lunes, 13 de abril de 2020

Oraciones Marzo 2020


ORACIONES MARZO 2020
TIEMPO DE CUARESMA
                                        





            

Introdución:

Con el miércoles de ceniza niciamos el tiempo de Cuaresma y nos preparamos para celebrar el Misterio Pascual, el acontecimiento más grande de nuestra fe, la celebración de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor, actualizando esa muerte y resurrección en nosotros. Es un tiempo para hacer desierto, encontrarse con Dios, acoger la mirada de Dios sobre nosotros.

Todos nos sentimos pecadores y lo somos, pero donde abunda el pecado sobreabunda la gracia. Somos seres de polvo, de barro, de arcilla pero en ella quiere Dios insuflar su Espíritu para darnos vida. Tiempo para dejarnos moldear, curar y transformar. Nosotros por nosotros mismos no somos capaz de eliminar todo lo que ensucia nuestra mirada y nuestro corazón. Dejemos que de las cenizas prenda de nuevo la llama del amor de Dios. El fuego del amor de Dios consumirá las cenizas de nuestro pecado.

Estas oraciones respoden al inicio de la Cuaresma. Incluyen las oraciones del miécoles de ceniza y los tres primeros domingos de Cuaresma. En mitad de la Cuaresma a partir del tercer Domingo me voy a hacer un retiro de Cuaresma en el Monasterio de la Trapa en los Baños, Palencia. Las oraciones de este retiro las recojo en otro apartado titulado Retiro en la Trapa. Nada más terminar el retiro de semana se inicia el tiempo de cuarentena.

Luego hay otro ciclo de oraciones que continuan con otro apartado "oraciones en tiempo de cuarentena" previas a la Semana Santa.

ESQUEMA ORACIONES MES DE MARZO:

INICIO DE LA CUARESMA:
ORACION 1: MIERCOLES DE CENIZA
ORACION 2: 1º DOM CUARESMA: TENTACIONES
ORACION 3: 2º DOM CUARESMA: TRANSFIGURACION
ORACION 4: 3º DOM CUARESMA: LA SAMARITANA


ORACION 1 MIERCOLES DE CENIZA

FOTO 1





CAMBIAR DE MIRADA: VIVIR DE CARA A DIOS

Recuerda que eres polvo y al polvo volverás (Gen 3,19)
Este tiempo es un tiempo de conversión, de renovación e interiorización, pasar del polvo a la resurrección, de todo lo que es muerte a la vida. Este tiempo lo iniciamos con el rito de la imposición de cenizas. Recordamos que la gloria mundana es pasajera y se reduce a nada. El polvo es símbolo de nuestra fragilidad, temporalidad, mortalidad. La Pascua nos recuerda que estamos de paso.
Para qué vivo, para quién vivo? El Papa Francisco nos recuerda en este día acudir a Dios desde nuestra fragilidad para que el Señor nos cure, señor tu me amas, transfórmame. Es el paso del polvo a la vida. Si acogemos su amor y su misericordia no volvamos al polvo. Dejemos que el Espíritu, el soplo de vida entre y transforme nuestro barro dejándonos moldear por Dios. Dios puede transformar nuestro polvo en gloria.
Vivimos muy apegados a este mundo y nuestro corazón se empolva de polvo. Necesitamos limpiar el polvo que se deposita en el corazón. Si vivo para las cosas del mundo que pasan vuelvo al polvo. No vivamos en la mundanidad de la hipocresía. Cuánta doblez en nuestro corazón. No pulvericemos la esperanza, los sueños de Dios. Vivimos para mucho más. Cuantas vidas hechas polvo, reducidas a cenizas, vidas de pobres rechazados, ancianos descartados. Dios quiere salir a nuestro encuentro para resucitarnos de nuestras cenizas y levantarnos del polvo a la vida.
Pongámonos frente al Crucificado con esa bella oración ante el Cristo hecho cenizas por nuestros pecados. Así era mi Señor:
Era un árbol quemado y partido por un rayo que no sirve para nada, ni de madera ni de llama.
Era un bosque incendiado y dormido para siempre en la arena y la ceniza, así era mi Señor.
Sin voz, ni belleza; clavado y despreciado; derrotado e impotente; crucificado.
Como agua derramada o flores pisoteadas que no sirven para nada, así era mi Señor.
Quién creerá la noticia, El era nuestro regalo se nos marchitó en las manos,
Despreciado y olvidado, azotado, indefenso, sin brillo, desfigurado;
Humillado, escupido, crucificado, así era mi Señor.


ORACION PRIMER DOMINGO DE CUARESMA

FOTO 2




MOVIDOS POR EL ESPIRITU: HACER DESIERTO

Si eres Hijo de Dios di que estas piedras se conviertan en panes Mt 4, 1-11
Llevado por el Espíritu Jesús se fue al desierto. Este primer Domingo nos invita comenzando la Cuaresma a un tiempo de desierto. El desierto es tanto el lugar de las tentaciones como el lugar donde se hace manifiesto el encuentro con Dios. La radical tentación es la de empoderarse, es creernos dioses, hacernos los dioses, suplantar a Dios. Al final no solo caemos en tentación sino que llegamos a tentar a Dios. No tentarás al Señor tu Dios. No utilicemos a Dios para nuestro servicio y nuestra conveniencia, sino que aprendamos a vivir a su servicio, como servidores a vivir sirviendo al Señor buscando su gloria y no la nuestra.
Jesús antes de lanzarse a su misión sintió la necesidad de orar de ponerse en oración para discernir la clase de mesías que debía vivir y no dejarse llevar por falsos mesianismos. Cuántas veces vivimos de la apariencia para aparentar y ser estimados buscando nuestra propia gloria. Jesús que como hombre fue tentado nos enseña a vencer la tentación. Jesús opta por el mesianismo no de triunfador sino de Siervo buscando la gloria del Padre.
El Papa es el primero en ponerse en oración con su retiro cuaresmal aunque lo haya tenido que seguir desde la Casa Santa Marta por un resfriado. Lo ha centrado en el significado del nacimiento y la vocación. También nosotros podemos hacer nuestro retiro cuaresmal aunque sea desde las circunstancias en que nos encontremos. Meditar sobre el sentido profundo de nuestra existencia: Cómo venimos  se mundo, quienes somos, para quién vivimos. Ver como va nuestra relación con Dios con los demás, con las cosas.

Recuerdo  la canción Quiero ser tu Servidor:
Con lo que soy, vengo a ti, mi vida está en tus manos, tómala.
Tu sabes bien, Señor quien soy, obstáculo en tu obra sin méritos ni fuerzas.
Pero Tu, me ha querido asociar por amor a tu labor, y tenerme siempre junto a ti,
Siempre juntos Tu y yo Señor, quiero ser tu Servidor, vivir tan solo de tu amor.
Como el siervo que no sabe lo que hacer sin su Señor, pudiéndolo tu todo y nada yo.
Mira mi corazón y enciende en él el fuego que nace en tu presencia al ardor de tu corazón.



ORACION SEGUNDO DOMINGO DE CUARESMA

FOTO 3




LA LUZ TRANSFIGURADA: ilumina tu rostro sobre nosotros

Jesús se transfigura en el Tabor y vieron su rostro que resplandecía como el Sol. (Mt 17)

En la oración de colecta de este Domingo se hace la invocación: Señor tu rostro estoy buscando no me ocultes tu rostro. Verdaderamente el ansia de ver ti rostro responde a la sed más profunda del corazón. Una de las cuestiones más acuciantes hoy es como descubrir el rostro de Cristo hoy. El documento del CELAM, Aparecida, es iluminador. (Aparecida 256 y ss)
Jesús está presente en medio de una comunidad viva en la fe y en el amor fraterno. Allí Él cumple su promesa: “Donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mt 18, 20). Está en los que dan testimonio de lucha por la justicia, por la paz y por el bien común, algunas veces llegando a entregar la propia vida, en todos los acontecimientos de la vida de nuestros pueblos, que nos invitan a buscar un mundo más justo y más fraterno, en toda realidad humana, cuyos límites a veces nos duelen y agobian.
Sobre todo lo encontramos de un modo especial en los pobres, afligidos y enfermos, que reclaman nuestro compromiso y nos dan testimonio de fe, paciencia en el sufrimiento y constante lucha para seguir viviendo. En el reconocimiento de esta presencia y cercanía, y en la defensa de los derechos de los excluidos se juega la fidelidad de la Iglesia a Jesucristo. El encuentro con Jesucristo en los pobres es una dimensión constitutiva de nuestra fe en Jesucristo. De la contemplación de su rostro sufriente en ellos y del encuentro con Él en los afligidos y marginados, cuya inmensa dignidad Él mismo nos revela, surge nuestra opción por ellos. La misma adhesión a Jesucristo es la que nos hace amigos de los pobres y solidarios con su destino.
La conversión a Cristo ha de llevarnos a contemplar a Cristo sufriente en todos los rostros sufrientes de hoy. (Aparecida 407ss). Cristo sale a nuestro encuentro en tantos rostros de la calle, de nuestras urbes, niños sin techo, drogadictos, inmigrantes, excluidos, marginados, ancianos abandonados o enfermos. También ellos son verdaderas catedrales del encuentro con Dios.
Hoy con la pandemia del coronavirus todo el mundo parece alarmado. Pero la peor pandemia es la del corazón. Todos estos días voy a visitar una residencia de ancianos donde tengo a mi madre con tantos otros ancianos. En las visitas a los enfermos especialmente terminales o moribundos, en la compañía silenciosa al enfermo, en el cariñoso trato, en la delicada atención a los enfermos estamos llamados a contemplar a Cristo que arropa con su ternura, fortalece el corazón y nos invita a saber sobrellevar con sentido el dolor y la enfermedad.

ORACION TERCER DOMINGO CUARESMA

FOTO 4
                          



DONDE CONSTRUYES: DICHOSO EL QUE PLANTA SU VIDA EN DIOS

Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor (Sal 1, 1-6)

El primer salmo del salterio junto el profeta Jeremías (Jer 17, 5-10), nos retrata una triste realidad que vivimos en nuestro mundo de hoy. Han abandonado la fuente de agua viva para cavarse cisternas agrietadas incapaces de retener agua. Quien confía en sus fuerzas y aparta su corazón del Señor, pronto quedará defraudado. Quien se aparta de la fuente será como un cardo en la estepa, habitará en la aridez y vivirá en tierra salobre e inhóspita. Por el contrario feliz quien confía en el Señor y pone en Él su confianza, será como un árbol plantado junto a las corrientes de agua que echa raíces y cuando llega el estío su hoja estará verde y seguirá dando fruto. En año de sequía no se inquieta.
Jesús se revela ante la samaritana como la fuente el manantial de agua viva que calma la sed. Cristo se nos presenta en la cruz como el árbol de la vida, como la fuente de la que brota el manantial de agua viva que sacia nuestra sed. Acudamos a él como el salmista como la samaritana que finalmente pide al Señor: Señor tengo sed de ti, dame del agua que calme mi sed. Quienes acaban acudiendo y confiando en Dios con todas sus fuerzas son los pobres. Hay una sed de Dios que solamente los pobres y sencillos pueden conocer. La mirada de los pobres es una mirada contemplativa. La mirada que el pobre deposita sobre una imagen de Cristo o de la Virgen simboliza la ternura y la cercanía de Dios. El pobre contempla, el amor se detiene, contempla el misterio, lo disfruta en silencio. El pobre también se conmueve, derramando toda la carga de su dolor y de sus sueños. La súplica sincera, que fluye confiadamente, es la mejor expresión de un corazón que ha renunciado a la autosuficiencia, reconociendo que solo nada puede. Un breve instante condensa una viva experiencia espiritual.
Es también una expresión de sabiduría sobrenatural, porque la sabiduría del amor no depende directamente de la ilustración de la mente sino de la acción interna de la gracia. Conviene por eso, no menospreciar la llamada espiritualidad popular. Es decir, una espiritualidad cristiana que, siendo un encuentro personal con el Señor, integra mucho lo corpóreo, lo sensible, lo simbólico, y las necesidades más concretas de las personas. Es una espiritualidad encarnada en la cultura de los sencillos, que no por eso es menos espiritual, sino que lo es de otra manera.
Los pobres y sencillos saben percibir y contemplar el Cristo sufriente, lo miran, lo besan o tocan sus pies lastimados como diciendo: Este es el “que me amó y se entregó por mí” (Gal 2, 20). Muchos de ellos golpeados, ignorados, despojados, no bajan los brazos. Con su fe característica se aferran al inmenso amor que Dios les tiene y que les recuerda permanentemente su propia dignidad. También encuentran la ternura y el amor de Dios en el rostro de María. En ella ven reflejado el mensaje esencial del Evangelio. Nuestra Madre hace sentir a sus hijos más pequeños que ellos están en el hueco de su manto.






No hay comentarios:

Publicar un comentario