jueves, 1 de octubre de 2020

LA BASILICA DE SAN PEDRO

 

LA BASILICA DE SAN PEDRO

  


Introducción

La basílica papal de San Pedro (en latín, Basilica Sancti Petri), conocida comúnmente como basílica de San Pedro, está situada en la antigua colina del Vaticano (una de las siete colinas donde se funda la Roma imperial)

La gran Basílica de Vaticano, Madre de todas las Iglesia descansa sobre los restos del apóstol Pedro. Está localizada en la colina Vaticana al costado del antiguo del circo de Nerón, Circus Gai el Neronis, en las estribaciones de la colina fuera de las murallas aurelianas, en el lugar donde el apóstol fue martirizado.

Al margen del circo donde fue martirizado y sepultado Pedro se localiza una necrópolis del S. I con tumbas todas en torno y dirigidas a la del apóstol Pedro. Pronto el lugar del martirio se convirtió en lugar de culto. La primera basílica sobre la tumba de Pedro es del año 323 construida por Constantino. Sobre esta se construye la basílica actual que la empezó el Papa Nicolás V en 1454 y que tras 170 años de construcción, durante 20 papados, fue consagrada por el Papa Urbano VIII el 18 de Noviembre de 1626, fecha del aniversario de la consagración de la antigua Basílica.

La gran Basílica de San Pedro mide 212 metros de largo, 140 metros de ancho y 1333 metros de altura en su enorme cúpula. En el piso de la nave central aparecen el nombre y las dimensiones de las más grandes basílicas y catedrales de la cristiandad como queriendo decir que quedan todas albergadas en la iglesia Madre. No hay otro templo en el mundo que le igual en extensión. La Basílica de San Pedro es el mayor y más grandioso templo de la cristiandad. La basílica tiene una larga historia.

Primero se levantó un pequeño santuario un pequeño trofeo en forma de nicho que ya consta en el 165. En el tiempo de Constantino manda construir alrededor del año 333 una basílica en honor al apóstol Pedro respetando que el altar mayor correspondiera al lugar de la tumba para lo cual tuvo que hacer un gran desmonte en la colina. Esta basílica con posteriores modificaciones y ampliaciones con capillas aledañas se mantuvo mil años.

Fue Nicolás V el primer papa humanista el que marca el paso de la Edad Media al Renacimiento quien propuso la reconstrucción radical de la basílica de San Pedro[1]. Se propuso añadir cruceros y un nuevo ábside en torno al santuario del apóstol para darle más relieve y planificó una gran plaza para las bendiciones papales para poder también dar cabida a las multitudes de peregrinos que acudían al lugar. Quiso que se colocara en ella el gran obelisco procedente del circo de Nerón.[2] Su gran proyecto no lo pudo ver acabado.

Fueron sus predecesores Sixto IV, Julio II y Alejandro VI quienes verdaderamente llevaron a cabo la gran obra de reforma de la basílica[3]. Bramante planeó un grandioso edificio de planta de cruz griega rematado por una gran cúpula centrada sobre el santuario del apóstol. Nunca se emprendió en la historia de la Iglesia una obra tan grandiosa. La gran Basílica duraría 176 años de laboriosos trabajos[4].

La construcción va a sufrir toda una serie de modificaciones con la aportación de distintos arquitectos. La composición y diseño original corresponde a Bramante y luego le seguirán Miguel Ángel, Maderno y Bernini. La génesis de los trabajos a partir de Sixto IV, Julio II y Alejandro VI, la podríamos resumir de la siguiente manera: Pablo III 1534-1548 encarga a Miguel Ángel nuevas obras como el Campidoglio y lo nombra en 1547 jefe del nuevo proyecto para San Pedro perfeccionando el plan  original en forma de cruz griega de Bramante. Miguel Ángel coronó la basílica con una grandiosa cúpula de 112 m de altura aunque no lograse verla terminada[5]. Sixto V, el papa más formidable de la contrarreforma, sería finalmente quien apoyó a que se llevara el proyecto adelante hasta completar la cúpula que se completaría en 1590.  Pablo V (1605-162) mandó a Maderno la fachada de la gran Basílica. Con Urbano VIII (1623-1644) el papado volvió a retomar un camino de lujo y ostentación rodeándose de mecenas y artistas. Retomó el proyecto ambicioso de Sixto V y encargó a Bernini el baldaquino sobre el altar en 1642 haciéndolo girar en torno a la tumba del Apóstol[6]. Sus sucesores, Inocencio X (1644-1655) y Alejandro VII (1655-1667) continuaron su mecenazgo a Bernini para que desplegara toda una serie de grandes obras, las tumbas de Urbano y Alejandro VII en San Pedro y sobre todo la gran columnata de la Plaza de San Pedro y la deslumbrante silla de San Pedro, Cathedra Petri, en el ábside de la basílica rematando así la exaltación grandilocuente del poder papal.



1. Los orígenes San Pedro. La antigua basílica en la Roma Antigua

Las ruinas de la Roma Imperial todavía son visibles en la actualidad. Además de los innumerables vestigios también se han conservado restos de las murallas de Aureliano y Honorio bordeando casi toda la ciudad con la Puertas y vías más principales.

La antigua basílica la levanta Constantino sobre el sepulcro del apóstol Pedro, en el lugar donde fue martirizado. Roma honra los dos pilares más destacados de la Iglesia martirizados en Roma. El testimonio de su martirio es recogido por diversos testimonios, San Clemente Romano, San Dionisio de Corintio, Tertuliano, Orígenes, Eusebio de Cesárea, Lactancio, Sulpicio Severo, Suetonio, entre otros.

De ellos se desprende que el martirio de Pedro trascurrió después del incendio de Roma y persecución de Nerón a los cristianos. Pedro muere en una cruz cabeza abajo. Pablo fue decapitado bajo el mismo emperador. Ambos trofeos o sepulcros se hayan localizados en la colina Vaticana y en la vía Ostiense y sobre ellos se asentaría la primitiva iglesia de Roma.

Los orígenes de la Iglesia de Roma están asociados a la preciosa semilla de estos dos grandes apóstoles, ambos quedarán indisolublemente unidos en la gloria del martirio sufrido en Roma bajo Nerón. Los datos precisos están aún en la bruma de las suposiciones. No hay común acuerdo en la fecha precisa de la llegada de San Pedro a Roma. La primera luz histórica nos la da Suetonio. Según este el emperador Claudio da un edicto para expulsar a los judíos de Roma. Este edicto data sobre los años 51-52. Pablo escribe a los romanos en el año 50 y manifiesta el deseo de visitar la comunidad de la capital del Imperio.

Pablo llega a Roma en el 62 cargado de cadenas para ser juzgado como ciudadano romano ante el tribunal del César, a quien había apelado. Los cristianos de Roma le salen al encuentro en la Vía Appia. Tras un año de prisión es absuelto y puesto en libertad. Por este tiempo hay que suponer la estancia de San Pedro en la comunidad romana.

Recogemos un fragmento de la carta del papa San Clemente primero dirigida a los Corintios[7]: “Vengamos a considerar los luchadores más cercanos a nosotros; expongamos los ejemplos de magnanimidad que han tenido lugar en nuestros tiempos. Aquellos que eran las máximas y más legítimas columnas de la Iglesia sufrieron persecución por emulación y por envidia y lucharon hasta la muerte. Pongamos ante nuestros ojos a los santos apóstoles. A Pedro, que, por una hostil emulación, tuvo que soportar no una o dos, sino innumerables dificultades, hasta sufrir el martirio y llegar a la posesión de la gloria merecida. Esta misma envidia y rivalidad dio a Pablo ocasión de alcanzar el premio debido a la paciencia en repetidas ocasiones, fue encarcelado, obligado a huir, apedreado, y, habiéndose convertido en mensajero de la palabra en el Oriente y en el Occidente, sufrió el martirio de parte de las autoridades y, de este modo, partió de este mundo hacia el lugar santo, dejándonos un ejemplo de paciencia”.

 


1.1 Localización. El lugar del Vaticano

Roma según la leyenda fue fundada por Rómulo y Remo entre siete colinas. Una de estas colinas es la colina Vaticana. La Basílica de San Pedro tiene su lugar de emplazamiento en una antigua necrópolis situada junto al circo de Nerón, Circus Gai el Neronis, en las estribaciones de la colina Vaticana fuera de las murallas aurelianas, donde entre sus enterramientos se empezó pronto a venerar el del apóstol Pedro. Primero se levantó un pequeño santuario un pequeño trofeo en forma de nicho que ya consta en el 165 y después Constantino manda construir allí una gran Basílica.

El lugar de su emplazamiento se remonta a una necrópolis situada al margen del circo de Nerón, Circus Gai el Neronis, en las estribaciones de la colina Vaticana fuera de las murallas aurelianas, donde entre sus enterramientos se empezó pronto a venerar el del apóstol Pedro.

La antigua basílica fue construida en el lugar donde se encontraba la tumba de Pedro, no lejos del circo de Nerón. Las obras fueron ordenadas por el emperador Constantino, a expensas del papa Silvestre I; comenzaron entre el 326 y el 330, y finalizaron 30 años después. Ante el altar mayor de esta iglesia fueron coronados muchos emperadores, como Carlomagno, a quien el papa León III impuso la corona imperial el día de Navidad del año 800.[8]

La Basílica de Constantino fue construida en la colina del Vaticano haciendo para ello un gran desmonte. Debido a la orografía de la colina hubo de hacerse un gran trabajo de desmonte y allanación del terreno. Se quiso mantener el altar mayor respetando el lugar del trofeo de la tumba del apóstol. Se mantuvo en pie durante más de 1000 años hasta que fue demolida para la construcción de la fábrica de San Pedro y la actual Basílica.


               


1.2 El diseño de la basílica constantiniana

El edificio consistía en cinco naves: una amplia, en el centro, y dos más pequeñas a cada uno de los lados. A su vez, cada una de las naves estaba dividida por 21 columnas de mármol, que eran restos tomados de antiguos edificios paganos.[9]

La basílica, de 110 metros de largo, tenía forma de cruz latina y un techo de madera en el interior, que alcanzaba una altura de 30 metros en el centro de la construcción. No obstante, a diferencia de los templos paganos anteriores, el exterior de la basílica no estaba especialmente decorado. Conocemos parte de ese aspecto exterior por dibujos, grabados, y el fresco de Rafael Sanzio El incendio del Borgo, donde se representa el antiguo edificio de forma realista.

La creación del mosaico conocido como la Navicella (1305-1313), ubicado en el atrio, se atribuye a Giotto di Bondone. El enorme mosaico había sido encargado por el cardenal Jacopo Stefaneschi y ocupaba la totalidad de la pared por encima del arco que daba al patio. La obra mostraba a san Pedro caminando sobre las aguas. Este extraordinario trabajo fue dañado durante la construcción de la nueva basílica en el siglo XVI, aunque aún se conserva gran parte de la obra, bien que restaurada. Navicella significa «barco pequeño», en referencia al barco que dominaba la escena y cuya vela, hinchada por los vientos de la tormenta, se imponía sobre el horizonte. Este tipo de representación naturalista del mar sólo se conocía en obras de arte antiguo.

La nave de la iglesia terminaba en un arco que contenía un mosaico figurando a Constantino y san Pedro, a quien se le entregaba un modelo de la iglesia de Cristo. En las paredes, de 11 ventanas cada una, podían encontrarse frescos con escenas tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento.[10]

Uno de los restos más excepcionales de la decoración medieval de la antigua basílica es el fragmento de un mosaico del siglo VIII, La Epifanía. Dicho fragmento, que se conserva en la sacristía de la iglesia romana de Santa Maria in Cosmedin, es prueba de la gran calidad artística de los mosaicos perdidos.

El altar de la basílica constantiniana contaba con varias columnas salomónicas. Según la tradición, Constantino tomó estas columnas del Templo de Salomón y las regaló a la iglesia; sin embargo, es probable que en realidad fueran de una iglesia de Oriente. Cuando Gian Lorenzo Bernini construyó el baldaquino para cubrir el nuevo altar de San Pedro, se alejó del diseño intrincado de las antiguas columnas. Ocho de las columnas originales fueron trasladadas al interior de la nueva basílica de san Pedro.

    

           


1.3  Planos de la antigua Basílica de Constantino

La primera edificación correspondía a un pequeño santuario que contenía el trofeo levantado en lugar del martirio de San Pedro. Sobre este trofeo se construyó la basílica paleocristiana.

La basílica constantiniana era una basílica paleocristiana levantada de acuerdo a las peculiaridades del arte de aquellos tiempos. Su planta constaba de un cuerpo rectangular cruzado por un transepto. Las naves, que eran cinco, estaban divididas por columnas. La iglesia tenía delante un cuadripórtico donde se reunían los catecúmenos, cristianos no bautizados.

En el tiempo de Constantino manda construir alrededor del año 333 una basílica en honor al apóstol Pedro respetando que el altar mayor correspondiera al lugar de la tumba para lo cual tuvo que hacer un gran desmonte en la colina Vaticana. La basílica está situada al margen del circo de Nerón, Circus Gai el Neronis, en las estribaciones de la colina Vaticana fuera de las murallas aurelianas. Esta basílica con posteriores modificaciones y ampliaciones con capillas aledañas se mantuvo mil años.

La antigua basílica de San Pedro era el edificio que se erigía en el lugar donde ahora se halla la basílica de San Pedro de Roma, actual Estado de la Ciudad del Vaticano. También se conoce al edificio desaparecido como basílica constantiniana, por haber sido mandada construir por el emperador Constantino I.[11] . El Obelisco se halla a la izquierda, aún en pie, en el sitio donde fue erigido por orden del emperador Calígula en el año 37.

Desde la época de la crucifixión y sepultura de san Pedro en el año 64, se ha creído que en este lugar se halla su tumba y un pequeño santuario. La construcción de una basílica sobre el lugar comenzó bajo las órdenes del emperador romano Constantino I, entre 326 y 333, y se necesitaron 30 años para completarla.

El diseño era el típico de una basílica romana, adaptada para el culto cristiano.[12] La iglesia mandada erigir por el Emperador ganó importancia durante los siguientes doce siglos, y se convirtió en un importante lugar de peregrinación. Las coronaciones papales comenzaron a celebrarse allí; también fue el lugar donde Carlomagno fue coronado, en el año 800. Gracias a su prestigio, el templo fue decorado con estatuas, mobiliario y mosaicos, y continuamente se agregaban sepulcros y altares a sus costados.

 


1.4 El lugar central, el Sepulcro de San Pedro

En la cripta debajo del altar mayor en el subsuelo de lo que sería la primitiva basílica Constantiniana, se haya el cofre con los restos del Apóstol Pedro. Excavaciones realizadas debajo de la Confesión han permitido la constatación de que son verdaderamente las reliquias de San Pedro como declaró Pablo VI el 26 de Julio de 1968. En torno al sepulcro se encuentran las grutas nuevas y las viejas con los restos de otros Papas.

Después de la crucifixión y resurrección de Jesús, en el segundo cuarto del s. I, se registra en el libro bíblico de los Hechos de los Apóstoles que uno de sus doce discípulos, Simón Pedro, un pescador de Galilea, ocupa una posición de liderazgo entre sus seguidores, teniendo gran importancia en la fundación de la Iglesia cristiana.

Simón Pedro, después de un ministerio de unos treinta años, viajó a Roma. En el año 64, durante el reinado del emperador Nerón, los cristianos fueron responsabilizados del gran incendio de Roma, por lo que Pedro fue martirizado, al igual que otros muchos cristianos. Fue crucificado cabeza abajo, por petición propia, porque se consideraba indigno de morir de la misma manera que lo hizo Cristo.[13]​ La crucifixión tuvo lugar cerca del obelisco egipcio que había en un extremo del Circo de Nerón. Este obelisco fue traído desde la ciudad de Heliópolis por Calígula en el año 37 d. C.[14]​ Se encuentra actualmente en la Plaza de San Pedro, y es venerado como un «testigo» de la muerte del apóstol. Es uno de los varios antiguos obeliscos de Roma.[15]

Según la tradición, los restos de Pedro fueron enterrados a las afueras del Circo, en la Colina Vaticana, avanzando por la Vía Cornelia, que partía del Circo, a menos de 150 m del lugar de su muerte. La tumba de Pedro estaba marcada por una roca de color rojo, símbolo de su nombre, que les servía a los cristianos para identificarla y, al mismo tiempo, carecía de sentido para los no cristianos, lo que evitaba posibles represalias. Años más tarde, en este lugar se construyó un santuario o "cella memoriae", que casi 300 años después se convirtió en la antigua basílica de San Pedro.

De hecho, el área cubierta por la Ciudad del Vaticano había sido un cementerio desde antes de la construcción del Circo de Nerón. Además, allí eran enterradas las víctimas de las ejecuciones del circo, así como numerosos cristianos que optaron por ser enterrados cerca del apóstol. Las excavaciones revelaron, en diferentes niveles, los restos de los santuarios que existieron en las épocas de Clemente VIII (1594), Calixto II (1123) y Gregorio I (590-604).

  


         1.5 Roma Sede del Romano Pontífice

A partir de Constantino se lleva a cabo un nuevo plan del Imperio. La actitud del emperador a favor de los cristianos supuso primero un primer apogeo, pero poco a poco se empezaron a sentir olas de oposición por elementos recalcitrantes del pasado con un ambiente hostil hacia el propio Constantino.

Durante las largas ausencias del emperador en la Ciudad Eterna el ambiente se fue empeorando de tal manera que en su última venida a Roma en el 326 después de diez años de ausencia fue recibido con mucha frialdad. Era un verdadero contraste con el apoyo y popularidad que consiguió en Oriente. Fue esta una de las razones de promover y legitimar una nueva capital del imperio en Bizancio: Constantinopla. La nueva capital que llevaba su nombre se constituye enteramente cristiana y llegaría a competir con el esplendor y la magnificencia de Roma.

Aunque Roma pasa a ser con Constantino centro de la cristiandad lo más importante es la primacía del Papa como obispo de Roma y jefe de la Iglesia. Roma queda como sede del Romano Pontífice comunicando a Roma ese matiz especial de “Ciudad Eterna”. Lo que da verdaderamente importancia y realce a Roma es ser considerada sede del Papado. Con el Papa Silvestre el emperador Constantino hizo entrega de los territorios que formaron lo que serían los estados pontificios y concede al Romano Pontífice el poder de Señor.

  


1.6 La construcción de las siete grandes basílicas

Después del emperador Constantino, durante los S. V al X se produce esta consolidación de estados europeos. Entre los factores que favorecen esta unificación están la difusión del cristianismo (la religión y el culto), la propia cultura romana (el arte latino greco-romano), el arte, la lengua (el latín), la preponderancia del papado, el embellecimiento de la Ciudad Santa con el fomento de las artes liberales con el trabajo de maestros, artistas y artesanos.

Fue Constantino el que sufraga la construcción de las grandes Basílicas y palacios romanos. Los sepulcros d San Pedro y San Pablo fueron el centro de atención ejerciendo un influjo fascinador convirtiéndose en el centro principal de peregrinación. Es con el  papa Silvestre cuando se construyen las Siete Grandes Basílicas: La de Santa Priscila, la de Santa María en Trastévere, Santa María la Mayor, Santa Inés, San Lorenzo y la de San Pablo extramuros.

El Papa San Silvestre manda construir las dos grandes Basílicas de Roma de San Pedro y San Juan de Letrán. La primera promovida ya por el emperador Constantino busca velar el sepulcro y martirio del apóstol, la segunda se levanta como sede del poder papal construyendo al lado el Palacio Lateranense. San Juan de Letrán será la Sede de los papas hasta que con el papa Nicolás V se decide trasladar la sede al Vaticano.

Las basílicas van a ser lo genuino y característico de las iglesias del S. IV y V. Es la forma más propia que se mantienen en Occidente como el lugar de reunión y de culto para la nueva comunidad cristiana. Es sin lugar a duda el largo sueño esperado y al fin conseguido después del horror de los refugios clandestinos.

Junto a las basílicas adquieren importancia los baptisterios en forma redonda imitando los antiguos mausoleos romanos. Esta forma es adoptada en el mausoleo de Cecilia Metela en la Vía Apia, el mausoleo de Santa Constanza junto a Santa Inés extramuros y el Castillo de Sant´Angelo junto al Tíber antiguo mausoleo de Adriano.

Tanto las basílicas como los baptisterios o mausoleos estaban adornados con decoración de gran riqueza. Aunque el exterior era austero, el interior era radiante de color. Las paredes muchas veces se decoraban con iconografía o mosaicos de extraordinaria belleza para contribuir a la devoción de los fieles y a la instrucción religiosa.

Las basílicas eran bellos exponentes artísticos que hacían parangón con los templos bizantinos de Oriente. Quizás el mejor exponente sea la Basílica de Santa María la Mayor. Sus mosaicos tanto del ábside, la nave central y los arcos triunfales reconstruidos en el S. XIII dan muestra de extraordinaria belleza. Los mosaicos son en torno a la Virgen María cuya maternidad acababa de ser proclamada en Efeso en el 431. En el S. VII con toda la influencia de Bizancio se convierte en medio bizantina. Los mosaicos bizantinos aparecen en casi todas las basílicas: san Lorenzo, Santa Inés, San Juan de Letrán, San Cosme y Damián etc.

La estructura basilical guardaba relación con las antiguas basílicas paganas romanas. Así conservaban un atrio grande de entrada y una nave central que conducía al presbiterio. Durante este siglo se lleva a cabo también la restauración y ornamentación de las catacumbas de Roma.

Tras la reconquista bizantina de Italia por Justiniano I durante la prolongada y devastadora Guerra Gótica de 535-554, Roma es una ciudad del Imperio Bizantino. Pero no es una capital, ya que la sede de la autoridad imperial, representada por el exarca, es Rávena, de la misma forma que fue capital del Imperio de Occidente desde el año 402.

La población de la ciudad no sobrepasaba los 40.000 habitantes, cuando hacia el año 400 era de medio millón. Esta considerable disminución en los siglos V y VI lleva aparejada una profunda modificación del reparto de la población intramuros. Los barrios altos del Quirinal, Esquilino, Viminal quedan sin agua tras el corte de los acueductos en 537 y son abandonados de a poco. La población va concentrándose en el Campo de Marte y en la orilla derecha del Tíber, el Trastevere, o «ultratíber» en torno a la basílica de San Pedro.

El resto de la ciudad queda prácticamente desocupado o en ruinas, con la excepción de las iglesias y los monasterios, separados de hecho de las zonas habitadas. Se abandona el cuidado de los monumentos públicos y los templos de la Antigüedad, que sirven de cantera. Ya la emperatriz Eudoxia, esposa de Valentiniano III (424-455), empleó veinte columnas dóricas de mármol procedentes de un templo pagano para la iglesia de San Pedro ad Vincula que ella misma había mandado a construir y que se consagró en el año 439[16].

Durante el periodo en que Roma fue parte del Imperio Bizantino se aceleró la transformación de los antiguos edificios paganos en edificios para el culto cristiano, tal como fue el caso del Panteón, el cual, en la primera mitad del siglo VII, junto a la Sala de sesiones del Senado, se transforman en iglesias cristianas dedicada a la Virgen María en su advocación de Reina de los Mártires y a San Adriano. Roma y su región adyacente fue convertida en un ducado gobernada por un dux dependiente del exarca de Rávena. El duque y los oficiales bizantinos se alojaban en lo que quedaba de los antiguos palacios imperiales; por su parte, el Foro Romano conservó el papel de centro de la ciudad[17].

El Oriente parece menguar ante la expansión de Occidente y todo parece volver la mirada hacia Roma. La urbe grandiosa en el límite mismo que separa la cristiandad del helenismo se conservaba imponente con sus murallas, sus puertas solemnes, sus monumentos pétreos, las estatuas, las fuentes, las termas, el anfiteatro, el foro, los mausoleos y sarcófagos. Orgullosa de su pasado se asentaba firme bajo la custodia de los dos grandes apóstoles Pedro y Pablo y los mártires cuyas reliquias y sepulturas eran cada vez más veneradas.

La iglesia se apropió de todo el legado cultural de la antigua Roma y los Obispos y papas se esforzaron por realzar la Ciudad Santa mediante el arte, el culto, las liturgias y las grandes celebraciones. Para esto ampliaban los edificios que quedaban en pie, levantaban otros nuevos y reconstruían las grandes basílicas[18]. Los lombardos, que se habían convertido al catolicismo, apoyaron la política del papado, la cual se oponía a los iconoclastas de Constantinopla, e invadieron las posesiones bizantinas en Italia[19].

 

 

2. los prolegómenos de una nueva construcción

Tras la caída de Jerusalén y luego de Constantinopla en manos de los turcos, Roma se convierte así en la ciudad santa por excelencia de toda la cristiandad, centro de peregrinación que albergaría las más importantes reliquias, la de los primeros mártires y apóstoles Pedro y Pablo[20]. La tumba de San Pedro, en el Vaticano era la meta ineludible de todos los peregrinos.[21] El continuo crecimiento de los peregrinos que llegaban a Roma se convirtió en un verdadero alud en el año 1300 con la celebración del Jubileo.

  


2.1 Ampliación de la antigua basílica. El atrio para las peregrinaciones

Después de diez siglos en plena Edad media la basílica constantiniana quedó obsoleta tanto en sus dimensiones como en su estilo. Los papas entendían que necesitaba de una ampliación, modificación o reconstrucción para responder más a las necesidades de su tiempo como para dar realce al poder papal y de la Iglesia. El número de peregrinos que acudía a Roma era cada vez mayor y se precisaba ampliar el espacio de la Iglesia. A la entrada de la basílica se construyó un atrio para albergar a los peregrinos, el atrio se conocía como «el Jardín del Paraíso», con cinco puertas por las que se accedía al cuerpo principal de la iglesia; este atrio fue agregado en el siglo XV.

El papa Bonifacio VIII proclamó el Año santo de 1300 prometiendo recompensas a todos los peregrinos que acudieran a Roma.[22] Después de los años de decadencia debido a la huida de los pontífices de Roma para instalarse en Aviñón, el papa Martín puso fin al exilio y a su vuelta a Roma deseó embellecer la ciudad de Roma para convertirle en capital de la cristiandad. Esto fue lo que motivó poner en marcha un conjunto de reformas urbanas que seguirían sus sucesores y que culminaría con la construcción de la nueva Basílica de San Pedro.

Después de muchas deliberaciones si se debía de ampliar, modificar o construir otra nueva se optó por levantar otra nueva. La ejecución de la nueva basílica comenzaría a principios del S. XV.  A tal fin de que se construyera otra mayor se mantuvo la antigua basílica hasta su final ejecución. Las obras empezaron por atrás en lo que sería la bóveda central respetando el presbiterio (el lugar del sepulcro del Apóstol).

La actual basílica de san Pedro fue levantada en el lugar de la antigua en el siglo XVI por orden del papa Julio II, conservando tan sólo algunos elementos de su predecesora. Se quiso respetar que el lugar del altar coincidiera con el lugar originario del martirio del apóstol. La construcción de la nueva basílica se prolongaría más de un siglo y medio. 

 


                2.2 La gran concentración en Roma con motivo de primer jubileo en el 1300

El primer jubileo anunciado por Bonifacio VIII a trajo a la capital de la cristiandad un aluvión de peregrinos[23]. La vista de las colinas romanas se abría sobre un río de viajeros que convergían en fila hacia la ciudad eterna rodeada de una muralla. La mayoría de los romeros viajaban a pie, los más ricos a caballo y las familias en carros cargados de equipaje. Accedían a la ciudad por la puerta Pinciana.[24] Una vez traspasado el monte Pincio entraban en la ciudad. Desde el balcón del palacio de Letrán el pontífice bendecía a los peregrinos. Roma estaba desolada y decaída.

El acceso a la basílica de San Pedro se hacía a través del puente de Sant´Angelo. Era tal la multitud de peregrinos durante el Jubileo que obligó a las autoridades a establecer un doble sentido de marcha para evitar los embotellamientos. Delante de los peregrinos se observaba el castillo fortaleza de Sant´Angelo.

Finalmente se llegaba a la basílica de San Pedro. Los peregrinos entraban en la gran basílica y se ponían en fila para venerar las reliquias allí conservadas, el sepulcro de San Pedro, el trozo de tela del paño de la Verónica, el trozo de la Vera cruz y de la lanza de Longinos. Fuera de la basílica esperaban reunidos los que albergaban a los peregrinos. Como es de suponer se empezaba a percatar que la basílica constantiniana quedaba pequeña para acoger tal avalancha de peregrinos.[25]

Se conocen muchos de los albergues que ofrecían comida y alojamiento. En la zona de Campo dei Fiori, la posada de la campana, de la Corona o el hostal del Caballo o del León. Muchos eran los que estaban gestionados por mujeres. Los peregrinos más pobres debían contentarse con camas improvisadas en pobres y sucias casa privadas.[26]

Los peregrinos cuando salían de los lugares de alojamiento emprendían la visita de los santos lugares, basílicas y reliquias. Además de la basílica de San Pedro era tradicional y de obligado interés la de San Pablo Extramuros (donde se veneraban las cadenas que aprisionaron el cuerpo de San Pablo), San Juan de Letrán (donde se guardaban los relicarios que contuvieron las cabezas de San pedro y san Pablo y también se podía visitar al lado la Escalera Santa), Santa María la Mayor (donde se encontraba las reliquias del Santo Pesebre y de la Vera Cruz) y el resto  de las siete grandes basílicas.

Abundaban los comerciantes de reliquias que vendían toda clase de souvenirs sagrados, que iban desde las imágenes de los santos a los memorabilia, como aceite del que ardía en las lámparas del altar de San Pedro o fragmentos de huesos robados de las tumbas de los santos. Finalmente estaban los cambistas, para atender a la gran cantidad de forasteros que necesitaban moneda local.

Diríamos para resumir que la Roma del 1300 quedaba en la frontera de dos épocas. Atravesaba por un momento de gran auge económico ayudad por el creciente turismo y luchaba por dejar atrás un difícil periodo de decadencia y de guerras internas que habían asolado a la ciudad. Pese a no tener el auge de Florencia, Bolonia o Venecia, no obstante Roma era rica en monumentos, en ruinas, en iglesias, es decir un terreno perfecto para convertirse en la sede papal que recuperase todo su esplendor y poder.



2.3 El nuevo proyecto de Nicolás V, en el medievo

En el siglo XV la basílica se encontraba en estado ruinoso, y tras el Papado de Aviñón, comenzó a discutirse la reparación de parte de la estructura. Las obras fueron encomendadas a los arquitectos León Battista Alberti y Bernardo Rossellino, quienes mejoraron el ábside y agregaron una loggia de varios pisos a la fachada del atrio, cuya construcción continuó de manera intermitente hasta que comenzaron las obras de la nueva basílica.

En el siglo XVI, el papa Julio II, gran mecenas de las artes, decidió remodelar completamente el edificio. En un principio, tuvo la intención de conservar la vieja basílica, pero al poco tiempo su atención se centró en derribarla y construir una estructura nueva. Este plan horrorizó a muchas personas de la época, ya que el edificio representaba una continuidad papal que se remontaba a Pedro. Además, la estructura se hallaba repleta de tumbas pertenecientes a santos y papas; incluso siguieron encontrándose huesos, durante la construcción, hasta febrero de 1544. Finalmente, el trazado de la nueva basílica intentó conservar dichos restos tanto como fuera posible,[27] y el altar original se preservó dentro de la nueva estructura que lo albergaría. 

 


3. La génesis de la nueva basílica de San Pedro, joya del renacimiento

La actual basílica de San Pedro inicia su historia a partir del 18 de abril de 1506 cuando Julio II luego de confiar su proyecto a Bramante, hizo poner la primera piedra de lo que debía llegar a ser el mayor y más grandioso templo de la cristiandad. Esta primera piedra se dispuso junto a esta reliquia en la columna de la Verónica, una de las cuatro columnas que sostendrían la bóveda.

El papa Martín V fue elegido como el pontífice de la unidad por ser el pontífice que llevó de nuevo a Roma el gobierno de la Iglesia, con él, se puso fin al cisma que vivió la Iglesia, se devolvió a Roma la sede papal y Roma volvería a recuperar el brillo y el esplendor de su pasado milenario.[28]

El jubileo celebrado en 1450 fue masivo, hasta el punto de que se produjo un atasco en el puente de Sant´Angelo, un mulo desencadenó el pánico y muchos peregrinos cayeron al Tiber. Se dijo que murieron más de dos mil. En el S.XV fue el papa Nicolás V quien puso en marcha toda una nueva política humanística para la recuperación y salvaguarda de los monumentos antiguos. No solo restauró el puente de Sant´Angelo sino que emprendió otras reformas como la restauración del acueducto Aqua Vergine. Del papa Sixto IV se dijo que transformó una ciudad de ladrillo en una ciudad de piedra, tal como había hecho en su tiempo el emperador Augusto. Fueron así construyéndose nuevas calles, paseos y plazas, puertas monumentales y espléndidos palacios.

Fue el papa Julio II quien dio un impulso decisivo a la obra que mejor encarnó la visión grandiosa de Roma. El triunfo del renacimiento y luego del barroco en la arquitectura se produjo con Urbano VIII (1623-1644). A él se debe el Baldaquino de bronce en la basílica de San Pedro. Los grandes artistas crearon una imagen esplendorosa para la Santa sede en la propia ciudad. La proliferación de imponentes obras y cúpulas fue rematada con la construcción de la cúpula de San Pedro del Vaticano (1588-1589)[29]. La joya de esta empresa sería la nueva Basílica de San Pedro. El esplendor de la antigua Roma había al fin renacido. A partir de Julio II y león X, Roma, la Ciudad Eterna recobraría el esplendor perdido en la Edad Media.[30]”Oh grande, oh poderosa, oh sacrosanta, alma ciudad de Roma. A ti me inclino devoto, humilde y nuevo peregrino, a quien admira ver belleza tanta.[31]

 


 

3.1 Características de la nueva basílica

La nueva basílica cuenta con el mayor espacio interior de una iglesia cristiana en el mundo[32]​ presenta 193 m. de longitud, 44,5 m. de altura, y abarca una superficie de 2,3 hectáreas. La altura que le confiere su cúpula hace que su figura domine el horizonte de Roma. Es considerada como uno de los lugares más sagrados del catolicismo. Se construyó con el objeto de «ocupar una posición única en el mundo cristiano»,[33] y como «la más grande de todas las iglesias de la cristiandad»[34] Era una de las cuatro basílicas mayores y una de las iglesias que se deben visitar en el peregrinaje de las siete iglesias de Roma para alcanzar la indulgencia plenaria.

Como ya hemos dicho la nueva basílica se encuentra situada sobre el lugar de entierro de san Pedro, que fue uno de los doce apóstoles de Jesús de Nazaretprimer obispo de Antioquía, primer obispo de Roma y, por lo tanto, el primero de los pontífices. La tradición y las evidencias históricas y científicas sostienen que la sepultura del Santo está directamente debajo del altar mayor de la basílica. También la mayoría de los papas han sido enterrados en San Pedro desde la época paleocristiana.[35]

La construcción del actual edificio, sobre la antigua basílica constantiniana, comenzó el 18 de abril de 1506, por orden del papa Julio II, y finalizó el 18 de noviembre de 1626[36] En ella trabajaron algunos de los arquitectos más renombrados de la historia, como Donato BramanteMiguel Ángel o Bernini. A pesar de la creencia popular, San Pedro no es una catedral, ya que la archibasílica de San Juan de Letrán es la verdadera catedral de Roma.[37]

La basílica de San Pedro es una de las cuatro basílicas papales o basílicas mayores de Roma; las otras son la archibasílica de San Juan de Letrán, la basílica de Santa María la Mayor y la basílica de San Pablo Extramuros.[38] La basílica de San Pedro no es ni la sede oficial del papa, ni es la primera basílica de Roma, pues este honor lo ostenta la archibasílica de San Juan de Letrán; tampoco es la parroquia de la Ciudad del Vaticano, ya que actualmente es la Capilla Paulina la que funciona como tal. Sin embargo, es la principal iglesia pontificia al celebrarse en ella la mayoría de las ceremonias papales debido a su tamaño, a su proximidad a la residencia papal y a su ubicación dentro de la Ciudad del Vaticano. 




 

3.1 El nuevo proyecto

A finales del siglo XV, tras el período del papado de Aviñón, la basílica paleocristiana se encontraba bastante deteriorada y amenazaba con derrumbarse. El primer papa que consideró la reconstrucción o, al menos, hacer cambios radicales, fue Nicolás V en 1452. Encargó el trabajo en el antiguo edificio a León Battista Alberti y Bernardo Rossellino, que fue el encargado de diseñar los cambios más importantes. En su proyecto, Rossellino mantuvo el cuerpo longitudinal de cinco naves cubiertas con techos abovedados y renovó el transepto con la construcción de un ábside más amplio al que añadió un coro; esta nueva intersección entre el crucero y el ábside se cubriría con una bóveda. Esta configuración ideada por Rossellino no influyó mucho en el posterior proyecto de Bramante. 

Las obras se interrumpieron tres años después, a la muerte del papa, cuando los muros tan solo alcanzaban a levantarse un metro del suelo. Sin embargo, el papa ordenó la demolición del Coliseo de Roma y, en el momento de su muerte, 2 522 carretadas de piedra habían sido transportadas para su uso en el nuevo edificio.

Cincuenta años después, en 1505, bajo el pontificado de Julio II, se reiniciaron las obras, con la idea de que el nuevo edificio fuera el marco adecuado para acoger su sepultura; el papa pretendía con la obra «engrandecerse a sí mismo en la imaginación popular».[39]​ Para ello se celebró un concurso, existiendo actualmente varios de los diseños en la Galería de los Uffizi en Florencia.

El papa Julio II se propuso continuar las obras iniciadas por Nicolás V, pero en 1505 decidió la construcción de una nueva basílica ex-novo, acorde con la nueva estética renacentista.

El plan iniciado por Julio II continuó durante ciento setenta años a través de los papados de León X (1513-1521), Adriano VI (1522-23), Clemente VII (1523-1534), Paulo III (1534-1549), Julio III (1550-1555), Marcelo II (1555), Paulo IV (1555-1559), Pío IV (1559-1565), san Pío V (1565-1572), Gregorio XIII (1572-1585), Sixto V (1585-1590), Urbano VII (1590), Gregorio XIV (1590-1591), Inocencio IX (1591), Clemente VIII (1592-1605), León XI (1605), Paulo V (1605-1621), Gregorio XV (1621-1623), Urbano VIII (1623-1644) y de Inocencio X (1644-1655).

                          



3.1.1 El proyecto de Bramante

La construcción del edificio actual se inició el 18 de abril de 1506. El propio Julio II eligió esta fecha como la más propicia para comenzar las obras por consejo de sus astrólogos, que previamente habían realizado los cálculos por mandato suyo.[40]​ El proyecto fue encargado al arquitecto Donato d'Angelo Bramante, llegado poco antes desde Milán, y que se había ganado la confianza del papa por encima los anteriores arquitectos, León Battista Alberti y Rosellino Bramante incluso se encargó del diseño del Patio del Belvedere.

El proyecto consistía en un edificio con planta de cruz griega (es decir con los cuatro brazos de idénticas dimensiones) inscrita en un cuadrado y cubierta por cinco cúpulas, la central de mayor tamaño y apoyada en cuatro grandes pilares, inspirándose en la basílica de San Marcos, y un claro ejemplo de planta centralizada típica del Renacimiento.[41] La cúpula central, inspirada en la del Panteón de Agripa, se situaba sobre el crucero, y las restantes en los ángulos.

Esta idea quedó plasmada en una medalla acuñada por Caradosso para conmemorar la colocación de la primera piedra del templo el 18 de abril de 1506. En la construcción de la iglesia también resultó importante la aplicación de los estudios teóricos de Francesco di GiorgioFilarete y, sobre todo, de Leonardo da Vinci, para iglesias de planta centralizada, cuyos resultados están claramente inspirados en la planta octogonal de la catedral de Florencia.

Los trabajos se iniciaron con la demolición de la basílica paleocristiana, lo que fue muy criticado dentro y fuera de la Iglesia por personalidades como Erasmo de Róterdam o Miguel Ángel, que criticó la destrucción de las columnas de la antigua basílica.[42] Bramante fue apodado «maestro ruinoso», y Andrea Garner se burló de él en la sátira Scimmia («Mono»), publicada en Milán en 1517, donde presenta al arquitecto fallecido ante san Pedro, que le recrimina la demolición cuando le propone la reconstrucción del cielo.[43]

A estos escándalos hubo que sumarle el de la venta de indulgencias para la construcción de la basílica, lo que tuvo un papel importante en el nacimiento de la Reforma Protestante de Martín Lutero, que vio los trabajos en su viaje a Roma a finales de 1510, y en base al que escribiría las noventa y cinco tesis. Con todo esto, Bramante no pudo ver avanzar demasiado la obra, pues murió en 1514, cuando solo se habían edificado poco más que los cuatro grandes pilares que debían sostener la gran cúpula central. 

 

 


3.1.2 Los proyectos de Rafael y Sangallo

Desde 1514 se hizo cargo de la dirección de la obra Rafael Sanzio, con fray Giovanni Giocondo y Antonio da Sangallo el Joven, que continuó dirigiendo las obras, junto a Baldassarre Peruzzi, tras la muerte de Rafael en 1520. Todos ellos cambiaron el plan de Bramante, optando por diseños que se inspiraban en la tradicional planta basilical de cruz latina con un cuerpo longitudinal de tres naves.[44]​ Sangallo presentó en 1546 un costoso modelo de madera, en la actualidad almacenado en la basílica, en el que sintetizaba todas las ideas surgidas con anterioridad. Defendió la planta centralizada ideada por Peruzzi, cubierta por una enorme cúpula mayor que la planeada por Bramante, y rematada con un gigantesco doble tambor; el conjunto quedaba flanqueando con dos altos campanarios.

 

 

3.1.3 El proyecto de Miguel Ángel

Tras la muerte de Sangallo en 1546, el papa Paulo III encomendó la dirección de las obras a Miguel Ángel Buonarroti, quien retomó la idea de Bramante de planta en cruz griega. El diseño original de Bramante presentaba problemas estructurales que debieron ser corregidos.

Bajo la dirección de Miguel Ángel se alzaron los muros del ábside, de una imponente grandiosidad. No obstante, la más importante aportación del genio fue la gran cúpula que se encuentra justo sobre el altar mayor y el sitio donde la tradición indica que se localiza la tumba del apóstol San Pedro. Es una estructura que, aunque muy pesada, parece flotar en el aire.[45]

Veinticuatro años después de la muerte de Miguel Ángel, fue concluida la cúpula según el diseño definitivo de Domenico Fontana y Giacomo della Porta, que apenas modificaron los planes del maestro.[46]​ Los mosaicos del interior de la cúpula son de Giuseppe Cesari, y representan las distintas jerarquías de santos en la gloria celestial, estando representado Dios Padre en la linterna central.

  


3.1.4 Ampliación de Maderno

La configuración actual de la basílica en forma de cruz latina fue obra de Carlo Maderno, quien durante el pontificado de Paulo V añadió tres crujías nuevas y proyectó la fachada, compuesta de balconadas y recorrida por columnas de orden gigante. La basílica se dio por concluida en 1626 y fue consagrada solemnemente por el papa Urbano VIII, aunque todavía quedaban muchos detalles por terminar. Modifica la fachada y piensa además en añadir dos campanarios a los costados de la fachada. No fue posible hacerlo por el hundimiento del terreno. 

 


3.1.5 La ampliación de Domenico Fontana y Giacomo della Porta

Bajo la guía de estos dos arquitectos se alarga el diseño original de la cúpula diseñada por Miguel Ángel alargándola hacia arriba para mejor visión desde el espacio de afuera adecuándose a las nuevas proporciones dadas a la basílica. Fue así como la cúpula no perdería su vistosidad y grandiosidad.

Fue Domenico Fontana quien quiso enaltecer la Basílica de San Pedro como la joya del Renacimiento. Fue él quien creó una serie de avenidas procesionales que debían conectar las principales basílicas. Los nuevos itinerarios se concibieron como los rayos de una estrella. De ahí el nombre del plan, Roma in forma sideris. (Roma en forma de estrella). En las plazas se alzaron antiguos obeliscos egipcios que se habían llevado a la ciudad en la época imperial.[47] 

 


3.1.6 La ampliación de Bernini

Gian Lorenzo Bernini, a instancias de Alejandro VII, proyectó la inmensa plaza de San Pedro y la columnata que la rodea. La columnata se extiende elípticamente para abrazar el gran espacio de la plaza delante de la iglesia (Como una madre que extiende sus brazos para abrazar a sus hijos). Encima de ella y por todo el perímetro de la plaza se aprecian ciento cuarenta estatuas de santos y santas de todas las épocas y lugares.

Encima de la fachada de la basílica, las estatuas de once de los apóstoles (excepto san Pedro), san Juan Bautista y, en el centro, Cristo. Bernini fue también el responsable de acometer los diseños y planos para las torres campanario que debían completar la fachada dejada por Maderno; la única torre completada bajo la dirección de Bernini, entre 1638 y 1641, tuvo que ser demolida poco después de su elevación ante los evidentes signos de inestabilidad de la estructura.

Los relojes que ocupan los extremos de la fachada se incluyeron a finales del siglo XVIII, y son obra de Giuseppe Valadier, quien, asimismo, situó la inmensa campana fundida previamente en uno de los cuerpos laterales, que son todo cuanto puede considerarse como campanario una vez que se determinó no volver a plantear la construcción de torres en la fachada.

Bernini también incorpora en el centro de la plaza un gran obelisco de origen egipcio y que se levantaba en el antiguo circo romano de Nerón (1586). Por orden del papa Sixto V lleva en la cumbre una cruz y la inscripción: “Christus vincit, Christus regnal, Christus imperat”.

En la misma plaza, a los dos lados del obelisco, en los dos centros de la gran elipse, se hallan también dos hermosas fuentes una de Carlo Maderno (1614) y la otra de Bernini (1667-1677). La plaza, además, queda escandida y subrayada en sus líneas esenciales por la pavimentación con dibujos geométricos que indican las directrices de construcción del elipsoide. Los círculos de pórfido cerca del obelisco marcan el punto de donde se pueden ver las columnas alineadas en un orden único.

Bernini se ocupó también de gran parte de la decoración interior del templo. Su obra más destacada a este respecto es el espectacular baldaquino, de bronce macizo, sobre el altar mayor de la basílica. El bronce utilizado en la construcción del baldaquino fue extraído de los casetones de la cúpula del Panteón de Agripa de Roma, lo cual dio pie a la frase: «Quod non fecerunt barbari, fecerunt Barberini», expresión latina que significa: «Lo que no hicieron los bárbaros, lo han hecho los Barberini», en referencia a Urbano VIII, en cuyo papado se completó. Formado por cuatro columnas torsas con volutas, presenta decoración vegetal, ángeles y telas simuladas; por todas partes aparecen las abejas, símbolo heráldico de los Barberini a cuya familia pertenecía el pontífice.

Bernini intervino, además, en la decoración del interior del ábside, que proyectó como una fulgurante gloria en torno a un óculo con la paloma del Espíritu Santo, situando debajo un relicario con la Cátedra de San Pedro sostenida por las gigantescas esculturas broncíneas de los Padres de la Iglesia. También ideó la decoración de los pilares de la cúpula, que concibió como nichos que albergasen las reliquias más nombradas de la basílica; bajo su dirección se colocaron cuatro monumentales esculturas, representando a santa Elenasan Andréssanta Verónica y san Longinos, ocupándose él mismo de la realización de la última.

El gran arquitecto fue sin duda el favorito de los papas durante el siglo XVII y su huella es omnipresente en el interior del templo. Además de las obras citadas, ideó también la decoración de la Capilla del Santísimo Sacramento, con un templete flanqueado por ángeles adoradores; el monumento funerario de la condesa Matilde di Canossa, protectora del papado en el medievo; así como los sepulcros de los papas Urbano VIII y Alejandro VII, ambos piezas clave de la escultura barroca.

Otros muchos artistas trabajaron para la basílica a lo largo de los siglos. Entre ellos son de obligada cita el escultor Alessandro Algardi, autor del célebre relieve La expulsión de Atila, obra maestra del Barroco, y el maestro del neoclasicismo Antonio Canova, que esculpió la sepultura del papa Clemente XIII. Algunas obras anteriores a la propia construcción de la basílica sirven hoy para su ornamento. Entre ellas, son destacables el mosaico representando La tempestad del lago Tiberíades, más conocido como La Navicella, obra de Giotto (muy retocado posteriormente), situado a los pies del templo; o el monumento funerario del papa Inocencio VIII, obra de Antonio Pollaiuolo. Con todo, la obra de arte más conocida de cuantas alberga la basílica en su interior es la Piedad, obra juvenil de Miguel Ángel, una de sus grandes realizaciones, que se venera en la primera capilla de la derecha.

La basílica de San Pedro es uno de los edificios más grandes del mundo. Tiene 218 m. de largo[48] y 136 m de altura hasta la cúpula; presenta una superficie total de 23 000 . El edificio está conectado con el palacio Apostólico por un corredor a lo largo del pasillo al lado de la Scala Regia, junto a la fachada de la plaza de San Pedro, y dos corredores que lo conectan con la sacristía adyacente. Estos pasos elevados fueron ideados por Miguel Ángel, de modo que su presencia no interrumpe el perímetro de la basílica y permite la existencia de ramificaciones en el templo. El exterior está construido con travertino, y se caracteriza por el uso del orden gigante a partir del cual se establece el ático. Esta configuración es idea de Miguel Ángel y se mantuvo en el cuerpo longitudinal añadido por Carlo Maderno

 


3.2 El exterior de la basílica

Los muros exteriores de la basílica, exceptuando la fachada principal, se componen por superficies planas separadas por pilastras. El primer cuerpo presenta enormes hornacinas en las que se encuentran esculturas de santos de gran tamaño, destinadas por Juan Pablo II a conmemorar a santos y fundadores de nuestro tiempo; sobre estas se encuentran las grandes ventanas que iluminan el interior del templo. Sobre el entablamento se abren otras ventanas, de menor tamaño. Algunas de las esculturas que se encuentran en el exterior son las de santa Teresa de Los Andes, obra de Juan Eduardo Fernández Cox,[49]​ Santa Teresa de Jesús Jornet, Santa Mariana de JesúsSan Josemaría Escrivá, obra de Romano Cosci,​ Santa Genoveva Torres, obra de Alessandro Romano,​ Santa Soledad Torres AcostaSanta Brígida de SueciaSanta Catalina de SienaSan José Manyanet y VivesSan Gregorio I el Iluminador,​ Santa María Josefa del Sagrado Corazón,​ San Marcelino Champagnat,​ Santa Rafaela María del Sagrado Corazón, obra de Marco Augusto Dueñas, y San Marón, del mismo autor y que ocupó en 2011 la última hornacina que quedaba libre en la basílica.[50] 

 



2.1 Fachada principal

Todo el diseño exterior responde a toda una serie de efectos ópticos típicos del renacimiento.[51] El modelo estilístico responde al orden clásico con toda una serie de correcciones donde todas las partes deben obedecer a una grandiosa síntesis. El modelo de la fachada trata de hacer síntesis de los dos grandes modelos clásicos del pasado, el Partenón (griego) y el Panteón (romano). La impronta del manierismo y el orden gigante deja sus huellas en un orden exuberante de enormes proporciones y una serie de efectos y correcciones visuales para mejorar la vista del conjunto. (Un notable largo no se corresponde con un adecuado desarrollo vertical). La serie de columnas emergen de la masa mural. Arriba de ellas corre un abultado cornisamento. Entre columna y columna se abren una serie de ventanas y puertas. Por las entradas se accede a un gran pórtico o atrio.

La fachada principal de la basílica mide 115 m de ancho y 46 m de altura.32​ Fue construida por el arquitecto Carlo Maderno, entre 1607 y 1614. Se articula por medio de la utilización de columnas de orden gigante que enmarcan la entrada y el «Balcón de las bendiciones», lugar desde donde se anuncia a los fieles la elección del nuevo papa, y desde donde este imparte la bendición Urbi et Orbi. Tras el balcón se encuentra un gran salón, usado por el papa para audiencias y otros actos, llamado «Aula de las bendiciones». A continuación, se encuentra un altorrelieve de Ambrogio Buonvicino realizado en 1614, titulado La entrega de las llaves a San Pedro.

En el entablamento, situado debajo del frontón central, se encuentra grabada la inscripción: IN HONOREM PRINCIPIS APOST PAVLVS V BVRGHESIVS ROMANVS PONT MAX AN MDCXII PONT VII (En honor del Príncipe de los Apóstoles, Paulo V Borghese Romano Pontífice Máximo año 1612 año séptimo de su pontificado.)

La fachada está precedida por una gran escalinata en la que se sitúan dos estatuas de san Pedro33​ y san Pablo,34​ talladas en 1847 por Giuseppe De Fabris y Adamo Tadolini, respectivamente, para sustituir a unas anteriores realizadas por Paolo Taccone y Mino del Reame en 1461. En la parte superior de la fachada se sitúa el ático, en el que se abren ocho ventanas decoradas con pilastras. Coronando el ático se ubica una balaustrada donde se sitúan 13 estatuas de 5,7 m: en el centro aparece Cristo RedentorJuan el bautista a su derecha, y once de los doce apóstoles, excepto San Pedro. Las esculturas son, de izquierda a derecha: Judas TadeoMateoFelipeTomásSantiago el Mayor, Juan el bautista, Cristo Redentor, AndrésJuan el evangelistaSantiago el MenorBartoloméSimón y Matías. A cada lado hay dos relojes realizados en 1785 por Giuseppe Valadier. Bajo el reloj de la izquierda se encuentran las campanas de la basílica. La fachada fue restaurada con motivo del jubileo del año 2000.

  








3.2.2 Las Campanas
 

Las campanas están situadas bajo el reloj de la izquierda de la fachada de la basílica. La basílica cuenta con seis campanas:

·         La primera es la «Campanone», situada bajo reloj, su nota es fa menor, tiene un diámetro de 2,316 m. y un peso estimado de 8950 kg.

·         La siguiente es «Campanoncino», realizada en 1725 por Inocencio Casini. Tiene un diámetro de 1,772 m. y con una masa de 3640 kg, su nota es el si menor doble bemol disminuida 6/16 de semitono.

·         La tercera campana es la «Rota», es la más antigua de todas, fue realizada por Guidotto Pisano en el s. XIII y su función original era convocar a los auditores del Tribunal de la Rota Romana. Su peso es de 1815 kg. Su nota es re menor disminuida 6/16 de semitono.

·         La cuarta campana es «Predica», realizada en 1909 por Giovanbattista Lucent, pesa 830 kg. Su nota es el fa mayor disminuida 8/16 de semitono.

·         La quinta es «Ave María», fue refundida en 1932 por Daciano Colbachini. Tiene un diámetro de 75 cm y 250 kg de peso. Su nota es si mayor disminuida 5/16.

·         La última campana es «Campanella», fundida en 1825 por Louis Luce pesa 235 kg. Su nota es do mayor disminuida 3/16 de semitono.

Cuando suenan las seis campanas al unísono se llama plenum, esto sucede en las fiestas más importantes del año litúrgico: Pascua de ResurrecciónNavidadEpifanía y Pentecostés. Además, en la solemnidad de San Pedro y San Pablo, el 29 de junio. Desde el cónclave de 2005, las campanas de san Pedro tienen un papel importante puesto que su sonido es diferente en función del resultado de las votaciones. Esta medida se aplicó para eliminar cualquier duda sobre el color del humo que precede al anuncio «Habemus Papam».

 


3.2.3 El pórtico

El pórtico[52]​ se encuentra situado entre los cinco arcos que se abren en la fachada y las puertas del templo. La entrada está flanqueada por dos estatuas ecuestres: Carlomagno (núm. 2),[53]​ a la izquierda, obra de Agostino Cornacchini en 1725, y Constantino (núm. 8),[54]​ obra de Bernini en 1670, situado ante la entrada del palacio Apostólico por la Scala Regia. La bóveda está decorada con diseño de Martino Ferrabosco pero realizada por Ambrogio Buonvicino, e incluye las esculturas de treinta y dos papas, situadas a los lados de las lunetas que contienen relieves en los que se representan episodios de la vida de San Pedro.[55]

En la pared por encima de la entrada principal de la basílica se encuentra una parte del mosaico llamado La Navicella, obra de Giotto y que se encontraba en la antigua basílica de San Pedro, fue colocada en 1674 (núm. 1).[56] 

 


3.2.4 Las Puertas

El acceso a la basílica desde el pórtico se realiza a través de cinco puertas, de izquierda a derecha son: «Puerta de la Muerte», «Puerta del Bien y del Mal», «Puerta de Filarete», «Puerta de los Sacramentos» y «Puerta Santa». 

3.2. 4.1 La puerta de la Muerte

La «Puerta de la Muerte» (núm. 3)[57]​ fue encargada por Juan XXIII y realizada en 1963 por el escultor Giacomo Manzú y toma su nombre por ser esta la puerta de salida de los cortejos fúnebres de los papas.[58] Se presentan cuatro paneles: en el primero hay una representación de la Deposición de Cristo y la Asunción de María. En el segundo se representan los símbolos de la Eucaristía, el pan y el vino. En el tercer cuadro aparece el tema de la muerte, representa el asesinato de Abel, la muerte de José, el martirio de san Pedro, la muerte de Juan XXIII (en una esquina aparece el título de la encíclica Pacem in terris), la muerte en el exilio de Gregorio VII y seis animales en el acto de la muerte. En la cara interna de la puerta se encuentra la huella de la mano del escultor y un momento del Concilio Vaticano II en el que el primer cardenal africanoLaurean Rugambwa, rinde homenaje al papa. 

3.2.4.2 La puerta del Bien y del Mal

La «Puerta del Bien y del Mal» (núm. 4)[59]​ es obra de Luciano Minguzzi, realizada entre 1970 y 1977. 

3.2.4.3 La puerta de Filarete

La «Puerta de Filarete» o «puerta central» (núm. 5)[60]​ fue mandada construir por el papa Eugenio IV a Antonio Averulino Filarete, que la realizó entre 1439 y 1445. Está hecha de bronce y dividida en dos hojas, cada una de las cuales presenta tres cuadros superpuestos. En los cuadros en la parte superior se representan a la izquierda a Cristo entronizado y a la derecha a la Virgen entronizada, en los paneles centrales están representados san Pedro entregando las llaves al papa Eugenio IV, y san Pablo con una espada y un jarrón de flores. Los cuadros inferiores presentan el martirio de los dos santos: a la izquierda la decapitación de San Pablo, y a la derecha la crucifixión de San Pedro. Los paneles están enmarcados por medallones con los perfiles de los emperadores, y entre ellos frisos con episodios del pontificado de Eugenio IV. En la parte interna se encuentra la inusual firma del autor. 

3.2.4.4 La puerta de los Sacramentos 

La «Puerta de los Sacramentos» (núm. 6)[61]​ fue construida por Venanzo Crocetti e inaugurada por Pablo VI el 12 de septiembre de 1965. En ella aparece un ángel anunciando los siete sacramentos.[62] 

 3.2.4.5 La puerta Santa

La puerta de la derecha es la «Puerta Santa» (núm. 7),[63]​ está realizada en bronce por Vico Consorti en 1950 y fue donada al papa Pío XII por los católicos suizos para el jubileo de ese año. En dos placas existentes a ambos lados de la puerta se encuentran el escudo de Pío XII y la bula de Bonifacio VIII que convocó el primer jubileo en 1300. En el entablamento del arco sobre la puerta aparece la inscripción: PAVLVS V PONT MAX AÑO XIII. Justo encima de la puerta se encuentra la inscripción: GREGORIVS XIII PONT MAX.

Esta puerta permanece cerrada y tapada con cemento por su parte interior. Solamente el papa puede abrirla y cerrarla en los Años Santos, permaneciendo todo ese año abierta para el acceso de los fieles que pueden ganar indulgencias. En noviembre de 2015, el muro que la mantenía sellada fue derribado cuidadosamente, extrayendo de su interior un cofre con las llaves de la puerta y otros documentos, como preparativo para el inicio del Jubileo de la Misericordia.[64]

  

 


3.2.5 La gran columnata y Plaza de Bernini

La gran columnata es la obra más grandiosa de Bernini. Luego al ser incorporada la Vía della Conciliazione resultaría el solemne ingreso a San Pedro y a la ciudad del Vaticano. Sus dos grandes alas que forman un semicírculo son como los dos grandes brazos de la Iglesia Madre de todas las iglesias que quieren abrazar a toda la humanidad. Como diría el propio Bernini: “la Iglesia de San Pedro, cual matriz de todas las demás, debe tener un pórtico que muestre que recibe con los brazos abiertos, maternalmente, a los católicos para confirmarlos en la fe, a los herejes para reunirlos en la Iglesia y a los infieles para iluminarlos hacia la verdadera fe”. A partir de la columnata, cuya forma abierta conecta la basílica con la ciudad, se acoge al fiel, se le conduce hasta el altar mayor, subrayado por el Baldaquino, y por último a la cátedra de San Pedro, en el ábside, como puno de llegada de un imaginario recorrido místico y simbólico.

Fue Nicolás V el papa que trasladó el gran obelisco que originariamente había estado en el circo de Nerón hasta situarlo en el centro de la plaza de San Pedro. Para tal tarea se necesitaron 900 hombres, 40 caballos y 40 grúas. Esta colosal obra suscitó gran entusiasmo en todo el pueblo. Se dio comienzo a la obra el 3 de abril de 1586 y el enorme monolito fue levantado el 10 de septiembre en presencia de una gran multitud[65].

Fueron Sixto V y Urbano VIII quienes reemprendieron todo un cambio de imagen. La gran columnata de Bernini sería promovida bajo el papado de Inocencio X y Alejandro VII.  Las fuentes de la plaza, la de la derecha fue diseñada por Maderno en 1613 y la de la izquierda en 1675 por Carlos Fontana.

La gran plaza se construye originariamente para albergar a los peregrinos que acuden a la Ciudad Santa y para las bendiciones que el Papa les impartía desde la Loggia de las bendiciones teniendo como escenario la columnata de Bernini.

  

 


3.2.6 La gran Plaza de San Pedro abriéndose a todo el orbe

Como una Madre que reúne a sus pequeños, la Iglesia Madre de todas las iglesias recibe con los brazos abiertos a los peregrinos del mundo entero que acuden a ella y las recibe y exhorta a la reconciliación. Así es como Bernini concibe la grandiosa plaza y Columnata donde las alas asemejan los brazos que acogen a toda la humanidad.

La Basílica de San Pedro es La Iglesia Madre de todas las iglesias que con los brazos tendidos acoge en un abrazo universal a toda la humanidad. La Vía della Conciliazione que se añade después para facilitar el acceso de los peregrinos desde el Castillo de Sant Ángelo representa el camino de purificación y de reconciliación que necesita hacer todo peregrino que accede al gran templo de Dios. 

 


             3.3 El interior de la basílica

La enorme basílica aloja 45 altares y 11 capillas que guardan obras de arte muy valiosas, entre ellas algunas de la antigua basílica, como la estatua de bronce de San Pedro (núm. 89), atribuida a Arnolfo di Cambio

Apenas entrados en la basílica se percibe la grandiosidad de esta iglesia. La nave de la basílica de San Pedro con sus 187 metros de largo es la iglesia más grande del mundo. La Basílica de San pedro se concibe como la iglesia madre de todas las iglesias. Sobre el pavimento dela nave central puede verse las dimensiones de las más grandes basílicas de la cristiandad que quedan como incorporadas a la iglesia madre. (San Pablo de Londres 160m; Santa María de Fiore 150m. etc).

Aparte de sus enormes dimensiones y proporciones, impresiona aún más la majestuosidad que surge del conjunto de elementos arquitectónicos y decorativos que la componen. El templo más grande de la cristiandad destaca en todo lo que tiene de espléndido, rico, solemne y religioso a la vez. 

El querer describir las distintas partes y los distintos monumentos que lo forman y completan resulta arduo y complicado a la vez. Por ello nos limitaremos a citar someramente los elementos principales y más significativos.

El interior de la basílica aparece como una iglesia de tres naves. En realidad, consta de una gran nave en la que se abren una serie de capillas enlazadas para dar la impresión de que son naves más reducidas. Cada una de estas capillas está rematada por una cupulita revestida y decorada con mosaicos.

La única gran nave central está encimada por una bóveda artesonada y separada de las capillas mediante gruesos pilares. 

 


3.3.1 La gran nave central

El espacio interior está dividido en tres naves separadas por grandes pilares. La nave central[66] mide 187 metros de largo y 45 metros de altura; está cubierta por una gran bóveda de cañón. Entre los años 1962 y 1965 esta nave acogió las sesiones del Concilio Vaticano II.

Cabe destacar el particular diseño del suelo de mármol, que presenta elementos de la antigua basílica, como el disco de pórfido rojo egipcio sobre el que se arrodilló Carlomagno el día de su coronación. La nave presenta una superficie de diez mil metros cuadrados de mosaicos, fruto del trabajo de muchos artistas, principalmente de los siglos XVII y XVIII, tales como Pietro da CortonaGiovanni De Vecchi, Cavalier d'Arpino y Francesco Trevisani.

En los arcos se encuentran estatuas de las virtudes. En los pilares de la izquierda, comenzando por la puerta, la autoridad eclesiástica, la justicia divina, la virginidad, la obediencia, la humildad, la paciencia, la justicia y la fortaleza. En los de la derecha, comenzando por el altar, la caridad, la fe, la inocencia, la paz, la clemencia, la constancia, la misericordia y la fuerza.

En los pilares se abren hornacinas en las que se encuentran las esculturas de 39 santos fundadores. En los pilares de la derecha, están las estatuas de Santa Teresa de Jesús (núm. 93, 1754),[67]​ Santa Magdalena Sofía Barat (núm. 93, 1934), San Vicente de Paúl (de Pietro Bracci, núm. 92, 1754),  San Juan Eudes (núm. 92, 1932), San Felipe Neri (núm. 91, 1737),​ San Juan Bautista de La Salle (núm. 91, 1904),​ la antigua estatua de bronce de San Pedro (de Arnolfo di Cambio, núm. 89, 1300) y San Juan Bosco (núm. 90, 1936).​ En los pilares de la izquierda: San Pedro de Alcántara (núm. 72, 1713),​ Santa Lucía Filippini (núm. 72, 1949),​ San Camilo de Lelis (núm. 73, 1753),​ San Luis María Grignion de Montfort (núm. 73, 1948), San Ignacio de Loyola (de Camilo y Giuseppe Rusconi, núm. 74, 1733),​ San Antonio María Zaccaria (núm. 74, 1909), San Francisco de Paula (núm. 75, 1732)​ y San Pedro Fourier (núm. 75, 1899).​

En el perímetro de la nave aparece, situado en el entablamento bajo la bóveda, con letras de dos metros de altura, la inscripción:[68] QVODCVMQVE LIGAVERIS SUPER TERRAM, ERIT LIGATVM ET IN COELIS, ET QVODCVMQVE SOLVERIS SVPER TERRAM, ERIT SOLVTVM ET IN COELIS • EGO ROGAVI PRO TE, O PETRE VT NON DEFICIAT FIDES TVA, ET TV ALIQVANDO CONVERSVS, CONFIRMA FRATRES TVOS (Todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos. • Yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos).Mateo 16:19 • Lucas 22:32

  












3.3.2 La nave de la epístola, capillas de la pared derecha

Es la nave situada a la derecha. La primera capilla aloja la Piedad de Miguel Ángel (núm. 9).[69] Esta capilla es vulgarmente conocida como la capilla de la Piedad, por hallarse aquí la famosa escultura de la Piedad de Miguel Ángel. La escultura fue realizada por el gran artista en 1498, cuando estaba todavía en los comienzos de su carrera artística. Está cerca también la venerada Columna entorchada procedente del templo de Salomón de Jerusalén.

Después de esta capilla se encuentran la capilla de las reliquias porque en ella se guardan varias y preciosas reliquias. Avanzando por la nave se encuentran los monumentos funerarios de León XII (núm. 10), obra de Giuseppe de Fabris, y la reina Cristina de Suecia (núm. 11), de Carlo Fontana.

A continuación se encuentra la capilla de san Sebastián (núm. 13), presidida por un gran mosaico del martirio del santo, obra de Pier Paolo Cristofari, basado en un cuadro de Domenichino; el techo está decorado con mosaicos de Pietro da Cortona. Bajo el altar se conservan, desde su beatificación en 2011, los restos de san Juan Pablo II, tras una losa de mármol con la inscripción «SANCTVS IOANNES PAVLVS PP. II»,.[70]

En esta capilla también se conservan los monumentos funerarios de Pío XI (núm. 12) y Pío XII (núm. 14),​ realizados durante el siglo XX. A continuación se encuentran los monumentos a Inocencio XII (núm. 15),​ de Filippo Della Valle en 1746, y a Matilde de Canossa (núm. 16),​ de Gian Lorenzo Bernini en 1633.

La siguiente es la Capilla del Santísimo Sacramento (núm. 17),​ protegida por una puerta diseñada por Francesco Borromini. En esta capilla se conserva el Santísimo Sacramento. Junto al ciborio de bronce y lapislázuli que preside el altar, hay dos ángeles adoradores, y unas grandes lámparas de aceite ardiendo permanentemente. La capilla fue diseñada por Carlo Maderno para conectar la actual basílica con el cuerpo de la antigua. Se caracteriza por tener un techo más bajo que el cuerpo de la basílica, por lo que se cierra con un ático que oculta la diferente elevación de la cubierta. Contiene dos monumentos: el de Gregorio XIII (núm. 18),[71]​ de Camillo Rusconi en 1723, y el de Gregorio XIV (núm. 19).[72]

  


 3.3.3 La nave del evangelio, capillas de la pared izquierda

La nave del evangelio corresponde a la nave situada a la izquierda. La primera capilla es la Capilla del Bautismo (núm. 71),[73]​ diseñada por Carlo Fontana y decorada con mosaicos de Baciccio realizados posteriormente por Francesco Trevisani; el mosaico que se encuentra detrás del altar imita una pintura de Carlo Maratta existente en la basílica de Santa María de los Ángeles y los Mártires

Los monumentos funerarios que contienen las tumbas de Clementina Sobieski (núm. 70),​ obra de Pietro Bracci en 1742, y la de los Estuardo (núm. 69), obra de Antonio Canova en 1829, con los enterramientos del rey Jacobo III y sus hijos Carlos Eduardo Estuardo y el cardenal Enrique Benedicto Estuardo

A continuación se encuentra la Capilla de la Presentación (núm. 67),[74]​ en cuyo altar se encuentra el cuerpo de san Pío X. En sus paredes se encuentran los monumentos a Juan XXIII (núm. 66)​ y a Benedicto XV (núm. 68), realizados en el siglo XX. Seguidamente, se encuentra el monumento a Pío X (núm. 65), de 1923, y la tumba de Inocencio VIII (núm. 64),​ realizada por Antonio Pollaiuolo en el siglo XV.

Por último, se encuentra la Capilla del Coro (núm. 63),[75]​ presidida por el Altar de la Inmaculada Concepción (núm. 62).[76] La capilla es gemela a la Capilla del Santísimo Sacramento, situada en el lado de la epístola, por lo que presenta la misma configuración.

En el último pilar antes de pasar a la girola se encuentra la denominada Capilla Clementina. En ella se ubican los monumentos a León XI (núm. 61),[77]​ obra de Alessandro Algardi en 1644, y a Inocencio XI (núm. 60).[78]​ A partir de aquí comienza la girola que rodea el espacio alrededor de la cúpula. 

 


 








3.3.4 La Girola

La girola o deambulatorio es el espacio que rodea los cuatro pilares que sostienen la cúpula y es el corazón de la iglesia tal y como la había diseñado Miguel Ángel.

En el pilar que corresponde con la nave de la epístola se encuentra el Altar de san Jerónimo (núm. 20),[79] con la tumba del papa Juan XXIII, sobre la cual se encuentra un gran mosaico de un cuadro de Domenichino. El espacio que queda entre la Capilla del Sacramento y el crucero, acoge la Capilla Gregoriana (núm. 21),[80] cerrada por una bóveda que en el exterior conforma una de las dos cúpulas menores. Aquí se encuentra el monumento a Gregorio XVI (núm. 22),[81] obra de Luis Amici en 1848-1857. Junto a ésta, en el muro norte, se encuentra el «Altar de la Virgen del Perpetuo Socorro» (núm. 23),[82]​ donde se encuentran las reliquias de san Gregorio Nacianceno. Al lado está el Altar de san Basilio (núm. 24),[83]​ adornado con un mosaico del s. XVIII, donde se encuentran los restos de san Josafat Kuncewicz y, frente a este, el monumento funerario de Benedicto XIV (núm. 25).[84]

Una vez cruzado el transepto aparece el Altar de la Navicella (núm. 32),[85]​ y, enfrente, el monumento a Clemente XIII (núm. 31),​ de Antonio Canova en 1787-1792. Seguidamente se encuentran los altares del Arcángel San Miguel (núm. 33), de Santa Petronila (núm. 34) y de «San Pedro y la resurrección de Tabitha» (núm. 36).​ En el muro oeste se encuentra el monumento a Clemente X (núm. 35), obra de Mattia de Rossi, a finales del siglo XVII.

En el lado sur de la girola se encuentra, en la columna de la cúpula, un altar presidido por un mosaico que reproduce el célebre cuadro de La Transfiguración de Rafael (núm. 59),[86]​ en cuyo altar se encuentra el cuerpo del beato Inocencio XI. La capilla adyacente, similar a la Gregoriana, es la «Capilla Clementina» (núm. 58);[87] en ella se encuentran los monumentos funerarios de Gregorio Magno (núm. 56) y de Pío VII (núm. 57),​ de Bertel Thorvaldsen en 1831, único artista no católico que trabajó en la basílica. A continuación se ubica el Altar de la Mentira (núm. 55)[88]​ adornado con un mosaico del siglo XVIII; frente a este, el monumento al Pío VIII (núm. 54),​ obra de Pietro Tenerani en 1866, con una puerta que conduce a la Sacristía Mayor de la basílica.[89]

Al otro lado del transepto se encuentra el monumento funerario al papa Alejandro VII (núm. 47),[90] una notable obra de Gian Lorenzo Bernini que muestra al papa absorto en oración, con la muerte, representada por un esqueleto sosteniendo un reloj de arena, por encima de una puerta que simboliza la entrada a la otra vida. Enfrente, se sitúa el «Altar del Sagrado Corazón de Jesús» (núm. 48),[91]​ con mosaicos de 1930. A continuación, la «Capilla de Nuestra Señora del Pilar» (núm. 44),[92]​ donde se encuentran los altares dedicados a la Virgen del Pilar (núm. 46) y a León I el Magno (núm. 45), con un magnífico retablo de mármol de Alessandro Algardi sobre la expulsión de Atila realizado entre 1645-1653. Por último, antes del presbiterio, se encuentra el «Altar de San Pedro curando a un paralítico» (núm. 43), del siglo XVIII, y la tumba del papa Alejandro VIII (núm. 42).

  


3.3.5. El Órgano

El órgano de la basílica se encuentra entre la girola y el presbiterio; fue construido por Tamburini en 1962. Presenta dos cuerpos que se ubican en los brazos de la girola que parten del presbiterio, respectivamente apodados, «Cornu Epistulae» y «Cornu Evangelii». Estos dos cuerpos se corresponden con dos órganos construidos a principios del siglo XX por Vegezzi-Carlo Bossi y Walker. El órgano del primer cuerpo comprende los registros del segundo y tercer teclado, mientras que al segundo cuerpo corresponde el primer y cuarto teclado. Los registros de pedal son repartidos en dos partes como el organista necesite. Se utilizan dos consolas de transmisión eléctrica; una se sitúa entre las butacas del coro cantor durante las celebraciones en el interior, mientras que otra se ubica en la plaza para las celebraciones del exterior. Fueron construidas por el fabricante Mascioni en 1999.

En 1875Aristide Cavaillé-Coll le ofreció al papa Pío IX el diseño de un gran órgano que nunca llegó a realizarse, así como otros proyectos, siempre provenientes de Francia. En la actualidad, los organistas son James Edward Goettsche y Gianluca Libertucci

 



3.3.6 El transepto

El transepto norte, o transepto derecho, se extiende hacia el palacio Apostólico Vaticano y fue diseñado y construido por Miguel Ángel, que amplió el deambulatorio que habían diseñado sus antecesores, de modo que ganó algunos nichos para altares coronados por grandes ventanas. En el transepto norte,[93] existen tres altares dedicados a san Wenceslao (núm. 27),​ san Erasmo (núm. 29), y, en el centro, el de los santos mártires Proceso y Martiniano (núm. 28). El transepto sur es similar al anterior,[94] encontrándose los altares dedicados a san José (núm. 51) en el centro, y los de la Crucifixión de San Pedro (núm. 52) y el de santo Tomás (núm. 50).​ 

A lo largo del transepto, en los nichos de los pilares se sitúan esculturas de santos y santas fundadores de congregaciones y órdenes religiosas. En el transepto derecho: san Bonfiglio Monaldi (núm. 30, 1906), san José de Calasanz (núm. 30, 1755),​ San Pablo de la Cruz (núm. 85, 1876),​ san Bruno (núm. 85, 1744),​ santa Luisa de Marillac (núm. 26, 1954),​ san Pedro Nolasco (núm. 26, 1742),​santa María Eufrasia Pellettier (núm. 86, 1942)​ y san Juan de Dios (núm. 86, 1745).​ En el crucero izquierdo: san Guillermo de Vercelli (núm. 49, 1878),​ san Norberto de Xanten (núm. 49, 1767),​ santa Ángela de Mérici (núm. 79, 1866),​ santa Juliana Falconieri (núm. 79, 1740),​ santa Juana Antida Thouret (núm. 53, 1949),​ san Jerónimo Emiliani (núm. 53, 1757),​ santa Francisca Cabrini (núm. 77, 1947) y san Cayetano de Thiene (núm. 77, 1738). 

En el perímetro del transepto izquierdo aparece, en el entablamento bajo la bóveda con letras de dos metros de altura, la inscripción:[95]​ DICIT TER TIBI PETRE IESUS DILIGIS ME? CUI TER O ELECTE RESPONDENS AIS: O DOMINE TU QUI OMNIA NOSTI TU SCIS QUIA DILIGO TE (Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas). Juan 21:17

Por su parte en el transepto derecho se encuentra la inscripción: O PETRE, DIXISTI TU ES CHRISTUS FILIUS DEI VIVI, AIT IESUS: BEATUS ES SIMON BAR IONA QUIA CARO ET SANGUIS NON REVELAVIT TIBI. (Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre). Mateo 16:16-17

  


3.3.7 El presbiterio

El presbiterio presenta una estructura similar a la de los extremos del transepto. Está dominado por la Cátedra de San Pedro (núm. 39),[96]​ situada en el centro. Es un monumental relicario obra de Gian Lorenzo Bernini, conteniendo una silla de época paleocristiana que según la tradición era la utilizada por San Pedro; la silla se apoya en las esculturas de los cuatro Padres de la Iglesia. El conjunto aparece iluminado por una vidriera con una paloma, simbolizando el Espíritu Santo.

La Cátedra de San Pedro es una silla antigua que se supone fue utilizada por san Pedro, pero que en realidad fue un regalo de Carlos el Calvo, y utilizada por varios papas. Ocupa una posición elevada en el ábside, en un relicario de bronce sostenido por figuras de los Doctores de la Iglesia, e iluminada por una vidriera que representa al Espíritu Santo.

A la izquierda de la cátedra se encuentra el monumento a Paulo III (núm. 40),[97]​ diseñado por Giacomo della Porta. Por su parte, a la derecha se encuentra la tumba de Urbano VIII (núm. 38),[98]​ realizada por Bernini en 1627; el monumento está dominado por una estatua del Papa en el acto de bendecir; flanquean el sarcófago figuras alegóricas de la Caridad y la Justicia y en el centro, un esqueleto escribe el epitafio. En las columnas se sitúan las esculturas de santo Domingo de Guzmán (núm. 37, 1706), San Francisco Caracciolo (núm. 37, 1834),​ San Francisco de Asís (núm. 41, 1727) y San Alfonso María de Ligorio (núm. 41, 1839). Por su parte en los pilares de la cúpula se sitúan las esculturas de San Benito de Nursia (núm. 81, 1735),​ y Santa Francisca romana (núm. 81, 1850), y de San Francisco de Sales (núm. 83, 1845), y San Elías (núm. 83, 1727).

En el perímetro del presbiterio aparece la inscripción en latín y griego: O PASTOR ECCLESIAE TU OMNES CHRISTI PASCIS AGNOS ET OVES • ΣΥ ΒΟΣΚΕΙΣ ΤΑ ΑΡΝΙΑ, ΣΥ ΠΟΙΜΑΙΝΕΙΣ ΤΑ ΠΡΟΒΑΤIΑ ΧΡΙΣΤΟΥ (Oh pastor de la Iglesia, alimenta a todos los corderos y las ovejas de Cristo). Juan 21:15-19

 


3.3.8 El altar Papal bajo el Baldaquino de Bernini 

El altar Papal se encuentra en el crucero, situado bajo la cúpula, y está enmarcado por el monumental baldaquino de San Pedro (núm. 82),[99]​ obra de Gian Lorenzo Bernini, construido entre 1624 y 1633. Realizado en bronce extraído del Panteón, presenta una altura de 30 m.

Está sostenido por cuatro columnas salomónicas, a imitación de las doce columnas que se alineaban frente al altar de la basílica antigua y que una leyenda medieval remontaba al propio Templo de Salomón, debiendo a él su nombre.[100] De esas primigenias columnas, ocho se reutilizaron en la decoración de los pilares de la cúpula de Miguel Ángel (dos en cada pilar, sobre las estatuas que miran al baldaquino) y dos en la Capilla del Santísimo Sacramento. De las dos restantes una se perdió y la última se encuentra en el Tesoro (junto a la Sacristía), y es conocida como colonna degli ossessi («de los poseídos»), pues, siempre según la tradición, es aquella en que Jesús se apoyó al predicar a los doce años, y se creía en la Edad Media que tenía poder para expulsar a los demonios durante los exorcismos.[101]

En el centro, a la sombra del baldaquino, rodeado por el inmenso espacio bajo la cúpula, se encuentra el altar papal, un bloque de mármol blanco en forma de paralelepípedo, y sobre él un crucifijo de bronce y un juego de siete candeleros, en el cual solamente el papa puede celebrar la Eucaristía en ocasiones solemnes. Fue colocado verticalmente sobre la tumba de san Pedro y consagrado el 5 de junio de 1594 por el papa Clemente VIII.

Este altar es conocido como «Altar de la Confesión», al estar situado sobre el lugar conocido como «Confessio», la tumba del Apóstol que con su martirio confesó su fe.[102]  El altar está rodeado por una balaustrada. Por ella se accede a la tumba de San Pedro situada debajo del altar en el nivel inferior (donde están las grutas y criptas vaticanas). Aquí están encendidas cada día 99lamparas para venerar a San Pedro.

En los pilares que sustentan la cúpula se presentan cuatro esculturas mirando al altar, encargadas por Urbano VIII, son: San Longinos (núm. 88)[103]​ de Gian Lorenzo Bernini (1639), Santa Elena (núm. 84) de Andrea Bolgi (1646), Santa Verónica (núm. 80) de Francesco Mochi (1632), y San Andrés (núm. 76) de François Duquesnoy (1640). Sobre cada una de las estatuas existe un balcón cerrado por sendas rejas tras las que se encuentran diversos relicarios: en el de San Longinos se encuentra la reliquia de la Lanza Sagrada; en el de Santa Elena se encuentra parte de la Vera Cruz; en el de Santa Verónica se conserva la tela con el rostro de Cristo impreso; en el de San Andrés, hermano de San Pedro, se conservaba el cráneo de este apóstol, pero Pablo VI lo regaló a los ortodoxos como gesto de buena voluntad.[104]​ En la parte alta de cada pilar hay cuatro mosaicos que representan a los evangelistas con su respectiva representación iconográfica.[105] 

 

 

 

3.3.9 Las cuatro columnas de la bóveda. Las reliquias a la base de la Iglesia 

Las 4 reliquias que constituyen los fundamentos bajo las columnas de la cúpula del Vaticano son: la reliquia del sudario de la Verónica, la reliquia de  lanza de Longinos, la reliquia de la cruz de San Andrés y las reliquias de Simón y Judas Tadeo. En la parte superior de los pilares que sustentan la cúpula, en el entablamento, respectivamente sobre santa Verónica, santa Elena, san Longinos y san Andrés, se encuentra la inscripción: HINC VNA FIDES • MVNDO REFULGET • HINC SACERDOTTI • VNITAS EXORITVR • Aquí se esparce por el mundo la única y verdadera fe, aquí nace la unidad del sacerdocio.(San Cipriano).

La Iglesia Madre tiene como fundamentos otras reliquias que nos sitúan en la Pasión de Cristo que se conmemora cada día en el altar. Las reliquias se encuentran en las bases de las columnas presidiendo el altar mayor llamado altar papal. Cada columna tiene sus respectivas esculturas alusivas encargadas por Urbano VIII. La de Longinos de Gian Lorenzo Bernini (1639), santa Elena de Andrea Polgi (1646), La Verónica de Francesco Mochi (1632) y la de San Andrés de Francois Duquesnoy (1640). Sobre cada una de las estatuas existe un balcón cerrado por sendas rejas tras las que se encuentran diversos relicarios. En la columna de Longinos se encuentra una reliquia de la Lanza sagrada; en la de Santa Elena se encuentra una reliquia de la Vera Cruz; en la de la Verónica una reliquia el lienzo o sudario de la Santa Faz y en la de San Andrés el cráneo del apóstol. Presiden el centro del crucero situado bajo la cúpula y enmarcado por el monumental baldaquino obra de Gia Lorenzo Bernini construido entre 1624 y 1633.

En el crucero de la Iglesia se sitúa el altar mayor que tiene en su línea vertical hacia abajo el Monumento de Pedro o lugar de la Confesión y hacia arriba la imponente cúpula que apunta al cielo. Las cuatro columnas sobre las que descansa la cúpula tienen cuatro estatuas colosales, la de San Longinus, la de Santa Elena, la de Santa Verónica y la de San Andrés. Estas columnas tienen como fundamento cuatro reliquias, la del sudario de la Verónica, la de la lanza de Longino, un fragmento de la cruz de San Andrés y las reliquias de San Simón y Judas Tadeo. Estas reliquias se muestran al público y grandes solemnidades varias veces al año.

Toda la construcción responde a un fuerte significado simbólico. De arriba abajo la cúpula con El Espíritu descendiendo del cielo como el don de Dios nos abre a la comunión con la Iglesia del cielo de los ángeles y los santos. Dando a la vuelta a la base de la cúpula aparece la inscripción: “Tu eres Pedro y sobre esta roca edificaré mi Iglesia, y te daré las llaves del reino de los cielos”. Bajo la linterna se encuentra la inscripción: Para la gloria de San Pedro, Sixto V, Papa, en el año 1590 y el quinto año de su pontificado”. Sobre la cornisa bordeando el interior de toda la basílica aparece otra inscripción relativa también al apóstol Pedro: “una vez que tu te conviertas confirma la fe de tus hermanos”. En la parte superior de los pilares que sustentan la cúpula, en el entablamento se encuentra la inscripción: “Aquí se esparce por el mundo la única y verdadera fe, aquí nace la unidad del sacerdocio”.

En las columnas, encima de las estatuas colosales de los santos que están sobre las reliquias mencionadas, están los cuatro evangelistas. Cuatro gigantescos mosaicos de Cavaliere d´Arpino. En el centro está el altar mayor cubierto con el baldaquino de Bernini. En el costado izquierdo tiene bajo el atar central las tumbas de los dos apóstoles, San Simón y San Judas Tadeo. También aquí se marca el lugar exacto donde se plantó la cruz en la que se crucificó a San Pedro. Esta escena está representada sobre el altar por la obra de Guido Reni Cerca. En el costado derecho al lado de la capilla de San Nicolás están los tesoros de las reliquias de San Pedro. Pasemos a detenernos en la famosa y valiosísimas reliquias.

Las reliquias se encuentran en las bases de las columnas presidiendo el altar mayor llamado altar papal. Cada columna tiene sus respectivas esculturas alusivas encargadas por Urbano VIII. La de Longinos de Gian Lorenzo Bernini (1639), santa Elena de Andrea Polgi (1646), La Verónica de Francesco Mochi (1632) y la de San Andrés de Francois Duquesnoy (1640). Sobre cada una de las estatuas existe un balcón cerrado por sendas rejas tras las que se encuentran diversos relicarios. En la columna de Longinos se encuentra una reliquia de la Lanza sagrada; en la de Santa Elena se encuentra una reliquia de la Vera Cruz; en la de la Verónica una reliquia el lienzo o sudario de la Santa Faz y en la de San Andrés el cráneo del apóstol. Presiden el centro del crucero situado bajo la cúpula y enmarcado por el monumental baldaquino obra de Gia Lorenzo Bernini construido entre 1624 y 1633. El altar fue colocado verticalmente sobre la Tumba de San Pedro y consagrado en 1594 por el Papa Clemente VIII. Este altar es conocido como Altar de la Confesión al estar construido sobre el lugar de la tumba de San Pedro,  Confessio”, donde con su martirio confesó su fe. 

 


3.3.9. 1 La reliquia del sudario de la Verónica

Esta reliquia corresponde al lienzo, al sudario, con el que la Verónica limpia el rostro de Jesús en la Pasión y sobre el que queda impreso la “Santa Faz”, las facciones de su Santo Rostro. La Verónica, no aparece propiamente en los evangelios, según la tradición cristiana, durante el camino del Calvario sale al encuentro de Jesús, como se recuerda en la V estación del Vía crucis. Según una tradición de los primeros siglos, se identifica el personaje de la Verónica, “Berenice”, portadora de la victoria, con la hemorroisa.

El nombre de la Verónica responde al de “vero icon”, Verdadera imagen. El lienzo o sudario de la Verónica es una de las reliquias que se considera “vera icon”. Hay toda una tradición que sigue el trayecto de esta “vera icon”, y que correlaciona el rostro de la Sabana Santa con, el Mandylon de Edesa, el santo sudario de Oviedo y otras reliquias que se conservan en la Catedral de Jaén, en el monasterio de la Santa Faz en Alicante y en la Basílica del Sacre Coeur de París. Todos responden al mismo origen de esta reliquia. A esta reliquia se rinde culto por su vinculación con la figura de Cristo.

Según una tradición que ya existía en el S. VIII, cuando el Papa Juan VI consagró en Roma una capilla denominada de sancta María in Verónica, el emperador Tiberio, contemporáneo de Cristo, fue curado milagrosamente de una terrible enfermedad. Esta sería a reliquia que se conserva en la Basílica de San Pedro. 

 


3.3.9. 2 La  reliquia de la lanza de Longinos

La reliquia de la lanza, como ocurre con las demás, parece haber tenido un largo recorrido. La primera vez donde se sabe de ella es el testimonio que recoge San Antonio de Piacenza en el 570. Describiendo los lugares santos de Jerusalén. El testifica haberla visto en la Basílica del monte de Sión. en 1492 bajo circunstancias minuciosamente descritas en la Historia de los Papas. El sultán Bayaceto envió la reliquia a Inocencio VIII para forzar al Papa a que continuase guardando preso a su hermano Zizim. A mediados de 1700 el Papa Benedicto XIV testificó que la reliquia de San Pedro correspondía a una verdadera reliquia de la lanza sagrada.

La lanza de Longinos se menciona en el evangelio de Juan. Los romanos planearon romper las piernas de Jesús según una común práctica que se hacían con los crucificados para desangrarles del todo conocida como crurifragium, para acelerar la muerte de los condenados. Cuando se acercaron al cuerpo de Jesús vieron qe ya estaba muerto, pero para cerciorarse un soldado le atravesó su costado con una lanza.

El nombre del soldado que atraviesa el cotado de Cristo no es mencionado en el evangelio pero aparece en las referencias antiguas que se tienen de una tradición que se remite al evangelio apócrifo de Nicodemo de alrededor del S. IV. También el llamado “Hechos de Pilatos”, el soldad es identificado como un centurión llamado “Longinus” (nombre en latín), en el que además se menciona los nombres de los dos ladrones crucificados con Jesús: Gestas y Dimas. Una forma del nombre de Longinus también aparece en miniatura en los evangelios dibujados por Rábula en el 586 y que se conserva en la Biblioteca Laurenciana de Florencia. Según la tradición el nombre completo sería: Gaius Cassius Longinus.

La lanza fue guardada y más adelante venerada como una valiosísima reliquia. La reliquia de la lanza, como ocurre con las demás, parece haber tenido un largo recorrido. La primera vez donde se sabe de ella es el testimonio que recoge San Antonio de Piacenza en el 570. Describiendo los lugares santos de Jerusalén. El testifica haberla visto en la Basílica del monte de Sión. En la Basílica se guardaba la corona de espinas con la que coronaron la cabeza de nuestro Señor y la lanza con la que atravesaron su costado. Una mención de la lanza aparecen el Breviario de la Iglesia del Santo Sepulcro. La presencia en Jerusalén de esta importante reliquia es atestiguada por Casiodoro (485-585), Gregorio (538-594), y otros.

En el 615 Jerusalén y sus reliquias fueron capturadas por las fuerzas turcas del rey Cosroes II. Según el Chronicon Paschale, la punta de lanza, que se había quebrado, fue dada en el mismo año a Nicetas que la levó a Constantinopla y la depositó en la Iglesia de Santa Sofía. Esta punta de lanza, que fue fijada en un icono en 1244 fue vendido por Balduino II de Constantinopla a Luis IX de Francia y fue guardad con la corona de espinasen la Sainte Chapelle de París.

En cuanto a la porción más grande de la lanza, Arculpus la vio en la Iglesia del Santo sepulcro alrededor del 670 en Jerusalén. Algunos dicen que la porción más grande  de la reliquia se llevó a Constantinopla en el S. VIII y que después fue depositada en varias iglesias. Sir Juan Mandeville testificó en 1357 haber visto la cuchilla de la lanza en París.

Cualquiera que haya sido la reliquia encontrada en Constantinopla caída en manos de los turcos, en 1492 bajo circunstancias minuciosamente descritas en la Historia de los Papas, el sultán Bayaceto envió la reliquia a Inocencio VIII para forzar al Papa a que continuase guardando preso a su hermano Zizim. A mediados de 1700 el Papa Benedicto XIV testificó que la reliquia de San Pedro correspondía a una verdadera reliquia de la lanza sagrada. Desde entonces la reliquia no ha salido nunca de Roma donde se encuentra preservada. No obstante hay también otros lugares donde se veneran restos o partes de ella, además de París, en Núremberg y Armenia. 

 


3.3.9.3 La reliquia de la cruz de San Andrés

La reliquia pertenece a un resto de la cruz donde fue martirizado el apóstol San Andrés. San Andrés fue el primer apóstol llamado por Jesús el Protocletos, hermano de Simón Pedro. Una tradición muy antigua cuenta que el apóstol Andrés fue crucificado en Patrás, capital de la provincia de Acaya, en Grecia. Según esta tradición cuentan que lo amarraron en una cruz en forma de “x” y que según “La leyenda dorada”, allí estuvo padeciendo durante tres días, donde murió.

La reliquia pertenece a un resto de la cruz donde fue martirizado el apóstol San Andrés. San Andrés fue el primer apóstol llamado por Jesús el Protocletos, hermano de Simón Pedro. Una tradición muy antigua cuenta que el apóstol Andrés fue crucificado en Patrás, capital de la provincia de Acaya, en Grecia. Según esta tradición cuentan que lo amarraron en una cruz en forma de “x” y que según “La leyenda dorada”, allí estuvo padeciendo durante tres días, donde murió.

Esta tradición se enriquece con otros textos apócrifos. Muchos son los hechos atribuidos al apóstol. Se dice que en el Peloponeso fue azotado por orden del procónsul Egeas y después amarrado con cuerdas en una cruz en forma de aspa.  Egeas, su verdugo, cuando vio a la población amotinada, porque iba a ejecutar a un inocente, trató de desatarle pero ya fue demasiado tarde , los sayones quedaron paralizados y no pudieron evitar su muerte. A partir de finales de la Edad media, se esparce la tradición de que San Andrés murió en una cruz en forma de aspa y que tomará desde entonces el nombre de “Cruz de San Andrés”.

La escultura de Duquesnoy para la basílica de San Pedro ejecutada en 1433 por encargo del duque Felipe el bueno que había recibido un fragmento de dicha reliquia, que había convertido en la insignia de su orden del Toisón de Oro y que quiso donar a Vaticano.

San Andrés ocupa un lugar privilegiado para la Iglesia Oriental. La reliquia de San Andrés corresponde al cráneo del apóstol Fue por eso que la reliquia la prestó Pablo VI a los hermanos de la Iglesia Ortodoxa como signo de comunión con ellos.

  

 

3.3.9.4 Las reliquias de la Vera Cruz y de los apóstoles Simón y Judas Tadeo

En la cuarta columna se sitúa la estatua de Santa Elena portando la Cruz. Sabemos que a la santa se le adjudica el hallazgo de la reliquia de la Vera Cruz. Un trozo de ella se había trasladado a Constantinopla y otro se trajo al Vaticano. Las reliquias de los apóstoles San Simón y Judas Tadeo se encuentran debajo del altar del medio, del costado izquierdo de la nave principal, cerca de donde también se encuentra la enorme sacristía y el baptisterio. Cerca en este costado izquierdo está también el lugar donde está la Tumba del famoso compositor Pierlugi de Palestrina, y el punto donde se marca el lugar donde se plantó la cruz en la que se crucificó a San Pedro.

El nombre de Simón figura en undécimo lugar en la lista de los apóstoles. Sabemos que tenía el apodo de Cananeo o Zelotes. Puede que sea el más desconocido de todos los apóstoles. El sobrenombre puede señalar su lugar de procedencia, Caná y su probable vinculación al partido de los zelotes, los celosos fanáticos conservadores de las tradiciones hebreas. Según noticias del historiador Eusebio de Cesarea parece que fue el sucesor de Santiago en la cátedra de Jerusalén. Su actividad más allá de los límites de Palestina se deduce de los legendarios Hechos de Simón y Judas, según los cuales los dos apóstoles recorrieron juntos las provincias el imperio persa. Otras fuentes asignan a Simón Egipto, Libia y Mauritania. Según Egesipo, el apóstol sufrió e martirio durante el imperio de Trajano en el 107.

Judas, no el Iscariote, el que traicionó al Señor, tiene por sobrenombre Tadeo es el que ocupa el último puesto en la lista de los apóstoles. Fue el apóstol que en la última cena preguntó al Señor por qué se manifestaba a sus discípulos y no al mundo. La liturgia romana a diferencia de los orientales conmemora la fiesta de los apóstoles simón y Judas el mismo día, el 28 de Octubre.

Judas Tadeo es llamado hermano del Señor junto con Santiago y parece ser según la tradición l esposo de las bodas de Caná a la que acude María y Jesús. Según una tradición fue martirizado en Persia. El breve escrito de la carta canónica que lleva su nombre es una amonestación contra los falsos maestros y una invitación a conservar la pureza de la fe. Aparte de los datos históricos la fama de San Judas Tadeo se hace más notoria por convertirse en el “patrono de las causas perdidas”.

  












3.3. 10 La gran cúpula

La gran cúpula que corona la nueva basílica respondía a las modificaciones del diseño original de Bramante y luego de Sangallo. La cúpula redonda era forma del infinito y la forma de Dios. La cúpula había quedado sin construir con la muerte de Bramante, tan solo se levantaron las colosales columnas y los monumentales arcos que la sostendrían. La cúpula de tales dimensiones jamás se había realizado y su resultado era incierto. Las obras quedaron interrumpidas por las grandes críticas que se levantaron por la reforma protestante oponiéndose al comercio de las indulgencias. 

El gran reto de levantar la cúpula fue resuelto por Miguel Ángel cuando fue nombrado arquitecto mayor del proyecto cuando tenía 72 años. Tomo las riendas de la obra tras la muerte de Sangallo en 1546. Su resolución la llevaría a cabo por medio de un gran tambor con enormes ventanas que le permitieran grandes vanos de luz. La luz es símbolo de la luz divina y fuente de revelación. Su nueva idea podía disminuir el coste del diseño de Sangallo y sobre todo ahorraría cien años de trabajo. La propuesta era una doble cúpula entrelazada por espolones siguiendo el modelo de Santa María di Fioiri de Florencia. Empezó destruyendo toda la cantería de Sangallo y comenzó a trabajar en el exterior del edificio eligiendo el mármol travertino. Su mega estructura de la bóveda la resuelve al fin con el grandioso tambor con 16 ventanas. [106]  Para elevar las enormes piedras utilizó enormes torres gruas de 60 o 70 m de altura con juegos de poleas. Una vez terminado el tambor todo estaba preparado para recibir la cúpula pero Miguel Ángel muere a los ochenta y ocho años años de edad en 1568. 

Sería Giacomo della Porta quien concluiría el proyecto final de la cúpula. Realizaría algunas modificaciones para resaltar más la cúpula. Para fortalecer el peso de la cúpula la levantó a una altura total de 136,57 m desde el suelo hasta la parte superior de la cruz externa. Fue una obra de ingeniería monumental por sus dimensiones resuelta en un tiempo récord de 16 meses[107]. Fue la cúpula más alta del mundo. Su diámetro interno es de 41,47 m, ligeramente menor que dos de las tres enormes cúpulas que la precedieron: la del Panteón de Agripa, de 43,3 m; y la de la catedral de Florencia, de 44 m. Los arquitectos de San Pedro se basaron en estas dos cúpulas para buscar la manera de construir la que se concibió como la mayor cúpula de la cristiandad. 

 


3.3. 10.1 La Cúpula por dentro

La cúpula por dentro esta también llena de simbolismo y de un sentido ascensional. Las cuatro columnas que se levantan con las monumentales esculturas que hacen alusión a las cuatro reliquias se coronan con cuatro grandes rosetones de los cuatro evangelistas. Después de los grandes ventanales del tambor que la llena de luminosidad la cúpula comienza en la base con los doce apóstoles y asciende con figuras de los ángeles y los arcángeles hasta la linterna con la inscripción: S. PETRI GLORIAE SIXTVS PP. V. A. M. D. XC. PONTIF. V. (Para la gloria de San Pedro, Sixto V, papa, en el año 1590 y el quinto año de su pontificado).

El perímetro interior de la cúpula presenta la inscripción en latín con letras de 2 m de altura:

TV ES PETRVS ET SVPER HANC PETRAM AEDIFICABO ECCLESIAM MEAM ET TIBI DABO CLAVES REGNI CAELORVM.(Tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia. A ti te daré las llaves del reino de los cielos). Mateo 16:18-19.

Sobre el trofeo del sepulcro de San Pedro y coronándolo se levanta a majestuosa cúpula. Puede observarse la unión del cielo y la tierra. Desde el cielo en la gloria de los ángeles desciende sobre la tierra descansando sobre los apóstoles y evangelistas, las cuatro columnas que se levantan sobre las reliquias. Todo el templo edificado sobre Pedro como roca firme, atendiendo a las palabras de Jesús que están escritas en su perímetro: “Tu eres Pedro y sobre esta roca edificaré mi iglesia 

 


                                 3.3. 10.2 El exterior de la Cúpula

La Cúpula de 92 m. diseñada por Miguel Ángel representa la centralización del cosmos y del mundo. La cúpula majestuosa que domina toda la ciudad alzándose sobre una de sus 7 colinas dominantes se levanta sobre otras 10 cúpulas menores, cuatro en los ángulos y seis que coronan las capillas laterales.

Al exterior de la cúpula se puede acceder por la puerta situada junto al monumento a María Clementina por una escalinata. Se puede así penetrar en el balcón de la Cúpula desde donde se puede admirar tanto el solemne interior como llegar hasta la cumbre de la cúpula y la linterna desde donde divisar la maravillosa vista de Roma.

 


 

3.3. 11 La sacristía

La Sacristía mayor es un edificio externo a la basílica, situado en el lado sur, que se conecta con el templo a través de dos corredores sobre arcos que acceden a la basílica atravesando la tumba de Pío VIII y la Capilla del Coro.

En 1715 se realizó un concurso para construir una sacristía, el ganador fue un proyecto de Filippo Juvara, cuya maqueta en madera se conserva en los depósitos de la basílica, pero cuyo elevado coste impidió su ejecución. En 1776, el papa Pío VI encargó a Carlo Marchionni la ejecución del actual edificio, cuya construcción se completó en 1784. La obra concluida fue duramente criticada, sobre todo por el erudito Francesco Milizia, lo que obligó a Marchionni a abandonar la ciudad.

La sacristía presenta planta octogonal y está cubierta por una cúpula. Se encuentra flanqueada por varios edificios entre los que se encuentran la Sacristía de los canónigos y beneficiarios, la Sala Capitular y el Tesoro. 

 

 


4. Las grutas Vaticanas

Una escalera da acceso a las Grutas Vaticanas desde la parte frontal del Altar Papal, rodeada de lámparas votivas. Las Grutas Vaticanas se formaron por la diferencia de cota entre la nueva y la antigua basílica. Se extienden por debajo de la Basílica. Tienen forma de iglesia subterránea de tres naves. Se han utilizado como lugar de enterramiento de muchos papas. A un nivel más profundo se llegan a los sarcófagos de la antigua basílica paleocristiana hasta dar en los estratos más profundos con la tumba de San Pedro.[108]

El acceso se realiza por una escalera doble rodeada por una elegante balaustrada sobre la que se queman 99 lámparas votivas; esta escalera parte desde la parte frontal del Altar Papal. La escalera finaliza ante la confessio de San Pedro (núm. 65), obra de Carlo Maderno; ante el mosaico de Cristo Pantocrátor, se encuentra el cofre que guarda los palios. Tras este cofre se encuentran los restos de mármol de la tumba de San Pedro construida por el emperador Constantino. En la parte inferior se encuentra la bola de bronce, llamada «cataracta» o «billicus confessionis», que servía de acceso, desde la construcción de la primera basílica, a la tumba de Pedro.

El papa Pío XII, recién elegido en 1939, patrocinó la investigación arqueológica que en diez años sacó a la luz, primero el suelo de la basílica constantiniana, y más tarde, los restos de una necrópolis romana que ocupaba la ladera de la Colina Vaticana, y que fue enterrada por los constructores de la primera basílica. La presencia de esta zona de enterramiento confirma la creencia de que el lugar de sepultura de san Pedro se encuentra en el lugar donde se erigió primero un monumento y después la basílica.

Tras la excavación, en 1953 se encontró un nicho en el que se podía reconocer una incompleta escritura en griego con el nombre de Pedro, en el interior había algunos huesos envueltos en un paño de púrpura e hilo de oro. Este descubrimiento lo anunció Pío XII convencido de que, con toda probabilidad, los restos eran del cuerpo de san Pedro. Estos restos fueron colocados en el subsuelo, en la posición original que se corresponde exactamente con la vertical del Altar Papal, el baldaquino y la cúpula. 

 

 

4.1 Las tumbas papales y los vestigios de la antigua basílica

El subsuelo de la actual basílica corresponde aproximadamente al nivel de la antigua Basílica de Constantino. Al sepulcro de Pedro se puede acceder directamente bajando por dos escaleras desde el altar mayor. Este acceso queda totalmente restringido al Papa en grandes celebraciones. A las criptas de los Papas el público desciende desde el interior de la basílica, concretamente por una escalera abierta en una de las grandes pilastras que sostiene la cúpula. Esta escalera da a la galería semicircular de las grutas nuevas.

Esta Cripta de los Papas ha sido restaurada en varias ocasiones. La primera parte de la galería circular se conoce como las grutas nuevas. A esta galería se abren cuatro oratorios y algunas capillas. De ahí se pasa al amplio ambiente llamado Grutas antiguas que recorre toda la nave central de la basílica superior realizado por Antonio Sangallo como recámara para proteger de la humedad el pavimento de la nueva basílica.

En un ambiente de penumbra bajo las tres naves de cañón rebajado se suceden los monumentos fúnebres de una veintena de Papas, un emperador, un rey, dos reinas y numerosos cardenales y obispos.

  


4.2 La prueba de veracidad del lugar del martirio del apóstol. El descubrimiento del Trofeo de San Pedro y Restos del Muro rojo

Muchas han sido las conjeturas sobre la veracidad del lugar del martirio del apóstol. En 1939, durante el papado de Pío XII, se realizó una investigación arqueológica de 10 años de duración en la cripta de la basílica, que permanecía inaccesible desde el s. IX. Todas las construcciones que se habían realizado en San Pedro se encontraban sobre un edículo que contenía fragmentos de huesos en un paño teñido de púrpura con adornos de oro (todas guardaban la verticalidad con el denominado muro rojo). A pesar de que no se pudo determinar con certeza que los huesos fueran los de Pedro, las vestimentas sugerían un entierro de gran importancia.

El 23 de diciembre de 1950, el papa Pío XII anunció el trabajo de descubrimiento de la tumba del apóstol san Pedro. Excavaciones realizadas debajo de la Confesión han permitido el descubrimiento fundamental que el Papa Pablo VI anunció el 26 de junio de 1968. Entonces declaró que las reliquias de Pedro fueron identificadas y autentificadas.

Las labores arqueológicas llevadas a cabo en la cripta de San Pedro desde 1939 descubrieron la existencia de un antiguo cementerio en la colina Vaticana. Allí se halló los vestigios de una necrópolis al pie del circo que levanto Nerón y las tumbas de cristianos enterrados en torno a la tumba del apóstol. Allí se levantó un Trofeo en el año 165 d.C., pequeño santuario, en forma de nicho. Bajo el altar mayor han permitido siguiendo la verticalidad del llamado muro rojo encontrar el lugar original del enterramiento de San Pedro en la necrópolis junto al Circus Gai el Neronis. El Papa declaró así que las reliquias guardadas en el llamado Trofeo eran verdaderamente del Apóstol.  

 

 


5. Los alrededores. El acceso a través del Castillo de Sant´ Angelo

Alrededor de la Basílica se fueron añadiendo distintas dependencias hasta constituir prácticamente una pequeña ciudad, la ciudad del Vaticano. Para proteger y defender la ciudad, las dependencias vaticanas se construyeron una muralla. La muralla Leonina con su torre y su bastión mayor, unía el Castillo de Sant´Angelo antiguo Mausoleo de Adriano y luego convertido en fortaleza con las estancias Vaticanas.

El Mausoleo de Adriano superaba por amplitud a cualquier otra tumba[109]. Procopio historiador bizantino nos deja una datación de su estado. El Mausoleo tenía un basamento cuadrado sobre el que se alzaba una grande torre ornada con columnas dóricas, estatuas y espacios para los epitafios de los sepultados. La construcción estaba rematada por un grupo colosal en bronce que representaba al emperador Adriano en una cuadriga. Allí fueron sepultados desde Adriano toda una serie de emperadores romanos hasta Caracalla y los príncipes de su familia.

Bajo el Papa Honorio fue sólidamente fortificado y reunido a las murallas formando un verdadero baluarte para defender la orilla del Tíber. Esta función estratégica impidió que Alarico la tomase en el 410. Fue reconstruido por el Papa León IV (847-855) que lo utiliza como fortaleza-castillo para defender Roma de los ataques de los musulmanes.

Las murallas del papa León fueron una demostración del poder y fortaleza del papado en esos momentos. El papa León convocó a grupos de trabajadores procedentes de las ciudades de los estados del Vaticano y asignó a cada grupo parte del trabajo para que el Vaticano quedara protegido por unas murallas seguras. Serían conocidas desde entonces como las murallas leoninas y la ciudad del Vaticano como el Borgo del Papa León.

El Papa Nicolás III lo unió al Vaticano por medio del conocido “passeto”, pasaje de seguridad que corre por encima de los muros hasta las dependencias Vaticanas. El papa Nicolás V restauró el Castillo de Sant´Angelo y abandonando el ruinoso palacio de Letrán trasladó la residencia papal al Vaticano. Mandó reconstruir y ampliar las murallas leoninas. El papa Sixto IV(1471-1484) continúa las aspiraciones de Nicolás V.

El papa Clemente fue sitiado por las tropas de Carlos V y se refugió en el castillo de Sant´Angelo y durante ocho días el ejército alemán con soldados muchos luteranos y anti papales acampó y saqueó toda Roma. Se hicieron caballerizas de San Pedro y la Capilla Sixtina. Al menos 4.000 ciudadanos romanos fueron asesinados. Los soldados con atuendos de cardenales y de papas celebraron procesiones y bendiciones en tono de mofa y debajo del Castillo lo amenazaron diciendo que lo iban a devorar. Al fin pudo llegarse a un acuerdo pagando un rescate y el papa Clemente se reconcilió con el emperador Carlos coronándolo emperador. Se devolvieron al papa los Estados Pontificios.

El antiguo mausoleo de Adriano fue convertido en el Castillo de Sant´Angelo. El castillo fortaleza consta de cinco pisos. En el tercer piso denominado militar, en el denominado patio del Ángel hay una balconada central donde originariamente estaba el Ángel. El papa Clemente V salió a esta balconada ante el asedio de las tropas de Carlos V en 1527 en el denominado saco de Roma.

 


 6. Conclusión

La historia de la Basílica de San Pedro del Vaticano es un compendio de la misma historia de la Iglesia y del cristianismo. Sus fundamentos y raíces nos hablan de un comienzo humilde con sabor vivencial, testimonial martirial. El cristianismo surgió en un contexto de fuerte oposición y persecución. Se sabe con certeza que el apóstol Pedro fue encarcelado (aún se conserva en Roma la Cárcel Mamertina donde estuvo preso) y después martirizado en Roma. Después de la cristianización del imperio con Constantino hubo un consorcio entre el poder político y eclesiástico. La Roma imperial fue centro del poderío de un imperio occidental como nunca jamás se había visto. La Iglesia y el poder papal se alió al poder hegemónico del emperador para tomar protagonismo. La Iglesia durante siglos caminó aliada al poder hasta luchar por su propia autonomía. Fueron siglos de luchas de poder y con la caída del imperio Roma cayó en un estado lamentable, un antro de anarquía y corrupción.  

El Renacimiento supuso un querer volver a recuperar el esplendor perdido. Se pensaba que la majestuosidad de sus edificios atraería a propios y a extraños, la fe aumentaría y se fortalecería y todo el mundo la aceptaría y la veneraría. Esta solapada tentación trajo consigo pagar un alto precio. Se quiso volver a la Roma imperial de Augusto y el Papado aladear de este poder hegemónico. Pero la corrupción de propio poder llevó consigo luchas y divisiones irreparables. Julio II, el papa que vestía armadura y salía a luchar por la expansión de los Estados Pontificios y que se enorgullecía en presentare como el Pontifex Optimus Maximus, encarnó esta lucha por el poder. Con Julio II y León X se inició la construcción de la nueva basílica y Roma se convirtió de nuevo en la capital no solo en capital artística de Italia y de Europa sino quiso alardear de ser el centro de la humanidad.

La Basílica  de San Pedro nos habla de una Iglesia que es santa y pecadora y que pese a sus errores si se ha mantenido en pie no ha sido por el poder de la espada sino por el poder de la cruz. Cuando Jesús confía a Pedro el papado, la autoridad en su Iglesia lo hizo con estas palabras que quedaron inscritas en la bóveda de la basílica: “Tu eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia que los poderes de este mundo no podrán vencer”. (Mt 17,19). Pedro La Iglesia no puede aliarse al poder terrenal para manifestar su poder. Su poder descansa en otras categorías que no son de este mundo.

La misión de la Iglesia es proclamar la fe en Cristo, como el Señor y Salvador del mundo pero bajo las claves no del poder sino del servicio y el amor. “El que quiera ser el mayor entre ustedes que se haga el servidor de todos” (Mc 11,44) La Iglesia no es una empresa humana sino obra de Dios. San Pedro fue el primero que hubo de convertirse. Otra de las inscripciones grabadas en la gran basílica es “una vez que vuelvas confirma la fe de tus hermanos” (Lc 22, 32)

 


 

 



[1] Durante los setenta y tres años del exilio de Avignon, la Basílica de Constantino quedó vieja, abandonada y en un estado tan lamentable que su restauración se consideró prácticamente inviable. Fue esto por lo que Nicolás V se propuso la construcción de una nueva Basílica eso sí respetando el lugar del enterramiento.

[2] Puso la primera piedra el 18 de abril de 1506 pero su magnánima obra no la pudo ver culminada.

[3] Julio II decidió acabar de una vez por todas con el antiguo templo constantiniano y el cúmulo de capillas adyacentes acumuladas a lo largo de los 1000 años transcurridos desde su construcción.

[4] Al proyecto de Bramante seguirían los de Rafael, Sangallo y por último Miguel Ángel.

[5] Miguel Ángel trabajó en San Pedro durante el resto de su vida, sus últimos diecisiete años negándose a cobrar honorarios y considerando su trabajo una ofrenda a Dios y al Apóstol. Al momento de su muerte tan solo pudo ver terminada el cuerpo en forma cilíndrica donde se apoyaría la cúpula

[6] Hizo lo que los bárbaros no se habían atrevido a hacer jamás, despojó las puertas de bronce de los clásicos edificios paganos como el Panteón para fundirlos y hacer las columnas salomónicas recordando las del santuario constantinopolitano de Pedro.

[7] San Clemente, Carta a los Corintios, Cap. 5, 1-7,4

[8] Boorsch, Suzanne (invierno de 1982-1983). «The Building of the Vatican: The Papacy and Architecture». The Metropolitan Museum of Art Bulletin 40 (3): 4-8.

[9] Garder, Helen, et al (17 de marzo de 2004). Gardner's Art Through the Ages With Infotrac. Thomas Wadsworth. p. 619

[10] "Old Saint Peter's Basilica". Encyclopædia Britannica. 2006.

[11] Boorsch, Suzanne (Invierno de 1982-1983). «The Building of the Vatican: The Papacy and Architecture». The Metropolitan Museum of Art Bulletin 40 (3): 4-8.

[12] Sobocinski, Melanie Grunow (2005). Detroit and Rome. The Regents of the Univ of Michigan. p. 77

[13] «San Pedro, príncipe de los apóstoles.». Enciclopedia católica. Archivado desde el original el 9 de agosto de 2011.

[14] Lees-Milne, James (1967). San Pedro: la historia de la Basílica de San Pedro en Roma.  Londres: Hamish Hamilton. 

[15] Andrea Pollett. «Obeliscos en Roma». Archivado desde el original el 21 de agosto de 2011.

[16] La Pragmática Sanción de 554, mediante la cual Italia era reintegrada al Imperio Romano, ratificaba una situación que ocurría de facto: otorgaba a los obispos el control de diversos aspectos de la vida civil como la actividad de los jueces civiles y la administración de las ciudades, poniéndolos a cargo del aprovisionamiento, la anona y los trabajos públicos, al tiempo que quedaban exentos de la autoridad de los funcionarios imperiales. Así, muchas ciudades romanas deben su continuada existencia a ser lugar de residencia de los obispos.

[17] De la presencia bizantina quedaron algunos rastros, tales como la columna en homenaje al emperador Focas, y algunas iglesias que rodeaban el Palatino, San Giorgio, San Anastasia y Santa María. Más perdurable fue la influencia en el arte decorativo las pinturas y los mosaicos, influencia que se proyectaría hasta la Baja Edad Media.

[18] A comienzos del siglo VIII el poder de Bizancio sobre Roma estaba casi liquidado. El punto de quiebre ocurrió a raíz de la querella iconoclasta desarrollada en Constantinopla y que tuvo impacto en Italia: Roma cortaría su dependencia política en forma definitiva con el Imperio de Oriente.

[19] El ducado fue extinguido y toda la autoridad política pasó a manos del Papa Gregorio II (727), quien logró el reconocimiento de parte del rey de los lombardos, Liutprando, de su dominio sobre Roma. De este modo la ciudad finalizó su tradicional relación política y jurídica con el Imperio del cual fue la base fundacional en la Antigüedad, e inició un nuevo camino como base territorial, humana, política y religiosa del Papado y de la Iglesia Católica.

[20] Tras la pérdida de Tierra Santa Roma se consolida como la Nueva Jerusalén y se convierte en el principal centro de peregrinación de la cristiandad.

[21] En el s. IX el barrio del Borgo en torno a la basílica de San pedro contaba ya con cinco albergues para los peregrinos, seis monasterios que se ocupaban de los albergues y una maraña de celdas temporales destinadas a los ermitaños y a los pobres.

[22] A los peregrinos, que se contaban entre 200.000, se les concendía indulgencia plenaria, la remisión plena y total de todos los pecados, tanto de la cupla como del castigo de los mismos. Cf Bula de Bonifacio VIII

[23] Los grandes jubileos en Roma se sucederían cada cincuenta años (33), a partir del año 1300 (Bonifacio), 1347 (Clemente VI), 1389 (Urbano VI), 1493 (Martín V)

[24] Los cronistas de la época atestiguan que era un mar de gentes de culturas y lenguas diferentes que procedían de toda la cristiandad.

[25] Según recoge el cronista Matteo Villani en el jubileo de 1350, los romanos todos se habían convertido en hospederos

[26] El cronista Buccio de Ranallo decía de los posaderos que actuaban sin escrúpulos pues había peregrinos que se presentaban como ángeles y luego actuaban como perros.

[27] Hersey, George L (1993). High Renaissance Art in St. Peter's and the Vatican: An Interpretive GuideUniversity of Chicago Press. pp. 73-4

[28] Según palabras del propio papa Nicolás V, “la fe aumentaría y se fortalecería y todo el mundo la aceptaría y la veneraría”

[29] La actividad constructora hizo que el jubileo de 1600 se celebrase con toda la ciudad en obras, situación que se prolongaría hasta el pontificado de Alejandro VII (1655-1667)

[30] A esto habría que añadir la devastación que supuso el saqueo de Roma por parte del emperador Carlos V en 1527.

[31] Estas palabras son de un soneto de Miguel de Cervantes Saavedra que incluyó en su obra: Los trabajos de Persiles y Segismunda, publicado en el año 1617.

[32] Las reclamaciones de que la basílica de Nuestra Señora de la Paz de Yamusukro de Costa de Marfil es más grande que la basílica de San Pedro, parecen ser falsas, ya que las medidas de la primera incluyen un rectorado, una villa y, probablemente, la explanada. Su cúpula, basada en la de San Pedro, es más baja, pero lleva una cruz más alta, por lo que dice ser la iglesia con la más alta cúpula.

[33] James Lees-Milne describe la basílica de San Pedro como «la ocupante de una posición única en el mundo cristiano» en Lees-Milne, 1967, p. 12.

[34] Banister Fletcher, el renombrado historiador de la arquitectura la llama «...la más grande de todas las iglesias de la cristiandad» en Fletcher, 1996, p. 719

[35] P. Jorge Loring, S.I. «La tumba de San Pedro»Catholic.net. Consultado el 30 de abril de 2011. «Identificación científica de la tumba y los huesos de san Pedro».

[36] Baumgarten, 1913

[37] Santa Sede. «Arcibasilica papale di San Giovanni in laterano». Consultado el 30 de mayo de 2011. «Basílica de San Giovanni in Laterano, la catedral de Roma».

[38] Al renunciar en 2006 al título de Patriarca de Occidente, el Papa Benedicto XVI renombró a éstas «basílicas patriarcales» como «basílicas papales».

[39]  La tumba de Julio II quedó incompleta y finalmente fue construida en la Iglesia de San Pedro ad Vincola.

[40] Martínez Frías, José María (2017). El cielo de Salamanca: La bóveda de la antigua biblioteca universitaria. Ediciones Universidad de Salamanca. p. 98.

[41] Spagnesi, Gianfranco (2003). Roma: la Basilica di San Pietro, il borgo e la città (en italiano). Palombi. p. 62. OCLC 54989356.

[42] De Maio, Romeo (1992). Riforme e miti nella Chiesa del Cinquecento. Guida. p. 407. 

[43] Patetta, Federico (1943). La figura del Bramante nel "Simia" d'Andrea Guarna. Accademia Nazionale dei Lincei, Roma.

[44] Palombi. p. 62. OCLC 54989356. Consultado el 30 de mayo de 2011.

[45] De Angelis (1978), pp. 346-349

[46] Ackerman (1997), pp. 193-221

[47] Estos obeliscos no solo servían para ayudar a los peregrinos a orientarse, sino que, además reafirmban la potencia del papado simbolizaban el triunfo del cristianismo sobre el paganismo.

[48] «Basílica di San Pietro» Enciclopedia católica. Basílica de San Pedro.

[49] Bendice papa estatua de primera santa chilena». 6 de octubre de 2004. Archivado desde el original el 2 de octubre de 2013. «El papa bendice imagen de santa Teresa de los Andes, primera santa chilena que cuenta con una escultura colocada en la fachada posterior de la basílica de San Pedro, en el Vaticano.»

[50] «El Santo Padre bendice la estatua de San Marón, colocada en un nicho de la Basílica de San Pedro». 23 de febrero de 2011. «colocada en un nicho externo de la basílica de San Pedro en la fachada de «Vía delle Fondamenta».»

[51] Los arquitectos renacentistas rescataron no solo el orden clásico sino el modo de concebir los elementos y partes en relación a la óptica del conjunto.

[52]  «El Pórtico»  Enciclopedia católica. Basílica de San Pedro.

[53]  «Estatua de Carlomagno»  Enciclopedia católica. Basílica de San Pedro..

[54] «Estatua de Constantino»  Enciclopedia católica. Basílica de San Pedro.

«La estatua ecuestre de Constantino hecha por Bernini y considerada como una de sus obras maestras.»

[55] «La bóveda del Pórtico»  Enciclopedia católica. Basílica de San Pedro

«Mapas de la bóveda».

[56] «El Navicella»  Enciclopedia católica. Basílica de San Pedro

[57] «Puerta de la Muerte» Enciclopedia católica. Basílica de San Pedro

. «Presenta grandes paneles modelados de la Crucifixión y la Anunciación, y menos los paneles de los profetas, apóstoles y santos.»

[58] «San Pietro» Enciclopedia católica. Basílica de San Pedro

[59]  «Puerta del Bien y del Mal»  Enciclopedia católica. Basílica de San Pedro

 «Esta segunda puerta de la izquierda fue donado al papa Pablo VI, en su cumpleaños número 80. Los paneles de la derecha muestran la bondad, la maldad izquierda.»

[60] «La puerta Filarete»  Enciclopedia católica. Basílica de San Pedro.

[61] «Puerta de los Sacramentos»  Enciclopedia católica. Basílica de San Pedro

 «Normalmente es la puerta abierta para entrar en la basílica. Los paneles muestran los siete sacramentos y la predicación.»

[62]  «San Pietro» Enciclopedia católica. Basílica de San Pedro

[63] «La Puerta Santa»  Enciclopedia católica. Basílica de San Pedro

[64] «Derriban el muro de la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro». Rome Reports. 18 de noviembre de 2015.

[65] Con Nicolás V recobró Roma su esplendor imperial. A finales del S. XVI la población de Roma aumentó hasta los 100.000 habitantes.

[66]  «La Nave»  Enciclopedia católica. Basílica de San Pedro. «El disco rojo de pórfido en la entrada, tomada de la antigua basílica, es la piedra sobre la que Carlomagno y otros emperadores fueron coronados.»

[67] «Santa Teresa de Jesús»  Enciclopedia católica. Basílica de San Pedro-

[68] Leo Nellissen. «Sint Pieter in Rome, mozaïek-inscripties met Nederlandse vertaling (en español: San Pedro en Roma, inscripciones de mosaicos con traducción al holandés)»www.STILUS.nl. Consultado el 4 de mayo de 2011.

[69] «Capilla de la Piedad»  Enciclopedia católica. Basílica de San Pedro. MICHAEL. ANGELUS. BONAROTUS. FLORENT. FACIEBAT 

[70] EFE (4 de mayo de 2011). «Los fieles ya pueden venerar los resto del beato Juan Pablo II en la Capilla de San Sebastián»ABC. Consultado el 6 de mayo de 2011.

[71] «Monumento a Gregorio XIII» Enciclopedia católica. Basílica de San Pedro. «A los lados están las estatuas alegóricas de la Religión, sosteniendo las tablas de la Ley, y magnificencia, en la base es un dragón, en alusión a la figura heráldica de la familia Boncompagni.»

[72] La ornamentación de una tumba, la muestra de duelo, y las pompas fúnebres, son consuelos para los sobrevivientes, no beneficia a los muertos. Para las almas piadosas que, libre de pecados, han volado al Señor, poco importa que sus cuerpos tienen una tumba sórdida, o ninguno, incluso como el más costoso tumba no hace nada por los impíos y los que se obligan todavía en los lazos del pecado.Gregorio XIV.

[73] «Capilla del Baptisterio»  Enciclopedia católica. Basílica de San Pedro.

[74] «Capilla de la Presentación»  Enciclopedia católica. Basílica de San Pedro. 

[75] «Capilla del Coro» Enciclopedia católica. Basílica de San Pedro.

[76]  «Altar de la Inmaculada Concepción» Enciclopedia católica. Basílica de San Pedro.

[77] «Monumento a León XI» Enciclopedia católica. Basílica de San Pedro. «Las rosas talladas en el zócalo contienen la inscripción Sic florui, en referencia al hecho de que reinó solo 27 días, en 1605. A sus lados están dos alegorías femeninas: la entereza y la generosidad. La escena siguiente es la abjuración del protestantismo hecha por Enrique IV de Francia cuando León fue nuncio apostólico, y la firma de un tratado de paz entre España y Francia.»

[78] «Monumento al beato Inocencio XI» Enciclopedia católica. Basílica de San Pedro 2011. «La figura del papa está flanqueada por la fe y la fortaleza. El bajorrelieve muestra la victoria sobre los turcos en Viena en 1683. Inocencio XI fue beatificado el 7 de octubre 1956, su fiesta es el 13 de agosto. El cuerpo del papa es visible bajo el altar de la Transfiguración en el lado opuesto de la basílica.»

[79] «Altar de San Jerónimo» Enciclopedia católica. Basílica de San Pedro. «El lienzo original de La última comunión de San Jerónimo se encuentra actualmente en la Galería del Vaticano.»

[80]  «Capilla Gregoriana» Enciclopedia católica. Basílica de San Pedro. «La Capilla Gregoriana lleva el nombre de su patrón Gregorio XIII. Contiene las tumbas de Benedicto XIV y Gregorio XVI, además los altares de San Basilio, Virgen del Socorro y San Jerónimo.»

[81] «Monumento a Gregorio XVI» Enciclopedia católica. Basílica de San Pedro.

[82] «Altar de Nuestra Señora del Socorro» Enciclopedia católica. Basílica de San Pedro. «Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, cuya imagen, pintura sobre madera, se encontraba anteriormente en el Oratorio de San León en la antigua basílica y se trasladó aquí en 1578.»

[83]  «Altar de San Basilio» Enciclopedia católica. Basílica de San Pedro.

[84] «Monumento a Benedicto XIV» Enciclopedia católica. Basílica de San Pedro. 2011.

[85] «Altar de la Navicella» Enciclopedia católica. Basílica de San Pedro «El Altar de la Navicella deriva su nombre de la narrativa del Evangelio de Jesús caminando sobre el agua.»

[86] «Altar de la Transfiguración» Enciclopedia católica. Basílica de San Pedro «Es uno de los mosaicos más bellos de San Pedro, este retablo es una reproducción de la pintura «Lecho de muerte» de Rafael, actualmente en el Museo Vaticano. Julio de Médicis encargó la pintura para la Catedral de Narbona, pero se mantuvo en Roma, en San Pietro in Montorio, desde de 1523. Napoleón se lo llevó a París en 1797, y fue devuelto al Vaticano en 1815. Un equipo de seis artistas tardo nueve años en ejecutar el mosaico, terminando en 1767.»

[87]  «Capilla Clementina» Enciclopedia católica. Basílica de San Pedro.

[88] «Altar de la Mentira» Enciclopedia católica. Basílica de San Pedro. «Después de mentir a san Pedro, Saphira cayó al suelo ante el Apóstol. En el fondo unos jóvenes se llevan el cadáver de su marido, Ananías. Hechos 5:1-11».

[89] «Sacristía y Museo del Tesoro» Enciclopedia católica. Basílica de San Pedro.

[90] «Monumento a Alejandro VII» Enciclopedia católica. Basílica de San Pedro. «Es una de las obras más importantes de la basílica, obra cumbre de Bernini.»

[91] «Altar del Sagrado Corazón» Enciclopedia católica. Basílica de San Pedro. «Creado con motivo de la canonización de santa Margarita María Alacoque en 1923.»

[92] «Capilla de Nuestra Señora del Pilar» Enciclopedia católica. Basílica de San Pedro.

[93] «Transepto norte» Enciclopedia católica. Basílica de San Pedro «En este lugar se celebró el Concilio Vaticano I. Solo es accesible para los que quieren recibir el sacramento de la confesión.»

[94] «Transepto sur» Enciclopedia católica. Basílica de San Pedro.

[95] Leo Nellissen. «Sint Pieter in Rome, mozaïek-inscripties met Nederlandse vertaling (en español: San Pedro en Roma, inscripciones de mosaicos con traducción al holandés)».

[96] «Altar de la Cátedra de San Pedro».  Consultado el 1 de junio de 2011.

[97] «Monumento a Paulo III» (en inglés). Consultado el 1 de junio de 2011. «Las alegorías de la Justicia y la Prudencia se dice que son retratos de Julia, hermana del papa, y de su madre.»

[98] «Monumento a Urbano VIII» (en inglés). Consultado el 1 de junio de 2011.

[99] «El Altar Papal y Baldaquino» (en inglés). Consultado el 1 de junio de 2011. «El centro de la basílica es el Altar Papal, donde solo el papa celebra misa. Fue consagrado por el papa Clemente VIII el 5 de junio de 1594. Está construido encima de otros altares mayores.»

[100] J. Ward-Perkins: “The shrine of St. Peter's and its twelve spiral columns”, publicado en Journal of Roman Studies, no. 42 (1952) p. 21ff.

[101] Zander, Pietro (17 de abril de 2015). «Qui si appoggiava Gesù quando predicava»L'Osservatore Romano (Ciudad del Vaticano).

[102] Observatorio. Una obra de arte diaria. «Baldaquino de la Basílica de San Pedro. Bernini. 1624-1633». Archivado desde el original el 8 de junio de 2010. Consultado el 30 de mayo de 2011.

[103] «Estatua de San Longinos» Enciclopedia católica. Basílica de San Pedro.

[104] Lorenzo Bianchi. «San Andrés». Enciclopedia católica. Basílica de San Pedro. «fue conservada en San Pedro (en la columna llamada de San Andrés) hasta junio de 1964, cuando por voluntad de Pablo VI fue devuelta en señal de amistad hacia la Iglesia ortodoxa al obispo metropolitano de Patras, donde hoy se conserva en la iglesia dedicada a san Andrés, edificada en el lugar que la tradición señala como el de su martirio.»

[105] «Los Evangelistas». Enciclopedia católica. Basílica de San Pedro.

[106]  Miguel Ángel concibe la estructura central como una única y potente masa plástica, articulada por medio de miembros tensos y vigorosos cuyos contrastes de fuerzas se resuelven en la inmensa bóveda de la cúpula

[107] La construcción de la cúpula de la catedral de Florencia había costado 16 años.

[108] A la necrópolis solo se accede a través de un acceso situada en la parte sur por fuera, con un permiso especial.

[109] El antiguo nombre de Mausoleo responde al capricho de Artemisa de Alicarnaso, esposa del rey Mausolo. El Rey se hizo inmortal con su magnífica tumba erigida por Artemisa para su marido y llamada por éste Mausoleo. Este nombre se adoptó luego para tumbas de grandes dimensiones.

 





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