COSMOVISIÓN DE LAS CATEDRALES
a través de humildes artesanos
Trabajamos no para cosas perecederos,
sino por el trabajo eterno que perdura para la vida eterna (Jn 6, 27)
Introducción
Dedicamos este trabajo con toda nuestra admiración al magnífico trabajo de miles de artesanos desconocidos de las grandes catedrales
del pasado que emprendieron una obra inmortal para gloria de Dios. Eran conscientes que estaban haciendo un trabajo para Dios, sabiendo que estaban construyendo algo no terminado que nunca podrían llegar a ver. La mayoría de las grandes catedrales tardaron más de cien años en ser construidas. La construcción de la catedral gótica de Salamanca duró doscientos veinte años.
Estaban trabajando sabiendo que nadie lo notaba y dieron toda su vida para la obra de Dios. Uno de los artesanos talla un pequeño pájaro en la parte superior de una torre alta y alguien se acercó a él y dijo: ¿por qué están gastando tanto tiempo en algo que nunca nadie verá? y él respondió: porque Dios ve. Hicieron un enorme sacrificio sin ningún crédito con tan solo el reconocimiento de Dios. Sabían que ningún sacrificio es demasiado pequeño para que Dios no lo observe.
Sabían que Dios ve cada minúsculo detalle de su trabajo. Estaban trabajando para Dios por
amor y generosidad, alabándolo a él. Sus trabajos son un monumento a un Dios aún mayor. Hicieron un enorme sacrificio sin ningún crédito con tan solo el reconocimiento de Dios. Sabían que ningún sacrificio es demasiado pequeño para que Dios no lo observe. Sabían que Dios ve cada minúsculo detalle de su trabajo. Estaban trabajando para Dios por amor y generosidad, alabándolo a él. Sus trabajos son un monumento a un Dios aún mayor.
Alguien ha dicho: esas magnas catedrales no se construirán otra vez porque pocas personas están dispuestas a sacrificarse en ese grado. "Esperaban a una ciudad construida por Dios, de la que Dios es el arquitecto y constructor. Estas personas de los cuales el mundo no era digno, no verían terminado el trabajo durante el tiempo de su vida, aspiraban a una mejor ciudad, que es sobrenatural; sabiendo que Dios prepara esa ciudad para ellos"(Hb 11)
1.
Motivación
Esta reflexión se
debe al tiempo de año sabático que pasé en Salamanca por motivos de salud en
2013 en que se celebraba el V centenario de la Catedral Nueva, la catedral
magna de Salamanca[1].
Salamanca Ciudad Patrimonio de la humanidad, es la única Ciudad con dos
catedrales. Salamanca está en sus monumentos preñada de inmortalidad como lo
atestiguan sus muros engalanados con centenares de vítores fijados con sangre
caliente.[2] Emplazadas en el llamado teso de las Catedrales es el hito más
representativo de la Ciudad. En la catedral vieja yo recibí la primera comunión
en 1959.
Es famoso el dicho
popular: “Quien quiera aprender que vaya a Salamanca”. Salamanca fue
considerada en la Edad Media la Atenas de Oriente centro intelectual de la
monarquía española. En el siglo de Oro era considerada por su Universidad
emporio de las ciencias no inferior en fama a París, Oxford o Bolonia[3]. Unamuno diría cuando se pregunta a la gente dónde está la rana lo
triste no es que no sepan encontrarla sino que no sepan más allá de dónde está la rana. Cuando en 1993 con motivo de la
inauguración de las Edades del Hombre se hiciera la restauración de la puerta
oriental de la entrada de Jesús en Jerusalén los canteros encargados dejaron
constancia de nuestro siglo esculpiendo una serie de figuras entre ellas un astronauta.
Es una pena que la rana y el astronauta se hayan convertido en el mayor atractivo para los
turistas. Salamanca tiene más que elementos para ser considerada como la ciudad
no sólo madre de las ciencias sino madre de las artes[4]. Es necesario que las personas se detengan a contemplar esos gigantes
de piedra levantados por la mano de artesanos
a lo largo de tantos siglos. La presente reflexión quiere honrar a estos anónimos artesanos que dejaron un
patrimonio inmortal para toda la Humanidad. Estos fueron una legión de menestriles anónimos que sin
ser recordados por nadie a través de tareas muy humildes dejaron sus afanes
entre sillares de piedra franca y trabajaron incansables sin ver el remate
final de tan gigantesca empresa.
2.
Toda una cosmovisión
Los maestros
artesanos en la construcción de las catedrales respondían a toda una
cosmovisión del mundo[5]. Por eso que se precisa saber descubrir la hermenéutica de su
simbología y de su lenguaje para poder así interpretarlo. Las catedrales de
Salamanca supusieron una colosal empresa que llevó varios siglos. La catedral
vieja, la Fortis, ocuparía
prácticamente un siglo. Se empezó en 1140 y fue terminada en 1230, la catedral
nueva, la Magna fue construida a lo
largo de 220 años. Se empezó en 1513 y se terminó en 1733 durante semejante
intervalo de tiempo cambió enormemente la concepción de la historia.[6] Sin embargo las catedrales nos dejaron un legado de valores imperecederos
e inmutables que serían válidos para cualquier época y lugar. Si un número tan
estimable de generaciones se comprometió a legar una obra tan excepcional,
nuestro deber y compromiso es conocerlo, defenderlo y difundirlo.
3.
La cosmovisión de las catedrales
El arte, en uno de
sus aspectos, constituye una vía de expresión de imágenes con las que el hombre
puede explicar y comprender el mundo.[7]
El canon estético responde a un conjunto de sentimientos y saberes individuales
y colectivos que encierra el gesto grabado en la piedra; una forma que nos descubre un
rasgo profundo del ser. Ha sido
objeto de meditación, no sólo estética, sino también filosófica. Su máximo
interés y desafío reside en su esencia:
plasmar una figura tridimensional la compleja esfera de acciones, emociones y
vivencias en la que se desarrolla la existencia humana. De esta manera,
en el camino que elige el artista para resolver este enigma, podemos encontrar también la vía que nos conduce al
fundamento de una determinada cosmovisión.
Esta última
palabra [8] designa
una «visión o concepción del mundo»,
una forma de ver la realidad[9].
En ambas encontramos dos elementos comunes que determinan su esencia: el sujeto que observa y el punto o «centro» desde donde observa.[10] De la contemplación de la
realidad desde un centro establecido surge una imagen del mundo[11].
En conclusión, podemos decir que en el ser de la obra yace oculto el poder para
desvelarnos un aspecto de la imagen total del mundo, para hacernos intuir, en
el acto de contemplación, el espíritu de
una época.
4. Toda una cosmovisión, concepción del mundo
Como es de suponer,
la imagen del mundo ha cambiado a lo
largo de la historia. Cual si se tratase
de la escenografía para el Theatrum Mundi de
nuestra civilización, va condicionando e inspirando la actividad del hombre,
así como las distintas formas de pensamiento de una cultura: sus expresiones
religiosas, científicas y artísticas. Pero ¿qué es lo que, a su vez, origina
ésta u otra imagen del mundo? Siguiendo con la analogía visual, podemos decir
que el surgimiento de una imagen del mundo está determinado por el centro desde donde se percibe
la realidad, por el «lugar» a partir del cual se proyecta el «telón de fondo»
de la existencia. Este «punto de visión» colectivo[12] ,
que se enriquece a lo largo de la historia por todo el acervo cultural y espiritual de un pueblo, suele ser inicialmente
establecido por un individuo o grupo de individuos pensadores, sabios y
filósofos, o, como en la antigüedad, por héroes civilizadores, reyes
semidivinos o los mismos dioses. Constituye, asimismo, el núcleo de imágenes, a
veces míticas y simbólicas, a veces históricas y racionales, que se le
trasmiten al hombre desde su niñez para que pueda comprender su entorno y la
realidad de su propia existencia.
5.
Las catedrales expresan un cambio de paradigma de la edad Media a la
Edad Moderna
A grandes rasgos,
podríamos decir que a lo largo de la Edad
Media la identificación de Dios con la idea de Ente Supremo crea los
fundamentos para una imagen del mundo teocéntrica. Aunque
esta breve definición no pueda hacer justicia a mil años de historia en los que
el pensamiento filosófico-cristiano fue
construyendo una compleja visión del mundo, al menos nos sitúa ante un
hecho: el ser, en tanto presencia de lo divino y real, que en la Antigüedad es
concebido y percibido como algo consustancial e inmanente a nuestro mundo, se
abstrae a una forma trascendente, lejana y elevada. Sobre este presupuesto
metafísico se asienta un arte como el
gótico, en cuyo fundamento se concibe el espacio como dimensión simbólica y
la luz como materialización de lo divino[13].
La creación de los interiores en las catedrales, en las que domina una luz
filtrada por las vidrieras, evade aún cualquier referencia objetiva al espacio
real, propiciando una atmósfera de ingravidez y elevación. Las pinturas,
impregnadas también de simbolismo, evitan cualquier referencia al espacio
natural, a la realidad, que remita al observador al terreno de lo profano. En
suma, el arte gótico desprecia la composición en referencia a un solo punto de vista, anulando
cualquier posible visión individual tanto del artista como del espectador[14].
6. El Renacimiento da paso a una visión moderna
del mundo
Llegamos, tras esta
breve reflexión, a la Edad Moderna, período de «madurez racional» de la cultura
occidental. Esta nueva etapa de la historia centra sus esfuerzos en «el dominio
técnico de la naturaleza mediante el desarrollo de la ciencia»[15],
para posibilitar «la invención de una infinidad de artificios» con el fin de
gozar «sin ningún trabajo» de los beneficios de la tierra, y para mejorar «la
conservación de la salud», como mayor bien del hombre[16].
El rasgo que la caracteriza es «una actitud que no mira ya al pasado para
reactualizarlo en el presente, sino que vive con entusiasmo las posibilidades
de futuro»[17]. Con
esta definición, es apenas claro que esta drástica transformación de la imagen
del mundo, de la concepción de la realidad, presuponga un cambio del centro o punto
de visión que imperaba hasta entonces. Sin duda alguna, la visión moderna de la
existencia se sustenta en el presupuesto filosófico de Descartes, el ego cogito, que sitúa al sujeto
como observador omnipotente del mundo que le rodea. La deificación de la razón
como principal vía de conocimiento, y del yo como agente de dominio sobre la
naturaleza y el entorno, creó el fundamento para el posterior despliegue de la
era racional-científica.
Aunque este momento
«gozne» en el pensamiento occidental parezca, a primera vista, reposar en la
actitud asumida ya por el hombre renacentista, es importante demarcar los
presupuestos metafísicos que motivaron el humanismo. En su origen, el proyecto
humanista había logrado situar al hombre entre el cielo y la tierra, entre los
dioses y las bestias, para devolverle su dignidad y conferirle el poder de
crear y modelar su destino. En analogía al arte, esta posición, que le otorgó
al uomo de nuevo la confianza
para investigar el mundo al margen de los dogmas cristianos, fue a su vez el
punto de partida para el descubrimiento de la perspectiva.
El cambio de visión
del mundo se auguraba ya con el operar de estas transformaciones. Sin embargo,
aunque a partir del Renacimiento se pueda contemplar al hombre como «centro» y
concebir la perspectiva «como una sistematización del mundo externo» o «como la
expansión de la esfera del yo»[18],
es preciso matizar que el proyecto humanista no
concibió al hombre como un sujeto de dominio. Las aspiraciones
principales de los impulsores de la era renacentista se centraban en formar al
hombre en toda su humanitas para
despertar su conciencia de inmortalidad y en reactualizar su acervo filosófico
para potenciar su despliegue espiritual. El «yo ideal» que proyectaron era un
ser consciente de su unión con la naturaleza y demás seres vivos, ávido de
conocer los misterios de la creación sólo en función de comprender la
complejidad de la esencia humana y la dimensión trascendente de la existencia.
Nuestro siglo
probablemente vea nacer una nueva visión de la realidad. Y aunque es difícil
saber dónde estará el «centro» de la civilización futura, sólo tenemos ahora una
certeza: la nueva imagen del mundo deberá proyectar al ser humano muy por
encima de la limitante y limitada
esfera de su «yo».
7.
El tránsito de diversos estilos
La historia de las
catedrales en Salamanca representa una sucesión de diversos estilos. El conjunto
catedralicio recorre todos los estilos arquitectónicos pasando del románico
tardío al gótico, barroco y neoclásico. Las catedrales son los templos donde
el obispo diocesano tiene su sede,
su cátedra. Son parte del Patrimonio
Histórico Español y poseen gran valor histórico, religioso y
arquitectónico. Durante siglos, conformaron las ciudades convirtiéndose en su
referente.[19]
Estos templos
tienen grandes dimensiones y precisaron enormes recursos para su construcción.
Habitualmente su edificación se extendió a varios siglos, por lo que suelen ser
el resultado de distintas épocas y estilos arquitectónicos.[20]
El comienzo de la
construcción se hacía por la cabecera del templo y se consagraba el altar mayor
para la celebración del culto. Después se continuaba con
el crucero y
las naves.
Así los estilos más tardíos (barroco y neoclásico) se desarrollaron con la
edificación muy avanzada, y dada la necesidad de mantener el estilo
arquitectónico del proyecto primitivo, los arquitectos de los estilos tardíos las ampliaron diseñando estancias completas
y fachadas nuevas, para
proyectar con mayor libertad y sin condicionantes.[21]
La construcción se
financiaba bien con recursos de la diócesis a través del cabildo,
o con recursos del obispo, o con aportaciones reales o con donaciones de los
fieles. Por tanto a mayor diócesis y más significación de la ciudad
correspondía habitualmente una catedral más importante.
8.
La Catedral vieja exponente del Románico tardío
Con la rápida
conquista musulmana (710-718), los reinos cristianos quedaron reducidos
a una estrecha franja de la cornisa cantábrica. La aparición de la arquitectura románica en España coincidió con las
primeras victorias importantes de la Reconquista.[22]
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España, durante el
período de arquitectura románica, estaba formada por los reinos cristianos de
León, Castilla, Navarra y Aragón en la mitad norte, mientras que los árabes
dominaban la mitad sur. En consecuencia, sólo hay arquitectura románica en la
mitad norte del país.[23]
De las catedrales
construidas en la reconquista cristiana sólo quedan algunas, completas muy
pocas y fragmentadas las más. De las románicas, la mayoría fueron terminadas o
en parte reconstruidas en el período gótico
como es el caso de la
Catedral vieja de Salamanca .[24] Normalmente las catedrales tienen planta de cruz latina con 1 o 3
naves, crucero, cúpula, ábsides, claustro, torre, bóveda de
cañón o de arista, contrafuertes exteriores y capiteles de flora o
historiados.[25]
En la zona sur del
reino de León se desarrolló una tendencia regional en las catedral vieja de Salamanca.[26] Existen coincidencias importantes en las plantas y en los arcos fajones, pero sobre todo en
los cimborrios, unas torres linterna
que se disponían en el nacimiento de las cúpulas.[27] En la fecha de construcción de ambas, en el siglo XIII, en Francia ya se
construían las grandes catedrales del gótico, presentando claras afinidades con
el gótico francés; sin embargo, la distribución de espacios interiores se
asemeja a la de Salamanca.[28]
La catedral vieja
se denomina Fortis por responder en
su diseño exterior a cierta fortaleza como para defenderse de posibles nuevas
invasiones de los musulmanes. La catedral vieja responde a un románico tardío
con arcos de medio punto, arcos apuntados doblados y bóveda de cañon de
crucería con arcos ojivales. La catedral quedó pequeña y se pensó en destruir
para levantar otra, afortunadamente tan solo fue mutilada para facilitar así la
construcción de la nueva en el S. XVI
La catedral nueva
denominada Magna se empezó en el S. XVI con claros componentes góticos y se
terminó en sus últimos cuerpos el XVIII con precedentes barrocos y neoclásicos.
La catedral nueva representante del gótico tardío.
El arte gótico se
desarrolló en Europa entre los siglos XII y XV. Este desarrollo comenzó en
Francia y desde allí se expandió prácticamente por todo el continente. A la vez
que surgía el arte gótico, Europa sufría grandes cambios, como la decadencia
del Sacro Imperio Romano Germánico y del feudalismo en favor de las monarquías.
El auge del comercio tras las cruzadas favoreció el desarrollo de las ciudades
y apareció una nueva clase social burguesa. En el ámbito religioso también hubo
cambios, la espiritualidad se volvió más humanizada y próxima a la naturaleza.
La Orden del Císter, liderada por San Bernardo de Claraval fue la impulsora del
desarrollo del gótico. El edificio más característico del estilo gótico fue la
catedral.
El gótico llegó
tempranamente a España desde Francia por el camino de Santiago.[29] En la zona de influencia del camino se combinaron los
nuevos elementos franceses con las formas tradicionales españolas sin llegarse,
como en otros países, a una variante española del gótico, pues el interés de
los monarcas hispanos por la cultura francesa supuso asumir sus innovaciones
arquitectónicas, manteniendo la influencia francesa.[30] Sobre 1170, se
comenzó el ambicioso proyecto de la catedral de Ávila, con una doble girola,
disposición que únicamente tenía en toda Europa Saint-Denis,
mausoleo de los monarcas franceses.[31]
En el siglo XVI, en Italia surgía el
estilo renacentista. En España convivieron por mucho tiempo (como sucedía en
Europa del Norte), el estilo anterior y el nuevo, en plano de igualdad. El
gótico seguía siendo el estilo de representación nacional y se veía como
moderno y más "español", mientras al estilo renacentista se le
llamaba romano o italiano. En este periodo se construyeron
nuevas e impresionantes catedrales tardogóticas como es la de Salamanca.
Altísimos pilares pasan, sin interrupción, a convertirse en bóvedas con
nervaduras estrelladas de múltiples tramas. Se trata de un periodo muy
brillante, de grandes obras e innovaciones góticas todavía poco estudiado.[32]
El estilo
del renacimiento tardó en llegar a España, pues los Reyes
Católicos, mantuvieron el gótico para los edificios eclesiásticos mientras que
en los civiles se introducía gradualmente el estilo clásico plateresco.[33] En España, como en otros países, la época del barroco corresponde
al siglo XVII y la primera
mitad del XVIII.[34] El barroco fue la respuesta de
los arquitectos y artistas a la nueva misión dada a la arquitectura en el Concilio de
Trento,[35] y por tanto participó en el movimiento contrarreformista, que se oponía
a las ideas luteranas y calvinistas.
Inicialmente, partiendo del estilo herreriano, fue uno de los
primeros ejemplos del empleo de las formas curvas del barroco, aunque debido a
la tardanza en su conclusión (1740) presenta también elementos del rococó.[36]
Durante el siglo XVII la hacienda
española se declaró en bancarrota hasta
en seis ocasiones.[37] La falta de recursos consiguiente, provocó la proliferación de
construcciones basadas en materiales más baratos, que dio a la mayor parte de
las construcciones de esta etapa un aspecto sobrio y apagado.
La construcción de
nuevas estancias permitió a los arquitectos mayor libertad y reflejar
plenamente el estilo barroco, sobre todo en las nuevas fachadas que se
diseñaron. Menor envergadura, pero gran importancia, tienen las reformas
barrocas ornamentales en los templos románicos y góticos. Los lugares que
recibieron mayor ornamentación son los altares mayores, con sagrarios, retablos
o camerinos y los trascoros.[38]
Durante la segunda
mitad del siglo XVIII,
las catedrales góticas fueron objeto de numerosas reformas tanto interiores
como exteriores. El objeto era variado, bien ocultar el templo anterior que se
consideraba viejo e inapropiado, bien incluir elementos artísticos compartidos
en las capillas, o actuaciones en claro contraste con el templo anterior.[39]
El Terremoto
de Lisboa de 1755 afectó considerablemente a la fachada
principal de la Catedral de
Lugo, lo que motivó una nueva fachada de Julián Sánchez Bort, con la
supervisión de Ventura Rodríguez. Está inspirada en elementos románicos y
góticos.
9.
Una obra colosal
La construcción de
una catedral gótica era una empresa colectiva muy compleja y muy costosa. Era
necesario un alto grado de especialización técnica y una buena organización del
trabajo. La catedral no es únicamente un lugar de culto. En ella también se
discuten asuntos civiles, se celebran juicios y sus torres sirven como atalayas
desde donde se ve venir a los ejércitos enemigos.
El orgullo y
entusiasmo de los habitantes de las ciudades, sobretodo de los nuevos
burgueses, ayudaban a encontrar el dinero necesario para levantar las
catedrales, desde la adquisición de los terrenos hasta el pago de los salarios,
pasando por el transporte de los materiales. Se recibían donaciones y limosnas,
y se utilizaba el dinero de multas y de la venta de indulgencias. Y cuando no
había dinero los trabajos se interrumpían.
El maestro de obras
era el arquitecto. Su nombre aparece con frecuencia en el pavimento de la nave,
escrito en un laberinto como homenaje a Dédalo, arquitecto del rey Minos. El
arquitecto debía poseer amplios conocimientos técnicos. En primer lugar
elaboraba un plano del edificio, que presentaba a los promotores de la obra,
clérigos, nobles o reyes. Una vez que el proyecto era aprobado, contrataba a
los operarios que llevarían a cabo los trabajos. El trabajo debía estar muy
bien coordinado para evitar que se retrasaran o interrumpieran las obras.
Había diferentes
tipos de obreros con distintos niveles de cualificación. Los porteadores eran
jornaleros y se les contrataba en el lugar. Los amasadores de mortero, en
cambio, percibían una paga más elevada. En lo más alto del escalafón estaban
los maestros y albañiles, encargados de dar forma a la piedra y de colocar cada
sillar en su sitio.
Los canteros o maçons eran
auténticos escultores. Tallaban figuras humanas o de animales y vegetales para
decorar portadas y ventanas. Utilizaban escuadras y cartabones, entre otros
instrumentos, que sólo ellos sabían usar, con los que tallaban perfectos
sillares. Eran trabajadores libres o francos, de ahí el término francmaçon.
Aunque una catedral gótica era la suma de todas las especialidades necesarias,
la principal era la de los masones. Eran ellos quienes colocaban la primera
piedra del edificio y la última.
I El Interior
de las Catedrales
La catedral
era concebida como símbolo de un edificio espiritual. En el centro
Cristo es la piedra angular sobre quien descansa el edificio, sobre esta base
de la catedral se alzan las columnas correspondientes a los apóstoles, y otras
tantas en las naves laterales para significar el número de profetas. Los
fustes representan fuertes y robustos la fe[40]. Las columnas sustentan el alto edificio. El Cister y luego la reforma
del Cluny contribuyen a dar toda una cosmovisión a la arquitectura. Para San
Bernardo, la vida contemplativa era una vuelta a la pureza de la regla de San
Benito. Se intentaba combinar la austeridad y simplicidad de líneas con la
belleza. El objetivo era trasladar por medio de lo visible a lo invisible. Así
los fieles se sentían traspasados a otra realidad, partícipes de una
contemplación celestial. En su configuración la Catedral encarna la
totalidad del saber cristiano, teológico, natural e histórico, disponiendo cada
cosa en su lugar conveniente como una “Summa
de la escolástica clásica”. Los escolásticos pensaban que
la geometría era un modo de establecer un vínculo entre los seres
humanos y Dios. Así concibieron la arquitectura como geometría aplicada, y la
geometría como Teología, ya que el arquitecto era un imitador del Divino
Maestro[41].
I.1.- La Planta en cruz
La planta es figura de Cristo,
este crucificado, orientada de este a oeste, muestra su orientación a Jerusalén
donde Cristo murió y resucitó y ciudad símbolo de la Jerusalén celeste. Por el
este sale el sol, símbolo de Cristo que viene al mundo a iluminar a todo
hombre. La cruz representaba a Cristo y propiciaba el cruce de la nave
principal y el transpeto. La cabeza de Cristo era la cabecera o ábside, espacio
lleno de luz reservado para el mundo eclesiástico, representantes de Dios en la
tierra. Sus brazos eran los del
transpeto que acogían a los fieles, el pueblo de Dios. Así la iglesia como
Cuerpo de Cristo significaba la unión de la cabeza con sus miembros. La
catedral gótica está caracterizada por una amplia y esbelta nave central
acompañada por dos laterales que se prolongan en capillas. La planta se alza en
movimiento vertical con inaudita fuerza dirigido hacia arriba en un movimiento
irreprimido de ascensión[42]. La luz era la fuente de belleza y expresión el misterio que la invade
y encierra.[43]
La mayoría de las
catedrales y grandes iglesias tienen una planta cruciforme. En las iglesias de
tradición europea occidental, la planta es generalmente longitudinal, en forma
de la denominada cruz latina,
con una larga nave cruzada
por un transepto. El transepto puede
estar proyectado al exterior con gran énfasis o no alcanzar más allá de los
pasillos laterales.
Como se describió
anteriormente, la mayoría de catedrales y grandes iglesias tienen plantas en
forma de cruz teniendo la iglesia un eje definido. El eje es generalmente de
orientación Este-Oeste con énfasis externo en el frente oeste, normalmente la
entrada principal, y énfasis interno en el extremo oriental de manera que la
congregación se enfrenta a la dirección de la venida de Cristo. Dado que
también es la dirección del sol naciente, las características arquitectónicas
del extremo oriental a menudo se centran en la mejora de la iluminación
interior por el sol. No todas las catedrales mantienen un estricto eje Este-Oeste,
pero incluso en aquellas que no lo hacen, se utilizan los términos de Extremo
oriental y Frente occidental.[44]
I.2.- la cabecera,
el crucero, el ábside
El maestro buscaba
en el espacio de la catedral acoger la divinidad y simbolizarla. El cielo
estaba representado por un semicírculo y la tierra por un cuadrado. El centro
de la cruz simbolizada la unión del cielo y la tierra. El ábside representa el
ámbito de Dios, lleno de luz simboliza el misterio de la resurrección de
Cristo, culmen de la manifestación y epifanía de Dios. Los retablos colocados
en el ábside presidiendo al altar contienen toda una catequesis del evangelio.
Las funciones del altar y el coro estaban destinadas al culto de la misa y rezo
del oficio que quedaba regulado por el cabildo. Generalmente el acceso al altar
estaba separado por unas rejas. En el centro del ábside se colocaba el altar y
lo presidía el monumento para la exposición del Santísimo. El altar queda
reservado como espacio sagrado a los presbíteros.
En el caso de una
iglesia de planificación central, el eje principal está definido por la puerta
principal y el altar. El transepto forma
los brazos de la construcción de la iglesia. En las catedrales inglesas de
fundación monástica a menudo hay dos transeptos. La intersección donde se
encuentran la nave y el transepto se llama crucero y,
a menudo está coronado con una cúpula, con una gran torre con o sin aguja.
El altar, en una
iglesia, es una mesa en la que se deja el Santísimo
Sacramento del pan y del vino para su consagración por un
sacerdote antes de su uso en el rito de la Comunión. El altar
mayor de una iglesia se encuentra en un espacio llamado el
"santuario", "lugar santo". Muchas iglesias tienen un altar
adicional colocado más hacia adelante, así como altares en las capillas. El
altar de una iglesia católica suele estar hecho de mármol, aunque también los
hay de fundición o piedra tallada. La mayoría de los altares de las iglesias
protestantes y anglicanas son de madera, símbolo de la mesa de la Última Cena en lugar de un
altar de sacrificios.
El santuario está a
menudo separado del cuerpo de la iglesia por una reja o pantalla, y, en el caso
de las iglesias ortodoxas y católicas bizantinas, por un iconostasio que forma una
barrera completa, tanto visual como física. El santuario es generalmente la
parte más ornamentada de una iglesia, creando un foco visual hacia el altar;
solía hacerse esto de varias maneras. En general podía haber un retablo tallado o pintado, en
general se trataba de una gran pantalla tallada en madera.
El crucero es
el punto de una gran iglesia en la que el transepto cruza la nave
principal. Este punto está marcado a menudo externamente por una torre o cúpula
e, internamente, por los pilares y arcos que se requieren para soportar el peso
de una estructura de este tipo. El interior de la cúpula o de la torre puede
ser una de las características arquitectónicas principales del interior. En una
iglesia de planificación centralizada, como Santa Sofía, y típico de muchas
iglesias ortodoxas, el espacio interior mayor del edificio está cubierto por la
cúpula.
El transepto es un
símbolo de los brazos de la cruz, pero también proporciona espacio para la
congregación y para disponer más capillas. Las capillas del transepto están a
menudo dedicadas a un santo en particular, o a un aspecto particular de la vida
y ministerio de Cristo, como la Natividad o
la Resurrección.
En algunas catedrales inglesas a menudo hay un segundo transepto que dispone de
capillas, para facilitar la celebración del Santo Oficio por el clero cada día.[45]
I.3.- La Nave
Representa al pueblo de Dios, un
pueblo de Dios en marcha. El camino desde la entrada hasta el crucero hace
referencia al camino penitencial de progresivo acceso a la luz, cuyo centro y
clímax se encuentra en el altar. La decoración de los muros va progresivamente
introduciéndonos en el misterio de Cristo. Los muros de las naves perforados
por capillas eran espacios privados y cerrados comprados por nobles y personas
adineradas para recibir sepultura. Las sepulturas a veces alcanzaban formas
monumentales y se cubrían con ajuares fúnebres, alfombras, candelabros o
estrados.
La mayoría de las
catedrales y grandes iglesias de la tradición europea occidental tienen una
alta y amplia nave
central con un pasillo lateral menor separado por una arcada a cada lado. De
vez en cuando las naves laterales son tan altas como la nave central. Algunas
catedrales, sobre todo en Francia, tienen dos naves laterales a cada lado y una
fila de capillas. En el caso de Salamanca tan solo cuenta con dos pasillos
laterales uno a cada lado de la nave central.
El cuerpo principal
del edificio, que forma el brazo de la cruz donde los fieles se congregan más
tiempo, se llama nave. El término proviene de la palabra latina para una
embarcación o nave. Una catedral es, simbólicamente, un barco que lleva al
pueblo de Dios a través de las tormentas de la vida. Además, el alto techo de
madera de una gran iglesia se construye de manera similar al casco de un barco.[46]
La nave está
enmarcada a ambos lados por pasillos o naves laterales más bajos, separados del
espacio principal por una fila de pilares o columnas. Las naves laterales
facilitan el movimiento de las personas, incluso cuando la nave central está
llena de fieles. También refuerzan estructuralmente los muros interiores que
soportan el alto techo, que en el caso de muchas catedrales y grandes iglesias,
es de piedra. Por encima del techo del pasillo están las ventanas del clerestorio que iluminan la
nave.
En algunas grandes
iglesias, particularmente en iglesias medievales tardías, hay dos pasillos
laterales a ambos lados de la nave. Otras iglesias tienen una sola nave y una
fila de capillas a cada lado. En algunas iglesias, sobre todo en Alemania, los
pasillos son casi tan altos como la nave, formando una iglesia de
salón". En este caso, dado que no hay clerestorio, las
ventanas de las naves laterales son a menudo muy altas para permitir la entrada
de luz en la nave central.
I.4.- La Girola
Hace referencia al carácter deambulatorio y peregrino del
pueblo de Dios. Se trataba de que los visitantes
peregrinos no interrumpieran la liturgia de la celebración. Las catedrales
estaban animadas por un continuo trasiego de gentes que acudían a ellas por
múltiples motivos. Los fieles y peregrinos circulaban libremente por los
espacios abiertos y solían hacerlo a menudo desoyendo las normas del cabildo.
La girola, en
general, corresponde al extremo oriental redondeado. En el caso de Salamanca se
trata de un ábside bajo que se proyecta desde un extremo cuadrado alto. El
presbiterio termina en un extremo oriental alto de forma rectangular, que
facilita el deambulatorio.
Los pasillos
orientales continúan alrededor de este ábside, formando un pasaje bajo o
deambulatorio. Es posible que haya un grupo de capillas proyectadas al
exterior, llamado cabecera.
En general el fondo de la catedral respondía a una estructura llamada cimborio que
forma un dosel sobre el altar. En muchas catedrales tienen un extremo oriental
cuadrado, en algunos casos el muro detrás del altar se abre con una vidriera
muy grande.
El extremo oriental
es la parte del edificio que muestra la mayor diversidad de formas
arquitectónicas. En el extremo oriental, a nivel interno, se encuentra el
santuario donde se encuentra el altar de la catedral. En el caso de la Catedral
nueva de Salamanca el santuario se encuentra en la capilla derecha el extremo
oriental, junto a una gran sacristía que se adjuntó. La capilla contiene una
hermosa piedad de Carmona.
I.5.- La Bóveda
Hace referencia a la ascensión al cielo. Es la elevación de la tierra al cielo fruto de la resurrección de
Cristo. Hay una progresiva ascensión de los santos, los ángeles y los
arcángeles hasta el trono de Dios, en el centro de la iglesia triunfante. Las
bóvedas simbolizan la caridad divina y las vidrieras induciendo a una sociedad
visual de Dios " como luz verdadera que viniendo a este mundo ilumina a
todo hombre". La bóveda central indicaba la ascensión del altar hacia el
cielo e invitaba al recogimiento, veneración y sumisión.
La obra que inicia
el maestro mayor Juan Gil de Hontañon, el
Viejo, la continua Juan Gil el Mozo
sustituyéndole a su muerte Juan De Álava hasta 1537. Rodrigo Gil de Hontañón
dirige la obra entre 1538 y 1567. Es este maestro, que es hijo natural de Juan
Gil de Hontañon, el que va a centrarse en las bóvedas y el cuerpo de luces de
las naves hasta el crucero. La Catedral va sufrir un cambio sustancial y
Rodrigo va a dejar una impronta genial en la catedral. Se da fin a un primer
plateresco sutil y afiligranado para dar paso al plateresco más plástico y
nervioso más genuinamente castellano.[47]
Cuando en 1538 se hace cargo de la obra estarían ya cerradas las bóvedas de las
naves laterales. Su primera decisión debió ser elevar los muros de la nave
central.
I.6.- El Pavimento
Simboliza la tierra y los creyentes de la iglesia
militante. El subsuelo representa la iglesia purgante
en espera de la resurrección de Cristo. Suelen encontrarse los enterramientos
de personajes célebres. Generalmente como espacio sagrado se ofrecía la
posibilidad de tumbas y enterramientos de personas ilustres que eran enterradas
no solo en las capillas laterales sino bajo grandes losas en los pasillos de
las naves. En algunos de los pavimentos de las catedrales se dibujaban
laberintos con un significado también simbólico. Es en el pavimento
de la Catedral Vieja donde se observan enterramientos junto a los nichos
laterales.
I.7.- Las Columnas
Representan a los
apóstoles edificados sobre Cristo, piedra angular. Los obispos, sucesores
directos de los apóstoles sostienen la fe del pueblo de Dios. El paso del
románico al gótico conlleva la profusión y estilización de las columnas.
Alargan sus formas y estilizan sus figuras para que la luz del sol penetre en
las naves. El modelo de la catedral gótica es la Jerusalén celestial, la ciudad
de oro, revestida de luz y repleta de la gloria de Dios.
La reforma del
Cister y la nueva forma que trae el nuevo humanismo da con un nuevo estilo
arquitectónico. La estilización de las columnas se debe al camino ascensional
del gótico. La evolución cultural de Europa lleva a un mundo nuevo. A los seguidores de Guillermo de Ockham se les llama moderni que responda a la devotio moderna.[48]
El arco apuntado ya
aparece tímidamente en las bóvedas de la Catedral Vieja en ese estadio
protogótico. La Catedral Nueva adoptará abiertamente los arcos apuntados en
columnas esbeltas. La Catedral que inicia Juan Gil de Hontañon en 1513 con
claras influencia de las trazas del maestro Enrique Egas y Juan de Colonia trae
consigo una fusión de las formas toledanas y burgalesas en un estilo de gran
monumentalidad con profusa decoración.[49]
I.8.- Los Arcos, las arquerías y triforios
Representan a los reyes y príncipes. Levantados o bien de medio punto o en ojiva tenían la clave donde se
ensamblaban. Entre los arcos con nervios se levantaban las bóvedas que
descansaban en ménsulas. A medida que avanzó el gótico gustaba de la
proliferación de arquerías dando lugar a pisos superiores, galerías y
triforios. Su acceso para las grandes celebraciones, generalmente se reservaba
a las personas de la nobleza. Quien recorría por arriba las naves del triforio
le cambiaba verdaderamente el ánimo, aunque subía triste se tornaba con
espíritu alegre y gozoso al contemplar la gloria del templo.
Las dimensiones de
la Catedral Nueva son inmensas, un rectángulo de 5.140 metros cuadrados que
mide 102 metros de longitud por 50 metros de latitud. La nave central tiene 14
metros de ancho. 16 elevadas columnas reparten por las bóvedas, a las que
sostienen, un haz de 16 junquillos que antes de despedirse son abrazados por un
collar dorado y azul a modo de capitel decorativo. Estas “gigantescas palmeras”
tienen una base lisa común a todas ellas. Más arriba, la base de cada
columnilla o nervios está a diferente altura. Son 16 nervios, combinados que
ascienden hasta el collar que los abarca a todos. Desde aquí, unos se desvían
hacias las naves laterales para robustecer las bóvedas. Los nervios que dan a
la nave mayor siguen ascendiendo hasta ser recogidos por un segundo collar
desde donde se reparten por sus bóvedas.[50]
I.9.- Los Capiteles y las ménsulas.
En general dan expresión de la iglesia triunfante, victoriosa en su lucha contra el mal y los vicios. La decoración de los
capitales y ménsulas fue variando pasando de motivos naturales a figuras
antropomórficas. En las ménsulas de las claves y en los capiteles se
reproducían mensajes bíblicos y se representaban distintos personajes del
antiguo y nuevo testamento.
Los capiteles que
rematan las columnas son tallados por diversos artistas diferentes de los que
se ocuparon por levantar la Catedral. En la Catedral Vieja un primer cantero
labró los preciosos capiteles del tránsito del ábside central al de la
izquierda y los dos de la puerta de poniente. Un segundo maestro destaca por su
arte exquisito en el crucero. En los dos primeros tramos aparece el estilo de
un maestro cantero que se caracteriza por una fina labra de temas florales,
zoomórficos, pájaros etc. En los tramos tercero, cuarto y quinto los capiteles
son de tema floral. Las obras de mayor empeño corresponden a un quinto maestro
que elabora temas bíblicos como Daniel y Sansón. Se observa así el cambio de
estilo románico al gótico. Conforme uno se acerca al crucero aparecen las
figuras de los santos, un obispo. Los cuatro ángeles del Apocalipsis situados
en las esquinas que arrancan de las cúpulas.[51]
I.10.- Los Ventanales y las Vidrieras
Representan a los doctores y maestros que con su predicación y sus escritos ilustran la vida cristiana.
Dejan pasar la luz en un espectro de colores. Representan la luz de la fe que
ilumina todo el pensamiento. Es la sensación visual de espacio diáfano o
translúcido cuya función iluminadora se torna secundaria ante la función
simbólica, ya que transmite la luz del sol verdadero, que es Dios. Las
ventanas del piso intermedio simbolizan a los doctores de la Iglesia, los
cuales adoptan las virtudes. Las ventanas altas, en cambio, son redondas porque
deben ser perfectas y servir a Dios para toda la eternidad.
II El Exterior
La catedral es la
imagen visible del Dios invisible, la visualización de la Jerusalén Celestial.
Los monjes arquitectos fueron constructores de todo un sistema intelectual. Los
maestros alquimistas hacen uso de todo un sentido iconográfico unitario y una cosmovisión
de la humanidad dentro de la Historia de la Salvación. El maestro
arquitecto era concebido como un sabio monje artista. Uno de las
principales preocupaciones del arquitecto era la armonía dentro del orden
geométrico concibiendo la obra como un ser vivo o una sinfonía con sus acordes
y melodías. Seguían un riguroso orden y sistema métrico. El hombre, cautivado
por la belleza de las ricas catedrales quedaba sobrecogido por la suntuosidad y
belleza. La belleza es capaz de iluminar al ser humano. Lo bello es aquello que
por su forma, posición y color complace a la vista, es aquello que provoca
admiración. La obra bella, debe alcanzar el alma del
hombre solicitarle su atención, debe servir de cebo para cautivarle los
ojos y conquistarle la mente y únicamente. Como decía Santo Tomás, el hombre es
capaz de deleitarse con la belleza del orden sensible. Para que la obra sea
bella ha de ser completa e íntegra, ha de ser clara, nítida, toda ella
dispuesta con armonía como una melodía.
La decoración
exterior de una catedral o iglesia grande es a menudo tanto arquitectónica como
pictórica. Son elementos arquitectónicos decorativos las columnas, pilastras,
arcadas, cornisas, molduras, remates y tracería. Las formas adoptadas por estos
elementos decorativos son una de las indicaciones más claras del estilo y de la
fecha de construcción de cualquier edificio particular. Los elementos
pictóricos pueden incluir esculturas, pinturas y mosaicos.
La escultura es el
elemento decorativo pictórico predominante en la mayoría de las regiones donde
los edificios son de construcción de piedra. En las grandes iglesias medievales
de Francia, España, Inglaterra y gran parte de Alemania, se encuentran
esculturas figurativas adornando las fachadas y portales.
El tema más común
en la decoración de las catedrales, tanto exterior como interior, es la salvación de la humanidad
por Jesucristo. La Catedral vendría a
sr una Biblia abierta. Como fue muy tardía la exposición de la Biblia al
público, la arquitectura era el medio visual más utilizado como catequesis del
pueblo de Dios. El retablo de la Catedral Vieja de Salamanca constituye una verdadera
catequesis de los misterios de la vida de Cristo para todas las festividades
del año.
El esquema
decorativo funciona a menudo como una Biblia del pobre hombre, advirtiendo a los asistentes a la
iglesia que, en términos bíblicos, la justa recompensa por su naturaleza
pecaminosa es la muerte, y que sólo a través de Jesús puede ob tener el perdón y
la redención. El esquema general comienza fuera de la iglesia, en el frente
occidental, con la representación del Cristo
Pantocrator sobre el dintel de la puerta principal. En los
edificios románicos y góticos, por lo general, esto se hacía con un grupo
escultórico, y podía conllevar toda una escena del Juicio Final con detalles de
las almas que estaban siendo pesadas y recompensadas, o arrastradas al infierno
por los demonios. En las iglesias en las que prevalece lo pintado más que la
decoración esculpida, el Juicio Final está a menudo situado en el interior del
extremo occidental, en lugar del exterior.[52]
II.1.- La fachada y el pórtico de entrada
Nos introducen en el misterio salvífico que nos trae la Encarnación del Hijo de Dios. Cobra mucha importancia
la figura de la Virgen sobre todo en el parteluz. En general se combinan
escenas del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento. Por ejemplo es habitual
que aparezcan en los pilares laterales la figura de los Profetas. En general
los apóstoles y los santos representan el triunfo de la fe sobre la idolatría.
Los pórticos de entrada daban lugar a grandes atrios que acogían toda clase de
espectáculos y reuniones, representaciones religiosas, autos de fe, juegos de
escarnio y todo tipo de asambleas desde juicios, reclamaciones, hasta
ejecuciones. El atrio, también llamado paraíso, era la antesala del templo. Se
acotaba el espacio de lo sagrado y la jurisdicción eclesiástica con columnas y
cadenas.
La fachada o
«frente occidental» es la parte exterior más ornamentada, con las puertas
procesionales, a menudo tres, y también a menudo ricamente decoradas con esculturas,
mármol o tracería de piedra. La fachada tiene con frecuencia una gran ventana,
a veces un rosetón o un impresionante grupo escultórico como elemento central.
En la tradición
europea occidental, la fachada suele estar enmarcada por una pareja de torres,
una en cada extremo. Estas torres tienen su origen en una tradición practicada
en la iglesia del
Santo Sepulcro en Jerusalén. Durante la Semana Santa los fieles iban
en procesión a lo largo del viacrucis que llevaba a la
basílica, que en los primeros tiempos cristianos consistía en un santuario con
cúpula sobre el sitio de la tumba de Jesús, y en un porche, que
tenía una escalera a cada lado, soportada por una pequeña torre, por la que la
procesión entraba y salía. Esas torres se adoptaron simbólicamente, sobre todo
en la arquitectura románica, como torres angulares y florecieron en la arquitectura gótica ya
como grandes torres. En el caso de la Catedral de Salamanca tan solo se
conserva una torre que hace de charnela con las dos catedrales y que fue objeto
debido al terremoto de Lisboa de sucesivas transformaciones.
A mediados del
siglo XII ya se habían construido muchas grandes catedrales abaciales y las
habilidades de ingeniería necesarias para construir arcos altos, bóvedas de
piedra, altas torres y elementos similares quedaron bien establecidas. El
estilo evolucionó hacia uno menos pesado, que tenía ventanas más grandes,
bóvedas más ligeras apoyadas en nervios de piedra y, sobre todo, arcos
apuntados, que es la característica que define el estilo que ahora se conoce
como gótico.
En la Catedral
Nueva destaca la fachada principal con portada del Nacimiento. Esta presenta
cinco arcos angrelados que corresponden con cada una de las naves. Los tres
arcos centrales cobijan una prolija decoración escultórica con la sucesión de
distintos tipos de arcos. La máxima expresión escultórica la encontramos en el
central. En la parte baja destaca el parteluz de la Virgen y los relieves del
Nacimiento y de la Adoración. En la parte superior lo corona un Calvario.
II.2.- Las torres, las campanas y las cúpulas
Los elementos que apuntan al cielo, hacen referencia a la divinidad. En la iglesia católica se remarca la
centralidad de la cúpula en el crucero como símbolo de la divinidad. En las
iglesias ortodoxas se multiplican hasta el número tres, símbolo de las tres
personas divinas. Las torres demás de formar parte del sistema defensivo eran
representativas del poderío de Dios sobre la ciudad. Poco a poco fueron tomando
más relevancia hasta constituirse, nunca mejor dicho, en los verdaderos
rascacielos medievales. En la parte superior de la torre se organizaba el
campanario. A partir del S. XIV las torres fueron dotadas de relojes que
marcaban el ritmo del tiempo para toda la ciudad.
El énfasis vertical es propio del
estilo gótico. En general, las catedrales tienen
elementos externos prominentes que se elevan sobre la edificación, como una
cúpula, una torre central, dos torres occidentales o torres en ambos extremos.
Las torres pueden estar rematadas con pináculos o agujas o con una pequeña
cúpula.
La Catedral Vieja
en su estado primitivo estaba flanqueada por dos torres. A la derecha, la
llamada torre mocha, hoy desaparecida, célebre atalaya donde se cobijaron los
amotinados y desde la cual el alcalde defendía la ciudad. La Catedral no
olvidemos era un verdadero castillo fuerte donde en tiempo de tumultos, motines
o guerras vigilaba una guarnición. Desaparecida en 1680, la catedral ha perdido
el aspecto de fortaleza. Por este aspecto es por lo que tomó el nombre de
Fortis.[53]
Cuando se construye la Catedral Nueva se levanta la nueva torre de las
campanas, esbelta torre que correspondería a la torre del lado izquierdo de la
vieja y del lado derecho de la Nueva[54].
La torre sufre remodelación después del terremoto de Lisboa. En 1755 tuvo lugar
el primero de noviembre el mayor seísmo de su historia. El vecindario fue
sorprendido por el toque alborozado de todas las campanas al mediodía[55].
II.3.- El rosetón central y los grandes vitrales
El rosetón central
se llamaba en la edad media "la
rueda". La rueda es el
jeroglífico alquímico del tiempo necesario para la cocción de la materia
filosofal y también de la propia cocción. El rosetón representa pues la acción
del fuego y su duración. Por eso los artífices trataron de reflejar en sus
rosetones los movimientos de la materia. Recordemos que el último gótico se
conoce como "gótico flamígero".
El propio vidrio no solo transforma la luz exterior blanca en mil colores sino
que ha sufrido en su materia la propia transformación alquímica a través del
fuego, que le ha dado su color. La decoración del rosetón variaba pero era común
la imagen central de la Virgen y figuras bíblicas alrededor, bien del Antiguo
como del Nuevo testamento.
Las enormes
ventanas se adornaron con tracerías de piedra y se cerraron con vitrales de colores que
ilustraban historias de la Biblia y de la vida de los Santos. En el caso de la
Catedral Nueva de Salamanca el rosetón se sustituyó con tres grandes austeros
ventanales. Había prisas en el S.XVI por abrir al culto la Catedral Nueva. Fue
el vidriero Juan Guerra quien se encargaría de cerrar los ventanales con
vidrieras y elegiría la forma y manera. Había escasez de económica en el
cabildo y se optó por una forma sencilla y simple.
II.4.- Los arbotantes
El gótico da cabida
a toda una serie de elementos constructivos para dar esbeltez a toda la
catedral. Mientras el interior aparece diáfano en el exterior se da una profusa
red de elementos constructivos para dar consistencia a todo el edificio. En el
gótico destacan los arbotantes coronados
con sus pináculos como llamas que ascienden al cielo. Como los muros
estaban llenos de ventanales eran incapaces de sostener el techo, con los
arbotantes se trataba de transmitir el peso de las bóvedas a los arbotantes que
actuaban como pilares situados en el exterior.
El gótico
evolucionó con un refinamiento en la esbeltez, con muros más delgados, ventanas
más grandes y altas bóvedas apuntadas. El distintivo arbotante se desarrolló como
un medio de estabilización de las cargas. En el caso de la Catedral Nueva de
Salamanca los arbotantes se elaboran en lugar de medios arcos con círculos
abiertos que facilitan la conexión de los diferentes planos superior e
inferior.
II.5.- Las gárgolas
Las gárgolas constructivamente
son simples desagües convirtiéndose con relativa frecuencia en soporte de las
más sugestivas fantasías escultóricas. Con figuras de cabezas de monstruos representaban la expulsión del mal de la
Iglesia. Al caer la lluvia alejaban el agua de la catedral. Cuando los
fieles alzaban la vista al cielo imaginaban que la gracia de Dios
descendía sobre ellos para bendecirlos y así Dios conducía a los pecadores
hasta el arrepentimiento y los movía a alcanzar la perfección espiritual
ascendiendo a la cumbre de Dios.
Las gárgolas
proliferaron sobre todo en las catedrales de Francia. En España la decoración
fue más austera. En 1550 se cierran las bóvedas de la nave central con pocos
recursos económicos. En 1560 e traslada el Santísimo desde la Catedral Vieja a
la Catedral Nueva. Durante 173 años la Catedral de Salamanca Nueva aunque
estaba abierta al culto pero su bendición e inauguración fue en 1733. Será el 1
de agosto de 1762 se realiza la consagración y dedicación definitiva del
templo.[56]
II.6.- Las agujas y las tejas del tejado
Todo en la catedral
está cuidado hasta el último detalle. Se ponía todo el esmero en la cubrición y
los elementos de la cumbrera apuntaban hacia el cielo. En la base de las agujas
se colocaban estatuas de los apóstoles. Las
tejas representan a los soldados de Cristo, que la defienden de los cambios
del tiempo. Los tejados de tejas cubrían las bóvedas para que estas no
sufrieran desperfectos. Solamente las cúpulas eran recubiertas con chapas de
plomo y otros metales que hacían destacar su singularidad.
II.7.- Las cruces que coronan y las veletas
Dan razón de la victoria de Cristo. Los gallos abundan en las veletas haciendo alusión a Pedro que niega
con su canto, para reconocer la vinculación petrina y al anuncio del nuevo amanecer. El canto del
gallo despierta al pueblo anunciando la mañana nueva, es precisamente lo que
anuncia el gallo que corona la catedral, la resurrección de Cristo. En la
coronación del crucero, en el mismo gallo colocado sobre una pequeña bola se
solían guardar reliquias de santos. La de Notre Dame contiene tres, una de San
Dionisio, otra de Santa Genoveva y otra parte de la corona de espinas de
Cristo.
En el caso de
Salamanca merece destacar la veleta de la Catedral vieja que da nombre al
cimborrio, la torre del gallo. El gallo tiene todo un simbolismo responde no
sólo a identificar su carácter petrino, recuerda la negación de Pedro, sino da
cuenta del canto del amanecer aludiendo a la resurrección de Cristo.
II.8.- Los toques de campanas regulando los tiempos
litúrgicos
El replicar de campanas obedecía a todo un
código sagrado. Las campanas, tocadas por el campanero o vigía, marcaban las
horas litúrgicas que correspondían con los “oficios divinos”. Se seguía un
ritmo cíclico desde la salida del sol hasta el ocaso. La salida del sol se
acompañaba con tres campanas que indicaba el comienzo de “la hora prima”. A
media mañana, en “la hora tercia”, se oían dos. Una campanada, llamada el
toque, sonaba a mediodía, “la hora sexta”.
En “la hora nona”, a media tarde, volvían a tocarse dos campanadas. A la
puesta del sol, comenzando “las vísperas”, de nuevo tres. Por último cuatro, en
completas, cuando había oscurecido del todo. Todos los ciudadanos este código.[57]
La catedral era el
corazón de la ciudad. A través del toque de las campanas se marcaba la hora
regulando la vida de la ciudad. El campanero además tocaba para los oficios, “a
misa”, “a duelo” si moría alguna personalidad o “a rebato” si había peligro de
ataque o incendio. En el caso de Salamanca la Torre de las Campanas ha regido
los principales eventos de la Ciudad. Hasta hace poco había el oficio de
campanero que tenía su vivienda dentro de la misma torre.
III Diseño
III.1.- Las Proporciones y
las Medidas
Según el
libro de la sabiduría: "Dios ordenó
todas las cosas por su medida; su número y su peso"[58].
La Catedral simboliza la morada terrenal de Dios de acuerdo a unos
principios supremos de proporción y belleza. De entre todas las artes
liberales, la música y la arquitectura eran consideradas las más nobles. El
diseño del maestro tiene su fundamento en la Cosmología musical ya que el universo ha sido ordenado musicalmente
por su Creador. La arquitectura gótica y escolástica observa un
paralelismo y medio intelectual común. Morada terrenal de Dios de acuerdo a
unos principios de proporción y belleza. Música y arquitectura elevan a la
contemplación divina.
La armonía responde
a toda una composición en proporción con el número áureo. Los rectángulos
áureos se conciben con intervalos de consonancia y tono. La doctrina musical
absorbida por San Agustín fue vínculo
con el neoplatonismo pagano y el cristianismo occidental. Todo esto fue
estudiado meticulosamente por intelectuales de distintas Escuelas, que
mantenían toda una concepción musical del alma en el mundo. Fulberto, uno de los grandes sabios de
la época, además de maestro de obras, era músico y poeta y sabía que las
primeras polifonías están basadas en consonancias perfectas, así relacionó
los rectángulos entre sí según intervalos de cuarta, quinta, de octava y de
tono.
Estas
características peculiares de un arte, dejan al descubierto otra esencia mucho
más profunda de su visión del mundo. En un canon enfocado principalmente a la
expresión de símbolos colectivos, y que no busca la realización de la
percepción individual del artista, la elección de diferentes «puntos de vista»
obedece a la necesidad de plasmar el ser de las
cosas[59]. Se trata de la
correspondencia artística de lo que H. Francfort denominaría la «multiplicidad
de enfoques»[60]. Al
estar unidas las tres dimensiones por un «eje» o axis mundi, el egipcio antiguo no
sólo entiende su ser-en-el-mundo como una instancia temporal dentro de un
constante ciclo de vida-muerte-renacimiento.
III.2.- Los números
Entre los más
perfectos símbolos trinitarios de la arquitectura gótica el número 3. Se observa en numerosos
elementos, las 3 naves, las 3 hileras de ventanas que iluminan cada uno de los
3 niveles del ábside principal, etc. El resultado de multiplicar el número
de crujías del coro por el número de niveles, es 33, la edad que cumplió
Cristo en la tierra.
En todas las
grandes civilizaciones de la historia ha existido un «centro», un «lugar» de la
conciencia colectiva que actúe como punto de visión de lo que se considera
real, es preciso creer que también nuestra cultura moderna lo tenga. Pero ya
que, paradójicamente, uno de los rasgos esenciales del momento actual es
justamente la «ausencia de centro», es decir, la carencia de un ideal colectivo
que impulse al hombre a actuar por encima de su propia visión de la
realidad, quizá sea útil primero reflexionar sobre la forma como,
en otras épocas, se concibió la idea de «centro».
Desde el
Renacimiento la creciente visión
matemática y realista de la naturaleza hizo posible la creación de un
sistema. Alberti, y posteriormente también Da Vinci y Durero experimentó con la
focalización del punto de visión, definiendo la pintura como «intersección de
la pirámide visual» [61].
Se configuraba así una renovada imagen de la realidad que «satisfizo la nueva
identidad del hombre como sujeto central de su mundo, que podía contemplar y
comprender, controlar y gobernar racionalmente»[62].
El sujeto
cartesiano es, sin duda, de diferente índole que el uomo universale, y que el hombre, en
tanto «centro de la existencia», pensado por Ficino y Pico della Mirándola[63].
Pues su presupuesto metafísico entronca con una característica propia de
separatividad y escisión con respecto a la naturaleza y a «lo otro», como
objeto. Sólo de un sujeto separado de
su realidad circundante puede surgir una ciencia cuyo fin histórico se nos
desvele, ya al final de la era moderna, como poder de dominio e
instrumentalización de la naturaleza por el hombre y, en última instancia, del
hombre por el hombre[64].
No cabe duda que el cambio de la Edad Media a la Edad Moderna
supuso un giro copernicano, el desplazamiento del centro de gravedad. Si en el
medievo el centro era Dios en después del Renacimiento con el resurgir del
Humanismo el centro será el hombre. Es este eje o centro el
que, sin duda, actúa como «punto de visión» a la hora de concebir el artista su
obra. Se trata de una especie de «holocentrismo», es decir, «el centro en la
totalidad»[65], que,
aunque parezca una paradoja, constituye el fundamento de la visión antigua del
arte y del mundo.
Los artistas a
menudo alquimistas conocían la simbología de los números. El siete y el doce
por ser los números mágicos quedaron unidos a la ciudad de Salamanca. El siete
representa el conocimiento sagrado, la perfección. El doce resuena con
particular fuerza en la Biblia. Sabemos que el recinto antiguo de la ciudad fue
amurallado. Después de una primera muralla romana, la segunda muralla tuvo
siete puertas y en la tercera se abrieron doce siguiendo el modelo de la
Jerusalén celeste descrita en el Apocalipsis. Loas doce puertas correspondería
a los doce apóstoles.
III.3.- Los ritmos
Los maestros
concibieron la arquitectura como geometría aplicada y la geometría como
teología. El arquitecto como imitador del Divino Maestro, manejaba un sistema
en base a un cuadrado (ad quadratum)
o en base a un triangulo (ad triangulum).
Las diagonales de los rectángulos principales para la composición de la fachada
están relacionados entre sí según intervalos de cuarta, quinta, de octava y de
tono. Ya que la armonía es el indicio de la existencia de Dios.
Las catedrales son
concebidas como seres vivos con su comportamiento particular el día y la noche.
El maestro artesano concebía su obra al compás de la luz, del recorrido del
sol. La orientación de la catedral estaba marcada por la orientación del altar
al este, Jerusalén, donde nace el sol. Es curioso que la disposición de la
Catedral Nueva de Salamanca difiere un poco de la Catedral Vieja con un tenue
desplazamiento. Esto es debido a que al estar dedicada a la Asunción de la
Virgen, el maestro quiso que el 15 de Agosto fecha de la Asunción el rayo solar
entrara hasta la cabecera del altar. La catedral se regía como se observa en la
naturaleza o en el curso simbólico del Sol, Así se concibe el mundo natural
junto al mundo celeste, junto con los dioses y fuerzas cósmicas, como algo
cercano y presente. La vida en la tierra es real en
la medida en que está inter penetrada por la sacralidad de lo divino. Esto
explica una visión total del ser que
diluía los límites entre religión, magia y arte.
La Cueva en Salamanca da razón
dela existencia de una escuela exóterica.
El ritmo del tiempo semanal representados en siete días se concebía de
forma astral. Los siete días se asocian a los siete planetas. En la Edad Media
la práctica alquimista asociaba cada planeta a un metal: Sol- Domingo - Oro;
Luna – Lunes - Plata; Marte – Martes - Hierro; Mercurio – Miércoles - Mercurio;
Júpiter - Jueves- Estaño; Venus – Viernes - Cobre; Saturno - Sábado- plomo[66].
III.4.- Los laberintos
Los maestros
concibieron la arquitectura como geometría aplicada, la geometría como teología
aplicada y el diseñador de una catedral gótica como imitador del Divino
Maestro. A menudo en el piso de las catedrales góticas se dibujaban laberintos. Los orígenes del
laberinto como mito se remontan a la cultura egipcia y griega, pero el
laberinto se cristianizó y a partir del SXII tomado como símbolo del camino a Dios o el camino de la Redención. Se conoce la
existencia de laberintos dispuestos en las bases de las grandes
catedrales, con los nombres de los principales arquitectos. Las logias
medievales tenían prohibido divulgar secretos de profesión de oficio, queda
documentado en una convención de Ratisbona en 1549: "Ningún trabajador, ni maestro, ni jornalero enseñará a nadie que no sea
miembro de nuestro oficio a extraer el alzado de la planta". El
laberinto evoca el mito, incógnita,
secreto, el contacto con el misterio.
Los antiguos lo llamaban "la legua
de Jerusalén", verdadera espiral en contacto con las profundidades de
la Tierra y lo infinito del cielo...Fuerzas telúricas concentradas...remite a
la antigüedad pagana y a un antiguo desafío: " conócete a tí mismo y conocerás a Dios". Es el triunfo
del espíritu sobre la materia. Si en el Renacimiento, la persona era el
centro de ese laberinto reflejando las enseñanzas humanistas antropocéntricas
(el famoso y versionado hombre de Vitrubio de Leonardo Da Vinci), tres siglos
antes, en época medieval, el laberinto teocéntrico simboliza un duro
camino hacia Dios, con una entrada el nacimiento venido del bautismo y un
centro, Dios.
La Catedral de
Salamanca al ser tardía se levanta más austera y no recoge muchos elementos
decorativos como los laberintos más propios del gótico francés. Sin embargo
Salamanca como contrapunto de la enseñanza universitaria reglada impartida en
la Universidad había una cultura paralela donde se impartía enseñanza
esotérica.[67] La idea
de Salamanca como lugar mágico o misterioso, ciudad encantada o esotérica,
pasará con los conquistadores a América y Oriente. De ahí el calificativo
“salamanquero”.[68] En Salamanca se impartía enseñanzas de
astrología, muestra de ello es el famoso “cielo de Salamanca” en una de las
aulas de las Escuelas Menores.[69]
En el S. XVII Pedro de Quirós definió Salamanca definió Salamanca desde un
punto de vista astrológico: “Predomina el signo de Libra, de triplicidad aurea,
cálida sanguínea masculina, diurna y occidental; casa diurna de Venus, caída
del Sol, exaltación de Saturno y detrimento de diurno de Marte”.
III.5.- Progresión en camino,
purgativo, iluminativo e unitivo.
El maestro
arquitecto, experto alquimista y conocedor de las ciencias sagradas, era
sobretodo un monje, un místico. Con la arquitectura trataba de llevar a los
hombres al terreno de lo sagrado, al encuentro con Dios. Esto se hacía
gradualmente. Desde la entrada hasta el altar la persona entra en un camino. Se
trata que la arquitectura acompañe al proceso litúrgico o camino catecumenal de
la persona. Tres van a ser los estadios o etapas del camino, como se marcaba en
los ejercicios ignacianos; penitencial, iluminativo y unitivo.
Salamanca estuvo
vinculado al espíritu ignaciano a través del Real Colegio fundado en 1611 donde
se levanta la Iglesia de la Clerecía siguiendo el romano de “il Gesú”. El Colegio cercano a la
Universidad subsistiría hasta la expulsión de los Jesuitas en el 1767 y luego
pasaría a ser la sede de la Universidad Pontificia. El modelo de “il Gesú”, la primera iglesia de los
jesuitas, respondía claramente l modelo ignaciano de los “ejercicios espirituales”. La arquitectura se configuraba como
acceso al misterio de Cristo a través de las “tres vías”: purgativa, iluminativa e unitiva. Los espacios eran
diseñados para que el creyente se dispusiera a entrar progresivamente en el
misterio.
III.5.1.- El
camino penitencial
Este camino
penitencial está más remarcado en el estilo románico y barroco y se desarrolla
en la entrada generalmente con poca luz en cierta tenebridad. La antesala de la
catedral suele caracterizarse por un espacio caracterizado por el bautismo con
la pila bautismal o en su caso un baptisterio situado en la entrada o en la
parte externa del templo. En las catedrales se dejaron pequeñas pilas
bautismales en forma de concha para la ablución con agua bendita en señal de
purificación.
III.5.2.- El
camino iluminativo
Este camino iluminativo
se desarrolla en la medida que uno avanza por la nave con la luz que entra a
través del rosetón y las vidrieras de las galerías. La decoración ayuda al fiel
a introducirse en el misterio de la fe. En la medida que entra la luz de Cristo
se disipan las tinieblas. La luz de Cristo entra a través de la Palabra, la
predicación. A esta se le da un puesto especial en los púlpitos que sobresalen
en la nave.
III.5.3.- El
camino unitivo
Este camino unitivo
se desarrolla principalmente en el altar, centro neurálgico de la catedral,
donde se efectúa el centro del misterio eucarístico. Es el punto de máxima
luminosidad centro del misterio donde se funden lo humano y terreno con lo
divino y celestial. Este se enfatiza a menudo con baldaquinos propio de las plantas
basilicales. El emplazamiento del altar coincide con el enterramiento del santo
al que se dedica la catedral.
III.7.- El camino ascensional
En el centro del
crucero abovedado se eleva la mirada hacia el cimborrio o la coronación de la
cúpula central generalmente decorado con motivos ascendentes. Las enormes
columnas o pilastras que sostienen la bóveda descansan sobre restos o reliquias
de Cristo o de los santos. En las pechinas están representadas por los cuatro
evangelistas, sobre el primer círculo aparecen el coro de los apóstoles y sobre
estos los coros de los ángeles y arcángeles. Se finaliza con la luz de la
linterna con motivos alegóricos al Espíritu Santo.
El gótico se
caracteriza por el sentido ascensional y el juego de luz. Los vitrales simbolizan
los doctores y maestros que con su predicación iluminan y dejan pasar la luz.
En las esculturas de las ménsulas, de las claves y de los capiteles se
representan pasajes bíblicos. En la Catedral Vieja encontramos a Sansón y a
Daniel. Ambos luchan contra un león. Representan la lucha del bien contra el
mal, el hombre virtuoso contra los vicios.[70]
III.8.- La orientación
En la Catedral todo
debe apuntar a Cristo. La orientación del templo es hacia el este, hacia la
Tierra Santa lugar del nacimiento muerte y resurrección de Cristo. El maestro
de obras cuida que la luz que entre ilumine el altar. El sol nace del oriente
simbolizando como Dios que es la luz ilumina la vida de los hombres en la
tierra.
Toda la Catedral,
de acuerdo a un espacio sagrado, responde a un claro diseño en torno al
misterio de Cristo La planta es figura de Cristo, el ábside es el ámbito de
Dios y la nave el lugar de los hombres. La Catedral está orientada de este a
oeste, muestra así su orientación y tendencia hacia Jerusalén, donde Cristo
murió y resucitó y ciudad símbolo de la Jerusalén celeste. Por el este sale el
sol, símbolo de Cristo, que ilumina todo hombre. La bóveda hace referencia al
cielo.[71]
III.9.- Los juegos de luz
La luz se asocia a
la divinidad y su proyección al desvelamiento del misterio divino. La luz que
entra en una catedral gótica simboliza la luz del medievo, periodo
caracterizado por las universidades. Los maestros atribuyen la geometría
como un modo de establecer un vínculo entre los seres humanos y Dios y que las
matemáticas era un vehículo para revelar a la humanidad los más íntimos
secretos del cielo.
La sensación visual
del espacio diáfano o translúcido tiene una función iluminadora y una función
simbólica, ya que transmite la luz del sol verdadero, que es Dios. Cuando
los fieles alzaban la vista al cielo estos imaginaban que la gracia
de Dios, en forma de luz solar, descendía sobre ellos para
bendecirlos y así, conducían a los pecadores hasta el arrepentimiento y el
esfuerzo por alcanzar la perfección mediante la visualización del mundo de
perfección espiritual de Dios.
La luz es la fuente
y la esencia de toda la belleza visual. Pensadores que difieren tan ampliamente
como Hugo de San Victor y Tomás de Aquino, adscriben a la belleza dos
principales características. Proporción y luminosidad. El uso de las estrellas,
el uso de la ornamentación color oro son consideradas favorecen esta cualidad
estética.
III.10.- La música de órganos
El diseño de la
catedral tiene su fundamento en la Cosmología musical ya que el universo ha
sido ordenado musicalmente por su Creador. La catedral es concebida como un ser
vivo y el diseño de la catedral corresponde a medidas métricas acompasadas de
ritmos musicales. Las medidas principales están relacionadas entre sí según
intervalos y tonos musicales. La función del órgano en la catedral es la de
acompañar a los cantores cuando se interpreta canto llano y canto de órgano o
polifonía, y hacer solos en momentos determinados del acto litúrgico. Toda
catedral tenía su órgano, de hecho la mayoría de ellas lo mantienen aunque por
desgracia muchos hayan quedado mudos. No solo la catedral vive de sus arcos
apuntados, de sus bóvedas de crucería o de sus vitrales; también lo hace cuando
suena el órgano, el instrumento reservado para la música divina que con sus
acordes llenaba el espacio ascendente de ecos celestiales.
III.11.- Los coros
El coro es
la parte del templo donde asisten los clérigos para cantar las horas
canónigas y celebrar los divinos oficios. Era como la sede del cabildo, órgano
representativo de la catedral. El coro se suele articular en dos niveles de
sillerías, expresión de la existencia de rango y de una buena dotación de
beneficios, lo que repercute en la calidad de la ornamentación. En la parte de
las sillerías altas destaca el asiento del obispo con su doselete en su
cátedra. En el deseo de sobresalir en la alabanza a Dios, las catedrales
rivalizaron tanto en el número de oficiantes como en la calidad del canto. Los
detalles representados por los artistas en las diferentes sillerías reflejan la
modalidad del pueblo que las construyó. Las sillerías de los coros se
convierten en verdaderas obras de arte, para armonizar con retablos, púlpitos,
sepulcros y demás detalles que decoran las catedrales.
En el compromiso
por sobresalir en la alabanza a Dios, las catedrales rivalizaron tanto en el
número de oficiantes, en algunos casos llegando a los dos centenares, como en
la calidad del canto. Si nos atenemos a las acepciones del termino coro en un
diccionario nos podemos encontrar con ésta: parte del templo y lugar
separado donde asisten los clérigos, o los religiosos, para cantar las horas
canónigas y celebrar los divinos oficios. O con esta otra: multitud de
gente que se junta para cantar y regocijarse, alabar y celebrar alguna cosa.
El coro se suele
articular en dos niveles de sillerías, expresión de la existencia de rango y de
una buena dotación de beneficios. En la parte de las sillerías altas, el
asiento del obispo; su cátedra, en el mismo eje del coro se suele distinguir
por tener un doselete gótico. Las manifestaciones artísticas son reflejo del
espíritu de la época, y en el estudio de los detalles representados por los
artistas en las diferentes sillerías que nos quedan aún se ve perfectamente
reflejada la modalidad del pueblo que las construyó. Se empezaron a fabricar de
corte sencillo, para monasterios y abadías, y tal como correspondía a la
sencillez de vida, de unos monjes medio religiosos, medio guerreros, pero
extendiéndose por Europa la influencia del ostentoso culto bizantino. Triunfa
la Cruz sobre la Media Luna y las sillas de los coros se convierten en
verdaderas obras de arte, para armonizar con retablos, púlpitos, sepulcros y
demás detalles que decoran los magníficos edificios góticos y
renacentistas.
III. 12.- El coro y el presbiterio
Cuando el cuerpo
principal se extiende más allá del transepto, esa extensión se denomina
arquitectónicamente presbiterio,
del que la definición más estricta incluye sólo el coro y
el santuario con el altar mayor, pero que en la acepción más amplia incluye
todo el brazo oriental más allá del crucero. Esta forma arquitectónica es común
en la arquitectura gótica.
El coro, cuando existe, normalmente aloja la sillería del
coro, el «santuario» y la cátedra, el asiento del
obispo. Al «coro» arquitectónico a veces se le llama la «mano de papel» para diferenciarlo
del coro de cantantes. En la Edad Media cantaba todo el clero, o grupos de
niños que se enseñaban en una escuela de coro adjunta, y el presbiterio era el
área ocupada por el clero oficiante propio del Cabildo. En las catedrales los canónigos
y otros sacerdotes se sentaban en el coro, como lo hacían los monjes en las
iglesias monásticas.
En algunas
catedrales hay una zona más allá del coro que se llama chancel o
presbiterio. En ella es donde los sacerdotes o monjes podían hacer sus
devociones privadas. A menudo hay muchas capillas adicionales situadas hacia el
extremo oriental de una catedral o iglesia abacial, dedicada a María.
III. 13.- Sillería del coro y órgano
El término «coro»
se utiliza de tres maneras distintas en relación a las catedrales. Además de su
acepción arquitectónica, se refiere al coro de "coristas", a menudo
hombres y niños, que cantan en los servicios; también se utiliza para la sección
de la iglesia donde se encuentra el coro y donde tienen lugar los servicios de
corales. En una catedral o gran iglesia, puede haber asientos fijos en esta
zona, llamados "sillería del coro", que también proporcionan asientos
para el clero de la catedral y alguna congregación. La sillería del
coro está a menudo ricamente tallada y decorada. El asiento del
obispo o cathedra a menudo se
encuentran en este lugar. El coro puede estar separado de la nave por una
pantalla muy decorada de madera o piedra. El órgano, que ofrece música y
acompaña al coro, puede estar localizado en esa pantalla, o puede estar en la
galería por encima del coro, o en uno de los brazos del transepto. Algunas
iglesias tienen una tribuna superior para el órgano en el extremo oeste de la
iglesia, sobre las puertas procesionales.
En la Catedral
Nueva de Salamanca destacan los dos órganos en el interior del coro y que
sobresalen en las naves laterales. El primer órgano fue realizado en el S. XVI y
el otro en el S. XVIII. Este último se debe al afamado organero real Pedro de
Echevarría. El coro es obra de Churriguera y la sillería fue realizada por José
de Larra y Alejandro Carnicero. Sus figuras son esbeltas, elegantes y muy
movidas.
IV Anexo
IV.1.- El Claustro
Responde a toda una cosmovisión del hombre en su ser
socio-psico-físico-espiritual. El cuadrado representa
los cuatro puntos cardinales. El lado contiguo a la nave es usado por los
monjes y clérigos con acceso desde el templo como extensión espiritual donde acuden a la meditación
y contemplación. Otro lado da a la biblioteca, esta parte, también propia de
los clérigos, da cuenta de su formación intelectual.
A veces da acceso también a otras dependencias reservadas a la vida conventual
como salas capitulares. El otro lado da al refectorio o comedor que da cuenta
de la dimensión física. Por último el
otro lado refleja la componente social
y apertura al mundo al que tiene acceso la gente común por la portería. El claustro,
así concebido de forma cuadrangular, configurado como
una Jerusalén celestial en cuyo centro se cruzan coordenadas temporales y
espaciales: un árbol o un pozo. Era un lugar básico en general cercano a un
curso fluvial para extraer el agua en un pozo. Las arcadas de las galerías
simbolizaban el bosque, solían disponerse de dos en dos, como los monjes, bajo
un arco de descarga y cuyo tímpano se convierte en tracería o bordado de piedra
simbolizando la constelación del cielo.
El claustro del
complejo catedralicio en Salamanca se ubica al costado sur de la Catedral
Vieja. En torno a él se abres capillas y salas capitulares. El claustro
original es románico y fue reformado a finales del S. XVIII. El original
presentaba arquerías de columnas pareadas. De las capillas cabe destacar la
capilla de Talavera o del Salvador, la más antigua de todos de rito mozárabe.
La segunda que encontramos, la capilla de Santa Bárbara, donde tenían lugar los
exámenes de grado y donde se elegía el rector. Conviene resaltar que el inicio
de la Universidad estuvo vinculado a la Catedral
IV.2.- los monumentos
funerarios en las arquerías y galerías de columnas
Cada vez más
profusas tamizaban la luz en medio de un juego de formas geométricas y de
rosetones y capiteles con figuras evocadoras expresando la lucha entre la carne
y el espíritu, los pecados y las virtudes, que ayudaban a la meditación y
contemplación. El claustro representa un espacio privilegiado como lugar de
meditación y contemplación para dar espacio a esparcimiento de la mente y el
corazón. Su significado de deambular tiene que ver con los peregrinos en estado
de tránsito o trance. El monje camina en señal de penitencia peregrinando
simbólicamente a Jerusalén- Cuando se pusieron de moda las peregrinaciones y
los monjes no podían permitirse el lujo de viajar a Tierra Santa recorrían el
claustro acompañado con prácticas penitenciales para obtener el mismo beneficio
espiritual. En la galería del
Claustro de la Catedral Vieja proliferan los monumentos funerarios.
IV.3.- El Pozo en el centro
La tradición
esotérica de "la Fuente de la Vida"
o "Fuente de la eterna Juventud"
se encuentra en los pozos sagrados
que poseían en la edad media, la mayoría de iglesias góticas. El agua extraída
poseía en muchos casos. propiedades curativas y se utilizaba para tratar
enfermedades. Era común el dicho: “Quien bebe del agua de la fuente de San
Marcial, en todo un año no tiene mal”.
IV.4.- El Baptisterio
Se conoce con el nombre de baptisterio o bautisterio al lugar de la iglesia dedicado al bautismo. Allí es donde se ubica
la pila bautismal. En principio sólo hubo baptisterios en las ciudades
episcopales pues el rito ambrosiano no permitía que se hiciese la bendición de las
pilas bautismales la víspera de Pascua y de Pentecostés en otra parte que en la
iglesia metropolitana que tenía su obispo. De ahí que las que las iglesias
parroquiales llevaban el agua bendita para mezclarla con otra. Después se
concedió tener baptisterios o pilas particulares.
Los baptisterios en general se erigían en edificio separado y se elevaban sobre
planta circular o poligonal. Estos se coronaban con una cúpula de idéntica
planta que se sostenía por arcos apoyados en una columnata concéntrica al muro.
Su interior se adornaba con mosaicos y
pinturas y en el centro del plano se alzaba la gran pila bautismal de
piedra.
El baptisterio en la Catedral Vieja tiene una localización original,
aunque al principio estuvo localizada en la entrada junto a las pinturas
románicas debajo de la torre más tarde fue trasladada a la capilla izquierda
lateral del altar. La capilla de San Martín era la capilla de los óleos o de
los aceites, aquí se guardaba la tinaja que servía mañana y tarde para atizar
las lámparas colgadas en las paredes de la catedral. En ella se encuentra dos
interesantes sepulcros, el del célebre obispo don Pedro Pérez y el de don Rodrigo
Díaz.
IV.5.- La pila bautismal
Hacia el extremo
occidental de la nave se encuentra la pila bautismal, o depósito de agua en que
se realiza el rito del bautismo. Se
coloca a la puerta porque el bautismo significa la entrada en la comunidad de
la iglesia. En la parte
delantera de la nave hay un atril, en pie, desde el que se leen la Sagradas
Escrituras. En muchas iglesias, tiene la forma de un águila que
sostiene el libro con sus alas extendidas, el símbolo de Juan el
Evangelista.
La tercera pieza de
mobiliario significativa de la nave es el púlpito o tribuna desde la que se
predica el sermón y
se exponen las lecturas bíblicas. El púlpito podía ser de mármol
o madera, y podía ser un elemento simple o representar una talla muy elaborado
del sermón. A menudo se adornaba con las figuras aladas de un hombre, un león,
un toro y un águila, representando a los autores de los Evangelios, Mateo,
Marcos, Lucas y Juan.[72]
IV.6.- Otros elementos
decorativos como el retablo, el atril y el púlpito
Son muchos los
elementos decorativos internos de una catedral o gran iglesia pueden seguir un
plan cuidadosamente concebido que puede continuar el tema iniciado en la
fachada occidental. Hay muchos ejemplos que dan prueba de ello, y que incluyen
las bóvedas de mosaicos de las iglesias ortodoxas, los vitrales de colores de
las iglesias medievales y los esquemas escultóricos de las iglesias barrocas.
Sin embargo, en muchos otros casos, ese tratamiento unificado se ha perdido con
los caprichos de la historia del edificio.
A pesar de las
pérdidas y de los cambios de intención del programa decorativo, el objetivo
primordial de la decoración de los interiores de las iglesias era transmitir el
mensaje de los Evangelios.
Con este fin, muchas iglesias tienen, en sus esquemas decorativos, elementos de
una Biblia del hombre pobre, que ilustran aspectos de la vida de
Cristo y otras escenas y episodios relacionados, con el objetivo de educar a
los feligreses. Entre estas representaciones están las estaciones del viacrucis y
el Crucifijo, que tradicionalmente
estaba suspendido del arco del presbiterio, o colocado sobre una pantalla en la
entrada de la mano de papel. Otras representaciones figurativas empleadas eran
las esculturas o imágenes de santos y profetas, que son el tema común de las
pinturas sobre el retablo principal.
El simbolismo
utilizado en las iglesias antiguas no siempre es fácil de interpretar por la
gente de hoy. Las virtudes y los vicios se pueden representar mediante pequeñas
figuras con atributos particulares, o con animales que se creía encarnaban una
calidad particular. Un ejemplo común es el pelícano que se pensaba picoteaba
su pecho para alimentar a sus crías con su sangre, que representaba el amor de
Cristo por la Iglesia. El esquema decorativo general culminaba en el altar,
donde habría un retablo pintado
o esculpido, o estaría enmarcado por una vidriera, o un mosaico en el ábside.[73]
IV. 7. El retablo
de la Catedral Vieja
Iniciado el culto
en la Catedral Vieja en la segunda mitad del siglo XII, hubo un retablo
primitivo y solamente hasta el siglo XV se encarga un retablo nuevo a Nicolás
Florentino, pero sería todo un equipo la que lo elaboraría. Además de Nicolás
que sería el Maestro, trabajarían con él su hermano Sansón y Daniel El retablo
recoge todos los misterios de la vida de Cristo. Compuesto por 53 tablas
pintadas al temple, organizadas en cinco filas horizontales y once calles verticales.
Las tablas van ordenadas de izquierda a derecha y de abajo a arriba. Su
naturaleza es didáctica y catequética lo que hace que predomine lo narrativo
más que lo emotivo. El estilo está acaballo entre el Gótico y el renacimiento.
En el centro se ubica la imagen de la Virgen de la Vega patrona de la ciudad.
Sobre el retablo mayor, en la bóveda del horno, se representa el Juicio Final[74].
Los maestros de las diferentes escuelas y Logias fueron guardando los secretos del mundo mítico de la alquimia. El alquimia tenía un apropiado significado. Hay todo un mundo mítico relacionadas con la sabiduría de la alquimia. Los maestros eran expertos en el arte de oscurantismo y alquimia. Las logias medievales tenían prohibido divulgar secretos de profesión de oficio, queda documentado en una convención de Ratisbona en 1549: "Ningún trabajador, ni maestro, ni jornalero enseñará a nadie que no sea miembro de nuestro oficio a extraer el alzado de la planta". Las catedrales representan una forma de comunicar la fe de una manera visual. En ese momento había un montón de personas que no podían leer ni tener acceso a las escrituras. Los artesanos utilizan sus esculturas como catequesis para el pueblo. La decoración de los muros y las vidrieras de las galerías iban progresivamente introduciendo al pueblo en los misterios de la vida de Cristo.
IV. 9.- El pórtico de la catedral Nueva, toda una suma teológica
Todo el pórtico constituye una verdadera suma teológica en piedra que recoge desde el primer libro del Génesis hasta el último del Apocalipsis toda la Historia de la Salvación. Todo el Antiguo Testamento en el arco de la izquierda es preparación para la venida de Cristo y su glorificación. En clave de la arquivolta inferior Adán y Eva ven en medio al Salvador prometido. Entre este arco y el central los hombres que observan la ley son llevados en forma de niños a la gloria de Dios. Todo el peso de la gloria celeste descansa sobre dos seres de doce columnas que representan los Profetas y los Apóstoles, los hombres de fe y testigos de la Resurrección. Entre los Profetas están Moisés, Isaías, Daniel, Jeremías. Entre los apóstoles están Pedro, Pablo, Santiago y Juan. En el lado interno del parteluz una figura arrodillada se golpea el pecho. En el cartel se lee: “Arquitecto”. Con probabilidad es el autorretrato del maestro Mateo.
IV.10.- Los maestros, las escuelas y loggias
Los artesanos generalmente estaban asociados a las escuelas guiadas por maestros famosos, logias medievales. Los maestros eran los guardianes del conocimiento. Se exageró en el más amplio conocimiento, tenían la llave de la sabiduría. Su formación además de eruditos estaban versados en varias especialidades y en otras ciencias ocultas como alquimia etc. Los artesanos sabían de varios oficios. Eran canteros, talladores, orfebres, escultores, pintores, etc.
Los canteros utilizaban una marca correspondiente a su escuela o loggia. Por ejemplo la pata de la Oca correspondía a los canteros Jacquets, ( los de Jacques, eran representantes del camino de Santiago). Verdaderos maestros no solo de la construcción de piedra sino del espíritu. Trabajaron sobre todo en los lugares santos de las importantes peregrinaciones colaborando a la difusión del románico y el gótico a lo largo de toda la geografia.
No solo eran constructores sino místicos difusores de verdaderas corrientes culturales y
espirituales. Por ejemplo el camino de Santiago, promovido por la orden del Cluny y protegidos por la orden de los Templarios, fue un verdadero vehiculador del arte románico. Los maestros se iban asentando en los recientes Burgos.
Fueron muchos los maestros célebres del gótico y del románico. En el gótico español destacan Juan Gil de Hontañón, Juan de Alava, Juan de Setien Güemes, Pantaleón de Ponton, hermanos Churriguera, Juan de Sagarvínaga, etc. En el románico un famoso maestro fue Magister Matheus constructor de hermosas partes de la catedral de Santiago, autor del pórtico de la gloria. En 1168 Fernando II contrata al maestro Mateo para la finalización de la imponente obra con la fachada monumental del pórtico de la gloria.
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Cathedral: The Architecture of the Great Church 1130–1530, 1992 (2nd
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[1] V Centenario del comienzo de la Catedral de
Salamanca 2013, De Fortis a Magna, 500 años de historia. En la Catedral se han organizado las exposiciones de las Edades del Hombre. la primera edicción tuvo lugar en 1993-94 y la segunda en 2018-19 con motivo delVIII Centenario del comienzo de la Universidad
[2] Echevarría, L. de. Presentación de la
Universidad de Salamanca, 1985
[3] El Papa Alejandro IV la considero Lumbrera del
mundo y la proclamó: Unum de quatur Orbis
generatibus studiis (junto con París, Oxford y Bolonia)
[4] Como decía Miguel de Cervantes: “Advierte,
hijo mío que estás en Salamanca, llamada en todo el mundo madre de las
ciencias”
[5] Desde siempre el hombre ha acudido al lenguaje
de los símbolos para expresar lo inefable. El pensamiento a escolástico y la
mística sobre todo del siglo de Oro ofrecieron los cimientos para el nacimiento
de una nueva expresión artística.
[6] Después del oscurentismo del final del primer
milenio, a partir del S XI la escolástica redescubriendo a Aristóteles bajo la
mano de Sto Tomás abre el horizonte a un Nuevo Humanismo. La centralidad de
Dios pasa a dar relevancia al hombre y un revaival de las artes en parangón con
el mundo clásico. Dante canta el “dolce
stil nuovo”
[7] La contemplación y
reflexión en torno a la creación artística sale a nuestro encuentro un
silencioso canon estético que «legisló» la obra desde su concepción.
[8] Del alemán Weltanschauung,
Welt: «mundo» y Anschauung: «visión».
[9] Una «idea del mundo», que puede ser individual
o colectiva, trascendente o profana, constituye el pilar sobre el que, de forma
consciente o inconsciente, el hombre estructura su escala de valores y, por
ende, su experiencia vital.
[11] Cuadro e imagen del mundo pueden ser
concebidos aquí bajo un mismo concepto metafísico, el de ειδος «idea», «imagen»,
«visión», «aspecto» que, en tanto arquetipo o imagen primordial, conforma el
modelo ideal hacia el que el hombre conduce su acción artística o existencial.
[12] «Punto» que, a la luz de los estudios
realizados por la moderna antropología y psicología del inconsciente, coincide
con el «centro-conciencia» del hombre
[13] Reflejado, por ejemplo en el símbolo del «Omphalos» u «ombligo del mundo», a
partir del cual, según cuenta el mito, surge la totalidad de la creación.
[14] Víctor Nieto Alcaide, Op. cit. pág. 62
[15] Diego Sánchez Meca, Diccionario de Filosofía. Madrid:
Aldebarán Ediciones, 1996.
[16] René descartes, Discurso del método. Madrid:
Alianza Editorial, 2006. (Cap. VI)
[17] Diego Sánchez Meca, Op. cit.
[18] Erwin Panofsky, Op. cit. (Pág. 49)
[22] Klein, Bruno
(1996). «La arquitectura románica en España y Portugal, Pág. 178». El
románico. Arquitectura, escultura, pintura. Colonia: Könemann
Verlagsgesellschaft mbH.
[23] Klein, Bruno
(1996). «La arquitectura románica en España y Portugal, Pág. 179 y 462». El
románico. Arquitectura, escultura, pintura. Colonia: Könemann
Verlagsgesellschaft mbH
[25] Azcarate, José
María. «La Arquitectura de los orígenes al Renacimiento, Pág. 155». Historia
del Arte, Volumen III. Barcelona: Carrogio SA Ediciones
[26] Klein, Bruno
(1996). «La arquitectura románica en España y Portugal, Pág. 199». El
románico. Arquitectura, escultura, pintura. Colonia: Könemann
Verlagsgesellschaft mbH
[27] Klein, Bruno
(1996). «La arquitectura románica en España y Portugal, Pág. 202». El
románico. Arquitectura, escultura, pintura. Colonia: Könemann
Verlagsgesellschaft mbH
[28] Klein, Bruno
(1996). «La arquitectura románica en España y Portugal, Pág. 214 y 215». El
románico. Arquitectura, escultura, pintura. Colonia: Könemann Verlagsgesellschaft
mbH
[29] Klein, Bruno
(1998). «Comienzo y formación de la arquitectura gótica en Francia y países
vecinos, Pág. 96». El gótico. Arquitectura, escultura, pintura.
Köln: Könemann Verlagsgesellschaft mbH
[30] Klein, Bruno
(1998). «Comienzo y formación de la arquitectura gótica en Francia y países
vecinos, Pág. 96». El gótico. Arquitectura, escultura, pintura.
Köln: Könemann Verlagsgesellschaft mbH
[31] Klein, Bruno
(1998). «Comienzo y formación de la arquitectura gótica en Francia y países
vecinos, Pág. 96». El gótico. Arquitectura, escultura, pintura.
Köln: Könemann Verlagsgesellschaft mbH
[32] Borngässer,
Barbara (1998). «Arquitectura del gótico tardío en España y Portugal, Pág.
286». El gótico. Arquitectura, escultura, pintura. Köln: Könemann
Verlagsgesellschaft mbH.
[34] Bongäser,
Barbara (1997). «Arquitectura barroca en España y Portugal, Pág. 78». El
Barroco. Colonia:Könemann
[35] Leroux-Dhuys,
Jean-Francois (1999). Las Abadías Cistencienses, pág. 128. Köln:
Könemann Verlagsgesellschaft mbH
[36] Auboyer,
Jeannine (2005). «El Barroco en la arquitectura». Historia del arte. T.
13, El Barroco. Barcelona:Salvat. ISBN 844710334.
[39] García Melero,
José Enrique (2001). Las Catedrales Góticas en la España de la
Ilustración, pág. 9/10. Madrid: Ediciones Encuentro
[40] Como el abad Surger declaraba en su abadía de
Saint Denis: “en el centro de la catedral se alzan doce columnas,
correspondiente al número de los apóstoles y otras tantas en las naves
laterales para significar el número de los profetas, ellas sustentan en alto el
edificio.
[41] La Edad Media como heredera de San Agustín
quiso ordenar la ciudad material y conformarla a la ciudad de Dios y darle así
unidad y estabilidad. Tomás de Aquino, Eckart y Ockam, defienden este ideal y
se lo trasmiten a los arquitectos de Amiens. Dante en su estilo nuevo
contribuyeron a hacer esta síntesis en el pensamiento que derivaría a una nueva
concepción artística.
[42] La luz, considerada como un símbolo de Dios,
establece un orden entre los hombres y, por ende, constituye una posibilidad de
ascensión hacia lo divino (Víctor N. Alcaide, La
Luz, símbolo y sistema visual. Madrid: Ediciones Cátedra, 1981.
Pág. 74).
[43] Hugo de San Victor y Tomás de Aquino adscriben
a la belleza dos principales características, la consonancia de las partes o
proporciones y la luminosidad.
[44] An extreme example of this is the
new Coventry Cathedral where the "East
End" actually faces north, due to the construction of the new building at
right angles to the shell of the old building destroyed in the Second World
War.
[46] W. H. Auden, "Cathedrals, Luxury liners laden with souls, Holding to
the East their hulls of stone"
[47] Chueca Goitia, La Catedral Nueva de Salamanca,
p. 109
[48] En el S.XIII, la centuria de la Divina Comedia
se propugna el “dolce stil nuovo”,
que el afianzamiento de la nueva arquitectura europea.
[50] Daniel Sánchez y Sánchez, La Catedral Nueva de
Salamanca, p. 117
[52] An extreme example of this is the
new Coventry Cathedral where the "East
End" actually faces north, due to the construction of the new building at
right angles to the shell of the old building destroyed in the Second World
War. Larousse Encyclopedia
of Byzantine and Medieval Art
[53] En S. XV un célebre
adagio decía de las célebres catedrales entonces construidas: Sancta Ovetensis, Dives Toletana, Pulchra
Leonina, Fortis Salmantina
[54] La torre de las campanas
fue juzgada por nueve arquitectos. Diversas circunstancias la fueron
modificando hasta el diseño original. La torre original tiene otro parecido
debido a las sucesivas restauraciones.
[55] Desde entonces para
conmemorar tal hecho a esa misma hora sube el famoso Mariquelo hasta la veleta.
[59] En la representación de la figura humana, por
ejemplo, se escogían los ángulos de visión que mejor trasmitiesen la esencia de
la persona: rostro en perfil, ojo de frente, brazos y piernas de lateral y
hombros de frente. En el caso de las pinturas que recrean numerosos objetos
(mesa de ofrenda, paisajes) se evitaba la superposición, intentando reflejar la
totalidad de los elementos presentes.
[60] Henri Francfort, La religión del antiguo Egipto. Barcelona:
Ed. Laertes, 1998.
[61] León Battista Alberti, De la pintura y otros escritos sobre arte. Madrid:
Editorial Tecnos, 2007.
[62] León Battista Alberti, Op. cit. (Pág. 24)
[63] Esta afirmación se apoya en la naturaleza
misma del «sujeto» ficiniano, cuyo centro de acción (de haber sobrevivido el
Renacimiento) se habría encaminado principalmente hacia el desarrollo de sus
potencialidades espirituales, a través de la «magia natural», y no del
despliegue único de la razón como objeto de dominio y poder científico-técnico.
[64] De hecho, como ya anunciaría Heidegger, sólo
donde se concibe el mundo como imagen puede darse una imagen del mundo. Es
decir que sólo en la Modernidad (y no otra época), por ser el único momento
histórico en que el hombre se convierte en «espectador», aislándose de la
totalidad, puede él contemplar el mundo, desde
fuera, como imagen. (Cfr. «La época de la imagen del mundo»
en Caminos de bosque. Madrid:
Alianza Editorial, 2010. Pág. 74).
[65] Es decir, una visión del mundo fundada a
partir de la esencia trascendente de las cosas, de su relación con la
totalidad.
[66] Como se refleja en las columnas de los soportales de la Plaza del
Corrillo.
[67] Autores como Jerónimo
Münzer, Walter Scott o Hartzenbusch difundieron la idea de que en la Cueva de
Salamanca se difundían enseñanzas esotéricas. Escritores de la talla de
Cervantes, Ruiz de Alarcón, Rojas, Zorrilla, Quevedo, Torres Villarroel, Feijoo
o Espronceda se hicieron eco de ello.
[68] Así se recoge en uno de
los romances populares: “La Salamanca, antro oscuro de quiméricos fantasmas que
en los senos de la tierra largo espacio se dilata”
[69] La pintura del “Cielo de Salamanca” fue
realizada por Fernando Gallego entre 1483 y 1486 sobre el techo de la Universidad
de Salamanca situada en una sala encima de la capilla de San Jerónimo. Luego
sería traslada al aula de las Escuelas Menores. En dicha aula impartió clases
Calderón de la Barca.
[70] Sánchez y Sánchez, Daniel, La Catedral Vieja de Salamanca, Ilmo cabildo, Salamanca, 1993, p. 24
[71] Sánchez y Sánchez, Daniel, La Catedral Vieja de Salamanca, Ilmo cabildo, Salamanca, 1993, p. 24
[73] Alec Clifton-Taylor, The Cathedrals of England. Nikolaus
Pevsner, An Outline of European Architecture
[74] Sánchez y Sánchez, Daniel, La Catedral Vieja de Salamanca, Ilmo cabildo, Salamanca, 1993, p. 68
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