ORACIONES DE PASCUA
MAYO 2020
Introducción
Iniciamos el mes de
Mayo, el mes de María, el mes de las flores y de la primavera. Aunque continuamos
en plena pandemia no podemos quedarnos paralizados ante las situaciones
adversas. La pandemia nos ha sorprendido y golpeado duro pero no nos ha
derribado. Juntos en oración resistiremos. Es tiempo de
Pascua, tiempo de renacer. Hemos de aprender a esperar convencidos que todo
pasará y lo mejor está por venir. Dios ha vencido a los enemigos del mundo y al
peor de todos el mal y la muerte. Estamos orientados y encaminados a la vida.
La Vida está en Cristo y nuestra vida está ya oculta con Cristo en Dios. Las crisis por las
que podamos pasar son oportunidades para seguir creciendo, para salir
fortalecidos. Las pérdidas son también oportunidad para valorar lo que tenemos
y que muchas veces por obvio lo olvidamos y descuidamos.
VIERNES
III DE PASCUA,
1º DE MAYO. SAN JOSE OBRERO
LA
SABIDURIA DE LOS POBRES
Lectura: ¿De
dónde le ha llegado tanta sabiduría…? ¿No es este el hijo del carpintero? ¿No
es María su Madre?
(Mt13, 54- 55)
Hoy empezamos el mes
de Mayo dedicado especialmente a María y la Iglesia celebra además la solemnidad
de San José patrono de los trabajadores. ¿Cómo será esta vuelta a la nueva normalidad?
Se tardará mucho en recuperar esta recesión. El tejido empresarial está calado
de muchas pequeñas empresas que no tienen margen para soportar toda esta
situación. Muchas micro empresas desaparecerán, muchos perderán sus puestos de
trabajo. Le pedimos al Dios de la creación que nos
confió colaborar y participar en su obra creadora por intercesión de San José cuide
de una manera especial a todos los trabajadores y le confiamos todo este tiempo
que nos viene de reconstrucción del orden nuevo.
Es Pascua,
es tiempo de volver a nacer, volver a Galilea, volver a Nazaret. Si no os
hacéis pequeños como los niños no entrareis en El Reino. El Reino es de los
pobres, de los pequeños, de los sencillos. Hoy quisiera recordar la alocución
de Pablo VI en la Iglesia de la Anunciación de Nazaret en su peregrinación de
1964:
Cuánto
quisiera ser admitido en la pobre y sencilla escuela casa de Nazaret, ser
admitido por Ella, la Señora, la Dueña de la casa, juntamente con su fuerte y
manso Esposo San José, en la intimidad de Cristo, de su humano y divino Hijo
Jesús. La escuela del evangelio. Nazaret es la escuela de iniciación para
comprender la vida de Jesús. Aquí se aprende a observar, a escuchar, a meditar,
a penetrar en el sentido, tan profundo y misterioso, de aquella simplísima,
humildísima, bellísima manifestación del Hijo de Dios.
Casi insensiblemente,
acaso, aquí también se aprende a imitar. Aquí se aprende el método con que
podremos comprender quién es Jesucristo. Aquí se comprende la necesidad de
observar el cuadro de su permanencia entre nosotros. ¡Oh, y cómo querríamos ser
otra vez niños y volver a esta humilde, sublime escuela de Nazaret! ¡Cómo
querríamos repetir, junto a María, nuestra introducción en la verdadera ciencia
de la vida y en la sabiduría superior de la divina verdad!. No nos iremos sin
recoger rápidamente, casi furtivamente, algunos fragmentos de la lección de
Nazaret.
Lección
de silencio. Renazca en
nosotros la valorización del silencio, de esta estupenda e indispensable
condición del espíritu; en nosotros, aturdidos por tantos ruidos, tantos
estrépitos, tantas voces de nuestra ruidosa e hipersensibilizada vida moderna.
Silencio de Nazaret, enséñanos el recogimiento, la interioridad, la aptitud de
prestar oídos a las buenas inspiraciones y palabras de los verdaderos maestros;
enséñanos la necesidad y el valor de la preparación, del estudio, de la
meditación, de la vida personal e interior, de la oración que Dios sólo ve
secretamente.
Lección
de vida doméstica. Enseñe
Nazaret lo que es la familia, su comunión de amor, su sencilla y austera
belleza, su carácter sagrado e inviolable; enseñe lo dulce e insustituible que
es su pedagogía; enseñe lo fundamental e insuperable de su sociología.
Lección
de trabajo. ¡Oh Nazaret,
oh casa del "Hijo del Carpintero", cómo querríamos comprender y
celebrar aquí la ley severa, y redentora de la fatiga humana; recomponer aquí
la conciencia de la dignidad del trabajo; recordar aquí cómo el trabajo no
puede ser fin en sí mismo y cómo, cuanto más libre y alto sea, tanto lo serán,
además del valor económico, los valores que tiene como fin; saludar aquí a los
trabajadores de todo el mundo y señalarles su gran colega, su hermano divino,
el Profeta de toda justicia para ellos, Jesucristo Nuestro Señor!
El
aire fresco de las Bienaventuranzas. He aquí que Nuestro pensamiento ha salido así de Nazaret y vaga
por estos montes de Galilea que han ofrecido la escuela de la naturaleza a la
voz del Maestro y Señor. Falta el tiempo y faltan las fuerzas suficientes para
reafirmar en este momento su divino e inconmensurable mensaje. Pero no podemos
privarnos, de mirar al cercano monte de las Bienaventuranzas, síntesis y
vértice de la predicación evangélica, y de procurar oír el eco que de aquel
discurso, como si hubiese quedado grabado en esta misteriosa atmósfera, llega
hasta nosotros. Ahora escuchamos su eco que repercute en nuestros espíritus de
hombres de nuestro tiempo. Aquí nos parece volver a oír hoy su voz. Entonces
era más fuerte, más dulce y más tremenda. Diríase que nos dice:
Bienaventurados
los pobres de espíritu,
si sabemos librarnos de la confianza en los bienes económicos y poner nuestros
deseos primeros en los bienes espirituales y religiosos, y si respetamos y
amamos a los pobres como hermanos e imágenes vivientes de Cristo.
Bienaventurados
los mansos, si educados
en la mansedumbre de los fuertes, sabemos renunciar al triste poder del odio y
de la venganza y conocemos la sabiduría de preferir al temor de las armas la
generosidad del perdón, la alianza de la libertad y del trabajo, la conquista
de la verdad y de la paz.
Bienaventurados
los misericordiosos, si
no hacemos del egoísmo el criterio directivo de la vida y del placer su
finalidad, sino que sabemos descubrir en la sobriedad una energía, en el dolor
una fuente de redención, en el sacrificio el vértice de la grandeza.
Bienaventurados
los pacíficos, si
preferimos ser antes oprimidos que opresores y si tenemos siempre hambre de una
justicia cada vez mayor.Bienaventurados nosotros si, por el Reino de Dios, en
el tiempo y más allá del tiempo, sabemos perdonar y luchar, obrar y servir,
sufrir y amar. No quedaremos engañados para siempre.
III SABADO DE PASCUA
SEÑOR, CREO EN TI, ESPERO EN TI; TE AMO
Lectura: Señor, ¿a quién iremos? Solo Tu tienes palabras de vida
eterna y nosotros creemos y sabemos que Tú eres el Santo de Dios. (Jn 6.69)
El cierre del discurso del Pan de Vida con una solemne
confesión de Pedro. Señor, ¿a quién iremos? Solo Tu tienes palabras de vida
eterna y nosotros creemos y sabemos que Tú eres el Santo de Dios. También
durante estos días de ayuno eucarístico donde muchos no han podido recibir
sacramentalmente la eucaristía se invitaba a todos a rezar una oración como
preparación de la comunión espiritual que acababa diciendo: Creo en Ti,
espero en Ti te amo. Dicho final nos recuerda cuando los tres pastorcitos
eran preparados por el ángel para recibir la comunión: te pido por los que
no creen, no esperan note aman.
El tiempo de pandemia ha puesto
en evidencia el orgullo y la prepotencia del hombre moderno. Nos hemos creído
con el derecho de decidir sobre nuestro destino. Comenzamos ingenuamente
diciendo que el cuerpo es mío con todo la ideología de género, legalizamos el
aborto y la eutanasia y concluimos convencidos que somos los dueños de la
tierra y podemos hacer con ella lo que queramos con todos los desastres
ecológicos que sin duda son causa también de las epidemias que vivimos.
Esta celebración de la Pascua es una invitación a nacer de
nuevo. Tiempo de volver a Galilea, al origen. Tiempo de abandonar nuestra
prepotencia y autosuficiencia y de reconocer que no somos los dueños de la vida
y de la creación. Tiempo de reconocer la soberanía de Dios y de responder con la
confianza y la fidelidad a su Alianza. Sí, Dios que nos creó nos redimió y nos
quiso para sí. Te reconozco como Señor, creo en Ti, Señor. Reconocerle como
Señor es reconocer su soberanía y someternos a su plan y destino amoroso. De El
procede todo y a El se encamina todo. Dios es el Señor de todo y de todos. El
tiene que ser conocido, reconocido y glorificado por todos. A El todo el honor,
la gloria y el poder.
Este reconocimiento debe de llevarnos a amarle y responder a
su plan de amor. Dios mismo en su Hijo resucitado nos envía a proclamar su infinita
bondad y la grandeza de su amor a colaborar en la obra de la creación,
redención y santificación. El Señor Resucitó y quiere extender su resurrección,
su savación a todos. El Señor quiere que renazcamos con El a una vida nueva, a
un orden nuevo. Toda la creación se destina a una nueva creación a una nueva
Jerusalén a un orden nuevo a un mundo nuevo donde reine el amor la paz y la
justicia. Señor espero y confío en Ti. Por eso nuestra esperanza es cierta
porque sabemos que quien empezó la obra la llevara a término en Cristo Jesús,
Señor y Dios nuestro.
IV DOMINGO DE PASCUA
(Domingo del Buen Pastor)
EN TI ENCONTRAMOS LA SALIDA
Lectura: Yo soy el Buen Pastor y ustedes mis ovejas a quien yo guío ( Jn 10, 1-10)
En medio de la tormenta que vivimos ocasionada por la
pandemia buscamos como comunidad global la salida. La pandemia nos pilló
desprevenidos, entramos de improviso y no sabemos cómo saldremos. La humanidad
entera se encuentra en una encrucijada donde muchos no parecen ver la salida.
Esta pandemia nos sitúa en un tiempo crítico para buscar juntos la salida.
Hoy el gobierno en su plan de desescalada abre las puertas
para que salgamos. ¿A dónde salir? ¿Cómo saldremos? Si la pandemia nos ha
puesto de frente con nuestra vulnerabilidad y prepotencia la pandemia también
nos invita a ver nuestra potencialidad. Saldremos adelante si nos unimos. La
solidaridad, la fraternidad es el fondo inscrito por Dios en nuestra naturaleza
que nos hace descubrir lo verdaderamente humano y divino que hay en el hombre.
Tenemos sed de unidad, de comunión, de eternidad.
Esta pandemia global nos despierta la conciencia de que
somos una aldea global una familia bajo la guía de un solo Pastor. Las palabras
de este Domingo resuenan con toda la fuerza: Yo soy el Buen Pastor, el que da
la vida por las ovejas.
Mis ovejas escuchan mi voz y me siguen. Ellas conocen mi voz
mi acento. ¿A dónde iremos? Solo tu tienes palabras de verdad y de vida eterna.
Tu nos muestras el camino y nos conduces a las fuentes donde encontrar
alimento, tu nos das a conocer el antídoto frente a toda pandemia, la caridad,
la solidaridad, la justicia.
Tenemos sed de unidad, no es tiempo de enfrentamientos
estériles. En este tramo de la historia que pasamos tenemos derecho a sentirnos
unidos acompañados. Dios es el Buen Pastor, el gran compañero que parte y
comparte su pan para que nosotros también compartamos, para que juntos
encontremos el camino, la salida.
¿De dónde vengo, ¿A dónde voy?
Cuál peregrino errante me preguntan ¿De dónde
vengo?...
voy por caminos polvorientos
tras las huellas de unos pies ensangrentados
caminando a veces sobre la roca dura.
Con los despojos de un alma hecha jirones
entre los espinos y las zarzas agudas
busco el camino que camino que me conduce a mi cuna
y yo mismo me pregunto ¿A dónde vas peregrino?
Cuando el más sombrío y triste de los páramos cruzo,
valle de eternas nieves y de eternas brumas,
en las noches desiertas de invierno
me sentí sólo, confundido, perdido,
tengo miedo de quedarme solo,
entre la niebla oscura, con mi dolor a solas,
¿Por piedad hay alguien en medio de la noche?
Cuando menos esperaba me sorprendió
la presencia de otro peregrino que se puso a mi lado
a compartir su pan y compartir su vino:
Tu mi buen compañero, mi buen camarada,
Tu mi Señor, mi Buen Pastor muéstrame el camino.
IV LUNES DE PASCUA
Fiesta de San Felipe y Santiago
YO SOY EL CAMINO LA VERDAD
Y LA VIDA
Lectura: Yo soy el camino, la verdad y la vida . (Jn 14, 6, 14)
Felipe y Santiago ambos
pescadores de Betsaida respondieron juntos al llamado del Señor. Abandonaron
las redes y siguieron al Maestro. Caminaron juntos hasta la muerte del Señor y
tras su resurrección se convitieron en testigos vivos de su evangelio. Ambos
murieron mártires. Según las crónicas Felipe murió crucificado y apedreado en
Hierápolis y a Santiago lo despeñaron de laparte más alta del templo de
Jerusalén.
Cuando el camino parecía más
duro y ensombrecido por los anuncios de la Pasión y muerte, Jesús les alienta
con plabras de consuelo. No teman, no se turben vuestros corazones. Jesús les
anucia que va apreparales un lugar y como de costumbre no entienden lo que
significaba. Ante su desconcierto tras responder que no sabían a dónde iba ni
sabían el camino de ir a dónde el iba, Jesús les responde: “Yo soy el camino la
verdad y la vida”. Los que convivieron con El durante un corto periodo de
tiempo deben de dar el paso de descubrirlo de otra manera. Tras su muerte
aprender a vivir con Jesús resucitado presente en la historia y guiando la
historia hacia un final feliz.
También la pandemia nos ha
situado en una ecrucijada dónde nos preguntamos a dónde iremos a parar. Que
alería oir de nuevo al maestro decirnos, no temais, no se turben vuestros
corazones. El destino de nuestra vida no es incierto. Caminamos hacia El y
todavía más consolador, caminamos con Él.”Yo estaré con vosotros siempre”. El
nos guiará al puerto seguro.
Hoy recuerdo aquel poema de
Antonio Machado que luego cantara Serrat y Alberto Cortez. En la España de la
gran crisis del 98, la España de la decadencia donde el sueño de un mundo
prometedor se había hecho añicos compone este poema. Si lo leemos desde una
clave de lo que vive hoy la humanidad lejos de car en la melancolía esconde un
ansia del que el Invisible se nos haga visible para que no cese el canto, para
que ese sueño roto se vuelva realidad. La familia humana siente frío y ansia de
calor de hogar.
Yo voy soñando caminos
de la tarde,
¿A dónde el camino irá?
Yo voy cantando viajero
A lo largo del sendero
La tarde cayendo está.
En el corazón tenía
La espina de una
pasión,
Logré arrancármela un
día,
Ya no siento el
corazón.
La tarde más se
oscurece
Y el camino se serpea
Y debilmente blanquea
Se enturbia y
desaparece.
Mi cantar vuelve a
plañir
Aguda espina clavada,
Quién te volviera a
sentir
En el corazón clavada.
(Antonio Machado)
MARTES IV DE PASCUA
DESESCALADA
INTERIOR
Lectura: Mis
ovejas me escuchan y reconocen mi voz, yo las conozco, y ellas me siguen
(Jn 10, 27)
Estamos en la
fase inicial de desescalada. La invitación en este tiempo es iniciar también
una desescalada interior. Una de las claves para iniciar esta desescalada
interior es la escucha a profundidad de todo lo que esta pasando. Ahondar,
interiorizar hasta poder escuchar en medio de todo la Voz de Dios, de nuestro
Buen Pastor. La humanidad atraviesa por una honda crisis que pide fuertes
reajustes.
¿Cuáles son las
voces que escuchamos? Estamos ante un bombardeo incesante de información que
nos cansa y abruma. Hay demasiada tensión discrepancia voces de un lado y de
otro. Cómo abrir caminos de escucha, diálogo, entendimiento para ser capaces de
escucharnos los unos a los otros y de escuchar a Dios. La cuarentena ha
supuesto un parón pero ahora iniciando la desescalada parecería como que pronto
quisiéramos huir y escapar de la situación sin planteamientos serios que nos
llevan a recapacitar y cambiar de vida. Hemos de crecer en interioridad, dejar
que se serenen los ruidos exteriores y que el espacio interior se amplie para escuchar
a Dios y a los hermanos y salir de este tiempo de crisis renovados y fortalecidos.
Las más profundas crisis y tensiones han hecho a la sociedad y la humanidad
renacer con nueva creatividad. Pero se necesita dar con las fuentes interiores
que son los brotes de renovación.
Ayer hablaba de
Machado y hoy de Unamuno. Pasando por un momento de gran crisis decía. Vivimos
en un tiempo de grandes antinomias y desajustes. Unos tozudos llaman constancia
a la petrificación, los otros plañen la penuria. Nos gobierna ya la
voluntariedad del arranque ya el abandono fatalista. Vivimos en un marasmo
espiritual que se dilata por toda nuestra sociedad actual. Atonía y uniformidad
mate de una losa de plomo de ingente ramplonería, un espectáculo deprimente del
estado mental y moral de nuestra sociedad. Una pobre conciencia colectiva
homogénea y rasa, una atmósfera de trivialidad, bochorno y ramplonería. En
nuestra sociedad no hay corrientes vivas de vida espiritual, intelectual,
moral. Vivimos como en un pantano de agua estancada bajo una atmósfera
soporífera. Un páramo espiritual de una aridez que espanta. Uno de sus poemas
titulado “dolor común” refleja el grito de esta sociedad enferma:
Cállate, corazón, son tus pesares
de los que no deben decirse, deja
se pudran en tu seno; si te aqueja
un dolor de ti solo no acíbares
a los demás la paz de sus hogares
con importuno grito. Esa tu queja,
siendo egoísta como es, refleja
tu vanidad no más. Nunca separes
tu dolor del común dolor humano,
busca el íntimo aquel en que radica
la hermandad que te liga con tu hermano,
el que agranda la mente y no la achica;
solitario y carnal es siempre vano;
sólo el dolor común nos santifica.
(Miguel de
Unamuno)
MIERCOLES
IV DE PASCUA
TIEMPO DE SALIR DE LAS TINIEBLAS Y CAMINAR EN LA
LUZ
Lectura: Yo,
la Luz, he venido al mundo para que todo el que cree en mí no siga en tinieblas
(Jn 12,46)
El Papa
Francisco en su oración del 27 de marzo orando por el fin de la pandemia decía
que necesitamos detenernos ante las llamadas de Dios, “hemos desatendido sus
llamadas”. Demasiadas guerras injusticias violaciones de los derechos humanos.
La tierra nos está gritando y la voz de los que más han sufrido y más van a
sufrir la transición y recuperación de este tiempo también. La humanidad grita
porque está enferma no solo de coronavirus.
Codiciosos de
ganancias nos hemos dejado absorber por lo material y trastornar por la prisa,
lo inmediato, las ganancias de unos pocos y el empobrecimiento de muchos. Aunque
se hayan despertado llamadas de solidaridad parecen no ser suficientes ante el
duro descalabre que vivimos. Hay demasiada confusión, demasiada oscuridad.
Pareciera como si faltaran profetas relevantes que alzaran la voz de los más
pobres y de los que más sufren.
La luz alumbra
en la oscuridad. El Señor que es la luz nos invita a vivir en la verdad. Los
cambios empiezan por cambio de actitudes. Es preciso identificar las mociones y
los sentimientos enfrentados que vivimos para saber interpretarlos y convertirlos
en creatividad y potencialidad. Son muchas las tensiones y antinomias que
sufrimos. Las polaridades nos enfrentan pero también nos hacen crecer. Frente
al caos, el desorden y la dispersión la reflexión y la interiorización. Frente
la corrupción e intoxicación, la cautela y purificación. Frente la inmediatez y
la aceleración, la prudencia y estabilidad. Frente al inmovilismo la búsqueda.
Frente al derroche la austeridad. Frente lo individual lo global y universal.
Frente al miedo la serenidad. Frente a la mentira la verdad. Las verdades a
medias no pasarán a lo largo de los años, solo lo que es santo, justo y
verdadero perdura para siempre.
Cuánto
necesitamos escuchar la voz del Pastor que puede guiarnos como pueblo unido a
puerto seguro. No es tiempo ni de lamentos ni de rivalidades es tiempo de remar
todos juntos. Solo escuchando al que nos creó y redimió y obedeciendo sus
reclamos podremos restablecer el rumbo de nuestra vida, nuestra historia, nuestra
humanidad.
Acompaño la
oración de hoy con un breve soneto de Casaldáliga titulado “Nuestra hora”
Es tarde
pero es nuestra hora.
Es tarde
pero es todo el tiempo
que tenemos a mano
para hacer futuro.
Es tarde
pero somos nosotros
esta hora tardía.
Es tarde
pero es madrugada
si insistimos un poco.
JUEVES IV DE PASCUA
EL
PROGRAMA PARA ESTE TIEMPO NUEVO
Lectura: “Os He dado ejemplo: debéis portaros como
yo he hecho con vosotros. Os aseguro que el siervo no puede ser mayor que su
amo; ni el enviado, superior a quien lo envió. Dichosos seréis si lo poneis en
práctica”. (Jn 13, 15-16)
El Papa Francisco en su oración pidiendo
por toda la humanidad en este tiempo de pandemia decía. “La crisis que estamos
viviendo por esta pandemia desenmascara nuestra vulnerabilidad y deja al
descubierto esas falsas y superfluas seguridades con las que habíamos
construido nuestras agendas, nuestros proyectos, rutinas y prioridades. Nos
muestra cómo habíamos dejado dormido y abandonado lo que alimenta, sostiene y
da fuerza a nuestra vida y a nuestra comunidad. La pandemia ha puesto al
descubierto todos los intentos de encajonar y olvidar lo que nutrió el alma de
nuestros pueblos; todas esas tentativas de anestesiar con aparentes rutinas
“salvadoras”, incapaces de apelar a nuestras raíces y evocar la memoria de
nuestros ancianos, privándonos así de la inmunidad necesaria para hacerle
frente a la adversidad. Con esta pandemia, se cayó el maquillaje de esos
estereotipos con los que disfrazábamos nuestros egos siempre pretenciosos de
querer aparentar; y dejó al descubierto, una vez más, esa pertenencia
común de la que no podemos ni queremos evadirnos; esa pertenencia de
hermanos.
Nos hemos creído fuertes y capaces de
todo pensando en mantenernos siempre sanos en un mundo enfermo. Es tiempo de
abandonar nuestro afán de suficiencia, omnipotencia, para adoptar una forma
nueva de vivir desde la servicialidad, la solidaridad, la comunión construyendo
la fraternidad universal con todos los hombres. Esto es lo que necesita nuestra
familia humana más que nunca. Dejar a un lado el materialismo y consumismo
desaforado y construir un mundo más solidario y fraterno, más pobre de cosas
pero más rico en humanidad. El poderío de creernos los señores y dueños
absolutos del mundo ha dejado al margen tantas vidas que han quedado
desplazadas, marginadas, maltratadas, expoliadas de su dignidad bajo la
sociedad del consumo y del descarte.
Jesús es el primero en darnos ejemplo. El Señor
despojado de todo manto de poder y lavando los pies. Jesús nos ha dejado la
hoja de ruta el programa de un orden nuevo, un mandamiento nuevo no escrito en
tablas sino en su propia vida. Jesús mismo se pone como fundamento y garante de
esa comunión sellando su Alianza con su sangre. Haced como yo he hecho. Ante el
orgullo, la prepotencia, los egoísmos, las envidias que nos separan de Dios y
los hermanos. Ante un hombre arrogante que excluye a Dios del mundo y de la
historia creyéndose el Señor y el dueño absoluto de la vida con el derecho de
usar y abusar a su antojo de la creación Jesús toma la condición del Servidor. Hoy
recojo una interpretación de fragmento de un poema de Neruda:
Vengo desde tus brazos. No sé
hacia dónde voy.
Amo el amor que se parte y se
reparte
en besos, y pan de hogar.
Amor que puede ser eterno
y que renuncia a ser fugaz.
Amor que quiere liberarse
para volver a amar.
Amor divinizado que se acerca
Amor divinizado que nunca se va.
VIERNES IV DE
PASCUA
TIEMPO DE DISCERNIMIENTO:
SI ESCUCHAIS LA VOZ DE DIOS
NO ENDUREZCAIS EL CORAZON
Lectura: “No estéis inquietos y angustiados.
Confiad en Dios y confiad también en mí… Vosotros sabéis ahora el camino. Yo
soy el camino la verdad y la vida” (Jn 14, 1-6)
Durante toda esta semana leyendo el evangelio de Juan
Jesús se nos presenta con distintas denominaciones: Yo soy el Buen Pastor, Yo
soy la puerta, Yo soy el Camino, Yo soy la verdad, Yo soy la Resurrección y la
Vida. Durante todo este tiempo nos preguntamos cómo salir de esta crisis, cuál
la puerta de salida, cuál la hoja de ruta. Si se cierran los caminos y las
puertas nos quedamos en la estacada. Si tomamos caminos equivocados nos
perdemos. Por eso este es un tiempo de discernimiento. Tomás la pregunta ¿Cómo
vamos a saber el camino?
Tiempo de discernimiento de prestar atención a las
voces que llegan a nuestro corazón y pedir la gracia de reconocer y seguir la
voz del Buen Pastor. ¿Cómo podemos distinguir la inspiración de Dios de la
sugestión del maligno? En el Angelus del pasado Domingo el Papa daba algunas claves
para saber diferenciar la voz bondadosa de Dios, el Buen Pastor de la voz de
los falsos dioses y pastores. Estas dos voces hablan idiomas diferentes y
tienen formas opuestas de tocar a nuestros corazones.
La voz del Buen Pastor nos hace salir de los recintos
del egoísmo y nos conduce a los campos de la verdadera libertad. El enemigo
siempre preferirá la oscuridad, la falsedad, los chismes y las habladurías,
pero el Señor ama la verdad y la transparencia sincera. El enemigo prefiere la
oscuridad y la falsedad y nos induce al mal. La voz de Dios amablemente habla a
la conciencia”, para que vivamos en verdad. El enemigo nos halaga y nos hace
creer que somos poderosos para luego dejarnos vacíos y a oscuras. El tentador
nos seduce con ilusiones transitorias y fugaces y se impone por la fuerza. La
voz de Dios no se impone, vence con la fuerza de la verdad. La voz de Dios
siempre nos anima, nos consuela: siempre alimenta la esperanza. Ojalá hoy
podamos escuchar la voz de Dios, las llamadas de Dios y seguir sus caminos.
Esa vida que no es mía y me rodea,
el misterio de la muerte, lo que llamamos la
muerte
y el misterio de la vida siempre abierta,
lo que llamamos la vida
en el árbol, en las nubes y en el agua,
y en el viento y en el mundo que es quien es
sin ser humano,
y en la inmensa transparencia que no se dice,
se muestra
en eso que busqué tanto y ahora encuentro
regresando:
La infancia, quizá, la infancia, nuestro final
seguro,
nuestro cuento, nuestro canto, nuestra mágica
conciencia:
El total de lo sin fin y de la vida abierta,
eterna.
(Gabriel
Celaya)
SABADO IV DE PASCUA
TIEMPO
DE CAMBIO, DE ELECCION, DE SABER ORIENTAR LA VIDA
Lectura: Debeis
creerme…Lo que os he enseñado no ha sido por mi propia cuenta. El Padre que
vive en mí es el que está realizando su obra salvadora… Confiad en mi. (Jn
14, 7-14)
Continua
la lectura del Evangelio de Juan. Jesús en el tiempo de la prueba exhorta a sus
discípulos a la confianza. No podemos caer en la amargura y tristezas del
pasado ni en los miedos frente al futuro. Es tiempo de afrontar el presente con
confianza creyendo en Jesús y adhiriéndonos a su programa de vida. Es tiempo de
restablecer el rumbo de nuestra vida con infinita confianza en el Buen Pastor
que nos guía. Es nuestro tiempo, aún estamos a tiempo.
Vivimos
en un deterioro moral que ha trastocado la jerarquía de valores y bienes.
Fácilmente cambiamos lo superfluo por lo verdadero. Frente al olvido de Dios y
la falsa seguridad en uno mismo, hemos saber recuperar los principios
fundamentales y eternos, el bien, la verdad, el amor. Frente a la cultura del
individualismo, del relativismo, de la autonomía radical de la libertad y
violación de los derechos inalienables del hombre, hemos de promover, la
cultura del respeto, la honestidad, la justicia, la paz. Hemos de recuperar el
sentido trascendente de la vida encaminada a un destino universal y eterno.
Como
decía también el Papa este tiempo Jesús nos orienta precisamente sobre el modo
de afrontar la vida. La voz de Dios es una voz que nos abre horizontes nuevos
mientras que la voz del mal nos lleva a un callejón sin salida: La voz del
enemigo desvía del presente y quiere que nos concentremos en los temores del
futuro o en las tristezas del pasado. La voz del mal hace aflorar la amargura,
los recuerdos de los males sufridos, de los que nos hicieron mal. En cambio, la
voz de Dios habla al presente: Ahora puedes hacer el bien, ahora puedes ejercer
la creatividad del amor, ahora puedes renunciar a los arrepentimientos y
remordimientos que tienen prisionero tu corazón.
Las dos voces suscitan en nosotros preguntas diversas.
Aquella
que viene de Dios será: ¿Qué cosa me hace bien? En cambio, el tentador insistirá
sobre otra pregunta: ¿Qué cosa me gustaría hacer? La voz malvada siempre gira
en torno al yo, a sus impulsos, a sus necesidades, al “todo y enseguida”
mientras que la voz de Dios, nos invita a “ir más allá” de nuestro yo para
encontrar el verdadero bien, la paz. No hay verdadera libertad sin regirse por
la verdad y orientarse hacia el verdadero bien. No lo olvidemos el mal no dona
jamás paz, causa ímpetu primero y deja amargura después. La maldad nos engaña y
nos mueve a la desconfianza en cambio la bondad nos invita a ser claros y
confiar en Dios y en los demás.
Es nuestra hora, nuestro tiempo, el tiempo de responder al Amor:
Un reloj de arena con el tiempo parado,
no pienso darle la vuelta,
lo tengo con la hora puesta que te trajo a mi
lado,
con la hora abierta que entre en tu costado.
El con la hora muerta, yo resucitado ...
Arena apelmazada, cristal sin brillo,
no pienso darle la vuelta, lo tengo escondido,
no pienso darle la vuelta para seguir contigo.
V DOMINGO DE PASCUA
UNA IGLESIA EN CAMINO:
SOMOS UNA GRAN FAMILIA Y JUNTOS
NOS LA BANCAMOS
Lectura: Yo soy el camino la verdad y la vida.
Nadie va al Padre si no es por mi (Jn 14, 1-12)
Si el domingo pasado del Buen Pastor Jesús nos ofrecía la
imagen de la puerta, hoy resalta la imagen del camino: Nadie va al Padre sino
por mi (Jn 14,4). Escuchábamos también en el salmo: El Señor cuida de aquellos
que en su bondad confían; los salva de la muerte y en épocas de hambre les da
vida (Sal 32, 19). Y en la segunda lectura: Nosotros somos el pueblo de su
propiedad llamado a proclamar las obras maravillosas de Aquel que nos llamó de
las tinieblas a la luz (1 Pe 2,9).
Hemos celebrado la Fiesta de Ntra Sra de Luján y mi oración
se eleva hoy hasta Argentina y se une a todo ese pueblo con el que junto
peregrinamos tantas veces hasta el Santuario de Luján. Cuánto recuerdo el
momento en que Eduardo Farrel y Sergio Gómez Tey me invitaron a tomar parte en
el grupo llamado “Pueblo de Dios”. Si, somos una iglesia peregrina en camino,
somos el pueblo santo y elegido de Dios llamado a proclamar sus obras
maravillosas. En mis doce años en Argentina sintiéndome parte de ese pueblo de
Dios aprendí una lección maravillosa: somos una gran familia llamados a caminar
juntos y juntos nos la bancamos.
Cuando yo llegué en “pleno cacerolazo” la situación no era
nada fácil. Ahora con esta pandemia me imagino que otro tanto. Pero justo los
tiempos difíciles son la oportunidad para unirnos más. Me llegaban noticias de
como incluso en las villas miseria este sentimiento de familia emergía con toda
su fuerza. ¿Cómo el pueblo santo en los tiempos difíciles proclama la bondad y
magnanimidad de nuestro Dios?: Cambiando la tragedia en tiempo de gracia donde
se pone de manifiesto la solidaridad natural de la gente, sobre todo de los más
pobres. El tiempo donde surgen las ollas populares, los comedores de
emergencia, donde las capillas se convierten en casa de resguardo para los sin
pan y sin techo, donde el más pobre comparte con su vecino aquello que tiene.
Alfredo me compartía de como en la casa de Moreno convive con personas que
tratan de velar por la seguridad del barrio. Cuando el mal es grande emerge
también lo mejor de lo que somos. Somos una familia, el pueblo santo de los
pobres de Dios.
Ahora como entonces, la Iglesia se levanta y pone en camino.
Recuerdo aquella exhortación: Argentina levántate y camina. Y con Argentina,
Perú, Colombia, Brasil, toda América, Africa, Europa y Asia. Y me preguntareis
¿Quíen es el que nos levanta, el que nos abre el camino a la Casa del Padre?.
No es otro que el Señor Resucitado, el que nos ha dejado a su Madre para que no
caminemos solos. Termino con un poema del P. Canoli del Santuario de San Ramón
Nonato:
Mirar a María es volver a creer
en lo revolucionario de la ternura y del cariño.
En ella vemos que la humildad y la ternura
No son virtudes de los débiles, sino de los fuertes,
Que no necesitan maltratar a otros para sentirse
importantes.
Te dicen Covadonga, Lourdes, Luján, Sumampa´
Tu geografía es agua, bosque, montaña o Pampa.
Posdata: Nuestro Papa Francisco revela también que
quiere caminar peregrino hasta Luján:
No estaré solo sino junto al Pueblo santo fiel de Dios
que camina junto al Santuario de la Madre de Dios.
La miraré una vez más y me dejaré mirar por Ella.
Le cambiaremos el manto y le diremos nuestras penas y
llantos.
Le pediré que nos cuide y me volveré a casa
con la seguridad de una gracia regalada.
LUNES V DE PASCUA
UN MANDAMIENTO NUEVO, GERMEN DE UN MUNDO NUEVO
Lectura: El que acepta mis mandamientos y los
cumple ese es el que me ama… (Jn 14, 21-26)
En los últimos momentos de la vida de Jesús, en su discurso
de despedida, se le ve resumiendo todo su mensaje y enseñanzas. “Si me amáis
debéis guardar mi mandamiento nuevo amaros unos a otros como yo os he amado”.
No se trata de una imitación por fuera. No podemos amar como Jesús sin Jesús. En
adelante el Espíritu os dará inteligencia para comprender y fuerza para amar.
Yo mismo amaré en ustedes.
Como hemos ido viendo en la narración de los Hechos de los
primeros cristianos, muchos paganos conversos cuando acogían el mensaje
cristiano asumían con total disposición las exigencias propias del “nuevo
camino”. El apóstol Juan insiste: “quien dice creer en él debe vivir, amar como
él”. Quizás uno de os dramas de nuestro mundo cristiano es la disociación entre
la fe y la vida. El Evangelio es vida nueva. Quien acoge el mensaje de Jesús
está llamado a conformar la vida con Jesús. La primera comunidad cristiana eran
testigos de este modo nuevo de vivir compartiendo todo en común.
Esta pandemia contradictoriamente es oportunidad de
acercarnos más a Dios y los hermanos. Nos habíamos alejado de Dios y los
hermanos. Los efectos de la pandemia nos ponen a nivel mundial en una situación
de emergencia y crisis n solo sanitaria, sino económica, cultural, social y
mundial. Es la ocasión de promover la forma nueva de amar y de vivir de Jesús.
La nueva cultura de la solidaridad, comunión y el perdón. No hay tiempo para
las discordias que nos dividen es el tiempo de entablar nuevos lazos, nuevas
alianzas, nuevos pactos en una nueva economía más solidaria con los más pobres
y necesitados.
Hoy traigo un fragmento de una canción de José Larralde
titulada “Herencia pa´un hijo gaucho” síntesis de buen vivir que a forma
de testamente le deja un padre a su hijo:
Abra grande la brazada cuando es pa' dar bienestar,
no esperen a que pidan mas cuando es amor lo que imploran,
respire con las auroras y cante con la amistad.
Déle abrigo al que precisa que su padre precisó,
no olvide que si nació y una mujer fue su madre,
sabe bien que por su sangre usted recibió calor.
Siempre es poco lo que dé si de cariño se trata,
si de su pecho desata el ñudo de la bondad,
amará la libertad y ya habrá honrao a su tata.
El rispeto debe ser, desde el mas chico al más grande
rispete cuando usted mande y rispete cuando es mandao.
Rispetar y ser cayao son las armas del que sabe.
Sepa morderse la lengua cuando no tenga razón,
el hombre que es moscardón nunca gana una partida,
la palabra bien medida tiene el doble de valor.
Pero tampoco se agrande porque sepa un poco más,
al pingo que dende atrás arranca sin banderola
no hay lazo, ni pial, ni bola, que lo alcance a sujetar.
Si quiere ser hombre libre cante por la libertad,
la lucha por la verdad se ha hecho para los varones,
ladearse de los maulones alcanza para empezar.
Pero cuidado con que el odio empiece a roer la mente
hay muchos hombres decentes que se mantienen enteros
el odio es mal consejero, enfermedad de inconscientes
Perdone...perdone el palabrerío es mi forma de expresión
pero teniendo razón yo las mando derechito,
y aunque no canto bonito, canto con inspiración.
MARTES V DE PASCUA
LA FUERZA DE LA PALABRA DE VIDA
Lectura: Yo amo al Padre y cumplo exactamente lo
que el Padre me ha mandado (Jn 14, 27-31)
A lo largo del evangelio de Juan se nos deja ver la íntima
relación entre el Padre y el Hijo. El Hijo no hace nada por su cuenta sino lo
que ve hacer al Padre. Yo no hablo por mi cuenta sino lo que me dice el Padre.
El Padre que me envió me encargó lo que debo decir y cómo decirlo. El que
escucha mi Palabra y cree en el que me ha enviado vive de vida eterna. Los
muertos oirán la voz de Dios y los que la escuchen tendrán vida.
Cada ser vivo está vivo porque contiene la Palabra secreta
de la Vida. Jesús nos ha prometido creed en mí, creed en mis palabras como
fuente de vida. Siempre podrás encontrarme en mi Palabra porque es manantial
inagotable y eterno y fuente de vida. Ojalá nos vayamos familiarizando más y
más con Aquel que la pronuncia. Si la acogemos y le damos entrada no volverá
vacía.
Jesús declara dichosos a aquellos que la escuchan la
practican y la enseñan: quien escuche mis palabras, las practique y las enseñe
será grande en el Reino de los cielos. La Palabra pide silencio, un espacio
virginal que le de escucha, un espacio interior para anidarse. La palabra pide
oídos atentos para interiorizar sus pensamientos, un corazón creyente que capte
sus ondas y ensueños, unos labios enamorados para proclamarla a los cuatro
vientos.
El domingo se celebraba el año jubilar de San Juan de Ávila,
sacerdote canonizado hace 50 años por Pablo VI y que fue proclamado doctor de
la Iglesia. Sus restos descansan en una urna junto al sagrario en Montilla,
Córdoba y su alma continúa cantando cantos de amor. En la urna esta grabada la
inscripción: “Maestro de santos”. Danos Señor Pastores según tu corazón. Pidamos
por su intercesión por los seminarios y lugares de formación para que
aprendamos a ser oyentes y ruiseñores de la Palabra. Propongo una poesía: “Cantos Nuevos” de
Federico García Lorca.
La fuente cristalina pide labios
y suspiros al viento.
Yo tengo sed de aromas y de risas
sin lunas y sin lirios,
y sin amores muertos.
Un cantar de mañana que se estremezca
a los remansos quietos
MIERCOLES 13 DE MAYO:
NTRA SRA DE FATIMA
PONERNOS BAJO SU AMPARO. BAJO TU PROTECCIÓN NOS ACOGEMOS
Lectura: Apareció en el cielo una señal grandiosa, una Mujer vestida de sol con la luna bajo sus pies y en su cabeza una corona de doce estrellas. (Ap 12, 1)
El 13 de Mayo tres pastorcitos, Lucía, Francisco y Jacinta, cuando pastoreaban en Cova de Iría, en la diócesis de Leiría, Portugal tuvieron la primera de seis apariciones que acontecerían del 13 de Mayo al 13 de octubre de 1917. Así nos lo narra Lucía: “Cuando pastoreábamos nos vimos sorprendidos y deslumbrados por una explosión de luz. Pensamos que fue un relámpago que anunciaba una tormenta pero una explosión luminosa nos detuvo. Sobre una encina en el centro de una gran aureola que también nos envolvió vimos a una Señora muy bella, más brillante que el sol”. Más tarde en la última aparición la bella Señora les dirá su nombre: “Soy la Señora del Rosario”. La Señora pidió encarecidamente a los pastorcitos que rezaran el rosario.
Me sorprende en este relato de la primera aparición, la fuerza de la luz: Quedaron deslumbrados por una explosión de luz… Una explosión luminosa les detuvo… Una gran aureola los envolvió y vieron a una Señora muy bella, más brillante que el sol.
También nosotros en medio de esta tormenta de la pandemia estamos llamados a ponernos bajo el amparo, el resplandor de luz de Nuestra Señora, a quedar envueltos en su resplandor y fascinados por su belleza. María como nos presenta también la figura de la Mujer en el último libro de la Apocalipsis aparece como la Mujer radiante, la Nueva Eva, la Nueva Jerusalén, rodeada de la gloria de Dios.
Hoy estamos invitados rezando el rosario a ponernos bajo su mirada, dejarnos mirar por ella.
Contemplar el rostro de María y de Jesús a través de María. Tan sólo se necesita la sencillez de los tres pastorcitos. Que podamos redescubrir la belleza de ponernos bajo su mirada, bajo su regazo, bajo su manto, bajo su amparo y protección. Como lo hiciera también el indiecito Juan Diego recordar sus palabras: ¿Qué te aflige, no temas, acaso no estoy yo aquí que soy tu Madre? ¿No se turbe tu corazón, no temas ni la pandemia ni la enfermedad, no estas bajo mi sombra, no soy yo tu salud? ¿No estás por ventura en mi regazo? Qué más menester, que no te apene ni te inquiete cosa alguna…
Recojo una oración que el Papa Francisco ha hecho para acompañarnos durante esta pandemia y en especial en este mes de Mayo: “Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios”.
En la dramática situación actual, llena de sufrimientos y angustias que oprimen al mundo entero, acudimos a ti, Madre de Dios y Madre nuestra, y buscamos refugio bajo tu protección.
Oh Virgen María, vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos en esta pandemia de coronavirus, y consuela a los que se encuentran confundidos y lloran por la pérdida de sus seres queridos, a veces sepultados de un modo que hiere el alma. Sostiene a aquellos que están angustiados porque, para evitar el contagio, no pueden estar cerca de las personas enfermas. Infunde confianza a quienes viven en el temor de un futuro incierto y de las consecuencias en la economía y en el trabajo.
Madre de Dios y Madre nuestra, implora al Padre de misericordia que esta dura prueba termine y que volvamos a encontrar un horizonte de esperanza y de paz. Como en Caná, intercede ante tu Divino Hijo, pidiéndole que consuele a las familias de los enfermos y de las víctimas, y que abra sus corazones a la esperanza.
Protege a los médicos, a los enfermeros, al personal sanitario, a los voluntarios que en este periodo de emergencia combaten en primera línea y arriesgan sus vidas para salvar otras vidas. Acompaña su heroico esfuerzo y concédeles fuerza, bondad y salud.
Permanece junto a quienes asisten, noche y día, a los enfermos, y a los sacerdotes que, con solicitud pastoral y compromiso evangélico, tratan de ayudar y sostener a todos.
Virgen Santa, ilumina las mentes de los hombres y mujeres de ciencia, para que encuentren las soluciones adecuadas y se venza este virus.
Asiste a los líderes de las naciones, para que actúen con sabiduría, diligencia y generosidad, socorriendo a los que carecen de lo necesario para vivir, planificando soluciones sociales y económicas de largo alcance y con un espíritu de solidaridad.
Santa María, toca las conciencias para que las grandes sumas de dinero utilizadas en la incrementación y en el perfeccionamiento de armamentos sean destinadas a promover estudios adecuados para la prevención de futuras catástrofes similares.
Madre amantísima, acrecienta en el mundo el sentido de pertenencia a una única y gran familia, tomando conciencia del vínculo que nos une a todos, para que, con un espíritu fraterno y solidario, salgamos en ayuda de las numerosas formas de pobreza y situaciones de miseria. Anima la firmeza en la fe, la perseverancia en el servicio y la constancia en la oración.
Oh María, Consuelo de los afligidos, abraza a todos tus hijos atribulados, haz que Dios nos libere con su mano poderosa de esta terrible epidemia y que la vida pueda reanudar su curso normal con serenidad.
Nos encomendamos a Ti, que brillas en nuestro camino como signo de salvación y de esperanza. ¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María! Amén.
JUEVES IV DE PASCUA
EXTENDER LAZOS DE COMUNION
Lectura: Permanezcan unidos en mi amor. Esto es lo
que les mando que se amen los unos a los otros. (Jn 15, 9-17)
Hoy 14 de mayo se celebra una jornada mundial de oración a
la que se invita a todos los hombres de cualquier religión o tradición a unirse
espiritualmente en un día de oración, ayuno y obras de misericordia a fin de
superar juntos esta crisis mundial originada por la pandemia.
Ayer se echaba en falta en Fátima ver la procesión de las
luces. En medio de la pandemia no se permitía aún las procesiones. Pero en
medio de la noche y tormenta, el amor, la caridad, la misericordia no duerme.
De la oscuridad que vive la humanidad solo se sale a base de amor. No
permanezcamos dormidos, velemos. Permanecemos dormidos en la noche cuando no
nos amamos. Estar despiertos es romper la coraza que anquilosa el corazón y
cambiar el corazón de piedra por uno de carne.
El individualismo, el egoísmo nos encierra en nosotros
mismos y si estamos dormidos no somos capaces de ver más allá de nuestro
ombligo. Pasará la viva por ti sin que la vivas. La vida se vive cuando amamos.
Para amar necesitamos estar unidos a la fuente. Nosotros no podemos poseer o
retener el Amor. Es el Amor quien nos tiene y nos empuja a amar. Necesitamos
liberarnos de ideologías y prejuicios y dar alas al amor. El amor como el virus
no tiene fronteras ni sabe de razas, ni credos, ni condición social. No podemos
poner límites al amor. El amor es sinfónico. Somos llamados a amar a todos sin
excepción o exclusión para no privarnos de la sinfonía del amor.
El amor es lo más precioso y lo más devaluado. Nos hemos
olvidado de vivir de amar. En el mercado del mundo no se cotiza el amor porque
el amor ni se compra ni se vende no tiene precio. Recuerdo aquella canción de
Mocedades:
En la playa vacía
nada vendía el vendedor
y aún nadie compraba
no se apagaba nunca su voz…
Voy a poner un mercado
entre tantos mercaderes
para vender esperanza
y comprar amaneceres.
VIERNES IV DE
PASCUA: MEMORIA DE SAN ISIDRO LABRADOR
PALANTE, PALANTE, CAMINA, NO TE
DETENGAS JAMAS
Lectura: No os canséis de obrar el bien que a su tiempo nos
vendrá la cosecha (Ga 6,9)
Hoy celebramos la memoria de San
Isidro Labrador y me ayudaba rezar con el comentario de San Agustín en el
Oficio de Lecturas de hoy correspondiente a esta fiesta de San Isidro. Haciendo
honor al santo dice sembrad aunque de momento como el labrador no veáis lo que
habéis de recoger. ¿Acaso el labrador cuando siembra contempla ya la cosecha?
Se nos invita pues a sembrar pues cosecharemos lo que sembremos y se nos
exhorta a mirar a tantos trabajadores que tienen que ganarse el pan con el
sudor de la frente (no con el sudor del de enfrente). Fijaos en los que tienen
hambre, en los que están desnudos, en los necesitados de todo, en los que están
presos…
Llevamos casi dos meses de
confinamiento y el gobierno pide un mes más. Hay mucho desgaste psicológico y
mental y mucha incertidumbre en como recuperar el trabajo y la normalidad. Todo
esto para muchos representa algo insoportable. Todo este tiempo de
confinamiento y desescalada pide de nosotros mucha paciencia. Nos pide quizás más
de lo que estábamos acostumbrados. Aparece el cansancio, el nerviosismo, crece
la incertidumbre y es fácil, la tensión, la incomprensión, la intolerancia.
La
pandemia altera no sólo los ritmos de vida sino los estados de ánimos. La
pandemia no puede paralizarnos ni movilizar el odio sino el trabar juntos, en
remar juntos para salir adelante.
Se me venía en la oración una
canción que escuché viajando hacia la sierra de Córdoba cuando pasábamos
también momentos de zozobra colectiva. Es la invitación hoy de acordarnos de
tantos que se han quedado sin trabajo o tienen que re empezar de nuevo en
condiciones muy precarias y no te detenernos… basta de los que siembran el odio,
basta de los que empujan para atrás, hay tanta gente buena en el mundo que
bastaría un segundo para borrar todo el mal. Sí, hay esperanza porque hay mucha
gente de bien en el mundo que cada día se levanta para remar juntos y hacer el
bien. Os dejo con la canción de Alberto Plaza:
Palante, Palante, Camina:
Cuando resulta todo difícil
cuando la
esperanza se va
cuando se
vuelve noche tu vida
se nubla
todo y parece
que el sol
no quiere alumbrar
Dale una
vuelta, mira distinto
piensa que
todo puede cambiar
toda la
fuerza que te hace falta
la tienes
dentro del alma
y allí la
vas a encontrar
Palante,
palante camina
no te
detengas jamás
Palante,
palante con fuerza
todo se
puede lograr
levanta
bien la cabeza
y mira
alegre al futuro
porque algo
bueno vendrá
Palante,
palante camina
no te
detengas por ná
Palante,
palante con fuerza
que así se
hará realidad
el sueño
que andas buscando
esa promesa
de vida
amor y
felicidad
Basta de
los que siembran el odio
basta de
los que empujan patrás
hay tanta
gente buena en el mundo
que
bastaría un segundo
para borrar
todo el mal
Por eso la
esperanza no muere
por eso no
se acaba la fe
porque cuando
el amor es profundo
es
permanente y fecundo
y no hay
quien pueda con él.
SABADO V DE PASCUA
EL SEÑOR ES NUESTRO DIOS Y NOSOTROS SU PUEBLO
Lectura: Reconozcamos que el Señor es Dios, que él
fue el que nos hizo y somos suyos, que somos su pueblo y su rebaño. (Sal
99, 3)
En el comentario de San Cirilo en el Oficio de Lecturas de
hoy nos recuerda con palabras de San Pablo: El que es de Cristo es una criatura
nueva. Lo antiguo ha pasado, lo nuevo ha comenzado. Cristo ha derribado las
barreras del odio que nos separaban para que vivamos en él como un solo pueblo.
No hemos de dejarnos llevar por la frustración
o la amargura. La pandemia no puede paralizarnos ni movilizar el odio sino el
trabar juntos, en remar juntos para salir adelante. Somos invitados a
vivir en el amor.
El que no ama está muerto porque ha perdido la cualidad más
viva y vivificante, la disponibilidad de entregar incluso la propia vida. Sólo
merece el nombre de vida la que no se encierra en el círculo mezquino de
nuestros intereses particulares. Del amor el ser humano extrae la riqueza moral
y la alegría espiritual que necesita para sentirse vivo en el día a día. De la
propia entrega en libertad, del don generoso de sí surge un mundo nuevo más
humano y más fraterno.
Cuanto necesitamos reavivar esa conciencia de pueblo y de
pertenencia. Vivimos como islas alejados expoliados de nuestra propia patria.
En medio de los días tristes y desolados por los que tantos transitan en este
tiempo de pandemia oír la voz que nos dice no temas, eres mío, sois mi pueblo
el pueblo por mí rescatado el pueblo de mi propiedad. Serenar el tiempo la
dispersión creciente y galopante en que vivimos. Tiempo de volver a casa, a
nuestra casa interior y a nuestra casa común, la de todos.
Dios nos invita en este tiempo a renacer de nuevo sin
vivirnos en medio de rivalidades permanentemente enfrentados o a la defensiva. Dios
está vivo y está aquí no se ha alejado de este mundo sigue acurrucado en cada
rincón esperando le demos cobijo. Dios está en nosotros y en cada ahombre que
tenemos al lado. Dios quiere que le reconozcamos y que nos reconozcamos, que no
nos vivamos extraños, hacernos tocar el centro sagrado de nosotros mismos.
Para mi corazón basta tu pecho,
para mi libertad bastan tus alas.
Desde mi boca llegará hasta el cielo
Lo que estaba dormido sobre tu alma.
En ti la ilusión de cada día.
llegas como rocío a las caracolas,
socavas el horizonte con tu presencia.
Eternamente en fuga como la ola.
he dicho que cantabas en el viento
juegas con la luz del universo
sutil llegas en la flor y en el agua
y te detienes sereno en mi orilla.
Alguien canta y llega hasta mí tu canto
poder celebrar tu alborada cada mañana,
cantar tu Aleluya al compás de tu cielo
como un replicar de campanas al viento.
DOMINGO VI DE PASCUA
NO DEJEIS QUE NADA NI NADIE OS ROBE LA ESPERANZA
Lectura: Veneren en sus corazones a Cristo, el
Señor dispuestos siempre a dar razón de nuestra esperanza. (1 Pe 3, 15)
El tiempo de Pascua se inauguró con el canto del Aleluya
Pascual. No debe cesar nuestro canto en medio de la dificultad. El tiempo
presente lo vivimos en medio de pruebas y tribulaciones, pero caminamos con la
esperanza de que un día el Señor cumplirá su promesa. El tiempo presente de
pandemia que vivimos en medio de dificultades lo vivimos con la certeza que no
es en vano, no es tiempo perdido, es el presagio de un tiempo nuevo de un Reino
nuevo donde Jesús cumplirá su promesa. No bajemos los brazos, no dejemos que
nada ni nadie nos robe la esperanza. La vida no consiste en tener, en almacenar
seguridades, prestigios, privilegios, significa poner la vida en lo eterno e
imperecedero que nadie nos podrá robar.
Este tiempo que nos toca vivir no es fácil. Jesús nos ha
prometido el Espíritu, el defensor que vendrá en nuestro auxilio. Que bueno
escuchar estas palabras consoladoras de Jesús: No les dejaré solos y
desamparados, les dejo mi Espíritu que habita en ustedes y estará con ustedes
Nosotros no sabemos lo que está por venir. Se nos pide una fidelidad creativa
vivida en el amor. Mejor es padecer haciendo el bien que padecer haciendo el
mal. Por eso es cosa buena perseverar en ese deseo hasta que llegue lo
prometido.
Jesús nos quiere vivos. Porque Yo permanezco vivo, ustedes
también vivirán. Sí, El vive y su Espíritu todo lo que toca lo transforma y
hace nuevo. El que es de Cristo es una criatura nueva. Lo antiguo ha pasado, lo
nuevo ha comenzado. Sabemos que sembramos en esperanza pero caminamos con la
certeza de que su Reino ha comenzado. Tengamos nuestra esperanza puesta en el
que cumplirá su promesa y lo llevará a plenitud. Siempre la esperanza. El que
resiste vence, como reza el estribillo de una hermosa canción:
Por eso es que hoy tenemos esperanza,
por eso es que hoy luchamos con porfía,
por eso es que hoy miramos con confianza
el porvenir de esta tierra mía.
LUNES VI DE PASCUA
LEVANTAOS, VAMOS
Lectura: Les he hablado de estas cosas para que,
cuando llegue la hora de su cumplimiento, recuerden que ya se lo había predicho.
(Jn 16,4)
Hoy el Papa Francisco celebra 100 años del nacimiento de
Juan Pablo II y ha celebrado una misa junto a su tumba. Recordamos la
invitación que nos hizo para el comienzo del tercer milenio: caminemos juntos
por los caminos del nuevo milenio con la mirada fija en Cristo:
¡Levantaos!¡Vamos! el será quien nos acompañe en el camino hasta la meta que
solo el conoce.
El evangelio nos sitúa en las últimas palabras de Jesús en
su discurso de despedida antes de encaminarse a su Pasión y muerte. Jesús no
esconde la dificultad incluso la turbación de esos momentos pero en medio de la
prueba dirige a los discípulos palabras de ánimo. Cuando llegó su hora dijo a
los suyos: ¡Levantaos! ¡Vamos! No era El solo quien debía ir hacia el
cumplimiento de la voluntad del Padre sino también ellos.
Estas palabras resuenan hoy en boca del Señor y de su
vicario. En medio de este tiempo de dificultad y de prueba no debemos dejarnos
vencer por el miedo del abatimiento. Son las palabras del inicio del papado de
Juan Pablo II: No temais, las que dirige hoy a nosotros. Son las palabras que
llevan consigo una certeza. Cristo esta vivo en la Iglesia en nuestro mundo y
El ya ha vencido al mal y la muerte. Son palabras que nos llenan de consuelo de
paz y de alegría. El Señor no esconde la dificultad sabe de ellas pero nos
ofrece la ayuda necesaria para sobrellevarlas. Les prometo mi Espíritu que dará
testimonio de mi y ustedes también darán testimonio. Recojo un fragmento de una
poesía de San Juan Pablo II que compone en Gdansk en 1987 dedicada a San
Estanislao mártir de la Iglesia de Polonia y hablando de la Iglesia, como
símbolo elocuente de fidelidad, testimonio y martirio.
Quiero describir mi Iglesia como
el sacramento de una nueva existencia.
Es la patria, en ella comienza la casa del Padre
y de ella nace.
Mi Iglesia nace conmigo,
pero no muere conmigo,
porque yo tampoco muero con ella.
La iglesia es el fondo de mi vida, y es su cumbre;
es la raíz por la que me ahondo,
a la vez, en el pasado y en el futuro;
Es el sacramento de mi existencia
desplegada en Dios que es mi Padre.
Quiero describir mi Iglesia,
en la cual siglo tras siglo,
han ido juntas la palabra y la sangre,
unidas por el soplo del Espíritu.
Introducción
Iniciamos el mes de
Mayo, el mes de María, el mes de las flores y de la primavera. Aunque continuamos
en plena pandemia no podemos quedarnos paralizados ante las situaciones
adversas. La pandemia nos ha sorprendido y golpeado duro pero no nos ha
derribado. Juntos en oración resistiremos. Es tiempo de
Pascua, tiempo de renacer. Hemos de aprender a esperar convencidos que todo
pasará y lo mejor está por venir. Dios ha vencido a los enemigos del mundo y al
peor de todos el mal y la muerte. Estamos orientados y encaminados a la vida.
La Vida está en Cristo y nuestra vida está ya oculta con Cristo en Dios. Las crisis por las
que podamos pasar son oportunidades para seguir creciendo, para salir
fortalecidos. Las pérdidas son también oportunidad para valorar lo que tenemos
y que muchas veces por obvio lo olvidamos y descuidamos.
VIERNES
III DE PASCUA,
1º DE MAYO. SAN JOSE OBRERO
LA
SABIDURIA DE LOS POBRES
Lectura: ¿De
dónde le ha llegado tanta sabiduría…? ¿No es este el hijo del carpintero? ¿No
es María su Madre?
(Mt13, 54- 55)
Hoy empezamos el mes
de Mayo dedicado especialmente a María y la Iglesia celebra además la solemnidad
de San José patrono de los trabajadores. ¿Cómo será esta vuelta a la nueva normalidad?
Se tardará mucho en recuperar esta recesión. El tejido empresarial está calado
de muchas pequeñas empresas que no tienen margen para soportar toda esta
situación. Muchas micro empresas desaparecerán, muchos perderán sus puestos de
trabajo. Le pedimos al Dios de la creación que nos
confió colaborar y participar en su obra creadora por intercesión de San José cuide
de una manera especial a todos los trabajadores y le confiamos todo este tiempo
que nos viene de reconstrucción del orden nuevo.
Es Pascua,
es tiempo de volver a nacer, volver a Galilea, volver a Nazaret. Si no os
hacéis pequeños como los niños no entrareis en El Reino. El Reino es de los
pobres, de los pequeños, de los sencillos. Hoy quisiera recordar la alocución
de Pablo VI en la Iglesia de la Anunciación de Nazaret en su peregrinación de
1964:
Cuánto
quisiera ser admitido en la pobre y sencilla escuela casa de Nazaret, ser
admitido por Ella, la Señora, la Dueña de la casa, juntamente con su fuerte y
manso Esposo San José, en la intimidad de Cristo, de su humano y divino Hijo
Jesús. La escuela del evangelio. Nazaret es la escuela de iniciación para
comprender la vida de Jesús. Aquí se aprende a observar, a escuchar, a meditar,
a penetrar en el sentido, tan profundo y misterioso, de aquella simplísima,
humildísima, bellísima manifestación del Hijo de Dios.
Casi insensiblemente,
acaso, aquí también se aprende a imitar. Aquí se aprende el método con que
podremos comprender quién es Jesucristo. Aquí se comprende la necesidad de
observar el cuadro de su permanencia entre nosotros. ¡Oh, y cómo querríamos ser
otra vez niños y volver a esta humilde, sublime escuela de Nazaret! ¡Cómo
querríamos repetir, junto a María, nuestra introducción en la verdadera ciencia
de la vida y en la sabiduría superior de la divina verdad!. No nos iremos sin
recoger rápidamente, casi furtivamente, algunos fragmentos de la lección de
Nazaret.
Lección
de silencio. Renazca en
nosotros la valorización del silencio, de esta estupenda e indispensable
condición del espíritu; en nosotros, aturdidos por tantos ruidos, tantos
estrépitos, tantas voces de nuestra ruidosa e hipersensibilizada vida moderna.
Silencio de Nazaret, enséñanos el recogimiento, la interioridad, la aptitud de
prestar oídos a las buenas inspiraciones y palabras de los verdaderos maestros;
enséñanos la necesidad y el valor de la preparación, del estudio, de la
meditación, de la vida personal e interior, de la oración que Dios sólo ve
secretamente.
Lección
de vida doméstica. Enseñe
Nazaret lo que es la familia, su comunión de amor, su sencilla y austera
belleza, su carácter sagrado e inviolable; enseñe lo dulce e insustituible que
es su pedagogía; enseñe lo fundamental e insuperable de su sociología.
Lección
de trabajo. ¡Oh Nazaret,
oh casa del "Hijo del Carpintero", cómo querríamos comprender y
celebrar aquí la ley severa, y redentora de la fatiga humana; recomponer aquí
la conciencia de la dignidad del trabajo; recordar aquí cómo el trabajo no
puede ser fin en sí mismo y cómo, cuanto más libre y alto sea, tanto lo serán,
además del valor económico, los valores que tiene como fin; saludar aquí a los
trabajadores de todo el mundo y señalarles su gran colega, su hermano divino,
el Profeta de toda justicia para ellos, Jesucristo Nuestro Señor!
El
aire fresco de las Bienaventuranzas. He aquí que Nuestro pensamiento ha salido así de Nazaret y vaga
por estos montes de Galilea que han ofrecido la escuela de la naturaleza a la
voz del Maestro y Señor. Falta el tiempo y faltan las fuerzas suficientes para
reafirmar en este momento su divino e inconmensurable mensaje. Pero no podemos
privarnos, de mirar al cercano monte de las Bienaventuranzas, síntesis y
vértice de la predicación evangélica, y de procurar oír el eco que de aquel
discurso, como si hubiese quedado grabado en esta misteriosa atmósfera, llega
hasta nosotros. Ahora escuchamos su eco que repercute en nuestros espíritus de
hombres de nuestro tiempo. Aquí nos parece volver a oír hoy su voz. Entonces
era más fuerte, más dulce y más tremenda. Diríase que nos dice:
Bienaventurados
los pobres de espíritu,
si sabemos librarnos de la confianza en los bienes económicos y poner nuestros
deseos primeros en los bienes espirituales y religiosos, y si respetamos y
amamos a los pobres como hermanos e imágenes vivientes de Cristo.
Bienaventurados
los mansos, si educados
en la mansedumbre de los fuertes, sabemos renunciar al triste poder del odio y
de la venganza y conocemos la sabiduría de preferir al temor de las armas la
generosidad del perdón, la alianza de la libertad y del trabajo, la conquista
de la verdad y de la paz.
Bienaventurados
los misericordiosos, si
no hacemos del egoísmo el criterio directivo de la vida y del placer su
finalidad, sino que sabemos descubrir en la sobriedad una energía, en el dolor
una fuente de redención, en el sacrificio el vértice de la grandeza.
Bienaventurados
los pacíficos, si
preferimos ser antes oprimidos que opresores y si tenemos siempre hambre de una
justicia cada vez mayor.Bienaventurados nosotros si, por el Reino de Dios, en
el tiempo y más allá del tiempo, sabemos perdonar y luchar, obrar y servir,
sufrir y amar. No quedaremos engañados para siempre.
III SABADO DE PASCUA
SEÑOR, CREO EN TI, ESPERO EN TI; TE AMO
Lectura: Señor, ¿a quién iremos? Solo Tu tienes palabras de vida
eterna y nosotros creemos y sabemos que Tú eres el Santo de Dios. (Jn 6.69)
El cierre del discurso del Pan de Vida con una solemne
confesión de Pedro. Señor, ¿a quién iremos? Solo Tu tienes palabras de vida
eterna y nosotros creemos y sabemos que Tú eres el Santo de Dios. También
durante estos días de ayuno eucarístico donde muchos no han podido recibir
sacramentalmente la eucaristía se invitaba a todos a rezar una oración como
preparación de la comunión espiritual que acababa diciendo: Creo en Ti,
espero en Ti te amo. Dicho final nos recuerda cuando los tres pastorcitos
eran preparados por el ángel para recibir la comunión: te pido por los que
no creen, no esperan note aman.
El tiempo de pandemia ha puesto
en evidencia el orgullo y la prepotencia del hombre moderno. Nos hemos creído
con el derecho de decidir sobre nuestro destino. Comenzamos ingenuamente
diciendo que el cuerpo es mío con todo la ideología de género, legalizamos el
aborto y la eutanasia y concluimos convencidos que somos los dueños de la
tierra y podemos hacer con ella lo que queramos con todos los desastres
ecológicos que sin duda son causa también de las epidemias que vivimos.
Esta celebración de la Pascua es una invitación a nacer de
nuevo. Tiempo de volver a Galilea, al origen. Tiempo de abandonar nuestra
prepotencia y autosuficiencia y de reconocer que no somos los dueños de la vida
y de la creación. Tiempo de reconocer la soberanía de Dios y de responder con la
confianza y la fidelidad a su Alianza. Sí, Dios que nos creó nos redimió y nos
quiso para sí. Te reconozco como Señor, creo en Ti, Señor. Reconocerle como
Señor es reconocer su soberanía y someternos a su plan y destino amoroso. De El
procede todo y a El se encamina todo. Dios es el Señor de todo y de todos. El
tiene que ser conocido, reconocido y glorificado por todos. A El todo el honor,
la gloria y el poder.
Este reconocimiento debe de llevarnos a amarle y responder a
su plan de amor. Dios mismo en su Hijo resucitado nos envía a proclamar su infinita
bondad y la grandeza de su amor a colaborar en la obra de la creación,
redención y santificación. El Señor Resucitó y quiere extender su resurrección,
su savación a todos. El Señor quiere que renazcamos con El a una vida nueva, a
un orden nuevo. Toda la creación se destina a una nueva creación a una nueva
Jerusalén a un orden nuevo a un mundo nuevo donde reine el amor la paz y la
justicia. Señor espero y confío en Ti. Por eso nuestra esperanza es cierta
porque sabemos que quien empezó la obra la llevara a término en Cristo Jesús,
Señor y Dios nuestro.
IV DOMINGO DE PASCUA
(Domingo del Buen Pastor)
EN TI ENCONTRAMOS LA SALIDA
Lectura: Yo soy el Buen Pastor y ustedes mis ovejas a quien yo guío ( Jn 10, 1-10)
En medio de la tormenta que vivimos ocasionada por la
pandemia buscamos como comunidad global la salida. La pandemia nos pilló
desprevenidos, entramos de improviso y no sabemos cómo saldremos. La humanidad
entera se encuentra en una encrucijada donde muchos no parecen ver la salida.
Esta pandemia nos sitúa en un tiempo crítico para buscar juntos la salida.
Hoy el gobierno en su plan de desescalada abre las puertas
para que salgamos. ¿A dónde salir? ¿Cómo saldremos? Si la pandemia nos ha
puesto de frente con nuestra vulnerabilidad y prepotencia la pandemia también
nos invita a ver nuestra potencialidad. Saldremos adelante si nos unimos. La
solidaridad, la fraternidad es el fondo inscrito por Dios en nuestra naturaleza
que nos hace descubrir lo verdaderamente humano y divino que hay en el hombre.
Tenemos sed de unidad, de comunión, de eternidad.
Esta pandemia global nos despierta la conciencia de que
somos una aldea global una familia bajo la guía de un solo Pastor. Las palabras
de este Domingo resuenan con toda la fuerza: Yo soy el Buen Pastor, el que da
la vida por las ovejas.
Mis ovejas escuchan mi voz y me siguen. Ellas conocen mi voz
mi acento. ¿A dónde iremos? Solo tu tienes palabras de verdad y de vida eterna.
Tu nos muestras el camino y nos conduces a las fuentes donde encontrar
alimento, tu nos das a conocer el antídoto frente a toda pandemia, la caridad,
la solidaridad, la justicia.
Tenemos sed de unidad, no es tiempo de enfrentamientos
estériles. En este tramo de la historia que pasamos tenemos derecho a sentirnos
unidos acompañados. Dios es el Buen Pastor, el gran compañero que parte y
comparte su pan para que nosotros también compartamos, para que juntos
encontremos el camino, la salida.
¿De dónde vengo, ¿A dónde voy?
Cuál peregrino errante me preguntan ¿De dónde
vengo?...
voy por caminos polvorientos
tras las huellas de unos pies ensangrentados
caminando a veces sobre la roca dura.
Con los despojos de un alma hecha jirones
entre los espinos y las zarzas agudas
busco el camino que camino que me conduce a mi cuna
y yo mismo me pregunto ¿A dónde vas peregrino?
Cuando el más sombrío y triste de los páramos cruzo,
valle de eternas nieves y de eternas brumas,
en las noches desiertas de invierno
me sentí sólo, confundido, perdido,
tengo miedo de quedarme solo,
entre la niebla oscura, con mi dolor a solas,
¿Por piedad hay alguien en medio de la noche?
Cuando menos esperaba me sorprendió
la presencia de otro peregrino que se puso a mi lado
a compartir su pan y compartir su vino:
Tu mi buen compañero, mi buen camarada,
Tu mi Señor, mi Buen Pastor muéstrame el camino.
IV LUNES DE PASCUA
Fiesta de San Felipe y Santiago
YO SOY EL CAMINO LA VERDAD
Y LA VIDA
Lectura: Yo soy el camino, la verdad y la vida . (Jn 14, 6, 14)
Felipe y Santiago ambos
pescadores de Betsaida respondieron juntos al llamado del Señor. Abandonaron
las redes y siguieron al Maestro. Caminaron juntos hasta la muerte del Señor y
tras su resurrección se convitieron en testigos vivos de su evangelio. Ambos
murieron mártires. Según las crónicas Felipe murió crucificado y apedreado en
Hierápolis y a Santiago lo despeñaron de laparte más alta del templo de
Jerusalén.
Cuando el camino parecía más
duro y ensombrecido por los anuncios de la Pasión y muerte, Jesús les alienta
con plabras de consuelo. No teman, no se turben vuestros corazones. Jesús les
anucia que va apreparales un lugar y como de costumbre no entienden lo que
significaba. Ante su desconcierto tras responder que no sabían a dónde iba ni
sabían el camino de ir a dónde el iba, Jesús les responde: “Yo soy el camino la
verdad y la vida”. Los que convivieron con El durante un corto periodo de
tiempo deben de dar el paso de descubrirlo de otra manera. Tras su muerte
aprender a vivir con Jesús resucitado presente en la historia y guiando la
historia hacia un final feliz.
También la pandemia nos ha
situado en una ecrucijada dónde nos preguntamos a dónde iremos a parar. Que
alería oir de nuevo al maestro decirnos, no temais, no se turben vuestros
corazones. El destino de nuestra vida no es incierto. Caminamos hacia El y
todavía más consolador, caminamos con Él.”Yo estaré con vosotros siempre”. El
nos guiará al puerto seguro.
Hoy recuerdo aquel poema de
Antonio Machado que luego cantara Serrat y Alberto Cortez. En la España de la
gran crisis del 98, la España de la decadencia donde el sueño de un mundo
prometedor se había hecho añicos compone este poema. Si lo leemos desde una
clave de lo que vive hoy la humanidad lejos de car en la melancolía esconde un
ansia del que el Invisible se nos haga visible para que no cese el canto, para
que ese sueño roto se vuelva realidad. La familia humana siente frío y ansia de
calor de hogar.
Yo voy soñando caminos
de la tarde,
¿A dónde el camino irá?
Yo voy cantando viajero
A lo largo del sendero
La tarde cayendo está.
En el corazón tenía
La espina de una
pasión,
Logré arrancármela un
día,
Ya no siento el
corazón.
La tarde más se
oscurece
Y el camino se serpea
Y debilmente blanquea
Se enturbia y
desaparece.
Mi cantar vuelve a
plañir
Aguda espina clavada,
Quién te volviera a
sentir
En el corazón clavada.
(Antonio Machado)
MARTES IV DE PASCUA
DESESCALADA
INTERIOR
Lectura: Mis
ovejas me escuchan y reconocen mi voz, yo las conozco, y ellas me siguen
(Jn 10, 27)
Estamos en la
fase inicial de desescalada. La invitación en este tiempo es iniciar también
una desescalada interior. Una de las claves para iniciar esta desescalada
interior es la escucha a profundidad de todo lo que esta pasando. Ahondar,
interiorizar hasta poder escuchar en medio de todo la Voz de Dios, de nuestro
Buen Pastor. La humanidad atraviesa por una honda crisis que pide fuertes
reajustes.
¿Cuáles son las
voces que escuchamos? Estamos ante un bombardeo incesante de información que
nos cansa y abruma. Hay demasiada tensión discrepancia voces de un lado y de
otro. Cómo abrir caminos de escucha, diálogo, entendimiento para ser capaces de
escucharnos los unos a los otros y de escuchar a Dios. La cuarentena ha
supuesto un parón pero ahora iniciando la desescalada parecería como que pronto
quisiéramos huir y escapar de la situación sin planteamientos serios que nos
llevan a recapacitar y cambiar de vida. Hemos de crecer en interioridad, dejar
que se serenen los ruidos exteriores y que el espacio interior se amplie para escuchar
a Dios y a los hermanos y salir de este tiempo de crisis renovados y fortalecidos.
Las más profundas crisis y tensiones han hecho a la sociedad y la humanidad
renacer con nueva creatividad. Pero se necesita dar con las fuentes interiores
que son los brotes de renovación.
Ayer hablaba de
Machado y hoy de Unamuno. Pasando por un momento de gran crisis decía. Vivimos
en un tiempo de grandes antinomias y desajustes. Unos tozudos llaman constancia
a la petrificación, los otros plañen la penuria. Nos gobierna ya la
voluntariedad del arranque ya el abandono fatalista. Vivimos en un marasmo
espiritual que se dilata por toda nuestra sociedad actual. Atonía y uniformidad
mate de una losa de plomo de ingente ramplonería, un espectáculo deprimente del
estado mental y moral de nuestra sociedad. Una pobre conciencia colectiva
homogénea y rasa, una atmósfera de trivialidad, bochorno y ramplonería. En
nuestra sociedad no hay corrientes vivas de vida espiritual, intelectual,
moral. Vivimos como en un pantano de agua estancada bajo una atmósfera
soporífera. Un páramo espiritual de una aridez que espanta. Uno de sus poemas
titulado “dolor común” refleja el grito de esta sociedad enferma:
Cállate, corazón, son tus pesares
de los que no deben decirse, deja
se pudran en tu seno; si te aqueja
un dolor de ti solo no acíbares
a los demás la paz de sus hogares
con importuno grito. Esa tu queja,
siendo egoísta como es, refleja
tu vanidad no más. Nunca separes
tu dolor del común dolor humano,
busca el íntimo aquel en que radica
la hermandad que te liga con tu hermano,
el que agranda la mente y no la achica;
solitario y carnal es siempre vano;
sólo el dolor común nos santifica.
de los que no deben decirse, deja
se pudran en tu seno; si te aqueja
un dolor de ti solo no acíbares
a los demás la paz de sus hogares
con importuno grito. Esa tu queja,
siendo egoísta como es, refleja
tu vanidad no más. Nunca separes
tu dolor del común dolor humano,
busca el íntimo aquel en que radica
la hermandad que te liga con tu hermano,
el que agranda la mente y no la achica;
solitario y carnal es siempre vano;
sólo el dolor común nos santifica.
(Miguel de
Unamuno)
MIERCOLES
IV DE PASCUA
TIEMPO DE SALIR DE LAS TINIEBLAS Y CAMINAR EN LA
LUZ
Lectura: Yo,
la Luz, he venido al mundo para que todo el que cree en mí no siga en tinieblas
(Jn 12,46)
El Papa
Francisco en su oración del 27 de marzo orando por el fin de la pandemia decía
que necesitamos detenernos ante las llamadas de Dios, “hemos desatendido sus
llamadas”. Demasiadas guerras injusticias violaciones de los derechos humanos.
La tierra nos está gritando y la voz de los que más han sufrido y más van a
sufrir la transición y recuperación de este tiempo también. La humanidad grita
porque está enferma no solo de coronavirus.
Codiciosos de
ganancias nos hemos dejado absorber por lo material y trastornar por la prisa,
lo inmediato, las ganancias de unos pocos y el empobrecimiento de muchos. Aunque
se hayan despertado llamadas de solidaridad parecen no ser suficientes ante el
duro descalabre que vivimos. Hay demasiada confusión, demasiada oscuridad.
Pareciera como si faltaran profetas relevantes que alzaran la voz de los más
pobres y de los que más sufren.
La luz alumbra
en la oscuridad. El Señor que es la luz nos invita a vivir en la verdad. Los
cambios empiezan por cambio de actitudes. Es preciso identificar las mociones y
los sentimientos enfrentados que vivimos para saber interpretarlos y convertirlos
en creatividad y potencialidad. Son muchas las tensiones y antinomias que
sufrimos. Las polaridades nos enfrentan pero también nos hacen crecer. Frente
al caos, el desorden y la dispersión la reflexión y la interiorización. Frente
la corrupción e intoxicación, la cautela y purificación. Frente la inmediatez y
la aceleración, la prudencia y estabilidad. Frente al inmovilismo la búsqueda.
Frente al derroche la austeridad. Frente lo individual lo global y universal.
Frente al miedo la serenidad. Frente a la mentira la verdad. Las verdades a
medias no pasarán a lo largo de los años, solo lo que es santo, justo y
verdadero perdura para siempre.
Cuánto
necesitamos escuchar la voz del Pastor que puede guiarnos como pueblo unido a
puerto seguro. No es tiempo ni de lamentos ni de rivalidades es tiempo de remar
todos juntos. Solo escuchando al que nos creó y redimió y obedeciendo sus
reclamos podremos restablecer el rumbo de nuestra vida, nuestra historia, nuestra
humanidad.
Acompaño la
oración de hoy con un breve soneto de Casaldáliga titulado “Nuestra hora”
Es tarde
pero es nuestra hora.
pero es nuestra hora.
Es tarde
pero es todo el tiempo
que tenemos a mano
para hacer futuro.
pero es todo el tiempo
que tenemos a mano
para hacer futuro.
Es tarde
pero somos nosotros
esta hora tardía.
pero somos nosotros
esta hora tardía.
Es tarde
pero es madrugada
si insistimos un poco.
pero es madrugada
si insistimos un poco.
JUEVES IV DE PASCUA
EL
PROGRAMA PARA ESTE TIEMPO NUEVO
Lectura: “Os He dado ejemplo: debéis portaros como
yo he hecho con vosotros. Os aseguro que el siervo no puede ser mayor que su
amo; ni el enviado, superior a quien lo envió. Dichosos seréis si lo poneis en
práctica”. (Jn 13, 15-16)
El Papa Francisco en su oración pidiendo
por toda la humanidad en este tiempo de pandemia decía. “La crisis que estamos
viviendo por esta pandemia desenmascara nuestra vulnerabilidad y deja al
descubierto esas falsas y superfluas seguridades con las que habíamos
construido nuestras agendas, nuestros proyectos, rutinas y prioridades. Nos
muestra cómo habíamos dejado dormido y abandonado lo que alimenta, sostiene y
da fuerza a nuestra vida y a nuestra comunidad. La pandemia ha puesto al
descubierto todos los intentos de encajonar y olvidar lo que nutrió el alma de
nuestros pueblos; todas esas tentativas de anestesiar con aparentes rutinas
“salvadoras”, incapaces de apelar a nuestras raíces y evocar la memoria de
nuestros ancianos, privándonos así de la inmunidad necesaria para hacerle
frente a la adversidad. Con esta pandemia, se cayó el maquillaje de esos
estereotipos con los que disfrazábamos nuestros egos siempre pretenciosos de
querer aparentar; y dejó al descubierto, una vez más, esa pertenencia
común de la que no podemos ni queremos evadirnos; esa pertenencia de
hermanos.
Nos hemos creído fuertes y capaces de
todo pensando en mantenernos siempre sanos en un mundo enfermo. Es tiempo de
abandonar nuestro afán de suficiencia, omnipotencia, para adoptar una forma
nueva de vivir desde la servicialidad, la solidaridad, la comunión construyendo
la fraternidad universal con todos los hombres. Esto es lo que necesita nuestra
familia humana más que nunca. Dejar a un lado el materialismo y consumismo
desaforado y construir un mundo más solidario y fraterno, más pobre de cosas
pero más rico en humanidad. El poderío de creernos los señores y dueños
absolutos del mundo ha dejado al margen tantas vidas que han quedado
desplazadas, marginadas, maltratadas, expoliadas de su dignidad bajo la
sociedad del consumo y del descarte.
Jesús es el primero en darnos ejemplo. El Señor
despojado de todo manto de poder y lavando los pies. Jesús nos ha dejado la
hoja de ruta el programa de un orden nuevo, un mandamiento nuevo no escrito en
tablas sino en su propia vida. Jesús mismo se pone como fundamento y garante de
esa comunión sellando su Alianza con su sangre. Haced como yo he hecho. Ante el
orgullo, la prepotencia, los egoísmos, las envidias que nos separan de Dios y
los hermanos. Ante un hombre arrogante que excluye a Dios del mundo y de la
historia creyéndose el Señor y el dueño absoluto de la vida con el derecho de
usar y abusar a su antojo de la creación Jesús toma la condición del Servidor. Hoy
recojo una interpretación de fragmento de un poema de Neruda:
Vengo desde tus brazos. No sé
hacia dónde voy.
Amo el amor que se parte y se
reparte
en besos, y pan de hogar.
Amor que puede ser eterno
y que renuncia a ser fugaz.
Amor que quiere liberarse
para volver a amar.
Amor divinizado que se acerca
Amor divinizado que nunca se va.
en besos, y pan de hogar.
Amor que puede ser eterno
y que renuncia a ser fugaz.
Amor que quiere liberarse
para volver a amar.
Amor divinizado que se acerca
Amor divinizado que nunca se va.
VIERNES IV DE
PASCUA
TIEMPO DE DISCERNIMIENTO:
SI ESCUCHAIS LA VOZ DE DIOS
NO ENDUREZCAIS EL CORAZON
Lectura: “No estéis inquietos y angustiados.
Confiad en Dios y confiad también en mí… Vosotros sabéis ahora el camino. Yo
soy el camino la verdad y la vida” (Jn 14, 1-6)
Durante toda esta semana leyendo el evangelio de Juan
Jesús se nos presenta con distintas denominaciones: Yo soy el Buen Pastor, Yo
soy la puerta, Yo soy el Camino, Yo soy la verdad, Yo soy la Resurrección y la
Vida. Durante todo este tiempo nos preguntamos cómo salir de esta crisis, cuál
la puerta de salida, cuál la hoja de ruta. Si se cierran los caminos y las
puertas nos quedamos en la estacada. Si tomamos caminos equivocados nos
perdemos. Por eso este es un tiempo de discernimiento. Tomás la pregunta ¿Cómo
vamos a saber el camino?
Tiempo de discernimiento de prestar atención a las
voces que llegan a nuestro corazón y pedir la gracia de reconocer y seguir la
voz del Buen Pastor. ¿Cómo podemos distinguir la inspiración de Dios de la
sugestión del maligno? En el Angelus del pasado Domingo el Papa daba algunas claves
para saber diferenciar la voz bondadosa de Dios, el Buen Pastor de la voz de
los falsos dioses y pastores. Estas dos voces hablan idiomas diferentes y
tienen formas opuestas de tocar a nuestros corazones.
La voz del Buen Pastor nos hace salir de los recintos
del egoísmo y nos conduce a los campos de la verdadera libertad. El enemigo
siempre preferirá la oscuridad, la falsedad, los chismes y las habladurías,
pero el Señor ama la verdad y la transparencia sincera. El enemigo prefiere la
oscuridad y la falsedad y nos induce al mal. La voz de Dios amablemente habla a
la conciencia”, para que vivamos en verdad. El enemigo nos halaga y nos hace
creer que somos poderosos para luego dejarnos vacíos y a oscuras. El tentador
nos seduce con ilusiones transitorias y fugaces y se impone por la fuerza. La
voz de Dios no se impone, vence con la fuerza de la verdad. La voz de Dios
siempre nos anima, nos consuela: siempre alimenta la esperanza. Ojalá hoy
podamos escuchar la voz de Dios, las llamadas de Dios y seguir sus caminos.
Esa vida que no es mía y me rodea,
el misterio de la muerte, lo que llamamos la muerte
y el misterio de la vida siempre abierta,
lo que llamamos la vida
en el árbol, en las nubes y en el agua,
y en el viento y en el mundo que es quien es sin ser humano,
y en la inmensa transparencia que no se dice, se muestra
en eso que busqué tanto y ahora encuentro regresando:
La infancia, quizá, la infancia, nuestro final seguro,
nuestro cuento, nuestro canto, nuestra mágica conciencia:
El total de lo sin fin y de la vida abierta, eterna.
el misterio de la muerte, lo que llamamos la muerte
y el misterio de la vida siempre abierta,
lo que llamamos la vida
en el árbol, en las nubes y en el agua,
y en el viento y en el mundo que es quien es sin ser humano,
y en la inmensa transparencia que no se dice, se muestra
en eso que busqué tanto y ahora encuentro regresando:
La infancia, quizá, la infancia, nuestro final seguro,
nuestro cuento, nuestro canto, nuestra mágica conciencia:
El total de lo sin fin y de la vida abierta, eterna.
(Gabriel
Celaya)
SABADO IV DE PASCUA
TIEMPO
DE CAMBIO, DE ELECCION, DE SABER ORIENTAR LA VIDA
Lectura: Debeis
creerme…Lo que os he enseñado no ha sido por mi propia cuenta. El Padre que
vive en mí es el que está realizando su obra salvadora… Confiad en mi. (Jn
14, 7-14)
Continua
la lectura del Evangelio de Juan. Jesús en el tiempo de la prueba exhorta a sus
discípulos a la confianza. No podemos caer en la amargura y tristezas del
pasado ni en los miedos frente al futuro. Es tiempo de afrontar el presente con
confianza creyendo en Jesús y adhiriéndonos a su programa de vida. Es tiempo de
restablecer el rumbo de nuestra vida con infinita confianza en el Buen Pastor
que nos guía. Es nuestro tiempo, aún estamos a tiempo.
Vivimos
en un deterioro moral que ha trastocado la jerarquía de valores y bienes.
Fácilmente cambiamos lo superfluo por lo verdadero. Frente al olvido de Dios y
la falsa seguridad en uno mismo, hemos saber recuperar los principios
fundamentales y eternos, el bien, la verdad, el amor. Frente a la cultura del
individualismo, del relativismo, de la autonomía radical de la libertad y
violación de los derechos inalienables del hombre, hemos de promover, la
cultura del respeto, la honestidad, la justicia, la paz. Hemos de recuperar el
sentido trascendente de la vida encaminada a un destino universal y eterno.
Como
decía también el Papa este tiempo Jesús nos orienta precisamente sobre el modo
de afrontar la vida. La voz de Dios es una voz que nos abre horizontes nuevos
mientras que la voz del mal nos lleva a un callejón sin salida: La voz del
enemigo desvía del presente y quiere que nos concentremos en los temores del
futuro o en las tristezas del pasado. La voz del mal hace aflorar la amargura,
los recuerdos de los males sufridos, de los que nos hicieron mal. En cambio, la
voz de Dios habla al presente: Ahora puedes hacer el bien, ahora puedes ejercer
la creatividad del amor, ahora puedes renunciar a los arrepentimientos y
remordimientos que tienen prisionero tu corazón.
Las dos voces suscitan en nosotros preguntas diversas.
Aquella
que viene de Dios será: ¿Qué cosa me hace bien? En cambio, el tentador insistirá
sobre otra pregunta: ¿Qué cosa me gustaría hacer? La voz malvada siempre gira
en torno al yo, a sus impulsos, a sus necesidades, al “todo y enseguida”
mientras que la voz de Dios, nos invita a “ir más allá” de nuestro yo para
encontrar el verdadero bien, la paz. No hay verdadera libertad sin regirse por
la verdad y orientarse hacia el verdadero bien. No lo olvidemos el mal no dona
jamás paz, causa ímpetu primero y deja amargura después. La maldad nos engaña y
nos mueve a la desconfianza en cambio la bondad nos invita a ser claros y
confiar en Dios y en los demás.
Es nuestra hora, nuestro tiempo, el tiempo de responder al Amor:
Un reloj de arena con el tiempo parado,
no pienso darle la vuelta,
lo tengo con la hora puesta que te trajo a mi lado,
con la hora abierta que entre en tu costado.
no pienso darle la vuelta,
lo tengo con la hora puesta que te trajo a mi lado,
con la hora abierta que entre en tu costado.
El con la hora muerta, yo resucitado ...
Arena apelmazada, cristal sin brillo,
no pienso darle la vuelta, lo tengo escondido,
no pienso darle la vuelta para seguir contigo.
Arena apelmazada, cristal sin brillo,
no pienso darle la vuelta, lo tengo escondido,
no pienso darle la vuelta para seguir contigo.
V DOMINGO DE PASCUA
UNA IGLESIA EN CAMINO:
SOMOS UNA GRAN FAMILIA Y JUNTOS
NOS LA BANCAMOS
Lectura: Yo soy el camino la verdad y la vida.
Nadie va al Padre si no es por mi (Jn 14, 1-12)
Si el domingo pasado del Buen Pastor Jesús nos ofrecía la
imagen de la puerta, hoy resalta la imagen del camino: Nadie va al Padre sino
por mi (Jn 14,4). Escuchábamos también en el salmo: El Señor cuida de aquellos
que en su bondad confían; los salva de la muerte y en épocas de hambre les da
vida (Sal 32, 19). Y en la segunda lectura: Nosotros somos el pueblo de su
propiedad llamado a proclamar las obras maravillosas de Aquel que nos llamó de
las tinieblas a la luz (1 Pe 2,9).
Hemos celebrado la Fiesta de Ntra Sra de Luján y mi oración
se eleva hoy hasta Argentina y se une a todo ese pueblo con el que junto
peregrinamos tantas veces hasta el Santuario de Luján. Cuánto recuerdo el
momento en que Eduardo Farrel y Sergio Gómez Tey me invitaron a tomar parte en
el grupo llamado “Pueblo de Dios”. Si, somos una iglesia peregrina en camino,
somos el pueblo santo y elegido de Dios llamado a proclamar sus obras
maravillosas. En mis doce años en Argentina sintiéndome parte de ese pueblo de
Dios aprendí una lección maravillosa: somos una gran familia llamados a caminar
juntos y juntos nos la bancamos.
Cuando yo llegué en “pleno cacerolazo” la situación no era
nada fácil. Ahora con esta pandemia me imagino que otro tanto. Pero justo los
tiempos difíciles son la oportunidad para unirnos más. Me llegaban noticias de
como incluso en las villas miseria este sentimiento de familia emergía con toda
su fuerza. ¿Cómo el pueblo santo en los tiempos difíciles proclama la bondad y
magnanimidad de nuestro Dios?: Cambiando la tragedia en tiempo de gracia donde
se pone de manifiesto la solidaridad natural de la gente, sobre todo de los más
pobres. El tiempo donde surgen las ollas populares, los comedores de
emergencia, donde las capillas se convierten en casa de resguardo para los sin
pan y sin techo, donde el más pobre comparte con su vecino aquello que tiene.
Alfredo me compartía de como en la casa de Moreno convive con personas que
tratan de velar por la seguridad del barrio. Cuando el mal es grande emerge
también lo mejor de lo que somos. Somos una familia, el pueblo santo de los
pobres de Dios.
Ahora como entonces, la Iglesia se levanta y pone en camino.
Recuerdo aquella exhortación: Argentina levántate y camina. Y con Argentina,
Perú, Colombia, Brasil, toda América, Africa, Europa y Asia. Y me preguntareis
¿Quíen es el que nos levanta, el que nos abre el camino a la Casa del Padre?.
No es otro que el Señor Resucitado, el que nos ha dejado a su Madre para que no
caminemos solos. Termino con un poema del P. Canoli del Santuario de San Ramón
Nonato:
Mirar a María es volver a creer
en lo revolucionario de la ternura y del cariño.
En ella vemos que la humildad y la ternura
No son virtudes de los débiles, sino de los fuertes,
Que no necesitan maltratar a otros para sentirse
importantes.
Te dicen Covadonga, Lourdes, Luján, Sumampa´
Tu geografía es agua, bosque, montaña o Pampa.
Posdata: Nuestro Papa Francisco revela también que
quiere caminar peregrino hasta Luján:
No estaré solo sino junto al Pueblo santo fiel de Dios
que camina junto al Santuario de la Madre de Dios.
La miraré una vez más y me dejaré mirar por Ella.
Le cambiaremos el manto y le diremos nuestras penas y
llantos.
Le pediré que nos cuide y me volveré a casa
con la seguridad de una gracia regalada.
LUNES V DE PASCUA
UN MANDAMIENTO NUEVO, GERMEN DE UN MUNDO NUEVO
Lectura: El que acepta mis mandamientos y los
cumple ese es el que me ama… (Jn 14, 21-26)
En los últimos momentos de la vida de Jesús, en su discurso
de despedida, se le ve resumiendo todo su mensaje y enseñanzas. “Si me amáis
debéis guardar mi mandamiento nuevo amaros unos a otros como yo os he amado”.
No se trata de una imitación por fuera. No podemos amar como Jesús sin Jesús. En
adelante el Espíritu os dará inteligencia para comprender y fuerza para amar.
Yo mismo amaré en ustedes.
Como hemos ido viendo en la narración de los Hechos de los
primeros cristianos, muchos paganos conversos cuando acogían el mensaje
cristiano asumían con total disposición las exigencias propias del “nuevo
camino”. El apóstol Juan insiste: “quien dice creer en él debe vivir, amar como
él”. Quizás uno de os dramas de nuestro mundo cristiano es la disociación entre
la fe y la vida. El Evangelio es vida nueva. Quien acoge el mensaje de Jesús
está llamado a conformar la vida con Jesús. La primera comunidad cristiana eran
testigos de este modo nuevo de vivir compartiendo todo en común.
Esta pandemia contradictoriamente es oportunidad de
acercarnos más a Dios y los hermanos. Nos habíamos alejado de Dios y los
hermanos. Los efectos de la pandemia nos ponen a nivel mundial en una situación
de emergencia y crisis n solo sanitaria, sino económica, cultural, social y
mundial. Es la ocasión de promover la forma nueva de amar y de vivir de Jesús.
La nueva cultura de la solidaridad, comunión y el perdón. No hay tiempo para
las discordias que nos dividen es el tiempo de entablar nuevos lazos, nuevas
alianzas, nuevos pactos en una nueva economía más solidaria con los más pobres
y necesitados.
Hoy traigo un fragmento de una canción de José Larralde
titulada “Herencia pa´un hijo gaucho” síntesis de buen vivir que a forma
de testamente le deja un padre a su hijo:
Abra grande la brazada cuando es pa' dar bienestar,
no esperen a que pidan mas cuando es amor lo que imploran,
respire con las auroras y cante con la amistad.
no esperen a que pidan mas cuando es amor lo que imploran,
respire con las auroras y cante con la amistad.
Déle abrigo al que precisa que su padre precisó,
no olvide que si nació y una mujer fue su madre,
sabe bien que por su sangre usted recibió calor.
no olvide que si nació y una mujer fue su madre,
sabe bien que por su sangre usted recibió calor.
Siempre es poco lo que dé si de cariño se trata,
si de su pecho desata el ñudo de la bondad,
amará la libertad y ya habrá honrao a su tata.
si de su pecho desata el ñudo de la bondad,
amará la libertad y ya habrá honrao a su tata.
El rispeto debe ser, desde el mas chico al más grande
rispete cuando usted mande y rispete cuando es mandao.
Rispetar y ser cayao son las armas del que sabe.
rispete cuando usted mande y rispete cuando es mandao.
Rispetar y ser cayao son las armas del que sabe.
Sepa morderse la lengua cuando no tenga razón,
el hombre que es moscardón nunca gana una partida,
la palabra bien medida tiene el doble de valor.
el hombre que es moscardón nunca gana una partida,
la palabra bien medida tiene el doble de valor.
Pero tampoco se agrande porque sepa un poco más,
al pingo que dende atrás arranca sin banderola
no hay lazo, ni pial, ni bola, que lo alcance a sujetar.
al pingo que dende atrás arranca sin banderola
no hay lazo, ni pial, ni bola, que lo alcance a sujetar.
Si quiere ser hombre libre cante por la libertad,
la lucha por la verdad se ha hecho para los varones,
ladearse de los maulones alcanza para empezar.
la lucha por la verdad se ha hecho para los varones,
ladearse de los maulones alcanza para empezar.
Pero cuidado con que el odio empiece a roer la mente
hay muchos hombres decentes que se mantienen enteros
el odio es mal consejero, enfermedad de inconscientes
hay muchos hombres decentes que se mantienen enteros
el odio es mal consejero, enfermedad de inconscientes
Perdone...perdone el palabrerío es mi forma de expresión
pero teniendo razón yo las mando derechito,
y aunque no canto bonito, canto con inspiración.
pero teniendo razón yo las mando derechito,
y aunque no canto bonito, canto con inspiración.
MARTES V DE PASCUA
LA FUERZA DE LA PALABRA DE VIDA
Lectura: Yo amo al Padre y cumplo exactamente lo
que el Padre me ha mandado (Jn 14, 27-31)
A lo largo del evangelio de Juan se nos deja ver la íntima
relación entre el Padre y el Hijo. El Hijo no hace nada por su cuenta sino lo
que ve hacer al Padre. Yo no hablo por mi cuenta sino lo que me dice el Padre.
El Padre que me envió me encargó lo que debo decir y cómo decirlo. El que
escucha mi Palabra y cree en el que me ha enviado vive de vida eterna. Los
muertos oirán la voz de Dios y los que la escuchen tendrán vida.
Cada ser vivo está vivo porque contiene la Palabra secreta
de la Vida. Jesús nos ha prometido creed en mí, creed en mis palabras como
fuente de vida. Siempre podrás encontrarme en mi Palabra porque es manantial
inagotable y eterno y fuente de vida. Ojalá nos vayamos familiarizando más y
más con Aquel que la pronuncia. Si la acogemos y le damos entrada no volverá
vacía.
Jesús declara dichosos a aquellos que la escuchan la
practican y la enseñan: quien escuche mis palabras, las practique y las enseñe
será grande en el Reino de los cielos. La Palabra pide silencio, un espacio
virginal que le de escucha, un espacio interior para anidarse. La palabra pide
oídos atentos para interiorizar sus pensamientos, un corazón creyente que capte
sus ondas y ensueños, unos labios enamorados para proclamarla a los cuatro
vientos.
El domingo se celebraba el año jubilar de San Juan de Ávila,
sacerdote canonizado hace 50 años por Pablo VI y que fue proclamado doctor de
la Iglesia. Sus restos descansan en una urna junto al sagrario en Montilla,
Córdoba y su alma continúa cantando cantos de amor. En la urna esta grabada la
inscripción: “Maestro de santos”. Danos Señor Pastores según tu corazón. Pidamos
por su intercesión por los seminarios y lugares de formación para que
aprendamos a ser oyentes y ruiseñores de la Palabra. Propongo una poesía: “Cantos Nuevos” de
Federico García Lorca.
La fuente cristalina pide labios
y suspiros al viento.
Yo tengo sed de aromas y de risas
sin lunas y sin lirios,
y sin amores muertos.
Un cantar de mañana que se estremezca
a los remansos quietos
MIERCOLES 13 DE MAYO:
NTRA SRA DE FATIMA
PONERNOS BAJO SU AMPARO. BAJO TU PROTECCIÓN NOS ACOGEMOS
Lectura: Apareció en el cielo una señal grandiosa, una Mujer vestida de sol con la luna bajo sus pies y en su cabeza una corona de doce estrellas. (Ap 12, 1)
El 13 de Mayo tres pastorcitos, Lucía, Francisco y Jacinta, cuando pastoreaban en Cova de Iría, en la diócesis de Leiría, Portugal tuvieron la primera de seis apariciones que acontecerían del 13 de Mayo al 13 de octubre de 1917. Así nos lo narra Lucía: “Cuando pastoreábamos nos vimos sorprendidos y deslumbrados por una explosión de luz. Pensamos que fue un relámpago que anunciaba una tormenta pero una explosión luminosa nos detuvo. Sobre una encina en el centro de una gran aureola que también nos envolvió vimos a una Señora muy bella, más brillante que el sol”. Más tarde en la última aparición la bella Señora les dirá su nombre: “Soy la Señora del Rosario”. La Señora pidió encarecidamente a los pastorcitos que rezaran el rosario.
Me sorprende en este relato de la primera aparición, la fuerza de la luz: Quedaron deslumbrados por una explosión de luz… Una explosión luminosa les detuvo… Una gran aureola los envolvió y vieron a una Señora muy bella, más brillante que el sol.
También nosotros en medio de esta tormenta de la pandemia estamos llamados a ponernos bajo el amparo, el resplandor de luz de Nuestra Señora, a quedar envueltos en su resplandor y fascinados por su belleza. María como nos presenta también la figura de la Mujer en el último libro de la Apocalipsis aparece como la Mujer radiante, la Nueva Eva, la Nueva Jerusalén, rodeada de la gloria de Dios.
Hoy estamos invitados rezando el rosario a ponernos bajo su mirada, dejarnos mirar por ella.
Contemplar el rostro de María y de Jesús a través de María. Tan sólo se necesita la sencillez de los tres pastorcitos. Que podamos redescubrir la belleza de ponernos bajo su mirada, bajo su regazo, bajo su manto, bajo su amparo y protección. Como lo hiciera también el indiecito Juan Diego recordar sus palabras: ¿Qué te aflige, no temas, acaso no estoy yo aquí que soy tu Madre? ¿No se turbe tu corazón, no temas ni la pandemia ni la enfermedad, no estas bajo mi sombra, no soy yo tu salud? ¿No estás por ventura en mi regazo? Qué más menester, que no te apene ni te inquiete cosa alguna…
Recojo una oración que el Papa Francisco ha hecho para acompañarnos durante esta pandemia y en especial en este mes de Mayo: “Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios”.
En la dramática situación actual, llena de sufrimientos y angustias que oprimen al mundo entero, acudimos a ti, Madre de Dios y Madre nuestra, y buscamos refugio bajo tu protección.
Oh Virgen María, vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos en esta pandemia de coronavirus, y consuela a los que se encuentran confundidos y lloran por la pérdida de sus seres queridos, a veces sepultados de un modo que hiere el alma. Sostiene a aquellos que están angustiados porque, para evitar el contagio, no pueden estar cerca de las personas enfermas. Infunde confianza a quienes viven en el temor de un futuro incierto y de las consecuencias en la economía y en el trabajo.
Madre de Dios y Madre nuestra, implora al Padre de misericordia que esta dura prueba termine y que volvamos a encontrar un horizonte de esperanza y de paz. Como en Caná, intercede ante tu Divino Hijo, pidiéndole que consuele a las familias de los enfermos y de las víctimas, y que abra sus corazones a la esperanza.
Protege a los médicos, a los enfermeros, al personal sanitario, a los voluntarios que en este periodo de emergencia combaten en primera línea y arriesgan sus vidas para salvar otras vidas. Acompaña su heroico esfuerzo y concédeles fuerza, bondad y salud.
Permanece junto a quienes asisten, noche y día, a los enfermos, y a los sacerdotes que, con solicitud pastoral y compromiso evangélico, tratan de ayudar y sostener a todos.
Virgen Santa, ilumina las mentes de los hombres y mujeres de ciencia, para que encuentren las soluciones adecuadas y se venza este virus.
Asiste a los líderes de las naciones, para que actúen con sabiduría, diligencia y generosidad, socorriendo a los que carecen de lo necesario para vivir, planificando soluciones sociales y económicas de largo alcance y con un espíritu de solidaridad.
Santa María, toca las conciencias para que las grandes sumas de dinero utilizadas en la incrementación y en el perfeccionamiento de armamentos sean destinadas a promover estudios adecuados para la prevención de futuras catástrofes similares.
Madre amantísima, acrecienta en el mundo el sentido de pertenencia a una única y gran familia, tomando conciencia del vínculo que nos une a todos, para que, con un espíritu fraterno y solidario, salgamos en ayuda de las numerosas formas de pobreza y situaciones de miseria. Anima la firmeza en la fe, la perseverancia en el servicio y la constancia en la oración.
Oh María, Consuelo de los afligidos, abraza a todos tus hijos atribulados, haz que Dios nos libere con su mano poderosa de esta terrible epidemia y que la vida pueda reanudar su curso normal con serenidad.
Nos encomendamos a Ti, que brillas en nuestro camino como signo de salvación y de esperanza. ¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María! Amén.
JUEVES IV DE PASCUA
EXTENDER LAZOS DE COMUNION
Lectura: Permanezcan unidos en mi amor. Esto es lo
que les mando que se amen los unos a los otros. (Jn 15, 9-17)
Hoy 14 de mayo se celebra una jornada mundial de oración a
la que se invita a todos los hombres de cualquier religión o tradición a unirse
espiritualmente en un día de oración, ayuno y obras de misericordia a fin de
superar juntos esta crisis mundial originada por la pandemia.
Ayer se echaba en falta en Fátima ver la procesión de las
luces. En medio de la pandemia no se permitía aún las procesiones. Pero en
medio de la noche y tormenta, el amor, la caridad, la misericordia no duerme.
De la oscuridad que vive la humanidad solo se sale a base de amor. No
permanezcamos dormidos, velemos. Permanecemos dormidos en la noche cuando no
nos amamos. Estar despiertos es romper la coraza que anquilosa el corazón y
cambiar el corazón de piedra por uno de carne.
El individualismo, el egoísmo nos encierra en nosotros
mismos y si estamos dormidos no somos capaces de ver más allá de nuestro
ombligo. Pasará la viva por ti sin que la vivas. La vida se vive cuando amamos.
Para amar necesitamos estar unidos a la fuente. Nosotros no podemos poseer o
retener el Amor. Es el Amor quien nos tiene y nos empuja a amar. Necesitamos
liberarnos de ideologías y prejuicios y dar alas al amor. El amor como el virus
no tiene fronteras ni sabe de razas, ni credos, ni condición social. No podemos
poner límites al amor. El amor es sinfónico. Somos llamados a amar a todos sin
excepción o exclusión para no privarnos de la sinfonía del amor.
El amor es lo más precioso y lo más devaluado. Nos hemos
olvidado de vivir de amar. En el mercado del mundo no se cotiza el amor porque
el amor ni se compra ni se vende no tiene precio. Recuerdo aquella canción de
Mocedades:
En la playa vacía
nada vendía el vendedor
y aún nadie compraba
no se apagaba nunca su voz…
Voy a poner un mercado
entre tantos mercaderes
para vender esperanza
y comprar amaneceres.
VIERNES IV DE
PASCUA: MEMORIA DE SAN ISIDRO LABRADOR
PALANTE, PALANTE, CAMINA, NO TE
DETENGAS JAMAS
Lectura: No os canséis de obrar el bien que a su tiempo nos
vendrá la cosecha (Ga 6,9)
Hoy celebramos la memoria de San
Isidro Labrador y me ayudaba rezar con el comentario de San Agustín en el
Oficio de Lecturas de hoy correspondiente a esta fiesta de San Isidro. Haciendo
honor al santo dice sembrad aunque de momento como el labrador no veáis lo que
habéis de recoger. ¿Acaso el labrador cuando siembra contempla ya la cosecha?
Se nos invita pues a sembrar pues cosecharemos lo que sembremos y se nos
exhorta a mirar a tantos trabajadores que tienen que ganarse el pan con el
sudor de la frente (no con el sudor del de enfrente). Fijaos en los que tienen
hambre, en los que están desnudos, en los necesitados de todo, en los que están
presos…
Llevamos casi dos meses de
confinamiento y el gobierno pide un mes más. Hay mucho desgaste psicológico y
mental y mucha incertidumbre en como recuperar el trabajo y la normalidad. Todo
esto para muchos representa algo insoportable. Todo este tiempo de
confinamiento y desescalada pide de nosotros mucha paciencia. Nos pide quizás más
de lo que estábamos acostumbrados. Aparece el cansancio, el nerviosismo, crece
la incertidumbre y es fácil, la tensión, la incomprensión, la intolerancia.
La
pandemia altera no sólo los ritmos de vida sino los estados de ánimos. La
pandemia no puede paralizarnos ni movilizar el odio sino el trabar juntos, en
remar juntos para salir adelante.
Se me venía en la oración una
canción que escuché viajando hacia la sierra de Córdoba cuando pasábamos
también momentos de zozobra colectiva. Es la invitación hoy de acordarnos de
tantos que se han quedado sin trabajo o tienen que re empezar de nuevo en
condiciones muy precarias y no te detenernos… basta de los que siembran el odio,
basta de los que empujan para atrás, hay tanta gente buena en el mundo que
bastaría un segundo para borrar todo el mal. Sí, hay esperanza porque hay mucha
gente de bien en el mundo que cada día se levanta para remar juntos y hacer el
bien. Os dejo con la canción de Alberto Plaza:
Palante, Palante, Camina:
Cuando resulta todo difícil
cuando la esperanza se va
cuando se vuelve noche tu vida
se nubla todo y parece
que el sol no quiere alumbrar
Dale una vuelta, mira distinto
piensa que todo puede cambiar
toda la fuerza que te hace falta
la tienes dentro del alma
y allí la vas a encontrar
Palante, palante camina
no te detengas jamás
Palante, palante con fuerza
todo se puede lograr
levanta bien la cabeza
y mira alegre al futuro
porque algo bueno vendrá
Palante, palante camina
no te detengas por ná
Palante, palante con fuerza
que así se hará realidad
el sueño que andas buscando
esa promesa de vida
amor y felicidad
Basta de los que siembran el odio
basta de los que empujan patrás
hay tanta gente buena en el mundo
que bastaría un segundo
para borrar todo el mal
Por eso la esperanza no muere
por eso no se acaba la fe
porque cuando el amor es profundo
es permanente y fecundo
y no hay quien pueda con él.
cuando la esperanza se va
cuando se vuelve noche tu vida
se nubla todo y parece
que el sol no quiere alumbrar
Dale una vuelta, mira distinto
piensa que todo puede cambiar
toda la fuerza que te hace falta
la tienes dentro del alma
y allí la vas a encontrar
Palante, palante camina
no te detengas jamás
Palante, palante con fuerza
todo se puede lograr
levanta bien la cabeza
y mira alegre al futuro
porque algo bueno vendrá
Palante, palante camina
no te detengas por ná
Palante, palante con fuerza
que así se hará realidad
el sueño que andas buscando
esa promesa de vida
amor y felicidad
Basta de los que siembran el odio
basta de los que empujan patrás
hay tanta gente buena en el mundo
que bastaría un segundo
para borrar todo el mal
Por eso la esperanza no muere
por eso no se acaba la fe
porque cuando el amor es profundo
es permanente y fecundo
y no hay quien pueda con él.
SABADO V DE PASCUA
EL SEÑOR ES NUESTRO DIOS Y NOSOTROS SU PUEBLO
Lectura: Reconozcamos que el Señor es Dios, que él
fue el que nos hizo y somos suyos, que somos su pueblo y su rebaño. (Sal
99, 3)
En el comentario de San Cirilo en el Oficio de Lecturas de
hoy nos recuerda con palabras de San Pablo: El que es de Cristo es una criatura
nueva. Lo antiguo ha pasado, lo nuevo ha comenzado. Cristo ha derribado las
barreras del odio que nos separaban para que vivamos en él como un solo pueblo.
No hemos de dejarnos llevar por la frustración
o la amargura. La pandemia no puede paralizarnos ni movilizar el odio sino el
trabar juntos, en remar juntos para salir adelante. Somos invitados a
vivir en el amor.
El que no ama está muerto porque ha perdido la cualidad más
viva y vivificante, la disponibilidad de entregar incluso la propia vida. Sólo
merece el nombre de vida la que no se encierra en el círculo mezquino de
nuestros intereses particulares. Del amor el ser humano extrae la riqueza moral
y la alegría espiritual que necesita para sentirse vivo en el día a día. De la
propia entrega en libertad, del don generoso de sí surge un mundo nuevo más
humano y más fraterno.
Cuanto necesitamos reavivar esa conciencia de pueblo y de
pertenencia. Vivimos como islas alejados expoliados de nuestra propia patria.
En medio de los días tristes y desolados por los que tantos transitan en este
tiempo de pandemia oír la voz que nos dice no temas, eres mío, sois mi pueblo
el pueblo por mí rescatado el pueblo de mi propiedad. Serenar el tiempo la
dispersión creciente y galopante en que vivimos. Tiempo de volver a casa, a
nuestra casa interior y a nuestra casa común, la de todos.
Dios nos invita en este tiempo a renacer de nuevo sin
vivirnos en medio de rivalidades permanentemente enfrentados o a la defensiva. Dios
está vivo y está aquí no se ha alejado de este mundo sigue acurrucado en cada
rincón esperando le demos cobijo. Dios está en nosotros y en cada ahombre que
tenemos al lado. Dios quiere que le reconozcamos y que nos reconozcamos, que no
nos vivamos extraños, hacernos tocar el centro sagrado de nosotros mismos.
Para mi corazón basta tu pecho,
para mi libertad bastan tus alas.
Desde mi boca llegará hasta el cielo
Lo que estaba dormido sobre tu alma.
En ti la ilusión de cada día.
llegas como rocío a las caracolas,
socavas el horizonte con tu presencia.
Eternamente en fuga como la ola.
he dicho que cantabas en el viento
juegas con la luz del universo
sutil llegas en la flor y en el agua
y te detienes sereno en mi orilla.
Alguien canta y llega hasta mí tu canto
poder celebrar tu alborada cada mañana,
cantar tu Aleluya al compás de tu cielo
como un replicar de campanas al viento.
DOMINGO VI DE PASCUA
NO DEJEIS QUE NADA NI NADIE OS ROBE LA ESPERANZA
Lectura: Veneren en sus corazones a Cristo, el
Señor dispuestos siempre a dar razón de nuestra esperanza. (1 Pe 3, 15)
El tiempo de Pascua se inauguró con el canto del Aleluya
Pascual. No debe cesar nuestro canto en medio de la dificultad. El tiempo
presente lo vivimos en medio de pruebas y tribulaciones, pero caminamos con la
esperanza de que un día el Señor cumplirá su promesa. El tiempo presente de
pandemia que vivimos en medio de dificultades lo vivimos con la certeza que no
es en vano, no es tiempo perdido, es el presagio de un tiempo nuevo de un Reino
nuevo donde Jesús cumplirá su promesa. No bajemos los brazos, no dejemos que
nada ni nadie nos robe la esperanza. La vida no consiste en tener, en almacenar
seguridades, prestigios, privilegios, significa poner la vida en lo eterno e
imperecedero que nadie nos podrá robar.
Este tiempo que nos toca vivir no es fácil. Jesús nos ha
prometido el Espíritu, el defensor que vendrá en nuestro auxilio. Que bueno
escuchar estas palabras consoladoras de Jesús: No les dejaré solos y
desamparados, les dejo mi Espíritu que habita en ustedes y estará con ustedes
Nosotros no sabemos lo que está por venir. Se nos pide una fidelidad creativa
vivida en el amor. Mejor es padecer haciendo el bien que padecer haciendo el
mal. Por eso es cosa buena perseverar en ese deseo hasta que llegue lo
prometido.
Jesús nos quiere vivos. Porque Yo permanezco vivo, ustedes
también vivirán. Sí, El vive y su Espíritu todo lo que toca lo transforma y
hace nuevo. El que es de Cristo es una criatura nueva. Lo antiguo ha pasado, lo
nuevo ha comenzado. Sabemos que sembramos en esperanza pero caminamos con la
certeza de que su Reino ha comenzado. Tengamos nuestra esperanza puesta en el
que cumplirá su promesa y lo llevará a plenitud. Siempre la esperanza. El que
resiste vence, como reza el estribillo de una hermosa canción:
Por eso es que hoy tenemos esperanza,
por eso es que hoy luchamos con porfía,
por eso es que hoy miramos con confianza
el porvenir de esta tierra mía.
LUNES VI DE PASCUA
LEVANTAOS, VAMOS
Lectura: Les he hablado de estas cosas para que,
cuando llegue la hora de su cumplimiento, recuerden que ya se lo había predicho.
(Jn 16,4)
Hoy el Papa Francisco celebra 100 años del nacimiento de
Juan Pablo II y ha celebrado una misa junto a su tumba. Recordamos la
invitación que nos hizo para el comienzo del tercer milenio: caminemos juntos
por los caminos del nuevo milenio con la mirada fija en Cristo:
¡Levantaos!¡Vamos! el será quien nos acompañe en el camino hasta la meta que
solo el conoce.
El evangelio nos sitúa en las últimas palabras de Jesús en
su discurso de despedida antes de encaminarse a su Pasión y muerte. Jesús no
esconde la dificultad incluso la turbación de esos momentos pero en medio de la
prueba dirige a los discípulos palabras de ánimo. Cuando llegó su hora dijo a
los suyos: ¡Levantaos! ¡Vamos! No era El solo quien debía ir hacia el
cumplimiento de la voluntad del Padre sino también ellos.
Estas palabras resuenan hoy en boca del Señor y de su
vicario. En medio de este tiempo de dificultad y de prueba no debemos dejarnos
vencer por el miedo del abatimiento. Son las palabras del inicio del papado de
Juan Pablo II: No temais, las que dirige hoy a nosotros. Son las palabras que
llevan consigo una certeza. Cristo esta vivo en la Iglesia en nuestro mundo y
El ya ha vencido al mal y la muerte. Son palabras que nos llenan de consuelo de
paz y de alegría. El Señor no esconde la dificultad sabe de ellas pero nos
ofrece la ayuda necesaria para sobrellevarlas. Les prometo mi Espíritu que dará
testimonio de mi y ustedes también darán testimonio. Recojo un fragmento de una
poesía de San Juan Pablo II que compone en Gdansk en 1987 dedicada a San
Estanislao mártir de la Iglesia de Polonia y hablando de la Iglesia, como
símbolo elocuente de fidelidad, testimonio y martirio.
Quiero describir mi Iglesia como
el sacramento de una nueva existencia.
Es la patria, en ella comienza la casa del Padre
y de ella nace.
Mi Iglesia nace conmigo,
pero no muere conmigo,
porque yo tampoco muero con ella.
La iglesia es el fondo de mi vida, y es su cumbre;
es la raíz por la que me ahondo,
a la vez, en el pasado y en el futuro;
Es el sacramento de mi existencia
desplegada en Dios que es mi Padre.
Quiero describir mi Iglesia,
en la cual siglo tras siglo,
han ido juntas la palabra y la sangre,
unidas por el soplo del Espíritu.
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