ORACIONES DE PASCUA
"NOVENA AL
ESPIRITU SANTO"
MAYO 2020
Introducción
Iniciamos una novena
al Espíritu Santo que tanto necesitamos como preparación del Pentecostés.
Sin duda este Pentecostés es un tiempo muy especial para todos. El
jueves 21 de Mayo litúrgicamente celebraríamos la fiesta de la Ascensión (40
días después del Domingo de Resurrección) que por razones pastorales se pasa al
domingo. Entre la Ascensión y Pentecostés (50 días) transcurren nueve días y comúnmente
se celebra a Novena al Espíritu Santo.
Los días que transcurrieron entre la Resurrección y la
Ascensión el Señor los aprovechó con sus discípulos como tiempo para disipar
toda duda, fortalecer su fe y prepararlos para la misión con el envío del
Espíritu Santo. Sigue apareciéndose a sus discípulos durante cuarenta días
hasta la Ascensión. La figura humana de Jesús, el Jesús histórico dará paso al
Jesús de la fe con la presencia del espíritu santo Paráclito. Durante esos
cuarenta días confirmó los grandes misterios.
Desde la Ascensión hasta Pentecostés se acentúa la
catequesis mistagógica sobre estos misterios de iniciación centrándose en la
acción del Espíritu Santo y sus dones. Este es el motivo de tomar estos nueve
días entre la Ascensión y el Pentecostés para hacer una novena al Espíritu
Santo. Durante ellos iremos rezando la secuencia y profundizando en los
diversos dones del Espíritu Santo. Iniciamos este ciclo de oraciones de Pascua con
la fiesta de la Ascensión y la terminamos con la solemnidad de Pentecostés con
la que se da concluida el tiempo Pascual.
FIESTA DE LA ASCENSION
Lectura : El Espíritu santo
descenderá sobre ustedes y los llenará de fortaleza y serán mis testigos hasta
los últimos rincones de la tierra. Dicho esto, se fue elevando a la vista de
ellos hasta que una nube lo ocultó a sus ojos. Mientras miraban fijamente al
cielo unos hombres vestidos de blanco les dijeron: ¿Qué hacen parados mirando
el cielo? El mismo Jesús vendrá como lo han visto subir. (Act 1, 1-11)
Los Hechos de los apóstoles se inicia con este
acontecimiento como un nuevo tiempo, un nuevo comienzo, el tiempo y comienzo de
la Iglesia. Después de la larga noche del Viernes Santo amanece la luz con la
Resurrección y resplandece con más intensidad en la Ascensión. Es como el preámbulo
de la venida del Espíritu Santo en Pentecostés. Los discípulos
tienen que salir del aturdimiento y ponerse en marcha. No hay lugar para el
escepticismo o la nostalgia No os quedéis parados mirando al cielo es hora de
ponerse en marcha. El Espíritu descenderá sobre ustedes y los llenará de
fortaleza para ser mis discípulos. Cuando ven a Cristo ascender se volvieron a
Jerusalén con gran alegría. Este acontecimiento cambió todas las cosas. Los
discípulos aún dubitativos y temerosos cobraron seguridad y confiaron
plenamente en el Señor. El Señor ascendía pero no los dejaba. Ellos sintieron
la alegría de la consolación de su presencia viva entre ellos y confiaron todo
en el Señor.
Nosotros
estamos saliendo del aturdimiento del confinamiento y no nos podemos quedar
parados, es hora de ponernos en marcha de ponernos manos a la obra. Es el
tiempo de activar un nuevo comienzo una reconstrucción del panorama asolador
que ha dejado la pandemia. Necesitamos un gran impulso para afrontar lo que se
viene encima. Pero el Señor que lo sabe se derrocha en generosidad. He celebrado
la Víspera de la Fiesta de la Ascensión en la Catedral Vieja de Salamanca.
Con
enorme emoción pude celebrar la eucaristía después de tanto tiempo de
confinamiento sin misas presenciales precisamente en el lugar donde recibí la
primera comunión hace 60 años. Celebrar la Ascensión a los cuarenta días
después de la Resurrección tiene sabor doloroso de cuarentena. Pero los 40
evocan algo más significativo. Fueron 40 días los que duró el diluvio
universal, fueron cuarenta días los que Dios dio de plazo para la conversión de
Nínive, fueron 40 años de peregrinación en el desierto, antes de la entrada en
la tierra prometida. Fueron 40 días de ayuno y oración de Jesús en el desierto,
pero a los 40 días después de la Resurrección los discípulos vieron subir al
cielo a Cristo el Señor y se llenaron de alegría.
También hoy con gran alegría
celebraba mis cuarenta años de vida misionera.
Es nuestro tiempo, es nuestra tarea ser testigos generosos de Cristo
Resucitado, sabiendo bien que El está siempre con nosotros y nos sostiene a lo
largo del camino. Según se nos narra en el evangelio Jesucristo, al ascender al
cielo, deja su mandato misionero, un programa para toda la Iglesia: “Id, pues,
y haced discípulos a todas las gentes… enseñándoles a guardar todo lo que yo os
he mandado”. (Mt 28, 19-20).
No; yo no dejo
la tierra. No; yo no olvido a los hombres.
Aquí, yo he
dejado la guerra; arriba, están vuestros nombres.
¿Qué hacéis
mirando al cielo, varones, sin alegría?
Lo que ahora
parece un vuelo, ya es vuelta y es cercanía.
El cielo ha
comenzado. Vosotros sois mi cosecha.
El Padre ya os
ha sentado conmigo, a su derecha.
Partid frente a
la aurora. Salvad a todo el que crea.
Vosotros marcáis
mi hora. Comienza vuestra tarea.
Oración: Que el Señor Resucitado y elevado a los cielos, nos impulse
a un nuevo comienzo. Que respondiendo a su mandato misionero nuestra tarea sea
dar a conocer la palabra de salvación de Cristo y dar testimonio de ella en la
vida cotidiana. Que nos ayude a descubrirle en todo yen todos, a redescubrir la
belleza de la Creación y a poder reflejar con nuestras buenas obras la gloria y
del esplendor de Dios.
PRIMER DIA:
JUEVES 21 Mayo
EL ESPIRITU QUE HACE NUEVO AL
HOMBRE Y AL MUNDO
Lectura: Dentro de poco ya
no me verán y dentro de otro poco me volverán a ver (Jn 16,16)
Durante este tiempo las
lecturas del día nos van preparando para la celebración del Pentecostés, la
Venida del Espíritu Santo. Para los primeros discípulos el Pentecostés supuso
el comienzo de una nueva forma de vivir de un mundo nuevo. Os conviene que me
vaya para que aprendáis a vivir de una manera madura y responsable la fe. Ellos
no comprendían las palabras y las enseñanzas de Jesús. No comprendieron lo que
les quería decir: Dentro de poco me veris y dentro de otro poco me volveréis a
ver.
Con la venida del Espíritu
Santo se abrirán paulatinamente a una nueva presencia y adquirirán una nueva
conciencia y conocimiento. En Él vivimos nos movemos y existimos. Ya no será la
presencia física del Maestro sino un conocimiento interior que les haría crecer
en intimidad y comunión. Es el Espíritu el que nos guía hacia la verdad
completa. El mismo dirá vengo a hacer nuevas todas las cosas. Cristo como
Cabeza fue el primero de esta Nueva Creación Viene como príncipe de la paz a
instaurar un orden nuevo.
También toda esta pandemia
que hemos sufrido viéndonos aislados y confinados debe abrirnos con esperanza a
vivir un tiempo nuevo un orden nuevo ¿Cómo será el mundo después del
coronavirus? Estamos llamados guiados por el Espíritu a una nueva visión y
orientación del mundo. Es tiempo de salir de la globalización de la
indiferencia y unir a toda la familia humana en la nueva cultura del amor y la
búsqueda del bien común. Vencer el virus del egoísmo e individualismo con los
anticuerpos de la solidaridad y la comunión.
Como oración final de esta
Novena os invito a que vayamos pidiendo sus dones y orando con la secuencia del
Espíritu Santo:
Secuencia:
Ven, Espíritu
divino,
Manda tu luz
desde el cielo.
Padre amoroso
del pobre;
Don, en tus
dones espléndido;
Luz que penetras
las almas;
Fuente del mayor
consuelo.
Oración: Espíritu Santo don en tus dones espléndido danos el don
de secundar tu consejo, hacernos sensibles a tus insinuaciones y a tu voz y
así orientar nuestros pensamientos, nuestros sentimientos y nuestras
intenciones según tu corazón.
SEGUNDO DIA: VIERNES 22 Mayo
EL ESPIRITU FUENTE DE LA VIDA
NUEVA DEL MUNDO NUEVO
Lectura: “Ahora están tristes pero yo volveré a
ustedes y se alegrará su corazón y nadie podrá quitarles su alegría” (Jn
16,23)
La antífona de entrada en esta semana nos ayuda a darnos
cuenta del valor de nuestras vidas: Señor, con tu sangre has rescatado a
hombres de toda raza, lengua y nación y has hecho de nosotros un reino de
sacerdotes para Dios. Fuimos creados para vivir en comunión, en comunidad como
pueblo. El hombre por el pecado deformó su imagen y de fraterno pasó a ser
fratricida. Dios quiso en Cristo restablecer la unidad de los pueblos, reconstruyendo
la humanidad rota y llamándola a reencontrar su propia identidad en su propio
Cuerpo (Ef 2, 14; Col 1,24).
La pandemia ha originado una crisis mundial que no tiene parangón
desde las consecuencias de la segunda guerra mundial. La pandemia ha disparado
una crisis mundial ante la cual ningún país es inmune. Surge el llamamiento a
la unidad y a la necesidad de un nuevo orden mundial. Cuando la humanidad se ve
rota, enferma dividida más surge desde lo profundo la invocación al Espíritu.
Ven dador de vida y renueva la faz de esta tierra.
Jesús resucitado nos
ha dado su Espíritu para congregarnos como pueblo en una nueva fraternidad. El
Espíritu que es fuente de la nueva vida nos mueve a vivir en la nueva ley del
nuevo amor. Un amor nuevo que será el distintivo de la verdadera comunidad
cristiana. Un amor que es acogida, perdón, amor al enemigo, donación de sí,
entrega total, en definitiva el mismo amor de Cristo. La Iglesia es el pueblo
de la vida para la vida, al servicio de la vida para cuidarla y comunicarla.
Secuencia:
Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestros esfuerzos.
Tregua en
el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego.
Gozo que
enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.
Oración: Hoy más
que nunca necesitamos del don del entendimiento entre las naciones y los
pueblos. Ven Espíritu Santo, danos el don de entendimiento que nos
haga especialmente sensible a la necesidad y el sufrimiento de tantos hermanos
Orienta la humanidad al bien y la bondad para que podamos vivir un mundo de
hermanos.
TERCER DIA: SABADO 23 Mayo
EL SANTIFICADOR, EL VALOR
SAGRADO DE LA VIDA
Lectura: Cuanto pidan al Padre en mi nombre, se lo
concederá (Jn 16,23)
Jesús nos enseña a orar. La primera petición que hacemos:
santificado sea tu nombre. El Padre que es bueno nos dará el Espíritu Santo, el
santificador. Declarar que solo El es santo y fuente de toda santidad nos lleva
a que nosotros también nos dejemos santificar por medio de su Espíritu Santo. El
Espíritu Santo nos santifica. Dios se hizo hombre para que el hombre sea
divinizado y el proceso de santificación y divinización conlleva un proceso de
humanización.
La gran crisis de la modernidad con la consiguiente crisis
de valores y crisis en la identidad del hombre hunde sus raíces en el eclipse
de Dios. Perdiendo el sentido de Dios se pierde el sentido trascendente del
hombre. La evolución de la humanidad ha sido trágica, comenzando con la
exaltación de la dignidad de la persona se concluyó con la destrucción de la
misma persona, perdiendo la dimensión trascendente ha distorsionado su propia
imagen y ha realizado un viraje contra su misma humanidad. La tragedia del
hombre de hoy es reducirse a su propia inmanencia y perder de su dimensión
trascendente.
El proceso de divinización, camino de santificación es
camino de humanización. Uno de los graves peligros que hemos vivido en la
Iglesia es una fe desencarnada de la vida en todas las dimensiones. Hace mucho
daño vivir una espiritualidad etérea que no toque la realidad en que vivimos o
que nos aisle del mundo. Vivimos en el mundo para cuidar y transformar el mundo
implantando el Reino de Dios. Todos estamos conectados.
El espíritu de mundanización y secularismo nos ha llevado a
perder el valor sagrado de la vida. La pandemia ha puesto de manifiesto una
crisis de la salud y despertado un aprecio por la vida. Pero el que hace una
vida digna, plena, bella y santa es el Espíritu Santificador. Danos Señor tu
Espíritu para poder ver cada cosa con tus ojos, descubrir en cada hombre tu
imagen respetar venerar y cuidar del don precioso de la vida y la creación que
nos has dado. El Papa Francisco ha propuesto la semana Laudato si para
cuidar, velar y proteger la vida y la Casa común de todos.
Secuencia:
Entra hasta el fondo del alma,
divina luz y enriquécenos.
Mira el
vacío del alma
si Tú le faltas por dentro.
Mira el
poder del pecado
cuando no envías tu aliento.
Oración: Espíritu Santo danos el don de sabiduría para
aprender a gustar y saborear el don de tu amistad y discernir en cada momento
lo que debemos vivir para hacer tu voluntad. Que podamos ver el
mundo, ver las personas, todas las criaturas, ver las situaciones, las
ocasiones, los problemas, todo, con los ojos de Dios.
CUARTO DIA: LUNES 25 Mayo
EL DADOR DE VIDA
NOS LLAMA A SER EL PUEBLO DE LA VIDA Y PARA LA VIDA
Lectura: En el
mundo tendrán tribulaciones; pero tengan valor porque yo he vencido al mundo
(Jn 16,33)
Cristo vencedor de la muerte les infunde valor a los
discípulos, ánimo, tengan valor yo he vencido al mal del mundo y al peor
enemigo la muerte. También nosotros con esta pandemia hemos quedado desolados
por tantas muertes. El Señor nos viene a infundir con su Espíritu el don de
fortaleza.
Cristo revela al hombre el propio hombre, el valor de su
vida. solamente entrando en el misterio de Cristo se desvela el misterio de la
vida.
Conviene resaltar que más allá de la vida y salud física hemos de
descubrir lo esencial, la vida sobrenatural, divina y eterna que es la vida de
comunión con Dios. Es ahí donde radica la sacralidad de la vida humana y el
inmenso valor de la vida del hombre. La vida del hombre no solo no debemos suprimirla,
sino que debe ser protegida con todo cuidado amoroso. Este cuidado no se rinde
ni desespera ante el que está sufriendo, agonizando o moribundo a las puertas
de la muerte pue sabe que la vida de la que hablamos es sobrenatural e inmortal.
Estamos llamados a vivir una nueva cultura como pueblo de la
vida y para la vida. Estos dos aspectos
descubren la identidad y misión de todo el pueblo de Dios a la luz de la
identidad y la misión de Cristo. Cristo mismo nos revela su identidad: Yo soy
el Camino, la Verdad y la Vida (Jn 14,6). El mismo nos revela su finalidad: He
venido para que tengan vida y la tengan en abundancia (Jn 10,10). La vida se
manifestó y de su plenitud hemos recibido todos gracia tras gracia. (Jn 1, 16).
La plenitud de vida se vive cuando se da se entrega la vida para que otros
vivan. La plenitud de vida se vive entregándose en Cristo y como Cristo. La
tarea y misión de la vida es la transmisión de la misma vida de Dios.
Secuencia:
Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo.
Lava las
manchas.
Infunde calor de vida en el hielo.
Doma el
espíritu indómito.
Guía al que tuerce el sendero.
Oración: Danos Señor el don de
fortaleza sobre todo en los momentos de debilidad y dificultad para que nos
ayude a perseverar firmes en la fe y a anunciar con valentía la Buena nueva del
Evangelio.
QUINTO DIA: MARTES 26 Mayo
EL ESPIRITU Y LA MISION DE PROPAGAR Y CUIDAR LA VIDA
Lectura: Padre glorifica a tu Hijo para por el poder que le
diste de la vida eterna a cuantos le has confiado. (Jn 17, 2)
El Padre le confió a Jesús una misión y Jesús ahora nos la confía
a nosotros. Como el Padre le envió así nos envía ahora a nosotros. Tenemos la
misión de propagar su misma vida y amor, dándole a conocer. El es la vida, en
El está la vida. Después de esta pandemia que asoló la tierra nos encomienda la
tarea de reconstruir al hombre y el mundo roto y enfermo que vivimos. No se
trata solo de la cuidar la salud sino de salvar al hombre integralmente.
En el Regina Coeli del domingo 24 de mayo de la
Ascensión el Papa anunció “un año Laudato sí” del 24 de mayo del 2020 al
24 de mayo del 2021 para celebrar el quinto aniversario de su publicación. Su
intención es promover una ecología integral y un mundo más fraterno y
sostenible. Una ecología integral implica dedicar un poco de tiempo a redescubrir
la serena armonía en primer lugar con el Creador y toda la Creación. En segundo
lugar a promover un mundo más fraterno. Por ello invitó a reflexionar sobre
nuestro estilo de vida y nuestros valores e ideales. No desoigamos las llamadas
de Dios. Sepamos escuchar y responder al grito de la tierra y el grito de los
pobres. Que los sufrimientos actuales sean los dolores del nacimiento de un
mundo más fraterno y duradero.
La vida se nos es dada como don, como realidad sagrada para que la
custodiemos con sentido de responsabilidad y la llevemos a la plenitud en el
amor y en el don de nosotros mismos a Dios y a los hermanos. La vida solo se
vive plenamente cuando se entrega. La comunicación de la vida amor de Dios, de
la vida divina sólo puede llevarse a efecto a través del Espíritu Santo.
Comunicar la vida no es algo a realizar por nosotros, como algo de que
vanagloriarse, nace de la conciencia de ser elegidos de Dios movidos por el
mismo Espíritu de Dios. Hemos de hacernos cargo del otro como persona confiada
por Diosa nuestra responsabilidad Esto significa hacernos prójimos y solidarios
de cada hombre teniendo una preferencia especial por quien es más pobre, está
solo y necesitado. Se trata de hacerse cargo de toda la vida y de la vida de
todos.
Se trata de construir una nueva cultura, una nueva civilización
cuya ley es el amor nuevo de Jesús, El Espíritu del Señor Resucitado. En
nuestro camino nos guía y sostiene la ley encarnada de su amor en nuestros
corazones. Hemos sido redimidos por el autor de la vida a precio de su
preciosísima sangre e injertados en él, salvados y transformados en él por
medio del Espíritu Santo. Es el cumplimiento de las profecías: Escribiré mi ley
en vuestros corazones y vosotros seréis mi pueblo y yo vuestro Dios. El servicio
de la caridad a la vida debe ser profundamente unitario sin unilateralismos ni
discriminaciones porque la vida humana es sagrada e inviolable en todas sus
fases y situaciones. Danos el don de tu ciencia para que sepamos cuidar y velar
por la vida integra de las personas acompañando la vida desde su nacimiento
hasta su final.
Secuencia:
Reparte
tus siete dones
según la
fe de tus siervos.
Por tu
bondad y tu gracia,
dale al
esfuerzo su mérito.
Salva al
que busca salvarse
y danos tu
gozo eterno.
Oración: Espíritu Santo danos el don de tu Ciencia, que nos
ayude a descubrir cada día, con inmensa alegría, tu presencia activa y
constante en el mundo. Haz que inflamados y movidos por tu amor, desde la
intimidad del corazón brote como río de agua viva tu amor que fecunde la faz de
la tierra.
SEXTO DIA: MIERCOLES 27 Mayo
EL ESPIRITU DE COMUNION
Lectura: Padre Santo, cuida en tu nombre a los que me
has dado, para que sean uno, como nosotros… Santifícalos… como tume enviaste al
mundo, así los envío yo también al mundo.
(Jn 17, 11-19)
Antes de partir al Padre Jesús suplica al Padre que los suyos sean
revestidos de su Espíritu. Jesús nos unge para dejarnos impregnar hasta lo más
profundo de nuestro ser. El Espíritu que es el amor del Padre y del Hijo, que
es el Espíritu de comunión, es el que pide al Padre derrame en nuestros
corazones para que también nosotros seamos uno. Vivimos en un mundo no solo
sacudido por el virus sino desgarrado por las guerras. El pecado nos divide y
el Espíritu nos une y nos llama a vivir en comunión con Dios y los hermanos. Si
la pandemia nos ha afectado a todos, nos ha hechos solidarios en el dolor, el
Espíritu nos mueve a unirnos en un mismo esfuerzo común de cuidar la vida y la
casa común.
Cristo a través del misterio de la Encarnación y el Misterio
Pascual lleva a efecto la máxima comunión, uniéndose plena y definitivamente
con el ser humano, uniendo en si la humanidad como su Cuerpo. El hombre
viviente es el que vive en Cristo, la nueva vida del Resucitado. El hombre es
un ser relacional, personal y comunitario por ser creado a imagen del Dios
Trinitario. El hombre recibe de Dios el mismo ser comunión que le da el ser
comunión. Es en el Hijo por su Espíritu como entramos en comunión a formar
parte de ese misterio de comunión. Esta llamada a la comunión es don gratuito
de Dios y tarea libre y responsable del hombre en su respuesta a tal proyecto
de amor.
El Espíritu es nuestro vínculo profundo con el Padre y
el Hijo, un vínculo que da sentido a toda nuestra vida y que nos mantiene
firmes, en comunión con Dios, incluso en los momentos más difíciles y
tormentosos. A la vez el Espíritu nos mueve a la comunión entre nosotros. El ser
humano tanto en su dimensión personal como social y espiritual está llamado a
ser uno. Es un ser creado y orientado para la comunión. Sólo puede realizarse
plenamente desde el establecimiento de una comunión de amor con Dios y en él
con toda la humanidad. En este principio de unidad radica su dignidad más alta,
su dimensión espiritual, comunitaria, cósmica y escatológica. El principio que
nos mueve hacia tal comunión no es otro que el Espíritu Santo. El principio de
unidad y de apertura a la trascendencia es fundamental en el proceso integrativo
de toda la persona.
Secuencia:
Espíritu Santo, Señor y dador de Vida,
Amor del Padre y del Hijo;
invádeme con tu presencia misteriosa
que todo lo transforma y enriquece,
y comunícame tus dones y tus gracias,
para que yo pueda ser lo que estoy llamado
a ser,
desde el primer instante de mi existencia.
Oración: Ven Espíritu Santo danos el don de Piedad que ilumine nuestro corazón y nuestra
mente y nos ayude a mantenernos en comunión estrecha contigo. Ayúdanos a
mantener siempre la unidad y la comunión.
SEPTIMO DIA: JUEVES 28 Mayo
UNA NUEVA
CULTURA, UNA NUEVA CIVILIZACION CUYA LEY ES EL AMOR
Lectura: Yo les he dado la gloria que tú me diste,
para que sean uno, como nosotros somos uno. Yo en ellos y tú en mi para que su
unidad sea perfecta. (Jn 17, 20-26)
Jesús intercede al
Padre en su discurso de despedida para que sean uno. La unidad en la fe y el
amor no es una conquista humana sino un don de Dios. La unidad de la que habla
Jesús es comunión de vida y amor con el Padre, el Hijo, el Espíritu Santo. Esta
unidad nace del Espíritu de la participación en la misma comunión de vida con
Dios. La gloria a que se refiere Jesús es el mismo Espíritu fuente de unidad.
Cristo el Nuevo Adán venció la tentación de la usurpación de
querer el ser como Dios. El primer Adán quiso adquirir su igualdad con Dios,
por sí mismo, usurpando el señorío de Dios y siguiendo su propio interés y
deseo mientras que Cristo, el Nuevo Adán quiso ser el Hijo de Dios desde la
obediencia y el sometimiento amoroso a la voluntad del Padre desde la forma y
condición de Siervo. Cristo, el Nuevo Adán venció la tentación de la autonomía,
del egoísmo e individualismo para vivir en la comunión. La ambición y la
lujuria del hombre viejo que nos llevó a la muerte fue sustituida por la
humildad y la caridad del Nuevo que nos lleva a la vida.
El Papa Francisco en este tiempo de pandemia nos invita cuidar de nuestro
hogar común, invito a todas las personas de buena voluntad a unirse para cuidar
nuestra casa común y nuestros hermanos más pobres y vulnerables. Frente a la
cultura de muerte dominante, espero que este tiempo nos ayude a crear y
fortalecer actitudes constructivas para construir juntos una nueva cultura, una
nueva civilización regida por el amor. Es tiempo para reflexionar sobre nuestro
estilo de vida, de reparar y restaurar nuestras relaciones, de cuidar a los más
vulnerables de emprender acciones proféticas y tomar decisiones valientes que
orienten nuestras vidas en vez de hacia la muerte, hacia la vida. El Espíritu
es el que nos guía a una vida más plena y más humana
Secuencia:
Dame, Espíritu Santo, docilidad
que me permita penetrar y gustar,
en la intimidad de mi corazón,
todo lo que es de Dios,
todo lo que procede de Dios,
todo lo que me pone en relación con Dios.
Oración: Que tu Espíritu, Señor nos infunda vigorosamente aquellos dones
espirituales que nos permitan comprender lo que te agrada y que, por gracia
tuya, nos hagan más dóciles a tu voluntad. Danos el don de Temor para dejarnos
guiar por los caminos que llevan a ti sin vacilaciones ni dudas.
OCTAVO DIA: VIERNES 29 Mayo
ESPIRITU DE
FORTALEZA Y VALENTIA
Lectura: Cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas
donde querías, cuando seas mayor otro te ceñirá y te llevará a donde no irías. (Jn 21,18)
Jesús es consciente
de nuestra torpeza y debilidad. Pedro durante un tiempo caminó seguro de sí
mismo según sus criterios, sus fuerzas y capacidades, él era quien se ceñía e
iba donde quería. Llegó el tiempo de madurar en el seguimiento y dejar las
riendas al Señor, para que sea él quien nos guie y nos lleve adonde él quiera. Hoy
el Espíritu gime en los corazones y gime en toda la situación de tierra, gime
con dolores de parto esperando un alumbramiento. Gime por salir de nuestra
prepotencia, control y seguridades para abrirnos con docilidad a caminos
nuevos.
La pandemia nos ha
dejado ver nuestro lado más vulnerable. Somos frágiles, infirmes, estamos
enfermos. Pero Dios viene en nuestra ayuda. El señor reviste de fortaleza y de
poder a aquellos discípulos que se sentían cobardes, débiles, temerosos. Ánimo,
no temáis yo seré vuestra fortaleza. Es tiempo de abrir nuestro corazón, de
abrir nuestros brazos y acoger al Espíritu para que sea él quien nos guie.
El Espíritu gime en
los corazones de este mundo roto y dividido por las discordias por la paz y la
unidad entre los pueblos. En la Fiesta de la
Ascensión del 24 de Mayo, con motivo del 25 aniversario de la Encíclica de san
Juan Pablo II Ut unum sint, el Papa hace un llamamiento para lograr la
unidad de los cristianos, como respuesta a la propia oración de Jesús por la
unidad de los discípulos: “¡Qué todos sean uno!”. La unidad no es
principalmente el resultado de nuestra acción, sino que es don del Espíritu
Santo. Sin embargo, esta ‘no vendrá como un milagro al final: la unidad viene
en el camino y la construye el Espíritu Santo.
Secuencia:
Dame el don de
fortaleza y valentía
que fortalezca
mi fe y mi esperanza
y me lleve a
reconocer, a aceptar, y a creer,
con corazón
ardiente,
la verdad
revelada por el Padre,
a lo largo de
los tiempos,
a los hombres y
mujeres de buena voluntad.
Oración: Espíritu Santo danos el don de Fortaleza que nos
haga capaces de hacer siempre y en todo, lo que es bueno, justo, honesto, para
nosotros y para los demás; sin temor a las consecuencias que ello pueda traer,
buscando con amor y dedicación, realizar la Voluntad del Padre.
NOVENO DIA: SABADO 30 Mayo
EL ESPIRITU
FUENTE DE ESPERANZA: VEN ESPIRITU SANTO Y RENUEVA LA FAZ DE LA TIERRA
Lectura: Los discípulos perseveraban unánimes en la
oración junto con María, la Madre de Jesús esperando la promesa del Espíritu
Santo. (Act1, 14)
Esta
es la antífona de entrada este último sábado de Pascua. Esperamos con María la
venida del Espíritu. El Espíritu hace nuevas todas las cosas. ¿Quién se
aventura a predecir el tiempo que nos viene después del coronavirus? ¿Quién se
hubiera imaginado que íbamos a comenzar el año de esta manera y que nos íbamos
a encontrar en esta situación?. Recién llegué de Filipinas a primeros de año
con el episodio de la lectoporosis estuve a punto de morir. En marzo con
el episodio del coronavirus todos quedamos trastocados. A penas
iniciamos la desescalada a una nueva normalidad que nadie sabe lo que será. Mi
primera partida a Filipinas fue hace cinco años en la Fiesta de Pentecostés y
preparando esta celebración me encuentro ahora preparando mi regreso a
Filipinas.
Todos
emprendemos una etapa nueva un camino nuevo. La invitación de Jesús es clara,
no temáis, confiad en mí. Mi Espíritu os guiará hacia la verdad completa. No
podemos vivir en el miedo ni la incertidumbre. Estamos llamados a vivir en la
confianza, vivir abandonados en las manos de Dios dejándonos llevar por su
Espíritu. Si dejamos todo en manos de Dios, veremos la mano de Dios en todo.
Para él nada hay imposible.
Que
la celebración de este Pentecostés en este mes de Mayo, nos lleve de la mano de
María a tener como ella los brazos abiertos al Espíritu de Dios. Cuando ella
pregunto al ángel ¿Cómo será eso? Ella recibió la respuesta. No temas María El
espíritu de Dios vendrá sobre ti y te cubrirá con su poder para que lo que de
ti surja sea obra de Dios.
Secuencia:
Espíritu Santo,
Fuente de la
Verdad y del Amor,
sana mi alma de
todo sentimiento negativo
que turba y
enceguece;
que mi vida
llegue a ser reflejo de tu luz
que brilla y
resplandece,
y todas mis
acciones hagan realidad en el mundo
los frutos de tu
gracia.
Amén.
Oración: Ven Espíritu Santo y renuévanos. Renueva la
faz de esta tierra e infunde en relaciones respeto y amor con nuestros hermanos, todos los hombres y mujeres del
mundo, cercanos y lejanos.
FIESTA DE PENTECOSTES
DOMINGO 31 MAYO
EL DESPERTAR A LA MISION
Lectura: Como el Padre me envió así también los envío
yo después sopló sobre ellos y les dijo: Reciban el Espíritu Santo (Jn 20,
19-23)
La pandemia nos dejó durante demasiado tiempo confinados con
las puertas cerradas y su látigo letal nos sacudió y llenó de miedo e
inseguridad. El temor a la muerte se esparció por doquier. Todavía hoy sabemos
que el miedo no se ha ido, miedo a un contagio o posible rebrote. Es tiempo de
abrir las puertas, de abrir los corazones al Espíritu. Jesús nos infunde su
aliento, no temáis yo he vencido a la muerte. El Espíritu nos consuela, nos
defiende y nos mueve a despertar de todas nuestras parálisis.
El Pentecostés es el despertar al viento fuerte del Espíritu
que nos lanza a la misión. Nos lanza con la confianza de nuestras fuerzas o
capacidades sino revestidos de su poder. Es el Espíritu el protagonista, quien
suscita y anima la misión. Es tiempo de pasar del miedo al coraje, de la
distracción a la dedicación, de la auto referencialidad centrados en nosotros a
la apertura al Espíritu. Jesús nos llama a ser sus testigos y llevar a todos la
Buena Nueva del Evangelio.
El está con nosotros ¿Qué podemos temer? ¿Quién podrá
separarnos ya de su amor? La misión es respuesta y deuda de amor. Vivamos con
sencillez, humildad, confianza, gratitud, gratuidad. Todo está en sus manos,
llevemos a todos la alegría de su presencia y el don de su paz. Llena los
corazones de todos tus hijos y enciende en todos el fuego de tu amor. Madre de
la Iglesia tu que acompañaste a los apóstoles en el primer Pentecostés
acompáñanos y enséñanos a acoger y vivir del Espíritu del Señor.
El Papa Francisco el Domingo de la Ascensión ha
compuesto una oración especial para este “año Laudato si” que se celebrará
desde este 24 de Mayo 2020 al próximo del 2021. Creo que es muy apropiada para
esta celebración de Pentecostés junto con la invocación “Ven Espíritu Santo y
renueva la faz de esta tierra”:
Oración: “Dios amoroso, creador del cielo, la tierra y todo lo que contienen.
Abre nuestras mentes y toca nuestros corazones, para que podamos ser parte de
la creación, tu regalo. Esté allí para los necesitados en estos tiempos
difíciles, especialmente los más pobres y vulnerables. Ayúdanos a mostrar
solidaridad creativa frente a las consecuencias de esta pandemia global. Haznos
valientes para aceptar los cambios realizados en pos del bien común. Ahora más
que nunca haz qué podamos sentir que todos estamos interconectados e
interdependientes. Haznos escuchar y responder al grito de la tierra y al grito
de los pobres. Que los sufrimientos actuales sean los dolores de parto de un
mundo más fraterno y más sostenible. Bajo la mirada amorosa de maría
Auxiliadora, te rezamos a través de Cristo nuestro Señor. Amén”
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