domingo, 11 de octubre de 2020

La Universidad de Santo Tomás (Manila, Filipinas)

 

LA UNIVERSIDAD DE SANTO TOMAS

(Manila, Filipinas) 

 


  

1. Introducción

Esta Universidad está muy vinculada a la universidad de Salamanca y a mi propia memoria. Si bien en la Pontificia Universidad de Salamanca pude cursar algunos estudios en mi más temprana edad en esta Pontificia Universidad de Santo Tomás de Manila hice el doctorado en Teología en 1997 bajo la tutoría del padre Fausto Gómez siendo dean de la Facultad de Sacra Teología el padre Tamerlane R. Lane y miembros del tribunal los padres doctores Frederick Fermín, Jesús Merino y Fidel Villarroel, Lucio Gutierrez (Regent of College of Architecture & Fine Arts).

La Universidad de Santo Tomás (Pontificia y Real Universidad de Santo Tomás) es una universidad  privada católica propiedad de la Orden de los Dominicos ( Orden de los predicadores OP) situada en Manila, Filipinas.

Actualmente, en términos de población estudiantil, es la universidad católica más grande del mundo. Fue fundada el 28 de abril de 1611 por el arzobispo español Miguel de Benavides. Posee los estatutos de fundación más antiguos de toda las Filipinas. Es la universidad más antigua de Asia.

La Universidad de Santo Tomás está compuesta de numerosas facultades, colegios, escuelas e institutos, cada una ofrece títulos de grado y postgrado así como unidades básicas de educación. Varios títulos están acreditados por el Departamento de Educación de Filipinas como Centros de Desarrollo y Centros de Excelencia.

El campus está situado en el distrito de Sampaloc en Manila en una parcela de unos 220.000 metros cuadrados, el campus actual se estableció en 1927 cuando el primer campus en el distrito de Intramuros se quedó pequeño para la creciente población universitaria. La universidad está en proceso de ampliación con la construcción de nuevos campus en Santa Rosa, en General Santos y en el exterior, en Negombo (Sri Lanka).

Muchos personajes ilustres de la historia de Filipinas han pasado por las aulas de esta universidad, entre los que se puede destacar santos, presidentes de Filipinas, héroes nacionales y figuras religiosas. 

 


2. Salamanca el Alma Mater

Todo en la vida de Ultramar se realizó en un marco muy hispano. Eso ocurrió con el fenómeno universitario allende nuestras fronteras. Salamanca, la más antigua de las universidades españolas fue el modelo prototipo y Alma Mater de las universidades de Hispano América y Filipinas. El régimen académico de Ultramar se inspiró con mayor o menor intensidad en la estructura y organización de la Universidad de Salamanca.

En el s. XVI en el Nuevo Mundo se llevó todo un trasplante de la cultura del Viejo Mundo.[1] La obra educativa llevada a cabo por los misioneros en el Nuevo Mundo es un fenómeno que no tiene parangón. La evangelización de los nuevos pueblos se preocupó desde un primer momento de la instrucción y formación de los indios. Pronto empezaron a aparecer gran cantidad de escuelas, colegios, seminarios y universidades. El esfuerzo llevado a cabo por los misioneros fue extraordinario.

La Corona Española fundo en el Nuevo Mundo treinta universidades desde 1538 hasta 1812. La primera Universidad de las Indias fue la de Santo Domingo en la Isla Española en 1538, a la que siguieron pronto la de Lima y México creadas en 1551. La primera Universidad de Filipinas fue fundada en 1645. España constituye una verdadera excepción entre las potencias coloniales en lo que se refiere a la fundación de las universidades europeas fuera de Europa.[2]

La fundación de las nuevas universidades en el Nuevo Mundo, hijas e imitadoras de la Universidad de Salamanca, es uno de los fenómenos más interesantes de la historia de la cultura, que bien podríamos denominar, gran epopeya de la cultura española. Esta proyección fue no solo una expansión y difusión del modelo sino toda una reconversión y adaptación para cada lugar propio. El modelo salmantino fue adaptado a su escenario propio. No se copió el modelo de una forma servil sino adaptado con una originalidad sui generis.

Salamanca sería como el Alma Mater, la madre nutricia de la gran mayoría de las universidades de Ultramar. En la línea institucional Salamanca es el modelo, el tipo no solo de la normativa (la letra), sino de la ideología (el espíritu). Salamanca escribe así una de las páginas más brillantes de su misión docente y que se resume en dos palabras claves del lema que grabó en su escudo, en su etapa de esplendor: Salmántica docet.

La vida y organización de los colegios universitarios del Nuevo Mundo siguen el patrón y las prácticas de los salmantinos. Generalmente, las reales cédulas y bulas breves pontificios erigieron las universidades del Nuevo Mundo conforme a la Universidad de Salamanca y sus privilegios. Los mismos reyes insistieron en esta exigencia de asemejarse a Salamanca, como lo ponen diversos documentos de la historia universitaria.[3] Las constituciones y estatutos de la Universidad de Salamanca están a la base de la vida académica de las florecientes universidades del Nuevo Mundo. 

 


 

3. El modelo institucional de la universidad salmantina se proyecta en Ultra Mar

El modelo hispánico que encarna la Universidad de Salamanca es el modelo clásico, remozado con los nuevos aires del nuevo humanismo renacentista. Estamos hablando de la Salamanca renacentista en el apogeo del Salmantica docet, en su periodo aúreo (siglo de oro), en que proliferaron los más grandes maestros de su historia. Fue, sin lugar a dudas, el momento más fecundo y decisivo de su proyección en el Nuevo Mundo. A través del Alma Mater salmantina se procuraba guiar a los estudiantes en la búsqueda de la verdad, motivando su activa participación. Era un método variado, lleno de posibilidades, donde se armonizaban y conjugaban el oír las materias en las cátedras con los actos de disputa y demás ejercicios escolares.

El método habitual era la lectio, o explicación de un texto, de ahí el nombre de lectores que también se daba a los catedráticos. Con la palabra lectura designaban la materia señalada a los catedráticos para cada curso por el rector y consiliarios.[4] Los catedráticos estaban obligados a explicar in viva voce, y seguido el arreo, sin detenerse tanto en unos temas o cuestiones, que luego les faltara tiempo para los demás.

En el espíritu ejerció gran influencia Fray Vitoria y los maestros y profesores de la Escuela de Salamanca. El dictado en las aulas, o costumbre de anotar los escolares las explicaciones del profesor, fue una de las innovaciones didácticas del maestro Francisco de Vitoria. Esta práctica fue muy combatida tanto por la legislación universitaria como por la Corona.[5] Pero a pesar de todas las prohibiciones y amenazas, la práctica del dictado se fue extendiendo hasta convertirse en una verdadera institución exigida por los estudiantes.[6] Los catedráticos debían tener tiempo para tratar las preguntas de los estudiantes, debían permanecer a las puertas de las aulas para atender sus dudas o consultas[7]. Las disputas o actos de conclusiones era un complemento de las explicaciones de cátedra, como ejercicio excelente de dialéctica, contribuyendo a la memorización y dominio de las materias y temas estudiados. Los catedráticos de propiedad pronunciaban también anualmente lecciones magistrales en forma de repeticiones solemnes, llamadas también relecciones, sobre temas de repaso de otros temas interesantes o novedosos. Había lectores extraordinarios o pretendientes a cátedras, e igualmente los bachilleres pasantes o aspirantes a la licenciatura que cooperaban en la enseñanza durante los cursos exigidos. A estos se les obligaba un acto solemne de repetición antes de recibir el grado de licenciado.

Para el grado del bachiller se exigía la suficiencia en Gramática, cursar determinados años según la facultad, leer o explicar públicamente diez lecciones y responder en la recepción de grado a los que quisieran argüir sobre determinada cuestión. Al grado de bachiller seguía un periodo también de varios años, según la facultad, llamado de pasantía, que capacitaba al bachiller, mediante el ejercicio de lectura o docente, como requisitos para presentarse a l examen para licenciatura. Obtenida la licenciatura, se podía acceder al magisterio en Artes o Teología, o al doctorado en Cánones, Leyes o Medicina, el máximo grado académico. El rector, maetrescuela o canciller era como el juez de la corporación, encargado de oír, examinar y decidir todas las causas civiles de los miembros universitarios. Estaba puesto como padre y maestro de los estudiantes y encargado del control, vigilancia y cuidado de toda la vida estudiantil.[8]



 

4. Los impulsores

Sin duda cabe señalar la gran importancia que tuvo la Universidad de Salamanca promoviendo grandes maestros y pensadores que influyeron enormemente en la difusión de la fe y del pensamiento en los pueblos del Nuevo Mundo. Destacan fray Francisco Vitoria el gran humanista, fray Antonio Montesinos defensor de los derechos de los indios, Santo Toribio de Mogrobejo el gran arzobispo de Perú, fray Bartolomé de las Casas y Bartolomé de Ledesma discípulo de Vitoria en Salamanca, catedrático de Prima Teología en México y Lima, el agustino fray Alonso de Veracruz, otro discípulo de Vitoria, los dominicos fray Bartolomé de Ledesma y Diego Salazar el gran arzobispo de Manila, Miguel de Benavides fundador de la primera universidad en Asia, entre otros.

Todos ellos, no podemos olvidar, tenían como precursor y padre al gran doctor Angélico, Santo Tomás iniciador de toda la escolástica. Los planteamientos de la escolástica renaciente que florecieron en la Universidad de Salamanca en el s. XVI parten del polifacético legado de una agitada herencia medieval y de los desafíos que la realidad del momento planteaba. La apertura de los nuevos horizontes del Nuevo Mundo empujó a la Corona de Castilla a lanzarse a la evangelización e incorporación de los territorios recién descubiertos.

La Universidad de Salamanca constituyó una gran caja de resonancia para proyectar una nueva cultura que fluía de un nuevo pensamiento. Estos impulsores tuvieron que afrontar no pocas tensiones, siempre llenos de audacia, abiertos a nuevos planteamientos y a nuevas soluciones. Los maestros de la Escuela de Salamanca fueron auténticos innovadores y se atrevieron a poner en cuestión los hasta entonces títulos incuestionables de la conquista. No olvidemos que entonces se alegaba en favor de la conquista del Nuevo Mundo la doctrina medieval que sostenía el poder directo del Papa como dominus orbe. Al igual se sostenía el argumento gibelino de la superioridad hegemónica del señorío universal del emperador del Sacro imperio Romano. 

Los maestros de la Escuela de Salamanca se arriesgaron a cuestionar tales atributos enraizado por el pensamiento forjado a lo largo de siete siglos de luchas por la reconquista. Estos pensadores y maestros salmantinos  se abrieron a otear nuevos horizontes más de acuerdo con las nuevas exigencias de la justicia y del espíritu evangélico de la nueva evangelización. Esto muestra la lucha que debieron afrontar, Bartolomé de las Casa, Montesinos, Salazar, Bienavides en las juntas de las Indias para defender el derecho de los indios. Los maestros salmantinos negaron la concesión pontificia a los reyes españoles y las razones que atribuían a estos el dominio sobre los nuevos territorios descubiertos. El Papa no podía conceder la propiedad ni la soberanía sobre el Nuevo Mundo porque no tenía tal dominio directo sobre él.

 


 4.1 Humanistas españoles

Entre los grandes humanistas que enseñaron en la Universidad  destacan Antonio de Nebrija (Grammatica 1492, Biblia Políglota Complutense 1502), Ambrosio de MoralesBenito Arias Montano (bibliotecario escurialense), Francisco Sánchez de las Brozas (el Brocense), Francisco Sánchez «el Escéptico»Fernán Pérez de OlivaJuan de Valdés (Diálogo de la lengua 1535), Juan Huarte de San JuanJuan Martínez Guijarro (Silíceo), López de Hoyos (el maestro de Cervantes), Luis VivesMiguel Servet, etc.

Los maestros de la Escuela de Salamanca impulsados por un nuevo espíritu renovador abrieron nuevos rumbos exigidos por los profundos cambios que se operaban en su época. Se trata de un verdadero punto de arranque de varias generaciones de pensadores que se aplicaron a roturar nuevos caminos para iluminar la encrucijada compleja del mundo que se abría a lo que se ha venido a denominar Edad Nueva.

Pocas veces se ha dado en la historia una tan profunda confluencia de ideas y de conocimiento de la realidad socio política. Si, por una parte, estaba viva la preocupación doctrinal por juzgar la realidad humana de la conquista y las dimensiones de la misma, por otra, existía un amplio conocimiento de hechos de primera mano que aportaban el trasiego de de informaciones inherentes a la actividad misionera y dictámines solicitados a los maestros salmantinos.

El humanismo jurídico vitoriano, que descansaba sobre un humanismo cristiano, presentaba una serie de perspectivas que iluminaban la realidad desde una perspectiva nueva. Se trataba de iluminar el comportamiento humano a la luz de la razón iluminada por la fe. Estamos ante un humanismo que demandaba, como algo completivo del ser del hombre, su anclaje en el plano sobrenatural. Se trataba de un modo de contemplar al hombre y al entorno humano que se traducían en defender los derechos fundamentales que son propios a todos los hombres independientemente de que profese o no la fe cristiana. Cuestionaron que no se podía someter a los indios al dominio de los cristianos a la fuerza con impiedad o tiranía. La fe es libre y libremente ha de ser aceptada.

El humanismo jurídico cristiano vitoriano ahondó en el carácter social de la naturaleza humana y abrió paso al democratismo cristiano del nuevo mundo renacentista. El perfeccionamiento del hombre está ligado al ámbito jurídico. Se ha de mirar la promoción y realización total de la persona. Se niega el dominio absoluto del poder papal o imperial sobre los pueblos. Dios es la fuente última del poder. Es la comunidad la que debe dar forma y contenido al poder político, a quien corresponde determinar la forma de gobierno, la designación del gobernante, los cauces y los límites del ejercicio de poder.

 

                                                

 

4.2 La Escuela de Salamanca

De los teólogos más influyentes destacan los pertenecientes a la Escuela de Salamanca. Esta fue formada por teólogos del Convento de San Esteban de Salamanca a cuya cabeza estaba Fray Vitoria. Fueron juristas (maestros en derecho internacional) muy influyentes en la conformación de las modernas ciencias sociales: la economía (arbitrismo), el derecho y la teoría política (a través del derecho internacional o derecho de gentes, la teoría del tiranicidio, la polémica de los justos títulos y un destacadísima forma de debatir los problemas jurídico-políticos de la Monarquía Hispánica: las juntas de teólogos y juristas, Junta de Burgos de 1512, y Junta de Valladolid de 1550). A ella se suelen adscribir personalidades como Francisco de VitoriaBartolomé de las CasasDomingo de SotoFrancisco SuárezJuan de MarianaLuis de MolinaMartín de AzpilicuetaMelchor Cano, etc.

El maestro Francisco de Vitoria aunque no pisó las tierras del Nuevo Mundo supuso el padre y una figura señera representativa del Alma Mater de esta futuras universidades. ejerció sin duda gran influencia en las Universidades virreinales del Imperio español en América y Filipinas. Sus famosas relecciones De indis y De iure belli son una de las más ricas aportaciones a esta proyección salmantina. Como creador del derecho internacional promovió e hizo posible el entendimiento de los pueblos y facilitó las mutuas relaciones justas que defendieran el derecho de todos (derecho de gentes). No pocos discípulos suyos de la Escuela de Salamanca difundieron su pensamiento y su doctrina.

La ciencia teológica y la ciencia jurídica trabajaron juntas en Salamanca. Aquí surgió la Escuela jurídica española, la Escuela española de la Paz que tanto influyeron en el virreinato del Imperio español en américa y Filipinas que hubo de abrirse paso a la nueva civilización. Los maestros y las aulas salmantinas irradiaron normas humanitarias y cristianas para tratar y respetar a los indios como merecían. Las doctrinas y el espíritu del Alma Mater salmantino contribuyó a la madurez social y cultural de los pueblos del Nuevo Mundo y a la base de la libertad de sus habitantes. La independencia y autodeterminación de sus pueblos también resulta de la aplicación lógica de la doctrina sobre la soberanía popular, defendida y configurada por los mentores de la Escuela española de la Paz, especialmente Francisco de Vitoria, Domingo de Soto, Juan de la Peña, Bartolomé de las Casas y Francisco Suarez.

 

 


5.  Las universidades españolas en el Siglo de oro español (s. XVI)

El Siglo de Oro español propiamente abarca desde la publicación de la Gramática castellana de Nebrija en 1492, hasta la muerte de Calderón en 1681.[9]

Durante esta época se convirtieron en universidades del Imperio, con la Monarquía Hispánica en expansión. La universidad fue un auténtico vivero de profesionales de la administración y la política civil y religiosa en la Península, en las Indias y en los territorios hispanos de Europa. Al mismo tiempo, tras los conflictos religiosos de las Reformas, se transforman en bastiones del catolicismo militante, con una proyección internacional que desbordaba sus orígenes peninsulares[10]​ Desde finales del siglo XVII, un proceso de decadencia universitaria a la vez que social, se irá acentuando hasta el siglo XX.[11]

Las universidades españolas participaron activamente en el esplendor cultural del Siglo de Oro, especialmente Salamanca gracias al movimiento innovador que supuso la Escuela de Salamanca, pero más adelante, al igual que las demás instituciones universitarias europeas, no fueron el centro del movimiento renovador del pensamiento científico que llevó a la Revolución Científica, papel que correspondió a otras instituciones, como las sociedades científicas y academias y a las propias publicaciones científicas y correspondencia que se intercambiaban los científicos.[12]

En líneas generales la universidad permaneció estancada en las formas repetitivas de la escolástica medieval (magister dixit), tendentes a la perpetuación de los paradigmas dominantes (galenismogeocentrismo) y lo que se ha venido en llamar neoescolástica. No obstante, sus cátedras y colegios acogieron a personalidades de impresionante altura intelectual, y particularmente las españolas se caracterizaron por protagonizar un movimiento cultural de gran influencia que ha venido recibiendo el nombre de humanismo español, dentro del cual puede acotarse un grupo de autores bajo el nombre de Escuela de Salamanca.

Se crearon bajo dos modelos principales, el de colegio-universidad y el de convento-universidad. En el primer modelo la enseñanza universitaria se organizaba en el seno de una comunidad de estudiantes escogidos y becados, cortos en número, austeramente gobernados y sujetos a determinados estatutos fundacionales ("Constituciones"). En el modelo convento-universidad la enseñanza universitaria se organizaba en el seno de una comunidad religiosa previamente existente.[13]

 


 

5.1 Universidades mayores y menores

Las tres universidades mayores castellanas de AlcaláSalamanca y Valladolid adquirieron la categoría de verdaderas universidades de la Monarquía, y actuaron como centros dinámicos de atracción y proyección, atenuando la incidencia de las fuerzas locales. Estas universidades mayores, oficiales o generales estaban sometidas al real patronato, la Corona intervenía en su gobierno, y sus rentas provenían de la real hacienda.

El resto serían denominadas como universidades menores, que atenderían las necesidades culturales y religiosas de entornos locales, y fueron por ello apoyadas por prohombres y notables destacados. Estas eran de cátedras y privilegios limitados, con facultades restringidas para graduar. Muchas universidades tuvieron su origen en los privilegios generales para graduar pero eran las menos. Unas universidades nacieron pontificias pero con ulterior aprobación real, otras fueron erigidas por la Monarquía, para las que se pidieron luego la aprobación pontificia.

Fueron creadas, en su mayoría, por mecenas eclesiásticos, y algunos seculares, que las dotaron con rentas del diezmo, deuda pública o patrimonios personales. Las cátedras lo fueron en número reducido, limitándose a unas cuantas de gramática latina, derecho o medicina, así como de artes liberales y teología en el caso de los conventos. Las facilidades para realizar estudios locales, sin los costes de desplazamiento y estancias, al tiempo que las menores exigencias y mayor facilidad y baratura de los grados, contribuirían a mermar la clientela de las grandes universidades imperiales, sobre todo en los siglos XVII y XVIII.[14]

En Hispanoamérica las tres universidades mayores, oficiales y principales fueron la de Santo Domingo, Lima y México, tuvieron su origen con privilegios regios y luego obtuvieron confirmación pontificia y con facultad para graduar. Las universidades de Lima y México fueron fundadas con los privilegios salmantinos. Las tres primeras universidades de Hispanoamérica revisten un carácter de originalidad y singularidad propia. La primera de Santo Domingo fundada en 1538 es la primera presencia de la institución universitaria en el Nuevo Mundo donde se dio la simbiosis en el encuentro de las dos culturas. La universidad de Salamanca es invocada como modelo en la bula fundacional, In apostolatus culmine, fechada el 28 de octubre de 1538. Se funda en el convento de los dominicos, aquel primer estudio conventual es erigido en Estudio General y se convierte en la célula precursora de la universidad. Sus fundadores eran hijos del convento salmantino de San Esteban, incorporado a la Universidad de Salamanca. 

 


5.2 Modelos universitarios

Dentro de las numerosas universidades que surgieron en Ultra Mar podemos distinguir diversas tipologías o modelos según los que ya se daban en el marco de la Corona. Entre estos podíamos resumir:

Modelo claustral o medieval: descentralizado y otorgaba el mayor poder al claustro de estudiantes y profesores. Ejemplo: Salamanca o Valladolid.

Modelo colegial o colegio-universidad: fundación particular por un prelado o un noble, del que dependían tanto sus objetivos como sus rentas. Funda un colegio con el visto bueno del Vaticano, que crecerá hasta transformarse en universidad. Tenían unas estructuras rígidas y jerarquizadas, siendo presididas por el rector y los colegiales. Ejemplos: Sigüenza, Alcalá, Sevilla, Santiago de Compostela, Baeza, Osuna y Toledo.

Modelo conventual o convento-universidad: Convento que se convierte en universidad gracias a la bula papal. Depende de una orden religiosa, que controla y domina la institución universitaria, y nombra al rector y a los profesores. Ejemplo: benedictina (Irache), jerónimos (El Escorial), jesuitas (Gandía), dominicos (Orihuela, Ávila, Almagro, Tortosa, Solsona, Pamplona).

Modelo municipal o estudio municipal: creadas a instancias de los ayuntamientos, eran mantenidas y regidas por las oligarquías locales. Típico de la Corona de Aragón. Ejemplos: Barcelona, Lérida, Valencia, Vich y Zaragoza.[15]

El modelo más común en las universidades de Ultra Mar fue el modelo conventual colegial. En Hispanoamérica, como ocurre en Salamanca, fueron fundados colegios al calor de las universidades, para complemento de la labor académica y formativa y para dar ayuda a los estudiantes pobres. La organización de muchos de ellos fue semejante a la de los colegios mayores salmantinos.

Los colegios fueron células madre donde se formaron y gestaron generaciones escogidas de estudiantes que fraguaron futuros dirigentes que ocuparon puestos directivos del gobierno tanto civil como eclesiástico y contribuyeron al desarrollo cultural de los pueblos hispanoamericanos.



 

5.3 Reformas universitarias

La normativa principal que determinó las características de la educación universitaria durante el Siglo de Oro español, y la posterior evolución de las universidades, fue cronológicamente:

La reforma Pragmática de Felipe II (1559)

La Pragmática de Felipe II de 22 de noviembre de 1559 impedía a los estudiantes castellanos salir a las universidades de fuera del reino (ampliado en 1568 a los estudiantes de la Corona de Aragón) cuya aplicación fue en la práctica poco rigurosa, y cuya motivación es cuestionada por la historiografía.

La Recopilación de Leyes de los Reinos de las Indias (1681)

Esta leyes fueron promulgadas por Felipe IIFelipe IIIFelipe IV y Carlos II entre 1562 y 1678. De las Universidades, y Estudios generales y particulares. [16]

La reforma de Carlos III  (1771)

Esta reforma fue una de la más importante del llamado despotismo ilustrado. Fue el despertar y el progreso de las universidades en su siglo de mayor desarrollo.

 


 

5.4 Las universidades virreinales en Hispanoamérica

Durante el llamado siglo de oro se fundaron 25 universidades por toda América, a lo largo de casi dos siglos.52​ Estaban distribuidas: 5 en Perú, 4 en Chile, 3 en México y Ecuador, 2 en la República Dominicana, Bolivia y Colombia, y una universidad en Argentina, Guatemala, Cuba y Venezuela.

Las universidades virreinales de Hispanoamérica nos presentan todo un matiz y características singulares. Unas eran universidades mayores, oficiales o generales, con una organización similar y amplitud de privilegios. Estaban sometidas al real patronato, la Corona intervenía en su gobierno, y sus rentas provenían especialmente de la real hacienda. Otras eran universidades menores, de cátedras y privilegios limitados, con facultades restringidas para graduar, particulares las llama la Recopilación de las Indias, aunque también son generales en el sentir de las Partidas.

Unas nacen pontificias, pero con ulterior aprobación real. Otras son regidas por la Monarquía, para las que se pide luego la aprobación pontificia. Unas son fundaciones independientes de toda otra entidad. Otras tienen como base los conventos y colegios de las comunidades religiosas (dominicos, agustinos, jesuitas). Muchas universidades tuvieron su origen en los privilegios generales para graduar (pontificios con pase a regio) concedidos a los dominicos y a los jesuitas. También la orden de Predicadores acostumbraba pedir el documento fundacional específico.

La primera universidad en Hispanoamérica en el s. XVI fue la Universidad de Santo Domingo en la Isla Española (República Dominicana), que nació pontificia en 1538 con los privilegios de Alcalá y Salamanca y al impulso y calor de la orden de Predicadores. También fue real, pues no consta que se le negara el plácet real a la bula fundacional, y más tarde fue expresamente reconocida.

Las grandes, oficiales y principales de Lima (Perú) y México, en Nueva España, nacieron regias, con real cédula expresa en 1551. Luego obtuvieron confirmación pontificia en 1571 y 1595 respectivamente. La universidad de Lima la solicitó el cabildo secular, y provisionalmente funcionó al amparo de la Orden de los Predicadores. Por la universidad de México clamó todo el virreinato, pero la iniciativa fundacional fue de su primer obispo. Las dos fueron fundadas con los privilegios salmantinos, primero limitados y luego concedidos en toda su plenitud.

 


6. La primera universidad de Asia

 

6.1 La primera comunidad de dominicos en Filipinas

Los dominicos se establecieron formalmente en 1587 bajo la supervisión de Fray Domingo de Salazar[17]. Fray Domingo de Salazar era natural de Bastida, Álava, era hijo del convento de San Esteban de Salamanca. Tomó profesión el 25 de marzo de 1546. Pasó 40 años de misión en Colombia, Méjico y Florida ganándose el sobrenombre de “defensor de los indios[18]. Tomó parte de la primera expedición para la nueva evangelización en Extremo Oriente. Se embarcó el 24 de Mayo de 1574 rumbo a Filipinas. En 1579 Felipe II lo presentó al Papa Gregorio XIII para que fuese consagrado obispo de Filipinas y organizase aquella Iglesia nombrándole al mismo tiempo “Protector de los Filipinos”. El primer obispo de Filipinas Salazar fue un verdadero padre, protector, organizador y legislador adquiriendo el nombre de “Verdadero P. Las Casas de los Filipinos[19].

El obispo Salazar no quiso que su orden estuviera al margen de la gran epopeya misional que empezaba a perfilarse en Oriente y, antes de partir para su nueva diócesis, hizo las gestiones necesarias para llevar consigo un grupo de religiosos dominicos que fuesen como el germen de una nueva provincia misionera. Por desgracia de los 18 religiosos sólo el P. Salvatierra llegó a Filipinas.[20]

A su llegada se celebró la primera misa y se colocó la primera piedra del primer convento dominicano en las islas, el Convento de Santo Domingo de Manila. El primer día del año se inaugura el nuevo convento a orillas del río Pasig que más tarde quedaría en Intramuros, es decir dentro de las murallas de la ciudad. Este convento será la casa madre de la nueva Provincia, residencia del Provincial y sede de casi todos los Capítulos provinciales. En ese mismo año en el mes de Junio se celebra el primer Capítulo Provincial confirmando el nombramiento de del padre Castro como Vicario. En 1602 es cuando se introduce la primera imprenta en Filipinas lo que significará una gran proyección cultural.

En 1611 se funda el Colegio de Nuestra Señora del Rosario y el de Santo Tomás en Manila que luego más tarde en 1645 se convertiría en la primera Universidad de Santo Tomás en el Oriente[21]. En 1631 se funda en Manila el Colegio Seminario de los santos apóstoles Pedro y Pablo después de superar sus humildes principios como real Colegio de San Juan de Letrán

 


6.2 Primera provincia y primer provincial de la Provincia de Santo Rosario

El Padre Juan Crisóstomo se puso enfermo. Otro dominico a recordar es el padre Juan Cobo que vino procedente de Nueva España a estas tierras en el segundo viaje. A él se agregaron el padre Juan García y Tomás Castellar y dos hermanos fray Pedro Martínez y Juan Deza.

El segundo domingo de la octava de Resurrección de 1588 tuvo lugar el Primer Capítulo Provincial. Fue convocado por el Padre Vicario General y salieron elegidos el padre Juan Castro Primer Provincial, padre Diego de Soria, Vicario del Convento de Manila; padre Juan Cobo y Juan de Santo Tomás Vicario de Bataán y el padre Bernardo de Santa Catalina Vicario de Pangasinán.

La primera acción del Capítulo fue aceptar las Ordenaciones generales que se hicieron para esta Provincia estando los fundadores en Méjico. Todos los que vinieran de España debían de leer y acatar estas disposiciones. Se dio a la Provincia el nombre de Nuestra Señora del Rosario a la que eligieron como principal abogada y Patrona de la Provincia.

Nombraron Predicador General y Lector del Convento al padre Miguel de Benavides. Por ser de gran capacidad y talento se le encomendó que aprendiese la lengua china. El junto con el padre Cobo fueron los primeros en hacerlo a pesar de la mucha dificultad que presentaba. El padre Benavides sería el fundador de la Universidad de Santo Tomás y el primer obispo de Pangasinán.

El primer Obispo fue Don Miguel de Benavides donde se guarda la carta que dirige a Clemente VIII: En la provincia de Pangasinán hace once años que entraron los religiosos de Santo Domingo donde gran número de los pobladores ya son cristianos.




6.3 La primera universidad en Filipinas y Oriente

El padre Miguel de Benavides fue el fundador de la Real y Pontificia Universidad de Santo Tomás de Manila y autor de una gramática en lengua china, escrita gracias a la evangelización que realizó entre los chinos residentes en Filipinas.

En 1611 se crea el Colegio de Nuestra Señora del Santísimo Rosario. La primera universidad en Asia fue la Pontificia y Real Universidad de Santo Tomás fundada en Manila en 1645. La iniciativa fundacional corrió a cargo del obispo Miguel Benavides con el impulso y calor de la Orden de los Predicadores. Fue con bula fundacional bajo el beneplácito real del Rey Felipe II y reconocida con la bula papal.

 

 

 

 

 

En 1631 se funda en Manila el Colegio Seminario de los santos apóstoles Pedro y Pablo después de superar sus humildes principios como real Colegio de San Juan de Letrán.

En 1595 los jesuitas crean el Colegio de San Ildefonso en Cebú. En 1768 se cierra por la expulsión de los jesuitas. La segunda Universidad de Filipinas fue la Universidad de San Carlos en 1789 en Cebú.

 

 

 

 

 

En 1590 los jesuitas crean un colegio en Manila. En 1590 crean en Manila la Universidad de San Ignacio En 1768 se cierra por la expulsión de los jesuitas. Luego se vuelve a reabrir con el nombre de “El Ateneo”. 

 

 

 

 

 

 


7. La figura del fundador Miguel Benavides

El dominico español Miguel de Benavides, nació en Carrión de los Condes, Palencia en 1552 fue un eclesiástico y sinólogo español dominico (OP), evangelizador, consejero real y arzobispo de Manila.[22] Fue obispo de Nueva Segovia a finales del siglo XVI, y más tarde arzobispo de Manila. Murió en Manila (Filipinas) el 26.VII.1605.

Miguel Benavides llegó a las Filipinas con la primera misión Dominica en 1587. Llegó a ser obispo de Nueva Segovia hasta que, posteriormente, fue nombrado arzobispo de Manila en 1601. Fue tercer arzobispo de Manila, fue el fundador de la universidad. Al morir Benavides en julio de 1605, donó su biblioteca así como todas sus posesiones personales para ser usadas como embrión de esta institución de enseñanza superior. Fray Bernardo de Santa Catalina llevó a cabo el deseo de Benavides y fue capaz de conseguir un edificio cerca de la iglesia y del convento dominico en Intramuros para el colegio. 

 


7.1 Sus inicios en Valladolid

Hijo de labradores, aunque con cierta solvencia económica, fue enviado a estudiar a Valladolid. Sus padres eran nobles y muy conocidos por su abolengo y virtud. No habiendo cumplido 15 años tomó el hábito e ingresó en la orden dominicana en septiembre de 1569. Recibió el hábito y profesó en el insigne convento de san Pablo de Valladolid. Inició su vida eclesiástica en la Orden Dominica en Valladolid en 1567, allí comenzó a mostrar la sutiliza de su ingenio. A los principios de sus estudios parecía águila, según se levantaba sobre sus condiscípulos. Pronto le hicieron colegial de San Gregorio, colegio mayor de Valladolid y allí tuvo por Maestro a Padre Fr Dominguez Bañez (de la Escuela de Salamanca)

Los tres años del estudio de Artes. Leyó las Artes en su convento y Teología también en su convento de san Pablo. Concluidos éstos, se suponía el inicio de los de Teología, pero las evidentes muestras de ingenio del joven llevaron a los superiores a incluirlo, el 18 de septiembre de 1572, en el colegio de San Gregorio de Valladolid: durante ocho años completará su formación intelectual con conocimientos filosófico-teológicos, patrísticos y jurídicos, bajo la guía de eminentes maestros. En 1578 fue ordenado sacerdote, pero continuó dos años más en San Gregorio.

Concluida la etapa formativa, fue nombrado lector de Artes en San Pablo; posteriormente enseñó Teología en Santo Tomás de Ávila, Santa Cruz de Carboneras y San Pablo de Valladolid, donde le encontrará fray Juan Crisóstomo en 1585. Fue entonces cuando el padre Fr Juan Crisóstomo empezó a reclutar religiosos para la fundación de la nueva provincia de Santo Rosario en Filipinas para desde allí ir a evangelizar China y Japón. 

 

 

7.2 La empresa evangelizadora de los dominicos en Filipinas

Los frailes dominicos se emplazan en principio en Manila y desde allí envían expediciones a Bataan y Pangasinan. La evangelización siguiendo la orientación del monarca Felipe II debía de desarrollarse de forma pacífica. Podríamos decir que de toda la nueva evangelización del Nuevo Mundo, la evangelización de Filipinas fue la más humana corta y pacífica con el mínimo derramamiento de sangre[23]

Los dominicos fray Domingo de Salazar, fray Miguel de Benavides y fray Diego de Soria siguiendo las orientaciones de Vitoria, Soto y Bañez fueron insignes defensores del derecho y la justicia. Influyen en la política del primer gobernador Legazpi pero poco a poco se diluyo con abusos como ya se produjo con el que lo remplazó Lavezaris. Siguiendo los principios de Vitoria y Soto el monarca tan sólo poseía un dominio político in ordine ad finem spiritualem. La presencia de los españoles para conquistar esas tierras respondía al fin de extender el evangelio. Esta debe ser la única razón que permite la pacificación de los indígenas a la Corona.

La evangelización va a acarrear un ingente sacrificio. Además de aprender sus dialectos amoldándose a una vida sencilla y sacrificada. Querían mediante su conducta atraer a los infieles. Recorrían enormes distancias para llegar a los lugares más remotos sin buscar en esta tierra morada que permanezca. En todo querían imitar a los Santos Apóstoles y los Padres Fundadores. Seguían una rigurosa vida de oración de pobreza y de penitencia de acuerdo a las Constituciones[24].

 


7.3 Su etapa de evangelizador en Filipinas[25]

Animado por la empresa de evangelizar Filipinas y China y de vivir el rigor de vida que se le proponía, abandonó su cátedra y se alistó para la aventura: el 17 de julio de 1586 embarcó en Cádiz y el 29 de septiembre entró en Veracruz. Después de un tiempo en el convento de Santo Domingo de México, donde ejerció como enfermero de sus hermanos de viaje, se hizo nuevamente a la mar el 5 de abril de 1587. En Acapulco comenzó la última etapa de un viaje que concluyó el 25 de julio en Manila.

Llegó a las Filipinas con la primera misión Dominica en 1586-7. Llegó en junio de 1950 el padre Domingo Salazar acompañado del padre Miguel Benavides siendo gobernador Don Gómez Pérez Dasmariñas. 

Mientras el resto de hermanos de la expedición se dispersaron por Luzón, a fray Miguel le encargaron la evangelización de los chinos que habitaban el Parián de Manila. Gracias al contacto cercano y al deseo de aprender, en poco tiempo, fue capaz de predicar, confesar en chino y hasta escribir la primera Doctrina cristiana en letra y lengua china. En el Parián inició un modelo de metodología evangelizadora focalizada en la iglesia, el hospital, la escuela y una imprenta, sedes de las tres dimensiones de su obra: predicación, caridad y enseñanza. 

El padre Benavides y Cobo, (1588-1590) después de aprender la lengua originaria (tagalog) empezaron a enseñar y predicar la doctrina a los chinos se convirtieron y fueron bautizando a muchos. Luego trataron de hacer un hospital donde curar a los enfermos pobres. Fue entonces cuando ambos fueron a China. Benavides y Cobo fueron de los primeros dominicos que entraron en China en 1590.

Después de dos años entre los chinos de Manila, parecía llegado el momento de intentar la evangelización del Imperio chino. El 22 de mayo de 1590, fray Miguel de Benavides y fray Juan de Castro viajaron a China. 

El padre Juan Cobo eligió para tal empresa al padre Miguel de Benavides con el capitán de navío Don Tomás Seiguán, un chino convertido y bautizado y junto con otro chino Don Francisco. Al llegar a la costa de China los llevaron a la ciudad de Hayteng. 

Descubiertos por la vigilancia costera, fueron encarcelados y juzgados. Fueron puestos en prisión y en esta prisión pasaron la Pascua.  Finalmente, después de varios procesos judiciales en los que fray Miguel demostró su conocimiento de la lengua, fueron expulsados con la condición de que si volvían serían condenados a muerte. Así que tuvieron que regresar pronto a Filipinas.

De vuelta  de China regresó a España para acompañar y ayudar al obispo Salazar que fue a tratar con Felipe II para traer más religiosos que ayudaran a la evangelización de Filipinas. Yendo de viaje cayó al mar pero pudo salvarse. 

Llegando a España informó al rey  junto al obispo Salazar al Consejo Real de las Indias[26]. El mismo rey mandó hacer una junta donde se halaron el Presidente de Castilla, los Padres Confesores, Oídores de Cámara y de Indias, y muchos teólogos insignes y se determinó que los soldados solo actuaran para defensa y seguridad de las gentes. Denunciaron como la conquista de Filipinas se hizo no conforme a las instrucciones santas sino cometiendo gravísimas injusticias. También hablaron acerca del repartimiento de las tierras. Tal fue su elocuencia que fue nombrado obispo de la Nueva Segovia. 

Estuvo en el convento de San Esteban y allí exhortó a otros religiosos a que se animaran a tal empresa. Para la nueva Provincia sacó tres veces religiosos: los primeros envió con el padre Fr. Alonso Delgado, los segundos con el padre Fr. Pedro Ledesma, y los terceros, vinieron con él y por Vicario al padre Fr. Francisco Morales que luego fue mártir. 

 


7.4 Sus diligencias y defensas en España en favor de los indios

Vuelto a Manila hacia el mes de marzo de 1591, fray Miguel no tardó en volver a viajar. Las discrepancias entre el obispo Salazar y el gobernador Pérez Dasmariñas obligaron al primero a venir a España. Con él viajará Benavides, nombrado procurador ante las Cortes de Madrid y Roma. El 26 de junio embarcaron en Cavite rumbo a Acapulco, a donde llegaron a finales de febrero de 1592. La estancia en México fue larga: primero, porque el obispo debía solucionar varios asuntos con su metropolitano (Manila dependía del arzobispado de México); después, porque Salazar enfermó gravemente. Finalmente, se embarcaron en la primera década de noviembre y llegaron a España en febrero o marzo de 1593.

En la Corte de Madrid encontraron sinsabores y enemistades. Cumpliendo su oficio de procurador, Benavides logró reunir un primer grupo de dominicos, que partió el 21 de julio de 1594, y otro que lo hizo a primeros de junio de 1595. En el entretanto se produjo el fallecimiento de Salazar (el 4 de diciembre de 1594), no sin que antes el prelado le dejara encomendada la tarea de proseguir el proyecto de ambos.

Durante los primeros meses de 1595, fray Miguel presentó varios memoriales. En ellos solicitaba que se dilucidara las cuestiones planteadas por el obispo; se reconocieran los derechos de posesión de los naturales de Filipinas a sus campos y montes anteriores a la llegada de los españoles; aconsejaba que el comercio entre Filipinas y México favoreciera a los españoles de aquellas islas, etc. Entre los memoriales, hubo dos, especialmente polémicos, que motivaron varias Juntas de teólogos y especialistas de la Corte: el primero sobre el modo de gobernar aquellas islas y el derecho para hacerlo en justicia; el segundo retomaba la doctrina lascasiana de la evangelización pacífica, sin soldados que acompañaran a los evangelizadores. Los conocimientos de Benavides comenzaron a ser tan apreciados que pronto se convirtió en consejero real para cuestiones de gobierno político y religioso de aquellas islas.

 


7.5 Su vuelta a Filipinas como obispo de Nueva Segovia

El 24 de mayo de 1595 Miguel de Benavides fue elegido obispo de Nueva Segovia, pero las Juntas organizadas para estudiar sus memoriales le detienen dos años en España. Finalmente, después de lograr convencer a treinta dominicos para que le acompañaran y comprobaran cómo era aceptado su pensamiento, el nuevo obispo se dirigió hacia su diócesis. En Sevilla embarcó en abril de 1597. En México fue consagrado obispo y, mientras esperaba el galeón, comenzó a negociar la compra de una casa acoger a los dominicos que viajaran a Filipinas: San Jacinto de México.

Por aprovechar los navíos de la armada de Fernando de Castro que viajaba a Filipinas, Benavides y sus dominicos se embarcaron sin aprovisionarse, de modo que tuvieron que alimentarse de lo que lograban pescar. En mayo de 1598 entraban en Manila. Comunicado con el gobernador Tello el modo de poner en práctica las órdenes reales, para lograr el consentimiento y aceptación de los isleños (Acta de obediencia y vasallaje prestado por los naturales de Pangasinán a los Reyes de España, Magaldán, 21 de marzo de 1599), Benavides se encaminó hacia su diócesis, donde no fueron pocas las tribulaciones que sufrió: unas veces por defender a los naturales de la rapacidad de los alcaldes mayores; otras, porque algunos de los evangelizadores se consideraban dueños de sus curatos y de la doctrina que tenían que enseñar. Las cartas de Benavides al Rey y al Papa hablan de su incansable solicitud por el bien de sus ovejas y en pro de su labor como pastor. 

 

 

7.6 Su estancia en Manila y fundador de la Universidad

Por la muerte del Arzobispo de Manila fue nombrado arzobispo de Manila en 1601. Fue tercer arzobispo de Manila, fue el fundador de la universidad. El 8 de septiembre de 1601, el Rey le promoverá a arzobispo de Manila. Sus bulas y palio le serán enviados a través de su sucesor en Nueva Segovia: fray Diego de Soria.

Las vicisitudes de su nuevo ministerio pastoral no fueron menores. El 4 de julio de 1603 se hizo cargo de su nueva sede y, de inmediato, se enfrentó a la revuelta de los chinos de Manila. Pero no llegó la paz con la victoria sobre los chinos.

El arzobispo chocó con el fuerte carácter de Pedro de Acuña, nuevo gobernador, y con los oficiales de la Audiencia, que le acusaron de inmiscuirse en asuntos de política, porque no toleraba las demasías de estas autoridades o porque criticaba su enriquecimiento mediante la venta de permisos de estancia para los chinos en Manila. También tuvo sus enfrentamientos con las Órdenes, en algunos casos porque necesitaban ciertas reformas; en otros, porque abandonaban las doctrinas sin consideración y, otras veces, porque no actuaban como padres de los naturales.

A pesar de todos estos enfrentamientos, siempre fue considerado como persona virtuosa. Fue famosa su pobreza y generosidad en favor de todos los menesterosos; no mudó el modo de vivir a pesar de ser encumbrado a los más altos honores. Siempre se preocupó de la formación del clero y de la juventud, de ahí que el 24 de julio de 1605 dejara testado que sus bienes fueran usados para levantar un colegio donde la juventud pudiera formarse (en 1647, el colegio fue reconocido como Universidad de Santo Tomás).

Pidió a la Orden que edificase un Colegio para la formación de los religiosos y de los propios nativos. Con este principio, que sería valor de milpesos, se comenzó el que dio origen al Colegio con advocación a Santo Tomás, lo que sería la nueva Universidad.[27]

Dos días después (el 26 de julio) falleció en Manila. Varios autores concuerdan en que su cadáver (originalmente sepultado en la catedral de Manila) fue encontrado incorrupto después de siete años, al ser trasladado a la iglesia de Santo Domingo. Fue admirado por las autoridades más altas por su espiritualidad, dignidad, virtudes y sabiduría. Dejó el Arzobispo numerosos escritos, mucha erudición y doctrina, que son de mucha importancia para los ministros del santo evangelio.[28]

 

 


8. El primer asentamiento en Intramuros

En 1609, se solicitó al rey Felipe III permiso para abrir el centro, pero no fue hasta 1611 cuando el permiso finalmente llegó. El 28 de abril de 1611 el notario Juan Illian atestiguó la firma del acta de fundación por los dominicos Baltasar Fort, Bernardo Navarro y Francisco Minado, designado aquel año como Padre Provincial, también Primer Rector del Colegio.

El Colegio de Nuestra Señora del Santísimo Rosario se estableció el 28 de abril de 1611 gracias a la biblioteca del difunto Miguel de Benavides. Posteriormente cambió su nombre a Colegio de Santo Tomás y el papa Inocente X elevó su rango a universidad el 20 de noviembre de 1645 mediante la bula In Supreminenti. Esto convirtió a la universidad en la segunda real y pontificia universidad de las Filipinas, después de la Universidad de San Ignacio que fue fundada en 1590 aunque cerró en 1770 debido a la expulsión de la Sociedad de Jesús en Filipinas.

Su nombre completo es Pontificia y Real Universidad de Santo Tomás, Universidad Católica de Filipinas. El título de "Real" fue otorgado por el rey español Carlos III, el 7 de marzo de 1785; "Pontificia" por el papa León XIII el 17 de septiembre de 1902 en su constitución Quae Mari Sinico, y el apelativo "La Universidad Católica de Filipinas" por el papa Pío XII el 27 de abril de 1947.

Inicialmente la universidad como dijimos estaba situada en la ciudad amurallada de Intramuros en Manila. El primitivo asentamiento fue levantado por el Arzobispo de Manila Miguel de Benavides en el siglo XVII como un seminario para jóvenes aspirantes al sacerdocio, tomando su nombre de Santo Tomás de Aquino, el gran teólogo dominico. Los primeros cursos que impartió el Colegio de Santo Tomás fueron los de derecho canónico, teología, filosofíalógicagramáticaartes, y código civil. En 1871 comenzó a ofertar cursos de medicina y farmacia, la primera en el Asia colonizada. 

 


9. El segundo asentamiento en el nuevo Campus

En los cuatro siglos precedentes, la universidad se convirtió poco a poco en una importante institución de enseñanza superior, ofreciendo estudios en derecho, medicina y farmacia entre otros. En la universidad se han graduado héroes nacionales filipinos, presidentes e incluso santos.

A principios del siglo XX, con la creciente población estudiantil, los padres dominicos compraron tierras en el distrito de Sampaloc en Manila y comenzaron la construcción del nuevo campus de 220.000 metros cuadrados. En 1927 con la inauguración del edificio principal (que fue el primer edificio con protección contra terremotos de Filipinas) se dio por abierto el nuevo campus. Ese mismo año se aceptó el ingreso de mujeres.

Desde su fundación, la actividad académica solo ha sido suspendida en dos ocasiones, entre 1898 y 1899 durante la revolución filipina en contra del control español y desde 1942 a 1945 durante la ocupación japonesa de Manila, en la Segunda Guerra Mundial

Durante este periodo los japoneses convirtieron el campus en un campo de concentración de civiles, extranjeros y prisioneros de guerra. Algunos de los más brutales crímenes de guerra cometidos durante la guerra se produjeron en Santo Tomás.[29]Antonio Riestra del Moral, Delegado Nacional del Servicio Exterior español hace llegar al rectorado de esta Universidad de Santo Tomás en Manila un texto del SEU felicitándole por la entrada de tropas americanas "liberando a ese pueblo del dominio de una potencia asiática".[30]

En reconocimiento de la importancia de la institución, una gran cantidad de dignatarios extranjeros han visitado oficialmente la universidad, durante las tres últimas décadas: Su Santidad el Papa Pablo VI el 28 de noviembre de 1970; Su Majestad el Rey Juan Carlos I de España en 1974 y 1995; la Madre Teresa de Calcuta en enero de 1977 y de nuevo en noviembre de 1984Juan Pablo II el 18 de febrero de 1981 y el 13 de enero de 1995 (como parte de las Jornadas Mundiales de la Juventud de 1995)

 


9.1 El sello de la Universidad

El sello de la Universidad de Santo Tomás es un escudo cuartelado por la Cruz de los Dominicos. Sobrepuesta sobre la cruz se encuentra el sol de Santo Tomás de Aquino, patrón de las escuelas católicas, y del que la universidad recibe su nombre. Rodeando la cruz se encuentra:

En el cuadrante superior izquierdo, la tiara papal, indicador de que la UST es una universidad pontificia.

En el superior derecho se muestra un león proveniente del escudo de España, indicador del patronazgo real durante la mayor parte de la existencia de la universidad.

El inferior izquierdo está ocupado por un león tomado del escudo de la ciudad de Manila, la capital de país, simbolizando la República de Filipinas.

La rosa situada en el cuadrante inferior derecho simboliza a la Virgen María bajo cuyo patronazgo fue fundada la universidad en sus inicios.

Los símbolos se muestran en color oro (excepto la cruz dominica que es de color blanco y negro), y el fondo en color azul claro, el color mariano.[31] 

 


9.2 El Campus

El nuevo campus principal de la universidad se encuentra en la ciudad de Manila. El campus actual está situado en el distrito de Sampaloc en Manila en una parcela de unos 220.000 metros cuadrados, el campus actual se estableció en 1927 cuando el primer campus en el distrito de Intramuros se quedó pequeño para la creciente población universitaria.  

A la entrada del nuevo campus se observa un vestigio de la antigua localización en intramuros, un gran arco de entrada. El arco de entrada hace referencia a su fundación. El rey Felipe II consiguió del papa Inocente X que le otorgase el rango pontificial. Así reza la inscripción: "Pontificia y real Universidad de Santo Tomás fundada en 1645 con bula fundacional bajo el beneplácito real y reconocida con la bula papal". 

Se accede al campo a través de una enorme esplanada que es utilizada con campos de deportes. En esa gran esplanada tuvo lugar el encuentro con Juan Pablo II en su visita a la Universidad en el WYD de 1995. Con motivo del cuarto centenario de la fundación de la universidad, se prevé que para 2011 se inauguran cuatro nuevos campus. Dichos campus son Santa Rosa (Filipinas), con una extensión de 440.000 metros cuadrados, General Santos con 800.000 metros cuadrados y Negombo en Sri Lanka con 50.000 metros cuadrados  de campus.[32] 

 


10. Profesorado

Hubo un nutrido número de profesores españoles que impartieron docencia en universidades de toda Europa, desde la que la percepción de España y sus intelectuales fue ambivalente, muy elogiosa en unos casos y muy crítica en otros, sobre todo a medida que se iban extendiendo los tópicos de la propaganda antiespañola que han recibido el nombre de leyenda negra.[33] ​ En una citadísima expresión, respuesta a la petición de venir a España, y a la que se han atribuido toda clase de causas, desde recelos antijudíos hasta recelos antiinquisitoriales, Erasmo de Róterdam, la cabeza del humanismo europeo, llegó a decir: no me gusta España.[34]

Los maestros dominicos desde el antiguo Estudio General y la denominada Escuela de Salamanca  capitaneados por Francisco Vitoria proyectaron el nuevo pensamiento floreciente en la Universidad de Salamanca y el Ama Mater salmantina en todos los pueblos de Ultra Mar.

Los jesuitas fundaron instituciones educativas siguiendo el espíritu de la contrarreforma por toda Europa, y fueron especialmente importantes para la recuperación del catolicismo en la Europa Central. Entre sus bases en territorio amigo (la utilización del vocabulario militar es característica de esta Compañía) estaban las de las cortes de los Habsburgo: Viena y Madrid. En la capital española abrió el Colegio Imperial destinado a los hijos de la nobleza, también denominado Seminario de Nobles o Reales Estudios de San Isidro que no tuvo la categoría de universidad. 

La labor de estos insignes maestros que ejercieron su magisterio en centros neurálgicos del pensamiento es imponente. El talante del tesón que mostraron constituye una invitación constante a ser asumido y a traducirlo en nuestras circunstancias de hoy

 


11 El alumnado

La mayoría de los estudiantes de las primeras generaciones de las universidades de Ultra Mar se formaron con maestros eminentes, los grandes maestros de Salamanca en los siglos de mayor auge y desarrollo. El magisterio de los grandes teólogos, juristas, filósofos, pensadores fecundó la nueva tierra del Nuevo Mundo. Entre estos destacaron por su erudición, rigor y disciplina los dominicos de San Esteban de Salamanca. Al calor de su magisterio se formaron no solo los que pasaban por las aulas conventuales sino numerosos estudiantes y colegiales.

Estos estudiantes desempeñaron todo un abanico de actividades en favor de la educación, de la cultura, del gobierno, desempeñando altos cargos eclesiásticos y civiles. Ellos fueron el enlace vital de aquellas jóvenes generaciones de estudiantes que supieron transmitir el espíritu de su Alma Mater. Fueron sin duda los artífices en la construcción de aquella nueva sociedad.

A día de hoy la universidad cuenta con aproximadamente 38.000 estudiantes. De 50.000 solicitudes de ingreso la universidad admite cada año solamente a 10.000 nuevos alumnos, lo que supone el 20%. 

Por las aulas de la universidad de Santo Tomás pasaron numerosos estudiantes célebres como José Rizal, héroe nacional filipino, así como los presidentes de la República Manuel L. QuezonSergio OsmeñaJosé P. Laurel y Diosdado Macapagal. En el siglo XX han destacado políticos y personajes del mundo de la cultura, como Brillante Mendoza. En el área de las artes, destacan los músicos Champ Lui Pio y Roll Martínez, integrantes de la banda de rock alternativo Hale.

 


12 Conclusión: Salmantica Docet

Las universidades han sido un factor decisivo en la forja y cultivo de la identidad de los pueblos del Nuevo Mundo. La Universidad de Salamanca grabó un día en su escudo estas palabras: Salmántica docet. Este breve lema resume la proyección de la universidad salmantina en el virreinato de América y Filipinas. La universidad de Salamanca por su espíritu, pensamiento se convirtió en referente principal. No solo fue modelo institucional sino vínculo y trasvase de cultura. Lo mismo ocurre con la Universidad de Santo Tomás, esta siguiendo el espíritu de su Alma Mater se convirtió en referente no solo para Filipinas sino para toda Asia.

Las universidades del Nuevo mundo no solo fueron receptoras y acogedoras de una cultura sino que se convirtieron a su vez en transmisoras de una nueva cultura para sus pueblos. Fueron transmisoras de principios fundamentales de verdad, justicia, libertad, principios que supo irradiar la Escuela de Salamanca a través del magisterio de Francisco Vitoria y de sus discípulos.

El trasplante o simbiosis del modelo universitario español a Ultra Mar fue de enorme importancia. Podemos decir que la Universidad de Salamanca fue educadora y forjadora de los pueblos de Ultra Mar. Es su Alma Mater, a través de las universidades, en las que proyectó su imagen, a través de sus hijos que les trasmitieron su perenne mensaje de verdad. Hace muy poco se celebró el VIII centenario de su fundación y es justo recordar y hacer memoria histórica justa venciendo y contrapesando toda la ideología que supuso la llamada “leyenda negra”.

Hoy acabo este trabajo en la víspera del 12 de Octubre día de la Hispanidad. Sin duda Hispanoamérica y Filipinas reconocen la universidad y la Escuela de Salamanca con filial afecto. Por la histórica misión cultural cumplida. La universidad de Salamanca no quiere olvidar los vínculos que la unen con todos los pueblos de Ultra Mar. y en especial con la universidad de Santo Tomás. Su vocación y misión es una de las facetas más destacadas de su misión que permanece viva hasta hoy. Asistimos a una nueva etapa de mutua proyección, una nueva etapa de relaciones cordiales y fecundas. 

 


 

 

Bibliografia:

Águeda Rodriguez Cruz, La universidad de Salamanca en Hispanoamérica, Ed Universidad, Salamanca, 2005;

J. Brufau Prats, La Escuela de Salamanca ante el descubrimiento del Nuevo Mundo, Ed. San Esteban, Salamanca, 1989;

J. López, Quinta parte de la Historia general de Santo Domingo y de su Orden de Predicadores, Valladolid, Juan de Rueda, 1621;

D. de Aduarte, Historia de la Provincia del Santo Rosario de la Orden de Predicadores en Filipinas, Japón y China, Manila, 1640 (reimp. vol. I, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1962);

J. Peguero, Historia en compendio de la Provincia de Nuestra Señora del Rosario de Filipinas de la Orden de Predicadores, Archivo Provincial de Nuestra Señora del Rosario (Ávila), ms. 1691; G. Tembleque, Vida del Illmo. Fr. Miguel de Benavides, Manila, Real Colegio de Santo Tomás, 1891;

H. Ocio, Compendio de la reseña biográfica de los religiosos de la Provincia de Nuestra Señora del Rosario de la Orden de Predicadores, Manila, Real Colegio de Santo Tomás, 1895;

G. Arriaga y M. Hoyos, Historia del Colegio de San Gregorio de Valladolid, vol. II, Valladolid, Cuesta, 1930; M. Velasco, Biobibliografía de los religiosos de la Provincia de Nuestra Señora del Rosario de la Orden de Predicadores, vol. I, Manila, Real Colegio de Santo Tomás, 1950;

P. Fernández, Dominicos donde nace el sol, Barcelona, Talleres gráficos Yuste, 1958; M. González Pola, Episcopologio dominicano de Filipinas, Madrid, 1992;

E. Neira, Misioneros dominicos en el Extremo Oriente 1587-1835, Manila, Life Today Editions, 2000.

 

 

 



[1] Mejor se podía hablar de una simbiosis e intercambio cultural común.

[2] Este es un argumento para demostrar la falsedad de la “leyenda negra”. Hans Albert Steger, Las Universidades en el desarrollo social de América Latina, México, Fondo Cultural, 1974.

[3] La Alma Mater salmantina fue invocada por la Corona y por el Papado como el faro de las universidades del Nuevo Mundo.

[4] También era importante la extensión al comentario que sobre el tema redactaba el catedrático, la exposición oral del comentario y las notas tomadas por los alumnos.

[5] Se quería asegurar una ideología común menoscabando la postura autocrítica frente a temas candentes.

[6] Mantenida en su justo punto y moderación hubiera contribuido poderosamente al florecimiento de la ciencia, pero llevada al abuso en todas las facultades degeneró en corruptela.

[7] Era lo que vulgarmente se conocía como “asistir al poste” o la columna.

[8] También a cargo de su vida espiritual, para guiarlos conforme a la práctica de la virtud y el recogimiento puesto que la Universidad cultivaba la piedad de sus miembros.

[9] Luis Joseph Velázquez. Orígenes de la poesía castellana. Málaga; 1754. p.66-7.

[10] «Rodríguez-San Pedro LE. La Edad Moderna: Universidades de la Monarquía Católica. Plétora y diversidad. Universia. 2012.». Archivado desde el originalel 14 de julio de 2013. Consultado el 8 de enero de 2012.

[11] Pozo Ruiz A. Estado general de las universidades españolas en el siglo XVIII. 14/05/2012. Aguilar Piñal F. Los comienzos de la crisis universitaria en España: antología de textos del siglo XVIII; introducción y selección de textos. Madrid: Ed. Magisterio Español; 1967.

[12] Ajo y González de Rapariego E. Historia de las Universidades Hispánicas. Origen y desarrollo desde su aparición hasta nuestros días. Madrid: 1957-1977.

[13] De la Fuente V. Historia de las universidades, colegios y demás establecimientos de enseñanza en España. Madrid; 1884-1889.

[14] Escartín Sánchez E. Universidades mayores y menores. Una polémica en la Cataluña del siglo XVII. Revista Pedralbes. 2003; (23):187-202.

[15] Fernández Luzón A. La Universidad de Barcelona en el siglo XVI. Barcelona: Universitat de Barcelona; 2005. 

[16] De las Universidades, y Estudios generales y particulares. Libro Primero. Título 22. Mandadas imprimir y publicar por Carlos II. Madrid; 1681.

[17] P. Domingo Salazar hijo del Convento de San esteban de Salamanca contemporáneo de losPP Maestros Domingo Báñez y Bartolomé de Medina

[18] Fue conocido como “el Bartolomé de las Casas” de Asia y Filipinas.

[19] Retana así lo registra en su obra, Archivo del bibliófilo filipino, III, Prólogo

[20] P. Salvatierra  era también hijo del convento de san Esteban y salió de su convento con el deseo de ser uno de los primeros fundadores.

[21] El Colegio recibe el rango de “Studiorum generalium Universitas” adquiriendo el rango de Universidad. El padre Miguel de Benavides sería su fundador.

[22] Diccionario geográfico, estadístico, histórico, de las Islas Filipinas, 1851, p. 274

[23] J. A. Robertson, The Philippine Islands, Ohio 1903

[24] Historia de la Provincia del Sto Rosario, Tomo I, p. XIX

[25] Historia de la Provincia del Sto Rosario, Tomo II, cap. LXI, p. 459

[26] Allí expusieron de los excesos de los colonizadores que sometieron a los infieles por fuerza de armas y arcabuces. Instaron a la prudencia humana para que la evangelización de estos pueblos no fuera con violencias, muertes y conquistas a la fuerza Fr Diego de Aduarte, Historia de la Provincia de Santo Rosario, p. 463

[27] Lo hizo para que los estudiantes desde sus primeras letras fueran cobrando amor al santo Doctor y le siguieran después cual discípulos aventajados. Oc. p. 469

[28] Murió invocando a la Virgen y quedando su cuerpo oliendo a rosas. Oc. p. 470

[29] Santo Tomas Internment Camp

[30] La extensión falangista en las Filipinas durante la guerra: La prensa española clamaba contra el hostigamiento japonés hacia españoles e incluso se vislumbró la posibilidad de una declaración de guerra al Japón.

[31] Guía del estudiante de la Universidad de Santo Tomás. Edición del 2002

[32] Nuevo campus de la UST en Sri Lanka Archivado el 11 de marzo de 2007 en la Wayback MachineThe Varsitarian. Publicado en julio de 2004. Fr. Lana’s term (1998-2006) The Varsitarian. Acceso 6 de agosto de 2006.

[33] Julián Juderías. La leyenda negra y la verdad histórica. 1914.

[34]Erasmo de Rotterdam. Non placet Hispania. En carta a Tomás Moro, julio de 1517.

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