sábado, 21 de enero de 2023

JORNADA DE ORACION POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS

 

JORNADA DE ORACION POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS

(del 18 al 25 de Enero 2023)

« Padre ruego por los que tu me distes para que todos sean uno» (Jn 17,21)



 

Introducción:

Este fue el gran deseo de Jesús y su oración al Padre antes de su Pasión: “Padre ruego por ellos para que todos sean uno como nosotros somos uno, yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectamente uno como nosotros somos uno y así el mundo crea que tú me has enviado y que los has amado a ellos como me has amado a mí” (Jn 17, 21-23)

Fuimos creados para vivir en comunión con Dios y los hermanos, esa es la identidad y vocación de nuestra existencia cristiana, de la vida nueva en Cristo a los que fuimos renacidos en las aguas del Bautismo. Estamos inmersos en Dios por Cristo gracias al Espíritu Santo y con él inmerso en la comunión con los hermanos. Unidos en el mismo Bautismo, unidos en el mismo Pan, la Eucaristía, unidos en la misma Cruz, unidos en la misma misión.

No somos islas, no fuimos creados para vivir solos sino para vivir en comunión, para una existencia en unidad y solidaridad con todo el Cuerpo de Cristo, con toda la comunidad de hermanos y hermanas. Jesucristo es pues el fundamento y garante de la unidad, la piedra que soporta el peso del mundo, que mantiene la cohesión de la Iglesia y que reúne en la unidad última todos los logros de la humanidad. De él recibimos la vida y la misión. La Iglesia está llamada en el mundo a ser instrumento y fermento de unidad.

La gran tragedia de nuestro mundo es la división. También la Iglesia ha vivido en su propia carne el desgarrón de los hermanos (S XI separación con la Iglesia Otodoxa; S, XVI separación con la Iglesia Protestante). La religión por desgracia ha llegado a ser causa de división y luchas fraticidas. Si creemos en Dios dador de vida nos llama a reconocernos hermanos miembros todos de la misma familia.

La Pandemia nos ha dejado claro que estamos todos en la misma barca y que solo nos salvamos si nos unimos. La gran crisis que vive nuestro mundo es una crisis de solidaridad, de humanidad, nos hemos olvidado de vivir como hermanos. El gran virus que azota nuestro mundo es el individualismo y la indiferencia. No podemos vivir al margen de lo que sucede a los otros. Tenemos un destino común.




Prólogo: todos en la misma barca

Los “Angels unaware”, (ángeles sin saberlo), es una escultura de seis metros de altura y tres toneladas de peso que representa a 140 migrantes y refugiados de diferentes culturas y períodos de la historia. Esta extraña barca en el Vaticano lleva el mismo número de personas que las que desde el siglo XVII contemplan la plaza desde lo alto de la columnata de Bernini ante la basílica de San Pedro. Éstas sin nombre, sin saberlo.

El autor de la obra es el artista canadiense Timothy Schmalz. Entre los migrantes representados se encuentran sirios y africanos actuales, pero también un judío que escapa de los nazis o un polaco que huye del comunismo. Sin nombre, pero con rostro, porque cada uno son tantos sin saberlo.

Releo las palabras de Rosa Montero en su libro La loca de la casa y las aplico a toda obra de arte: “Hablar de literatura, pues, es hablar de la vida, de la vida propia y de la de los otros, de la felicidad y del dolor. Y es también hablar del amor, porque la pasión es el mayor invento de nuestras existencias inventadas, la sombra de una sombra, el durmiente que sueña que está soñando. Y al fondo de todo, más allá de nuestras fantasmagorías y nuestros delirios, momentáneamente contenida por este puñado de palabras como el dique de arena de un niño contiene las olas en la playa, asoma la muerte, tan real, enseñando sus orejas amarillas.”

El escritor es como el espectador que ve el cortejo del rey desnudo. A veces incluso como el niño que habla de las cosas tal y como las ve… Pero a veces es él el que va en el cortejo. Yo también me meto en esta barca, en este cortejo que desafía la muerte, incluso escribiendo.

Desde que, hace unos 2000 años, unos locos se atrevieron a reconocer en un condenado a muerte, crucificado, no sólo un dios sino el Dios, artistas y arte empezaron a descubrir una forma nueva de afrontar nuestros dolores. El dolor siempre incomprensible, fruto muchas veces del capricho o envidia de los dioses, pasa de estar sólo entre los pobres mortales a encarnarse en una expresión divina. Atado al árbol de la barca no está Ulises o el mejor de los hombres, sino un Dios. Desde que en el siglo IV, en la puerta de Santa Sabina, se atrevieron a representarlo así, no han dejado de hacerlo.

 


 


I.                 Orar y buscar la unidad

Buscar la unidad durante todo el año. En el hemisferio norte la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos se celebra tradicionalmente del 18 al 25 de enero. Estas fechas fueron propuestas en 1908 por Paul Watson para cubrir el periodo entre la fiesta de san Pedro y la de san Pablo, que tienen un hondo significado. Invitamos a unirnos en oración por la unidad y a buscar la unidad a lo largo de todo el año para expresar el grado de comunión que las Iglesias ya han alcanzado y para orar juntos para llegar a la plena unidad querida por Cristo.

Los textos para la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos han sido preparados por las Iglesias cristianas de Malta y de Gozo (Cristianos Unidos en Malta). El 10 de febrero muchos cristianos en Malta celebran la Fiesta del Naufragio de San Pablo, señalando y dando gracias por la llegada de la fe cristiana a estas islas. La lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles que se utiliza en esta fiesta es la que se ha elegido para la Semana de Oración de este año. La narración comienza con Pablo siendo llevado a Roma como prisionero (Hechos 27, 1ss). Pablo está encadenado, pero aun en la que se volverá una travesía peligrosa, la misión de Dios continua a través de él.

Este relato es un drama clásico de la humanidad confrontada con el poder terrorífico de los elementos. Los pasajeros en la nave están a la merced de las fuerzas de los mares debajo de ellos y de la potente tempestad que arrecia encima de ellos. Estas fuerzas los llevan a un terreno desconocido en el que están perdidos y sin esperanza. Las 276 personas de la nave están divididas en grupos bien diferenciados. El centurión y sus soldados tienen el poder y la autoridad, pero dependen de la habilidad y de la experiencia de los marineros. Si bien todos tienen miedo y son vulnerables, los prisioneros encadenados son los más vulnerables de todos. Se puede disponer de sus vidas y corren el riesgo de una ejecución sumaria (Hechos 22, 42).

Mientras la historia se va desenvolviendo, vemos como aumenta la división entre los distintos grupos por la desconfianza y la sospecha. Sin embargo, de modo sorprendente, Pablo destaca como elemento de paz en el alboroto. Él sabe que su vida no está gobernada por fuerzas que son indiferentes a su destino, sino que, al contrario, su vida está en las manos de Dios, al que pertenece y a quien da culto (cfr. Hechos 27, 23).

Gracias a esta fe, Pablo tiene la confianza de que comparecerá ante el emperador en Roma y, sacando fuerzas de ella, puede ponerse en pie ante sus compañeros de viaje y dar gracias a Dios. Todos son reconfortados. Siguiendo su ejemplo, comparten juntos el pan, unidos en una nueva esperanza y confiados en sus palabras. Esto pone de relieve un tema principal de este pasaje: la divina providencia. Fue decisión del centurión zarpar con mal tiempo y durante la tempestad los marineros tomaron decisiones sobre el modo de manejar el buque. Sin embargo, al final, sus planes se frustran y solamente estando juntos y dejando que el buque se hunda logran salvar sus vidas gracias a la divina providencia.

El barco y toda su valiosa carga se perderá, pero sus vidas se salvarán, ya que «ni un cabello de vuestra cabeza se perderá» (Hechos 27, 34; cfr. Lc 21, 18). En nuestra búsqueda de la unidad de los cristianos, abandonarnos a la providencia divina requiere que soltemos muchas cosas a las que estamos muy atados. Para Dios lo importante es la salvación de todos. Este grupo de personas tan diverso y desunido va «a parar a alguna isla» (Hechos 27, 26). Habiendo sido puestos juntos en un mismo barco, llegan al mismo destino, en el que se pone de manifiesto su unidad humana a través de la hospitalidad de los isleños.

Al reunirse alrededor de la hoguera, rodeados de personas que no los conocen ni los entienden, las diferencias de poder y de estatus se desvanecen. Los 276 ya no están a merced de fuerzas indiferentes, sino que son abrazados por la providencia amorosa de Dios que se hace presente a través de personas que les tratan con «una solicitud poco común» (Hechos 28, 2). Mojados y con frío, se pueden calentar y secar al lado de la hoguera. Hambrientos, se les da comida. Se les da cobijo hasta que puedan volver a emprender su viaje con seguridad.

Hoy en día muchas personas se enfrentan a los mismos miedos en los mismos mares. Los mismos sitios que se nombran en la lectura (Hechos 27, 21; 28, 1), aparecen también en las historias de los migrantes de hoy. En otros lugares del mundo muchos otros emprenden viajes igualmente peligrosos por tierra y por mar para escapar de catástrofes naturales, de guerras y de la pobreza. También sus vidas están a la merced de inmensas fuerzas, frías e indiferentes, no solo pertenecientes a la naturaleza, sino también políticas, económicas y humanas. Esta indiferencia del ser humano asume varias formas: la indiferencia de aquellos que venden plazas a personas desesperadas en buques que no son aptos para navegar; la indiferencia de los que deciden no mandar naves de rescate; y la indiferencia de los que alejan de sus costas a pateras con migrantes. Estos son solo algunos ejemplos.

Como cristianos unidos que enfrentan la crisis migratoria, esta historia nos reta: ¿nos unimos a las frías fuerzas de la indiferencia o mostramos «una solicitud poco común», haciéndonos testigos de la providencia amorosa de Dios para todas las personas? Es muy necesaria la virtud de la hospitalidad en nuestra búsqueda de la unidad de los cristianos. Es un hábito que nos invita a una mayor generosidad para con los que pasan necesidad. Las personas que trataron con una solicitud poco común a Pablo y a sus compañeros no conocían aún a Cristo y, sin embargo, fue a través de su trato poco común que un grupo dividido se fue uniendo. Nuestra propia unidad cristiana se manifestará no solamente mostrando hospitalidad unos con otros, por muy importante que esto sea, sino también a través de encuentros cordiales con aquellos que no comparten nuestra lengua, cultura o religión. En estos viajes tempestuosos y encuentros casuales la voluntad de Dios para su Iglesia y para todas las personas llega a su plenitud. Como proclamará Pablo en Roma, esta salvación de Dios ha sido ofrecida a todos los pueblos (cfr. Hechos 28, 28). 

El episodio del naufragio “representa el drama de la humanidad confrontada con el poder terrorífico de los elementos” de la naturaleza, y la capacidad de Pablo de levantarse “Pablo destaca como elemento de paz en el alboroto, porque “sabe que su vida está en las manos de Dios”. El texto evidencia asimismo cómo en el naufragio, “personas diversas y en desacuerdo entre ellos, desembarcan juntas sanas y salvas”, abrazadas por el amor y la providencia de Dios”. Los pasajeros en la nave están a la merced de las fuerzas de los mares debajo de ellos y de la potente tempestad que arrecia encima de ellos. Estas fuerzas los llevan a un terreno desconocido en el que están perdidos y sin esperanza.

La analogía con la actualidad es evidente. “Hoy en día muchas personas se enfrentan a los mismos miedos en los mismos mares. Los mismos sitios que se nombran en la lectura, aparecen también en las historias de los migrantes de hoy. En otros lugares del mundo muchos otros emprenden viajes igualmente peligrosos por tierra y por mar para escapar de catástrofes naturales, de guerras y de la pobreza. También sus vidas están a la merced de inmensas fuerzas, frías e indiferentes, no solo pertenecientes a la naturaleza, sino también políticas, económicas y humanas”.

Y esta indiferencia humana asume varias formas: “la indiferencia de aquellos que venden plazas a personas desesperadas en buques que no son aptos para navegar; la indiferencia de los que deciden no mandar naves de rescate; y la indiferencia de los que alejan de sus costas a pateras con migrantes”. 

Como cristianos unidos que enfrentan la gran crisis migratoria, esta historia nos reta: ¿nos unimos a las frías fuerzas de la indiferencia o mostramos «una solicitud poco común», haciéndonos testigos de la providencia amorosa de Dios para todas las personas? Es la pregunta que se presenta mientras se reitera que la hospitalidad es muy necesaria “en nuestra búsqueda de la unidad de los cristianos”.

Durante la Semana de Oración, que se celebra cada año del 18 al 25 de enero, se profundizarán ocho temas, uno al día: reconciliación, luz, esperanza, confianza, fuerza, hospitalidad, conversión y generosidad.

El mar mediterráneo ha pasado de ser un vehículo de comunicación de los pueblos a una “fosa común”. Muchos emigrantes quedan sumergidos en las aguas del Mediterráneo por no encontrar asilo en los pueblos a los que acuden (Para muestra el naufragio de Lampedusa). La situación ecuménica de las islas de Malta y Gozo: “Aunque la población actual de 430 000 habitantes es predominantemente católica romana, hay grupos significativos de cristianos que pertenecen a otras tradiciones”. Por lo tanto, el ecumenismo no es una experiencia nueva para la población local. La posición de Malta, “en la encrucijada de civilizaciones, de religiones, del comercio y de las migraciones ha hecho que la gente de Malta esté siempre abierta a los demás y destaque por su hospitalidad”.

“Este amplio abanico de Iglesias cristianas viene a crear un panorama ecuménico muy vibrante”, continúa el texto. Los primeros encuentros ecuménicos en Malta tuvieron lugar a mediados de los 60, cuando un pequeño grupo de clérigos católicos romanos se reunió de forma regular con capellanes de las fuerzas británicas estacionadas en Malta. Hablaban de temas de común interés y oraban juntos”.  Y fue precisamente en Malta que tuvieron lugar los primeros encuentros del diálogo oficial católico –  anglicano y católico – luterano”.

Hoy, el Christians Together in Malta, es decir, el Consejo Ecuménico de Malta fundado en 1995 por el jesuita Maurice Eminyan incluye a representantes de las distintas Iglesias. Se reúnen cada dos meses para comentar asuntos ecuménicos, para organizar reuniones públicas de diálogo y, en colaboración con la Comisión Ecuménica Diocesana, para concretar el contenido y la logística de las celebraciones ecuménicas.

Las relaciones de trabajo se caracterizan por un profundo respeto y una colaboración auténtica. Por ejemplo, “la Iglesia Católica Romana ha ayudado mucho a las Iglesias Ortodoxas a encontrar lugares adecuados para el culto. Del mismo modo, la diócesis de Gozo ha abierto sus puertas para ofrecer lugares de culto a los anglicanos y a otros cristianos de comunidades surgidas de la Reforma”.

Además de los momentos de oración conjunta, otras iniciativas ecuménicas conciernen un proyecto común de diaconía, iniciativas de solidaridad como visitas a los enfermos y a los mayores, canto coral y eventos con ocasión del Día Mundial de Oración por la Creación; la organización de la Jornada de oración por la Creación que se celebra el 1° de septiembre.

“La colaboración ecuménica en varios niveles ha sido de mucha ayuda para promover la causa de la unidad de los cristianos en Malta”. “El clima ecuménico en Malta es muy positivo y puede servir realmente como un microcosmos del diálogo ecuménico a nivel universal”.

 



 

II.               Los cristianos deben ser agentes de reconciliación en el mundo

Al recibir a los integrantes de la Delegación ecuménica de Finlandia, el Papa Francisco les recordó el valor de sumergirse juntos "en las heridas de los necesitados". Y les dijo que el Bautismo pide que se realicen "obras de justicia y gestos concretos de cercanía" a quienes son víctimas de la opresión y de las guerras

El Bautismo llama a todos los cristianos "a realizar obras de justicia con gratuidad", así como "gestos concretos de cercanía" a quienes son víctimas de "la injusticia, del descarte, de las diversas formas de opresión y especialmente de las guerras".

Con estas palabras el Santo Padre dio la bienvenida esta mañana a los integrantes de la Delegación ecuménica de Finlandia, que llegó a Roma, como cada año, con motivo de la fiesta de San Enrique, patrono del país escandinavo, en el que se reúnen – dijo el Papa – "no sólo luteranos y católicos, sino también ortodoxos y metodistas". Al agradecer a la obispa luterana de Helsinki, Irja Askola, que encabeza esta delegación, sus condolencias por la muerte de Benedicto XVI, Francisco retomó la referencia al Mar Báltico para referirse al conflicto en Ucrania:

“Agradezco también lo sugerente que ha sido su evocación a través de la imagen del Mar Báltico, fuente de vida amenazada por la acción del hombre, lugar de encuentro dolorosamente afectado por el clima de enfrentamiento provocado por la feroz sinrazón de la guerra, que es siempre una derrota, siempre”.


 



 

Sumergirse en las heridas de los necesitados

Debemos estar agradecidos al Bautismo – afirmó el Pontífice – pues ha permitido la reconciliación "con Dios, con los demás y con la creación":

“Somos hijos reconciliados y, por tanto, estamos llamados a estar cada vez más reconciliados entre nosotros y a ser agentes de reconciliación en el mundo”

Además, al referirse a la Semana de oración por la unidad de los cristianos, que comenzó ayer, el Papa invitó a los cristianos a ser "testigos de la fe en Cristo", y a sumergirse, juntos, "en las heridas de los necesitados" así como Él "se sumergió en la fragilidad" de la condición humana:

“En la comunidad de todos los bautizados, sabemos que estamos efectivamente unidos entre nosotros, aquí y ahora, con cada hermana y hermano en Cristo, pero también con nuestras madres y padres en la fe que han vivido antes que nosotros”.


 



 

La belleza de la unidad

Con San Enrique – dijo el Santo Padre – "testigo de la fe, mensajero de la esperanza e instrumento de la caridad", celebramos "la comunión ecuménica de todos los santos, conocidos y desconocidos, renacidos a nueva vida de las aguas del Bautismo":

“En todo, reconozcamos cuán grande es la unidad que nos une y cuán importante es rezar juntos, trabajar asiduamente y dialogar intensamente para superar las divisiones y ser, según la voluntad del Señor, una cosa sola en la comunión trinitaria, para que el mundo crea”

Sin embargo, no basta la conciencia de todo esto, es necesario alimentar "una verdadera pasión – señaló Francisco– que brota del amor a la comunión, del deseo de superar el contra-testimonio dado por las laceraciones históricas entre los cristianos, que tanto han herido la unidad del Cuerpo de Cristo":

“Hoy se necesita, sobre todo, un celo ardiente por la evangelización, porque anunciando juntos, nos redescubrimos hermanos y hermanas; y porque nos damos cuenta de que no podemos difundir dignamente el nombre de Jesús, nacido, muerto y resucitado por todos, sin testimoniar la belleza de la unidad, signo distintivo de sus discípulos”

El Papa los invitó a no cansarse nunca "de amar, de esperar, de buscar a los alejados, de arder por dentro en el deseo de anunciar a Jesús y de construir la unidad" y a pedir el don "de un renovado celo apostólico", para redescubrir "a los demás creyentes como hermanos y hermanas en Cristo, para sentirnos apóstoles reconciliados por Dios para reconciliarnos entre nosotros y ser constructores de reconciliación para el mundo".

 




            III. Solidaridad con los cristianos perseguidos

 

La persecución contra los cristianos «ha crecido exponencialmente» en los últimos 30 años. El totalitarismo comunista y el fundamentalismo islámico repiten un año más como las principales causas de persecución para los cristianos en el mundo.

Se trata de una persecución que «ha crecido exponencialmente» en los últimos 30 años. Es el tiempo que la ONG cristiana Puertas Abiertas lleva haciendo sus informes anuales sobre persecución a los cristianos en el mundo. Este 18 de enero y arroja datos muy alarmantes:

5.621 cristianos fueron asesinados a causa de su fe en todo el mundo en 2022; 4.542 cristianos fueron detenidos a causa de su fe en los últimos doce meses; 2.110 iglesias cristianas fueron atacadas durante el año pasado; 360 millones de cristianos sufren altos niveles de persecución y discriminación a causa de su fe. Ya sólo en los 50 primeros países, 312 millones de cristianos sufren actualmente niveles de persecución muy altos o extremos.

En 1993, los cristianos afrontaban un nivel de persecución de alto a extremo en 40 países; en 2023, esta cifra casi se ha duplicado a 76 países; 2 de cada 5 cristianos son perseguidos en Asia, siendo el continente más hostil a los cristianos a causa del comunismo (en Corea del Norte, China, Laos y Vietnam), el Islam y el nacionalismo hindú; 1 de cada 15 cristianos son perseguidos en Iberoamérica, donde el comunismo (Cuba y Nicaragua) se ha convertido en una causa creciente de esa persecución; 1 de cada 5 cristianos es perseguido en África, donde la principal causa de persecución es el Islam. 

La dictadura de China está forjando una alianza mundial para redefinir los derechos humanos

Puertas Abiertas ha alertado que la dictadura comunista de China «está forjando una alianza mundial de naciones que pretenden redefinir los derechos humanos, alejándolos de los derechos civiles y las libertades religiosas. Las voces disidentes, como las de los cristianos, son perseguidas como «alborotadoras» o incluso «terroristas»». La ONG cristiana señala que «China ha tomado más medidas drásticas contra los cristianos, introduciendo nuevas y radicales normas sobre el uso de Internet por parte de las iglesias».

Corea del Norte alcanza «los niveles de persecución más altos de su historia»

La ONG también denuncia que la dictadura comunista de Corea del Norte «vuelve al primer puesto, con los niveles de persecución más altos de su historia. El ascenso se produce tras una nueva oleada de detenciones en virtud de su reciente «Ley contra el pensamiento reaccionario»», un vocabulario significativamente muy parecido al que utiliza la izquierda en Occidente para instigar el odio contra los cristianos.

El genocidio anticristiano que el islamismo está perpetrando en Nigeria

Puertas Abiertas también da la alerta sobre el genocidio anticristiano que está perpetrándose en Nigeria: «Los asesinatos por motivos religiosos en Nigeria han aumentado de 4.650 el año pasado a 5.014, un abrumador 89% del total internacional. Cientos de miles se han visto obligados a desplazarse internamente o a convertirse en refugiados. Este año la violencia ha inundado también al sur del país, tradicionalmente cristiano». La ONG denuncia que «la violencia sólo es una parte de la ecuación, con una islamización extrema que ejerce una presión extrema sobre los cristianos en su vida cotidiana», todo ello mientras el gobierno de Nigeria, encabezado por el musulmán Muhammadu Buhari, «sigue negando que se trate de una persecución religiosa, por lo que la violación de los derechos de los cristianos se lleva a cabo con impunidad».

Hay 7 dictaduras comunistas entre los 50 países que más persiguen a los cristianos

En la lista publicada por Puertas Abiertas figuran 7 dictaduras comunistas: Corea del Norte (puesto 1), Eritrea (4), China (16), Vietnam (25), Cuba (27), Laos (31) y Nicaragua (50), que entra con fuerza en esta lista de la persecución (no figuraba en la del año pasado). Entre esos siete países reúnen una población de 1.556 millones de personas, que es casi la quinta parte de la población mundial. Lo más alarmante es que uno de esos países, la República Popular China, es miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU con derecho de veto.

El Islam es la principal causa de persecución en 37 países

Así mismo, muchos países de mayoría islámica vuelven a aparecer un año más en la lista mundial de la persecución. Hay 8 entre aquellos en los que los cristianos sufren una persecución extrema: Somalia (2), Yemen (3), Afganistán (9), Libia (5), Nigeria (6), Pakistán (7), Irán (8) y Sudán (10).

Además, hay otros 28 países de mayoría islámica donde los cristianos sufren niveles muy altos de persecución: Siria (12), Arabia Saudí (13), Maldivas (15), Mali (17), Irak (18), Argelia (19), Mauritania (20), Uzbekistán (21), República Centroafricana (24), Turkmenistán (26), Níger (28), Marruecos (29), Bangladesh (30), Mozambique (32), Indonesia (33), Qatar (34), Egipto (35), Túnez (36), República Democrática del Congo (37), Turquía (41), Comoras (42), Malasia (43), Tayikistán (44), Camerún (45), Brunei (46), Omán (47), Kazajistán (48) y Jordania (49). Además, en un país de mayoría cristiana, Etiopía (39), el Islam también es la causa principal de persecución.

 



 

IV.            Búsqueda común por la paz

El Papa recuerda que el diálogo es la vía para lograr la paz

En su discurso del Papa al Cuerpo diplomático el Papa ha querido recordar que el camino del diálogo es el camino para alcanzar la paz. Diálogo y más diálogo es la propuesta del Papa Francisco para Ucrania, la República Democrática del Congo, Sudán del Sur, Cáucaso meridional, Yemen, Etiopía, África occidental, Burkina Faso, Malí, Nigeria, Sudán, Malí, Chad, Myanmar y la península coreana. “Todos los conflictos ponen siempre de relieve las consecuencias letales de un continuo recurso a la producción de nuevos y cada vez más sofisticados armamentos, a veces justificada por la razón de que actualmente la paz «no puede garantizarse si no se apoya en una paridad de armamentos» - ha recordado el Papa – por ello, dice “es preciso romper esa lógica y proceder por el camino de un desarme integral, porque ninguna paz es posible allí donde proliferan instrumentos de muerte”.

¿Cómo construir la paz?

En un tiempo de tanto conflicto, el Papa enumera los cuatro bienes fundamentales para construir el hilo de paz, retomando algunos elementos de la Pacem in terris, un texto extremadamente actual incluso habiendo cambiado gran parte del contexto internacional.

 



 

Paz en la verdad

“Construir la paz en la verdad significa en primer lugar respetar a la persona humana, con su «derecho a la existencia, a la integridad corporal», y garantizarle «la posibilidad de buscar la verdad libremente y […] manifestar y difundir sus opiniones». Esto exige «que en todo el mundo se cree un ambiente dentro del cual no sólo los poderes públicos de cada nación, sino también los individuos y los grupos intermedios, puedan con mayor seguridad realizar sus funciones, cumplir sus deberes y defender sus derechos»”. Hoy el Papa ha denunciado que, a pesar de los compromisos asumidos por todos los estados de respetar los derechos humanos y las libertades fundamentales de cada persona, “todavía hoy, en muchos países, las mujeres son consideradas como ciudadanos de segunda clase”. Francisco también ha recordado que la paz exige que “se defienda la vida”, un bien que hoy es puesto en peligro no sólo por los conflictos, el hambre y las enfermedades, sino demasiadas veces incluso desde el seno materno, afirmando un presunto “derecho al aborto”. “Nadie puede arrogarse el derecho sobre la vida de otro ser humano, especialmente si este está desprotegido y por tanto privado de cualquier posibilidad de defensa” ha dicho Francisco, por ello, destaca su llamamiento a las conciencias de los hombres y las mujeres de buena voluntad, particularmente de cuantos tienen responsabilidades políticas, “para que trabajen por tutelar los derechos de los más débiles y se erradique la cultura del descarte, que lamentablemente incluye también a los enfermos, las personas discapacitadas y los ancianos”.

El Papa también retiene que el derecho a la vida también está amenazado allí donde se sigue practicando la pena de muerte. “La pena de muerte no puede ser utilizada para una presunta justicia de estado, puesto que esta no constituye un disuasivo, ni ofrece justicia a las víctimas, sino que alimenta solamente la sed de venganza. Hago, por tanto, un llamado para que la pena de muerte, que es siempre inadmisible pues atenta contra la inviolabilidad y la dignidad de la persona, sea abolida de las legislaciones de todos los países del mundo. No podemos olvidar que, hasta el último momento, una persona puede convertirse y puede cambiar”.

Además, el Papa recuerda que la paz también exige que se reconozca universalmente la libertad religiosa. “Es preocupante que haya personas perseguidas sólo porque profesan públicamente su fe y que en muchos países la libertad religiosa esté limitada. Aproximadamente un tercio de la población mundial vive en esta condición. Junto a la falta de libertad religiosa está también la persecución por motivos religiosos. No puedo dejar de mencionar, como demuestran algunas estadísticas, que uno de cada siete cristianos es perseguido. A este respecto, manifiesto mi deseo de que el nuevo Enviado Especial de la Unión Europea para la promoción de la libertad de religión o creencias fuera de la Unión Europea pueda disponer de los recursos y medios necesarios para llevar adelante adecuadamente su propio mandato”. 

 



 

Paz en la justicia

“Construir la paz exige que se busque la justicia” dice el Papa a los diplomáticos. “Se puede hacer mucho bien juntos, basta con pensar en las loables iniciativas destinadas a reducir la pobreza, ayudar a los migrantes, contrarrestar el cambio climático, favorecer el desarme nuclear y ofrecer ayuda humanitaria. Sin embargo, en tiempos recientes, los diversos foros internacionales se caracterizaron por crecientes polarizaciones e intentos para que se imponga un pensamiento único, lo que impide el diálogo y margina a aquellos que piensan distinto”. El Pontífice avisa que existe el riesgo de una deriva, que asume cada vez más el rostro de un totalitarismo ideológico, que promueve la intolerancia respecto al que no adhiere a supuestas posiciones de “progreso”, que en realidad parecen conducir más bien a un retroceso general de la humanidad, al violar la libertad de pensamiento y de conciencia.

Por ello, considera “necesario” volver al diálogo, a la escucha mutua y a la negociación, favoreciendo las responsabilidades compartidas y la cooperación en la búsqueda del bien común, bajo el signo de esa solidaridad que «surge de sabernos responsables de la fragilidad de los demás buscando un destino común». “Las exclusiones y los vetos recíprocos no llevan más que a alimentar mayores divisiones afirma.

 



 

Paz en la solidaridad

Para el Papa, “los caminos de la paz son caminos de solidaridad, porque nadie puede salvarse solo. Vivimos en un mundo tan interconectado que el actuar de cada uno termina por repercutir en todos”. Por ello ha subrayado tres ámbitos en los que emerge con particular fuerza la interconexión que une hoy a la humanidad y por los que es especialmente urgente una mayor solidaridad.

“El primero es el de las migraciones, que afecta a regiones enteras de la tierra. Muchas veces se trata de personas que huyen de guerras y persecuciones, afrontando peligros inmensos. Por otra parte, «ha de respetarse íntegramente también el derecho de cada hombre a conservar o cambiar su residencia […], de emigrar a otros países y fijar allí su domicilio» y debe tener la posibilidad de regresar a su propia tierra de origen”.

En este sentido, el Papa recuerda que la migración “es una cuestión en la que no es admisible “proceder de forma desorganizada”” y para comprenderlo, es suficiente mirar el Mediterráneo – dice – “convertido en una gran tumba”. “Esas vidas truncadas son el emblema del naufragio de nuestra civilización”. Por ello, afirma que en Europa urge “reforzar el marco normativo, por medio de la aprobación del Nuevo Pacto sobre Migración y Asilo, para que se puedan implementar políticas adecuadas que acojan, acompañen, promuevan e integren a los migrantes”. Además, dice, “la solidaridad exige que las necesarias operaciones de asistencia y cuidado de los náufragos no pesen totalmente sobre las poblaciones de los principales puntos de llegada”.

El segundo ámbito abarca la economía y el trabajo. “Las crisis que se sucedieron en los últimos años han puesto en evidencia los límites de un sistema económico que tiende más a crear beneficios para unos pocos que oportunidades de bienestar para muchos; una economía que tiende mayormente al dinero que a la producción de bienes útiles”. “Esto ha generado empresas más frágiles y mercados de trabajo altamente injustos”. Por tanto, el Papa pide “dar dignidad a la empresa y al trabajo, combatiendo toda forma de explotación que termina por tratar a los trabajadores del mismo modo que una mercancía”.

El tercer ámbito es el cuidado de nuestra casa común. Francisco recapitula que de forma continua se presentan ante nosotros los efectos del cambio climático y las graves consecuencias que esto tiene en la vida de poblaciones enteras.

 

 


 

Paz en la libertad

Por último, Francisco asegura que construir la paz exige que no haya lugar para «la lesión de la libertad, de la integridad y de la seguridad de otras naciones, cualesquiera que sean su extensión territorial y su capacidad defensiva». “Esto es posible si en cada comunidad no prevalece la cultura del abuso y la agresión, que lleva a mirar al prójimo como a un enemigo al que combatir más que a un hermano al que acoger y abrazar” explica ante el Cuerpo Diplomático. De hecho, explica que le preocupa el debilitamiento, en muchas partes del mundo, de la democracia y de la posibilidad de libertad que esta consiente, aun con todos los límites de un sistema humano. “Esto muchas veces lo pagan las mujeres y las minorías étnicas”.











IV.            Levantarse de la postración (Nabucco de Verdi)

El sueño de vivir en unidad con todos los pueblos se esconde el corazón de todos los hombres porque responde al sueño y al plan de Dios desde el principio. Es curioso que después de estos años de pandemia donde todos vivimos asilados por las restricciones impuestas se percibiera incluso con más fuerza el hecho querer sacar a la luz este latido de lo más profundo del corazón.

En el teatro Real de Madrid se abrieron las puertas con la representación magistral de la obra de Verdi: Nabucco. Un hecho causó la admiración de propios y extraños: Cinco minutos de aplausos y un bis de coro: el Teatro Real vive una noche histórica con el ‘Nabucco’.

Nabucco vuelve a triunfar, como lo hizo hace 180 años en Milán, cuando Verdi era un joven dispuesto a dejar la composición. En ese éxito resonaba el latido de la ópera romántica, el vigor de un compositor que se veía desahuciado y, sobre todo, el pulso del coro, convertido en el alma de un lamento que condensa la injusticia y el abatimiento del pueblo.

Ayer en Madrid, como en Milán en 1842, el coro ¡Va pensiero! fue repetido después de una larga ovación que puso a todo el Teatro Real en pie. Al final se invita al pueblo a entonar el cántico de los redimidos, el cántico del Risorgimento.

En la obra magistral de Verdi basada en el relato bíblico del pueblo de Israel desterrado a Babilonia el profeta Zacarías exhorta a los desterrados a tener fe, a no perder la esperanza.: El Señor levantará a su pueblo haciéndolos volver a su tierra.

Vamos a detenernos en tres tiempos que marcan el zenit de la opera de Verdi, El Nabucco:

A.                 La súplica de los desterrados y la profecía de Zacarias: Levántate y resplandece

B.               El ídolo caído representado en el Rey Nabucodonosor. El cielo se ha abierto

C.             El aleluya de los desterrados. Entonen al Señor un cántico nuevo


                                      


A.                 Levántate y resplandece (va, pensiero sull´ali dorati)

Vuela pensamiento hoy a las doradas, póstrate en las praderas y en las cimas

dónde exhala la suave fragancia, el aire dulce de la tierra y

saluda a las orillas del Jordán y a las destruidas Torres de Sión.

Ay mi patria tan bella y abandonada,

ay recuerdo tan grato y tan fatal.

Arpa de oro de los fatídicos vates ¿por qué cuelgas silenciosa del sauce?

Revive en nuestros pechos el recuerdo, háblanos del tiempo que fue.

Canta un aire de crudo lamento el destino de Jerusalén,

que inspire al Señor una melodía que nos infunda valor.

Oh angustiados hermanos, el Señor nos habla.

Se leer en la oscuridad, las indignas cadenas están ya rotas.

El León de Judá se levantará entre el polvo movido por el viento.

Ah que se rompan las indignas cadenas y reaparezca el valor de Juda.

 



             B.      El ídolo caído representado en el rey Nabucodonosor, Nabucco. El cielo se ha abierto. Se exhorta a la antigua esclava hija de Nabucco, Abigail

A tí Dios de los hebreos pedimos perdón. Dios de Judá perdón. Volverán a levantarse tus altares y serán destruidos todos los ídolos. Oh Dios verdadero y omnipotente a ti te adoraré.

Vamos jovencita conquista la palma del martirio,

tu patria es el cielo, apresúrate

El cielo se ha abierto. Mi espíritu anhela al Señor.

El me sonríe y me muestra los gozos eternos a cientos.

Adiós resplandor de las estrellas. Dios me irradia con su luz.

De este cuerpo que aquí me retiene escapará el alma y volará hacia el Señor.

Prodigio divino. ah vuelva Israel la alegría del suelo patrio

Levántate vuestro Dios un templo nuevo, solo él es grande y fuerte y poderoso.

Hija adorémoslo postrados de hinojos,

Inmenso Yahve ¿quién puede no oírte, quién no se siente polvo ante tu presencia?

Haces centellar tu rayo y tu aliento y el hombre deja de existir.    

Que baje sobre mí tu perdón, ahora que muero.

Yo fui la culpable y ahora encuentro el justo castigo.

Que ahora todos depositen su esperanza en ti.

¿quién me librará del pesado yugo de mi delito?

Dios ayuda al afligido oh Dios te suplico y te adoro

No me castigues, ayúdame, no me maldigas .

Ha muerto adorando a Yahve.

 


 

C.             Entonen al Señor un cántico nuevo

Al final del salterio se invita a entonar un aleluya con todos los pueblos (representados al son de múltiples instrumentos) como restauración de la unidad perdida:

Alaben al son de las arpas y tamboriles,

porque el señor se acuerda de los pobres y afligidos.

El señor otorga la victoria a los humildes,

que se alegren los fieles en el triunfo,

que inunde el regocijo en sus hogares,

que alaben al señor contradanzas y vítores,

porque el Señor libertar a su pueblo y lo bendice con la paz.

 



 

Conclusión

Este Domingo 22 de Enero hemos especialmente pedido por la unidad. En la antífona de entrada a la celebración dominical escuchábamos: “Canten al Señor un cántico nuevo, hombres de toda la tierra” (Sal 95, 1)

Hoy nos preguntamos ¿cuál es el cántico a entonar con todos los seres de la tierra para que los cielos se abran y lo escuche y le agrade a Dios? No es otro cántico que la melodía armoniosa del amor y la unidad. Es un cántico a cantar mas que con los labios con el corazón. Como dice San Agustín en el comentario de este salmo es nuevo porque se trata de un orden nuevo, una vida nueva, un mandamiento nuevo. Un Testamento nuevo, un amor nuevo, el que ha inaugurado y del que nos ha hecho partícipes Cristo.

En la segunda lectura de Pablo a los Corintios hemos escuchado: “Los exhorto hermanos, en nombre de nuestro Señor Jesucristo a que todos vivan en concordia y no haya divisiones entre ustedes, a que estén perfectamente unidos en un mismo sentir y en un mismo pensar” (1 Co 10, 13)

Hoy nos preguntamos ¿cómo siendo tan diversos y tan diferentes podemos tener un mismo sentir y pensar? Solo entrando en la nueva forma de ser, pensar, amar en el mismo Espíritu de Cristo. La unidad no es solo futo del acuerdo humano, a veces tan difícil y tan frágil de mantener, sino don que nos da el mismo Espíritu de Cristo.

Por eso que necesitamos de una conversión de mente y de corazón para tener el mismo pensar y sentir de Cristo. Es lo que se proclamaba en el evangelio: “Convertíos porque El reino de Dios está cerca, está ya entre nosotros”. (Mc 4, 18)

Todos podemos colaborar en la extensión y propagación del Reino de Dios en esta tierra esforcémonos por construir un mundo más justo, solidario, fraterno. Que sepamos ver lo que nos une y no nos cansemos de hacer el bien a todos.