UNA NUEVA EPOCA, UN NUEVO ORDEN
INDICE:
0.
Introducción
1.
El principio de nuestra civilización
2. Los anticipos: Los fragmentos de la civilización en
arriano e indoeuropeo
3.
La primera gran transformación: Transformación axial con Sócrates,
Buda, Confucio
4.
La segunda gran transformación: el comienzo del cristianismo
5.
La gran crisis en el cristianismo primitivo
6.
La gran crisis en la Edad Media
7.
La tercera gran Transformación. El
humanismo. El renacimiento
8.
La cuarta gran Transformación. El
iluminismo. La ilustración. El liberalismo
9.
Las crisis de las cosmovisiones tradicionales
10.
La gran crisis del tiempo presente
11.
Ante una nueva gran transformación
12.
Conclusión
0. Introducción
Estamos iniciando el año. Hoy
celebramos la fiesta de la Epifanía con el Bautismo de Jesús.
Estrenamos año nuevo y bueno sería el propósito de construir un mundo
nuevo bajo un orden nuevo. La humanidad ha vivido una serie sucesiva
de crisis y de transformaciones, después de un tiempo de una gran crisis surge
un período de gran transformación. Precisamente estamos asistiendo a un tiempo
de gran transformación. Esta nueva época, cambio epocal
que vivimos nos sitúa en una nueva cosmovisión y nos hace plantear un orden
nuevo.[1]
Debemos
aprender de la historia. En nuestro tiempo las religiones se han convertido en
una fuente más de división que de comunión Estamos llamados a ser epifanía
de una vida nueva cultura, un nuevo orden, una nueva cosmovisión a través de un
testimonio de comunión. Se necesita volver a la vida en el Espíritu a la
cultura nueva, civilización nueva del amor, con el primado de la vida y del
amor.
El Papa
Francisco dice que estamos viviendo de una forma velada una tercera guerra
mundial por la cantidad de conflictos y guerras que en la actualidad seguimos
viviendo. Nuestra humanidad está sedienta de paz de fraternidad. Nunca más
debemos repetir los dramáticos acontecimientos de NagasaKy e Hyroshima vividos
en la guerra mundial. Hitler, Stalin, Sadam Husseim, etc. fueron las grandes
sombras de los fanáticos de nuestro tiempo. Debemos evitar todo tipo de
fanatisimo, exclusión, terrorismo. El holocausto de Auschwitz, las masacres de
Ruanda de Bosnia, el ataque terrorista de las torres gemelas, son las
oscuras epifanías de una falta de sentido, de un horizonte y paraíso
perdido, hemos perdido la sagrada inviolabilidad del ser humano.
El mundo
es un precioso mosaico de pueblos y culturas. Estamos llamados a vivir en
nuestra madre tierra como una verdadera familia de hermanos respetando
la variedad de culturas y tradiciones de cada pueblo. Somos depositarios de un
rico patrimonio humano que debemos perseverar. Debemos promover el respeto del diálogo y el entendimiento mutuo. Debemos buscar una y otra vez los
principios comunes como fuente de comunión para promover la paz y la unidad en nuestro tiempo presente para
garantizar la paz futura.
1.
El principio de nuestra civilización
Nos esforzamos constantemente por
mejorar la naturaleza y aproximarnos a un ideal. Parece que los seres humanos
tienden naturalmente hacia el arquetipo a
una etapa paradigmática. No conocemos el ideal de los hombres en el
paraíso. Vayamos al principio de nuestra civilización.
Al
principio se vivía la
religiosidad de una manera sencilla y pacífica. El hombre no estaba interesado
en especulaciones acerca de Dios. Vivir en armonía lleva a la humanidad a tener
experiencia con la trascendencia. En total apertura a la trascendencia, las
personas podrían vivir en un estado de éxtasis
no porque estuvieran atrapadas en un trance exótico, sino porque estarían
viviendo más allá de los confines del egoísmo. Los aborígenes y primeros pobladores muestran una apertura natural
a la trascendencia. Experimentaron una fuerza invisible dentro de sí mismos y
en todo lo que vieron, experimentaron y tocaron y veneraron un ser divino,
Creador del cosmos y de la tierra. La mayoría de las sociedades y culturas
tenían una creencia temprana en un Dios Supremo.
Este Dios a menudo se llamaba el Dios del
Cielo, ya que estaba asociado con los cielos. Debido a que era bastante
inaccesible, tendía a desvanecerse de la
conciencia religiosa.[2]
Las personas generalmente
experimentaban lo sagrado en el mundo que los rodeaba y dentro de sí mismos.
Todos estaban sujetos a un orden cósmico
general que mantenía todo en existencia. Este orden los arios llamaron asha
y Varuna el guardián del orden
sagrado. Tenían que someterse al orden sagrado que mantenía unido al
universo.[3]
El Dios Supremo cooperó con los seres
humanos en la preservación de las energías divinas del cosmos. El sacrificio de
animales era una práctica religiosa universal en el mundo antiguo. Esta era una
forma de reciclar las fuerzas eliminadas que mantenían al mundo en existencia.
La religión antigua dependía de lo que se ha llamado la filosofía perenmial de que estaba presente de
alguna forma en la mayoría de la cultura premoderna.
El mundo sagrado era, por lo tanto, el
prototipo de la existencia humana y debido a que era más rico, más fuerte y más
duradero que cualquier otra cosa en la tierra, la gente quería desesperadamente
participar en él. Esta filosofía perenne hoy en día sigue siendo un factor
clave en la vida de algunas tribus indígenas. La experiencia religiosa de las
personas de la antigüedad es que imitan a los dioses en rituales sagrados para
dar sentido a sus vidas seculares donde vivían.[4]
1.1 Los anticipos. Las semillas de
nuestra civilización[5]
Los arios también llamados tribus indoeuropeas
eran un pueblo itinerante que originalmente vivía en las estepas caucásicas
desde aproximadamente 4500 aC. Eran una red de tribus que compartían una
cultura común. Hablaban el idioma que formaría la base de varias lenguas
asiáticas y europeas. También se les llama indoeuropeos. Viven juntos en
paz compartiendo las mismas tradiciones religiosas culturales. Su religión era
sencilla y pacífica. Remarcamos algunos de los principios más importantes de su
religión:[6]
Hay una visión importante y un principio crucial en este tiempo es el
concepto de Dios como la realidad última que era trascendente e inefable. Por
eso nadie podía tener la última palabra en el tema de Dios.
Otro
principio crucial de
este tiempo es que los arios nunca perderían por completo este profundo respeto
por el espíritu que compartían con los demás. Presentaremos como resumen de la
primera evolución de la experiencia de la religión antigua en las tribus arias.
1.2
El sentido de los rituales en los arios
y la civilización indoeuropea:
Todos los días los arios ofrecían
sacrificios a sus dioses para reponer las energías que gastaban en mantener el
orden mundial. Los arios creían que el universo se había originado a partir de
una ofrenda de sacrificio. Al principio se dijo, los dioses que trabajaban en
obediencia con el orden divino, habían dado a luz al mundo en siete etapas.
Primero crearon el Cielo, luego la Tierra que descansaba como un plato plano
sobre el Agua. En el centro de la Tierra los dioses colocaron tres criaturas
vivientes: una Planta, un Toro y un Hombre. Al principio todo era estático y
sin vida. No fue hasta que los dioses realizaron el triple sacrificio,
aplastando la Planta matando al Toro y más tarde al Hombre. No podría haber
progreso, material o espiritualmente, sin autosacrificio.[7]
Los arios al principio no tenían
santuarios o templos elaborados. El sacrificio se realizó en la arena. La gran
celebración terminó con una santa comunión. El sacerdote y los participantes
compartieron una comida festiva con la deidad comiendo la comida consagrada y
bebiendo el soma embriagador, que parecía elevarlos a otra dimensión del ser.[8]
1.3 El cambio con la aparición de las nuevas tecnologías.
La edad del hierro trajo un cambio
profundo alrededor de 1500 aC. La vida nunca sería la misma. Los primeros ciudadanos se convirtieron en
guerreros. Una vez que aprendieron el
arte de la guerra, y cómo domesticar a los caballos salvajes de las estepas
y aprovecharlos con carros, comenzaron a tener una gran movilidad. El arte de la guerra se volvió tan
poderoso que la violencia se intensificó como nunca antes.
Va a cambiar el paradigma. La antigua religión que había
predicado la reciprocidad, el autosacrificio y la bondad perdieron este
principio interno. Comenzaron a luchar unos contra otros. Hey mató y robó
rompiendo el orden natural y sagrado del cosmos.[9]
1.4 La tendencia a la visión monoteísta con Zoroastro.
Alrededor del año 1200 a.C. apareció la
figura de Zoroastro. Una nueva era ha amanecido. Zoroastro no estaba interesado
en la especulación teológica. Estaba preocupado por la violencia que había
destruido el mundo pacífico. Estaba buscando desesperadamente una manera de
llevarlo a su fin.[10]
El sufrimiento y la impotencia de su
pueblo habían empujado a Zoroastro a una visión desgarrada y conflictiva.
Zoroastro concluyó que debía haber una deidad
malvada que había inspirado la crueldad de los asaltantes. Este Espíritu
Hostil había lanzado con druj, (la mentira), era el epítome del mal. Él era el eterno enemigo
de asha. El Señor Maza había creado
un mundo perfecto, pero el Espíritu Hostil había invadido la tierra y la
había llenado de pecado, violencia, falsedad, polvo, enfermedad, muerte y
decadencia.
La visión de Zoroastro fue el augurio
de un gran cataclismo pero que no acabaría en catástrofe. Al final habría un
gran juicio. El cosmos será restaurado a su perfección original. Otra figura
vendría como un ser sobrehumano, que es mejor que un buen hombre. Lo llaman Saoshyant, aquel que traerá la salvación
y llevaría al señor Mazda a la victoria final.[11]
Zoroastro trata de introducir una nueva
moralidad. El zoroastrtrianismo se convirtió en una fe nacional que
incluso ahora permanece en la religión iraní. Fue en germen el comienzo de otro
principio crucial, el principio de ahisma
o no violencia.
2
La primera gran transformación: la transformación axial:[12]
Después de un tiempo oscuro de
sufrimiento, la humanidad sufre una gran transformación. Esta gran
transformación nos lleva a la primera estrella de la espiritualidad axial. Es un tiempo de catarsis. Sufren una
dislocación espiritual. El catalizador del cambio fue la erupción de una nueva
espiritualidad con las nuevas religiones, el judaísmo, el hinduismo, el
budismo, pero todas ellas caracterizadas con principios comunes. Los principios
de la Edad axial.
Vamos a tratar de profundizar en las claves de esta Edad axial y analizar cada uno de los puntos más significativos para ver así los principios comunes que la caracterizaba siguiendo la cronología de los eventos más importantes.
2.1 Hinduismo y budismo en la India. La figura
de los renunciantes (ascetas) y la figura de Buda.
La India podría considerarse como una
de las tradiciones más antiguas con la civilización que surgió en el valle del
Indo, donde los arios llegaron en el año 2000 a.C. Durante el período védico se
establecieron en Dorah entre los ríos Yamuna y Ganges. Esta región se
llamaba rya varta, la tierra de los
Arya. Esta antigua civilización india sería una de las más grandes con Egipto.
Desarrollaron la idea de Brahman, la
realidad Suprema. Brahaman era uno de
los principios más fundamentales.
Algunos hombres dieron el paso
extraordinario de renunciar a todo comenzando una vida de moderación. La figura
de los renunciantes, los samnyasins,
cambian el enfoque en el Brahamn y se
ponen más allá de lo pálido como agentes de un cambio religioso. Se
convirtieron en los pioneros de los principios de la Era Axial.
Los renunciantes fueron capaces de una gran transición
de una religión concebida externamente a una que se erigió dentro del yo. El
mayor logro fue la internalización de la religión. El ritualista había afirmado
durante mucho tiempo que los ritos de sacrificio creaban lo divino. Los
rituales contenían el poder del brahman.
Los renunciantes dieron un paso más.
Estaban volviendo al viejo estilo de vida móvil de los campesinos y ganaderos.
El brahmcarín, la Vida Santa, fue una iniciación en la vida
védica. El brahmcarín era parte
de la iniciación a la vida adulta. Se
comprometen a ser castos y con el
espíritu de ahimsa no cometen ningún
acto de violencia.
La gran idea en este tiempo de
transformación fue que los seres humanos tienen que encontrar el Camino para
volver al cielo, volver a su propia verdad, a su verdadero yo. Debemos separar
el verdadero yo del lío de las ilusiones para encontrar el verdadero centro de
nuestro ser, nuestro verdadero yo, nuestro parusha mortal.
Debemos lograr moksha -liberación- del
falso ego.[13]
Hacia finales del siglo V un
renunciante, Kshatryya, llamado
Siddhata Gotama y más tarde Buda, el iluminado, tendrá un tremendo impacto
en el futuro. Adaptó el Camino para la gente común. El Camino de la iluminación
no es a través de la ascesis, sino de la empatía y la compasión desinteresadas.
Hace equilibrio trabajando con su naturaleza humana y no luchando contra ella.
Se trata de abrir todo nuestro ser a los demás trascendiendo el ego con una
actitud de compasión y bondad amorosa. La enseñanza y las prácticas budistas, dharma, se basaban en la experiencia de
vida del fundador.
2.2 Confucionismo en China. La figura de
Confucio
Los arios llegaron a China y se
establecieron en el valle del río Amarillo en el siglo XVI 1600 aC. Uno de las
primeros dinastías fue la Shang. La
sociedad Shang era una extraña mezcla de refinamiento, sofisticación y
barbarie. Los Reyes creían que eran los hijos de Dios. El Rey era un
intermediario con el mundo divino. Y estaba en la cima de la pirámide feudal.
Después de Shong Dinasty estaba siguiendo a la Dinastía Zhow en el siglo XI aC. Yao y Shun y el duque de Zhou
eran figuras importantes.
Desarrollaron el concepto de Yin y Yang. La alternancia del aspecto femenino y masculino de la
realidad. El yin era el aspecto
femenino, como las campesinas, su estación era de invierno; su actividad era
interior y se realizaba en la oscuridad. Yang,
el aspecto masculino estaba activo en verano y a la luz del día; era un
poder externo y su producción era abundante.
Después de la dinastía Zhou vino un declive de la monarquía. Con Chungiu comenzó lo que se llama el
período de primavera y otoño. Yao y Shun
se convirtieron en santos, hombres de bondad, modelos arquetípicos para la sociedad. Establecieron una edad de
oro de paz.
Pero este tiempo de paz no fue tan
largo. Después de eso vino un momento turbulento. La dinastía Li sacralizó las relaciones promoviendo lo sagrado y el
respeto. La figura de los príncipes se convirtió en los ideales de concordia y rendición.
Confucio apareció en S. V aC. Él trajo
la religión de China a la tierra. Trató de poner orden promoviendo las reglas
de comportamiento correcto fieles a las antiguas tradiciones. En el pasado, los
ritos han ayudado a frenar el peligro de la violencia y han mitigado el horror
de la batalla. Institucionalizó a los nuevos eruditos los junzi, todos tenían el potencial de convertirse en junzi. Los junzi se convirtieron en el ideal arquetípico que deben
estudiar las reglas de comportamiento correcto y ponerlas en práctica. Deben
estudiar la ceremonia de los ritos prescritos por el Li tradicional.
La
Regla de Oro se
convirtió en el núcleo de nuestro comportamiento. La Regla de Oro: Nunca hagas a los demás lo que no te gustaría que
te hicieran a ti. Este bien era considerado el poder del Camino. Daode. Al igual
que los sabios indios, Confucio vio el principio del ego como la fuente de la
mezquindad y la crueldad humanas. Si las personas pierden fríamente su tendencia
hacia el ego (egocentrismo, shelfishness) y se someten a las demandas
altruistas del Li, serían transformadas por la belleza de la santidad.[14]
2.3 Judaísmo en Israel. Las grandes figuras de
los grandes profetas, Isaías, Jeremías y Ezequiel.
El judaísmo se elevó alrededor del s.
XVIII aC. Al principio había una confederación de tribus llamadas Israel que
aparecen en las tierras altas de Canaán procedentes de Mesopotamia, la región
de Ur. No hay un relato contemporáneo del desarrollo del Israel primitivo. Los
padres fundadores, llamados patriarcas, eran los líderes de la
nación: Abraham, Isaac, Jacob. Los patriarcas habían vivido en diferentes
partes de la región montañosa. Abraham en Hebrón, Isaac en Berseba, Jacob
primero en Siquem y más tarde en Egipto. Jacob y sus doce hijos fueron los
fundadores de las doce tribus israelitas. Después del exilio en Egipto
regresaron a la tierra de Canaá alrededor de 1200. Su Dios Yahvé les prometió
que haría de Israel una gran nación. Moisés y Josué eran los líderes
espirituales. Yahvé hizo un pacto con Israel en el Monte Sinaí. Como el maíz
del pacto era el término hesed que
denotaba la lealtad que exigía un comportamiento generoso hacia el grupo
familiar.
El culto central era el Tratado de la Alianza. Símbolo del
tratado que unía al pueblo con Yahaweh. El festival de Pésaj (la Pascua) era un elemento central para recordar la historia
del Éxodo. Finalmente establecieron un Reino. El rey David y más tarde su hijo
Salomón erigieron el nuevo Templo en Jerusalén. Después de la muerte de
Salomón, el Reino fue dividido entre sus dos hijos, Roboam y Jeroboam. El reino
del norte era Israel. El reino del sur de Judá. Los babilonios conquistaron
primero Israel y más tarde Judá y ambos fueron exiliados a Babilonia. Cuando
fueron exiliados a Babilonia en el siglo VI experimentaron un intenso período
de extraordinaria creatividad. El tiempo del exilio fue un tiempo de catarsis y
cambio.
El profeta Jeremías aparece cuando
descubren la tradición de Deuteronomio en la reforma de Josías. Jeremías no fue
deportado porque había apoyado a los babilonios. Se le profetizó la violencia y
la ruina y movió a sus compatriotas a rendirse sin usar la violencia como la
voluntad de Dios. Estaba convencido de que los exiliados salvarían a Israel.
Casi fue ejecutado. Su postura inquebrantable y valiente representaba uno de
los principios axiales. Se presentó como un hombre de dolores (anticipo
del Mesías Siervo sufriente que describió en sus cánticos). Con Jeremías
desarrollaron una espiritualidad más interior. Era esencial que los israelitas
se comportaran con justicia, equidad, bondad y compasión unos con otros
imitando la generosidad de Yahvé.
Ezequiel, profeta y sacerdote, fue
deportado a Babilonia. Su misión era traer de vuelta a los deportados a su casa
llamándolos a arrepentirse. La reforma debe comenzar con el autoexamen
reconociendo sus propias faltas. Tiene que insistir para que tomen una vida
correctamente ordenada. A pesar de su angustia, Yahvé ha prometido morar entre
ellos. La fuerza para la restauración venía permitiéndose experimentar todo el
peso de su dolor. Su mundo se había puesto patas arriba. No podían relajarse ni
sentirse a gusto en ningún lugar.
Lo relevante del segundo Isaías
sobre todo en el Cántico del Siervo Sufriente fue el clímax de la espiritualidad
axial. El triunfo del Siervo Sufriente sería a través de la no
violencia y la entrega y el auto abandono. A través de este sacrificio kenótico
traería paz, misericordia y compasión al mundo.[15]
2.4 La nueva filosofía en Grecia. Las figuras
de Sócrates y Platón.
Una nueva civilización griega surgió
del rublo de Micenas, una
confederación de tribus alrededor del siglo IX aC. El reino de miceas y la civilización
minoica después de una edad oscura colapsaron alrededor de 1375. Los
griegos eran un pueblo indoeuropeo[16] que había comenzado a establecerse en
la región del Peloponeso alrededor del año 2000 a.C. Hablaban un dialecto
indoeuropeo. No creían en un dios creador benevolente, eran politeístas y no
tenían orden divino al principio. El panteón griego: Zeus, Atenea, Poseidón,
Dioniso se convirtieron en el centro de su religión. Trataron de explicar la
realidad a través de mitos. Homero fue uno de los principales autores de estos
mitos griegos. Ya en el siglo V la civilización griega estaba en su apogeo.
Después de un tiempo de crisis, Hesíodo
promueve una nueva ética que busca el bien común, y no la autorrealización buscando
nuestra propia gloria. Promovió una especie de kenosis y entrega a sí mismo,
una ética de desinterés y devoción a los demás. Era un nuevo modelo de
excelencia, arete, lejos de los
héroes guerreros. En lugar de buscar agresivamente su propia fama y gloria, el
hoplita sumergió sus propias necesidades para el bien de los demás.
Después del siglo de Pericles, los sofistas estaban difundiendo argumentos falaces que mostraban el absurdo lógico del sentido común. Fue el origen de la duda sistemática del relativismo, el subjetivismo y el escepticismo. Es imposible formular ninguna verdad. Promueven una duda sistemática y la inutilidad del lenguaje. No había autoridad trascendente ni Dios supremo. Afirmaban que el hombre era libre e independiente y que el frío intelecto filosófico tomaba el control de su propia vida.
Sócrates implantó el arte de la
dialéctica y fundó la Academia. Un diálogo riguroso para exponer las creencias
y obtener la verdad. Entendió que su
misión era llevar a sus compañeros atenienses a la verdad y a una mejor
comprensión de sí mismos. Él creía en Dios. El conocimiento era inseparable de
la virtud. El coraje, la justicia, la piedad y la amistad no son ficciones
vacías. La verdadera filosofía es aprender a vivir. El deseo, de liberación,
sólo será posible a través de una gran transformación interior. El cultivo del
alma era la tarea humana más importante, mucho más crucial que el logro del
éxito mundano. El alma está dañada por acciones equivocadas. No debemos tomar
represalias o hacer mal por mal a nadie, cualquiera que sea el mal que hayamos
sufrido de él.[17]
Platón y más tarde Aristóteles reclamarían más tarde la capacidad de razonar
bien.[18]
2.5 Los principios comunes de la Era Axial:
Llamamos a la Era Axial el momento crucial alrededor de S V aC de intensa
creatividad, espiritual y filosófica muy significativa para el desarrollo
espiritual de la humanidad. La Era Axial
empujó hacia adelante las fronteras de la conciencia humana y descubrió una
dimensión trascendente en el núcleo de sus seres. Este período fue uno de los
períodos más seminales y el cambio
religioso en la historia registrada y fue la base de nuestro mundo moderno.[19]
Este fue el período de grandes figuras
como Buda, Sócrates, Confucio y Jeremías, los místicos de los Upanishad.[20]
Marquemos los principios más importantes y comunes: Este período de renovación fue en tiempos de crisis espiritual y social. La lección de este tiempo es que en
tiempos de crisis las personas fueron
capaces de elaborar una nueva espiritualidad basada en principios sólidos.[21]
No les interesaban las prácticas vacías de rituales. Por lo general,
experimentaban lo sagrado como una presencia inmanente en el mundo que los
rodeaba. Todos ellos podían promover la unidad y la paz siendo sometidos a un orden
cósmico que mantenía todo en existencia. Ponen el acento en la práctica, no
en las doctrinas. Lo que importa no era lo que creías, sino cómo te
comportabas. Primero debes comprometerte con la vida ética, luego la
benevolencia disciplinada y habitual, no discutir sobre la convicción
metafísica o la creencia ortodoxa. La Era
Axial tenía un nuevo significado ético y puso la moralidad en el corazón de
la vida espiritual.
Enfatizaron la Regla de Oro, el
Camino para encontrar a Dios y el
Camino al cielo comienza aquí en la tierra teniendo una vida compasiva. La
religión estaba a punto de practicar la misericordia, la compasión y la
importancia suprema de la benevolencia, la caridad arraigada en nuestra propia
naturaleza.
Todo se centra en torno a un nuevo
ethos, la preocupación, el respeto por los derechos sagrados de todos los
seres, la bondad y la generosidad hacia los semejantes. Esta es la manera de transformar y salvar el mundo.
3. La segunda gran transformación. El comienzo del cristianismo
Es el momento de la segunda gran
transición. El surgimiento del Imperio Romano va a cambiar todo el
escenario de la humanidad con el fin de una era y el comienzo de una nueva era.
La Era Axial Judía fue cortada
prematuramente tal vez por las dificultades de dispersión y reasentamiento.
Durante el siglo I a.C. Israel fue ocupado por el Imperio Romano. El país
estaba en una agitación con los grupos de rebeldes, zelotes y macabeos opuestos al dominio romano.
3.1 Los movimientos radicales
Los
Esenios, (ascetas del Qumrán) fueron grupos que trataron de mantener la pureza del judaísmo
en este tiempo de dura oposición. La secta de los Esenios se
había retirado de la sociedad dominante y había absorbido la piedad
apocalíptica que se había desarrollado después de la Era Axial. Al igual
que los zoroastrianos, esperaban una gran batalla al final de los tiempos entre
los hijos de la luz y los hijos de la oscuridad interiorizando la violencia de
su tiempo[22].
Otro movimiento, los escribas y fariseos más moderados, intentaron convertirse en
los guardianes e intérpretes de la Ley,
la Torá. Los fariseos trataron de desarrollar la espiritualidad más
inclusiva tratando de mantener vivos los principios de la Era Axial Judía. El
Shemá, era el mandamiento más importante de la Ley y amar a nuestro prójimo el segundo. Quizás una de las figuras
más grandes de los fariseos fue rabí
Hillel. Emigró a Palestina desde Babilonia y fundó una importante escuela con
gran influencia en el judaísmo rabínico.
El rabino Johanan ben Zakkai
probablemente fue su mejor discípulo.
3.2 La figura paradaxial de Jesús de Nazaret
Jesús de Nazaret, al principio cercano
de las tradiciones del judaísmo, se convirtió en un innovador. Se convirtió en
el nuevo intérprete de la Ley. Afirma que la esencia de la Ley no era la letra
de la Ley, sino su espíritu. Jesús, siendo judío, propuso un Nuevo Camino.
Al principio, parece que no tenía intención de fundar una nueva religión, pero
poco a poco fue marcando un nuevo orden y un nuevo Camino. Jesús se
propuso a sí mismo como el Camino. Era el modelo paradigmático de sus
seguidores. Al imitarlo, disfrutarían de una vida mejorada. Se declaró no sólo
como el Nuevo Mesías, el Ungido,
el Christos, que fue anunciado, sino también como el Hijo de Dios.
Su Padre lo ha enviado para llevar a cabo su misión para la salvación del
mundo.
Su enseñanza estaba totalmente enfocada
en el nuevo mandamiento del amor. Era su propia versión de la Regla
de Oro arraigada en el espíritu del Nuevo Orden de la Nueva Era.
Sus seguidores lo miraron como el Siervo Sufriente anunciado en el Segundo
Isaías. Interpretaron la misión de Jesús como una Kenosis. Jesús también
fue un hombre de ahimsa. Su enseñanza sobre el Sermón de la Montaña fue:
"Habéis oído cómo se dijo: ojo por ojo y diente por diente, pero yo os
digo: ofrécele al hombre malvado ninguna resistencia. Por el contrario, si
alguien te golpea en la mano derecha, ofrécele la otra también. Has oído decir:
Debes amar a tu prójimo y odiar a tu enemigo. Pero yo os digo: ama a tu
enemigo"[23]
La
cosmovisión de la primera iglesia era una cosmovisión no crítica del
mundo filosófico de las ideas o ideologías del pasado, sino orgánica, respondía
a una experiencia viva con el primado de la vida. Había una simbiosis entre la
fe el culto, la liturgia y la vida. La atracción de los primeros cristianos
respondía a esta una unidad.
4. La gran crisis en el cristianismo primitivo. La cristianización del
imperio
La gran Crisis en el cristianismo
primitivo ocurrió con la caída del Imperio Romano y el surgimiento del Islam. Dos crisis
prácticamente al mismo tiempo. La conversión de Constantino, emperador de Roma
y el establecimiento del cristianismo como religión del imperio dos realidades
con grandes consecuencias. Un aspecto positivo es la expansión del
cristianismo. La otra es la decadencia de la fuerte fe del principio. La
respuesta fue la necesidad de renovación. Ante el cisma de la Iglesia de
Oriente y Occidente y las herejías de la Iglesia, llevaron al gran concilio de
Nicea que señala la importancia de una verdadera adhesión a la fe y la
formación a través de un proceso catecumenal. Esta crisis prepara otra gran crisis
que acontecería con la caída del Imperio Romano. El nuevo paganismo de los
bárbaros y el pueblo de la salvia. Dos nuevas reacciones surgen en este tiempo
la expansión del Islam y el comienzo del monacato y la reevangelización
de Europa. En esta época dos figuras cobraron mucha relevancia: San Agustín y
San Benito.
El colapso del Imperio Romano con la
mitigación del cristianismo está muy bien analizado por San Agustín es su obra,
“Las dos Ciudades”. Este tiempo de crisis y la decadencia de la fe en el
cristianismo tiene una respuesta contraria el florecimiento de una nueva
religión (el Islam).
3.1
La cristianización del
Imperio
Con
la conversión del emperador Constantino (S. IV) la Iglesia se institucionaliza
y el cristianismo pasa a ser una religión (la del Estado Imperial). La organización de la Iglesia
comenzó a imitar la del Imperio; los obispos en ciudades políticamente importantes
ejercían una mayor autoridad sobre los obispos de ciudades cercanas. Las iglesias de Antioquía, Alejandría y Roma ocuparon los puestos
más altos. A partir del siglo II, los obispos a menudo se reunían en sínodos regionales para resolver
cuestiones doctrinales y políticas. En el siglo III, el obispo de Roma comenzó
a actuar como un tribunal de apelaciones por problemas que otros obispos no
pudieron resolver.
Esta crisis institucional viendo la
forma de conjugar el poder civil y el religioso, la figura del emperador y del
papa, prepara otra gran crisis con la caída del Imperio Romano. La
iglesia se institucionaliza y el cristianismo se convierte en la religión del
Imperio. Esta fue la gran tragedia y la trampa mortal en la que cae el
cristianismo, el Imperio asume el cristianismo y promueve una
institucionalización para convertirla en la religión del Imperio. Diríamos que
fue la tentación del poder.
¿Cómo
ocurre esto? Se busca un pensamiento una ideología correspondiente al mundo
clásico que fuera conciso, preciso, claro para resumir la vida cristiana. Se
busca una doctrina universal para tener un ideal. La doctrina se convertía en
normativa y se pasó a un enfoque jurídico, ético, moral. El cristianismo se
institucionaliza como una religión. Se pasó de la experiencia vital a la
doctrina y de la fe a la religión. Fue el comienzo de la descristianización y
de la secularización.
3.2
El Islam
La
organización temprana de Oriente Medio y África del Norte se desarrolló a
partir de una sucesión de imperios. Cada uno se considera el centro de la vida
civilizada; cada uno surgió alrededor de la unificación geográfica
características y luego se expandió a las zonas no incorporadas entre ellos. En
el tercer milenio antes de Cristo, Egipto expandió su influencia a lo largo del
Nilo y en el actual Sudán. A partir del mismo período, los imperios de
Mesopotamia, Sumeria y Babilonia consolidaron su dominio entre los pueblos a lo
largo de los ríos Tigris y Éufrates.
En el siglo
VI aC, el imperio persa se levantó sobre la meseta iraní y desarrolló un
sistema de reglas que ha sido descrito como "el primer intento deliberado
de historia para unir comunidades africanas, asiáticas y europeas heterogéneas
en una sola, organizada la sociedad internacional" con un gobernante con
el estilo de Shahanshah (" Rey de Reyes ").
A fines del
siglo VI dC, dos grandes imperios dominaban gran parte del Medio Oriente: el
Imperio bizantino (o romano del este) con su capital en Constantinopla y
profesando el cristianismo religión (ortodoxa griega), y el imperio persa
de Sassanid con su capital en Ctesiphon, cerca la Bagdad moderna,
que practicaba el zoroastrismo. Se habían producido conflictos entre ellos
esporádicamente por siglos.
En 602, no
mucho tiempo después de que una plaga había arruinado a ambos. La invasión
persa de los territorios bizantinos condujo a una guerra de veinticinco años en
la que los dos imperios pusieron a prueba el poder de su fuerza. Después de una
eventual victoria bizantina, el agotamiento produjo la paz que la habilidad
política no había logrado. También abrió el camino para la victoria final del Islam.
En Arabia occidental, en un imponente desierto fuera del control de cualquier
imperio, el Profeta Mahoma y sus seguidores estaban ganando fuerza, impulsados
por una nueva visión del orden mundial. Pocos eventos en la historia del
mundo igualan el drama de la temprana difusión del Islam.
En el siglo
VII, la figura del profeta Mahoma es el comienzo de otra gran transformación.
Mahoma insistió en que no había venido a reemplazar a los profetas del pasado,
sino a regresar a la fe primordial de Abraham. Mahoma vivía en una sociedad
violenta cuando los viejos valores se estaban desmoronando. Arabia estaba
atrapada en un círculo vicioso de guerra tribal.
Mahoma pensó
que Allah, el Dios Supremo, era el
mismo Dios de los judíos y los cristianos. Todos ellos han recibido
revelaciones válidas. En el Corán
está escrito que deben tratar a los ahl al-kitah, personas de una revelación
anterior con respeto. Los árabes eran considerados los descendientes del hijo
de Abraham, Ismael, ya que el judaísmo era la religión de los hijos de Isaac y
Jacob, y el cristianismo era para los seguidores del Evangelio. La religión de
Mahoma se llamaría islam[24], rendición.
El islam se levanta como una nueva religión
trata de recuperar el espíritu de la Era Axial, aunque Mahoma, por
supuesto, nunca había oído hablar de la Era Axial. Incluso el Islam
no era una religión de ahimsa, el Corán exigía mucha práctica de
compasión y respeto. Los musulmanes estaban obligados a dar una proporción
regular de sus ingresos a los pobres. El propósito del zakat, purificación, era purgar sus corazones del egoísmo habitual.
Los musulmanes podrían practicar las virtudes de la compasión y la generosidad.
Los musulmanes, al meditar en los misterios de la creación, deben aprender a
comportarse con una generosidad similar. La agresión estaba estrictamente
prohibida. Allah había enviado el don
de la paz interior, sakinah, sobre
los musulmanes. Podrían distinguirse por la entrega total a Dios. En el Corán
se dice que el espíritu de paz es el vínculo con la Torá y el evangelio.
La
cosmogonía y el concepto universal
diferente del mundo del Islam ejerció un gran
dominio, con un nuevo orden, con su propia visión de un solo gobierno
divinamente sancionado que unifica y pacifica el mundo.[25] En el
siglo VII, el Islam se lanzó a través de tres continentes en un oleada
sin precedentes de exaltación religiosa y expansión imperial. Después de
unificar el mundo árabe, tomando el remanente del Imperio Romano, y absorbiendo
el Imperio Persa, el Islam vino a gobernar Medio Oriente, África
del Norte, grandes franjas de Asia y porciones de Europa.
Su versión
de orden universal consideraba el Islam destinado a expandirse
sobre el "reino de la guerra", como se llama a todas las
regiones pobladas por los incrédulos, hasta que todo el mundo fuera un
sistema unitario según el mensaje del Profeta Mahoma.
Mahoma y su
comunidad de creyentes organizaron una política, unificaron la Península
Arábiga y se propusieron reemplazar las religiones de la región, principalmente
el judaísmo, el cristianismo y el zoroastrismo, con la religión de su visión
recibida. Una ola de expansión sin precedentes convirtió el ascenso del Islam
en uno de los más importantes eventos en la historia. En el siglo siguiente a
la muerte de Mahoma en 632, los ejércitos árabes trajeron la nueva religión a
la costa atlántica de África, en la mayor parte de España, en el centro de
Francia y en la medida de lo posible al este como el norte de la India. Su
influencia llegó a Asia Central y Rusia, partes de China y la mayor parte del
este Indias siguió en los siglos posteriores, donde el Islam, llevado
alternativamente por los comerciantes y conquistadores, se estableció como la
presencia religiosa dominante. Que un pequeño grupo de confederados árabes
podría inspirar un movimiento que dejaría de lado el poder de los grandes
imperios que habían dominado la región durante siglos, hubiera parecido inconcebible unas pocas
décadas antes.
6. La gran crisis en la Edad Media
Después de la época oscura de las
Cruzadas y la Gran Crisis de la época medieval es la era de preparación
de una gran transformación que vendría con el nuevo humanismo. La Iglesia que
estuvo tantas veces unida al Estado, experimenta la separación de poderes. Este
período tiene su propias luces y sombras.
La
cosmovisión, el concepto de orden internacional de Europa medieval refleja un
alineamiento entre el Papa y el Emperador y una serie de otros gobernantes
feudales. Un orden universal basado en la posibilidad de un solo
reinado y un solo conjunto de principios de legitimación, una era cada vez más llena de ideología y drenada
de cualquier practicidad.
Hasta
la Edad Media se vivió una preponderancia del sentido religioso y del
orden del mundo desde las bases del cristianismo y desde la esfera
divina. Esta teocracia va a dar paso a una democracia reclamando la
autonomía temporal y la separación del poder religioso y el poder civil.
A
finales de la Edad Media se dio otro hecho que iba a cambiar el rumbo de
occidente. Cuando los mongoles asedian Cafa y intentan acabar con el poderío de
Bizancio en Constantinopla ocurrió algo inesperado la propagación de la peste
negra. Se trataba de una peste bubónica contraída por pulgas infectadas que
portaban las ratas. La peste se propagó y se extendió rápidamente. Entre 1347 y
1356 la peste negra acabó con un tercio de la población de Europa muriendo 25
millones de personas. Europa asolada se enfrentaba a una nueva reconstrucción.
Después
de la Edad Media con el renacimiento se dio un cambio de paradigma
que tendría como resultado la descristianización de occidente, la mundanización
y paganización del mundo cristiano. El papel de la Iglesia dejó de ser
preponderante y hubo de adaptarse al mundo secular. El cambio de paradigma lo
podríamos expresar como el liberalismo y el principio laical que
originaría una nueva conciencia y sistema de pensamiento. El principio
laical declara la autonomía de la razón frente a la fe. Esta autonomía da paso
a una progresiva incredulidad y pérdida de la fe. Poco a poco la sociedad se
vuelve crítica ante el poder papal se pierde credibilidad en la Iglesia y se
pierde el valor normativo de la Iglesia, la conciencia del bien y del mal y se
cae en un relativismo moral.
7.
La tercera transformación. El
humanismo y el renacimiento
La era de un nuevo humanismo fue al
mismo tiempo un momento de gran transformación y nuevos desafíos. La Iglesia
sufre la oposición de la contrarreforma protestante. La Iglesia vuelve a
sentir la necesidad de una gran reforma. La respuesta es el gran
concilio de Trento. Otro desafío después de descubrir el Nuevo Continente
de América es precisamente la evangelización del Nuevo Continente. Esta vez es
la nueva era de la Nueva Misión y a su vez la sed de poder y ambición del
colonialismo. Se da el surgimiento de nuevas órdenes religiosas, especialmente
los jesuitas con la nueva imputación de la obra misionera.
Durante
los S. XV, XVI y XVII la reforma protestante por un lado y el
renacimiento por otro inicia todo un cambio que después a partir del s.
XVIII con la revolución francesa y la ilustración y el despotismo
ilustrado acabarían por consolidar este nuevo paradigma. Bajo un gran
clamor crítico de necesidad de renovación y de hegemonía de la libertad y la
razón, se alza así un nuevo orden laical separado del orden divino, se
pierde una concepción religiosa y trascendente de la vida y se proponen nuevos principios
éticos para la educación y el progreso.
Un pleno
florecimiento del concepto medieval de orden mundial se concibió solo
brevemente con el aumento del príncipe de los Habsburgo en el S. XVI, Carlos V
(1500-1558); su gobierno también marcó el comienzo de su decaimiento
irrevocable.
Carlos V se
dedicó a la defensa de la cristiandad contra una nueva ola de invasiones, por
los turcos otomanos y sus sustitutos en el sudeste de Europa y el norte de
África. Carlos V fue aclamado por sus contemporáneos como el "mayor
emperador desde la división del imperio en 843" destinado a devolver
el mundo a "un solo pastor". En la tradición de Carlomagno, en
su coronación, Carlos V juró ser "el protector y defensor". de
la “Santa Iglesia Romana" (Sacro Imperio romano), y la multitud le rindió
homenaje como "César del nuevo Imperio". El Papa Clemente confirmó a
Carlos como la fuerza temporal para "ver restablecer la paz y el
orden" en la Cristiandad. Europa habría sido formada por una central
dominante autoridad como el Imperio chino o el califato islámico.
La
universalidad de la Iglesia que Carlos V trató de reivindicar no se
mantendría. Él demostró ser incapaz de evitar que la nueva doctrina del
protestantismo se extienda a través de las tierras que fueron el principal base
de su poder. Tanto la unidad religiosa como la política se estaban fracturando.
Carlos V
resolvió abdicar de sus títulos dinásticos y dividir su vasto imperio,
y lo hizo en una manera que refleja el pluralismo que había derrotado su
búsqueda de la unidad. A su hijo Felipe, le legó el Reino de Nápoles y Sicilia,
entonces la corona de España y su imperio global. En un emocionante ceremonia
en el año 1555 en Bruselas, Carlos V tuvo tiempo para revisar el registro de su
reinado, atestiguado por la diligencia con que él había cumplido con sus
deberes, y en el proceso entregó los Estados Generales de los Países Bajos a
Felipe. El mismo año, Carlos V concluyó un tratado histórico, la Paz de
Augsburgo, que fue reconocida por el protestantismo dentro del Sacro
Imperio Romano.
Abandonando
la base espiritual de su imperio, Carlos otorgó a los príncipes el derecho de
elegir la orientación confesional de su territorio. Poco después, renunció a
su título de Sacro Emperador Romano, pasando la responsabilidad por el
imperio, sus trastornos y sus desafíos externos a su hermano Fernando. Carlos
se retiró a un monasterio en una región rural de España (Yuste), a una vida de
reclusión.
7.1 El descubrimiento del “Nuevo Mundo”
Dos hechos
iban a ser significativos para una nueva gran transformación. La exploración de
nuevos mundos inspirados, así como una búsqueda para redescubrir el mundo
antiguo y sus verdades, con especial énfasis en la centralidad del individuo.
Nunca hasta
entonces se hizo un esfuerzo naval comparable, hasta quizás nuestro propio
tiempo. Las potencias europeas navegaron desde un continente de autoridades
soberanas en competencia; cada monarca patrocinó la exploración naval en
gran parte con la esperanza de lograr un objetivo comercial o estratégico
ventaja sobre sus rivales.
Los barcos
portugueses, holandeses e ingleses se aventuraron a la India; españoles e
inglés los barcos viajaron al hemisferio occidental. Ambos comenzaron a
desplazar a los monopolios comerciales existentes y estructuras políticas.
La edad de tres siglos de influencia europea preponderante en los asuntos
mundiales se había lanzado. Las relaciones internacionales, una vez que una
empresa regional, serían de ahora en adelante geográficamente global, con el
centro de gravedad en Europa, en el que el concepto de orden mundial era
definido y su implementación determinada.
Un concilio
de teólogos convocado por Carlos V en 1550-51 en la ciudad española de
Valladolid había llegado a la conclusión de que las personas que vivían en
el hemisferio occidental eran seres humanos con almas, por lo tanto, elegibles
para la salvación. Esta conclusión teológica fue, por supuesto, también una
máxima que justifica la conquista y la conversión.
Bartolomé
de las Casas y los teólogos de la Escuela de Salamanca encabezaos
por Fray Vitoria, defendieron los derechos de los indígenas y se
fortaleció el concepto de fraternidad universal y cambió la naturaleza del
orden internacional. Los europeos pudieron aumentar su riqueza y salvar sus
conciencias simultáneamente. Su competencia global por el control
territorial cambió la naturaleza del orden internacional.
La
perspectiva de Europa se expandió, hasta los sucesivos esfuerzos coloniales por
varios estados europeos cubrieron la mayor parte del mundo y los conceptos de orden mundial se fusionaron con
la concepción del equilibrio de poder en Europa.
7.2 La Reforma Protestante
La Reforma
Protestante destruyó el concepto de un orden mundial sostenido por las
"dos espadas" del papado y el imperio. El cristianismo estaba
dividido y en guerra consigo mismo. La Reforma Protestante destruyó el concepto de un orden
mundial sostenido por las "dos espadas" del papado y el imperio. El
cristianismo estaba dividido y en guerra consigo mismo.
Un siglo de
guerras intermitentes asistió al surgimiento y propagación de la crítica
protestante de la supremacía de la Iglesia: el Imperio de los Habsburgo y el
papado ambos trataron de erradicar el desafío a su autoridad, y los
protestantes resistieron en defensa de su nueva forma de ver la fe.
El período
etiquetado por la posteridad como Guerra de los Treinta Años (1618-48)
trajo esta confusión a un clímax. Con una sucesión imperial que se avecinaba el
Rey Católico de Bohemia, el Habsburgo Fernando, emergiendo como el candidato
más plausible, la nobleza protestante bohemia intentó un acto de "cambio
de régimen", ofreciendo su corona y su decisivo voto electoral a un
protestante el Príncipe alemán. Un resultado en el que el Sacro Imperio
Romano habría dejado de ser católico institución. Las fuerzas imperiales se
movieron para aplastar la rebelión de Bohemia y luego presionaron su ventaja
contra el protestantismo en general, desencadenando una guerra que devastó
Europa Central. (los príncipes protestantes generalmente se encontraban en el
norte de Alemania, incluido el entonces relativamente insignificante Prusia; el
corazón católico era el sur de Alemania y Austria). En teoría, los soberanos
católicos compañeros del Emperador estaban obligados a unirse en oposición
a la nueva herejía Sin embargo, frente a una elección entre unidad
espiritual y ventaja estratégica, más de unos pocos eligió el último.
En los
sistemas feudales, la autoridad era personal; la gobernancia reflejaba la
voluntad del gobernante, pero también estaba circunscrito por la tradición,
limitando los recursos disponibles para las acciones nacionales o internacionales
de un país. El primer ministro de Francia de 1624 en 1642, Armand-Jean du
Plessis, cardenal de Richelieu, fue el primer estadista en superar estas
limitaciones.
8.
La cuarta transformación. El iluminismo. La ilustración. El liberalismo
Como
haría en principio la reforma, la ilustración lleva a cabo un gran
asalto contra la cristiandad. Se radicaliza la autonomía del pensamiento
desmarcándose de los principios que había mantenido el cristianismo. La razón
se impone con audacia crítica relegando la esfera de lo divino y poniendo al
hombre como medida de todas las cosas. El nuevo paradigma reclama una
política sin derecho divino y una moral sin normas. Se establece una
civilización fundada en la idea del derecho y no del deber.[26]
8.1 Richelieu
Richelieu desarrolló
un enfoque radical para un orden internacional. Inventó la idea de que
el estado era una entidad abstracta y permanente que existía en por derecho
propio. Tres conclusiones surgen en la idea de Richelieu. Primero,
el elemento indispensable de un éxito. La política exterior es un concepto
estratégico a largo plazo basado en un análisis cuidadoso de todos los factores
relevantes. En segundo lugar, el estadista debe destilar esa visión
mediante el análisis y la configuración de un conjunto de ambiguos, a menudo
presiones conflictivas en una dirección coherente y decidida. El gobernante
debe saber dónde está esto la estrategia es líder y por qué. Y, en tercer
lugar, debe actuar en el borde exterior de lo posible, acortando la brecha
entre las experiencias de su sociedad y sus aspiraciones.
Europa nunca
estuvo más unida que durante lo que vino a ser percibido como la era de la
iluminación. Nuevos triunfos en la ciencia y la filosofía comenzaron a
desplazar el fracturando las certezas europeas de la tradición y la fe. El
rápido avance de la mente en múltiples frentes: física, química, astronomía,
historia, arqueología, cartografía, etc reforzó un nuevo espíritu de
iluminación secular augurando que la revelación de todos los mecanismos ocultos
de la naturaleza era solo una cuestión de tiempo. "El verdadero sistema
del mundo ha sido reconocido, desarrollado y perfeccionado "[27]
8.2 Los ideólogos de la Revolución francesa: Rosseau,
Voltaire y Diderot
El S. XVIII
es comúnmente conocido como el siglo de las luces (el iluminismo).
Los filósofos de la Ilustración en el continente generalmente optaron
por el modelo racionalista más que por la visión orgánica de la evolución
política. La exploración y la sistematización de todo el conocimiento, un
esfuerzo simbolizado por los veintiocho volúmenes de la Enciclopedia que
d'Alembert coeditó entre 1751 y 1772. D´Alembert proclamó un cognoscible,
universo desmitificado con el hombre como actor central y explicador. El
aprendizaje aparecía como un poder prodigioso. El colega de D'Alembert, Denis
Diderot, escribió; " con celo por los mejores intereses de la raza humana,
la razón enfrentaría falsedades con principios sólidos para
servir como la base para verdades diametralmente opuestas, por medio de las
cuales podremos derribar todo el edificio de barrer y dispersar el montón de
polvo ocioso y en su lugar poner a los hombres en el camino correcto".[28]
En su esencia
se realizó un reordenamiento en una escala que no se había visto en Europa
desde el final de las guerras religiosas. Para los revolucionarios, el
orden humano no era el reflejo del plan divino del mundo medieval, ni el
entrelazamiento de los grandes intereses dinásticos del siglo XVIII.[29] Los
filósofos franceses de la Revolución equipararon el mecanismo de la historia
con la operación no adulterada de la voluntad popular, que por definición no
podían aceptar ninguna limitación inherente o constitucional, y que reservaban
para ellos mismos el monopolio para llevar acabo la Revolución.
8.3 La Paz de Westfalia
El tratado de
la Paz de Westfalia se convirtió en un punto de inflexión en la
historia de las naciones porque los elementos que establece en su lugar
fueron tan sencillos como congruentes. La primacía del estado, no del imperio, ni
la dinastía o confesión religiosa, fue afirmado como el componente básico del
orden europeo. El concepto de estado y su soberanía fue establecida. Los conceptos
de orden mundial se fusionaron con la concepción del equilibrio de
poder en Europa.
Era el fin de
la Iglesia universal como la fuente última de legitimidad y el debilitamiento
del Sacro Emperador Romano, el concepto de orden para Europa se
volvió en el equilibrio de poder que, por definición, implica neutralidad
ideológica y ajuste a las circunstancias cambiantes.[30]
9. Las crisis de las cosmovisiones tradicionales
Durante
quinientos años, el gobierno imperial de Roma había asegurado un solo
conjunto de leyes, una defensa común, y un nivel extraordinario de
civilización. Con la caída de Roma, fechada convencionalmente en 476, el
imperio se desintegró. Es lo que los historiadores han llamado la Edad
Oscura, nostalgia de la universalidad perdida floreció. La visión de la
armonía y la unidad se centró cada vez más en la Iglesia.
En esa
cosmovisión, La cristiandad era una sola sociedad administrada por dos autoridades complementarias: el gobierno civil, los
"sucesores del César" manteniendo el orden en la esfera
temporal; y la Iglesia, los “sucesores de Pedro” tendiendo a
los principios universales y absolutos de la salvación.[31]
El
cambio de paradigma que trae el liberalismo y la secularización
conlleva la paulatina descristianización de occidente y la nueva
paganización de los pueblos cristianos. El punto de partida es la
concepción del principio de realidad. Se parte del mundo visible y la medida de
las cosas del mundo se arreglan mirando al mundo y no mirando al cielo. El
hombre debe liberarse y no dejarse alienar por la religión a partir de las
ideas promovidas por los nuevos revolucionarios del pensamiento moderno: Freud,
Nietche y Marx.[32]
El
mundo secular ha de construirse prescindiendo de Dios[33].
La hipótesis de un Dios Señor del cielo y tierra es innecesaria, perversa y dañina.
Se cae en un agnosticismo y se establece un orden temporal prescindiendo de
Dios exaltando el poderío del hombre. La insensatez del hombre es tal que llega
a creerse valer por sí mismo prescindiendo de Dios[34].
Entre el Reino de Dios y los reinos temporales se establece una franja
infranqueable. La hegemonía del orden y poder temporal se alza frente a toda
injerencia de la religión.
Esta
cosmovisión, este concepto omnicomprensivo de orden mundial tuvo
que enfrentarse a una anomalía desde el principio: en la Europa post-romana,
docenas de gobernantes políticos ejercieron soberanía sin una jerarquía clara
entre ellos; todos invocaron la lealtad a Cristo, pero su vínculo
con la Iglesia y su autoridad fue ambiguo. Fueron feroces los debates a los que
asistieron debido a la alineación o no con la autoridad de la Iglesia. Los
reinos militares separados y las políticas independientes maniobraron para
obtener ventaja de una manera que no tenía relación aparente con “Las dos
ciudades” de Agustín.
Cualquier sistema de orden mundial, para ser
sostenible, debe ser aceptado simplemente no solo por los líderes, sino también
por los ciudadanos. Debe reflejar dos verdades: orden y libertad. Orden sin
libertad, incluso si es sostenido por la exaltación momentánea, eventualmente
crea su propio contrapeso; sin embargo, la libertad no puede ser asegurada o
sostenida sin un marco de orden para mantener la paz. Orden y libertad, a veces
descritos como polos opuestos en el espectro de la experiencia, deberían
entenderse como interdependiente[35]
Eran los comienzos de un nuevo orden internacional más
pacífico. La humanidad se caracterizó por una " sociabilidad no social
" no distinta de la "tendencia" para unirse en la sociedad, sin
embargo, con una resistencia continua que amenaza constantemente para romper
esta sociedad[36]. "El problema del orden, particularmente el orden
internacional, era el más difícil y el último en ser resuelto por la raza
humana.
10.
La gran crisis del tiempo presente
Ampliemos
el horizonte más allá de las fronteras europeas. En China y el Islam, se
disputaron contiendas políticas por el control de un marco de orden establecido.
Las dinastías cambiaron, pero cada nuevo grupo gobernante se retrató a sí mismo
como restaurando un sistema legítimo que había caído en mal estado. China tenía su emperador; El
Islam tenía su Califa, el líder reconocido de las tierras del Islam.
En el siglo XV, Europa y China se aventuraron casi contemporáneamente. Barcos
chinos, luego el más grande del mundo y tecnológicamente más avanzado,
emprendió viajes de exploración que alcanzaron el sudeste de Asia, India y la
costa este de África. Intercambiaron regalos con dignatarios locales, príncipes
inscriptos en el "tributo" imperial de China sistema, "y trajo a
casa con ellos curiosidades culturales y zoológicas. Sin embargo, siguiendo a la
cabeza la muerte del navegante Zheng He en 1433, el emperador chino puso fin a
las aventuras en el extranjero, y la flota fue abandonada. China siguió
insistiendo en la importancia universal de sus principios de mundo. Ambas
cosmovisiones aflorarían de nuevo en nuestros días.
La Primera
Guerra Mundial fue recibida por entusiastas públicos y líderes eufóricos
que imaginaron un corto plazo, una guerra gloriosa para conseguir objetivos rápidos.
Pero el macabro evento, mató a más de veinticinco millones y naufragó el
orden internacional prevaleciente. El cálculo sutil del equilibrio europeo
de intereses cambiantes había sido abandonado por la diplomacia de
confrontación de dos alianzas rígidas y luego fue consumido por guerra de trincheras,
produciendo bajas hasta ahora inconcebibles. En la dura prueba, el imperio ruso,
austríaco, y los imperios otomanos perecieron por completo. En Rusia, un
levantamiento popular en nombre de la modernización y la reforma liberal fue
tomada por una elite armada que proclamaba una doctrina revolucionaria
universal. Después del descenso de la hambruna y la guerra civil, Rusia y
sus posesiones surgieron como la Unión Soviética, y El anhelo de
Dostoievski por "una gran iglesia universal en la tierra" se transformó
en un movimiento dirigido por Moscú, el movimiento comunista mundial, que
rechazaba todos los conceptos de orden existentes.[37]
Ninguno de
los líderes que se lanzaron a la guerra en agosto de 1914 lo habría hecho si
hubieran previsto el mundo de 1918. Aturdidos por la carnicería, los estadistas
europeos intentaron forjar un período de posguerra que hiciera lo más posible salir
de la crisis que pensaban que se había producido por la Gran Guerra. Se borraron
de las mentes casi todas las lecciones de intentos previos de forjar un orden
internacional.
El Tratado
de Versalles en 1919 se negó a aceptar que Alemania volviera a imponer el
orden europeo, como el Congreso de Viena había incluido con la
aceptación de una Francia derrotada. El nuevo gobierno revolucionario
marxista-leninista de la Unión Soviética se declaró no obligado por los
conceptos o las restricciones de un orden internacional cuyo
derrocamiento profetizó; participando al margen de la diplomacia europea, se
reconoció no solo lenta sino reincidente por la primacía de las potencias
occidentales.
De los
cinco estados que constituyeron el equilibrio europeo, el imperio austríaco
había desaparecido; Rusia y Alemania fueron excluidos, o se excluyeron ellos
mismos; y Gran Bretaña estaba comenzando a regresar a su actitud histórica de
involucrarse en asuntos europeos principalmente para resistir una amenaza real
al equilibrio de poder en lugar de adelantarse a un amenaza potencial.
La diplomacia tradicional había traído un siglo
de paz en Europa a través de un orden internacional equilibrar
sutilmente elementos de poder y de legitimidad. En el último cuarto de ese
siglo, el equilibrio había cambiado al confiar en el elemento de poder. Los
redactores del acuerdo de Versalles se remontaron al componente de
legitimidad mediante la creación de un orden internacional que podría
mantenerse, solo mediante apelar a principios compartidos, porque los
elementos de poder fueron ignorados o quedaron desorganizados. El cinturón de
Estados que surge del principio de autodeterminación ubicado entre Alemania y
el La Unión Soviética resultó demasiado débil para resistir, invitando la colisión
entre ellos. Gran Bretaña que en otro tiempo quiso ser guardián del orden estaba
cada vez más retirada.
Los Estados
Unidos, habiendo entrado en la guerra tan decisivamente en 1917, a
pesar de la inicial renuencia pública, se había desilusionado por el resultado
y se había aislado relativamente. Por lo tanto, la responsabilidad de
suministrar los elementos de poder recaía principalmente en Francia, que estaba
agotada por la guerra, agotada por los recursos humanos y la resistencia
psicológica, y cada vez más consciente de que la disparidad de fuerzas entre ella
y Alemania amenazaba con volverse congénita.
Como
resultado de las dos guerras mundiales, el concepto de soberanía de
Westfalia y los principios de equilibrio de poder redujo en gran
medida el orden contemporáneo del continente que engendraron ellos. Al
final de la Segunda Guerra Mundial, el orden mundial y la capacidad
psicológica de Europa que tenían todos desapareció. Todos los países de Europa
continental, con la excepción de Suiza y Suecia habían sido ocupados por tropas
extranjeras. La economía de cada país estaba en ruinas. Eso se hizo evidente porque
ningún país europeo (incluyendo Suiza y Suecia) tenían fuerzas para formar su
propio futuro por sí mismo.[38]
En un
momento de mayor debilidad, preservaron algunos de los conceptos de orden internacional.
Su más importante convicción era que si iban a llevar en socorro a su gente y
evitar una recurrencia de más tragedias en Europa, tenían que superar las
divisiones históricas y, sobre esa base, crear un nuevo Orden europeo. Para
esto tuvieron que hacer frente primero a otra división de Europa. En 1949, los
aliados occidentales combinaron sus tres zonas de ocupación para crear la
República Federal de Alemania. Rusia convirtió su zona de ocupación en un
estado socialista ligado a él por el Pacto de Varsovia. Alemania volvió
a su posición de trescientos años antes después de la Paz de Westfalia:
su división se había convertido en el elemento clave de la emergente estructura
internacional. Francia y Alemania, los dos países cuya rivalidad había estado
en el corazón de todas las guerras europeas durante tres siglos, comenzó el
proceso de trascender la historia europea fusionando los elementos clave de su
poder económico restante.
En cada
siglo ha cambiado su estructura interna e inventado nuevas formas de pensar
sobre la naturaleza del orden internacional. Ahora en la culminación de una
era, Europa, para participar en ella, se sintió obligada a dejar de lado la
política mecanismos a través de los cuales ha conducido sus asuntos durante
tres siglos y medio. Impulsada también por el deseo de amortiguar la
unificación emergente de Alemania, la nueva Unión Europea (EU)
estableció una moneda común en 2002 y una estructura política formal en 2004.
Proclamó una Europa unida (la Unión Europea, EU), ajustando sus
diferencias por mecanismos pacíficos. La unificación alemana alteró el
equilibrio de Europa porque ningún acuerdo constitucional podría cambiar la
realidad de que solo Alemania era nuevamente el estado europeo más fuerte. La
moneda única produjo un grado de unidad que no se había visto en Europa desde
el Sacro Imperio Romano.
El
resultado que trajo la Unión Europea (EU) es un híbrido, constitucionalmente
algo entre un estado y una confederación, operando a través de reuniones
ministeriales y una burocracia común, más como el Sacro Imperio Romano que la
Europa del siglo XIX. Pero a diferencia del Sacro Imperio Romano, la EU se esforzó
por resolver sus tensiones internas en la búsqueda del principios y metas generales
y comunes por las cuales se guiara.
10.1 El permanente conflicto de
Oriente Medio[39]
El
Oriente Medio ha sido la crisálida de tres de las grandes
religiones del mundo. Desde su popa, viendo el paisaje con más amplia
panorámica, ha emitido conquistadores y profetas que sostienen pancartas de
aspiraciones universales. A través de sus horizontes aparentemente ilimitados, los
imperios se habían establecido y caído; gobernantes absolutos tienen se
proclamaron con la personificación de pleno poder, solo para desaparecer como
si hubieran sido espejismos.
En el Oriente
Medio ha existido toda forma de orden nacional e internacional, y ha
sido rechazado, al mismo tiempo, el uno por el otro. El mundo se ha
acostumbrado a las llamadas de Oriente Medio que instan al derrocamiento
del orden mundial al servicio de una visión universal. Una
profusión de absolutismos proféticos ha sido el sello distintivo de una región
suspendida entre un sueño de su antigua gloria y su incapacidad contemporánea
para unificarse en torno a principios comunes de legitimidad nacional o
internacional. En ninguna parte el desafío del orden internacional fue más
complejo, en términos de organizar el orden regional y garantizar la compatibilidad
de ese orden con la paz y la estabilidad en el resto del mundo.
En nuestro
tiempo, Oriente Medio parece destinado a experimentar con todo su
historial experiencias simultáneas: imperio, guerra santa, dominación
extranjera, guerra sectaria de todos contra todos. Antes de que llegue a un
concepto establecido de orden internacional la región seguirá siendo arrastrada
alternativamente para unirse a la comunidad mundial y luchar contra ella.
La misión
del Islam era incorporar estas regiones en su propio orden mundial y,
por lo tanto, llevar paz universal: El dar al-Islam, en teoría, estaba
en guerra con el dar al-harb, porque el objetivo final del Islam
era el mundo entero. Si el dar al-harb fuera reducido por el Islam,
el orden público de Paz Islámica prevalecería sobre todos los demás, y
las comunidades no musulmanas se convertirían en parte de la comunidad islámica
o se someterían a su soberanía según lo toleraran.
La
estrategia para lograr este sistema universal se denominaría jihad,
una obligación vinculante para creyentes para expandir su fe a través de la
lucha. Jihad abarcaba la guerra, pero no estaba limitada a una
estrategia militar; el término también incluía otros medios de ejercer el poder
para difundir el mensaje del Islam, como el esfuerzo espiritual o las
grandes hazañas que glorifican la religión de los principios.
Dependiendo
de las circunstancias, y en varias épocas y regiones, el énfasis relativo a la jihad
ha diferido ampliamente: el creyente podría cumplir la jihad por su
corazón; su lengua; sus manos; o por el espada." Las circunstancias, por
supuesto, han cambiado mucho desde que el primer estado islámico se
dispuso a expandir su credo en todas las direcciones o cuando gobernaba a toda
la comunidad de fieles como una sola entidad política en una condición de
desafío latente para el resto del mundo.
La
evolución en el mundo musulmán ha sido más compleja. Desde que el Imperio
Otomano colapsó, la respuesta en los principales países musulmanes se ha
dividido entre quienes han intentado ingresar al nuevo sistema ecuménico
estatal el orden internacional como miembros importantes, adhiriéndose a
creencias religiosas profundamente sentidas pero separándose ellos de cuestiones
de política exterior, y aquellos que se ven involucrados en una batalla
sucesión a la autoridad universal dentro de una interpretación estricta del
concepto tradicional islámico de orden mundial.
Para muchos
el Islam está en un período de resurgimiento: en la ideología moderna el
islamismo busca hacer cumplir las escrituras musulmanas como el árbitro
central de lo personal, político y vida internacional: el mundo islámico
permanece en una condición de confrontación ineludible con el mundo exterior.
En el sistema islámico primitivo, los tratados de no agresión con
sociedades no musulmanas eran permisibles. Según la jurisprudencia tradicional,
la guerra santa trataba de lograr arreglos pragmáticos de duración
limitada, permitiendo que el partido islámico se proteja de las amenazas
mientras gana fuerza y cohesión.
Basado en
un precedente establecido por el primer estado islámico no rechazó en
entrar en treguas con los enemigos que con el tiempo venció. Estos pactos o
tratados se limitaron a términos de duración específica, hasta diez años, que
podrían renovarse según sea necesario: en este espíritu, en los primeros siglos
de la historia musulmana, "las disposiciones legales islámicas estipulan
que un tratado no puede ser para siempre, ya que debe ser inmediatamente vacío
si los musulmanes se vuelven capaces de luchar contra ellos ".
Lo que
estos tratados no implicaban era un sistema permanente en el que el estado
islámico interactuaría en igualdad de condiciones con los estados soberanos
no musulmanes: "Las comunidades de dar al-harb fueron consideradas
como estar en un "estado de naturaleza", ya que carecían de la
competencia legal para entrar en relaciones con el Islam en la base de
la igualdad y la reciprocidad porque no se ajustaron a sus estándares éticos y
legales".
Un orden
mundial pacífico dependía de la capacidad de forjar y expandir un
sistema islámico unitario, no un equilibrio de partes competidoras. En la
versión idealizada de esta cosmovisión, la difusión de la paz y la
justicia bajo el Islam fue una proceso unidireccional e irreversible. La
pérdida de tierras que se produjeron con dar alIslam nunca podría ser
aceptada como permanente, ya que esto efectivamente repudiaría el legado de lo
universal de su fe.
De hecho,
la historia no registra ninguna otra empresa política que se extienda con
resultados tan inexorables. Con el tiempo, una porción de los territorios
alcanzados en los períodos de expansión del Islam, de hecho, saldrían del
control político de los musulmanes, incluidos España, Portugal, Sicilia, el sur
de Italia, los Balcanes, Grecia, Armenia, Georgia, Israel, India, sur Rusia y
partes del oeste de China. Sin embargo, de los territorios incorporados en la
ola inicial de expansión del Islam, la mayoría significativa sigue
siendo musulmana hoy.
Las
sociedades musulmanas han pasado por períodos de coexistencia a menudo
fructífera, así como tramos de antagonismo. Los patrones de comercio han unido
mundos musulmanes y no musulmanes más estrechamente, y las alineaciones
diplomáticas con frecuencia se han basado en estados musulmanes y no musulmanes
que trabajan juntos hacia objetivos compartidos significativos. Aún así, el
concepto binario del orden mundial sigue siendo el estado oficial
doctrina de Irán, incrustada en su constitución; el grito de guerra de las
minorías armadas en Líbano, Siria, Iraq, Libia, Yemen, Afganistán y Pakistán; y
la ideología de varios grupos terroristas activos en todo el mundo, incluido el
Estado Islámico en Iraq y el Levante (ISIL).
El Acuerdo
de Picot de 1916 (llamado así por sus negociadores británicos y
franceses) había dividido el Oriente Medio hacia el este en lo que en
realidad eran esferas de influencia. El sistema de mandato, tal como fue
ratificado por la Liga de Naciones, ponen en práctica esta división:
Siria y Líbano fueron asignados a Francia; Mesopotamia, más tarde Iraq, fue
puesto bajo influencia británica; y Palestina y Transjordania se convirtieron
en el "mandato británico" para Palestina, que se extiende desde la
costa mediterránea hasta Iraq.
Cada una de
estas entidades contenía múltiples grupos sectarios y étnicos, algunos de los
cuales tenían un historial de conflicto entre ellos. Esto permitió que el poder
mandatorio gobernara en parte manipulando las tensiones, en el proceso
fundamento para guerras posteriores y guerras civiles. Con respecto al
floreciente sionismo (el movimiento nacionalista judío para establecer
un estado en el Tierra de Israel, una causa que precedió a la guerra pero ganó
fuerza a su paso), los británicos la declaración Balfour de 1917.
Una carta
del Secretario de Asuntos Exteriores de Gran Bretaña al Señor
Rothschild-anunció que favorecía el establecimiento en Palestina de un hogar
nacional para el Pueblo judío al tiempo que ofrece la seguridad de que entendió
claramente que nada será hecho que puede perjudicar los derechos civiles y
religiosos de las comunidades no judías existentes. Gran Bretaña agravó la
ambigüedad de esta formulación al prometer aparentemente el mismo territorio
también a el Sharif de La Meca
Estos arreglos formales de poder impulsaron
vastas convulsiones. En 1924, los líderes de la recién proclamada República de
Turquía abolieron la principal institución de la unidad pan-islámica, el
califato, y declaró un estado secular. De ahora en adelante, el mundo musulmán
quedó varado entre el victorioso orden internacional de Westfalia y el
concepto ahora irrealizable de dar al-Islam. Con escasa experiencia, las
sociedades de Oriente Medio se propusieron redefinirse a sí mismas como
modernos estados, dentro de fronteras que en su mayor parte no tenían raíces
históricas.
Su grito de
guerra era la independencia genuina para las unidades políticas establecidas,
incluso aquellas recientemente construidas, no con el derrocamiento de la
orden de Westfalia. En la búsqueda de estos objetivos, una corriente
secularizada ganó impulso. Pero no culminó, como en Europa, en un orden
pluralista. Aparecieron dos tendencias opuestas. Los "panarabistas"
aceptaron la premisa de un sistema basado en el estado. Pero el estado que
buscaban era una nación árabe unida, una entidad étnica, lingüística y cultural
única. En cambio, el "Islam político" insistió en la confianza
en la religión común como el mejor vehículo para una identidad árabe
moderna.
Los
islamistas, de los cuales la Hermandad Musulmana es ahora la más
familiar expresión: a menudo provenían de miembros altamente educados de la
nueva clase media. Muchos consideran el islamismo como una forma de
unirse a la era de posguerra sin tener que abandonar sus valores, sin tener que
ser modernos, sin tener que ser occidentales.
Hasta la
Segunda Guerra Mundial, las potencias europeas eran lo suficientemente
fuertes como para mantener el orden regional que habían diseñado para Oriente
Medio después de la Primera Guerra Mundial. Posteriormente, el orden
europeo, la capacidad de las potencias para controlar poblaciones cada vez más
inquietas desapareció. En los años 1950 y 1960, el más o menos feudal y
monárquico los gobiernos en Egipto, Irak, Siria, Yemen y Libia fueron
derrocados por sus líderes militares, quienes procedió a establecer la
gobernanza secular.
Gamal Abdel
Nasser, el carismático líder populista de Egipto de 1954 a 1970, y su sucesor,
Anwar al Sadat, se levantó a través de los rangos de antecedentes provinciales.
En Irak, Saddam Hussein, practicó una versión más extrema del gobierno militar
secular: gobernando por intimidación y brutalidad desde principios de los años
setenta (al principio como hombre fuerte de facto, luego como presidente a
partir de 1979) para 2003, buscó intimidar a la región con su belicosidad.
Desde
finales de la década de 1950 hasta principios de la de 1970, la Unión
Soviética fue su vehículo para presionar a los Estados Unidos. Se
convirtió en el principal proveedor de armas y defensor diplomático de los
nacionalistas estados árabes, que a su vez generalmente apoyaban los objetivos
internacionales soviéticos. Los autócratas militares profesaron una lealtad
general al "socialismo árabe" y la admiración del modelo
económico soviético, aún en la mayoría de los casos, las economías se
mantuvieron tradicionalmente patriarcales y se centraron en las industrias
individuales dirigidas por tecnócratas. El impulso primordial fue el interés
nacional, tal como lo concibieron los regímenes, no político o ideología
religiosa Las relaciones de la era de la Guerra Fría entre los mundos
islámico y no islámico, en general, siguieron este enfoque esencialmente
westfaliano basado en el equilibrio de poder. Egipto, Siria, Argelia e Iraq en
general, apoyó las políticas soviéticas soviético.
En 1974,
Siria e Israel concluyeron una desconexión acuerdo para definir y proteger las
líneas fronterizas militares entre los dos países. Esta disposición se ha
mantenido durante cuatro décadas, a través de las guerras y el terrorismo e
incluso durante el caos de la Guerra civil siria. Jordania e Israel practicaron
una moderación mutua que finalmente culminó en una paz acuerdo.
Internacionalmente, los regímenes autoritarios de Siria e Iraq continuaron
inclinándose hacia el Unión Soviética, pero se mantuvo abierta, caso por caso,
para apoyar otras políticas.
Por el
final de la Década de 1970, las crisis del Medio Oriente comenzaron a
parecerse cada vez más a las crisis de los Balcanes del siglo XIX.
siglo: un esfuerzo de los estados secundarios para manipular las rivalidades de
las potencias dominantes en nombre de sus propios objetivos nacionales. Sin
embargo, la asociación diplomática con los Estados Unidos no fue capaz de
resolver el problema enigma enfrentado por las autocracias militares
nacionalistas. La asociación con la Unión Soviética no tenía objetivos
políticos avanzados; la asociación con los Estados Unidos no había
desactivado los desafíos sociales. Los regímenes autoritarios lograron
sustancialmente la independencia del régimen colonial y proporcionaron una
capacidad de maniobra entre los principales centros de poder de la Guerra
Fría.
Como
resultado, estas élites se vieron obligadas a lidiar con una creciente marea del
descontento general con desafíos a su legitimidad. Los grupos radicales
prometieron reemplazar los existente sistemas en el Oriente Medio con un
orden basado en la religión de Oriente Medio que refleja dos
acercamientos universalistas al orden mundial: la versión sunita
a través del musulmán regionalmente extenso Hermandad fundada en 1928,
el Hamas, el movimiento radical que ganó poder en Gaza en 2007, y
el movimiento terrorista global al-Qaeda; y la versión chiita a
través de la revolución de Jomeini y su vástago, el estado libanés "dentro
de un estado" Hezbollah. En conflicto violento entre ellos, fueron unidos
en su compromiso de desmantelar el orden regional existente y reconstruirlo
como una divinidad sistema inspirado.
A raíz de Irak
y Afganistán el consenso político iraquí podría haber detenido el conflicto
en la frontera con Siria, pero los impulsos sectarios del gobierno de Bagdad y
sus afiliados regionales estaban en el camino. Alternativamente, la comunidad
internacional podría haber impuesto un embargo de armas a Siria y las milicias
jihadistas. Eso fue imposible por los objetivos incompatibles de los
miembros permanentes del Consejo de Seguridad. Si el orden no puede ser
alcanzado por consenso o impuesto por la fuerza, será forjado, a través de un
desastroso y deshumanizante costo, de la experiencia del caos.
10.2 El problema palestino y el orden internacional[40]
En medio de todas estas convulsiones en el Oriente
Medio, un proceso de paz ha estado ocurriendo, a veces irregularmente,
ocasionalmente intensamente, para poner fin al conflicto árabe-israelí,
que durante décadas ha resultado un enfrentamiento explosivo. Cuatro guerras
convencionales y numerosos conflictos militares no convencionales han tenido
lugar; cada grupo islamista y jihadista invoca el conflicto como un
llamado a las armas.
La
existencia y la destreza militar de Israel se ha sentido en todo el
mundo árabe como una humillación. El compromiso doctrinal de nunca abandonar el
territorio ha convertido, para algunos, la coexistencia con Israel de una
aceptación de la realidad a una negación de la fe. Pocos temas han inspirado
más pasión que la reconciliación de la búsqueda de Israel de seguridad y
identidad, las aspiraciones de los palestinos hacia el autogobierno y
los gobiernos árabes vecinos buscar una política compatible con su percepción
de sus imperativos históricos y religiosos.
Las partes
involucradas han recorrido un camino angustiado, desde el rechazo y la guerra
hasta la detención de la aceptación de coexistencia, principalmente sobre la
base de armisticios, hacia un futuro incierto. Dos generaciones de árabes se
han criado con la convicción de que el Estado de Israel es un usurpador
ilegítimo del patrimonio musulmán. En 1947, los países árabes rechazaron un
plan de la ONU para una partición del mandato británico en Palestina en estados
árabes y judíos separados; ellos creyeron ellos mismos en una posición de
triunfar militarmente y reclamar todo el territorio.
Fracasó el
intento de extinguir el recién declarado Estado de Israel que no condujo
a un arreglo político y la apertura de relaciones de estado a estado, como
sucedió en la mayoría de los conflictos poscoloniales en Asia y África. Lo que
se produjo en cambio marcó el comienzo de un prolongado período de rechazo
político y renuente acuerdo de armisticio contra los antecedentes de grupos
radicales que buscaron forzar a Israel a someterse a través de campañas
terroristas.
Anwar
al-Sadat de Egipto se atrevió a mirar más allá de esta confrontación y hacer
las paces con Israel sobre la base de los intereses nacionales de Egipto en
1979; pagó por su habilidad política con su vida, asesinado dos años después
por islamistas radicalizados en el ejército egipcio. El mismo destino pasó
Yitzhak Rabin, el primer ministro israelí al firmar un acuerdo con la
Liberación de Palestina Organización, asesinado por un estudiante radical
israelí catorce años después de la muerte de Sadat.
Dentro del Líbano, Siria y los
territorios palestinos, especialmente en Gaza, con considerables fuerzas
militares, el poder político es sostenido por los islamistas radicales -Hezbollah
y Hamas- proclamando la jihad como un deber religioso de poner fin a
lo que generalmente se denuncia como la "ocupación sionista". El
régimen de los ayatollahs en Irán regularmente desafía la existencia misma
de Israel; su antiguo presidente Mahmoud Ahmadinejad pidió su extirpación.
En el mundo
árabe, el problema palestino ha perdido algo de su urgencia, aunque no
su importancia. Los participantes claves del proceso de paz han desviado
energías y reflexión con el surgimiento de un Irán posiblemente nuclear y sus
representantes regionales. Esto afecta al proceso de paz en dos maneras: en el
papel diplomático de los principales países como Egipto y Arabia Saudita
pueden jugar en la configuración del proceso de paz; y, aún más importante, en
su capacidad para actuar como garantes de un acuerdo resultante. Los líderes
palestinos no pueden por sí solos sostener el resultado del proceso de paz a
menos que sea endosado no solo en la tolerancia, sino en el apoyo activo de un
acuerdo por parte de otros gobiernos.
Los
principales estados árabes están desgarrados por la guerra civil o preocupados
por el conflicto Sunni-Shia y un Irán cada vez más poderoso. Sin
embargo, el problema palestino tiene que enfrentarse tarde o temprano como un
elemento esencial del orden regional y, en última instancia, mundial. Algunos
líderes árabes han propuesto hacer una paz árabe-israelí que reconcilie
la seguridad de Israel. La demanda básica de Israel es la garantía vinculante
de que la paz implicará un tipo de reconocimiento moral y legal traducido en
actos concretos. Así Israel, yendo más allá de las prácticas westfalianas,
exige ser certificado como estado judío, un atributo difícil para la mayoría de
los musulmanes de aceptar.
Varios
estados árabes han declarado su voluntad de establecer relaciones diplomáticas
con Israel si vuelve a las fronteras de 1967: una línea de alto el fuego en una
guerra que terminó hace medio siglo. Pero los países centrales y facciones en
el Medio Oriente ven el orden internacional en mayor o menor grado a
través de una conciencia islámica. Israel y sus vecinos tienen diferencias
inseparables de la geografía y la historia. En otras regiones los desafíos
generalmente se resuelven mediante la diplomacia.
En ese
sentido, el problema se reduce a la posibilidad de la coexistencia entre dos
conceptos de orden mundial, a través de dos estados, Israel y
Palestina, en el espacio relativamente estrecho entre el río Jordán y el
mar Mediterráneo. Se pueden idear algunos arreglos provisionales que, como
mínimo, mejoren la posibilidad de una práctica coexistencia en la que a
una parte de Cisjordania se le otorgan los atributos de soberanía
pendiente de un acuerdo final acuerdo. A medida que se han llevado a cabo estas
negociaciones, la evolución política del Oriente Medio han producido en el
mundo occidental múltiples contradicciones.
10.3 La permanente lucha por la
hegemonía del poder entre EEUU y URSS[41]
Una
convicción persistía en el expansivo y melancólico "alma rusa"
que algún día todos los grandes esfuerzos y contradicciones de Rusia llegarían
a buen término: Al final serían reivindicados sus logros y el desdén de
Occidente acabaría en transformarse en asombro y admiración. Rusia combinaría
el poder y la vastedad de Oriente con los refinamientos de Occidente y la
fuerza moral de la verdadera religión. Moscú, la "Tercera Roma"
heredando el manto caído de Bizancio, con su zar jugaría un papel decisivo en
el inicio de una nueva era de justicia y fraternidad global. Fue esta
Rusia, en Europa, pero no del todo, lo que tentó a Napoleón con su extensión y
misterio; fue su ruina (tal como lo fue Hitler un siglo y medio después).
En el
momento en que se llevó a cabo el Congreso de Viena, Rusia fue
posiblemente el país más poderoso en el continente. Su zar Alejandro,
representando a Rusia personalmente en la conferencia de paz de Viena, fue
indiscutiblemente su gobernante más absoluto.[42] Él estaba
convencido que el triunfo sobre Napoleón marcaría el comienzo de una mundo
nuevo y armonioso basado en principios religiosos, y se comprometió.[43] Concibiéndose
a sí mismo como un instrumento de la voluntad divina, el Zar llegó a Viena en
1814 con un diseño para un nuevo orden mundial en algunos modos incluso
más radicales que los de Napoleón en su universalidad: una "Santa
Alianza" de príncipes sublimar sus intereses nacionales en una
búsqueda común de paz y justicia, renunciando al equilibrio de poder para los
principios cristianos de hermandad.
El zar
Alejandro propuso un proyecto de declaración conjunta en el que los soberanos
victoriosos proclamarían su acuerdo de que el curso, anteriormente adoptado por
los poderes en sus relaciones mutuas, era urgente reemplazarlo y debía ser
cambiado con un orden de cosas basado en las verdades exaltadas de la
religión eterna de nuestro Salvador.
Federico II
de Prusia fue a la guerra para transmutar la latente debilidad en estado de
gran poder. Situado en la áspera llanura del norte de Alemania que se extiende
desde el Vístula en toda Alemania, Prusia cultivó la disciplina y el servicio
público para someter a países más grandes y mejor dotados. Dividido en dos
piezas no contiguas, sobresalió precariamente en las esferas de influencia de
Austria, Suecia, Rusia y Polonia. Su fuerza era la disciplina con la que aumentó
su limitado recursos. Sus mayores activos eran la mentalidad cívica, una
burocracia eficiente y un personal bien entrenado Ejército.
La Guerra
Fría emergente buscó sus equilibrios en la conducta y el
armamento de dos superpotencias: los Estados Unidos a través del
Atlántico y la Unión Soviética en los límites geográficos de Europa. Estados
Unidos había ayudado a reiniciar la economía europea con el programa de
ayuda griego-turco de 1947 y el Plan Marshall de 1948. En 1949, los Estados
Unidos por primera vez en su historia emprendió una alianza en tiempo de
paz, a través del Tratado del Atlántico Norte.
El
equilibrio europeo, históricamente creado por los estados de Europa, se había
convertido en un aspecto de la estrategia de los poderes externos. La
Alianza del Atlántico Norte estableció un marco regular para consulta entre
los Estados Unidos y Europa y un grado de coherencia en la
conducta de la política exterior. Pero en su esencia, el equilibrio de poder
europeo se desplazó desde el interior europeo arreglos para la contención de la
Unión Soviética a nivel mundial, en gran medida a través de la capacidad
nuclear de los Estados Unidos. Después del impacto de las dos guerras
devastadoras, los países de Europa Occidental fueron confrontado por un
cambio en la perspectiva geopolítica que desafió su sentido de identidad
histórica.
10.4 Diferente concepto de
equilibrio de poder en Japón[44]
El término
"Asia" atribuye una coherencia engañosa a una región dispar. Hasta la
llegada de la moderna Los poderes occidentales, ningún idioma asiático tenía
una palabra para "Asia"; ninguno de los pueblos de lo que es ahora
Los casi cincuenta Estados soberanos de Asia se concibieron a sí mismos como
habitantes de un único "continente" o región que requiere solidaridad
con todos los demás. Como "Oriente", nunca ha sido claramente
paralelo al "Occidente”.
En Asia no
ha habido una religión común, ni siquiera una dividida en diferentes ramas como
es el Cristianismo en el Occidente. El budismo, el hinduismo, el
islam y el cristianismo prosperan en diferentes partes de Asia. No hay
memoria de un imperio común comparable al de Roma. En el noreste, este,
Sureste, Sur y Asia Central, predominando los principales grupos étnicos,
lingüísticos, religiosos, sociales y culturales las diferencias se han
profundizado, a menudo amargamente, por las guerras de la historia moderna. El
mapa político y económico de Asia ilustra el complejo tapiz de la región.
Asia
comprende países industrial y tecnológicamente avanzados como Japón, la
República de Corea y Singapur, con economías y niveles de vida que rivalizan
con los de Europa; tres países de escala continental en China, India y Rusia;
dos grandes archipiélagos (además de Japón), Filipinas y Indonesia, compuesta
por miles de islas sobre las principales rutas marítimas; tres antiguos
naciones con poblaciones que se aproximan a las de Francia o Italia en
Tailandia, Vietnam y Myanmar; la enorme Australia y la pastoral Nueva Zelanda,
con poblaciones en gran parte descendientes de europeos; y Corea del Norte, con
una dictadura familiar estalinista desprovista de industria y tecnología a
excepción de armas nucleares programa.
Una gran
población de mayoría musulmana prevalece en Asia Central, Afganistán, Pakistán,
Bangladesh, Malasia e Indonesia, y grandes minorías musulmanas existen en
India, China, Myanmar, Tailandia y Filipinas. El orden global durante el siglo
XIX y la primera mitad del siglo XX fue predominantemente europeo, diseñado
para mantener un equilibrio aproximado de poder entre los principales países.
El proceso de emancipación del orden regional predominante
fue violento y sangriento: La guerra civil china (1927-49), la Guerra de Corea
(1950-53), una confrontación chino-soviética (aproximadamente 1955-80),
insurgencias guerrilleras revolucionarias en todo el sudeste asiático, la
Guerra de Vietnam (196175), cuatro guerras entre India y Pakistán (1947, 1965,
1971 y 1999), una guerra chino-india (1962), una Guerra chino-vietnamita (1979),
y las depredaciones del genocida Khmer Rouge (1975-79). Después de décadas de
guerra y agitación revolucionaria, Asia se ha transformado dramáticamente. El
aumento de los "Tigres asiáticos", evidente desde 1970, que involucra
a Hong Kong, la República de Corea, Singapur, Taiwán y Tailandia mostraron la
prosperidad y el dinamismo económico. Japón adoptó instituciones democráticas y
construyeron una economía que rivaliza y en algunos casos supera a las de
Occidente naciones
De todas
las entidades políticas y culturales históricas de Asia, Japón reaccionó
lo más temprano posible y por mucho más decisivamente a la irrupción occidental
en todo el mundo. Situado en un archipiélago a cien millas de la parte
continental de Asia, Japón cultivó durante mucho tiempo sus tradiciones y
cultura distintiva en aislamiento. Poseía una homogeneidad casi étnica y
lingüística y un funcionario ideología que hizo hincapié en la ascendencia
divina del pueblo japonés, Japón se convirtió en convicción de su singular
identidad en una especie de compromiso casi religioso.
La
filosofía política tradicional de Japón postuló que los emperadores eran
deidades descendientes de la Diosa del Sol, que dio a luz al primer Emperador y
dotó a sus sucesores de un derecho eterno para gobernar. Según los Registros
del siglo XIV "la Sucesión Legítima de los Divinos Soberanos, Japón es el
país divino”. Esto es cierto solo en nuestro país, y no se puede encontrar nada
similar en tierras extranjeras.[45]
La posición insular de Japón le permitió una amplia libertad para
mantenerse sin participar en foros o asuntos internacionales. Durante muchos
siglos, se mantuvo en los límites exteriores de los asuntos asiáticos,
cultivando sus tradiciones militares a través de concursos internos y admitir
el comercio exterior y la cultura a su discreción. Al final del siglo XVI,
Japón intentó refundir su papel con una brusquedad y un alcance de ambición de
que sus vecinos al principio descartaran como inverosímil. El resultado fue uno
de los mayores conflictos militares de Asia.
En 1590, el guerrero Toyotomi Hideyoshi, habiendo vencido a
sus rivales, unificó a Japón, y trajo durante más de un siglo un conflicto
civil. Poco a poco establecería el ejército más grande del mundo y marcharía
hacia la península de Corea, y la conquista de China para someter al mundo. Él
envió una carta al Rey de Corea anunciando su intención de proceder al país del
Gran Ming y obligar a las personas allí a adoptar nuestras costumbres y
modales.[46] Después de
que el rey se negó y le advirtió contra el esfuerzo, Hideyoshi lanzó una
invasión de 160,000 hombres y aproximadamente setecientos barcos. Esta fuerza
masiva abrumó las defensas iniciales y al principio marcharon rápidamente por
la península. Su progreso se ralentizó a medida que El almirante de Corea Yi
Sun-sin organizó una resistencia naval, hostigando las fuerzas de Hideyoshi y
desviar los ejércitos invasores a las batallas a lo largo de la costa.
Cuando las fuerzas japonesas llegaron Pyongyang, cerca del
estrecho cuello norte de la península,
China intervino en la fuerza, no dispuesta a permitir que su estado
tributario fuera invadido. Un ejército expedicionario chino, se estima que
entre 40,000 y 100,000, cruzaron el río Yalu y empujaron a las fuerzas
japonesas de vuelta lejos de Seúl. Después de cinco años de negociaciones
inconclusas y combate devastador, Hideyoshi murió, la fuerza de invasión se
retiró, y se restableció el status quo anterior.[47]
En 1902, el tratado británico se transformó en una alianza
militar con Japón, la primera alineación estratégica formal entre un poder
asiático y uno occidental. Gran Bretaña buscó la alianza para equilibrar las
presiones rusas sobre India. El objetivo de Japón era vencer las
aspiraciones rusas de dominar Corea y Manchuria y establecer su propia libertad
de maniobra para diseños posteriores allí. Tres años después, Japón
sorprendió al mundo al derrotar al Imperio ruso en una guerra, la primera
derrota de un país occidental por un asiático país en el período moderno.
En la
Primera Guerra Mundial, Japón se apoderó de las bases en China y el
Pacífico Sur. Japón había "llegado" como el primer gran poder
no occidental en la era contemporánea, aceptado como militares, económicos y
diplomáticos iguales por los países que hasta ahora habían dado forma al orden.
Hubo una diferencia importante: en el lado japonés, las alianzas con los países
occidentales no se basaron en objetivos estratégicos comunes sino en expulsar a
sus aliados europeos de Asia.
Después del
agotamiento de Europa en la Primera Guerra Mundial, los líderes de Japón
llegaron a la conclusión de que un mundo plagado de el conflicto, la crisis
financiera y el aislacionismo estadounidense favorecieron la expansión
imperial de Japón destinada a imponer hegemonía en Asia. El Japón
imperial separó a Manchuria de China en 1931 y lo estableció como Estado
satelital japonés bajo el emperador chino exiliado. En 1937, Japón declaró la
guerra a China para subyugar el territorio chino adicional.
En nombre
de un "Nuevo Orden en Asia" y luego en una "Esfera de co prosperidad
en Asia Oriental", Japón se esforzó por organizar su propia esfera
anti-westfaliana de influencia, un bloque de naciones asiáticas dirigido por
los japoneses y libre de los poderes occidentales, arregló jerárquicamente para
permitir que todas las naciones encuentren a cada uno su lugar apropiado en el
mundo. En este nuevo orden, la soberanía de otros estados asiáticos
sería elidida en una forma de tutela japonesa. Los miembros del orden
internacional establecido estaban demasiado agotados por la Primera Guerra
Mundial y también preocupados por la creciente crisis europea para
resistir.
Las
primeras bombas de una segunda guerra mundial cayeron en territorio
estadounidense en 1941, cuando los japoneses lanzaron un ataque sorpresa en
Pearl Harbor. La movilización estadounidense en el Pacífico finalmente culminó
en el uso de dos armas nucleares, lo que provocó la rendición incondicional de
Japón.
Japón utilizó
la autoridad del régimen de ocupación estadounidense para modernizarse más
plenamente y recuperarse más rápidamente de lo que podría haber sido por
esfuerzos puramente nacionales. Renunció a la guerra como un instrumento de
política nacional, afirmó los principios de la democracia constitucional y
volvió a entrar en el sistema estatal internacional como Aliado estadounidense,
aunque de bajo perfil, más visiblemente preocupado por el resurgimiento
económico que con participación en la gran estrategia. La postura de posguerra
de Japón se describió con frecuencia como un nuevo pacifismo; de hecho, fue
considerablemente más complejo. Ellos reconocieron su orientación
liberal-democrática como propia; afirmaron los principios de la democracia y
comunidad internacional similar a las abrazadas en las capitales occidentales.
10.5 Diferente concepto de equilibrio de poder en
la India
Pasemos a analizar la
situación de la India. En Japón, el
ímpetu de la intrusión occidental cambió el curso de una nación histórica; en la
India reformó una gran civilización en un estado moderno. India ha
desarrollado durante mucho tiempo sus cualidades en la intersección de órdenes
mundiales, modelado y moldeado por sus ritmos. Se ha definido menos por sus
fronteras políticas que por un espectro compartido de tradiciones culturales.
Ningún
fundador mítico ha sido acreditado con la promulgación de la tradición hindú,
la fe de la mayoría de la India. La historia ha rastreado su evolución, oscura
a través de una síntesis de himnos, leyendas y rituales de culturas a lo largo
de los ríos Indo y Ganges, mesetas y tierras altas norte y oeste.[48] En la
tradición hindú, sin embargo, estas formas específicas fueron las diversas
articulaciones de principios subyacentes anteriores a cualquier texto escrito.
En su diversidad y resistencia a la definición abarcando distintos dioses y
tradiciones filosóficas, los análogos de los cuales probablemente harían sido
definido como religiones separadas en Europa: se decía que el hinduismo
se aproximaba y probaba el la unidad última de la creación múltiple, que
refleja "la larga y diversificada historia de la búsqueda del hombre
por realidad ... a la vez omniabarcante e infinita ".
Como ya
dijimos durante el IV al II siglo aC y del IV al VII siglos dC India
generó en varias corrientes de gran influencia cultural: el budismo se
extendió desde la India hasta Birmania, Ceilán, China e Indonesia, y el hinduismo y el arte de gobernar influyeron en Tailandia, Indochina, y más allá.
Cuando se dividió en reinos rivales, India fue un señuelo para
invasores, comerciantes y buscadores espirituales, cuyas depredaciones soportó
y cuya culturas que eventualmente absorbió y mezcló con las suyas.[49]
China,
hasta la edad moderna, impuso su propia matriz de costumbres y cultura a los
invasores de modo con éxito que crecieron indistinguibles del pueblo chino. Por
el contrario, India trascendió extranjeros no convirtiéndolos en
religión o cultura india, sino tratando sus ambiciones con ecuanimidad suprema;
integró sus logros y sus diversas doctrinas en el tejido de la vida india sin
siquiera haber sido especialmente impresionada por ninguno de ellos. Los
invasores podrían plantear monumentos extraordinarios a su propia importancia,
como para asegurarse de su grandeza en el rostro de tanta indiferencia, pero
los pueblos indios soportaron una cultura central desafiante e impenetrable a
la influencia alienígena.
Las
religiones fundacionales de la India están inspiradas no en
visiones proféticas de la vida mesiánica sino más bien, dando testimonio de la
fragilidad de la existencia humana. Ofrecen no la salvación personal, pero el
solaz de un destino inextricable. El orden mundial en la cosmología hindú
se regía por ciclos inmutables de una manera casi inconcebible gran escala,
millones de años. Los reinos caerían, y el universo sería destruido, pero sería
recreado, y nuevos reinos volverían a surgir.
Cuando
llegó cada ola de invasores (Persas en el siglo VI aC, Alejandro y sus griegos
bactrianos en el siglo IV aC; árabes en el siglo VIII; Turcos y afganos en los
siglos XI y XII; Mongoles en el siglos XIII y XIV; Mughals en el siglo
dieciséis; y varias naciones europeas siguiendo poco después), se ajustaron en
esta matriz atemporal. Sus esfuerzos pueden interrumpir, pero medidos contra la
perspectiva del infinito, fueron irrelevantes. La verdadera naturaleza del ser
humano la experiencia fue conocida solo por aquellos que soportaron y
trascendieron estos trastornos temporales.
El clásico
hindú Bhagavad Gita enmarcó estas pruebas enérgicas en términos de la
relación entre la moral y el poder. Un episodio dentro del Mahabharata
(la antigua epopeya sánscrita poema a veces comparado en su influencia con la
Biblia o las epopeyas homéricas), toma la forma de un diálogo entre el príncipe
guerrero Arjuna y su auriga, una manifestación del dios Señor Krishna. Arjuna,
"abrumado por la tristeza" en la víspera de la batalla por los
horrores que está a punto de desatar, se pregunta qué puede justificar las
terribles consecuencias de la guerra. Esta es la pregunta incorrecta, Krishna
vuelve a unirse. Debido a que la vida es eterna y cíclica y la esencia del
universo es indestructible, "el sabio no llorar por los vivos ni por los
muertos.
Esta obra
central del pensamiento hindú encarnaba tanto una exhortación a la guerra como
la importancia no tanto para evitarla sino para trascenderla. La moralidad no
fue rechazada, pero en cualquier situación dada las consideraciones inmediatas
fueron dominantes, mientras que la eternidad proporcionó una perspectiva
curativa. Algunos lo percibieron como una llamada a la valentía en la batalla, Mohandas
Gandhi lo elogiaría como su " diccionario espiritual " y
alentaría la lucha de la no violencia (ahimsa).
El sabio,
el gobernante ha de buscar a sus aliados entre los vecinos de sus vecinos. El
objetivo sería una alianza sistema con el conquistador en el centro. El
Conquistador debe pensar en el círculo de estados como una rueda. Él mismo en
el centro y sus aliados, atraídos hacia él por los radios aunque separados por
medio de territorio, como su borde. El enemigo, por fuerte que sea, se vuelve
vulnerable cuando lo aprietan entre el conquistador y sus aliados.
Sin
embargo, ninguna alianza se concibe como permanente. Incluso dentro de
su propio sistema de alianzas, el Rey debería emprender las obras que aumenten
su propio poder y maniobrar para fortalecer la posición de su estado e impedir
que los estados vecinos se alineen en su contra. Operando en todos los estados
del círculo (es decir, amigos y adversarios por igual) y extraídos de las filas
de santos ascetas, monjes errantes, carreteros, trovadores errantes,
malabaristas, vagabundos, y adivinos, estos agentes difundirían rumores para
fomentar la discordia dentro de y entre otros estados, subvertir a los
ejércitos enemigos, y destruir a los oponentes del Rey en el momento oportuno
momentos.
Para estar
seguro, Kautilya insistió en que el propósito de la crueldad era construir
una armonía imperio universal y defender el dharma, el orden moral
intemporal cuyos principios fueron entregados abajo por los dioses. Pero la
apelación a la moral y la religión era más bien en nombre de la práctica
operacionales más que de principios por derecho propio, como elementos de la
estrategia de un conquistador y tácticas, no imperativos de un concepto orden.
El Arthashastra
aconsejó que refrenado y unificador de la conducta humanitaria fue en la
mayoría de las circunstancias estratégicamente útil: un rey que abuse de los
sujetos perderían su apoyo y serían vulnerables a la rebelión o la invasión; un
conquistador quien innecesariamente violó las costumbres de una gente sometida
o sensibilidades morales corría el riesgo de catalizar resistencia.
El Arthashastra
era una guía para la conquista, no para la construcción de un orden
internacional. Ya sea siguiendo las prescripciones de Arthashastra o no,
la India alcanzó su punto culminante de extensión territorial en el siglo III
aC, cuando su venerado emperador Asoka gobernaba un territorio que comprende
todos los actuales de la India, Bangladesh, Pakistán y parte de Afganistán e
Irán. Entonces, sobre el momento en que China estaba siendo unificada por su
emperador fundador, Qin Shi Huang, en 221 aC, la India se veía dividida en
reinos competitivos. Reunificado varios siglos más tarde, la India se
fracturó nuevamente en el séptimo siglo, cuando el Islam comenzaba a
desafiar a los imperios de Europa y Asia.
Durante
casi un milenio, la India, con su tierra fértil, ciudades ricas e
intelectual resplandeciente y logros tecnológicos, se convirtió en un objetivo
para la conquista. Olas de conquistadores y aventureros-turcos, afganos,
partos, mongoles, etc descendieron cada siglo de Asia Central y el sudoeste
asiático a las llanuras indias, estableciendo un mosaico de principados más
pequeños. El subcontinente fue así
injertado en el Gran Oriente Medio, con vínculos de religión y etnia y
sensibilidades estratégicas que perduran hasta el día de hoy. Durante la mayor
parte de este período, los conquistadores fueron demasiado hostiles uno hacia
el otro para permitir que cualquiera controle toda la región o para extinguir
el poder de las dinastías hindúes en el sur.
Luego, en
el siglo XVI, el más hábil de estos invasores al noroeste, Mughals, logró unir
la mayor parte del subcontinente bajo una única regla. El imperio mogol encarna
las diversas influencias de la India: musulmanes en la fe, turcos y mongoles en
etnia, persa en la cultura de élite Mughals gobernó sobre una mayoría hindú fragmentada
por identidades regionales. En este vértice de idiomas, culturas y credos, la
aparición de otra oleada de extranjeros los aventureros en el s. XVI al
principio no parecían ser un evento de época.
Las
empresas portuguesas competían entre sí para establecer puntos de apoyo en
tierra en estados de principes amigos. Una vez bajo el poder y comercio
británico que se estableció en la región oriental de Bengala, se encontró
rodeada de competidores, europeos y asiáticos.[50] Con cada
guerra en Europa y América, los británicos en India chocaron con las rivales
colonias y aliados; con cada victoria, adquirieron los activos indios del
adversario.
Gran
Bretaña se encontró concibiendo una entidad india cuya unidad se basaba en la
seguridad de una franja continental de territorios que abarca los estados
contemporáneos de Pakistán, India, Bangladesh y Myanmar. Se definió algo
similar a un interés nacional indio, atribuido a una unidad geográfica que, de
hecho, se ejecutaba como un estado incluso en la ausencia de una nación india.
Esa
política basó la seguridad de la India en la supremacía naval británica en el
Océano Índico; en regímenes amistosos, o al menos no amenazantes, tan remotos
como Singapur y Aden; y en un no hostil régimen en el paso de Khyber y el
Himalaya. En el norte, Gran Bretaña se defendió de la Rusia zarista que avanzaba
a través de complejas incursiones de espías, exploradores y sustitutos
indígenas respaldados por pequeños contingentes de las fuerzas británicas, en
lo que se llegó a conocer como el "Gran Juego" de geoestrategia del
Himalaya. También bordeó las fronteras de la India con China al norte hacia el
Tíbet, un problema que surgió de nuevo en La guerra de China con la India en
1962.
Los
contemporáneos de estas políticas fueron asumidos como elementos clave de la
política exterior de la post independencia India. Una nuevo orden
asiático, un orden regional para Asia meridional, surgió donde la pieza
clave sería la India, y la oposición de los intentos de cualquier país,
para lograr una concentración amenazante de poder en el vecino territorios. Cinco
eran los principios que aseguraban la coexistencia: el respeto mutuo por la
integridad territorial y la soberanía de cada cual, la no agresión mutua, la no
interferencia mutua en los asuntos internos de cada uno, la igualdad y
beneficio mutuo, y la coexistencia pacífica.[51]
Cuando
Londres respondió al motín de 1857 de soldados musulmanes e hindúes en el este
de la India El ejército al declarar el dominio directo británico, no concibió
este acto como un establecimiento de un gobierno británico sobre una nación
extranjera. Más bien, se veía como un supervisor neutral y un levantador
civilizador de pueblos y estados múltiples. Gran Bretaña volvió a despertar en
la India conciencia de que era una sola entidad bajo el dominio extranjero e
inspiró un sentimiento para derrotar a la influencia extranjera y constituirse
como una nación.
La resistencia
pasiva de Mohandas Gandhi al gobierno británico fue posible en primera
instancia por la elevación espiritual del Mahatma, pero también demostrado ser
la forma más efectiva de luchar contra el poder imperial debido a su atractivo
para el núcleo valores de libertad de la sociedad liberal británica.
Como primer
ministro de un estado recientemente independiente, Jawaharlal Nehru argumentó que
la base de la India política exterior serían los intereses nacionales de la
India, no la amistad internacional per se o el cultivo de sistemas domésticos
compatibles. Indira Gandhi, procedió a reforzar la posición de la India como
parte del equilibrio global al elevar su política en una expresión de la
autoridad moral superior de la India. India presentó la vindicación de su
propio interés nacional como una empresa excepcionalmente. Nehru y más tarde
Indira Gandhi, primer ministro de 1966 a 1977 y de 1980 a 1984, lograron
establecer a su incipiente nación como uno de los principales elementos de la
Orden internacional de la Segunda Guerra Mundial.
El
contenido de la no alineación era diferente de la política emprendida por un
equilibrador pasó a un sistema de balanza de energía. India no estaba preparada
para avanzar hacia el lado más débil, como lo haría un equilibrador. No estaba
interesada en operar un sistema internacional. Su impulso primordial no se
encontraba formalmente en cualquiera de las potencias, y midió su éxito al no
verse involucrado en conflictos que no lo hicieron afectar sus intereses
nacionales.
Emergiendo
en un mundo de poderes establecidos y la Guerra Fría, India independiente
sutilmente elevada libertad de maniobra de una táctica de negociación en un
principio ético. Combinando el moralismo justo con una evaluación astuta del
equilibrio de fuerzas y las psicologías de las grandes potencias, Nehru anunció
que India sería una potencia global que trazaría un curso de maniobras entre los
principales bloques. En 1947, declaró en un mensaje la Nueva República.
10.6 Las guerras de Corea, Vietnam,
Laos y Camboya[52]
La Guerra
de Corea con Japón terminó inconclusamente. Pero los debates que
generó presagiaron problemas que desgarraron el país una década más tarde. En
1945, Corea, hasta entonces una colonia japonesa, había sido liberada
por los aliados victoriosos. La mitad norte de la península coreana (Corea
del Norte) estaba ocupada por la Unión Soviética, la mitad sur (Corea
del Sur) por la Estados Unidos. Cada una estableció su forma de gobierno en
su zona antes de retirarse, en 1948 y 1949, respectivamente. En junio de 1950,
el ejército norcoreano invadió Corea del Sur.
La
administración de Truman lo consideró un caso clásico de agresión
soviético-china en el modelo alemán como los desafíos japoneses que precedieron
a la Segunda Guerra Mundial. Aunque las fuerzas armadas de los Estados
Unidos habían sido drásticamente reducidas en los años anteriores, Truman
tomó la valiente decisión de resistir, en gran medida con las fuerzas
americanas con base en Japón. La investigación contemporánea ha demostrado que
la motivación en el lado comunista era compleja.
Cuando el
líder norcoreano Kim Il- sung pidió la aprobación de Stalin para la
invasión de Corea del Sur en abril de 1950, El dictador soviético lo
animó. Había aprendido de la deserción de Tito dos años antes que la primera
generación de líderes comunistas fue especialmente difícil de encajar en el
sistema satélite soviético que promulgaba él pensamiento imperativo para el
interés nacional de Rusia. Comenzando con la visita de Mao a Moscú a fines de
1949 menos de tres meses después de la proclamación de la República Popular
de China, Stalin se había sentido incómodo sobre el potencial inminente de
China liderado por un hombre de los atributos dominantes de Mao.
Una
invasión de Corea del Sur podría desviar a China hacia una crisis en sus
fronteras, desviar la atención de Estados Unidos de Europa a Asia, y, en
cualquier caso, absorber algunos de los recursos de Estados Unidos en
ese esfuerzo. Si se logra con el apoyo soviético, el proyecto de unificación
de Pyongyang podría darle a la Unión Soviética una posición
dominante en Corea y, en vista de las sospechas históricas de estos países
entre sí, crear una especie de contrapeso a China en Asia. Mao siguió el
ejemplo de Stalin, transmitido a él por Kim Il-sung en términos casi
ciertamente exagerados, por la razón inversa; temía el cerco por parte de la
Unión Soviética, cuyo interés adquisitivo en Corea se había demostrado a
través de los siglos y era incluso luego se muestra en las demandas de sumisión
ideológica que Stalin estaba haciendo.
Las
complejas consideraciones estratégicas del mundo comunista no se correspondían
con el lado estadounidense. En efecto, los Estados Unidos estaban
luchando por un principio, derrotando a la agresión, y un método de
implementarlo, a través de las Naciones Unidas. Estados Unidos
podría obtener la aprobación de la ONU porque la Unión Soviética
embajador ante la ONU, en una continua protesta por la exclusión de la China
comunista de la ONU, se había ausentado de la votación crucial del Consejo de
Seguridad.
El aterrizaje
sorpresa del general Douglas MacArthur en Inchon en septiembre de 1950 atrapó
al ejército de Corea del Norte en el sur y provocó su sustancial derrota.
¿Debería el ejército victorioso cruzar la línea divisoria anterior a lo largo
del paralelo 38 hacia Corea del Norte y lograr la unificación? Si lo hiciera,
excedería la interpretación literal del colectivo principio de seguridad porque
se había logrado el concepto legal de derrotar a la agresión. China se estaba
preparando para una posible intervención. Ya en julio de 1950, China tenía
concentró 250,000 tropas en su frontera con Corea. En agosto, los mejores
planificadores chinos estaban operando bajo la premisa de que su aliado
norcoreano, que aún avanzaba, colapsaría una vez que fuera superior
Había dicho
Zhou Enlai que, si los Estados Unidos se mantenían unidos la línea de
Pyongyang a Wonsan, las fuerzas chinas no necesitaban atacar inmediatamente y
deberían detenerse para entrenamiento intensificado. Lo que hubiera sucedido
durante o después de tal pausa debe dejarse a especulación. Pero las fuerzas
estadounidenses no se detuvieron; Washington ratificó el cruce de MacArthur del
38 ° paralelo y no establece ningún límite a su avance que no sea la frontera
china.
Para Mao,
el movimiento estadounidense hacia la frontera china involucró más de lo que
está en juego en Corea. Truman, al comenzar la Guerra de Corea, colocó la
Séptima Flota entre los combatientes en el estrecho de Taiwán en el
argumento de que la protección de los dos lados de la guerra civil china
demostrado el compromiso estadounidense con la paz en Asia.
Si el
resultado final de la Guerra de Corea fue la presencia de fuerzas
militares en gran parte estadounidenses a lo largo de la frontera china, y una
flota estadounidense interpuesta entre Taiwán y el continente, la
aprobación de la invasión norcoreana de Corea del Sur se habría
convertido en un desastre estratégico. En un encuentro entre dos concepciones
diferentes del orden mundial, Estados Unidos buscó proteger el status
quo siguiendo los principios internacionales de Westfalia. No ocurrió
nada más en contra de las percepciones de Mao sobre su misión revolucionaria
que la protección del status quo. La historia china enseñó muchas veces
que Corea había sido utilizada como una ruta de invasión en China. Su
propia experiencia revolucionaria se había basado en la proposición de que las
guerras civiles terminaron con victoria o derrota, no estancamiento.
El problema
coreano es clave para la estabilidad de Oriente. Los críticos de la Guerra
de Corea acusaron a la administración Truman de no usar la suficiente
fuerza; buscaban la victoria, no la retirada. La controversia pública tuvo
lugar entre el comandante militar Douglas MacArthur y el de la administración
Truman respaldada por el Conjunto. La administración Truman respondió con una
demostración de control civil sobre el contingente militares estadounidenses. El
11 de abril de 1951, el presidente Truman releva a MacArthur de su mando
militar para hacer declaraciones que contradicen la política de la
administración. En esencia, Truman hizo hincapié en el concepto de contención:
la principal amenaza era la Unión Soviética, cuyo objetivo estratégico
era la dominación de Europa.
Después de
algunos meses, el frente de batalla se estableció cerca del paralelo 38 en
junio de 1951, donde la guerra había comenzó, tal como lo había hecho medio
milenio antes. En ese momento, los chinos ofrecieron negociaciones, que Estados
Unidos aceptó. Se llegó a un acuerdo dos años más tarde que, con algunos intensos
pero breves interrupciones, duraron más de sesenta años.
En las negociaciones, como en los orígenes de la
guerra, se enfrentaron dos enfoques diferentes a la estrategia. La
administración Truman expresó la opinión estadounidense sobre la relación de
poder y legitimidad. Según él, la guerra y la paz eran fases distintas de la
política; cuando comenzaron las negociaciones, la aplicación de la fuerza cesó
y la diplomacia se hizo cargo. Cada actividad fue pensada para operar por sus
propias reglas.
El
resultado de la negociación dependería de una atmósfera de buena voluntad, que
sería destruida por presión militar. En ese espíritu, se ordenó a las fuerzas
estadounidenses que se limitaran a medidas defensivas durante las
conversaciones y evitar iniciar medidas ofensivas a gran escala. La visión
china era exactamente la opuesta. La guerra y la paz eran dos caras de la misma
moneda. Las negociaciones eran una extensión del campo de batalla. De acuerdo
con el antiguo estratega de China Sun Tzu en su “Art of War”, el
concurso esencial sería psicológico: afectar los cálculos del adversario y
degradar su confianza en el éxito. La desescalada por parte del adversario era
una señal de debilidad para ser explotada presionando la propia ventaja
militar. El lado comunista usó el estancamiento para mejorar la incomodidad del
público estadounidense con una guerra inconclusa. De hecho, durante las
negociaciones, Estados Unidos sufrió tantas bajas como durante la fase
ofensiva de la guerra.
Al final, cada lado logró su objetivo: Estados
Unidos había mantenido la doctrina de la contención y preservado la
integridad territorial de un aliado que desde entonces se ha convertido en uno
de los países clave de Asia; China reivindicó su determinación de
defender los enfoques de sus fronteras y demostró su desprecio de las reglas
internacionales que no tuvo voz en la creación. El resultado fue un empate.
Pero reveló una vulnerabilidad potencial en la capacidad de Estados Unidos
de relacionar la estrategia con la diplomacia, el poder de legitimidad, para
definir sus objetivos esenciales. Corea, al final, trazó una línea a
través del siglo.
Era la
primera guerra en la que Estados Unidos renunció específicamente a la
victoria como un objetivo, y eso fue un augurio de lo que vendría. El mayor
perdedor, como se vio después, fue la Unión Soviética. Había alentado la
decisión original de invadir y sostener sus consecuencias proporcionando
grandes almacenes de suministros a sus aliados. Pero perdió su confianza. Las
semillas de la división chino-soviética se sembraron en la Guerra de Corea
porque los soviéticos insistieron en el pago de su asistencia y se negó a dar
apoyo de combate. La guerra también desencadenó un rápido y vasto rearme
estadounidense, que restableció el desequilibrio en Europa occidental en un
gran paso hacia la situación de fortaleza que exigía la doctrina de contención
estadounidense. Cada lado sufrió reveses.
Algunos
historiadores chinos sostienen que China perdió la oportunidad de unificar Taiwán
con el continente con el fin de mantener un aliado poco confiable; Estados
Unidos perdió su aura de invencibilidad que se le atribuye desde la Segunda
Guerra Mundial y parte de su sentido de la orientación.
Otra lección
asiática fue que los revolucionarios aprendieron la lección de llevar a Estados
Unidos a una guerra inconclusa que podría superar la voluntad del público
estadounidense de apoyarlo. Estados Unidos se quedó con la sospecha en su pensamiento
sobre la estrategia y el orden internacional que debía perseguirlo en
las junglas de Vietnam.
10.7 Vietnam y el desglose del consenso nacional
Incluso en medio de las dificultades de la Guerra
de Corea, una combinación de principios wilsonianos y la geoestrategia de Roosevelt
produjo un impulso extraordinario tras la primera década y media de Política de
la Guerra Fría.
A pesar del
incipiente debate interno en que se vio Estados Unidos a través de
1948-49, el favor estadounidense pudo frustrar los ultimátums soviéticos sobre
el acceso a Berlín, la Guerra de Corea y la derrota del esfuerzo
soviético para colocar misiles balísticos nucleares de rango intermedio en Cuba
en 1962.
Esto fue
seguido por el tratado de 1963 con la Unión Soviética renunciando a las
pruebas nucleares en la atmósfera, un símbolo de la necesidad de que las
superpotencias debatan y limiten su capacidad para destruir a la humanidad. La
política de contención fue apoyada por un consenso esencialmente bipartidista
en el Congreso. Se planteó la relación entre la formulación de políticas y las
comunidades intelectuales, que suponían que se basaban en objetivos compartidos
a largo plazo. Pero más o menos coincidente con el asesinato del presidente
John F. Kennedy, el consenso nacional comenzó a descomponerse.
La Guerra
Fría había comenzado con un llamado a apoyar la democracia y la
libertad en todo el mundo, reforzado por Kennedy en su inauguración. Sin
embargo, durante un período de tiempo, las doctrinas militares que sustentaron
la estrategia de contención comenzaron a tener un efecto de deterioro sobre las
percepciones públicas. La brecha entre la destructividad de las armas y los
fines para los que podrían ser utilizados resultaron insalvables. Todas las
teorías sobre el uso limitado de la tecnología nuclear militar resultaron
inviables.
La
estrategia reinante se basó en la capacidad de infligir un nivel de bajas
civiles juzgado insoportable pero seguro involucrando a decenas de millones en
ambos lados en cuestión de días. Este cálculo restringió la confianza de los
líderes nacionales y la fe del público en su liderazgo. Además de esto, a
medida que la política de contención migraba hacia los márgenes de Asia, se
encontraron con condiciones completamente opuestas a las de Europa. El Plan
Marshall y la OTAN tuvieron éxito porque una política de tradición del gobierno
permaneció en Europa, incluso si estaba deteriorada. La recuperación económica podría
restaurar la vitalidad política. Pero en gran parte del mundo subdesarrollado,
el marco político era frágil o nuevo, y la ayuda económica condujo a la
corrupción con tanta frecuencia como a la estabilidad. Estos dilemas llegaron a
un punto crítico en la Guerra de Vietnam.
Truman
había enviado asesores civiles al sur Vietnam para resistir una guerra
de guerrillas en 1951; Eisenhower había agregado asesores militares en 1954;
Kennedy autorizó el envío de tropas de combate como auxiliares en 1962; Johnson
desplegó una fuerza expedicionaria en 1965 que eventualmente se elevó a más de
medio millón. La administración Kennedy había llegado hasta el límite de plantear
participar en la guerra, y la administración de Johnson la hizo suya porque
estaba convencida de que el asalto de Vietnam del Norte en Vietnam
del Sur fue la punta de lanza de una campaña sino-soviética para la
dominación y que necesitaba ser resistido por las fuerzas estadounidenses para
que todo el sudeste asiático no cayese bajo el control comunista. Al defender
Asia, Estados Unidos propuso proceder como lo había hecho en Europa
Occidental.
De acuerdo
con La "teoría del dominó" del presidente Eisenhower, en la
cual la caída de un país al comunismo causa que otros caigan, aplicó la
doctrina de la contención para frustrar al agresor (en el modelo de OTAN) y la
rehabilitación económica y política (como en el Plan Marshall). Al mismo
tiempo, para evitar "ampliar la guerra", Estados Unidos
se abstuvo de atacar santuarios en Camboya y Laos desde el cual las
fuerzas de Hanoi lanzaron ataques para infligir miles de bajas y al cual se
retiró para frustrar la persecución.
Ninguna de estas administraciones había otorgado
un plan para terminar la guerra más allá de preservar la independencia de Vietnam
del Sur, destruyendo las fuerzas armadas desplegadas por Hanoi para
subvertirla, y bombardear Vietnam del Norte con la fuerza suficiente
para hacer que Hanoi reconsiderase su política de conquista y comenzar así las negociaciones.
Esto no se
había tratado como un programa notable o controvertido hasta verse en medio de
la administración Johnson tras una ola de protestas y críticas de los medios. Después
con la ofensiva Tet de 1968, en términos militares convencionales, fue una
derrota devastadora para Vietnam del Norte, pero tratado en la prensa
occidental como una victoria deslumbrante (evidencia de fracaso estadounidense).
Esto, golpeó duramente a los funcionarios de la administración.
Lee Kuan
Yew, el fundador del estado de Singapur y tal vez el
líder asiático más sabio de su período, fue vocal en su firme creencia,
mantenida hasta este momento, de que la intervención estadounidense era
indispensable para preservar la posibilidad de un sudeste asiático independiente.
El análisis de las consecuencias para la región que llegó a reconocer una
victoria comunista en Vietnam fueron en gran medida correctas. Pero por
el momento de la participación a gran escala de los Estados Unidos en Vietnam,
la unidad chino-soviética ya no existía, habiendo estado en crisis perceptible
a lo largo de la década de 1960. China, sacudida por el Gran Salto y la Revolución
Cultural, consideraba cada vez más a la Unión Soviética como un
adversario peligroso y amenazante. Los principios de contención empleados en
Europa resultaron mucho menos aplicables en Asia. La inestabilidad se produjo
cuando la crisis económica causada por la guerra amenazó con socavar
instituciones políticas nacionales tradicionales.
En el
sudeste asiático, después de un siglo de colonización, estos las instituciones
aún no se habían creado, especialmente en Vietnam del Sur, que nunca
había existido como estado en la historia. Estados Unidos intentó cerrar
la brecha a través de una campaña de construcción política al lado del esfuerzo
militar. Mientras se mantenía la lucha de una guerra convencional contra
norvietnamitas se producía una guerra en la jungla contra las guerrillas del
Vietcong. Estados Unidos se lanzó a la ingeniería política en una
región que no había conocido el autogobierno por siglos o la democracia nunca.
Después de
una serie de golpes el general Nguyen Van Thieu surgió como Presidente de
Vietnam del sur. Al comienzo de la Guerra Fría, la orientación no
comunista de un gobierno había sido tomado como prueba de que valía la pena
preservarlo de los diseños soviéticos. Ahora, en la emergente atmósfera de
recriminación, la incapacidad de Vietnam del Sur para emerger como una
democracia operativa (en medio de una sangrienta guerra civil) condujo a una
amarga denuncia. Una guerra inicialmente apoyada por una considerable mayoría y
elevada a sus dimensiones existentes por un presidente citando principios
universales de la libertad y los derechos humanos ahora se ponía en cuestión y
denigraba como evidencia de un único y obtuso criterio moral estadounidense.
El debate
interno sobre la guerra de Vietnam resultó ser uno de los más marcados
en América historia. Las administraciones que involucraron a los Estados
Unidos en Indochina fueron atendidas por individuos de inteligencia
sustancial y probidad que de repente se encontraron acusados de locura casi
criminal y engaño deliberado. Lo que comenzó como un debate razonable sobre la
viabilidad y la estrategia convertido en manifestaciones callejeras, invectivas
y violencia.
Los
críticos tenían razón al señalar que la estrategia estadounidense,
particularmente en las fases de apertura de la guerra, no se adaptaba a las
realidades del conflicto asimétrico. Bombardeo de campañas alternando con
"pausas" para poner a prueba la disposición de Hanói para la negociación
tendieron a producir estancamiento y llevar a cabo suficiente poder para
incurrir en denuncias y resistencia, pero no lo suficiente para asegurar la
preparación del adversario para negociaciones serias. Los dilemas de Vietnam
fueron en gran medida consecuencia de académicas teorías sobre la escalada
gradual que sostuvo la Guerra Fría.
Mientras
que conceptualmente se mantenía coherente en términos de un enfrentamiento
entre superpotencias nucleares, eran menos aplicables a un asimétrico conflicto
que luchó contra un adversario que mantenía una estrategia de guerrilla. En los
meses que siguieron al final de la presidencia de Johnson en 1969, varios congresistas
renunciaron públicamente a sus posiciones y pidieron el fin de las operaciones
militares y una retirada estadounidense de Vietnam. Estos temas fueron
elaborados hasta que la visión de establecimiento se estableció en un programa
para terminar la guerra mediante un retiro estadounidense unilateral a cambio
solo del regreso de prisioneros.
Richard Nixon
se convirtió en presidente en un momento en que 500,000 soldados
estadounidenses estaban en combate, y el número seguía aumentando, según un estudio
establecido por la administración Johnson, en Vietnam, tan lejos de las
fronteras de EE. UU.
Desde el
principio, Nixon se comprometió para terminar la guerra. Estados Unidos no
podía deshacerse de sus compromisos de seguridad en una parte del mundo sin
provocar desafíos a su resolución en otros. La preservación de La credibilidad
de los Estados Unidos en defensa de los aliados y el sistema de orden
global, un papel que los Estados Unidos había realizado durante dos
décadas, seguía siendo una parte integral de los cálculos de Nixon. Nixon
retiró las fuerzas estadounidenses a razón de 150,000 por año y terminó la
participación en tierra combate en 1971.
Si este
proceso podría haberse acelerado y si otra definición podría hubiera dado más
credibilidad estadounidense seguirá siendo el tema de un acalorado debate. El
principal obstáculo fue la dificultad que los estadounidenses sufrieron para entender
la forma de pensar de Hanoi. Nixon logró una retirada completa y un acuerdo que
estaba convencido le dio al Sur Vietnamita una oportunidad decente para formar
su propio destino. Sin embargo, después de atravesar una década de controversia
y en las altamente cargadas secuelas de la crisis de Watergate, el Congreso
restringió severamente la ayuda en 1973 y cortó toda la ayuda en 1975. Vietnam
del Norte conquistó Vietnam del Sur enviando casi su todo el ejército
a través de la frontera internacional. La comunidad internacional permaneció en
silencio, y El Congreso había proscrito la intervención militar estadounidense.
Los
gobiernos de Laos y Camboya cayeron poco después a las insurgencias
comunistas, y en este último el Jemer Rojo impuso un ajuste de cuentas
de una brutalidad casi inimaginable. Estados Unidos había perdido su
primera guerra y también el hilo conductor de su concepto de orden mundial.
10.8 El nuevo orden internacional de
Asia a través de China[53]
La
característica más común de los estados asiáticos es su sentido de representar
"emergentes" o países "poscoloniales". Todos han tratado de
superar el legado de la dominación colonial afirmando una fuerte
identidad nacional. Comparten la convicción de que el orden mundial se
está ahora reequilibrando después de una irrupción occidental antinatural en
los últimos siglos, pero han dibujado muy diferentes lecciones en su
recorrido histórico.
El orden
europeo histórico había sido autónomo. Inglaterra fue, hasta principios del
siglo XX, capaz de preservar el equilibrio a través de su posición insular y la
supremacía naval. De vez en cuando, Las potencias europeas se alistaron fuera
de los países para fortalecer sus posiciones temporalmente, por ejemplo,
Francia cortejando al Imperio Otomano en el siglo XVI o Gran Bretaña a
principios del siglo XX con la alianza con Japón, pero con poderes no
occidentales, que no sean oleadas ocasionales de Oriente Medio o África del
Norte, tenía pocos intereses en Europa y no se le pidió que interviniera en los
conflictos europeos.
Por el
contrario, el orden asiático contemporáneo incluye los poderes
externos como una característica integral: el papel de Estados Unidos
como potencia de Asia y el Pacífico fue explícitamente afirmado en
declaraciones conjuntas del presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, y
el presidente chino, Hu Jintao, en enero de 2011, y el presidente Xi Jinping en
junio de 2013. Rusia mantuvo geográficamente un poder asiático y
participante en agrupaciones asiáticas como la Organización de Cooperación
de Shanghai, incluso si más de las tres cuartas partes de su la población
vive en la parte europea del territorio ruso. Los Estados Unidos en los
tiempos modernos han sido ocasionalmente invitados a actuar como equilibradores
del poder.
Frente a la
gran escalada de Asia y el alcance de su diversidad, sus naciones han creado una
deslumbrante variedad de agrupaciones multilaterales y mecanismos bilaterales.
A diferencia de la Unión Europea, la OTAN, y la Comisión de Seguridad y
Cooperación en Europa, estas instituciones se ocupan de la seguridad y
problemas económicos, no como una expresión de las reglas formales de orden
regional. Algunas de las agrupaciones clave incluyen a los Estados Unidos,
y algunas, incluidas las económicas, son asiáticas. Una de las agrupaciones más
elaborada y significativa es la ASEAN, la Asociación de Asia Sudoriental
Naciones.
El
principio básico es dar la bienvenida a las naciones más directamente
involucradas con los problemas en juego. Pero cabe preguntarse: ¿todo esto
equivale a un sistema de orden asiático? En el equilibrio de Europa, los
intereses de los principales partidos fueron comparables, si no congruentes. Se
podría desarrollar un equilibrio de poder no solo en práctica, como es
inevitable en ausencia de hegemonía, pero como un sistema de legitimidad que
facilitó decisiones y políticas moderadas. Tal congruencia no existe en Asia,
como lo muestra el conjunto de prioridades que los principales países se han
asignado a sí mismos. Mientras que India parece mayormente preocupada
con China como un competidor de pares, en gran medida un legado de la
guerra fronteriza de 1962, China ve sus rivales similares en Japón y
Estados Unidos. India ha dedicado menos recursos militares a China
que a Pakistán, que, si no es un competidor par, ha sido una
preocupación estratégica para Nueva Delhi.
La naturaleza amorfa de las agrupaciones
asiáticas se debe en parte a que la geografía ha dictado una marcada línea
divisoria entre el este de Asia y el sur de Asia a lo largo de la historia. Ya
sea tanto cultural, filosófico y las influencias religiosas han trascendido las
líneas divisorias geográficas, e hindúes y confucianos los conceptos de gobernanza
han coexistido en el sudeste asiático. Las barreras de la montaña y la jungla han
sido demasiado impenetrables para permitir la interacción militar entre los
grandes imperios del este de Asia y el sur de Asia hasta el siglo XX. Los
mongoles y sus sucesores ingresaron al subcontinente indio desde Asia Central,
no a través de los pasos elevados del Himalaya, y no pudieron llegar a las
partes del sur de India. Las diversas regiones de Asia han perseguido
geopolítica e históricamente distintos cursos.
El orden
europeo abrazó un equilibrio de soberano territorialmente
definido que afirma reconocer mutuamente la igualdad jurídica, los
poderes políticos tradicionales de Asia operados por criterios ambiguos.
Hasta bien entrado la era moderna, un mundo "asiático interior"
influenciado por los mongoles Imperio, Rusia e Islam coexistieron con un
sistema de tributo imperial chino; el último alcanzado hacia el exterior a los
reinos del sudeste de Asia, que entretenía las demandas de universalidad de
China, incluso como practicaron una forma de arte de estado profundamente
influenciado por los principios hindúes recibidos de la India que postuló una
forma de divinidad para los monarcas.
Ahora estos legados se están reuniendo, y no hay
consenso entre los diversos países sobre el significado del rumbo que han
tomado o sus lecciones para el orden mundial del siglo XXI. Bajo las
condiciones contemporáneas, esencialmente surgen dos equilibrios de poder:
uno en el sur de Asia, el otro en Asia Oriental. Ninguno posee la
característica integral del equilibrio de poder europeo: un
equilibrador, un país capaz de establecer un equilibrio desplazando su peso al
lado más débil. Los Estados Unidos (después de su retirada de Afganistán)
se han abstenido de tratar el equilibrio interno del sur de Asia contemporáneo
principalmente como un problema militar. Pero tendrá que ser activo en la
diplomacia sobre el restablecimiento de un orden regional para que no se
cree un vacío, que inevitablemente atrae a todos los países vecinos a una
confrontación regional.
La organización de Asia es, por lo tanto, un
desafío inherente para el orden mundial. La percepción de los países
principales y la búsqueda de sus intereses nacionales, más que el equilibrio de
poder como un sistema, han moldeado los mecanismos de orden nuevo que debe ser
desarrollado. Su prueba será si una asociación transpacífica, proporcionará un
marco pacífico para la interacción de muchos intereses establecidos.
Pasemos
ahora a ver el papel de China en este nuevo orden asiático y mundial.
De todas
las concepciones del orden mundial en Asia, China operó la más duradera,
la más clara definida, y a su vez la más alejada de las ideas europeas de
Westfalia. China también ha emprendido el rumbo más complejo, de la
civilización antigua a través del imperio clásico, a la revolución comunista, a
la gran potencia moderna estado, un rumbo que tendrá un profundo impacto en la
humanidad.
Desde su
unificación como entidad política única en 221 aC hasta principios del siglo
XX, La posición de China en el centro del orden mundial estaba
tan arraigada en su pensamiento de élite que en los propios chinos en su propio
idioma no encuentran palabras para eso. Solo retrospectivamente los eruditos
definieron el sistema de tributos como "Sinocéntrico". En este
concepto tradicional, China se consideraba, en cierto sentido, el único
gobierno soberano del mundo. Su Emperador fue tratado como una
figura de dimensiones cósmicas y el eje entre el humano y divino Su ámbito no
era un estado soberano de "China", es decir, los territorios
inmediatamente bajo su gobierno, pero "Todo bajo el cielo",
del cual China formó el centro, civilizado parte: "el Reino de Oriente
Medio", inspirador y edificante para el resto de la humanidad.
En esta
visión, el orden mundial reflejaba una jerarquía universal, no un
equilibrio de competencia Estados soberanos. Cada sociedad conocida fue
concebida como estando en algún tipo de afluente relación con China, basada en
parte en su aproximación a la cultura china; ninguno podría alcanzar igualdad
con eso.
Otros monarcas
no eran soberanos, sino alumnos serios en el arte de gobierno, luchando hacia
la civilización. La diplomacia no era un proceso de negociación entre múltiples
intereses soberanos, sino una serie de ceremonias cuidadosamente diseñadas en
las que las sociedades extranjeras que daban la oportunidad de afirmar su lugar
asignado en la jerarquía global. De acuerdo con esta perspectiva, en la
China clásica, lo que ahora se llamaría "política exterior", era
la competencia del Ministerio de Rituales, que determinó los matices de
la relación tributaria, y la Oficina de Asuntos fronterizos, encargado de
gestionar las relaciones con las tribus nómadas. Un Ministerio de Relaciones
Exteriores de China no se estableció hasta mediados del siglo XIX, y luego
obligado a tratar con intrusos desde Occidente.
El sello
distintivo de los rituales diplomáticos de China, el arrodillarse y tocarse la
cabeza en el suelo para reconocer la autoridad superior del Emperador;
era una humillación, sin duda, y un obstáculo para las relaciones con los
estados occidentales modernos. Pero el kowtow fue simbólicamente
voluntario: era la deferencia representativa de un pueblo que no había sido tan
conquistado como asombrado. [54]
Tradicionalmente,
China buscó dominar psicológicamente por sus logros y su conducta. intercalados
con ocasionales excursiones militares para enseñar a los bárbaros
recalcitrantes una "lección" y inducir respeto. Estos dos objetivos
estratégicos, fundamentalmente el psicológico y el de las armas y este enfoque
conflicto se evidenciaron tan recientemente como las guerras de China con la
India en 1962 y Vietnam en 1979, así como en la manera en que se afirman los
intereses centrales frente a otros vecinos.[55]
Buscaba
inducir respeto, no conversión; esa línea sutil nunca podría ser cruzada. Su
misión era su rendimiento, qué sociedades extranjeras debían reconocer y
reconocer. Fue posible para otro país para convertirse en un amigo, incluso un
viejo amigo, pero nunca podría ser tratado como un igual de China.
Irónicamente, los únicos extranjeros que lograron algo similar a este estado
fueron los conquistadores.
En una de
las hazañas más asombrosas del imperialismo cultural de la historia, dos
pueblos que conquistaron China: los mongoles en el siglo XIII y los
manchúes en el siglo XVII, fueron inducidos a adoptar elementos centrales
de La cultura china para facilitar la administración de un pueblo tan numeroso
y tan obstinado en su asunción de superioridad cultural. Los conquistadores
fueron asimilados significativamente por los derrotados La sociedad china,
hasta el punto en que las partes sustanciales de su territorio de origen
pasaron a ser tratadas como tradicionalmente chino.[56]
En ese sentido,
China se ha expandido no por conquista sino por ósmosis. En la era moderna, los
representantes occidentales con su propio sentido de superioridad cultural se
propusieron inscribir a China en el sistema mundial europeo, que
se estaba convirtiendo en la estructura básica de la internacional orden.
Presionaron a China para cultivar lazos con el resto del mundo a través de
intercambios de embajadores y el libre comercio y para elevar a su gente a
través de una economía en modernización y una sociedad abierta al proselitismo
cristiano.[57]
Después de
la derrota de Napoleón, a medida que su expansión mercantil se aceleró, Gran
Bretaña intentó otra obertura, mandando un segundo enviado con una propuesta
similar. Gran Bretaña que había mostrado un gran poder naval durante las
guerras napoleónicas había hecho poco para cambiar la estimación de China de la
conveniencia de relaciones diplomáticas. Las potencias occidentales, para su
vergüenza, eventualmente llevaron las cosas a un punto crítico sobre el tema de
la libertad, comercializar el producto, insistiendo en el derecho a la libre
distribución importación de todos los frutos del progreso occidental: el
opio. China en la última dinastía Qing descuidó su tecnología
militar en parte porque no había sido cuestionada durante tanto tiempo, pero en
gran medida debido al bajo estatus de los militares en la jerarquía social
confuciana de China, expresada en el dicho: "El buen hierro no se usa para
las uñas". Los buenos hombres no se convierten en soldados.[58]
Temporalmente abrumado por la presión militar en
1842, China firmó tratados que concedían demandas. Pero no abandonó su
sentido de singularidad y luchó contra una acción de retaguardia tenaz. Después
logrando una victoria decisiva en una guerra de 1856-58[59], Gran
Bretaña insistió en un tratado que consagrara su derecho largamente buscado a petición
de un ministro residente en Beijing. Gran Bretaña luego despachó una fuerza
militar bajo Lord Elgin que asaltó Beijing y quemó el Palacio de Verano de
donde el tribuno Qing tuvo que huir. Esta intervención brutal obligó a la
dinástica aceptación de pasar de la "dinastía gobernante" a una
"delegación trimestral" para albergar a los representantes
diplomáticos.[60] En el
corazón de estas disputas había una pregunta más importante: ¿era China un
orden mundial completo en sí mismo o un estado como otros que era parte
de un sistema internacional más amplio? China se aferró a la premisa
tradicional.
Todavía en
1863, después de dos derrotas militares por poderes "bárbaros" y un
levantamiento interno masivo (La Rebelión de Taiping) sofocada solo llamando a
las tropas extranjeras, el Emperador envió una carta a Abraham Lincoln
asegurándole el favor benigno de China.[61]
Durante los
últimos cuarenta años, la posición de China con respecto a las naciones
más avanzadas del mundo ha cambiado por completo. Ella ha celebrado tratados
con ellos en igualdad de condiciones; pero no creo que ni sus ministros ni su
pueblo hayan mirado esta verdad a la cara, para darse cuenta del hecho de que China
es solo una de las muchas naciones independientes del mundo, y que "debajo
del cielo", sobre el cual el emperador tiene la regla, no está todo debajo
del cielo, sino solo una cierta porción de él que se define en la superficie de
la tierra y se puede señalar en el mapa.
Con la tecnología y el comercio impulsando
sistemas contradictorios hacia un contacto más cercano, Asia entró en la era
moderna sin un aparato distinto de organización nacional e internacional.
Formado por estos elementos, la idea china del orden mundial difería
marcadamente de la experiencia europea basada en una multiplicidad de estados
co-iguales. El drama del encuentro de China con el Occidente desarrollado y
Japón fue el impacto de los grandes poderes, organizados como estados
expansionistas, en una civilización que inicialmente vio las trampas de los
modernos la estadidad como una humillación.
El
"ascenso" de China a la eminencia en el siglo XXI no es nuevo, pero
restablece patrones históricos. Lo que es distintivo es que China es que ha
regresado como heredera de una civilización antigua y no como una gran potencia
contemporánea en el modelo de Westfalia. En el concepto de Mao de orden, que
llamó la "gran armonía", haciéndose eco de la filosofía china
clásica, una nueva China surgirían de la destrucción de la cultura tradicional
confuciana que enfatiza la armonía. Cada La ola de esfuerzo revolucionario,
proclamó, serviría como un precursor del siguiente. El proceso de la revolución
debe acelerarse siempre, sostuvo Mao, para que los revolucionarios no se
vuelvan complacientes e indolente. "El desequilibrio es una regla general
y objetiva"[62]
Algunos de los líderes contemporáneos de China sufrieron gravemente durante la Revolución
Cultural, pero ahora presentan que el sufrimiento les ha dado la fuerza y
la autoestima descubrimiento para prepararse para las abrumadoras tareas de
liderar otro período de gran transformación.
Con La
aparición de China como potencialmente la mayor economía del mundo,
sus puntos de vista y apoyo ahora se buscan en cada foro internacional. China
ha participado en muchos de los aspectos de prestigio del siglo XIX y órdenes
occidentales del siglo XX: sede de los Juegos Olímpicos; direcciones de sus
presidentes antes de la Naciones Unidas; visitas recíprocas con jefes de estado
y gobiernos de los principales países de todo el mundo el mundo. De cualquier
manera, China ha recuperado la estatura por la cual era conocida en los siglos
de su influencia de mayor alcance. La pregunta ahora es cómo se relacionará con
la búsqueda contemporánea de orden mundial.
11. Ante una nueva gran transformación.
Nuestra edad es insistente, a veces casi desesperadamente, en
la búsqueda de un concepto de orden mundial. El caos amenaza de lado a
lado con una interdependencia sin precedentes: en la difusión de las armas de
masa destrucción, la desintegración de los Estados, el impacto de las
depredaciones ambientales, la persistencia de prácticas genocidas y la difusión
de nuevas tecnologías que amenazan con generar conflictos más allá de los
humanos control o comprensión Los nuevos métodos de acceso y comunicación de información
unen regiones como nunca antes y proyectar eventos a nivel mundial.[63]
11.1 Nos encontramos ante un nuevo
escenario. Nuevas Alianzas[64]
Desde el final de la Guerra Fría, el mundo ha sufrido
diversos cambios geopolíticos y tecnológicos que no han eliminado el peligro y
el drama de la guerra, toda vez que han propiciado nuevos conflictos.
Por un lado, la desaparición del régimen soviético
trajo la aparición de un escenario multipolar, en el que surgen movimientos de
independencia de diversas repúblicas ex-soviéticas que desembocarán en la
desmembración de la URSS, así como, además del indiscutible potencial
hegemónico económico y militar de EEUU, aparecen los denominados países
emergentes (BRICS – Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) que tratarán de
alcanzar una cierta hegemonía local; provocando ambos procesos (la
desmembración de la URSS y los BRICS) diversos focos de tensión en zonas hasta
entonces relativamente estables (Georgia 1994, Cachemira 1998-2003, Chechenia
2002-2004, Islas Senkaku 2014, Ucrania 2015).
Por otro, Rusia mantiene su arsenal nuclear al que otros países, principalmente árabes, tratarán de acceder, China despierta al mercado capitalista ante el hecho de que los países occidentales trasladan su producción a dicho territorio por abaratamiento de costes, incrementando este país oriental la fabricación de armamento propio y de exportación, y la Unión Europea aparece como poder económico similar al norteamericano, aunque la carencia del modelo europeo de un sistema ágil de decisión comunitaria y de unidad semejante a los EEUU hacen que su estrategia se base en el predominio de la diplomacia, más que en una política militar fuerte.
El tercer pilar de la situación actual es la proliferación de grupos armados que suponen una amenaza asimétrica, no tanto por diferencias de medios y tácticas militares, sino por la diferencia en el respeto a las leyes y tratados internacionales, al Derecho Internacional Humanitario, a los Derechos Humanos e incluso al respeto a la vida humana. Esta amenaza se acrecienta cuando estos movimientos de métodos terroristas establecen vínculos entre sí a través de la utilización de la tecnología de las comunicaciones en red, realizando ataques coordinados. El mayor exponente está siendo aquellos grupos que dominan un territorio y basan su fortaleza en el terror y en la propaganda de los medios de comunicación social, como el caso del Estado Islámico y la red de Al-Qaeda.
En la
actualidad sigue habiendo puntos de gran conflicto en el escenario mundial. La
situación de Taiwán, Ucrania, Afganistán, Kazajistán, son muestras de ello.
Después de la reciente salida de Afganistán de las tropas de EEUU y la NATO
europeas se han producido un nuevo escenario con nuevas alianzas. Por una parte
EEUU con Inglaterra y Australia, por otra la denominada BRICS – Brasil, Rusia, India, China y
Sudáfrica. Por otra parte, la NATO y la URSS buscando sus propias alianzas.
11.2 Síntesis
de la situación estratégica
La situación estratégica tal como se
presenta en estos momentos, podemos resumirla así: El impasse nuclear
continúa estacionario, los esfuerzos hechos por uno y otro grande por salir
de él hasta ahora han sido infructuosos y no es probable que pueda romperse
esta situación durante bastante tiempo. La bóveda atómica que protege
indirectamente los objetivos vitales de los dos adversarios continúa
intangible; la ruptura de este statu quo degeneraría en una guerra
general nuclear. La potencia nuclear china aún no tiene el desarrollo
requerido, principalmente por falta de vectores, para poder influir o romper
este equilibrio. La situación interior china es muy difícil de diagnosticar,
pero da la impresión de que no consentirá a este país tomar iniciativas que
rompan el equilibrio existente.
Fuera de la bóveda nuclear protectora
existen varias zonas de fricción en donde se pueden desarrollar guerras
marginales; las más peligrosas son: la del Sudoeste asiático, la del Oriente
Medio, seguidas de la Cubana, en el mar de las Antillas. Otra zona de
fricción muy de tener en cuenta, aunque no está más que en situación
latente, es la frontera ruso-china de Siberia, que actúa como una gran
diversión de la actuación de la URSS., principalmente en Europa. Dado las pocas
informaciones que se tienen sobre ella, es difícil emitir un juicio seguro
sobre su influencia en el despliegue soviético. El dominio del mar continúa del
lado de los occidentales, manteniendo en el puño de Norteamérica el tridente de
Neptuno.
11.3 La
situación estratégica mundial y sus cambios
En este último aspecto, Rusia trata de
disputarlo en ciertas áreas e influir en la decisión del adversario en todas,
tratando de que se la tenga en cuenta y no pueda ser explotado por los EEUU de
forma total. Indudablemente, en los planes soviéticos se incluye el que el
Mediterráneo no sea un lago occidental, sino una zona de disputa. Pero
mientras que los Dardanelos y el estrecho de Gibraltar estén en manos de
Occidente, la postura naval rusa será muy difícil o imposible de mantener por
mucho tiempo. El efecto político de este avance ruso en el Mediterráneo es muy
superior al militar, pues facilita la libertad de acción de los países
norteafricanos desde un punto de vista político y económico, ya que pueden
jugar bazas que anteriormente no tenían. La OTAN
sigue apareciendo como la Fuerza Armada más apropiada y dispuesta para ejercer
como fuerzas de apoyo a las Resoluciones de NN.UU.
El poder militar de Rusia y China, como
potencias nucleares y con fuerzas armadas convencionales de alto nivel, se
mantiene como una opción alternativa a occidente, con aspiraciones a conquistar
espacios de poder con conexiones con determinados regímenes afines de potencias
locales emergentes (Cuba, Venezuela, Brasil, Irán, Corea del Norte, Vietnam,
India, Pakistán, y antiguas repúblicas soviéticas).
Las Fuerzas Armadas japonesas apoyadas por EEUU se mantienen como muro de contención de China y Corea del Norte en su expansión hacia la región Asia-Pacífico. El conflicto actual es asimétrico y de desgaste. Incluso en aquellos en que se enfrentan dos bandos con fuerzas armadas convencionales, la táctica de guerrillas es utilizada por el bando que pierde la iniciativa y estas tácticas degeneran en acciones de efecto indiscriminado y espaciadas en el tiempo.
La disuasión nuclear, aunque pretendida por los gobiernos de las naciones en desarrollo como elemento de poder negociador, parece haber perdido fuerza coercitiva frente a grupos armados fanáticos camuflados entre población civil inocente; quizás a sabiendas de que estas armas no han sido empleadas ni lo serán por los desorbitados daños colaterales que produce su uso.
El poder de los
medios de comunicación social y la opinión pública pasan a ser un factor de
planeamiento indispensable en cualquier Operación Militar, e incluso saber
enfrentarse y expresarse ante los medios se convierte en un elemento adicional
del adiestramiento militar.
El trato con la
población civil, la colaboración cívico-militar y la cuestión de género son
aspectos claves en el desarrollo de un conflicto armado para vencer y
convencer.
12. CONCLUSIÓN:
El orden mundial describe el concepto que tiene una
región o civilización sobre la naturaleza de los arreglos justos y la
distribución de poder que se considera aplicable al mundo entero.[65]
El modelo de cosmovisión heredado del pasado estaba trasnochado. La
edad crítica de la razón nos ha llevado a una cultura muerta, de la
muerte, no del primado de la vida. El individuo se puso de nuevo en el
pedestal, en el epicentro de la modernidad. La cosmovisión de la edad crítica
de la razón con el primado de la idea, de la razón, de la estructura
intelectual pide ser cambiado.
Debemos aprender de la historia.
Después de un tiempo de una gran crisis surge un período de gran
transformación. En nuestro tiempo, las religiones se han convertido más en
una fuente de división que de comunión. La religión fundamentalista ha
absorbido la violencia de nuestro tiempo y ha desarrollado una visión
polarizada que divide a la humanidad en una lucha hostil. Personas de todo el
mundo están recurriendo al terrorismo de inspiración religiosa. Como resultado,
la religión ha estado implicada en algunos de los episodios más oscuros de la
historia reciente.
La humanidad está en crisis está
necesitada de una gran transformación. Necesitamos enfrentar nuestra
realidad para descubrir nuestra verdadera identidad para ser conscientes de lo
que estamos viviendo, para despertar a una conciencia global y poder
sacrificarnos y morir a nuestra pretensión de búsqueda de intereses
particulares. Nos deberíamos preguntar ¿Por qué el surgir del fundamentalismo y
de los movimientos fanáticos? ¿Porqué la pérdida de credibilidad en las
instituciones permanentes? ¿Porqué la pérdida de confianza en las religiones
cuando éstas parecen ser una fuente de confrontación en lugar de comunión entre
nosotros? Al final, las doctrinas y prácticas religiosas tradicionales que en
el pasado parecen fuertes parecen ser tan débiles e incluso irrelevantes. [66]
Nuestro tiempo parece ser un tiempo de
crisis y esto es cierto, pero al mismo tiempo es una oportunidad para crecer
hacia una transformación más profunda. Nuestra gran crisis puede ser al
mismo tiempo de buscar nuevas ideas. Si bien es cierto que este tiempo presente
se caracteriza por una época de extraordinarias invenciones y avances en las
ciencias al mismo tiempo notamos una crisis espiritual más profunda. Ante esta
gran crisis debemos promover el diálogo,
el respeto y el entendimiento mutuo, debemos
buscar una y otra vez los principios comunes
como fuente de comunión para promover la
paz y la unidad en nuestro tiempo presente. [67]
Este tiempo de crisis tan profunda está
requiriendo una experiencia trascendente más profunda. Necesitamos explorar
otra forma de ser religiosos. Necesitamos una fe más innovadora que ilumine con
una nueva luz las realidades del propio mundo. Existe la certeza de que en
tiempos de crisis espiritual la humanidad se vuelve atrás para buscar las
verdades de una manera más profunda.
Termino con una Síntesis de la carta
encíclica “Fratelli tutti” del Papa Francisco que entiendo responde a
toda esta problemática que hemos venido analizando:
La preguntas a las que pretende responder, principalmente “Fratelli tutti”
son: ¿Cuáles son los grandes ideales, pero también los caminos concretos a
recorrer para quienes quieren construir un mundo más justo y fraterno en sus
relaciones cotidianas, en la vida social, en la política y en las
instituciones? San Francisco de Asís, usó esas palabras para dirigirse a todos
los hermanos y las hermanas, y proponerles una forma de vida con sabor a
Evangelio” (1). No hacía la guerra dialéctica imponiendo doctrinas, sino que
comunicaba el amor de Dios”, escribe el Papa, y “fue un padre fecundo que
despertó el sueño de una sociedad fraterna” (2-4).
La Encíclica pretende promover una aspiración mundial a la
fraternidad y la amistad social. A partir de una pertenencia común a la
familia humana, del hecho de reconocernos como hermanos porque somos
hijos de un solo Creador, todos en la misma barca y por tanto necesitados
de tomar conciencia de que en un mundo globalizado e interconectado sólo
podemos salvarnos juntos. Un motivo inspirador citado varias veces es
el Documento sobre la Fraternidad humana firmado por Francisco y el Gran
Imán de Al-Azhar en febrero de 2019.
La fraternidad debe promoverse no sólo con palabras, sino con
hechos. Hechos que se concreten en la
“mejor política”, aquella que no está sujeta a los intereses de las finanzas,
sino al servicio del bien común, capaz de poner en el centro la dignidad de
cada ser humano y asegurar el trabajo a todos, para que cada uno pueda desarrollar
sus propias capacidades. Una política que, lejos de los populismos, sepa
encontrar soluciones a lo que atenta contra los derechos humanos fundamentales
y que esté dirigida a eliminar definitivamente el hambre y la trata. Al mismo
tiempo, el Papa Francisco subraya que un mundo más justo se logra promoviendo
la paz, que no es sólo la ausencia de guerra, sino una verdadera obra
“artesanal” que implica a todos. Ligadas a la verdad, la paz y la
reconciliación deben ser “proactivas”, apuntando a la justicia a través del
diálogo, en nombre del desarrollo recíproco. De ahí deriva la condena del
Pontífice a la guerra, “negación de todos los derechos” y que ya no es
concebible, ni siquiera en una hipotética forma “justa”, porque las armas
nucleares, químicas y biológicas tienen enormes repercusiones en los civiles
inocentes.
Debemos de
promover una cultura de la vida, de respeto a la vida, de cuidado de la vida
de todos y de toda la vida, buscando la
promoción de la vida de una forma integral. Hemos de rechazar la pena de
muerte, definida como “inadmisible” porque “siempre será un crimen matar a un
hombre”, y central es la llamada al perdón, conectada al concepto de memoria y
justicia: perdonar no significa olvidar, escribe el Pontífice, ni renunciar a
defender los propios derechos para salvaguardar la propia dignidad, un don de
Dios. En el trasfondo de la Encíclica está la pandemia de COVID-19 que – revela
Francisco – “cuando estaba redactando esta carta, irrumpió de manera inesperada”. Pero la emergencia
sanitaria mundial ha servido para demostrar que “nadie se salva solo” y que ha
llegado el momento de que “soñemos como una única humanidad” en la que somos
“todos hermanos” (7-8).
Los problemas
globales requieren una acción global, no a la “cultura de los muros”
Abierta por una
breve introducción y dividida en ocho capítulos, la Encíclica recoge – como
explica el propio Papa – muchas de sus reflexiones sobre la fraternidad y la
amistad social, pero colocadas “en un contexto más amplio” y complementadas por
“numerosos documentos y cartas” enviados a Francisco por “tantas personas y
grupos de todo el mundo” (5). En el primer capítulo, “Las sombras de un
mundo cerrado”, el documento se centra en las numerosas distorsiones de la
época contemporánea: la manipulación y la deformación de conceptos como
democracia, libertad o justicia; la pérdida del sentido de lo social y de la
historia; el egoísmo y la falta de interés por el bien común; la prevalencia de
una lógica de mercado basada en el lucro y la cultura del descarte; el
desempleo, el racismo, la pobreza; la desigualdad de derechos y sus
aberraciones, como la esclavitud, la trata, las mujeres sometidas y luego
obligadas a abortar, y el tráfico de órganos (10-24). Se trata de problemas
globales que requieren acciones globales, enfatiza el Papa, dando la alarma
también contra una “cultura de los muros” que favorece la proliferación de
mafias, alimentadas por el miedo y la soledad (27-28). Además, hoy en día, hay
un deterioro de la ética (29) a la que contribuyen, en cierto modo, los medios
de comunicación de masas que hacen pedazos el respeto por el otro y eliminan
todo pudor, creando círculos virtuales aislados y autorreferenciales, en los
que la libertad es una ilusión y el diálogo no es constructivo (42-50).
El amor construye
puentes
A muchas sombras,
sin embargo, la Encíclica responde con un ejemplo luminoso, un presagio de
esperanza: el ejemplo del Buen Samaritano. El segundo capítulo, “Un
extraño en el camino”, está dedicado a esta figura, y en él el Papa
destaca que, en una sociedad enferma que da la espalda al dolor y es
“analfabeta” en el cuidado de los débiles y frágiles (64-65), todos estamos
llamados – al igual que el buen samaritano – a estar cerca del otro (81),
superando prejuicios, intereses personales, barreras históricas o culturales.
Todos, de hecho, somos corresponsables en la construcción de una sociedad que
sepa incluir, integrar y levantar a los que han caído o están sufriendo (77).
El amor construye puentes y estamos “hechos para el amor” (88), añade el Papa,
exhortando en particular a los cristianos reconocer a Cristo en el rostro de
todos los excluidos (85). El principio de la capacidad de amar según “una
dimensión universal” (83) se retoma también en el tercer capítulo, “Pensar
y gestar un mundo abierto”: en él, Francisco nos exhorta a
“salir de nosotros mismos” para encontrar en los demás “un crecimiento de su
ser” (88), abriéndonos al prójimo según el dinamismo de la caridad que nos hace
tender a la “comunión universal” (95). Después de todo – recuerda la Encíclica
– la estatura espiritual de la vida humana está definida por el amor que es
siempre “lo primero” y nos lleva a buscar lo mejor para la vida de los demás,
lejos de todo egoísmo (92-93).
Los derechos no
tienen fronteras, es necesaria la ética en las relaciones internacionales
Una sociedad
fraternal será aquella que promueva la educación para el diálogo con el fin de
derrotar al “virus del individualismo radical” (105) y permitir que todos den
lo mejor de sí mismos. A partir de la tutela de la familia y del respeto por su
“misión educativa primaria e imprescindible” (114). Dos son, en particular, los
“instrumentos” para lograr este tipo de sociedad: la benevolencia, es decir, el
deseo concreto del bien del otro (112), y la solidaridad que se ocupa de la
fragilidad y se expresa en el servicio a las personas y no a las ideologías,
luchando contra la pobreza y la desigualdad (115). El derecho a vivir con
dignidad no puede ser negado a nadie, dice el Papa, y como los derechos no
tienen fronteras, nadie puede quedar excluido, independientemente de donde haya
nacido (121). Desde este punto de vista, el Papa recuerda también que hay que
pensar en “una ética de las relaciones internacionales” (126), porque todo país
es también del extranjero y los bienes del territorio no pueden ser negados a
los necesitados que vienen de otro lugar. Por lo tanto, el derecho natural a la
propiedad privada será secundario respecto al principio del destino universal de
los bienes creados (120). La
Encíclica también
subraya de manera específica la cuestión de la deuda externa: sin perjuicio del
principio de que debe ser pagada, se espera, sin embargo, que ello no
comprometa el crecimiento y la subsistencia de los países más pobres (126).
Migrantes:
gobernanza mundial para proyectos a largo plazo
Al tema de las
migraciones está dedicada parte del segundo y todo el cuarto capítulo, “Un corazón
abierto al mundo entero”, con sus “vidas que se desgarran” (37),
huyendo de guerras, persecuciones, desastres naturales, traficantes sin
escrúpulos, desarraigados de sus comunidades de origen, los migrantes deben ser
acogidos, protegidos, promovidos e integrados. Hay que evitar migraciones no
necesarias, afirma el Pontífice, creando en los países de origen posibilidades
concretas de vivir con dignidad. Pero al mismo tiempo, el derecho a buscar una
vida mejor en otro lugar debe ser respetado. En los países de destino, el
equilibrio adecuado será aquel entre la protección de los derechos de los
ciudadanos y la garantía de acogida y asistencia a los migrantes (38-40).
Concretamente, el Papa señala algunas “respuestas indispensables” especialmente
para quienes huyen de “graves crisis humanitarias”: aumentar y simplificar la
concesión de visados; abrir corredores humanitarios; garantizar la vivienda, la
seguridad y los servicios esenciales; ofrecer oportunidades de trabajo y
formación; fomentar la reunificación familiar; proteger a los menores;
garantizar la libertad religiosa y promover la inclusión social. El Papa
también invita a establecer el concepto de “ciudadanía plena” en la sociedad,
renunciando al uso discriminatorio del término “minorías” (129-131). Lo que se
necesita sobre todo – se lee en el documento – es una gobernanza mundial, una
colaboración internacional para las migraciones que ponga en marcha proyectos a
largo plazo, que vayan más allá de las emergencias individuales (132), en
nombre de un desarrollo solidario de todos los pueblos basado en el principio
de gratuidad. De esta manera, los países pueden pensar como “una familia
humana” (139-141). El otro diferente de nosotros es un don y un enriquecimiento
para todos, escribe Francisco, porque las diferencias representan una
posibilidad de crecimiento (133-135). Una cultura sana es una cultura acogedora
que sabe abrirse al otro, sin renunciar a sí misma, ofreciéndole algo
auténtico. Como en un poliedro – una imagen apreciada por el Pontífice – el
conjunto es más que las partes individuales, pero cada una de ellas es
respetada en su valor (145-146).
La política, una
de las formas más preciosas de la caridad
El tema del
quinto capítulo es “La mejor política”, es decir, una de las
formas más preciosas de la caridad porque está al servicio del bien común (180)
y conoce la importancia del pueblo, entendido como una categoría abierta,
disponible para la confrontación y el diálogo (160). Este es, en cierto
sentido, el popularismo indicado por Francisco, que se contrapone a ese
“populismo” que ignora la legitimidad de la noción de “pueblo”, atrayendo
consensos para instrumentalizarlo a su propio servicio y fomentando el egoísmo
para aumentar su popularidad (159). Pero la mejor política es también la que
tutela el trabajo, “una dimensión irrenunciable de la vida social” y trata de
asegurar que todos tengan la posibilidad de desarrollar sus propias capacidades
(162). La mejor ayuda para un pobre, explica el Papa, no es sólo el dinero, que
es un remedio temporal, sino el hecho de permitirle vivir una vida digna a
través del trabajo. La verdadera estrategia de lucha contra la pobreza no tiene
por objeto simplemente contener o hacer inofensivos a los indigentes, sino
promoverlos desde el punto de vista de la solidaridad y la subsidiariedad
(187). También es tarea de la política encontrar una solución a todo lo que
atente contra los derechos humanos fundamentales, como la exclusión social; el
tráfico de órganos, tejidos, armas y drogas; la explotación sexual; el trabajo
esclavo; el terrorismo y el crimen organizado. Fuerte es el llamamiento del Papa
a eliminar definitivamente el tráfico, la “vergüenza para la humanidad” y el
hambre, que es “criminal” porque la alimentación es “un derecho inalienable”
(188-189).
El mercado por sí
solo no lo resuelve todo. Es necesaria la reforma de la ONU
La política que
se necesita, subraya Francisco, es la que dice no a la corrupción, a la
ineficiencia, al mal uso del poder, a la falta de respeto por las leyes (177).
Se trata de una política centrada en la dignidad humana y no sujeta a las
finanzas porque “el mercado solo no resuelve todo”: los “estragos” provocados
por la especulación financiera lo han demostrado (168). Los movimientos
populares asumen, por lo tanto, una importancia particular: verdaderos “poetas
sociales” y “torrentes de energía moral”, deben involucrarse en la
participación social, política y económica, sujetos, sin embargo, a una mayor
coordinación. De esta manera – afirma el Papa – se puede pasar de una política
“hacia” los pobres a una política “con” y “de” los pobres (169). Otro auspicio
presente en la Encíclica se refiere a la reforma de las Naciones Unidas: frente
al predominio de la dimensión económica que anula el poder del Estado
individual, de hecho, la tarea de las Naciones Unidas será la de dar sustancia
al concepto de “familia de las naciones” trabajando por el bien común, la
erradicación de la pobreza y la protección de los derechos humanos. Recurriendo
incansablemente a “la negociación, a los buenos oficios y al arbitraje” –
afirma el documento pontificio – la ONU debe promover la fuerza del derecho
sobre el derecho de la fuerza, favoreciendo los acuerdos multilaterales que
mejor protejan incluso a los Estados más débiles (173-175).
El milagro de la
bondad
Del capítulo
sexto, “Diálogo y amistad social”, surge también el concepto
de la vida como “el arte del encuentro” con todos, incluso con las periferias
del mundo y con los pueblos originarios, porque “de todos se puede aprender
algo, nadie es inservible” (215). El verdadero diálogo, en efecto, es el que
permite respetar el punto de vista del otro, sus intereses legítimos y, sobre
todo, la verdad de la dignidad humana. El relativismo no es una solución – se
lee en la Encíclica – porque sin principios universales y normas morales que
prohíban el mal intrínseco, las leyes se convierten sólo en imposiciones
arbitrarias (206). En esta óptica, desempeñan un papel particular los medios de
comunicación, que, sin explotar las debilidades humanas ni sacar lo peor de
nosotros, deben orientarse al encuentro generoso y a la cercanía con los
últimos, promoviendo la cercanía y el sentido de la familia humana (205).
Particular, a continuación, es el llamamiento del Papa al “milagro de una
persona amable”, una actitud que debe ser recuperada porque es “una estrella en
medio de la oscuridad” y “una liberación de la crueldad que a veces penetra las
relaciones humanas, de la ansiedad que no nos deja pensar en los demás, de la
urgencia distraída” que prevalecen en los tiempos contemporáneos. Una persona
amable, escribe Francisco, crea una sana convivencia y abre el camino donde la
exasperación destruye los puentes (222-224).
El arte de la paz
y la importancia del perdón
Reflexiona sobre
el valor y la promoción de la paz, en cambio, el séptimo capítulo, “Caminos de
reencuentro” en el que el Papa subraya que la paz está ligada a la
verdad, la justicia y la misericordia. Lejos del deseo de venganza, es
“proactiva” y tiene como objetivo formar una sociedad basada en el servicio a
los demás y en la búsqueda de la reconciliación y el desarrollo mutuo
(227-229). En una sociedad, todos deben sentirse “en casa” – escribe el Papa –.
Por esta razón, la paz es un “oficio” que involucra y concierne a todos y en el
que cada uno debe desempeñar su papel. La tarea de la paz no da tregua y no
termina nunca, continúa el Papa, y por lo tanto es necesario poner a la persona
humana, su dignidad y el bien común en el centro de toda acción (230-232).
Ligado a la paz está el perdón: se debe amar a todos sin excepción, dice la
Encíclica, “pero amar a un opresor no es consentir que siga siendo así; tampoco
es hacerle pensar que lo que él hace es aceptable”. Es más: los que sufren la
injusticia deben defender con firmeza sus derechos para salvaguardar su
dignidad, un don de Dios (241-242). El perdón no significa impunidad, sino
justicia y memoria, porque perdonar no significa olvidar, sino renunciar a la
fuerza destructiva del mal y al deseo de venganza. No hay que olvidar nunca
“horrores” como la Shoah, los bombardeos atómicos en Hiroshima y Nagasaki, las
persecuciones y las masacres étnicas – exhorta el Papa –. Deben ser recordados
siempre, una vez más, para no anestesiarnos y mantener viva la llama de la
conciencia colectiva. Es igualmente importante recordar a los buenos, aquellos
que han elegido el perdón y la fraternidad (246-252).
¡Nunca más la
guerra, fracaso de la humanidad!
Una parte del
séptimo capítulo se detiene en la guerra: no es “un fantasma del pasado” –
subraya Francisco – sino “una amenaza constante” y representa la “negación de
todos los derechos”, “un fracaso de la política y de la humanidad”, “una
claudicación vergonzosa, una derrota frente a las fuerzas del mal”. Además,
debido a las armas nucleares, químicas y biológicas que golpean a muchos
civiles inocentes, hoy en día ya no podemos pensar, como en el pasado, en una
posible “guerra justa”, sino que debemos reafirmar con firmeza “¡Nunca más la
guerra!” Y considerando que estamos viviendo “una tercera guerra mundial en
etapas”, porque todos los conflictos están conectados, la eliminación total de
las armas nucleares es “un imperativo moral y humanitario”. Más bien – sugiere
el Papa – con el dinero invertido en armamento, debería crearse un Fondo
Mundial para eliminar el hambre (255-262).
La pena de muerte
es inadmisible, debería abolirse en todo el mundo
Francisco expresa
una posición igualmente clara sobre la pena de muerte: es inadmisible y debe
ser abolida en todo el mundo. “Ni siquiera el homicida pierde su dignidad
personal – escribe el Papa – y Dios mismo se hace su garante”. De ahí dos
exhortaciones: no ver el castigo como una venganza, sino como parte de un
proceso de sanación y reinserción social, y mejorar las condiciones de las
prisiones, respetando la dignidad humana de los presos, pensando también que la
cadena perpetua “es una pena de muerte oculta” (263-269). Se reafirma la
necesidad de respetar “la sacralidad de la vida” (283) allá donde hoy “partes
de la humanidad parecen sacrificables”, como los no nacidos, los pobres, los
discapacitados, los ancianos (18).
Garantizar la
libertad religiosa, derecho humano fundamental
En el octavo y
último capítulo, el Pontífice se ocupa de “Las religiones al servicio
de la fraternidad en el mundo” y reitera que la violencia
no encuentra fundamento en las convicciones religiosas, sino en sus deformaciones.
Actos tan “execrables” como los actos terroristas, por lo tanto, no se deben a
la religión, sino a interpretaciones erróneas de los textos religiosos, así
como a políticas de hambre, pobreza, injusticia, opresión. El terrorismo no
debe ser sostenido ni con dinero ni con armas, ni con la cobertura de los
medios de comunicación, porque es un crimen internacional contra la seguridad y
la paz mundial y como tal debe ser condenado (282-283). Al mismo tiempo, el
Papa subraya que es posible un camino de paz entre las religiones y que, por lo
tanto, es necesario garantizar la libertad religiosa, un derecho humano
fundamental para todos los creyentes (279). En particular, la Encíclica hace
una reflexión sobre el papel de la Iglesia: no relega su misión a la esfera
privada – afirma –, no está al margen de la sociedad y, aunque no hace
política, sin embargo, no renuncia a la dimensión política de la existencia. La
atención al bien común y la preocupación por el desarrollo humano integral, de
hecho, conciernen a la humanidad y todo lo que es humano concierne a la
Iglesia, según los principios del Evangelio (276-278). Por último, recordando a
los líderes religiosos su papel de “auténticos mediadores” que se dedican a
construir la paz, Francisco cita el “Documento sobre la fraternidad humana por
la paz mundial y la convivencia común”, firmado por él mismo el 4 de febrero de
2019 en Abu Dabi, junto con el Gran Imán de Al-Azhar, Ahmad Al-Tayyeb: de este
hito del diálogo interreligioso, el Pontífice recoge el llamamiento para que,
en nombre de la fraternidad humana, se adopte el diálogo como camino, la
colaboración común como conducta y el conocimiento mutuo como método y criterio
(285).
BIBLIOGRAFIA
Rainiero
Cantalamesa, Los orígenes del Cristianismo
Jean Danielou, los
orígenes del cristianismo latino
P. Evdokimov, La teología de la belleza, Paoline,
Milán, 1971
Karem Armstrong, The
Great Transformation,
El Mundo en el tiempo de Buda, Sócrates, Confucio y Jeremías. Ed Penguim
Tomás
Halik, El cristianismo en un tiempo de enfermedad
Matt
Malone, Camus, comunidad y coronavirus
Daniel Cosacchi, Lo que he aprendido de la auto-cuarentena
Henry Kissinger, Orden
mundial, Reflexiones sobre el carácter de las naciones y el curso de
la historia Ed Debate
Enrique Manera, La situación estratégica mundial y sus
cambios, Dialnet
MR Pons, La situación estratégica mundial CSEDEN,
Dialnet 1980
Hacia dónde se encamina el escenario estratégico mundial
CISDE observatorio
Papa Francisco, Encíclica Fratelli tutti
[1]
Ver los artículos que publiqué en mi blog: darmarperegrino.com en mayo
2020. Reflexiones sobre la pandemia, llamada a una conciencia universal,
llamada a una solidaridad global, llamada a un nuevo orden mundial.
[2] Mircea Eliade, Mitos, Sueños y misterios. El encuentro entre las religiones
contemporáneas y las realidades arcaicas.
[3] Karem Armstrong, Traducido a términos
sociales, ashia/rita significaba
lealtad, verdad y respeto a los ideales encarnados por Varuna, el guardián de la orden.
[4] Un ejemplo de ello son los aborígenes
de Australia. Cuando el aborigen va a cazar, modela su comportamiento de cerca
del Cazador de Puños que se siente totalmente unido a él.
[5]
Nos vamos a centrar en la civilización indoeuropea, podríamos hablar de
las civilizaciones antiguas de África o América, de los beduinos o bereberes,
de los dogones de Malí, de los masais de Kenia y Tanzania de los mayas, los aztecas
de Méjico, de los aymaras del Perú, de los indios de las junglas amazónicas, de
los aborígenes de Australia o de los inuits del Ártico pero hemos escogido
centrarnos en esta civilización por ser la preponderante de la civilización
nuestra.
[6] Karl Jasper, El
origen y el objetivo de la historia.
[7] Sin lugar a dudas hay
un parecido con el relato del Origen en el Libro del Génesis. (Gen 1-3).
[8] Otra semejanza con el
Santo Sacrificio de la Eucaristía.
[9] Karem Armstrong, los ahuras pacíficos, que defendían la
justicia, la verdad y el respeto por la vida y la prosperidad, fueron atacados
por Indra.
[10] Karem Armstrong, crueles guerreros,
luchando bajo las órdenes del malvado Indra,
habían barrido las comunidades pacíficas, amorosas, respetuosas de la ley.
¿Dónde estaban los Santos Inmortales, los
guardianes de la asha?
[11] Sin duda otra semejanza de la venida
del nuevo Mesías.
[12] Este punto se desarrolla en el libro
de Karen Armstrong, "La Gran Transformación, El Mundo en el tiempo de
Buda, Sócrates, Confucio y Jeremías"
[13] Este principio de la Edad Media tiene un gran parecido con lo
que Jung consideraba central en la vida media:
quitarse la máscara. Debemos
morir al ego para encontrar el verdadero yo, parusha
[14] Una vez más, este principio de la Edad Media es una semejanza del cambio
propuesto por Jung en la vida del Medio Oriente.
[15]Esta fue la gran semejanza y profecía
del nuevo mesianismo de Cristo.
[17] El método de la dialéctica era una
versión racional griega de la brahmodyaindia.
[18] Esta fue su versión de la regla de
oro.
[19]Karl Hasper, El origen y el objetivo de la historia. "Comenzaron a buscar las causas de la violencia en la psique
y penetraron en su mundo interior y
comenzaron a explorar un reino hasta ahora no descubierto de la experiencia
humana"
[20]Su concepción de Dios no era diferente
a la de Confucio. Parecía haber
estado llegando a una noción trascendente de virtud absoluta.
[21]Karen Armstrong, "Los sabios
axiales tienen un mensaje importante para que nuestro tiempo de crisis regrese
a este período en busca de orientación. Para crear un nuevo mundo es necesaria
una conversión profunda. Debemos abandonar nuestro egoísmo y codicia, nuestra
violencia e injusticia".
[22]
Algunos han querido incluir al grupo a Juan el Bautista incluso al mismo Jesús
de Nazaret.
[23] Esta visión no era diferente al ideal
del bodhisattva, que voluntariamente
dejó de lado la dicha del nibbana por el bien de la humanidad sufriente.
[24] Esta apreciación en realidad ha
disminuido. Algunos musulmanes denigran el judaísmo y el cristianismo y algunos
extremistas hablan del deber musulmán de conquistar el mundo entero para el
Islam. (ISIS)
[25] Henry Kissinger, Orden mundial,
p. 43
[26] Cf. Paul
Azar, Crisis de la conciencia europea; El pensamiento europeo en el S. XVIII
[27] Henry Kissinger, Orden mundial,
p. 58
[28] Henry Kissinger, Orden mundial,
p. 71
[29]
Su progenie explica los movimientos totalitarios del siglo XX
[30] Henry Kissinger, Orden mundial,
p. 92
[31]Henry Kissinger, Orden mundial, p. 94
[32]
Los denominados, los tres jinetes de la Apocalipsis
[33]
La conocida frase de Nietche : “Dios ha muerto”
[34]
El conocido mito de Prometeo
[35] Henry Kissinger, Orden mundial,
p. 112
[36]
Era lo que propugnaba Kant y su sistema kantiano.
[37]
Como Bismarck
había advertido "¡Ay del estadista cuyos argumentos justifican entrar en
una guerra, estos no son tan convincentes al final como lo fueron al
principio".
[38]
Europa occidental encontró la fuerza moral para
lanzarse en el camino hacia un nuevo enfoque para el orden internacional. Esto
fue obra de tres grandes hombres: Konrad Adenauer en Alemania, Robert Schuman
en Francia y Alcide de Gasperi en Italia.
[39]
Henry Kissinger, Orden mundial, Cap 3
[40]
Henry Kissinger, Orden mundial, Cap 3
[41]
Henry Kissinger, Orden mundial, Cap 4
[42]
El
Zar Alejandro según sus contemporáneos era un hombre de convicciones profundas,
aunque cambiantes, recientemente renovó su fe religiosa con un curso de
lecturas bíblicas intensivas y consultas espirituales.
[43]
Como el
zar Alejandro escribió a un confidente en 1812: "Es a la causa del
advenimento del verdadero reino de Jesucristo a quien dedico toda mi gloria
terrena".
[44]
Henry Kissinger, Orden mundial, Cap 5
[45] El
antepasado celestial fue el primero que sentó sus cimientos, y la Diosa del
Sol dejó a sus descendientes para reinar sobre él por los siglos de los
siglos. Es por eso que Japón se llama el país divino.
[46]
Hideyoshi escribió una carta al rey de Corea citando una relación inseparable entre
el Reino Medio y nuestro reino y el principio confuciano que decía que invadir
a otro el estado es un acto del cual los hombres de cultura y logros
intelectuales deberían sentirse avergonzados.
[47] Aquellos
que argumentan que las lecciones de la historia nunca deben repetirse deberían
ponderar la comparabilidad de la resistencia de China a la empresa de Hideyoshi
con la que encontró América en la Guerra de Corea casi cuatrocientos años
después.
[48] Los vedas Bhagavad
Gita, Bhagavad,
Mahabharata, Ramayana,
conjunto de mitos durante el período védico que se establecieron en Dorah, rya varta entre los ríos Yamuna y
Ganges.
[49]
Algunos
cumpliendo múltiples roles a la vez, como los portugueses, que llegaron en 1498
en busca de especias y con un afán evangelizador (Francisco Javier)
[50]
Bajo
el reinado de Gran Bretaña, si inicialmente sin un diseño fijo fue modelándose
con un patrón occidental. El Profesor de Historia Moderna en Cambridge dice:
"Parece que, por así decirlo, hemos conquistado y poblaba la mitad del
mundo en un ataque de ausencia de mente ".
[51]
Según un Shila un politógo internacional
[52]
Henry Kissinger, Orden mundial, Cap 8
[53]
Henry Kissinger, Orden mundial, Cap 5 y 6
[54]
El
tributo presentado a China en tales ocasiones a menudo fue excedido
en valor por el intercambio de Regalos al emperador.
[55] Aun
así, China no era una sociedad misionera en el sentido occidental del término.
[56]
China
no había tratado de exportar su sistema político; más bien, había visto a otros
ven a ella.
[57]
Lo
que Occidente concibió como un proceso de ilustración y compromiso fue tratado
en China como un asalto.
[58]
Incluso
cuando están bajo asalto por las fuerzas occidentales, la dinastía Qing desvió
fondos militares en 1893 para restaurar un mármol resplandeciente en el Palacio
de Verano imperial.
[59]
Luchó
por un supuesto embarque impropio de un Buque registrado en Gran Bretaña en
Guangzhou
[60]
La
aquiescencia de China en el concepto de reciprocidad y la diplomacia dentro de
un sistema westfaliano de estados soberanos era renuente y resentida.
[61] La carta que envió Abraham Lincoln
decía: "Habiendo recibido con
reverencia, recibió comisión del Cielo para gobernar el universo, consideramos
tanto el imperio medio de China como el fuera de los países como una sola
familia, sin distinción alguna ".
[62]
Según Mao: El ciclo, que es interminable, evoluciona del desequilibrio
al equilibrio y luego al desequilibrio nuevamente. Cada ciclo, sin embargo, nos
lleva a un mayor nivel de desarrollo. El desequilibrio es normal y absoluto,
mientras que el equilibrio es temporal y relativo.
[63] Henry Kissinger, Orden mundial,
p. 136
[64] Fuentes
tomadas principalmente de los artículos de: Enrique Manera, La
situación estratégica mundial y sus cambios, Dialnet; MR Pons, La
situación estratégica mundial CSEDEN, Dialnet 1980; Hacia dónde se
encamina el escenario estratégico mundial CISDE observatorio.
[65] Henry Kissinger, Orden mundial,
p. 187
[66]En primer lugar es necesario un autoexamen, una autocrítica en lugar de simplemente arremeter contra el "otro lado". Debemos examinar nuestro
propio comportamiento para volvernos conscientes de nosotros mismos, conscientes de lo que estamos haciendo, para
reconocer cómo estamos colaborando en esta cultura de división, confrontación,
violencia y muerte, conciencia global.
La reforma y el cambio deben comenzar en casa. No podemos esperar reformar a
otros hasta que nos hayamos reformado a nosotros mismos.
[67]El documento Gadium et spes del Vaticano
II presenta el desequilibrio del mundo moderno: En medio de tantos logros,
el hombre anhela una vida plena y digna de todo ser humano... Mientras tanto,
hay una creciente convicción en la capacidad de la humanidad para fortalecer su
dominio sobre la humanidad al mismo tiempo que hay muchas personas que viven de
manera inhumana sufriendo injusticias y privadas de los bienes comunes ...
debemos descubrir las luces y las sombras de nuestro mundo moderno, la
dicotomía de un mundo que es a la vez poderoso y débil, capaz de hacer grandes
cosas y cosas horribles. El hombre está creciendo consciente de que las fuerzas
que ha desarrollado pueden destruirse a sí mismo. Este es el dilema moderno. (Vaticano
II, SG 8,9)
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