ORACIONES DE AGOSTO
(EN MEDIO DE LA NOCHE
DESNUDO Y EN SILENCIO
ME ENCONTRÉ CON DIOS
DESNUDO)
Señor, Dios mío, de día te pido auxilio, de noche grito
en tu presencia, llegue hasta mí mi suplica, inclina tu oído a mi clamor,
porque mi alma está colmada de desdichas y mi vida al borde del abismo. Ya me
cuentan con lo los que bajan a la fosa, soy como un inválido, tengo mi lecho
entre los muertos, como los caídos que yacen en la fosa. Me han colocado en lo
hondo de la fosa, en las tinieblas del fondo. (Sal 87)
Introducción: Cuando estuve en Jerusalén visité la
fosa, pozo profundo de Gallicanto (palacio de Caifás en
Jerusalén), donde la tradición dice estuvo encerrado Jesús la noche del Jueves
Santo después del prendimiento y ser acusado difamado burlado torturado frente
a los suyos antes del juicio ante Pilatos. En aquella fosa baje y había un
atril con el salmo 129 titulado de profundis, desde lo hondo, como si lo
hubiera rezado Jesús aquella noche por nosotros. Jesús haciéndose solidario de
nuestra angustia y dolor, en medio de la turbación, angustia, en el abismo
acude a su refugio y Defensor. Desde lo hondo tiendo mis manos hacia ti.
Jesús descendió a lo hondo del abismo (sheol,
infiernos) para encontrarnos y rescatarnos. En medio de nuestro dolor cuando
nos encontramos desnudos encontramos al Dios desnudo cubriendo nuestra
desnudez. La fosa del dolor y las tinieblas fueron habitadas y transformadas
por la luz de Cristo.
Me acordé de tantos hombres y mujeres contemporáneos que
pasaron y pasarán por este trance. Van Thuan, Mandela, Viktor Frankl, Edith Stein, Etty Hilesum, Simone
Weil.
En todos aparece la misma experiencia: Se quedó conmigo en
el fracaso, cuando parecía que todo estaba perdido, cuando pensaba que no había
solución y sigue aquí porque me dijo que estaría conmigo hasta final. El no me
dejará en medio de la noche en el ocaso en medio de la oscuridad, y me levantón
cuando baje la frente porque prometió llevar la obra hasta el final.
Material de apoyo: Romano Guardini y Carl Gustavo Jung sobre las crisis en las distintas etapas de la vida. Viktor Frankl, el hombre en busca de sentido. Sylvie Germain, Etty Hilesum, una vida; Ana Martín, Etty Hilesum, un itinerario espiritual.
I LA VIDA UN LARGO PROCESO DE MADURACIÓN Y CRECIMIENTO
Romano Guardini siguiendo el modelo de Carl Gustav Jung
observa en la vida diversas edades. La infancia, la juventud, la edad madura,
la ancianidad y la etapa final. El hombre se caracteriza en constante cambio y
movimiento como alguien que cambia continuamente aunque a pesar de todo siga
siendo la misma persona. Cada apartado de la vida dice Guardini presenta algo
nuevo y lo asemeja a una fase del día: la noche, la mañana, el
mediodía, la tarde, o una estación del año. Cada día, cada año es fase
viva de nuestra existencia constituyendo un lugar irremplazable en su conjunto.
En el hecho de que cada fase sea nueva, única y que una influya en la otra, es
donde reside la tensión de la vida.
Cada fase tiene su carácter propio y se orienta a la
siguiente. Cada fase tiene algo propio, formas vitales y figuras de valores de
sentido. A pesar de la variedad todo está conectado. El hombre puede volver la
mirada a las fases recorridas haciéndose presente en lo que ha ocurrido en cada
una de ellas.
Entre las fases hay crisis típicas que corresponden
al cambio de una a otra. La crisis de la pubertad entre la infancia y la
juventud, la crisis de la experiencia, entre la juventud y la mayoría de
edad, la crisis de la comprensión vital entre la mayoría de edad y la
madurez, la crisis del desasimiento entre la ancianidad y la edad senil.
Luego las analizaremos. En la superación de las crisis surge la nueva forma
vital de la siguiente fase.
a. Las crisis a lo largo de la vida
Romano Guardini analiza las crisis típicas que corresponden
al cambio de una fase a otra de la vida. También otros autores hablan de
sucesivas separaciones, muertes y emergencias que se llevan a cabo a lo largo
de la vida. Romano Guardini, aunque parezca extraño, hablará incluso de una
crisis previa a la infancia que se da en el momento del alumbramiento.
Sigmund Freud analiza sobre todo al inicio de la vida.
En la primera infancia tiene lugar la separación del vientre de la madre.
Tiene lugar la muerte al confort prenatal y la emergencia de la autoconciencia.
En la segunda infancia tiene lugar la separación del cuidado de la madre.
Se produce la muerte a la fijación de la madre como objeto libidinal y la
emergencia del segundo nivel de deliberación. En la etapa fálica se da la separación
de los lazos familiares. Se da la muerte del control del ego y selección
del objeto con la emergencia de la conciencia moral. En el periodo latente se
da la separación del ego. Se da la muerte al yo ideal y el encuentro con
el verdadero yo con la emergencia de la conciencia religiosa. Vamos a
analizarlas ahora las distintas crisis.
Si partimos que la vida en el seno materno es una vida real
implica no sólo un desarrollo fisiológico sino psicológico y anímico. En el
alumbramiento el niño abandona el seno materno y comienza su existencia
individual. Estudios de psicología profunda muestran que este acontecimiento se
graba profundamente en el alma del niño. En virtud del nacimiento el niño se
separa del seno materno donde vivía en un completo entretejimiento en la esfera
de la madre. Es muy importante la forma en que se da este momento no solo de
separación física sino de la separación interior y anímica. El niño debe
acostumbrarse a su existencia individual. Dado de su débil capacidad de
autoafirmarse el mundo le es hostil y siente miedo. La envoltura protectora
sobre todo materna da al niño seguridad y la capacidad de distinguirlo hostil
de lo amistoso y beneficioso.
Voy a detenerme en la crisis en la etapa de la
adolescencia tardía del final de la vida por situarme más desde la propia
realidad que estoy viviendo
b. La crisis de la dejación y el desasimiento
El comienzo y el final de la vida son cosas
misteriosas. La vida de la persona en su etapa final debería cada vez más
hacerse más densa y valiosa. En la etapa final el hombre se acerca al desvelamiento
de este misterio. La vida no es una mera yuxtaposición de partes, sino un
todo que para expresarlo un tanto paradójicamente está presente en cada uno de
los puntos de su trayectoria. Esto supone superar la crisis de esta etapa. El
sentimiento del final de la vida penetra a través de la vivencia de los límites.
La denominamos crisis de la dejación porque supone todo un proceso de
desasimiento para quedarse con los valores que perduran. Pierde valor la
primera ilusión del éxito y la victoria fulgurante. La aceptación de la
sombra conlleva una aceptación del envejecimiento en la aceptación del
fin sin sucumbir a él ni desvalorizarlo. Ahí se articulan valores y
actitudes muy nobles, la comprensión, la confianza, la lealtad, etc. Se precisa
mantener la orientación axiológica de los fines o valores supremos: la finalidad
última de la existencia humana.
c. El conflicto básico
El conflicto que se
experimenta en esta fase se da entre el ideal vs. real; integridad vs.
desesperación; abandono vs. separación. La sabiduría interior a esta edad lleva
a vivir esta etapa con esperanza. No debemos dejarnos llevar por el sentimiento
de ver menguar las capacidades físico-psiquicas como anuncio de un final
que nos lleve a, la amargura y la desesperación: sino abrirnos a un final
que anuncia un nacimiento sin ocaso.
d. La crisis de identidad
Cuando ocurre este movimiento o alteración profunda la persona
necesita replantear las motivaciones que quizás hayan permanecido en el
inconsciente. Se hace necesario emprender un camino hacia la aceptación e
integración de las necesidades que marcan la propia personalidad. Se hace
evidente la tensión dialéctica de base que existe entre el ideal proyectado
y la realidad vivida.
e. Crisis de actividad
Muchas veces pretendemos la falacia de construir la propia
identidad a partir de lo que hacemos. El conocido activismo en el tan
fácilmente nos enrolamos nos puede conducir al descuido de los valores más
profundos o al poco cuidado de la propia persona a distintos niveles. A veces
no sabemos conjugar la oración y la acción, la atentación a las necesidades
básicas como el alimento, el descanso o las relaciones fraternas y familiares.
Se precisa afrontar el declive de las capacidades físicas y psíquicas. Disminuye
el nivel de rendimiento y aparece con más relevancia la experiencia de
ineficacia, de inutilidad o incluso de fracaso. La persona necesita ser más
valorada por lo que es que por lo que hace. Es el momento de la aceptación
personal más profunda, aceptación de las limitaciones, de la fragilidad, de la
enfermedad y de la propia muerte. La tensión entre el ser y el hacer denota
y expresa un conflicto en la personalidad. El desquilibrio se hace notar en la
excesiva preocupación por lo que se tiene o por la búsqueda de éxito o
reconocimiento en lo que se hace.
f. Crisis de confianza
Estas tensiones entre el ideal y lo real, entre el ser y el
hacer, se traduce en una crisis no solo de identidad sino de confianza. Se pone
entela de juicio todo se suele eludir la propia responsabilidad y se proyecta
en el descontento frente la comunidad o frente a Dios. Se cae fácilmente en el
autoengaño, el escepticismo y la desilusión frente a la vida y la vocación. Se
precisa una fuerte dosis de fe para volver a confiar en Dios. El problema de la
falta de motivación y la insatisfacción en el hacer origina una falta de
identidad.
II. LA TRANSICION EN LA ETAPA FINAL. PERIODO DE
DESASIMIENTO
Vamos a detenernos a profundizar en esta última etapa, el
último período de desarrollo, el último capítulo en la vida, el tiempo de
vísperas. Somos peregrinos y nuestro hogar definitivo no está aquí. El
envejecimiento es el momento de aprender a dejar atrás lastres y plantearse qué
llevar con nosotros para el final de nuestra partida. El envejecimiento viene
con el declive y la disminución de las capacidades y se caracteriza por perder
capacidades, nos sentimos viejos, cansados. El envejecimiento puede ser situacional,
cronológico o crónico (físico, emocional, intelectual o espiritual).
Después de la crisis de la mediana edad tenemos que lidiar
con una nueva crisis: dejar el trono del poder, perder el poder de mitad de la
vida. Uno de los desafíos más difíciles es cómo articular el final de funciones
y cargos de responsabilidad y aún más cómo prepararnos para el final de la
vida. La vida inicia un proceso de declive y necesitamos un proceso
de ajuste para enfrentar los nuevos desafíos.
Como cualquier período de la vida es un tiempo de
oportunidad y riesgo. Es importante cómo navegar por esta etapa de la vida para
obtener el equilibrio. Esta vez es un tiempo donde no hay vuelta atrás, tiempo
de pérdidas y ganancias. Es tiempo de ganar en integración, sabiduría interior
y coherencia probada. Tiempo de hacer balance y síntesis de toda la vida.
Además de la progresiva precariedad y sensación de declive y
deterioro pueden producirse en ciertos momentos situaciones inesperadas que
causan como un gran desajuste y que mueven las capas más profundas de nuestra
personalidad. Entonces se hace necesario volver a resituarse para volver a
emprender el camino de la vida.
b. Sintomas
La llegada de la ancianidad supone gran ajuste. Tenemos que
adaptarnos y saber trascender. Esta etapa de decaimiento o
envejecimiento influye en el comportamiento subjetivo y la adaptación. Surgen
nuevas oportunidades de crecimiento emocional. Experimentamos una serie de
síntomas en forma de pérdidas:
Pérdida de capacidades: deterioro del cuerpo, pérdida
de memoria, disminución visual, disminución de las habilidades mentales.
Vulnerabilidad y debilidad surge con gran intensidad. Pérdida de
responsabilidades y roles importantes. Reto al dejar las responsabilidades,
buscando nuevas vías para que la vida siga fecunda y crezca en socialización. Pérdida
de independencia y autonomía que afecten a la autoestima y la vitalidad
emocional.
Se trata de un período de síntesis conseguir
equilibrio tranquilo haciendo balance y síntesis de lo vivido. El
proceso hacia la madurez nunca se completa hasta el final.
c. Necesidad de escuchar nuestras emociones
Surgen una serie de manifestaciones que causan desajuste y
piden una nueva estructuración Se hace necesario identificar los cambios que se
producen y escuchar nuestras demandas:
Demandas con respecto a mi yo físico debemos
reconciliarnos con nuestro cuerpo. Nuestro cuerpo no es una carga, sino nuestro
fiel amigo que ha apoyado nuestra vocación y misión. Se nos invita a aceptar
nuestros cambios y desafíos corporales. Demandas
con respecto a mi yo funcional hemos trabajo mucho con energía y pasión y
es tiempo de recolección. Demandas con respecto a mi yo
psico-emocional. Demandas con respecto a mi dimensión espiritual. Es
hora de crecer en soledad para entrar en contacto con nuestra voz interior:
Dios, ¿todavía estás ahí? Es fácil tratar de evadir y escapar buscando
diferentes formas de distracción, dispersión, escapismo, pero sólo hay una
manera de encontrar la felicidad y la paz (auto-trascendencia). Dejar
que Dios entre, toque, abrace mi realidad interior. El reto es reducir la
ansiedad y viajar hacia adentro.
d. El gran reto o desafío: aprender a morir
La vida implica el ejercicio constante de muerte y
resurrección. Hemos de conseguir dejar atrás para ganar una nueva realidad.
Las etapas de la vida tienen sus propias experiencias de separación y muerte,
desde el seno de nuestra propia madre para entrar en el seno de Dios. Esta
etapa es el lugar apto para conseguir la aceptación y el abandono confiado.
Este tiempo es la oportunidad de desarrollar un sentido de mortalidad que sea
realista y positivo. Este es el momento de cerrar cuentas de saldar cualquier cosa
inacabada en nuestras vidas. Con la pérdida de nuestra capacidad de trabajo, la
pérdida de seres queridos y el declive de nuestra propia salud aprendemos el
arte de morir. La edad adulta tardía es el momento de hacer amistad con la
muerte. Esta vez no hay etapa posterior se trata de una preparación para morir.
¿Qué harían nuestros últimos días más completos y felices?
e. Los factores involucrados
Varios son los elementos que aparecen involucrados. Vulnerabilidad:
nos volvemos vulnerables, nuestro yo interior se hace evidente, mostramos
nuestro yo real, no el yo ideal. Intimidad: dejar que Dios entre en mi
interior, crecer en intimidad (into me and see: entra dentro mí y ve).
Hay un lugar donde sólo Dios puede entrar y abrazar lo que soy. Sólo Dios puede
satisfacer mis deseos más profundos. Podemos crecer en la intimidad creciendo
en apertura, honestidad, confianza, respeto. Despojándonos de todo lo que no
esencial y avanzando hacia la autenticidad y la integridad. Empatía: A
veces nos asustamos de mostrarnos vulnerables. Sin embargo, la vulnerabilidad
es una fuente de hospitalidad de empatía y compasión ante los demás. Es una
puerta abierta a una nueva relación con los demás. Generatividad y legado.
Llegar a ser mentores y portadores de sabiduría y dando un nuevo significado
para las generaciones futuras.
f. Elementos de transición
Salir de: Pasar desde el mediodía hasta el anochecer,
pero no se mueve en otra etapa de la vida, es la etapa final. Debemos reconocer
y aceptar la transición emocional, los signos de duelo, pérdida, separación.
Perdemos nuestra zona de confort cuando no encontramos seguridad. Tenemos que
despedirnos de la época de los jóvenes y los adultos y entrar a la senectud con
actitud positiva y creativa. Debemos aceptar y cambiar nuestro yo interior.
A través de: Moverse a través de la aceptación
gradual. Cuando te adaptas cambias y esto supondrá una transformación de una
nueva forma de vida. Es necesario pasar por este período traumático
consiguiendo calma y equilibrio. Tenemos la impresión de un tiempo caótico
lleno de incertidumbres, falta de entusiasmo, desencanto, falta de esperanza.
Evadir el riesgo de negarse a permanecer en el pasado y descubrir el comienzo
de un nuevo tiempo de una manera creativa, algo nuevo y más profundo.
Entrando en: Aceptar la nueva realidad, nuevos
patrones, nuevos valores, nuevos significados, nueva perspectiva nos ayudan a
alcanzar la trascendencia. Tenemos que ir más allá con la conciencia de ir
pasando a una nueva vida. Es necesario identificar, aclarar y articular el
propósito de la vida, necesitamos una reinterpretación y reorientación de la
vida para evitar el riesgo del desencanto, la desesperación, el aislamiento y
el estancamiento o frustración. Hemos de estar dispuestos a aceptar no sólo las
debilidades, sino la muerte. Necesitamos tiempo para prepararnos. La última
etapa finalmente es una preparación para morir. Finalmente volvemos a casa.
g. El gran reto
La vida es una preparación para
morir. La transición o transformación trascendente es la tarea principal de
la última parte de la vida. La edad adulta tardía es un momento de
desvelamiento. La vida es un misterio y en esta etapa se va desvelando
progresivamente. A veces es un descubrimiento maravilloso y a veces una
búsqueda dolorosa. Debemos viajar por la etapa que implica sufrimiento y dolor
para llegar al fin que no es la muerte sino el cielo. Necesitamos visión y
sabiduría interior para recorrer este camino con fe y esperanza, una visión de
esperanza que perdura para siempre.
h. Factores involucionados
Dejar el trono del poder: Hemos de estar alerta de lo
que sucede cuando perdemos la pasión por nuestro trabajo, el poder o el
reconocimiento. Nuestra pasión puede transformarse y liberarse. Después del
final de un cargo u oficio necesitamos un periodo de ajuste. Es necesario
despedirse de la vieja situación y acoger y celebrar la nueva situación.
Después de una gran suelta es necesario un tiempo de ajuste, de "duelo".
Incluso cuando nos enfrentamos a la realidad externa, la persona toma tiempo
para ajustar internamente la nueva realidad. (Después de dejar una gran
responsabilidad es conveniente un "año sabático") existe el riesgo de
que la persona no acepte la nueva realidad, la persona trata de negar
permaneciendo en la negación sin aceptar la suelta.
Es importante identificar esta transición emocional:
sentimientos de desorientación, incertidumbres, desencanto, miedos. Este estado
emocional puede confundirse con un mal comportamiento moral (sentimiento de
culpa). Es un momento en el que una reorientación y redefinición se hace
necesaria. Aceptar la nueva realidad implica descubrir un nuevo propósito, un
nuevo significado, una nueva identidad.
Se trata de perder y encontrar nuestro verdadero yo: el
envejecimiento es el momento en que nuestro yo real sale. Es difícil cuando
teníamos roles que desempeñar. Usamos fácilmente una máscara para representar
nuestro rol. No nos volvemos congruentes con lo que somos. Es necesario crecer
en humildad y coherencia. Tienes que despedirte, dejarlo ir: el envejecimiento
es nuestra última misión. Necesitamos tiempo de adaptación para prepararnos
psicológica y emocionalmente. No estamos listos para aceptar nuestra
vulnerabilidad. Es doloroso ser vulnerable. Debemos estar libres de apegos,
dispuestos a rendirnos y soltarnos.
Es hora de abandonarnos: cuando aceptamos y adaptamos nos
rendimos y florece una nueva creatividad, la creatividad alegre para amar. Se
trata de simplificar e ir a lo esencial.
Una vida nueva: no se trata de sobrevivir, sino de encontrar
esperanza y creatividad en el amor. No es trabajo, es amor hecho visible. Somos
capaces de dejar que Dios entre. Tenemos que despojarnos de nuestras
pretensiones y dar espacio para nosotros, para los otros y sobre todo para
Dios.
i. Un nuevo nacimiento
El envejecimiento nos lleva a
un nuevo nacimiento, a un renacimiento del espíritu. Este renacimiento conlleva:
Una nueva visión: tiempo para contemplar la belleza
interior (belleza siempre antigua y siempre nueva). Nos inclinamos a apreciar
lo que es hermoso, pero ¿qué pasa cuando perdemos vitalidad, virilidad,
belleza? Algunas veces no tenemos ojos para ver la maravilla de la vida en las
debilidades. Se nos invita a glorificar a Dios y honrar nuestras limitaciones
mediante la aceptación de la Cruz.
Una nueva sabiduría: La sabiduría de la Cruz. A
través de la aceptación somos capaces de permitir que Dios entre en nuestra
propia oscuridad y transforme las debilidades con el resplandor de su amor.
Cristo salvó al mundo mediante la aceptación de la Cruz en la total impotencia.
Una nueva generatividad y fecundidad: es la etapa
final en la que necesitamos una orientación fecunda de generación y legado. La
generatividad surge de la conciencia de la mortalidad. No debemos caer en la
esterilidad o estancamiento. La vida debe dejar un legado para los demás.
Una nueva meta: no es lo que hacemos, nuestras obras,
es el amor hecho visible lo que cuenta. Se trata de convertirse en la presencia
amorosa de Dios. No son mis acciones, soy yo, mi ser real con mis debilidades
el que da gloria a Dios (gloriarnos en las debilidades).
j. Una espiritualidad integrada (una nueva identidad)
En nuestro envejecer debemos aprender la espiritualidad de
ser realmente pobres. No tener miedo de las heridas y pobrezas cuando salen al
descubierto. Es el tiempo de que florezca una nueva intimidad. Tiempo en que se
expande, se vuelve grande no hay fronteras ni límites. La nueva espiritualidad
de la pobreza y de la Cruz:
• Memoria: Proceso lento de aceptarme a mí mismo, de
perdonarme a reconciliar los dolorosos recuerdos de mi pasado.
• Intimidad: Nuestro primer objetivo es amar. A
través de la aceptación de nuestra propia vulnerabilidad esta etapa nos ofrece
la puerta a la nueva intimidad aceptarme a mí mismo, en relación con los demás
y con Dios.
• Gratitud: estamos invitados a descender a nuestro
interior con la aceptación de nuestra propia situación, pero no solos, sino con
Dios. Es fiel. Nunca nos abandona.
• Disminución: cuando aceptamos no sólo nuestra
disminución física, emocional y mental, sino también nuestra heridas y
vulnerabilidad permitiendo que Dios entre en la cueva de nuestra oscuridad.
• Aceptación: Es la llave maestra clave del proceso.
Abandono confiado en Dios sea cual sea su plan, su voluntad.
III. LA BUSQUEDA DE SENTIDO
a. La precariedad y transitoriedad de la vida
Los hechos que parecen quitarle sentido a la vida
incluyen no solo el sufrimiento o la angustia sino también la muerte. Nunca me
cansaré de decir que el único aspecto verdaderamente transitorio de la vida es
lo que hay en ella de potencial. Ahora bien, lo potencial al actualizarse se
hace realidad. Y todo lo real se guarda en el pasado de donde se lo rescata y
se lo preserva de la transitoriedad. Nada del pasado está irremediablemente perdido,
sino que se conserva irrevocablemente.
Con frecuencia el hombre solo observa la capa superficial de
lo transitorio y pasa por alto el fruto ya gana granado del pasado dónde han
quedado cincelados los valores todos sus gozos y sufrimientos de ahí el hombre
puede recuperar las acciones de su pasado nada puede deshacerse y nada puede
volverse a hacer a ver sido es la forma más segura de ser.
b. Frente a nuestra precariedad abrirnos a la autotrascendencia
Hemos de abrirnos al misterio que nos rodea. El hombre
necesita abrirse a esta trascendencia para no ahogarse en el ciénago del
sinsentido. El hombre solo se realiza desde la autotrascendencia en el amor.
Hemos de saber relativizar valores que teníamos por buenos, lícitos y legítimos
por optar por valores trascendentes de orden mayor. La autotrascendencia en el
amor supone una orientación del yo hacia el Tú de Dios y el nosotros de
nuestros hermanos en forma de entrega u oblación. El amor más auténtico supone
la donación y entrega de uno mismo a Dios y a los demás.
c. La noche del sinsentido. El problema del mal y la
muerte
Somos seres finitos y mortales. Apenas nacemos, y enseguida
nos vemos arrojados a los remolinos del mundo, al fluir del tiempo, somos infinitamente
aventurados. Este infinito no es temporal: no sólo somos mortales, si no, sobre
todo, enormemente efímeros: a lo más, la vida sin trascendencia se reduce a un
puñado de décadas. La vida no es más que un préstamo que nos hace la muerte, un
préstamo a corto plazo.
Nada más nacer nos movemos en experiencias de muerte y
separación para nacer a algo nuevo. Del seno materno salimos con un grito de
inquietud por abandonar el seno que nos protegía. Precisamos de una sabiduría
interior que nos ayude a percibir que este seno en el que nos movemos existimos
y somos es el mismo Dios y la muerte no es sino el nacimiento a la nueva vida, Lo
infinito de nuestra aventura no tiene, pues, nada de extensivo, sino que es
intensivo. Pero muy a menudo esta intensidad se ve encogida, aniquilada incluso
por la desgracia, la cual, cuando es además muy intensa y persistente, acaba
reduciendo la vida a un instinto de supervivencia tan áspero como desesperado.
El préstamo o, mejor, la prórroga que concede en tal caso la muerte no es sino
una falsificación de la vida; todo está escamoteado, arruinado, profanado:
tanto la vida como la muerte.
Cuantos hombres sufren despojados de su dignidad, del
derecho a morir dignamente. Todos los detenidos en un campo de exterminio,
fuesen o no intelectuales, tenían la misma actitud frente a la muerte: una
actitud desintelectualizada, desestetizada, desespiritualizada, deshumanizada. Resulta
Impensable, dado el modo en que la crueldad escarnece a la razón y descompone
el espíritu; incompensable, porque nada puede colmar el vacío dejado por las
víctimas, nada puede compensar esos millones de vidas destruidas. Ningún
sentido puede contrarrestar esta demencia metódicamente aplicada que
termina siendo algo inconsolable.
d. La respuesta al problema de la existencia humana
Cualquier teoría del amor debe comenzar con una teoría del hombre,
de la existencia humana. Si bien encontramos amor, o más bien, el equivalente
del amor, en los animales, sus afectos constituyen fundamentalmente una parte
de su equipo instintivo, del que sólo algunos restos operan en el hombre.
Lo esencial en la existencia del hombre es el hecho de que
ha emergido del reino animal, de la adaptación instintiva, de que ha
trascendido la naturaleza -si bien jamás la abandona y siempre forma parte de
ella- y, sin embargo, una vez que se ha arrancado de la naturaleza, ya no puede
retornar a ella, una vez arrojado del paraíso -un estado de unidad original con
la naturaleza- querubines con espadas flameantes le impiden el paso si trata de
regresar.
El hombre sólo puede ir hacia adelante desarrollando su
razón, encontrando una nueva armonía humana en reemplazo de la prehumana que
está irremediablemente perdida. Cuando el hombre nace, tanto la raza humana
como el individuo, se ve arrojado de una situación definida, tan definida como
los instintos, hacia una situación indefinida, incierta, abierta. Sólo existe
certeza con respecto al pasado, y con respecto al futuro, la certeza de la
muerte. Ante el absurdo y el sinsentido de la muerte sólo amor surge así como la
única respuesta válida a la existencia humana.
IV EL DESVELAMIENTO DE DIOS ESCONDIDO, DESCONOCIDO,
INCOMPRENDIDO
El libro de Job dentro de la literatura sapiencial plantea
profundos interrogantes el problema del mal, el porqué del sufrimiento, el
porqué de la muerte. El libro explora la realidad del sufrimiento tanto físico,
psíqico, emocional. La figura de Job se presenta un justo probado en el
sufrimiento. En la cumbre del libro de Job (cap. 31- 42) cuestiona a Dios ¿Cómo
un Dios bueno puede tolerar el mal, las injusticias, el sufrimiento? El libro
de Job expone su dolorosa experiencia y las injusticias que llenan el mundo.
Choca con el misterio de un Dios justo y soberano que permite el dolor y
sufrimiento de los suyos. Job forcejea en la noche. En su confusión se osa a
lanzar gritos de rebeldía finalmente reconoce que ha hablado neciamente: “Te
conocía de oídas y ahora te han visto mis ojos por eso me retracto y me
arrepiento”. (Job 42,5-6)
Dios mismo parece desvelarse a Job aunque quedaría en figura
de lo que en Cristo se desveló finalmente. Dios mismo ha descendido y se ha
hecho partícipe de nuestros padecimientos. La vida de Jesús, el más justo de
los hombres y se sometió al pecado y la muerte para vencer el mal y el pecado.
Es la prueba de un Dios que sufre con el hombre y le promete la vida inmortal.
a. El Dios desconocido
Vamos a fijarnos en Etty Hillesum una joven judía que
escribe un diario entre 1941 y 1943 que testimonia su propio fin en el campo de
concentración de Auschwitz. La dramática historia de Etty transcurre en la
segunda guerra mundial. La persecución nazi frente al pueblo judío ella la vive
en Holanda su país de origen. Mas tarde en el campo de concentración, al igual
que Job, se ve sometida a la dura prueba. Lo que sorprende en Etty como en la
prueba sale fortalecida. Ella nos deja ver el secreto: Mantenerse en un diálogo
ininterrumpido con ese Dios desconocido que pacientemente nos espera. Confiesa
Etty: “esta mañana, paseando en bicicleta por Stadionkade, he disfrutado del
amplio horizonte y del aire fresco que todavía no nos han racionado. Por todas
partes se ven carteles en los que se prohíbe a los judíos transitar por los
senderos que conducen al campo. Pero por encima del campo se extiende el cielo.
No pueden nada contra nosotros. Pueden hacernos la vida muy dura, pueden
despojarnos de bienes materiales, pueden quitarnos la libertad exterior de
movimientos pero nadie puede quitarnos la libertad interior. Podemos sentirnos
perseguidos, humillados, oprimidos pero no pueden forzarnos a dejarnos llevar
por el rencor… me siento libre”
“Esta tarde estaba descansando en mi camastro y he tenido el
impulso repentino de escribir en mi diario: “Tú que me diste tanto, Dios mío,
permíteme también dar a manos llenas. Mi vida se ha convertido en un diálogo
ininterrumpido contigo, en una larga conversación”.
“Cuando estoy en algún rincón del campamento, con los pies
en la tierra y los ojos apuntando al cielo, siento el rostro anegado en
lágrimas, única salida de la intensa emoción y de la gratitud. Por la noche,
tendida en el lecho y en paz contigo, también me embargan las lágrimas de
gratitud, que constituyen mi plegaria”.
Etty Hillesum conoció un día la gracia de la genuflexión
para no abandonarla jamás. Este acto de genuflexión de humillación y
abajamiento, nos habla de una oración en silencio ¿de qué oración se trata y,
sobre todo, a quién va dirigida? Su oración no formula peticiones, no solicita
nada; pertenece más bien al orden del discurso amoroso: admiración, ternura,
deseo, gratitud, provenientes de una sobreabundancia de amor. Es del orden del
«Te Amo». Es «el proferimiento repetido del grito de amor», que «carece
de matices» y que «suprime las explicaciones, las clasificaciones, los grados,
los escrúpulos»; que «no es una frase: no transmite un sentido, sino que se
refiere a una situación límite: “aquella en que el sujeto está suspendido
en una relación especular con el otro”». Tal proferimiento está fuera del
diccionario, depende más de la música que de una ciencia del lenguaje, se basta
a sí misma, no se preocupa ni de explicaciones ni de análisis ni de
justificaciones, a la manera de lo que ocurre con el canto, al proferir te
amo, el deseo es (...) simplemente: contémplalo, adóralo, alábalo con un
sentimiento de agradecimiento profundo.
La repetición de estas palabras fluyen no de la cabeza sino
del corazón «Dios mío» hace las veces de las palabras «Te Amo» y
confluye con ellas. Su oración se dirige a una presencia sin nombre (la palabra
«Dios» no agota en modo alguno la inmensidad así designada), a una presencia
sin cuerpo ni rostro (la trascendencia es absoluta), sin definición, sin
localización (Dios es misterio y libertad). Una presencia eterna que
atraviesa «de incógnito» la temporalidad de los vivientes, como un viento, una
brisa, una caricia o un abrazo, y que súbitamente hace se pliegue el corazón,
el cuerpo entero, bajo un exceso de dulzura. «A veces, en el momento más
inesperado, alguien se arrodilla de pronto en un repliegue de mi ser. Yo estoy
a punto de salir a la calle, o en plena conversación con un amigo. Y este
alguien que se arrodilla soy yo»
Etty Hillesum no reclama nada (a no ser la fuerza
necesaria para perseverar y seguir expandiéndose), sino que acepta todo
cuanto es y sucede. «Hay un lugar para cada cosa en la vida. Para la fe en Dios
y para una muerte lamentable». Nunca pide cuentas a Dios, considerando incluso
que es al revés, que los miles y millones de crímenes cometidos no son
imputables a Dios, sino a los hombres, a la locura humana.
b. En medio de la noche me encontré con el Dios
vulnerable y herido
En su diario recoge Etty «Mi vida se ha convertido en un
diálogo ininterrumpido contigo, Señor mío, un largo diálogo. Cuando
permanezco inmóvil en un rincón del campo, los pies clavados en tu tierra, los
ojos alzados hacia tu cielo, a veces se me inunda el rostro de lágrimas, única
manifestación de mi emoción interior y de mi gratitud, (...) y ésa es mi
oración».
Cada vez que un ser es humillado y herido en su carne y en
su corazón, cada vez que un ser es asesinado, es a Dios a quien se hiere. Cada
vez que un ser se hunde en la desesperación, cede a la rebeldía y llega incluso
a negar toda posibilidad de existencia de Dios, es Dios quien resulta expulsado
de este mundo; porque si Dios es un Dios escondido, es ante todo en lo
más secreto de cada individuo donde se esconde.
Muchos son los que se preguntan en un campo de
concentración. ¿Dónde está Dios? Dios nos ha abandonado, pero no, Dios está
aquí en medio de nuestro dolor y sufrimiento. Es el Dios abandonado y herido en
tantos hombres que en silencio sufren le dolor del sinsentido.
Etty Hillesum habla de «un pozo muy profundo» dentro
de su ser, y en lo más hondo del mismo está Dios. Dios se encuentra, pues, a la
vez herido, sin abrigo y sin ayuda, semejante a ese viajero evocado en
la parábola del buen Samaritano, agredido por unos malhechores, «despojado y
molido a palos», y abandonado luego, medio muerto, al borde del
camino.
Dios yace en las cunetas de la historia azotada por la
guerra, «medio muerto» entre las ruinas del amor. Medio muerto por la
traición, por las violencia sufridas, así como por el olvido, la indiferencia y
el abandono. La guerra no asola ni arrasa únicamente las ciudades, los campos,
los bosques y las poblaciones, sino sobre todo a la gente y los corazones de
los super vivientes. «¡Qué grande es el desamparo interior de tus criaturas
terrenas, Dios mío! Te doy gracias por haber traído hasta mí a tantas personas
sumidas en el abandono.
¡Dios mío! Te doy gracias por haber traído hasta mí a tantas
personas sumidas en el abandono. Eres el Dios escondido, su desamparo atraviesa
su desnudez. Y tengo ante mí un pequeño despojo humano, desesperado y que no
sabe cómo seguir viviendo. Entonces comienzan mis dificultades. No basta con
predicarte a ti, Dios mío, para hacerte presente en el corazón de los demás. Hay
que dejar expedito en los demás el camino que conduce a ti...». He ahí lo que
supo ver Etty Hillesum, el modo en que percibió el inaudito infortunio de su
tiempo: ella sintió sus consecuencias hasta en las entrañas del tiempo,
del mundo, de la humanidad. Y entiéndase aquí la palabra «entrañas» en
toda su densidad: «intralia: se refiere a lo que está en el interior»,
la parte del cuerpo que contiene los órganos reproductores de la vida, el hogar
de la fecundación y de la gestación y, por extensión, la parte más íntima, más
esencial, del ser humano, la sede de sus emociones, de sus sentimientos (matriz).
Oscuro terreno donde el espíritu y el corazón hunden sus raíces. Es interesante
también observar que en hebreo las palabras «compasión» o «misericordia» (hesed)
derivan de la misma raíz que la palabra «matriz» (rahamin)
c. Vivir en los brazos de Dios
Dice Etty: «No me siento en las garras de nadie, sólo me
siento en los brazos de Dios, por decirlo de una forma hermosa. Da igual que
este aquí en una pobre habitación en el barrio judío, o tal vez en un campo de
trabajo bajo la custodia de la SS. Creo que siempre y en todas partes me
sentiré en los brazos de Dios. Tal vez me destruyan físicamente, pero nada más.
Tal vez caiga presa de la desesperación y tenga que soportar unas carencias que
no pueda imaginarme ni en mis fantasías más sombrías. Y, sin embargo, todo es insignificante
si se mide con el inmenso sentimiento de confianza en Dios y con las
posibilidades que ofrecen las vivencias interiores. Puede ser que lo subestime
todo». «Hay gente, de verdad que la hay, que, en el último instante, antes de
ser deportados, ponen el aspirador y los cubiertos de plata a buen recaudo, en
lugar de a ti, mi Señor. […] Y dicen, no caeré en sus garras. Y olvidan que no
pueden estar en las garras de nadie cuando estamos en tus brazos. Ahora estoy
empezando a estar un poco más tranquila, mi Señor, por esta conversación
contigo.
d. Esperanza desde el infierno
Si La vida es bella…a pesar de todo. Dice Etty: «Estoy
dispuesta a todo, me iré a cualquier lugar del mundo, adonde Dios me envíe, y
estoy dispuesta a testificar, en cada situación y hasta la muerte, que la vida
es hermosa, que tiene sentido y que no es culpa de Dios sino nuestra, que todo
haya llegado hasta este punto». «Me siento como el recipiente de un pedazo de
vida valiosa sobre la que tengo toda la responsabilidad. Me siento responsable
por ese gran y hermoso sentimiento vital que hay en mí, que tengo que mantener
intacto a través de estos tiempos hacia una época mejor».
IV SI TE DECIDES A SEGUIR AL SEÑOR PREPARATE PARA LA
PRUEBA
Antes o temprano seremos probados. La prueba es parte del
proceso. Jesús dijo a Simón: Satanás va a zarandearte como trigo en la criba
pero yo he pedido por tí para que tu fe no desfallezca, tu cuando vuelvas
confirma a tus hermanos (Lc 22, 31-32).
La prueba es un tiempo de purificación que Dios permite.
Para renacer es preciso morir, para construir se precisa derribar. No podemos
pasar por alto la purificación de lo que se nos apega por el camino. Se precisa
la destrucción de (nuestro ser ideal) cuanto hay de artificial para que pueda
emerger nuestro ser verdadero.
A menudo construimos sobre apoyos infirmes, nos apoyamos en
nuestros talentos, nuestras capacidades e incluso virtudes porque nos dan seguridad,
estima reconocimiento. Necesitamos anclarnos en Dios como nuestra verdadera
riqueza.
El tiempo de purificación nos ayudará a quitar nuestras máscaras
y falsas seguridades para ganar el libertad y autenticidad. Vivimos sometidos a
la tentación de esconder, arrinconar o maquillar la fragilidad. Pero todo
aquello que se ignore o se reprima acabará erosionando más pronto o más tarde
la vocación. A través de la prueba experimentaremos la caída de los falsos
apoyos y el empobrecimiento que nos ayude a poner la identidad allí donde
realmente está.
a. La noche de la prueba
En la noche espiritual el hombre se descubre pobre e incapaz
de cualquier bien y cualquier amor, y capaz de caer en todos los pecados. La
pérdida de fervor genera una experiencia dolorosa que conlleva disgusto de las
cosas espirituales. Ver que ha entregado su vida a Dios y verse incapaz del más
insignificante movimiento hacia él constituye un terrible sufrimiento. Da la
sensación de haber perdido el sentido de la consagración y de la misma vida. El
fruto de esta prueba es impedir al hombre toda posibilidad de apoyarse en el
bien de que es capaz para que la misericordia divina se convierta en el único
fundamento de su vida.
La prueba con el progresivo empobrecimiento es la
oportunidad de un giro (conversión) para que no nos apoyemos en nuestro amor a
Dios sino en el amor que Dios nos tiene. Dios no me ama a causa del bien de que
soy capaz, o del amor que le tengo, sino que me ama de manera absolutamente
incondicional, en virtud de él mismo.
Este giro supone una inmensa gracia, que el cimiento de mi
vocación y mi vida no sea yo sino exclusivamente Dios. Este vuelco en nuestra
vida conlleva paralelamente un empobrecimiento y una revelación de Dios que me
invita a vivir con plena confianza y agradecimiento en él.
b. Acogernos en la desnudez de nuestra fragilidad
La prueba no solo se refiere a las circunstancias externas.
A poco que se profundice se descubre que tiene que ver con la estructura de la
personalidad. Los factores externos sacan a la luz una realidad que le ha
pertenecido siempre. en la prueba salen a la luz las verdaderas motivaciones.
¿quién soy?, ¿a dónde voy?, ¿cuál el sentido de mi vida? A través de
circunstancias y situaciones inesperadas vemos tambalear nuestra vocación. La
fragilidad tiene diferentes matices y colores: fracasos, impotencias, golpes,
pérdidas, sufrimientos, enfermedades, depresiones. Dios como buen alfarero se
vale de las circunstancias incluso de nuestros propios pecados privándonos de
bienes para ofrecernos un bien mayor. Supone una purificación a veces dolorosa.
El hombre no se hace agradable a Dios por las obras sino por la fe y confianza
en él, debe de dejarse hacer la obra de Dios. La crisis o la prueba no es un
mero accidente sino una oportunidad para hacer experiencia de Dios. Dios se
manifiesta como el fiel y me invita a aceptar la prueba como corrección e
invitación al abandono confiado.
c. La impotencia en la prueba
En medio de la prueba perdemos el control, por muchas
vueltas que damos, vemos que la solución no está en nuestras manos. Nos
sentimos pobres y desamparados. Aún a pesar de todo aún nos queda la
posibilidad de creer, esperar y de amar. Aún cuando nada podemos hacer siempre
podemos perseverar en el amor que se expresa en la confianza y abandono en Dios.
Creer que Dios que es fiel no nos abandona esperar que el actuará en su momento
oportuno.
En medio de la prueba y de la impotencia Dios ha de ser para
nosotros nuestra roca firme y certeza liberadora. Si yo no puedo hacer nada,
desde el momento en que creo, espero y amo algo ocurre en el plano de lo
invisible en donde damos paso al actuar de Dios confiando en su misericordia,
el amor, aunque pobre e impotente en apariencia, siempre será fecundo en el
momento oportuno.
V. EL ARTE DE SUFRIR. DAR LUGAR AL SUFRIMIENTO
Dice W. Rathenau en las Cartas a un amante: «Toda violencia
cometida en este mundo prolifera. Igual que cada de uno de sus actos. Estamos
aquí para cargar con una parte del sufrimiento del mundo ofreciéndole nuestro
corazón, no para agravarlo mediante un acto de violencia. Sea buena con su
sufrimiento, y él también será bueno con usted. Sé que sufre, y siento este
sufrimiento con usted. El sufrimiento aumenta con nuestros deseos y nuestros
rechazos. Pero si lo acogemos con mansedumbre, se sosiega y adormece como un
niño. ¡Hay tanto amor en usted…! Diríjalo entero hacia los seres humanos, los
niños, las cosas, e incluso hacia usted misma y hacia su dolor. No se encierre
en su soledad, niéguese a encerrarse en ella. Supere ese encerramiento. Mire a
su sufrimiento cara a cara: no es nada». «Cuando digo: de una u otra manera he
ajustado cuentas con esta vida, eso no es resignación. […] ¿Qué quiero entonces
decir en realidad? No diga como he vivido ya mil veces y también he muerto ya
mil veces, ya no puede llegar nada nuevo. Cada muerte engendra nueva vida.
Aceptar nuestros límites y fragilidad es la oportunidad de reconocer que Dios
es el artífice de la nueva creación.
a. El arte de aprender a morir
Erich Fromm en su obra el arte de amar nos introduce
que el verdadero amor conlleva la donación y la muerte de uno mismo. Todo
proceso de maduración en el amor supone un dejar atrás los hábitos del pasado
para abrirnos a nuevos dinamismos del Espíritu en un constante proceso
pascual de muerte y resurrección.
En el crecimiento espiritual se avanza abajándose,
decreciendo el yo para que aparezca el tú y el nosotros. Avanzamos por estadios
que suponen renuncia, abandono, muerte hasta llegar al momento del abandono
final en manos de Dios.
Hemos de hacer la experiencia de perder progresivamente el
control de la situación para dejarnos guiar y abandonarnos en manos de Dios. Renunciar
un perfeccionismo legalista e individualista para caminar con los demás por
vías aparentemente menos perfectas pero más fraternas y solidarias. Renunciar a
nuestros pedestales imponiendo una ideología para embarrarnos con la gente más
baja participando con ellos en una obra común. Renunciar a la pretensión y
presunción de una élite de gente privilegiada garante del control y poder para
vivir al servicio de los más pobres considerándoles superiores a mí.
b. La prueba del dolor
Aunque tratemos de evitar o aliviar el dolor no siempre
podremos eliminarlo, hemos de aprender a convivir con él. Al aceptar el
sufrimiento que conlleva la vida podemos aprender a descubrir su valor
redentor. Dios no evitó a su Hijo la prueba del dolor. La prueba del dolor nos
abre a un tiempo de purificación. El amor se aquilata en medio del dolor y la
amargura se transformara en dulzura si lo ofrecemos como acto de amor. La
prueba lejos de ser un castigo una condenación puede ser convertida en
bendición. Lejos de revolvernos contra nosotros mismos, con los otros y con
Dios maldiciendo y refunfuñando por dentro podemos experimentar que la vida
incluso en medio del dolor es infinitamente bendita y valiosa.
A través del sufrimiento se nos abre una vía de
conocimiento del amor de todo un Dios que sufrió por nosotros para que no
nos sintiéramos lejos por el dolor. Será una oportunidad de ofrecerlo y unirlo
al dolor redentor de Cristo. La leve y pasajera aflicción y tribulación no
caerá en vacío sino se convertirá en un caudal eterno de gloria.
El dolor es la llave de entrada en la sabiduría de la
cruz. Es necesario que nuestra sabiduría humana se tambalee y se derrumbe
para ser purificada y elevada a una sabiduría divina infinitamente más valiosa
y fecunda.
c. La aceptación del sufrimiento
No seremos capaces de renacer y transformar nuestra vida
sino es por obra del Espíritu. Se precisa acoger la vida en su integridad tanto
en lo positivo y gratificante como en lo negativo que comporta dolor y
sufrimiento. Dios puede sacar provecho de todo, tanto de lo bueno como de lo
malo, de lo positivo como de lo negativo. Sólo Dios en su misericordia, en su
amor y sabiduría infinita es capaz de obtener o sacar un bien de un mal. Dios
puede escribir recto a través de renglones torcidos. Todas las cosas contribuyen
al bien de los que aman a Dios. En la aceptación del sufrimiento abandonándonos
en Dios encontramos nuestra fuerza.
Dice Etty Hillesum en su diario: “desde el momento en que me
he mostrado dispuesto a afrontarlas, las pruebas siempre se han transformado en
belleza”. El auténtico mal no es tanto el sufrimiento sino el miedo al
sufrimiento. Si lo acogemos con confianza y nos abandonamos con paz y confianza
en manos de Dios, él nos purificará, nos hará crecer en el amor. El miedo al
dolor, por el contrario, nos endurece y nos encorseta en actitudes protectoras
y defensivas. Como dice Etty: “Los peores sufrimientos del hombre son los que
se temen”.
VI LA PRUEBA COMO CAMBIO DE REFERENCIA
El hombre, un ser limitado en sus aspiraciones, se
experimenta en búsqueda constante. En esta búsqueda el hombre se extravía
tomando caminos que más que acercarlo lo alejan de Dios. Entonces el hombre
experimenta el silencio y la ausencia de Dios. Nuestros caminos no son sus
caminos. Dios no se deja encontrar donde el hombre se obstina en buscarlo. Al
hombre se le pide abandonar sus seguridades y abandonarse en Dios. El perder
nuestros apoyos significa una forma de muerte. Todo nacimiento implica muerte.
La verdadera conversión comienza cuando aceptamos que Dios es totalmente Otro,
distinto a nuestras lógicas, pensamientos y sentimientos y dejamos que sea él
quien nos conduzca donde solamente él sabe y quiere.
a. La prueba como fase desestructurante
Dios no es un objeto que podamos dominar, poseer o
manipular. No es un ser mensurable ni controlable por medios humanos. La prueba
es un modo que Dios tiene para desestructurar al hombre. A través de
situaciones que no esperábamos misteriosamente Dios sale a nuestro encuentro de
formas impredecibles. El mismo Dios arranca al hombre de sus cálculos,
costumbres y sueños y se revela inesperadamente a través de situaciones que
trastocan y trastornan su vida.
b. El valor de caminar en la oscuridad
En medio del desierto y la oscuridad de la noche del sentido
el hombre descubre que más importante que la búsqueda de Dios por parte del
hombre es la búsqueda del hombre por parte de Dios. El protagonismo no es del
hombre sino de Dios. Es Dios que sale a nuestro encuentro en medio de la
oscuridad y el silencio. Pero para ello el hombre necesita pasar por la
experiencia dolorosa de perder progresivamente el control, de no ver claro, de
no comprender. Igual que el oro se purifica en el crisol del fuego también
nosotros somos purificados en la humillación. La prueba de la purificación pone
de manifiesto lo que hay en nuestro corazón. Todos tenemos necesidad de esa
purificación para que él ocupe el centro de nuestro corazón.
c. La base de la humildad
La humildad es la base y fundamento desde Dios construye. La
humildad es caminar en verdad. Un corazón humilde Dios no lo desprecia o en
positivo, lo que Dios más aprecia es encontrar un corazón humilde. Es fácil
vivir en la pretensión de autosuficiencia creyendo que todo lo dominamos, lo
sabemos, lo podemos. Nos dejamos conducir por Dios en la medida que no nos
fiamos de nosotros mismos. La humildad consiste en caminar sobre las aguas
reconociendo nuestros falsos apoyos. Este desprendimiento de los apegos a
nosotros mismos, a los otros y a las cosas es necesaria para esta libertad
interior que nos permita gustar de la intimidad con Dios. A esto responde la
exigencia primordial de amarás a Dios sobre todas las cosas, con toda tu mente,
corazón y fuerzas. Dios permite la prueba no tanto para verificar si lo amamos,
sino para llevarnos a amar más. Es imposible renunciar a un afecto sano y
profundo si no es por otro amor aún más grande.
d. La fase estructurante
Aceptando la prueba como gesto de predilección divina y
viviéndola como momento de purificación se entra en la fase estructurante o de
la reestructuración. Esto va a suponer una reorganización general de la
estructura básica de la personalidad. Se trata de reconstruir continuamente una
relación con Dios sin los falsos apoyos de vanas ilusiones, ídolos, sino
cimentada en la humildad, verdad, autenticidad.
Caminar en nuestra verdad supone poner de base su amor
incondicional. Esto nos lleva a vivir no bajo el temor sino bajo el amor
queriendo amar a Dios sobre todas las cosas y buscar a Dios en todas las cosas.
Dios no nos pide grandes cosas sino amarle en lo pequeño. La grandeza de una
obra no depende tanto del tamaño sino del amor que pongamos a lo que hacemos.
En todo buscar su gloria y su voluntad. Elegir a Dios en lo pequeño de la vida
cotidiana no pretendiendo ser un héroe o un santo sino dejando a Dios que nos
vaya haciendo santos y semejantes a él contando con nuestras limitaciones. La
elección de seguirle es consecuencia lógica de la seducción de su amor, una
respuesta de amor llena de gratitud y sencillez.
Surge en nosotros la confianza y el agradecimiento. La
confianza de que él nos conoce y nos acoge en nuestra fragilidad. La gratitud
de quien se sabe encontrado, salvado. Damos protagonismo a Dios. La primera
iniciativa siempre es suya. Si él no nos hubiese buscado y salido a nuestro
encuentro no lo habríamos encontrado nunca.
VII LA MISERICORDIA NUESTRO UNICO APOYO Y FUNDAMENTO
El hombre probado que ha descendido hasta el fondo de su ser
y ha experimentado su pobreza más radical, su auténtica nada, su absoluta
miseria es el que se abre a esta experiencia del amor incondicional de Dios que
llamamos misericordia. Feliz el hombre que lo espera todo de esta misericordia.
Sus fragilidades no le inquietan, ni se enfada con los demás porque no
responden a los que esperaba de ellos. Su apoyo en Dios le concede una gran
libertad interior.
En medio de la prueba en nuestra desnudez Dios nos revela su
rostro de misericordia, un Dios desnudo y desarmado abajado e inclinado para
curar nuestras heridas derramado todo su amor para besarnos, abrazarnos y
levantarnos a base de misericordia.
a. A la espera del mundo nuevo que habrá de venir
Etty confiesa en su diario: “He notado que, en cualquier
situación, incluso en las más duras, al ser humano le crecen nuevos órganos
vitales que le permiten seguir adelante. En este sentido sólo cabe decir, Dios
es misericordioso. «Dios mío, estos tiempos son demasiado duros para gente tan
frágil como yo. Sé que después llegarán otros tiempos más humanos. Me gustaría
tanto seguir con vida para transmitir a esos nuevos tiempos toda la humanidad
que, a pesar de todo lo que experimento a diario, llevo dentro de mí. Es la
única manera de preparar los nuevos tiempos, preparándolos ya en nuestro
interior. En alguna parte me siento muy ligera, sin ninguna amargura, tengo
mucha fuerza y amor. Me gustaría seguir con vida para ayudar a preparar los
nuevos tiempos y para transmitir lo indestructible que hay en mí a la nueva
época, que seguro que llegará. Está cada día más cerca, lo presiento”.
“Nadie puede entrar en el reino de Dios si no nace de nuevo
del agua y del Espíritu” (Jn 3, 5.) Los nuevos tiempos, los cielos nuevos y la
nueva tierra se inauguran no ha través de las conquistas terrenas sino
dejándose cautivar y enamorar por Dios. El hombre reclama la libertad, pero
esta no la encuentra sino en su interior. “Donde está el Espíritu del Señor,
allí está la libertad” (2Co 2, 17). El hombre dispone en su interior de una
fuente de libertad que nadie puede arrebatarle, porque Dios es su fuente y su
garantía. Etty dice en su diario: “Aunque esté privada de libertad en este
campo de concentración he descubierto de mí una libertad interior que nadie me
podrá arrancar”.
b. Ayudar a Dios: un Dios vulnerable
Dice Etty: «Corren malos tiempos, Dios mío. Esta noche me
ocurrió algo por primera vez: estaba desvelada, con los ojos ardientes en la
oscuridad y veía imágenes del sufrimiento humano. Dios, te prometo una cosa: no
haré que mis preocupaciones por el futuro pesen como un lastre en el día de
hoy, aunque para eso se necesite una cierta práctica. Cada día es en sí mismo
suficiente. Te ayudaré, Dios, para que no me abandones, pero no puedo
asegurarte nada por anticipado. Sólo una cosa es para mí cada vez más evidente:
que tú no puedes ayudarnos, que debemos ayudarte a ti y así nos ayudaremos
nosotros mismos.
Su oración era una conversación, una conversación permanente
con un interlocutor mudo, privado de voz tanto por el salvajismo que imperante
como por el desmesurado dolor de las víctimas Tú te nos apareces pobre y
vulnerable sediento y mendigo. Todo lo que podemos salvar en esta época, y
es también lo único que cuenta: un poco de ti en nosotros, Dios mío. Quizá
podamos contribuir también a hacerte visible en los corazones martirizados de
los demás. (...) Cada vez me resulta más claro, en cada latido de mi corazón,
que tú no puedes ayudamos, sino que somos nosotros los que tenemos que ayudarte
a ti y defender hasta el final la morada que te da abrigo en nosotros»
«Oh Dios, apenas se puede aceptar y comprender el daño que
se causan entre sí estos seres a tu imagen y semejanza en estos tiempos
convulsos. Pero esa precisamente no es la razón por la que me encierro en mi
cuarto, Dios, mantengo los ojos abiertos y no quiero escaparme de nada, sino
que quiero entender y examinar a fondo incluso los crímenes más terribles. […]
No estoy en esta silenciosa habitación para sumirme en la contemplación de las
flores o para alabar a Dios con poetas y filósofos. […] Me encuentro cara a
cara con tu mundo, Dios, y no huyo de la realidad hacia bellos sueños – aunque
creo que junto a las realidades más crueles también hay sitios para los sueños
hermosos – y sigo alabando tu creación, Dios ¡A pesar de todo!»
c. Desenterrar a Dios en el corazón de los otros
Dice Etty: «Mi vida es en realidad un escucharme a mí misma continuo, un escuchar a los demás y a Dios. Y cuando digo que yo me escucho, entonces es en realidad Dios el que escucha en mí. Lo más esencial y lo más profundo de mí, escuchando lo más esencial y lo más profundo en el otro. De Dios a Dios». «No es suficiente predicar sobre ti, Dios mío, hay que encontrarte primero en el corazón de los demás. Hay que liberar en los demás el camino hacia ti Señor, y para eso hay que conocer bien el espíritu humano. […] A veces las personas me parecen casas con las puertas abiertas. Entro, deambulo por los pasillos y las habitaciones. […] Cada casa debería convertirse en una vivienda dirigida a ti, Dios mío. Y te prometo, te prometo que buscaré para ti vivienda y cobijo en tantas casas como sea posible, Señor. […] Hay tantas casas vacías, te alojaré en ellas como huésped de honor»
DIA 1: TU AMOR ES FIRME Y ESTABLE
Lectura cristológica.
El salmista comienza con una afirmación; El Señor reina
ceñido de poder, su trono esta firme y no vacila. Bien puede referirse a su
amor eterno e inamovible. El nos da firmeza a los débiles, infirmes y enfermos.
Aunque se levanten las olas del mar, más potente que el oleaje del mar es el
Señor.
La escena nos remite al pasaje evangélico cuando Jesús calma
la tempestad en medio de la travesía. Jesús increpa la tormenta y a una sola
voz calma la violencia del viento. Los poderes hostiles, personificados en el
oleaje del mar embravecido, son vencidos y apaciguados por su mandato. Jesús se
incorporó e increpó al viento y dijo al mar: ¡silencio, cállate!
Los discípulos quedan sorprendidos Dios que creo el universo
y que con su mano lo sostiene no deja que el caos domine su obra creadora, pone
un límite a las fuerzas del mal porque su amor es estable y dura por siempre. No
hay que sobresaltarse por el rugir de las olas que irrumpen, hay que asombrarse
contemplando como el Dios soberano a su orden somete toda la creación. ¿Quién
es este que hasta el viento y el mar le obedecen?
Sal 92
La imagen de Jesús en la barca exhortando a la fe y a la
confianza de sus discípulos es una invitación para toda la Iglesia. No tengáis
miedo, confiad en mí, confiad en Dios, yo he vencido al mundo.
Aunque vengan tempestades, soplen los vientos huracanados, se
levanten las olas y parezcan cubrir la barca hasta el punto de creer que
perecemos, tenemos a quien acudir, en quien confiar.
Más grande y poderoso que el oleaje del mar y los vientos de
los cielos es tu amor que reina sobre todo y sostiene todo. Tu Señor reinas
sobre la tierra y el mar. La grandeza y firmeza de tu amor es lo que nos da
estabilidad. Tu amor es eterno y fiel, por eso nuestra vida está segura y no
vacila.
DIA 2: CUANDO SE MULTIPLICAN LAS PREOCUPACONES TU
ME CONSUELAS
Lectura cristológica.
Cristo se sometió con mansedumbre a los que le maltrataban e
injuriaban. Aunque atenten contra la vida del justo y condenen a muerte al
inocente el Señor es mi alcázar y auxilio.
Jesús salió en defensa de los huérfanos, las viudas,
enfermos y desvalidos. A Cristo, siendo inocente, lo acusaron y sentenciaron es
reo de muerte. En nombre de la ley ejecutaron al inocente. Pero nada pudieron
hacer para que se llevaran a cabo los designios de Dios.
Jesús se hace solidario de la causa de los pobres. Todo lo
que hicierais con el más pequeño a mí me lo hicisteis. Tu rostro se esconde en
el rostro de los más pobres. Que no me quede frio e indiferente. Enséñame a
reconocerte y a entender lo que quieres decirme en los acontecimientos que
vivimos.
Sal 93
Aunque los malvados trituran al pueblo, asesinan y degüellan
a los desvalidos, se jactan diciendo Dios no se entera, se ha olvidado de su
pueblo, aunque parezca que el Señor rechaza a su pueblo y abandona su heredad,
el Señor aguarda en silencio y sabe que los pensamientos del hombre son
insustanciales. Dichoso el hombre que confía en ti, adquirirá un corazón
sensato.
Hoy asistimos a un mundo donde parece que vencen los
poderosos. Son tantas las víctimas de la opresión y la injusticia. Asistimos
perplejos al maltrato y asesinato de indefensos, desvalidos, emigrantes, ¿Quién
desenmascará tanta injusticia y alzará la voz de los que no tienen voz?
Tienen ojos y no ven, oídos y no oyen, han cerrado su
corazón. Instrúyenos para ver lo que tu ves y rechazar lo que tu rechazas.
Purifica nuestro corazón para que adquiera la confianza de latir al compás de
tu corazón.
DIA 3: ESCUCHAR SU VOZ Y ENTRAR EN SU DESCANSO
Lectura cristológica.
El salmista exhorta a escuchar su voz y entrar en su
descanso. Jesús insiste a sus discípulos en la necesidad de orar. No andéis
preocupados y agobiados mi Padre sabe de lo que tenéis necesidad.
No creed que Dios os escucha por vuestras muchas palabras y
largas oraciones. El Padre mira el corazón y sabe de lo que tenéis necesidad,
Pedid con fe y confianza y vuestro Padre que en lo secreto os recompensará.
Pedid y se os dará, llamad y se os abrirá. Todo el que pide
recibe y al que llama Dios le abre la puerta. Si vosotros que sois malos sabéis
dar codas buenas a vuestros hijos con más razón vuestro Padre dará el Espíritu
Santo a quienes se lo pidan.
Sal 94
La llamada y la vocación (ad vocare) se renueva cada
día. Cada día es un comienzo para entrar en el hoy de Dios. Con razón este
salmo se utiliza como invitatorio al comenzar cada mañana el oficio divino.
Entremos en su presencia dándole gracias. El hombre es invitado con toda la
creación a entrar en este himno de alabanza y acción de gracias. El dirige y
sostiene todo lo que crea, suyo los cielos, la tierra, el mar; en sus manos las
simas de la tierra y las crestas de los montes. El modelo con sus manos su obra
creadora.
Estamos en sus manos y continua su obra santificadora hasta
el final de los tiempos en que el Padre recapitulará todo en él. A los que
llamó los justificó y los santificó derramando su Espíritu en nuestros
corazones. Colaboremos en su obra creadora y santificadora de humanización y
divinización secundando la obra del Espíritu.
Dios no es solo el Creador sino el Salvador y el
Santificador, quien nos sacó de nuestra esclavitud, nos introdujo en la tierra
prometida y con su mano providente nos guía. Nuestra tierra prometida eres tú.
Haznos dóciles a tu voz, no dejes que se endurezca nuestro corazón
desatendiendo tu voz y siguiendo nuestros caminos. Felices los que escuchan mi
palabra y la ponen en práctica.
DIA 4: CANTAD AL SEÑOR UN CANTICO NUEVO
PROCLAMANDO SU OBRA
Lectura cristológica.
El evangelio es el canto de la buena noticia que estamos
llamados a proclamar. Debe responder al reconocimiento de la acción de Dios.
Pueblos todos exulten y prorrumpan en acción de gracias por lo que Dios hace
con nosotros. Solo él es grande y digno de alabanza. El reinado del Señor es la
buena noticia. El gobierna a su pueblo con amor y fidelidad. Que hermoso es su
amor. Que hermosos los pies del mensajero que anuncia la buena noticia.
Jesús envía a sus discípulos a proclamad la buena notica a
todos los pueblos. Lo que visteis y escuchasteis en la intimidad anunciadlo
desde los terrados. Este canto no debe cantarse solo con la boca sino con el
corazón enardecido. No hay mejor alabanza que el testimonio vivo de su amor
operante en nosotros. A la palabra debe preceder el testimonio.
Sal 95
El salmista exhorta a prorrumpir en alabanza ante el
esplendor de su obra. Venid, entrad, reconoced, adorad, cantad, publicad,
proclamad. Es un cántico nuevo exultante de júbilo por la victoria de nuestro
Dios. A Dios se le alaba por su salvación realizada en Cristo.
Que no cese nuestro canto, que no se apague el amor que
mueve a la alabanza. o anunciamos un mensaje frio repetitivo. El cántico es
nuevo cada día porque cada día se renueva el encuentro que produce asombro,
estupor, fervor, gozo. Anunciamos lo que hemos visto y oído. Cada día
estrenamos un nuevo día, un amanecer nuevo una esperanza nueva que nos hace
prorrumpir en un canto que se extiende a toda la creación. Alégrese el cielo,
goce la tierra, retumbe el mar, vitoreen los campos, vitoreen su nombre,
proclamad su victoria.
DIA 5: EL REY SOBERANO QUE REINA CON AMOR
Lectura cristológica.
Jesús rey soberano se despojó de todo poder. No vino con la
fuerza a imponer su verdad, sino que su poderío fue el del amor. El que estaba
encumbrado en los cielos bajó a la tierra y se despojó de su grandeza tomando
la condición de siervo.
El Hijo del Hombre no ha venido a ser servido sino a servir
y ofrecer su vida en rescate de muchos. Su séquito real no fue el cortejo
aterrador que nos abrumase con terror sino que se presentó a nosotros pobre y
humilde para atraernos con su amor.
Cristo muriendo en la Cruz quiso gobernar el mundo
inaugurando un reino nuevo que tiene como primacía el amor. Alegraos los
humildes de corazón y celebrad la grandeza de su amor. Que se postren ante él
todos los hombres. Nuestro rey no es como los que tiranizan a sus súbditos, es
un rey bondadoso que ama y protege a los que se sienten oprimidos y desvalidos.
Sal 96
Al contrario del primer Adán que quiso autodivinizarse
queriendo ser como Dios pero sin Dios, usurpando su poder, el nuevo Adán Cristo
no quiso arrogarse su condición divina sino abajarse así mismo hasta someterse
en obediencia hasta la muerte y muerte de Cruz.
Alegrémonos porque el Señor reina ceñido con su amor un
reino perenne. Tu amor y fidelidad son el fundamento inamovible de mi fe y mi
esperanza. Has dado a mi corazón más alegría que cuanto el mundo puede ofrecer.
Alegraos los pobres y humildes de corazón, celebremos y proclamemos la obra de
su amor.
Jesús nos invita a participar de su reinado no creyéndonos
dueños, adueñándonos de la obra de sus manos sino reconociendo al Rey soberano
dueño de todas las cosas. Su reinado es un poderío de amor y de servicio.
Nosotros somos humildes siervos, colaboradores, administradores en su gran obra
de salvación.
DIA 6: EL SEÑOR REVELA SU SALVACION A LOS HUMILDES
Lectura cristológica.
Cristo se ha revelado y se deja ver. El Señor hace pública
su victoria y se revela a los humildes. Aunque todos somos beneficiarios, lo
ven los limpios de corazón y se alegran. El Señor gobierna a los que se dejan
gobernar, salva a los que se dejan salvar.
Cristo es la luz verdadera que vino a alumbrar a todos. La
luz vino al mundo, pero muchos se cerraron a ella. Muchos cerraron su corazón,
dejaron oscurecer sus ojos y endurecer su corazón. Vieron su obra, pero no
creyeron, no le reconocieron porque buscaron su propia gloria, estima,
reputación.
Sal 97
Los confines de la tierra contemplan la victoria de nuestro
Dios. Retumbe el mar, aplaudan los ríos, aclamen los montes el Señor llega para
regir la tierra. Dios que es el Señor de todo sirve se abaja a servir, porque
el que ama se pone al servicio del que ama. Toda la Providencia deja manifiesto
un reinado que es de servicio. Sirve el mar, sirve el agua, sirve la lluvia,
sirve el viento, sirve el arroyo, sirve el surco, sirve la tierra proveyendo de
bienes a los que en ella habitan. También nosotros estamos llamados a reinar
sirviendo. Dichosos aquellos a los que el Señor encuentre sirviendo. Quizás te
preguntes ¿a quién? Él nos responderá lo que hiciste con el más pequeño a mí me
lo hicisteis.
DIA 7: SOLO EL SEÑOR ES BUENO; SANTO; FUENTE DE
SANTIDAD
Lectura cristológica.
Este salmo invita a dar gloria a nuestro Dios. El
trisagio, triple referencia al Dios santo, nos muestra la obra de la
Trinidad en nosotros. El Padre consagra a su Hijo para nuestra redención y nos
envía el Espíritu para nuestra santificación. Por ellos me consagro para que
ellos sean santificados (cf. Jn 17).
Jesús nos enseña en su oración a que el nombre de Dios sea
santificado reconociéndolo Señor de todo y buscando su reino de paz y justicia.
No llaméis a nadie bueno o santo porque solo Dios es santo y fuente de
santidad.
Jesús se ofrece en la cruz para restaurar un nuevo culto
rompiendo el velo que nos impedía ver a Dios. Nos ha dado acceso al Santo de
los Santos y hemos contemplado su gloria, majestad y poder. Tú la fuente de
santidad que nos invita a todos a participar de tu santidad. Venid a las
fuentes de aguas vivas donde el amor brota y fluye eternamente para beber del
agua viva que rejuvenece.
Sal 98
Quiero Señor ensalzarte y reconocer tu grandeza, sobre todo
tu infinita misericordia. Conozco el abismo que separa tu santidad y mi bajeza.
Tú has sido para mí un Dios de perdón que movido por tu amor me llamas a
entablar una relación de amistad. Como el profeta siento mi indignidad. Toca y
limpia mis labios impuros, que tu Espíritu recree tu imagen teñida por mi culpa
y haga surgir un corazón nuevo. Que tu Santo Espíritu nos santifique, ilumine
nuestra mente, fortalezca nuestra voluntad para consagrar nuestra vida a tu
servicio según tu santa voluntad.
DIA 8: RECONOCED QUE SOMOS SUYOS, EL PUEBLO DE SU
PROPIEDAD
Lectura cristológica.
Cristo nos ha abierto el acceso al Padre. Yo soy la puerta,
nadie va al Padre sino por mí. Cristo lleva a cabo la obra que el Padre le
confió. Yo les he manifestado tu nombre, les he dado a conocer tu amor y tu
misericordia. Santifícalos en la verdad. Haz que sean completamente tuyos por
medio de la verdad.
Nuestra oración está dirigida al Padre en la persona de
Cristo. Entramos en la presencia del Padre en Cristo. Por Cristo, con él y en
él a ti Dios Padre omnipotente en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y
toda gloria.
Surge en nosotros un cántico de reconocimiento,
agradecimiento y alabanza que se extiende a toda la creación. Aclamemos todos
la grandeza y bondad de nuestro Dios. Sirvamos al Señor con alegría
reconozcámosle como el Señor de nuestras vidas.
Sal 99
Este salmo nos invita a reconocer el fundamento de nuestra
fe. El Señor es bueno, él nos creó, somos obra de sus manos. Él no solo nos hizo,
sino que nos rehízo, nos redimió restableciendo nuestra amistad con él. Él nos
santifico haciéndonos el pueblo de su propiedad para cantar sus alabanzas.
Que el reconocimiento de su fidelidad nos lleve a proclamar
un canto de alabanza. Su bondad y lealtad dura por siempre, su amor eterno e
inconmovible. Jesús es el verdadero pastor y salvador del pueblo, la mayor
prueba de la bondad de Dios y su fidelidad eterna. También nosotros estamos
llamados a proclamar su misericordia y su fidelidad.
DIA 9: PARA TI MI MUSICA. VOY A CANTAR
TU BONDAD Y FIDELIDAD
Lectura cristológica.
Jesús viene como luz a brillar en las tinieblas. Él es la
luz para los hombres. Él quiso hacer brillar su luz en nuestros corazones. No
se enciende una luz y la encierra en una vasija sino la pone sobre el candelero
para que brille. Así nuestra vida debe alumbrar delante de los demás para que
todos vean el bien que hacéis y alaben por ello a vuestro Padre. No dejéis que
en vuestro corazón reine la maldad y que vuestro ser luminoso se llene de
oscuridad.
Él ha dado más alegría que cuando abunda el vino. Él ha
puesto un canto de alabanza en nuestros labios. Nuestra vida canta su bondad y
fidelidad, por eso andaré con rectitud. Entonad el cántico nuevo que canta toda
la creación. Mirad los lirios del campo como el Señor los cuida y viste de
hermosura. Cuida de lo más pequeño y que parece que no vale. Hasta la hierba
con la que das alimento al ganado. Acaso vosotros no valéis más que todas sus
creaturas. Que no cese vuestro canto, que no se enfríe el amor.
Sal 100
Que bello despertar cada día con un canto, el canto habla lo
que siente el corazón. Toda la creación entona al unísono una bella melodía. Te
cantan los pájaros, las flores, los campos, las mieses que desbordan de tu
bondad. Tu eres el objeto de nuestro canto. Cantaremos para ti.
Danos ojos para descubrir los pasos humildes de tu
presencia, la semilla de tu presencia en todas las cosas, incluso las más
pequeñas. Nada es insignificante porque tú cuidas con amor de todo lo que tú
hiciste.
Los de corazón engreído y arrogante se olvidan de cantar, de
agradecer. Cantad a Dios con un corazón agradecido, con salmos y cánticos
inspirados, todo lo que hagáis o digáis hacedlo todo en nombre de Jesús, dando
gracias a Dios Padre por medio de él.
DIA 10: UN DIOS POBRE Y DESNUDO
Lectura cristológica.
Este salmo es la oración del hombre pobre y desnudo que
clama a Dios. Este hombre pobre es Cristo que se hizo pobre por nosotros para
enriquecernos con su pobreza. Cristo encarna al pobre que ora y se refugia en
Dios. Cristo es el Dios encarnado que se inclina hasta hacer suyo nuestro dolor
y sufrimiento. El que no queda hundido en el dolor sino que nos dice tus años
no acabarán nunca. Estas llamado a participar del para siempre de Dios.
Jesús nos revela al Dios desnudo que no nos abandona, que
nos invita a entrar en su oración de abandono confiado en Dios. Es la oración
del pobre y afligido que derrama su llanto ante el Señor. Representa en toda su
crudeza un grito de socorro. El reconoce la fragilidad y caducidad de la vida y
al mismo tiempo se refugia en Dios reconociendo que su amor es firme. Este
salmo cobra toda su dramaticidad en la Pasión. Aunque mi vida se consume como
el humo pide que no lo abandone en la postrimería de la vida, cuando le fallan
las fuerzas. Dios mío no me abandones sálvame por tu amor. Levántate, Señor, y
ten misericordia de mí.
Sal 101
El salmo presenta con toda crudeza el que se consume en
medio del dolor y siente la amargura de la soledad. El salmo recurre a toda una
serie de imágenes que dan cuenta del desfallecimiento exterior y la soledad
interior. A este dolor se suma la actitud hostil de sus enemigos. Mis huesos se
queman como en brasas, con la violencia de mis quejidos se me pega la piel a
mis huesos. Como un ave solitaria en el tejado gime en su dolor, pero sabe que
ni una gota de su dolor se perderá ni caerá en el vacío.
Termina el salmo con la certeza de un Dios que no desatiende
el grito de auxilio. El Señor mira desde el cielo y se fija en la tierra.
Escucha los gemidos de los cautivos y se abaja a librar a los condenados a
muerte.
DIA 11: HIMNO A LA MISERICORDIA DE DIOS
Lectura cristológica.
Este salmo es un himno a la misericordia de Dios. El Dios
abajado a nuestra miseria, que escucha nuestro clamor y se inclina a sanar con
besos nuestras heridas.
Cristo nos revela el rostro misericordioso de Dios. No nos
trata conforme a nuestros errores ni nos paga según nuestras culpas. El perdona
nuestros pecados y cura nuestras heridas. Nos rescata de la fosa y nos levanta
de nuestra postración y nos corona de amor y de ternura. Como se levanta el
cielo sobre la tierra así se levanta su amor frente a los que acuden a él.
Cristo nos muestra el corazón de un Padre compasivo que
siente ternura por cada uno de sus hijos. Él nos ama de forma personal. El sale
al encuentro de cada uno de nosotros y no cesa en su búsqueda hasta
encontrarnos.
Sal 102
La experiencia de su misericordia saca de nuestro corazón un
canto de alabanza. El Señor puso en mi boca un canto de acción de gracias.
Proclamaré eternamente la misericordia de Dios. Al que se le ha perdonado mucho
es capaz de mostrar un gran amor. Te bendigo para siempre con todo el
agradecimiento de mi alma.
El salmista es invitado con todos los seres del cielo y de
la tierra a unirse a este cantico de alabanza. Servidores que cumplís sus
deseos bendecid al Señor, todas sus obras. Glorificad al Señor con vuestra vida
en toda circunstancia y lugar. Cantad sin fin la misericordia de Dios.
DIA 12: HIMNO A LA PROVIDENCIA DE DIOS
Lectura cristológica.
Jesús invita a sus discípulos a contemplar a Dios en todo lo
creado para moverles a confiar en su providencia. Mirad los pájaros como
vuestro Padre del cielo los alimenta. Mirad los lirios del campo como vuestro
Padre los viste de color. Incluso la hierba del campo con la que alimenta los
animales silvestres. Si Dios cuida de todos los seres incluso los más pequeños
y todo lo llena de su esplendor ¿no hará mucho más por vosotros?
Desde su morada riega los montes y sacia la tierra de su
acción fecunda. Hace brotar hierba y provee de forraje para los ganados, saca
pan de los campos y vino que alegra al corazón. Palabras que podrían leerse en
clave eucarística como alusión al pan del cielo, el gran don de Dios. Dios que
manifiesta su grandeza cuidando de la tierra y todos sus habitantes, quiso
mostrarnos que más grande que su poder es su infinito amor. Renunciando a su
poder quiso salvar al hombre abajándose hasta hacerse pan eucarístico, trigo
molido, pan de vida que nos sacia con su amor. No quiso darnos simplemente cosas,
sino que quiso donarse así mismo por amor.
Sal 103
Se nos invita a la contemplación de la obra majestuosa de
Dios en toda la creación que quiso coronar con la creación del hombre. Dios
poderoso creador y vivificador nos muestra su grandeza en un ritmo descendente
que abarca desde el cielo a los abismos. Las realidades celestes y las
terrestres.
Dios asentó la tierra, separó las aguas poniendo límites al
caos. Convirtió el estruendo de los mares en manantiales y riachuelos que
proveyesen de agua mansa que fecundara la tierra. Bendijo la tierra con toda
clase de seres que pastan y sestean en verdes prados. Junto a los campos
brotaron los cedros grandes y hermosos en cuyas ramas anidan los pájaros y toda
clase de aves.
De la contemplación surge la alabanza. Cuántas son tus obras
y que sabiduría demuestran. Todo responde a un orden establecido, el Señor
crea, conserva, alimenta vivifica. De la alabanza surge la invitación a la
providencia. Dios en su providencia dispuso que el hombre cuidara de la tierra.
Que se acabe el pecado y vuelva el hombre a su estado original. Para que Dios
no se arrepienta de poner al hombre a cargo de la tierra.
DIA 13: SOMOS OBRA DE SU BONDAD
Lectura cristológica.
Estos salmos forman parte de una meditación que narra los
hechos fundamentales de la historia del pueblo de Dios, la promesas de la
Alianza, la liberación de Egipto, la entrega de la tierra prometida. Estos salmos
responden a la meditación histórica Haggada de los hechos salvíficos que
vivió el pueblo de Israel pero no se quedan en el pasado sino que se actualizan
hoy. Estos hechos forman parte de nuestra propia historia. Por pura iniciativa
Dios nos ha hecho llegar a ser lo que somos, constituyéndonos su pueblo y nos
sigue dando forma para restablecer todas las cosas en él. Es por eso una
invitación a hacer memoria, recordad.
Esta historia de salvación tuvo como culmen la venida de
Cristo que lleva a cumplimiento los designios de amor hechos como promesa a lo
largo del Antiguo Testamento. Esta historia de salvación continúa hasta hoy
hasta su plenitud en la segunda y definitiva venida de Cristo para
recapitularlo todo en él. Dios cumple sus promesas y nos da en heredad su Reino
que no tendrá fin.
Sal 104
El salmo recuerda el primer pacto hecho con los primeros
padres; continua con la etapa en Egipto y la intervención de José; continua
después con la salida de Egipto y la intervención de Moisés; prosigue con la
marcha por el desierto y la entrada en la tierra prometida.
El salmo exhorta al reconocimiento de la fidelidad de Dios
cumpliendo sus promesas. El salmista descubre la mano de Dios que acompaña a su
pueblo, su protección ha sido constante y su intervención salvadora continua.
Invita a la acción de gracias: Dad gracias al Señor, recurrid siempre a él,
recordad las maravillas que hizo y confiad en él.
DIA 14: DAD GRACIAS AL SEÑOR PORQUE ES ETERNA SU MISERICORDIA
Lectura cristológica.
Dios ha sido fiel pese la infidelidad de su pueblo. Exhorta
al pueblo a volver al Señor pese su infidelidad confiando a su infinita
misericordia. Jesús increpa la dureza de corazón y la persistencia en el mal. A
pesar de haber visto con sus propios ojos los milagros que él hizo, no creían
en él. Han endurecido el corazón y no se vuelven a mí para que les cure. Si al
menos hoy reconocierais el tiempo de mi visitación.
Pese a nuestra incredulidad y terquedad Dios no cesa en
salir a nuestro encuentro. Como una gallina que trata de proteger a sus
polluelos así he querido reuniros en mi regazo. Se muestra como un padre
cariñoso incapaz de mantener su severidad con sus hijos. Abramos nuestro
corazón y recurramos a aquel que viene y puede salvarnos. Si hoy escucháis la
voz del Señor no endurezcáis el corazón.
Sal 105
Pese a las muchas y repetidas muestras de amor, el salmo invita
al reconocimiento del mal, la dureza y la perversión del corazón. Hemos pecado
contra tí. Recapacita en siete pecados capitales y exhorta a volver a él
reconociendo no solo su impiedad sino la infinita misericordia del Señor. La
falta de fe, la desconfianza, la idolatría, la obstinación, la rebeldía. Se
olvidaron de sus obras y prodigios se olvidaron de Dios y no se fiaron de sus
planes. Cambiaron la gloria de Dios adorando a ídolos.
Pero pese al pecado del pueblo Dios, el Señor miró sus
angustias, se compadeció y no los abandonó a su suerte, sino que los perdono,
los salvó y los rescato del poder del enemigo. El salmo concluye con una
exhortación y una súplica. Una exhortación: recurrid al Señor, recordad sus
prodigios, buscad su rostro. Una súplica: Sálvanos, no nos abandones y
volveremos a alabarte.
DIA 15: EL CANTO DE LOS REDIMIDOS
Lectura cristológica.
Este salmo que canta las proezas del Señor para con su
pueblo tiene su cumplimiento en Cristo. Que lo confiesen los redimidos por el
Señor, los que el rescató del poder el enemigo. No son hechos de una historia
del pasado sino que se actualiza en Cristo. No se trata de hechos genéricos
sino de hechos bien concretos que acontecen en la vida. La salvación de Dios se
opera en nuestra carne, en nuestra historia. En el momento culminante cuando
vagábamos desfallecidos y yacíamos en las sobras de la muerte por nuestros pecados
él envió su Palabra para salvarnos, curarnos, rescatarnos.
Dios cambió nuestra suerte. Resuena el estribillo: den
gracias al Señor por su misericordia, por las maravillas y prodigios que hizo
con nosotros. Aclamadlo, alabadlo, el Señor merece un canto armonioso. Recordad
estos hechos, guardarlos en vuestra memoria y proclamadlo de generación en
generación. El Señor ha sido bueno con nosotros porque es eterna su
misericordia
Sal 106
Como libró el Señor a su pueblo cuando caminaba por el
desierto y desfallecía de sed y de hambre; cuando le libró de la oscuridad de
la prisión guiándole a la luz de la libertad; cuando le libró de la enfermedad
dándole la salud; cuando le protegió del mar enfurecido para llevarlo a la
seguridad del puerto; así también nosotros invocamos al Señor en la adversidad,
en medio de nuestros desiertos, prisiones y tormentas y él nos libró.
Cuando pasemos por la aridez del desierto, cuando caigamos
en la apatía en que aborrezcamos todos los manjares, recordemos su bondad y
misericordia. El transformará nuestros desiertos en manantiales de agua. El
transforma el desierto en oasis, el erial en estanques de agua. Convertirá el
desierto en tierra fértil colmando el ansia de los sedientos.
DIA 16: INVOCACION INICIAL
Lectura cristológica.
Dios mío ven en mi auxilio. Cuándo estamos perdidos y sin
salida, ¿quién nos guiará? ¿quién nos protegerá en medio del desierto? Tenemos a
quién acudir, en quién confiar, quién nos puede salvar. Sálvanos con tu poder,
no nos abandones, respóndenos. Cristo puede transformar nuestra derrota en una
victoria. Cuando la ayuda del hombre es inútil él poder de su amor derribará al
enemigo. Porque tu bondad y misericordia es más grande que los cielos, porque
tu fidelidad alcanza las nubes. Sólo no puedo, necesito la mano que me salve.
Necesito tu luz, tu calma, la firmeza de tu brazo. Que tu mano salvadora nos
responda. Con tu auxilio haremos proezas.
Sal 107
Cada día empiezo la salmodia con la súplica: Dios mío ven en
mi auxilio, date prisa en socorrerme. Esta invocación la extiendo a todos, la
ansío para todos: Dios nuestro ven en nuestro auxilio, no nos abandones,
socórrenos. El hombre sin tu auxilio nada puede. El hombre no se salva con sus
fuerzas. Lo único que puede concedernos sosiego no es contar con nuestras
fuerzas sino con la oración humilde y confiada. Nada mejor que despertad cada
mañana con la suplica humilde del que todo lo espera. Más allá de nuestros
fracasos e infidelidades está tu amor más alto que los cielos y más profundo
que la hondura del abismo. Tu amor nos levanta y nos hace firmes. Tu amor es lo
que queda cuando ya no queda más. ¿Quién podrá separarnos del amor de Dios?
Nada ni nadie nos podrá separar del amor que nos ha manifestado Cristo Jesús.
DIA 17: ACTO DE CONFIANZA
Lectura cristológica.
Dios en quién confío, no estes callado, respóndeme. Yo que
soy un pobre desvalido y llevo mi corazón traspasado: Socórreme sálvame por tu
amor.
Es la oración del justo injustamente acusado, ajusticiado y
condenado a muerte que encarna Jesús en el momento de su Pasión. En su Pasión
lo insultaban y no devolvía el insulto; no profería amenazas. Al contario se
ponía en manos del que podía salvarlo y Dios atendió su súplica y lo salvó de
la muerte con la Resurrección.
Jesús ante la ofensa responde con el perdón para sus
ejecutores y quiso que esa forma de actuar fuera el distintivo de sus
seguidores.
Sal 108
Dios se revela como el abogado defensor de los pobres y
afligidos. Dios se puso atendió la suplica del pobre y lo salvo de sus
angustias. Los pobres no tienen a quién acudir porque los poderosos les dan la
espalda. No tienen armas para enfrentarse con los que están armados hasta los
dientes. Su única arma es la oración humilde de confiar en aquel que puede
salvarles.
También nosotros experimentamos la impotencia ante los
ejecutores del mal. Pongámonos a la derecha del pobre, del afligido, del que no
tiene protector y empuñar las armas de la justicia, no tomando la justicia por
nuestra mano, sino respondiendo al odio y la violencia con el perdón, tratando
de vencer al mal con el bien.
DIA 18: YO TE ENGENDRE ELDIA DE TU NACIMIENTO
Lectura cristológica.
Este salmo responde a la entronización gloriosa de Cristo
tras su Resurrección como rey, sacerdote y profeta. Cristo será glorificado y
sentado a la derecha del Padre. al final de los tiempos Cristo será entronizado
por encima de toda potestad. Cristo será ensalzado como rey de toda creación.
Extenderá el poder de su cetro y pondrá a sus enemigos bajo el estrado de sus
pies.
Como sacerdote inaugurará un sacerdocio eterno y como
profeta dictará sentencia contra todos los pueblos. Él es el Hijo, el
engendrado por el Padre antes de todos los siglos. Cristo es el ungido y
sacerdote eteno que ofrece el sacrificio perfecto y definitivo.
Sal 109
Este salmo puede leerse dentro del rito y la liturgia
bautismal. Nosotros por el bautismo estamos llamados a participar de la
realeza, sacerdocio y profetismo de Cristo. El hace un juramento solemne del
que nunca se retractará. Yo te prestaré mi auxilio y protección. Seré tu guía
perpetua.
Desde tu nacimiento te engendré como rocío y permaneceré a
tu lado para siempre. tu eres mi hijo yo te he engendrado para que goces de mi
amistad. Mientras dure tu camino te daré de beber del torrente de la vida para
reparar tus fuerzas.
DIA 19: TE DOY GRACIAS DE TODO CORAZÓN
Lectura cristológica.
Jesús busca la rectitud de corazón. Recuerdo y medito tu
santa alianza, la que estableciste con nosotros perpetuamente en el sacrificio
de la Cruz. Primicia de sabiduría es la sabiduría de la Cruz. Grande es el amor
que nos mostraste, digno de consideración para los que te buscan y te aman.
En la plenitud de los tiempos nos enviaste Padre bueno a tu
único Hijo que cumplió tus promesas por fidelidad a tu alianza. El llevó a cabo
la redención definitiva a través de su muerte y resurrección, el prodigio
espléndido de la instauración definitiva de tu Reino de amor.
El fundamento de nuestra vida lo sellaste con su sangre en
la entrega de tu vida. Recordamos y celebramos esta alianza en el sacrificio
eucarístico. Te nos das como pan para dar alimento a tus fieles.
Sal 110
El pueblo de la alianza celebra el pacto incondicional. Tu
alianza la sellaste para siempre, ratificaste para siempre tu alianza. Somos el
pueblo de tu propiedad. Celebrar tu alianza nos lleva a contemplar la
generosidad de tu corazón. Tu amor incondicional nos mueve a la alabanza y la
acción de gracias. Solo tú eres compasivo y misericordioso. Te damos gracias de
todo corazón. En verdad contemplar tus obras nos mueve a la alabanza a
reconocer al autor de todas las obras. Digno eres Señor de responder con la
ofrenda de nuestra vida. Tú mereces toda nuestra confianza y todo nuestro amor.
Por eso nos reunimos a celebrar tu pacto de amor en la gran
asamblea. Tu mereces nuestro cántico de alabanza. Acepta nuestra acción de
gracias, nuestra adoración y alabanza. Solo tu eres bueno, santo, fuente de
toda bondad y santidad. Acepta nuestra pobre ofrenda y bendícenos con tu
ofrenda para que tu amor y tu salvación alcance toda la tierra.
DIA 20: SI DECIMOS QUE AMAMOS AL SEÑOR TAMBIEN DEBEMOS
AMARNOS
Lectura cristológica.
Tu nos congregas en tu amor para que pasemos a amar a
nuestros hermanos. Tu nos repartes en abundancia tu amor para que
sobreabundemos en caridad y buenas obras. Dichoso quien amando al Señor se
vuelca a amar a sus hermanos. Esa será la prueba de nuestro amor a él.
Este es mi mandamiento nuevo que os améis como yo os he
amado. Si decimos que amamos a Dios al que no vemos y no amamos al hermano que
vemos somos unos mentirosos. Si alguien dice que vive unido a Dios y odia a su
hermano miente.
Dios es la fuente del amor y nos pide que nos amemos. El que
no ama no conoce a Dios porque Dios es amor. Si él se entregó por nosotros
también nosotros debemos amarnos unos a otros. A Dios jamás le vio nadie, pero
si nos amamos, Dios vive en nosotros y su amor alcanza en nosotros cumbres de
perfección.
Sal 111
Si Dios ha sido bueno con nosotros, también nosotros debemos
ser buenos con nuestros hermanos. Que vuestro amor no sean meras palabras, no
sea una farsa. Dichoso cuya caridad es constante, aquel que es clemente y
misericordioso, que reparte limosna a los pobres y da su mano al necesitado.
Si nuestro corazón está firme, seguro y anclado en el Señor
podremos sostener al infirme, cuidar del enfermo. Él nos dará lo que nuestros
hermanos necesitan y a la vez nos propondrá: lo que hicisteis con el más
pequeño de mis hermanos a mí me lo hicisteis.
DIA 21: QUIEN COMO DIOS (MI KA EL)
Lectura cristológica.
Este salmo encabeza los salmos de las grandes solemnidades
del pueblo (gran Hall El) entre las que destaca la cena pascual (Pesha,
Seder). El salmo se canta en la celebración de la Pascua y evoca la cena
pascual. La cena pascual adquiere en Cristo el cumplimiento de sus promesas. A
través de su muerte y Resurrección lleva a plenitud su obra salvadora. Él se
abaja para levantar al desvalido y sentarlo con los príncipes de su pueblo.
Jesús en el colmo de amor, enternecido de amor se abaja hasta nosotros para coronarnos
como príncipes de su pueblo. Él es nuestra Pascua, el alfa y el omega el
principio y fin, autor y consumador de nuestra fe.
Hay que alabar al Señor porque es grande y excelso, porque
reina sobre todos los cielos y a su vez porque a pesar de su distancia infinita
se abaja hasta sus criaturas.
¿Quién como el Señor que se abaja de su trono de gloria para
lavar y sanar nuestras heridas hasta levantarnos de la postración y sentarnos a
su mesa haciéndonos destinatarios de su amor?
Sal 112
El salmo nos invita a una oración de alabanza continua,
desde la salida del sol hasta el ocaso. Comienza con la expresión Aleluya (Hall
El ujah, alabad a Yahveh) como expresión de júbilo, alabanza y gratitud por
su obra salvadora. Reconocemos a Jesucristo como el corazón de la Pascua, por
su redención, restauración y exaltación definitiva en los cielos.
La Iglesia es hija de la alabanza. Nuestra alabanza es
continua, ahora y por siempre y se extiende de oriente a occidente, de
generación en generación. Nuestra alabanza en esta tierra es el preludio de la
Pascua definitiva y eterna. Dios actualiza en Cristo su salvación en el aquí y
ahora. A la vez es la súplica al Dios que nos salva con la esperanza de su
restauración y exaltación futura. La iglesia ora suspirando por la realidad que
nos espera.
DIA 22: RECUERDA, (AMNEMESIS) EL HECHO FUNDANTE
QUE NOS REDIMIO
Lectura cristológica.
Haciendo memoria de los hechos salvíficos, el salmo recuerda
la entrada del pueblo en la tierra prometida cruzando el mar rojo y el Jordán.
Ante la presencia de Dios el mar se abrió y el Jordán se echó atrás. Nosotros
recordamos la salida del poder de la esclavitud del pecado y la entrada con Cristo
en su Reino. Ante Cristo se separaron las aguas el poder del mal se echa para
atrás y se abren los cielos que pronuncia la victoria: Este es mi Hijo muy
amado en quien me complazco. Toda la creación se convulsiona y se estremece
ante el gran espectáculo. En Cristo se lleva a cumplimiento la poderosa acción
salvadora de Dios en favor de su pueblo.
Sal 113
Este es nuestro Aleluya Pascual (Halellu-ya). Nosotros
recordamos nuestro bautismo dando inicio a la nueva creación. Este salmo
responde a la liturgia del Sábado Santo: esta es la noche en que sacaste a tu
pueblo de la esclavitud de Egipto y los hiciste pasar el Mar Rojo. El mar huyó
y las aguas del Jordán se abrieron y se echaron atrás. El Señor que hizo el
cielo y la tierra hizo prodigios con nosotros. A través de su bautismo de
sangre en la Cruz Cristo nos sacó del poder de la esclavitud y nos redimió con
su entrega por nosotros haciéndonos el pueblo de su propiedad.
DIA 23: CONFIAD EN EL SEÑOR QUE TIENE PODER
Lectura cristológica.
El salmista invoca al Señor y le pide que intervenga. No por
nosotros, por nuestras obras, sino por tu gran bondad y misericordia. El pueblo
se experimenta perdido en situación de destierro. Los enemigos se burlan de
ellos y les inducen a confiar en los ídolos. Pero de nada sirven los ídolos,
son hechura de manos humanas y no pueden salvar. Ellos se acuerdan del Dios que
hizo proezas con su brazo y acuden a él. Que toda lengua proclame Jesucristo es
el Señor. Que el Señor se acuerde de nosotros y nos bendiga.
Solo Dios creador de cielos y tierra tiene poder de
salvarnos. Él lo que quiere lo hace. Cristo es el restaurador del universo.
Llega la hora en que los muertos oirán la voz de Dios y los que oigan volverán
a la vida. El Padre ha concedido al Hijo el poder de dar la vida. No os
asombréis de que llegue el momento en que los muertos oigan su voz y saldrán de
las tumbas. Los que creen en él resucitarán para la vida eterna.
Sal 113 B
El universo se divide en tres zonas: el cielo, la tierra,
las profundidades (el sheol). Dios en Cristo es el restaurador de todo.
Que todos alaben al Señor, los seres del cielo y los de la tierra. Incluso Dios
bajó a las profundidades para que allí también resonase su voz. Los que bajan
al silencio no te alaban, pero también estos habrán de oír su voz. Así nosotros
nada ni nadie nos podrá separar a los que invocamos su nombre. Para los que
creen en él ninguna enfermedad es de muerte, sino que se tornará en vida para
gloria de Dios.
DIA 24: CAMINARE EN PRESENCIA DEL SEÑOR
Lectura cristológica.
Dentro del Gran Hallel, canto de acción de gracias
por la acción de Dios con su pueblo, comienza el canon eucarístico, como
centro de la acción de gracias. Se trata de un canto eucarístico por actualizar
el misterio de nuestra salvación. Con su sacrificio Él nos arrancó de la muerte
y nos dio nueva vida.
Eres el Dios que nos salva, nuestro salvador y redentor. El
Dios que se inclinó cuando estábamos desesperados y sin fuerzas. En medio de la
aflicción cuando me envolvían las redes de muerte y se alzaban los lazos del
Abismo, invoqué el nombre del Señor y me arrancó de la sombra de la muerte y me
salvó.
Sal 114
Te amo Señor porque has sido bueno y librado de mi vida de
tantos tropiezos. Cuando me cubrían las aguas, en medio de la tormenta tendiste
tu mano para librarme y recobrar la calma. Estando yo sin fuerzas me salvaste.
Por eso caminaré en tu presencia Señor. Quiero cada día darte gracias, caminar
contigo, celebrar la vida, compartir tu amor. Cada día te diré Señor mío, amor
mío. Te ofreceré lo que soy y tengo como ofrenda de amor. Caminaré en tu
presencia por siempre hasta reinar contigo en el país de la vida.
DIA 25: ¿COMO PAGARE AL SEÑOR TODO EL BIEN QUE ME
HA HECHO?
Lectura cristológica.
El salmo hace alusión implícita a la cena pascual en donde
después de cenar se bendecían las cuatro copas. Por tanto resuena para nosotros
el sacrificio eucarístico. Después de la cena pascual (seder) Jesús tomo
la copa, dio gracias a Dios y se la dio a sus discípulos diciendo: esta copa es
la copa de la nueva alianza, confirmada con mi sangre que va a ser derramada en
favor vuestro. Ante la grandeza de su amor surge en nosotros una respuesta
agradecida ¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Te ofreceré un
sacrificio de alabanza. Alzaré la copa de la salvación, cumpliré al Señor mis
votos, en presencia de todo el pueblo.
Mucho le cuesta al señor la vida de sus fieles. Fuimos
rescatados no con oro ni plata sino con la sangre de Cristo. Su don supera
siempre nuestras posibilidades de compensación. Esta ofrenda no se puede pagar
tan solo agradecer. Por eso ofrecemos el sacrificio eucarístico como
reconocimiento de su infinito amor ante la gran asamblea y nos disponemos a
participar y tomar parte con la pobre ofrenda de nuestras vidas.
Sal 115
Este salmo es propio de la liturgia del Jueves Santo donde
recordamos la institución de la cena pascual (seder). En la eucharistía
(acción de gracias) ofrecemos al Padre el sacrificio de su Hijo. También unimos
a su ofrenda la ofrenda de nuestra vida. Él la une a la suya y la convierte en
una misma ofrenda para la salvación de todos.
Para nosotros participar del sacrificio de comunión es
compartir, amar, servir. Servir es reinar. Ser grandes es hacernos servidores
de los más pequeños. El acto supremo de la entrega de la vida al servicio de
Dios y los hermanos es nuestra ofrenda agradecida.
DIA 26: SU FIDELIDAD Y MISERICORDIA ES ETERNA
Lectura cristológica.
Este es el salmo más breve del salterio donde se resaltan
dos aspectos fundamentales la invitación a la alabanza y la motivación, el amor
y fidelidad de Dios. Su misericordia y fidelidad es eterna. Esta invitación
tiene un alcance universal, se dirige a toda la humanidad a todos los pueblos.
Se invita a toda la humanidad a alabar a Dios. El amor del Padre quiere unir a
todos en un mismo canto polifónico de distintas razas, lenguas, condición. Dios
quiere unir a sus hijos en el Hijo y derrama en nosotros su Espíritu de amor.
Sal 116
La alabanza universal resuena por toda la tierra y se
extiende a todos los hombres. Es el canto de amor del Cordero, el esposo que
dice a su esposa, la Iglesia, no dejes de cantar el cántico nuevo, de anunciar
el evangelio nuevo. Acaba con el Aleluya pascual. Digno es el Cordero degollado
de recibir el poder, la riqueza, la alabanza, la gloria y el honor.
DIA 27: LA ALEGRIA PASCUAL
Lectura cristológica.
Contina la magnífica liturgia de acción de gracias (Gran
Hallel). Este salmo correspondería al Aleluya Pascual del Domingo de
Resurrección. El gran día en que actuó el Señor en la Resurrección de Cristo. Es
por eso que rezamos este salmo cada domingo (el día del Señor).
La invitación a participar con gozo en la gran asamblea esta
precedida con la procesión de entrada en el templo con resonancia con la
entrada de Jesús en Jerusalén. El coro canta y el pueblo avanza en procesión al
altar. Abridme las puertas del triunfo batid las palmas va a entrar el Rey de
la gloria. Hace resonancia al canto eucarístico del Santo: Hosana, bendito el
que viene en nombre del Señor.
Sal 117
No he de morir, viviré para cantar las misericordias del
Señor. Este ese el día en que actuó el Señor, ha sido un milagro patente, sea
nuestra alegría y nuestro gozo. Hay cantos de victoria en la casa de Israel, de
Aarón, en todos los fieles.
Cada día podemos celebrar la victoria de nuestro Dios por la
Resurrección de Cristo. Cada día es día de victoria, de alabanza, de regocijo,
de acción de gracias. Dios ha sido bueno y actuado con su infinito amor y poder
en nosotros.
Todos nosotros podemos reconocernos como un prodigio, un
milagro patente realizado por pura misericordia. Todos somos convocados en un
mismo coro polifónico a cantar y proclamar las misericordias del Señor.
DIA 28: EL GRAN ELOGIO DE LA PALABRA DIVINA
Lectura cristológica.
Se trata de un salmo largo que sigue el alfabeto, las
veintidós letras del abecedario hebreo en honor de la ley del Señor. Empieza
por Aleph y termina con Tau. El alfa y la omega. La ley es
parte fundamental de la revelación divina, de la alianza de Dios con su pueblo.
Jesús es la palabra divina encarnada que vino a este mundo
para enseñar y guiar al hombre por el camino de la vida. Él nos revela la
voluntad de Dios. La Palabra es fuente de vida que Dios pronuncia al hombre
esperando su respuesta y adhesión. No es una imposición o una carga pesada sino
don de su gracia que libera al hombre y lo lleva a la verdadera felicidad. Dichoso
el que escucha mis palabras y las pone por práctica. Dichoso el que con vida
intachable camina en la voluntad de Dios.
Sal 118
Expresan todo un programa de vida, toda una forma de vivir. Por
la mañana invocaré tu nombre y por la noche tu fidelidad. Me adelanto a la
aurora pidiendo auxilio, esperando tus palabras. Mis ojos se adelantan a las
vigilias meditando tus promesas. muéstrame tu camino y enséñame a cumplir tu
voluntad. La ley de Dios expresa todo un orden, la primacía de Dios sobre todas
las cosas que lleva al hombre a vivir en paz. De mi boca brota la alabanza, el
canto de alabanza que canta tu misericordia y fidelidad. Que mi alma viva para
alabarte.
DIA 29: LIBRAME DEL ENREDO DEL ENEMIGO Y DAME TU
PAZ
Lectura cristológica.
El enemigo, nos tienta, nos acosa, nos enreda, pero tenemos
a quien acudir. En este mundo tendremos tribulación, pero no hemos de sucumbir
ni perder el ánimo. Jesús también experimento la hostilidad de sus enemigos.
Pero lejos de sucumbir suplico a Dios y Dios le escuchó. Con su Resurrección Cristo
ha vencido al mundo. El es nuestra paz, cuando quienes nos atacan dicen guerra él
nos dice paz.
Sal 119
El salmista es un hombre acosado y perseguido que parece
sucumbir en medio de la violencia, la hostilidad, la agresión, la opresión, la
guerra. Somos invitados con la Iglesia perseguida a mantener nuestros ojos
fijos en él, el que es el origen y la consumación de nuestra fe. Pedimos por
los exiliados, desterrados, perseguidos, víctimas de la guerra para que reine
la paz en el mundo y seamos instrumentos y mensajeros de paz.
DIA 30: MI AUXILIO VIENE DEL SEÑOR
Lectura cristológica.
El salmo comienza con una pregunta ¿de dónde nos vendrá el
auxilio? Y a la vez responde el auxilio me viene del Señor. Lo llama guardián de
nuestra vida (goel). El no permitirá que resbale tu pie. Él te guarda de
todo mal. Él guarda tu alma.
Cristo es nuestro guardián, pastor y guía. Él nos protege de
todo peligro. Él es el guardián que no duerme ni reposa. Su cuidado y su amor
es constante y sin fin. guarda nuestras entradas y salidas, al inicio y al
final.
Jesús promete su cuidado y protección constante. No se turbe
vuestro corazón ni se intimide. No os dejaré solos ni huérfanos. Yo seré
vuestro protector, defensor y guía.
Sal 120
El Señor te guarda a su sombra. De día el sol no te hará
daño ni la luna de noche. Bajo su sombra, su presencia benéfica, nos sirve para
defendernos de los ardientes rayos del sol, de la tormenta y del bochorno del
mediodía y de los perniciosos peligros de la noche. Para nosotros hoy sigues
siendo cobijo protector en donde nos refugiamos. Tú te pones a nuestro lado
para proteger con tu escudo cuando me quedo al descubierto. Protector de mi
flanco vulnerable, del punto débil de mi defensa.
DIA 31: ENTREMOS EN LA PRESENCIA DEL SEÑOR
Lectura cristológica.
Igual que los judíos una vez al año peregrinaban a Jerusalén
a visitar el Templo (fiesta de las tiendas, de los Tabernáculos o de la
peregrinación, Sucot) así nosotros como pueblo santo de la nueva Jerusalén (Jiru
Shalom, ciudad de paz) vamos con alegría a la casa del Señor. Los judíos
entonaban con alegría este cántico (cántico de Sión). Al ver la ciudad
santa quedaban asombrados por su solidez y hermosura cimentada sombre el monte
santo (Sión, Moriah). Así también nosotros nos alegramos por estar
fundada sobra la roca de Cristo
Sal 121
Nuestro nuevo templo está construido con piedras vivas
cimentadas sobre Cristo que nos da firmeza y consistencia. Vivan en paz los que
te aman, reine la paz dentro de tus muros. Estamos llamados a formar un templo
de puertas abiertas, un pueblo donde vivamos todos en paz sin distinción de
razas y lenguas, centro de fraternidad universal. Por desgracia Jerusalén se ha
convertido en un lugar de conflicto y de guerra. Los hombres se arman para la
guerra y los militares patrullan tus calles de día y de noche. Una guerra que
parece no tener tregua. De día y de noche se entrecruzan los misiles y las
bombas y se oyen los alaridos de las víctimas inocentes. Desead la paz a
Jerusalén. Si al menos hoy abriésemos las puertas a aquel que viene a traernos
la paz.
Conclusión
Nosotros somos la arcilla de barro y Dios nuestro alfarero:
Levántate y baja a la alfarería. Bajé y vi como el
alfarero estaba haciendo un trabajo al torno. La vasija que estaba haciendo se
estropeó y como barro en manos del alfarero, este volvió a empezar transformándolo
en otra vasija diferente, como mejor le pareció al alfarero (Jer 18, 1-4)
Los jarrones chinos tienen fama porque están decorados
meticulosamente con pinturas preciosas. La materia prima proviene de una
porcelana exquisita cuya elaboración se ajusta a estrictas normas tradicionales
de ahí su precio altísimo. El problema de estos jarrones es que son frágiles y
al menor descuido se hacen añicos.
Es frecuente que emprendamos la vida espiritual de un modo
similar al artesano chino. Ponemos en el centro nuestro yo, un material pobre,
lleno de contradicción y fragilidad y comenzamos a decorarlo con materiales
nobles y anhelos de perfección. Aparentemente todo va bien, sin embargo, se
trata de una construcción tan frágil como el yo que la sustenta. Así como el
artesano, nos enamoramos de una meticulosa obra de arte que estamos realizando.
Además intuyendo la fragilidad de nuestra construcción, la protegemos con mucho
cuidado de cualquier riesgo de ruptura, mediante una serie de actitudes
defensivas.
Caminar en la vida espiritual de este modo es problemático
por qué se pone el yo en el centro, es decir, por qué es una construcción
radicalmente egocéntrica. Algunos síntomas ponen de manifiesto esta orientación
profunda: un cuidado excesivo de la propia imagen, una moralidad de carácter
intimista e individualista, atención excesiva a la propia obra, rivalidad,
competitividad, comparación con los otros.
El alfarero de pronto, parece tomar una actitud inapropiada,
romper la vieja vasija y crear otra nueva. Cuesta romper el preciado jarrón que
se fue tejiendo en torno al yo. Implica la renuncia a lo viejo para nacer a lo
nuevo. Esto no puede hacerse a base de parches sino de un modo radical como
enseña el evangelio: Vino nuevo en odres nuevos.
A lo largo del proceso de maduración e integración hemos
venido hablando de diversas crisis o transiciones por las que pasamos que piden
nuevos planteamientos. Son crisis evolutivas que afectan a toda la persona.
Hemos querido detenernos en esta etapa evolutiva donde aflora con más fuerza la
sensación de declive y transitoriedad de la vida.
La vida está envuelta en crisis, crecimiento, periodos de
muerte y resurrección. A un abandono le sigue un nacimiento y así sucesivamente
hasta el abandono y nacimiento final en manos de Dios. Esta transitoriedad o
crisis se convierte en oportunidad para nacer de nuevo y experimentar la vida
nueva en el Espíritu.
Signo de gran sabiduría es no arrojar por la borda ningún
trozo de la vida, sino componer y recomponer continuamente en un diseño nuevo
lo que hemos vivido…Porque entonces nuestra historia se convierte cada vez más
en lugar de encuentro con Dios y con nosotros mismos (Amadeo Cencini)
En Japón existe una técnica, (Kintsugi), que consiste
en reparar las vasijas rotas con oro. En lugar de ocultar las grietas y roturas
el Kintsugi las celebra, utilizando oro para unirlas creando una nueva
estética que resalta la historia del objeto. La técnica del se basa en la filosofía Wabi Sabi, que
aprecia la belleza en la imperfección. En lugar de desechar objetos rotos, se
les da una nueva vida, resaltando las cicatrices como parte de su historia.
Esta filosofía transmite una profunda reflexión sobre la vida que se ha
adoptado en diversos ámbitos incluyendo la terapia inspirando a las personas a
valorar lo imperfecto y a encontrar la belleza en lo que ha sido dañado.
Jesus habla en sus parábolas que el Reino de los cielos es semejante a un mercader de perlas finas (Mt 13, 45-46). Las perlas salen de las heridas. Una ostra que no ha sido herida no puede producir perlas porque la perla es una herida cicatrizada.
Las perlas son producto del dolor, el resultado de la entrada de una sustancia extraña e indeseable al interior de la ostra, como un parásito o un grano de arena. Cuando un grano de arena penetra en la ostra, las células de nácar comienzan a trabajar y cubren el grano de arena con capas y capas y más capas de nácar para proteger el cuerpo indefenso de la ostra. Como resultado se va formando una hermosa perla
¿Has sufrido golpes em la vida que te han dejado alguna herida? Entonces no temas estas a punto de producir uma perla. La ostra ubre cada una de tus heridas con varias capas de amor. En la vida encontramos muchos corazones resentidos… ostras vacías. No porque no hayan sido heridos sino porque no se han dejado perdonar y transformar el dolor por el amor.
Vale la pena abrir las heridas para que sean curadas. No te dejes vencer por el mal sino vence el mal con el bien. No digas tu herida es incurable, no tienes remédio. Serás curada y restaurada. En sus heridas fuimos curados. El soportó eldolor que nos trae la paz.
Abre al Señor tu corazon al Señor y deja que cure tus heridas. En sus heridas fuimos curados. El soporto el dolor que nos trae la paz y el Consuelo. Voy a devolver el vigor a tu cuerpo y a sanar tus heridas para transformar tu corazón en un fertil huerto.
































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