viernes, 9 de noviembre de 2018

4. Cosmovisión de las Catedrales

               
            



                        COSMOVISIÓN DE LAS CATEDRALES

                                 ( "Las magnas catedrales")

                     

                            
                             La grandeza de la obra de Dios 
                                           a través de humildes artesanos





Trabajamos no para cosas perecederos, 
sino por el trabajo eterno que perdura para la vida eterna  (Jn 6, 27)




Introducción

Dedicamos este trabajo con toda nuestra admiración al magnífico trabajo de miles de artesanos desconocidos de las grandes catedrales del pasado que emprendieron una obra inmortal para gloria de Dios. Eran conscientes que estaban haciendo un trabajo para Dios, sabiendo que estaban construyendo algo no terminado que nunca podrían llegar a ver. La mayoría de las grandes catedrales tardaron más de cien años en ser construidas. La construcción de la catedral gótica de Salamanca duró doscientos veinte años. 

Estaban trabajando sabiendo que nadie lo notaba y dieron toda su vida para la obra de Dios. Uno de los artesanos talla un pequeño pájaro en la parte superior de una torre alta y alguien se acercó a él y dijo: ¿por qué están gastando tanto tiempo en algo que nunca nadie verá? y él respondió: porque Dios ve.  Hicieron un enorme sacrificio sin ningún crédito con tan solo el reconocimiento de Dios. Sabían que ningún sacrificio es demasiado pequeño para que Dios no lo observe. 
Sabían que Dios ve cada minúsculo detalle de su trabajo. Estaban trabajando para Dios por 
amor y generosidad, alabándolo a él. Sus trabajos son un monumento a un Dios aún mayor. Hicieron un enorme sacrificio sin ningún crédito con tan solo el reconocimiento de Dios. Sabían que ningún sacrificio es demasiado pequeño para que Dios no lo observe. Sabían que Dios ve cada minúsculo detalle de su trabajo. Estaban trabajando para Dios por amor y generosidad, alabándolo a él. Sus trabajos son un monumento a un Dios aún mayor.

Alguien ha dicho: esas magnas catedrales no se construirán otra vez porque pocas personas están dispuestas a sacrificarse en ese grado. "Esperaban a una ciudad construida por Dios, de la que Dios es el arquitecto y constructor. Estas personas de los cuales el mundo no era digno, no verían terminado el trabajo durante el tiempo de su vida, aspiraban a una mejor ciudad, que es sobrenatural; sabiendo que Dios prepara esa ciudad para ellos"(Hb 11)




1.       Motivación

       Esta reflexión se debe al tiempo de año sabático que pasé en Salamanca por motivos de salud en 2013 en que se celebraba el V centenario de la Catedral Nueva, la catedral magna de Salamanca[1]. Salamanca Ciudad Patrimonio de la humanidad, es la única Ciudad con dos catedrales. Salamanca está en sus monumentos preñada de inmortalidad como lo atestiguan sus muros engalanados con centenares de vítores fijados con sangre caliente.[2] Emplazadas en el llamado teso de las Catedrales es el hito más representativo de la Ciudad. En la catedral vieja yo recibí la primera comunión en 1959.

    Es famoso el dicho popular: “Quien quiera aprender que vaya a Salamanca”. Salamanca fue considerada en la Edad Media la Atenas de Oriente centro intelectual de la monarquía española. En el siglo de Oro era considerada por su Universidad emporio de las ciencias no inferior en fama a París, Oxford o Bolonia[3]. Unamuno diría cuando se pregunta a la gente dónde está la rana lo triste no es que no sepan encontrarla sino que no sepan más allá de dónde está la rana. Cuando en 1993 con motivo de la inauguración de las Edades del Hombre se hiciera la restauración de la puerta oriental de la entrada de Jesús en Jerusalén los canteros encargados dejaron constancia de nuestro siglo esculpiendo una serie de figuras entre ellas un astronauta.

       Es una pena que la rana y el astronauta se hayan convertido en el mayor atractivo para los turistas. Salamanca tiene más que elementos para ser considerada como la ciudad no sólo madre de las ciencias sino madre de las artes[4]. Es necesario que las personas se detengan a contemplar esos gigantes de piedra levantados por la mano de artesanos a lo largo de tantos siglos. La presente reflexión quiere honrar a estos anónimos artesanos que dejaron un patrimonio inmortal para toda la Humanidad. Estos fueron una legión de menestriles anónimos que sin ser recordados por nadie a través de tareas muy humildes dejaron sus afanes entre sillares de piedra franca y trabajaron incansables sin ver el remate final de tan gigantesca empresa.

                                   

2.       Toda una cosmovisión

      Los maestros artesanos en la construcción de las catedrales respondían a toda una cosmovisión del mundo[5]. Por eso que se precisa saber descubrir la hermenéutica de su simbología y de su lenguaje para poder así interpretarlo. Las catedrales de Salamanca supusieron una colosal empresa que llevó varios siglos. La catedral vieja, la Fortis, ocuparía prácticamente un siglo. Se empezó en 1140 y fue terminada en 1230, la catedral nueva, la Magna fue construida a lo largo de 220 años. Se empezó en 1513 y se terminó en 1733 durante semejante intervalo de tiempo cambió enormemente la concepción de la historia.[6] Sin embargo las catedrales nos dejaron un legado de valores imperecederos e inmutables que serían válidos para cualquier época y lugar. Si un número tan estimable de generaciones se comprometió a legar una obra tan excepcional, nuestro deber y compromiso es conocerlo, defenderlo y difundirlo.

                                    

3.       La cosmovisión de las catedrales

      El arte, en uno de sus aspectos, constituye una vía de expresión de imágenes con las que el hombre puede explicar y comprender el mundo.[7] El canon estético responde a un conjunto de sentimientos y saberes individuales y colectivos que encierra el gesto grabado en la piedra; una forma que nos descubre un rasgo profundo del ser. Ha sido objeto de meditación, no sólo estética, sino también filosófica. Su máximo interés y desafío reside en su esencia: plasmar una figura tridimensional la compleja esfera de acciones, emociones y vivencias en la que se desarrolla la existencia humana.  De esta manera, en el camino que elige el artista para resolver este enigma, podemos encontrar también la vía que nos conduce al fundamento de una determinada cosmovisión.

     Esta última palabra [8] designa una «visión o concepción del mundo», una forma de ver la realidad[9]. En ambas encontramos dos elementos comunes que determinan su esencia: el sujeto que observa y el punto o «centro» desde donde observa.[10] De la contemplación de la realidad desde un centro establecido surge una imagen del mundo[11]. En conclusión, podemos decir que en el ser de la obra yace oculto el poder para desvelarnos un aspecto de la imagen total del mundo, para hacernos intuir, en el acto de contemplación, el espíritu de una época.

                                                

4.       Toda una cosmovisión, concepción del mundo

      Como es de suponer, la imagen del mundo ha cambiado a lo largo de la historia.  Cual si se tratase de la escenografía para el Theatrum Mundi de nuestra civilización, va condicionando e inspirando la actividad del hombre, así como las distintas formas de pensamiento de una cultura: sus expresiones religiosas, científicas y artísticas. Pero ¿qué es lo que, a su vez, origina ésta u otra imagen del mundo? Siguiendo con la analogía visual, podemos decir que el surgimiento de una imagen del mundo está determinado por el centro desde donde se percibe la realidad, por el «lugar» a partir del cual se proyecta el «telón de fondo» de la existencia. Este «punto de visión» colectivo[12] , que se enriquece a lo largo de la historia por todo el acervo cultural y espiritual de un pueblo, suele ser inicialmente establecido por un individuo o grupo de individuos pensadores, sabios y filósofos, o, como en la antigüedad, por héroes civilizadores, reyes semidivinos o los mismos dioses. Constituye, asimismo, el núcleo de imágenes, a veces míticas y simbólicas, a veces históricas y racionales, que se le trasmiten al hombre desde su niñez para que pueda comprender su entorno y la realidad de su propia existencia.    

                                                      
  

5.       Las catedrales expresan un cambio de paradigma de la edad Media a la Edad Moderna

       A grandes rasgos, podríamos decir que a lo largo de la Edad Media la identificación de Dios con la idea de Ente Supremo crea los fundamentos para una imagen del mundo teocéntrica. Aunque esta breve definición no pueda hacer justicia a mil años de historia en los que el pensamiento filosófico-cristiano fue construyendo una compleja visión del mundo, al menos nos sitúa ante un hecho: el ser, en tanto presencia de lo divino y real, que en la Antigüedad es concebido y percibido como algo consustancial e inmanente a nuestro mundo, se abstrae a una forma trascendente, lejana y elevada. Sobre este presupuesto metafísico se asienta un arte como el gótico, en cuyo fundamento se concibe el espacio como dimensión simbólica y la luz como materialización de lo divino[13]. La creación de los interiores en las catedrales, en las que domina una luz filtrada por las vidrieras, evade aún cualquier referencia objetiva al espacio real, propiciando una atmósfera de ingravidez y elevación. Las pinturas, impregnadas también de simbolismo, evitan cualquier referencia al espacio natural, a la realidad, que remita al observador al terreno de lo profano. En suma, el arte gótico desprecia la composición en referencia a un solo punto de vista, anulando cualquier posible visión individual tanto del artista como del espectador[14].


                                                       

6.       El Renacimiento da paso a una visión moderna del mundo

     Llegamos, tras esta breve reflexión, a la Edad Moderna, período de «madurez racional» de la cultura occidental. Esta nueva etapa de la historia centra sus esfuerzos en «el dominio técnico de la naturaleza mediante el desarrollo de la ciencia»[15], para posibilitar «la invención de una infinidad de artificios» con el fin de gozar «sin ningún trabajo» de los beneficios de la tierra, y para mejorar «la conservación de la salud», como mayor bien del hombre[16]. El rasgo que la caracteriza es «una actitud que no mira ya al pasado para reactualizarlo en el presente, sino que vive con entusiasmo las posibilidades de futuro»[17]. Con esta definición, es apenas claro que esta drástica transformación de la imagen del mundo, de la concepción de la realidad, presuponga un cambio del centro o punto de visión que imperaba hasta entonces. Sin duda alguna, la visión moderna de la existencia se sustenta en el presupuesto filosófico de Descartes, el ego cogito, que sitúa al sujeto como observador omnipotente del mundo que le rodea. La deificación de la razón como principal vía de conocimiento, y del yo como agente de dominio sobre la naturaleza y el entorno, creó el fundamento para el posterior despliegue de la era racional-científica.

      Aunque este momento «gozne» en el pensamiento occidental parezca, a primera vista, reposar en la actitud asumida ya por el hombre renacentista, es importante demarcar los presupuestos metafísicos que motivaron el humanismo. En su origen, el proyecto humanista había logrado situar al hombre entre el cielo y la tierra, entre los dioses y las bestias, para devolverle su dignidad y conferirle el poder de crear y modelar su destino. En analogía al arte, esta posición, que le otorgó al uomo de nuevo la confianza para investigar el mundo al margen de los dogmas cristianos, fue a su vez el punto de partida para el descubrimiento de la perspectiva. 

     El cambio de visión del mundo se auguraba ya con el operar de estas transformaciones. Sin embargo, aunque a partir del Renacimiento se pueda contemplar al hombre como «centro» y concebir la perspectiva «como una sistematización del mundo externo» o «como la expansión de la esfera del yo»[18], es preciso matizar que el proyecto humanista no concibió al hombre como un sujeto de dominio. Las aspiraciones principales de los impulsores de la era renacentista se centraban en formar al hombre en toda su humanitas para despertar su conciencia de inmortalidad y en reactualizar su acervo filosófico para potenciar su despliegue espiritual. El «yo ideal» que proyectaron era un ser consciente de su unión con la naturaleza y demás seres vivos, ávido de conocer los misterios de la creación sólo en función de comprender la complejidad de la esencia humana y la dimensión trascendente de la existencia.

       Nuestro siglo probablemente vea nacer una nueva visión de la realidad. Y aunque es difícil saber dónde estará el «centro» de la civilización futura, sólo tenemos ahora una certeza: la nueva imagen del mundo deberá proyectar al ser humano muy por encima de la limitante y limitada 
       esfera de su «yo».

                                       


7.       El tránsito de diversos estilos

      La historia de las catedrales en Salamanca representa una sucesión de diversos estilos. El conjunto catedralicio recorre todos los estilos arquitectónicos pasando del románico tardío al gótico, barroco y neoclásico.  Las catedrales son los templos donde el obispo diocesano tiene su sede, su cátedra. Son parte del Patrimonio Histórico Español y poseen gran valor histórico, religioso y arquitectónico. Durante siglos, conformaron las ciudades convirtiéndose en su referente.[19]

     Estos templos tienen grandes dimensiones y precisaron enormes recursos para su construcción. Habitualmente su edificación se extendió a varios siglos, por lo que suelen ser el resultado de distintas épocas y estilos arquitectónicos.[20]

      El comienzo de la construcción se hacía por la cabecera del templo y se consagraba el altar mayor para la celebración del culto. Después se continuaba con el crucero y las naves. Así los estilos más tardíos (barroco y neoclásico) se desarrollaron con la edificación muy avanzada, y dada la necesidad de mantener el estilo arquitectónico del proyecto primitivo, los arquitectos de los estilos tardíos las ampliaron diseñando estancias completas y fachadas nuevas, para proyectar con mayor libertad y sin condicionantes.[21]

      La construcción se financiaba bien con recursos de la diócesis a través del cabildo, o con recursos del obispo, o con aportaciones reales o con donaciones de los fieles. Por tanto a mayor diócesis y más significación de la ciudad correspondía habitualmente una catedral más importante.

                                   

8.       La Catedral vieja exponente del Románico tardío

     Con la rápida conquista musulmana (710-718), los reinos cristianos quedaron reducidos a una estrecha franja de la cornisa cantábrica. La aparición de la arquitectura románica en España coincidió con las primeras victorias importantes de la Reconquista.[22]


     
      España, durante el período de arquitectura románica, estaba formada por los reinos cristianos de León, Castilla, Navarra y Aragón en la mitad norte, mientras que los árabes dominaban la mitad sur. En consecuencia, sólo hay arquitectura románica en la mitad norte del país.[23]

     De las catedrales construidas en la reconquista cristiana sólo quedan algunas, completas muy pocas y fragmentadas las más. De las románicas, la mayoría fueron terminadas o en parte reconstruidas en el período gótico como es el caso de la Catedral vieja de Salamanca .[24]​ Normalmente las catedrales tienen planta de cruz latina con 1 o 3 naves, crucero, cúpula, ábsides, claustro, torre, bóveda de cañón o de arista, contrafuertes exteriores y capiteles de flora o historiados.[25]

     En la zona sur del reino de León se desarrolló una tendencia regional en las catedral vieja de Salamanca.[26]​ Existen coincidencias importantes en las plantas y en los arcos fajones, pero sobre todo en los cimborrios, unas torres linterna que se disponían en el nacimiento de las cúpulas.[27]​ En la fecha de construcción de ambas, en el siglo XIII, en Francia ya se construían las grandes catedrales del gótico, presentando claras afinidades con el gótico francés; sin embargo, la distribución de espacios interiores se asemeja a la de Salamanca.[28]

      La catedral vieja se denomina Fortis por responder en su diseño exterior a cierta fortaleza como para defenderse de posibles nuevas invasiones de los musulmanes. La catedral vieja responde a un románico tardío con arcos de medio punto, arcos apuntados doblados y bóveda de cañon de crucería con arcos ojivales. La catedral quedó pequeña y se pensó en destruir para levantar otra, afortunadamente tan solo fue mutilada para facilitar así la construcción de la nueva en el S. XVI

      La catedral nueva denominada Magna se empezó en el S. XVI con claros componentes góticos y se terminó en sus últimos cuerpos el XVIII con precedentes barrocos y neoclásicos. La catedral nueva representante del gótico tardío.

     El arte gótico se desarrolló en Europa entre los siglos XII y XV. Este desarrollo comenzó en Francia y desde allí se expandió prácticamente por todo el continente. A la vez que surgía el arte gótico, Europa sufría grandes cambios, como la decadencia del Sacro Imperio Romano Germánico y del feudalismo en favor de las monarquías. El auge del comercio tras las cruzadas favoreció el desarrollo de las ciudades y apareció una nueva clase social burguesa. En el ámbito religioso también hubo cambios, la espiritualidad se volvió más humanizada y próxima a la naturaleza. La Orden del Císter, liderada por San Bernardo de Claraval fue la impulsora del desarrollo del gótico. El edificio más característico del estilo gótico fue la catedral.

       El gótico llegó tempranamente a España desde Francia por el camino de Santiago.[29] En la zona de influencia del camino se combinaron los nuevos elementos franceses con las formas tradicionales españolas sin llegarse, como en otros países, a una variante española del gótico, pues el interés de los monarcas hispanos por la cultura francesa supuso asumir sus innovaciones arquitectónicas, manteniendo la influencia francesa.[30] Sobre 1170, se comenzó el ambicioso proyecto de la catedral de Ávila, con una doble girola, disposición que únicamente tenía en toda Europa Saint-Denis, mausoleo de los monarcas franceses.[31]

      En el siglo XVI, en Italia surgía el estilo renacentista. En España convivieron por mucho tiempo (como sucedía en Europa del Norte), el estilo anterior y el nuevo, en plano de igualdad. El gótico seguía siendo el estilo de representación nacional y se veía como moderno y más "español", mientras al estilo renacentista se le llamaba romano o italiano. En este periodo se construyeron nuevas e impresionantes catedrales tardogóticas como es la de Salamanca. Altísimos pilares pasan, sin interrupción, a convertirse en bóvedas con nervaduras estrelladas de múltiples tramas. Se trata de un periodo muy brillante, de grandes obras e innovaciones góticas todavía poco estudiado.[32]

     El estilo del renacimiento tardó en llegar a España, pues los Reyes Católicos, mantuvieron el gótico para los edificios eclesiásticos mientras que en los civiles se introducía gradualmente el estilo clásico plateresco.[33] ​ En España, como en otros países, la época del barroco corresponde al siglo XVII y la primera mitad del XVIII.[34] El barroco fue la respuesta de los arquitectos y artistas a la nueva misión dada a la arquitectura en el Concilio de Trento,[35]​ y por tanto participó en el movimiento contrarreformista, que se oponía a las ideas luteranas y calvinistas. Inicialmente, partiendo del estilo herreriano, fue uno de los primeros ejemplos del empleo de las formas curvas del barroco, aunque debido a la tardanza en su conclusión (1740) presenta también elementos del rococó.[36]

     Durante el siglo XVII la hacienda española se declaró en bancarrota hasta en seis ocasiones.[37] La falta de recursos consiguiente, provocó la proliferación de construcciones basadas en materiales más baratos, que dio a la mayor parte de las construcciones de esta etapa un aspecto sobrio y apagado.

     La construcción de nuevas estancias permitió a los arquitectos mayor libertad y reflejar plenamente el estilo barroco, sobre todo en las nuevas fachadas que se diseñaron. Menor envergadura, pero gran importancia, tienen las reformas barrocas ornamentales en los templos románicos y góticos. Los lugares que recibieron mayor ornamentación son los altares mayores, con sagrarios, retablos o camerinos y los trascoros.[38]

    Durante la segunda mitad del siglo XVIII, las catedrales góticas fueron objeto de numerosas reformas tanto interiores como exteriores. El objeto era variado, bien ocultar el templo anterior que se consideraba viejo e inapropiado, bien incluir elementos artísticos compartidos en las capillas, o actuaciones en claro contraste con el templo anterior.[39]

       El Terremoto de Lisboa de 1755 afectó considerablemente a la fachada principal de la Catedral de Lugo, lo que motivó una nueva fachada de Julián Sánchez Bort, con la supervisión de Ventura Rodríguez. Está inspirada en elementos románicos y góticos.

                                      

9.       Una obra colosal

     La construcción de una catedral gótica era una empresa colectiva muy compleja y muy costosa. Era necesario un alto grado de especialización técnica y una buena organización del trabajo. La catedral no es únicamente un lugar de culto. En ella también se discuten asuntos civiles, se celebran juicios y sus torres sirven como atalayas desde donde se ve venir a los ejércitos enemigos.

     El orgullo y entusiasmo de los habitantes de las ciudades, sobretodo de los nuevos burgueses, ayudaban a encontrar el dinero necesario para levantar las catedrales, desde la adquisición de los terrenos hasta el pago de los salarios, pasando por el transporte de los materiales. Se recibían donaciones y limosnas, y se utilizaba el dinero de multas y de la venta de indulgencias. Y cuando no había dinero los trabajos se interrumpían.

     El maestro de obras era el arquitecto. Su nombre aparece con frecuencia en el pavimento de la nave, escrito en un laberinto como homenaje a Dédalo, arquitecto del rey Minos. El arquitecto debía poseer amplios conocimientos técnicos. En primer lugar elaboraba un plano del edificio, que presentaba a los promotores de la obra, clérigos, nobles o reyes. Una vez que el proyecto era aprobado, contrataba a los operarios que llevarían a cabo los trabajos. El trabajo debía estar muy bien coordinado para evitar que se retrasaran o interrumpieran las obras.

    Había diferentes tipos de obreros con distintos niveles de cualificación. Los porteadores eran jornaleros y se les contrataba en el lugar. Los amasadores de mortero, en cambio, percibían una paga más elevada. En lo más alto del escalafón estaban los maestros y albañiles, encargados de dar forma a la piedra y de colocar cada sillar en su sitio.

    Los canteros o maçons eran auténticos escultores. Tallaban figuras humanas o de animales y vegetales para decorar portadas y ventanas. Utilizaban escuadras y cartabones, entre otros instrumentos, que sólo ellos sabían usar, con los que tallaban perfectos sillares. Eran trabajadores libres o francos, de ahí el término francmaçon. Aunque una catedral gótica era la suma de todas las especialidades necesarias, la principal era la de los masones. Eran ellos quienes colocaban la primera piedra del edificio y la última.

                                                     


I El Interior de las Catedrales

      La catedral era concebida como símbolo de un edificio espiritual. En el centro Cristo es la piedra angular sobre quien descansa el edificio, sobre esta base de la catedral se alzan las columnas correspondientes a los apóstoles, y otras tantas en las naves laterales para significar el número de profetas. Los fustes representan fuertes y robustos la fe[40]. Las columnas sustentan el alto edificio. El Cister y luego la reforma del Cluny contribuyen a dar toda una cosmovisión a la arquitectura. Para San Bernardo, la vida contemplativa era una vuelta a la pureza de la regla de San Benito. Se intentaba combinar la austeridad y simplicidad de líneas con la belleza. El objetivo era trasladar por medio de lo visible a lo invisible. Así los fieles se sentían traspasados a otra realidad, partícipes de una contemplación celestial. En su configuración la Catedral encarna la totalidad del saber cristiano, teológico, natural e histórico, disponiendo cada cosa en su lugar conveniente como una “Summa de la escolástica clásica”. Los escolásticos pensaban que la geometría era un modo de establecer un vínculo entre los seres humanos y Dios. Así concibieron la arquitectura como geometría aplicada, y la geometría como Teología, ya que el arquitecto era un imitador del Divino Maestro[41].

                                     

I.1.- La Planta en cruz

       La planta es figura de Cristo, este crucificado, orientada de este a oeste, muestra su orientación a Jerusalén donde Cristo murió y resucitó y ciudad símbolo de la Jerusalén celeste. Por el este sale el sol, símbolo de Cristo que viene al mundo a iluminar a todo hombre. La cruz representaba a Cristo y propiciaba el cruce de la nave principal y el transpeto. La cabeza de Cristo era la cabecera o ábside, espacio lleno de luz reservado para el mundo eclesiástico, representantes de Dios en la tierra.  Sus brazos eran los del transpeto que acogían a los fieles, el pueblo de Dios. Así la iglesia como Cuerpo de Cristo significaba la unión de la cabeza con sus miembros. La catedral gótica está caracterizada por una amplia y esbelta nave central acompañada por dos laterales que se prolongan en capillas. La planta se alza en movimiento vertical con inaudita fuerza dirigido hacia arriba en un movimiento irreprimido de ascensión[42]. La luz era la fuente de belleza y expresión el misterio que la invade y encierra.[43]

     La mayoría de las catedrales y grandes iglesias tienen una planta cruciforme. En las iglesias de tradición europea occidental, la planta es generalmente longitudinal, en forma de la denominada cruz latina, con una larga nave cruzada por un transepto. El transepto puede estar proyectado al exterior con gran énfasis o no alcanzar más allá de los pasillos laterales.

     Como se describió anteriormente, la mayoría de catedrales y grandes iglesias tienen plantas en forma de cruz teniendo la iglesia un eje definido. El eje es generalmente de orientación Este-Oeste con énfasis externo en el frente oeste, normalmente la entrada principal, y énfasis interno en el extremo oriental de manera que la congregación se enfrenta a la dirección de la venida de Cristo. Dado que también es la dirección del sol naciente, las características arquitectónicas del extremo oriental a menudo se centran en la mejora de la iluminación interior por el sol. No todas las catedrales mantienen un estricto eje Este-Oeste, pero incluso en aquellas que no lo hacen, se utilizan los términos de Extremo oriental y Frente occidental.[44]

                                                       


I.2.- la cabecera, el crucero, el ábside

       El maestro buscaba en el espacio de la catedral acoger la divinidad y simbolizarla. El cielo estaba representado por un semicírculo y la tierra por un cuadrado. El centro de la cruz simbolizada la unión del cielo y la tierra. El ábside representa el ámbito de Dios, lleno de luz simboliza el misterio de la resurrección de Cristo, culmen de la manifestación y epifanía de Dios. Los retablos colocados en el ábside presidiendo al altar contienen toda una catequesis del evangelio. Las funciones del altar y el coro estaban destinadas al culto de la misa y rezo del oficio que quedaba regulado por el cabildo. Generalmente el acceso al altar estaba separado por unas rejas. En el centro del ábside se colocaba el altar y lo presidía el monumento para la exposición del Santísimo. El altar queda reservado como espacio sagrado a los presbíteros.

      En el caso de una iglesia de planificación central, el eje principal está definido por la puerta principal y el altar. El transepto forma los brazos de la construcción de la iglesia. En las catedrales inglesas de fundación monástica a menudo hay dos transeptos. La intersección donde se encuentran la nave y el transepto se llama crucero y, a menudo está coronado con una cúpula, con una gran torre con o sin aguja.

       El altar, en una iglesia, es una mesa en la que se deja el Santísimo Sacramento del pan y del vino para su consagración por un sacerdote antes de su uso en el rito de la Comunión. El altar mayor de una iglesia se encuentra en un espacio llamado el "santuario", "lugar santo". Muchas iglesias tienen un altar adicional colocado más hacia adelante, así como altares en las capillas. El altar de una iglesia católica suele estar hecho de mármol, aunque también los hay de fundición o piedra tallada. La mayoría de los altares de las iglesias protestantes y anglicanas son de madera, símbolo de la mesa de la Última Cena en lugar de un altar de sacrificios.

       El santuario está a menudo separado del cuerpo de la iglesia por una reja o pantalla, y, en el caso de las iglesias ortodoxas y católicas bizantinas, por un iconostasio que forma una barrera completa, tanto visual como física. El santuario es generalmente la parte más ornamentada de una iglesia, creando un foco visual hacia el altar; solía hacerse esto de varias maneras. En general podía haber un retablo tallado o pintado, en general se trataba de una gran pantalla tallada en madera.

      El crucero es el punto de una gran iglesia en la que el transepto cruza la nave principal. Este punto está marcado a menudo externamente por una torre o cúpula e, internamente, por los pilares y arcos que se requieren para soportar el peso de una estructura de este tipo. El interior de la cúpula o de la torre puede ser una de las características arquitectónicas principales del interior. En una iglesia de planificación centralizada, como Santa Sofía, y típico de muchas iglesias ortodoxas, el espacio interior mayor del edificio está cubierto por la cúpula.

     El transepto es un símbolo de los brazos de la cruz, pero también proporciona espacio para la congregación y para disponer más capillas. Las capillas del transepto están a menudo dedicadas a un santo en particular, o a un aspecto particular de la vida y ministerio de Cristo, como la Natividad o la Resurrección. En algunas catedrales inglesas a menudo hay un segundo transepto que dispone de capillas, para facilitar la celebración del Santo Oficio por el clero cada día.[45]

                                                      

I.3.- La Nave

      Representa al pueblo de Dios, un pueblo de Dios en marcha. El camino desde la entrada hasta el crucero hace referencia al camino penitencial de progresivo acceso a la luz, cuyo centro y clímax se encuentra en el altar. La decoración de los muros va progresivamente introduciéndonos en el misterio de Cristo. Los muros de las naves perforados por capillas eran espacios privados y cerrados comprados por nobles y personas adineradas para recibir sepultura. Las sepulturas a veces alcanzaban formas monumentales y se cubrían con ajuares fúnebres, alfombras, candelabros o estrados.

      La mayoría de las catedrales y grandes iglesias de la tradición europea occidental tienen una alta y amplia nave central con un pasillo lateral menor separado por una arcada a cada lado. De vez en cuando las naves laterales son tan altas como la nave central. Algunas catedrales, sobre todo en Francia, tienen dos naves laterales a cada lado y una fila de capillas. En el caso de Salamanca tan solo cuenta con dos pasillos laterales uno a cada lado de la nave central.

      El cuerpo principal del edificio, que forma el brazo de la cruz donde los fieles se congregan más tiempo, se llama nave. El término proviene de la palabra latina para una embarcación o nave. Una catedral es, simbólicamente, un barco que lleva al pueblo de Dios a través de las tormentas de la vida. Además, el alto techo de madera de una gran iglesia se construye de manera similar al casco de un barco.[46]

     La nave está enmarcada a ambos lados por pasillos o naves laterales más bajos, separados del espacio principal por una fila de pilares o columnas. Las naves laterales facilitan el movimiento de las personas, incluso cuando la nave central está llena de fieles. También refuerzan estructuralmente los muros interiores que soportan el alto techo, que en el caso de muchas catedrales y grandes iglesias, es de piedra. Por encima del techo del pasillo están las ventanas del clerestorio que iluminan la nave.

    En algunas grandes iglesias, particularmente en iglesias medievales tardías, hay dos pasillos laterales a ambos lados de la nave. Otras iglesias tienen una sola nave y una fila de capillas a cada lado. En algunas iglesias, sobre todo en Alemania, los pasillos son casi tan altos como la nave, formando una iglesia de salón". En este caso, dado que no hay clerestorio, las ventanas de las naves laterales son a menudo muy altas para permitir la entrada de luz en la nave central.

                                                   

I.4.- La Girola

      Hace referencia al carácter deambulatorio y peregrino del pueblo de Dios. Se trataba de que los visitantes peregrinos no interrumpieran la liturgia de la celebración. Las catedrales estaban animadas por un continuo trasiego de gentes que acudían a ellas por múltiples motivos. Los fieles y peregrinos circulaban libremente por los espacios abiertos y solían hacerlo a menudo desoyendo las normas del cabildo.

        La girola, en general, corresponde al extremo oriental redondeado. En el caso de Salamanca se trata de un ábside bajo que se proyecta desde un extremo cuadrado alto. El presbiterio termina en un extremo oriental alto de forma rectangular, que facilita el deambulatorio.

      Los pasillos orientales continúan alrededor de este ábside, formando un pasaje bajo o deambulatorio. Es posible que haya un grupo de capillas proyectadas al exterior, llamado cabecera. En general el fondo de la catedral respondía a una estructura llamada cimborio que forma un dosel sobre el altar. En muchas catedrales tienen un extremo oriental cuadrado, en algunos casos el muro detrás del altar se abre con una vidriera muy grande.

    El extremo oriental es la parte del edificio que muestra la mayor diversidad de formas arquitectónicas. En el extremo oriental, a nivel interno, se encuentra el santuario donde se encuentra el altar de la catedral. En el caso de la Catedral nueva de Salamanca el santuario se encuentra en la capilla derecha el extremo oriental, junto a una gran sacristía que se adjuntó. La capilla contiene una hermosa piedad de Carmona.

                                      

I.5.- La Bóveda

      Hace referencia a la ascensión al cielo. Es la elevación de la tierra al cielo fruto de la resurrección de Cristo. Hay una progresiva ascensión de los santos, los ángeles y los arcángeles hasta el trono de Dios, en el centro de la iglesia triunfante. Las bóvedas simbolizan la caridad divina y las vidrieras induciendo a una sociedad visual de Dios " como luz verdadera que viniendo a este mundo ilumina a todo hombre". La bóveda central indicaba la ascensión del altar hacia el cielo e invitaba al recogimiento, veneración y sumisión.

       La obra que inicia el maestro mayor Juan Gil de Hontañon, el Viejo, la continua Juan Gil el Mozo sustituyéndole a su muerte Juan De Álava hasta 1537. Rodrigo Gil de Hontañón dirige la obra entre 1538 y 1567. Es este maestro, que es hijo natural de Juan Gil de Hontañon, el que va a centrarse en las bóvedas y el cuerpo de luces de las naves hasta el crucero. La Catedral va sufrir un cambio sustancial y Rodrigo va a dejar una impronta genial en la catedral. Se da fin a un primer plateresco sutil y afiligranado para dar paso al plateresco más plástico y nervioso más genuinamente castellano.[47] Cuando en 1538 se hace cargo de la obra estarían ya cerradas las bóvedas de las naves laterales. Su primera decisión debió ser elevar los muros de la nave central.


                                       

I.6.- El Pavimento

     Simboliza la tierra y los creyentes de la iglesia militante. El subsuelo representa la iglesia purgante en espera de la resurrección de Cristo. Suelen encontrarse los enterramientos de personajes célebres. Generalmente como espacio sagrado se ofrecía la posibilidad de tumbas y enterramientos de personas ilustres que eran enterradas no solo en las capillas laterales sino bajo grandes losas en los pasillos de las naves. En algunos de los pavimentos de las catedrales se dibujaban laberintos con un significado también simbólico. Es en el pavimento de la Catedral Vieja donde se observan enterramientos junto a los nichos laterales.

                                                   

I.7.- Las Columnas

       Representan a los apóstoles edificados sobre Cristo, piedra angular. Los obispos, sucesores directos de los apóstoles sostienen la fe del pueblo de Dios. El paso del románico al gótico conlleva la profusión y estilización de las columnas. Alargan sus formas y estilizan sus figuras para que la luz del sol penetre en las naves. El modelo de la catedral gótica es la Jerusalén celestial, la ciudad de oro, revestida de luz y repleta de la gloria de Dios.

     La reforma del Cister y la nueva forma que trae el nuevo humanismo da con un nuevo estilo arquitectónico. La estilización de las columnas se debe al camino ascensional del gótico. La evolución cultural de Europa lleva a un mundo nuevo. A los seguidores de Guillermo de Ockham se les llama moderni que responda a la devotio moderna.[48]

    El arco apuntado ya aparece tímidamente en las bóvedas de la Catedral Vieja en ese estadio protogótico. La Catedral Nueva adoptará abiertamente los arcos apuntados en columnas esbeltas. La Catedral que inicia Juan Gil de Hontañon en 1513 con claras influencia de las trazas del maestro Enrique Egas y Juan de Colonia trae consigo una fusión de las formas toledanas y burgalesas en un estilo de gran monumentalidad con profusa decoración.[49]

                                       

I.8.- Los Arcos, las arquerías y triforios

      Representan a los reyes y príncipes. Levantados o bien de medio punto o en ojiva tenían la clave donde se ensamblaban. Entre los arcos con nervios se levantaban las bóvedas que descansaban en ménsulas. A medida que avanzó el gótico gustaba de la proliferación de arquerías dando lugar a pisos superiores, galerías y triforios. Su acceso para las grandes celebraciones, generalmente se reservaba a las personas de la nobleza. Quien recorría por arriba las naves del triforio le cambiaba verdaderamente el ánimo, aunque subía triste se tornaba con espíritu alegre y gozoso al contemplar la gloria del templo.

      Las dimensiones de la Catedral Nueva son inmensas, un rectángulo de 5.140 metros cuadrados que mide 102 metros de longitud por 50 metros de latitud. La nave central tiene 14 metros de ancho. 16 elevadas columnas reparten por las bóvedas, a las que sostienen, un haz de 16 junquillos que antes de despedirse son abrazados por un collar dorado y azul a modo de capitel decorativo. Estas “gigantescas palmeras” tienen una base lisa común a todas ellas. Más arriba, la base de cada columnilla o nervios está a diferente altura. Son 16 nervios, combinados que ascienden hasta el collar que los abarca a todos. Desde aquí, unos se desvían hacias las naves laterales para robustecer las bóvedas. Los nervios que dan a la nave mayor siguen ascendiendo hasta ser recogidos por un segundo collar desde donde se reparten por sus bóvedas.[50]

                                     

I.9.- Los Capiteles y las ménsulas.

      En general dan expresión de la iglesia triunfante, victoriosa en su lucha contra el mal y los vicios. La decoración de los capitales y ménsulas fue variando pasando de motivos naturales a figuras antropomórficas. En las ménsulas de las claves y en los capiteles se reproducían mensajes bíblicos y se representaban distintos personajes del antiguo y nuevo testamento.

      Los capiteles que rematan las columnas son tallados por diversos artistas diferentes de los que se ocuparon por levantar la Catedral. En la Catedral Vieja un primer cantero labró los preciosos capiteles del tránsito del ábside central al de la izquierda y los dos de la puerta de poniente. Un segundo maestro destaca por su arte exquisito en el crucero. En los dos primeros tramos aparece el estilo de un maestro cantero que se caracteriza por una fina labra de temas florales, zoomórficos, pájaros etc. En los tramos tercero, cuarto y quinto los capiteles son de tema floral. Las obras de mayor empeño corresponden a un quinto maestro que elabora temas bíblicos como Daniel y Sansón. Se observa así el cambio de estilo románico al gótico. Conforme uno se acerca al crucero aparecen las figuras de los santos, un obispo. Los cuatro ángeles del Apocalipsis situados en las esquinas que arrancan de las cúpulas.[51]

                                      

I.10.- Los Ventanales y las Vidrieras

    Representan a los doctores y maestros que con su predicación y sus escritos ilustran la vida cristiana. Dejan pasar la luz en un espectro de colores. Representan la luz de la fe que ilumina todo el pensamiento. Es la sensación visual de espacio diáfano o translúcido cuya función iluminadora se torna secundaria ante la función simbólica, ya que transmite la luz del sol verdadero, que es Dios. Las ventanas del piso intermedio simbolizan a los doctores de la Iglesia, los cuales adoptan las virtudes. Las ventanas altas, en cambio, son redondas porque deben ser perfectas y servir a Dios para toda la eternidad.

                                                

II El Exterior

      La catedral es la imagen visible del Dios invisible, la visualización de la Jerusalén Celestial. Los monjes arquitectos fueron constructores de todo un sistema intelectual. Los maestros alquimistas hacen uso de todo un sentido iconográfico unitario y una cosmovisión de la humanidad dentro de la Historia de la Salvación. El maestro arquitecto era concebido como un sabio monje artista. Uno de las principales preocupaciones del arquitecto era la armonía dentro del orden geométrico concibiendo la obra como un ser vivo o una sinfonía con sus acordes y melodías. Seguían un riguroso orden y sistema métrico. El hombre, cautivado por la belleza de las ricas catedrales quedaba sobrecogido por la suntuosidad y belleza. La belleza es capaz de iluminar al ser humano. Lo bello es aquello que por su forma, posición y color complace a la vista, es aquello que provoca admiración. La obra bella, debe alcanzar el alma del hombre solicitarle su atención, debe servir de cebo para cautivarle los ojos y conquistarle la mente y únicamente. Como decía Santo Tomás, el hombre es capaz de deleitarse con la belleza del orden sensible. Para que la obra sea bella ha de ser completa e íntegra, ha de ser clara, nítida, toda ella dispuesta con armonía como una melodía. 

     La decoración exterior de una catedral o iglesia grande es a menudo tanto arquitectónica como pictórica. Son elementos arquitectónicos decorativos las columnas, pilastras, arcadas, cornisas, molduras, remates y tracería. Las formas adoptadas por estos elementos decorativos son una de las indicaciones más claras del estilo y de la fecha de construcción de cualquier edificio particular. Los elementos pictóricos pueden incluir esculturas, pinturas y mosaicos.

      La escultura es el elemento decorativo pictórico predominante en la mayoría de las regiones donde los edificios son de construcción de piedra. En las grandes iglesias medievales de Francia, España, Inglaterra y gran parte de Alemania, se encuentran esculturas figurativas adornando las fachadas y portales.

     El tema más común en la decoración de las catedrales, tanto exterior como interior, es la salvación de la humanidad por Jesucristo. La Catedral vendría a sr una Biblia abierta. Como fue muy tardía la exposición de la Biblia al público, la arquitectura era el medio visual más utilizado como catequesis del pueblo de Dios. El retablo de la Catedral Vieja de Salamanca constituye una verdadera catequesis de los misterios de la vida de Cristo para todas las festividades del año.

      El esquema decorativo funciona a menudo como una Biblia del pobre hombre, advirtiendo a los asistentes a la iglesia que, en términos bíblicos, la justa recompensa por su naturaleza pecaminosa es la muerte, y que sólo a través de Jesús puede ob tener el perdón y la redención. El esquema general comienza fuera de la iglesia, en el frente occidental, con la representación del Cristo Pantocrator sobre el dintel de la puerta principal. En los edificios románicos y góticos, por lo general, esto se hacía con un grupo escultórico, y podía conllevar toda una escena del Juicio Final con detalles de las almas que estaban siendo pesadas y recompensadas, o arrastradas al infierno por los demonios. En las iglesias en las que prevalece lo pintado más que la decoración esculpida, el Juicio Final está a menudo situado en el interior del extremo occidental, en lugar del exterior.[52]

                                                  

II.1.- La fachada y el pórtico de entrada

      Nos introducen en el misterio salvífico que nos trae la Encarnación del Hijo de Dios. Cobra mucha importancia la figura de la Virgen sobre todo en el parteluz. En general se combinan escenas del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento. Por ejemplo es habitual que aparezcan en los pilares laterales la figura de los Profetas. En general los apóstoles y los santos representan el triunfo de la fe sobre la idolatría. Los pórticos de entrada daban lugar a grandes atrios que acogían toda clase de espectáculos y reuniones, representaciones religiosas, autos de fe, juegos de escarnio y todo tipo de asambleas desde juicios, reclamaciones, hasta ejecuciones. El atrio, también llamado paraíso, era la antesala del templo. Se acotaba el espacio de lo sagrado y la jurisdicción eclesiástica con columnas y cadenas.

      La fachada o «frente occidental» es la parte exterior más ornamentada, con las puertas procesionales, a menudo tres, y también a menudo ricamente decoradas con esculturas, mármol o tracería de piedra. La fachada tiene con frecuencia una gran ventana, a veces un rosetón o un impresionante grupo escultórico como elemento central.

       En la tradición europea occidental, la fachada suele estar enmarcada por una pareja de torres, una en cada extremo. Estas torres tienen su origen en una tradición practicada en la iglesia del Santo Sepulcro en Jerusalén. Durante la Semana Santa los fieles iban en procesión a lo largo del viacrucis que llevaba a la basílica, que en los primeros tiempos cristianos consistía en un santuario con cúpula sobre el sitio de la tumba de Jesús, y en un porche, que tenía una escalera a cada lado, soportada por una pequeña torre, por la que la procesión entraba y salía. Esas torres se adoptaron simbólicamente, sobre todo en la arquitectura románica, como torres angulares y florecieron en la arquitectura gótica ya como grandes torres. En el caso de la Catedral de Salamanca tan solo se conserva una torre que hace de charnela con las dos catedrales y que fue objeto debido al terremoto de Lisboa de sucesivas transformaciones.

    A mediados del siglo XII ya se habían construido muchas grandes catedrales abaciales y las habilidades de ingeniería necesarias para construir arcos altos, bóvedas de piedra, altas torres y elementos similares quedaron bien establecidas. El estilo evolucionó hacia uno menos pesado, que tenía ventanas más grandes, bóvedas más ligeras apoyadas en nervios de piedra y, sobre todo, arcos apuntados, que es la característica que define el estilo que ahora se conoce como gótico.

      En la Catedral Nueva destaca la fachada principal con portada del Nacimiento. Esta presenta cinco arcos angrelados que corresponden con cada una de las naves. Los tres arcos centrales cobijan una prolija decoración escultórica con la sucesión de distintos tipos de arcos. La máxima expresión escultórica la encontramos en el central. En la parte baja destaca el parteluz de la Virgen y los relieves del Nacimiento y de la Adoración. En la parte superior lo corona un Calvario.


                                                  

 II.2.- Las torres, las campanas y las cúpulas

      Los elementos que apuntan al cielo, hacen referencia a la divinidad. En la iglesia católica se remarca la centralidad de la cúpula en el crucero como símbolo de la divinidad. En las iglesias ortodoxas se multiplican hasta el número tres, símbolo de las tres personas divinas. Las torres demás de formar parte del sistema defensivo eran representativas del poderío de Dios sobre la ciudad. Poco a poco fueron tomando más relevancia hasta constituirse, nunca mejor dicho, en los verdaderos rascacielos medievales. En la parte superior de la torre se organizaba el campanario. A partir del S. XIV las torres fueron dotadas de relojes que marcaban el ritmo del tiempo para toda la ciudad.

       El énfasis vertical es propio del estilo gótico. En general, las catedrales tienen elementos externos prominentes que se elevan sobre la edificación, como una cúpula, una torre central, dos torres occidentales o torres en ambos extremos. Las torres pueden estar rematadas con pináculos o agujas o con una pequeña cúpula.

      La Catedral Vieja en su estado primitivo estaba flanqueada por dos torres. A la derecha, la llamada torre mocha, hoy desaparecida, célebre atalaya donde se cobijaron los amotinados y desde la cual el alcalde defendía la ciudad. La Catedral no olvidemos era un verdadero castillo fuerte donde en tiempo de tumultos, motines o guerras vigilaba una guarnición. Desaparecida en 1680, la catedral ha perdido el aspecto de fortaleza. Por este aspecto es por lo que tomó el nombre de Fortis.[53] Cuando se construye la Catedral Nueva se levanta la nueva torre de las campanas, esbelta torre que correspondería a la torre del lado izquierdo de la vieja y del lado derecho de la Nueva[54]. La torre sufre remodelación después del terremoto de Lisboa. En 1755 tuvo lugar el primero de noviembre el mayor seísmo de su historia. El vecindario fue sorprendido por el toque alborozado de todas las campanas al mediodía[55].

                                                  

II.3.- El rosetón central y los grandes vitrales

       El rosetón central se llamaba en la edad media "la rueda". La rueda es el jeroglífico alquímico del tiempo necesario para la cocción de la materia filosofal y también de la propia cocción. El rosetón representa pues la acción del fuego y su duración. Por eso los artífices trataron de reflejar en sus rosetones los movimientos de la materia. Recordemos que el último gótico se conoce como "gótico flamígero". El propio vidrio no solo transforma la luz exterior blanca en mil colores sino que ha sufrido en su materia la propia transformación alquímica a través del fuego, que le ha dado su color. La decoración del rosetón variaba pero era común la imagen central de la Virgen y figuras bíblicas alrededor, bien del Antiguo como del Nuevo testamento.

      Las enormes ventanas se adornaron con tracerías de piedra y se cerraron con vitrales de colores que ilustraban historias de la Biblia y de la vida de los Santos. En el caso de la Catedral Nueva de Salamanca el rosetón se sustituyó con tres grandes austeros ventanales. Había prisas en el S.XVI por abrir al culto la Catedral Nueva. Fue el vidriero Juan Guerra quien se encargaría de cerrar los ventanales con vidrieras y elegiría la forma y manera. Había escasez de económica en el cabildo y se optó por una forma sencilla y simple.

                                         

II.4.- Los arbotantes

      El gótico da cabida a toda una serie de elementos constructivos para dar esbeltez a toda la catedral. Mientras el interior aparece diáfano en el exterior se da una profusa red de elementos constructivos para dar consistencia a todo el edificio. En el gótico destacan los arbotantes coronados con sus pináculos como llamas que ascienden al cielo. Como los muros estaban llenos de ventanales eran incapaces de sostener el techo, con los arbotantes se trataba de transmitir el peso de las bóvedas a los arbotantes que actuaban como pilares situados en el exterior.

      El gótico evolucionó con un refinamiento en la esbeltez, con muros más delgados, ventanas más grandes y altas bóvedas apuntadas. El distintivo arbotante se desarrolló como un medio de estabilización de las cargas. En el caso de la Catedral Nueva de Salamanca los arbotantes se elaboran en lugar de medios arcos con círculos abiertos que facilitan la conexión de los diferentes planos superior e inferior.

                                    

II.5.- Las gárgolas

     Las gárgolas constructivamente son simples desagües convirtiéndose con relativa frecuencia en soporte de las más sugestivas fantasías escultóricas. Con figuras de cabezas de monstruos representaban la expulsión del mal de la Iglesia. Al caer la lluvia alejaban el agua de la catedral. Cuando los fieles alzaban la vista al cielo imaginaban que la gracia de Dios descendía sobre ellos para bendecirlos y así Dios conducía a los pecadores hasta el arrepentimiento y los movía a alcanzar la perfección espiritual ascendiendo a la cumbre de Dios.

      Las gárgolas proliferaron sobre todo en las catedrales de Francia. En España la decoración fue más austera. En 1550 se cierran las bóvedas de la nave central con pocos recursos económicos. En 1560 e traslada el Santísimo desde la Catedral Vieja a la Catedral Nueva. Durante 173 años la Catedral de Salamanca Nueva aunque estaba abierta al culto pero su bendición e inauguración fue en 1733. Será el 1 de agosto de 1762 se realiza la consagración y dedicación definitiva del templo.[56]

                                          


II.6.- Las agujas y las tejas del tejado

      Todo en la catedral está cuidado hasta el último detalle. Se ponía todo el esmero en la cubrición y los elementos de la cumbrera apuntaban hacia el cielo. En la base de las agujas se colocaban estatuas de los apóstoles. Las tejas representan a los soldados de Cristo, que la defienden de los cambios del tiempo. Los tejados de tejas cubrían las bóvedas para que estas no sufrieran desperfectos. Solamente las cúpulas eran recubiertas con chapas de plomo y otros metales que hacían destacar su singularidad.

        


II.7.- Las cruces que coronan y las veletas

      Dan razón de la victoria de Cristo. Los gallos abundan en las veletas haciendo alusión a Pedro que niega con su canto, para reconocer la vinculación petrina  y al anuncio del nuevo amanecer. El canto del gallo despierta al pueblo anunciando la mañana nueva, es precisamente lo que anuncia el gallo que corona la catedral, la resurrección de Cristo. En la coronación del crucero, en el mismo gallo colocado sobre una pequeña bola se solían guardar reliquias de santos. La de Notre Dame contiene tres, una de San Dionisio, otra de Santa Genoveva y otra parte de la corona de espinas de Cristo.

     En el caso de Salamanca merece destacar la veleta de la Catedral vieja que da nombre al cimborrio, la torre del gallo. El gallo tiene todo un simbolismo responde no sólo a identificar su carácter petrino, recuerda la negación de Pedro, sino da cuenta del canto del amanecer aludiendo a la resurrección de Cristo.

                                              

II.8.- Los toques de campanas regulando los tiempos litúrgicos

    El replicar de campanas obedecía a todo un código sagrado. Las campanas, tocadas por el campanero o vigía, marcaban las horas litúrgicas que correspondían con los “oficios divinos”. Se seguía un ritmo cíclico desde la salida del sol hasta el ocaso. La salida del sol se acompañaba con tres campanas que indicaba el comienzo de “la hora prima”. A media mañana, en “la hora tercia”, se oían dos. Una campanada, llamada el toque, sonaba a mediodía, “la hora sexta”.  En “la hora nona”, a media tarde, volvían a tocarse dos campanadas. A la puesta del sol, comenzando “las vísperas”, de nuevo tres. Por último cuatro, en completas, cuando había oscurecido del todo. Todos los ciudadanos este código.[57]

     La catedral era el corazón de la ciudad. A través del toque de las campanas se marcaba la hora regulando la vida de la ciudad. El campanero además tocaba para los oficios, “a misa”, “a duelo” si moría alguna personalidad o “a rebato” si había peligro de ataque o incendio. En el caso de Salamanca la Torre de las Campanas ha regido los principales eventos de la Ciudad. Hasta hace poco había el oficio de campanero que tenía su vivienda dentro de la misma torre.

                                                         

III Diseño

III.1.- Las Proporciones y las Medidas

       Según el libro de la sabiduría: "Dios ordenó todas las cosas por su medida; su número y su peso"[58]. La Catedral simboliza la morada terrenal de Dios de acuerdo a unos principios supremos de proporción y belleza. De entre todas las artes liberales, la música y la arquitectura eran consideradas las más nobles. El diseño del maestro tiene su fundamento en la Cosmología musical ya que el universo ha sido ordenado musicalmente por su Creador. La arquitectura gótica y escolástica observa un paralelismo y medio intelectual común. Morada terrenal de Dios de acuerdo a unos principios de proporción y belleza. Música y arquitectura elevan a la contemplación divina.

      La armonía responde a toda una composición en proporción con el número áureo. Los rectángulos áureos se conciben con intervalos de consonancia y tono. La doctrina musical absorbida por San Agustín fue vínculo con el neoplatonismo pagano y el cristianismo occidental. Todo esto fue estudiado meticulosamente por intelectuales de distintas Escuelas, que mantenían toda una concepción musical del alma en el mundo. Fulberto, uno de los grandes sabios de la época, además de maestro de obras, era músico y poeta y sabía que las primeras polifonías están basadas en consonancias perfectas, así relacionó los rectángulos entre sí según intervalos de cuarta, quinta, de octava y de tono.

      Estas características peculiares de un arte, dejan al descubierto otra esencia mucho más profunda de su visión del mundo. En un canon enfocado principalmente a la expresión de símbolos colectivos, y que no busca la realización de la percepción individual del artista, la elección de diferentes «puntos de vista» obedece a la necesidad de plasmar el ser de las cosas[59]. Se trata de la correspondencia artística de lo que H. Francfort denominaría la «multiplicidad de enfoques»[60]. Al estar unidas las tres dimensiones por un «eje» o axis mundi, el egipcio antiguo no sólo entiende su ser-en-el-mundo como una instancia temporal dentro de un constante ciclo de vida-muerte-renacimiento.


                                                    


III.2.- Los números

      Entre los más perfectos símbolos trinitarios de la arquitectura gótica el número 3. Se observa en numerosos elementos, las 3 naves, las 3 hileras de ventanas que iluminan cada uno de los 3 niveles del ábside principal, etc. El resultado de multiplicar el número de crujías del coro por el número de niveles, es 33, la edad que cumplió Cristo en la tierra.

    En todas las grandes civilizaciones de la historia ha existido un «centro», un «lugar» de la conciencia colectiva que actúe como punto de visión de lo que se considera real, es preciso creer que también nuestra cultura moderna lo tenga. Pero ya que, paradójicamente, uno de los rasgos esenciales del momento actual es justamente la «ausencia de centro», es decir, la carencia de un ideal colectivo que impulse al hombre a actuar por encima de su propia visión de la realidad, quizá sea útil primero reflexionar sobre la forma como, en otras épocas, se concibió la idea de «centro».

      Desde el Renacimiento la creciente visión matemática y realista de la naturaleza hizo posible la creación de un sistema. Alberti, y posteriormente también Da Vinci y Durero experimentó con la focalización del punto de visión, definiendo la pintura como «intersección de la pirámide visual» [61]. Se configuraba así una renovada imagen de la realidad que «satisfizo la nueva identidad del hombre como sujeto central de su mundo, que podía contemplar y comprender, controlar y gobernar racionalmente»[62].

       El sujeto cartesiano es, sin duda, de diferente índole que el uomo universale, y que el hombre, en tanto «centro de la existencia», pensado por Ficino y Pico della Mirándola[63]. Pues su presupuesto metafísico entronca con una característica propia de separatividad y escisión con respecto a la naturaleza y a «lo otro», como objeto. Sólo de un sujeto separado de su realidad circundante puede surgir una ciencia cuyo fin histórico se nos desvele, ya al final de la era moderna, como poder de dominio e instrumentalización de la naturaleza por el hombre y, en última instancia, del hombre por el hombre[64].

       No cabe duda que el cambio de la Edad Media a la Edad Moderna supuso un giro copernicano, el desplazamiento del centro de gravedad. Si en el medievo el centro era Dios en después del Renacimiento con el resurgir del Humanismo el centro será el hombre. Es este eje o centro el que, sin duda, actúa como «punto de visión» a la hora de concebir el artista su obra. Se trata de una especie de «holocentrismo», es decir, «el centro en la totalidad»[65], que, aunque parezca una paradoja, constituye el fundamento de la visión antigua del arte y del mundo.

     Los artistas a menudo alquimistas conocían la simbología de los números. El siete y el doce por ser los números mágicos quedaron unidos a la ciudad de Salamanca. El siete representa el conocimiento sagrado, la perfección. El doce resuena con particular fuerza en la Biblia. Sabemos que el recinto antiguo de la ciudad fue amurallado. Después de una primera muralla romana, la segunda muralla tuvo siete puertas y en la tercera se abrieron doce siguiendo el modelo de la Jerusalén celeste descrita en el Apocalipsis. Loas doce puertas correspondería a los doce apóstoles.

                                                           

III.3.- Los ritmos

      Los maestros concibieron la arquitectura como geometría aplicada y la geometría como teología. El arquitecto como imitador del Divino Maestro, manejaba un sistema en base a un cuadrado (ad quadratum) o en base a un triangulo (ad triangulum). Las diagonales de los rectángulos principales para la composición de la fachada están relacionados entre sí según intervalos de cuarta, quinta, de octava y de tono. Ya que la armonía es el indicio de la existencia de Dios.

     Las catedrales son concebidas como seres vivos con su comportamiento particular el día y la noche. El maestro artesano concebía su obra al compás de la luz, del recorrido del sol. La orientación de la catedral estaba marcada por la orientación del altar al este, Jerusalén, donde nace el sol. Es curioso que la disposición de la Catedral Nueva de Salamanca difiere un poco de la Catedral Vieja con un tenue desplazamiento. Esto es debido a que al estar dedicada a la Asunción de la Virgen, el maestro quiso que el 15 de Agosto fecha de la Asunción el rayo solar entrara hasta la cabecera del altar. La catedral se regía como se observa en la naturaleza o en el curso simbólico del Sol, Así se concibe el mundo natural junto al mundo celeste, junto con los dioses y fuerzas cósmicas, como algo cercano y presente. La vida en la tierra es real en la medida en que está inter penetrada por la sacralidad de lo divino. Esto explica una visión total del ser que diluía los límites entre religión, magia y arte.

     La Cueva en Salamanca da razón dela existencia de una escuela exóterica. El ritmo del tiempo semanal representados en siete días se concebía de forma astral. Los siete días se asocian a los siete planetas. En la Edad Media la práctica alquimista asociaba cada planeta a un metal: Sol- Domingo - Oro; Luna – Lunes - Plata; Marte – Martes - Hierro; Mercurio – Miércoles - Mercurio; Júpiter - Jueves- Estaño; Venus – Viernes - Cobre; Saturno - Sábado- plomo[66].

                                                  

III.4.- Los laberintos

     Los maestros concibieron la arquitectura como geometría aplicada, la geometría como teología aplicada y el diseñador de una catedral gótica como imitador del Divino Maestro. A menudo en el piso de las catedrales góticas se dibujaban laberintos. Los orígenes del laberinto como mito se remontan a la cultura egipcia y griega, pero el laberinto se cristianizó y a partir del SXII tomado como símbolo del camino a Dios o el camino de la Redención. Se conoce la existencia de laberintos dispuestos en las bases de las grandes catedrales, con los nombres de los principales arquitectos. Las logias medievales tenían prohibido divulgar secretos de profesión de oficio, queda documentado en una convención de Ratisbona en 1549: "Ningún trabajador, ni maestro, ni jornalero enseñará a nadie que no sea miembro de nuestro oficio a extraer el alzado de la planta". El laberinto evoca el mito, incógnita, secreto, el contacto con el misterio. Los antiguos lo llamaban "la legua de Jerusalén", verdadera espiral en contacto con las profundidades de la Tierra y lo infinito del cielo...Fuerzas telúricas concentradas...remite a la antigüedad pagana y a un antiguo desafío: " conócete a tí mismo y conocerás a Dios". Es el triunfo del espíritu sobre la materia. Si en el Renacimiento, la persona era el centro de ese laberinto reflejando las enseñanzas humanistas antropocéntricas (el famoso y versionado hombre de Vitrubio de Leonardo Da Vinci), tres siglos antes, en época medieval, el laberinto teocéntrico simboliza un duro camino hacia Dios, con una entrada el nacimiento venido del bautismo y un centro, Dios.

     La Catedral de Salamanca al ser tardía se levanta más austera y no recoge muchos elementos decorativos como los laberintos más propios del gótico francés. Sin embargo Salamanca como contrapunto de la enseñanza universitaria reglada impartida en la Universidad había una cultura paralela donde se impartía enseñanza esotérica.[67] La idea de Salamanca como lugar mágico o misterioso, ciudad encantada o esotérica, pasará con los conquistadores a América y Oriente. De ahí el calificativo “salamanquero”.[68]  En Salamanca se impartía enseñanzas de astrología, muestra de ello es el famoso “cielo de Salamanca” en una de las aulas de las Escuelas Menores.[69] En el S. XVII Pedro de Quirós definió Salamanca definió Salamanca desde un punto de vista astrológico: “Predomina el signo de Libra, de triplicidad aurea, cálida sanguínea masculina, diurna y occidental; casa diurna de Venus, caída del Sol, exaltación de Saturno y detrimento de diurno de Marte”.

                                                 

III.5.- Progresión en camino, purgativo, iluminativo e unitivo.

      El maestro arquitecto, experto alquimista y conocedor de las ciencias sagradas, era sobretodo un monje, un místico. Con la arquitectura trataba de llevar a los hombres al terreno de lo sagrado, al encuentro con Dios. Esto se hacía gradualmente. Desde la entrada hasta el altar la persona entra en un camino. Se trata que la arquitectura acompañe al proceso litúrgico o camino catecumenal de la persona. Tres van a ser los estadios o etapas del camino, como se marcaba en los ejercicios ignacianos; penitencial, iluminativo y unitivo.

     Salamanca estuvo vinculado al espíritu ignaciano a través del Real Colegio fundado en 1611 donde se levanta la Iglesia de la Clerecía siguiendo el romano de “il Gesú”. El Colegio cercano a la Universidad subsistiría hasta la expulsión de los Jesuitas en el 1767 y luego pasaría a ser la sede de la Universidad Pontificia. El modelo de “il Gesú”, la primera iglesia de los jesuitas, respondía claramente l modelo ignaciano de los “ejercicios espirituales”. La arquitectura se configuraba como acceso al misterio de Cristo a través de las “tres vías”: purgativa,  iluminativa e unitiva. Los espacios eran diseñados para que el creyente se dispusiera a entrar progresivamente en el misterio.

                                                     

III.5.1.- El camino penitencial

      Este camino penitencial está más remarcado en el estilo románico y barroco y se desarrolla en la entrada generalmente con poca luz en cierta tenebridad. La antesala de la catedral suele caracterizarse por un espacio caracterizado por el bautismo con la pila bautismal o en su caso un baptisterio situado en la entrada o en la parte externa del templo. En las catedrales se dejaron pequeñas pilas bautismales en forma de concha para la ablución con agua bendita en señal de purificación.

                                          

III.5.2.- El camino iluminativo

       Este camino iluminativo se desarrolla en la medida que uno avanza por la nave con la luz que entra a través del rosetón y las vidrieras de las galerías. La decoración ayuda al fiel a introducirse en el misterio de la fe. En la medida que entra la luz de Cristo se disipan las tinieblas. La luz de Cristo entra a través de la Palabra, la predicación. A esta se le da un puesto especial en los púlpitos que sobresalen en la nave.

                                                     

III.5.3.- El camino unitivo

     Este camino unitivo se desarrolla principalmente en el altar, centro neurálgico de la catedral, donde se efectúa el centro del misterio eucarístico. Es el punto de máxima luminosidad centro del misterio donde se funden lo humano y terreno con lo divino y celestial. Este se enfatiza a menudo con baldaquinos propio de las plantas basilicales. El emplazamiento del altar coincide con el enterramiento del santo al que se dedica la catedral.

                                                     

III.7.- El camino ascensional

      En el centro del crucero abovedado se eleva la mirada hacia el cimborrio o la coronación de la cúpula central generalmente decorado con motivos ascendentes. Las enormes columnas o pilastras que sostienen la bóveda descansan sobre restos o reliquias de Cristo o de los santos. En las pechinas están representadas por los cuatro evangelistas, sobre el primer círculo aparecen el coro de los apóstoles y sobre estos los coros de los ángeles y arcángeles. Se finaliza con la luz de la linterna con motivos alegóricos al Espíritu Santo.

      El gótico se caracteriza por el sentido ascensional y el juego de luz. Los vitrales simbolizan los doctores y maestros que con su predicación iluminan y dejan pasar la luz. En las esculturas de las ménsulas, de las claves y de los capiteles se representan pasajes bíblicos. En la Catedral Vieja encontramos a Sansón y a Daniel. Ambos luchan contra un león. Representan la lucha del bien contra el mal, el hombre virtuoso contra los vicios.[70]

                                                

III.8.- La orientación

     En la Catedral todo debe apuntar a Cristo. La orientación del templo es hacia el este, hacia la Tierra Santa lugar del nacimiento muerte y resurrección de Cristo. El maestro de obras cuida que la luz que entre ilumine el altar. El sol nace del oriente simbolizando como Dios que es la luz ilumina la vida de los hombres en la tierra.

      Toda la Catedral, de acuerdo a un espacio sagrado, responde a un claro diseño en torno al misterio de Cristo La planta es figura de Cristo, el ábside es el ámbito de Dios y la nave el lugar de los hombres. La Catedral está orientada de este a oeste, muestra así su orientación y tendencia hacia Jerusalén, donde Cristo murió y resucitó y ciudad símbolo de la Jerusalén celeste. Por el este sale el sol, símbolo de Cristo, que ilumina todo hombre. La bóveda hace referencia al cielo.[71]


                                                        

III.9.- Los juegos de luz

      La luz se asocia a la divinidad y su proyección al desvelamiento del misterio divino. La luz que entra en una catedral gótica simboliza la luz del medievo, periodo caracterizado por las universidades. Los maestros atribuyen la geometría como un modo de establecer un vínculo entre los seres humanos y Dios y que las matemáticas era un vehículo para revelar a la humanidad los más íntimos secretos del cielo.

      La sensación visual del espacio diáfano o translúcido tiene una función iluminadora y una función simbólica, ya que transmite la luz del sol verdadero, que es Dios. Cuando los fieles alzaban la vista al cielo estos imaginaban que la gracia de Dios, en forma de luz solar, descendía sobre ellos para bendecirlos y así, conducían a los pecadores hasta el arrepentimiento y el esfuerzo por alcanzar la perfección mediante la visualización del mundo de perfección espiritual de Dios.
       
       La luz es la fuente y la esencia de toda la belleza visual. Pensadores que difieren tan ampliamente como Hugo de San Victor y Tomás de Aquino, adscriben a la belleza dos principales características. Proporción y luminosidad. El uso de las estrellas, el uso de la ornamentación color oro son consideradas favorecen esta cualidad estética.

                                            


III.10.- La música de órganos

       El diseño de la catedral tiene su fundamento en la Cosmología musical ya que el universo ha sido ordenado musicalmente por su Creador. La catedral es concebida como un ser vivo y el diseño de la catedral corresponde a medidas métricas acompasadas de ritmos musicales. Las medidas principales están relacionadas entre sí según intervalos y tonos musicales. La función del órgano en la catedral es la de acompañar a los cantores cuando se interpreta canto llano y canto de órgano o polifonía, y hacer solos en momentos determinados del acto litúrgico. Toda catedral tenía su órgano, de hecho la mayoría de ellas lo mantienen aunque por desgracia muchos hayan quedado mudos. No solo la catedral vive de sus arcos apuntados, de sus bóvedas de crucería o de sus vitrales; también lo hace cuando suena el órgano, el instrumento reservado para la música divina que con sus acordes llenaba el espacio ascendente de ecos celestiales.

                                                        

III.11.- Los coros

      El coro es la parte del templo donde asisten los clérigos para cantar las horas canónigas y celebrar los divinos oficios. Era como la sede del cabildo, órgano representativo de la catedral. El coro se suele articular en dos niveles de sillerías, expresión de la existencia de rango y de una buena dotación de beneficios, lo que repercute en la calidad de la ornamentación. En la parte de las sillerías altas destaca el asiento del obispo con su doselete en su cátedra. En el deseo de sobresalir en la alabanza a Dios, las catedrales rivalizaron tanto en el número de oficiantes como en la calidad del canto. Los detalles representados por los artistas en las diferentes sillerías reflejan la modalidad del pueblo que las construyó. Las sillerías de los coros se convierten en verdaderas obras de arte, para armonizar con retablos, púlpitos, sepulcros y demás detalles que decoran las catedrales. 

     En el compromiso por sobresalir en la alabanza a Dios, las catedrales rivalizaron tanto en el número de oficiantes, en algunos casos llegando a los dos centenares, como en la calidad del canto. Si nos atenemos a las acepciones del termino coro en un diccionario nos podemos encontrar con ésta: parte del templo y lugar separado donde asisten los clérigos, o los religiosos, para cantar las horas canónigas y celebrar los divinos oficios. O con esta otra: multitud de gente que se junta para cantar y regocijarse, alabar y celebrar alguna cosa.

       El coro se suele articular en dos niveles de sillerías, expresión de la existencia de rango y de una buena dotación de beneficios. En la parte de las sillerías altas, el asiento del obispo; su cátedra, en el mismo eje del coro se suele distinguir por tener un doselete gótico. Las manifestaciones artísticas son reflejo del espíritu de la época, y en el estudio de los detalles representados por los artistas en las diferentes sillerías que nos quedan aún se ve perfectamente reflejada la modalidad del pueblo que las construyó. Se empezaron a fabricar de corte sencillo, para monasterios y abadías, y tal como correspondía a la sencillez de vida, de unos monjes medio religiosos, medio guerreros, pero extendiéndose por Europa la influencia del ostentoso culto bizantino. Triunfa la Cruz sobre la Media Luna y las sillas de los coros se convierten en verdaderas obras de arte, para armonizar con retablos, púlpitos, sepulcros y demás detalles que decoran los magníficos edificios góticos y renacentistas. 


                                                   

III. 12.- El coro y el presbiterio

    Cuando el cuerpo principal se extiende más allá del transepto, esa extensión se denomina arquitectónicamente presbiterio, del que la definición más estricta incluye sólo el coro y el santuario con el altar mayor, pero que en la acepción más amplia incluye todo el brazo oriental más allá del crucero. Esta forma arquitectónica es común en la arquitectura gótica. El coro, cuando existe, normalmente aloja la sillería del coro, el «santuario» y la cátedra, el asiento del obispo. Al «coro» arquitectónico a veces se le llama la «mano de papel» para diferenciarlo del coro de cantantes. En la Edad Media cantaba todo el clero, o grupos de niños que se enseñaban en una escuela de coro adjunta, y el presbiterio era el área ocupada por el clero oficiante propio del Cabildo. En las catedrales los canónigos y otros sacerdotes se sentaban en el coro, como lo hacían los monjes en las iglesias monásticas.

       En algunas catedrales hay una zona más allá del coro que se llama chancel o presbiterio. En ella es donde los sacerdotes o monjes podían hacer sus devociones privadas. A menudo hay muchas capillas adicionales situadas hacia el extremo oriental de una catedral o iglesia abacial, dedicada a María.

      
                                                   


 III. 13.- Sillería del coro y órgano

      El término «coro» se utiliza de tres maneras distintas en relación a las catedrales. Además de su acepción arquitectónica, se refiere al coro de "coristas", a menudo hombres y niños, que cantan en los servicios; también se utiliza para la sección de la iglesia donde se encuentra el coro y donde tienen lugar los servicios de corales. En una catedral o gran iglesia, puede haber asientos fijos en esta zona, llamados "sillería del coro", que también proporcionan asientos para el clero de la catedral y alguna congregación. La sillería del coro está a menudo ricamente tallada y decorada. El asiento del obispo o cathedra a menudo se encuentran en este lugar. El coro puede estar separado de la nave por una pantalla muy decorada de madera o piedra. El órgano, que ofrece música y acompaña al coro, puede estar localizado en esa pantalla, o puede estar en la galería por encima del coro, o en uno de los brazos del transepto. Algunas iglesias tienen una tribuna superior para el órgano en el extremo oeste de la iglesia, sobre las puertas procesionales.

      En la Catedral Nueva de Salamanca destacan los dos órganos en el interior del coro y que sobresalen en las naves laterales. El primer órgano fue realizado en el S. XVI y el otro en el S. XVIII. Este último se debe al afamado organero real Pedro de Echevarría. El coro es obra de Churriguera y la sillería fue realizada por José de Larra y Alejandro Carnicero. Sus figuras son esbeltas, elegantes y muy movidas.  

                                        
                                               

IV Anexo

IV.1.- El Claustro

      Responde a toda una cosmovisión del hombre en su ser socio-psico-físico-espiritual. El cuadrado representa los cuatro puntos cardinales. El lado contiguo a la nave es usado por los monjes y clérigos con acceso desde el templo como extensión espiritual donde acuden a la meditación y contemplación. Otro lado da a la biblioteca, esta parte, también propia de los clérigos, da cuenta de su formación intelectual. A veces da acceso también a otras dependencias reservadas a la vida conventual como salas capitulares. El otro lado da al refectorio o comedor que da cuenta de la dimensión física. Por último el otro lado refleja la componente social y apertura al mundo al que tiene acceso la gente común por la portería. El claustro, así concebido de forma cuadrangular, configurado como una Jerusalén celestial en cuyo centro se cruzan coordenadas temporales y espaciales: un árbol o un pozo. Era un lugar básico en general cercano a un curso fluvial para extraer el agua en un pozo. Las arcadas de las galerías simbolizaban el bosque, solían disponerse de dos en dos, como los monjes, bajo un arco de descarga y cuyo tímpano se convierte en tracería o bordado de piedra simbolizando la constelación del cielo.

      El claustro del complejo catedralicio en Salamanca se ubica al costado sur de la Catedral Vieja. En torno a él se abres capillas y salas capitulares. El claustro original es románico y fue reformado a finales del S. XVIII. El original presentaba arquerías de columnas pareadas. De las capillas cabe destacar la capilla de Talavera o del Salvador, la más antigua de todos de rito mozárabe. La segunda que encontramos, la capilla de Santa Bárbara, donde tenían lugar los exámenes de grado y donde se elegía el rector. Conviene resaltar que el inicio de la Universidad estuvo vinculado a la Catedral

                                          

IV.2.- los monumentos funerarios en las arquerías y galerías de columnas

    Cada vez más profusas tamizaban la luz en medio de un juego de formas geométricas y de rosetones y capiteles con figuras evocadoras expresando la lucha entre la carne y el espíritu, los pecados y las virtudes, que ayudaban a la meditación y contemplación. El claustro representa un espacio privilegiado como lugar de meditación y contemplación para dar espacio a esparcimiento de la mente y el corazón. Su significado de deambular tiene que ver con los peregrinos en estado de tránsito o trance. El monje camina en señal de penitencia  peregrinando simbólicamente a Jerusalén- Cuando se pusieron de moda las peregrinaciones y los monjes no podían permitirse el lujo de viajar a Tierra Santa recorrían el claustro acompañado con prácticas penitenciales para obtener el mismo beneficio espiritual. En la galería del Claustro de la Catedral Vieja proliferan los monumentos funerarios.


                                       


IV.3.- El Pozo en el centro

       La tradición esotérica de "la Fuente de la Vida" o "Fuente de la eterna Juventud" se encuentra en los pozos sagrados que poseían en la edad media, la mayoría de iglesias góticas. El agua extraída poseía en muchos casos. propiedades curativas y se utilizaba para tratar enfermedades. Era común el dicho: “Quien bebe del agua de la fuente de San Marcial, en todo un año no tiene mal”.

                                      


IV.4.- El Baptisterio

      Se conoce con el nombre de baptisterio o bautisterio al lugar de la iglesia dedicado al bautismo. Allí es donde se ubica la pila bautismal. En principio sólo hubo baptisterios en las ciudades episcopales pues el rito ambrosiano no permitía que se hiciese la bendición de las pilas bautismales la víspera de Pascua y de Pentecostés en otra parte que en la iglesia metropolitana que tenía su obispo. De ahí que las que las iglesias parroquiales llevaban el agua bendita para mezclarla con otra. Después se concedió tener baptisterios o pilas particulares.  Los baptisterios en general se erigían en edificio separado y se elevaban sobre planta circular o poligonal. Estos se coronaban con una cúpula de idéntica planta que se sostenía por arcos apoyados en una columnata concéntrica al muro. Su interior se adornaba con mosaicos y pinturas y en el centro del plano se alzaba la gran pila bautismal de piedra.

    El baptisterio en la Catedral Vieja tiene una localización original, aunque al principio estuvo localizada en la entrada junto a las pinturas románicas debajo de la torre más tarde fue trasladada a la capilla izquierda lateral del altar. La capilla de San Martín era la capilla de los óleos o de los aceites, aquí se guardaba la tinaja que servía mañana y tarde para atizar las lámparas colgadas en las paredes de la catedral. En ella se encuentra dos interesantes sepulcros, el del célebre obispo don Pedro Pérez y el de don Rodrigo Díaz.


                                                  


IV.5.- La pila bautismal

      Hacia el extremo occidental de la nave se encuentra la pila bautismal, o depósito de agua en que se realiza el rito del bautismo. Se coloca a la puerta porque el bautismo significa la entrada en la comunidad de la iglesia. En la parte delantera de la nave hay un atril, en pie, desde el que se leen la Sagradas Escrituras. En muchas iglesias, tiene la forma de un águila que sostiene el libro con sus alas extendidas, el símbolo de Juan el Evangelista.

       La tercera pieza de mobiliario significativa de la nave es el púlpito o tribuna desde la que se predica el sermón y se exponen las lecturas bíblicas. El púlpito podía ser de mármol o madera, y podía ser un elemento simple o representar una talla muy elaborado del sermón. A menudo se adornaba con las figuras aladas de un hombre, un león, un toro y un águila, representando a los autores de los Evangelios, Mateo, Marcos, Lucas y Juan.[72]

                                                    

IV.6.- Otros elementos decorativos como el retablo, el atril y el púlpito

     Son muchos los elementos decorativos internos de una catedral o gran iglesia pueden seguir un plan cuidadosamente concebido que puede continuar el tema iniciado en la fachada occidental. Hay muchos ejemplos que dan prueba de ello, y que incluyen las bóvedas de mosaicos de las iglesias ortodoxas, los vitrales de colores de las iglesias medievales y los esquemas escultóricos de las iglesias barrocas. Sin embargo, en muchos otros casos, ese tratamiento unificado se ha perdido con los caprichos de la historia del edificio.

    A pesar de las pérdidas y de los cambios de intención del programa decorativo, el objetivo primordial de la decoración de los interiores de las iglesias era transmitir el mensaje de los Evangelios. Con este fin, muchas iglesias tienen, en sus esquemas decorativos, elementos de una Biblia del hombre pobre, que ilustran aspectos de la vida de Cristo y otras escenas y episodios relacionados, con el objetivo de educar a los feligreses. Entre estas representaciones están las estaciones del viacrucis y el Crucifijo, que tradicionalmente estaba suspendido del arco del presbiterio, o colocado sobre una pantalla en la entrada de la mano de papel. Otras representaciones figurativas empleadas eran las esculturas o imágenes de santos y profetas, que son el tema común de las pinturas sobre el retablo principal.

      El simbolismo utilizado en las iglesias antiguas no siempre es fácil de interpretar por la gente de hoy. Las virtudes y los vicios se pueden representar mediante pequeñas figuras con atributos particulares, o con animales que se creía encarnaban una calidad particular. Un ejemplo común es el pelícano que se pensaba picoteaba su pecho para alimentar a sus crías con su sangre, que representaba el amor de Cristo por la Iglesia. El esquema decorativo general culminaba en el altar, donde habría un retablo pintado o esculpido, o estaría enmarcado por una vidriera, o un mosaico en el ábside.[73]

                                                  


                    IV. 7. El retablo de la Catedral Vieja

       Iniciado el culto en la Catedral Vieja en la segunda mitad del siglo XII, hubo un retablo primitivo y solamente hasta el siglo XV se encarga un retablo nuevo a Nicolás Florentino, pero sería todo un equipo la que lo elaboraría. Además de Nicolás que sería el Maestro, trabajarían con él su hermano Sansón y Daniel El retablo recoge todos los misterios de la vida de Cristo. Compuesto por 53 tablas pintadas al temple, organizadas en cinco filas horizontales y once calles verticales. Las tablas van ordenadas de izquierda a derecha y de abajo a arriba. Su naturaleza es didáctica y catequética lo que hace que predomine lo narrativo más que lo emotivo. El estilo está acaballo entre el Gótico y el renacimiento. En el centro se ubica la imagen de la Virgen de la Vega patrona de la ciudad. Sobre el retablo mayor, en la bóveda del horno, se representa el Juicio Final[74].


                                                



                    IV. 8.- Avatares de las escuelas

         Los maestros de las diferentes escuelas y Logias fueron guardando los secretos del mundo mítico de la alquimia. El alquimia tenía un apropiado significado. Hay todo un mundo mítico relacionadas con la sabiduría de la alquimia. Los maestros eran expertos en el arte de oscurantismo y alquimia. Las logias medievales tenían prohibido divulgar secretos de profesión de oficio, queda documentado en una convención de Ratisbona en 1549: "Ningún trabajador, ni maestro, ni jornalero enseñará a nadie que no sea miembro de nuestro oficio a extraer el alzado de la planta". Las catedrales representan una forma de comunicar la fe de una manera visual. En ese momento había un montón de personas que no podían leer ni tener acceso a las escrituras. Los artesanos utilizan sus esculturas como catequesis para el pueblo. La decoración de los muros y las vidrieras de las galerías iban progresivamente introduciendo al pueblo en los misterios de la vida de Cristo.

                          

IV. 9.- El pórtico de la catedral Nueva, toda una suma teológica
         Todo el pórtico constituye una verdadera suma teológica en piedra que recoge desde el primer libro del Génesis hasta el último del Apocalipsis toda la Historia de la Salvación. Todo el Antiguo Testamento en el arco de la izquierda es preparación para la venida de Cristo y su glorificación. En clave de la arquivolta inferior Adán y Eva ven en medio al Salvador prometido. Entre este arco y el central los hombres que observan la ley son llevados en forma de niños a la gloria de Dios. Todo el peso de la gloria celeste descansa sobre dos seres de doce columnas que representan los Profetas y los Apóstoles, los hombres de fe y testigos de la Resurrección. Entre los Profetas están Moisés, Isaías, Daniel, Jeremías. Entre los apóstoles están Pedro, Pablo, Santiago y Juan. En el lado interno del parteluz una figura arrodillada se golpea el pecho. En el cartel se lee: “Arquitecto”. Con probabilidad es el autorretrato del maestro Mateo.

                        
IV.10.- Los maestros, las escuelas y loggias
        Los artesanos generalmente estaban asociados a las escuelas guiadas por maestros famosos, logias medievales. Los maestros eran los guardianes del conocimiento. Se exageró en el más amplio conocimiento, tenían la llave de la sabiduría. Su formación además de eruditos estaban versados en varias especialidades y en otras ciencias ocultas como alquimia etc. Los artesanos sabían de varios oficiosEran canteros,  talladoresorfebresescultorespintores, etc. 

      Los canteros utilizaban una marca correspondiente a su escuela o loggia. Por ejemplo la pata de la Oca correspondía a los canteros Jacquets,  ( los de Jacques, eran representantes del camino de Santiago). Verdaderos maestros no solo de la construcción de piedra sino del espírituTrabajaron sobre todo en los lugares santos de las importantes peregrinaciones colaborando a la difusión del románico y el gótico a lo largo de toda la geografia
        
        No solo eran constructores sino místicos difusores de verdaderas corrientes culturales y 
  espiritualesPor ejemplo el camino de Santiago, promovido por la orden del Cluny y protegidos por la orden de los Templarios, fue un verdadero vehiculador del arte románico. Los maestros se iban asentando en los recientes Burgos.   

  Fueron muchos los maestros célebres del gótico y del románico. En el gótico español destacan Juan Gil de Hontañón, Juan de Alava, Juan de Setien GüemesPantaleón de Pontonhermanos Churriguera, Juan de Sagarvínaga, etc. En el románico  un famoso maestro fue Magister Matheus  constructor de hermosas partes de la catedral de Santiago, autor del pórtico de la gloriaEn 1168 Fernando II contrata al maestro Mateo para la finalización de la imponente obra con la fachada monumental del pórtico de la gloria. 

                          


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[1] V Centenario del comienzo de la Catedral de Salamanca 2013, De Fortis a Magna, 500 años de historia. En la Catedral se han organizado las exposiciones de las Edades del Hombre. la primera edicción tuvo lugar en 1993-94 y la segunda en 2018-19 con motivo delVIII Centenario del comienzo de la Universidad
[2] Echevarría, L. de. Presentación de la Universidad de Salamanca, 1985
[3] El Papa Alejandro IV la considero Lumbrera del mundo y la proclamó: Unum de quatur Orbis generatibus studiis (junto con París, Oxford y Bolonia)
[4] Como decía Miguel de Cervantes: “Advierte, hijo mío que estás en Salamanca, llamada en todo el mundo madre de las ciencias”
[5] Desde siempre el hombre ha acudido al lenguaje de los símbolos para expresar lo inefable. El pensamiento a escolástico y la mística sobre todo del siglo de Oro ofrecieron los cimientos para el nacimiento de una nueva expresión artística.
[6] Después del oscurentismo del final del primer milenio, a partir del S XI la escolástica redescubriendo a Aristóteles bajo la mano de Sto Tomás abre el horizonte a un Nuevo Humanismo. La centralidad de Dios pasa a dar relevancia al hombre y un revaival de las artes en parangón con el mundo clásico. Dante canta el “dolce stil nuovo
[7] La contemplación y reflexión en torno a la creación artística sale a nuestro encuentro un silencioso canon estético que «legisló» la obra desde su concepción.
[8] Del alemán Weltanschauung, Welt: «mundo» y Anschauung: «visión».
[9] Una «idea del mundo», que puede ser individual o colectiva, trascendente o profana, constituye el pilar sobre el que, de forma consciente o inconsciente, el hombre estructura su escala de valores y, por ende, su experiencia vital.
[10] De la visión del artista a partir de un punto determinado surge la obra de arte
[11] Cuadro e imagen del mundo pueden ser concebidos aquí bajo un mismo concepto metafísico, el de ειδος «idea», «imagen», «visión», «aspecto» que, en tanto arquetipo o imagen primordial, conforma el modelo ideal hacia el que el hombre conduce su acción artística o existencial.
[12] «Punto» que, a la luz de los estudios realizados por la moderna antropología y psicología del inconsciente, coincide con el «centro-conciencia» del hombre
[13] Reflejado, por ejemplo en el símbolo del «Omphalos» u «ombligo del mundo», a partir del cual, según cuenta el mito, surge la totalidad de la creación.
[14] Víctor Nieto Alcaide, Op. cit. pág. 62
[15] Diego Sánchez Meca, Diccionario de Filosofía. Madrid: Aldebarán Ediciones, 1996.
[16] René descartes, Discurso del método. Madrid: Alianza Editorial, 2006. (Cap. VI)
[17] Diego Sánchez Meca, Op. cit.
[18] Erwin Panofsky, Op. cit. (Pág. 49)
[19] Edificios incluidos en el Plan de Catedrales del Ministerio de Cultura de España.
[20] Díaz Muñoz, M. Pilar. Catedrales en el Barroco, pág.7. Madrid: Ediciones Jaguar
[21] Las Españas visigodas en Artehistoria.
[22] Klein, Bruno (1996). «La arquitectura románica en España y Portugal, Pág. 178». El románico. Arquitectura, escultura, pintura. Colonia: Könemann Verlagsgesellschaft mbH. 
[23] Klein, Bruno (1996). «La arquitectura románica en España y Portugal, Pág. 179 y 462». El románico. Arquitectura, escultura, pintura. Colonia: Könemann Verlagsgesellschaft mbH
[24] Sarthou Carreres, Carlos (1946). Catedrales de España, Pág. 9. Madrid: Espasa Calpe.
[25] Azcarate, José María. «La Arquitectura de los orígenes al Renacimiento, Pág. 155». Historia del Arte, Volumen III. Barcelona: Carrogio SA Ediciones
[26] Klein, Bruno (1996). «La arquitectura románica en España y Portugal, Pág. 199». El románico. Arquitectura, escultura, pintura. Colonia: Könemann Verlagsgesellschaft mbH
[27] Klein, Bruno (1996). «La arquitectura románica en España y Portugal, Pág. 202». El románico. Arquitectura, escultura, pintura. Colonia: Könemann Verlagsgesellschaft mbH
[28] Klein, Bruno (1996). «La arquitectura románica en España y Portugal, Pág. 214 y 215». El románico. Arquitectura, escultura, pintura. Colonia: Könemann Verlagsgesellschaft mbH
[29] Klein, Bruno (1998). «Comienzo y formación de la arquitectura gótica en Francia y países vecinos, Pág. 96». El gótico. Arquitectura, escultura, pintura. Köln: Könemann Verlagsgesellschaft mbH
[30] Klein, Bruno (1998). «Comienzo y formación de la arquitectura gótica en Francia y países vecinos, Pág. 96». El gótico. Arquitectura, escultura, pintura. Köln: Könemann Verlagsgesellschaft mbH
[31] Klein, Bruno (1998). «Comienzo y formación de la arquitectura gótica en Francia y países vecinos, Pág. 96». El gótico. Arquitectura, escultura, pintura. Köln: Könemann Verlagsgesellschaft mbH
[32] Borngässer, Barbara (1998). «Arquitectura del gótico tardío en España y Portugal, Pág. 286». El gótico. Arquitectura, escultura, pintura. Köln: Könemann Verlagsgesellschaft mbH. 
[33] Mann, Nicholas (1993). Renacimiento, pág. 199. Barcelona: Ediciones Folio
[34] Bongäser, Barbara (1997). «Arquitectura barroca en España y Portugal, Pág. 78». El Barroco. Colonia:Könemann
[35] Leroux-Dhuys, Jean-Francois (1999). Las Abadías Cistencienses, pág. 128. Köln: Könemann Verlagsgesellschaft mbH
[36] Auboyer, Jeannine (2005). «El Barroco en la arquitectura». Historia del arte. T. 13, El Barroco. Barcelona:Salvat. ISBN 844710334.
[37] «La época de los Austrias en España».  Archivado desde el original el 10 de octubre de 2007.
[38] Díaz Muñoz, M. Pilar. Catedrales en el Barroco, pág.10. Madrid: Ediciones Jaguar
[39] García Melero, José Enrique (2001). Las Catedrales Góticas en la España de la Ilustración, pág. 9/10. Madrid: Ediciones Encuentro
[40] Como el abad Surger declaraba en su abadía de Saint Denis: “en el centro de la catedral se alzan doce columnas, correspondiente al número de los apóstoles y otras tantas en las naves laterales para significar el número de los profetas, ellas sustentan en alto el edificio.
[41] La Edad Media como heredera de San Agustín quiso ordenar la ciudad material y conformarla a la ciudad de Dios y darle así unidad y estabilidad. Tomás de Aquino, Eckart y Ockam, defienden este ideal y se lo trasmiten a los arquitectos de Amiens. Dante en su estilo nuevo contribuyeron a hacer esta síntesis en el pensamiento que derivaría a una nueva concepción artística.
[42] La luz, considerada como un símbolo de Dios, establece un orden entre los hombres y, por ende, constituye una posibilidad de ascensión hacia lo divino (Víctor N. Alcaide, La Luz, símbolo y sistema visual. Madrid: Ediciones Cátedra, 1981. Pág. 74).
[43] Hugo de San Victor y Tomás de Aquino adscriben a la belleza dos principales características, la consonancia de las partes o proporciones y la luminosidad.
[44] An extreme example of this is the new Coventry Cathedral where the "East End" actually faces north, due to the construction of the new building at right angles to the shell of the old building destroyed in the Second World War.
[45] Gerald Randall, Church Furnishing and Decoration.
[46] W. H. Auden"Cathedrals, Luxury liners laden with souls, Holding to the East their hulls of stone"
[47] Chueca Goitia, La Catedral Nueva de Salamanca, p. 109
[48] En el S.XIII, la centuria de la Divina Comedia se propugna el “dolce stil nuovo”, que el afianzamiento de la nueva arquitectura europea.
[49] Daniel Sánchez y Sánchez, La Catedral Nueva de Salamanca, p. 35
[50] Daniel Sánchez y Sánchez, La Catedral Nueva de Salamanca, p. 117
[51] Daniel Sánchez y Sánchez, La Catedral Vieja de Salamanca, p. 59
[52] An extreme example of this is the new Coventry Cathedral where the "East End" actually faces north, due to the construction of the new building at right angles to the shell of the old building destroyed in the Second World War. Larousse Encyclopedia of Byzantine and Medieval Art
[53] En S. XV un célebre adagio decía de las célebres catedrales entonces construidas: Sancta Ovetensis, Dives Toletana, Pulchra Leonina, Fortis Salmantina
[54] La torre de las campanas fue juzgada por nueve arquitectos. Diversas circunstancias la fueron modificando hasta el diseño original. La torre original tiene otro parecido debido a las sucesivas restauraciones.
[55] Desde entonces para conmemorar tal hecho a esa misma hora sube el famoso Mariquelo hasta la veleta.
[56] Daniel Sánchez y Sánchez, La Catedral Nueva de Salamanca, p.
[57] Covadonga Valdaliso, La Europa del Gótico, La Era de las Catedrales. 98-106
[58] Libro de la Sabiduría 11,21
[59] En la representación de la figura humana, por ejemplo, se escogían los ángulos de visión que mejor trasmitiesen la esencia de la persona: rostro en perfil, ojo de frente, brazos y piernas de lateral y hombros de frente. En el caso de las pinturas que recrean numerosos objetos (mesa de ofrenda, paisajes) se evitaba la superposición, intentando reflejar la totalidad de los elementos presentes.
[60] Henri Francfort, La religión del antiguo Egipto. Barcelona: Ed. Laertes, 1998.
[61] León Battista Alberti, De la pintura y otros escritos sobre arte. Madrid: Editorial Tecnos, 2007.
[62] León Battista Alberti, Op. cit. (Pág. 24)
[63] Esta afirmación se apoya en la naturaleza misma del «sujeto» ficiniano, cuyo centro de acción (de haber sobrevivido el Renacimiento) se habría encaminado principalmente hacia el desarrollo de sus potencialidades espirituales, a través de la «magia natural», y no del despliegue único de la razón como objeto de dominio y poder científico-técnico.
[64] De hecho, como ya anunciaría Heidegger, sólo donde se concibe el mundo como imagen puede darse una imagen del mundo. Es decir que sólo en la Modernidad (y no otra época), por ser el único momento histórico en que el hombre se convierte en «espectador», aislándose de la totalidad, puede él contemplar el mundo, desde fuera, como imagen. (Cfr. «La época de la imagen del mundo» en Caminos de bosque. Madrid: Alianza Editorial, 2010. Pág. 74).
[65] Es decir, una visión del mundo fundada a partir de la esencia trascendente de las cosas, de su relación con la totalidad.
[66] Como se refleja en las columnas de los soportales de la Plaza del Corrillo.
[67] Autores como Jerónimo Münzer, Walter Scott o Hartzenbusch difundieron la idea de que en la Cueva de Salamanca se difundían enseñanzas esotéricas. Escritores de la talla de Cervantes, Ruiz de Alarcón, Rojas, Zorrilla, Quevedo, Torres Villarroel, Feijoo o Espronceda se hicieron eco de ello.
[68] Así se recoge en uno de los romances populares: “La Salamanca, antro oscuro de quiméricos fantasmas que en los senos de la tierra largo espacio se dilata”
[69] La pintura del “Cielo de Salamanca” fue realizada por Fernando Gallego entre 1483 y 1486 sobre el techo de la Universidad de Salamanca situada en una sala encima de la capilla de San Jerónimo. Luego sería traslada al aula de las Escuelas Menores. En dicha aula impartió clases Calderón de la Barca.
[70] Sánchez y Sánchez, Daniel, La Catedral Vieja de Salamanca, Ilmo cabildo, Salamanca, 1993, p. 24 
[71] Sánchez y Sánchez, Daniel, La Catedral Vieja de Salamanca, Ilmo cabildo, Salamanca, 1993, p. 24
[72] T. Francis Bumpus, The Cathedrals and Churches of Belgium.
[73] Alec Clifton-Taylor, The Cathedrals of England. Nikolaus Pevsner, An Outline of European Architecture
[74] Sánchez y Sánchez, Daniel, La Catedral Vieja de Salamanca, Ilmo cabildo, Salamanca, 1993, p. 68

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