JORNADA
DE ORACION POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS
(del
18 al 25 de Enero 2023)
«
Padre ruego por los que tu me distes para que todos sean uno» (Jn 17,21)
Introducción:
Este
fue el gran deseo de Jesús y su oración al Padre antes de su Pasión: “Padre
ruego por ellos para que todos sean uno como nosotros somos uno, yo en ellos y
tú en mí, para que sean perfectamente uno como nosotros somos uno y así el
mundo crea que tú me has enviado y que los has amado a ellos como me has amado
a mí” (Jn 17, 21-23)
Fuimos
creados para vivir en comunión con Dios y los hermanos, esa es la identidad y
vocación de nuestra existencia cristiana, de la vida nueva en Cristo a los que
fuimos renacidos en las aguas del Bautismo. Estamos inmersos en Dios por Cristo
gracias al Espíritu Santo y con él inmerso en la comunión con los hermanos.
Unidos en el mismo Bautismo, unidos en el mismo Pan, la Eucaristía, unidos en
la misma Cruz, unidos en la misma misión.
No
somos islas, no fuimos creados para vivir solos sino para vivir en comunión,
para una existencia en unidad y solidaridad con todo el Cuerpo de Cristo, con
toda la comunidad de hermanos y hermanas. Jesucristo es pues el fundamento y
garante de la unidad, la piedra que soporta el peso del mundo, que mantiene la
cohesión de la Iglesia y que reúne en la unidad última todos los logros de la
humanidad. De él recibimos la vida y la misión. La Iglesia está llamada en el
mundo a ser instrumento y fermento de unidad.
La
gran tragedia de nuestro mundo es la división. También la Iglesia ha vivido en
su propia carne el desgarrón de los hermanos (S XI separación con la Iglesia
Otodoxa; S, XVI separación con la Iglesia Protestante). La religión por
desgracia ha llegado a ser causa de división y luchas fraticidas. Si creemos en
Dios dador de vida nos llama a reconocernos hermanos miembros todos de la misma
familia.
La
Pandemia nos ha dejado claro que estamos todos en la misma barca y que solo nos
salvamos si nos unimos. La gran crisis que vive nuestro mundo es una crisis de
solidaridad, de humanidad, nos hemos olvidado de vivir como hermanos. El gran
virus que azota nuestro mundo es el individualismo y la indiferencia. No
podemos vivir al margen de lo que sucede a los otros. Tenemos un destino común.
Prólogo:
todos en la misma barca
Los “Angels
unaware”, (ángeles sin saberlo), es una escultura de seis metros de altura
y tres toneladas de peso que representa a 140 migrantes y refugiados de
diferentes culturas y períodos de la historia. Esta extraña barca en el
Vaticano lleva el mismo número de personas que las que desde el siglo XVII
contemplan la plaza desde lo alto de la columnata de Bernini ante la basílica de San Pedro.
Éstas sin nombre, sin saberlo.
El autor de
la obra es el artista canadiense Timothy Schmalz. Entre los migrantes
representados se encuentran sirios y africanos actuales, pero también un judío
que escapa de los nazis o un polaco que huye del comunismo. Sin nombre, pero
con rostro, porque cada uno son tantos sin saberlo.
Releo las
palabras de Rosa Montero en su libro La loca de la casa y las aplico a toda obra de arte:
“Hablar de literatura, pues, es hablar de la vida, de la vida propia y de la de
los otros, de la felicidad y del dolor. Y es también hablar del amor, porque la
pasión es el mayor invento de nuestras existencias inventadas, la sombra de una
sombra, el durmiente que sueña que está soñando. Y al fondo de todo, más allá
de nuestras fantasmagorías y nuestros delirios, momentáneamente contenida por
este puñado de palabras como el dique de arena de un niño contiene las olas en
la playa, asoma la muerte, tan real, enseñando sus orejas amarillas.”
El escritor
es como el espectador que ve el cortejo del rey desnudo. A veces incluso como
el niño que habla de las cosas tal y como las ve… Pero a veces es él el que va
en el cortejo. Yo también me meto en esta barca, en este cortejo que desafía la
muerte, incluso escribiendo.
Desde que, hace
unos 2000 años, unos locos se atrevieron a reconocer en un condenado a muerte,
crucificado, no sólo un dios sino el Dios, artistas y arte empezaron a
descubrir una forma nueva de afrontar nuestros dolores. El dolor siempre
incomprensible, fruto muchas veces del capricho o envidia de los dioses, pasa
de estar sólo entre los pobres mortales a encarnarse en una expresión divina.
Atado al árbol de la barca no está Ulises o el mejor de los hombres, sino un
Dios. Desde que en el siglo IV, en la puerta de Santa
Sabina, se
atrevieron a representarlo así, no han dejado de hacerlo.
I.
Orar y buscar la unidad
Buscar
la unidad durante todo el año. En el hemisferio norte la Semana de Oración por
la Unidad de los Cristianos se celebra tradicionalmente del 18 al 25 de enero.
Estas fechas fueron propuestas en 1908 por Paul Watson para cubrir el
periodo entre la fiesta de san Pedro y la de san Pablo, que tienen un hondo
significado. Invitamos a unirnos en oración por la unidad y a buscar la unidad
a lo largo de todo el año para expresar el grado de comunión que las Iglesias
ya han alcanzado y para orar juntos para llegar a la plena unidad querida por
Cristo.
Los
textos para la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos han sido preparados por las Iglesias cristianas de Malta y de Gozo (Cristianos
Unidos en Malta). El 10 de febrero muchos cristianos en Malta celebran la
Fiesta del Naufragio de San Pablo, señalando y dando gracias por la llegada
de la fe cristiana a estas islas. La lectura del libro de los Hechos de los
Apóstoles que se utiliza en esta fiesta es la que se ha elegido para la Semana
de Oración de este año. La narración comienza con Pablo siendo llevado a Roma
como prisionero (Hechos 27, 1ss). Pablo está encadenado, pero aun en la
que se volverá una travesía peligrosa, la misión de Dios continua a través de
él.
Este
relato es un drama clásico de la humanidad confrontada con el poder terrorífico
de los elementos. Los pasajeros en la nave están a la merced de las fuerzas de
los mares debajo de ellos y de la potente tempestad que arrecia encima de
ellos. Estas fuerzas los llevan a un terreno desconocido en el que están
perdidos y sin esperanza. Las 276 personas de la nave están divididas en grupos
bien diferenciados. El centurión y sus soldados tienen el poder y la autoridad,
pero dependen de la habilidad y de la experiencia de los marineros. Si bien todos
tienen miedo y son vulnerables, los prisioneros encadenados son los más
vulnerables de todos. Se puede disponer de sus vidas y corren el riesgo de una
ejecución sumaria (Hechos 22, 42).
Mientras la historia se va desenvolviendo, vemos como aumenta la división entre los distintos grupos por la desconfianza y la sospecha. Sin embargo, de modo sorprendente, Pablo destaca como elemento de paz en el alboroto. Él sabe que su vida no está gobernada por fuerzas que son indiferentes a su destino, sino que, al contrario, su vida está en las manos de Dios, al que pertenece y a quien da culto (cfr. Hechos 27, 23).
Gracias
a esta fe, Pablo tiene la confianza de que comparecerá ante el emperador en
Roma y, sacando fuerzas de ella, puede ponerse en pie ante sus compañeros de
viaje y dar gracias a Dios. Todos son reconfortados. Siguiendo su ejemplo,
comparten juntos el pan, unidos en una nueva esperanza y confiados en sus
palabras. Esto pone de relieve un tema principal de este pasaje: la divina
providencia. Fue decisión del centurión zarpar con mal tiempo y durante la
tempestad los marineros tomaron decisiones sobre el modo de manejar el buque.
Sin embargo, al final, sus planes se frustran y solamente estando juntos y
dejando que el buque se hunda logran salvar sus vidas gracias a la divina
providencia.
El barco y toda su valiosa carga se perderá, pero sus vidas se salvarán, ya que «ni un cabello de vuestra cabeza se perderá» (Hechos 27, 34; cfr. Lc 21, 18). En nuestra búsqueda de la unidad de los cristianos, abandonarnos a la providencia divina requiere que soltemos muchas cosas a las que estamos muy atados. Para Dios lo importante es la salvación de todos. Este grupo de personas tan diverso y desunido va «a parar a alguna isla» (Hechos 27, 26). Habiendo sido puestos juntos en un mismo barco, llegan al mismo destino, en el que se pone de manifiesto su unidad humana a través de la hospitalidad de los isleños.
Al
reunirse alrededor de la hoguera, rodeados de personas que no los conocen ni
los entienden, las diferencias de poder y de estatus se desvanecen. Los 276 ya
no están a merced de fuerzas indiferentes, sino que son abrazados por la
providencia amorosa de Dios que se hace presente a través de personas que les
tratan con «una solicitud poco común» (Hechos 28, 2). Mojados y con
frío, se pueden calentar y secar al lado de la hoguera. Hambrientos, se les da
comida. Se les da cobijo hasta que puedan volver a emprender su viaje con
seguridad.
Hoy en día muchas personas se enfrentan a los mismos miedos en los mismos mares. Los mismos sitios que se nombran en la lectura (Hechos 27, 21; 28, 1), aparecen también en las historias de los migrantes de hoy. En otros lugares del mundo muchos otros emprenden viajes igualmente peligrosos por tierra y por mar para escapar de catástrofes naturales, de guerras y de la pobreza. También sus vidas están a la merced de inmensas fuerzas, frías e indiferentes, no solo pertenecientes a la naturaleza, sino también políticas, económicas y humanas. Esta indiferencia del ser humano asume varias formas: la indiferencia de aquellos que venden plazas a personas desesperadas en buques que no son aptos para navegar; la indiferencia de los que deciden no mandar naves de rescate; y la indiferencia de los que alejan de sus costas a pateras con migrantes. Estos son solo algunos ejemplos.
Como
cristianos unidos que enfrentan la crisis migratoria, esta historia nos reta:
¿nos unimos a las frías fuerzas de la indiferencia o mostramos «una solicitud
poco común», haciéndonos testigos de la providencia amorosa de Dios para todas
las personas? Es muy necesaria la virtud de la hospitalidad en nuestra búsqueda
de la unidad de los cristianos. Es un hábito que nos invita a una mayor
generosidad para con los que pasan necesidad. Las personas que trataron con una
solicitud poco común a Pablo y a sus compañeros no conocían aún a Cristo y, sin
embargo, fue a través de su trato poco común que un grupo dividido se fue
uniendo. Nuestra propia unidad cristiana se manifestará no solamente mostrando
hospitalidad unos con otros, por muy importante que esto sea, sino también a
través de encuentros cordiales con aquellos que no comparten nuestra lengua,
cultura o religión. En estos viajes tempestuosos y encuentros casuales la
voluntad de Dios para su Iglesia y para todas las personas llega a su plenitud.
Como proclamará Pablo en Roma, esta salvación de Dios ha sido ofrecida a todos
los pueblos (cfr. Hechos 28, 28).
El
episodio del naufragio “representa el drama de la humanidad confrontada con
el poder terrorífico de los elementos” de la naturaleza, y la capacidad de
Pablo de levantarse “Pablo destaca como elemento de paz en el alboroto, porque
“sabe que su vida está en las manos de Dios”. El texto evidencia asimismo cómo en
el naufragio, “personas diversas y en desacuerdo entre ellos, desembarcan
juntas sanas y salvas”, abrazadas por el amor y la providencia de
Dios”. Los pasajeros en la nave están a la merced de las fuerzas de los
mares debajo de ellos y de la potente tempestad que arrecia encima de ellos.
Estas fuerzas los llevan a un terreno desconocido en el que están perdidos y
sin esperanza.
La
analogía con la actualidad es evidente. “Hoy en día muchas personas se
enfrentan a los mismos miedos en los mismos mares. Los mismos sitios que se
nombran en la lectura, aparecen también en las historias de los migrantes de
hoy. En otros lugares del mundo muchos otros emprenden viajes igualmente
peligrosos por tierra y por mar para escapar de catástrofes naturales, de
guerras y de la pobreza. También sus vidas están a la merced de inmensas
fuerzas, frías e indiferentes, no solo pertenecientes a la naturaleza, sino
también políticas, económicas y humanas”.
Y
esta indiferencia humana asume varias formas: “la indiferencia de aquellos que
venden plazas a personas desesperadas en buques que no son aptos para navegar;
la indiferencia de los que deciden no mandar naves de rescate; y la
indiferencia de los que alejan de sus costas a pateras con migrantes”.
Como
cristianos unidos que enfrentan la gran crisis migratoria, esta historia nos
reta: ¿nos unimos a las frías fuerzas de la indiferencia o mostramos «una
solicitud poco común», haciéndonos testigos de la providencia amorosa de Dios
para todas las personas? Es la pregunta que se presenta mientras se reitera que
la hospitalidad es muy necesaria “en nuestra búsqueda de la unidad de los
cristianos”.
Durante
la Semana de Oración, que se celebra cada año del 18 al 25 de enero, se
profundizarán ocho temas, uno al día: reconciliación, luz, esperanza,
confianza, fuerza, hospitalidad, conversión y generosidad.
El
mar mediterráneo ha pasado de ser un vehículo de comunicación de los pueblos a
una “fosa común”. Muchos emigrantes quedan sumergidos en las aguas del
Mediterráneo por no encontrar asilo en los pueblos a los que acuden (Para
muestra el naufragio de Lampedusa). La situación ecuménica de las islas de
Malta y Gozo: “Aunque la población actual de 430 000 habitantes es predominantemente
católica romana, hay grupos significativos de cristianos que pertenecen a otras
tradiciones”. Por lo tanto, el ecumenismo no es una experiencia nueva para la
población local. La posición de Malta, “en la encrucijada de civilizaciones, de
religiones, del comercio y de las migraciones ha hecho que la gente de Malta
esté siempre abierta a los demás y destaque por su hospitalidad”.
“Este
amplio abanico de Iglesias cristianas viene a crear un panorama ecuménico muy
vibrante”, continúa el texto. Los primeros encuentros ecuménicos en Malta
tuvieron lugar a mediados de los 60, cuando un pequeño grupo de clérigos
católicos romanos se reunió de forma regular con capellanes de las fuerzas
británicas estacionadas en Malta. Hablaban de temas de común interés y oraban
juntos”. Y fue precisamente en Malta que tuvieron lugar los primeros
encuentros del diálogo oficial católico – anglicano y católico –
luterano”.
Hoy,
el Christians Together in Malta, es decir, el Consejo Ecuménico de
Malta fundado en 1995 por el jesuita Maurice Eminyan incluye a representantes
de las distintas Iglesias. Se reúnen cada dos meses para comentar asuntos
ecuménicos, para organizar reuniones públicas de diálogo y, en colaboración con
la Comisión Ecuménica Diocesana, para concretar el contenido y la logística de
las celebraciones ecuménicas.
Las
relaciones de trabajo se caracterizan por un profundo respeto y una
colaboración auténtica. Por ejemplo, “la Iglesia Católica Romana ha ayudado
mucho a las Iglesias Ortodoxas a encontrar lugares adecuados para el culto. Del
mismo modo, la diócesis de Gozo ha abierto sus puertas para ofrecer lugares de
culto a los anglicanos y a otros cristianos de comunidades surgidas de la
Reforma”.
Además
de los momentos de oración conjunta, otras iniciativas ecuménicas conciernen un
proyecto común de diaconía, iniciativas de solidaridad como visitas a los
enfermos y a los mayores, canto coral y eventos con ocasión del Día Mundial de
Oración por la Creación; la organización de la Jornada de oración por la Creación
que se celebra el 1° de septiembre.
“La
colaboración ecuménica en varios niveles ha sido de mucha ayuda para promover
la causa de la unidad de los cristianos en Malta”. “El clima ecuménico en Malta
es muy positivo y puede servir realmente como un microcosmos del diálogo
ecuménico a nivel universal”.
II.
Los cristianos deben ser agentes de
reconciliación en el mundo
Al recibir a los integrantes de la Delegación ecuménica de
Finlandia, el Papa Francisco les recordó el valor de sumergirse juntos "en
las heridas de los necesitados". Y les dijo que el Bautismo pide que
se realicen "obras de justicia y gestos concretos de cercanía" a
quienes son víctimas de la opresión y de las guerras
El
Bautismo llama a todos los cristianos "a realizar obras de justicia con
gratuidad", así como "gestos concretos de cercanía" a quienes
son víctimas de "la injusticia, del descarte, de las diversas formas de
opresión y especialmente de las guerras".
Con
estas palabras el Santo Padre dio la bienvenida esta mañana a los integrantes
de la Delegación ecuménica de Finlandia, que llegó a Roma, como cada año, con
motivo de la fiesta de San Enrique, patrono del país escandinavo, en el que se
reúnen – dijo el Papa – "no sólo luteranos y católicos, sino también ortodoxos
y metodistas". Al agradecer a la obispa luterana de Helsinki, Irja Askola,
que encabeza esta delegación, sus condolencias por la muerte de Benedicto XVI,
Francisco retomó la referencia al Mar Báltico para referirse al conflicto en
Ucrania:
“Agradezco
también lo sugerente que ha sido su evocación a través de la imagen del Mar
Báltico, fuente de vida amenazada por la acción del hombre, lugar de encuentro
dolorosamente afectado por el clima de enfrentamiento provocado por la feroz
sinrazón de la guerra, que es siempre una derrota, siempre”.
Sumergirse
en las heridas de los necesitados
Debemos
estar agradecidos al Bautismo – afirmó el Pontífice – pues ha permitido la
reconciliación "con Dios, con los demás y con la creación":
“Somos
hijos reconciliados y, por tanto, estamos llamados a estar cada vez más
reconciliados entre nosotros y a ser agentes de reconciliación en el mundo”
Además,
al referirse a la Semana de oración por la unidad de los cristianos, que
comenzó ayer, el Papa invitó a los cristianos a ser "testigos de la fe en
Cristo", y a sumergirse, juntos, "en las heridas de los
necesitados" así como Él "se sumergió en la fragilidad" de la
condición humana:
“En
la comunidad de todos los bautizados, sabemos que estamos efectivamente unidos
entre nosotros, aquí y ahora, con cada hermana y hermano en Cristo, pero
también con nuestras madres y padres en la fe que han vivido antes que
nosotros”.
La
belleza de la unidad
Con
San Enrique – dijo el Santo Padre – "testigo de la fe, mensajero de la
esperanza e instrumento de la caridad", celebramos "la comunión
ecuménica de todos los santos, conocidos y desconocidos, renacidos a nueva vida
de las aguas del Bautismo":
“En
todo, reconozcamos cuán grande es la unidad que nos une y cuán importante es
rezar juntos, trabajar asiduamente y dialogar intensamente para superar las
divisiones y ser, según la voluntad del Señor, una cosa sola en la comunión
trinitaria, para que el mundo crea”
Sin
embargo, no basta la conciencia de todo esto, es necesario alimentar "una
verdadera pasión – señaló Francisco– que brota del amor a la comunión, del
deseo de superar el contra-testimonio dado por las laceraciones históricas
entre los cristianos, que tanto han herido la unidad del Cuerpo de Cristo":
“Hoy
se necesita, sobre todo, un celo ardiente por la evangelización, porque
anunciando juntos, nos redescubrimos hermanos y hermanas; y porque nos damos
cuenta de que no podemos difundir dignamente el nombre de Jesús, nacido, muerto
y resucitado por todos, sin testimoniar la belleza de la unidad, signo
distintivo de sus discípulos”
El
Papa los invitó a no cansarse nunca "de amar, de esperar, de buscar a los
alejados, de arder por dentro en el deseo de anunciar a Jesús y de construir la
unidad" y a pedir el don "de un renovado celo apostólico", para
redescubrir "a los demás creyentes como hermanos y hermanas en Cristo,
para sentirnos apóstoles reconciliados por Dios para reconciliarnos entre nosotros
y ser constructores de reconciliación para el mundo".
III. Solidaridad
con los cristianos perseguidos
La persecución contra
los cristianos «ha crecido exponencialmente» en los últimos 30 años. El totalitarismo
comunista y el fundamentalismo islámico repiten un año más como las principales
causas de persecución para los cristianos en el mundo.
Se trata de una
persecución que «ha crecido exponencialmente» en los últimos 30 años. Es
el tiempo que la ONG cristiana Puertas Abiertas lleva haciendo sus
informes anuales sobre persecución a los cristianos en el mundo. Este 18
de enero y arroja datos muy alarmantes:
5.621 cristianos fueron
asesinados a causa de su fe en todo el mundo en 2022; 4.542 cristianos fueron
detenidos a causa de su fe en los últimos doce meses; 2.110 iglesias cristianas fueron atacadas durante el año
pasado; 360 millones de cristianos sufren altos niveles de persecución y
discriminación a causa de su fe. Ya sólo en los 50 primeros países, 312
millones de cristianos sufren actualmente niveles de persecución muy altos o
extremos.
En 1993, los cristianos
afrontaban un nivel de persecución de alto a extremo en 40 países; en 2023, esta cifra
casi se ha duplicado a 76 países; 2 de cada 5 cristianos son
perseguidos en Asia, siendo el continente más hostil a los cristianos a
causa del comunismo (en Corea del Norte, China, Laos y
Vietnam), el Islam y el nacionalismo hindú; 1 de cada 15 cristianos son
perseguidos en Iberoamérica, donde el comunismo (Cuba y Nicaragua) se ha
convertido en una causa creciente de esa persecución; 1 de cada 5 cristianos es
perseguido en África, donde la principal causa de persecución es el
Islam.
La dictadura de China está
forjando una alianza mundial para redefinir los derechos humanos
Puertas Abiertas ha alertado que la
dictadura comunista de China «está forjando una alianza mundial de
naciones que pretenden redefinir los derechos humanos, alejándolos de los
derechos civiles y las libertades religiosas. Las voces disidentes, como
las de los cristianos, son perseguidas como «alborotadoras» o incluso «terroristas»». La
ONG cristiana señala que «China ha tomado más medidas drásticas contra los
cristianos, introduciendo nuevas y radicales normas sobre el uso de Internet
por parte de las iglesias».
Corea del Norte alcanza «los
niveles de persecución más altos de su historia»
La ONG también
denuncia que la dictadura comunista de Corea del Norte «vuelve al
primer puesto, con los niveles de persecución más altos de su historia. El
ascenso se produce tras una nueva oleada de detenciones en virtud de su
reciente «Ley contra el pensamiento reaccionario»», un vocabulario
significativamente muy parecido al que utiliza la izquierda en Occidente para
instigar el odio contra los cristianos.
El genocidio anticristiano que
el islamismo está perpetrando en Nigeria
Puertas Abiertas también da la alerta
sobre el genocidio anticristiano que está perpetrándose en Nigeria: «Los
asesinatos por motivos religiosos en Nigeria han aumentado de 4.650 el año
pasado a 5.014, un abrumador 89% del total internacional. Cientos de miles se han
visto obligados a desplazarse internamente o a convertirse en refugiados. Este
año la violencia ha inundado también al sur del país, tradicionalmente
cristiano». La ONG denuncia que «la violencia sólo es una parte de la
ecuación, con una islamización extrema que ejerce una presión extrema
sobre los cristianos en su vida cotidiana», todo ello mientras el gobierno de
Nigeria, encabezado por el musulmán Muhammadu Buhari, «sigue negando que
se trate de una persecución religiosa, por lo que la violación de los derechos
de los cristianos se lleva a cabo con impunidad».
Hay 7 dictaduras comunistas
entre los 50 países que más persiguen a los cristianos
En la lista publicada
por Puertas Abiertas figuran 7 dictaduras comunistas: Corea del Norte
(puesto 1), Eritrea (4), China (16), Vietnam (25), Cuba (27), Laos (31) y
Nicaragua (50), que entra con fuerza en esta lista de la persecución (no
figuraba en la del año pasado). Entre esos siete países reúnen una
población de 1.556 millones de personas, que es casi la quinta parte de la
población mundial. Lo más alarmante es que uno de esos países, la
República Popular China, es miembro permanente del Consejo de Seguridad de la
ONU con derecho de veto.
El Islam es la principal causa
de persecución en 37 países
Así mismo,
muchos países de mayoría islámica vuelven a aparecer un año más en la
lista mundial de la persecución. Hay 8 entre aquellos en los que los
cristianos sufren una persecución extrema: Somalia (2), Yemen (3),
Afganistán (9), Libia (5), Nigeria (6), Pakistán (7), Irán (8) y Sudán (10).
Además, hay otros
28 países de mayoría islámica donde los cristianos sufren niveles muy altos de
persecución: Siria (12), Arabia Saudí (13), Maldivas (15), Mali (17), Irak
(18), Argelia (19), Mauritania (20), Uzbekistán (21), República Centroafricana
(24), Turkmenistán (26), Níger (28), Marruecos (29), Bangladesh (30),
Mozambique (32), Indonesia (33), Qatar (34), Egipto (35), Túnez (36), República
Democrática del Congo (37), Turquía (41), Comoras (42), Malasia (43),
Tayikistán (44), Camerún (45), Brunei (46), Omán (47), Kazajistán (48) y
Jordania (49). Además, en un país de mayoría cristiana, Etiopía (39), el
Islam también es la causa principal de persecución.
IV.
Búsqueda común por la paz
El
Papa recuerda que el diálogo es la vía para lograr la paz
En su discurso del
Papa al Cuerpo diplomático el Papa ha querido recordar que el
camino del diálogo es el camino para alcanzar la paz. Diálogo y más diálogo es
la propuesta del Papa Francisco para Ucrania, la República Democrática del
Congo, Sudán del Sur, Cáucaso meridional, Yemen, Etiopía, África occidental, Burkina
Faso, Malí, Nigeria, Sudán, Malí, Chad, Myanmar y la península coreana. “Todos
los conflictos ponen siempre de relieve las consecuencias letales de un
continuo recurso a la producción de nuevos y cada vez más sofisticados
armamentos, a veces justificada por la razón de que actualmente la paz «no
puede garantizarse si no se apoya en una paridad de armamentos» - ha recordado
el Papa – por ello, dice “es preciso romper esa lógica y proceder por el camino
de un desarme integral, porque ninguna paz es posible allí donde proliferan
instrumentos de muerte”.
¿Cómo construir la paz?
En
un tiempo de tanto conflicto, el Papa enumera los cuatro bienes fundamentales
para construir el hilo de paz, retomando algunos elementos de la Pacem
in terris, un texto extremadamente actual incluso habiendo cambiado gran
parte del contexto internacional.
Paz
en la verdad
“Construir
la paz en la verdad significa en primer lugar respetar a la persona humana, con
su «derecho a la existencia, a la integridad corporal», y garantizarle «la
posibilidad de buscar la verdad libremente y […] manifestar y difundir sus
opiniones». Esto exige «que en todo el mundo se cree un ambiente dentro del
cual no sólo los poderes públicos de cada nación, sino también los individuos y
los grupos intermedios, puedan con mayor seguridad realizar sus funciones,
cumplir sus deberes y defender sus derechos»”. Hoy el Papa ha denunciado que, a
pesar de los compromisos asumidos por todos los estados de respetar los
derechos humanos y las libertades fundamentales de cada persona, “todavía hoy,
en muchos países, las mujeres son consideradas como ciudadanos de segunda
clase”. Francisco también ha recordado que la paz exige que “se defienda la
vida”, un bien que hoy es puesto en peligro no sólo por los conflictos, el
hambre y las enfermedades, sino demasiadas veces incluso desde el seno materno,
afirmando un presunto “derecho al aborto”. “Nadie puede arrogarse el derecho
sobre la vida de otro ser humano, especialmente si este está desprotegido y por
tanto privado de cualquier posibilidad de defensa” ha dicho Francisco, por
ello, destaca su llamamiento a las conciencias de los hombres y las mujeres de
buena voluntad, particularmente de cuantos tienen responsabilidades políticas,
“para que trabajen por tutelar los derechos de los más débiles y se erradique
la cultura del descarte, que lamentablemente incluye también a los enfermos,
las personas discapacitadas y los ancianos”.
El
Papa también retiene que el derecho a la vida también está amenazado allí donde
se sigue practicando la pena de muerte. “La pena de muerte no puede ser
utilizada para una presunta justicia de estado, puesto que esta no constituye
un disuasivo, ni ofrece justicia a las víctimas, sino que alimenta solamente la
sed de venganza. Hago, por tanto, un llamado para que la pena de muerte, que es
siempre inadmisible pues atenta contra la inviolabilidad y la dignidad de la
persona, sea abolida de las legislaciones de todos los países del mundo. No
podemos olvidar que, hasta el último momento, una persona puede convertirse y
puede cambiar”.
Además,
el Papa recuerda que la paz también exige que se reconozca universalmente la
libertad religiosa. “Es preocupante que haya personas perseguidas sólo porque
profesan públicamente su fe y que en muchos países la libertad religiosa esté
limitada. Aproximadamente un tercio de la población mundial vive en esta
condición. Junto a la falta de libertad religiosa está también la persecución
por motivos religiosos. No puedo dejar de mencionar, como demuestran algunas
estadísticas, que uno de cada siete cristianos es perseguido. A este respecto,
manifiesto mi deseo de que el nuevo Enviado Especial de la Unión
Europea para la promoción de la libertad de religión o creencias fuera
de la Unión Europea pueda disponer de los recursos y medios necesarios
para llevar adelante adecuadamente su propio mandato”.
Paz
en la justicia
“Construir
la paz exige que se busque la justicia” dice el Papa a los diplomáticos. “Se
puede hacer mucho bien juntos, basta con pensar en las loables iniciativas
destinadas a reducir la pobreza, ayudar a los migrantes, contrarrestar el
cambio climático, favorecer el desarme nuclear y ofrecer ayuda humanitaria. Sin
embargo, en tiempos recientes, los diversos foros internacionales se
caracterizaron por crecientes polarizaciones e intentos para que se imponga un
pensamiento único, lo que impide el diálogo y margina a aquellos que piensan
distinto”. El Pontífice avisa que existe el riesgo de una deriva, que asume
cada vez más el rostro de un totalitarismo ideológico, que promueve la
intolerancia respecto al que no adhiere a supuestas posiciones de “progreso”, que
en realidad parecen conducir más bien a un retroceso general de la humanidad,
al violar la libertad de pensamiento y de conciencia.
Por
ello, considera “necesario” volver al diálogo, a la escucha mutua y a la
negociación, favoreciendo las responsabilidades compartidas y la cooperación en
la búsqueda del bien común, bajo el signo de esa solidaridad que «surge de
sabernos responsables de la fragilidad de los demás buscando un destino común».
“Las exclusiones y los vetos recíprocos no llevan más que a alimentar mayores
divisiones afirma.
Paz
en la solidaridad
Para
el Papa, “los caminos de la paz son caminos de solidaridad, porque nadie puede
salvarse solo. Vivimos en un mundo tan interconectado que el actuar de cada uno
termina por repercutir en todos”. Por ello ha subrayado tres ámbitos en los que
emerge con particular fuerza la interconexión que une hoy a la humanidad y por
los que es especialmente urgente una mayor solidaridad.
“El
primero es el de las migraciones, que afecta a regiones enteras de la tierra.
Muchas veces se trata de personas que huyen de guerras y persecuciones,
afrontando peligros inmensos. Por otra parte, «ha de respetarse íntegramente
también el derecho de cada hombre a conservar o cambiar su residencia […], de
emigrar a otros países y fijar allí su domicilio» y debe tener la posibilidad
de regresar a su propia tierra de origen”.
En
este sentido, el Papa recuerda que la migración “es una cuestión en la que no
es admisible “proceder de forma desorganizada”” y para comprenderlo, es
suficiente mirar el Mediterráneo – dice – “convertido en una gran tumba”. “Esas
vidas truncadas son el emblema del naufragio de nuestra civilización”. Por
ello, afirma que en Europa urge “reforzar el marco normativo, por medio de la
aprobación del Nuevo Pacto sobre Migración y Asilo, para que se puedan
implementar políticas adecuadas que acojan, acompañen, promuevan e integren a
los migrantes”. Además, dice, “la solidaridad exige que las necesarias
operaciones de asistencia y cuidado de los náufragos no pesen totalmente sobre
las poblaciones de los principales puntos de llegada”.
El
segundo ámbito abarca la economía y el trabajo. “Las crisis que se sucedieron
en los últimos años han puesto en evidencia los límites de un sistema económico
que tiende más a crear beneficios para unos pocos que oportunidades de
bienestar para muchos; una economía que tiende mayormente al dinero que a la
producción de bienes útiles”. “Esto ha generado empresas más frágiles y
mercados de trabajo altamente injustos”. Por tanto, el Papa pide “dar dignidad
a la empresa y al trabajo, combatiendo toda forma de explotación que termina
por tratar a los trabajadores del mismo modo que una mercancía”.
El
tercer ámbito es el cuidado de nuestra casa común. Francisco recapitula que de
forma continua se presentan ante nosotros los efectos del cambio climático y
las graves consecuencias que esto tiene en la vida de poblaciones enteras.
Paz
en la libertad
Por
último, Francisco asegura que construir la paz exige que no haya lugar para «la
lesión de la libertad, de la integridad y de la seguridad de otras naciones,
cualesquiera que sean su extensión territorial y su capacidad defensiva». “Esto
es posible si en cada comunidad no prevalece la cultura del abuso y la
agresión, que lleva a mirar al prójimo como a un enemigo al que combatir más
que a un hermano al que acoger y abrazar” explica ante el Cuerpo Diplomático.
De hecho, explica que le preocupa el debilitamiento, en muchas partes del
mundo, de la democracia y de la posibilidad de libertad que esta consiente, aun
con todos los límites de un sistema humano. “Esto muchas veces lo pagan las
mujeres y las minorías étnicas”.
IV.
Levantarse de la postración (Nabucco
de Verdi)
El
sueño de vivir en unidad con todos los pueblos se esconde el corazón de todos
los hombres porque responde al sueño y al plan de Dios desde el principio. Es
curioso que después de estos años de pandemia donde todos vivimos asilados por
las restricciones impuestas se percibiera incluso con más fuerza el hecho
querer sacar a la luz este latido de lo más profundo del corazón.
En
el teatro Real de Madrid se abrieron las puertas con la representación
magistral de la obra de Verdi: Nabucco. Un hecho causó la admiración de
propios y extraños: Cinco minutos de aplausos y un
bis de coro: el Teatro Real vive una noche histórica con el ‘Nabucco’.
Nabucco vuelve a triunfar,
como lo hizo hace 180 años en Milán, cuando Verdi era un joven dispuesto a
dejar la composición. En ese éxito resonaba el latido de la
ópera romántica, el vigor de un compositor que se veía desahuciado y, sobre
todo, el pulso del coro, convertido en el alma de un lamento que condensa la
injusticia y el abatimiento del pueblo.
Ayer en Madrid, como en Milán en 1842, el coro ¡Va pensiero! fue repetido después de una larga ovación que puso a todo el
Teatro Real en pie. Al
final se invita al pueblo a entonar el cántico de los redimidos, el cántico del
Risorgimento.
En
la obra magistral de Verdi basada en el relato bíblico del pueblo de Israel
desterrado a Babilonia el profeta Zacarías exhorta a los desterrados a tener
fe, a no perder la esperanza.: El Señor levantará a su pueblo haciéndolos
volver a su tierra.
Vamos a detenernos en tres tiempos que marcan el zenit
de la opera de Verdi, El Nabucco:
A.
La súplica de los desterrados y la
profecía de Zacarias: Levántate y resplandece
B.
El ídolo caído representado en el Rey
Nabucodonosor. El cielo se ha abierto
C.
El aleluya de los desterrados. Entonen
al Señor un cántico nuevo
A.
Levántate y resplandece
(va, pensiero sull´ali dorati)
Vuela pensamiento
hoy a las doradas, póstrate en las praderas y en las cimas
dónde exhala la
suave fragancia, el aire dulce de la tierra y
saluda a las
orillas del Jordán y a las destruidas Torres de Sión.
Ay mi patria tan
bella y abandonada,
ay recuerdo tan
grato y tan fatal.
Arpa de oro de los
fatídicos vates ¿por qué cuelgas silenciosa del sauce?
Revive en nuestros
pechos el recuerdo, háblanos del tiempo que fue.
Canta un aire de
crudo lamento el destino de Jerusalén,
que inspire al
Señor una melodía que nos infunda valor.
Oh angustiados
hermanos, el Señor nos habla.
Se leer en la
oscuridad, las indignas cadenas están ya rotas.
El León de Judá se
levantará entre el polvo movido por el viento.
Ah que se rompan las
indignas cadenas y reaparezca el valor de Juda.
A
tí Dios de los hebreos pedimos perdón. Dios de Judá perdón. Volverán a
levantarse tus altares y serán destruidos todos los ídolos. Oh Dios verdadero y
omnipotente a ti te adoraré.
Vamos jovencita
conquista la palma del martirio,
tu patria es el
cielo, apresúrate
El cielo se ha
abierto. Mi espíritu anhela al Señor.
El me sonríe y me
muestra los gozos eternos a cientos.
Adiós resplandor de
las estrellas. Dios me irradia con su luz.
De este cuerpo que
aquí me retiene escapará el alma y volará hacia el Señor.
Prodigio divino.
ah vuelva Israel la alegría del suelo patrio
Levántate vuestro
Dios un templo nuevo, solo él es grande y fuerte y poderoso.
Hija adorémoslo
postrados de hinojos,
Inmenso Yahve
¿quién puede no oírte, quién no se siente polvo ante tu presencia?
Haces centellar tu
rayo y tu aliento y el hombre deja de existir.
Que baje sobre mí
tu perdón, ahora que muero.
Yo fui la culpable
y ahora encuentro el justo castigo.
Que ahora todos
depositen su esperanza en ti.
¿quién me librará
del pesado yugo de mi delito?
Dios ayuda al
afligido oh Dios te suplico y te adoro
No me castigues,
ayúdame, no me maldigas .
Ha muerto adorando
a Yahve.
C.
Entonen al Señor un cántico nuevo
Al
final del salterio se invita a entonar un aleluya con todos los pueblos
(representados al son de múltiples instrumentos) como restauración de la unidad
perdida:
Alaben al son de
las arpas y tamboriles,
porque el señor se
acuerda de los pobres y afligidos.
El señor otorga la
victoria a los humildes,
que se alegren los
fieles en el triunfo,
que inunde el
regocijo en sus hogares,
que alaben al
señor contradanzas y vítores,
porque el Señor
libertar a su pueblo y lo bendice con la paz.
Conclusión
Este
Domingo 22 de Enero hemos especialmente pedido por la unidad. En la antífona de
entrada a la celebración dominical escuchábamos: “Canten al Señor un cántico
nuevo, hombres de toda la tierra” (Sal 95, 1)
Hoy
nos preguntamos ¿cuál es el cántico a entonar con todos los seres de la tierra
para que los cielos se abran y lo escuche y le agrade a Dios? No es otro cántico
que la melodía armoniosa del amor y la unidad. Es un cántico a cantar mas que
con los labios con el corazón. Como dice San Agustín en el comentario de este
salmo es nuevo porque se trata de un orden nuevo, una vida nueva, un
mandamiento nuevo. Un Testamento nuevo, un amor nuevo, el que ha inaugurado y
del que nos ha hecho partícipes Cristo.
En
la segunda lectura de Pablo a los Corintios hemos escuchado: “Los exhorto
hermanos, en nombre de nuestro Señor Jesucristo a que todos vivan en concordia
y no haya divisiones entre ustedes, a que estén perfectamente unidos en un
mismo sentir y en un mismo pensar” (1 Co 10, 13)
Hoy
nos preguntamos ¿cómo siendo tan diversos y tan diferentes podemos tener un
mismo sentir y pensar? Solo entrando en la nueva forma de ser, pensar, amar en
el mismo Espíritu de Cristo. La unidad no es solo futo del acuerdo humano, a
veces tan difícil y tan frágil de mantener, sino don que nos da el mismo
Espíritu de Cristo.
Por
eso que necesitamos de una conversión de mente y de corazón para tener el mismo
pensar y sentir de Cristo. Es lo que se proclamaba en el evangelio: “Convertíos
porque El reino de Dios está cerca, está ya entre nosotros”. (Mc 4, 18)
Todos
podemos colaborar en la extensión y propagación del Reino de Dios en esta
tierra esforcémonos por construir un mundo más justo, solidario, fraterno. Que
sepamos ver lo que nos une y no nos cansemos de hacer el bien a todos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario