ORACIONES EN ESTA CUARESMA-CUARENTENA
ANTE LA PANDEMIA DEL CORONAVIRUS
Introducción
El
coronavirus nos esta cambiando la vida, hemos tenido que reorganizar el ritmo
de nuestras vidas completamente. Qué cúmulo de sentimientos, de vivencias, unas
negativas con dudas temores, inseguridad, ansiedad, sufrimiento; otras
positivas ayuda, servicio, consuelo, compañía, solidaridad, unidad.
La llamada
no es solo de prevenir todo contagio sino de vivir de dar vida, como hacer para
que todos tengan una vida y una muerte digna. Cristo es la resurrección y la
vida. No nos dejemos vencer por la muerte.
En nuestro
mundo prepotente nos hemos creído capaces de todo. Como dice el Papa Francisco
la pandemia nos ha venido a hacer vulnerables a desenmascarar nuestra
autosuficiencia. Codiciosos de ganancias nos hemos dejado absorber por lo
material y trastornar por la prisa. No nos hemos detenido ante tus llamadas, no
nos hemos despertado ante tantas guerras e injusticias, nos hemos hecho indiferentes
y no hemos escuchado el grito de los pobres y de nuestro planeta gravemente
enfermo.
Tiempo de
despertar, de cambiar no los programas sino la vida. Ojalá que este tiempo no
cambie solo nuestros hábitos externos sino nuestra vida internamente, nuestros
valores, nuestras prioridades, nuestras actitudes, nuestros corazones. Desenmascarar
las falsas seguridades certezas y apoyos, los maquillajes de nuestra
prepotencia, autosuficiencia, indiferencia e individualismo. Es tiempo de
despertar de avivar la fe y el amor, la solidaridad entre los pueblos.
Dirijamos hoy la mirada ante los que sufren y ante los que hoy se hacen
portadores de vida y testigos de esperanza.
ESQUEMA
ORACIONES EN ESTA CUARENTENA
I Oración del Papa el viernes 27 Vaticano por el fin
de la pandemia
II Oración en el Quinto Domingo de Cuaresma: Domingo
de las lágrimas
III Via Matrix en este tiempo de pandemia
IV Via-Crucis en este tiempo de pandemia
V Via-Lucis en este tiempo de pandemia
VI Ante el Cristo Crucificado de hoy
VII Oracióna María por el fin de la Pandemia
ORACIÓN DEL PAPA EL
VIERNES 27 MARZO
EN EL VATICANO POR EL FIN DE LA PANDEMIA
“Abrazar al Señor
para abrazar la esperanza”: Esta es la invitación que nos hace el Papa
Francisco para combatir el miedo en esta crisis causada por la pandemia del
coronavirus. “Esta es la fuerza de la fe, que libera del miedo y da esperanza”.
En una tarde lluviosa, con la tenue luz del atardecer
en Roma, el Papa Francisco ha llegado a las 18 horas, acompañado únicamente por
Mons. Guido Marini, Maestro de Ceremonias Litúrgicas Pontificales, para
presidir la oración extraordinaria por el fin de la pandemia del coronavirus
que ha contagiado ya a más de 536.280 personas en todo el mundo.
“No es el momento de tu juicio, sino de nuestro
juicio”, ha señalado el Papa, invocando al Padre. “El tiempo para elegir entre
lo que cuenta verdaderamente y lo que pasa, para separar lo que es necesario de
lo que no lo es. Es el tiempo de restablecer el rumbo de la vida hacia Ti,
Señor, y hacia los demás”.
1. Nuestro tiempo de noche y tormenta
“Al atardecer” (Mc 4,35).
Así comienza el Evangelio que hemos escuchado. Desde hace algunas semanas
parece que todo se ha oscurecido. Densas tinieblas han cubierto nuestras
plazas, calles y ciudades; se fueron adueñando de nuestras vidas llenando todo
de un silencio que ensordece y un vacío desolador que paraliza todo a su paso:
se palpita en el aire, se siente en los gestos, lo dicen las miradas. Nos
encontramos asustados y perdidos. Al igual que a los discípulos del Evangelio,
nos sorprendió una tormenta inesperada y furiosa. Nos dimos cuenta de que
estábamos en la misma barca, todos frágiles y desorientados; pero, al mismo
tiempo, importantes y necesarios, todos llamados a remar juntos, todos
necesitados de confortarnos mutuamente. En esta barca, estamos todos. Como esos
discípulos, que hablan con una única voz y con angustia dicen: “perecemos” (cf.
v. 38), también nosotros descubrimos que no podemos seguir cada uno por nuestra
cuenta, sino sólo juntos.
Es fácil identificarnos con esta historia, lo difícil
es entender la actitud de Jesús. Mientras los discípulos, lógicamente, estaban
alarmados y desesperados, Él permanecía en popa, en la parte de la barca que
primero se hunde. Y, ¿qué hace? A pesar del ajetreo y el bullicio, dormía
tranquilo, confiado en el Padre —es la única vez en el Evangelio que Jesús
aparece durmiendo—. Después de que lo despertaran y que calmara el viento y las
aguas, se dirigió a los discípulos con un tono de reproche: “¿Por qué tenéis
miedo? ¿Aún no tenéis fe?” (v. 40).
Tratemos de entenderlo. ¿En qué consiste la falta de
fe de los discípulos que se contrapone a la confianza de Jesús? Ellos no habían
dejado de creer en Él; de hecho, lo invocaron. Pero veamos cómo lo invocan:
“Maestro, ¿no te importa que perezcamos?” (v. 38). No te importa:
pensaron que Jesús se desinteresaba de ellos, que no les prestaba atención.
Entre nosotros, en nuestras familias, lo que más duele es cuando escuchamos
decir: “¿Es que no te importo?”. Es una frase que lastima y desata tormentas en
el corazón.
También habrá sacudido a Jesús, porque a Él le
importamos más que a nadie. De hecho, una vez invocado, salva a sus discípulos
desconfiados.
2. No tengamos miedo
La tempestad
desenmascara nuestra vulnerabilidad y deja al descubierto esas falsas y
superfluas seguridades con las que habíamos construido nuestras agendas,
nuestros proyectos, rutinas y prioridades. Nos muestra cómo habíamos dejado
dormido y abandonado lo que alimenta, sostiene y da fuerza a nuestra vida y a
nuestra comunidad. La tempestad pone al descubierto todos los intentos de
encajonar y olvidar lo que nutrió el alma de nuestros pueblos; todas esas
tentativas de anestesiar con aparentes rutinas “salvadoras”, incapaces de
apelar a nuestras raíces y evocar la memoria de nuestros ancianos, privándonos
así de la inmunidad necesaria para hacerle frente a la adversidad.
Con la tempestad, se cayó el maquillaje de esos
estereotipos con los que disfrazábamos nuestros egos siempre pretenciosos de
querer aparentar; y dejó al descubierto, una vez más, esa (bendita) pertenencia
común de la que no podemos ni queremos evadirnos; esa pertenencia de hermanos.
“¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?”. Señor, esta tarde tu Palabra nos interpela se
dirige a todos. En nuestro mundo, que Tú amas más que nosotros, hemos avanzado
rápidamente, sintiéndonos fuertes y capaces de todo. Codiciosos de ganancias,
nos hemos dejado absorber por lo material y trastornar por la prisa. No nos
hemos detenido ante tus llamadas, no nos hemos despertado ante guerras e
injusticias del mundo, no hemos escuchado el grito de los pobres y de nuestro
planeta gravemente enfermo. Hemos continuado imperturbables, pensando en
mantenernos siempre sanos en un mundo enfermo. Ahora, mientras estamos en mares
agitados, te suplicamos: “Despierta, Señor”.
“¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?”. Señor, nos diriges una llamada, una llamada a la
fe. Que no es tanto creer que Tú existes, sino ir hacia ti y confiar en ti. En
esta Cuaresma resuena tu llamada urgente: “Convertíos”, “volved a mí de todo
corazón” (Jl 2,12). Nos llamas a tomar este tiempo de prueba
como un momento de elección. No es el momento de tu juicio, sino de
nuestro juicio: el tiempo para elegir entre lo que cuenta verdaderamente y lo
que pasa, para separar lo que es necesario de lo que no lo es. Es el tiempo de
restablecer el rumbo de la vida hacia ti, Señor, y hacia los demás.
3. Tiempo de
discernimiento, de cambio, de elección, de reorientación
Este es el tiempo de discernimiento para saber elegir
entre lo que cuenta verdaderamente y lo que pasa, para separar lo que es necesario
de lo que no lo es. Es el tiempo de restablecer el rumbo de la vida hacia ti,
Señor, y hacia los demás.
En medio de la noche se ven las estrellas. Podemos mirar a tantos compañeros de viaje que son
ejemplares, pues, ante el miedo, han reaccionado dando la propia vida. Es la
fuerza operante del Espíritu derramada y plasmada en valientes y generosas
entregas. Es la vida del Espíritu capaz de rescatar, valorar y mostrar cómo
nuestras vidas están tejidas y sostenidas por personas comunes —corrientemente
olvidadas— que no aparecen en portadas de diarios y de revistas, ni en las
grandes pasarelas del último show pero, sin lugar a dudas,
están escribiendo hoy los acontecimientos decisivos de nuestra historia:
médicos, enfermeros y enfermeras, encargados de reponer los productos en los
supermercados, limpiadoras, cuidadoras, transportistas, fuerzas de seguridad,
voluntarios, sacerdotes, religiosas y tantos pero tantos otros que
comprendieron que nadie se salva solo.
Frente al sufrimiento, donde se mide el verdadero desarrollo de nuestros
pueblos, descubrimos y experimentamos la oración sacerdotal de Jesús: “Que
todos sean uno” (Jn 17,21). Cuánta gente cada día demuestra
paciencia e infunde esperanza, cuidándose de no sembrar pánico sino corresponsabilidad.
Cuántos padres, madres, abuelos y abuelas, docentes muestran a nuestros niños,
con gestos pequeños y cotidianos, cómo enfrentar y transitar una crisis
readaptando rutinas, levantando miradas e impulsando la oración. Cuántas
personas rezan, ofrecen e interceden por el bien de todos. La oración y el
servicio silencioso son nuestras armas vencedoras.
“¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?”.
El comienzo de la fe es saber que necesitamos la salvación. No somos
autosuficientes; solos nos hundimos. Necesitamos al Señor como los antiguos
marineros las estrellas. Invitemos a Jesús a la barca de nuestra vida.
Entreguémosle nuestros temores, para que los venza. Al igual que los
discípulos, experimentaremos que, con Él a bordo, no se naufraga. Porque esta es
la fuerza de Dios: convertir en algo bueno todo lo que nos sucede, incluso lo
malo. Él trae serenidad en nuestras tormentas, porque con Dios la vida nunca
muere.
4.
Tiempo de despertar
avivar la fe y acercarnos a Cristo
El Señor nos interpela y, en medio de nuestra
tormenta, nos invita a despertar y a activar esa solidaridad y esperanza capaz
de dar solidez, contención y sentido a estas horas donde todo parece naufragar.
El Señor se despierta para despertar y avivar nuestra fe pascual. Tenemos un
ancla: en su Cruz hemos sido salvados.
Tenemos un timón:
en su Cruz hemos sido rescatados. Tenemos una esperanza: en su Cruz hemos sido
sanados y abrazados para que nadie ni nada nos separe de su amor redentor. En
medio desasimiento donde estamos sufriendo la falta de los afectos y de los
encuentros, experimentando la carencia de tantas cosas, escuchemos una vez más
el anuncio que nos salva: ha resucitado y vive a nuestro lado.
El Señor nos interpela desde su Cruz a reencontrar la
vida que nos espera, a mirar a aquellos que nos reclaman, a potenciar,
reconocer e incentivar la gracia que nos habita. No apaguemos la llama humeante
(cf. Is 42,3), que nunca enferma, y dejemos que reavive la
esperanza.
Abrazar su Cruz
es animarse a abrazar todas las contrariedades del tiempo presente, abandonando
por un instante nuestro afán de omnipotencia y posesión para darle espacio a la
creatividad que sólo el Espíritu es capaz de suscitar. Es animarse a motivar
espacios donde todos puedan sentirse convocados y permitir nuevas formas de
hospitalidad, de fraternidad y de solidaridad. En su Cruz hemos sido salvados
para hospedar la esperanza y dejar que sea ella quien fortalezca y sostenga
todas las medidas y caminos posibles que nos ayuden a cuidarnos y a cuidar.
Abrazar al Señor para abrazar la esperanza. Esta es la fuerza de la fe, que
libera del miedo y da esperanza.
“¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?”.
Queridos hermanos y hermanas: Desde este lugar, que narra la fe pétrea de
Pedro, esta tarde me gustaría confiarlos a todos al Señor, a través de la
intercesión de la Virgen, salud de su pueblo, estrella del mar tempestuoso.
Desde esta columnata que abraza a Roma y al mundo,
descienda sobre vosotros, como un abrazo consolador, la bendición de Dios.
Señor, bendice al mundo, da salud a los cuerpos y consuela los corazones. Nos
pides que no sintamos temor. Pero nuestra fe es débil y tenemos miedo. Mas tú,
Señor, no nos abandones a merced de la tormenta. Repites de nuevo: “No tengáis
miedo” (Mt 28,5). Y nosotros, junto con Pedro, “descargamos en ti
todo nuestro agobio, porque Tú nos cuidas” (cf. 1 P 5,7).
V DOMINGO DE CUARESMA
Domingo de las lágrimas
Introducción
El
Papa Francisco ha denominado este V domingo de Cuaresma el domingo de las
lágrimas. Pienso en tanta gente “que llora: gente aislada, gente en cuarentena,
los ancianos solos, personas hospitalizadas y personas en terapia, padres que
ven que, como no reciben la paga, no podrán dar de comer a sus hijos, mucha
gente llora”. Así nosotros también, desde nuestro corazón, los acompañamos. Y
no nos hará mal llorar un poco con el llanto del Señor por todo su pueblo.
El profeta Ezequiel
alienta la fe del pueblo sumido en la desesperanza. El mensaje de los huesos calcinados
que reviven al soplo del Espíritu pre anuncian la Resurrección de Cristo (Ez37,
12-14). En el evangelio nos narra la resurrección de Lázaro anticipo de la de
Cristo. Cristo se acerca ante el sepulcro de Lázaro su amigo y profundamente
conmovida llora. Después dijo: quiten la losa. A continuación, oró al Padre y
gritó con fuerte voz: Lázaro sal fuera. Salió el muerto atado con vendas. Jesús
dijo: Desatadlo para que pueda andar. Muchos creyeron en él.
Toda esta situación
que pasamos no es de muerte, la muerte no tiene la última palabra. El amor de
Jesús es capaz de transformar el mundo y es la fe la que tiene que iluminar
nuestra vida para ser testigos de esperanza. Dirijamos nuestra mirada y
nuestros corazones al que es la Resurrección y la vida.
Señor que manifestaste
tu compasión en las lágrimas que tu Hijo derramó ante el sepulcro de su amigo
contempla los sufrimientos del mundo en este tiempo de pandemia y de tantos que
lloran por la pérdida de sus seres queridos y derrama tu espíritu de amor
consuelo y paz para que podamos experimentar el poder y la fuerza de la
resurrección.
Al celebrar el
misterio pascual creemos en la victoria de Jesús sobre la muerte. El cree en
Jesús verá la gloria de Dios y alcanzará la vida plena
1. Jesús profundamente conmovido lloró
Jesús sintió dolor llegó a la tumba y, se conmovió
profundamente y muy turbado, preguntó: “¿Dónde lo habéis puesto?” (Jn 11,34). Y Jesús
estalló en lágrimas. Jesús, Dios, pero hombre, lloró. En otra ocasión en el
Evangelio se dice que Jesús lloró: cuando lloró por Jerusalén (Lc 19,41-42). ¡Y con
cuanta ternura llora Jesús! Llora desde el corazón, llora con amor, llora con
los suyos que lloran. El llanto de Jesús. Tal vez, lloró otras veces en la vida
—no lo sabemos— ciertamente en el Huerto de los Olivos. Pero Jesús llora por
amor, siempre.
Jesús se conmueve profundamente y muy turbado lloró. Cuántas veces hemos
escuchado en el Evangelio esta emoción de Jesús, con esa frase que se repite:
“Viendo, tuvo compasión” (cf. Mt 9,36; Mt 14,14). Jesús no
puede mirar a la gente y no sentir compasión. Sus ojos miran con el corazón;
Jesús ve con sus ojos, pero ve con su corazón y es capaz de llorar.
Hoy,
ante un mundo que sufre tanto, ante tanta gente que sufre las consecuencias de
esta pandemia, me pregunto: ¿soy capaz de llorar, como seguramente lo habría
hecho Jesús y lo hace ahora? ¿Mi corazón se parece al de Jesús? Y si es
demasiado duro, si bien soy capaz de hablar, de hacer el bien, de ayudar, pero
mi corazón no entra, no soy capaz de llorar, debo pedir esta gracia al Señor:
Señor, que yo llore contigo, que llore con tu pueblo que en este momento sufre.
Muchos lloran hoy. Y nosotros, desde este altar, desde este sacrificio de
Jesús, de Jesús que no se avergonzó de llorar, pedimos la gracia de llorar. Que
hoy sea para todos nosotros como el domingo del llanto.
2. Esta enfermedad no es
de muerte
En este pasaje del
Evangelio vemos que la fe del hombre y la omnipotencia del amor de Dios se
buscan y finalmente …se encuentran. Toda la situación que vive la humanidad con
tantas muertes no deben dejarnos sumidos en el dolor, la desesperación, la
muerte.
Esta enfermedad no es de muerte. Dios que es vida y da vida, quiso
asumir en su Hijo el drama de la muerte. Jesús podría haber evitado la muerte
de su amigo Lázaro, pero quería hacer suyo nuestro dolor por la muerte de
nuestros seres queridos, y sobre todo ha querido mostrar el dominio de Dios
sobre la muerte.
Es como un doble
camino, la fe del hombre y la omnipotencia del amor de Dios que al final se
encuentran. Lo vemos en el grito de Marta y María y todos nosotros con ellas:
“¡Si hubieras estado aquí”. Y la respuesta de Dios no es un discurso, la
respuesta de Dios al problema de la muerte, es Jesús: “Yo soy la resurrección y
la vida… ¡Tengan fe! En medio del llanto sigan teniendo fe, aunque la muerte
parece haber ganado.
3. No nos quedemos
encerrados en la muerte. Quiten la piedra
No nos quedemos encerrados en nuestras muertes, en nuestros
sepulcros, vidas calcinadas por la indiferencia, la lejanía, la insensibilidad,
la rutina, la monotonía, el miedo, la angustia, el sin sentido, el vacío, la
desesperanza, la soledad, el sufrimiento, la muerte.
¡Quiten la piedra de su corazón!, dejen que la Palabra de Dios devuelva
la vida donde hay muerte”. Aún hoy Jesús nos repite: “Quiten la piedra”. Dios
no nos creó para la tumba, nos creó… para la vida, hermosa, buena, alegre. Pero
“la muerte ha entrado en el mundo por la envidia del diablo” (Sap 2:24),
dice el Libro de la Sabiduría, y Jesucristo ha venido a liberarnos de sus
ataduras.
Por lo tanto, estamos
llamados a quitar las piedras de todo lo que huele a muerte: por ejemplo la
hipocresía con la que vivimos la fe, es muerte; la crítica destructiva a los
demás, es muerte; la ofensa, la calumnia, es muerte; la marginación de los pobres,
es muerte. El Señor nos pide que saquemos estas piedras de nuestros corazones,
y la vida entonces florecerá a nuestro alrededor. Cristo vive, y quien lo acoge
y se adhiere a Él entra en contacto con la vida. Sin Cristo, o fuera de Cristo,
no sólo no hay vida sino que se vuelve a caer en el la muerte.
4. Cuales
nuestros sepulcros, cavernas, lugares oscuros donde nos escondemos
En esta pandemia que vivimos Dios permite que se
desenmascaren los corazones y salga afuera todo lo malo y todo lo bueno que hay
en el hombre.
Este tiempo de cuaresma es un tiempo propicio para
desenmascarar nuestros sepulcros, esos lugares sombríos de muerte que necesitan
se resucitados.
Cristo gritó ante el sepulcro. Lázaro sal fuera. Quizás
en estos tiempos de confinamiento nos dicen, no salir de nuestras casas para
prevenir el contagio. Pero eso no significa quedarnos encerrados en nosotros
mismos. Es tiempo de salir de la muerte y acogernos al que vive y da la vida.
Dios hizo salir de la muerte y del sepulcro a su Hijo
Jesucristo. Cristo nos dice hoy no temáis. Salid de vuestras tumbas, del
desaliento, el cansancio y quitad las vendas para ver el grito de dolor y
sufrimiento que viven tantos hermanos.
5.
Abramos las puertas a Cristo y dejemos que entre a nuestros
sepulcros y nos renueve
Cristo es la Resurrección y la vida.
¿Creemos esto? La vida nos viene de Cristo, vencedor de la muerte. Cristo ha
vencido toda muerte. Los que creen verán la gloria de Dios. De este tiempo de
pandemia saldremos y ojalá que salgamos fortalecidos y renovados. Veremos unos
cielos nuevos y una tierra nueva donde reine la concordia y la unidad entre los
pueblos.
Marta le dice a Jesús:
“¡Si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto!” (v. 21). Jesús le responde:
“Tu hermano resucitará” (v. 23); y añade: “Yo soy la resurrección y la vida; el
que crea en mí, aunque muera, vivirá”. Jesús se hace ver como el Señor de la
vida, Él es capaz de dar la vida y también la muerte (v. 25). Luego María y
otras personas llegan, todos llorando, y Jesús – dice el Evangelio – “se
conmovió profundamente y […] estalló en lágrimas” (vv. 33.35). Con este
trastorno en el corazón, va a la tumba, agradece al Padre que siempre lo
escucha, hace que la tumba se abra y grita con fuerza: “¡Lázaro, sal!” (v. 43).
Y Lázaro salió con “los pies y las manos atados con vendas, y el rostro
envuelto en un sudario” (v. 44).
La resurrección de
Lázaro es también un signo de la regeneración que tiene lugar en el creyente. a
través del Bautismo, con la plena inserción en el Misterio Pascual de Cristo.
Por la acción y la fuerza del Espíritu Santo, el cristiano es una persona que
camina en la vida como una nueva criatura: una criatura para la vida y que va
hacia la vida.
Que la Virgen María
nos ayude a ser compasivos como su Hijo Jesús, que hizo suyo nuestro dolor. Que
cada uno de nosotros esté cerca de los que están en la prueba, convirtiéndose
para ellos en un reflejo del amor y la ternura de Dios, que libera de la muerte
hace vencer la vida.
Introducción a este pequeño triduo cuaresmal:
En este
tiempo de cuaresma, convertida en cuarentena por la pandemia del coronavirus la
Iglesia nos invita a adentrarnos en la contemplación del misterio pascual de
Cristo de su Pasión muerte y resurrección. Arraigada en la religiosidad popular
y en la Tradición de la Iglesia se ha extendido la oración del Via Crucis.
Junto al Vía Crucis se han sumado otras oraciones el Vía Lucis y
el Vía Matris.
Estas
oraciones están preparadas con textos bíblicos asociados a los pasos que se van
contemplando una pequeña oración, reflexión y una imagen. Dicen que una imagen
vale más que mil palabras. Si estas imágenes son de rostros reales de personas
del mundo entero. El coronavirus se ha extendido por el mundo entero no sabe de
razas, sexos, credos, ni condición social, nos ha unido a toda la humanidad.
Estamos en
este tiempo saturados de mensajes, de palabras de imágenes No pasemos por
delante y ayúdanos a contemplar a Cristo en medio de esta situación que
vivimos. Por la fe sabemos que Cristo hoy asume y hace suyo todo nuestro dolor.
Que estas oraciones nos alienten y ayuden en nuestra oración.
ESQUEMA:
I.
VIA MATRIS
II.
VIA CRUCIS
III.
VIA LUCIS
ORACIONES DEL VIA MATRIS EN ESTA
PANDEMIA
Introducción al Vía Matris:
El Vía Matris
es una oración para contemplar el Misterio Pascual de Cristo acompañados de
María. María nunca estuvo separada de su Hijo. Ella fue testigo privilegiado,
acompañando a Jesús durante toda su vida y fue asociada de forma única a su
misterio pascual. Tuvo su camino de dolor y de gloria. Los dolores de Cristo
son también los dolores de María.
De la misma
forma María acompaña toda la Pasión actual de su Hijo, la que vivimos en este
momento de pandemia. Con el rezo del Vía Matris somos invitados a
contemplar a Jesús siguiendo los pasos de su Hijo. La Vía Matris tiene
siete estaciones que se conocen como los siete dolores, las siete espadas que
atravesaron el corazón de la Virgen Dolorosa. Todos somos invitados a acompañar
a Jesús y la Madre en su Pasión de hoy. A partir del 25 de Marzo fiesta de la
Anunciación se observó cierta bajada en el número de contagiados.
Las imágenes
que presentamos reflejan el dolor de la madre por sus hijos. Nos queremos unir
al dolor de tantas madres por sus hijos y tantos hijos por sus madres. Que La
Madre Dolorosa nos infunda su fe, amor y esperanza para poder acompañar a sus
hijos hoy y ser testigos de la Resurrección del Señor.
ESQUEMA:
I.1 La Presentación de Jesús en el Templo
I.2 La huida a Egipto
I.3 La pérdida del Hijo en Jerusalén
I.4 El encuentro de la Madre con su Hijo en la vía
dolorosa
I.5 María junto a la Cruz
I.6 El descendimiento
I.7 El entierro en el sepulcro
I.1
La Presentación de Jesús en el Templo
Foto 1:
Madre consoladora de los que sufren
Lectura:
Simeón
dijo a María: Mira, este está puesto para que todos en Israel caigan o se
levanten; será una bandera discutida y a ti una espada te atravesará el
corazón.
(Lc 2,
34-35)
Reflexión:
Pasamos la vida pensando hacer algo grande y se nos escapa,
se nos escapa sin haber hecho nada. Se nos olvida que lo más grande que podemos
hacer empieza en lo pequeño.
Oración:
Oh Dios, esperanza de los hombres, que por medio de Simeón
anunciaste a María la hora de la prueba y del dolor para asociarla a la Pasión
de tu Hijo, mira a tus hijos peregrinos en este tiempo de pandemia y guíanos y
orienta nuestros corazones hacia Tí. Madre del consuelo líbranos de la
indiferencia de la prepotencia y mezquindad. Ayúdanos en medio de la hora de
tiniebla y de dolor a mantener viva la fe, el amor y la esperanza en este
momento de prueba y de dolor
I.2
La huida a Egipto
Foto 2: Madre
refugio de pecadores
Lectura:
El ángel
del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: Levántate coge al niño y a su
madre y huye a Egipto; quédate allí hasta nuevo aviso, porque Herodes va a
buscar al niño para matarlo. José se levantó, cogió al niño y a su madre de
noche y se fue a Egipto (Mt 2, 13-14)
Reflexión:
No está la
grandeza en hacer y en hacer, sino en amar aquello que Dios nos ha dado.
Nuestra tragedia es lo lento que aprendemos a amar.
Oración:
Oh Dios que
confiaste a María y José la custodia de tu Hijo perseguido por Herodes
concédenos salir al encuentro de nuestros hermanos oprimidos por la injusticia
y víctimas de la violencia. Madre refugio de los perseguidos, exiliados, pobres
y pecadores, auxilio de los cristianos, vuelve tus ojos misericordiosos ante
toda la miseria humana. Que en medio de esta pandemia no crezca la duda, la
sospecha, la incomprensión, la insolidaridad.
I.3
La pérdida del Hijo en Jerusalén
Foto 3:
Madre de la Piedad
Lectura:
Cuando
las fiestas terminaron, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén
sin que lo supieran sus padres. Éstos creyendo que iba en la caravana, al
terminar la primera jornada, se pusieron a buscarlo entre los parientes y
conocidos; y como no lo encontraron, volvieron a Jerusalén en su busca (Lc 2, 43-45)
Reflexión:
Sed nobles
con vosotros mismos; Mantengamos la solidaridad. Esforzaos porque vuestras
obras correspondan a vuestros buenos pensamientos y sentimientos. Así nunca
dudaremos en estar del lado de la verdad.
Oración:
Oh Dios
defensor de los pobres y oprimidos sal en nuestro auxilio. En tu designio de
sabiduría dispusiste que la Virgen experimentase el dolor de la desaparición de
tu Hijo te pedimos buscar a Cristo con empeño en este tiempo de prueba. Madre
de la Piedad que nadie quede solo en la indefensión ven en nuestro auxilio y
danos tus entrañas de misericordia para ser empáticos con nuestros hermanos.
I.4
El encuentro de la Madre con su Hijo en la vía dolorosa
Foto 4: Madre
la Desolada
Lectura:
Mientras
lo conducían, echaron mano de un tal Simón de Cirene, que volvía del campo y le
cargaron la cruz para que la llevasen detrás de Jesús. Lo seguía gran gentío
del pueblo y muchas mujeres que se golpeaban el pecho y gritaban lamentándose
por él. (Lc 23,
26-27)
Reflexión:
Podemos
tener unas ideas muy elevadas, poseer una ciencia insondable, tener riquezas
para comprar el mundo, pero si no tenemos amor no somos nada.
Oración:
Padre bueno
bajo cuya mirada de amor tu Hijo como Siervo Sufriente encontró en el camino
del Calvario a la Madre Dolorosa suscita en nosotros el sincero deseo de seguir
a Cristo abrazándole soportando nuestra cruz. Madre de los desalentados y
desamparados auxílianos y ayúdanos a salir al encuentro de todos los que
sufren.
I.5
María junto a la Cruz
Foto 5:
Madre Dolorosa
Lectura:
Estaban
junto a la cruz de Jesús su madre, la hermana de su madre, María de Cleofás y
María Magdalena. Al ver a su madre y a su lado al discípulo preferido, dijo
Jesús: Mujer, ese es tu Hijo. Y luego al discípulo: Esa es tu madre. Desde
entonces el discípulo la tuvo en su casa. (Jn19, 25-27)
Reflexión:
Qué grande
si este mundo en el que vivimos se preocupara de levantar no solo grandes obras
sino también las vidas de los más pobres.
Oración:
Oh Dios que
has querido que, al lado de tu Hijo, levantado sobre la Cruz, estuviese
presente su Madre Dolorosa haz que asociados con ella a la pasión de tu Hijo
participemos con él de la gloria de la resurrección. Madre Dolorosa a ti
suplicamos gimiendo y llorando en este valle de lágrimas y auxílianos.
I.6
El descendimiento
Foto 6:
Madre de La Soledad
Lectura:
Al caer
la tarde llegó un hombre rico de Arimatea, de nombre José, que era también
discípulo de Jesús. Fue a ver a Pilato para pedirle el cuerpo y Pilato mandó
que se lo entregaran. José se llevó el cuerpo de Jesús y lo envolvió en una
sábana limpia. (Mt
27, 57-59)
Reflexión:
Qué bueno
pensar que el suelo de polvo que pisamos es la única altura donde todos nos
igualamos.
Oración:
Padre
misericordioso que en la hora de la prueba has consolado a la Madre desolada,
danos el espíritu de consolación, para que sepamos consolar a lo hermanos, que
viven en soledad o gimen e la aflicción. Madre de la Soledad, no nos dejes
solos, ruega por nosotros y ampáranos.
I.7
El entierro en el sepulcro
Lectura:
En el sitio donde lo
crucificaron había un huerto y en el huerto un sepulcro donde todavía no habían
enterrado a nadie. Como para los judíos era día de preparativos y el sepulcro
estaba cerca, pusieron allí a Jesús.
(Jn 19, 40-42)
Reflexión:
No es lo peor la tristeza
que siento. Es que no tengo a nadie dispuesto a compartirla; uno como yo que me
comprenda.
Oración:
Oh Dios, en
el sepulcro nuevo de tu Hijo, signo de la tierra Virgen has puesto la semilla
de la nueva creación, concédenos ser portadores de esperanza y testigos de la
resurrección. Madre de las angustias que sumida en el dolor no bajaste los
brazos y te mantuviste en espera de la resurrección, enséñanos a esperar y
confiar en Dios por encima de todo.
EN ESTA PANDEMIA
Introducción al Via Crucis
Esta pandemia ha dejado al descubierto todo lo que anida en
el corazón del hombre lo malo y lo bueno. Estábamos como insensibles ante el
mundo que nos rodea. Como el Papa Francisco nos dice no nos hemos despertado,
no nos hemos detenido ante las llamadas del Señor.
Este tiempo es un tiempo de orar, de reflexionar ante la
situación del mundo, ante las guerras e injusticias de las que hemos sido
cómplices y víctimas. Nos hemos hecho sordos a Dios y a los hermanos. No hemos
escuchado el grito de los pobres y de nuestro planeta gravemente enfermo. Hemos
continuado imperturbables, pensando en mantenernos siempre sanos en un mundo
enfermo. Las oraciones y reflexiones de este Vía crucis corresponden al Vía
Crucis que hicieron un grupo de jóvenes libaneses bajo la dirección del
cardenal Béchara Boutros Raï del Líbano.
La llamada a
seguirte se dirige a todos, en particular a los jóvenes y a cuantos sufren por
las divisiones, las guerras o la injusticia y luchan por ser, en medio de sus
hermanos, signos de esperanza y artífices de paz.Te contemplamos, Señor, en este camino que tú has emprendido antes que nadie y al final del cual pusiste tu cruz como un puente hacia la muerte, de modo que los hombres puedan pasar del país de la muerte al de la Vida. Nos ponemos por tanto ante ti con amor, te presentamos nuestros sufrimientos, dirigimos nuestra mirada y nuestro corazón a tu santa Cruz y, apoyándonos en tu promesa, te confesamos como nuestro Señor y Salvador. Oh Redentor, realiza en nosotros el misterio de tu redención, por tu pasión, muerte y resurrección.
ESQUEMA
DE LAS ESTACIONES DEL VIA CRUCIS
II,1
Jesús es condenado a muerte
II,2
Jesús con la cruz a cuestas
II,3
Jesús cae por primera vez
II,4
Jesús encuentra a su Madre
II,5
El Cirineo ayuda a Jesús a llevar la cruz
II,6
La Verónica enjuga el rostro de Jesús
II,7
Jesús cae por segunda vez
II,8
Jesús encuentra a las mujeres de Jerusalén que lloran por él
II,9
Jesús cae por tercera vez bajo el peso de la cruz
II,10
Jesús es despojado de sus vestiduras
II,11
Jesús es clavado en la cruz
II,12
Jesús muere en la cruz
II,13
Jesús es bajado de la cruz y entregado a su Madre
II,14
Jesús es colocado en el sepulcro
PRIMERA ESTACIÓN: Jesús es condenado a muerte
FOTO 1
Lectura:
Pilato tomó de nuevo la palabra y les preguntó: «¿Qué hago con el que
llamáis rey de los judíos?» Ellos gritaron de nuevo: «Crucifícalo». Y Pilato,
queriendo complacer a la gente, les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de
azotarlo, lo entregó para que lo crucificaran. (Mc 15,12-13.15).
Reflexión:
En nuestro mundo contemporáneo, muchos son los «Pilato» que tienen en las manos
los resortes del poder y los usan al servicio de los más fuertes. Son muchos
los que, débiles y viles ante estas corrientes de poder, ponen su autoridad al
servicio de la injusticia y pisotean la dignidad del hombre y su derecho a la
vida.
Oración:
Señor Jesús, no permitas que seamos contados entre los injustos. No
permitas que los fuertes se complazcan en el mal, en la injusticia y en el
despotismo. No permitas que la injusticia lleve a los inocentes a la
desesperación y a la muerte. Confírmales en la esperanza e ilumina la
conciencia de aquellos que tienen autoridad en este mundo, de modo que
gobiernen con justicia. Amén.
SEGUNDA ESTACIÓN: Jesús con la cruz a cuestas
FOTO 2
Lectura:
Terminada la burla, le quitaron la púrpura y le pusieron su ropa. Y lo
sacaron para crucificarlo. (Mc 15,20).
Reflexión:
En todas las épocas, el hombre ha creído poder sustituir a Dios y
determinar por sí mismo el bien y el mal, sin hacer referencia a su Creador y
Salvador. Se ha creído omnipotente, capaz de excluir a Dios de su propia vida y
de la de sus semejantes, en nombre de la razón, el poder o el dinero. También
hoy el mundo se somete a realidades que buscan expulsar a Dios de la vida del
mundo, como el laicismo ciego que sofoca los valores de la fe y de la moral en
nombre de una presunta defensa del hombre; o el fundamentalismo violento que
toma como pretexto la defensa de los valores religiosos.
Oración:
Señor Jesús, tú que has asumido la humillación y te has identificado con
los débiles, te confiamos a todos los hombres y a todos los pueblos humillados
y que sufren, en especial los del atormentado Oriente. Concédeles que obtengan
de ti la fuerza para poder llevar contigo su cruz de esperanza. Nosotros
ponemos en tus manos todos aquellos que están extraviados, para que, gracias a
ti, encuentren la verdad y el amor. Amén.
TERCERA ESTACIÓN: Jesús cae por primera vez
FOTO 3
Lectura:
Pero Él fue traspasado por nuestras rebeliones, triturado por nuestros
crímenes. Nuestro castigo saludable cayó sobre Él, sus cicatrices nos curaron. (Is 53,5)
Reflexión:
Aquél que tiene las luminarias del cielo en la palma de su mano divina, y
ante el cual tiemblan las potencias celestes, cae por tierra sin protegerse
bajo el pesado yugo de la cruz. Aquél que ha traído la paz al mundo, herido por
nuestros pecados, cae bajo el peso de nuestras culpas. Temblaron los
fundamentos de la tierra y un miedo terrible se apoderó de los que estaban allí
cuando su Creador y Dios fue aplastado bajo el peso de la cruz y se dejó
conducir a la muerte por amor a toda la humanidad.
Oración:
Señor Jesús, levántanos de nuestras caídas, reconduce nuestro espíritu
extraviado a tu Verdad. No permitas que la razón humana, que tú has creado para
ti, se conforme con las verdades parciales de la ciencia y de la tecnología sin
intentar siquiera plantearse las preguntas fundamentales sobre el sentido y la
existencia. Concédenos, Señor, abrirnos a la acción de tu Santo Espíritu, de
modo que nos conduzca a la plenitud de la verdad. Amén.
CUARTA ESTACIÓN: Jesús encuentra a su Madre
FOTO 4
Lectura:
Simeón los bendijo y dijo a María, su madre: «Éste ha sido puesto para que
muchos en Israel caigan y se levanten; y será como un signo de contradicción, y
a ti misma una espada te traspasará el alma, para que se pongan de manifiesto
los pensamientos de muchos corazones». Su madre conservaba todo esto en su
corazón. (Lc 2,34-35.51b).
Reflexión:
Detengámonos a contemplar a Jesús herido y sufriendo, llevando la cruz de todos
los hombres, Jesús encuentra a su madre y, en su rostro, a toda la humanidad.
Lo ha encontrado en una búsqueda constante de su rostro. Antes de encontrar a
Jesús, es él quien se hace el encontradizo. Ahora, mientras lleva la cruz, la
encuentra. Jesús sufre al ver a su madre afligida, y María viendo sufrir a su
Hijo. Pero de este común sufrimiento nace la nueva humanidad.
Oración:
Señor Jesús, también nosotros sentimos en nuestras familias los
sufrimientos que los padres causan a sus hijos y éstos a sus padres. Señor, haz
que en estos tiempos difíciles nuestras familias sean lugar de tu presencia, de
modo que nuestros sufrimientos se transformen en alegría. Sé tú la fuerza de
nuestras familias y haz que sean oasis de amor, paz y serenidad, a imagen de la
Sagrada Familia de Nazaret. Amén.
QUINTA ESTACIÓN: El Cirineo ayuda a Jesús a llevar la cruz
FOTO 5
Lectura:
Mientras lo conducían, echaron mano de un cierto Simón de Cirene, que
volvía del campo, y le cargaron la cruz, para que la llevase detrás de Jesús. (Lc 23, 26).
Reflexión:
El encuentro de Jesús con Simón de Cirene es un encuentro silencioso, una
lección de vida: Dios no quiere el sufrimiento y no acepta el mal. Simón de
Cirene es uno de nosotros, y nos enseña a aceptar la cruz que encontramos en el
camino de la vida. El dolor, la enfermedad puede apagar la mirada, pero no
herir la conciencia; puede dejar sordos los oídos, pero no impedirnos escuchar;
atar la lengua, pero no apagar la sed de verdad. Puede adormecer el alma, pero
no robar la libertad.
Oración:
Señor, queremos ser tus discípulos para llevar tu cruz todos los días; la
llevaremos con alegría y con esperanza para que tú la lleves con nosotros,
porque tú has alcanzado para nosotros el triunfo sobre la muerte. Te damos gracias,
Señor, por cada persona enferma y que sufre, que sabe ser testigo de tu amor, y
por cada «Simón de Cirene» que pones en nuestro camino. Amén.
SEXTA ESTACIÓN: La Verónica enjuga el rostro de Jesús
FOTO 6
Lectura:
Oigo en mi corazón: «Buscad mi rostro». Tu rostro buscaré, Señor. No me
escondas tu rostro. No rechaces con ira a tu siervo, que tú eres mi auxilio; no
me deseches, no me abandones, Dios de mi salvación. (Sal 27,8-9).
Reflexión:
La Verónica te ha buscado en medio de la gente. Te ha buscado, y al final
te ha encontrado. Mientras tu dolor llegaba al extremo, ha querido aliviarlo
enjugándote el rostro con un paño. Nosotros también hoy buscamos tu rostro. La
Verónica nos recuerda que tú estás presente en cada persona que sufre y que se
dirige al Gólgota. Señor, haz que te encontremos en los pobres, en tus hermanos
pequeños, para enjugar las lágrimas de los que lloran, hacernos cargo de los
que sufren y sostener a los débiles.
Oración:
Señor, tú nos enseñas que una persona herida y olvidada no pierde ni su
valor ni su dignidad, y que permanece como signo de tu presencia oculta en el
mundo. Ayúdanos a lavar de su rostro las marcas de la pobreza y la injusticia,
de modo que tu imagen se revele y resplandezca en ella. Oremos por todos los
que buscan tu rostro y lo encuentran en quienes no tienen hogar, en los pobres,
en los niños expuestos a la violencia y a la explotación. Amén.
SÉPTIMA ESTACIÓN: Jesús cae por segunda vez
FOTO 7
Lectura:
Al verme se burlan de mí, hacen visajes, menean la cabeza. Pero tú, Señor,
no te quedes lejos, que el peligro está cerca y nadie me socorre. (Sal 22, 8.12)
Reflexión:
Jesús está solo bajo el peso interior y exterior de la cruz. En la caída es
cuando el peso del mal se hace demasiado grande, y parece que no hay límite
para la injusticia y la violencia. Pero él se levanta de nuevo apoyándose en la
confianza que tiene en su Padre. La fuerza del amor al Padre y a todos los
hombres lo levanta. En esta segunda caída reconocemos tantas situaciones
nuestras que parecen no tener salida. Entre ellas, las causadas por los
prejuicios y el odio, que endurece nuestro corazón y lleva a conflictos
religiosos.
Oración:
Ilumina nuestras conciencias para que reconozcamos que, a pesar de las
divergencias humanas y religiosas, un destello de verdad ilumina a todos los
hombres, llamados a caminar juntos, respetando la libertad religiosa. Así, las
distintas religiones podrán unir sus esfuerzos para servir al bien común y
contribuir al desarrollo de cada persona y a la construcción de la sociedad.
Ven Espíritu Santo a consolar y fortalecer a los cristianos de modo que unidos
a Cristo sean testigos de su amor universal en una tierra lacerada por la
injusticia y los conflictos. Amén.
OCTAVA ESTACIÓN: Jesús encuentra a las mujeres de Jerusalén que lloran por
él.
FOTO 8
Lectura:
Lo seguía un gran gentío del pueblo, y de mujeres que se golpeaban el pecho
y lanzaban lamentos por él. Jesús se volvió hacia ellas y les dijo: «Hijas de
Jerusalén, no lloréis por mí, llorad por vosotras y por vuestros hijos». (Lc 23, 27-28)
Reflexión:
En el camino hacia el Calvario, el Señor encuentra a las mujeres de
Jerusalén. Ellas lloran por el sufrimiento del Señor como si se tratase de un
sufrimiento sin esperanza. Jesús da su vida en rescate por muchos. Así dio
alivio a los oprimidos bajo el yugo y consuelo a los afligidos. Enjugó las
lágrimas de las mujeres de Jerusalén y abrió sus ojos a la verdad pascual. Nuestro
mundo está lleno de madres afligidas, de mujeres heridas en su dignidad,
violentadas por las discriminaciones, la injusticia y el sufrimiento.
Oración:
Oh Cristo sufriente, sé nuestra paz y el bálsamo de nuestras heridas. Señor,
que el deseo de nuestro corazón sea el de encontrarnos contigo. Que nuestro
camino lleno de sufrimiento sea siempre un itinerario de esperanza, contigo y
hacia ti, que eres el refugio de nuestra vida y nuestra Salvación. Amén.
NOVENA ESTACIÓN: Jesús cae por tercera vez bajo el peso de la cruz
FOTO 9
Lectura:
Nos apremia el amor de Cristo, al considerar que, si uno murió por todos,
todos murieron. Y Cristo murió por todos, para que los que viven, ya no vivan
para sí, sino para el que murió y resucitó por ellos. (2 Co 5, 14-15)
Reflexión:
Por tercera vez, Jesús cae bajo la cruz cargado con nuestros pecados, y por
tercera vez intenta alzarse con todas las fuerzas que le quedan, para proseguir
el camino hacia el Gólgota, evitando dejarse aplastar y sucumbir a la
tentación. Desde su encarnación, Jesús lleva la cruz del sufrimiento humano y
del pecado. Ha asumido la naturaleza humana de forma plena y para siempre,
mostrando a los hombres que la victoria es posible y que el camino de la
filiación divina está abierto.
Oración:
Señor Jesús, la Iglesia está oprimida bajo la cruz de las divisiones que
alejan a los cristianos unos de otros y de la unidad que tú quisiste. Frente a
las divisiones a las que nos enfrentamos, concédenos, Señor, la sabiduría y la
humildad, para levantarnos y avanzar por el camino de la unidad, en la verdad y
el amor, sin sucumbir a la tentación de recurrir sólo a los criterios que nacen
de intereses personales o sectarios. Concédenos renunciar a la mentalidad de
división para no hacer ineficaz la cruz de Cristo, Amén.
DÉCIMA ESTACIÓN: Jesús es despojado de sus vestiduras
FOTO 10
Lectura:
Se reparten mi ropa, echan a suerte mi túnica. (Sal 22, 19)
Reflexión:
Te hemos robado el manto, y tú nos has dado también la túnica. Has
permitido que el velo de tu carne se rasgase para que fuésemos admitidos de
nuevo a la presencia del Padre. Creíamos poder realizarnos nosotros mismos,
independientemente de ti. Nos hemos encontrado desnudos, pero tu amor infinito
nos ha revestido de la dignidad de hijos e hijas de Dios. Cuántos son hoy los
hombres despojados de su dignidad violentados por la persecución, y debilitados
por la emigración. Infúndelos el valor de permanecer en sus países para anunciar
la Buena Noticia.
Oración:
Oh Jesús, Hijo del hombre, que te has despojado para revelarnos la nueva
criatura resucitada de entre los muertos, arranca en nosotros el velo que nos
separa de Dios, y entreteje en nosotros tu presencia divina. Concédenos vencer
el miedo frente a los sucesos de la vida que nos despojan y nos dejan desnudos,
y revestirnos del hombre nuevo de nuestro bautismo, para anunciar la Buena
Noticia, proclamando que eres el único Dios verdadero, que guía la historia.
Amén.
UNDÉCIMA ESTACIÓN: Jesús es clavado en la cruz
FOTO 11
Lectura:
Entonces se lo entregó para que lo crucificaran. Y Pilato escribió un
letrero y lo puso encima de la cruz; en él estaba escrito: «Jesús, el Nazareno,
el rey de los judíos». (Jn 19, 16a.19)
Reflexión:
He aquí el Mesías esperado, colgado en el madero de la cruz entre dos
malhechores. Las manos que han bendecido a la humanidad están traspasadas. Los
pies que han pisado nuestra tierra para anunciar la Buena Noticia cuelgan entre
el cielo y la tierra. Los ojos llenos de amor que, con una mirada, han sanado a
los enfermos y perdonado nuestros pecados ahora sólo miran al cielo. Cada vez
que el abismo del pecado nos amenaza encontramos en tus llagas la salud y el
perdón.
Oración:
Señor Jesús, tú has sido crucificado por nuestras culpas. Tú suplicas al
Padre e intercedes por la humanidad. Cada golpe del martillo resuena como un
latido de tu corazón inmolado. Oh Jesús, te pedimos por todos los jóvenes que
están oprimidos por la desesperación, por los jóvenes víctimas de la droga y
tantas perversiones. Líbralos de su esclavitud. Que levanten los ojos y acojan
el Amor. Que descubran la felicidad en ti, y sálvalos tú, Salvador nuestro.
Amén.
DUODÉCIMA ESTACIÓN: Jesús muere en la cruz
FOTO 12
Lectura:
Y Jesús, clamando con voz potente, dijo: «Padre, a tus manos encomiendo mi
espíritu». Y, dicho esto, expiró. (Lc 23,46).
Reflexión:
Desde lo alto de la cruz, un grito: grito de abandono en el momento de la
muerte, grito de confianza en medio del sufrimiento, grito del alumbramiento de
una vida nueva. También nosotros afrontamos hoy los desafíos de este mundo:
sentimos que las olas de las preocupaciones nos sumergen y hacen vacilar
nuestra confianza. En las tinieblas de nuestras noches, nosotros te
contemplamos. Enséñanos a dirigirnos al Padre celestial. Danos Señor la fuerza
de saber en nuestro interior que ninguna muerte nos vencerá, hasta que
reposemos entre tus manos que nos han formado y nos acompañan.
Oración:
Oramos para que todos aquellos que promueven el aborto tomen conciencia de
que el amor sólo puede ser fuente de vida. También por los defensores de la
eutanasia y por aquellos que promueven técnicas y procedimientos que ponen en
peligro la vida humana. Abre sus corazones, para que te conozcan en la verdad,
para que se comprometan en la edificación de la civilización de la vida y del
amor. Amén.
DECIMOTERCERA ESTACIÓN: Jesús es bajado de la cruz y entregado a su Madre.
FOTO 13
Lectura:
Jesús, al ver a su madre y junto a ella al discípulo al que amaba, dijo a
su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo». Luego dijo al discípulo: «Ahí tienes a
tu madre». (Jn 19,26-27a).
Reflexión:
Señor Jesús, aquellos que te aman permanecen junto a ti y conservan la fe.
Su fe no decae en la hora de la agonía y de la muerte, cuando el mundo cree que
el mal triunfa y que la voz de la verdad y del amor, de la justicia y de la paz
calla. Parece como si nada pudiera suprimir el mal, el terrorismo, el homicidio
y el odio. María permanece firme junto a la cruz. Ante la cruz sobre la que tu
hijo extendió sus manos inmaculadas por nuestra salvación, oh Virgen, nos
postramos en este día.
Oración:
Oremos por las víctimas de las guerras y la violencia que devastan en
nuestro tiempo varios países de Oriente Medio, así como otras partes del mundo.
Oremos para que los refugiados y los emigrantes forzosos puedan volver lo antes
posible a sus casas y sus tierras. Haz, Señor, que la sangre de las víctimas
inocentes sea semilla de un nuevo Oriente más fraterno, pacífico y justo, y que
este Oriente recupere el esplendor de su vocación de ser cuna de la
civilización y de los valores espirituales y humanos. Estrella de Oriente,
indícanos la venida del Alba. Amén.
DECIMOCUARTA ESTACIÓN: Jesús es colocado en el sepulcro
FOTO 14
Lectura:
Llegó también Nicodemo, el que había ido a verlo de noche, y trajo unas
cien libras de una mixtura de mirra y áloe. Tomaron el cuerpo de Jesús y lo
envolvieron en los lienzos con los aromas, según se acostumbra a enterrar entre
los judíos. (Jn 19,39-40).
Reflexión:
Nicodemo recibe el cuerpo de Cristo, se hace cargo de él y lo pone en el
sepulcro, en un jardín que recuerda el de la creación. Jesús se deja enterrar
como se dejó crucificar, con el mismo abandono, completamente entregado en las
manos de los hombres y perfectamente unido a ellos incluso la muerte. Aceptar
las dificultades, los sucesos dolorosos, la muerte, exige una esperanza firme,
una fe viva. La piedra puesta a la entrada de la tumba será removida y una
nueva vida surgirá.
Oración:
Señor Jesús, nos ha dado la vida en abundancia, no podemos conformarnos ya
con una vida carente de belleza y significado. Hemos recibido la libertad de
los hijos de Dios para no volver a la esclavitud. Haz de nosotros hijos de la
luz no quedemos presos de las tinieblas. Te pedimos hoy por todos los que
buscan el sentido de la vida y por los que han perdido la esperanza, para que
crean en tu victoria sobre el pecado y la muerte. Amén.
III ORACIONES DEL VIA LUCIS
EN ESTA PANDEMIA
Introducción
En conexión
con el Vía Crucis a partir de la renovación litúrgica del Concilio
Vaticano II se ha empezado a celebrar el Vía Lucis durante el tiempo
pascual. Ambas oraciones tan extendidas entre la piedad popular nos pueden
ayudar en este tiempo de pandemia.
Meditar las
estaciones-apariciones de Cristo resucitado nos introducen al misterio de
nuestra fe. El Vía Lucis es camino de la luz, es decir, de los misterios
gloriosos del Señor. Este Vía Lucis lo he querido hacer recogiendo
distintas reflexiones que han salido en este tiempo de pandemia.
Las
oraciones y reflexiones nos invitan a nacer de nuevo. La pregunta central es: ¿El
mundo después de la pandemia volverá a ser el mismo y nosotros? Tardamos en
reaccionar. Toma tiempo para reflexionar sobre el alcance y la gravedad de la
pandemia. La pandemia del coronavirus nos ha trastocado nuestra forma de vivir.
No solo la salud sino la economía, los modelos productivos, educativos,
sociales, familiares. La invitación de este tiempo como decía el Papa Francisco
nos hace reflexionar para revisar nuestros valores, nuestras prioridades,
nuestras orientaciones. Hemos de salir renovados, más unidos, más conectados,
más unidos, más fortalecidos.
ESQUEMA
DE LAS ESTACIONES DEL VIA LUCIS:
III,1 ¡CRISTO VIVE!: ¡HA
RESUCITADO!
III,2 EL ENCUENTRO CON
MARÍA MAGDALENA.
III,3 JESÚS SE APARECE A LAS MUJERES
III,3 JESÚS SE APARECE A LAS MUJERES
III,4 LOS SOLDADOS
CUSTODIAN EL SEPULCRO DE CRISTO
III,5 PEDRO Y JUAN
CONTEMPLAN EL SEPULCRO VACÍO
III,6 APARICION DE JESÚS EN
EL CENÁCULO
III,7 APARICION DE JESUS
EN EL CAMINO DE EMAÚS
III,8 JESÚS DA A LOS
APÓSTOLES EL PODER DE PERDONAR
III,9 JESÚS FORTALECE LA
FE DE TOMÁS.
III,10 APARICION DE JESÚS EN EL LAGO DE GALILEA
III,11 JESÚS CONFIRMA A PEDRO EN EL AMOR
III,10 APARICION DE JESÚS EN EL LAGO DE GALILEA
III,11 JESÚS CONFIRMA A PEDRO EN EL AMOR
III,12 JESÚS ENCARGA SU
MISIÓN A LOS APÓSTOLES
III,13 JESÚS ASCIENDE AL CIELO
III,13 JESÚS ASCIENDE AL CIELO
III,14 LA VENIDA DEL
ESPÍRITU SANTO EN PENTECOSTÉS
PRIMERA ESTACIÓN.
¡CRISTO VIVE!: ¡HA RESUCITADO!
FOTO 1
¡CRISTO VIVE!: ¡HA RESUCITADO!
FOTO 1
Lectura:
El ángel dijo a las mujeres: ustedes no
teman, yo se que buscan a Jesús crucificado. No está aquí. Ha resucitado. (Mt
28, 5-6a).
Reflexión:
Reflexión:
El coronavirus está colapsando todo el
sistema y nos descubre nuestra vulnerabilidad, nos pone delante de un espejo.
No estamos observando la pandemia como corresponde. La revolución científico
tecnológica no soluciona los problemas (Eudal Carbone, antropólogo)
Oración:
Señor Jesús, hemos estado viviendo en esta pandemia situaciones difíciles, horribles, difíciles de digerir. Hemos tocado de cerca el dolor el mal, la muerte. Nos hemos llegado a cuestionar e incluso avergonzar de tu Cruz. Hemos estado a punto de desfallecer y bajar los brazos. Más nos hemos dado cuenta que tú has salido al encuentro de nuestra debilidad y nos has hecho experimentar la fuerza de tu resurrección. Cuántos testimonios tan bonitos de personas que impulsados por tu amor han sostenido las vidas en medio del dolor hasta hacerlas levantar de la losa que les aplastaba y manifestado que sólo tomando tu cruz podremos llenarnos de ese gozo que nunca acaba.
Señor Jesús, hemos estado viviendo en esta pandemia situaciones difíciles, horribles, difíciles de digerir. Hemos tocado de cerca el dolor el mal, la muerte. Nos hemos llegado a cuestionar e incluso avergonzar de tu Cruz. Hemos estado a punto de desfallecer y bajar los brazos. Más nos hemos dado cuenta que tú has salido al encuentro de nuestra debilidad y nos has hecho experimentar la fuerza de tu resurrección. Cuántos testimonios tan bonitos de personas que impulsados por tu amor han sostenido las vidas en medio del dolor hasta hacerlas levantar de la losa que les aplastaba y manifestado que sólo tomando tu cruz podremos llenarnos de ese gozo que nunca acaba.
SEGUNDA ESTACIÓN.
EL ENCUENTRO CON MARÍA MAGDALENA.
FOTO 2
EL ENCUENTRO CON MARÍA MAGDALENA.
FOTO 2
Lectura:
María estaba llorando junto al sepulcro,
retrocedió y vio a Jesús pero no le reconoció. Jesús le dijo: Mujer ¿por qué
lloras?, ¿a quién buscas? (Jn 20, 11-15a).
Reflexión:
Reflexión:
¿Dónde
hemos puesto nuestra confianza? Hemos creído que la técnica y la tecnología
todo lo puede. La tormenta inflamatoria del coronavirus no la solucionaremos
con una vacuna. Después de esta tormenta es imposible predecir que podemos
encontrarnos. Pueden venir otras pandemias. (Dr. Jumbo
Ge)
Oración:
Madre tu fuiste la primera en no dudar de la Resurrección de tu Hijo. Junto a ti las mujeres que acompañaron a Jesús fueron también testigos de su presencia viva. Ayúdanos en estos momentos de desolación que vivimos podamos fortalecer la fe de los hermanos. Cuántas personas hemos visto al final de la jornada salir a los balcones con aplausos a alentar a los que se han dejado la piel por servir y ayudar a los más enfermos. Nosotros te queremos pedir que, como María Magdalena, seamos también hoy testigos de la Resurrección de Jesucristo.
Madre tu fuiste la primera en no dudar de la Resurrección de tu Hijo. Junto a ti las mujeres que acompañaron a Jesús fueron también testigos de su presencia viva. Ayúdanos en estos momentos de desolación que vivimos podamos fortalecer la fe de los hermanos. Cuántas personas hemos visto al final de la jornada salir a los balcones con aplausos a alentar a los que se han dejado la piel por servir y ayudar a los más enfermos. Nosotros te queremos pedir que, como María Magdalena, seamos también hoy testigos de la Resurrección de Jesucristo.
TERCERA ESTACIÓN.
JESÚS SE APARECE A LAS MUJERES
FOTO 3
JESÚS SE APARECE A LAS MUJERES
FOTO 3
Lectura:
Jesús salió al encuentro de las mujeres
y les dijo: Paz a ustedes. Estas se cercaron, se abrazaron a sus pies y lo
adoraron. Jesús les dijo: No teman vayan a anunciarlo a mis hermanos. (Mt 28, 9-10a).
Reflexión:
Reflexión:
La pandemia está originando un gran
cataclismo comparable con el de 1929. Los análisis económicos hablan de un
auténtico colapso. A la caída de las bolsas y del petróleo se le suman
múltiples factores. Tardaremos en recuperar el equilibrio. Nos aventuramos a
una gran recesión. Se precisa aplanar no solo la curva de contagios sino la
curva de la recesión. (Juan Ignacio Crespo, analista económico)
Oración:
Señor Jesús, danos la valentía de aquellas mujeres, su fortaleza interior para hacer frente a cualquier obstáculo. Que, a pesar de las dificultades, interiores o exteriores, sepamos confiar y no nos dejemos vencer por la tristeza o el desaliento, que nuestro único móvil sea el amor, el ponernos a tu servicio porque, como aquellas mujeres, y las buenas mujeres de todos los tiempos, queremos estar, desde el silencio, al servicio de los demás. Cuántos sanitarios, auxiliares, enfermeros, médicos desde su entrega generosa aún a pesar de la escasez de medios han sabido combatir no solo la enfermedad sino alentar y levantar el ánimo de los enfermos.
Señor Jesús, danos la valentía de aquellas mujeres, su fortaleza interior para hacer frente a cualquier obstáculo. Que, a pesar de las dificultades, interiores o exteriores, sepamos confiar y no nos dejemos vencer por la tristeza o el desaliento, que nuestro único móvil sea el amor, el ponernos a tu servicio porque, como aquellas mujeres, y las buenas mujeres de todos los tiempos, queremos estar, desde el silencio, al servicio de los demás. Cuántos sanitarios, auxiliares, enfermeros, médicos desde su entrega generosa aún a pesar de la escasez de medios han sabido combatir no solo la enfermedad sino alentar y levantar el ánimo de los enfermos.
CUARTA ESTACIÓN.
LOS SOLDADOS CUSTODIAN EL SEPULCRO DE CRISTO
FOTO 4
LOS SOLDADOS CUSTODIAN EL SEPULCRO DE CRISTO
FOTO 4
Lectura:
Las autoridades judías dijeron a los
guardias: digan que mientras dormían vinieron de noche los discípulos y se
robaron el cuerpo de Jesús… Esta mentira corrió y dura hasta hoy. (Mt 28, 12-15).
Reflexión:
Reflexión:
Las autoridades y los gobiernos no se
ponen de acuerdo y están perdiendo credibilidad. Sus medidas de liquidar las
acciones pone a los trabajadores, obreros, pequeños y grandes empresarios en
verdadero un shock. La tormenta que vivimos no solo hace tambalear los bienes
tangibles sino a las personas que sufren un verdadero shock psicológico y
emocional. (Olga Canto, profesora de economía)
Oración:
Señor Jesús, cuántas veces hemos visto a gente escalar el poder para juzgar manipular y aprovecharse de los demás. Mueve las conciencias de las autoridades y gobiernos para ponerse al servicio del pueblo. Que nunca negociemos con la verdad, que nunca sirvamos a la mentira, para sacar adelante nuestros intereses. Te agradecemos por tantos funcionarios, militares, voluntarios, trabajadores que desde el silencio y la gratuidad han sido capaces de ponerse al servicio de los demás.
Señor Jesús, cuántas veces hemos visto a gente escalar el poder para juzgar manipular y aprovecharse de los demás. Mueve las conciencias de las autoridades y gobiernos para ponerse al servicio del pueblo. Que nunca negociemos con la verdad, que nunca sirvamos a la mentira, para sacar adelante nuestros intereses. Te agradecemos por tantos funcionarios, militares, voluntarios, trabajadores que desde el silencio y la gratuidad han sido capaces de ponerse al servicio de los demás.
QUINTA ESTACIÓN.
PEDRO Y JUAN CONTEMPLAN EL SEPULCRO VACÍO
FOTO 5
PEDRO Y JUAN CONTEMPLAN EL SEPULCRO VACÍO
FOTO 5
Lectura:
Pedro y Juan partieron al sepulcro. Juan
llegó el primero, se agachó y vio los lienzos en el suelo pero no entró.
Después llegó Pedro. Entró a la sepultura y vio los lienzos en el suelo. Juan
después entró, vio y creyó. (Jn 20, 3-9a).
Reflexión:
Reflexión:
El tejido empresarial está calado de
muchas pequeñas empresas que no tienen margen de soportar. Estamos en una
carrera suicida. Hay un riesgo de que estas microempresas desaparezcan. Las
políticas que se toman están llevando a cuestionar el mercado libre de
empresas. Hasta ahora hemos de mirado solo la productividad se precisa una
nueva cultura de honestidad y lealtad. (Antón Costas, expresidente de
Asociación de trabajadores)
Oración:
Señor Jesús, tanto tiempo encerrados en nuestros intereses hemos desatendido tu voz en los más pobres, débiles y excluidos. También nosotros como Pedro y Juan, necesitamos salir de nuestras cuevas y confinamientos para salir al encuentro de Ti en los más pobres y desasistidos. No caben excusas ni demoras y querer dejarlo para después. Te pedimos ese impulso interior para responder con prontitud a tus llamadas. Que sepamos descubrir tu rostro en los más débiles para que corramos con esperanza a tu encuentro.
SEXTA ESTACIÓN.
APARICION DE JESÚS EN EL CENÁCULO
Señor Jesús, tanto tiempo encerrados en nuestros intereses hemos desatendido tu voz en los más pobres, débiles y excluidos. También nosotros como Pedro y Juan, necesitamos salir de nuestras cuevas y confinamientos para salir al encuentro de Ti en los más pobres y desasistidos. No caben excusas ni demoras y querer dejarlo para después. Te pedimos ese impulso interior para responder con prontitud a tus llamadas. Que sepamos descubrir tu rostro en los más débiles para que corramos con esperanza a tu encuentro.
SEXTA ESTACIÓN.
APARICION DE JESÚS EN EL CENÁCULO
FOTO 6
Lectura:
Mientras estaban en el cenáculo, Jesús
se presento en medio de ellos y les dijo: Paz a ustedes. Ellos estaban atónitos
y asustados. Pero Jesús les dijo: Porqué se asustan? Miren mis manos y mis
pies, soy yo. (Lc 24, 36-39a).
Reflexión:
Reflexión:
La pandemia nos ha coartado la libertad
y vivimos enclaustrados en soledad. Estamos viviendo una situación paradójica.
A pesar del aislamiento estamos descubriendo la necesidad del otro y las cosas
que considerábamos inútiles, que no producen ganancia, son también importantes
para cultivar nuestra humanidad. (Nuccio Ordine, Pr. De la Universidad de
Calabria)
SÉPTIMA ESTACIÓN.
APARICION DE JESUS EN EL CAMINO DE EMAÚS
FOTO 7
APARICION DE JESUS EN EL CAMINO DE EMAÚS
FOTO 7
Lectura:
Dos discípulos iban de camino a un
pueblecito llamado Emaús conversando de todo lo que había pasado. Mientras
conversaban y discutían, Jesús en persona se les acercó y se puso a caminar a
su lado. (Lc 24, 13-15a)
Reflexión:
Reflexión:
Sabemos
cómo hemos empezado la crisis pero no sabemos cómo terminaremos. El factor de
riesgo y miedo que vivimos puede afectar no sólo a nuestros hábitos sino
actitudes, personalidad, afectividad. De esta prueba podemos salir
con un individualismo exacerbado o renacer a un nuevo humanismo. La conciencia de nuestra
vulnerabilidad debe llevarnos a generar y estrechar nuevos lazos. (Stan, antropólogo)
Oración:
Señor Jesús, después de esta pandemia podemos salir incrédulos o creyentes. No dejes que nos quedemos sumidos en el dolor, el miedo, la tristeza. ¡Es fácil quedamos desengañados y tristes!¡Es fácil quedamos hartos, de vuelta de todo y de todos! Ayúdanos a descubrirte en medio de todo. Que siempre confiemos en Ti, Señor, Impúlsanos y fortalécenos para vivir con un deseo ardiente de encontrarte y servirte en los hermanos.
OCTAVA ESTACIÓN.
JESÚS DA A LOS APÓSTOLES EL PODER DE PERDONAR.
FOTO 8
Señor Jesús, después de esta pandemia podemos salir incrédulos o creyentes. No dejes que nos quedemos sumidos en el dolor, el miedo, la tristeza. ¡Es fácil quedamos desengañados y tristes!¡Es fácil quedamos hartos, de vuelta de todo y de todos! Ayúdanos a descubrirte en medio de todo. Que siempre confiemos en Ti, Señor, Impúlsanos y fortalécenos para vivir con un deseo ardiente de encontrarte y servirte en los hermanos.
OCTAVA ESTACIÓN.
JESÚS DA A LOS APÓSTOLES EL PODER DE PERDONAR.
FOTO 8
Lectura:
Jesús se presentó ante sus discípulos y
les dijo: como el Padre me envió así yo los envío a ustedes. Dicho esto sopló
sobre ellos y dijo: Reciban el Espíritu santo, a quienes perdonen los pecados
les serán perdonados. (Jn 20, 19-23).
Reflexión:
Reflexión:
La crisis de la pandemia nos está
sacando de nuestras vanalidades y haciendo despertar a otros valores, hacia una
vida con más significado, hacia la dimensión trascendente. Más allá de cultura
postmoderna occidental necesitamos una nueva cultura que de sentido y
significado a lo que hacemos y vivimos. (Peter Berger, sociólogo)
Oración:
Señor Jesús, llevados por la prepotencia hemos estado creando un mundo donde te echamos a un lado. Cuando nos alejemos de Ti por el pecado, es fácil caer en la apatía y el sin sentido. Más allá de la crisis sanitaria y económica está la crisis de fe y de sentido. Ayúdanos en este momento a avivar la fe para descubrirte vivo, presente, resucitado. Danos sentir la alegría profunda de tu misericordia y tu perdón que nos renueva la mirada y la esperanza para reemprender con fuerza la lucha y no dejarnos sucumbir por el enemigo.
Señor Jesús, llevados por la prepotencia hemos estado creando un mundo donde te echamos a un lado. Cuando nos alejemos de Ti por el pecado, es fácil caer en la apatía y el sin sentido. Más allá de la crisis sanitaria y económica está la crisis de fe y de sentido. Ayúdanos en este momento a avivar la fe para descubrirte vivo, presente, resucitado. Danos sentir la alegría profunda de tu misericordia y tu perdón que nos renueva la mirada y la esperanza para reemprender con fuerza la lucha y no dejarnos sucumbir por el enemigo.
NOVENA ESTACIÓN.
JESÚS FORTALECE LA FE DE TOMÁS.
FOTO 9
JESÚS FORTALECE LA FE DE TOMÁS.
FOTO 9
Lectura:
Jesús dijo a Tomás: Ven acá, mira mis
manos; extiende tu mano y palpa mi costado y en adelante no seas incrédulo,
sino hombre de fe.
(Jn 20, 26-29)
Reflexión:
(Jn 20, 26-29)
Reflexión:
La crisis de la pandemia que nos hace
fusionar la vida digital con la vida misma afecta a nuestros comportamientos.
Nuestro comportamiento está influenciado por las redes y afectando nuestro modo
de vivir. Vivir no es sólo generar datos y pasar información. Solo saldremos de
esta crisis si salimos de nuestro individualismo y todos colaboramos en vivir
más unidos y socializados. (José María Alvarez Cañete, informático en redes y
telecomunicaciones)
Oración:
Vivir no es sobrevivir no es aguantar no es luchar por tener y acumular sólo bienes materiales. Esta pandemia nos ha dejado expuestos, al desnudo prácticamente sin recursos y sin nada. A la vez nos ha hecho conscientes de que la vida es algo más. Es mucho más. Estamos vivos cuando creemos, amamos, confiamos. Señor Jesús, auméntanos la fe, la esperanza y el amor. Danos una fe fuerte y firme, llena de confianza. Te pedimos la humildad de creer sin ver, de esperar contra toda esperanza y de amar sin medida, con un corazón grande.
Vivir no es sobrevivir no es aguantar no es luchar por tener y acumular sólo bienes materiales. Esta pandemia nos ha dejado expuestos, al desnudo prácticamente sin recursos y sin nada. A la vez nos ha hecho conscientes de que la vida es algo más. Es mucho más. Estamos vivos cuando creemos, amamos, confiamos. Señor Jesús, auméntanos la fe, la esperanza y el amor. Danos una fe fuerte y firme, llena de confianza. Te pedimos la humildad de creer sin ver, de esperar contra toda esperanza y de amar sin medida, con un corazón grande.
DÉCIMA ESTACIÓN.
APARICION DE JESÚS EN EL LAGO DE GALILEA
APARICION DE JESÚS EN EL LAGO DE GALILEA
FOTO 10
Lectura:
En aquel tiempo, Jesús se apareció otra
vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Jesús les dice:
"Muchachos, ¿tenéis pescado?". Ellos contestaron: "No". Él
les dice: "Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis". La
echaron, y no tenían fuerzas para sacarla, por la multitud de peces. Y aquel
discípulo que Jesús tanto quería le dice a Pedro: "Es el Señor". (Jn 21, 1-6)
Reflexión:
Reflexión:
La realidad de la pandemia nos lleva a
un ámbito internacional y mundial. Más allá de los intereses individuales pide
replantearnos el derecho internacional. La lucha por la hegemonía del poder y
el control de los poderosos se está rompiendo. El modo de liderazgo está en
crisis. La crisis ha de llevarnos a una conciencia de comunidad global y a una
política común, a revalorizar lo común más que lo individual. El interés y bien
común debe anteponerse a los interese particulares. (Daniel, profesional)
Oración:
Qué fácil hundirse cuando uno camina solo. Nos hemos sentidos zarandeados en esta tormenta hasta el punto de sucumbir. Tu Señor has escuchado nuestro clamor y nuestro grito. No nos has dejado solos y abandonados. Gracias por estar subidos en la barca de tu Iglesia, por no dejarnos solos. A pesar de ser santa y pecadora tú estás presente en ella. Que este tiempo nos lleve a renovar nuestros lazos a aprender a apoyarnos no sólo en nosotros mismos y en nuestra actividad, sino sobre todo en Ti. Que nunca te perdamos de vista, y podamos reconocerte vivo, presente, actuante en los acontecimientos de nuestra historia.
Qué fácil hundirse cuando uno camina solo. Nos hemos sentidos zarandeados en esta tormenta hasta el punto de sucumbir. Tu Señor has escuchado nuestro clamor y nuestro grito. No nos has dejado solos y abandonados. Gracias por estar subidos en la barca de tu Iglesia, por no dejarnos solos. A pesar de ser santa y pecadora tú estás presente en ella. Que este tiempo nos lleve a renovar nuestros lazos a aprender a apoyarnos no sólo en nosotros mismos y en nuestra actividad, sino sobre todo en Ti. Que nunca te perdamos de vista, y podamos reconocerte vivo, presente, actuante en los acontecimientos de nuestra historia.
UNDÉCIMA ESTACIÓN.
JESÚS CONFIRMA A PEDRO EN EL AMOR
FOTO 11
JESÚS CONFIRMA A PEDRO EN EL AMOR
FOTO 11
Lectura:
Después de comer Jesús dijo a Pedro: Simón,
hijo de Juan me amas más que estos. Este contestó: si Señor tú sabes que te
quiero. Jesús dijo: Apacienta mis corderos. (Jn 21, 15).
Reflexión:
Reflexión:
La pandemia está cuestionando la
jerarquía de valores con los que vivimos. Somos llamado a un cambio de
conducta. Hemos vivido muy distraídos en cosas banales y momentáneas y muy poco
atentos a lo que nos afecta a toda la humanidad. Más allá del miedo individual
la pandemia nos empuja a ampliar la mirada con un sentido de solidaridad que no
puede quedarse en recuerdo sino movernos a la cooperación. (Victoria,
profesional)
Oración:
Señor el verdadero amor no se queda en palabras sino que debe de movernos a gestos a actos concretos. Durante esta pandemia ha salido todo lo malo y todo lo bueno que anida en los corazones. Muchos son los que han descubierto y sorprendido de todo el bien que podían hacer. Gracias Señor por tantos testimonios de tantas vidas que han sido lumbrera en la oscuridad. Danos siempre la actitud de volver a Ti respondiendo al amor con el que hemos sido amados. Ayúdanos a vencer el mal con el bien y creer que tu amor lo puede todo.
Señor el verdadero amor no se queda en palabras sino que debe de movernos a gestos a actos concretos. Durante esta pandemia ha salido todo lo malo y todo lo bueno que anida en los corazones. Muchos son los que han descubierto y sorprendido de todo el bien que podían hacer. Gracias Señor por tantos testimonios de tantas vidas que han sido lumbrera en la oscuridad. Danos siempre la actitud de volver a Ti respondiendo al amor con el que hemos sido amados. Ayúdanos a vencer el mal con el bien y creer que tu amor lo puede todo.
DUODÉCIMA ESTACIÓN.
JESÚS ENCARGA SU MISIÓN A LOS APÓSTOLES
FOTO 12
JESÚS ENCARGA SU MISIÓN A LOS APÓSTOLES
FOTO 12
Lectura:
Los discípulos vieron a Jesús y se
postraron. Entonces Jesús acercándose les dijo: Vayan y hagan que todos los
pueblos sean mis discípulos. (Mt 28,
16-20)
Reflexión:
Reflexión:
Seremos llamados la nueva generación de los
hijos del Crack. Después la segunda guerra mundial, la primera generación del
Crack se dividieron en partidarios de Hitler o Rousvel. Tras esta crisis ¿con
qué nos vamos a encontrar? Todo depende de como orientemos nuestra libertad y
voluntad humana. Hemos de aprender a conjugar los verbos no en globalidad
abstracta diciendo se puede, sino nosotros unidos saldremos adelante. (José
María, profesional)
Oración
Cuántas personas en estos momentos tan difíciles de la pandemia están sumidos en el dolor, el miedo, tocados y heridos de muerte. Señor Jesús, que llenaste de esperanza a los apóstoles con el dulce aliento del Espíritu confortándoles para anunciar la Buena Nueva del Reino, dilata nuestro corazón para que crezca en nosotros el deseo de llevar a cada hombre la buena noticia de tu Resurrección, y todos puedan experimentar el poder de tu amor capaz de transformar toda muerte en vida.
Cuántas personas en estos momentos tan difíciles de la pandemia están sumidos en el dolor, el miedo, tocados y heridos de muerte. Señor Jesús, que llenaste de esperanza a los apóstoles con el dulce aliento del Espíritu confortándoles para anunciar la Buena Nueva del Reino, dilata nuestro corazón para que crezca en nosotros el deseo de llevar a cada hombre la buena noticia de tu Resurrección, y todos puedan experimentar el poder de tu amor capaz de transformar toda muerte en vida.
DÉCIMOTERCERA ESTACIÓN
JESÚS ASCIENDE AL CIELO
FOTO 13
JESÚS ASCIENDE AL CIELO
FOTO 13
Lectura:
Jesús en presencia de sus discípulos fue
levantado y una nube lo cubrió. (Hechos
1, 9-11)
Reflexión:
Reflexión:
Vivimos momentos de angustia y
pesadumbre porque no sabemos cuándo y cómo terminara esto. Hemos descubierto
nuestra vulnerabilidad y hemos sido tocados por la muerte. Necesitamos un duelo
por la pérdida. Podemos experimentar la precariedad y vulnerabilidad que puede
ser extrema pero podemos salir fortalecidos. En los más grades impactos han resurgido
las más creativas fuerzas renovadoras. (José Ramón Urbieta, psicólogo)
Oración:
Solo tu Señor de la Vida has sabido transformar las situaciones más dolorosas de nuestra historia de muerte en vida. Ayúdanos a levantar la mirada y ver más allá de nuestras percepciones. Tu ascensión al cielo nos anuncia la gloria futura que has destinado para los que te aman. Haz, Señor, que la esperanza del cielo nos ayude a trabajar sin descanso aquí en la tierra. Que no bajemos nunca los brazos ni permanezcamos con los brazos cruzados, sino que hagamos de nuestra vida una siembra continua de tu Reino.
Solo tu Señor de la Vida has sabido transformar las situaciones más dolorosas de nuestra historia de muerte en vida. Ayúdanos a levantar la mirada y ver más allá de nuestras percepciones. Tu ascensión al cielo nos anuncia la gloria futura que has destinado para los que te aman. Haz, Señor, que la esperanza del cielo nos ayude a trabajar sin descanso aquí en la tierra. Que no bajemos nunca los brazos ni permanezcamos con los brazos cruzados, sino que hagamos de nuestra vida una siembra continua de tu Reino.
DÉCIMOCUARTA ESTACIÓN
LA VENIDA DEL ESPÍRITU SANTO EN PENTECOSTÉS
FOTO 14
LA VENIDA DEL ESPÍRITU SANTO EN PENTECOSTÉS
FOTO 14
Lectura:
Cuando llegó el día de Pentecostés,
estaban todos reunidos en un mismo lugar. De pronto vino del cielo un ruido,
como el de una ráfaga de viento, que llenó toda la casa. Se les aparecieron
unas lenguas como de fuego que fueron posándose sobre cada uno de ellos, y
quedaron llenos del Espíritu Santo. (Hechos
2, 1-4a)
Reflexión:
Reflexión:
Decía Bocaccio en el Decamerón que lo
peligroso es tener miedo al miedo. No podemos quedar atrapados en el miedo. De
esta saldremos. Pero no podemos salir como si no hubiera pasado nada, salir
igual que como hemos entrado. Hemos de salir del miedo y creer que volveremos a
abrazarnos. (María, profesora de literatura)
Oración
Espíritu Santo, Dador de vida penétranos, renuévanos para que, transformados por tu fuerza de tu amor, te pongamos en la entraña de nuestro mundo, de nuestra historia, de nuestro ser y de nuestro obrar. Tu que recreas la faz de la Tierra ven a nosotros, transforma nuestros miedos en fuerza creativa para que movidos por tu amor todo lo hagamos bajo tu impulso.
Espíritu Santo, Dador de vida penétranos, renuévanos para que, transformados por tu fuerza de tu amor, te pongamos en la entraña de nuestro mundo, de nuestra historia, de nuestro ser y de nuestro obrar. Tu que recreas la faz de la Tierra ven a nosotros, transforma nuestros miedos en fuerza creativa para que movidos por tu amor todo lo hagamos bajo tu impulso.
ORACIÓN FINAL
Señor y Dios nuestro,
fuente de vida, de paz, de alegría y de esperanza,
hemos querido acompañar a tu Hijo contemplando su Pasión, Muerte, Resurrección y Ascensión hasta la venida del Espíritu Santo;
haz que la contemplación de estos misterios nos llene de tu gracia y nos renueve y nos capacite para dar testimonio de Jesucristo
en medio de nuestro mundo.
Te pedimos por tu Santa Iglesia: para que sea hoy instrumento de salvación para todos los hombres de este mundo enfermo y herido, para que sea fiel reflejo del amor de tu Hijo especialmente con los más vulnerables y desasistidos, que siguiendo las huellas de Cristo y lena del Espíritu Santo, manifieste al mundo los tesoros de tu amor,
y haga partícipes a todos los hombres de la resurrección eterna.
Señor y Dios nuestro,
fuente de vida, de paz, de alegría y de esperanza,
hemos querido acompañar a tu Hijo contemplando su Pasión, Muerte, Resurrección y Ascensión hasta la venida del Espíritu Santo;
haz que la contemplación de estos misterios nos llene de tu gracia y nos renueve y nos capacite para dar testimonio de Jesucristo
en medio de nuestro mundo.
Te pedimos por tu Santa Iglesia: para que sea hoy instrumento de salvación para todos los hombres de este mundo enfermo y herido, para que sea fiel reflejo del amor de tu Hijo especialmente con los más vulnerables y desasistidos, que siguiendo las huellas de Cristo y lena del Espíritu Santo, manifieste al mundo los tesoros de tu amor,
y haga partícipes a todos los hombres de la resurrección eterna.
Todo esto te lo pedimos Por Jesucristo
nuestro Señor.
VI POSTRADOS
ANTE
EL
CRISTO CRUCIFICADO DE HOY
Introducción
Para completar estas oraciones en este tiempo de
cuarentena ya en la antesala de la celebración de la Semana Santa no quisiera
acabar sin la necesidad de ponernos de rodillas ante la Cruz del Señor. Estas oraciones responden al llamamiento del Papa en
estos días a tomar conciencia de una fraternidad global universal con todos los
hombres. La pandemia originada por el coronavirus lejos de aislarnos en
nuestros confinamientos por miedo al contagio nos ha abierto los ojos y hecho
tomar conciencia de una comunidad global. Las oraciones del Papa unidos a toda la Iglesia y al
mundo entero son una llamada a la solidaridad y fraternidad con todos
especialmente con los que más sufren rompiendo las barreras que nos separan. En El Cristo Crucificado de hoy que se ha hecho
solidario de nuestro sufrimiento y pecado. En él estamos todos. El nos asume,
nos abraza, nos salva. El es nuestra salvación. En él está nuestra esperanza.
I MEMORANDUM
El Papa Francisco después de la oración bendición y
adoración urbi et orbi del
viernes 27 el domingo 30 de marzo apoyó la propuesta de António Guterres,
secretario general de las Naciones Unidas, de una llamada al “alto
al fuego global e inmediato en todos los rincones del mundo”, realizada ya el
24 de marzo.
El Papa hizo el llamamiento después de rezar el
Ángelus el pasado domingo, desde la biblioteca del Palacio Apostólico del
Vaticano. Para ello, pidió una fraternidad global y renunciar a las
guerras para resolver conflictos a través del diálogo y una búsqueda
constructiva de la paz.
ANTE LA CRUZ ACTUAL
1
La conciencia de una
fraternidad global
El Papa Francisco llamo a tomar conciencia de una “fraternidad
global” y renunciar a las guerras para resolver conflictos a través del diálogo
y una búsqueda constructiva de la paz. Hizo hincapié en la importancia de
reconocer una “fraternidad humana” y de no resolver más los conflictos mediante
la guerra: “Que nuestro compromiso conjunto contra la pandemia pueda llevar a
todos a reconocer nuestra necesidad de fortalecer los lazos fraternales como
miembros de una única familia humana. En particular, suscite en los
responsables de las Naciones y otras partes implicadas un renovado compromiso
para superar las rivalidades”.
2
Corredores
humanitarios
El Papa Francisco también abogó por corredores
humanitarios: “Me uno a cuantos han aceptado este llamamiento e invito a todos
que le den seguimiento deteniendo toda forma de hostilidades bélicas,
fomentando la creación de corredores para la ayuda humanitaria, la apertura a
la diplomacia, la atención a quienes se encuentran en situaciones de más grande
vulnerabilidad”.
3
Alto el fuego y poner
fin a las guerras
Apoyando la propuesta del secretario general de las
Naciones Unidas ha lanzado un llamamiento para “un alto al fuego global e
inmediato en todo el mundo”, recordando la emergencia actual de la COVID-19,
que no conoce fronteras. “Se precisa poner fin a la enfermedad de la guerra y
combatir la enfermedad que está asolando nuestro mundo, la pandemia
del coronavirus. Nuestra llamada al alto el fuego comienza con el final de
la lucha en todas partes. Esto es lo que necesita nuestra familia humana,
ahora más que nunca”.
4 Hacinamiento en las cárceles
En esta situación de emergencia, el Santo Padre
manifestó también su preocupación por la tensión que se vive en los centros
penitenciarios de todo el mundo, teniendo en cuenta los problemas ya ocurridos algunos
de ellos: motines o violencia han causado incluso la muerte de algunas personas
internas, como en Brasil o en Colombia. El Papa Francisco hizo un llamamiento a
las autoridades competentes para hacer frente al problema de la superpoblación
en las cárceles y a tomar medidas necesarias.
5 Memorandum
El rezo del Ángelus terminó con estas palabras: En
este momento mi pensamiento va de manera especial a todas las personas que
sufren la vulnerabilidad de estar forzadas a vivir en grupos: asilos, residencias,
hogares de ancianos, cuarteles, cárceles… He leído un memorandum oficial
de la Comisión de Derechos Humanos que habla del problema del
hacinamiento en las prisiones, que podría convertirse en una tragedia. Hago un
llamamiento a las autoridades para que sean sensibles a este grave problema y
tomen las medidas necesarias para evitar futuras tragedias.
VI ORACION ANTE CRISTO CRUCIFICADO
Al concluir el Vía Crucis de 2016 que presidió el Viernes
Santo alrededor del Coliseo Romano acompañado de miles de fieles, el Papa
Francisco rezó una oración que escribió especialmente para esta ocasión
titulada:
“Oh Cruz de Cristo”
Oh Cruz de Cristo, símbolo del amor divino y de la
injusticia humana, icono del supremo sacrificio por amor y del extremo egoísmo
por necedad, instrumento de muerte y vía de resurrección, signo de la
obediencia y emblema de la traición, patíbulo de la persecución y estandarte de
la victoria.
Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo
alzada en nuestras hermanas y hermanos asesinados, quemados vivos, degollados y
decapitados por las bárbaras espadas y el silencio infame.
Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en
los rostros de los niños, de las mujeres y de las personas extenuadas y
amedrentadas que huyen de las guerras y de la violencia, y que con frecuencia
sólo encuentran la muerte y a tantos Pilatos que se lavan las manos.
Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en
los doctores de la letra y no del espíritu, de la muerte y no de la vida, que
en vez de enseñar la misericordia y la vida, amenazan con el castigo y la
muerte y condenan al justo.
Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en
los ministros infieles que, en vez de despojarse de sus propias ambiciones,
despojan incluso a los inocentes de su propia dignidad.
Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en
los corazones endurecidos de los que juzgan cómodamente a los demás, corazones
dispuestos a condenarlos incluso a la lapidación, sin fijarse nunca en sus
propios pecados y culpas.
Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en
los fundamentalismos y en el terrorismo de los seguidores de cierta religión
que profanan el nombre de Dios y lo utilizan para justificar su inaudita violencia.
Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en
los que quieren quitarte de los lugares públicos y excluirte de la vida
pública, en el nombre de un cierto paganismo laicista o incluso en el nombre de
la igualdad que tú mismo nos has enseñado.
Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en
los poderosos y en los vendedores de armas que alimentan los hornos de la
guerra con la sangre inocente de los hermanos.
Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en
los traidores que por treinta denarios entregan a la muerte a cualquier
persona.
Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en
los ladrones y en los corruptos que en vez de salvaguardar el bien común y la
ética se venden en el miserable mercado de la inmoralidad.
Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en
los necios que construyen depósitos para conservar tesoros que perecen, dejando
que Lázaro muera de hambre a sus puertas.
Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en
los destructores de nuestra «casa común» que con egoísmo arruinan el futuro de
las generaciones futuras.
Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en
los ancianos abandonados por sus propios familiares, en los discapacitados, en
los niños desnutridos y descartados por nuestra sociedad egoísta e hipócrita.
Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en
nuestro mediterráneo y en el Mar Egeo convertidos en un insaciable cementerio,
imagen de nuestra conciencia insensible y anestesiada.
Oh Cruz de Cristo, imagen del amor sin límite y
vía de la Resurrección, aún hoy te seguimos viendo en las personas buenas y
justas que hacen el bien sin buscar el aplauso o la admiración de los demás.
Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en
los ministros fieles y humildes que alumbran la oscuridad de nuestra vida, como
candelas que se consumen gratuitamente para iluminar la vida de los últimos.
Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en
el rostro de las religiosas y consagrados –los buenos samaritanos– que lo dejan
todo para vendar, en el silencio evangélico, las llagas de la pobreza y de la
injusticia.
Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en
los misericordiosos que encuentran en la misericordia la expresión más alta de
la justicia y de la fe.
Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en
las personas sencillas que viven con gozo su fe en las cosas ordinarias y en el
fiel cumplimiento de los mandamientos.
Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en
los arrepentidos que, desde la profundidad de la miseria de sus pecados, saben
gritar: Señor acuérdate de mí cuando estés en tu reino.
Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en
los beatos y en los santos que saben atravesar la oscuridad de la noche de la
fe sin perder la confianza en ti y sin pretender entender tu silencio
misterioso.
Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en
las familias que viven con fidelidad y fecundidad su vocación matrimonial.
Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en
los voluntarios que socorren generosamente a los necesitados y maltratados.
Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en
los perseguidos por su fe que con su sufrimiento siguen dando testimonio
auténtico de Jesús y del Evangelio.
Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en
los soñadores que viven con un corazón de niños y trabajan cada día para hacer
que el mundo sea un lugar mejor, más humano y más justo.
En ti, Cruz Santa, vemos a Dios que ama hasta el
extremo, y vemos el odio que domina y ciega el corazón y la mente de los que
prefieren las tinieblas a la luz.
Oh Cruz de Cristo, Arca de Noé que salvó a la
humanidad del diluvio del pecado, líbranos del mal y del maligno. Oh Trono de
David y sello de la Alianza divina y eterna, despiértanos de las seducciones de
la vanidad. Oh grito de amor, suscita en nosotros el deseo de Dios, del bien y
de la luz.
Oh Cruz de Cristo, enséñanos que el alba del sol
es más fuerte que la oscuridad de la noche. Oh Cruz de Cristo, enséñanos que la
aparente victoria del mal se desvanece ante la tumba vacía y frente a la
certeza de la Resurrección y del amor de Dios, que nada lo podrá derrotar u
oscurecer o debilitar. Amén.
VII ORACION A MARIA POR EL CORONAVIRUS
Oh María,
Tú resplandeces siempre en
nuestro camino como signo de salvación y esperanza. Nosotros nos encomendamos a
Ti, salud de los enfermos, que ante la Cruz fuiste asociada al dolor de Jesús
manteniendo firme tu fe.
Tú, Salvación del Pueblo Romano,
sabes lo que necesitamos y estamos seguros de que proveerás para que, como en
Caná de Galilea, pueda regresar la alegría y la fiesta después de este momento
de prueba.
Ayúdanos, Madre del Divino Amor,
a conformarnos a la voluntad del Padre y a hacer lo que nos dirá Jesús, que ha
tomado sobre sí nuestros sufrimientos. Y ha tomado sobre sí nuestros dolores
para llevarnos, a través de la Cruz, al gozo de la Resurrección. Amén.
Bajo tu protección, buscamos
refugio, Santa Madre de Dios. No desprecies las súplicas de los que estamos en
la prueba y líbranos de todo peligro, ¡oh Virgen gloriosa y bendita!
No hay comentarios:
Publicar un comentario