8

Entren por sus puertas dando gracias, 

entren en sus atrios con himnos de alabanza, 

alaben al Señor y bendigan su nombre. (Himno procesional de entrada al Santuario).

El primer momento de oración lo tuvimos junto a las murallas en la puerta de Sión una de las puertas de entrada hacia el Templo. Tanto de la puerta de Sión como la de Jafa entran los peregrinos. Nosotros como los antiguos peregrinos nos disponíamos a visitarlo. Según íbamos a entrar por la puerta de Sión dimos con todo un grupo de judíos que con su talit accedían al Templo en peregrinación con danzas y cantos. 

Avanzamos después por la calle de David, por el antiguo decumanus para desembocar en la Ha-Bad, antiguo cardo de la Aelia Capitolina y llegamos a Bab-es-Silisihak, la puerta de la Cadena, al oeste del Templo. Pero antes de entrar a visitar la explanada interior del Templo quisimos detenernos a visitar la explanada exterior junto a los muros del Templo.

Si bien durante el día, salvo el sábado, no se oyen los sonidos de los cuernos de los judíos shofar que llaman a la oración, sí durante la noche y el día se escucha la llamada a la oración que los musulmanes hacen de los minaretes. 

Los judíos aún conservan el muro antiguo como lugar privilegiado de oración. Fue para nosotros una oportunidad de unirnos con los hermanos judíos dejando nuestra oración, fituch, en el muro y luego haciendo nuestra oración en la explanada con nuestros hermanos musulmanes. Aunque no pudimos entrar en sus mezquitas aquel lugar privilegiado de la presencia de Dios, la Shejiná, quería ser un reclamo de oración por la reconciliación y la paz. “Si tan sólo hoy descubrierais quien viene como mensajero de paz a traeros la paz”.

Nuestro itinerario 9: oración ante el muro de la Lamentaciones

El Muro de las lamentaciones

El Templo estaba situado en lugar nombrado en árabe como monte de Haram ash-Sharif y en hebreo de Har ha Morija, correspondiente al monte Moriah, lugar del sacrificio de Abraham. Es el lugar sagrado donde los judíos construyeron el Templo de Salomón y donde los musulmanes, después de la destrucción del templo, levantan el santuario de la Cúpula de la Roca, guardando la roca donde creen esta la huella del pie de Mahoma antes de ascender al cielo.

Desde la destrucción del Templo judío, en el año 70 d. C., por las tropas del emperador Tito, la parte oeste del Muro se ha convertido en el lugar sagrado y vínculo de comunión para los judíos y símbolo de la perpetuidad del Templo. Los romanos y luego los musulmanes prohibieron a los judíos el acceso al monte del Templo. Solamente en 1967, año de la reunificación, los judíos lograron hacerse con la posesión del muro occidental. Entre las rendijas de las ciclópeas piedras los judíos ponen su fituch , sus oraciones y peticiones ante la Shejiná, la presencia divina de Dios, que dese la destrucción del Templo se cierne sobre el muro. El día más importante, en el Yom Kipur, día de la expiación, acuden miles de judíos.

La explanada exterior al Templo es una plaza amplia y enlosada abierta frente al denominada Muro del Lamento, Kotel, el corazón del judaísmo, la Shejiná, la presencia de Dios, testigo mudo de tanto dolor y sufrimiento. A lo largo de casi 20 siglos el pueblo judío ha acudido allí para llorar por la destrucción del Templo y Jerusalén. 

El muro era uno de los muros de contención de antiguo templo. Fue levantado por Herodes el grande que el año 20 a.C. llevó a cabo la remodelación y engrandecimiento del segundo Templo. De este tiempo es también el inexpugnable extremo suroriental del pináculo. La mayor parte de los muros occidentales servían de contención al prolongar la explanada Los grandes sillares gigantes corresponden a Herodes mientras que las piedras de menor tamaño corresponderían a la época de los Macabeos. 

Perfectamente se pueden distinguir los dos estratos. A partir del suelo se elevan siete hileras herodianas con impresionantes bloques ciclópeos, colocados sin argamasa de piedra caliza y la parte superior se ven las piedras más pequeñas. Durante el día a la luz del sol toman tonos amarillentos, anaranjados y dorados. Sobre el muro brilla el azul del cielo y el oro de la cúpula de la Roca.

Acudimos hasta la explanada donde se encuentra el Muro de las lamentaciones que sintetiza un montón de cosas. Para los judíos peregrinos a Jerusalén es sin duda el lugar más señalado, más sagrado. Los judíos acuden de todas partes, llevan sobre sus hombros el talit y en el brazo izquierdo y sobre su frente los tefilim. Sus cabezas están cubiertas con sus kipas. Entre los judíos los hassidim, destacan por su atuendo. Visten una especie de levita con calzón corto, camisas blancas y cubiertos con kipas o sombreros anchos o stramiel. No se puede visitar a Jerusalén y no visitar el Muro, más aún orar frente al Muro. 

Una valla separa la plaza del lugar de la oración y existen dos recintos separados, uno para hombres a la izquierda y otro para mujeres a la derecha. Nosotros no quisimos ser menos y allí acudimos para unirnos en la oración. Entré en el recinto reservado para hombres. Existe una fuentecilla para la purificación y te ofrecen kipas para cubrirte la cabeza. También en unas mesas cubiertas se ofrecen biblias. En el centro en un cofre los rollos de la Torah. Allí entre las rendijas de las piedras colocamos nuestro fituch. 




Meditación 9

Jesús salió del Templo y mientras caminaba, sus discípulos le hacían notar las imponentes construcciones del Templo. Jesús les dijo: ¿Ven todo esto? En verdad les digo o quedará  ahí piedra sobre piedra todo será destruido. (Mt 24, 1-2)

El Muro de las lamentaciones junto a los restos de la muralla sur del antiguo templo es el centro de culto judío en la gran explanada junto al templo. Es expresión del gran llanto y lamento por el templo perdido

Con gran devoción acuden los judíos a hacer sus plegarias sobre todo el día del sábado, el Sabath. Multitudes de judíos de todo el mundo llegan hasta el Muro portando sus temores pidiendo auxilio, súplica, perdón, portando las aspiraciones y esperanzas o en señal de gratitud. Allí oran en voz alta, recitan los salmos, cantan, bailan, baten palmas, con toda clase de movimientos que acompañan a la oración.

Allí oramos todos con judíos de todas edades, niños, ancianos, hombres robustos, delgados, pálidos, soldados. Sin duda a este lugar que conserva los vestigios más antiguos del Templo acuden en oración los judíos donde depositan su oración. También nosotros nos acercamos en oración a hacer la nuestra. Recordamos entonces la oración que hizo nuestro Papa Benedicto: 

“Dios de todos los tiempos en mi visita a Jerusalén, la ciudad de la paz, casa espiritual para los judíos, musulmanes y cristianos, te presento las alegrías, las esperanzas y las aspiraciones, las pruebas, los sufrimientos y las penas de tu pueblo esparcido por el mundo. Dios de Abraham de Isaac y de Jacob, escucha el grito de los afligidos, los atemorizados, y los despojados; derrama tu paz sobre esta Tierra Santa, sobre oriente Medio, sobre toda la familia humana. Bueno es el Señor con el que en Él espera, con el alma que lo busca. (Lam 3, 25)”.

Nuestro itinerario 10: Acceso al interior de la explanada del Templo

La gran explanada dentro del Templo alrededor de la Mezquita al-Aqsa

Después de construirse el santuario de la Cúpula de la Roca, Abdelmalik y su hijo Walid construyeron la mezquita de Al Aqsa, la mezquita de Jerusalén para los rezos ordinarios en el extremo sur del monte del Templo. En el año 715, el hermano de Walid, Solimán, fue entronizado en la explanada de las Mezquitas. Desde la destrucción del Templo que Herodes Agripa embelleció, nunca se vio tanto esplendor en la explanada del Templo.

Al asumir el trono el Rey Herodes en el año 37 AC embelleció la ciudad y construyó magníficos edificios y fortificaciones. Sobre todo puso todo su interés en el monte del Templo. Rellenando el espacio hacia el sur del antiguo templo que manda demoler levanta una subestructura sostenida por 88 pilares y doce arcos abovedados para crear una plataforma de más de doce mil metros cuadrados de superficie, el doble de la del foro romano sobre la que levantar el nuevo templo de una majestuosidad nunca vista. Un historiador de su época dijo: Quien no ha visto el Templo de Herodes no ha visto un gran edificio en toda su vida. 

Herodes reconstruyó el Templo casi por completo, amplió la explanada del Templo. Extendió el área del muro occidental llenando y nivelando la tierra y construyendo bóvedas para sostener el trabajo. Entre la parte de la ciudad y el monte construyó un puente y escalinata de acceso, amplió y remodeló los alrededores construyendo puertas y pasajes a lo largo de los muros Sur y oeste. Mejoró las fortificaciones construyendo la Torre de David y su ciudadela y la Torre Antonia que dominaba el Templo. 

El historiador contemporáneo Flavio Josefo quedó impresionado por su esplendor el cual calificó como el edificio más magnífico construido por Herodes. Deslumbrante, además de provocar la veneración, estaba todo cubierto por unas planchas de oro que después de salido el sol relucía con un resplandor como de fuego. 

El tamaño de los patios del Templo iba disminuyendo a medida que se acercaban a una mayor santidad. Tanto gentiles como judíos podían entrar en el inmenso patio de los gentiles, pero un muro rodeaba el patio de las mujeres con esta inscripción de advertencia. “¡Extranjero! No cruces esta verja y no entres en este recinto. Aquel que sea capturado tan sólo podrá culparse así mismo de la muerte que seguirá”.

Cincuenta escalones conducían a una puerta que se abría al patio de Israel, accesible a cualquier varón judío y que llevaba al exclusivo patio de los sacerdotes, el Ulam. Dentro se alzaba el santuario, el Hekhal, en cuyo interior se encontraba el Santo de los Santos que descansaba sobre la roca en la que, según la tradición, Abraham había estado a punto de sacrificar a su hijo Isaac y donde David había construido el altar.

Pórticos de columnas bordeaban los cuatro lados, el mayor de ellos, el Pórtico Real, una amplia basílica que dominaba toda la montaña. Cuando llegaba el momento de visitar el Templo, los peregrinos tomaban su baño purificador en las numerosas piscinas rituales, los mikvahs, que se han encontrado alrededor de las entradas del sur, y antes de la hora de la oración, subían las monumentales escaleras que conducían al Pórtico Real.

Ahora no queda nada del grandioso Templo de Jerusalén, n los grandiosos pórticos, ni las columnatas, ni el atrio de los sacerdotes con el altar de los holocaustos, ni el Santo de los Santos. Todo fue arrasado en tiempos de Tito por las legiones romanas, así como estaba profetizado, no dejando piedra sobre piedra.



Meditación 10

Nuestros antepasados siempre vinieron a este monte para adorar a dios mientras los judíos dicen que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar a dios. La respuesta de Jesús fue clara: llega la hora en que no tendrán que acudir a este monte o al de Jerusalén. Los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad. (Jn 4,21-24).

Cuando paseábamos por la gran explanada del Templo mientras hacíamos estas reflexiones aún te preguntas en que hemos venido a convertir el templo. Aún perduran las exclusiones que hemos hecho con las religiones excluyendo el paso y el culto a ciertas denominaciones y olvidándonos del verdadero culto de reconocer su presencia en cada rostro humano sea cual fuere su condición.

En este día me quedé pensando en tantas acepciones que le hemos dado al templo, al culto, a la santidad. Pensé cuando Jesús fue interrogado con esta cuestión: Cuantas veces el culto ha sido una manera de alejamiento del mundo y de ensimismamiento en una realidad que nos aleja del mundo y de la realidad. 

Le pedí a Jesús que nos ayudara a orar con el corazón. Frente al ritualismo formal de querer agradar a Dios a base de obras externas poder acudir con la humilde súplica del pobre pecador. Recuerda Señor que tu ternura y misericordia es eterna y ten piedad de nosotros pobres pecadores. Sólo tu amor misericordioso puede hacernos hombres nuevos, reconciliados, unificados en tu inmenso amor. Tú que en la Cruz llegaste a la máxima revelación de la misericordia del Padre, perdona todas nuestras ofensas contra la unidad y la fraternidad y guíanos con tu Espíritu para ser transmisores de tu paz.

Nuestro itinerario 11. La Mezquita del al-Aqsa y templo de las Cadenas

La mezquita de al-Aqsa fue construida en el lugar donde los romanos en el año 70 d. C. construyeron un templo en honor a Júpiter y después los Cruzados construyeron una iglesia consagrada a María. Junto a la mezquita en el lado oriental de la Cúpula de la Roca aparece el templo de las Cadenas. Según las fuentes islámicas, en ese lugar se colgaron las cadenas que David utilizaba para juzgar. Destaca el púlpito o torre orientado al mismo tiempo hacia la mezquita de Al Aqsa y hacia la Meca.

Tito Flavio Vespasiano que gobernó el imperio Romano entre el 79 y 81 fue quien tomo Jerusalén durante la rebelión judía. Tras cinco meses de asedio, destruyó el templo y arrasó la ciudad tan solo dejo la Torre de David recordando la grandeza de la antigua ciudad de Herodes. Empezó entonces la nueva diáspora por el Norte de África por donde pasaron a España. Sobre su explanada en la época bizantina se levantó la Iglesia de la Purificación y cuando los árabes la conquistaron levantaron en el S. VIII sobre la Iglesia ortodoxa la mezquita de Al-Aqsa y la Cúpula de la Roca. Tras la ocupación de los musulmanes convirtieron los lugares del templo en mezquitas, El Al-Aqsa y la Cúpula de la Roca, convirtiéndola en la tercera ciudad santa del Islam.

La conquista árabe ocurrió después de la muere de Mahoma y duró más de cuatro siglos. Al comienzo del régimen musulmán fue reanudado el asentamiento judío en Jerusalén y se acordó a la comunidad judía el status acostumbrado de “bajo protección”. Los primeros “creyentes” musulmanes parecían no mostrar ninguna hostilidad hacia las otras religiones monoteístas, cristianos o judíos. Algunos de los primeros “creyentes” eran cristianos o judíos. Muawiya fue quizás el creador del actual monte musulmán, le explanada de las Mezquitas que los árabes la llamaban marwazins. Fue él quien construyó la primera mezquita, niveló la roca de la antigua fortaleza Antonia, amplió la explanada y añadió una construcción exagonal abierta a todos los lados, la Cúpula de la Cadena en el centro exacto de la explanada. Apenas era reconocible como mezquita pero es probable que se alzara donde se alza ahora la mezquita de al-Aqsa.

Jerusalén tenía un santuario, la Cúpula, pero no tenía una mezquita imperial, así que Abd-el-malik construye la primera mezquita en Jerusalén, al-Aqsa para los rezos ordinarios. Para construirla los constructores tomaron prestados elementos de otros lugares. Las vigas de madera fueron extraídas de un edificio cristiano y llevan todavía marcado en griego el nombre de un patriarca del S. IV. Un terremoto sacudió luego la ciudad de Jerusalén provocando serios daños en la mezquita. Mansur reparó después la deteriorada Aqsa y pagó por este trabajo fundiendo las puertas de oro y plata de la Cúpula de la Roca donadas por Abd-el-malik.

La mezquita actual moderna de al-Aqsa mantiene vestigios del pasado. La fachada del S. XII con grandes arcos góticos que se corresponden con las naves. tiene un mihrab, un oratorio orientado a la Meca y un minbar, un púlpito. Aún hoy llaman a la oración y se juntan a orar en la gran explanada. En el centro hay una fuente circular del S. XIII, El-kas, la Taza, sus aguas proceden de manantiales entre Belén y el Hebrón. En sus caños se purifican los pies antes de la oración.




Meditación 11

Llega la hora en que ustedes adorarán al Padre, pero ya no será en este monte o en Jerusalén…los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad (Jn 4, 21-24)

En el centro del culto y la oración judía una clave es pedir por la reparación del mundo. La expresión Tikún olam incluida en la Aleinú proviene de la oración e la Mishná concretamente de la frase mip´nei tikún olam, que en hebreo significa la finalidad de arreglar el mundo y que indica que la práctica de la Torá incide en la tarea y responsabilidad de repara el mundo. De acuerdo con el misticismo judío la Creación del Universo está representada por un recipiente que no pudo contener la Luz Sagrada por la grandiosidad de esta y se rompió en pedazos. El mundo por eso está en pedazos, quebrado, en necesidad de reparación. Cumpliendo con los preceptos mitzvot se colabora con tal tarea en el arreglo del mundo.

Jesús no vino a suprimir esta ley o preceptos sino a llevarlos a la plenitud. La santidad o busca de perfección, la entrada en el Reino de los justos no se da como apropiación del hombre por el cumplimiento y sometimiento a la ley sino como don gratuito de Dios como sometimiento a su corazón. Dios es amor y quiere que los hombres nos amemos. Ahí va a llevar Jesús la plenitud de la ley, en la radicalidad del amor: amen a sus enemigos, oren por los que les persiguen y sean misericordiosos como el Padre es misericordioso (Mt 5, 21-48)

Nuestro itinerario 12. 

La Cúpula de la Roca

La explanada del templo respondía a la shahira, la llanura, en la que tendrá lugar el día del juicio, de la reunión y el nombramiento, un místico lugar, una especie de paraíso terrenal un lugar embellecido con rosas, jacintos y arrayanes. La fuente de El-Kas responde a todo el embellecimiento que hace Saladino en la explanada del Templo para realce a la Cúpula de la Roca.

La explanada de las Mezquitas Har haBayit en hebreo, Haram al-Sharif en árabe enclavada en el monte Moria es el centro no solo de Jerusalén sino de Israel. Para muchos estas casi quince hectáreas siguen siendo el centro del mundo.

En el centro de la explanada del Templo la Cúpula de la Roca guarda con veneración el lugar del sacrificio. En el monte santo Moria, Moriyya, la Roca donde Abraham levanta el altar del sacrificio, donde Yahveh provee. Los Santos Padres han visto en el sacrificio de Isaac la figura de la Pasión de Jesús.

Allí en donde se levanta la Cúpula de la Roca se levantaba el corazón del templo de Jerusalén, el Santuario. Herodes hizo demoler el segundo Templo para construir el nuevo. Mil sacerdotes fueron formados como constructores. Se talaron bosques de cedros del Líbano y se labraron grandes sillares de reluciente piedra caliza. En los túneles a lo largo del monte del templo hay una piedra de casi 13 m de longitud que pesa 500 toneladas. Herodes sin duda utilizó la tecnología más avanzada. El Santo de los Santos se levantó en dos años pero el complejo del templo tardó en construirse 80 años. Herodes cavó hasta encontrar la piedra fundacional y construyó a partir de ahí ampliando la explanada del monte del Templo.

Con Abd-el-malik se construyó en siete años entre 685 y 692 la Cúpula de la Roca. No es una mezquita sino un santuario, el primero de los grades santuarios omeyas y el más antiguo de los monumentos islámicos. Su forma octogonal se parece al de un “martirium” cristiano recordando la del Santo Sepulcro y a la vez con resonancias a la Kaaba de la Meca. El santuario tiene cuatro puertas orientadas hacia los cuatro puntos cardinales. Todo gira entorno a la roca sagrada, el-Sakhra. En la roca hay un agujero perforado que comunica con el interior de la gruta. De su centro pende una cadena de oro, que indica el que se supone el centro de la tierra. 

La Cúpula se imponía sobre Jerusalén y le hacía sombra al Santo Sepulcro. Desde aquel momento los musulmanes ridiculizaron la iglesia el Santo Sepulcro Kayamah en árabe llamándole kumamah, el montón de excrementos.

Para los musulmanes adquirió la cúpula un lugar de significativa importancia. La Roca era el lugar del paraíso de Adán y del altar de Abraham, el lugar que más tarde había visitado Mahoma en su viaje nocturno y desde donde subió al cielo. Una huella de pisada en la Roca que en el pasado se enseñaba a los peregrinos cristianos explicando que se trataba de la marca de Jesús se convirtió en la última pisada de Mahoma antes de ascender al cielo. El cielo desciende sobre el monte del Templo y el infierno se sitúa en el valle del Hinom. El arcángel de la muerte, una de las puertas de la Cúpula lleva su nombre, hae sonar su trompeta. Los muertos especialmente los que están enterrados cerca de la puerta Dorada resucitan y cruzan la puerta, el umbral que da acceso al Final de los Días, con sus dos puertas, la de la Misericordia y a del Arrepentimiento para ser sometidos a juicio en la Cúpula donde cuelga la balanza de la justicia.

La Cúpula de la Roca actual Qubbat al-Sakkra fue con la mezquita de Al Aqsa desde 1128 sede de la Orden del Temple, orden del Templo de Salomón. Los Templarios  que ocuparon en un inicio unas caballerizas, llegaron a estar nueve años ocupando todo el recinto del templo. La Cúpula santuario fue transformada en iglesia cristiana Templum Domini. Los templarios sustituyeron la media luna de plata que la coronaba por una cruz de oro. Durante este tiempo los templarios se dedicaron no solo a la protección de los santos Lugares sino a la oración y al estudio traduciendo algunos textos en hebreo encontrados tras la toma de Jerusalén tras la primera cruzada en 1099.

Se dice que los templarios estudiaron los patrones y medidas sagradas del Templo y sus construcciones sagradas las relaciones geométricas con la proporción áurea y otras escalas musicales entre las que se podría encontrar el secreto de las octavas. La verdad que la planta octogonal de la Cúpula sería un modelo que se repetiría en numerosos templos promovidos por la Orden del Templo (sobre todo en capillas mortuorias del Camino de Santiago).

Dentro de la leyenda de los caballeros del Temple dicen encontrar escondidas en el Templo, restos del Arca de la Alianza y escondida en ella el Santo Grial, el cáliz que utilizó Jesús en la última Cena y que fue recogido por José de Arimatea. También rescatan las reliquias de la lanza del soldado que atravesó el costado de Cristo, denominad la lanza de Longinos.

Por otra parte la leyenda del Santo Grial se amplia tanto a los cátaros como a los mismos sufies. Los caballeros suffies también buscaban una copa milagrosa, a llamada Jém-i Jam o copa del mítico rey persa Jams-héd, como un talismán en la que se podían ver reflejados todos los acontecimientos y fenómenos del mundo. En el Islam chiíta, el décimo segundo Imán, el Imán oculto se hace visible en el 14 del mes de Abid, solsticio de la primavera, correspondiente a la noche de Pascua.




Meditación 12

"Al acercase y ver la ciudad, Jesús lloró sobre ella y dijo: Si al menos en este día también conocieras los caminos de paz. Pero son cosas que no puedes ver todavía. Vendrán días sobre ti en que tus enemigos te cercarán, te atacarán, te oprimirán por todos lados, te estrellarán contra el suelo y no dejarán en ti piedra sobre piedra por no haber reconocido ni el tiempo ni la visita de tu Dios" (Lc 19, 41-44).

Nos situamos en la puerta del oeste Bab-al-Gharb, la llamada Puerta del Jardín y nos dirigimos más adelante donde estaba la elegante Puerta de la Oración. Allí una inscripción del Corán ordena orar mirando a La Meca. Allí nos quedamos haciendo oración.

La Cúpula dorada de la Roca como centro del templo, de Jerusalén y diríamos del mundo por todas las connotaciones descritas está llena de simbolismo mistérico que llenan el lugar de un encanto especial. Resplandece de un oro ardiente en los atardeceres y en las pálidas y azuladas noches.

La Cúpula dorada se enfrenta a la cúpula celeste del Santo Sepulcro como compitiendo en primacía.  Salimos del Haram por la puerta Hitteb que conduce a la Vía Dolorosa y desemboca en el Santo Sepulcro

Con cuanto celo se ha querido preservar este lugar sagrado y a la vez tantas veces saqueado y profanado. El lugar donde Dios habita fue destruido y expoliado tantas veces. Hoy sigue también profanado en tantos hombres y mujeres que no reconocen la  presencia de Dios en sus vidas y se degradan hasta perder su dignidad.

Ven Señor Jesús a salvarnos, a restaurarnos, a congregarnos de nuevo en unidad.




Miércoles Santo. El Palacio de Caifás 

Resonancia: recordando el 11 de Nisán judío, miércoles santo de la Pascua de Jesús

Resonancia histórica de Egeria. El Miércoles Santo ayer

El Miércoles se recordaba la traición de Judas. Se celebraba también de noche a la hora duodécima, seis de la tarde, después de las celebraciones del Martyrium. Entraban todos en el lugar de la Anástasis, en el mismo lugar del Sepulcro y un presbítero en presencia de todos, leía el evangelio donde Judas Iscariote fue a los judíos y fijó lo que le darían para entregar al Señor. Acabado de leer el texto todo el público se conmovía. Después se hacía una oración, eran bendecidos los catecúmenos y los fieles y se hacía la despedida.

Las celebraciones de Jerusalén hoy. Miércoles Santo hoy

Antes de la reforma litúrgica del Vaticano II se celebraba por la tarde, delante de la edícula o tumba del Señor, el Oficio llamado de “Tinieblas del Miércoles Santo”. Este oficio discurría hasta el Viernes Santo incluso. En realidad, eran los maitines y los laudes del día siguiente. Ahora el Miércoles Santo los frailes de la Custodia de Tierra Santa, al terminar la celebración de la eucaristía en la basílica de Getsemaní suben a la capilla de la Aparición del Señor a su Madre o del Santísimo a venerar la Columna de la Flagelación donde ahora se encuentra.

Secuencia

Siguiendo las huellas de Jesús: El día de la traición de Judas. El lugar donde se vende y se fragua la traición. Visita a Gallicanto y los alrededores. 

Nuestro itinerario 13

El lugar llamado “Gallicanto” (donde cantó el gallo) es el lugar de la Casa de Caifás, donde Jesús fue apresado y condenado por el consejo de ancianos. Allí se levanta hoy la iglesia dedicada a San Pedro de cruz griega con tres niveles. El segundo nivel recoge los restos de una basílica bizantina. En el tercer nivel se ha encontrado una celda donde Jesús pasó la noche después de ser escarnecido. En esa celda Jesús acude en oración al Padre “desde lo hondo de la fosa”. 

La Pasión va a ser contemplada desde un punto singular: la Iglesia de San Pedro en Gallicanto. Este va a ser un lugar destacado en la Pasión de Jesús. Al Palacio de Caifás acudiría Judas a tratar con los ancianos y sumo sacerdote la traición de Jesús. Allí fue condenado por el consejo de ancianos. En este mismo lugar serán apresados los apóstoles después de la Resurrección de Jesús. En este lugar era precisamente donde nos alojábamos y nos venía de maravilla para hacer un día más sosegado y retirado de toda actividad para poder adentrarnos más en la Pasión de Jesús.

Uno de los episodios más tristes de La Pasión de Jesús es el de la traición de uno de sus íntimos seguidores: Judas Iscariote. La tradición conserva este día para hacer memoria de este hecho. ¿Cuándo ocurre? Probablemente en este día después del altercado en el Templo, los ánimos estaban exarcebados y se veía que llegaba la hora deseada de dar captura y final a la vida del Nazareno que empezaba a ser demasiado incómoda para muchos.

Se oscurece pues el horizonte y el poder de las tinieblas parece tomar el mando. Deja de tomar protagonismo la actividad de Jesús y se diría que empieza una “bajada hacia un gran abismo” donde la turbación le invade. El poder del mal parece aliarse para acosarle y llevarle al punto de vacilar y dudar. En el clima tensión tan fuerte al que se había llegado era imposible que las cosas no llegaran a explotar.

Judas que hasta entonces había actuado sin ser percibido, empieza a entrar en escena. Decide y resuelve entregar a Jesús y se dirige al Palacio de Caifás para tratar con el Sumo sacerdote (Mc 14, 10). La tradición sitúa al Sumo sacerdote Caifás viviendo en el mismo lugar que el sumo Pontífice Anás (Jn 18,13). Anás era suegro de Caifás y quedaba todo dentro de la misma familia.

Las excavaciones de los padres agustinos de la asunción que regentan la Iglesia de San Pedro en Gallicanto dieron con un enorme dintel de piedra que dice: El corban, la reserva del tesoro. Se sabe que era el sumo sacerdote el que se encargaba de guardar las expensas del tesoro. A partir de los trabajos arqueológicos realizados se ha podido llegar a reconstruir como sería el lugar en tiempos de Jesús. Una gran entrada daba acceso a un ante patio y luego a un gran patio central rodeado de pórticos y desde el cual se daba acceso a los salones y habitaciones del Palacio. En la parte trasera una segunda puerta daba acceso a las dependencias de los criados, una especie de corral donde vivía la servidumbre y estaban las cuadras y los establos. La casa de Anás estaba unida por el gran patio a la del Sumo Sacerdote. Otro punto de interés fueros los lugares subterráneos donde se encontraron las cuevas del tesoro, las prisiones y una “Fosa profunda” en forma de pozo sin otro acceso que un agujero central en el techo por el que los detenidos eran descendidos con una cuerda.

“San Pietro en Gallicantu” es el lugar de la Casa de Caifás donde Jesús fue apresado y condenado por el consejo de ancianos. Allí se levanta hoy una Iglesia de cruz griega con tres niveles. El segundo nivel recoge los restos de una basílica bizantina. En el tercer nivel se han encontrado unas celdas donde estudios arqueológicos dan a entender en una de ellas pasó la noche Jesús después de ser escarnecido y en algunas versiones incluso flagelado. En esa celda Jesús acude al Padre desde lo hondo de la fosa. 

El nombre del lugar, “San Pedro en Gallicanto”, le viene de la tradición que supone que Pedro desesperado después de la traición de Jesús oye cantar el gallo recordando las palabras de Jesús. Esto acontecería en el patio de la presumible Casa de Caifás donde llevaron a Jesús tras su prendimiento en el huerto de Getsemaní. Una placa en las cuevas excavadas señala como cuando estas cuevas fueron descubiertas en 1859 sus características físicas concordaban con las celdas del Palacio de Caifás: Aquí se guarda el Santo pozo: “Sacred Pit” o “dungeon”. De acuerdo a una tradición del S. IV de la antigua comunidad de Jerusalén Jesús no sólo fue flagelado por Pilato en el Pretorio sino que fue castigado y encarcelado por orden de Caifás como sucedería más tarde con los apóstoles y como se recoge en los Hechos. (Acts 5, 19-42) 

Siguiendo pues este descenso que parece iniciar Jesús, esta bajada “anábasis” a lo hondo de un gran abismo nos dispusimos no solo visitar el “Santo pozo” sino quedarnos allí en oración un buen rato intentando penetrar en los sentimientos de Jesús al verse abandonado por su propio pueblo, por los más lejanos y los más cercanos. De madrugada aún oscurecido nos habían dejado las hermanas agustinas de la Asunción las llaves de la Iglesia para que pudiéramos acceder a los recintos antes de abrirse a la visita a los turistas. Entramos en la iglesia de cruz latina con mosaicos relativos a la escena de la comparecencia de Jesús ante el consejo de los sumos sacerdotes.  Después bajamos un nivel más bajo donde se conservan los restos de la basílica paleocristiana de la época bizantina y donde aparece el orificio redondo del “Santo pozo” como si se tratase del brocal del pozo. Bajando otro nivel dimos con las cuevas de las prisiones y bajando por unas escalinatas descendimos a lo hondo de aquella fosa donde fue descendido con cuerdas Jesús tras la sentencia del Sanedrí.



 Meditación 13

En la noche clamo en tu presencia, ante ti mi alma está llena de desgracia, desciendo ante la fosa como hombre acabado. Mi lugar entre los más abandonados en los lugares más ocultos y tenebrosos. Todos mis amigos están lejos, encerrado no tengo salida. A fuerza de sufrir mis ojos se apagan y yo clamo a ti todo el día…no me escondas tu rostro. (Sal 88).

Cuando entramos al lugar nos sobrecogió la oscuridad y el silencio. Sobre un pequeño atril la Biblia estaba abierta en el libro de los Salmos. Leímos las palabras del salmo como poniendo palabras a aquel denso silencio. Nunca esa oración se me había hecho tan viva y tan real puesta en los labios de Jesús en esa oscura fosa como quien bajara al hondo de los abismos. Sentí que Jesús había querido bajar y hacer suya toda la noche del mundo y de todos los hombres en situaciones de más desesperación para haciéndola suya elevarla al Padre con infinita ternura y confianza: Señor yo te amo, Señor tu eres mi fortaleza, Dios mío, peña mía, refugio mío, Dios mío, mi fuerza salvadora, mi baluarte. Cuando me rodean las olas mortales y torrentes destructores me acosan y aterran. Cuando me envuelven las redes del abismo y me alcanzan los lazos de la muerte. En el peligro invoqué al Señor, grite al Señor y él escuchó mi voz mi grito llegó a sus oídos. Desde el cielo agarró mi mano me sacó de las aguas caudalosas, me libró del enemigo poderoso, del adversario más fuerte que yo. El Señor fue mi apoyo, me saco a un lugar espacioso me libró porque me amaba. (Sal 17).

Mientras impasibles oíamos esta asombrosa oración en la penumbra de la oscuridad con el relampagueo de una tenue vela que manteníamos encendida para la lectura que uno de nosotros hacía de los Salmos mientras los otros permanecíamos hincados o recostados en el suelo en los muros se hacía cada vez más clara la figura como inmersa de sangre en la roca de un hombre que se levantaba del suelo con los brazos en alto. Pareciera como si en la oscuridad del abismo se hiciera cada vez más fuerte la presencia del invisible y como si resonaran las palabras con la fuerza de quien las deja latiendo por toda la eternidad. Nosotros recogidos en oración casi enmudecidos no nos salían palabras tan sólo una tenue oración. Señor en aquella noche fuiste llevado a lo hondo de esta fosa, para hacer tuya todas nuestras noches y oscuridades, todas las miserias y heridas más profundas del hombre y de la humanidad. Allí en el lugar del tedio y de la muerte, atado y privado de libertad clamaste al señor tu Dios por justicia en el país del olvido, olvidado de todos. Hoy sigues intercediendo por nosotros y por tantos hombres esclavos del pecado y privados de libertad. Gracias Señor Jesús por tu santa Pasión que nos trajo la liberación, la redención, la salvación.

Cuanto salimos fortalecidos de aquel momento tan intenso de oración. De repente es como si cayéramos en la cuenta de la profunda humanidad de Jesús. Jesús fue profundamente hombre como nosotros. Se experimentó solo abatido desconsolado hundido en lo profundo del abismo y acudió desde allí como un pobre que mendiga a su Dios. No cesaste de invocar y clamar a tu Dios hasta en Él abandonar derramar toda tu vida como un naufrago hundido en la inmensidad del océano, como un pobre barco que al fin encuentra refugio en medio del temporal. Que grande tu fe. Sabías que el Padre no te abandonaría. El Padre esperó a que pasaras con confianza y con fe en medio de la noche pero te rescató y te salvó de la fosa fatal rescatándote de la muerte. Sí, fue por nosotros que lo pasaste y viviste para abrirnos camino y ayudarnos a pasar esos momentos también nosotros para que no haya ningún hombre que se sienta perdido.  



El Jueves Santo: La Cena del Señor. La oración en el Huerto

Inicio del Triduo Santo: Jueves Santo

La liturgia de la Iglesia que revive la Pascua cada año en la Semana Santa, concentra toda su intensidad den el Triduo Pascual. Aunque el Triduo propiamente se refiere al Viernes, Sábado y Domingo, comienza el Jueves con la misa vespertina de la Cena del Señor como víspera del Viernes. 

Así pues, el Santo Triduo Pascual de la Muerte y Resurrección del Señor, comienza el Jueves Santo con la misa vespertina de la Cena del Señor y esta encabeza la liturgia de toda la celebración del Triduo .

El Triduo Pascual es el núcleo culminante de todo el año litúrgico y comprende como decimos los tres días de celebrar la muerte, la sepultura y la resurrección del Señor. Sin perjuicio de la unidad total del Misterio Pascual los Santos Padres tenían buenas razones para consagrar la idea del Triduo Pascual. Su interés era presentar los aspectos sucesivos de la Pasión de Jesús para prepararse para vivir la Vigilia. En continuidad con la Cuaresma era la forma mejor de preparar tanto a los catecúmenos como a todos los fieles para una vivencia celebrativa mejor.

El Jueves va a tener como objeto esta preparación, el Viernes y Sábado como se arrastra de la tradición tienen más un carácter penitencial y contemplativo y así van discurriendo “los tres días” de espera para la Resurrección.

Es el Jueves Santo donde Jesús instituye la Eucaristía y donde da el mandamiento nuevo como signo y distintivo de los suyos. El Viernes Santo donde veneramos su muerte, El Sábado donde se recuerda su entierro en el sepulcro y su descenso a los infiernos y finalmente el Domingo día de Pascua donde celebramos su Resurrección. La Resurrección la celebramos en la vigilia del Domingo dónde la celebración de la Pascua tiene su ápice y culminación. 

La institución de la Eucaristía no esta exenta de contraste y dramatismo. Mientras los discípulos estaban discutiendo sobre cuál sería el mayor y uno de ellos tramaba la traición, Jesús es movido al gesto más escandaloso de su amor. Era la voluntad y el deseo de Dios de que su amor fuera acogido para vivir en comunión pero ese deseo se ve amenazado por el libre albedrío del hombre que puede rechazarlo hasta la oposición total a este deseo como es la división .

Como remedio a tal ruptura Jesús adopta la estrategia del “opositum per diametrum” un gesto escandaloso de amor que hiciera volver de la perversión del corazón a la adhesión en el amor.

La Eucaristía nos deja ver el extremo del amor de Jesús, la fuerza de reconciliación y de amor que se desprende de su corazón. Y que emana de su Pascua. Este amor no se quedará en un gesto, lo llevará al extremo de la auto donación,  que se hará perenne en todo tiempo y para toda la humanidad. Dios en su Hijo se ofrece por todos: “ Tomen este es mi cuerpo”  . 

Dios en su Hijo renueva su Alianza eterna y lo hace con todos a pesar de todas las traiciones huidas e infidelidades de los hombres. Su amor las aguas torrenciales no lo podrán apagar, al contrario más evidenciará la gratuidad y el colmo de su amor. La medida de su amor es su amor desmesurado y desmedido que llegará hasta el fin por rescatar la persona amada.

El más perdido, el más pecador será el objeto privilegiado de su amor confiando que sólo así, sintiéndose inmerecidamente amado, podrá volver a ganar su entera confianza. Se trata pues de la primacía de la gracia y de la misericordia ante toda miseria humana. En su misericordia nosotros somos lo que somos nuestra miseria se vuelve el recipiente donde se derrama su misericordia.

¿Qué respuesta cabe a tan amor? Jesús mismo lo dice: “Haced esto en memoria mía” Podemos perpetuar su memoria siendo misericordiosos y amándonos con su mismo amor de misericordia ofreciendo nuestra vida para salvaguardar su amor y su comunión.

El  mismo Jueves Santo concede mucha importancia a la vigilia que se desarrolla en un clima de adoración y contemplación ante Jesús expuesto en el monumento. Un análisis detallista y litúrgico de esta noche desarrolla la gran vigilia del Jueves Santo en cuatro vigilias. 

La primera de 6 a 9 donde se desarrolla la última cena, la segunda de 9 a 12 dónde se lleva a cabo la oración en Getsemaní, una tercera de 12 a 3 donde se desarrolla la comparecencia ante el Sanedrín y una cuarta y última de 3 a 6 donde es ultrajado y privado de libertad antes de su comparecencia de madrugada ante Pilato. Trataremos pues de recorrer esta secuencia.

La Cena Pascual: El mayor signo de donación y comunión

La  Cena Pascual como decimos va a ser el compendio donde concurre y se sintetiza toda una vida marcada por el signo de la donación y de la comunión. Es la llegada de esa “hora” tan ansiada por Jesús donde lleva a la plenitud toda la orientación de su vida para así certificarla como una vida en permanente entrega de amor, al servicio de la comunión. La vida Jesús la vive dándola. Jesús vivió y existió en un dar dándose, en una existencia entregada, en un ser para los demás, en un misterio constante de donación, de comunión y de servicio.

Se trata pues de la “hora” preparada con todo esmero por alguien que todo lo había dirigido hacia esa “hora”. Es la “hora” de su entrega de su auto donación. Esa noche y esa cena había sido reservada y fijada desde toda la eternidad para hacer memoria de ella por todas las generaciones sin fin.

Las Pascuas posteriores celebradas, las comidas, las cenas y banquetes que refieren los evangelios en tantas ocasiones con los pobres y pecadores son como preludios de esta cena. El mismo milagro de la multiplicación de los panes narrado dos veces en los sinópticos y las pescas milagrosas, parecen encaminadas a la culminación y revelación plena en esta cena del misterio de la entrega de Jesús, como punto culminante de toda su vida.

No cabe duda que lo que llega al punto culminante es la entrega de toda su vida vivida toda ella como misterio de donación gratuita de su amor misericordioso hacia todos, sobre todo a los más pobres y pecadores.

Lo que se prepara no es simplemente un gesto o acto aislado sino el cúlmen, el punto culminante y supremo de oblación en lo que es la meta de un itinerario de constante entrega y derramamiento de sí mismo.

Preparación: El compendio de una vida Mc 14,12-16

“Dónde quieres que preparemos la Pascua? Id y encontrareis un lugar ya reservado”. (Mc 14, 13-14)

Jesús había preparado minuciosamente todo para esta “hora” y manda a dos de sus discípulos que se adelanten dándoles las instrucciones y diciéndoles que encontraran todo listo para esta cena.

El lugar que encuentran preparado es una sala grande que vendría a denominarse por los discípulos como cenáculo. El cenáculo se convertiría en el lugar más íntimo y reservado para los seguidores de Jesús, el lugar privilegiado de reunión y de oración para los cristianos de Jerusalén después de la muerte de Jesús.

Cuando el dueño de la casa, enseña a Pedro y Juan el lugar, se pusieron a ultimar todos los detalles de los preparativos como era propio del rito de la Pascua más sin embargo todo hacía intuir y presagiar que esta Pascua tan ansiada por Jesús iba a tener un sentido distinto y nuevo.

El Maestro lleno de emoción estaba viviendo esas horas como si fueran las últimas y esa cena tenía todo el aspecto de una cena de despedida. Jesús que preveía la traición y entrega de Judas como lo deja explícito en las palabras introductorias a la cena quiso adelantar aquella cena antes de padecer. 

Con intenso deseo pues había aguardado Jesús este momento y se dispone a vivirlo en medio del desconcierto de los suyos, sumergido en la horrenda tristeza de la traición de uno de sus íntimos seguidores. Una vez más, los sombríos presagios como tonalidades oscuras frente a la claridad meridiana de su intenso amor, iba a poner más de relieve como en claro-oscuro la profundidad de su amor.

Los discípulos perplejos y aturdidos en aquel aire de despedida que amargaba su alegría y entre sospechas, intrigas y discusiones ante lo que se venía por delante vieron como Jesús, alterando todo protocolo, empezó a revelar el sentido y el significado propio de aquella cena con unos gestos que quedarían impresos y guardados para siempre como si hubieran sido preparados para aquella “hora” desde toda la eternidad.

Tratemos pues de adentrarnos detenidamente en esta “hora” tan soñada y esperada para tratar de sopesar lo que hizo y quiso Jesús dejarnos para la posteridad en aquella cena y el sentido y el valor que tuvieron sus palabras y gestos para que queden así grabados y perpetuados en nuestras vidas.

Realización: El mayor gesto de amor Mc 14, 17-31

Llega al fin “la hora” de Jesús de llevar su amor hasta el extremo: “habiendo amado a los suyos…los amó hasta el fin” (Jn 13, 1)

La tarde anterior a la fiesta de Pascua Jesús se reúne con sus discípulos a celebrar el Pesaj con sus discípulos dándole una significación nueva. Sabiendo que era la última cena que iba a realizar con ellos tomo el pan y se lo dio diciendo “esto es mi Cuerpo” y el cáliz diciendo “esta es mi sangre que será derramada por todos para el perdón de los pecados”. Esta disparidad que se deja ver entre los evangelios sinópticos y el evangelio de Juan denota que Jesús adelanta la celebración de la noche de Pascua que tendría que ser el Viernes al Jueves, sabiendo del desenlace final de su vida y que al día siguiente se ofrecería como Cordero inmolado en la Cruz.

Se trata pues de la última cena que va a poder celebrar con sus discípulos antes de padecer y donde les va a mostrar el gesto más asombroso e insólito de su amor. Jesús paradójicamente lo sitúa en medio de la incomprensión y la traición de uno de los suyos lo que comporta gran sufrimiento.  No se oculta pues el escándalo de la negación, la deserción, la traición. Pero ninguna debilidad humana será capaz de echar para atrás tal gesto de donación que es el cúlmen y la proyección de toda su vida.

El evangelista Marcos no muestra a Jesús con una aureola de grandeza y de poder sino en una actitud sumisa y humilde que extrema su delicadeza y amor. Entre traiciones e infidelidades va a mostrar su inquebrantable amor y fidelidad a todos aún a pesar de su infidelidad.

Contrasta su actitud frente al más alejado. Muestra su predilección por Judas sentándolo a su derecha. Algo sorprendente que no dejó de levantar polémica y discusión, sobre todo por parte de Pedro, que muy probablemente ante su disgusto y sorpresa debía estar ocupando el último lugar, destinado a hacer la función del esclavo, lavar los pies a los comensales.

Jesús empieza por levantarse de la mesa en medio de la cena, despojarse de su manto y ponerse a lavar a todos los pies ante el asombro de todos los discípulos. Lo discípulos no comprendieron el significado de este gesto tan sorprendente y extraño para ellos, lo comprenderían como el mismo Jesús dijo, más tarde.

Aunque la cena pascual estaba de por sí llena de significado, Jesús va a dar un sentido radicalmente nuevo y distinto a aquella Pascua. Su vida entregada iba a ser causa y a la vez fuente de una liberación plena para todos que iba a llevar a cabo abajándose a los más bajo para levantarnos a lo más alto.

A la vez que anuncia el final a su presencia terrena anuncia una presencia nueva, el inicio de un tiempo nuevo, de unos cielos nuevos y una tierra nueva. El don y ofrecimiento de Jesús nos va a traer la paz y la liberación plena. Lo que Jesús ofrece no es algo aparte a su propia vida o existencia, es precisamente su propio ser, su propio cuerpo, su propia sangre.

“Tomad esto es mi cuerpo”, entregando su cuerpo y su sangre bajo el signo del pan y vino, les entrega todo su ser y toda su vida hasta la muerte como medio y remedio de salvación y vida para ellos y para todos.

Jesús inaugura un modo de presencia nueva entre ellos y por ellos. A partir de hora estoy y estaré presente entre vosotros, por este pan que compartís en mi nombre, sacramento de la Alianza y de comunión entre vosotros pero también por vosotros para todos. Jesús va a dar este sentido nuevo universalista de su entrega por todos, a favor de todos. Por medio de la comunión en esta Alianza nueva es la entrada a una forma nueva de ser, de amar de vivir en unas relaciones nuevas presididas por El, en su amor, en su mismo Espíritu de amor garante de la verdadera comunión. La novedad de vida que caracteriza al Reino Nuevo, a los cielos nuevos y la tierra nueva, no una novedad pasajera sino la novedad de vida y comunión definitiva y eterna que obliga a vivir en esta de donación de servicio y entrega de la vida a Dios y a los hermanos.

En medio de la noche, de la negación, la incomprensión y el rechazo brilló resplandeció la abundancia, la exhuberancia de su amor. Jesús deja a sus discípulos como herencia la sublimidad de este amor y les exhorta encarecidamente a que se amen con el mismo amor. También nosotros estamos llamados a vivir su amor aún en medio del sufrimiento, la alegría en medio del dolor. Su entrega ha cambiado el destino de horror y de división por un destino de comunión y de reconciliación. Allí donde habitó la división y el pecado se hizo posible la reconciliación y la paz. En la máxima ruptura se dio el signo mayor de reconciliación y del perdón. El nuevo Reino lo vivimos en esta tierra de una forma velada y provisoria esperando la Pascua definitiva y eterna . 

Oración y arresto en la oscuridad Mc 14, 32-35

Acabada la cena después de rezar los últimos himnos Jesús se retira con los suyos al huerto de Getsemaní. Se aproxima el momento de su prendimiento y veremos caer al Hijo por los suelos en la máxima debilidad. Jesús no tiene miedo ni vergüenza de dejar ver ante los suyos el momento de mayor abatimiento y angustia más profunda. Sólo tras esta revelación podrán los discípulos llegar a comprender la verdadera identidad de Jesús. Jesús aparece sólo y abandonado no sólo de los suyos sino ante el aparente abandono del Padre.

Los testigos que le habían presenciado revestido de gloria en el Tabor, lo van a contemplar ahora envuelto en la angustia más profunda. Jesús que se había mostrado sereno y lúcido hasta ahora, comienza a mostrarse angustiado y turbado no tanto por el sufrimiento que le espera sino por el miedo ante el propio poder del mal. Jesús no aparece como un titán que nadie le para sino como un pobre desamparado que ha de atravesar el túnel de la angustia y del abatimiento.

Jesús acude como tantas veces a la oración al Padre y por tres veces implora a su Abba que a ser posible le libre de esa hora que se había vuelto tan amarga. Se deja también claro el contraste entre Jesús que ora y los discípulos que no pueden orar.

Jesús sufre el más profundo destierro en esta tierra, la lejanía y el silencio de Dios. Jesús aparece postrado por tierra como lleno de impotencia y abatimiento. En medio de tal postración acude con infinito amor y confianza a su  Abba pidiendo que si es posible retire el cáliz de agonía pero que no e haga su voluntad sino la suya.

Cuanto mayor es el deseo de verse libre del cáliz de su pasión inminente, mayor la decisión de someterse a la voluntad del Padre. Jesús se ve envuelto en la tentación de rechazar la consumación de su mesianismo a través de la Pasión y apela su Abba con la confianza del hijo pero con la angustia humana que le inspira la misma muerte y el poder del mal.

El Hijo no sólo se muestra necesitado de su Abba sino de los suyos: “permaneced aquí conmigo”. Disponiéndose Jesús para tal trance pide a los suyos que le acompañen a orar y en especial a sus tres más íntimos para hacerles descubrir sus sentimientos más profundos incluso su pavor y angustia. La muerte amenazante se desvela en su aspecto más aterrador y Jesús siente pánico. 

Jesús no oculta frente a los suyos el miedo y su deseo de verse libre de aquel destino. Quizás para mostrarnos que el miedo y la angustia no deben avergonzarnos. Jesús ante su inminente muerte no quiere estar sólo y les pide que se unan a su oración. Pero ellos en lugar de orar con Jesús y como Jesús, se dejan llevar por el sueño hasta dejar entrar la indecisión, la desolación, la duda que es el preludio de la deserción.

Jesús da a entender la fuerza de su oración. De ella finalmente sale confortado y fortalecido. De la angustia de muerte que le invade da paso a una asombrosa firmeza y serenidad. Llega la “hora” y se dispone a ella a pesar que hubiera deseado que se alejase él. Contrasta la plena libertad y total disposición a llevar a cabo su entrega.

Jesús percibe la Pasión no como algo fortuito o forzado simplemente por los hombres sino claramente como un designio de Dios. Jesús se pone voluntariamente en manos de quienes le van a entregar no sin antes ponerse él mismo enteramente en manos del Padre y dispuesto al sacrificio.

Según vamos adentrándonos en la Pasión observaremos un progresivo desvelamiento de la imagen de Dios. Un Dios en Cristo tan solidario del hombre que no habría de avergonzarse de cargar con nuestros sufrimientos y debilidades. Como bien diría el apóstol Pablo: “Nuestro sumo sacerdote no se queda indiferente ante nuestras debilidades, pues ha sido probado en todo igual que nosotros a excepción del pecado” (Hb 4,15) y en otra ocasión: “No vino para hacerse cargo de ángeles sino de hombres de la raza de Abrahán y por eso tuvo que hacerse semejante en todo a sus hermanos. El mismo que ha sido probado por medio del sufrimiento no se avergüenza de llamarnos hermanos y es por eso capaz de ayudar a los que son puestos a prueba” (Hb 2, 16-18).

Por eso no ha de extrañarnos pues ni la actitud de Jesús ni la de sus discípulos. No se oculta ni el miedo, ni el desamparo. Todo entra dentro de la pedagogía de Dios: Si a mí al Señor le hicieron esto no os extrañéis que os suceda lo mismo”. No ha de extrañarnos el vértigo que todos experimentamos ante el suplicio de la muerte. Sí, vértigo y miedo es lo que experimenta cualquiera que tome en serio el camino del seguimiento y no trate de esquivar la cruz que conlleva. No es extraño que en cualquier momento del camino nos encontremos turbados y perplejos vacilando en medio de la duda y el miedo, atribulados en medio de tristeza con el corazón angustiado y vacilante.

Sí, por ahí quiso pasar el Señor y mostrarnos que el túnel tiene salida. El entró y salió de el. Cristo no escapó de la aflicción y la muerte sino que nos enseño a traspasarlas con fe inquebrantable arrojándose ciegamente a la voluntad de Dios. Era pues absolutamente necesario que el guía de la salvación fuera probado en todo para hacerse semejante a sus hermanos y aprendiese lo que cuesta la obediencia a la voz del Padre sin obviar el sufrimiento para convertirse así en garante de la salvación para todos los que le obedecen.

Jesús y Pedro bajo interrogatorio Mc 14, 53-72

Según va progresando la noche, entre las densas sombras que parecen ir creciendo no va a dejar de resplandecer la luz. En el medio de la noche, en la más angustiosa oscuridad, las tinieblas no van a extinguir ni sofocar su luz. Jesús es prendido como malhechor y conducido al palacio del sumo sacerdote. En aquella noche Jesús y Pedro van a ser ambos sometidos a flagrante interrogatorio. Jesús confiesa valientemente su identidad y Pedro cobardemente la niega. Frente al abandono de los suyos se desvela el silencio mesiánico: Jesús es el Mesías el hijo de Dios. Tal confesión en lugar de provocar la adhesión provoca la condena.

Maestro y discípulo van a ser sometidos a un interrogatorio que versa sobre la identidad de cada uno por tres veces y cada vez con mayor intensidad. Pedro va a negar conocer a Jesús, cualquier clase de vinculación con él, es decir, reniega de su condición de discípulo.

En la primera llamada de Jesús  a los suyos los llamó a conocer, entender y comprender su identidad más profunda para luego anunciarle y Pedro deja claro que ni le conoce, le entiende, ni le comprende y que lejos de anunciarle le niega. Guiado y movido por su característico ímpetu, mas confiado en su prepotencia que en otra cosa iba a caer en lo mas bajo hasta verse totalmente decepcionado de sí mismo, avergonzado de caer hasta dónde él no se veía capaz de caer. Allí abajo el que había abandonado a su Maestro se iba a sentir misericordiosamente amado por su Señor que le miraba con esa infinita mirada de amor de aquel que nunca nos abandona.

Frente a la debilidad de Pedro que desfallece, que reniega de su identidad, va a  contrastar como Jesús confiesa y desvela por fin el misterio de su identidad aún a sabiendas que tal confesión le acarearía su propia sentencia de muerte. Jesús contrasta en su veracidad con la actitud insidiosa y falsa de sus detractores.

Los jefes de los sacerdotes buscan testigos y testimonios falsos contra Jesús con un solo propósito “acabar definitivamente con él”. El fin justifica todos los medios incluso apelar a la mentira, al descrédito, la tergiversación. Lo que menos interesa es hacer justicia. Se recurren a falsos testigos y se levantan falsos testimonios. La falsedad de los testigos es evidente por su falta de concordancia y por la impetuosidad como a toda costa buscaban el descrédito levantando su voz frente al grupo acusador.

Quien finalmente se hace el portavoz de las acusaciones es el Sumo sacerdote quien irónicamente como ya había ocurrido en los prolegómenos de la pasión en la reunión de aquel otro consejo que preparó su prendimiento sin saberlo, también ahora, su resuelta manera de conducirlo y concluirlo iba a provocar el pronunciar las palabras proféticas  que desvelarían la verdad de Jesús.

Llega así “la hora” de la verdad y la verdad se va a imponer por sí misma. La Verdad no se va a imponer por la fuerza de los argumentos sino por la sola fuerza del amor del que fiel a su identidad y su destino deja que la luz penetre por sí misma con suavidad y dulzura sin coacción o violencia. Jesús llegada “la hora” no teme declararse por fin como el auténtico Mesías, El Hijo de Dios. Jesús quiere evitar toda tergiversación sobre su identidad y destino y cuando la suerte está ya echada, no tiene miedo para guardar más silencio. El que tenía todo poder se somete a su poder y se deja acusar y condenar.

La reacción era de esperar como animales de rapiña o jauría de leones se abalanzan contra él. Jesús no sólo se deja acusar de blasfemo sino que se deja herir con los gestos más degradantes. Comienzan a ultrajar y a escarnecer al procesado, le escupen, le tapan la cara, le abofetean, se burlan de él hasta la saciedad. Escupir a uno y abofetearle es el gesto más degradante de desprecio que pueda hacerse. Jesús se revela como el “Siervo Sufriente” manso y humilde que no oculta su cara ante los salivazos . 

Jesús aún con su cara tapada es el único que realmente ve y se pone en manos de su único Juez que es Dios que dictaminará su último veredicto. Sus jueces están tan ciegos de ira y de maldad que les impide ver la verdad.

Resonancia: recordando el 13 de Nisán judío, jueves santo de la Pascua de Jesús

Resonancia histórica de Egeria. Jueves Santo ayer

Este día el pueblo se congregaba para vivir una larga e intensa vigilia. Antes, como particularidad, se celebraba la eucaristía u oblación dos veces. La primera en el Martyrium a la hora de tercia hasta la cuarta y la siguiente detrás de la Cruz o el Calvario de la hora nona, de las tres a cuatro de la tarde. La primera incluía las lecturas, en cambio la segunda era precedida únicamente de un himno y de una oración. Se hacía aquí la despedida y se bajaba a la Anástasis donde se hacía una oración y se despedían a los catecúmenos y fieles que iban a casa a comer. 

Ya de noche, hacia la hora quinta, hacia las diez, subía el pueblo a la iglesia de Eleona y entonaban himnos o antífonas, lo mismo que lectura apropiadas al día y al lugar, intercalando oraciones. Se leen aquellos textos del evangelio en los que el Señor habló a los discípulos ese mismo día, sentado en la misma gruta, que se halla en esa iglesia. A eso de la hora sexta, hacia las once,  se subía cantado himnos al lugar de la Ascensión donde se proclamaban lecturas y se cantaban himnos y antífonas. 

El obispo decía oraciones apropiadas al día y al lugar. Cuando se aproximaba el canto de los gallos, de las doce  a las tres de la noche, se bajaba al sitio donde oró el Señor, según narra el evangelio: “Y se apartó como un tiro de piedra y oro”, y entrando se decía un himno y una oración apropiados al lugar y al día y se leía el pasaje del evangelio donde decía: “Velad, para que no entréis en tentación…”. 

Luego se concluía con una oración. Acompañando al obispo con el canto de himnos se bajaba a Getsemaní, a la gruta, donde al llegar se decía una oración apropiada, un himno y se leía e evangelio del prendimiento del Señor. Al terminar la proclamación el pueblo prorrumpía en llantos, gemidos y sollozos que podían oírse en la ciudad. 

Con el canto de himnos se iba acompañando al obispo hasta la Cruz pasando por la puerta d la Ciudad. Llegados al Calvario, al clarear el día, se leía de nuevo el texto del evangelio en el que se indica como el Señor fue conducido a Pilato y lo que este dijo al señor y a los judíos. 

Concluida la lectura, el obispo animaba y confortaba al pueblo por todo lo que se había afanado y por lo que se fatigaría desde la hora sexta en adelante. Antes de irse a descansar algunos todavía se acercaban al Monte Sión a orar ante l columna a la cual fue atado y flagelado el Señor.

Las celebraciones de Jerusalén hoy. Jueves Santo hoy

Hoy día se celebra la Eucaristía en la Anástasis, el Santo Sepulcro, pero por la mañana, por razones prácticas. A la celebración de la Santa Eucaristía sigue una procesión con el Santísimo dando tres vueltas alrededor de la edícula, la tumba.

Secuencia: Siguiendo las huellas de Jesús: Por la mañana fuimos a celebrar misa junto al Cenáculo. Como no dejan realizar ningún acto de culto en el Cenáculo propiamente lo hicimos en la capilla adjunta de los franciscanos. Desde allí recorrimos el camino de Jesús llegar hasta el Monte de los Olivos para allí visitar la Cueva y el Huerto de Getsemaní. Una jornada con sabor agridulce y con olor a despedida.

La secuencia del Jueves de la Pascua de Jesús se puede rehacer meticulosamente a través de los relatos del evangelio. Nosotros trataríamos de seguir sus pasos:

6-9 La Cena Pascual anticipada por Jesús con sus discípulos. El lavatorio

9-12 Oración y agonía en Getsemaní. Prendimiento

12-3 Comparecencia y juicio ante el Sanedri

3-6 Traición de Pedro. Burlas y prisión hasta ser llevado ante Pilato

Pasemos a desarrollar nuestro itinerario según  la secuencia de la jornada:

Nuestro itinerario 14

6-9 La Cena Pascual anticipada por Jesús con sus discípulos. El lavatorio

Los judíos celebraban la cena Pascual: el seder la víspera del sábado es decir, el viernes 14 de Nisán. Reunidos todos los miembros de la familia congregados por el cabeza de familia: Ur´hat que presidía la reunión sagrada comían el cordero pascual asado al fuego con panes sin levadura: Matsot y verduras amargas: margor con los atuendos puestos y las sandalias en los pies en señal de su disposición a salir de la tierra de la esclavitud en camino hacia la tierra de promisión.

Durante la cena el cabeza de familia leía el ritual o memorial: la Haggada donde se recordaba los prodigios de la historia de salvación. Los siete más grandes eventos. (esta es la estructura que sigue Juan en su evangelio con sus siete signos y la que recoge la liturgia cristiana en la Vigilia del sábado Santo con sus siete lecturas).

El cabeza de familia después de los ritos de purificación, lavatorio de manos y pies, recitaba las bendiciones de las copas con las lecturas y salmos. Por lo general se seguía el siguiente orden:

Qiddús: Bendición y purificación

Haggadá: narración del memorial. Bendición de la 1ª copa

Gran Hallel, primera parte: Sal 113-114

El seder: la cena donde se come el Cordero y se reparte el matsot. 2ª y 3ª copa

Gran Hallel, segunda parte: Sal 115-118, 136

Conclusión. Bendición final y 4ª copa

Desde aquí se podría rehacer el siguiente orden que pudo seguir Jesús en sintonía con la tradición y los evangelios: 

El recuerdo de la primera pascua y bendición de la primera copa

El gesto del lavatorio

La partición del Pan con su nueva significación de su Cuerpo

La bendición de la Nueva copa como cáliz de su sangre y la Nueva Alianza

El mandamiento nuevo del amor fraterno

El discurso final de despedida

Llegaba la hora tan deseada por Jesús la hora de pasar de este mundo al Padre. De él venía y a él volvía esta vez no sólo sino con toda la humanidad, para esto debía de pasar  por el penoso tránsito de la amargura. Siguiendo la cronología de Juan, el evangelio más tardío y más elaborado, Jesús siendo consciente de su final adelanta la celebración de la cena con sus discípulos del 14 al 13 de Nisán. Así sorprendentemente celebra la cena pascual un día antes de lo prescrito por el ritual judío. No sólo sería una cena de despedida ni estrictamente una cena pascual judía sino la inauguración de una nueva Pascua con un nuevo significado, una Nueva Alianza mismo llegaría a sellar con su sacrificio en la cruz el día después.

Si bien ya nos paramos en las consideraciones en torno al lugar del Cenáculo y de cómo probablemente Jesús celebró la Pascua no sólo con sus doce apóstoles sino con sus discípulos en amplio y la compañía de la Madre en cuatro salas separadas quisiéramos detenernos en la disposición de la mesa en la sala de arriba donde Jesús la celebró con los doce.

Según los estudios de algunos  exégetas por la misma narración del evangelio de Juan se puede deducir la posición de los protagonistas de la Cena Pascual. La mesa de la Pascua según habría sido según la costumbre judía una mesa baja en forma de u. El personaje de mayor importancia lo decide reservar Jesús a su derecha: Judas. Del relato se desprende que Jesús mojó un pedazo de pan y se lo dio a Judas (Jn 13, 26). Juan estaría a su izquierda el segundo en orden de importancia. Concuerda así que pudiera reclinarse en el pecho de Jesús como nos narra el evangelio (Jn 13, 25). 

¿Dónde estaría Pedro? Por lo que se desprende del diálogo que tiene con Juan al que le pregunta que indague a Jesús para saber quién lo iba a entregar es muy probable que estuviera al frente de Juan ocupando sorprendentemente en el último lugar. Así se habría cumplido el deseo de Jesús: los últimos serán los primeros y los primeros los últimos. Judas el discípulo más alejado, el que iba a traicionar a Jesús fue objeto de la máxima distinción y honor con objeto de atraerlo a su magnánimo corazón. 

Pedro el que iba a ser cabeza de la Iglesia debía de ocupar el último lugar para ponerse al servicio de todos. Precisamente ese puesto era el que debía hacer las veces del servidor lavando los pies de todos y precisamente de ahí la repulsa a que se los lavara el Señor. Se ponía en evidencia que era él el que tenía que haberlo hecho y el que a partir de ahora lo debería hacer con sus hermanos. Estemos o no de acuerdo con la interpretación del lugar el hecho que si refleja el evangelio es que la cuestión del lugar no les era indiferente y que los apóstoles discutían quién era el más importante (Lc 22, 44)

El gesto del lavatorio sin duda fue verdaderamente escandaloso para los doce. Viendo Jesús que discutían sobre quien debía ocupar el primer lugar, el mismo se levanta de la mesa se quita el manto, se ato una tolla a la cintura, tomó agua en una jofaina y se puso a lavar los pies de sus apóstoles empezando por el que ocupaba el último lugar (Jn 13, 4). Cuando se acercó a Simón Pedro este de ninguna manera quería porque bien se daba cuenta que era él el que debía de hacerlo pero accede ante el pedido de Jesús de dejarse lavar para poder compartir su suerte (Jn 13, 6). 

Pareciera que Jesús desvariaba saliendo de todo protocolo y poniéndose a los pies de los apóstoles a lavarles los pies. No es de extrañar la reacción de Pedro. ¿Qué sentirían los otros discípulos, que sentiría Judas al ver a sus pies arrodillado el maestro suplicándole que se dejara lavar?

Con estas reflexiones cuán grande emoción fue la que nos embargó aquella eucaristía celebrada a los pies del cenáculo recordando aquel Jueves Santo. Tuvimos la suerte de celebrarla a solas en aquel cenáculo con aquel vitró de fondo donde se veía a Jesús tomando el pan y repartiéndolo a los apóstoles.




Meditación 14

Antes de la fiesta de la Pascua habiendo amado a los suyos que quedaban en el mundo los amó hasta el extremo y cuando estaban a punto de comer la cena, se levantó de la mesa se quitó su manto y se ató una toalla a su cintura. Echó agua en una palangana y se puso a lavar los pies de los discípulos.

Jesús llega al límite de su amor al colmo de entregarse por todo se incondicionalmente y para expresar este amor lo comienza con el gesto de lavar los pies. Más que un signo profético es el gesto junto con el partir y entregar su mismo cuerpo del más descomunal amor tan incomprendido y tan inesperado. Se invierten los roles. El que era el Hijo de Dios el Señor postrado ante la criatura, arrodillado frente al pecador, al servicio de su servidor. El Señor tomando la condición del esclavo se abaja hasta el fondo de lo más bajo como buen pastor para rescatar la oveja herida, a rescatar la perla preciosa que yace entre los escombros de cada corazón. El todopoderoso se hace el más pobre, el más mendigo y necesitado de nuestro amor. Empieza así la anábasis, el descenso que llegará al colmo de la cruz, para levantarnos con él hacia el encuentro con el Padre, en su mas excelsa elevación, anástasis. 

Su abajamiento lo lleva hasta el extremo de caer por tierra y quedar hecho polvo, triturado como grano de trigo, hecho pan, alimento de los débiles, sin apariencia humana que podamos estimar. La eucaristía es ese gesto descomunal de amor entregado hasta el fin por nosotros sostenido, ininterrumpido, perpetuado para siempre, para sostener con paciencia infinita nuestra debilidad. Abrazo tan descomunal, sorprendente, inmerecido, tan íntimo y estrecho que sólo muy pocos ven. El gesto más asombroso con el que el Hijo de Dios entregándose hasta el fin por nosotros, nos salva y salva al mundo.

Dejámos que resonaran en nuestro interior las mismas palabras de la última cena y la única cena de la que ahora participábamos. Nos quedamos en oración como saboreando estas palabras y este gesto que quedó perpetuado para siempre en esta entrega ininterrumpida de amor. Tomad y comed este es mi cuerpo entregado por todos. Hagan esto en memoria mía (Lc 22, 19) 

Señor Jesús, en este día que celebramos el misterio de tu amor, memorial de tu entrega de amor por nosotros te pedimos por todos los hombres a los que quisiste hacer partícipes de tu entrega y beneficiarios de tu amor para que no haya nadie que se quede fuera. Mantennos Señor en el lugar que quisiste brindarnos a todos, todos estamos en tu corazón, nos lo abriste para que entráramos en lo más intimo de tu corazón y nadie quedase fuera. Que hermoso el querer congregarnos a todos en tu corazón venciendo todas nuestras distancias, divisiones y barreras haciendo real tu súplica al Padre. Padre que sean uno como tú y yo somos uno para que el amor con que tu me has amado esté en ellos y yo en ellos (Jn 17, 26). 

Como el mismo Juan y los otros evangelistas nos narran después de esto, Jesús fue con los doce al otro lado del torrente Cedrón al Huerto de Getsemaní (Jn 18,1). También nosotros nos dispusimos a recorrer los pasos de Jesús.

Nuestro itinerario 14

 9-12 Oración y agonía en Getsemaní. Prendimiento

Como ya dijimos en el Valle Cedrón o de Josafat se acumulan las tumbas de los principales personajes del pueblo de Israel. Cruzando el Valle de La Gehena al pie del monte de los olivos se encuentra el huerto de Getsemaní el jardín del prendimiento. La tradición guarda un recuerdo preciso del lugar. Lo sitúa en la misma falda del monte de los Olivos, en un punto que domina desde la otra pendiente del arroyo del muro oriental del Templo. Eusebio nos informa que en su tiempo (S. IV), los cristianos solían reunirse allí a orar. Durante e reinado de Teodoro (389-390) se construyó al pie del monte de los Olivos una iglesia que San Jerónimo la visitó. En Semana Santa salía una procesión de Jerusalén y se leía el relato de la agonía de Jesús en el huerto.

El antiguo edificio desapareció pero las excavaciones de los padres franciscanos descubrieron en 1920 los cimientos de una iglesia cuya ábside corresponde al lugar tradicional. 

Así en la ladera occidental del monte de los Olivos se encuentra el huerto de Getsemaní, que en arameo significa “lagar de aceite”. A ese lugar se retiró Jesús para orar antes de su Pasión. Allí fue arrestado, traicionado y entregado con un beso. Allí se levanta la Iglesia de Todas las Naciones donde acuden peregrinos de todo el mundo para orar. La iglesia denominada de la Agonía o de las Naciones, por ayudar muchas naciones a levantarla, es de nueva construcción pero respetando el lugar originario.

La iglesia de la Agonía tiene el techo de estrellas recordando es noche y en el tímpano un precioso mosaico representando a Jesús postrado de rodillas en tierra en actitud de súplica al Padre, Junto al altar se venera la roca donde supuestamente Jesús oró, cercada por una corona de espinas con cálices y palomas de alas abatidas. El altar está sostenido por un inmenso cáliz.

Cerca de la iglesia se conserva también la gruta donde esperaban los otros discípulos trasformada también en santuario, es la denominada Gruta de la Traición. Se encuentra a cien metros al norte de la antigua iglesia y puede ser el refugio que Jesús solía frecuentar con sus discípulos. No es allí donde la primitiva tradición colocó la agonía de Jesús sino en el jardín bajo los árboles.

En el jardín aparecen unos árboles de olivos milenarios. Es el huerto de los Olivos, el huerto de Getsemaní, Gat-shemen, shemanim, lagar o prensa de aceite, donde a menudo se retiraba con sus discípulos a orar, Jesús pasó la noche en oración confiada a su Padre pidiendo fortaleza para beber el cáliz de la Pasión antes de ser arrestado. Allí el nuevo olivo daría su fruto. Como se varea el olivo para recoger las aceitunas que serán prensadas por la roca de molino en el lagar hasta producir el aceite, Jesús sería apaleado en la cruz hasta libar de su cuerpo estrujado el bálsamo de su santo aceite que como óleo santo se derramaría para calmar y sanar nuestros propios dolores.

Allí acudió Jesús con sus apóstoles en una cueva refugio que puede visitarse. Desde allí a pocos metros se accede al huerto de Getsemaní y allí se levanta la Iglesia de la Agonía o de las Naciones construida con los donativos de todo el mundo.

Cuando uno entra en ella ve las bóvedas color azul estrellada y en medio la gran roca donde Jesús oró al Padre. Allí Jesús se determinará a recorrer el trago amargo de la Pasión: “Padre si es posible aparta de mí este cáliz pero que no se haga mi voluntad sino la tuya” (Lc 22, 42)

Allí permanecimos besando aquella roca rodeada por una pequeña cerca de hierro forjado con el diseño de un cáliz y unas palomas bebiendo de la copa. Sobre un gran mosaico que preside el ábside se ve a Jesús de rodillas orando sobre la gran roca recordando la oración de Jesús.



Meditación 15

Llegados al lugar llamado Getsemaní, Jesús dijo a sus discípulos. Quedaos aquí mientras yo voy a orar. Y se llevó consigo a Pedro, a Santiago y Juan. De pronto comenzó a sentirse atemorizado y angustiado. Les dijo: Me ha invadido una tristeza de muerte. Quedaos aquí y velad. Se adelantó unos pasos más y, postrándose por tierra, oró, pidiéndole a Dios que, si era posible, pasara de aquel trance. Padre, todo es posible para ti, Líbrame de esta copa de amargura, pero que no se haga lo que yo quiero sino lo que quieres tú…Volvió por tercera vez a sus discípulos y les dijo… basta… levantaos, vamos  (Mc 14, 32-42)

Los discípulos si bien vieron a Jesús cientos de veces orar, no obstante debieron de asombrase ante la oración de Jesús esa noche en Getsemaní. No oraba como era tradicional entre los judíos de pie, sino rostro a tierra, preso de terror y angustia. Se trata de una oración desconcertante donde se mezcla la intimidad y ternura más grande con la angustia y el miedo. Sorprende la actitud con la que entra tembloroso en la oración y con la que sale totalmente resuelto y decidido.Tras una fuerte lucha debatida en su interior al final el sometimiento amoroso es más fuerte que el abatimiento. Sabe que no hay otro camino para ir hacia el Padre con todos sus hermanos que pasando por la cruz y por la muerte y se decide a recorrerlo.

También nosotros tuvimos necesidad de retirarnos y al pie de la réplica de una pequeña imagen de Jesús orando postrado en la roca permanecimos orando más retirados en oración como queriendo acompañar a Jesús cuando pidió a sus apóstoles. Quedaos aquí velad conmigo (Mc 14, 34).

Según fue progresando la noche, las densas sombras parecen opacar con más fuerza la luz. Pero las tinieblas no van a poder extinguir y sofocar la luz que brillará con más fuerza en la oscuridad de la noche: Tu Señor experimentaste el tedio, la angustia, la desesperación, el pavor de la muerte. Anduviste por el camino angosto de las tinieblas tras la luz. En el jardín después de sentirte perdido en tu mirar herido nos abriste el fresco manantial del nuevo Edén latiendo la caricia de tu amor. Tu supiste de la vigilia desesperada sabiendo de la angustia y el dolor y te mantuviste ahí, hasta el despertar para en tu altar darnos a beber de tu boca el fruto de la paz y la aurora de tu mirar que nos devuelve a la luz.



Nuestro itinerario 16

12-3 Comparecencia y juicio ante el Sanedrín

Desde el huerto de Getsemaní deshaciendo el mismo camino seguimos el de Jesús después del prendimiento conducido por los guardianes del Templo hasta la casa de Anás el Sumo Pontífice y del Sumo sacerdote Anás. 

A este lugar le llevan a Jesús arrestado para ser juzgado por el Sanedrín. El consejo de ancianos se reúne esta vez con carácter de urgencia en el Palacio de Caifás, el Sumo Sacerdote. En el patio de afuera de Palacio está el lugar de las negaciones de Pedro, donde el apóstol rompió a llorar tras haber traicionado a Jesús por tercera vez, antes de que cantara el gallo.

Allí Jesús atadas las manos con una soga a su cuello es arrastrado hasta el Palacio donde va a ser sometido con testigos falsos a esa pantomima de juicio con la excusa de ser condenado reo de muerte.  Los jefes de los sacerdotes buscan testigos y testimonios falsos con el sólo propósito de acabar definitivamente con él. Se trata de la forma más diplomática de acabar con un inocente haciéndole pasar por culpable. La pobre argumentación de que el fin justifica los medios. Se puede apelar a la mentira, el descrédito la tergiversación con tal de salirse con la suya. Pero la verdad ni se compra ni se vende. Tiene el precio de no poder ser adulterada por la coacción ni por la fuerza. La verdad no se impone por la fuerza tiene la fuerza de imponerse por sí misma. 

Allí fue llevado Jesús compareciendo ante el máximo tribunal religioso: los sacerdotes, los ancianos y los maestros de la ley. El evangelio relata con realismo como este tribunal no se reunió para juzgar sino para buscar una causa que pudiera justificar su pena de muerte. De acuerdo con la ley judaica para poder condenarlo se requerían al menos dos testigos dando un testimonio concorde. Los testigos que presentaron para testimoniar contra Jesús eran falsos y no lograban ponerse de acuerdo. 

Fue por lo que el jefe de los sacerdotes interpeló a Jesús obligándolo a una declaración que le sirviera para condenarlo a muerte sin necesidad de testigos. Jesús declaró abiertamente que El era el Hijo de Dios. Esta declaración bastó a los judíos como la mayor blasfemia. En la ilógica de la malversación la mayor verdad se tomo como la mayor ofensa y que por este delito sin causa merecía la mayor pena. 

La confesión del que era la Verdad en lugar de provocar la adhesión provoca la condena. El que verdaderamente era el hijo de Dios no teme declarar su verdadera identidad y destino y cuando la suerte está echada no teme someterse a la suerte de un tribunal que le termina acusando y condenando. Jesús defiende hasta el final la verdad y la libertad del que se pone a juicio del tribunal de Dios. El acabará dictando la verdadera sentencia.

Nosotros cuando volvimos de esta intensa jornada a nuestro lugar de descanso habitual, el lugar del palacio de Caifás no pudimos menos que quedarnos un rato meditando la secuencia de este magnánimo proceso donde Jesús y Pedro se van a poner bajo sendos interrogatorios.


Meditación 16

Llevaron a Jesús ante el Sumo Sacerdote, y todos se reunieron allí. Estaban los jefes de los sacerdotes, las autoridades judías y los maestros de la ley. Pedro lo había seguido de lejos hasta el patio interior del Sumo Sacerdote, y se sentó con los guardias del templo, calentándose al fuego. (Mc 14, 53-54)

Según iba progresando la noche, entre las densas sombras que parecen ir creciendo, no va a dejar de resplandecer la luz. En medio de la noche, en la más angustiosa oscuridad, las tinieblas no van a extinguir ni sofocar la claridad de la luz. Jesús es prendido y arrastrado como vulgar malhechor al palacio del Sumo Sacerdote. En aquella noche Jesús y Pedro van a comparecer ambos ante las acusaciones de sus adversarios. Jesús confesará valientemente su identidad y Pedro cobardemente la negará. Jesús contrasta en su veracidad con la actitud insidiosa y falsa de sus detractores.

Llega la hora de la verdad y la verdad se va imponer por sí misma. No se va imponer por la fuerza de los argumentos sino por la sola fuerza del amor del que fiel a su identidad y a su destino deja que la luz penetre por sí misma sin coacción ni violencia sin miedo a las consecuencias. La reacción era de esperar, como animales de rapiña se abalanzan contra él. No sólo se deja acusar de blasfemo sino que se deja herir con los gestos más degradantes. El acusado es escarnecido, escupido, abofeteado, burlado hasta la saciedad. Le tapan la cara y él como cordero llevado al matadero ofrece su ostro a los salivazos. Con su cara vendada es el único que realmente ve y se pone en manos del único Juez que es Dios para que sea él quien defienda su causa.

Juzgado y condenado injustamente Jesús es burlado, abofeteado, ultrajado incluso dicen algunas fuentes que flagelado por los guardias del Templo antes de ser llevado ante Pilato. Aquella noche Jesús confiesa ante el Sumo Sacerdote ser el Hijo de Dios, el Mesías. El Sumo Sacerdote se rasga las vestiduras y lo entrega a los soldados atado y vendado para que se burlen de él.

Señor enséñanos a vivir en tu verdad, el dignidad de la verdad porque sólo desde la verdad somos verdaderamente libres. Fuimos creados para vivir bajo la luz y no en las tinieblas. Danos escuchar tu voz y defender la voz que resuena en la conciencia de todas las demás voces que asedian nuestro corazón. 



Nuestro itinerario 17

3-6 Traición de Pedro. Burlas y prisión hasta ser llevado ante Pilato

Adentro de aquel lugar acusado ante aquel tribunal un hombre declarando su verdadera identidad, su verdadero origen y afuera de aquel lugar un hombre negando su verdadera identidad. Jesús confiesa valientemente su identidad. Pedro cobardemente la niega. Paradójicamente un hombre con su cara tapada es el único que ve y se pone en manos del único Juez que es Dios que dará a su tiempo su último veredicto. Sus propios jueces, los que se creían poseedores de la verdad están ciegos de ira y de maldad lo que les impide ver la verdad.

Allí Jesús por tres veces va a confesar su identidad ante las acusaciones: Yo soy. A las puertas del palacio por tres veces le va anegar el apóstol Pedro ante las acusaciones de criada: No le conozco. A las afueras, en la parte posterior de Gallicanto aparece una estatua de bronce con la escena de Pedro negando a Jesús y el gallo que da nombre al lugar.

Frente a la negación de Pedro que reniega de su identidad Jesús confiesa y desvela su identidad aún a sabiendas que tal confesión le acarreaba su muerte. Jesús ante la desesperación del discípulo le mira con bondad y aquel discípulo abriéndose a esa mirada que no le condena de nuevo lo salva y provoca su arrepentimiento.


Meditación 17

Pedro los seguía a distancia. Prendieron un fuego en medio del patio y luego se sentaron alrededor; Pedro también se acercó y se sentó entre ellos. Al verlo sentado a la lumbre, una criada, después de mirarlo, dijo: Este también estaba con él. Pero él lo negó diciendo: Mujer no lo conozco…El Señor se volvió y miró a Pedro… entonces Pedro salió y lloró amargamente”. (Lc 22, 54-62)

Maestro y discípulo van a ser sometidos a un interrogatorio que versa sobre la identidad de cada uno por tres veces y cada vez con más intensidad. Pedro va anegar conocer a Jesús y su condición de discípulo. Frente a la debilidad de Pedro que le lleva a renegar de su identidad contrasta la confesión de Jesús que desvela por fin el misterio de su identidad aún a sabiendas que esto acarrearía su propia muerte. 

En la primera llamada de Jesús a sus discípulos, los llamó a conocer su identidad más profunda para luego anunciar su nombre y Pedro deja claro que no le conoce y que lejos de anunciar y confesar su nombre le niega. Guiado y movido por su característico ímpetu iba a caer en lo más bajo hasta verse totalmente avergonzado de sí mismo. Allí abajo el que había abandonado a su Maestro se iba a encontrar con su mirada misericordiosa.

Señor cuan mezquinos somos a la hora de juzgar, con cuán facilidad condenamos y juzgamos siendo implacables con nuestros juicios y cuánto nos cuesta reconocer nuestra propia verdad. Pedro dijo que no te conocía y verdaderamente no había llegado a conocer la profundidad de tu amor. Te conoció cuando viéndose en su más profunda verdad de su miseria fue tratado con infinita misericordia. Danos tu mirada de misericordia ante nosotros y ante toda miseria humana.

La Casa de Caifás. San Pedro en Galicanto. Prisiòn y pozo.

Junto a la Puerta Sión Sha´ar Zion, en las estribaciones del Monte Sión se encuentra San Pietro in Gallicantu, el lugar de la traición de San Pedro, donde cantó el gallo que corresponde al antiguo palacio de Caifás. Allí hay una residencia que llevan unas hermanas que viven en un convento. En el lugar se encuentra una hermosa iglesia con planta de cruz griega con tres niveles. En el primer nivel un hermoso templo decorado con cuatro hermosos mosaicos el central recogiendo las acusaciones ante Caifás y en los laterales referidos a escenas del apóstol Pedro, la duda, la traición, la aparición de Jesús a Pedro. En el segundo nivel se recogen restos de la primitiva iglesia del tiempo bizantino. En el centro se deja ver una apertura de la fosa donde estuvo Jesús prisionero. En el tercer nivel se accede a las cuevas.

Estas cuevas se descubrieron en 1889 que por la proximidad a la casa de Caifás corresponderían a prisiones públicas aledañas al palacio. De acuerdo a la tradición de la comunidad de Jerusalén del S. IV Jesús sería flagelado no solo por Pilatos sino también por Caifás. Existe el pozo donde todo parece coincidir para pensar que estuvo pasando Jesús la noche del Jueves Santo hasta la madrugada del Viernes donde le llevaron a presentar a Pilatos.

Contiguo a la iglesia está una escalera, llamad escalera de los Macabeos, por la que con casi toda seguridad Jesús descendió con sus apóstoles desde el Cenáculo hacia Getsemaní cruzando por el valle Cedrón. Junto a la iglesia por la parte de la escalera, en el ante patio aparece una escultura con Jesús interrogado por la sirvienta y respondiendo “No lo conozco”, Non novi illum, (Lc 22,57)

Según el evangelista San Marcos distingue el patio principal o interior, atrium, y el vestíbulo o ante patio. Según era corriente en los edificios helenísticos importantes había un pórtico que daba acceso al ante patio por el que se accedía al vestíbulo principal interior donde se abrían las salas. Jesús habría sido llevado al patio interior y Pedro habría quedado fuera en el vestíbulo o ante patio exterior.

La Casa de Caifás o palacio del Pontífice, sería el lugar donde llevaron a Jesús los guardias del templo después de prenderlo en el huerto de Getsemaní. Cruzarían por el puente del Cedrón por el camino que remonta el cauce del torrente hacia la Casa de Caifás situada en el ángulo sudeste del templo.

Era de noche y las puertas del Templo estaban cerradas. Caifás convoca el sanedrín no en el lugar ordinario  en el Templo en la sala situada al oeste del Santuario sino en su casa. Fue muy emotiva la oración que tuvimos en la madrugada después de la primera noche que pasamos en nuestro lugar de residencia antes de comenzar nuestra primera jornada de peregrinación.



Meditación 18

Señor, Dios mío, de día te pido auxilio, de noche rito en tu presencia…Ya me cuentan con los que bajan en la fosa, soy como un inválido… (Sal 87)

En un pequeño atril pudimos leer este salmo allí abierto para la lectura de los peregrinos. Allí nos sumergimos en la oración de Jesús en aquella fosa en la que pasó su última noche.

En la pared derecha está grabado en rojo borroso el bulto de un hombre que medio en actitud de súplica y oración con sus brazos atados levantados trata de incorporarse y que según la tradición fue realizado por los primeros cristianos.

Una enorme emoción nos produjo estar en aquel lugar. Prisión de Jesús, de sus primeros apóstoles, de primeros judeocristianos que fueron encarcelados y torturaos en aquellas prisiones. Nada ni nadie les pudo privar de la libertad gloriosa de los hijos de Dios.

En medio de aquel lugar donde esa fosa había escuchado tantos gemidos y llantos y había sido testigo de tantos horrores, del correr de las lágrimas y la sangre, prevalecía aquella oración confiada del salmo: Señor Dios mío, todo el día te estoy invocando tendiendo mis manos a ti.

Era la oración del Siervo Doliente, Sufriente que en la soledad de aquella noche, su última noche en esta tierra antes de morir, se sumergía abandonado en la soledad de la oscuridad y la impiedad por la que pasamos y transitamos en esta tierra, como bajando a los abismos del sinsentido y del absurdo del hombre obcecado por el mal para enseñarnos como un mendigo a refugiarse en las manos del Padre. Era como la prolongación de ese Getsemaní donde Jesús abatido en su mayor abandono se refugia débil e impotente en las manos de su Padre.

Señor, Dios mío, de día te pido auxilio, de noche rito en tu presencia…Ya me cuentan con los que bajan en la fosa, soy como un inválido… (Sal 87)



Viernes Santo: Juicio, ultrajes, crucifixión

En el Viernes Santo día primero del Santo Triduo, la liturgia resalta la celebración de la muerte de Jesús y la adoración de la Cruz. Como la misma tradición recoge comenzaba con un silencio (más tarde con la postración del presbítero celebrante que presidía la celebración) seguido de dos oraciones y tres lecturas y oraciones solemnes para dar paso a la adoración de la cruz y el rito de la comunión con la reserva eucarística.

El Viernes Santo va a concentrar todo su interés en la celebración de la muerte de Jesús y en la adoración de la Cruz con la conocida aclamación: “Te adoramos Cristo y te bendecimos porque por tu santa cruz redimiste al mundo” . Como dice el apóstol Pablo: “debemos gloriarnos en la cruz de nuestro Señor Jesucristo…” (Ga 6,14). En él está nuestra salvación, nuestra vida, nuestra victoria. Por él fuimos salvados y redimidos.

Lo que Jesús celebra como anticipación en el Cenáculo, lo reaviva de forma cruenta en el sacrificio del Calvario. En la cruz Jesús da el sí total, fiel y definitivo al Padre y a los hombres, para sellar su Alianza de amor con todos como hermanos incluso con aquellos que no lo reconocen.

Si la Pasión va a estar repleta de actos de agravio, dónde Jesús una vez entregado pasa de mano en mano siendo objeto de toda clase de burlas y desprecios a contra luz va a estar repleta  de innumerables gestos y actos de amor para arrebatarnos y seducirnos hacia él. Jesús amó mucho más que padeció . Jesús nos invita a creer en un Dios que no tiene el rostro ensombrecido, enojado, amargado, desilusionado por nuestras faltas de amor y de correspondencia, sino que tiene el rostro lleno de ternura, de confianza y de compasión.

Es el rostro durmiente, mansísimo del que en la cruz cargó con nuestros pecados y no le impidieron amarnos hasta el extremo. Como reza el último cántico del Siervo: “El soportó el castigo que nos trae la paz y en sus heridas fuimos curados”. Jesús es quien encarna el misterio del “Siervo Sufriente” que se ofrece con plena y libre obediencia al Padre a un destino de sufrimiento y muerte para darnos a todos el verdadero sentido del sufrimiento y de la muerte y abrirnos a todos el camino de regreso a Dios Padre.

Hasta los más incrédulos, el ladrón o el centurión, viéndole morir se abren a la confesión. Las tinieblas encuentran la luz y la terrible lucha del mal no logran sofocar el poder de su amor. Si bien es verdad que la cruz revela todo el poder del mal no menos verdad es que la cruz revela todo el poder de su amor. 

Jesús en la cruz pasa en su propia carne por los ultrajes, la desolación máxima de sentir la ausencia de Dios y también al mismo tiempo nos revela la mayor cercanía, presencia y revelación de Dios que sufre pacientemente por nuestra redención salvándole del pecado y de a muerte. Su amor por nosotros lo lleva al límite de la desolación humana de modo de poder rescatarla en sí mismo y volver a conducir al hombre a la confianza y abandono en Dio Padre.

La Iglesia nos invita a contemplar al que traspasaron como fuente de luz y de vida . Mirar, adorar el rostro sereno la sublime majestad de aquel que muere por amor y con tanto amor por la redención de los pecadores. Ante la contemplación del Crucificado el velo de nuestra ceguera se cae y ante su amor desmesurado es difícil que quien tenga la gracia de detenerse no se sienta traspasado en lo más profundo de su ser. El costado traspasado de Cristo es la máxima expresión del amor de Dios para el hombre pecador, sufriente, condenado. Ante él se apagan nuestras quejas, nuestros dolores, no cuenta lo que sentimos, no cuenta lo que nos han hecho, no cuenta ni siquiera lo que hicimos, lo que somos o dejamos de hacer, cuenta lo que él siente, lo que es él, lo que dimana de él.

Aquí se desvela nuestro propio misterio, ante el sublime misterio del crucificado. Nadie hubiera pensado semejante forma de destruir el mal y la muerte. Dios que había podido arrasar el mal aniquilando a todos los malvados prefiere entrar en el hombre en la carne de su Hijo proclamando el perdón y la misericordia. Toma sobre sí las consecuencias del mal para redimirlo  en su propia carne crucificada. El mal no es eliminado sino transformado en bien por la fuerza del amor del que se levanta en la cruz como Señor y Salvador del mundo.

Jesús ante Pilato y sus soldados: Mc 15, 1-20

Después de su condena por parte del tribunal religioso, van a llevarlo al palacio de Pilato para que este dicte la sentencia de muerte. Jesús vuelve a ser procesado ahora ante el tribunal político. Jesús definitivamente se confiesa como “Rey” y “Mesías” y esclarece definitivamente su mesianismo.

Jesús revela ante Pilato que su condición divina reside no en el poder y la inmortalidad sino en el amor humildemente apasionado por los hombres hasta el punto de sufrir la muerte por ellos en lugar de imponerles su poder. Jesús se revela como Rey no envuelto en el poder, honor y gloria de los emperadores de este mundo dispuesto a salvar el mundo por medio del sufrimiento y de la sumisión del siervo que se dispone a la muerte. La fuerza capaz de salvar al hombre y al mundo no será otra que la misericordia y el perdón buscando la liberación del poder y la muerte ofreciendo su vida por amor.

Aquí tenemos al “Rey”. Un rey humillado atado y escarnecido: el verdadero siervo sufriente. Jesús es presentado ante Pilato hecho una piltrafa, atado, escupido y golpeado, no para despertar pena ni compasión sino para que certificaran la pena y mover a su condena, a la condena más vil, la del crucificado. “Como cordero llevado al matadero no habría la boca” (Is 52,7).

Jesús atado muestra con plena libertad su soberanía y realeza frente a todo poder no dejándose sobornar por nada ni por nadie sino siendo fiel a la verdad. Aunque las cosas discurran por el camino de la falsedad está convencido que la verdad se esclarecerá por si misma y que el Padre dictará la última palabra sobre su propia sentencia. Mejor es ponerse en manos de Dios que en manos de los hombres.

El diálogo entre Pilato y Jesús esclarece aún más su destino. Sin más preámbulos Pilato le pregunta por su identidad: “¿Eres tu el rey de los judíos?”. Y la respuesta de Jesús como ante el Sumo sacerdote no se hace esperar aunque su contestación no sea tan tajante: “tu lo dices”. No contento Pilato Jesús es de nuevo interrogado y su respuesta va aclarar la primera: “mi realeza no procede de este mundo…yo doy testimonio de la verdad, para esto he nacido y para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad. Todo el que escucha mi voz está de lado de la verdad y me sigue”. Pilato desconcertado termina el interrogatorio con la última pregunta: “y que es la verdad”. Jesús lejos de defenderse prefiere callar y asumir pacientemente la injusta condena que cargan sobre él.

Pilato se vende por miedo a ser relegado del cargo. Se ve claro que lo que mueve a Pilato es el deseo de salvaguardar a toda costa su cargo y sus intereses, aún a costa de entregar a la muerte a un inocente. Aunque en un principio parece buscar una estrategia para defenderle, ve que esta, la de proponer a la muchedumbre chantajearlo por un impostor, no funciona y ante el miedo de ser tachado y verse cómplice del reo considerado revoltoso político que solivianta las multitudes, claudica por declararlo reo y de una muerte en cruz aún viéndolo inocente. Las presuntas razones y ventajas políticas son más importantes que la defensa del reo inocente, incluso la exigencia de hacer justicia.

Jesús es entregado a la muerte y muerte de cruz. Pilato aún sabiendo de su inocencia, lo entrega al arbitrio del pueblo mandándolo flagelar como preludio de la propia crucifixión. La brutalidad y la crueldad de los soldados que la infligían, aceleraba la muerte del propio condenado. Para que el cuerpo colgado en la cruz no dilatara su agonía por mucho tiempo. Con la flagelación de los 39 latigazos comenzaba pues así la más horrorosa y espantosa muerte del reo . Al suplicio de los golpes se añadía la vergüenza de su desnudez pues era despojado de los vestidos y atado a una columna preparada para tal efecto. 

Su cuerpo empezó a ser desgarrado y su sangre derramada saciando así la sed de maldad de sus ejecutores. Después de flagelado y antes de ser entregado a que lo crucificaran tienen el descaro de aún exponerle como “ecce homo”. Sin duda en aquel hombre despojado de todo honor, realza una nobleza y grandeza sin igual. El rasgo que caracterizaba esta realeza es si lugar a dudas el de la entrega total de sí mismo: “El no ha venido a ser servido sino a servir y entregar su vida por la redención de todos” (Mc 10,45.) 

Ultrajes y muerte de Jesús: Mc 15, 21-41

Después del veredicto Pilato entrega a Jesús para que lo crucifiquen y Jesús cargando con la cruz inicia el “vía crucis” hasta el Calvario. El Hijo asumiendo hasta el fondo nuestra humanidad, se determina a hacerlo hasta la muerte. También en la muerte ignominiosa de la cruz y ante los ultrajes más infames, en la mayor oscuridad resplandecerá la luz, incluso en la aparente mayor lejanía de Dios se dará la mayor cercanía aceptando su voluntad hasta la misma muerte.

No es posible para el Padre abandonar al Hijo, pero permite que el Hijo haga suyo el abandono del hombre. El Hijo desciende al abismo de la debilidad humana para abrir al hombre el acceso roto a Dios, a la filiación divina y a la fraternidad universal. Jesús que está completamente unido a su Padre Dios, más unido que cualquier otro hombre lo haya estado jamás, debe sufrir la muerte de la manera más horrorosa. Jesús va a probar el máximo aislamiento y separación originada por el pecado del hombre para volver al mismo hombre hacia Dios. Jesús bebe la copa amarga del abandono hasta apurarla hasta el final y experimenta el máximo abandono de Dios y los suyos. Conoce la ausencia y el silencio de Dios la más espesa negrura de la noche. El Hijo grita y Dios parece callar permaneciendo mudo. Pasemos a analizar esta muerte de Jesús en la cruz y los ultrajes a los que se ve sometido detenidamente.

Como ya habíamos dicho, Jesús se encamina al cumplimiento más acabado de lo que había sido anunciado: la figura del “Siervo Sufriente”. En el modo en que Jesús es condenado injustamente, en el modo como es tratado por sus ejecutores, en el modo en que reacciona frente a sus acusadores y detractores, se va perfilando con meridiana claridad y nitidez la profecía del Siervo del profeta Isaías. Jesús está dispuesto a dar su vida en cumplimiento fiel a su misión abandonándose por completo en las manos del Padre. Como cordero llevado al matadero, en silencio, no reacciona con violencia ante sus agresores, no hace ni el más mínimo esfuerzo por evadirse, disculparse o defenderse de sus agresores. Jesús se ofrece pasando como hombre débil e impotente que no ofrece resistencia alguna ante la violencia de los poderosos solidarizándose con todas las penas, en compasión de misericordia en el grado más alto de participación con nuestros sufrimientos.

Jesús en la cruz sufre una larga y terrible agonía. Por tres horas todo se llena de la más espantosa oscuridad y soledad. Silenciados sus dolores físicos nos adentramos a un dolor más atroz: su abandono, su noche oscura. Una oscuridad inmensa que llena la tierra y que pareciera prolongarse sin fin . En medio de la más  desoladora impotencia Jesús lanza un grito de súplica: “Eloí, Eloí, lammá sabactaní” (Mc 15, 34). El grito de abandono de Jesús en la cruz no deja de ser un grito desgarrador pero de súplica y de abandono en Dios, el testimonio inequívoco de aquel pobre hombre indefenso que en su desamparo más radical se arroja en manos de Aquel, que aún no pareciendo cercano sino ausente, le es digno de toda confianza y fidelidad. Jesús se aferra a él como un niño buscando los brazos de su Padre en medio de la más profunda turbación.

La  muerte de Jesús no deja de describirla Marcos escuetamente con asombrosa austeridad y sin embargo no está exenta de la muestra misteriosamente velada y casi oculta de la intervención de Dios. Una muerte que a primera luz se muestra escandalosa pero que a nivel más profundo responde plenamente a los designios de Dios, lo que revela tanto en el Hijo como en el Padre la profundidad de su amor. Precisamente a la “hora” de nona, la hora del sacrificio vespertino en el templo, en aquel Viernes de la parasceve, donde se celebraba la gran vigilia de la Pascua judía, Jesús se ofrecía como “Cordero” inmolando su propio cuerpo. Nos sitúa con toda la humanidad ante el gran milagro que frente a tantos incrédulos durante tanto tiempo se ha negado a ver.

El evangelista no espera al hecho de la resurrección para en medio de la oscuridad dar paso a la luz. En medio de la mayor oscuridad se abre a la luz el secreto de la filiación divina de Jesús en este caso en boca del centurión romano que acababa de llevar a cabo su ejecución . El centurión romano viéndole morir confiesa  su filiación divina, su relación verdadera de Hijo de Dios. Su forma de morir deja claro a todas luces y prodigiosa magnificencia a los ojos de todos, incluso de los más ingratos que lo habían ejecutado, que aquel hombre era verdaderamente el Hijo de Dios.

Es el momento final de su muerte donde se termina desvelando por completo el misterio de la persona de Jesús. El secreto mesiánico llegó así a su fin. Solo el final de la vida de Jesús hace descubrir su identidad y su destino y permite comprender en plenitud su filiación divina. Su muerte en a cruz es ante todo un misterio de obediencia y de amor. Obediencia total  los designios del Padre y amor sin límites hacia Él y hacia toda la humanidad. Este misterio de obediencia y de amor es precisamente el que desvela  hace posible comprender en todo su alcance su condición de Hijo de Dios.

                                          

El SANTO VIA CRUCIS del pretorio al Calvario 

Resonancia: recordando el 14 de Nisán judío, viernes santo de la Pascua de Jesús

Resonancia histórica de Egeria. Viernes Santo ayer

Una vez que el pueblo había descansado de la larga vigilia se reunía e el Calvario a la hora segunda del día, es decir a las siete, en la parte de atrás. El obispo se sentaba en la cátedra. Ponían delante de él una mesa cubierta con un lienzo. Los diáconos estaban de pie, alrededor de la mesa. Se traía el relicario de plata dorada en el que estaba el Lignum, el Santo Leño de la Cruz, se abría, se sacaba y se ponía sobre la mesa con el título. El obispo con sus manos apretaba las extremidades del Lignum. Los diáconos hacían la guardia. Se vigilaba de esta manera porque era costumbre que todo elpueblo pasar de uno en uno, tanto los fieles como los catecúmenos, e inclinándose ante la mesa, besaran el Lignum y pasasen. También los fieles veneran el anillo de Salomón y el Cuerno con que eran ungidos los reyes. Y esto sucedía desde la hora segunda a la ora sexta, es decir desde las siete hasta las doce. Cuando legaba la hora sexta, o doce, se iba a la parte opuesta, esto es, delante de la Cruz. Y hasta la hora nona, o tres de la tarde, se leían salmos, los textos de los profetas y de los evangelios que hablan de la pasión del Señor. Concretamente, desde la hora sexta hasta la hora nona se leían continuamente lecturas o se cantaban himnos y se intercalaban oraciones apropiadas al día par mostrar al pueblo que lo que dijeron los profetas acerca de la Pasión se cumplió. Y cuando llegaba la ora nona se leía el pasaje del Evangelio: “…entregó el Espíritu”. 

Después se hacía una oración y la despedida. Después de lo celebrado delante de la Cruz se iba al Martyrium a cumplir a cumplir con lo establecido en la Semana y después se iba también a la Anástasis como en los días anteriores, pero en este día se leía el pasaje del Evangelio en el que se narra como José pidió a Pilato el cuerpo del Señor y lo puso en un sepulcro nuevo. Se hacía una oración, se bendecía a los catecúmenos y se hacía la despedida. Los más valerosos se quedaban con los monjes a la vigilia cantando himnos y antífonas. Cada cual, según sus fuerza, estaban toda o parte de la noche hasta la madrugada del sábado.

Las celebraciones de Jerusalén hoy. Viernes Santo hoy

Es sabido que el rito de la veneración o adoración de la Cruz realizado en Jerusalén pasó a celebrarse de modo semejante en Roma y aún sigue celebrándose en toda la Iglesia católica. Hoy se sigue celebrando en el Calvario, pero delante, y como entonces desde hace unos años e hace la veneración, no ya de un crucifijo sino de la Santa Cruz, una reliquia de Lignum. Por razones prácticas se celebra por la mañana y no por la tarde.

Secuencia

Siguiendo las huellas de Jesús: Recorriendo el camino que va desde la Casa de Caifás hasta la Fortaleza Antonia y desde la Fortaleza Antonia por la Vía de la Amargura, Uad, siguiendo el curso del Tiropeón por la calle de los queseros hasta la Puerta judiciaria o de Jaffa hasta el Calvario. 

Como hicimos en el Jueves podríamos rehacer a la luz del evangelio de Juan de la misma forma nuestro itinerario según la secuencia del viernes de la Pascua de Jesús:

6-9 Juicio ante Pilato

9-12 Vía Crucis y Crucifixión

12-3 Agonía de Jesús hasta la Muerte

3-6 Descendimiento y sepultura

El 14 de Nisán a las tres de la tarde hora de nona se sacrificaba el Cordero en el templo que luego se tomaría en la cena de la noche. En esta hora de nona precisamente moría Jesús inmolado como  “El Cordero de Dios” en la Cruz.

En la tarde del 14 de Nisán los cabezas de familia acudían al templo para inmolar el cordero que habrían de comer en la cena, séder. Como no había sitio suficiente en el patio de los israelitas para acoger a todo el mundo se organizaban tres servicios. Se ponían en fila ante los sacerdotes que tenían la misión de recoger la sangre de los animales.

Los cabezas de familia desollaban al animal y lo asaban mientras la esposa quitaba de la casa todo cuanto pudiera parecerse a pan fermentado y preparaba el pan ázimo matsá que no llegó a leudar.  A los panes ázimos se agregaban las hierbas amargas maror. Era de rigor las copas de vino con las bendiciones reglamentarias. El padre de familia explicaba el sentido del rito y siguiendo la Haggadáh de Pesaj se recordaba las intervenciones de Dios en favor de su pueblo. Aquel día… con esta matsá y este maror tenía un sentido, finalidad, y toda una carga de significación. La materia del signo, el gesto que la designa, la palabra que lo explica tenía el peso de un memorial.

El memorial tenía todo el peso de la constancia en la memoria para que el pueblo durante siglos mantuviera su identidad. La pérdida de la memoria era pérdida de su propia identidad. Era fundamental para el pueblo judío recordar su historia sagrada y seguir las prescripciones de la Torá como don de la Alianza recibida en el monte Sinaí. Era recrear la propia historia y la propia esperanza. Era transitar hacia la esperanza de la redención con un destino que se conjuga con el conjunto de la humanidad y el propósito redentor universal. 

Esta fe firme era lo único que le ayudaba a superar tantas adversidades firmes en las promesas y no sólo recordar un pasado sino plasmar un futuro. La hora soñada de la llegada de los tiempos mesiánicos, la promesa de la unidad de la paz y concordia entre todos los hombres y todos los pueblos.

El pan ázimo matsá era también llamado el pan de la pobreza o el pan de la aflicción que comieron los antepasados al salir hacia libertad. Mientras caminaban en el desierto del éxodo hacia la tierra de promisión, los panes en medio de la aflicción mantuvieron viva la esperanza en alcanzar la plena liberación. Este día quisimos profundizar en el gran valor del gran sacrificio de Cristo que como pan de vida compró nuestra libertad y el significado del nuevo rito, de nuestro nuevo memorial, y de la plena liberación.

Jesús en el calvario iba a inaugurar un nuevo rito, un nuevo culto, un nuevo sacerdocio. Iba a convertirse en el sacerdote que con la ofrenda en sacrificio de su propia vida iba a convertirse a su vez en ofrenda viva, víctima y altar. Los gestos de su cena el jueves santo cobrarían luz y realidad este viernes santo.

Esta jornada la pudimos comenzar en la Iglesia de San Pedro en Gallicanto celebrando una eucaristía. Allí en aquel lugar se disponía mansamente el Cordero en manos de sus adversarios a ser inmolado. Los murales y capillas que se levantan en cada lado de la Iglesia de planta de cruz griega hacen memoria de este primer Juicio de Jesús ante el Sanedrín y sentencia de muerte de Jesús. Como los judíos no podían llevar a cabo tal sentencia necesitaban la validación del tribunal romano. Así que esperaron a que amaneciera para comparecer ante Pilato.

Nosotros tratamos de rehacer las escenas de Jesús tratando seguir sus pasos siguiendo su augusto itinerario. Así nos dispusimos a caminar entrando por la puerta sur de Sión cruzando toda la ciudad antigua hasta donde se emplazaría el Pretorio en la Fortaleza Antonia.

Nuestro itinerario 18

Juicio ante Pilato

Al amanecer  partieron los guardias que escoltaban a Jesús seguido de la comitiva de los sumos llevaron a Jesús del Palacio de Anás hasta la Fortaleza Antonia que había mandado construir Herodes el Grande en la colina oeste de la ciudad en un montículo elevado desde donde se divisaba y controlaba el Templo. Era una gigantesca fortaleza construida en el 40 AC en la parte oriental del Templo en el lugar más estratégico de Jerusalén donde estaba el Pretorio y la guarnición romana que custodiaba Jerusalén. Era una gran fortificación con cuatro torres en las esquinas desde la que se dominaba la vista de toda la ciudad y todo el templo.

Aunque en la actualidad no se conserve  se puede rehacer por los estudios hechos. Hoy no queda nada de la formidable fortaleza tan solo su emplazamiento atravesado por una cale que nace en la Puerta de San Esteban. Corresponderían al recito los conventos de los padres franciscanos donde tienen las capillas de la flagelación y la coronación y el convento de las Damas de Sión.

Alrededor de las seis de la mañana donde se iniciaba la actividad. La vida en Palestina comenzaba muy de madrugada y  a esta hora pudo darse el comienzo del juicio. Jesús sería trasladado muy de madrugada por las calles vacías. Al llegar los sumos sacerdotes que presidían el grupo y presentarlo al procurador romano quizás pensaran que simplemente se trataría de validar lo que ellos han ya sentenciado: Aquí lo traemos pues a nosotros no se nos permite condenar a nadie. (Jn 13, 31).  Sin embargo no va a ser tan fácil como pensaban. Se ha de dar inicio a un engorroso procedimiento que va a llevar a Jesús de mano en mano de un lado para otro sin que nadie quisiera hacerse cargo de él.

Pilato pronto se da cuenta de la estratagema, ve que todas son maquinaciones de tipo religioso y no encuentra delito alguno para tal condena. Intenta escurrirse el bulto y lo envía a Herodes al enterarse que era Galileo. Fue la ocasión para ponerse de acuerdo con él pues estaban reñidos: ese día Herodes y Pilato que estaban enemistados se hicieron amigos.  (Lc 23, 12).

Herodes Antipas era hijo de Herodes el Grande el asesino de los inocentes lo recibió en su Palacio el la parte occidental de la ciudad al pie de la Torre de David junto la puerta vieja de la muralla. Este trató a Jesús como una marioneta y después de burlarse de él lo devolvió a Pilato. 

Poncio Pilato interroga a Jesús y no lo encuentra culpable. Por tres veces sale ante el pueblo y dice que Jesús era inocente. Por último Pilato tratar de jugar la última carta. Durante la Pascua se tenía la costumbre de liberar a un preso (Mt 27,15). Buscó la estratagema de indultarlo y lo puso a debate con Barrabás. 

Contra toda lógica vio como la gente amotinada prefirió a Barrabás. Como último recurso para mover a la compasión lo mando azotar. Los reos sufrían una durísimo tortura en los azotes. Despojándoles de sus vestidos y atados a una columna eran golpeados con un horrible flagelo, de ahí el nombre de flagelación,  horrible flagellum.

Tuvimos la ocasión de madrugada temprano de celebrar una Eucaristía en el convento de las Damas de Sión junto al gran pórtico del Pretorio donde se celebró el juicio de Pilato. Fue un inolvidable momento para meditar sobre el juicio de Pilato y la presentación del Ecce Homo.



Meditación 18

Entonces Pilato tomó a Jesús  y ordenó que fuese azotado. Los soldados hicieron una corona de espinas y se la pusieron en la cabeza, le echaron sobre los hombros una capa de color rojo púrpura y, acercándose a él le decían: Viva el rey de los judíos y le golpeaban la cara. Pilato volvió a salir fuera y les dijo: Miren, se lo traigo de nuevo fuera; sepan que no encuentro ningún delito en él. Entonces salió Jesús fuera llevando la corona de espinas y el manto rojo. Pilato les dijo: He aquí al hombre… (Jn 19, 1-16)

Aquí tenemos al Rey, un Rey humillado, atado y flagelado. Jesús es presentado ante Pilato hecho una verdadera piltrafa azotado y golpeado, como Cordero llevado al matadero. Así atado y ultrajado muestra con plena libertad su soberanía y su realeza frente a todo poder no dejándose sobornar por nada ni por nadie sino siendo fiel a la Verdad. 

El proceso con Pilato esclarecerá aún más su identidad y destino. Como anteriormente ante el Sumo Sacerdote al ser enfrentado a dar su identidad, “¿Eres tú el Rey de los judíos?”, va a responder sin ambigüedad, “tú lo dices”  y a continuación prosigue he venido al mundo para dar testimonio de a verdad. Pilato desconcertado termina su interrogatorio preguntando “Y qué es la verdad”. Estaba frente a él y no lo reconocía por miedo a ser depuesto del cargo. Aún sabiendo de su inocencia lo entrega al arbitrio de la multitud que gritaba “crucifícalo”.

Vuelve a resplandecer la luz en la oscuridad, en aquel hombre despojado de todo, se esconde el verdadero Ecce Homo. Desposeído de la realeza humana  nos revela una nobleza y grandeza sin igual. Su grandeza no reside en la soberanía de un poder terreno sino en el amor humilde y apasionado por los hombres hasta el punto de llegar a soportarlo  todo hasta la muerte en cruz. 

El poder capaz de salvar al hombre y al mundo no vendrá por la fuerza sino por el sometimiento amoroso a través de la misericordia ofreciendo su vida para el perdón de nuestros pecados. Señor danos no querer imponer a la fuerza la verdad haciendo uso de la violencia sino a poder vencer el mal a fuerza de bien. 

Nuestro itinerario 19

Los vestigios de la Fortaleza Antonia

A partir de 1931-2 descubrimientos de las excavaciones arqueológicas realizadas en el santuario franciscano de la Flagelación y en el convento de Nuestra Señora de Sión, santuario del Eccce Homo, han permitido establecer con cierta precisión la impresionante fisonomía del bastión fortaleza de la Torre Antonia levantado sobre la plataforma rocosa, colina de Bezatha. Un cuadrilátero en cuyas esquinas flanqueaban grandes torres y que estaba dividido en varios bloques. Al Sur en directa relación al templo, un palacio. Al Norte un ala especialmente adaptada para defensa, en el centro diversas dependencias y alojamiento para la tropa y sus caballos, cárceles y arsenales. Debajo se escondía un gran estanque de agua y en el corazón de esta grandiosa construcción, un patio inmenso de 2.500 m2 rodeado de arcadas y en gran parte cubierto, con un soberbio enlosado formando una plaza adoquinada llamada Gabatha. Allí en el enlosado es juzgado y en uno de los patios flagelado. 

La Capilla de la flagelación

Entrado en le convento de los franciscanos donde correspondería al emplazamiento de la Fortaleza Antonia damos con un patio. A la derecha se encuentra la Capilla de la Flagelación. Fue construida en 1929 sobre el emplazamiento de una capilla cruzada. Se adorna el techo de la capilla por una enorme corona de espinas calada por estrellas.

La Capilla de la condenación

Está situada al lado izquierdo. Fue construida en 1908 sobre una planta bizantina. Sobre el altar un gran relieve reproduce a Pilatos en la Torre Antonia lavándose las manos. En una hornacina lateral una escultura representa el Ecce Homo, al otro lado, otra representa a Jesús con la cruz a cuestas. En el suelo del fondo está el comienzo del lisostrothos que se da continuación en el convento adjunto de las Damas de Sión.

El Arco del Ecce Homo

Dentro del convento adjunto de las Damas de Sión se descubrieron el empedrado del Pretorio, el lisostrothos. En una capilla se conserva el Arco del Ecce Homo, que correspondería a parte del arco enclavado en la puerta oriental de la Aelia Capitolina. En aquel lugar estaría el lugar preeminente de la fachada de la Fortaleza Antonia desde donde Pilato mostró a Jesús al pueblo. Allí se enclavó una iglesia románico bizantina en el s. IV. En el fondo han sido respetados unos muros de grande piedras que sin duda pertenecieron a la Fortaleza Antonia.

9-12 Vía Crucis y Crucifixión

Llevaron pues a Jesús a crucificar. El camino de Jesús con la cruz tan solo se sabe que comienza en el Pretorio y acaba en el Calvario. Era mediodía cuando llegaron a la pequeña colina del Gólgota, un pequeño promontorio de roca desde donde crucificaban a los reos para ser expuestos y vistos por todos. La autenticidad del Calvario enclavado en la actualidad en el Santo Sepulcro responde a la Tradición. Los cristianos trataron con esmero de recuperar los santos lugares, los lugares santificados por la Pasión y muerte de Jesús. A lo largo de estos dos mil años miles de peregrinos han querido reproducir los últimos pasos de Jesús hacia el Calvario.

12-3 Agonía de Jesús hasta la Muerte

Adriano mandó levantar estatuas idolátricas y lugares de culto en los sitios más significativos. Sobre el santo sepulcro levantó aproximadamente en el 135 d.C. una estatua de Júpiter y de Venus en el lugar del Calvario. Esto facilitó que en el tiempo de Constantino bajo la paz romana se recuperaran estos lugares mandando construir en el 326 d.C. la basílica de la Anástasis. La actual es obra de los cruzados entre los años 1099-1149. En ella una basílica mucho más grande se incorporó el antiguo edificio de la basílica de la Anástasis. La tumba excavada en la roca fue decorada y encerrada en una construcción semicircular cubierta por una gran cúpula, edícula. 

El califa Hakim destruyó completamente la cámara de la tumba y fue reconstruida cuarenta años más tarde haciéndose una réplica de la misma. La edícula fue reconstruida por los griegos ortodoxos en 1810 después de un incendio en 1808. La cúpula sobre la tumba fue finalmente restaurada entre 1960-70. Dentro de la tumba se encuentran dos cámaras. La denominada capilla de los ángeles y la interior que conserva la tumba donde descansó el Señor en una enorme losa de mármol. Frente a la tumba había un jardín el de Arimatea que correspondería a lo que hoy es la nave central del templo: Katholicón. En la esquina nororiental sobresalía el montículo rocoso del Calvario.

Un patio exterior sirve de atrio del Templo. A penas se penetra en la Basílica un pequeño diván es de los porteros musulmanes encargados de abrir y cerrar la puerta, nada más entrar se encuentra uno con la piedra de la unción que aparece por primera vez en el S. XII en tiempos de los Cruzados. Por una empinada escalera a la derecha se sube hasta la cima del calvario. Dividido en dos capillas, la derecha pertenece a los latinos, la de la izquierda a los griegos ortodoxos. La primera nos recuerda el lugar de la crucifixión, la segunda el de la muerte en la cruz. Un hueco excavado en la roca nos recuerda el lugar donde fue colocada la cruz debajo de un pequeño altar.

3-6 Descendimiento y sepultura 

A ambos lados del altar, dos círculos nos recuerdan el lugar donde fueron colocadas las otras dos cruces. Uno puede acercarse y tocar la roca y contemplar la fisura causada por el temblor de tierra que siguió a la muerte de Jesús (Mt 27, 51). Debajo del calvario se encuentra la llamada capilla de Adán donde se explica el motivo del nombre de la calavera. La leyenda decía que debajo donde muere el Nuevo Adán Cristo descansa el primer Adán de ahí que se represente en los antiguos crucificados la calavera de Adán escondida en una pequeña cueva. En esta pequeña capilla se contempla aún mejor la enorme roca del Calvario y la hendidura sobre la misma.

Fueron de tanta riqueza estos lugares que no fueron objeto de una sola y rápida visita. Tuvimos oportunidad de aprovechar varias oportunidades para meditar pausadamente estos momentos tan centrales en la vida de Jesús. 

Vamos a empezar por detenernos en los pasos y estaciones del santo Vía Crucis siguiendo su augusto itinerario hacia el Calvario y allí meditar su muerte. Para sacar el máximo provecho de los lugares privilegiados de la crucifixión y sepultura de Jesús pedimos permiso que nos fue concedido para pasar toda una noche en el Santo Sepulcro y terminar con una Eucaristía en el mismo lugar del Sepulcro al despertar el día.

La Capilla de la Coronación

Al lado del la Capilla de la Condenación, a la derecha, se encuentra la Capilla de la Coronación. Fue construida en 1929 sobre el emplazamiento de una capilla cruzada. Se adorna el techo de la capilla por una enorme corona de espinas calada por estrellas.



La historia del Santo Vía Crucis

No queremos pasar esta intensa jornada sin detenernos en los pasos de Jesús desde la Fortaleza Antonia Hasta el Calvario lo que se ha venido a denominar el Vía Crucis y donde la tradición fue rescatando los lugares más significativos en cada una de las estaciones.

El santo Vía Crucis arranca desde los primeros tiempos del cristianismo en la primera comunidad cristiana de Jerusalén. Tras la persecución romana y la diáspora una vez establecida la paz en el imperio en tiempos de Constantino los creyentes empiezan a recobrar uno por uno todos los lugares santos y se esmeran en venerarlos y custodiarlos con todo amor.

En los primeros cristianos quedaron grabados los lugares y gestos de Jesús habiendo sido testigos predilectos. Una tradición que partiría del círculo de María, Juan y las santas mujeres que tan de cerca lo acompañaron. Quienes habían sido testigos oculares no olvidaron sino que cuidaron con todo esmero para guardar clara memoria de ellos y trasmitirlos a las generaciones futuras.

La destrucción de Jerusalén y la persecución de los cristianos no consiguieron borrarlos. En el año 326 Constantino mandó construir basílicas en los lugares santos empezando por el Calvario y el Santo Sepulcro donde como dijimos los romanos habían levantado lugares de culto a sus divinidades.

San Jerónimo que se va como ermitaño a vivir a Tierra santa menciona ilustres peregrinos que llegaban a visitar los santos lugares. El relato más antiguo que se conserva es el de un peregrino francés Itinerarium Burdigalense y el más conocido es el diario de la peregrina española Itinerarium de Egeria de finales del S IV.

Los peregrinos atestiguan el culto de los Santos lugares sobre todo el Calvario y el Santo Sepulcro. En torno a estos comienza la veneración de todo el recorrido que hizo el señor desde el Pretorio situado en la Fortaleza Antonia hasta el Calvario pasando por toda la vía de la amargura, lo que pronto popularmente sería conocido como el santo Vía Crucis. Fue así como comenzó la contemplación de la pasión de Jesús a través de las conocidas catorce estaciones.

Los peregrinos y fieles de todo el mundo han seguido estos pasos o estaciones de Jesús durante siglos. Muchos han sido los que se han postrado a besar los lugares por donde pasó Jesús con la meditación de su Pasión. Así quisieron unirse a la Pasión recogiendo como perlas preciosa todos sus pasos y participar así de los inagotables méritos de su Pasión. De ahí la costumbre de los peregrinos siguiendo el ejemplo de la madre de Jesús de besar el suelo donde Jesús había estado y de seguir el camino que él había recorrido.

Así en Jerusalén desde el S. IV la comunidad presidida por su obispo va procesionalmente desde el pretorio hasta el Calvario. Prontamente se hicieron famosas las paradas o estaciones que recordaban los lugares y acontecimientos más significativos del recorrido que hizo Jesús, las llamadas: estaciones jerosolimitanas. La práctica se extendió en el S. XI por toda Europa y de allí por todo el mundo. Es costumbre que esta devoción se haga el viernes Santo como los viernes de cuaresma, en memoria del camino que ese día hiciera Jesús cargando la Cruz.

Hay que decir que los lugares del Vía Crucis como tantos otros, no los visitamos sólo una vez un día sino que serían objeto de muchas visitas pues a menudo cruzábamos la ciudad por el “zoco” siguiendo las callejuelas del Vía Crucis y aprovechando para pararnos y entrar con detenimiento en algunas de las estaciones. Desde Gallicanto, nuestra base de operaciones nos era fácil partir a contemplar cada día con asombro y detenimiento los pasos de Jesús en su Vía Crucis hasta su muerte en Cruz en el Calvario.

El Vía Crucis trascurre por la llamada Vía Dolorosa. Si cabe dudar sobre el emplazamiento y el exacto recorrido del Vía Crucis, lo que si se sabe es su lugar departida, el Pretorio y su destino, al Calvario. En los últimos dos mil años, tanto el nivel del suelo de la ciudad como el recorrido hasta el Calvario se han transformado tanto que no se puede asegurar cual sería el itinerario real seguido por Jesús. Uno es consciente de lo enterrada que quedó esta vía que recorrió Jesús del basamento actual que pisamos en nuestros días, pero al peregrino le es dado desenterrarla del pasado y llevarla a la luz. Los peregrinos desarrollan una geografía sagrada que va más allá de la cartografía exterior. La costumbre de marcar los eventos puntuales relacionados con el trayecto realizado por Jesús desde el Pretorio al Calvario arraiga sobre todo después de las Cruzadas, a partir del S. XV cuando con la práctica del Vía Crucis se llega a hacer costumbre por los peregrinos siguiendo la vía Dolorosa. 

En 1400 los franciscanos empezaron por rescatar los santos lugares y comenzaron la costumbre de hacer el itinerario que seguía los pasos de Cristo. Empezaban en lo que se creía que había sido el Pretorio de Pilatos, el lugar donde se encontraba la mansión del emperador mameluco y que se convirtió en la primera estación de la Vía Dolorosa. El Vía Crucis comenzaba en el arco del Ecce Homo donde Pilatos condenó a Jesús.

Las primeras nueve Estaciones (de la I a la VIII) abarcan los lugares comprendidos entre la Fortaleza Antonia, comenzando por la Puerta de los Leones trascurriendo por el barrio musulmán hasta el lugar de la tercera caída junto al muro del convento ortodoxo griego de Charlambos aledaño al Hospicio luterano alemán de San Juan. Las cinco siguientes (de la IX a la XIV) transcurren alrededor y en el interior del Templo del Santo Sepulcro.

Cada viernes se celebra El Vía Crucis que arranca del patio donde se supone estuvo localizada la Torre Antonia hoy Omariyeh-School junto al patio se encuentran la Capilla de la Condenación y la Capilla de la Flagelación bajo la custodia de los Franciscanos. A éste quisimos unirnos para recoger así la meditación en cada estación: Nos hemos reunido para seguir las huellas del Señor en el camino que hace por la vía dolorosa cargando la cruz desde su condena hasta el monte calvario. Nosotros también queremos acompañar a Jesús, siguiendo sus huellas y pidiéndole que nos ayude a llevar nuestras propias cruces y a aliviar y soportar con amor las cruces de nuestros hermanos que más sufren. 



La meditación de cada estación

Aunque la práctica del Vía Crucis como decimos se retrae a tiempos remotos el camino del Vía Crucis ha permanecido oculto sepultado por tantos planos y acontecimientos de la historia y solo en el último siglo fueron apareciendo significativos vestigios. Arqueólogos e investigadores se interesaron por recuperar los vestigios de los verdaderos lugares que fueron testigos de los últimos pasos tan significativos de la vida de Jesús. Ni los evangelios ni nuestra fe se apoyan en acontecimientos simplemente históricos pero sin duda tienen una base histórica. No nos narran simplemente hechos históricos sino una experiencia de fe que traspasa la historia los tiempos y nos llega hasta hoy.

El Via Crucis, el camino de la cruz es el camino que recorre cada hombre de este mundo en esta vida. Jesús quiere pasar por todas las situaciones que pasamos por las más duras y dolorosas experiencias para abrirnos camino, descubran que Jesús nos abrió camino a todos, nos mostró el camino de vivirlas sostenidos en la firme esperanza que Dios no defrauda y cumple sus promesas y que no hay situación por dura que sea que no pueda ser sostenida por el amor que lo ha soportado todo y ha vencido la muerte.

A veces nos encontramos en situaciones de la vida que parecen no tener salida, damos de frente con el misterio más profundo de la vida y nos preguntamos sobre el misterio de la iniquidad, del dolor, del sufrimiento, o de la muerte. Es nuestro Señor quien habiendo pasado por todo ello quiere decirnos que las podemos pasar con la firme certeza de que podemos superarlas en el sólido fundamento de su amor. 





Nuestro itinerario 19

I Estación: Jesús condenado a muerte. El Enlosado Lisosthrotos

Iniciamos la gran marcha de Jesús al Calvario (lugar de la Calavera, de su ejecución)

Nos disponemos a recorrer el Via Crucis con el Pueblo congregado el Viernes Santo.  Aunque el Vía crucis arranca pronto pudimos visitar con más detenimiento los lugares más significativos de este momento, la capilla de la condenación y de la flagelación que regentan los franciscanos. Los vestigios han quedado algunos desparramados la columna en la Capilla del Santísimo en el Santo Sepulcro, la escalera Santa fue llevada a Roma, lo que sería el Pórtico del Pretorio o Arco Ecce Homo construido por Adriano en el convento de las Damas de Sión etc. 

Entrar en la capilla de la flagelación y orar allí fue especialmente emotivo. Un gran mosaico dorado contiene una gran corona de espinas en el techo y en el sagrario se observa la Santa Faz: Jamás se vio un rostro más tierno y misericordioso y sin embargo tan poco tenido en cuenta. No dejes Señor de mostranos tu rostro. Enséñanos a contemplarlo descubrirlo y restaurarlo en cada hombre desfigurado. 

En frente en la capilla de la condenación sobre el sagrario se levanta una estatua del “Ecce Homo”. Allí el Señor despojado de todo honor fue expuesto después de la flagelación para mover a la compasión y el perdón: Despreciado deshecho de los hombres sin aparente belleza que pudiéramos estimar y sin embargo eran nuestras culpas y dolencias la que él llevaba, como Cordero llevado al degüello silenciosamente callaba y no abrió la boca. (Is 53; 1ss).

La Torre Antonia era una fortaleza construida sobre una plataforma rocosa en el costado norte del templo fue construida por Herodes el Grande alrededor del 30 AC. Servía para proteger los ataques que venían del norte y permitía a los soldados romanos controlar la zona del Templo. Estaba rodeada  de un gran foso. En el interior había un gran patio central, el enlosado Lisosthrotos con un pórtico alrededor de unos 250 metros cuadrados. 

En los laterales otros patios de servicios uno que daba a las caballerizas con un lugar de recreación y juego para los soldados donde había una columna para la flagelación de los reos y otro que daba a las prisiones escavadas en la roca que conducían a la gran caverna que almacenaba en una enorme cisterna una reserva de agua como lugar estratégico para cualquier asedio. En frente al pórtico de entrada y elevado sobre el enlosado había una escalinata que daba a la sede y los aposentos del Palacio. Donde residía Pilato.

En el enlosado Lisosthrotos después de un largo proceso Pilato condena a Jesús y se lava las manos. El Lisosthrotos fue descubierto por el Padre Ratisbone en 1857, al norte de la Torre Antonia. Este empedrado es obra de Adriano que lo construye sobre la bóveda de la cisterna. Servía de foro y de plaza para el mercado en la Aelia Capitolina. Un juego romano, el juego del rey, está grabado sobre el empedrado legítima la escena de burla del evangelio. Este enlosado fue testigo del procesamiento y ajusticiamiento de Cristo antes de ser crucificado. 

En El Convento de las Damas de Sión encontramos los restos del pavimento de la Fortaleza Antonia denominado el Enlosado, Lithostrotos, donde Jesús después de ser burlado y azotado es expuesto como Ecce Homo. En las losas encontradas se conserva en el piso grabado el juego que hacían los soldados con el reo y el lugar donde supuestamente Jesús toma la cruz.

El Lithostros, Gabbatha, en arameo estaba situado en el corazón de la Torre Antonia. Allí había un patio de unos 2500 m2 con un lujoso enlosado. Este patio hacía de pretorio. El nombre de Gabbatha, que significa altura, se debe al lugar elevado como era la puerta meridional de la colina de Bezatha. Próximo a aquel lugar se debió realizar la flagelación en algún pati aledaño donde los soldados se ensañaron con Jesús y coronan el tormento con la parodia de la entronización real. Según la tradición no fue el látigo ordinario de correas, flagellum, sino el horrible látigo de torturas con bolas de metal, flagrum, con el que escarnecieron el cuerpo de Jesús. El suplicio era lo bastante terrible como para causar a veces la muerte.

Aunque en el Vía crucis tradicional por cuestión práctica no se visita el enlosado por quedar apartado y tener entrar en el Convento de las Damas de Sión y tener que descender por angostas escaleras hasta muy abajo, nosotros en otra ocasión lo pudimos visitar celebrando una misa frente a lo que sería el pórtico del pretorio. Allí pudimos ver sobre el enlosado los dibujos del juego que hacían los soldados, allí pudimos meditar pausadamente la estación.

La Torre Antonia era una fortaleza construida sobre una plataforma rocosa en el costado norte del templo fue construida por Herodes el Grande alrededor del 30 AC. Estaba rodeada  de un gran foso. En el interior había un gran patio central, el enlosado Lisosthrotos con un pórtico alrededor de unos 250 metros cuadrados.

En el mismo patio del pretorio (Lithostrotos) se formo la comitiva. Los soldados (quizás una centuria) armados con espadas y lanzas iban escoltando al reo. El camino desde la fortaleza Antonia hasta el Gólgota era casi de mil pasos romanos. Provablemente eligieron el camino más largo el que se adentra en el Tiropeón. Los romanos querían dar a las ejecuciones un carácter ejemplar y por ello querían exponer al reo para ser visto por todos. Las calles estaban abarrotadas de curiosos que querían contemplar el macabro cortejo. Los soldados a caballo abrían la marcha al son de trompetas y apartaban la marea de gente que se apretujaba para dejar paso. Las crucifixiones tenían lugar fuera de la ciudad en un sitio bien visible. Eligieron un pequeño montículo llamado el Calvario (la Calavera).



Meditación 19

Jesús es llevado atado las manos y tirado de una soga de un cepo atado a su cuello como un animal y presentado ante Pilato. Después de un largo proceso donde nadie quiere hacerse cargo de él ni salir en su defensa  es condenado a muerte sin encontrar motivo para ello. Pilato no quiere jugarse el puesto y se lava las manos. Lo manda azotar, le coloca una corona de espinas y lo entrega a la multitud que se ensaña con él. Los mismos que le recibían jubilosos unos días antes entrando a Jerusalén lo sentenciaban a morir en el patíbulo horrendo de la cruz uno días después.

Allí nos quedamos meditando como en el enlosado muy probablemente la madre de Jesús con algunas mujeres escucharían la sentencia: La madre que había presenciado la horrenda flagelación ve a su Hijo tiritando de frío con la cabeza agachada, molido a palos que permanecía mudo e impasible ante los gritos de la muchedumbre crucifícalo. No podía creer lo que veían sus ojos. Pero no había lugar a dudas. Se aproximaba el final. Para el justo la muerte más cruel e ignominiosa.

Cuando te sientas paralizado, acusado,  amenazado de muerte, no te detengas 

No dejes de caminar cuando se oscurece el camino. Sigue la senda del Crucificado.

Sigue la senda de los que le siguieron y caminaron con fe ante el suplicio.

No te detengas cuando todo se nubla y se oscurece el camino.,

Alguien ilumina tu andar y con su luz te abre el camino.

La oscuridad más densa  no es la pesadilla, la pesadumbre, la noche que te rodea.

La oscuridad más terrible la experimenta el alma cando no da contigo.

Las estrellas de afuera se apagan y dejan de brillar en un momento dado.

Busca la luz más bella que no reluce por fuera, la que se asoma desde le más recóndito y profundo del alma.

Si arde encendida en tu interior la  lámpara de la fe

Caminarás en la luz en medio de las tinieblas y

en medio de la más densa oscuridad, verás la luz brillar como el  mediodía.

No te pares, no dejes de caminar, no te detengas. 



Nuestro itinerario 20

II Estación. Jesús carga con la cruz. La cruz de Jesús

Los condenados a morir en la cruz se les exponía a mayor vergüenza obligándoles a llevar su cruz y recorrer a pie el trayecto hasta el lugar de su ejecución. Normalmente iba desnudo llevando una tabla en la que estaba escrita la razón de su condena. Sobre sus hombros cargaba el travesaño horizontal ya que el palo vertical normalmente se le ponía en el lugar de la ejecución.

Como se consideraba que todo condenado estaba privado de todo derecho, cualquiera tenía derecho de golpearlo e insultarlo al que se encaminaba hacia su muerte. Que enorme paradoja: Era aquel hombre que abrazaba la cruz que era la nuestra, quien cargaba con nuestras rebeldías y era molido por nuestras culpas. Soportaba el castigo que nos traería la paz (Is 53, 3-7).

El lugar donde Jesús carga con la Cruz se halla situado en el Convento de las Damas de Sión done según la tradición tiene lugar la condena de Jesús Allí en el fondo del enlosado, Lisostrhotos, sobre un mosaico la tradición guarda el lugar donde le cargan a Jesús con la cruz.  

Allí en el fondo del enlosado sobre un mosaico la tradición guarda el lugar donde le cargan a Jesús con la cruz.  La cruz estuvo durante mucho tiempo en la Capilla de la Invención de la Santa Cruz en el Santo Sepulcro. Es muy difícil pensar donde estará la cruz, ni siquiera si existirá pues si todos quisieron llevar reliquias a sus lugares y las hay de su cruz desparramadas por todo el mundo. Si se juntaran todas ellas podríamos seguramente encontrar infinidad de cruces. Lo cierto que siguen habiendo infinidad de cruces, todos tenemos que lleva nuestra propia cruz. 

Jesús carga voluntariamente la cruz que le imponen. No era su cruz liviana sino pesada, era la nuestra la que tantas veces nos pesa y no queremos llevar, la que se disponía a cargar con todos nuestros pecados.

La cruz que le imponen para cargar a Jesús muy probablemente fuera el travesaño horizontal, patíbulum, de unos tres metros que venía a pesar unos 35 o 40 Kilos. La cruz entera pesaría de unos 90 a 100 Kilos lo que parecería imposible soportar un reo después de haber sido flagelado. Era pues común que el reo tan solo llevara sobre sus espaldas el palo horizontal atándolo a las dos muñecas del reo con una cuerda dejando una distancia de una cuarta de modo que ambos brazos alzados se introdujeran al travesaño que descansaba sobre el hombro. 

La peregrinación del Vía crucis también porta una enorme cruz que horizontalmente es llevada entre todos como una barca que navega en medio de la multitud y se va pasando entre los fieles. Según uno camina medita sobre tantas cruces sin Cristo y tantos Cristos crucificados en el mundo de hoy.



Meditación 20

Jesús tomó sobre sí el madero y lo cargó sobre sus espaldas lo mantenían atado con sogas y lo empujaron para que se diera comienzo la marcha triunfal. Un soldado tocaba la trompeta y otro que le seguía proclamaba el veredicto de sentencia: Jesús el que se declara rey de los judíos es condenado a morir en cruz.

Así empezaba Jesús este augusto itinerario. El Rey de reyes el Señor de cielo y tierra caminando hecho polvo en esta tierra y contemplado con espasmo desde el cielo.

Meditamos pues ese momento en el que a Jesús cargan con la cruz, el momento que sobre sus espaldas doloridas por la espeluznante flagelación sintieran caer con violencia todo el peso de la cruz.  Jesús comenzaba el Vía Crucis caminando por las callejuelas de Jerusalén camino del Calvario: Con los pies descalzos, con su cuerpo llagado y ensangrentado temblando y debilitado por la pérdida de sangre, devorado por la fiebre y la sed con dolores infinitos por todos los ultrajes y golpes recibidos. Así iba Jesús con su rostro ensangrentado e hinchado a causa del peso de la cruz que apretaba su cuerpo y pegaba su túnica blanca a sus llagas: A su alrededor no había más que irrisión y crueldad. Sus ojos sin embargo rezaban y sus labios silabeando perdonaban. 

En el camino, caminando con El  aprendí tantas cosas

Que llegar alto no es crecer, que hay tiempo de subir y tiempo de bajar

Que no es todo destacar, que no  importa decrecer sino vivir en la verdad.

Que mas vale la voz de la conciencia que la del mundo necio

Que no nos debe de mover ni la adulación ni el desprecio.

Que quedarse solo y en la estacada por decir la verdad no es soledad.

Que cobardía no es síntoma de paz, ni ser feliz es solamente sonreír.

Que merece la pena decidirse a afrontarla verdad por mucho que cueste.

Que no valen verdades a medias, peor que mentir es silenciar la verdad.

Que no es sumisión ni resignación la humildad, sino la dignidad de la verdad.

Que nada puede levantarse sino con el sólido cimiento de la verdad.

Que mejor es ponerse en manos del Señor que fiarse de los poderosos

Dios derriba a los poderosos y exalta y enaltece  a los humildes.



Nuestro itinerario 21

III Estación: Jesús cae por primera vez: La Vía de la Amargura

El primer tramo por donde discurre el Vía crucis corresponde al barrio musulmán. Según atravesamos las callejuelas hay distinto puestos donde se venden tapices que cuelgan en las paredes y toda clase de objetos. Así discurre el camino o vía de la amargura según se baja por una pequeña cuesta de lo que sería el montículo del pretorio se tuerce hacia la izquierda y se dejan ver unas grandes losas de piedra muy probable del tiempo de Jesús donde según la tradición Jesús cae por primera vez. 

La III estación se encuentra cerca de una capilla polaca católica y rememora la primera caída de Jesús en su camino hacia el Gólgota, lugar de la crucifixión. En realidad estos lugares responden más a la tradición que a fuentes históricas concretas. Los franciscanos desarrollan la tradición de las estaciones a lo largo de la Vía Dolorosa o Calle de la Amargura desde la ubicación de la fortaleza Antonia hasta el santo Sepulcro.

Allí junto un enlosado de enormes losas la calle hace un quiebro y una pequeña capilla con un pequeño oratorio se abre. Allí entramos y nos quedamos a meditar por unos momentos. 

Los evangelios nada dicen de las caídas de Jesús, pero la tradición más antigua ha dejado constancia de tres caídas que tuvo el Señor. Lo que es cierto es que el castigo del flagellum, con el que escarnecieron el cuerpo de Jesús era lo bastante terrible como para causar a veces la muerte. Jesús después de pasar la noche en prisión (no ha dormido ni comido en toda la noche) y de ser torturado por tan espeluznante castigo estaba extenuado.



Meditación 21

Jesús Todo abierto en llagas se iba desangrando. Exhausto sin a penas fuerzas, sin haber dormido, ni  bebido, ni comido, asfixiado por el peso del madero que aplastaba sus pulmones y a penas le dejaba respirar va tambaleándose. Parecía que perdía el conocimiento. Sus ojos bailaban y la mirada cabizbaja miraba al suelo como no encontrando el lugar donde posarlos. Tiraron de la soga y cayó de bruces en el suelo.

Cuando uno se para a mirar las grandes losas se ve movido a arrodillarse y besarlas. Aunque por esa calle no dejen de transitar no sólo peregrinos sino toda la gente de la ciudad, aunque para muchos no represente ninguna especial significación, allí el Cuerpo de Jesús cayó abatido: Su cuerpo desfalleció y se precipitó sobre las grandes losas de piedra del suelo. El madero se golpeó contra las losas y cayó sobre sus hombros y sintió como una quemadura en la rodilla derecha. Perdió el conocimiento unas décimas de segundo hasta que le despertó de nuevo la soga que a tirones rodeaba su cintura y su cuello. Jesús fue de nuevo levantado con las cuerdas y conducido por la calle de la amargura.

Hoy en día ¿Quién no lleva una cruz encima?. Cargamos sobre nuestras espaldas el peso de tantas dificultades, culpas. Son las nuestras. Jesús las lleva todas, toma precisamente todo el peso y la caga de todas nuestras culpas y sin culpa alguna las abraza para aliviar nuestras penas. Cristo se presta a llevar nuestra cruz y nosotros buscamos la manera de deshacernos de ella. Nosotros cargamos nuestras cruces solos. Una cruz sin Cristo está vacía de sentido. Jesús nos dice se suaviza la carga si la vives conmigo.

Como el quebracho o el algarrobo viejo, caído al borde del camino

Apartado, tirado a un lado, como el tronco talado y seco,

Te plantó el  Señor y te quebró la vida.

Viviste sirviendo y hoy nadie te mira.

Pasan los transeúntes rápido, con prisas.

Ya no tienen tiempo de quedarse un rato.

De meditar tus humildes pasos.

Se borraron las pisadas con el transitar del tiempo,

Se olvidaron los hombres de tu recuerdo.

Piensa la gente que de que sirve si estás ya muerto.

Detente hermano, no escatimes un poco de tiempo,

No cruces de largo al ver el tronco caído,

Mira quien lo cargó para hacer liviana nuestra carga.

Míralo a los ojos y despertarán tus sueños.

Deja que El te mire, dale tu sonrisa. 

El Dios de la Vida te dará consuelo. 



Nuestro itinerario 22

IV Estación: Jesús se encuentra con su Madre. El Lugar del encuentro.

A pocos metros de la estación de la primera caída se encuentra el lugar donde según la tradición Jesús se encuentra con su Madre. 

El lugar de la IV Estación viene señalado por un pequeño oratorio con una luneta sobre la entrada de una iglesia Armenia. La hermosa capilla en la Iglesia Católica Armenia de Nuestra Señora del Espasmo la llevan unas monjas contemplativas donde en oración se mantiene a Jesús expuesto en la eucaristía.

En los evangelios la figura de María es silenciada hasta el momento de su crucifixión, pero esto no quita que no estuviera en estos momentos tan significativos de la vida de Jesús. Así se describe su presencia en otras fuentes como el evangelio secreto de María o las meditaciones de Santa Catalina de Emerick.

Ella pasó siempre desapercibida, sin llamar la atención pero en este momento tan doloroso para su hijo quiso salir a escena para consolar y confortar a su Hijo. Junto al lugar hay una hermosa capilla en la Iglesia Católica Armenia de Nuestra Señora del Espasmo a la que uno puede entrar y que llevan unas monjas contemplativas donde en oración se mantiene a Jesús expuesto en la eucaristía. Que hermoso poder pararnos en un momento de adoración a contemplar este hermoso y elocuente encuentro de la Madre con el Hijo.

Nada dicen los evangelistas del encuentro de Jesús con su Madre camino del Calvario, pero es recogido por la tradición cristiana. Parece del todo lógico la impaciencia de María a correr al encuentro de su hijo camino del patíbulo. Nadie como ella percibía el sufrimiento que parecía ahogar a Jesús y dejarle sin aliento. María quiso abrirse paso frente a la multitud y los soldados para acercarse a su Hijo. Quizás Juan pidió a los soldados ese gesto de compasión diciéndoles: es su madre, es su madre.

Solo la madre de un único hijo condenado injustamente a la muerte puede entender y consolar al hijo de sus entrañas. Ella está allí entera sin desmayarse. Se cruzan ambas miradas y se abrazan sus almas, los dos se olvidan de sus dolores para unirse en la aceptación de la voluntad del Padre. Y en esa común entrega se sienten verdaderamente unidos.


Meditación 22

Sólo la madre puede entender y confortar a su Hijo en esta hora. María logra por fin acercarse hasta su Hijo. Ahí está frente a frente contemplando su rostro totalmente deshecho y desfigurado. Juan la retiene la aprieta contra sí e intenta apartarla porque tiene miedo de que se desvanezca ante el terrible aspecto de su Hijo. Pero ella está ahí, entera. Lleva treinta años preparándose para este momento. Se cruzan la mirada, le mira fijamente y ve los despojos que han quedado de él y apenas puede creerlo. Se miran fijamente profundamente y en esa mirada se confortan mutuamente y se abrazan. El dolor de los dos compartido se hace más llevadero y ambos se fortalecen a seguir adelante con total aceptación de la voluntad del Padre. 

Solo la mirada de una Madre tiene la fuerza para levantarnos de las situaciones más dolorosas. Sólo una Madre no desespera de su hijo por mucho que el hijo haya caído o se encuentre en el polvo, en el lecho del dolor o de la muerte. Allí estabas tu Madre. Nadie puede llegar a comprender lo que pudo suponer aquel encuentro Quizás fue un encuentro sin palabras tan sólo de miradas. A veces una mirada vale más que mil palabras El Hijo se acercaba por aquellas callejuelas y la Madre lo esperaba. Con razón el sobrenombre que le pusieron de calle de la amargura. Seguramente los dos se buscaban. Jesús encontró en su madre lo que esperaba, fe, aliento, esperanza.

Destrozada por dentro das consuelo, aliento y esperanza

Dejaste traspasar tu corazón para pasar a consolar los hijos  de corazón desgarrado.

Quisiste quedarte al lado de los de corazón abatido, solos y abandonados.

No llores hijo mío, cuando veas que el sol se oculta y no brilla,

Lo volverás a encontrar, de nuevo lo verás relucir.

En medio de la noche, se ven mejor las estrellas, allí me encontrarás.

En el suave viento que roce tu carne, la suave brisa que bese tus mejillas,

En el destellar y relampaguear de cada minúscula estrella,

Serán los guiños de mis ojos que te hablarán de mi presencia.

Con estrellas formaré en el cielo tu nombre amado, para dejarlo por siempre brillando.

En la brisa suave de cada día, por la mañana te estaré aguardando.

No llores en medio de la noche más oscura te estaré velando,

Te estaré aguardando para endulzar tu última amargura, aliviar tu último cansancio.

Cuando mires al mar en sus aguas tranquilas, haré reflejar mi rostro dorado,

Lo dejaré esculpido en las altas cumbres,

Lo dejaré grabado en los lirios del campo, descubrirás mi suave caricia,

Que permanecerá siempre a tu lado. 



Nuestro itinerario 23

 V Estación: Estación: el Cirineo ayuda a cargar con la cruz.

Se sigue la callejuela hasta entrar en el barrio judío y dar con una pequeña encrucijada de caminos. Se trata de una esquina de la que parten dos calles cerca de la muralla vieja de la ciudad. En el lugar de la V Estación se halla un oratorio de los franciscanos. Una inscripción en el arquitrabe indica que Jesús se encontró allí con Simón de Cirene, quien le ayudó a llevar la cruz.

Allí en aquel preciso lugar cuenta el evangelio que los que llevaban a Jesús viendo a Jesús extenuado y que no llegaría al Calvario ven a un hombre que venía de trabajar del campo un tal Simón de Cirene al que fuerzan a ayudar a llevar la cruz de Jesús.

Un tal Lucio Simón de Cirene figura entre los primeros profetas y doctores de la iglesia de Antioquía. Alejandro y Rufo eran conocidos eran conocidos en la iglesia primitiva entre los primeros lectores de San Marcos. Rufo podría ser identificado con Rufo de Roma del que habla San Pablo en la carta a los Romanos (Rm 16, 13). El apóstol saluda a la madre de Rufo como si fuese la suya propia.

Allí hay otra pequeña capilla que se abre para meditar este momento. Como la ingente multitud no puede hacerlo se contenta con pasar la mano por un agujero en la pared donde según la tradición Jesús recostó su cabeza para descansar un breve momento mientras ajustaban la cruz para ser llevada entre los dos.

Tratamos de meditar esta estación. Después de las caídas Jesús se encuentra exahusto. El centurión teme que no llegue al Calvario. Quizás se acerca a él y examina su rostro. Ve los ojos perdidos, los labios temblorosos, y su respiración que se va agotando a punto de un colapso. Teme que pueda morirse allí mismo. Entonces gira sus ojos en derredor buscando alguien que le ayude, alguien que cargue el travesaño de la cruz (patibalum) y que alivie por unos momentos al reo hundido. No quiso que lo hiciera un soldado dado que llevar la cruz del reo era degradante por participar de algún modo de su castigo y por tanto de su culpa.

El centurión no logra encontrar un voluntario compasivo. Ve llegar un campesino que era de Cirene. Y le ordena que ayude al condenado. Aunque el trata de zafarse los soldados le obligan a hacerlo. Este campesino se vio ampliamente recompensado por ayudar a Jesús. Quizás su ira se derritiera ante los ojos mansos y serenos de Jesús. Lo cierto es que Marcos da fe de su nombre, Simón y de sus hijos Alejandro y Rufo como miembros que pasaron a formar parte de la primera comunidad de creyentes en Jerusalén.



Meditación 23

El Cirineo caminó hombro a hombro con Jesús. La Cruz era soportada y llevada por los dos. El lado derecho descansaba sobre él brazo derecho de Jesús y el lado izquierdo sobre el brazo izquierdo del Cirineo. Hombro con hombro ambos abrazados caminaban. Jesús sintiéndose aliviado miró a Simón con una mirada de benevolencia y agradecimiento infinito. Simón se sintió penetrado e inundado con esa mirada de compasión.

Que hermoso gesto el de Jesús dejándose ayudar y el del propio Cirineo disponiéndose a ayudar a hacer menos pesada la cruz del Señor. Bienaventurado Simón de Cirene que pasó de ser un extraño desconocido a un conocido convertido en la comunidad de los seguidores de Jesús. No sólo se convirtió él sino toda la familia. Sus hijos Alejandro y Rufo serán miembros distinguidos y conocidos de esa primera comunidad de Jerusalén. 

El Cirineo de un trabajador anónimo pasa a ser un hombre bien conocido y recompensado por Jesús que agradeció que en esos momentos compartiera su cruz para luego compartir con Él eternamente su gloria.

Te acercaste a mi corazón dolorido y fuiste consolado 

Peregrino y mendigo anduve llamando a tantas puertas en busca de tantos amores,

Ninguna encontré que la hallase tan abierta, abiertos tus brazos para estrecharnos.

Nosotros quienes te teníamos por herido de Dios y abandonado y 

Eras tú quien cargabas con nuestros dolores  y  confortabas nuestros sufrimientos.

En sus heridas, en sus cicatrices fuimos todos curados

Por tu humanidad dolida pudimos acceder a tu infinito amor divino,

Que si muchos fueron nuestros pecados más grande el océano inmenso de tu amor,

y todos ellos no son sino una gota o un granito de arena en la playa de tu misericordia.

Dichosos los que encontramos en ti la fuerza en medio de la peregrinación,

Incluso cuando atravesemos áridos valles, los cubrirás en oasis,

Y en medio de los nubarrones de la más oscura tormenta

Harás descender una lluvia de bendiciones.



Nuestro itinerario 24

VI Estación: La Verónica limpia el rostro de Jesús. La Santa Faz

Según se va subiendo por la calle llamada de los queseros donde aún hoy se siguen vendiendo junto con otras especies se da con esta hermosa estación donde la comunidad de las hermanitas de Jesús custodian una preciosa y antiquísima capilla dedicada al encuentro con la Verónica.

La Verónica que significa imagen, icon, según la tradición se asocia a la hemorroisa curada por Jesús que como agradecimiento sale al encuentro para confortarle en su Pasión. El primer icono imagen de Jesús la Santa Faz, llamado también Mandylion. Al querer con un paño secarle el sudor de su rostro, su rostro queda impreso en el paño. Desde entonces este rostro, La Santa Faz, Mandylion será venerado por los cristianos y y que guarda poderosa relación con el rostro impreso en la Sábana Santa.

Tantas verónicas de hoy han sentido la llamada a consolar tantos rostros de Cristo que siguen crucificados hoy Las hermanitas de Jesús como las que están en el hospicio austriaco siguen hoy con este cometido de acoger y confortar a los peregrinos. No quisimos perder la oportunidad de visitar a ambas. En el hospicio austriaco la hermana Bernadete. En este hospicio desde siglos se han asistido a los peregrinos. Primero hospital y luego centro de acogida de peregrinos donde jóvenes voluntarios austriacos prestan un precioso servicio.

En la pequeña casa que tienen las hermanitas nos recibió la hermana Ane Marie ya mayor que con otras dos hermanitas llevan en Jerusalén desde hace tiempo. Las otras dos hermanas estaban ayudando a las otras hermanas que estaban en Gaza donde la situación de tantos palestinos era desesperada después del asedio y acorralamiento impidiendo entrar y salir y recibir cualquier ayuda comunitaria.

Después de una hermosa conversación con ella nos enseño la pequeña capilla que tienen en el sótano de origen paleocristiano donde se conserva un ícono el primer icono imagen de Jesús la Santa Faz, llamado también Mandylion. Ella nos pudo contar la emotiva historia, La Verónica que significa imagen, icon, según la tradición se asocia a la hemorroisa curada por Jesús que como agradecimiento sale al encuentro para confortarle en su Pasión. Al querer con un paño secarle el sudor de su rostro, su rostro queda impreso en el paño. Desde entonces este rostro, La Santa Faz, Mandylion será venerado por los cristianos y es origen de toda la iconografía cristiana.

La Iglesia maronita celebra la fiesta de la Verónica el 12 de Julio y el velo de la Verónica se guarda en el Santuario del Santo Rosario en Manoppello, Italia. Nosotros nos pudimos detener en esa entrañable capilla y meditar frente a la imagen del rostro de Jesús.

La Verónica (Vero rostro, Santa Faz), se convirtió en la portadora de una de las reliquias más preciadas de la cristiandad. Los creyentes sintieron el deseo de poseer la verdadera imagen, el auténtico rostro de Jesús. Este vero icono (Mandylon) quedó impreso en el velo de la Verónica. Ella conmovida se adelantó a limpiar el rostro ensangrentado de Jesús y su rostro quedó impreso en su velo.

 


Meditación 24

Aunque los soldados trataron de impedírselo ella pudo acercarse hasta Jesús, El Señor asintió con su mirada y permitió que ella dulce y suavemente pusiera el sudario sobre su rostro. Ningún rostro ha habido que pudiera trasmitir tanto amor, tanta ternura, tanta misericordia.

Algunos curiosos se preguntaran ¿Dónde está el lienzo? ¿Se conserva aún?  La tradición cuenta que la Veronica, Veronike, Vero-nika,  metió el lienzo bajo su manto se apartó de entre la multitud y se acercó al grupo de las mujeres santas que desde atrás le seguían cuando sacó el sudario para entregárselo a la Virgen  que lo conservó durante algún tiempo hasta su muerte. Desde entonces el rostro impreso en el lienzo conocido como la Santa Faz daría la vuelta al mundo y sería venerado por todos. Hoy cuentan se conserva en la Catedral de Asturias y que guarda una semejanza increíble con el rostro del Santo Sudario.

Así es mi amado, así es mi Señor

Desestimado, desechado de los hombres, varón de dolores,

Lo teníamos por despreciado sin nada que atrajera nuestra mirada

Y era él quien llevaba todas nuestras dolencias y dolores.

Maltratado se humilló y no dijo nada, ofreció su vida en reparación

Por medio de las afrentas y amarguras que padeció nos abrió su alma

Por su conocimiento, muchos verán la luz

y todas las naciones se asombrarán al verlo.

Su rostro bellísimo distinguido entre millares, lleno de bondad y ternura.

Su cabeza coronada de espinas ninguna más reluciente.

Sus ojos misericordiosos, mansos como palomas, ningunos más trasparentes.

Sus mejillas heridas y horadadas de burlas, ningunas más suaves.

Sus labios rotos cual lirios que destilan mirra, ningunos mas dulces.

Su boca rociada de sangre derrama el licor de la verdad.

Todo su hablar es lo más suave.

Todo su aspecto en la majestuosa paz.

Toda su persona, un encanto.

Así es mi amado, así es mi amigo



Nuestro itinerario 25

VII Estación: Jesús cae por segunda vez. Subiendo por el Tirapeón

La calle se va empinando cada vez más. Algunos escalones como los que se dejan ver hoy la debían hacer dificultosa. La VII Estación está muy cerca de la capilla franciscana, el lugar donde Jesús sufrió la segunda caída. Cuando parece haber un quiebre pasando un arco y antes de tomar el último tramo que saldría a la Puerta judiciaria que salía por el camino hacia Jaffa, se encuentra la estación de la segunda caída de Jesús.

La calle trascurre por el que era un ramal del valle de Tirapeón y que había sido cubierto por unas enormes losas bajo las cuales discurría el agua. No sería difícil que en cualquier tramo de esta accidentada calle Jesús no pudiendo más cayera por segunda vez.

Allí vuelve a haber una pequeña capilla que se abre durante breves instantes para que la puedan visitar los peregrinos. En ese breve intervalo nos ponemos a meditar esta estación.

El camino se hace un poco cuesta arriba y Jesús siente cada vez más el peso de la cruz. El camino parece interminable. Jesús avanzaba lentamente casi axfisiado por el peso del madero que aplastaba sus pulmones ya malheridos por los golpes. La multitud que el Domingo se agolpaba para aclamarle Rey ahora le vitupera y se ensaña contra él. El camio de triunfo se ha convertido en camino de suplicio y la ciudad parece teñida en sangre. Se sentía desoladoramente solo. Esta soledad era la más amarga de las gotas del cáliz que bebía. Más sabía que no había otra forma de redimir a su pueblo que beber este cáliz de amargura hasta las heces. Por ellos Padre me ofrezco y me entrego para la remisión de todos los pecados del mundo.

 


Meditación 25

Jesús no puede más, lleva encima el cansancio de toda lo noche, la agonía, los golpes, las burlas los latigazos y por si fuera poco la cruz que a cado paso se le hacía más pesada. Jesús vuelve a caer por tierra, cae de narices contra el suelo con todo el peso del travesaño.

Según se observa en el rostro de la Santa faz el rostro de Jesús aparece con la nariz partida. No se sabe si sería de los golpes que le dieran los soldados o más bien muy probablemente del duro golpe al dar su rostro con el suelo no pudiendo poner sus manos al tenerlas atadas al madero. 

Muéstrame tu rostro, tus ojos la ventana de tu alma.

No es con palabras, que el amor puede florecer.

No es con palabras que la virtud se puede expresar.

No es con palabras como la verdad se puede dar.

No es con palabras que la justicia se puede expresar.

Es a través de una mirada que expresa la hondura de un corazón.

Es a través de tu entrega y tu inmensa bondad.

Es a través de la fe y el amor para sembrar.

Es a través de la esperanza y la constancia al cosechar.

No es con palabras como nos acercamos a tí.

Es a través del corazón puro y sincero.

No son las palabras las que nos hacen estar en tí.

Es la rectitud y la honestidad de un corazón sincero.

No son las palabras lo que quieres de nosotros.

Es nuestro corazón, es nuestra obediencia.

Es nuestro sincero amor

Nuestro itinerario 26

VIII Estación: Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén

En el monasterio griego ortodoxo hay una cruz tallada en la pared y es el lugar donde se supone Jesús se encontró y consoló a las mujeres piadosas de Jerusalén.

El evangelio muestra como un grupo de mujeres lo seguían golpeándose el pecho y lamentándose por él (Lc 23, 27). No se trataba del grupo de santas mujeres que acompañaban a Jesús sino de otras mujeres que cumplían la función de plañideras y solían acompañar los cortejos fúnebres

Hoy en día según íbamos rezando el Vía Crucis uno se encontraba con toda clase de rostros y de actitudes de las más diversas. Unos más respetuosos, otros menos y otros u poco contrariados y algunos manifestando su repulsa ante estas manifestaciones religiosas.

No es fácil contentar a todos. Para unos veneración, para otros indignación, para unos asombro, para otros escándalo y piedra de tropiezo. Contraste las calles del zoco y de mercado que parecen no interrumpir el negocio ni aún en el breve espacio donde se pasa rezando el Vía Crucis.

El evangelista San Lucas es el que nos da cuenta de las mujeres que acomañaban a Jesús. Jesús las llama “Hijas de Jerusalén”. Estas mujeres acompañaban la comitiva y atendían al reo. Lo cierto es que estaban allí conmovidas y llorando. Jesús que pudo ver su llanto se olvidó por un instante de su dolor y les dirigió estas palabras: “No lloréis por mí, llorad por vosotras y vuestros hijos”. Jesús se dirige a las plañideras diciéndoles que no lloren por el dolor del perseguido sino por el pecado de los perseguidores 



Meditación 26

No lloren por mí, lloren por sus hijos. Si al Justo lo tratan así que harán con sus hijos. Si así se divierten y se mofan rechazando al justo quien podrá tener compasión de ustedes y de sus hijos. Terminarán devorándose unos a otros hasta no quedar nadie en pie. Si tan sólo hoy pudieran acoger al que les trae la paz. (Lc 23, 27-31).

Es bien previsible que Jesús se encontrara en su Vía Crucis con toda clase de personas y actitudes. Lo cierto que ante estas piadosas mujeres el que estaba necesitado de consuelo se pone a consolar su llanto. 

La mejor manera de consolarte

La mejor manera de consolarte es consolar a los demás.

La mejor manera de ayudarte es ayudar a los demás.

La mejor manera de aprender es enseñar a los demás

La mejor manera de lograr que te escuchen no es imponiendo tu verdad

Es escuchando como encontrarás la manera de hablar más efectiva

Es intentando comprender como lograrás ser comprendido

Si te sientes deprimido ofrece tu cuidado y comprensión

Si miras a tu alrededor siempre encontrarás alguien más necesitado que tú

Prestando tu tiempo y atención levantarás tu ánimo y haciéndolo así

Habrás a menos levantado a dos personas

Esa hermosa paradoja es la forma de construir la civilización

de la forma más maravillosa

Haz todo el bien que puedas, por todos los medios que puedas,

De todas las maneras que puedas, en todos los lugares que puedas,

En todos los momentos que puedas, a todas las personas que puedas,

tanto tiempo como puedas y entonces podrás comprobar

como el mundo empieza a cambiar y como se puede ser feliz

aunque no hayas podido hacerlo todo ni cambiarlo todo



Nuestro itinerario 27

IX Estación: Jesús cae por tercera vez. Junto a la puerta Judiciaria.

Estamos ya en el último tramo junto a las antiguas murallas de la ciudad. Estas las tuvo que cruzar por la llamada puerta Judiciaria o de Jaffa. Probablemente el mismo nombre daba a entender la puerta por donde pasaban los que iban a ser ajusticiados por el horrendo castigo de la cruz. 

Esta puerta es conocida también como puerta de Jaffa pues por ella entraban los que procedían del puerto de Jaffa. También es llamada Bab-el-Jalil, la puerta de amigo, en relación a Abraham, de ella parte el camino que conduce a Belén y el Hebrón, donde descansan los restos del patriarca. La puerta llena pues de significación esta cercana a la ciudadela de David, el antiguo palacio de Herodes. 

Ante una pequeña capilla que trata de evocar la escena nos detuvimos a meditar esta estación del Vía Crucis:

Ahí va el Cordero al degüello, al matadero. Manso sin reproches, Humillado hasta el extremo, sin abrir la boca, cargaba con los pecados del mundo. 

Una carga insoportable que le hundía y le hacía tocar fondo. Flaqueaba, se agotaban sus fuerzas, no encontraba donde sostenerse. Empujado, arrastrado, vituperado, maltratado todos se ensañan con él. 

Perdió el equilibrio y percibió como el suelo se precipitaba contra su rostro. El madero golpeó contra el suelo y cayó sobre su hombro. Sintió como una quemadura en su rodilla. Llegó por un instante a marearse y perder el conocimiento. 

Se sentía hundido, por los suelos. De nuevo los soldados tiraron de la cuerda que tenía atada a su cintura hasta levantarlo a trompicones.


Meditación 27

El centurión esta ansioso por llegar ordena que se levante y los soldados le pegan y llenan de insultos para que se levante. Jesús es incapaz de levantarse. No le quedan fuerzas y no puede incorporarse sólo. Se Desvanece, se desangra, siente un sudor frío que se apodera de él. Jesús levantándose lentamente y penosamente se incorporó, abrazó la cruz y se dispuso a llegar hasta el final.

Una vez que traspasó la puerta de las murallas muy probablemente Jesús vería a las afueras el montículo de la Calavera. Quizás junto a la puerta se produjera un gran embotellamiento al pasar por la puerta. Jesús empujado y extenuado cae por tercera vez como desplomado como un saco de patatas echado al polvo del basural. Uno aunque el escenario haya cambiado fácilmente se puede imaginar la escena.

Cristo sigue cayendo en las calles de nuestros barrios de nuestras vidas. En las cunetas de nuestra existencia hay tantos hermanos caídos y aplastados por su cruz. Que fácil caer y qué difícil levantarse, qué fácil es talar el árbol, tirarlo por tierra y que difícil volverlo a plantar. Una vez tirado por los suelos qué difícil que retorne a retoñar y crecer de nuevo. Qué fácil talar a un hombre, derribarlo en tierra hasta el barro el descrédito, la deshonra y difamación. Del hombre caído, como de su hermano árbol, todos hacen leña. Qué difícil, casi milagroso, encontrar una mano valiente y caiga, que arriesgándolo todo e acerque a levantarlo. Caído y destronado desde la máxima popularidad y prestigio hasta verse convertido en un vulgar condenado a muerte, conducido al suplicio.

Cuando parezca que todo se viene abajo

Cuando la vida no te sea fácil, no te olvides nunca que hay otros que nunca te olvidan.

Recuerda que después de la tormenta se puede encontrar un precioso arco iris

Cuando te veas ido echado por tierra siempre puedes encontrar unos ojos que con compasión te miren sin juzgarte, que aguanten tu mirada, en los que apoyarte.

Aunque caigas, errar no es lo mismo que fracasar, fracasar no es lo mismo que quedar derrotado, Perder una batalla no significa que hayamos perdido todas.

En medio de cada fracaso piensa que puedes levantarte aprendiendo algo.

La piedra en que tropezaste se puede convertir en trampolín y catapulta para levantarte. Del fracaso podemos extraer razones y convicciones para empezar de nuevo.

Caminando por el camino encontraremos muchas piedras, en la vida muchas caídas,

Es fácil caer y rodar por los suelos. Es difícil y no imposible levantarse y empezar de nuevo, construir con las piedras que no supe en un momento vivir.

No te quejes de las piedras que encuentres en el camino.

El campesino y labriego cansado la utiliza para reposar.

David con una piedra venció a Goliat

Miguel Angel de una piedra sacó la más bella escultura.

La diferencia no estuvo en la piedra,

Sino en el hombre, en lo que el hombre hizo con ella.

No existe piedra en el camino que que no puedas aprovechar para tu propio camino. 




Nuestro itinerario 28

X Estación: Jesús es despojado de sus vestiduras. 

El Vía Crucis tiene su fin en el calvario que como dijimos se conserva ya dentro de la Basílica del Santo Sepulcro. Para acceder a ella se dan una serie de recovecos aledaños al templo. Estamos ya en el barrio cristiano y se observan distintas  denominaciones por los atuendos que visten. Se pasan por distintas capillas situadas en los alrededores. La Capilla de Abraham con monjes greco-ortodoxos, la Capilla de San Juan Evangelista con monjes armenio, la capilla de San Miguel custodiada por abisinios. Es por esta última por la que accedimos al atrio de entrada al Templo.

Entre tantas capillas es difícil hacerse idea del espacio ahora tan aglomerado de construcciones verlo como entonces sería despoblado de todo y completamente desnudo. Así estaría el montículo de la ejecución llamado Calvario. En su cima un pequeño rellano de forma circular en donde disponían a los reos para la ejecución. Hoy el escenario ha cambiado en la explanada antes de entrar en el templo pudimos meditar esta estación.

Antes de proceder a su crucifixión lo despojan de sus vestiduras. Lo quieren crucificar desnudo desprovisto de toda dignidad. Le quitan su túnica (la que le había hecho su madre de una pieza de lino) y se la reparten entre los que le ajusticiaban para que se cumpliera la Escritura; “repartieron mis vestiduras entre sí y sobre mi túnica echaron a suertes” (Sal 21,19). El condenado era tratado como un cadáver, desposeído de todo derecho y propiedad. Los cuatro soldados se sortearon la túnica. La túnica empapada en sangre no tenía valor si se partía en cuatro partes sino para trapos inútiles. Así que la echaron a suertes y comenzaron a tirar los dados entre carcajadas.



Meditación 28

Que doloroso y vergonzoso espectáculo presentaba el Rey de reyes desnudo, coronado de espinas, cubierto de llagas, empapado en sangre lleno de heridas con sus hombros y espaldas despedazadas. Lo golpearon y lo tiraron por los suelos diciendo: Prepárate Rey de los judíos que vamos a alzarte en tu trono. El extendió sus brazos mansamente mientras los matarifes tomaban las medidas de sus miembros para preparar las perforaciones en la cruz donde hundirían los clavos.

Allí Jesús de por sí ultrajado en extremo, va a ser despojado de la única honra que le quedaba, sus vestidos. Se acostumbraba a los reos crucificarlos desnudos para mayor burla e irrisión de todos. Allí fue donde nos paramos a contemplar y meditar la deshonrosa escena de esta estación. 

 Quiero recordar un Soneto de Francisco L. Bernárdez: 

Si para recobrar lo recobrado

debí peder primero lo perdido.

Si para conseguir lo conseguido 

tuve que soportar lo soportado.

Si para ahora estar enamorado

fue menester haber estado herido,

tengo por bien sufrido lo sufrido,

tengo por bien llorado lo llorado.

Porque después de todo he comprobado

que no se goza bien de lo gozado

sino después de haberlo padecido.

Porque después de todo he comprendido

que lo que el árbol tiene de florido,

vive de lo que tiene sepultado.



Nuestro itinerario 29 

XI ESTACION: Jesús es clavado en la cruz. La Capilla de la crucifixión del Señor

Como ya hemos dicho en tiempos de Jesús, los romanos solían crucificar a los reos haciéndoles cargar con el patíbulum, la parte horizontal, izándolo mediante cuerdas hasta ajustarlo al palo vertical, generalmente colocado en el lugar, donde clavaban los pies. Según la tradición la cruz donde clavaron a Jesús era una cruz inmisa, es decir dos palos uno horizontal y otro vertical cruzado. El vertical se colocaba sobre una hondura ya abierta previamente. La cruz de Jesús probablemente era una cruz alta la que se denominaba Crux sublimis. En el palo vertical colocaban una pequeña base, sedile para que reposaran los pies elevados alrededor de metro sobre la tierra. El palo vertical tendría pues unos cuatro metros.

El Gólgota, en arameo Goulgotha y su correspondiente Goulgoleth en hebreo significa cráneo. La leyenda ya señalada por Orígenes situaba el Calvario sobre la sepultura, el cráneo, de Adán. La realidad de la palabra calavera podría evocar la imagen de una pelada o desnuda colina. La tradición emplaza el Calvario en la gran basílica del Santo sepulcro a 750 m desde la Torre Antonia desde donde parte la comitiva bajando al fondo del valle Tyropeón a 710 m de altitud para subir por la colina occidental hasta la cota de 755m sobre el nivel del mar. El total del recorrido sería una distancia de 600 m. el lugar estaba fuera de las murallas en la época de Pilatos. Luego quedaría dentro de la muralla construida por Agripa I hacia el año 44. 

La Basílica del Santo sepulcro dispone de toda una serie de dependencias y recoge toda una serie de vestigios que fueron superponiéndose a lo largo de los tiempos. Accediendo a la Basílica del Santo Sepulcro  una empinada escalera a la derecha nos conduce al Calvario, Gólgota en hebreo, lugar de la Calavera, calvariae locus, en latín, llamado así porque bajo el monte se escondía la Calavera de Adán nuestro primer padre. El lugar del Calvario está dividido en dos capillas, la de la derecha que pertenece a los latinos nos recuerda el lugar de la crucifixión de Jesús. En este lugar un preciosa pintura muy grande especie de mural en la pared recoge la escena de cuando Jesús es crucificado y de como María como Madre dolorosa está acompañando a su hijo hasta el final. Las capillas del calvario los griegos ortodoxos las recargarían con exuberante ornamentación de forma que hace más difícil reconocer los vestigios del lugar. A la izquierda se recoge el lugar de la crucifixión donde levantaron la Cruz. Bajo el altar, un hueco excavado en la roca recuerda el lugar donde fue colocada la cruz. A ambos lados del altar se observan las rocas y dos círculos negros recuerdan el lugar donde fueron colocadas las otras dos cruces. 

Allí sería crucificado el Señor en el travesaño horizontal tirado a tierra. Probablemente ataron sus brazos cerca de sus muñecas y como muestra la pintura un matarife sentado sobre su brazo izquierdo poniendo su rodilla sujetando el brazo hundiría el primer clavo. Cuentan que al poner el segundo clavo al no coincidir con el agujero hecho en el travesaño le estiraron el brazo hasta dislocarlo. De hecho esto es algo que se observa en los estudios hechos sobre la sábana santa que luego comentaremos.

De cualquier forma duro y horroroso debió de ser el espectáculo y más penoso contemplarlo para la madre de Jesús. Allí en la capilla de la crucifixión pudimos meditar esta estación.

Debajo del altar de la capilla del calvario se conserva la peña con las tres hendiduras de las cruces. Los soldaos eligieron este lugar para levantar los tres palos verticales en las hendiduras de la roca (es probable que los hoyos estuvieran hechos de otras crucifixiones).

El travesaño horizontal estaba tirado en la tierra, Sobre él hicieron acostarse a Jesús. Dos soldados ataron probablemente sus brazos cerca de la muñeca para clavar los clavos. Golpeó hasta atravesar su muñeca izquierda y poniendo su rodilla sobre su brazo derecho tiró de él y golpeó de su nuevo su otra mano. Dos soldados agarraron los extremos del travesaño con horcas de madera, mientras un tercero sujetaba a Jesús firmemente por la cintura. Entre los cuatro lo alzaron hasta montarle sobre el sedile para que encajado en él lego encajar el travesaño vertical en la hendidura prevista. Luego un soldado sujetó la cruz con dos clavos y desataron las cuerdas que aún amarraban los brazos de Jesús para que todo el cuerpo descansara sobre los clavos. 



Meditación 29

No hay parte ilesa en mi carne, no tienen descanso mis huesos, mis males sobrepasan mi cabeza, son un peso superior a mis fuerzas, mis llagas están podridas y supuran, tengo las espaldas ardiendo, estoy agotado desecho del todo. Todas mis angustias y mis penas están en tu presencia no se te ocultan mis gemidos mis amigos y compañeros se alejan de mí, incluso mis más cercanos se quedan a distancia. En ti espero, no me abandones, no te quedes lejos (Sal 37)

Mirando la Santa imagen dolorosa de la Madre nos dirigimos a ella: Madre gracias por acompañar a Jesús y por seguir acompañando a todos los que sufren como madre de todos los afligidos. Te encomendamos en esta tarde a todos los más enfermos y agonizantes que postrados en el lecho del dolor esperen la muerte.

Todos ustedes que pasan por el camino, 

miren y observen se hay dolor y amor semejante. 

Mis ojos se agotan de llorar y arden mis entrañas.

¿A quién te compararé Hija de Jerusalén?

¿A quien podrás mirar para tu consuelo, oh virgen, Hija de Sión?

Tu quebranto es inmenso como el mar, ¿Quién te consolará? 

Que el Señor guarde tus caminos.

Que el te haga transitar por la oscuridad del camino,

te haga sentir su cercanía en la oscuridad,

en los tramos y momentos más duros de la vida.

Que cuando llegue la hora de cerrar nuestros ojos, al abrirlos de nuevo

veamos sus ojos misericordiosos y en ellos reflejados la luz inefable

que te guió durante toda la vida.

Que el Señor nos bendiga y nos proteja, 

muestre su rostro sobre nosotros,

Nos mire con amor y nos conceda la paz. (Lam 1, 12; 2, 11-13)

Nuestro itinerario 30

XII Estación: la muerte de Jesús en la Cruz del Calvario

Según describe el evangelista Mateo desde el mediodía hasta las tres de la tarde todo el país se cubrió de tinieblas. A eso de las tres Jesús gritó con fuerza: Elí Elí, lamá sabactani, después dando un fuerte grito entregó su espíritu. En ese mismo instante la cortina del santuario se rasgó, la tierra tembló y las rocas se abrieron. (Mt 27, 45- 52)

Según los relatos del evangelio descritos en toda su crudeza al no ocultar todo a lo que fue sometido explica su temprana muerte. Aunque a veces los crucificados podían durar incluso varios días, la muerte de Jesús fue rápida, se produjo a las pocas horas de ser crucificado. Su muerte no deja de desvelar el misterio y la luz de la verdad se impone no puede ser ocultada por la oscuridad que la cubre. El evangelista nos dice que se produjo una densa oscuridad y en el momento de su muerte un gran terremoto. La oscuridad en pleno día es una de las imágenes con los que los profetas describieron el día del juicio de Dios (Jer 15, 9)

Jesús se puso en manos de su Padre y aceptó en total obediencia esta voluntad hasta sus últimas consecuencias. El Padre que estuvo en silencio, rompió el silencio y dio su veredicto. Hoy como ayer la Iglesia nos invita a contemplar al que traspasaron como fuente de luz y de vida. Ante la contemplación del Crucificado el velo de nuestra ceguera se cae y ante su amor desmesurado hasta los más incrédulos como el centurión, lo ven. El evangelista no espera al hecho de la resurrección para en medio de la oscuridad abrir a la luz el poder y la fuerza de la verdad. La forma de morir de Jesús deja claro a todas luces que aquel hombre verdaderamente el Hijo de Dios y que lo que resultaba ser una blasfemia Dios lo confirmaba con todo su poder.

Aquí se desvela el misterio de Dios y el misterio del hombre, nuestro propio misterio. Nadie hubiera pensado semejante forma de destruir el mal y la muerte. Dios que había podido arrasar el mal aniquilando a todos los malvados prefiere vencer la arrogancia del hombre en la muerte de su Hijo proclamando el perdón y la misericordia. El Hijo toma sobre sí las consecuencias del mal para redimirlo en su propia carne crucificada. El mal no es eliminado sino transformado y redimido por la fuerza de la misericordia que pone el límite al mal.

Jesús había dicho hagan acallar a estos niños de pecho y las piedras hablarán. Pareciera como si las piedras de este lugar hablaran del hecho que tantos han querido acallar. Los agujeros excavados en la roca y las grietas de la roca parecen dar fe de lo que describen los evangelistas. Tanto en la roca que se deja ver por arriba en la capilla del Calvario como viéndola más al desnudo por abajo en la capilla de Adán se observan las grietas del temblor que precedió a la muerte de Jesús.

La tierra resintió ese momento y hasta los corazones más duros como el del centurión se abrieron a la fe exclamando: verdaderamente este era el Hijo de Dios. (Mt 27, 54). Aunque sabemos que nuestra fe no se apoya en hechos históricos estos lugares Santos quedarán como pruebas inmemoriales de que tales hechos ocurrieron en un tiempo y lugar concreto. Aunque nadie pueda reconstruir la historia exacta ni haya porqué hacerlo para el objeto de nuestra fe es de gran ayuda hacernos una reconstrucción hipotética de los hechos a partir de los evangelios y la tradición.



Meditación 30

Desde el mediodía, toda aquella región quedó sumida en una oscuridad que duró hasta las tres de la tarde, alrededor de las tres, Jesús gritó con fuerza: Elí, Elí, lemá sabaqtaní… (Mt 27, 45- 46)  

El Sol dejará de alumbrar y parecerá perder todo su brillo y esplendor pasando por el suplicio de su Pasión, por el dolor, el abandono, la angustia, la agonía, la muere. No teman, despertará como él lo había anunciado, como aurora radiante de un nuevo amanecer veremos su Resurrección.

Así era mi Señor

Como un árbol talado, partido por un rayo,

que no sirve para nada, ni de madera, ni de llama.

Como un bosque incendiado, dormido para siempre,

entre arena y la ceniza, así era mi Señor.

Sin voz, ni belleza, clavado, crucificado.

Como agua derramad, como flores pisoteadas, 

se nos marchitó en las manos,

así era mi Señor, humillado, indefenso, clavado crucificado.

Y por este acto supremo de obediencia absoluta,

de abandono confiado y máximo abajamiento,

Dios quiso salvar al mundo y manifestar su gloria y su poder.

Dios quiso manifestar la extraordinaria magnificencia de su infinito amor,

no coronado de honor, no envuelto de majestad y gloria humana,

sino despojado y humillad, hasta soportar la Cruz.

Por el sometimiento confiado, por la sumisión total, el siervo Sufriente

se dispuso a salvar el mundo y lograr la liberación más profunda del hombre,

la liberación del pecado y de todo aquello que nos separa de Dios y los hermanos. (cf Is 53)





Nuestro itinerario 31

XIII Estación: la unción: la Piedra de la unción y la Sábana santa

Bajando del Calvario se accede al atrio donde está la Piedra de la Unción, ya se recoge en testimonios del S. XII, donde depositaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron con una sábana. Fue destruida por el Califa Hakim y más tarde reconstruida en 1810. Probablemente comprendería el lugar que se especifica en el evangelio como huerto de Nicodemo contiguo al Gólgota, hoy el Katholicón, detrás de donde se encontraba la tumba vacía en la que enterraron a Jesús. Al lado una losa circular recuerda el lugar desde donde las antas mujeres contemplaban a Cristo (Jn 19, 25).

Sobre la pared de enfrente del Katholicón un hermoso icono gigantesco en mosaico recoge todas las escenas del descendimiento, la unción en la piedra cubriéndolo con una sábana antes de la sepultura. Quisiéramos hacer una breve reseña de la sábana que cubrió el cuerpo de Jesús. Tuvimos la suerte de que en esa semana se exhibía en el palacio Notre Dame del Patriarcado Latino donde se alojan los obispos que vienen a Jerusalén una exposición temática sobre la Sábana Santa de Turín.

La historia que se remonta a los pasajes bíblicos que hablan de la sábana y el sudario que quedaron en el sepulcro de Jesús trascurre con un montón de incidentes. Su primera aparición es en el patriarcado de Constantinopla donde se sabe estuvo en Edesa. También se sabe que fue trasportada por los cruzados a Lerey. En 1453 fue cedida a los Saboyas y siguió a la familia real hasta trasladarla a la capital de Piamonte. Desde 1694 se guardó en Turín en una capilla entre la Catedral y el Palacio. Desde 1983 es propiedad de la Santa Sede. 

Sufrió numerosos incidentes de los que milagrosamente sobrevivió. En su larga historia se salvó de tres incendios. El primero del que quedó sus huellas fue en una fecha sin determinar previa a 1200, el segundo en 1532, el tercero recientemente en 1997 fue de nuevo expuesta y rescatada.

La sábana presenta dos líneas oscuras paralelas longitudinales, cruzada por 29 remiendos. Son del incendio de 1532 en Sainte Chapelle de Chambéry, Francia donde era conservada en una urna de plata. El lado de la urna, en contacto con el Santo Lienzo, provocó las dos líneas carbonizadas y una gota de plata fundida perforó las varias capas de la tela. Los remiendos que todavía se ven han sido puestos en 1534 por las hermanas Clarisas de Chambéry. 

Después de minuciosos estudios hechos por científicos de la Nasa empleando la prueba de Carbono 14 y positivos e imágenes tridimensionales llegaron a datar la Sábana del tiempo de Jesús y a ver como la imagen no es fruto simplemente de las manchas de un cuerpo ensangrentado que coinciden con el Crucificado. Más aún dichas manchas solamente impresas por contacto darían lugar a la visión de un cuerpo deformado. El hombre impreso en la sábana, era fruto de una irradiación singular producida por un fenómeno extraordinario, explicará la de un cuerpo resucitado saliendo de la sábana. Las imágenes  tridimensionales, muestran lo inaudito de todo un cuerpo que tomando relieve no pierde ningún detalle.

En esta exposición se exhibían estudios impresionantes a partir de la Sábana Santa que venían a arrojar datos sobre las marcas en el cuerpo, rostro, pecho, espaldas, dando fe de la corona de espinas, de las herida de la flagelación, de la herida de la lanza y de los clavos. Unas imágenes tridimensionales reflejaban todo el Cuerpo por delante y por detrás, una escultura hecha a partir de los estudios hechos reproducía su posición sedente y otras fotos su posible posición en la cruz. La verdad fue que amablemente nos abrieron la exposición fuera de las horas que estaba abierta al público lo que nos dio pie para poderla ver detenidamente y quedarnos después en oración ante el cuerpo sedente de Cristo.


Meditación 31

Había caído la tarde. Como era el día de la Preparación, es decir, la víspera del sábado, intervino José de Arimatea que fue donde Pilato para pedirle el cuerpo de Jesús. Pilato se extrañó de que Jesús hubiera muerto tan pronto y llamó al centurión para saber si realmente era así …Pilato entregó a José el cuerpo de Jesús. José lo bajó de la cruz y lo envolvió en una sábana que había comprado (Mc 15, 42-46)

Los cadáveres de los condenados a muerte no eran entregados a los familiares ni e sepultaban, sino que permanecían colgados en la cruz hasta que naturalmente se descomponían o se deshacían y más tarde los huesos eran arrojados a una fosa común.

Gracias al especial pedido de José de Arimatea a Poncio Pilatos se pudo rescatar el cuerpo de Jesús para darle digna sepultura. Poncio Platos se cercioró de que el cuerpo estaba muerto con el testimonio del centurión que debió expresar el hecho de que un soldado le travesó con la lanza. 

Antes de deponer el cuerpo en la tumba fe bajado de la cruz y envuelto en una sábana. Probablemente de unos 4 m de largo tendida debajo del cuerpo de los pies a la cabeza y luego por encima de él, de la cabeza a los pies.

Saber esperar

Cuántas veces en nuestras vidas, perdemos la fe, nos embarga l temor y la inseguridad.

Cuántas veces el estar aferrados a lo seguro nos hace renunciar al futuro incierto.

Cuántas veces la inmovilidad de lo estable nos cierra la posibilidad del cambio

Cuántas veces por temor al riesgo nos quedamos con lo que hemos logrado.

Cuántas veces el quedarnos con la seguridad se nos convierte en mediocridad.

Cuántas veces el aferrarnos lo que vemos nos impide abrirnos a lo que creemos.

Hemos de perseverar caminando en la fe sabiendo esperar.



Nuestro itinerario 32

XIV ESTACION: La Sepultura. El Santo Sepulcro

La basílica del Santo Sepulcro está construida en el mismo lugar donde Cristo murió y resucitó. Las tumbas en tiempos de Jesús tenían una recámara donde unían el cuerpo y una cámara donde lo enterraban. Aunque por supuesto haya sido modificado su aspecto externo dentro de la edícula que hoy se conserva, el acceso a la primera cámara o Capilla del ángel tiene la forma del hueco cubierto por una piedra redonda. En el interior de esta primera cámara se conserva parte de la piedra redonda que cubrió el sepulcro del Señor. Accediendo a la segunda cámara conserva la Tumba del Señor cubierta con una losa de mármol.

Somos conscientes que después de tantas demoliciones, construcciones y reconstrucciones no sea posible autentificar todos los vestigios de la Tumba del Señor. El lugar real y los pormenores son menos importantes de lo que en el lugar realmente sucedió. Los detalles a los que accedemos desde los evangelios nos dicen que no era una caverna natural ya que estaba esculpida en una roca sólida (Mt 27, 60), fue sellada con una gran piedra circular como queda demostrado por el hueco de entrada a la tumba (Mt 27, 60) y tenía espacio para varias personas a manera de cámara de lamentaciones. 

Es impresionante ver la fila incesante de peregrinos acercarse a besar la tumba del Señor. Sabemos que se acercan no a besar la tumba de un muerto. La tumba está vacía y el que estuvo enterrado muerto está resucitado.


Meditación 32

José lo colocó en un sepulcro excavado en la roca e hizo rodar una piedra grande contra la entrada de la tumba. María Magdalena y María, la madre de José, estaban allí observando donde lo depositaban (Mc 15, 46-47)

Gracias al pedido de José de Arimatea a Pilato se procedió a bajar el cuerpo de Jesús y a darlo sepultura. En una tumba cercana. El sepulcro se nos dice que estaba excavado en la roca probablemente a orillas y en la misma pendiente del cerro del Calvario. Estos solían tener una pequeña antecámara donde se preparaba y ungía el cuerpo antes de ser depositado y luego se cerraba el sepulcro con una gran piedra redonda como de molino.

Esto debió hacerse apresuradamente porque el viernes, día de la Perásceve, preparación de la Pascua según las prescripciones judías con la puesta del sol comenzaba la celebración de la gran vigilia del Sábado y la correspondiente Pascua. Entonces los judíos no podían realizar ningún trabajo.

Queda el tiempo que va desde la sepultura al domingo el primer día de la semana cuando las mujeres que van a embalsamar el cuerpo de Jesús que no habían podido por su premura del viernes, e encuentran con el sepulcro vacío. La historia de Jesús no termina con el descubrimiento de un sepulcro vacío sino con el testimonio vivo de fe de una comunidad que lo experimenta vivo y resucitado. Los evangelios relatan los testimonios y los encuentros con el resucitado.

La paradoja de la espera

La paradoja de la espera reside en que los que creen en el mañana,

pueden vivir mejor el hoy,

que los que esperan que surja la alegría d la tristeza,

pueden descubrir los inicios de una nueva vida,

que los que miran para adelante esperando que el Señor vuelva,

pueden descubrirlo ya en medio de ellos.


XIV Estación: La Sepultura de Jesús. La Sábana Santa

La XIV Estación corresponde al Santo Sepulcro en sí. Aunque por supuesto haya sido modificado su aspecto externo dentro de la edícula que hoy se conserva, el acceso a la primera cámara o Capilla del ángel tiene la forma del hueco cubierto por una piedra redonda. En el interior de esta primera cámara se conserva parte de la piedra redonda que cubrió el sepulcro del Señor. Cuando entraron en el sepulcro los discípulos lo vieron vacío pero encontraron la sábana del sudario a un lado que se guarda como vestigio.

 


Sábado Santo: La espera con María. La Dormición 

La liturgia del Sábado Santo, segundo día del Santo Triduo se centra en la vigilante espera ante el sepulcro meditando la Pasión del Señor y en espera del Resurrección. La Tradición lo tiene como un día de oración y reposo.

El Sábado Santo la Iglesia nos invita a esperar en silencio ante el sepulcro vacío. Dos van a ser las figuras que la Iglesia nos propone imitar la de la Virgen y la de María Magdalena. Ambas permanecen en vela aguardando a su Señor.

María Magdalena ansiosa permanece ante el sepulcro y ante la tumba vacía permanece llorando. Ella representa a la humanidad resignada ante la muerte e impelida a salir a la búsqueda del Salvador.

Nuestras búsquedas  son a veces muy humanas, con parámetros demasiado humanos donde a Jesús es difícil encontrarlo. Muchas veces buscamos a Dios donde no está: “No busquéis al que está vivo entre los muertos” A Dios es difícil encontrarlo cuando vamos con nuestras expectativas de eficacias humanas, de éxito, de poder, de satisfacciones fugaces.

Dios nos pide la perseverancia y la actitud vigilante en medio de la noche. El tema de la noche y de la espera no debe asustarnos. En medio de la noche la espera vigilante y confiada purifica y fortalece el amor. La noche es tiempo de salvación. No debemos apresurarnos ante la falta de pruebas, de eficacias o de resultados inmediatos. Hemos de aprender a esperar a respetar los silencios de Dios y a abandonarnos en él con infinita confianza dejándole a él toda la iniciativa.

A veces los contratiempos y las dificultades forman parte del plan de Dios, la manera de enseñarnos, el medio de agradarle perseverando en medio de la aridez, del sufrimiento, del cansancio y aparente desolación. Lo que importa es mantener clara la conciencia de que todo lo dispone Dios para bien de los elegidos o lo hace concurrir  para bien El no dejara de manifestarse a su tiempo si con confianza perseveramos.

A través de la noche y de la confiada espera Dios dispone el alma para purificarla,  madurarla en el amor y capacitarla para un más profundo conocimiento y comunión de amor. Dios no resucitó a su Hijo de una forma inmediata sino que también dispuso de este tiempo de espera. El Señor también pasa por la noche de la agonía y la angustia del corazón para convertirse en guía de nuestra salvación. 

También a su Madre dolorosa al pie de la cruz no le evita el sufrimiento y la invita a unirse a su pasión de amor. No la priva de la noche y la angustia del corazón para que también a través de ella aprendamos que también el dolor es la llave santa de la santa puerta. También el dolor es vía de conocimiento amoroso y quizá la puerta que nos abre el acceso al corazón traspasado de Jesús. El padecer amando y aguardando es el amor más puro, purificado en el sufrimiento. 

A nosotros nos gustaría que siempre fuera de día y con un sol radiante y no escogeríamos la noche, pero la noche también es camino hacia la Resurrección.. Un gran silencio y oscuridad envuelve la tierra cuando la luz se esconde.

Dios a través de su Hijo quiso descender hasta los abismos, hasta las más sombrías tinieblas para sacarnos de las oscuridades más lúgubres y abrirnos a su luz.      “Despierta tu que duermes levántate de entre los muertos y Cristo será tu luz… El baja a levantarnos a rescatarnos de entre los muertos y darnos su vida inmortal.


La sepultura de Jesús Mc 15, 42-47

El evangelista nos describe la última acción antes del Sábado: el descendimiento de Jesús de la cruz. José de Arimatea miembro respetable del consejo se dirige directamente a Pilato y pide permiso para tomar y descender el cuerpo de Jesús de la cruz . Cerca ya de la puesta del sol, José e Arimatea con Nicodemo y Juan y con la ayuda de algunas mujeres se disponen a bajar a Jesús .

En el más profundo silencio procedieron a la tarea de desclavar a Jesús de la cruz tratando su cuerpo con todo mimo y veneración . ¿Cómo lo sostendría su Madre y lo limpiaría con su manto comenzando a limpiar su rostro y tocando sus heridas como acariciándole?. Su ternura seguro era mayor que su tristeza. Inclinada sobre su cuerpo permanecería con su rostro pegado al cuerpo inerte y frío de su Hijo dándole calor como si éste fuera a despertar y transcurriera sin tiempo toda la eternidad. Las mujeres procederían a colocar su cuerpo en una sábana con la que lo envolvieron, para que luego los varones cargaran con él hasta trasladarlo a la sepultura . 

A pocos metros de donde fue crucificado, a la vuelta de la colina donde fue crucificado estaba el sepulcro que había mandado construir José de Arimatea, un sepulcro nuevo donde todavía no había sido enterrado nadie. Una vez introducido en el las mujeres envolvieron el cuerpo con vendajes empapados con ungüentos y colocando sobre él un sudario. Luego los varones procedieron a cerrar la puerta con la inmensa piedra que en forma de rueda de molino hicieron deslizar hasta que quedaba frenada en un surco a su caída. Con todos estos preparativos no es de extrañar que se hiciera ya de noche y se entrara pues en la vigilia del sábado.

La comitiva de los  siete testigos presenciales de esta sepultura, retornarían con el forcejeo de algunas de las mujeres que querían permanecer allí. Las mujeres, mucho más intrépidas y leales que los discípulos, permanecieron a su lado sobre todo en este ultimo desenlace de su muerte y su entierro. Sorprende como paradoja que los discípulos, que le habían acompañado durante toda su vida pública, ahora no estuvieran, salvo el más joven de ellos, que quedó tan vinculado a la Madre de Jesús desde su mismo encargo bajo la cruz. Vuelve a repetirse el contraste de la luz en medio de la oscuridad de la noche.

Estas mismas mujeres iban a ser recompensadas por Jesús convirtiéndose más tarde en las primeras testigos de su resurrección. Jesús iba a recompensar su fe y su búsqueda después de aparentemente haberse perdido y desmoronado todas las posibilidades humanas. Algo hacía presagiar que todo no podía haber sido un absurdo y sobre todo María la madre de Jesús les movía a esperar contra toda esperanza.

Los sacerdotes después de regresar del oficio vespertino del templo se reunieron de nuevo donde hacía poco, la noche anterior, habían convocado el proceso de Jesús y mandaron a Pilato que pusiera una guardia en el sepulcro para evitar que los discípulos lo robaran y difundieran “el bulo” de una resurrección tal y como él había predicho. Pilato accedió a lo que le parecía una extravagante idea y les proporcionó una guardia para asegurar el sepulcro. Fueron pues y sellaron y custodiaron la sepultura de Jesús.

Por fin vino la paz, el descanso, al final de tan intenso y dramático final donde se habían acumulado tantas experiencias impactantes en tan poco tiempo. Es como si se hubiera llegado al límite y ya los cuerpos no pudieran más y pidieran el exigido descanso y reposo para dejar también reposar tantas experiencias y sentimientos tan dispares. Pero ¿dónde podrá hallar descanso nuestra debilidad? Nuestra humanidad no encuentra descanso seguro y tranquilo hasta dar con el Señor. Grita el mundo nos oprime las asechanzas y nos resistimos a pensar que todo ha acabado. En medio de la noche y del silencio parecen resonar las promesas del Señor: “Confiad en Dios y volveréis a alabarlo”.

María madre, discípula y compañera en la Pascua y en toda su vida

“Junto a la cruz de Jesús, <estaba> su madre, con Maria la hermana de su Madre, esposa de Cleofás y María Magdalena. Jesús al ver a su madre y junto a ella al discípulo que más quería dijo a la madre; mujer ahí tienes a tu hijo y al discípulo, ahí tienes a tu madre” (Jn 19, 25-27)

María ocupa un lugar central en el Misterio Pascual aunque su presencia sea siempre discreta hasta silenciosa .  María está de lleno y de pleno inserta en el Misterio y unida con un lazo indisoluble a la obra de su Hijo .

¿Cual ese “stabat” de la Madre? Si recorriésemos toda la vida de Jesús descubriríamos que no ha habido un sólo momento donde su Madre de una u otra forma no haya estado presente existiendo entre Madre en una profunda comunión física y espiritual .

Esta comunión se expresa de una manera muy honda  en los últimos momentos con Jesús al pie de la Cruz. Al final María al pie de la cruz participa de ese momento del camino de Jesús que es también su camino. María se asocia como nadie a la Pasión de su Hijo. Diríamos que en la cruz en el intercambio entre Jesús y Juan y en Juan cada uno de nosotros, María sufre la separación de su Hijo para pasar a ser madre de todos los creyentes. 

Este nacer a esta maternidad y fecundidad espiritual conlleva su muerte. María ha debido sentir en ese momento algo semejante al abandono que experimenta el Hijo en la cruz. Abandonado El y abandonado ella, como una comunión extensísima con su Hijo comulgando con sus mismos sentimientos de una purificación que es redentora.

No es de extrañar que Dios prepare la fecundidad espiritual en medio de pruebas, persecuciones, incomprensiones. Dios más que las obras que podamos hacer nos pide que nos dejemos hacer la obra de Dios, lo que conlleva una desolación, desposesión de nuestra propia obra para que pase a ser la obra de Dios. 

María es propuesta como modelo ejemplar para la Iglesia en la escucha de la palabra, en la oración, en la maternidad virginal, en la ofrenda sacrificial y en la fecundidad espiritual. En María la Iglesia contempla admira y ensalza el fruto más espléndido de la redención y descubre en ella como la más pura imagen de lo que ella misma ansía y espera.

María en las Bodas de Caná ya está prefigurando el misterio y señalando “la hora”. María viendo la ausencia del vino y la tristeza para los novios y comensales pide a los servidores que hagan lo que él les diga. Sin saberlo adelanta aquella hora que Jesús había determinado para dar a conocer su gloria. El Misterio Pascual de Cristo fue anticipado en María. Cristo en Caná preanuncia de alguna manera que todavía no ha llegado “la hora”, “el día de su boda nupciales” que celebraría en su Pascua. Allí en la cruz “bajo el manzano donde nos concibió” (Cf. CC 8,5), nos daría a beber del “vino nuevo y aromado” (Cf. CC 8,2), nacido de la Pascua hasta hacernos experimentar a todos la alegría de la Resurrección.

María en la Cruz está presente donde el Misterio de su Hijo se revela plenamente. María que ha acompañado escondida y silenciosamente a su Hijo en toda su vida mucho más ahora en su amino a Jerusalén, hacia la Cruz y la Pascua. Alí se encuentra precisamente en “la hora” del Hijo, porque ha caminado siempre con él. Allí nos la da el Hijo como madre porque sabía que la necesitábamos como él la necesitó. María, ”la nueva Eva”, sostenida por la fe, por la esperanza y llena de amor, llega a ser modelo para toda la Iglesia .

María más tarde con los discípulos en el cenáculo va ser modelo de la Iglesia que en oración espera al Espíritu. María como nadie participa de la Pascua del Hijo y de la alegría de la Resurrección. María como “mujer nueva” es el fruto más espléndido de la gracia, que ha vivido como “madre” junto al “hombre nuevo” y ha bebido del “vino nuevo”  del Misterio Pascual.

María está presente en el Cenáculo, presente en Pentecostés, en la oración en común, como madre de Jesús y made de la primitiva Iglesia. María Virgen de la Pascua está en la Iglesia orante de la Ascensión y en espera del Espíritu hasta la efusión del Espíritu Santo.

La Iglesia quiere vivir el misterio de Cristo con Ella y como Ella, allí donde la Iglesia siente más próxima en la fe, la presencia de Cristo su Señor, allí también experimenta la comunión más intensa, con Aquella que está unida a Cristo en su gloria. 

Resonancia: recordando el 15 de Nisán judío, Sábado santo de la Pascua de Jesús

Resonancia histórica de Egeria. Sábado Santo ayer

A la hora nona, esto es a las tres de la tarde, ya no se hacía lo que comúnmente se hacían los sábados durante la cuaresma sino que se preparaba la Gran Vigilia Pascual en el Martyrium. En la Vigilia se bautizaban los catecúmenos. Al salir de la fuente se vestían y eran conducidos con el obispo a la Anástasis donde se recitaba un himno y se hacía una oración por ellos. Seguidamente iban al Martyrium donde el pueblo estaba celebrando la vigilia, entonces ocupaban por primera vez su lugar entre los fieles, como recién nacidos a la fe. En este contexto se leía por primera vez el evangelio de la Resurrección en el Martyrium.

Las celebraciones de Jerusalén hoy 

Sábado Santo y Vigilia Pascual

Hoy día por razones prácticas se celebra la Vigilia en la Anástasis con la salvedad que no hay bautizos.

Secuencia: Siguiendo las huellas de Jesús: Nos dispusimos a pasar el día bajo la mirada de María aguardando la Resurrección. Visitamos en el Monte Sión la Basílica de la Dormición. Hicimos la visita a la cripta y la basílica, asistimos al rezo de los laudes con la comunidad benedictina y celebramos la eucaristía. Luego nos dirigimos a visitar el otro sepulcro de María que conserva la tradición Oriental junto al Huerto de Getsemaní.

Nuestro itinerario 33

El origen del emplazamiento

En el S. V fue levantada la iglesia bizantina de Haggia Sión, Santa María de Sión, la Mater omnium ecclesiarum, la madre de todas las Iglesias. Situada en la cumbre más alta de este monte recordando el lugar Coenaculum donde Jesús instituye la eucaristía, donde los discípulos con María aguardan y reciben el Espíritu en Pentecostés, se convirtió en una de las metas de peregrinación más importante de la Ciudad Santa. En este lugar residió María junto al Coenaculum durante sus últimos años y allí falleció rodeada de los apóstoles. Así lo certificaban la arqueología y las ruinas encontradas en la zona a los albores del cristianismo en el S. I.

Al ser destruida la iglesia bizantina que albergaba el Coenaculum, los franciscanos trataron de conservar el lugar con un hospicio de peregrinos hasta su expulsión en el S XVI, Luego el lugar se fue deteriorando. La iglesia vio la necesidad de una presencia más fuerte en el monte Sión y la posibilidad llegó cuando la asociación alemana de Tira Santa bajo el patrocinio del rey de Baviera accedió a levantar la Iglesia de la Virgen María en el Monte Sión.

Ya en el S. V se alzaba en este lugar una iglesia bizantina de la Madre de Sión, Haggia Sión, que fue destruida por los persas. Los cruzados edificaron una iglesia nueva que consagraron con el nombre de la expiración de María y que fue destruida por los musulmanes. Las obras de la iglesia actual se comenzaron en 1889 después de que el sultán turco Abdul Hamid regalara al emperador Guillermo II la parcela de terreno del monte Sión. La iglesia fue consagrada y donada a los benedictinos en 1906.

Como el edificio con la tumba de David era una propiedad musulmana tras arduas negociaciones se compro al sultán el terreno contiguo. El emperador Guillermo II adquirió el lugar para levantar la nueva iglesia y logró una comunidad de benedictino para ocuparse de ella. El proyecto se concibió para recuperar el lugar de martirio que testimoniara la Dormición de María.

No importa tanto el lugar físico sino rescatar lo que allí se genera. Allí dio comienzo y se genero en torno a María la Iglesia. La Iglesia dicen los santos Padres nace del costado abierto de Cristo como Eva fue formada de la costilla de Adán. La “Nueva Eva”, María, Madre de todos los creyentes, estaba allí al pie de la cruz, ofreciéndose con su Hijo, recibiéndonos y acogiéndonos (Jn 19, 25-27).

María estaba ahí en el cenáculo recibiendo y congregando a los discípulos como lo hizo en el memorial de su cena guardando sus palabras y su promesa en el corazón. Allí rememoraban los últimos hechos y gestos de Jesús encontrando ahora el significado de lo que quedaba oculto a sus ojos. Allí aguardaban en oración la espera del Espíritu.

Bajo la Cripta junto al altar de la Dormitio, Koimesis, está justo en frente bajo el coro de la Iglesia el ábside de Pentecostés. Pentecostés es el otro episodio que junto con la Dormitio se conmemora en esta Iglesia a semejanza de la antigua Basílica Mater omnium ecclesiarum.

Los discípulos que habían quedado perplejos, desconcertados, abatidos por el aparente espantoso final fueron fortalecidos por la fe de María que les animaba a creer en sus promesas. Los encuentros con el Resucitado fueron definitivos. Lo empezaron a reconocer presente al compartir el pan, al compartir sus experiencias como lo habían reconocido vivo y actuando en medio de ellos. Durante setenta días no se alejaron de Jerusalén y aguardaron la festividad de Pentecostés de forma que estando reunidos en aquel lugar recibieron todos el don de la promesa , quedaron llenos del Espíritu Santo y empezaron a anunciar con valentía la palabra de Dios. María permaneció con los apóstoles e hizo su morada en aquel lugar santo bendecido por Dios donde Jesús se hacía presente en el misterio de la eucaristía y se seguiría haciendo presente en el misterio y sacramentalidad de la propia comunidad: donde dos o más estén presentes en mi nombre, allí estoy Yo en medio de ustedes (Mt 19, 20)

María permaneció así alentando la fe de la primera comunidad hasta sus últimos días. Bajo la Cripta junto al altar de la Dormitio, Koimesis, está justo en frente bajo el coro de la Iglesia el ábside de Pentecostés. Pentecostés es el otro episodio que junto con la Dormitio se conmemora en esta Iglesia a semejanza de la antigua Basílica Mater omnium ecclesiarum. En el ábside de la Koimesis Cristo en forma de Pantocrator recibe el alma de la Virgen. Alrededor del medallón del Pantocrator se puede leer: Levántate amigaría, hermosa mía y ven (CC 2, 10). En seis medallones están representadas las grandes mujeres del Antiguo Testamento como figuras de María: Eva, Miriam, Yael, Judith, Ruth y Esther. 

Arriba la Iglesia de planta circular con nichos circundantes como Iglesia madre de todas recogen distintas capillas con distintas advocaciones a María. El ábside central muestra un mosaico de la Madre de Dios con el Niño Dios en brazos con el libro abierto y la frase: Yo soy la luz del mundo (Jn 8, 12). Debajo de la imagen los ocho profetas que habían anunciado la llegada del Mesías. Allí pudimos celebrar la eucaristía y prolongar la oración en el coro del ábside con el rezo de Tercia con toda la comunidad benedictina. Un momento bellísimo de abrir nuestra comunión a toda la Iglesia universal con María, Mater  omnium ecclesiarum.

Aquí se dio inicio la Iglesia y desde entonces no ha cesado de reunirse para celebrar el Misterio Pascual. Así nos lo muestran las Catequesis de San Cirilo de Jerusalén o las Narraciones de la Peregrina Egeria en su Itinerarium. Si bien la gran Vigilia Madre de todas las Vigilias se celebraba en el Santo Sepulcro la Basílica Mater omnium ecclesiarum congrega a la Iglesia para la celebración do Pentecostés y una bella procesión de las luce desde el Monte Sión hasta el sepulcro de María al pie de Getsemaní para reforzar así la comunión con los hermanos ortodoxos.

Dos son las tumbas vacías en Jerusalén. La de Jesús en el Santo Sepulcro y la de María al pie del Monte de los Olivos. Después de la muerte de María que según la tradición se da junto al cenáculo en el Monte Sión los discípulos la trasladan al pie del Monte de los Olivos hasta su Asunción. Allí junto al Monte de los Olivos la tradición oriental guarda el sepulcro donde reposó el cuerpo antes de su asunción. Allí es donde la comunidad fue testigo de la asunción de María. Por una escalinata se baja a un nivel inferior. Por una ancha escalinata abovedada a través de cuarenta y ocho escalones se desciende  u recinto sumido en una oscuridad absoluta solamente iluminada tenuamente por los lampadarios que cuelgan en el techo.

Resalta como María que acompaña a Jesús hasta el último momento de su muerte termina también su vida reposando su cabeza en los lugares más íntimos de Jesús el Cenáculo y Getsemaní. Ella congrega en torno así la primera comunidad cristiana.

La tradición católica recoge la dormición unido al tránsito de la Virgen a los cielos, confesando la asunción de la Virgen en cuerpo y alma a los cielos. En griego la anlepsis, en la iglesia oriental Koimesis designa la dormición. El tránsito glorioso de la Virgen a semejanza de su Hijo asocia a María a la Pascua de Jesús. Ella es la primicia pascual con Cristo de la Nueva Humanidad. La nueva Basílica de la Dormición se eleva como alborear de la Pascua en la cima del Monte Sión.



Meditación 33

María Magdalena y María la madre de José, estaban allí observando dónde lo depositaban (Mc 15,47)… (y aguardaron aquel sábado)… pasado el sábado… (Mc16,1)

Después de que José de Arimatea y Nicodemo enterraran el cuerpo de Jesús las mujeres quedaron observando donde lo depositaban. El sábado santo nos abre a la vigilante espera. María la Madre de Jesús y María Magdalena son el prototipo para la Iglesia de esta vigilante espera. Dios nos pide la perseverancia y actitud vigilante en medio de la noche. Con María en oración en el Cenáculo los apóstoles aguardaron la promesa del Espíritu y se va  a convertir en modelo para la Iglesia de esta espera confiada en medio de la noche de la fe.

A través de la noche y de la confiada espera Dios dispone el alma para purificarla, madurarla y capacitarla para un conocimiento más probado y profundo. La espera aún en medio del dolor es vía de conocimiento amoroso y puerta para abrirnos al corazón traspasado de Jesús. El amar padeciendo, el padecer amando  y aguardando es un amor aquilatado en medio del sufrimiento. 

A nosotros nos gustaría que siempre fuera de día con n sol radiante y no escogeríamos la noche, pero la noche es camino para la Resurrección. Un gran silencio y oscuridad envuelve a la tierra cuando la Luz se esconde.

Buscando en la noche

En la noche busqué al amor de mi alma

A dónde te escondiste amado mío y me dejaste con gemido,

Salí tras de tí buscándote y te habías ido, habiéndome dejado herido.

Andar un camino sembrado de rosas muy recto muy llano

en el que tan solo descansar no es andar.

Vivir una vida sembrada de goces muy recta muy llana,

muy fácil muy clara y tan sólo reír, no es vivir.

No anda quien sólo descansa, ni vive quien sólo se ríe,

anda quien se cansa, vive quien se aflige,

Quien en medio del dolor no se cansa de andar, de amar.

Quien no sabe de penas en este valle de dolores,

No sabe de cosas bunas, ni ha gustado de amores

Pues penas son el traje de amadores.




Domingo de Resurrección: La Vigilia del Santo Sepulcro 

Llegamos al gran día de la Pascua o mejor dicho la gran noche: La gran santa noche de la gran Vigilia Pascual centro donde gravita todo el Misterio Pascual.

La gran Vigila Pascual es sin lugar a dudas el punto culminante y en los primeros orígenes la única celebración litúrgica. Luego la incorporación del resto de los días, tendrían sentido como preparación previa de este día, el gran día de la victoria de Cristo, de su Resurrección.

La Eucaristía de la Vigilia era la gran Eucaristía del año, donde se celebraba la alegría de la Pascua y se rompía el ayuno y el carácter penitencial. Toda la celebración se empapaba de un fuerte carácter festivo.

La gran vigilia se va enriqueciendo progresivamente de diversos gestos o ritos con fuerte contenido de significado que iban dando realce a la celebración. Así se introduce una apertura con el rito del fuego y el antiquísimo rito del lucernario significando la Luz Pascual de Cristo que vence las tinieblas y anuncia la resurrección .

La extensa liturgia de la palabra es el memorial agradecido por la salvación a lo largo de toda la historia y que culmina con el anuncio del Evangelio proclamando el Cristo vivo de la Pascua . Después de la narración de las distintas alianzas que hizo Dios con su pueblo las tres últimas lecturas están directamente orientadas hacia la celebración inmediata del Bautismo.

Después del evangelio esta el rito del Bautismo y la renovación de las promesas . Después de una larga preparación a través de toda la Cuaresma con la sucesión de las grandes catequesis mistagógicas.

Al rito del Bautismo y promesas seguía la celebración de la liturgia eucarística como culminación del memorial de la muerte y Resurrección del Señor. La vigilia dominical terminaba con el amanecer y en un principio era la única celebración del domingo.

La gran noche santa es pues toda una explosión jubilosa, exultamos llenos de gozo el halleluya Pascual con la victoria definitiva del bien sobre el mal.

La Resurrección es el sí del Padre a la vida y a la obra del Hijo. El silencio del sábado y de la noche se rompe  con la aurora de la resurrección. Es el grito jubiloso pletórico de e y esperanza porque anuncia lo que todos veremos cuando lo veamos con su fulgurante gloria.

La certeza de este grito gozoso proclama que todo abismo de mal en el mundo ha sido traspasado y sofocado por el abismo de amor y que no hay situación que no tenga superación y redención desde el poder y la fuerza poderosa de su amor. Su amor y su poder es capaz de hacer nuevas todas las cosas. El Resucitado inaugura verdaderamente un mundo nuevo, un orden nuevo de cosas, transforma el sentido e la vida y de la historia y la encamina hacia un final feliz.

Nunca aconteció en la historia humana un hecho similar de fe en la resurrección definitiva y gloriosa de un hombre del que se verificara su muerte y su sepultura. Cristo se levanta como el sol del nuevo día sin ocaso y sin fin. El Cirio encendido es el símbolo de esta luz que no tiene ocaso.

El cristianismo empieza con el anuncio e aquellos testigos que afirman haberlo encontrado resucitado dando pruebas y señales de que esta vivo y no ya provisto de una dimensión sólo humana sino revestido de toda su plenitud divina. Y lo más grande no es sólo el poder de  su resurrección sino por ese mismo poder el poder de su resurrección en nosotros, dándonos a participar de su vida divina con la potencia de su Espíritu.

La Iglesia aparece como esa comunidad de creyentes reunida ante el Resucitado que recibe el poder el Espíritu para convertirse en sacramento de su salvación El Resucitado está con nosotros y junto a Él estamos capacitados para vencer el mal con el bien y para extraer del mal el bien más grande.

La Pascua de Jesús para los que aún peregrinamos en este mundo no nos exime del mal, no nos sustrae a un mudo irreal, ilusorio, sino a una existencia de fe más real que la vida misma llena de esperanza y de amor. Sí, la Pascua de Jesús no nos trasplanta automáticamente al Reino. Es la puerta de entrada como camino a recorrer de purificación y maduración en un amor ya vivo y operante en nosotros y que tiene un punto de partida y de llegada. Su amor y su vida que en Él no tiene fin.

Esta es la fuerza y el sentido de la Pascua. El Misterio Pascual comprenderá por toda la eternidad la muerte y la Resurrección inseparablemente porque Dios ha elegido salvarnos así. Para nosotros participar de la Pascua de Jesús supone en cierta manera participar aquí y ahora en la perdurabilidad de gestos de fidelidad, de paz, de amor, de perdón, donde uno se abandona y confía a la obra del Crucificado-Resucitado que ha vencido la muerte .

La Resurrección de Jesús no es sólo esperada después de la muerte, es un hecho Pascual presente que se realiza día tras día en aquel que cree, espera, sufre y ama y que en lo cotidiano hace experiencia de Cristo y de su amor que lo soporta y transforma todo. Nuestra Pascua es toda la liberación del mal, de la depresión, del miedo, de la angustia, que el Señor realiza en nosotros en camino de liberación definitiva del pecado y de la muerte en la Pascua eterna.


El mensaje Pascual: Mc 16, 1-7

De madrugada, el domingo, el primer día de la semana fueron las mujeres al salir el sol y al llegar donde el sepulcro para embalsamar el cuerpo , cuando vieron la piedra corrida y entrando en el sepulcro vieron la tumba vacía. Junto a la tumba un joven vestido de blanco les dijo: “No os asustéis, Jesús Nazareno, el Crucificado, no está aquí, Ha resucitado (Mc 16,7).

El primer relato que abre la Semana Santa era una unción y coincide con el relato de otra unción en esta primera semana que se va a convertir en el anuncio gozoso de la Resurrección. Vuelve el contraste entre la primera triste unción que anunciaba la muerte y la sepultura y esta gozosa unción que anuncia la Resurrección. 

El acto de veneración, de piedad y de amor de aquellas mujeres que van al sepulcro es ahora elogiado y recompensado infinitamente por el gozoso anuncio de la Resurrección . Se rompe por fin el silencio y se acaba por fin la búsqueda y la espera.

La experiencia de fe de la Pascua no se va a estribar en valoraciones, suposiciones o argumentaciones humanas. No es conclusión de unos datos revelados sino de un acontecimiento revelador, de una experiencia de fe vivida en comunidad.

No se trata tanto de que nosotros encontremos a Dios sino en que Dios sale a nuestro encuentro. Se trata de dejarnos encontrar, de haber sido por Él alcanzados e incorporados a Él, habiendo sido objetos de todo su amor y de todo su perdón para convertirnos así en testigos del Resucitado.

El mismo joven sentado en la tumba vacía que les ha anunciado la Resurrección termina diciendo a las mujeres: “Id y decid a sus discípulos que él os precederá en Galilea y allí le veréis tal como os dijo”. Este pesaje Pascual encierra todo un significado. Este “Id a Galilea y allí le veréis”, supone un retornar al origen, al escenario del primer llamamiento y del primer anuncio de Jesús, allí donde todo comenzó, para  al fin creer que todas sus promesas se hacen realidad. Supone el definitivo rencuentro con él, que permitirá de ahora en adelante, un nuevo seguimiento en un permanente encuentro. Se lleva a cabo como una nueva llamada al seguimiento, desde la constatación irrenunciable de su acción y de su Resurrección.

Así, los discípulos y la nueva comunidad en torno al Crucificado-Resucitado, reiniciaba de nuevo el seguimiento para dar paso a la verdadera fe y al seguimiento auténtico desde el encuentro personal con Él. Un encuentro dónde él no se manifiesta más sólo en clave humana sino desde una humanidad gloriosa y resucitada.

Es el Resucitado que como buen Pastor sale al encuentro de los suyos hasta congregar a todos los que estaban dispersos. Aquellos que se veían acosados por el miedo pasan de repente al anuncio jubiloso de la fe, del silencio angustiado, al testimonio más valiente e intrépido.

El alba de aquel Domingo era el preludio de una primavera nueva, signo y presencia en germen de la Pascua definitiva y eterna, los nuevos cielos y la nueva humanidad renovada por la fe gozosa de la Pascua. La celebración de la Pascua no quedará reducida a una celebración anual, ni siquiera semanal o de un día de domingo, sino de todos los días. 

Levantarse cada día experimentando la nueva vida que nos ha sido dada en Cristo. Cuando los enemigos del Justo, creían haber obtenido por fin la victoria, Dios irrumpe de forma inusitada y se hace cargo de la suerte del Justo y lo rescata. Es la acción poderosa de Dios que despierta de la muerte al Cordero Inocente y lo hace resurgir del polvo y de la muerte a una vida nueva, imperecedera y eterna.

No se trata de una simple liberación o vuelta a la vida, sujeto a las mismas limitaciones, sino la inauguración de una nueva vida, germen de un reino nuevo donde se da la liberación plena, no sometida ya a ninguna limitación. Dios sale al encuentro de los que se veían perdidos y se revela como el Dios amoroso, fiel a sus promesas, como el Dios que ofrece a todos su amor y su perdón, como el Dios que pasa a ser el Señor al acoger a aquellos que no podían esperar más que la muerte.

La secuencia de las apariciones, sobre todo en esa primera semana, marca la nueva vida del cristiano y de la comunidad cristiana como en una permanente sucesión de encuentros con el Resucitado. “Allí le veréis”, en cada  encuentro de la comunidad, en cada celebración rememorando su presencia y partiendo el pan, en el anuncio gozoso de la fe de la Pascua. Cuando los discípulos daban testimonio, Él se hacía presente y certificaba con sus propias palabras lo que decían y anunciaban los mensajeros. 

Y sobre todo y por encima de todo, Él se hace presente cuando en su mismo amor perpetuamos su entrega. Su mensaje y mandamiento principal es el del amor, ahí me descubrirán y me reconocerán todos. Jamás existió un distintivo más valioso, una exhortación más persistente, ámense los unos a otros y vivan como verdaderos hermanos, sean uno y en eso reconocerán que Dios es Padre de todos.

Resonancia: recordando el 16 de Nisán judío, nuestro Domingo de Pascua de Resurrección

Resonancia histórica de Egeria: El Domingo de Resurrección ayer

Terminada la Vigilia en el Matyrium se iba enseguida a la Anástasis y allí se leía de nuevo el Evangelio de la Resurrección. Se hacía una oración y ofrecía de nuevo el Obispo y luego se hacía la despedida para no alargarse más. Luego, como todos los domingos, se celebraba la Eucaristía en el Martyrium. Después de esta celebración el obispo, en la Anástasis, explicaba los misterios, es decir, e bautismo, confirmación y eucaristía a los recién bautizaos. Esta explicación se realizaba durante los ocho días pascuales. Por la tarde, después de comer, como en los ocho días de la octaba, s subía a Eleona y al Inbomon y se bajaba después a la Anástasis. De aquí, en ese día, se iba a Sión, donde se decían himnos apropiados al día y al lugar. Después se hacía una oración y se leía el paso del Evangelio: “estando las puertas cerradas se presentó Jesús ante los discípulos cuando no se encontraba con ellos Tomás…”  Después se recitaba de nuevo una oración, se bendecía a los catecúmenos y fieles y cada cual volvía a su casa tarde, hacia la segunda hora de la noche. 

La fiesta se alargaba durante toda la Octava de pascua. Durante los ocho días de Pascua. El día primero domingo se iba en procesión a la Iglesia Mayor, al Martirio y también la eria segunda y tercera. Siempre hecha la despedida del Martyrium se iba a la Anástasis cantando cantos. La feria cuarta se va al monte Eleona, la quinta a la Anástasis, la sexta al monte Sión, el sábado ante la Cruz y el domingo de la octava de nuevo a pla Iglesia Mayor, al Martyrium. 

Esos días pascuales después de la comida, el obispo con todo el clero y todos los niños, los que fueron bautizados y todos los aputacitas, hombres y mujeres suben al monte Eleona. Después de decir salmos y hecho oración se bajaba desde allí hasta el Anástasis cantando himnos hasta la hora del lucernario. Este rehacía todos los ocho días.

Las celebraciones de Jerusalén hoy: Domingo de Pascua de Resurrección 

La Eucaristía de la Resurrección se celebra hoy día en la Anástasis con una procesión de tres vueltas alrededor del lugar de la Resurrección y la lectura de un Evangelio de la resurrección a cada vuelta, coincidente con un punto cardinal. El tercer Evangelio se proclama fuera de la rotonda, ante la piedra de la unción. 

Secuencia

Siguiendo las huellas de Jesús: Vigilia de la noche en el Santo Sepulcro terminando con la misa y visita al Monte de los Olivos. Mezquita de la Ascensión y Basílica del Pater Noster.

El Santo Sepulcro representa hoy para los cristianos el centro de la peregrinación a Jerusalén. Aquí conmemoramos la muerte y Resurrección de Cristo. Las antiguas piedras y la oración ininterrumpida a lo largo de los siglos actualizan los acontecimientos a través de los cuales nos vino la Salvación. Nos sentimos tan atraídos al seguir los pasos de este santo Vía Crucis que sentimos el deseo de culminar el santo itinerario pasando una noche en el Santo Sepulcro y celebrando la eucaristía al amanecer. Pedimos permiso y se nos concedió.

Durante la noche de oración una hermosa e inolvidable experiencia en una liturgia en la que se van simultaneando los ritos de las siete comunidades: abisinios, coptos, griegos ortodoxos, latinos, armenios, incluso los mismos musulmanes que abren y cierran el Templo. La familia musulmana de los Nusseibeh custodian el Santo Sepulcro desde hace casi 50 años. 

Habíamos pedido permiso a los hermanos franciscanos y custodios del templo para pasar allí toda la noche. Comenzamos con un pequeño grupo de mujeres polacas que también se habían quedado. A las 8.00 una vez cerrada la Basílica por los Nusseibeh musulmanes comenzamos lo que iba a ser una noche inolvidable. 

Esta fue el itinerario siguiendo la secuencia de la Vigilia:

Oficio de los greco-ortodoxos en la Capilla del Calvario

Oficio de los coptos

Oficio de los armenios

Oficio de los armenios ortodoxos

Oficio de los coptos

Oficio de los latinos

Nuestro itinerario 34: Noche vigilia de oración en la Capilla del Calvario

La noche comenzó en silencio con un gran tiempo de oración en silencio postrado en la capilla del Calvario. Recordando la liturgia del Viernes Santo recordábamos a su vez el día de la ordenación sacerdotal y tantos momentos de oración postrados ante el Santísimo sacramento. Imponía toda la Basílica del Santo Sepulcro en silencio, tan solo se oía el pasar de las fregonas de unas mujeres musulmanes que fregaban el piso. Ese piso sobre el que Cristo derramó su sangre y cuya sangre se desparramó por la roca hasta entrar en las hendiduras más duras de los corazones.

Allí postrado en oración en el Calvario no era tan fácil trasportarse al momento cumbre de la vida de Jesús. El lugar de mayor oprobio y humillación a su vez el de la más grande revelación del amor. En el lugar de mayor soledad y abandono el de mayor cercanía. El Hijo de Dios desciende y se abaja asumiendo hasta el fondo nuestra humanidad para abrirnos a todos el camino hacia Dios.

Es el momento final de la muerte de Jesús donde se termina desvelando profundamente su persona en la confesión del centurión pagano: verdaderamente este era el Hijo de Dios. Asumiendo libremente y con infinito amor su horrible destino y lo escandaloso de su muerte e va a convertir en consumación de su obra salvadora. Jesús es levantado en la cruz con el título de rey no envuelto en poder, honor y gloria sino despojado de todo en la condición sufriente de siervo ofreciéndose en sumisión amorosa al Padre para obtener nuestro perdón.

Por mucho que uno quiera no podemos entrar en el sentido y alcanza de este misterio. Nos mueve tan solo el respeto profundo que impone el misterio de la muerte del Señor. Misterio de iniquidad y de gracia, misterio de pecado y redención desde donde se ilumina todo el misterio del hombre.



Meditación 34

Dios mío, Dios mío, porqué me has abandonado…soy como un gusano del que los hombres sienten vergüenza…todos cuantos me ven, se burlan hacen muecas, mueven la cabeza…me rodean como bestias salvajes…mis huesos descoyuntados mi corazón y mis entrañas se derritan, mi lengua está pegada al paladar…Señor no te quedes lejos (Sal 22, 1 ss)

Allí postrado en silencio haciéndome eco de todo el desprecio, las injurias, las acusaciones, las condenas, las injusticias que sufre y de la que es víctima nuestro mundo trataba de verlas asumidas en el Crucificado de hoy. Eres tu Señor quien las cargas, son nuestras dolencias las que sigues padeciendo y tu sangre derramada la que ofreces para nuestra redención. A ti tornarán nuestras miradas ante ti se postraran todos los hombres de la tierra al contemplar a que traspasaron nuestros males. Tu trasformaste los dolores en amores y en tus heridas fuimos curados. Quise entrar en la oración de Jesús aquella noche cuando con las palabras del salmo donde se acude al Padre en medio de la máxima turbación y se termina en acción de gracias: Dios mío no me abandones, date prisa en socorrerme. Hoy Señor eres nuestra alabanza en esta Noche Santa. Descendiste a buscarnos hasta el hondo de los abismos, de forma que todos los desvalidos encuentren auxilio. Todos los que se acerquen a Ti coman hasta saciarse. Encontrarán al Señor todos los que imploren y se abran a Él. Lo recordarán y volverán al señor hasta de los confines del orbe y en su presencia se postrarán las familias de todos los pueblos. (Sal 22)

"En esta tarde, Cristo del Calvario"

En esta tarde, Cristo del Calvario, 

vine a rogarte por i carne enferma; 

pero, al verte, mis ojos van y vienen 

de tu cuerpo a mi cuerpo con vergüenza. 

¿Cómo quejarme de mi pis cansados, 

cuando veo los tuyos destrozados?

¿Cómo mostrarte mis manos vacías, 

cuando las tuyas están llenas de heridas? 

¿Cómo explicarte a ti mi soledad, 

cuando en la cruz cansado solo estás?

¿Cómo explicarte que no tengo amor, 

cuando tienes rasgado el corazón? 

Ahora ya no me acuerdo de nada, 

huyeron de mí todas mis dolencias. 

El ímpetu del ruego que traía 

se me ahoga en la boca pedigüeña. 

Y sólo pido no pedirte nada, 

estar aquí junto a tu imagen muerta, 

ir aprendiendo que el dolor es sólo, 

la llave santa de tu santa puerta.  


  

Nuestro itinerario 35: Oración en la Capilla de Adán

Luego en la capillita de Adán debajo del Calvario pude permanecer también otro gran rato. A través de esta capilla del piso bajo se puede acceder al interior de la cavidad de la roca donde fue erigida la cruz. El temblor narrado por el evangelista para mostrar la gran intervención de Dios quedó plasmado en la roca de la montaña Santa donde se puede observar la roca del Calvario partida en dos. 

Llama la atención esta hendidura en la roca del Calvario. Aunque todo parecía enmudecer las piedras, las rocas del Calvario hablaron. Esta hendidura se atribuye al terremoto sucedido al instante de la muerte de Jesús. San Mateo puntualiza: la tierra tembló y las peñas se hendieron y los sepulcros funerarios se abrieron (Mt 27. 52-53)

En esa oscura y pequeña capilla denominada de Adán se deja ver la roca donde según la legendaria leyenda se enterraba el cráneo de Adán. Una de las versiones por la que el monte se denominaba, el Calvario o la Calavera.

Allí se hacía aún más oscura la noche y más denso el silencio. Recordamos la parte del credo de nuestra fe: y descendió a los infiernos y nos quedamos meditando este misterio de fe. Cristo va en busca de Adán y de todos los nacidos de Adán. Quiso que su salvación llegara a todos, abrir las puertas del cielo a todos los que le habían precedido. 

Recordamos la antigua liturgia que se reza en la celebración del Sábado Santo y los hermosos íconos de la liturgia ortodoxa donde de una manera gráfica se plasma a Cristo en los infiernos dando la mano a Adán y Eva. Cristo resucita no escapando de la tumba sino penetrando en los abismos y tornando junto con Él la vida de los que yacían en las sombras de la muerte.

Cristo sumergido en medio de la oscuridad del abismo arranca con fuerza extraordinaria de los sepulcros y los levanta rompiendo las cadenas de la muerte. Cristo desciende a los infiernos para destruirlos. Con increíble fuerza rompe las cadenas y las ataduras del pecado agarrando las manos de Adán el primer hombre y Eva, la mujer madre de los vivientes. Los saca fuera de sus tumbas y les abre las puertas del Paraíso.



Meditación 35

En el mismo instante la cortina del Santuario se rasgó de arriba abajo, en dos partes. La tierra tembló , las rocas se partieron, los sepulcros se abrieron y resucitaron las personas santas que habían llegado ya al descanso. (Mt 27, 51-52)

Allí en esta singular capilla en la penumbra de la noche sin casi pretenderlo se introducía uno fácilmente en toda la liturgia del Sábado Santo y recordaba la antigua homilía sobre el grande y Santo Sábado

Un gran silencio envuelve a la tierra, un gran silencio y una gran soledad. Un gran silencio porque el Rey duerme. La tierra está temerosa y sobrecogida. El desciende a los infiernos y viene a despertar a los que dormían desde antiguo en las sobras de la muerte:

Despierta tú que duermes y levántate

A ti te mando, despierta tu que duermes, 

pues no te cree para la muerte, 

para quedar cautivo en el abismo. 

Levántate de entre los muertos, 

pues yo soy la vida de los muertos. 

Levántate, obra de mis manos. 

Levántate, imagen mía creado a mi semejanza. 

Levántate, salgamos de aquí, porque tú en mí y yo en tí, 

formamos una sola  indivisible persona.

Levántate, salgamos de aquí. 

El enemigo te sacó el paraíso; 

yo te coloco ya no en el paraíso, sino en el trono celeste. 

Te prohibí que comieras del árbol de a vida, 

que no era sino imagen del verdadero árbol. 

Yo soy el verdadero árbol, yo, 

que soy la vida y que estoy unido a ti.

Nuestro itinerario 36: La Gran liturgia en torno a la piedra de la unción

La Gran liturgia a manera de gran Vigilia dio comienzo con un primer oficio a las 12.00, una hermosa liturgia en el lugar del calvario oficiada por los greco-ortodoxos donde se conmemoraba la muerte de Jesús en aquel Monte Santo. Después iban bajando hasta el hall de la entrada donde se encuentra la Piedra de la unción para de allí dirigirse al atrio del Katholicón.

Con hermosos himnos, cantos y rezos todos cantados en un clima de adoración subía nuestra plegaria al Padre con la ofrenda del incienso. Siguió otro oficio a la 1.00 de los coptos en el Katholicón donde se conmemora el descenso y la sepultura de Jesús de la Cruz. Después le sigue otro oficio a las 2.00 de los monjes armenios junto a la piedra de la unción y la losa circular que recuerda el lugar desde donde las santas mujeres contemplaban a Cristo Crucificado. 

Teniendo de frente el inmenso icono que gráficamente recoge estas escenas uno se introducía casi sin darse cuenta en la profundidad del misterio.

La piedra de la unción recuerda como las santas mujeres tomaron el Cuerpo de Jesús para embalsamarlo ante de darle sepultura. Comenzaron el rito de la unción, frotaban cada parte del cuerpo con los perfumes traídos por José de Arimatea. Pensaban así retrasar la corrupción de aquel cuerpo tan querido. Pero no tenían tiempo de esmerarse mucho porque se echaba encima el Sábado que les impedía tocar un cadáver considerado como impuro. Con unos lienzos y una sábana empezaron a envolver el Cuerpo de Jesús. 

Las mujeres impregnaban primero la cinta con los ungüentos y luego la enrollaban como un vendaje. Finalmente envolvieron de nuevo el Cuerpo en la sábana y la ataron con tres cintas, a la altura de los tobillos, de la cintura y del cuello.. lo hicieron a toda prisa pensando que el domingo rematarían lo que ahora solo pudieron hacer a medias.



Meditación 36

José de Arimatea se presentó ante Pilato y pidió el cuerpo de Jesús. Después de bajarlo de la cruz, lo envolvió en una sábana para depositarlo en un sepulcro nuevo excavado en la roca, donde nadie había sido enterrado aún. (Lc 24, 52-53)

A pocos metros donde fue crucificado, a la vuelta de la colina estaba un sepulcro nuevo donde no había sido enterrado nadie. Las mujeres estaban allí, querían permanecer allí. Después de la tormenta vino la paz. Después de la atroz muerte de Jesús, los cuerpos ya no daban para más. ¿Dónde podrá hallar el descanso después de la tempestad? Nuestra humanidad no encuentra descanso seguro hasta dar con el Señor. Grita el mundo oprime las asechanzas y nos resistimos a pensar que todo ha acabado con la muerte. En medio de la noche y del silencio parecen resonar las romeas del Señor: Confiad en Dios y volveréis a alabarlo.

Señor te entregaste, entregaste todo tu Cuerpo y toda tu sangre. Finalmente volviste a los brazos de tu Madre y tus amigos. Ellos se hicieron cargo de tu Cuerpo. El Cuerpo que nos sigue alimentando y dando la vida.

Nuestro itinerario 37: Oración en el Santo Sepulcro

Siguió otro oficio a las 3.00 con una hermosa liturgia en el Santo Sepulcro oficiada por armenios ortodoxos dentro y delante del sepulcro junto a la entrada al Katholicón. Con hermosos cantos e himnos se llamaban y se respondían los celebrantes uno dentro y el otro con nosotros fuera reproduciendo los diálogos entre Cristo y las mujeres que fueron al Sepulcro, representando a la Iglesia. Hay un sitio donde se venera el lugar propio donde estuvieron situadas las mujeres al pie del Calvario.

Poco después, casi simultáneamente, se celebraba otro oficio a las 4.00 en una capillita detrás del Sepulcro celebrado por los coptos. Finalmente a las 5.00 se dio inicio otro oficio en la capilla de las apariciones, donde se recuerda la aparición a Santa María Magdalena cuya capilla se venera a la parte izquierda de la edícula y se terminaba con una oración de los latinos en la Capilla del Santísimo sacramento recordando la aparición de Cristo a su Madre. Allí con cantos gregorianos se entona el himno “De Angelis” donde como uniéndose en oración a todo el pueblo católico se quiere unir a todas las lenguas del mundo y a todas las naciones de la tierra.

La tumba que no había sido utilizada estaba situada en una colinilla que miraba a la puerta de Genath. La entrada una rueda de molino de unos dos metros de diámetron estaba para ser sellada con una gran roca corrediza. Tenía de fondo unos cinco metros por dos metros de alto. Contaba con dos habitáculos o recámaras. La exterior tenía unos dos por dos metros y en frente una puertecilla de solo un metro de altura. En la pared de esta segunda habitación había un niccho con el tamaño de un cuerpo adulto.

A Jesús lo depositaron en el nicho del sepulcro. El Cuerpo envuelto en la sábana quedó mirando hacia Jerusalén. Colocaron piadosamente el sudario sobre su rostro cubierto de vendajes y procedieron a cerrar la puerta. Giraron la rueda de molino y la dejaron que se deslizara por un canalillo curvo en que se asentaba hasta quedar fijada y calzada para que no se moviera.

Los sacerdotes fueron a decir a Pilatos que corría el rumor que los discípulos se iban a llevar el cuerpo de Jesús así que lo convencieron para que enviara guardias al sepulcro para custodiarlo.



Meditación 37

Las mujeres que habían venido desde Galilea con Jesús no se habían alejado; vieron de cerca el sepulcro y como colocaban su cuerpo. (Lc 23, 25)

Fue una hermosa experiencia que viví en aquella noche junto a la capilla y la imagen de María Magdalena junto al Sepulcro reviviendo el encuentro con el Señor. Sorprende la calidad del Señor en presentarse primero al corazón que habiendo sido tan denunciado lo había buscado con tanto ardor. A esta Santa guardo mucha devoción pues fue el día de Santa María Magdalena el día de mi ordenación. Recordé aquel himno que rezamos en su fiesta.

¿Qué viste en el huerto, dinos Magdalena?

¿Porqué lloras en el huerto?

¿A quién buscas? A mi amado

Buscando al que estaba muerto, 

lo encontré resucitado.

Me quedé sola buscando, 

buscando desconsolado al amor,

y cuando estaba llorando, 

vino a mi encuentro el Señor.

¿Qué viste en el huerto, dinos Magdalena?

Vacío el sepulcro, sudarios y vendas.

Ángeles testigos, movida la piedra.

Vi al resucitado, soy su mensajera.

Vi a Jesús resucitado,

creí que era el jardinero;

por mi nombre me ha llamado, no lo conocí primero…

Nuestro itinerario 38: La Santa Misa en el Santo Sepulcro

Finalmente a las 6.00 una vez abiertas las puertas pude celebrar la santa Misa con las hermanas de comunidad en la cámara interior de la tumba del Señor en la losa de mármol donde descansó el Señor. 

En la pequeña cámara convertida en capilla a penas cabíamos los cinco. Después saliendo del sepulcro era impresionante la cantidad de peregrinos que ya aguardaban para entrar y muchos recibir la comunión. Que inolvidable recuerdo el poder celebrar allí la eucaristía y actualizar el misterio de su muerte y resurrección: no está más en el sepulcro, está vivo, ha resucitado. 

Fue toda una noche de oración en favor de la unidad de los cristianos y de todos los creyentes de toda denominación y credo. Fue toda una experiencia hermosa de constatar como esto es posible cuando nos unimos todos en oración. Había ya amanecido, nos encontrábamos en un nuevo día para celebrar la Resurrección. El primer día de la semana marca una nueva era, un nuevo comienzo, una nueva creación. La Resurrección de Jesús hace nuevas todas las cosas. Tras la noche de la Vigilia de la Pascua amanece el nuevo día de la Resurrección. Cada año la comunidad griega realiza la Ceremonia del Fuego en la Vigilia de Pascua que empieza en la noche y culmina en el amanecer con la conmemoración de la Resurrección como ya lo relataba la peregrina Egeria en el S. IV.

Esta fue la gran noticia que recibieron las mujeres que se acercaron al sepulcro el primer día de la semana. Quedaron sobrecogidas cuando vieron la puerta abierta. Cuando entraron vieron el sepulcro vacío y unos seres vestidos de blanco que dijeron: no esta aquí ha resucitado. Las mujeres quedaron llenas de espanto y de terror y salieron huyendo del sepulcro. No daban crédito a sus palabras. Es Jesús mismo el que finalmente sale al encuentro de las mujeres y las saludó, ellas se arrodillaron delante de él y le abrazaron los pies. Jesús les dijo, no tengáis miedo. Id a llevar la buena noticia a mis hermanos. Decidles que se dirijan a Galilea; allí me podrán ver. (Mt 28 1, 10)



Meditación 38

No podíamos marcharnos del sepulcro sin recordar lo que sería el encuentro de Jesús resucitado con su Madre. No lo narran los evangelios como no pueden contener otras tantas experiencias que no habría libros suficientes para recoger. Recordamos un hermoso himno que hace relación.

Allí estaba su Madre

Lloraba amargamente, oh Verbo

Tu madre purísima viéndote en la tumba.

Dios inefable, eterno, contemplando tu muerte, 

oh Cristo, la Madre inmaculada te decía: 

No te detengas, entre los muertos oh vida, 

oh luz de mis ojos, oh dulcísimo hijo mío. 

¿Cómo puedes esconderte ahora en una tumba? 

Resucita, tu que eres la vida, 

dice llorando la Madre que te ha engendrado: 

Apresúrate a resucitar, oh Verbo, 

disipa el dolor de tu Madre pura. 

Ahora Madre estoy haciendo nuevas todas las cosas.

Nuestro itinerario 39: Camino de la Ascensión

Una vez acabada la Gran Vigilia salimos a desayunar en el gran atrio de la Basílica y nos dispusimos para culminar la semana y la primera semana de peregrinación a los lugares santos de Jerusalén con la visita al Monte de los Olivos para detenernos en la Basílica del Pater Noster y la Mezquita de la Ascensión.

Allí habíamos comenzado la peregrinación el primer día y allí la concluimos este último día que a su vez recordábamos “el primer día de la semana”. Allí San Mateo narra la aparición de Jesús a los discípulos y el envío a todas las naciones (Mt 27, 28). En la cima de aquel monte donde en la hondura y espesura de la noche vivió su agonía se vislumbraba ahora con un sol radiante el esplendor de la Resurrección. “Un primer día” daba inicio a una primavera nueva a un día que no tiene ocaso. También en este mismo monte camino de Betania Lucas sitúa el lugar de la Ascensión a los cielos (Lc 24, 50 ). 

Antes de dirigirnos a la cumbre del lugar de la Ascensión, visitamos la Basílica del Pater Noster y allí el lugar donde según la tradición donde Jesús enseño a orar a sus discípulos. Se trata de una pequeña  gruta excavada en la roca donde se dice también acudía la primera comunidad de Jerusalén en los tiempos de persecución. La oración será siempre roca de refugio en donde encontrar paz y serenidad en los tiempos turbulentos.

Allí en la cornisa del Monte de los Olivos se encuentra la basílica del Pater Noster. Un edificio de ladrillo rojo del siglo pasado donde en la actualidad existe un convento de carmelitas descalzas francesas. Allí existe una cueva donde según la tradición Jesús enseñó a los discípulos la oración de Padre Nuestro. En medio en los muros del claustro ojival abierto puede leerse en baldosas policromadas la oración del Padre nuestro en más de setenta lenguas.

Los estudios realizados han descubierto que la basílica está enclavada sobre una antigua. Esta, llamada Eleona, fue erigida por Constantino en el 333, sobre la gruta convertida en cripta donde Jesús enseña la oración . Los persas la destruyeron en el 614. Sobre sus restos los cruzados reedificaron otra iglesia que también volvió a arruinarse. En el 1875 con el sufragio de la princesa Aurelia de Bosi se levantó el convento carmelitano.

Penetrando en la cripta bajo el presbiterio estuvimos en aquel lugar tan especial donde Jesús enseño a los discípulos a orar. Allí rezamos la oración del Padre Nuestro con especial devoción. Allí dicen que los primeros cristianos se reunían en los tiempos difíciles a orar.

Desde allí nos dirigimos al lugar de la Ascensión, como si nosotros nos despidiéramos de Jerusalén y al mismo tiempo recordásemos cómo Jesús se despidiera de los suyos antes de su Ascensión a los cielos. 

La Cúpula de la Ascensión tiene una inscripción  que fecha su construcción entre 1200 y 1201. Sin embargo, su origen puede que se remonte al año 392 donde se erige una pequeña iglesia que fue destruida por los persas y reconstruida por los cruzados en 1102. Después de la conquista de Jerusalén por los musulmanes, Saladino la convierte en mezquita. La pila bautismal con sus capiteles francos coronada por un elegante falso lucernario podría tener su origen en el Templum Domini. En el interior se guarda la piedra objeto de veneración que recoge la huella que dejó Jesús antes de ascender al cielo supuestamente fue encontrada en la cima del monte de los Olivos.

En la cumbre del monte visitamos la Mezquita de la Asunción. Un templete en un promontorio propiedad de los musulmanes que tomaron en el tiempo de los cruzados y que recoge el lugar de la ascensión. En medio del recinto circular se levanta un modesto templete octogonal cubierto con una cúpula sobre un tambor. 

La historia del lugar se remonta a la época romana. Una piadosa matrona llamada Pomenia edificó una basílica circular llamada Ibomon sobre la cumbre. Los persas destruyeron la basílica en el 614. Los cruzados la reconstruyeron en forma octogonal y respetaron la abertura central. En 1187 los persas al mando de Saladino la tomaron en posesión, cubrieron la capilla del centro con una cúpula y tapiaron sus arcos. En este lugar una vez al año permiten que se celebre una misa en la Fiesta de la Ascensión. En el se guarda una roca donde se dice Cristo dio su última pisada como tomando impulso al cielo. Verdaderamente Jerusalén es ciudad coronada como diadema real y puerta del cielo.



Meditación 39

Jesús los llevó hasta cerca de Betania y, levantando las manos, los bendijo. Mientras los bendecía, se separó de ellos y fue elevado al cielo (Lc 24,50-51).

Alí en aquel promontorio elevando nuestros ojos más allá de la cúpula dirigimos nuestro espíritu al cielo. Para expresar el significado de la fiesta de la Ascensión en las iglesias de Oriente más antiguas se coronaba la cúpula con el ícono de la Anastasis. El Señor, rodeado en un círculo de gloria, aparece bendiciendo como completando la bendición inacabada con que empezó el evangelio.

Contemplando su Ascensión gloriosa recordamos una hermosa antífona de la liturgia de la Ascensión inspirada en una antigua oración del tropario bizantino: Oh Rey de la gloria, Señor de las potencia angélicas, que subes victorioso en este día de hoy; no nos dejes huérfanos, envíanos el Espíritu consolador que nos has prometido, el Espíritu de la Verdad, aleluya. 

Fue en este Monte de los Olivos donde el Papa Benedicto celebró su misa abierta a todos en su estancia en Jerusalén donde exhortó a todos a la reconciliación y la paz: Todos lo que amamos esta Jerusalén, la ciudad de paz, al verla la vemos como profecía y promesa de la reconciliación y la paz universal. Judíos, musulmanes y cristianos consideran esta ciudad como su casa espiritual. ¿Cuánto nos queda para convertirla verdaderamente en una ciudad de paz para todos los pueblos, donde todos puedan venir en peregrinación buscando a Dios y escuchando su voz, una voz que nos habla de paz (Sal 85, 8)




A manera de resumen de esta etapa primera semana:

Después de aquella intensa semana todo parecía relucir con una nueva luz nos sentíamos ya no extraños ni extranjeros sino parte ciudadanos de aquel lugar: Vi unos cielos nuevos y una nueva tierra. Nos íbamos tan cargados de experiencias que nos resistíamos a irnos algo nos empujaba a quedarnos y permanecer allí para siempre. Si estos eran nuestros pobres sentimientos imaginamos y entendemos que Jesús no sólo los pudo tener sino que lo pudo hacer quedarse con nosotros en una nueva forma de presencia.

Dice un adagio indio: “La vida trascurre a través de cuatro etapas. Primero aprendemos, después enseñamos, luego nos retiramos y aprendemos a callar y amar en silencio. En la cuarte y última etapa el hombre aprende a mendigar y a acogerse a la misericordia divina”. Al principio uno intenta cambiar el mundo luego conforme te vas haciendo mayor y te acercas al final de la vida se da uno cuenta de lo que cuesta aceptarse a uno mismo. Uno se da cuenta que no hay que hacerse pobre sino aceptar nuestra propia pobreza. Somos radicalmente pobres. Ser pobre es nuestra condición más radical. No debe de avergonzarnos sino todo lo contrario alegrarnos de vivirnos necesitados radicalmente de Dios. La fortaleza de un hombre no la demuestra en sus éxitos, en sus talentos o facultades para superar las dificultades sino en aprender a reconocer sus faltas y enmendarse y aprender de sus caídas y derrotas reconociendo sus propias flaquezas y confiando siempre en la misericordia divina. Dios se apiada del pobre y el indigente y no hay nada que más le conmueva que el corazón humilde del pobre arrepentido.

Quiero dar gracias a Dios por todo lo vivido y el bien que pude hacer pues cada vez más reconozco que ha sido obra de Dios. Quiero pedir perdón de lo que no supe vivir. Reconozco que todo lo pasado, todo lo sufrido no tiene comparación con todo lo que he gozado. La desgracia resulta minúscula en comparación con la dicha. Cuando uno sufre debe pensar siempre en tantos hombres que sufren calamidades mucho más fuertes para no tener porqué quejarnos de nada. Además poco a poco uno se da cuenta que las mismas dificultades y contrariedades de la vida son el mejor abono y caldo de cultivo para que Dios saque de nosotros lo mejor. Y descubrir que a pesar de todo no podemos ser salvadores de nosotros mismos. Nos hacemos más necesitados de Dios.

Confío en Dios y quiero vivir abandonado en su misericordia y le pido la fe suficiente para transitar por la dificultad, la enfermedad y la muerte. Sé que Dios me ama a pesar de haber cometido tantas faltas. Según se va haciendo uno mayor se hace más consciente de sus errores pero también se hace uno más consciente del inmenso amor de Dios, por eso quiero vivir con un corazón tremendamente agradecido.

Vivo con la conciencia de que en este mundo caminamos al encuentro con Dios y lo mejor está por venir. Cuanta alegría tendremos de sentirnos amados con un amor tan pleno, tan infinito y tan para siempre. Dios es bueno, nos ha prometido una vida feliz y cumple sus promesas. El ha venido para abrirnos a todos la puerta y a recorrer con nosotros el camino hasta llevarnos hasta Él. En Él está la felicidad plena y no hemos de temer caminar hacia el encuentro con Él. ¿Qué puede temer el hombre que ha puesto toda su confianza en Él? 

“Dichosos los que viven en tu casa para siempre alabarte,

Dichoso el que tiene en Ti su fortaleza y sigue tus caminos,

Hallará la paz al final de su peregrinación” (Cf. Salmo 84)

Acabo sencillamente con las palabras del “Cura Brochero” al final de su vida: “Ahora puestos los aperos estoy presto para el viaje, lo demás queda a la misericordia de Dios”. “He podido pispiar que viviré siempre en el corazón de todos a los que me entregué, puesto que la vida de los muertos permanece viva en la memoria de los vivos” (Beato José Gabriel del Rosario).




LA SEMANA DE LAS APARICIONES en Galilea

Volver al inicio: "Vayan a Galilea y allí me verán". 

Con la resurrección todo toma sentido. Sin la resurrección no se entiende nada, todo habría sido inútil sin este triunfo final, si Jesús no hubiera resucitado. ¿Qué sería de nosotros los creyentes sin la resurrección? “Si Cristo no resucitó vana es nuestra fe, vana nuestra predicación, vana nuestra esperanza. Si solo mirando esta vida tenemos la esperanza puesta en Cristo somos los más desgraciados de todos los hombres” (1 Co 15, 14-20). Seríamos los más miserables de todos y creeríamos en vano sin la certeza de la resurrección.

Una nueva vida de resucitados

Si Cristo resucitó también nosotros resucitaremos. Cristo resucito como primicia para ofrecernos con su Espíritu el don de una vida nueva.  Cristo “el viviente” es el origen de una vida nueva, inaugura una humanidad nueva. Jesús manda a las mujeres como testigos de la resurrección que vayan a los apóstoles y les digan: “Id a Galilea allí me veréis”. Queremos pues centrarnos ahora en las apariciones del resucitado a sus apóstoles en Galilea. Son una invitación a volver al inicio como si todo volviera a empezar. El Evangelio no podía concluir en las ásperas tierras de Judea. El inicio de la misión no podía tener otro marco que el de Galilea. Aquí en Galilea Jesús les salió al encuentro por primera vez y vivió las horas más alegres de su vida. Aquí tenía pues que dar los primeros pasos de su nueva de resucitado. En Galilea tendría que nacer todo el dinamismo apostólico que les lanzaría hacia una misión universal y eterna.

Es el apóstol Juan quien describe más minuciosamente el encuentro de Jesús con los suyos junto al mar de Tiberíades. Allí se aparece Jesús de nuevo como un extranjero en la orilla del lago al amanecer de un nuevo día y vuelve a revivir aquel primer milagro de la pesca milagrosa. Jesús les pregunta irónicamente: muchachos habéis pescado algo. Ellos contestaron, nada. El les dijo: echad la red al lado derecho y pescareis. Así lo hicieron y la red se llenó de peces. Entonces el discípulo amado dijo: Es el Señor.

Después les invita a acercarse a la orilla para almorzar. Allí les esperaba Jesús inclinado sobre el fuego y les mandó que trajeran los peces que habían pescado. Acercaos y comed. Ninguno de los discípulos se atrevió a preguntar quién era pues sabían muy bien que era el Señor. Entonces Jesús tomó el pan en sus manos y se lo repartió. (Jn 21, 1-14) Los discípulos sobrecogidos y llenos de alegría reconocieron el modo de partir el pan y sus ojos terminaron de abrirse.

Resonancia: Recordando la Semana de Pascua

La Semana de Pascua para los judíos

La semana siguiente a la gran celebración de la Pascua eran días de regocijo ante el Señor, durante los cuales todo el mundo se esforzaba en consumir los panes ázimos y alimentos propios de la Pesá. Entre ellos era común los huevos duros que evoca el inicio del ciclo de la vida y evocaba las ofrendas festivas. En el recinto del templo o en las sinagogas se celebraban reuniones de oración con lecturas directamente relacionadas con la fiesta. Muchos peregrinos aprovechaban para ofrecer sacrificios de comunión y generalmente culminaban a la semana con una última reunión o banquete de comunión. Así se explica que la gran celebración de la Fiesta de Pascua Pesá al unirse con la fiesta los Ázimos Matsot, Pesá- Matsot, se prolongara con otra semana y culminara con otra comida festiva y sagrada.

La Octava de Pascua para Jesús

Es curioso que la semana pascual descrita por Juan parece comenzar con un banquete-reunión y culminar con otro al final de la semana en donde se terminaba de completar la presencia y la comunión de todos los discípulos que habían quedado dispersos.

Siguiendo el evangelio de Juan, la primera semana (Cap. 1-2) haría relación a la semana de la Creación, haciendo paralelo con el primer libro de los orígenes, el Génesis. La segunda semana (Cap. 12-19) descrita con todo detalle haría relación a la redención llevada a cabo por Cristo. La tercera semana (Cap. 20) haría relación a la semana de Resurrección.

La resurrección así no es descrita como un momento sino como un proceso. La octava pascual nos adentra en nuestro tiempo de ya sí pero todavía no, apuntando al tiempo definitivo. La Resurrección de Cristo es “el primer día” de la semana inaugurando el tiempo definitivo. La Nueva creación de Cristo resucitado en la espera de su parusía en el definitivo “día del Señor”.

Los días siguientes a la semana de Pasión se vivían en medio del asombro y la incertidumbre. Sus corazones se habían visto sorprendidos por sentimientos bien dispares en tan corto intervalo de tiempo. El miedo tras el hundimiento total después de la muerte de Jesús en medio de un gran desconcierto se abría de repente a una inusitada sorpresa que empezaba a vislumbrarse entre ellos. Según lo había anunciado Jesús había resucitado. Pero esta nueva realidad no se hizo de inmediato sin pasar por una mezcla de estupor, espanto, susto, incredulidad, escepticismo que no les dejaba salir de la confusión

La tumba estaba vacía. El que creían muerto no está más allí y sale al encuentro de sus discípulos para sacarles poco a poco de la incredulidad. Durante los días posteriores se va a dar inicio a todo un proceso. Este gradual proceso de la resurrección tiene que ver con quien viene a congregar a los que estaban dispersos y fortalecer la fe de los que estaban tan asustados.

Tras las apariciones de Jesús a las mujeres en torno al sepulcro. Estas reciben el anuncio de Jesús a sus discípulos: Vayan a Galilea allí me verán (Mc 16,17). 

Los evangelios nos van narrando estos encuentros donde Jesús parece aparecer y desaparecer. Salía a su encuentro, lo descubrían, lo percibían, les llenaba de estupor y alegría y luego parecía desaparecer.

Desde luego la resurrección nada tenía que ver con alguien que volvía a ellos con la misma vida que la que antes tenía como si nada hubiera pasado. Volvía a ellos pero con otra nueva presencia generando en ellos un nuevo dinamismo que no llegaban de todo a comprender ni a intuir su alcance. Fue todo un camino gradual de asentarles en la certidumbre de quien venía a cumplir sus promesas orientándoles hacia la certeza de que la comunión es posible a que la unidad será restaurada.

Diríamos que el camino recorrido por Jesús en su Vía Crucis de  dolor, sufrimiento, hasta la muerte era desandado ahora por otro camino el Vía lucis de gozo, de comunión, de vida plena en aquel que ha vencido la muerte. 

La Octava de Pascua para nosotros

Nosotros hicimos el viaje a Galilea con esto en nuestra memoria tratando de meditar lo que debieron ser aquellos primeros encuentros del Resucitado con sus discípulos y conscientes que Jesús iba también a salir a nuestro encuentro. 

El viaje a Galilea lo vivimos en este tono post-pascual como celebrando la octava de Pascua y recordando la semana de las apariciones de Jesús a sus discípulos. Volver a Galilea fue para los discípulos y sigue siendo para nosotros volver a las raíces de nuestra fe, a nuestras raíces como comunidad como iglesia, a las raíces de la humanidad y de toda convivencia humana.

En estas tierras de Galilea se respira el aire donde Jesús vivió durante los treinta años de vida oculta. Sin duda estas tierras siguen siendo lugares santos privilegiados para vivir lo que quedó perpetuado en la historia, el Reino. En la actualidad alrededor de 120.000 cristianos de distintas denominaciones viven en pequeñas comunidades. El mismo Espíritu nos impulsa hoy en medio de un ambiente hostil y lleno de conflictos a ser fermentos del Reino y testigos de un evangelio vivo.

Galilea dividida en baja y alta Galilea es una zona fértil. Inalterable en su paisaje se mantiene más al vivo las huellas del evangelio. Alrededor del Mar de Galilea es inicio de la vida pública y fuente de concentración de lugares santos del origen del cristianismo. El mar de Galilea está fuertemente asociado a la primera llamada de los primeros discípulos. El lago está bajo una depresión a 200 m bajo el nivel del mar.

Galilea nos habla del inicio del evangelio. Tiene que ver con el estallido de la vida nueva del Reino de dios entre los hombres con la novedad de vida que viene a traer Jesús. Jesús después de salir de su vida oculta en Nazaret y se abre su manifestación a los horizontes limpios y anchos del Mar de Galilea. Allí gente sencilla de corazón abierto se van a sentir interpelados asombrosamente por su mensaje, la Gran Buena Nueva del Evangelio. 

Allí en el lago de Tiberiades Jesús llamó a sus apóstoles. La orilla norte del lago que se extiende del promontorio de Arbel hasta Hyppos lleva el nombre de Arco Evangélico.

A sus orillas estuvo la ciudad de Tiberias construida por Herodes Antipas en honor del emperador romano Tiberio. Tras la caída de Jerusalén se convirtió en un centro importante para los judíos y desde entonces se considera una de las cuatro ciudades santas del judaísmo. 

Allí en la alta Galilea entre Barram y Monfort camino a las ciudades de Tiro y Sidón, camino de los gentiles se encuentra la pequeña población de Mi´lya donde reside nuestra reciente comunidad. Para nosotros se trata también de un verdadero inicio, de toda una búsqueda de las raíces de fe y de los hechos que han configurado aquí la Iglesia.

En este lugar nació la Iglesia y desde aquí salió para proclamar el evangelio hasta los confines de la tierra. Aquí vivió y vive la comunidad cristiana en medio de tensiones y amenazas constantes. Aquí vivieron los primeros Padres de la Iglesia oriental. Nosotros de alguna manera somos sus herederos y nos toca recoger este legado, fortalecerlo y transmitirlo a nuestros hermanos.

Sin duda hay un patrimonio en esta Tierra Santa que va más allá de las ruinas o construcciones de piedra y tiene que ver con las piedras vivas que siguen sosteniendo la iglesia en estos lugares. De nada valdría acercarnos a unos vestigios históricos sin vida. Hay una vida escondida detrás de cada uno de estos vestigios y es la que intentamos durante esa semana descubrir.


 

Lunes de Pascua en Mi’lya nuestro primer hogar. 

Resonancia: Recordando el Lunes de Pascua. 

Haciendo un poco de memoria, la comunidad de Mi´lya es una reciente fundación que empezó a fraguarse hace apenas dos años en julio del 2007. Monseñor Letman el obispo que aprobó nuestra comunidad de Servidores del Evangelio en Münster que solía visitar a menudo tierra Santa hospedándose en la comunidad de benedictino del Monte de Sión nos fue compartiendo de su preocupación al ver disminuir los cristianos en Tierra Santa. 

Poco a poco esa preocupación se convirtió en un ruego que se convirtió en petición por parte de Monseñor Elías Chacour para que pudiéramos hacer una fundación en la Alta Galilea. Muchos han sido los retos de esta fundación. El nuevo idioma pues se hacía imprescindible aprender árabe, la inculturación pues se trataba de un nuevo rito el melquita distinto a nuestro rito latino y todo un situarnos en toda esa tierra y pueblo para nosotros tan desconocidos

Uno de las grandes novedades es la liturgia. La iglesia greco-católica melquita celebra con un rito ortodoxo pero perteneciente a la Iglesia católica. La liturgia melquita es muy ceremoniosa, muy alegre, con gestos muy nuevos para nosotros y a la vez muy antiguos. Hunde sus raíces en los grandes centros de espiritualidad oriental, Jerusalén, Alejandría, Antioquía y Constantinopla y sus padres fueron Santiago el Mayor, San Basilio el Grande y San Juan Crisóstomo. 

La liturgia es considerada como la Fiesta de las Fiestas, es en general cantada en una constante comunicación del celebrante con el pueblo. Las misas dominicales son muy alegres todas cantadas en árabe, duran una hora y media. Hay un coro que introduce y mueve a la participación de toda la asamblea. 

La liturgia de la misa contiene todo el misterio de la vida de Cristo. La primera parte Prótesis o Proskomedia recordando la vida oculta la celebra el celebrante oculto dentro del iconostasio preparando las ofrendas. La segunda parte Liturgia de la Palabra o de los Catecúmenos recordando la vida pública da mucha importancia a la celebración de la palabra.  Saliendo del iconostasio a la nave donde están los fieles se va en procesión con el Evangeliario en las Puertas Santas. La tercera parte, liturgia de los fieles se inicia con un gran ofertorio cantado con una procesión de las ofrendas del pan  partido en cuatro partes en forma de cruz con el cáliz y la patena que se colocan sobre el Antimensión, recordando la sepultura, en el altar, dentro del iconostasio dejando abiertas las Puertas Santas. La gran Anáfora comporta también gestos muy significativos conmemorando la muerte, la fracción y la resurrección, la elevación. En la bendición final se da a besar el ícono de la fiesta que se celebre y se distribuye el pan bendito Antidorón que antiguamente los fieles solían levarse a sus casas para dárselo a los enfermos.

Monseñor Elías Chacour como buen padre y pastor fue el que nos introdujo y nos fue dando a conocer la realidad de esa diócesis. El quien de su mano quiso que pudiéramos conocer la diócesis y desde ahí pudiéramos ver juntos y discernir cual sería el lugar idóneo para que nosotros pudiéramos enriquecer a la diócesis y la diócesis a nosotros.  El nos hizo saber que su mayor preocupación pastoral era devolver a la gente su vida espiritual para que puedan recuperar su identidad perdida. Está realmente preocupado por el éxodo de cristianos fuera de Israel y cree que si su fe fuera más viva tendrían capacidad para quedarse y afianzarse.

Fuimos conociendo algunos pueblos como Ibillin y Fassuta, pueblos muy cercanos a Mi´lya. Ibillin es un pueblo al oeste de Nazaret, donde Moseñor Chacour se inició como párroco 40 años antes de ser ordenado obispo. Allí él fue afianzando la comunidad y apoyando para construir poco a poco un colegio  que recoge 4500 alumnos y luego una universidad. Un proyecto admirable dado que  en este colegio y universidad se educan jóvenes de cuatro religiones distintas: cristianos, judíos, musulmanes y drusos en perfecta armonía. Un proyecto maravilloso de paz y reconciliación. Todo habla de unidad de paz. En las escaleras a la universidad se leen  las siete bienaventuranzas y en un mosaico se dibuja un inmenso puente donde están escritos muchos nombres. El mensaje del puente es que cada alumno que acabe los estudios se comprometa a ser puente de unidad y de paz y que dejen escritos allí su nombre. El mismo profesorado es de diferentes religiones y credos. 

La iglesia de Fassouta conmemoró en 2007 sus 100 años. Fassouta y Mi´lya son los dos únicos pueblos que hay en zona completamente cristianos. Fassouta es el pueblo de Elías un gran amigo árabe que nos introdujo de forma admirable en todas sus costumbres y tradiciones. El día 20 de Julio se celebra el día del profeta Elías, que es muy venerado por la iglesia melquita pero también por los ortodoxos, judíos y musulmanes. Ese día en el monte Carmelo en Haiffa se hace una gran fiesta con la participación de todos. Al final Dios dispuso para nosotros quedarnos en el pequeño pueblo de Mi´lya. Nuestra comunidad en Mi´lya intenta ser un fermento de fraternidad y de unidad en medio de una tierra con tantos conflictos. Mi’lya es un pueblo todo cristiano con hondas raíces. Conserva una de las iglesias más antiguas del norte de Galilea. Sus habitantes provienen de otros pueblos de donde fueron expoliados. 



Meditación 40

Dos de sus discípulos se dirigían a un pueblecito… e iban conversando de todo lo sucedido . Mientras conversaban y discutían Jesús en persona se les acercó y se puso a caminar con ellos, pero algo impedía que sus ojos le reconocieran…al llegar cerca del pueblo al que iban, hizo como que quisiera seguir adelante, pero ellos le insistieron diciendo: Quédate con nosotros que el día ya declina. El entró pues para quedarse con ellos y mientras estaba a la mesa con ellos tomó el pan pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. En ese momento se les abrieron los ojos y lo reconocieron. (Lc 24, 13-31) 

En casa de las hermanas en Mi´lya tuvimos ocasión de compartir con gente del lugar. Es un pequeño pueblo con la singularidad de ser todo él mayoritariamente cristiano y como dijimos con hondas raíces de fe. Precisamente nuestra labor allí es fortalecer la fe de ese pueblo tan amenazado en un ambiente tan hostil que repercute en tantas situaciones. 

Estando en la casa se acercó una joven  con dos hijitas buscando apoyo pues había sido golpeada por su pareja y no veía la forma de dar salida a esa situación. Después de acogerla y hablar con ella pasamos a la capilla a poner toda su situación en manos de Dios. 

Uno aprecia el poder de la oración, como en medio de sus lágrimas se hizo presente el Señor en esos momentos inundándola de paz. Luego nos enteramos que se fue formando todo un grupo de oración que se reunían todas las semanas y que tomó el nombre de “Kun maná” (quédate con nosotros)


                                                       


El Martes de Pascua, Las tierras invadidas. Visita a Birrám. 

Resonancia: Recordando el Martes de Pascua. 

Nuestro padre “abbuna” nos llevó a visitar su pueblo natal. Es el pueblo suyo, de su mujer, (los sacerdotes melvitas son ordenados también casados) y de Monseñor Chacour. Birram es como el botón de muestra del dolor en que se vive entre árabes y judíos, el tener que vivir con el duelo de la patria perdida. Para la población árabe cristiana viven con gran dolor que  sus tierras fueran expoliadas y sus casas destruidas en los años 44-45. Ni tan siquiera se le permite el uso de la Iglesia que fue cerrada. Una vez al año se reúnen en la azotea los antiguos vecinos y replican las campanas en oración como grito de libertad.

Duro es el recuerdo de esa sangrienta lucha por la independencia de un Estado de Israel en tierra palestina. Desde 1860  se logra en Jerusalén establecer el primer barrio fuera de las murallas. En 1882 se lleva acabo la primera Aliá inmigración a gran escala. En 1904 la segunda Aliá, en 1919 la tercera. Se fundan la Hitadrut la Haganá  y lel Vaad Leumí, organizaciones judías. En 1921 se funda Nahalal el primer moshav. En 1924 la cuarta Aliá. En 1933 la quinta Aliá. Después de la Segunda guerra mundial y del horroroso Holocausto se forma el Lejí, la Palmaj y la Haganá  como fuerzas de ataque en favor de la independencia. En 1947 tras la propuesta de la ONU de establecer un estado judío y árabe en Israel se llega a establecer el Estado de Israel en 1948.

Pero el establecimiento de tal estado supuso el derramamiento de mucha sangre. Estas luchas y derramamiento de sangre bien sabemos que dura hasta nuestros días. Son heridas que siguen supurando en estas tierras.

Birram es uno de estos lugares donde a pesar de la aparente paz aún se respira el dolor de las heridas abiertas. El lugar ha sido convertido por los judíos en una especie de reserva natural con interés sólo turístico. Visitamos las ruinas de una antigua sinagoga judía y luego todo el pueblo convertido en ruinas. Todavía entre las ruinas se divisaban las antiguas higueras que Elías Chacour en su libro de memorias somos hermanos recuerda que su padre plantaba con objeto de echar raíces y marcar sus tierras cuando los judíos después de expulsarlos les impedían visitarlas.

La Iglesia en deteriorado estado permanece cerrada al culto. Las campanas se tocaban una vez al año convocando a antiguos vecinos que dejaban celebrar una oración en la terraza por sus difuntos. Birram es como el botón de muestra de toda la realidad que flota bajo el conflicto palestino-isrealí en toda la región. Sale a flote el sufrimiento del pueblo palestino que sufre las consecuencias de la ocupación israelí. Muchos son los problemas que uno empieza a detectar, la falta de libertad de movimiento, las barreras que se han levantado. Sobre todo empezamos a darnos cuenta no sólo de los muros externos sino internos que son aún más difíciles de derribar.




Meditación 41

Ustedes vivían en este mundo sin esperanza y sin Dios…ustedes que estaban lejos han venido a estar cerca. Él es nuestra paz. Él ha destruido el muro de separación, el odio, y de los dos pueblos ha hecho uno solo (Ef 2, 12-22)

Detrás de tantos enfrentamientos tan sangrientos de tantas fricciones entre conciudadanos cristianos judíos y musulmanes es toda una llamada a como ser cristianos en estas tierras de Oriente. Está en el sueño y plan de Dios que cristianos, judíos y musulmanes podamos vivir juntos como hermanos y esto es un enorme desafío.

Nada es imposible para Dios y sólo Dios puede hacerlo en nuestros corazones a través de su amor. Te pedimos señor que sostengas la fe, la esperanza y el amor de forma que venciendo los odios y las guerras a fuerza de amar se pueda restablecer la paz y un día lleguemos a habitar en la misma tierra todos como hermanos



El Miércoles de Pascua: Visita a Monfort, el bastión de los templarios. 

Resonancia: Recordando el Miércoles de Pascua.  

A una hora de camino de Mi´lya se encuentra la fortaleza de Montfort en el valle que servía de ruta a los Cruzados entre Haiffa, Acre y Tiberiades. Haiffa fue conquistada en 1100 por los cruzados y posteriormente por los turcos. Fue la puerta de entrada a las embarcaciones y un lugar estratégico, un gran centro de construcción de embarcaciones. Junto con Acre, antiguo puerto cananeo fue capital del Reino cruzado después de la caída de Jerusalén. Importante ciudad portuaria que en tiempos de los turcos resistió el asedio de Napoleón. 

Después del dominio cristiano bizantino entre el 313 al 636 se cae bajo el dominio musulmán entre el 636 y el 1099. Después de la dominación musulmana surgen las Cruzadas como la necesidad de reconquistar los santos lugares. Se quería liberar los santos lugares, en especial el más emblemático, el Santo sepulcro. Durante el 1099 y el 1291 viene el dominio cristiano estableciendo de nuevo el reino latino de Jerusalén.

Las Cruzadas bien sabemos que respondieron a un cúmulo de intereses bien variados. Si queremos ser fieles a la verdad hemos de decir que a los peregrinos los musulmanes no les imponían serias dificultades. En Palestina y en Jerusalén vivían muchos cristianos practicando pacíficamente su religión. La afluencia de peregrinos comenzó a crecer en el S. X buscando venerar y obtener reliquias de los santos lugares.

Carlomagno ejercía una especie de protectorado moral sobre Tierra Santa y sobre los cristianos que allí vivían. El mismo emperador compró el denominado campo de sangre, Haceldama para construir un Hospicio para peregrinos, un mercado y una basílica.

Es a finales del año mil cuando el califa Al- Hakem amenazó y dio orden de destruir el Santo Sepulcro. Ante el ataque de los fatimitas la Iglesia de Jerusalén hace un llamamiento a la Iglesia Latina manifestando que el Santo Sepulcro había sido destruido. Sin embargo pronto se paró la persecución. El hijo del califa, Al Zahil mandó reconstruir los santos lugares y a esto colaboraron los fieles y peregrinos. Es entonces cuando el protectorado franco es suplantado por el de Bizancio. Los turcos obtienen el califato de Bagdad y se apoderan de Damasco, expulsan de Palestina a los fatimitas y quienes entregan la ciudad de Jerusalén en 1078.

Es entonces cuando se empieza a sentir la dificultad y peligrosidad en peregrinar a los lugares santos. En 1073 el emperador de Bizancio Miguel VII pide auxilio al Papa Gregorio VII prometiéndole acatar el primado romano. Entonces se ve la ocasión de unir la Iglesia griega y las otras de Oriente a Roma. El Papa Urbano sucesor de Gregorio VII es el que convoca la primera cruzada en 1095 ante el clamor: Dios lo quiere. La verdad que Dios no podía querer una guerra y lo que sí se abogaba era la liberación de los santos lugares.

En aquellos tiempos difíciles donde en Occidente, las batallas acontecían entre los mismos reinos cristianos se buscó un frente común para dejar de pelear entre sí. La Cruzada por la liberación de Jerusalén, la Ciudad Santa, avalada por el pontífice convocaba a caballeros y señores feudales prometiéndoles indulgencia plenaria, la entrada gloriosa a la Jerusalén celeste. 

En el 1100 los cruzados lograron tomar Jerusalén y Godofredo declarado defensor del Santo Sepulcro. El verdadero soberano del nuevo reino sería el Papa. Fue elegido entonces un Patriarca latino para Jerusalén. El reino-patriarcado de Jerusalén fue organizado feudalmente con estatutos y normas a semejanza de Occidente.

Después de la primera hubo hasta siete cruzadas. Ricardo corazón de León les dio un nuevo impulso pero poco a poco fueron decayendo. Al final del S. XIII los cristianos no poseían ninguna plaza en Palestina. El reino de Jerusalén tras un paréntesis de una centuria siguió en manos de los musulmanes.

Para proteger a los peregrinos en su transitar por Tierra Santa se crearon órdenes de caballeros que vigilasen las rutas. Así surgió en 1118 la Orden del Temple, Orden del Templo de Salomón. La funda Hugues de Payns, el primer gran maestre, junto con ocho caballeros. Balduino II le concede el privilegio de custodiar el antiguo Templo de Salomón. Los primeros fundadores se instalan e el Templo de Jerusalén y ocupan la mezquita de Al Aqsa y la Cúpula de la Roca. Los Templarios tuvieron una importante relación con grupos sufies musulmanes.

En el año 1106 los Cruzados construyeron distintas fortalezas en sitios estratégicos en línea de fuego  en camino hacia Damasco. En esta misma línea se encontraba Nimrod, Kalat Namrud, y Banias. Estas fortalezas cayeron más tarde en manos de los musulmanes y luego bajo el dominio otomano. Debido a su emplazamiento natural, sumamente estratégico, aún perduran las ruinas de lo que fueron bastiones cruzados casi inexpugnables.

La fortaleza de Nimrod y Montfort encomendada a los Caballeros del Temple. Las fortalezas de Nimrod y Montfort dominaban la región norte tratando de salvaguardar el camino hacia Damasco y el mar. Kalat Namrud fue centro del poder militar de los cruzados durante mucho tiempo. A raíz de una disputa entre los mismos cruzados se debilitó su fuerza que aprovecharon los musulmanes para perder Namrud en el año 1164. Más tarde el imperio otomano en el XVI tomaron las fortalezas y lo que habían sido poderosos bastiones se convirtieron en refugios de pastores y sus rebaños.

Tierra Santa fue siempre tierra de encuentros y desencuentros. También en estos tiempos caballeros y religiosos misioneros y plebeyos eran convocados a tomar parte en las cruzadas con el intento de recuperar los santos lugares conquistados por los musulmanes. Los Papas intentaron fortalecer el ánimo de los cruzados con apoyo de órdenes religiosas. Los monjes de Claraval y San Bernardo contribuyen a impulsar el ardor para no perder el espíritu cristiano y decaer en puras gestas caballerescas. A esta razón pidieron también ayuda a San Francisco con su reciente orden de franciscanos que terminarían haciéndose cargo de la custodia de los lugares santos.

Allí en San Juan de Acre el reducto de los cristianos en la costa siria, cuenta la tradición desembarcó San Francisco acompañado de algunos hermanos y con otros caballeros dispuestos a batirse hasta la muerte para liberar la tumba de Cristo. Se trataba de la quinta Cruzada dirigida por el Rey Juan de Briennia en 1218.

El sitio de Acre fue el principio del fin para os grandes maestres templarios. Tras el ataque y destrucción de Trípoli por el sultán de Egipto vino la toma de Acre y con este último baluarte la definitiva pérdida de Jerusalén. Después Felipe el Hermoso y Clemente V deciden acabar con la Orden del Temple condenando al último maestre a la hoguera en 1314. 



Meditación 42

Señor haz de mí un instrumento de tu paz. Que donde haya odio ponga amor, donde haya duda nuestra fe, que no busque más ser amado que amar, ser comprendido que comprender ser perdonado que perdonar. (Oración de San Francisco)

Francisco había sido también impulsado en su juventud por el ideal del intrépido caballero afrontando la muerte por fidelidad a su señor pero ahora sabía que esas no eran las armas. Quiso venir a tierra Santa como un emisario de paz. No iba para tomar parte en los combates sino para encontrarse con los otros, aquellos que no pensaban como él. Si la tumba donde estuvo a penas unos días el cuerpo de Cristo merecía la movilización de tan magna empresa más lo merecía las almas que el redimió con su sangre y que engloban gentes de toda condición raza o creencia.

Igual que San Francisco se sintió llamado no sólo a peregrinar a Tierra Santa sino a abrir para la humanidad caminos nuevos donde los hombres no veían más que montañas infranqueables también nosotros con estos pensamientos nos sentimos abriendo en estas tierras caminos nuevos. Caminando por todo aquel valle y viendo las ruinas de inexpugnables bastiones que levantaron los cruzados y se mantuvieron durante el paso de centenares de años pensábamos en otras armas y estrategias. Hombres que no se unen para hacer frente a un enemigo común sino que desarmados se deciden a derrumbando nuestros muros construir puentes de unidad sembrando la reconciliación y el perdón.   

El levantamiento de un orden nuevo de una comunidad sólida  duradera no puede hacerse con manos de hombre levantando torreones y fortificaciones sino poniéndose confiadamente en manos de Dios y descubriendo la unidad que late en toda la creación. Esa unidad la palpamos en aquel precioso atardecer de aquel día donde el sol parecía ponerse entre las montañas en lejanos destellos de los mares. Nos unimos en este día a la oración por la paz que hiciera San Francisco. 


 

El Jueves de Pascua: Las apariciones en el Lago y el primado de Pedro. 

Resonancia: Recordando el Jueves de Pascua.  

Jesús manda a sus discípulos que vuelvan a Galilea que allí le verán. Nosotros nos fuimos también a Galilea con eses mismo espíritu, poder verle y encontrarle visitando los lugares que dieron inicio al evangelio.

En el centro de Galilea, se encuentra el lago Tiberiades. Es un lago de agua dulce que recibe las aguas del río Jordán que bajan del monte Hermón. Por la diferencia de temperatura entre el día y la noche a veces se producen tormentas que encrespan sus aparentes pacíficas aguas. Aquí Jesús reprende a los vientos y amansa el mar. Aquí a la orilla de este lago Jesús llamó a sus discípulos. Aquí Jesús predicó desde la barca de Pedro y anduvo sobre las aguas. Aquí Jesús reprende a los vientos y amansa el mar. 

El lago de Tiberiades se encuentra a 222 m por debajo del nivel del mar, en la concavidad que forman los montes circundantes. En el extremo sur del mar de Galilea, donde sus aguas vuelven a formar el río Jordán para luego desembocar en el mar muerto, se encuentra el centro bautismal de Yardenit que rememora el lugar del bautismo de Jesús. 

Incluso en distintos puntos del mar de Galilea se puede uno embarcar, pasear por el lago o cruzar hasta la otra orilla que también pertenecía a la Decápolis romana y en las que se conservan ruinas de algunas ciudades como Gerasa.

Mirando las tierras parecen conservar inalterable el estado originario que presentaban hace 2000 años lo que hace más evocadora esta preciosa región. Hoy día no obstante aparecen nuevos rasgos, los kibutzim o comunidades agrícolas de Israel, y entre las antiguas ruinas romanas o fortalezas de cruzados aparecen las nuevas ciudades.

Alrededor del lago se encuentran los lugares donde dio inicio el ministerio de Jesús. Allí se encuentra Cafarnaún el segundo hogar de Jesús una vez que inicia su actividad apostólica con sus discípulos. En las estribaciones del lago según se empieza a subir al monte de las bienaventuranzas se encuentra una pequeña cueva, conocida como Mugharet Ayub, en donde se dice que Jesús se retiraba a menudo a orar. Así lo narran los evangelios: Jesús obligó a sus discípulos a que embarcaran y luego subió al cerro para orar a solas. Cayó la noche y el seguía allí solo. (Mt 14, 22).

Allí nos detuvimos con Elías un joven de Fassouta que habíamos conocido y que nos mostró amablemente los alrededores. Era impresionante la paz que se respiraba en aquel lugar. Íbamos leyendo pasajes de Jesús recordando la primera llamada: Cuando Jesús estaba a la orilla del lago de Genesaret vio do barcas amarradas al borde del lago y los pescadores que habían bajado y lavaban las redes… se embarcó en una de ellas y les mandó echar las redes siendo testigos de la primera pesca milagrosa…en seguida llevaron sus barcas a tierra lo dejaron todo y lo siguieron (Lc 5, 1- 11)

Pensábamos en esa increíble fuerza misteriosa de su llamada a lo largo de los siglos para que tantos hombres y mujeres dejándolo todo se dispusieran a seguirlo. Los discípulos los primeros en decidirse a semejante aventura. En Galilea surgió el grupo de los suyos y en Galilea Jesús quiso reencontrarlos después de su pasión y muerte en Jerusalén para recobrar en ellos la fe y la esperanza y volver a encender el fuego de su amor en sus corazones.

El apóstol Juan es quien mejor describe este singular encuentro con los suyos junto al lago de Galilea. El mar para ellos evocaba los momentos más felices, el lugar donde les manifestó su fuerza milagrosa en la pesca milagrosa y le vieron hacer tantos prodigios. Allí mismo según nos narra Juan desazonados después de una noche sin pescar nada se encuentran a un personaje misterioso que les manda de nuevo echar las redes. Se dejaron llevar por esas palabras como dejándose envolver de nuevo por el misterio y después d repetirse la pesca milagrosa, sus ojos le reconocieron: Es el Señor. (Cf. Jn 21). Después de reconocerlo el mismo Jesús les pide que traigan a la orilla algunos pescados para almorzar con ellos. Cuando terminó de comer Jesús interroga por tres veces a Pedro: ¿me amas?(Cf. Jn 21).

Era necesario reavivar las ascuas que apenas quedaron sin fuego después de haberlo negado tres veces en la casa de Caifás, en Gallicanto, Si por tres veces lo negó ahora por tres veces avergonzado Pedro ante tal pregunta le respondió ahora tenuemente: Señor tú lo sabes todo tu sabes que te amo. (Cf. Jn 21).

Jesús lejos de increparle y retirarle su promesa se la revalida encomendándole el pastoreo de sus hermanos. Ahora sí sabía que este pastoreo no se haría bajo el poder de la fuerza sino bajo el báculo del amor. Apacienta a mis ovejas. (Cf. Jn 21)

El Primado de Pedro

Bajando de la cueva encaminándonos al lago nos fuimos al lugar que se conoce como el Primado de Pedro localizado Et Tabgha un derivado del heptágono griego que significa siete manantiales. Las cálidas aguas fluyen hacia el Mar de Galilea. Esta zona se caracterizaba por la gran abundancia de peces. Las aguas cálidas de algunos manantiales como por ejemplo Ein Nur, Ein Sheva y el manantial de Job donde según la leyenda local Job acostumbraba bañarse van a desembocar a orillas del Mar de Tiberiades.

La importancia de este lugar se debe al sitio donde según la traición Jesús fue visto después de su resurrección y donde después de una sencilla comida interrogó a Pedro y le encomendó el pastoreo de su grey. El lugar de la comida está representado en una roca con forma de mesa dentro de la capilla de la Primacía, o Mensa Christi, mesa de Ungido.

La Capilla de la primacía

En aquel sitio se da fe de un primitivo lugar de culto de la primitiva comunidad cristiana en el S. IV. Esta desapareció y sobre aquel lugar los franciscanos construyeron una pequilla capilla en el 1933. Junto al lago sosegado y calmado de Galilea pudimos visitar  la pequeña capilla de los franciscanos que guarda la roca, mensa Christi donde el Señor resucitado se sentó a comer con sus apóstoles y después acontece la triple confesión de Pedro y confirmación de su misión. 

Esta misma roca se prolonga por la izquierda y desciende ya en el exterior hacia el mar. En su pendiente están tallados siete escalones aquellos de los que hablaba la peregrina Egeria: no lejos de Cafarnaún junto a as siete fuentes se ven los peldaños en la roca dond estuvo el Señor.

Delante de la fachada hay un pequeño anfiteatro escalonado alrededor de un altar de piedra para poder celebrar la Eucaristía al aire libre. Junto al lugar hay una estatua de bronce que representa a Jesús con Pedro postrado a sus pies.

El sol poniéndose en ese lago nos dejaba hoy caricia de tu amor y nos hacía descubrir el remanso de amor donde poder reposar, la claridad de una luz de una alborada que se difunde como una gracia nueva y que ya nadie podrá apagar.

Un encuentro entrañable donde se renueva el amor

Este lugar donde se renueva el primado de Pedro adquiere toda una relevancia especial. Todos necesitamos esta renovación y confirmación del Señor para relanzarnos a su misión. Los apóstoles habían vivido toda la misión apostólica aprendiendo del Señor que los enviaba como párvulos a una aventura que les superaba. Muchos como Pedro habían puesto sus confianza en sus propias fuerzas. Pronto se vieron superados incluso desesperanzados hasta el punto de abandonar y negar al Señor. Necesitaban volver a encender la llama mortecina de que quedaba como un rescoldo en su corazón. Era necesario que Jesús de nuevo confirmara y renovara su elección.

Esto fue lo que precisamente hizo en aquel lugar con Pedro, el cabeza del colegio apostólico. Jesús se acercó a él después de la comida y lleno de ternura le preguntó por tres veces ¿me amas? Pedro que se sentía avergonzado ante tal pregunta pues era consciente de su infidelidad y negación (por tres veces negó conocer al Maestro en la Pasión). La triple repetición de esta pregunta encierra toda una intención de Jesús de curar esa herida, esa espina clavada en su corazón. Jesús quería confirmarle que su amor hacia él no había cambiado. Quería que a partir de ahora pusiera toda su confianza en él y que amara a sus hermanos con el mismo amor con que Jesús le amaba. Termina pues su diálogo con Pedro diciéndole que apaciente con su mismo amor. 

Antes cuando eras joven tú mismo dirigías tu vida pero de ahora en adelante seré yo quien te guie. Yo te conduciré hasta donde tu no quisieras ir. Tu habrás de extender tus brazos darás así testimonio de tu amor por mí. Termina pues veladamente anunciándole que dará testimonio de este amor con la entrega de su vida (Jn 21, 15-19).



Meditación 42

Nuevamente se apareció Jesús a sus discípulos en la orilla del lago de Tiberiades…los discípulos habían ido a pescar…al amanecer, Jesús estaba parado en la orilla, pero los discípulos no sabían que era él, Jesús les dijo: Muchachos ¿Tienen algo de comer?…al llegar a tierra encontraron fuego encendido, pescado sobre las brasas y pan. Jesús les pidió que trajeran algunos pescados… (Jn 21, 1ss)

En las orillas del mar de Galilea en Tabgha después de una noche donde no habían pescado nada Jesús se les apareció a sus discípulos preguntándoles si tenían algo de comer. Allí se alza la pequeña capilla de la esa aparición  de Jesús a los suyos y  que alberga la roca denominada “Mesa del Señor” donde Jesús preparó unos panes y unos peces que recogieron tras la pesca milagrosa y se los dio de comer. 

Junto a esa pequeña capilla donde está “La Mesa del Señor”, en un pequeño rellano donde hay unos bancos nos sentamos nosotros también a comer y a contemplar Allí nos detuvimos a contemplar la estatua de bronce que representa la investidura de Jesús a Pedro. Pedro parece caer vencido de rodillas mientras que la mano del buen pastor busca posarse sobre herida oveja. Allí al pie del lago en el lugar denominado el Primado de Pedro tuvimos un hermoso momento de oración.

Señor en esta orilla apacible llena de luz y de paz has querido darnos un alto en nuestro camino y nos has invitado también a un dulce y suave refrigerio. En este lugar tuviste la primera llamada a los tuyo y repetiste tu encuentro con ellos después de tu muerte. Cuando ellos habían perdido la esperanza volviste a salir a su encuentro, a renovarles la llamada y lejos de reprocharles su incredulidad y su infidelidad volviste a confiarles de nuevo tu misión de apacentar tu rebaño. Hoy sigues mostrándonos que tu fidelidad y tu misericordia es eterna, no cambia a pesar de nuestros cambios constantes. Enséñanos Señor a apoyarnos en Ti, en la roca de tu fidelidad, de tu infinito amor y misericordia y a poder con esta misma misericordia cuidar del rebaño que nos encomiendas. 

Ven oveja perdida a los brazos de mi regazo cuando valabas perdida fui en tu busca hasta encontrarte. Entre espinas y abrojos metí mi vida hasta subir en lo alto del árbol para llamar con silbos a tan perdido ganado. Desde la cruz abrí mis brazos bellos y te has quedado asido a ellos. Con mi pecho de amor bien lastimado quedo abierto para dar de beber al que muere de sed de amor. Anduviste por caminos perdido y quedaste tembloroso y perdido. Saltó mi corazón cuando te vio llegar herido, fue como encontrar lo que tanto había sufrido. Despertaste en mi regazo después de vagar fue como encontrar el regazo donde volviste a sentir lo que es vivir bajo mi corazón latiendo. 




El Viernes de Pascua: En Cafarnaúm. La casa de Pedro y la sinagoga. 

Resonancia: Recordando el Viernes de Pascua.  

Cafarnaún o Capernaúm derivado del nombre hebreo Kfar Nahum, la aldea de Nahum, que también significa bienestar o consuelo, a orillas del mar de Galilea era un pueblo de pescadores entre la orilla del mar y las cercanas colinas del norte. Lugar habitado desde el S. II a.C., en tiempo de los asmoneos llegó a ser un asentamiento relativamente importante en el norte de Galilea. Como puesto estratégico en camino a la Transjordania, contaba con aduana y un puesto militar. Como guarnición romana tenía al mando un alto oficial ya que se hallaba cerca de la frontera entre la Galilea de Antipas y la Iturea de Filipo. Se encontraba en el paso de la ruta Vía Maris hacia Damasco por la que las legiones caminaban. Un importante centro comercial y de paso de los romanos en el camino de Tiberias hacia Cesarea de Filipo. 

Se trataba de una pequeña ciudad con un muelle o puerto pesquero ubicada en las proximidades de un manantial abundante que hacía las llanuras más fértiles. Como describe el historiador Josefo la gente del país la llama Cafarnaúm. Una tradición judía medieval cuenta que a final de sus días el profeta Nahum fue enterrado en este lugar. Desde la época del Segundo Templo en adelante fue un asentamiento relativamente importante. 

Cafarnaún se libró de las sucesivas destrucciones de Tito en el 70 y de Adriano en el 135 y alcanzó su esplendor en los S. IV y V en la época bizantina. Luego fue conquistada por los árabes en el 665 y comenzó su declive hasta prácticamente desaparecer en el S, X y llegar casi perderse en el XIX donde sólo una tradición recordaba unas ruinas en un lugar llamado Tel-Hum. Fue en este sitio donde los PP. Franciscanos compraron en 1984 unos terrenos e iniciaron las excavaciones. Allí descubrieron algunos fragmentos de antiguas moradas originarias de la edad de Bronce. Después de sucesivas excavaciones en 1905, 1907, 1921 fueron descubriendo entre las rocas volcánicas la ciudad, la casa de Pedro donde vivió Jesús y la sinagoga romana del S.III-IV que se levanta sobre la base de una antigua sinagoga del tiempo de Jesús. Los estudios han permitido reconstruir el Cafarnaún de los tiempos de Jesús que alcanzó una extensión de unos 300 m. de este a oeste y de unos 10 m. desde la orilla al sur, cubriendo una extensión de unas cuatro hectáreas y media.

La casa de Pedro

Capernaúm, centro del ministerio de Jesús en Galilea, era el pueblo de pescadores a los que Jesús iba a mirar con tanta predilección para convertirlos en sus primeros seguidores. Cafarnaún, Kefar- Nahum, el pueblo de Nahum, el pueblo de la consolación, va a ser el lugar elegido por el Señor para iniciar su ministerio, un anuncio de consolación a un pueblo sumido en la desesperanza. 

Allí la casa de Pedro se convierte en la nueva casa de Jesús. Allí vive por un largo tiempo predicando en la Sinagoga, haciendo sus primeros milagros y curando enfermos. Allí tuvo lugar la curación del paralítico, la suegra de Pedro, el centurión. En la sinagoga construida por el centurión a pedido de los ancianos tuvo lugar la curación del endemoniado y el discurso del pan de vida.

Después de dejar Jesús el entrañable hogar de Nazaret formó otro hogar allí en Cafarnaún tomando como base la casa de Pedro. La casa de Pedro pasó a ser el nuevo hogar de Jesús y los suyos. Las excavaciones dejaron al descubierto esa casa que según cuenta Mateo se agolpaban tantos que no se podía entrar por la puerta. Los deseos de ser curados era tal que levantaron el techo y por el boquete que hicieron descendieron a un paralítico hasta ponerlo a los pies de Jesús. Así ha quedado el techo al descubierto con un enorme piso de cristal sobre el que se ha levantado el nuevo templo teniendo como cimientos la misma base circular de la casa.

En el lugar de la casa de Pedro fue levantada una antigua basílica de forma octogonal respetando el octógono de la cas en el centro. Esto se descubrió porque parte de los pavimentos estaban cubiertos por mosaicos.El nuevo templo de planta octogonal con su base abierta para poder ver las ruinas de la casa, está erigido sobre ocho pilares, las columnas se han dejado reflejados las distintas acciones milagrosas de Jesús y entre las columnas unos amplios ventanales de cristal desde donde se divisa la sinagoga de la pequeña aldea y el majestuoso lago de Genesaret. El nuevo templo fue levantado por el impulso y apoyo del mismo Juan Pablo II que bendijo la primera piedra memorial. Con exquisito amor quiso respetar intacta la casa del apóstol Pedro.

La casa original de Pedro fue construida con piedras de basalto en el S. I. La casa fue ya venerada por los cristianos y es posible que la tomaran también como residencia durante el S. I. es muy probable que luego se transformara en un lugar de culto y en iglesia durante el S. IV. Aún pueden verse inscripciones hechas por peregrinos tanto en griego, como en arameo, sirio o latín. Luego a través de los siglos poco a poco fue perdiendo importancia hasta prácticamente desaparecer. Tras la invasión musulmana en el S. VI sus ruinas casi fueron desapareciendo hasta quedar en el S.X prácticamente cubiertas por el polvo. 

Después de permanecer casi en el olvido más de diez siglos, el lugar atrajo a numerosos investigadores. Como ya dijimos gracias a los padres franciscanos que rescataron el lugar se pudieron realizar numerosas excavaciones arqueológicas  y se pudieron recuperar las ruinas que habían quedado sepultadas con el paso del tiempo. 



Meditación 43

Llegaron a Cafarnaún y Jesús empezó a enseñar en la sinagoga… Al salir de la sinagoga Jesús fue a la cas de Simón y Andrés…el pueblo entero se reunía ante la puerta y le traían enfermos para que les curase. (Mc 1, 21-34)

Estábamos en la casa de Pedro que Jesús tomó como su cas después de salir de la cas de Nazaret. El hogar de Jesús se iba a ir dilatando cada vez hasta que como en su corazón misericordioso cupiesen todos. Jesús sale de la casa de Cafarnaún y empieza a visita los alrededores hasta llegar a los lugares más inhóspitos y despoblados a los más alejados y desahuciados. A los que se creían y vivían como alejados de Dios y de los hombres, los leprosos Jesús se acercó a manifestarle que en el Reino de Dios caben todos.

Allí pudimos pararnos con esa preciosa panorámica para hacer nuestro aquel hogar de Jesús. Jesús el amigo de los pecadores, el que no tuvo vergüenza en rodearse de ellos con la esperanza de transformar poco a poco sus corazones. Jesús se iba a dejar tocar por la lepra de los pecadores hasta morir leproso de amor por nuestros pecados para convertirse en cauce de salvación para todos: 

Tu Jesús tomaste este lugar sencillo como tu hogar y escuela de tu discípulado. Elegiste a gente sencilla confiándoles los secretos del Reino y la intimidad de tu corazón. Caminaste por este lago, subiste a la barca de pescadores de este lugar, cruzaste con ellos el lago. Pasaste con ellos largos momentos donde les ibas abriendo los tesoros de tu corazón. Con ellos pasaste también duros momentos duras tormentas y les enseñaste a confiar en tus palabras enseñándoles a confiar y vivir en las manos de tu Padre, el Padre tuyo y nuestro Padre. 



Resonancia histórica: La sinagoga

Allí pudimos visitar la antigua sinagoga donde Jesús concurrió predicó y llevó a cabo varias acciones milagrosas. Esta sinagoga se encuentra en la denominada “isla II”, fue objeto de varias reconstrucciones. Sobre la base original que construye el centurión en tiempo de Jesús la comunidad  la reconstruye como centro de culto Es de suponer que fue reconstruida en la época bizantina en el S. III con la estructura como la encontramos ahora. En tiempo de la dominación árabe S. VI los árabes prácticamente la destruyen y utilizan sus piedras para construir sus casas para luego irse perdiendo en el olvido.

Aunque la zona es rica en basalto, la sinagoga fue construida con piedra caliza traída de las montañas de la baja Galilea. Junto a la explanada de la sinagoga pueden observarse piedras de basalto labradas y utilizadas como molinos de trigo.

La sinagoga sufrió diversas modificaciones. La que se ve ahora responde a una sala espaciosa de 25 m de largo por 19 de ancho que tenía las paredes revocadas y pintadas, orientada de norte a sur mirando a Jerusalén. La sinagoga tenía naves laterales a lo largo de tres lados y tres entradas con el lado abierto orientadas a Jerusalén. La sala de la sinagoga estaba empedrada con grandes losas de piedra caliza. Aún pueden observarse los adornos e inscripciones en los dinteles y cornisas. 

Muchos motivos judíos pueden ser identificados como símbolos esculpidos en las piedras. De acuerdo a numerosas evidencias rescatadas a través de las excavaciones es posible que el edificio contara con un segundo piso que podía haber servido como sección de mujeres. En la fachada sur se han restaurado las tres puertas de entrada entre las que por dentro estaba la tebah, el armario en que se conservaba los rollos de la Torah y a mano derecha la bamah o púlpito para el hazzan o cantor de la Ley. 




Meditación 44

Entró en la sinagoga un hombre endemoniado que se puso a gritar: ¿qué quieres con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Yo se que tú eres el Santo de Dios. Jesús le hizo frente con autoridad y le dijo: ¡Cállate y sal de ese hombre! El espíritu inmundo revolcó al hombre por el suelo y lanzando un grito estentóreo salió de él (Mc 1, 23- 26)

En la sinagoga donde nos encontrábamos Jesús acudiendo como de costumbre los sábados aún en contra de lo prescrito curó en ese día a muchos enfermos, como vemos en el evangelio, a este hombre endemoniado. Desde los lugares más santos irradiaba y llevaba la santidad de Dios a los más impuros y alejados de Dios. 

A pesar de tantas hechos tan significativos, que fácil caer en el olvido. Los propios contemporáneos de Jesús en  Nazaret dirán que porque no realizó en la propia sinagoga de Nazaret lo que hizo allí en Cafarnaún. A pesar de que la luz brilló allí con todo su esplendor no fue acogida y si fue rechazado en Nazaret tampoco sería del todo acogido en Cafarnaún. Jesús mismo al final de su ministerio en Galilea se lamentó con tristeza: ¿Y tu Cafarnaún crees que vas a ser encumbrada? …después de haber sido realizados tantos milagros en ti (Mt 11,23-24)

También allí pudimos percibir lo duro de que es que en tu propia tierra fueras incomprendido de que te abrieras tan tiernamente a los tuyos y sufrieras la incomprensión y rechazo de los tuyos. Enséñanos a nosotros en tu escuela de discípulado a confiar en Ti, a caminar por esos caminos que nos abriste de humildad y pobreza de corazón. Tú sigues contando con personas pobres y sencillas a los que agradeces y elogias su fe sencilla y grande a la vez.

Resonancia histórica: Otros lugares aledaños 

Después también visitamos una pequeña iglesia ortodoxa no muy lejos de allí. Allí nos dimos cuenta cuan necesario es hoy en día derribar los muros que hemos levantado al paso de los siglos por tantas divisiones que han dejado tantas heridas.

El bello templo greco ortodoxa de cruz griega y coronado con pequeñas cúpulas estaba todo el cargado de simbolismo particular. La cruz griega con lados iguales significa el misterio de la Iglesia nacida de la cruz de Cristo que se extiende a los cuatro puntos cardinales N, S, E, y O. Este templo no era de una cúpula sola sino de diversas cúpulas. Una central y cuatro a los lados correspondientes a la planta representan a Jesucristo y los cuatro evangelistas. La cúpula central que representa a Jesucristo es dorada, las otras son doradas solo en su cabecilla, pues la Iglesia participa de la santidad de la Cabeza.  

Siguiendo la ribera del lago, a través de la antigua ruta marítima de Vía Maris, se encuentra Bethsaida, un poco más hacia el norte de Cafarnaún. Su nombre en hebreo significa la casa del pescador. No muy lejos la ciudad de Safed. La ciudad de Safed detrás de Cafarnaún es un centro importante del judaísmo en las estribaciones del monte Hermón.

Tiberias y Betsaida

Durante la ocupación romana, el rey Herodes recibió la ciudad de Hipos, que lindaba al este del lago. Los hijos de Herodes, Antipas y Filipos fundaron las ciudades de Tiberias y Julias conocida también como Betsaida- El Araj. El nombre que se da al lago de Tiberiades procede de la ciudad de Tiberias. Esta ciudad fue fundada por Antipas quien gobernó entre los años 14 y 37 de la era cristiana. A Tiberias le fueron designados los poderes usuales de una polis, ciudad estado. 

Cuando estalló la rebelión judía contra los romanos en el año 66, Flavio Josefo comandante de la región de Galilea la fortifico para defenderse. Sobrevivió después de la destrucción del templo de Jerusalén en el año 70 y a fines del S. II se convirtió en un centro espiritual judío. Luego después del S. VIII fue sometida a distintas transformaciones. Pasó a ser fortificada nuevamente por los cruzados cuando la conquistaron en el S. XII. En el S. VI después de la conquista otomana los judíos comenzaron a regresar de nuevo. En el S. XVIII un Druso Dhaher al-Amr intentó nuevamente revivirla y alentó a los judíos a retornar.

Magdala

No lejos de Cafarnaún en la misma orilla del lago de Genesaret caminando ahora en la otra dirección hacia Tiberias se encuentra la pequeña población de Magdala, ciudad pequeña al borde del lago, donde nació María Magdalena. Allí la que era pecadora pública y de la que decían poseer siete demonios va a ser objeto de tanto amor por parte de Jesús que se convertirá en una de sus incondicionales seguidoras y la primera en anunciar a sus discípulos la Resurrección después de encontrarse con Jesús resucitado

Magdala a orillas del Tiberiades, entre Tabgha y la antigua ciudad de Tiberias, es la ciudad original de María Magdalena. En los inicios del primer milenio los cruzados lucharon ferozmente para controlar la región del lago y recuperar todos los lugares con vinculación al cristianismo. En la última visita de Benedicto a Tierra Santa bendijo una piedra como inauguración de un gran centro de estudios bíblicos y arqueológicos. Recientes excavaciones han sacado a la luz la plaza del poblado, una sinagoga antigua, un monasterio bizantino, restos del puerto, una calzad romana y sarcófagos de piedra.  

Oramos para que en toda esta región donde tratan de rescatar los tesoros escondidos que muestran una tierra tan bendecida por Dios y a la vez tan necesitada de Dios pueda de nuevo encontrar los caminos de reconciliación y de paz. 

 


Meditación 45

Padre que todos sean uno como tu Padre estás en mí y yo en ti. Que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado. Yo les he dado la gloria que tu me diste, para que sean uno como nosotros somos uno. Yo en ellos y tú en mí. Así alcanzaran la perfección en la unidad, y el mundo conocerá que los has amado a ellos como e has amado a mí (Jn 17, 21-23 )

Como ya decía la Escritura: Los caminos tortuosos serán enderezados y toda carne verá la salvación de Dios. Galilea, la puerta hacia los gentiles. Los caminos que había abierto Jesús se extenderán de oriente a occidente buscando alcanzar, abrazar a todos. La pequeña ciudad de Magdala verdadera puerta a los gentiles. 

Visitando esta iglesia greco ortodoxa con sus cúpulas al exterior y su suntuosa decoración iconográfica al interior de sus bóvedas nos dábamos cuenta de la necesidad de promover una cultura de diálogo y de paz derribando los muros de incomprensión y de división que de siglos nos han separado.

Alí entramos con Abbuna y tuvimos un rato de oración pidiendo por a unidad y la paz. Es triste las luchas y los conflictos que se han producido a lo largo de a historia. Hoy más que nunca necesitamos establecer puentes y el primero y primordial es la oración. La comunidad humana no puede por sus propias fuerzas aspirar a superar las divisiones sino parte de la fuente de la unidad, el mismo Dios que nos une.

El mundo de hoy está atravesado por fanatismos que lejos de ver lo que nos une no promueven la comunión sino la división y el enfrentamiento. Más que nunca se hace urgente el diálogo interreligioso y la búsqueda común de la verdad promoviendo juntos el amor, la justicia, la paz y la fraternidad.




El Sábado de Pascua: El Monte de las Bienaventuranzas y Tabgha, 

Resonancia: Recordando el Sábado de Pascua. 

No podíamos dejar la Galilea olvidándonos de visitar el monte de las bienaventuranzas y sus alrededores. Más bien quisimos reservarlo como la preciosa guinda del mejor postre. Aunque lo veíamos fuera a donde fuéramos como presidiendo aquella verdadera antesala del Reino quisimos reservarnos una jornada de oración, casi diríamos la última serena jornada apacible y tranquila para pasarle en aquel maravilloso lugar donde quiso Jesús revelar a toda esa gente sencilla  el corazón del Evangelio. 

Desde la famosa gruta llamada Mugharet Ayub donde según la tradición se retiraba   menudo Jesús a orar subimos por una suave pendiente a través de verdes campos cultivados y praderas florecidas de amarillo, entre rocas basálticas de Orión volcánico hasta llegar a la cima adornada de una exuberante vegetación. Esta colina situada en el extremo noroeste del mar de Galilea es un verdadero balcón natural que mira hacia Cafarnaún y Tabgha. 

Desde la cima del monte se divisa una hermosa panorámica del mar de Galilea. Impresionante la vista desde el monte de las bienaventuranzas contemplando el Lago de Genesaret o de Tiberiades. Desde el monte se divisa toda la comarca, a la izquierda Cafarnaún, Corazoín, a la derecha Tiberiades y Magdala y a lo lejos el Golán, Gerasa. Diríamos que es un gran balcón natural de donde se divisa un hermoso paisaje. El monte de por sí posee unas características especiales. Envuelto en sencillez y silencio es anfiteatro natural que amplifica la voz o al menos hace resonar en él los más leves susurros de los pájaros o el viento.

El monte de las Bienaventuranzas

En esta colina se levanta la Iglesia de las Bienaventuranzas situada en la cumbre donde Jesús se sentó a anunciar a los cuatro vientos aquel hermoso Sermón de la Montaña. Este Sermón es más que un sermón, más que un discurso, diríamos es el corazón del evangelio, la radiografía más clara y nítida del corazón de Jesús que pide a sus discípulos. Jesús es la encarnación del amor del Padre, del Reino de su Padre. Su mensaje es Él y Él su más melodioso y enternecedor mensaje del Padre a los hombres. 

La Iglesia de las Bienaventuranzas construida en la cima del monte es de planta octogonal coronada con una hermosa cúpula. Fue financiada por la Asociación Italiana por las misiones e inaugurada en 1938. Ahora es un lugar de oración donde una hermosa y gran casa de retiros alberga a los peregrinos que deseen tener un descanso en su jornada.

En su interior se encuentra un altar central del que brotan en el pavimento torrentes de agua que simbolizan los ríos de gracia que de él manan. A través de los grandes ventanales y la terraza periférica es posible contemplar el lago. Las ocho vidrieras que rodean el tambor de la cúpula llevan escritas las ocho bienaventuranzas.

Las bienaventuranzas son el vivo retrato de Jesús: el pobre de espíritu, el limpio de corazón, el de corazón manso, humilde y misericordioso, el que perdona a sus enemigos. El mensaje del monte de las bienaventuranzas resuena como un canto como una melodía que traspasa toda la ida de Jesús. El mismo canto que se deja oír en el monte calvario por el pobre de Yahvé. Contradictorio canto que sale del Siervo sufriente y crucificado que nos dice que los que lloran serán consolados y que su alegría no tendrá fin. Las bienaventuranzas es como la gran obertura de su predicación y el cierre final de esa obertura fue su misma muerte y Resurrección. 



Meditación 46

Jesús al ver toda aquella multitud, subió al monte. Se sentó y sus discípulos se reunieron a su alrededor. Entonces comenzó a hablar y les enseñaba diciendo: Felices lo que tienen el espíritu de pobre, porque de ellos es el Reino de los Cielos. (Mt 5, 1, ss)

Los apóstoles escucharían por primera vez estas palabras en boca de Jesús un poco perplejos y desconcertados. Ellos que iban buscando proezas y grandezas humanas por caminos de poder y enriquecimiento de reinos temporales y terrenos no podían comprender que los caminos de la verdadera libertad y felicidad se hubieran de revelar a los de corazón pobre y sencillo.

La mayoría de sus auditores debían ser los verdaderos Anawin, la gente sencilla, los pobres, campesinos, agricultores, pastores, arrieros o pescadores, o los de clase baja muy baja, los am haarez, los oprimidos, desgraciados, cargados de deudas y de enfermedades, desamparados y marginados de la sociedad y que por primera vez en su vida vislumbraban como una extraña revolución de aquel corazón de Jesús lleno de mansedumbre. Era como dar la vuelta a la tortilla e invertir de arriba abajo las categorías a las que estamos acostumbrados.

No podía haberse predicado algo tan contrario a la sabiduría de este mundo. Se trataba de otra sabiduría escandalosa, la sabiduría de un pobre que terminaría en una cruz pero que los poderes de este mundo no podrían acabar con Él. Para los discípulos como para nosotros “volver a Galilea” significaba volver a certificar y constatar que felices son los que creen Él. Aquellas hermosas palabras de Jesús pronunciadas a los discípulos y aquella simple muchedumbre volvían como eco a nosotros con el encanto y hechizo de una bendición y una promesa que se hacía realidad. Dichosos, felices los que se dejen inundar y traspasar por mi propio Espíritu.

Después de una hermosa oración sentados en la balaustrada y balcón afuera de la Iglesia de las Bienaventuranzas donde fimos leyendo pausadamente las bienaventuranzas como telón de fondo con los mismos sentimientos de los apóstoles que decían al Señor. Que bueno es estar aquí hagamos tres tiendas. Bajamos el monte y emprendimos nuestro camino hacia Taghba.

 

Resonancia histórica: Tabgha, el lugar de la multiplicación de los panes

El nombre de Tabgha proviene de los Siete Manantiales de Heptagón. Allí e levanta un monasterio benedictino donde se conmemora el lugar de la multiplicación de los panes y los peces. En 1932 se descubrió una antigua Iglesia bizantina del S. IV alrededor de la cual fue construida la Iglesia actual. La Iglesia bizantina fue ampliada en el S. V. Investigaciones mostraron fragmentos de alfarería de aquella época. El piso estaba cubierto de mosaicos con representaciones de flores de loto, lirios y aneas junto a otras plantas y aves como garzas, cormoranes y flamencos. Los persas destruyeron la iglesia en el año 614 y Arculf vio las ruinas a finales del S. VII. 

La Iglesia actual es parte de un convento de benedictinos y conserva al pie del altar la roca donde, según la tradición, Jesús se sentó frente a la multitud y obró el milagro. En el suelo de la iglesia basilical debajo de un pequeño altar se conservan antiguos mosaicos de la antigua iglesia bizantina del S. IV que representan el milagro de los panes y los peces. El lugar está cubierto por una vegetación exótica.

Allí nos encontramos en el patio antes de entrar en la Iglesia del monasterio abierta a los peregrinos a unos niños jugando. Recordamos como en aquel milagro de la multiplicación también fue un niño el que ofreció los panes y los peces. Es curioso constatar una y otra vez como Jesús elige lo pobre y lo más pequeño para hacer manifestar su poder y su gloria: Si no os volvéis a hacer como niños no entrareis en el Reino de los cielos (Mt 18, 3). 

Entramos en la Iglesia y la luz entraba por las ventanas altas y parecía como suave paloma posarse sobre el pequeño altarcito levantado sobre la roca de la multiplicación. Junto a la roca contemplamos los restos del mosaico bizantino que ilustra el milagro con una cesta con cinco hogazas de pan y dos peces.




Meditación 47

Encontrándose Jesús en la orilla del lago de Galilea, cerca de Tiberiades, le seguía un enorme gentío a causa de los signos milagrosos que le veían hacer en los enfermos. Jesús subió al monte y se sentó allí con los discípulos…levantando sus ojos al ver el numeroso gentío dijo a Felipe ¿Dónde iremos a comprar pan para que coma toda esa gente?...Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos pescados. Pero, ¿qué es esto para tanta gente? Jesús les dijo: Hagan sentar a la gente…(Jn 6, 1-10)

Allí pudimos pararnos a hacer un rato de oración. Allí recordamos las hermosas  parábolas que hablan del banquete del Reino: Feliz el que tome parte en el banquete del Reino de Dios. (Lc 14, 15). Jesús habla que los primeros del banquete lo ocupan los últimos: los pobres, los inválidos, los cojos, los ciegos. (Lc 14, 13). Aquellos que habían sido objeto de su mensaje en el monte de las bienaventuranzas iban a ser recompensados a la bajada de aquel monte con un suculento banquete: Jesús hizo allí recostar a la gente y tomando los panes dio gracias y los repartió entre los que estaban sentados y todos recibieron cuanto quisieron y quedaron satisfechos recogiendo de las sobras doce canastos. (Jn 6, 11-13).

Jesús sabe que más que mil palabras vale un hecho y en este hecho quiere dejar manifiesto el deseo más profundo de su corazón que en este banquete con los más menesterosos va a ser figura de la eucaristía. Jesús elige lo pobre se ha hecho pobre se ha quedado pobre hasta compartirlo todo para enriquecernos con su pobreza. Su pobreza no es una pobreza mezquina, rácana o tacaña del que tiene poco, sino dadivosa del que da lo poco que tiene. Dios bendice al que con alegría da lo poco que tiene, más aún da todo lo que tiene. En el milagro no se habla de multiplicación sino del milagro de repartir y compartir. Jesús partió y repartió los panes para que fuera distribuido por sus apóstoles y no faltó. Empezaron a repartir y compartir y allí se opera el milagro.

Gracias Señor porque nos llamas a vivir en este maravilloso milagro que es el de compartir. Es la nueva vida del grupo de los creyentes. Todos los que habían creído todo lo ponían en común y lo repartían entre todos según las necesidades de cada uno y nadie pasaba necesidad.



El Domingo de la Octava: Monte Carmelo. Puesta de sol Rosh Na´Nikra  

Resonancia: El Domingo de la Octava de Pascua, Domingo de la Misericordia

Estábamos concluyendo la segunda semana y antes de finalizarla tuvimos la suerte y la dicha de ir Haiffa a visitar el Monte Carmelo. Haiffa es una hermosa ciudad situada en el Monte Carmelo. A Haiffa se puede acceder por el desfiladero de Megido que separa las llanuras de Esdrelón y Sarón. Egido es una ciudad antiquísima de cuatro mil años. Es hoy un tel en el que se encierran las ruinas de veinte ciudades superpuestas. Era la llave de la Via Maris.

La ciudad de Haiffa aún a principios del S. XX era una pequeña ciudad de a penas 10.000 habitantes. Hoy ha llegado a ser una ciudad más grande casi de medio millón de habitantes, la tercera en población de toda Israel.

Está levantada en la ladera al final de la cordillera del Carmelo en la cima del monte que lleva su nombre desde donde uno se asoma a la llanura de Sarón y desde donde se divisa la bahía. La cordillera del Carmelo tiene 25 Km de largo y unos 8 de ancho con una altura máxima de 40 m. Avanza hasta el mar desde las montañas de Samaría y abunda en ella las grutas naturales.

El nombre de monte Carmelo procede del hebreo Karm-El, la viña de Dios, y dicen que e la antigüedad estuvo cubierto de viñedos. Es significativo por que en sus grutas se alojó el profeta Elías. Allí salió en defensa de la fe del pueblo de Israel frente a los profetas de Baal.

Además del monte Carmelo surgen la Orden Carmelita. A finales del S. XII un grupo de cruzados quisieron adoptarla vida eremítica del profeta Elías y se establecieron en las grutas de las estribaciones del Monte Carmelo. Construyeron una capilla y un convento en el wadi Es-Siah, cerca de la fuente de Elías al sur de Haiffa. Al caer San Juan d Acre último bastión de los cruzados en 1291 en poder del sultán Malik el-Ashraf, los carmelitas tuvieron que abandonar Tierra Santa. En 1631 volvieron al Carmelo y levantó un pequeño convento. Después de ser arrojados  de nuevo por los turcos y de ser destruido exconvento fue reconstruido con la actual Basílica de Stella Maris y que pudimos visitar. En el interior de dicho convento se guarda la gruta del profeta Elías.

Visita al archieparcado de la iglesia greco-melquita

Allí fuimos al arzobispado a entrevistarnos con Monseñor Elías Chacour, nuestro obispo benefactor y buen padre y pastor. El venía de un largo viaje como pastor incansable y no obstante sin apenas tiempo de descansar nos recibía en su sede de Haiffa como obispo de Ibillin y demás iglesias del norte de Galilea. 

A la entrada de su sede una placa en forma de estrella nos recuerda el año de su erección en el 2006 y su extensa jurisdicción: las iglesias de Ibillin, Sakhnin, Deirhlanna, A´rabeh, Wad Sallameh, Ramah, Elbe´neh, Maghar, E´labourn, Tourán, Kafr Canra, Reineh, Yafa Nazareth, Nazareth, Haifa Akko, Mi´lya, Fassouta, Isfin, Trsheha, Almarj, Ikreth, Boque´s, Horfesh, Jish, Mezraa, Kafar Yasset, Jedaidesh, Maker, Shefa´mer.

Nos atrajo también el emblema de su episcopado, el lavatorio de pies con la frase: lo mismo que he hecho así debéis hacer los unos con los otros (Jn 13, 12-14). Verdaderamente vemos a nuestro obispo como el Servidor tratando de dar ejemplo de este humilde servicio de comunión y de unidad no sólo en su diócesis sino con los hermanos judíos, musulmanes, drusos etc. Peregrino infatigable no cesa en su servicio de establecer puentes de unidad entre cristianos de distintos ritos y más allá con los hermanos no cristianos.

Se interesó mucho por la marcha de nuestra pequeña comunidad en Mi´lya y nos impulsó a alentar la fe de los cristianos que allí son sometidos a tantas presiones. Luego pasmos con él a su pequeña y hermosa capilla. 



Meditación 48

El primer día de la semana estando los discípulos reunidos con las puertas cerradas por miedo a los judíos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: La paz este con ustedes… Como el Padre me envió así yo les envío y dicho esto sopló sobre ellos y les dijo : Reciban el Espíritu Santo (Jn 20, 19-22)

Allí frente a un altarcito con una pequeña cruz siríaca rezamos frente a los íconos del Pantocrator y la Theotokos. Los apóstoles San Pedro y San Andrés y a la derecha e izquierda simbolizan los lazos de unión entre la Iglesia latina y la Iglesia oriental.

El Espíritu en forma de paloma desciende sobre el altar como el artífice de toda comunión. Allí nos quedamos en silencio en oración pidiendo al Espíritu como cuando Eliseo pedía a Elías que le diera parte de su Espíritu

 Aquella capilla sorprendía por su sencillez y luminosidad. Sobre el altar la presencia del Espíritu parecía llenar todo con un halo de claridad. Estábamos allí en el monte Carmelo donde el profeta Elías se dejó sobrecoger e inundar por la suave brisa del Espíritu y nosotros percibíamos aquella suave brisa.

Oh suave luz invisible resplandor de la gloria del Padre, te alabamos y te bendecimos. Oh grandiosa luz invádenos y penétranos. Tu que eres la luz que penetras en los espíritus de las almas que se abren a tí y suscitas amigos de Dios y profetas, vida de las almas que te aman y fuerza de las voluntades que te sirven. Ayúdanos a conocerte y amarte, servirte.

Señor te pedimos por este buen Pastor y por la grey que le has encomendado. Danos descubrir tu amor de Buen Pastor para poder transmitir tu amor  a cada uno de tu hijos y poder guiarlos y acompañarlos hacia Ti. Enséñanos a vivir sumisos los unos a los otros en tu amor, sirviéndote con alegría y ofreciéndolo a todos tu mirada de amor y misericordia hasta atraer a los que se puedan sentir más alejados. Danos la humildad y el temple para poder derribar los muros que nos separan.

El emblema del episcopado de Monseñor Elías Chacour


No fue casualidad que celebrando el Domingo de la Misericordia encontraramos en la casa episcopal del obispo melquita Elias Chacour el signo del lavatorio. Este signo es parte constitutiva de nuestra comunidad de Misioneros del Evangelio de la Misericordia. El signo del lavatorio es más que un sigo profético, es el gesto más descomunal de amor que los suyos se hubieran imaginado ver. El abajamiento del Hijo del hombre a nuestro infierno, a nuestro pecado, a nuestra ausencia de amor.  Jesús el más loco amante, con un amor todopoderoso se hace el más pobre el más mendigo y necesitado de nuestro amor. Empieza el descenso que llegará hasta el colmo. Aparecerá así pobre, débil, sin recursos, hasta hacerse polvo, triturado como alimento de los débiles, en un pedazo de pan, sin apariencia humana que podamos estimar, con el único propósito de que descubramos a un Dios necesitado de nuestro amor, que no puede vivir sin nuestro amor. 

Ante el orgullo, la prepotencia, los egoísmos, las envidias, los celos que nos separan de Dios y de los hermanos. Ante un hombre arrogante que excluye a Dios del mundo y de la historia creyéndose el Señor y el dueño absoluto de la vida con el derecho de usar y hasta abusar a su antojo, con pleno poder, ante tantas vidas utilizadas y maltratadas y expoliadas del verdadero amor, sólo un gesto descomunal de amor es capaz de abrir la dureza de nuestro corazón y de hacernos despertar a su inmenso amor. Jesús nos muestra el hasta donde del colmo de su amor que por nosotros se hace pobre, esclavo, obediente. Se invierten los términos. Dios postrado ante la criatura, el Señor arrodillado frente al pecador, el Señor al servicio de su servidor. Y para colmo perpetua este gesto en la Eucaristía. Sí, la Eucaristía es este gesto descomunal de amor, sostenido, ininterrumpido, para siempre, para sostener con paciencia extrema nuestra debilidad. La Eucaristía es ese gesto descomunal de amor abajado y humillado hasta el fondo de nuestra miseria hasta convertirla en misericordia. Jesús quiso asumir en todo nuestra naturaleza humana para transformarla y hacer de nosotros con Él un solo hombre cabeza y cuerpo. No se avergonzó de unirse a nosotros como si en ello dejase de ser menos Dios. Al contrario por ese gesto descomunal de amor, descomunal de amor entregado hasta el fin por nosotros, nos salva y salva al mundo. 

Jesús al servir y lavar sus pies a su criatura revela lo más propio de su identidad, de su divinidad y de su gloria. Dios quiso hacerse hombre y hacer experiencia e la existencia humana desde dentro, para desde dentro sanarla y restaurarla. Dios en su Hijo se abaja y ama a los hombres hasta el punto de adentrarse en el abismo del pecado y de la muerte para hacernos partícipes de su ser después de haberse hecho él partícipe del nuestro. Es así la realización más profunda de la divinidad vertida hacia el hombre y todo lo que el hombre llama su infeliz destino para desvelar el hasta dónde de su amor misericordioso.

Resonancia histórica: El Monte Carmelo y la puesta en Rosh Naníkra

Después de la visita salimos del obispado a visitar el Monte Carmelo donde se haya un monasterio de Carmelitas y una comunidad de Stella Maris. Aquí en este monte junto a una cueva se venera al profeta Elías punto de convergencia entre cristianos, judíos y musulmanes. Allí recordamos al Padre Jesús castellano carmelita que nos contagió y trasmitió su espíritu de unidad y de comunión y su especial amor por las Iglesias orientales.

Desde allí contemplando una hermosa vista se divisa el mausoleo y templo de Bahai y otras mezquitas e Iglesias armenias ortodoxas. Cuan necesario se hace en estas tierras un espíritu de diálogo interreligioso que impulse a promover puentes de unidad. Finalmente quisimos acabar la jornada acercándonos a Rosh Naníkra en la misma frontera con el Líbano. Allí excavadas en las montañas se observan unas grutas utilizadas como puntos estratégicos de defensa desde la antigüedad para proteger la costa de Alziv y Ako de las posibles incursiones. Ako, antiguamente Acre fue importante ciudad turca que resistió el asedio de Napoleón. En la actualidad la frontera con el Líbano no deja de ser un lugar con cierta conflictividad, así lo son  varios puntos fronterizos como el de Maroun al Ras. Son muchos los palestinos que siguen luchando contra los soldados israelíes en varios puntos de las fronteras de Israel con Líbano y Siria. Con motivo de la conmemoración del día de la Nakba o Catástrofe siempre se producen revueltas y altercados. El pueblo palestino no deja de lamentar su exilio tras la creación del Estado de Israel en 1948 reclamo el reconocimiento de un Estado Palestino. Tras la guerra con el Líbano siguen produciéndose enfrentamientos sobre todo en los altos del Golán territorio ocupado por Israel en 1967 en la guerra de los Seis Días. Palestinos refugiados en campos de refugiados en el sur de siria cruzan la línea divisoria y realizan manifestaciones en distintos lugares como la ciudad drusa de Mjdal Shams.



Meditación 49

¿Porqué se agitan las naciones y los pueblos traman planes en vano? Se han aliado los reyes de la tierra y los príncipes se han unido contra el Señor…Concede a tus siervos anunciar tu Palabra con valentía mientras tu manifiestas tu poder y multiplicas tus intervenciones…Terminada la oración, tembló el lugar y todos quedaron llenos del Espíritu Santo…La multitud de los creyentes tenía un solo corazón y un alma sola. (Hechos 4, 24-32)

Bajamos hasta la playa y según se ponía el sol hicimos un momento de oración pidiendo por la paz. Señor son muchas las heridas levantadas entre estos pueblos. Te pedimos sanes los odios y resentimientos y pueda darse la reconciliación y la paz en los corazones cesando las luchas y no dejando que emerjan nuevamente las batallas.

Volvimos a acudir a nuestro Dios en humilde súplica. Solo tu Espíritu de amor puede conseguir unir lo que humanamente parece imposible. Danos Señor no apagar tu deseo de unidad y de apostar por trabajar en este humilde servicio en esta Iglesia particular en la que nos has colocado para que en unión con tus pastores podamos ser artífices de unidad y de paz en medio de este pueblo tan herido por luchas y enfrentamientos tan continuos.

El Abrazo de San Pedro y San Andrés. Comunión Iglesia de Oriente y Occidente


Jerusalén es la ciudad de la paz. La ciudad santa para las tres religiones monoteistas (del libro) judíos, cristianos y musulmanes está llamada a ser centro de peregrinación y reconciliación para las tres religiones. En Jerusalén tuvo lugar el primer concilio de la Iglesia. Jerusalén no sería patrimonio de los judíos sino el centro del cristianismo. Los  paganos estaban excluidos de su ciudadanía, con la efusión del Espíritu se proyecta la salvación a toda la historia humana. la Nueva Jerusalén esta fundada bajo la piedra angular, Jesucristo y el fundamento de los apóstoles.

Puesta de sol en Rosh Na´Nikra


La ciudad santa de Jerusalén está llamada a ser imagen de la Jerusalén celeste. Pablo es el primero que habla de la Nueva Jerusalén que es superación de esta ciudad terrenal (que desaparece) y proyección de la ciudad celeste porque está enraizada en el cielo. Hacia la Jerusalén celeste confluiran todas las naciones. Traerán a todos vuestros hermanos de todas las naciones a mi monte santo de Jerusalén y en ella levantaré unos cielos nuevos y una nueva tierrra. Yo tiendo hacia ella como un río la paz, comonraudal desbordante de la gloria (Is 66, 12; 20-22)


Conclusión  

Al termino de este recorrido mi deseo es adentrarnos en la pasión actual de nuestro Señor. El escenario mundial en el que vivimos crea un montón de incertidumbres, crisis sistémica económica, financiera, del orden político en medio de una solapada tercera guerra mundial con la amenaza de una guerra nuclear. Surge en nosotros la necesidad de pedir por la paz de que se superen los enfrentamientos, los conflictos para establecer puentes de diálogo y remover todo obstáculo por dentro y por fuera creyendo en la fuerza reconciliadora del amor, del perdón, de la misericordia. Sólo desde la reconciliación surge la paz. Nuestra esperanza es la misericordia

Cristo muere en la cruz con un grito de “tengo sed. Es la sed de Dios el grito de Dios y la sed del hombre y el  grito del hombre y la humanidad de hoy, es lo que nos pide nuestro mundo de hoy. En medio del dolor y del sufrimiento de nuestro mundo lacerado por tantas situaciones internas y externas, Dios nos pide nos suplica déjense reconciliar

Juan Pablo II decía: Fuera de la misericordia de Dios no hay otra fuerza de esperanza para los seres humanos. Después de haber conocido y vivido en carne propia las enormes tragedias del S. XX durante mucho tiempo me pregunte que podía detener la enorme ola del ma. La única respuesta posible es el amor misericordioso de Dios. sólo este amor puede derrotar la prepotencia del mal y el poder destructor del hombre.  Sólo la misericordia puede poner un límite al mal. 

Dios puede hacer nuevas todas las cosas. Se puede purificar la memoria de tantos odios y resentimientos, se pueden superar los conflictos y vencer las hostilidades, se puede abrir un futuro de justicia y paz. Dios nos llama establecer puentes de diálogo de reconciliación por caminos que promuevan la unidad y la concordia entre los pueblos. Sale en nosotros una ardiente súplica al Señor:  Acojamos la Paz,  al que nos trae la Paz, al príncipe de la Paz. Que la Paz reine en nuestros corazones. Restablecidos pues en la amistad con Dios por medio de Jesucristo nuestro Señor vivimos con una esperanza firme…El es nuestra Paz ” ( Rm 3-5).

Es a la vez una súplica a nuestra humanidad. Recuerdo el letrero que en el campo de concentración de Treblinka cerca del de Aswicth en Cracovia , Polonia, decía: "Never again", y en muchos idiomas tantos como el de nacionalidades que allí murieron en los campos de exterminio: "Nunca jamás". Hoy pedimos suplicamos al mundo y a todos los hombres en favor de toda la raza humana: Nunca más violencia, nunca más derramamiento de sangre, nunca más terrorismo nunca más guerra

Llegará el día, la aurora de la salvación en el que todos volveremos a ser hermanos. “y vi un cielo nuevo y una nueva tierra… y vi a la Ciudad Santa, la Nueva Jerusalén… engalanada como una novia dispuesta a recibir a su esposo, y oí una voz que decía: esta es la morada de Dios con los hombres; él habitará en medio de ellos; ellos serán su pueblo y él será Dios con ellos… y ya no habrá muerte ni lamento, ni llanto ni pena.