sábado, 30 de agosto de 2025

ORACIONES AGOSTO

 

ORACIONES DE AGOSTO

 


(EN MEDIO DE LA NOCHE DESNUDO Y EN SILENCIO

ME ENCONTRÉ CON DIOS DESNUDO)

 

Señor, Dios mío, de día te pido auxilio, de noche grito en tu presencia, llegue hasta mí mi suplica, inclina tu oído a mi clamor, porque mi alma está colmada de desdichas y mi vida al borde del abismo. Ya me cuentan con lo los que bajan a la fosa, soy como un inválido, tengo mi lecho entre los muertos, como los caídos que yacen en la fosa. Me han colocado en lo hondo de la fosa, en las tinieblas del fondo. (Sal 87)

Introducción: Cuando estuve en Jerusalén visité la fosa, pozo profundo de Gallicanto (palacio de Caifás en Jerusalén), donde la tradición dice estuvo encerrado Jesús la noche del Jueves Santo después del prendimiento y ser acusado difamado burlado torturado frente a los suyos antes del juicio ante Pilatos. En aquella fosa baje y había un atril con el salmo 129 titulado de profundis, desde lo hondo, como si lo hubiera rezado Jesús aquella noche por nosotros. Jesús haciéndose solidario de nuestra angustia y dolor, en medio de la turbación, angustia, en el abismo acude a su refugio y Defensor. Desde lo hondo tiendo mis manos hacia ti.

Jesús descendió a lo hondo del abismo (sheol, infiernos) para encontrarnos y rescatarnos. En medio de nuestro dolor cuando nos encontramos desnudos encontramos al Dios desnudo cubriendo nuestra desnudez. La fosa del dolor y las tinieblas fueron habitadas y transformadas por la luz de Cristo.

Me acordé de tantos hombres y mujeres contemporáneos que pasaron y pasarán por este trance. Van Thuan, Mandela, Viktor Frankl, Edith Stein, Etty Hilesum, Simone Weil.

En todos aparece la misma experiencia: Se quedó conmigo en el fracaso, cuando parecía que todo estaba perdido, cuando pensaba que no había solución y sigue aquí porque me dijo que estaría conmigo hasta final. El no me dejará en medio de la noche en el ocaso en medio de la oscuridad, y me levantón cuando baje la frente porque prometió llevar la obra hasta el final.

Material de apoyo: Romano Guardini y Carl Gustavo Jung sobre las crisis en las distintas etapas de la vida. Viktor Frankl, el hombre en busca de sentido. Sylvie Germain, Etty Hilesum, una vida; Ana Martín, Etty Hilesum, un itinerario espiritual.

I LA VIDA UN LARGO PROCESO DE MADURACIÓN Y CRECIMIENTO

Romano Guardini siguiendo el modelo de Carl Gustav Jung observa en la vida diversas edades. La infancia, la juventud, la edad madura, la ancianidad y la etapa final. El hombre se caracteriza en constante cambio y movimiento como alguien que cambia continuamente aunque a pesar de todo siga siendo la misma persona. Cada apartado de la vida dice Guardini presenta algo nuevo y lo asemeja a una fase del día: la noche, la mañana, el mediodía, la tarde, o una estación del año. Cada día, cada año es fase viva de nuestra existencia constituyendo un lugar irremplazable en su conjunto. En el hecho de que cada fase sea nueva, única y que una influya en la otra, es donde reside la tensión de la vida.

Cada fase tiene su carácter propio y se orienta a la siguiente. Cada fase tiene algo propio, formas vitales y figuras de valores de sentido. A pesar de la variedad todo está conectado. El hombre puede volver la mirada a las fases recorridas haciéndose presente en lo que ha ocurrido en cada una de ellas.

Entre las fases hay crisis típicas que corresponden al cambio de una a otra. La crisis de la pubertad entre la infancia y la juventud, la crisis de la experiencia, entre la juventud y la mayoría de edad, la crisis de la comprensión vital entre la mayoría de edad y la madurez, la crisis del desasimiento entre la ancianidad y la edad senil. Luego las analizaremos. En la superación de las crisis surge la nueva forma vital de la siguiente fase.

a. Las crisis a lo largo de la vida

Romano Guardini analiza las crisis típicas que corresponden al cambio de una fase a otra de la vida. También otros autores hablan de sucesivas separaciones, muertes y emergencias que se llevan a cabo a lo largo de la vida. Romano Guardini, aunque parezca extraño, hablará incluso de una crisis previa a la infancia que se da en el momento del alumbramiento.

Sigmund Freud analiza sobre todo al inicio de la vida. En la primera infancia tiene lugar la separación del vientre de la madre. Tiene lugar la muerte al confort prenatal y la emergencia de la autoconciencia. En la segunda infancia tiene lugar la separación del cuidado de la madre. Se produce la muerte a la fijación de la madre como objeto libidinal y la emergencia del segundo nivel de deliberación. En la etapa fálica se da la separación de los lazos familiares. Se da la muerte del control del ego y selección del objeto con la emergencia de la conciencia moral. En el periodo latente se da la separación del ego. Se da la muerte al yo ideal y el encuentro con el verdadero yo con la emergencia de la conciencia religiosa. Vamos a analizarlas ahora las distintas crisis.

Si partimos que la vida en el seno materno es una vida real implica no sólo un desarrollo fisiológico sino psicológico y anímico. En el alumbramiento el niño abandona el seno materno y comienza su existencia individual. Estudios de psicología profunda muestran que este acontecimiento se graba profundamente en el alma del niño. En virtud del nacimiento el niño se separa del seno materno donde vivía en un completo entretejimiento en la esfera de la madre. Es muy importante la forma en que se da este momento no solo de separación física sino de la separación interior y anímica. El niño debe acostumbrarse a su existencia individual. Dado de su débil capacidad de autoafirmarse el mundo le es hostil y siente miedo. La envoltura protectora sobre todo materna da al niño seguridad y la capacidad de distinguirlo hostil de lo amistoso y beneficioso.

Voy a detenerme en la crisis en la etapa de la adolescencia tardía del final de la vida por situarme más desde la propia realidad que estoy viviendo

b. La crisis de la dejación y el desasimiento

El comienzo y el final de la vida son cosas misteriosas. La vida de la persona en su etapa final debería cada vez más hacerse más densa y valiosa. En la etapa final el hombre se acerca al desvelamiento de este misterio. La vida no es una mera yuxtaposición de partes, sino un todo que para expresarlo un tanto paradójicamente está presente en cada uno de los puntos de su trayectoria. Esto supone superar la crisis de esta etapa. El sentimiento del final de la vida penetra a través de la vivencia de los límites. La denominamos crisis de la dejación porque supone todo un proceso de desasimiento para quedarse con los valores que perduran. Pierde valor la primera ilusión del éxito y la victoria fulgurante. La aceptación de la sombra conlleva una aceptación del envejecimiento en la aceptación del fin sin sucumbir a él ni desvalorizarlo. Ahí se articulan valores y actitudes muy nobles, la comprensión, la confianza, la lealtad, etc. Se precisa mantener la orientación axiológica de los fines o valores supremos: la finalidad última de la existencia humana.

c. El conflicto básico 

El conflicto que se experimenta en esta fase se da entre el ideal vs. real; integridad vs. desesperación; abandono vs. separación. La sabiduría interior a esta edad lleva a vivir esta etapa con esperanza. No debemos dejarnos llevar por el sentimiento de ver menguar las capacidades físico-psiquicas como anuncio de un final que nos lleve a, la amargura y la desesperación: sino abrirnos a un final que anuncia un nacimiento sin ocaso.

d. La crisis de identidad

Cuando ocurre este movimiento o alteración profunda la persona necesita replantear las motivaciones que quizás hayan permanecido en el inconsciente. Se hace necesario emprender un camino hacia la aceptación e integración de las necesidades que marcan la propia personalidad. Se hace evidente la tensión dialéctica de base que existe entre el ideal proyectado y la realidad vivida.

e. Crisis de actividad

Muchas veces pretendemos la falacia de construir la propia identidad a partir de lo que hacemos. El conocido activismo en el tan fácilmente nos enrolamos nos puede conducir al descuido de los valores más profundos o al poco cuidado de la propia persona a distintos niveles. A veces no sabemos conjugar la oración y la acción, la atentación a las necesidades básicas como el alimento, el descanso o las relaciones fraternas y familiares. Se precisa afrontar el declive de las capacidades físicas y psíquicas. Disminuye el nivel de rendimiento y aparece con más relevancia la experiencia de ineficacia, de inutilidad o incluso de fracaso. La persona necesita ser más valorada por lo que es que por lo que hace. Es el momento de la aceptación personal más profunda, aceptación de las limitaciones, de la fragilidad, de la enfermedad y de la propia muerte. La tensión entre el ser y el hacer denota y expresa un conflicto en la personalidad. El desquilibrio se hace notar en la excesiva preocupación por lo que se tiene o por la búsqueda de éxito o reconocimiento en lo que se hace.

f. Crisis de confianza

Estas tensiones entre el ideal y lo real, entre el ser y el hacer, se traduce en una crisis no solo de identidad sino de confianza. Se pone entela de juicio todo se suele eludir la propia responsabilidad y se proyecta en el descontento frente la comunidad o frente a Dios. Se cae fácilmente en el autoengaño, el escepticismo y la desilusión frente a la vida y la vocación. Se precisa una fuerte dosis de fe para volver a confiar en Dios. El problema de la falta de motivación y la insatisfacción en el hacer origina una falta de identidad. 

II. LA TRANSICION EN LA ETAPA FINAL. PERIODO DE DESASIMIENTO

Vamos a detenernos a profundizar en esta última etapa, el último período de desarrollo, el último capítulo en la vida, el tiempo de vísperas. Somos peregrinos y nuestro hogar definitivo no está aquí. El envejecimiento es el momento de aprender a dejar atrás lastres y plantearse qué llevar con nosotros para el final de nuestra partida. El envejecimiento viene con el declive y la disminución de las capacidades y se caracteriza por perder capacidades, nos sentimos viejos, cansados. El envejecimiento puede ser situacional, cronológico o crónico (físico, emocional, intelectual o espiritual).

Después de la crisis de la mediana edad tenemos que lidiar con una nueva crisis: dejar el trono del poder, perder el poder de mitad de la vida. Uno de los desafíos más difíciles es cómo articular el final de funciones y cargos de responsabilidad y aún más cómo prepararnos para el final de la vida. La vida inicia un proceso de declive y necesitamos un proceso de ajuste para enfrentar los nuevos desafíos.

Como cualquier período de la vida es un tiempo de oportunidad y riesgo. Es importante cómo navegar por esta etapa de la vida para obtener el equilibrio. Esta vez es un tiempo donde no hay vuelta atrás, tiempo de pérdidas y ganancias. Es tiempo de ganar en integración, sabiduría interior y coherencia probada. Tiempo de hacer balance y síntesis de toda la vida.

Además de la progresiva precariedad y sensación de declive y deterioro pueden producirse en ciertos momentos situaciones inesperadas que causan como un gran desajuste y que mueven las capas más profundas de nuestra personalidad. Entonces se hace necesario volver a resituarse para volver a emprender el camino de la vida.

b. Sintomas

La llegada de la ancianidad supone gran ajuste. Tenemos que adaptarnos y saber trascender. Esta etapa de decaimiento o envejecimiento influye en el comportamiento subjetivo y la adaptación. Surgen nuevas oportunidades de crecimiento emocional. Experimentamos una serie de síntomas en forma de pérdidas:

Pérdida de capacidades: deterioro del cuerpo, pérdida de memoria, disminución visual, disminución de las habilidades mentales. Vulnerabilidad y debilidad surge con gran intensidad. Pérdida de responsabilidades y roles importantes. Reto al dejar las responsabilidades, buscando nuevas vías para que la vida siga fecunda y crezca en socialización. Pérdida de independencia y autonomía que afecten a la autoestima y la vitalidad emocional.

Se trata de un período de síntesis conseguir equilibrio tranquilo haciendo balance y síntesis de lo vivido. El proceso hacia la madurez nunca se completa hasta el final.

c. Necesidad de escuchar nuestras emociones

Surgen una serie de manifestaciones que causan desajuste y piden una nueva estructuración Se hace necesario identificar los cambios que se producen y escuchar nuestras demandas:

Demandas con respecto a mi yo físico debemos reconciliarnos con nuestro cuerpo. Nuestro cuerpo no es una carga, sino nuestro fiel amigo que ha apoyado nuestra vocación y misión. Se nos invita a aceptar nuestros cambios y desafíos corporales.  Demandas con respecto a mi yo funcional hemos trabajo mucho con energía y pasión y es tiempo de recolección. Demandas con respecto a mi yo psico-emocional. Demandas con respecto a mi dimensión espiritual. Es hora de crecer en soledad para entrar en contacto con nuestra voz interior: Dios, ¿todavía estás ahí? Es fácil tratar de evadir y escapar buscando diferentes formas de distracción, dispersión, escapismo, pero sólo hay una manera de encontrar la felicidad y la paz (auto-trascendencia). Dejar que Dios entre, toque, abrace mi realidad interior. El reto es reducir la ansiedad y viajar hacia adentro.

d. El gran reto o desafío: aprender a morir

La vida implica el ejercicio constante de muerte y resurrección. Hemos de conseguir dejar atrás para ganar una nueva realidad. Las etapas de la vida tienen sus propias experiencias de separación y muerte, desde el seno de nuestra propia madre para entrar en el seno de Dios. Esta etapa es el lugar apto para conseguir la aceptación y el abandono confiado. Este tiempo es la oportunidad de desarrollar un sentido de mortalidad que sea realista y positivo. Este es el momento de cerrar cuentas de saldar cualquier cosa inacabada en nuestras vidas. Con la pérdida de nuestra capacidad de trabajo, la pérdida de seres queridos y el declive de nuestra propia salud aprendemos el arte de morir. La edad adulta tardía es el momento de hacer amistad con la muerte. Esta vez no hay etapa posterior se trata de una preparación para morir. ¿Qué harían nuestros últimos días más completos y felices?

e. Los factores involucrados

Varios son los elementos que aparecen involucrados. Vulnerabilidad: nos volvemos vulnerables, nuestro yo interior se hace evidente, mostramos nuestro yo real, no el yo ideal. Intimidad: dejar que Dios entre en mi interior, crecer en intimidad (into me and see: entra dentro mí y ve). Hay un lugar donde sólo Dios puede entrar y abrazar lo que soy. Sólo Dios puede satisfacer mis deseos más profundos. Podemos crecer en la intimidad creciendo en apertura, honestidad, confianza, respeto. Despojándonos de todo lo que no esencial y avanzando hacia la autenticidad y la integridad. Empatía: A veces nos asustamos de mostrarnos vulnerables. Sin embargo, la vulnerabilidad es una fuente de hospitalidad de empatía y compasión ante los demás. Es una puerta abierta a una nueva relación con los demás. Generatividad y legado. Llegar a ser mentores y portadores de sabiduría y dando un nuevo significado para las generaciones futuras.

f. Elementos de transición

Salir de: Pasar desde el mediodía hasta el anochecer, pero no se mueve en otra etapa de la vida, es la etapa final. Debemos reconocer y aceptar la transición emocional, los signos de duelo, pérdida, separación. Perdemos nuestra zona de confort cuando no encontramos seguridad. Tenemos que despedirnos de la época de los jóvenes y los adultos y entrar a la senectud con actitud positiva y creativa. Debemos aceptar y cambiar nuestro yo interior.

A través de: Moverse a través de la aceptación gradual. Cuando te adaptas cambias y esto supondrá una transformación de una nueva forma de vida. Es necesario pasar por este período traumático consiguiendo calma y equilibrio. Tenemos la impresión de un tiempo caótico lleno de incertidumbres, falta de entusiasmo, desencanto, falta de esperanza. Evadir el riesgo de negarse a permanecer en el pasado y descubrir el comienzo de un nuevo tiempo de una manera creativa, algo nuevo y más profundo.

Entrando en: Aceptar la nueva realidad, nuevos patrones, nuevos valores, nuevos significados, nueva perspectiva nos ayudan a alcanzar la trascendencia. Tenemos que ir más allá con la conciencia de ir pasando a una nueva vida. Es necesario identificar, aclarar y articular el propósito de la vida, necesitamos una reinterpretación y reorientación de la vida para evitar el riesgo del desencanto, la desesperación, el aislamiento y el estancamiento o frustración. Hemos de estar dispuestos a aceptar no sólo las debilidades, sino la muerte. Necesitamos tiempo para prepararnos. La última etapa finalmente es una preparación para morir. Finalmente volvemos a casa.

g. El gran reto

La vida es una preparación para morir. La transición o transformación trascendente es la tarea principal de la última parte de la vida. La edad adulta tardía es un momento de desvelamiento. La vida es un misterio y en esta etapa se va desvelando progresivamente. A veces es un descubrimiento maravilloso y a veces una búsqueda dolorosa. Debemos viajar por la etapa que implica sufrimiento y dolor para llegar al fin que no es la muerte sino el cielo. Necesitamos visión y sabiduría interior para recorrer este camino con fe y esperanza, una visión de esperanza que perdura para siempre.

h. Factores involucionados

Dejar el trono del poder: Hemos de estar alerta de lo que sucede cuando perdemos la pasión por nuestro trabajo, el poder o el reconocimiento. Nuestra pasión puede transformarse y liberarse. Después del final de un cargo u oficio necesitamos un periodo de ajuste. Es necesario despedirse de la vieja situación y acoger y celebrar la nueva situación. Después de una gran suelta es necesario un tiempo de ajuste, de "duelo". Incluso cuando nos enfrentamos a la realidad externa, la persona toma tiempo para ajustar internamente la nueva realidad. (Después de dejar una gran responsabilidad es conveniente un "año sabático") existe el riesgo de que la persona no acepte la nueva realidad, la persona trata de negar permaneciendo en la negación sin aceptar la suelta.

Es importante identificar esta transición emocional: sentimientos de desorientación, incertidumbres, desencanto, miedos. Este estado emocional puede confundirse con un mal comportamiento moral (sentimiento de culpa). Es un momento en el que una reorientación y redefinición se hace necesaria. Aceptar la nueva realidad implica descubrir un nuevo propósito, un nuevo significado, una nueva identidad.

Se trata de perder y encontrar nuestro verdadero yo: el envejecimiento es el momento en que nuestro yo real sale. Es difícil cuando teníamos roles que desempeñar. Usamos fácilmente una máscara para representar nuestro rol. No nos volvemos congruentes con lo que somos. Es necesario crecer en humildad y coherencia. Tienes que despedirte, dejarlo ir: el envejecimiento es nuestra última misión. Necesitamos tiempo de adaptación para prepararnos psicológica y emocionalmente. No estamos listos para aceptar nuestra vulnerabilidad. Es doloroso ser vulnerable. Debemos estar libres de apegos, dispuestos a rendirnos y soltarnos.

Es hora de abandonarnos: cuando aceptamos y adaptamos nos rendimos y florece una nueva creatividad, la creatividad alegre para amar. Se trata de simplificar e ir a lo esencial.

Una vida nueva: no se trata de sobrevivir, sino de encontrar esperanza y creatividad en el amor. No es trabajo, es amor hecho visible. Somos capaces de dejar que Dios entre. Tenemos que despojarnos de nuestras pretensiones y dar espacio para nosotros, para los otros y sobre todo para Dios.

i. Un nuevo nacimiento

El envejecimiento nos lleva a un nuevo nacimiento, a un renacimiento del espíritu. Este renacimiento conlleva:

Una nueva visión: tiempo para contemplar la belleza interior (belleza siempre antigua y siempre nueva). Nos inclinamos a apreciar lo que es hermoso, pero ¿qué pasa cuando perdemos vitalidad, virilidad, belleza? Algunas veces no tenemos ojos para ver la maravilla de la vida en las debilidades. Se nos invita a glorificar a Dios y honrar nuestras limitaciones mediante la aceptación de la Cruz.

Una nueva sabiduría: La sabiduría de la Cruz. A través de la aceptación somos capaces de permitir que Dios entre en nuestra propia oscuridad y transforme las debilidades con el resplandor de su amor. Cristo salvó al mundo mediante la aceptación de la Cruz en la total impotencia.

Una nueva generatividad y fecundidad: es la etapa final en la que necesitamos una orientación fecunda de generación y legado. La generatividad surge de la conciencia de la mortalidad. No debemos caer en la esterilidad o estancamiento. La vida debe dejar un legado para los demás.

Una nueva meta: no es lo que hacemos, nuestras obras, es el amor hecho visible lo que cuenta. Se trata de convertirse en la presencia amorosa de Dios. No son mis acciones, soy yo, mi ser real con mis debilidades el que da gloria a Dios (gloriarnos en las debilidades).

j. Una espiritualidad integrada (una nueva identidad)

En nuestro envejecer debemos aprender la espiritualidad de ser realmente pobres. No tener miedo de las heridas y pobrezas cuando salen al descubierto. Es el tiempo de que florezca una nueva intimidad. Tiempo en que se expande, se vuelve grande no hay fronteras ni límites. La nueva espiritualidad de la pobreza y de la Cruz:

Memoria: Proceso lento de aceptarme a mí mismo, de perdonarme a reconciliar los dolorosos recuerdos de mi pasado.

Intimidad: Nuestro primer objetivo es amar. A través de la aceptación de nuestra propia vulnerabilidad esta etapa nos ofrece la puerta a la nueva intimidad aceptarme a mí mismo, en relación con los demás y con Dios.

Gratitud: estamos invitados a descender a nuestro interior con la aceptación de nuestra propia situación, pero no solos, sino con Dios. Es fiel. Nunca nos abandona.

Disminución: cuando aceptamos no sólo nuestra disminución física, emocional y mental, sino también nuestra heridas y vulnerabilidad permitiendo que Dios entre en la cueva de nuestra oscuridad.

Aceptación: Es la llave maestra clave del proceso. Abandono confiado en Dios sea cual sea su plan, su voluntad.

III. LA BUSQUEDA DE SENTIDO

a. La precariedad y transitoriedad de la vida

Los hechos que parecen quitarle sentido a la vida incluyen no solo el sufrimiento o la angustia sino también la muerte. Nunca me cansaré de decir que el único aspecto verdaderamente transitorio de la vida es lo que hay en ella de potencial. Ahora bien, lo potencial al actualizarse se hace realidad. Y todo lo real se guarda en el pasado de donde se lo rescata y se lo preserva de la transitoriedad. Nada del pasado está irremediablemente perdido, sino que se conserva irrevocablemente.

Con frecuencia el hombre solo observa la capa superficial de lo transitorio y pasa por alto el fruto ya gana granado del pasado dónde han quedado cincelados los valores todos sus gozos y sufrimientos de ahí el hombre puede recuperar las acciones de su pasado nada puede deshacerse y nada puede volverse a hacer a ver sido es la forma más segura de ser.

b. Frente a nuestra precariedad abrirnos a la autotrascendencia

Hemos de abrirnos al misterio que nos rodea. El hombre necesita abrirse a esta trascendencia para no ahogarse en el ciénago del sinsentido. El hombre solo se realiza desde la autotrascendencia en el amor. Hemos de saber relativizar valores que teníamos por buenos, lícitos y legítimos por optar por valores trascendentes de orden mayor. La autotrascendencia en el amor supone una orientación del yo hacia el Tú de Dios y el nosotros de nuestros hermanos en forma de entrega u oblación. El amor más auténtico supone la donación y entrega de uno mismo a Dios y a los demás.

c. La noche del sinsentido. El problema del mal y la muerte

Somos seres finitos y mortales. Apenas nacemos, y enseguida nos vemos arrojados a los remolinos del mundo, al fluir del tiempo, somos infinitamente aventurados. Este infinito no es temporal: no sólo somos mortales, si no, sobre todo, enormemente efímeros: a lo más, la vida sin trascendencia se reduce a un puñado de décadas. La vida no es más que un préstamo que nos hace la muerte, un préstamo a corto plazo.

Nada más nacer nos movemos en experiencias de muerte y separación para nacer a algo nuevo. Del seno materno salimos con un grito de inquietud por abandonar el seno que nos protegía. Precisamos de una sabiduría interior que nos ayude a percibir que este seno en el que nos movemos existimos y somos es el mismo Dios y la muerte no es sino el nacimiento a la nueva vida, Lo infinito de nuestra aventura no tiene, pues, nada de extensivo, sino que es intensivo. Pero muy a menudo esta intensidad se ve encogida, aniquilada incluso por la desgracia, la cual, cuando es además muy intensa y persistente, acaba reduciendo la vida a un instinto de supervivencia tan áspero como desesperado. El préstamo o, mejor, la prórroga que concede en tal caso la muerte no es sino una falsificación de la vida; todo está escamoteado, arruinado, profanado: tanto la vida como la muerte.

Cuantos hombres sufren despojados de su dignidad, del derecho a morir dignamente. Todos los detenidos en un campo de exterminio, fuesen o no intelectuales, tenían la misma actitud frente a la muerte: una actitud desintelectualizada, desestetizada, desespiritualizada, deshumanizada. Resulta Impensable, dado el modo en que la crueldad escarnece a la razón y descompone el espíritu; incompensable, porque nada puede colmar el vacío dejado por las víctimas, nada puede compensar esos millones de vidas destruidas. Ningún sentido puede contrarrestar esta demencia metódicamente aplicada que termina siendo algo inconsolable.

d. La respuesta al problema de la existencia humana

Cualquier teoría del amor debe comenzar con una teoría del hombre, de la existencia humana. Si bien encontramos amor, o más bien, el equivalente del amor, en los animales, sus afectos constituyen fundamentalmente una parte de su equipo instintivo, del que sólo algunos restos operan en el hombre.

Lo esencial en la existencia del hombre es el hecho de que ha emergido del reino animal, de la adaptación instintiva, de que ha trascendido la naturaleza -si bien jamás la abandona y siempre forma parte de ella- y, sin embargo, una vez que se ha arrancado de la naturaleza, ya no puede retornar a ella, una vez arrojado del paraíso -un estado de unidad original con la naturaleza- querubines con espadas flameantes le impiden el paso si trata de regresar.

El hombre sólo puede ir hacia adelante desarrollando su razón, encontrando una nueva armonía humana en reemplazo de la prehumana que está irremediablemente perdida. Cuando el hombre nace, tanto la raza humana como el individuo, se ve arrojado de una situación definida, tan definida como los instintos, hacia una situación indefinida, incierta, abierta. Sólo existe certeza con respecto al pasado, y con respecto al futuro, la certeza de la muerte. Ante el absurdo y el sinsentido de la muerte sólo amor surge así como la única respuesta válida a la existencia humana.

IV EL DESVELAMIENTO DE DIOS ESCONDIDO, DESCONOCIDO, INCOMPRENDIDO

El libro de Job dentro de la literatura sapiencial plantea profundos interrogantes el problema del mal, el porqué del sufrimiento, el porqué de la muerte. El libro explora la realidad del sufrimiento tanto físico, psíqico, emocional. La figura de Job se presenta un justo probado en el sufrimiento. En la cumbre del libro de Job (cap. 31- 42) cuestiona a Dios ¿Cómo un Dios bueno puede tolerar el mal, las injusticias, el sufrimiento? El libro de Job expone su dolorosa experiencia y las injusticias que llenan el mundo. Choca con el misterio de un Dios justo y soberano que permite el dolor y sufrimiento de los suyos. Job forcejea en la noche. En su confusión se osa a lanzar gritos de rebeldía finalmente reconoce que ha hablado neciamente: “Te conocía de oídas y ahora te han visto mis ojos por eso me retracto y me arrepiento”. (Job 42,5-6)

Dios mismo parece desvelarse a Job aunque quedaría en figura de lo que en Cristo se desveló finalmente. Dios mismo ha descendido y se ha hecho partícipe de nuestros padecimientos. La vida de Jesús, el más justo de los hombres y se sometió al pecado y la muerte para vencer el mal y el pecado. Es la prueba de un Dios que sufre con el hombre y le promete la vida inmortal.

a. El Dios desconocido

Vamos a fijarnos en Etty Hillesum una joven judía que escribe un diario entre 1941 y 1943 que testimonia su propio fin en el campo de concentración de Auschwitz. La dramática historia de Etty transcurre en la segunda guerra mundial. La persecución nazi frente al pueblo judío ella la vive en Holanda su país de origen. Mas tarde en el campo de concentración, al igual que Job, se ve sometida a la dura prueba. Lo que sorprende en Etty como en la prueba sale fortalecida. Ella nos deja ver el secreto: Mantenerse en un diálogo ininterrumpido con ese Dios desconocido que pacientemente nos espera. Confiesa Etty: “esta mañana, paseando en bicicleta por Stadionkade, he disfrutado del amplio horizonte y del aire fresco que todavía no nos han racionado. Por todas partes se ven carteles en los que se prohíbe a los judíos transitar por los senderos que conducen al campo. Pero por encima del campo se extiende el cielo. No pueden nada contra nosotros. Pueden hacernos la vida muy dura, pueden despojarnos de bienes materiales, pueden quitarnos la libertad exterior de movimientos pero nadie puede quitarnos la libertad interior. Podemos sentirnos perseguidos, humillados, oprimidos pero no pueden forzarnos a dejarnos llevar por el rencor… me siento libre”

“Esta tarde estaba descansando en mi camastro y he tenido el impulso repentino de escribir en mi diario: “Tú que me diste tanto, Dios mío, permíteme también dar a manos llenas. Mi vida se ha convertido en un diálogo ininterrumpido contigo, en una larga conversación”.

“Cuando estoy en algún rincón del campamento, con los pies en la tierra y los ojos apuntando al cielo, siento el rostro anegado en lágrimas, única salida de la intensa emoción y de la gratitud. Por la noche, tendida en el lecho y en paz contigo, también me embargan las lágrimas de gratitud, que constituyen mi plegaria”.

Etty Hillesum conoció un día la gracia de la genuflexión para no abandonarla jamás. Este acto de genuflexión de humillación y abajamiento, nos habla de una oración en silencio ¿de qué oración se trata y, sobre todo, a quién va dirigida? Su oración no formula peticiones, no solicita nada; pertenece más bien al orden del discurso amoroso: admiración, ternura, deseo, gratitud, provenientes de una sobreabundancia de amor. Es del orden del «Te Amo». Es «el proferimiento repetido del grito de amor», que «carece de matices» y que «suprime las explicaciones, las clasificaciones, los grados, los escrúpulos»; que «no es una frase: no transmite un sentido, sino que se refiere a una situación límite: “aquella en que el sujeto está suspendido en una relación especular con el otro”». Tal proferimiento está fuera del diccionario, depende más de la música que de una ciencia del lenguaje, se basta a sí misma, no se preocupa ni de explicaciones ni de análisis ni de justificaciones, a la manera de lo que ocurre con el canto, al proferir te amo, el deseo es (...) simplemente: contémplalo, adóralo, alábalo con un sentimiento de agradecimiento profundo.

La repetición de estas palabras fluyen no de la cabeza sino del corazón «Dios mío» hace las veces de las palabras «Te Amo» y confluye con ellas. Su oración se dirige a una presencia sin nombre (la palabra «Dios» no agota en modo alguno la inmensidad así designada), a una presencia sin cuerpo ni rostro (la trascendencia es absoluta), sin definición, sin localización (Dios es misterio y libertad). Una presencia eterna que atraviesa «de incógnito» la temporalidad de los vivientes, como un viento, una brisa, una caricia o un abrazo, y que súbitamente hace se pliegue el corazón, el cuerpo entero, bajo un exceso de dulzura. «A veces, en el momento más inesperado, alguien se arrodilla de pronto en un repliegue de mi ser. Yo estoy a punto de salir a la calle, o en plena conversación con un amigo. Y este alguien que se arrodilla soy yo»

Etty Hillesum no reclama nada (a no ser la fuerza necesaria para perseverar y seguir expandiéndose), sino que acepta todo cuanto es y sucede. «Hay un lugar para cada cosa en la vida. Para la fe en Dios y para una muerte lamentable». Nunca pide cuentas a Dios, considerando incluso que es al revés, que los miles y millones de crímenes cometidos no son imputables a Dios, sino a los hombres, a la locura humana.

b. En medio de la noche me encontré con el Dios vulnerable y herido

En su diario recoge Etty «Mi vida se ha convertido en un diálogo ininterrumpido contigo, Señor mío, un largo diálogo. Cuando permanezco inmóvil en un rincón del campo, los pies clavados en tu tierra, los ojos alzados hacia tu cielo, a veces se me inunda el rostro de lágrimas, única manifestación de mi emoción interior y de mi gratitud, (...) y ésa es mi oración».

Cada vez que un ser es humillado y herido en su carne y en su corazón, cada vez que un ser es asesinado, es a Dios a quien se hiere. Cada vez que un ser se hunde en la desesperación, cede a la rebeldía y llega incluso a negar toda posibilidad de existencia de Dios, es Dios quien resulta expulsado de este mundo; porque si Dios es un Dios escondido, es ante todo en lo más secreto de cada individuo donde se esconde.

Muchos son los que se preguntan en un campo de concentración. ¿Dónde está Dios? Dios nos ha abandonado, pero no, Dios está aquí en medio de nuestro dolor y sufrimiento. Es el Dios abandonado y herido en tantos hombres que en silencio sufren le dolor del sinsentido.

Etty Hillesum habla de «un pozo muy profundo» dentro de su ser, y en lo más hondo del mismo está Dios. Dios se encuentra, pues, a la vez herido, sin abrigo y sin ayuda, semejante a ese viajero evocado en la parábola del buen Samaritano, agredido por unos malhechores, «despojado y molido a palos», y abandonado luego, medio muerto, al borde del camino.

Dios yace en las cunetas de la historia azotada por la guerra, «medio muerto» entre las ruinas del amor. Medio muerto por la traición, por las violencia sufridas, así como por el olvido, la indiferencia y el abandono. La guerra no asola ni arrasa únicamente las ciudades, los campos, los bosques y las poblaciones, sino sobre todo a la gente y los corazones de los super vivientes. «¡Qué grande es el desamparo interior de tus criaturas terrenas, Dios mío! Te doy gracias por haber traído hasta mí a tantas personas sumidas en el abandono.

¡Dios mío! Te doy gracias por haber traído hasta mí a tantas personas sumidas en el abandono. Eres el Dios escondido, su desamparo atraviesa su desnudez. Y tengo ante mí un pequeño despojo humano, desesperado y que no sabe cómo seguir viviendo. Entonces comienzan mis dificultades. No basta con predicarte a ti, Dios mío, para hacerte presente en el corazón de los demás. Hay que dejar expedito en los demás el camino que conduce a ti...». He ahí lo que supo ver Etty Hillesum, el modo en que percibió el inaudito infortunio de su tiempo: ella sintió sus consecuencias hasta en las entrañas del tiempo, del mundo, de la humanidad. Y entiéndase aquí la palabra «entrañas» en toda su densidad: «intralia: se refiere a lo que está en el interior», la parte del cuerpo que contiene los órganos reproductores de la vida, el hogar de la fecundación y de la gestación y, por extensión, la parte más íntima, más esencial, del ser humano, la sede de sus emociones, de sus sentimientos (matriz). Oscuro terreno donde el espíritu y el corazón hunden sus raíces. Es interesante también observar que en hebreo las palabras «compasión» o «misericordia» (hesed) derivan de la misma raíz que la palabra «matriz» (rahamin)

c. Vivir en los brazos de Dios

Dice Etty: «No me siento en las garras de nadie, sólo me siento en los brazos de Dios, por decirlo de una forma hermosa. Da igual que este aquí en una pobre habitación en el barrio judío, o tal vez en un campo de trabajo bajo la custodia de la SS. Creo que siempre y en todas partes me sentiré en los brazos de Dios. Tal vez me destruyan físicamente, pero nada más. Tal vez caiga presa de la desesperación y tenga que soportar unas carencias que no pueda imaginarme ni en mis fantasías más sombrías. Y, sin embargo, todo es insignificante si se mide con el inmenso sentimiento de confianza en Dios y con las posibilidades que ofrecen las vivencias interiores. Puede ser que lo subestime todo». «Hay gente, de verdad que la hay, que, en el último instante, antes de ser deportados, ponen el aspirador y los cubiertos de plata a buen recaudo, en lugar de a ti, mi Señor. […] Y dicen, no caeré en sus garras. Y olvidan que no pueden estar en las garras de nadie cuando estamos en tus brazos. Ahora estoy empezando a estar un poco más tranquila, mi Señor, por esta conversación contigo.

d. Esperanza desde el infierno

Si La vida es bella…a pesar de todo. Dice Etty: «Estoy dispuesta a todo, me iré a cualquier lugar del mundo, adonde Dios me envíe, y estoy dispuesta a testificar, en cada situación y hasta la muerte, que la vida es hermosa, que tiene sentido y que no es culpa de Dios sino nuestra, que todo haya llegado hasta este punto». «Me siento como el recipiente de un pedazo de vida valiosa sobre la que tengo toda la responsabilidad. Me siento responsable por ese gran y hermoso sentimiento vital que hay en mí, que tengo que mantener intacto a través de estos tiempos hacia una época mejor».

IV SI TE DECIDES A SEGUIR AL SEÑOR PREPARATE PARA LA PRUEBA

Antes o temprano seremos probados. La prueba es parte del proceso. Jesús dijo a Simón: Satanás va a zarandearte como trigo en la criba pero yo he pedido por tí para que tu fe no desfallezca, tu cuando vuelvas confirma a tus hermanos (Lc 22, 31-32).

La prueba es un tiempo de purificación que Dios permite. Para renacer es preciso morir, para construir se precisa derribar. No podemos pasar por alto la purificación de lo que se nos apega por el camino. Se precisa la destrucción de (nuestro ser ideal) cuanto hay de artificial para que pueda emerger nuestro ser verdadero.

A menudo construimos sobre apoyos infirmes, nos apoyamos en nuestros talentos, nuestras capacidades e incluso virtudes porque nos dan seguridad, estima reconocimiento. Necesitamos anclarnos en Dios como nuestra verdadera riqueza.

El tiempo de purificación nos ayudará a quitar nuestras máscaras y falsas seguridades para ganar el libertad y autenticidad. Vivimos sometidos a la tentación de esconder, arrinconar o maquillar la fragilidad. Pero todo aquello que se ignore o se reprima acabará erosionando más pronto o más tarde la vocación. A través de la prueba experimentaremos la caída de los falsos apoyos y el empobrecimiento que nos ayude a poner la identidad allí donde realmente está.

a. La noche de la prueba

En la noche espiritual el hombre se descubre pobre e incapaz de cualquier bien y cualquier amor, y capaz de caer en todos los pecados. La pérdida de fervor genera una experiencia dolorosa que conlleva disgusto de las cosas espirituales. Ver que ha entregado su vida a Dios y verse incapaz del más insignificante movimiento hacia él constituye un terrible sufrimiento. Da la sensación de haber perdido el sentido de la consagración y de la misma vida. El fruto de esta prueba es impedir al hombre toda posibilidad de apoyarse en el bien de que es capaz para que la misericordia divina se convierta en el único fundamento de su vida.

La prueba con el progresivo empobrecimiento es la oportunidad de un giro (conversión) para que no nos apoyemos en nuestro amor a Dios sino en el amor que Dios nos tiene. Dios no me ama a causa del bien de que soy capaz, o del amor que le tengo, sino que me ama de manera absolutamente incondicional, en virtud de él mismo.

Este giro supone una inmensa gracia, que el cimiento de mi vocación y mi vida no sea yo sino exclusivamente Dios. Este vuelco en nuestra vida conlleva paralelamente un empobrecimiento y una revelación de Dios que me invita a vivir con plena confianza y agradecimiento en él.

b. Acogernos en la desnudez de nuestra fragilidad

La prueba no solo se refiere a las circunstancias externas. A poco que se profundice se descubre que tiene que ver con la estructura de la personalidad. Los factores externos sacan a la luz una realidad que le ha pertenecido siempre. en la prueba salen a la luz las verdaderas motivaciones. ¿quién soy?, ¿a dónde voy?, ¿cuál el sentido de mi vida? A través de circunstancias y situaciones inesperadas vemos tambalear nuestra vocación. La fragilidad tiene diferentes matices y colores: fracasos, impotencias, golpes, pérdidas, sufrimientos, enfermedades, depresiones. Dios como buen alfarero se vale de las circunstancias incluso de nuestros propios pecados privándonos de bienes para ofrecernos un bien mayor. Supone una purificación a veces dolorosa. El hombre no se hace agradable a Dios por las obras sino por la fe y confianza en él, debe de dejarse hacer la obra de Dios. La crisis o la prueba no es un mero accidente sino una oportunidad para hacer experiencia de Dios. Dios se manifiesta como el fiel y me invita a aceptar la prueba como corrección e invitación al abandono confiado.

c. La impotencia en la prueba

En medio de la prueba perdemos el control, por muchas vueltas que damos, vemos que la solución no está en nuestras manos. Nos sentimos pobres y desamparados. Aún a pesar de todo aún nos queda la posibilidad de creer, esperar y de amar. Aún cuando nada podemos hacer siempre podemos perseverar en el amor que se expresa en la confianza y abandono en Dios. Creer que Dios que es fiel no nos abandona esperar que el actuará en su momento oportuno.

En medio de la prueba y de la impotencia Dios ha de ser para nosotros nuestra roca firme y certeza liberadora. Si yo no puedo hacer nada, desde el momento en que creo, espero y amo algo ocurre en el plano de lo invisible en donde damos paso al actuar de Dios confiando en su misericordia, el amor, aunque pobre e impotente en apariencia, siempre será fecundo en el momento oportuno.

V. EL ARTE DE SUFRIR. DAR LUGAR AL SUFRIMIENTO

Dice W. Rathenau en las Cartas a un amante: «Toda violencia cometida en este mundo prolifera. Igual que cada de uno de sus actos. Estamos aquí para cargar con una parte del sufrimiento del mundo ofreciéndole nuestro corazón, no para agravarlo mediante un acto de violencia. Sea buena con su sufrimiento, y él también será bueno con usted. Sé que sufre, y siento este sufrimiento con usted. El sufrimiento aumenta con nuestros deseos y nuestros rechazos. Pero si lo acogemos con mansedumbre, se sosiega y adormece como un niño. ¡Hay tanto amor en usted…! Diríjalo entero hacia los seres humanos, los niños, las cosas, e incluso hacia usted misma y hacia su dolor. No se encierre en su soledad, niéguese a encerrarse en ella. Supere ese encerramiento. Mire a su sufrimiento cara a cara: no es nada». «Cuando digo: de una u otra manera he ajustado cuentas con esta vida, eso no es resignación. […] ¿Qué quiero entonces decir en realidad? No diga como he vivido ya mil veces y también he muerto ya mil veces, ya no puede llegar nada nuevo. Cada muerte engendra nueva vida. Aceptar nuestros límites y fragilidad es la oportunidad de reconocer que Dios es el artífice de la nueva creación.

a. El arte de aprender a morir

Erich Fromm en su obra el arte de amar nos introduce que el verdadero amor conlleva la donación y la muerte de uno mismo. Todo proceso de maduración en el amor supone un dejar atrás los hábitos del pasado para abrirnos a nuevos dinamismos del Espíritu en un constante proceso pascual de muerte y resurrección.

En el crecimiento espiritual se avanza abajándose, decreciendo el yo para que aparezca el tú y el nosotros. Avanzamos por estadios que suponen renuncia, abandono, muerte hasta llegar al momento del abandono final en manos de Dios.

Hemos de hacer la experiencia de perder progresivamente el control de la situación para dejarnos guiar y abandonarnos en manos de Dios. Renunciar un perfeccionismo legalista e individualista para caminar con los demás por vías aparentemente menos perfectas pero más fraternas y solidarias. Renunciar a nuestros pedestales imponiendo una ideología para embarrarnos con la gente más baja participando con ellos en una obra común. Renunciar a la pretensión y presunción de una élite de gente privilegiada garante del control y poder para vivir al servicio de los más pobres considerándoles superiores a mí.

b. La prueba del dolor

Aunque tratemos de evitar o aliviar el dolor no siempre podremos eliminarlo, hemos de aprender a convivir con él. Al aceptar el sufrimiento que conlleva la vida podemos aprender a descubrir su valor redentor. Dios no evitó a su Hijo la prueba del dolor. La prueba del dolor nos abre a un tiempo de purificación. El amor se aquilata en medio del dolor y la amargura se transformara en dulzura si lo ofrecemos como acto de amor. La prueba lejos de ser un castigo una condenación puede ser convertida en bendición. Lejos de revolvernos contra nosotros mismos, con los otros y con Dios maldiciendo y refunfuñando por dentro podemos experimentar que la vida incluso en medio del dolor es infinitamente bendita y valiosa.

A través del sufrimiento se nos abre una vía de conocimiento del amor de todo un Dios que sufrió por nosotros para que no nos sintiéramos lejos por el dolor. Será una oportunidad de ofrecerlo y unirlo al dolor redentor de Cristo. La leve y pasajera aflicción y tribulación no caerá en vacío sino se convertirá en un caudal eterno de gloria.

El dolor es la llave de entrada en la sabiduría de la cruz. Es necesario que nuestra sabiduría humana se tambalee y se derrumbe para ser purificada y elevada a una sabiduría divina infinitamente más valiosa y fecunda.

c. La aceptación del sufrimiento

No seremos capaces de renacer y transformar nuestra vida sino es por obra del Espíritu. Se precisa acoger la vida en su integridad tanto en lo positivo y gratificante como en lo negativo que comporta dolor y sufrimiento. Dios puede sacar provecho de todo, tanto de lo bueno como de lo malo, de lo positivo como de lo negativo. Sólo Dios en su misericordia, en su amor y sabiduría infinita es capaz de obtener o sacar un bien de un mal. Dios puede escribir recto a través de renglones torcidos. Todas las cosas contribuyen al bien de los que aman a Dios. En la aceptación del sufrimiento abandonándonos en Dios encontramos nuestra fuerza.

Dice Etty Hillesum en su diario: “desde el momento en que me he mostrado dispuesto a afrontarlas, las pruebas siempre se han transformado en belleza”. El auténtico mal no es tanto el sufrimiento sino el miedo al sufrimiento. Si lo acogemos con confianza y nos abandonamos con paz y confianza en manos de Dios, él nos purificará, nos hará crecer en el amor. El miedo al dolor, por el contrario, nos endurece y nos encorseta en actitudes protectoras y defensivas. Como dice Etty: “Los peores sufrimientos del hombre son los que se temen”.

VI LA PRUEBA COMO CAMBIO DE REFERENCIA

El hombre, un ser limitado en sus aspiraciones, se experimenta en búsqueda constante. En esta búsqueda el hombre se extravía tomando caminos que más que acercarlo lo alejan de Dios. Entonces el hombre experimenta el silencio y la ausencia de Dios. Nuestros caminos no son sus caminos. Dios no se deja encontrar donde el hombre se obstina en buscarlo. Al hombre se le pide abandonar sus seguridades y abandonarse en Dios. El perder nuestros apoyos significa una forma de muerte. Todo nacimiento implica muerte. La verdadera conversión comienza cuando aceptamos que Dios es totalmente Otro, distinto a nuestras lógicas, pensamientos y sentimientos y dejamos que sea él quien nos conduzca donde solamente él sabe y quiere.

a. La prueba como fase desestructurante

Dios no es un objeto que podamos dominar, poseer o manipular. No es un ser mensurable ni controlable por medios humanos. La prueba es un modo que Dios tiene para desestructurar al hombre. A través de situaciones que no esperábamos misteriosamente Dios sale a nuestro encuentro de formas impredecibles. El mismo Dios arranca al hombre de sus cálculos, costumbres y sueños y se revela inesperadamente a través de situaciones que trastocan y trastornan su vida.

b. El valor de caminar en la oscuridad

En medio del desierto y la oscuridad de la noche del sentido el hombre descubre que más importante que la búsqueda de Dios por parte del hombre es la búsqueda del hombre por parte de Dios. El protagonismo no es del hombre sino de Dios. Es Dios que sale a nuestro encuentro en medio de la oscuridad y el silencio. Pero para ello el hombre necesita pasar por la experiencia dolorosa de perder progresivamente el control, de no ver claro, de no comprender. Igual que el oro se purifica en el crisol del fuego también nosotros somos purificados en la humillación. La prueba de la purificación pone de manifiesto lo que hay en nuestro corazón. Todos tenemos necesidad de esa purificación para que él ocupe el centro de nuestro corazón.

c. La base de la humildad

La humildad es la base y fundamento desde Dios construye. La humildad es caminar en verdad. Un corazón humilde Dios no lo desprecia o en positivo, lo que Dios más aprecia es encontrar un corazón humilde. Es fácil vivir en la pretensión de autosuficiencia creyendo que todo lo dominamos, lo sabemos, lo podemos. Nos dejamos conducir por Dios en la medida que no nos fiamos de nosotros mismos. La humildad consiste en caminar sobre las aguas reconociendo nuestros falsos apoyos. Este desprendimiento de los apegos a nosotros mismos, a los otros y a las cosas es necesaria para esta libertad interior que nos permita gustar de la intimidad con Dios. A esto responde la exigencia primordial de amarás a Dios sobre todas las cosas, con toda tu mente, corazón y fuerzas. Dios permite la prueba no tanto para verificar si lo amamos, sino para llevarnos a amar más. Es imposible renunciar a un afecto sano y profundo si no es por otro amor aún más grande.

d. La fase estructurante

Aceptando la prueba como gesto de predilección divina y viviéndola como momento de purificación se entra en la fase estructurante o de la reestructuración. Esto va a suponer una reorganización general de la estructura básica de la personalidad. Se trata de reconstruir continuamente una relación con Dios sin los falsos apoyos de vanas ilusiones, ídolos, sino cimentada en la humildad, verdad, autenticidad.

Caminar en nuestra verdad supone poner de base su amor incondicional. Esto nos lleva a vivir no bajo el temor sino bajo el amor queriendo amar a Dios sobre todas las cosas y buscar a Dios en todas las cosas. Dios no nos pide grandes cosas sino amarle en lo pequeño. La grandeza de una obra no depende tanto del tamaño sino del amor que pongamos a lo que hacemos. En todo buscar su gloria y su voluntad. Elegir a Dios en lo pequeño de la vida cotidiana no pretendiendo ser un héroe o un santo sino dejando a Dios que nos vaya haciendo santos y semejantes a él contando con nuestras limitaciones. La elección de seguirle es consecuencia lógica de la seducción de su amor, una respuesta de amor llena de gratitud y sencillez.

Surge en nosotros la confianza y el agradecimiento. La confianza de que él nos conoce y nos acoge en nuestra fragilidad. La gratitud de quien se sabe encontrado, salvado. Damos protagonismo a Dios. La primera iniciativa siempre es suya. Si él no nos hubiese buscado y salido a nuestro encuentro no lo habríamos encontrado nunca.

VII LA MISERICORDIA NUESTRO UNICO APOYO Y FUNDAMENTO

El hombre probado que ha descendido hasta el fondo de su ser y ha experimentado su pobreza más radical, su auténtica nada, su absoluta miseria es el que se abre a esta experiencia del amor incondicional de Dios que llamamos misericordia. Feliz el hombre que lo espera todo de esta misericordia. Sus fragilidades no le inquietan, ni se enfada con los demás porque no responden a los que esperaba de ellos. Su apoyo en Dios le concede una gran libertad interior.

En medio de la prueba en nuestra desnudez Dios nos revela su rostro de misericordia, un Dios desnudo y desarmado abajado e inclinado para curar nuestras heridas derramado todo su amor para besarnos, abrazarnos y levantarnos a base de misericordia.

a. A la espera del mundo nuevo que habrá de venir

Etty confiesa en su diario: “He notado que, en cualquier situación, incluso en las más duras, al ser humano le crecen nuevos órganos vitales que le permiten seguir adelante. En este sentido sólo cabe decir, Dios es misericordioso. «Dios mío, estos tiempos son demasiado duros para gente tan frágil como yo. Sé que después llegarán otros tiempos más humanos. Me gustaría tanto seguir con vida para transmitir a esos nuevos tiempos toda la humanidad que, a pesar de todo lo que experimento a diario, llevo dentro de mí. Es la única manera de preparar los nuevos tiempos, preparándolos ya en nuestro interior. En alguna parte me siento muy ligera, sin ninguna amargura, tengo mucha fuerza y amor. Me gustaría seguir con vida para ayudar a preparar los nuevos tiempos y para transmitir lo indestructible que hay en mí a la nueva época, que seguro que llegará. Está cada día más cerca, lo presiento”.

“Nadie puede entrar en el reino de Dios si no nace de nuevo del agua y del Espíritu” (Jn 3, 5.) Los nuevos tiempos, los cielos nuevos y la nueva tierra se inauguran no ha través de las conquistas terrenas sino dejándose cautivar y enamorar por Dios. El hombre reclama la libertad, pero esta no la encuentra sino en su interior. “Donde está el Espíritu del Señor, allí está la libertad” (2Co 2, 17). El hombre dispone en su interior de una fuente de libertad que nadie puede arrebatarle, porque Dios es su fuente y su garantía. Etty dice en su diario: “Aunque esté privada de libertad en este campo de concentración he descubierto de mí una libertad interior que nadie me podrá arrancar”.

b. Ayudar a Dios: un Dios vulnerable

Dice Etty: «Corren malos tiempos, Dios mío. Esta noche me ocurrió algo por primera vez: estaba desvelada, con los ojos ardientes en la oscuridad y veía imágenes del sufrimiento humano. Dios, te prometo una cosa: no haré que mis preocupaciones por el futuro pesen como un lastre en el día de hoy, aunque para eso se necesite una cierta práctica. Cada día es en sí mismo suficiente. Te ayudaré, Dios, para que no me abandones, pero no puedo asegurarte nada por anticipado. Sólo una cosa es para mí cada vez más evidente: que tú no puedes ayudarnos, que debemos ayudarte a ti y así nos ayudaremos nosotros mismos.

Su oración era una conversación, una conversación permanente con un interlocutor mudo, privado de voz tanto por el salvajismo que imperante como por el desmesurado dolor de las víctimas Tú te nos apareces pobre y vulnerable sediento y mendigo. Todo lo que podemos salvar en esta época, y es también lo único que cuenta: un poco de ti en nosotros, Dios mío. Quizá podamos contribuir también a hacerte visible en los corazones martirizados de los demás. (...) Cada vez me resulta más claro, en cada latido de mi corazón, que tú no puedes ayudamos, sino que somos nosotros los que tenemos que ayudarte a ti y defender hasta el final la morada que te da abrigo en nosotros»

«Oh Dios, apenas se puede aceptar y comprender el daño que se causan entre sí estos seres a tu imagen y semejanza en estos tiempos convulsos. Pero esa precisamente no es la razón por la que me encierro en mi cuarto, Dios, mantengo los ojos abiertos y no quiero escaparme de nada, sino que quiero entender y examinar a fondo incluso los crímenes más terribles. […] No estoy en esta silenciosa habitación para sumirme en la contemplación de las flores o para alabar a Dios con poetas y filósofos. […] Me encuentro cara a cara con tu mundo, Dios, y no huyo de la realidad hacia bellos sueños – aunque creo que junto a las realidades más crueles también hay sitios para los sueños hermosos – y sigo alabando tu creación, Dios ¡A pesar de todo!»

c. Desenterrar a Dios en el corazón de los otros

Dice Etty: «Mi vida es en realidad un escucharme a mí misma continuo, un escuchar a los demás y a Dios. Y cuando digo que yo me escucho, entonces es en realidad Dios el que escucha en mí. Lo más esencial y lo más profundo de mí, escuchando lo más esencial y lo más profundo en el otro. De Dios a Dios». «No es suficiente predicar sobre ti, Dios mío, hay que encontrarte primero en el corazón de los demás. Hay que liberar en los demás el camino hacia ti Señor, y para eso hay que conocer bien el espíritu humano. […] A veces las personas me parecen casas con las puertas abiertas. Entro, deambulo por los pasillos y las habitaciones. […] Cada casa debería convertirse en una vivienda dirigida a ti, Dios mío. Y te prometo, te prometo que buscaré para ti vivienda y cobijo en tantas casas como sea posible, Señor. […] Hay tantas casas vacías, te alojaré en ellas como huésped de honor»

 



DIA 1: TU AMOR ES FIRME Y ESTABLE

Lectura cristológica.

El salmista comienza con una afirmación; El Señor reina ceñido de poder, su trono esta firme y no vacila. Bien puede referirse a su amor eterno e inamovible. El nos da firmeza a los débiles, infirmes y enfermos. Aunque se levanten las olas del mar, más potente que el oleaje del mar es el Señor.

La escena nos remite al pasaje evangélico cuando Jesús calma la tempestad en medio de la travesía. Jesús increpa la tormenta y a una sola voz calma la violencia del viento. Los poderes hostiles, personificados en el oleaje del mar embravecido, son vencidos y apaciguados por su mandato. Jesús se incorporó e increpó al viento y dijo al mar: ¡silencio, cállate!

Los discípulos quedan sorprendidos Dios que creo el universo y que con su mano lo sostiene no deja que el caos domine su obra creadora, pone un límite a las fuerzas del mal porque su amor es estable y dura por siempre. No hay que sobresaltarse por el rugir de las olas que irrumpen, hay que asombrarse contemplando como el Dios soberano a su orden somete toda la creación. ¿Quién es este que hasta el viento y el mar le obedecen?

Sal 92

La imagen de Jesús en la barca exhortando a la fe y a la confianza de sus discípulos es una invitación para toda la Iglesia. No tengáis miedo, confiad en mí, confiad en Dios, yo he vencido al mundo.

Aunque vengan tempestades, soplen los vientos huracanados, se levanten las olas y parezcan cubrir la barca hasta el punto de creer que perecemos, tenemos a quien acudir, en quien confiar.

Más grande y poderoso que el oleaje del mar y los vientos de los cielos es tu amor que reina sobre todo y sostiene todo. Tu Señor reinas sobre la tierra y el mar. La grandeza y firmeza de tu amor es lo que nos da estabilidad. Tu amor es eterno y fiel, por eso nuestra vida está segura y no vacila.

 


DIA 2: CUANDO SE MULTIPLICAN LAS PREOCUPACONES TU ME CONSUELAS

Lectura cristológica.

Cristo se sometió con mansedumbre a los que le maltrataban e injuriaban. Aunque atenten contra la vida del justo y condenen a muerte al inocente el Señor es mi alcázar y auxilio.

Jesús salió en defensa de los huérfanos, las viudas, enfermos y desvalidos. A Cristo, siendo inocente, lo acusaron y sentenciaron es reo de muerte. En nombre de la ley ejecutaron al inocente. Pero nada pudieron hacer para que se llevaran a cabo los designios de Dios.

Jesús se hace solidario de la causa de los pobres. Todo lo que hicierais con el más pequeño a mí me lo hicisteis. Tu rostro se esconde en el rostro de los más pobres. Que no me quede frio e indiferente. Enséñame a reconocerte y a entender lo que quieres decirme en los acontecimientos que vivimos.

Sal 93

Aunque los malvados trituran al pueblo, asesinan y degüellan a los desvalidos, se jactan diciendo Dios no se entera, se ha olvidado de su pueblo, aunque parezca que el Señor rechaza a su pueblo y abandona su heredad, el Señor aguarda en silencio y sabe que los pensamientos del hombre son insustanciales. Dichoso el hombre que confía en ti, adquirirá un corazón sensato.

Hoy asistimos a un mundo donde parece que vencen los poderosos. Son tantas las víctimas de la opresión y la injusticia. Asistimos perplejos al maltrato y asesinato de indefensos, desvalidos, emigrantes, ¿Quién desenmascará tanta injusticia y alzará la voz de los que no tienen voz?

Tienen ojos y no ven, oídos y no oyen, han cerrado su corazón. Instrúyenos para ver lo que tu ves y rechazar lo que tu rechazas. Purifica nuestro corazón para que adquiera la confianza de latir al compás de tu corazón.

 


DIA 3: ESCUCHAR SU VOZ Y ENTRAR EN SU DESCANSO

Lectura cristológica.

El salmista exhorta a escuchar su voz y entrar en su descanso. Jesús insiste a sus discípulos en la necesidad de orar. No andéis preocupados y agobiados mi Padre sabe de lo que tenéis necesidad.

No creed que Dios os escucha por vuestras muchas palabras y largas oraciones. El Padre mira el corazón y sabe de lo que tenéis necesidad, Pedid con fe y confianza y vuestro Padre que en lo secreto os recompensará.

Pedid y se os dará, llamad y se os abrirá. Todo el que pide recibe y al que llama Dios le abre la puerta. Si vosotros que sois malos sabéis dar codas buenas a vuestros hijos con más razón vuestro Padre dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan.

Sal 94

La llamada y la vocación (ad vocare) se renueva cada día. Cada día es un comienzo para entrar en el hoy de Dios. Con razón este salmo se utiliza como invitatorio al comenzar cada mañana el oficio divino. Entremos en su presencia dándole gracias. El hombre es invitado con toda la creación a entrar en este himno de alabanza y acción de gracias. El dirige y sostiene todo lo que crea, suyo los cielos, la tierra, el mar; en sus manos las simas de la tierra y las crestas de los montes. El modelo con sus manos su obra creadora.

Estamos en sus manos y continua su obra santificadora hasta el final de los tiempos en que el Padre recapitulará todo en él. A los que llamó los justificó y los santificó derramando su Espíritu en nuestros corazones. Colaboremos en su obra creadora y santificadora de humanización y divinización secundando la obra del Espíritu.

Dios no es solo el Creador sino el Salvador y el Santificador, quien nos sacó de nuestra esclavitud, nos introdujo en la tierra prometida y con su mano providente nos guía. Nuestra tierra prometida eres tú. Haznos dóciles a tu voz, no dejes que se endurezca nuestro corazón desatendiendo tu voz y siguiendo nuestros caminos. Felices los que escuchan mi palabra y la ponen en práctica.

 


DIA 4: CANTAD AL SEÑOR UN CANTICO NUEVO PROCLAMANDO SU OBRA

Lectura cristológica.

El evangelio es el canto de la buena noticia que estamos llamados a proclamar. Debe responder al reconocimiento de la acción de Dios. Pueblos todos exulten y prorrumpan en acción de gracias por lo que Dios hace con nosotros. Solo él es grande y digno de alabanza. El reinado del Señor es la buena noticia. El gobierna a su pueblo con amor y fidelidad. Que hermoso es su amor. Que hermosos los pies del mensajero que anuncia la buena noticia.

Jesús envía a sus discípulos a proclamad la buena notica a todos los pueblos. Lo que visteis y escuchasteis en la intimidad anunciadlo desde los terrados. Este canto no debe cantarse solo con la boca sino con el corazón enardecido. No hay mejor alabanza que el testimonio vivo de su amor operante en nosotros. A la palabra debe preceder el testimonio.

Sal 95

El salmista exhorta a prorrumpir en alabanza ante el esplendor de su obra. Venid, entrad, reconoced, adorad, cantad, publicad, proclamad. Es un cántico nuevo exultante de júbilo por la victoria de nuestro Dios. A Dios se le alaba por su salvación realizada en Cristo.

Que no cese nuestro canto, que no se apague el amor que mueve a la alabanza. o anunciamos un mensaje frio repetitivo. El cántico es nuevo cada día porque cada día se renueva el encuentro que produce asombro, estupor, fervor, gozo. Anunciamos lo que hemos visto y oído. Cada día estrenamos un nuevo día, un amanecer nuevo una esperanza nueva que nos hace prorrumpir en un canto que se extiende a toda la creación. Alégrese el cielo, goce la tierra, retumbe el mar, vitoreen los campos, vitoreen su nombre, proclamad su victoria.

 


DIA 5: EL REY SOBERANO QUE REINA CON AMOR

Lectura cristológica.

Jesús rey soberano se despojó de todo poder. No vino con la fuerza a imponer su verdad, sino que su poderío fue el del amor. El que estaba encumbrado en los cielos bajó a la tierra y se despojó de su grandeza tomando la condición de siervo.

El Hijo del Hombre no ha venido a ser servido sino a servir y ofrecer su vida en rescate de muchos. Su séquito real no fue el cortejo aterrador que nos abrumase con terror sino que se presentó a nosotros pobre y humilde para atraernos con su amor.

Cristo muriendo en la Cruz quiso gobernar el mundo inaugurando un reino nuevo que tiene como primacía el amor. Alegraos los humildes de corazón y celebrad la grandeza de su amor. Que se postren ante él todos los hombres. Nuestro rey no es como los que tiranizan a sus súbditos, es un rey bondadoso que ama y protege a los que se sienten oprimidos y desvalidos.

Sal 96

Al contrario del primer Adán que quiso autodivinizarse queriendo ser como Dios pero sin Dios, usurpando su poder, el nuevo Adán Cristo no quiso arrogarse su condición divina sino abajarse así mismo hasta someterse en obediencia hasta la muerte y muerte de Cruz.

Alegrémonos porque el Señor reina ceñido con su amor un reino perenne. Tu amor y fidelidad son el fundamento inamovible de mi fe y mi esperanza. Has dado a mi corazón más alegría que cuanto el mundo puede ofrecer. Alegraos los pobres y humildes de corazón, celebremos y proclamemos la obra de su amor.

Jesús nos invita a participar de su reinado no creyéndonos dueños, adueñándonos de la obra de sus manos sino reconociendo al Rey soberano dueño de todas las cosas. Su reinado es un poderío de amor y de servicio. Nosotros somos humildes siervos, colaboradores, administradores en su gran obra de salvación.


DIA 6: EL SEÑOR REVELA SU SALVACION A LOS HUMILDES

Lectura cristológica.

Cristo se ha revelado y se deja ver. El Señor hace pública su victoria y se revela a los humildes. Aunque todos somos beneficiarios, lo ven los limpios de corazón y se alegran. El Señor gobierna a los que se dejan gobernar, salva a los que se dejan salvar.

Cristo es la luz verdadera que vino a alumbrar a todos. La luz vino al mundo, pero muchos se cerraron a ella. Muchos cerraron su corazón, dejaron oscurecer sus ojos y endurecer su corazón. Vieron su obra, pero no creyeron, no le reconocieron porque buscaron su propia gloria, estima, reputación.

Sal 97

Los confines de la tierra contemplan la victoria de nuestro Dios. Retumbe el mar, aplaudan los ríos, aclamen los montes el Señor llega para regir la tierra. Dios que es el Señor de todo sirve se abaja a servir, porque el que ama se pone al servicio del que ama. Toda la Providencia deja manifiesto un reinado que es de servicio. Sirve el mar, sirve el agua, sirve la lluvia, sirve el viento, sirve el arroyo, sirve el surco, sirve la tierra proveyendo de bienes a los que en ella habitan. También nosotros estamos llamados a reinar sirviendo. Dichosos aquellos a los que el Señor encuentre sirviendo. Quizás te preguntes ¿a quién? Él nos responderá lo que hiciste con el más pequeño a mí me lo hicisteis.

 


DIA 7: SOLO EL SEÑOR ES BUENO; SANTO; FUENTE DE SANTIDAD

Lectura cristológica.

Este salmo invita a dar gloria a nuestro Dios. El trisagio, triple referencia al Dios santo, nos muestra la obra de la Trinidad en nosotros. El Padre consagra a su Hijo para nuestra redención y nos envía el Espíritu para nuestra santificación. Por ellos me consagro para que ellos sean santificados (cf. Jn 17).

Jesús nos enseña en su oración a que el nombre de Dios sea santificado reconociéndolo Señor de todo y buscando su reino de paz y justicia. No llaméis a nadie bueno o santo porque solo Dios es santo y fuente de santidad.

Jesús se ofrece en la cruz para restaurar un nuevo culto rompiendo el velo que nos impedía ver a Dios. Nos ha dado acceso al Santo de los Santos y hemos contemplado su gloria, majestad y poder. Tú la fuente de santidad que nos invita a todos a participar de tu santidad. Venid a las fuentes de aguas vivas donde el amor brota y fluye eternamente para beber del agua viva que rejuvenece.

Sal 98

Quiero Señor ensalzarte y reconocer tu grandeza, sobre todo tu infinita misericordia. Conozco el abismo que separa tu santidad y mi bajeza. Tú has sido para mí un Dios de perdón que movido por tu amor me llamas a entablar una relación de amistad. Como el profeta siento mi indignidad. Toca y limpia mis labios impuros, que tu Espíritu recree tu imagen teñida por mi culpa y haga surgir un corazón nuevo. Que tu Santo Espíritu nos santifique, ilumine nuestra mente, fortalezca nuestra voluntad para consagrar nuestra vida a tu servicio según tu santa voluntad.

 


DIA 8: RECONOCED QUE SOMOS SUYOS, EL PUEBLO DE SU PROPIEDAD

Lectura cristológica.

Cristo nos ha abierto el acceso al Padre. Yo soy la puerta, nadie va al Padre sino por mí. Cristo lleva a cabo la obra que el Padre le confió. Yo les he manifestado tu nombre, les he dado a conocer tu amor y tu misericordia. Santifícalos en la verdad. Haz que sean completamente tuyos por medio de la verdad.

Nuestra oración está dirigida al Padre en la persona de Cristo. Entramos en la presencia del Padre en Cristo. Por Cristo, con él y en él a ti Dios Padre omnipotente en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria.

Surge en nosotros un cántico de reconocimiento, agradecimiento y alabanza que se extiende a toda la creación. Aclamemos todos la grandeza y bondad de nuestro Dios. Sirvamos al Señor con alegría reconozcámosle como el Señor de nuestras vidas. 

Sal 99

Este salmo nos invita a reconocer el fundamento de nuestra fe. El Señor es bueno, él nos creó, somos obra de sus manos. Él no solo nos hizo, sino que nos rehízo, nos redimió restableciendo nuestra amistad con él. Él nos santifico haciéndonos el pueblo de su propiedad para cantar sus alabanzas.

Que el reconocimiento de su fidelidad nos lleve a proclamar un canto de alabanza. Su bondad y lealtad dura por siempre, su amor eterno e inconmovible. Jesús es el verdadero pastor y salvador del pueblo, la mayor prueba de la bondad de Dios y su fidelidad eterna. También nosotros estamos llamados a proclamar su misericordia y su fidelidad.


 

DIA 9: PARA TI MI MUSICA. VOY A CANTAR TU BONDAD Y FIDELIDAD

Lectura cristológica.

Jesús viene como luz a brillar en las tinieblas. Él es la luz para los hombres. Él quiso hacer brillar su luz en nuestros corazones. No se enciende una luz y la encierra en una vasija sino la pone sobre el candelero para que brille. Así nuestra vida debe alumbrar delante de los demás para que todos vean el bien que hacéis y alaben por ello a vuestro Padre. No dejéis que en vuestro corazón reine la maldad y que vuestro ser luminoso se llene de oscuridad.

Él ha dado más alegría que cuando abunda el vino. Él ha puesto un canto de alabanza en nuestros labios. Nuestra vida canta su bondad y fidelidad, por eso andaré con rectitud. Entonad el cántico nuevo que canta toda la creación. Mirad los lirios del campo como el Señor los cuida y viste de hermosura. Cuida de lo más pequeño y que parece que no vale. Hasta la hierba con la que das alimento al ganado. Acaso vosotros no valéis más que todas sus creaturas. Que no cese vuestro canto, que no se enfríe el amor.

Sal 100

Que bello despertar cada día con un canto, el canto habla lo que siente el corazón. Toda la creación entona al unísono una bella melodía. Te cantan los pájaros, las flores, los campos, las mieses que desbordan de tu bondad. Tu eres el objeto de nuestro canto. Cantaremos para ti.

Danos ojos para descubrir los pasos humildes de tu presencia, la semilla de tu presencia en todas las cosas, incluso las más pequeñas. Nada es insignificante porque tú cuidas con amor de todo lo que tú hiciste.

Los de corazón engreído y arrogante se olvidan de cantar, de agradecer. Cantad a Dios con un corazón agradecido, con salmos y cánticos inspirados, todo lo que hagáis o digáis hacedlo todo en nombre de Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.


 

DIA 10: UN DIOS POBRE Y DESNUDO

Lectura cristológica.

Este salmo es la oración del hombre pobre y desnudo que clama a Dios. Este hombre pobre es Cristo que se hizo pobre por nosotros para enriquecernos con su pobreza. Cristo encarna al pobre que ora y se refugia en Dios. Cristo es el Dios encarnado que se inclina hasta hacer suyo nuestro dolor y sufrimiento. El que no queda hundido en el dolor sino que nos dice tus años no acabarán nunca. Estas llamado a participar del para siempre de Dios.

Jesús nos revela al Dios desnudo que no nos abandona, que nos invita a entrar en su oración de abandono confiado en Dios. Es la oración del pobre y afligido que derrama su llanto ante el Señor. Representa en toda su crudeza un grito de socorro. El reconoce la fragilidad y caducidad de la vida y al mismo tiempo se refugia en Dios reconociendo que su amor es firme. Este salmo cobra toda su dramaticidad en la Pasión. Aunque mi vida se consume como el humo pide que no lo abandone en la postrimería de la vida, cuando le fallan las fuerzas. Dios mío no me abandones sálvame por tu amor. Levántate, Señor, y ten misericordia de mí.

Sal 101

El salmo presenta con toda crudeza el que se consume en medio del dolor y siente la amargura de la soledad. El salmo recurre a toda una serie de imágenes que dan cuenta del desfallecimiento exterior y la soledad interior. A este dolor se suma la actitud hostil de sus enemigos. Mis huesos se queman como en brasas, con la violencia de mis quejidos se me pega la piel a mis huesos. Como un ave solitaria en el tejado gime en su dolor, pero sabe que ni una gota de su dolor se perderá ni caerá en el vacío.

Termina el salmo con la certeza de un Dios que no desatiende el grito de auxilio. El Señor mira desde el cielo y se fija en la tierra. Escucha los gemidos de los cautivos y se abaja a librar a los condenados a muerte.



DIA 11: HIMNO A LA MISERICORDIA DE DIOS

Lectura cristológica.

Este salmo es un himno a la misericordia de Dios. El Dios abajado a nuestra miseria, que escucha nuestro clamor y se inclina a sanar con besos nuestras heridas.

Cristo nos revela el rostro misericordioso de Dios. No nos trata conforme a nuestros errores ni nos paga según nuestras culpas. El perdona nuestros pecados y cura nuestras heridas. Nos rescata de la fosa y nos levanta de nuestra postración y nos corona de amor y de ternura. Como se levanta el cielo sobre la tierra así se levanta su amor frente a los que acuden a él.

Cristo nos muestra el corazón de un Padre compasivo que siente ternura por cada uno de sus hijos. Él nos ama de forma personal. El sale al encuentro de cada uno de nosotros y no cesa en su búsqueda hasta encontrarnos.

Sal 102

La experiencia de su misericordia saca de nuestro corazón un canto de alabanza. El Señor puso en mi boca un canto de acción de gracias. Proclamaré eternamente la misericordia de Dios. Al que se le ha perdonado mucho es capaz de mostrar un gran amor. Te bendigo para siempre con todo el agradecimiento de mi alma.

El salmista es invitado con todos los seres del cielo y de la tierra a unirse a este cantico de alabanza. Servidores que cumplís sus deseos bendecid al Señor, todas sus obras. Glorificad al Señor con vuestra vida en toda circunstancia y lugar. Cantad sin fin la misericordia de Dios.

 


DIA 12: HIMNO A LA PROVIDENCIA DE DIOS

Lectura cristológica.

Jesús invita a sus discípulos a contemplar a Dios en todo lo creado para moverles a confiar en su providencia. Mirad los pájaros como vuestro Padre del cielo los alimenta. Mirad los lirios del campo como vuestro Padre los viste de color. Incluso la hierba del campo con la que alimenta los animales silvestres. Si Dios cuida de todos los seres incluso los más pequeños y todo lo llena de su esplendor ¿no hará mucho más por vosotros?

Desde su morada riega los montes y sacia la tierra de su acción fecunda. Hace brotar hierba y provee de forraje para los ganados, saca pan de los campos y vino que alegra al corazón. Palabras que podrían leerse en clave eucarística como alusión al pan del cielo, el gran don de Dios. Dios que manifiesta su grandeza cuidando de la tierra y todos sus habitantes, quiso mostrarnos que más grande que su poder es su infinito amor. Renunciando a su poder quiso salvar al hombre abajándose hasta hacerse pan eucarístico, trigo molido, pan de vida que nos sacia con su amor. No quiso darnos simplemente cosas, sino que quiso donarse así mismo por amor.

Sal 103

Se nos invita a la contemplación de la obra majestuosa de Dios en toda la creación que quiso coronar con la creación del hombre. Dios poderoso creador y vivificador nos muestra su grandeza en un ritmo descendente que abarca desde el cielo a los abismos. Las realidades celestes y las terrestres.

Dios asentó la tierra, separó las aguas poniendo límites al caos. Convirtió el estruendo de los mares en manantiales y riachuelos que proveyesen de agua mansa que fecundara la tierra. Bendijo la tierra con toda clase de seres que pastan y sestean en verdes prados. Junto a los campos brotaron los cedros grandes y hermosos en cuyas ramas anidan los pájaros y toda clase de aves.

De la contemplación surge la alabanza. Cuántas son tus obras y que sabiduría demuestran. Todo responde a un orden establecido, el Señor crea, conserva, alimenta vivifica. De la alabanza surge la invitación a la providencia. Dios en su providencia dispuso que el hombre cuidara de la tierra. Que se acabe el pecado y vuelva el hombre a su estado original. Para que Dios no se arrepienta de poner al hombre a cargo de la tierra.

 


DIA 13: SOMOS OBRA DE SU BONDAD

Lectura cristológica.

Estos salmos forman parte de una meditación que narra los hechos fundamentales de la historia del pueblo de Dios, la promesas de la Alianza, la liberación de Egipto, la entrega de la tierra prometida. Estos salmos responden a la meditación histórica Haggada de los hechos salvíficos que vivió el pueblo de Israel pero no se quedan en el pasado sino que se actualizan hoy. Estos hechos forman parte de nuestra propia historia. Por pura iniciativa Dios nos ha hecho llegar a ser lo que somos, constituyéndonos su pueblo y nos sigue dando forma para restablecer todas las cosas en él. Es por eso una invitación a hacer memoria, recordad.

Esta historia de salvación tuvo como culmen la venida de Cristo que lleva a cumplimiento los designios de amor hechos como promesa a lo largo del Antiguo Testamento. Esta historia de salvación continúa hasta hoy hasta su plenitud en la segunda y definitiva venida de Cristo para recapitularlo todo en él. Dios cumple sus promesas y nos da en heredad su Reino que no tendrá fin.

Sal 104

El salmo recuerda el primer pacto hecho con los primeros padres; continua con la etapa en Egipto y la intervención de José; continua después con la salida de Egipto y la intervención de Moisés; prosigue con la marcha por el desierto y la entrada en la tierra prometida.

El salmo exhorta al reconocimiento de la fidelidad de Dios cumpliendo sus promesas. El salmista descubre la mano de Dios que acompaña a su pueblo, su protección ha sido constante y su intervención salvadora continua. Invita a la acción de gracias: Dad gracias al Señor, recurrid siempre a él, recordad las maravillas que hizo y confiad en él.


DIA 14: DAD GRACIAS AL SEÑOR PORQUE ES ETERNA SU MISERICORDIA

Lectura cristológica.

Dios ha sido fiel pese la infidelidad de su pueblo. Exhorta al pueblo a volver al Señor pese su infidelidad confiando a su infinita misericordia. Jesús increpa la dureza de corazón y la persistencia en el mal. A pesar de haber visto con sus propios ojos los milagros que él hizo, no creían en él. Han endurecido el corazón y no se vuelven a mí para que les cure. Si al menos hoy reconocierais el tiempo de mi visitación.

Pese a nuestra incredulidad y terquedad Dios no cesa en salir a nuestro encuentro. Como una gallina que trata de proteger a sus polluelos así he querido reuniros en mi regazo. Se muestra como un padre cariñoso incapaz de mantener su severidad con sus hijos. Abramos nuestro corazón y recurramos a aquel que viene y puede salvarnos. Si hoy escucháis la voz del Señor no endurezcáis el corazón.

Sal 105

Pese a las muchas y repetidas muestras de amor, el salmo invita al reconocimiento del mal, la dureza y la perversión del corazón. Hemos pecado contra tí. Recapacita en siete pecados capitales y exhorta a volver a él reconociendo no solo su impiedad sino la infinita misericordia del Señor. La falta de fe, la desconfianza, la idolatría, la obstinación, la rebeldía. Se olvidaron de sus obras y prodigios se olvidaron de Dios y no se fiaron de sus planes. Cambiaron la gloria de Dios adorando a ídolos.

Pero pese al pecado del pueblo Dios, el Señor miró sus angustias, se compadeció y no los abandonó a su suerte, sino que los perdono, los salvó y los rescato del poder del enemigo. El salmo concluye con una exhortación y una súplica. Una exhortación: recurrid al Señor, recordad sus prodigios, buscad su rostro. Una súplica: Sálvanos, no nos abandones y volveremos a alabarte.

 


DIA 15: EL CANTO DE LOS REDIMIDOS

Lectura cristológica.

Este salmo que canta las proezas del Señor para con su pueblo tiene su cumplimiento en Cristo. Que lo confiesen los redimidos por el Señor, los que el rescató del poder el enemigo. No son hechos de una historia del pasado sino que se actualiza en Cristo. No se trata de hechos genéricos sino de hechos bien concretos que acontecen en la vida. La salvación de Dios se opera en nuestra carne, en nuestra historia. En el momento culminante cuando vagábamos desfallecidos y yacíamos en las sobras de la muerte por nuestros pecados él envió su Palabra para salvarnos, curarnos, rescatarnos.

Dios cambió nuestra suerte. Resuena el estribillo: den gracias al Señor por su misericordia, por las maravillas y prodigios que hizo con nosotros. Aclamadlo, alabadlo, el Señor merece un canto armonioso. Recordad estos hechos, guardarlos en vuestra memoria y proclamadlo de generación en generación. El Señor ha sido bueno con nosotros porque es eterna su misericordia

Sal 106

Como libró el Señor a su pueblo cuando caminaba por el desierto y desfallecía de sed y de hambre; cuando le libró de la oscuridad de la prisión guiándole a la luz de la libertad; cuando le libró de la enfermedad dándole la salud; cuando le protegió del mar enfurecido para llevarlo a la seguridad del puerto; así también nosotros invocamos al Señor en la adversidad, en medio de nuestros desiertos, prisiones y tormentas y él nos libró.

Cuando pasemos por la aridez del desierto, cuando caigamos en la apatía en que aborrezcamos todos los manjares, recordemos su bondad y misericordia. El transformará nuestros desiertos en manantiales de agua. El transforma el desierto en oasis, el erial en estanques de agua. Convertirá el desierto en tierra fértil colmando el ansia de los sedientos.


 DIA 16: INVOCACION INICIAL

Lectura cristológica.

Dios mío ven en mi auxilio. Cuándo estamos perdidos y sin salida, ¿quién nos guiará? ¿quién nos protegerá en medio del desierto? Tenemos a quién acudir, en quién confiar, quién nos puede salvar. Sálvanos con tu poder, no nos abandones, respóndenos. Cristo puede transformar nuestra derrota en una victoria. Cuando la ayuda del hombre es inútil él poder de su amor derribará al enemigo. Porque tu bondad y misericordia es más grande que los cielos, porque tu fidelidad alcanza las nubes. Sólo no puedo, necesito la mano que me salve. Necesito tu luz, tu calma, la firmeza de tu brazo. Que tu mano salvadora nos responda. Con tu auxilio haremos proezas.

Sal 107

Cada día empiezo la salmodia con la súplica: Dios mío ven en mi auxilio, date prisa en socorrerme. Esta invocación la extiendo a todos, la ansío para todos: Dios nuestro ven en nuestro auxilio, no nos abandones, socórrenos. El hombre sin tu auxilio nada puede. El hombre no se salva con sus fuerzas. Lo único que puede concedernos sosiego no es contar con nuestras fuerzas sino con la oración humilde y confiada. Nada mejor que despertad cada mañana con la suplica humilde del que todo lo espera. Más allá de nuestros fracasos e infidelidades está tu amor más alto que los cielos y más profundo que la hondura del abismo. Tu amor nos levanta y nos hace firmes. Tu amor es lo que queda cuando ya no queda más. ¿Quién podrá separarnos del amor de Dios? Nada ni nadie nos podrá separar del amor que nos ha manifestado Cristo Jesús.

 


DIA 17: ACTO DE CONFIANZA

Lectura cristológica.

Dios en quién confío, no estes callado, respóndeme. Yo que soy un pobre desvalido y llevo mi corazón traspasado: Socórreme sálvame por tu amor.

Es la oración del justo injustamente acusado, ajusticiado y condenado a muerte que encarna Jesús en el momento de su Pasión. En su Pasión lo insultaban y no devolvía el insulto; no profería amenazas. Al contario se ponía en manos del que podía salvarlo y Dios atendió su súplica y lo salvó de la muerte con la Resurrección.

Jesús ante la ofensa responde con el perdón para sus ejecutores y quiso que esa forma de actuar fuera el distintivo de sus seguidores.

Sal 108

Dios se revela como el abogado defensor de los pobres y afligidos. Dios se puso atendió la suplica del pobre y lo salvo de sus angustias. Los pobres no tienen a quién acudir porque los poderosos les dan la espalda. No tienen armas para enfrentarse con los que están armados hasta los dientes. Su única arma es la oración humilde de confiar en aquel que puede salvarles.

También nosotros experimentamos la impotencia ante los ejecutores del mal. Pongámonos a la derecha del pobre, del afligido, del que no tiene protector y empuñar las armas de la justicia, no tomando la justicia por nuestra mano, sino respondiendo al odio y la violencia con el perdón, tratando de vencer al mal con el bien.


DIA 18: YO TE ENGENDRE ELDIA DE TU NACIMIENTO

Lectura cristológica.

Este salmo responde a la entronización gloriosa de Cristo tras su Resurrección como rey, sacerdote y profeta. Cristo será glorificado y sentado a la derecha del Padre. al final de los tiempos Cristo será entronizado por encima de toda potestad. Cristo será ensalzado como rey de toda creación. Extenderá el poder de su cetro y pondrá a sus enemigos bajo el estrado de sus pies.

Como sacerdote inaugurará un sacerdocio eterno y como profeta dictará sentencia contra todos los pueblos. Él es el Hijo, el engendrado por el Padre antes de todos los siglos. Cristo es el ungido y sacerdote eteno que ofrece el sacrificio perfecto y definitivo.

Sal 109

Este salmo puede leerse dentro del rito y la liturgia bautismal. Nosotros por el bautismo estamos llamados a participar de la realeza, sacerdocio y profetismo de Cristo. El hace un juramento solemne del que nunca se retractará. Yo te prestaré mi auxilio y protección. Seré tu guía perpetua.

Desde tu nacimiento te engendré como rocío y permaneceré a tu lado para siempre. tu eres mi hijo yo te he engendrado para que goces de mi amistad. Mientras dure tu camino te daré de beber del torrente de la vida para reparar tus fuerzas.

 


DIA 19: TE DOY GRACIAS DE TODO CORAZÓN

Lectura cristológica.

Jesús busca la rectitud de corazón. Recuerdo y medito tu santa alianza, la que estableciste con nosotros perpetuamente en el sacrificio de la Cruz. Primicia de sabiduría es la sabiduría de la Cruz. Grande es el amor que nos mostraste, digno de consideración para los que te buscan y te aman.

En la plenitud de los tiempos nos enviaste Padre bueno a tu único Hijo que cumplió tus promesas por fidelidad a tu alianza. El llevó a cabo la redención definitiva a través de su muerte y resurrección, el prodigio espléndido de la instauración definitiva de tu Reino de amor.

El fundamento de nuestra vida lo sellaste con su sangre en la entrega de tu vida. Recordamos y celebramos esta alianza en el sacrificio eucarístico. Te nos das como pan para dar alimento a tus fieles.

Sal 110

El pueblo de la alianza celebra el pacto incondicional. Tu alianza la sellaste para siempre, ratificaste para siempre tu alianza. Somos el pueblo de tu propiedad. Celebrar tu alianza nos lleva a contemplar la generosidad de tu corazón. Tu amor incondicional nos mueve a la alabanza y la acción de gracias. Solo tú eres compasivo y misericordioso. Te damos gracias de todo corazón. En verdad contemplar tus obras nos mueve a la alabanza a reconocer al autor de todas las obras. Digno eres Señor de responder con la ofrenda de nuestra vida. Tú mereces toda nuestra confianza y todo nuestro amor.

Por eso nos reunimos a celebrar tu pacto de amor en la gran asamblea. Tu mereces nuestro cántico de alabanza. Acepta nuestra acción de gracias, nuestra adoración y alabanza. Solo tu eres bueno, santo, fuente de toda bondad y santidad. Acepta nuestra pobre ofrenda y bendícenos con tu ofrenda para que tu amor y tu salvación alcance toda la tierra.


 

DIA 20: SI DECIMOS QUE AMAMOS AL SEÑOR TAMBIEN DEBEMOS AMARNOS

Lectura cristológica.

Tu nos congregas en tu amor para que pasemos a amar a nuestros hermanos. Tu nos repartes en abundancia tu amor para que sobreabundemos en caridad y buenas obras. Dichoso quien amando al Señor se vuelca a amar a sus hermanos. Esa será la prueba de nuestro amor a él.

Este es mi mandamiento nuevo que os améis como yo os he amado. Si decimos que amamos a Dios al que no vemos y no amamos al hermano que vemos somos unos mentirosos. Si alguien dice que vive unido a Dios y odia a su hermano miente.

Dios es la fuente del amor y nos pide que nos amemos. El que no ama no conoce a Dios porque Dios es amor. Si él se entregó por nosotros también nosotros debemos amarnos unos a otros. A Dios jamás le vio nadie, pero si nos amamos, Dios vive en nosotros y su amor alcanza en nosotros cumbres de perfección.

Sal 111

Si Dios ha sido bueno con nosotros, también nosotros debemos ser buenos con nuestros hermanos. Que vuestro amor no sean meras palabras, no sea una farsa. Dichoso cuya caridad es constante, aquel que es clemente y misericordioso, que reparte limosna a los pobres y da su mano al necesitado.

Si nuestro corazón está firme, seguro y anclado en el Señor podremos sostener al infirme, cuidar del enfermo. Él nos dará lo que nuestros hermanos necesitan y a la vez nos propondrá: lo que hicisteis con el más pequeño de mis hermanos a mí me lo hicisteis.

 


DIA 21: QUIEN COMO DIOS (MI KA EL)

Lectura cristológica.

Este salmo encabeza los salmos de las grandes solemnidades del pueblo (gran Hall El) entre las que destaca la cena pascual (Pesha, Seder). El salmo se canta en la celebración de la Pascua y evoca la cena pascual. La cena pascual adquiere en Cristo el cumplimiento de sus promesas. A través de su muerte y Resurrección lleva a plenitud su obra salvadora. Él se abaja para levantar al desvalido y sentarlo con los príncipes de su pueblo. Jesús en el colmo de amor, enternecido de amor se abaja hasta nosotros para coronarnos como príncipes de su pueblo. Él es nuestra Pascua, el alfa y el omega el principio y fin, autor y consumador de nuestra fe.

Hay que alabar al Señor porque es grande y excelso, porque reina sobre todos los cielos y a su vez porque a pesar de su distancia infinita se abaja hasta sus criaturas.

¿Quién como el Señor que se abaja de su trono de gloria para lavar y sanar nuestras heridas hasta levantarnos de la postración y sentarnos a su mesa haciéndonos destinatarios de su amor?

Sal 112

El salmo nos invita a una oración de alabanza continua, desde la salida del sol hasta el ocaso. Comienza con la expresión Aleluya (Hall El ujah, alabad a Yahveh) como expresión de júbilo, alabanza y gratitud por su obra salvadora. Reconocemos a Jesucristo como el corazón de la Pascua, por su redención, restauración y exaltación definitiva en los cielos.

La Iglesia es hija de la alabanza. Nuestra alabanza es continua, ahora y por siempre y se extiende de oriente a occidente, de generación en generación. Nuestra alabanza en esta tierra es el preludio de la Pascua definitiva y eterna. Dios actualiza en Cristo su salvación en el aquí y ahora. A la vez es la súplica al Dios que nos salva con la esperanza de su restauración y exaltación futura. La iglesia ora suspirando por la realidad que nos espera.


 

DIA 22: RECUERDA, (AMNEMESIS) EL HECHO FUNDANTE QUE NOS REDIMIO

Lectura cristológica.

Haciendo memoria de los hechos salvíficos, el salmo recuerda la entrada del pueblo en la tierra prometida cruzando el mar rojo y el Jordán. Ante la presencia de Dios el mar se abrió y el Jordán se echó atrás. Nosotros recordamos la salida del poder de la esclavitud del pecado y la entrada con Cristo en su Reino. Ante Cristo se separaron las aguas el poder del mal se echa para atrás y se abren los cielos que pronuncia la victoria: Este es mi Hijo muy amado en quien me complazco. Toda la creación se convulsiona y se estremece ante el gran espectáculo. En Cristo se lleva a cumplimiento la poderosa acción salvadora de Dios en favor de su pueblo.

Sal 113

Este es nuestro Aleluya Pascual (Halellu-ya). Nosotros recordamos nuestro bautismo dando inicio a la nueva creación. Este salmo responde a la liturgia del Sábado Santo: esta es la noche en que sacaste a tu pueblo de la esclavitud de Egipto y los hiciste pasar el Mar Rojo. El mar huyó y las aguas del Jordán se abrieron y se echaron atrás. El Señor que hizo el cielo y la tierra hizo prodigios con nosotros. A través de su bautismo de sangre en la Cruz Cristo nos sacó del poder de la esclavitud y nos redimió con su entrega por nosotros haciéndonos el pueblo de su propiedad.


 

DIA 23: CONFIAD EN EL SEÑOR QUE TIENE PODER

Lectura cristológica.

El salmista invoca al Señor y le pide que intervenga. No por nosotros, por nuestras obras, sino por tu gran bondad y misericordia. El pueblo se experimenta perdido en situación de destierro. Los enemigos se burlan de ellos y les inducen a confiar en los ídolos. Pero de nada sirven los ídolos, son hechura de manos humanas y no pueden salvar. Ellos se acuerdan del Dios que hizo proezas con su brazo y acuden a él. Que toda lengua proclame Jesucristo es el Señor. Que el Señor se acuerde de nosotros y nos bendiga.

Solo Dios creador de cielos y tierra tiene poder de salvarnos. Él lo que quiere lo hace. Cristo es el restaurador del universo. Llega la hora en que los muertos oirán la voz de Dios y los que oigan volverán a la vida. El Padre ha concedido al Hijo el poder de dar la vida. No os asombréis de que llegue el momento en que los muertos oigan su voz y saldrán de las tumbas. Los que creen en él resucitarán para la vida eterna.

Sal 113 B

El universo se divide en tres zonas: el cielo, la tierra, las profundidades (el sheol). Dios en Cristo es el restaurador de todo. Que todos alaben al Señor, los seres del cielo y los de la tierra. Incluso Dios bajó a las profundidades para que allí también resonase su voz. Los que bajan al silencio no te alaban, pero también estos habrán de oír su voz. Así nosotros nada ni nadie nos podrá separar a los que invocamos su nombre. Para los que creen en él ninguna enfermedad es de muerte, sino que se tornará en vida para gloria de Dios.


 

DIA 24: CAMINARE EN PRESENCIA DEL SEÑOR

Lectura cristológica.

Dentro del Gran Hallel, canto de acción de gracias por la acción de Dios con su pueblo, comienza el canon eucarístico, como centro de la acción de gracias. Se trata de un canto eucarístico por actualizar el misterio de nuestra salvación. Con su sacrificio Él nos arrancó de la muerte y nos dio nueva vida.

Eres el Dios que nos salva, nuestro salvador y redentor. El Dios que se inclinó cuando estábamos desesperados y sin fuerzas. En medio de la aflicción cuando me envolvían las redes de muerte y se alzaban los lazos del Abismo, invoqué el nombre del Señor y me arrancó de la sombra de la muerte y me salvó.

Sal 114

Te amo Señor porque has sido bueno y librado de mi vida de tantos tropiezos. Cuando me cubrían las aguas, en medio de la tormenta tendiste tu mano para librarme y recobrar la calma. Estando yo sin fuerzas me salvaste. Por eso caminaré en tu presencia Señor. Quiero cada día darte gracias, caminar contigo, celebrar la vida, compartir tu amor. Cada día te diré Señor mío, amor mío. Te ofreceré lo que soy y tengo como ofrenda de amor. Caminaré en tu presencia por siempre hasta reinar contigo en el país de la vida.


DIA 25: ¿COMO PAGARE AL SEÑOR TODO EL BIEN QUE ME HA HECHO?

Lectura cristológica.

El salmo hace alusión implícita a la cena pascual en donde después de cenar se bendecían las cuatro copas. Por tanto resuena para nosotros el sacrificio eucarístico. Después de la cena pascual (seder) Jesús tomo la copa, dio gracias a Dios y se la dio a sus discípulos diciendo: esta copa es la copa de la nueva alianza, confirmada con mi sangre que va a ser derramada en favor vuestro. Ante la grandeza de su amor surge en nosotros una respuesta agradecida ¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Te ofreceré un sacrificio de alabanza. Alzaré la copa de la salvación, cumpliré al Señor mis votos, en presencia de todo el pueblo.

Mucho le cuesta al señor la vida de sus fieles. Fuimos rescatados no con oro ni plata sino con la sangre de Cristo. Su don supera siempre nuestras posibilidades de compensación. Esta ofrenda no se puede pagar tan solo agradecer. Por eso ofrecemos el sacrificio eucarístico como reconocimiento de su infinito amor ante la gran asamblea y nos disponemos a participar y tomar parte con la pobre ofrenda de nuestras vidas.

Sal 115

Este salmo es propio de la liturgia del Jueves Santo donde recordamos la institución de la cena pascual (seder). En la eucharistía (acción de gracias) ofrecemos al Padre el sacrificio de su Hijo. También unimos a su ofrenda la ofrenda de nuestra vida. Él la une a la suya y la convierte en una misma ofrenda para la salvación de todos.

Para nosotros participar del sacrificio de comunión es compartir, amar, servir. Servir es reinar. Ser grandes es hacernos servidores de los más pequeños. El acto supremo de la entrega de la vida al servicio de Dios y los hermanos es nuestra ofrenda agradecida.


 

DIA 26: SU FIDELIDAD Y MISERICORDIA ES ETERNA

Lectura cristológica.

Este es el salmo más breve del salterio donde se resaltan dos aspectos fundamentales la invitación a la alabanza y la motivación, el amor y fidelidad de Dios. Su misericordia y fidelidad es eterna. Esta invitación tiene un alcance universal, se dirige a toda la humanidad a todos los pueblos. Se invita a toda la humanidad a alabar a Dios. El amor del Padre quiere unir a todos en un mismo canto polifónico de distintas razas, lenguas, condición. Dios quiere unir a sus hijos en el Hijo y derrama en nosotros su Espíritu de amor.

Sal 116

La alabanza universal resuena por toda la tierra y se extiende a todos los hombres. Es el canto de amor del Cordero, el esposo que dice a su esposa, la Iglesia, no dejes de cantar el cántico nuevo, de anunciar el evangelio nuevo. Acaba con el Aleluya pascual. Digno es el Cordero degollado de recibir el poder, la riqueza, la alabanza, la gloria y el honor.


 

DIA 27: LA ALEGRIA PASCUAL

Lectura cristológica.

Contina la magnífica liturgia de acción de gracias (Gran Hallel). Este salmo correspondería al Aleluya Pascual del Domingo de Resurrección. El gran día en que actuó el Señor en la Resurrección de Cristo. Es por eso que rezamos este salmo cada domingo (el día del Señor).

La invitación a participar con gozo en la gran asamblea esta precedida con la procesión de entrada en el templo con resonancia con la entrada de Jesús en Jerusalén. El coro canta y el pueblo avanza en procesión al altar. Abridme las puertas del triunfo batid las palmas va a entrar el Rey de la gloria. Hace resonancia al canto eucarístico del Santo: Hosana, bendito el que viene en nombre del Señor.

Sal 117

No he de morir, viviré para cantar las misericordias del Señor. Este ese el día en que actuó el Señor, ha sido un milagro patente, sea nuestra alegría y nuestro gozo. Hay cantos de victoria en la casa de Israel, de Aarón, en todos los fieles.

Cada día podemos celebrar la victoria de nuestro Dios por la Resurrección de Cristo. Cada día es día de victoria, de alabanza, de regocijo, de acción de gracias. Dios ha sido bueno y actuado con su infinito amor y poder en nosotros.

Todos nosotros podemos reconocernos como un prodigio, un milagro patente realizado por pura misericordia. Todos somos convocados en un mismo coro polifónico a cantar y proclamar las misericordias del Señor.


DIA 28: EL GRAN ELOGIO DE LA PALABRA DIVINA

Lectura cristológica.

Se trata de un salmo largo que sigue el alfabeto, las veintidós letras del abecedario hebreo en honor de la ley del Señor. Empieza por Aleph y termina con Tau. El alfa y la omega. La ley es parte fundamental de la revelación divina, de la alianza de Dios con su pueblo.

Jesús es la palabra divina encarnada que vino a este mundo para enseñar y guiar al hombre por el camino de la vida. Él nos revela la voluntad de Dios. La Palabra es fuente de vida que Dios pronuncia al hombre esperando su respuesta y adhesión. No es una imposición o una carga pesada sino don de su gracia que libera al hombre y lo lleva a la verdadera felicidad. Dichoso el que escucha mis palabras y las pone por práctica. Dichoso el que con vida intachable camina en la voluntad de Dios.

Sal 118

Expresan todo un programa de vida, toda una forma de vivir. Por la mañana invocaré tu nombre y por la noche tu fidelidad. Me adelanto a la aurora pidiendo auxilio, esperando tus palabras. Mis ojos se adelantan a las vigilias meditando tus promesas. muéstrame tu camino y enséñame a cumplir tu voluntad. La ley de Dios expresa todo un orden, la primacía de Dios sobre todas las cosas que lleva al hombre a vivir en paz. De mi boca brota la alabanza, el canto de alabanza que canta tu misericordia y fidelidad. Que mi alma viva para alabarte.

 


DIA 29: LIBRAME DEL ENREDO DEL ENEMIGO Y DAME TU PAZ

Lectura cristológica.

El enemigo, nos tienta, nos acosa, nos enreda, pero tenemos a quien acudir. En este mundo tendremos tribulación, pero no hemos de sucumbir ni perder el ánimo. Jesús también experimento la hostilidad de sus enemigos. Pero lejos de sucumbir suplico a Dios y Dios le escuchó. Con su Resurrección Cristo ha vencido al mundo. El es nuestra paz, cuando quienes nos atacan dicen guerra él nos dice paz.

Sal 119

El salmista es un hombre acosado y perseguido que parece sucumbir en medio de la violencia, la hostilidad, la agresión, la opresión, la guerra. Somos invitados con la Iglesia perseguida a mantener nuestros ojos fijos en él, el que es el origen y la consumación de nuestra fe. Pedimos por los exiliados, desterrados, perseguidos, víctimas de la guerra para que reine la paz en el mundo y seamos instrumentos y mensajeros de paz.

 


DIA 30: MI AUXILIO VIENE DEL SEÑOR

Lectura cristológica.

El salmo comienza con una pregunta ¿de dónde nos vendrá el auxilio? Y a la vez responde el auxilio me viene del Señor. Lo llama guardián de nuestra vida (goel). El no permitirá que resbale tu pie. Él te guarda de todo mal. Él guarda tu alma.

Cristo es nuestro guardián, pastor y guía. Él nos protege de todo peligro. Él es el guardián que no duerme ni reposa. Su cuidado y su amor es constante y sin fin. guarda nuestras entradas y salidas, al inicio y al final.

Jesús promete su cuidado y protección constante. No se turbe vuestro corazón ni se intimide. No os dejaré solos ni huérfanos. Yo seré vuestro protector, defensor y guía.

Sal 120

El Señor te guarda a su sombra. De día el sol no te hará daño ni la luna de noche. Bajo su sombra, su presencia benéfica, nos sirve para defendernos de los ardientes rayos del sol, de la tormenta y del bochorno del mediodía y de los perniciosos peligros de la noche. Para nosotros hoy sigues siendo cobijo protector en donde nos refugiamos. Tú te pones a nuestro lado para proteger con tu escudo cuando me quedo al descubierto. Protector de mi flanco vulnerable, del punto débil de mi defensa.


 

DIA 31: ENTREMOS EN LA PRESENCIA DEL SEÑOR

Lectura cristológica.

Igual que los judíos una vez al año peregrinaban a Jerusalén a visitar el Templo (fiesta de las tiendas, de los Tabernáculos o de la peregrinación, Sucot) así nosotros como pueblo santo de la nueva Jerusalén (Jiru Shalom, ciudad de paz) vamos con alegría a la casa del Señor. Los judíos entonaban con alegría este cántico (cántico de Sión). Al ver la ciudad santa quedaban asombrados por su solidez y hermosura cimentada sombre el monte santo (Sión, Moriah). Así también nosotros nos alegramos por estar fundada sobra la roca de Cristo

Sal 121

Nuestro nuevo templo está construido con piedras vivas cimentadas sobre Cristo que nos da firmeza y consistencia. Vivan en paz los que te aman, reine la paz dentro de tus muros. Estamos llamados a formar un templo de puertas abiertas, un pueblo donde vivamos todos en paz sin distinción de razas y lenguas, centro de fraternidad universal. Por desgracia Jerusalén se ha convertido en un lugar de conflicto y de guerra. Los hombres se arman para la guerra y los militares patrullan tus calles de día y de noche. Una guerra que parece no tener tregua. De día y de noche se entrecruzan los misiles y las bombas y se oyen los alaridos de las víctimas inocentes. Desead la paz a Jerusalén. Si al menos hoy abriésemos las puertas a aquel que viene a traernos la paz.


Conclusión

Nosotros somos la arcilla de barro y Dios nuestro alfarero:

Levántate y baja a la alfarería. Bajé y vi como el alfarero estaba haciendo un trabajo al torno. La vasija que estaba haciendo se estropeó y como barro en manos del alfarero, este volvió a empezar transformándolo en otra vasija diferente, como mejor le pareció al alfarero (Jer 18, 1-4)

Los jarrones chinos tienen fama porque están decorados meticulosamente con pinturas preciosas. La materia prima proviene de una porcelana exquisita cuya elaboración se ajusta a estrictas normas tradicionales de ahí su precio altísimo. El problema de estos jarrones es que son frágiles y al menor descuido se hacen añicos.

Es frecuente que emprendamos la vida espiritual de un modo similar al artesano chino. Ponemos en el centro nuestro yo, un material pobre, lleno de contradicción y fragilidad y comenzamos a decorarlo con materiales nobles y anhelos de perfección. Aparentemente todo va bien, sin embargo, se trata de una construcción tan frágil como el yo que la sustenta. Así como el artesano, nos enamoramos de una meticulosa obra de arte que estamos realizando. Además intuyendo la fragilidad de nuestra construcción, la protegemos con mucho cuidado de cualquier riesgo de ruptura, mediante una serie de actitudes defensivas.

Caminar en la vida espiritual de este modo es problemático por qué se pone el yo en el centro, es decir, por qué es una construcción radicalmente egocéntrica. Algunos síntomas ponen de manifiesto esta orientación profunda: un cuidado excesivo de la propia imagen, una moralidad de carácter intimista e individualista, atención excesiva a la propia obra, rivalidad, competitividad, comparación con los otros.

El alfarero de pronto, parece tomar una actitud inapropiada, romper la vieja vasija y crear otra nueva. Cuesta romper el preciado jarrón que se fue tejiendo en torno al yo. Implica la renuncia a lo viejo para nacer a lo nuevo. Esto no puede hacerse a base de parches sino de un modo radical como enseña el evangelio: Vino nuevo en odres nuevos.

A lo largo del proceso de maduración e integración hemos venido hablando de diversas crisis o transiciones por las que pasamos que piden nuevos planteamientos. Son crisis evolutivas que afectan a toda la persona. Hemos querido detenernos en esta etapa evolutiva donde aflora con más fuerza la sensación de declive y transitoriedad de la vida.

La vida está envuelta en crisis, crecimiento, periodos de muerte y resurrección. A un abandono le sigue un nacimiento y así sucesivamente hasta el abandono y nacimiento final en manos de Dios. Esta transitoriedad o crisis se convierte en oportunidad para nacer de nuevo y experimentar la vida nueva en el Espíritu.

Signo de gran sabiduría es no arrojar por la borda ningún trozo de la vida, sino componer y recomponer continuamente en un diseño nuevo lo que hemos vivido…Porque entonces nuestra historia se convierte cada vez más en lugar de encuentro con Dios y con nosotros mismos (Amadeo Cencini)

En Japón existe una técnica, (Kintsugi), que consiste en reparar las vasijas rotas con oro. En lugar de ocultar las grietas y roturas el Kintsugi las celebra, utilizando oro para unirlas creando una nueva estética que resalta la historia del objeto. La técnica del  se basa en la filosofía Wabi Sabi, que aprecia la belleza en la imperfección. En lugar de desechar objetos rotos, se les da una nueva vida, resaltando las cicatrices como parte de su historia. Esta filosofía transmite una profunda reflexión sobre la vida que se ha adoptado en diversos ámbitos incluyendo la terapia inspirando a las personas a valorar lo imperfecto y a encontrar la belleza en lo que ha sido dañado.

Jesus habla en sus parábolas que el Reino de los cielos es semejante a un mercader de perlas finas (Mt 13, 45-46). Las perlas  salen de las heridas. Una ostra que no ha sido herida no puede producir perlas porque la perla es una herida cicatrizada.

Las perlas son producto del dolor, el resultado de la entrada de una sustancia extraña e indeseable al interior de la ostra, como un parásito o un grano de arena. Cuando un grano de arena penetra en la ostra, las células de nácar comienzan a trabajar y cubren el grano de arena con capas y capas y más capas de nácar para proteger el cuerpo indefenso de la ostra. Como resultado se va formando una hermosa perla

¿Has sufrido golpes em la vida que te han dejado alguna herida? Entonces no temas estas a punto de  producir uma perla. La ostra ubre cada una de tus heridas con varias capas de amor. En la vida encontramos muchos corazones resentidos… ostras vacías. No porque no hayan sido heridos sino porque no se han dejado perdonar y transformar el dolor por el amor.

Vale la pena abrir las heridas para que sean curadas. No te dejes vencer por el mal sino vence el mal con el bien. No digas tu herida es incurable, no tienes remédio. Serás curada y restaurada. En sus heridas fuimos curados. El soportó eldolor que nos trae la paz. 

Abre al Señor tu corazon al Señor y deja que cure tus heridas. En sus heridas fuimos curados. El soporto el dolor que nos trae la paz y el Consuelo. Voy a devolver el vigor a tu cuerpo y a sanar tus heridas para transformar tu corazón en un fertil huerto.